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El español tiene un sistema ortográfico casi transparente, con 27 letras en el alfabeto que representan 25 fonemas. Aunque la mayoría de grafemas corresponden a un solo fonema, algunos fonemas pueden representarse de varias formas y algunos grafemas representan más de un sonido. La lectura es totalmente transparente siguiendo reglas contextuales, pero la escritura es menos biunívoca debido a que varios fonemas tienen múltiples grafemas posibles, haciendo la escritura más compleja que la lectura.
El español tiene un sistema ortográfico casi transparente, con 27 letras en el alfabeto que representan 25 fonemas. Aunque la mayoría de grafemas corresponden a un solo fonema, algunos fonemas pueden representarse de varias formas y algunos grafemas representan más de un sonido. La lectura es totalmente transparente siguiendo reglas contextuales, pero la escritura es menos biunívoca debido a que varios fonemas tienen múltiples grafemas posibles, haciendo la escritura más compleja que la lectura.
El español tiene un sistema ortográfico casi transparente, con 27 letras en el alfabeto que representan 25 fonemas. Aunque la mayoría de grafemas corresponden a un solo fonema, algunos fonemas pueden representarse de varias formas y algunos grafemas representan más de un sonido. La lectura es totalmente transparente siguiendo reglas contextuales, pero la escritura es menos biunívoca debido a que varios fonemas tienen múltiples grafemas posibles, haciendo la escritura más compleja que la lectura.
El español, desde el punto de vista del grado de predictibilidad de las reglas de
correspondencia entre los grafemas y fonemas es una lengua casi transparente. Existen veintisiete caracteres o letras distintas en el alfabeto, veintinueve grafemas y veinticinco fonemas (por ejemplo, la palabra “cuchillo” tiene seis fonemas, ocho letras y seis grafemas). Esto significa que algunos fonemas tienen más de una representación posible y que algunos grafemas representan a más de un sonido. Para determinar si nuestro sistema es opaco o transparente debemos diferenciar entre lo que ocurre en la lectura y en la escritura. En el caso de la lectura el español es totalmente transparente; a cada grafema le corresponde un solo fonema, con la salvedad de que se deben conocer las denominadas reglas dependientes del contexto. Estas reglas establecen que sonido corresponde a un grafema en función de las letras que le acompañan, generalmente las vocales; por ejemplo si el grafema “c” va acompañado de e/i entonces se lee /-0-/; si está junto a a,o,u, entonces se lee /k/. En el caso de la escritura, la correspondencia no es biunívoca pues a algunos fonemas les corresponden dos o más grafemas. Por ejemplo el sonido /x/ se puede representar por los grafemas g/j; /k/ por c,k,q; /g/ por g,gu; /v/ por b, v, w; /´r/ por r,rr, además de los problemas que representa la letra h a la que no corresponde ningún fonema. Esta particularidad hace que el dominio de la escritura de palabras sea más costoso que el de su lectura.