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principio de caridad
Jorge Sierra
Seminario: Gadamer en la discusión actual
Director: Carlos B. Gutiérrez
Introducción
Como muchos autores han destacado, la filosofía del siglo XX ha sido filosofía del
lenguaje. Y como hemos podido constatar, tanto en la tradición analítica como en la
continental, se ha dado un giro hermenéutico en autores como Gadamer, Quine,
Davidson, Putnam y Rorty. Tal giro ha supuesto una crítica al mito de lo dado y en
consecuencia, ha conducido a un cuestionamiento de la noción ingenua de verdad como
copia de la realidad y al objetivismo. ¿Pero en qué consiste dicho giro en la tradición
analítica y en la continental y qué implicaciones filosóficas tiene? ¿Son equivalentes las
apelaciones a la hermenéutica que se hacen en ambas tradiciones? ¿Son las nociones de
interpretación de las que hablan Gadamer y Davidson similares o complementarias, o por
el contrario son disímiles y excluyentes?
Otra idea de Quine, nacida de su crítica al empirismo lógico, está relacionada con el
rechazo de una filosofía primera y su adopición de una especie de naturalismo. La
filosofía nos se constituye ya más como un discurso puro y a priori que esté por encima
de las ciencias empíricas. Antes bien, hay una especie de continuidad entre los estimulos
sensoriales y las elaboraciones téoricas de la ciencia, por lo cual no es posible desarrollar
una filosofía a priori o filosofía primera. Para Davidson, el rechazo del empirismo de
Quine supone una lectura más afín a la idea de que es posible realizar investigacioners
teóricas genuinamente filosóficas que vayan más alla de la ciencia. En este sentido, el
discurso filosófico guarda cierta independencia del discurso científico, hecho de suma
relevancia para el tema de la interpretación en Davidson y en Gadamer. Para Davidson el
naturalismo no implica necesariamente la naturalización de la filosofía. De hecho para
Davidson ciertos hechos relativos a la mente y al significado no son capturables desde las
explicaciones desde la ciencia natural. Por ejemplo, afirma Davidson, no es posible que
existan leyes que correlacionene los fenómenos mentales con fenómenos físicos. Se
necesitan otros tipos de enfoques para estudiar la mente humana, lo cual asegura, en
cierto sentido, la independencia de las ciencias humanas respeto de las ciencias naturales.
Otro aporte decisivo de Quine, según Davidson, es el relativo al estudio del lenguaje.
Con Quine se dan los elementos decisivos para desarrollar un estudio novedoso del
lenguaje. Por una parte Quine reconoce la futilidad de apelar a entidades platónicas como
lo hizo Frege a la hora de explicar los significados de palabras. Por otra parte Quine
considera que el mentalismo en semántica es insostenible, es decir la tesis de que los
significados son representaciones mentales privadas. El lenguaje es un arte social. 3 En
este sentido, Quine propone estudiar el lenguaje a partir de la idea de traducción radical.
Dado que no es posible dar criterios de identidad sólidos para hablar de significados, es
mejor cambiar de estrategia y hablar de traducción radical, esto es, el intento de
interpretar las oraciones de un determinado lenguaje foráneo en terminos de oraciones
sinónimas de un lenguaje familiar. Con dicho enfoque, Quine llega a una serie de
conclusiones escépticas. La más importante de ellas tiene que ver con la idea de que no
existen cosas como los significados y con la indeterminación de la traducción. Esto es,
con la idea de que no existen hechos objetivos para determinar cuándo dos expresiones
son sinónimas. En consecuencia, si no hay oraciones sinónimas no es posible tener una
teoría semántica con base en la idea de sinonimia. Lo único que es posible es hallar un
conjunto de traducciones que es preciso sopesar y evaluar con el propósito de dar cuenta
1
Davidson, D., “Sobre la idea misma de un esquema conceptual” en: De la verdad y de la
interpretación, Barcelona, Gedisa, 1990, p. 195.
2
Ibid.
3
Quine. W.V.O., “La relatividad ontológica”, La Relatividad Ontológica y Otros Ensayos, Madrid, Tecnos,
1986, pp. 43-92.
del lenguaje foráneo. Pero no hay una traducción única traducción que pueda
considerarse como la mejor traducción. Si no hay hechos objetivos que considerar, la
semántica no puede ser constituirse en una ciencia.
Davidson acepta, como punto importante para su propia teoría semántica, la idea de
Quine de que no hay una traducción que sea la mejor. Lo que existen son traducciones
que pueden considerarse como similarmente buenas. Al aceptar esto, Davidson acepta
también que no hay hechos objetivos quer permitan decidir cuáles traducciones son
correctas y cuáles incorrectas, aunque esto no quiere decir, como veremos, que no sea
posible hablar de traduciones mejores o peores y en este sentido, de traducciones
correctas.
Si no hay hechos que apoyen una teoría semántica, entonces el problema de entender lo
que dicen los otros tiene que ser un problema de interpretación y de cómo llegan a
comunicarse las personas, esto es, es un problema de interpretación radical.
Pero para que el ejecicio interpretativo sea productivo, afirma, Davidson, es preciso
seguir la estrategia de Quine y considerar un lenguaje en principio desconocido, es decir,
colocarnos en una situación de interpretación radical en la que sea posible construir una
teoría del significado de las oraciones para ese lenguaje que se ignora. La idea es que la
interpretación de una oración puede ayudarnos a determinar su significado. Es preciso
que sea una situación radical de interpretación, pues ello permite sacar a la luz supuestos
inadvertidos de la comunicación y el habla.
Pero el punto básico para que funcione la interpretación radical consiste en detectar en el
hablante la capacidad de considerar que sus oraciones sean verdaderas, es decir, la
capacidad de tener creencias: “ya que considerar que una oración que entendemos es
verdadera o falsa es tener una creencia.” 6 La idea central de la semántica de Davidson es,
entonces, explicar los significados de las oraciones recurriendo a sus condiciones de verdad. Y
aquí es donde entra el principio de caridad, ya utilizado por Quine.
Para Davidson, el principio de caridad permite comprender lo que el otro dice pues,
4
Davidson, D., “Interpretación radical” en: De la verdad y de la interpretación, Barcelona, Gedisa,
1990, p.137. El énfasis es mío.
5
Ibid.
6
Davidson, D., “El mito de lo subjetivo” en: Subjetivo, intersubjetivo, objetivo, Madrid, Cátedra, 2003, p.
81.
“En nuestra necesidad de hallarla comprensible, trataremos de
construir una teoría que la haga consistente, creyente de verdades y
un amante de o bueno (todo según nuesttras propias luces, desde
luego).”7
Tambien coinciden en la primacia del problema de la traducción como requisito para una
explicación de la interpretación y la comprensión del otro.
10
Gadamer, H-G., Verdad y método II, Salamanca, Sígueme, 1992, p.401.
11
Ibid., p. 200.
12
Ibid., p.194.
comprensible, dudamos de la transmisión e intentamos adivinar cómo
puede remediarse.”13
13
Gadamer, H-G., Verdad y método, Salamanca, Sígueme, 1992, p. 363.
14
Ibid., p.364.
15
Ibid., p.361.
16
Gadamer, H-G., Verdad y método II, Salamanca, Sígueme, 1992, p. 218.
A continuación, comentaremos brvemente, los nexos que Rorty ve entre el giro
hermenéutico y el giro pragmatico por el que él propugna. Para ello, reconstruiremos
brevemente algunos elementos del pragmatismo clasico.
“Estoy de acuerdo con Chesterton en esta materia. Sé que todos y cada uno de
mis oyentes tienen una filosofía y que la cosa más importante e interesante en
ustedes es el modo con que determinan las perspectivas de sus diversos
mundos. Ustedes piensan lo mismo sobre mí. Y sin embargo, confieso que
siento cierto temor ante la audaz empresa que voy a acometer. Pues la
filosofía, que es tan importante en cada uno de nosotros, no es un asunto
técnico. Es un sentimiento más o menos silencioso de lo que la vida significa,
honrada y profundamente sentida...”17
La “audaz empresa” a la que se refiere James no es nada más y nada menos que hacer una
presentación de un nuevo estilo de hacer y entender la filosofía: el pragmatismo. La idea
central del pragmatismo consiste básicamente en someter las disputas filosóficas a la
criba de sus resultados prácticos, en mirar si y cómo tales controversias pueden afectar a
nuestros asuntos más preciados. A primera vista, según Rorty, esto puede resultar
desconcertante para quien busca la verdad a secas. Para entender mejor la idea de James,
hay que tener en cuenta que el método pragmático supone un rechazo de la idea
tradicional de verdad como correspondencia con la realidad. Pues si se mira con cuidado,
lo que James está afirmando es que llamar a una creencia verdadera no es otra cosa que
decir que tal creencia nos capacita para actuar más eficazmente en nuestro entorno.
Rorty considera que el realismo debe suponer la noción de verdad por correspondencia en
su anhelo de fundamentar la objetividad. Para los realistas, hay una manera correcta de
ser de las cosas así como procesos de justificación de las creencias cuya validez no es
realtiva a los los diversos contextos en que aparecen dichas creencias. Para un realista,
un procedimiento de justificación es racional si permite conducir a la verdad objetiva,
esto es, a una correspondencia con la realidad que exprese el modo en que las cosas
realmente son. En contraposición, desde la hermenéutica es posible, cree Rorty, que el
pragmatismo adopte un modelo conversacional de verdad. Tal modelo acepta como
válido el contextualismo, es decir, la tesis según la cual una persona está justificada a
17
James, W., Pragmatismo, Madrid, Sarpe, 1980, p. 33
creer que p si con respecto a p tal persona satisface las normas epistémicas de la
comunidad a la que ella pertenece. Además tales criterios de justificación son meramente
convencionales, por lo cual carece de sentido indagar acerca de los criteros correctos de
justificación.. Para el pragmatismo la verdad simplemente es aquello “en que nos es
bueno creer” y no una relación privilegiada de correspondencia entre nuestras creencias y
el mundo. No poseemos un acceso directo a la verdad de nuestras creencias aparte de la
justificación que tenemos para darle nuestro asentimiento.
Tal modelo conversacional supone que no existe, como Gadamer sostiene, un meta final
de la investigación y la conversación. El diálogo es infinito y cualquier filosofía que diga
que tiene un término supone quen existe un procedimiento universal para poner de
acuerdo a todo el mundo. Pero el fenómeno de la comprensión escapa a todo
reduccionismo del método, propio de la tradición epistemológica. En este sentido, afirma
Rorty que:
Para Rorty no es necesario apelar a una instancia incondicional no humana para justificar
nuestras creencias, lo cual es el sentido del mito de lo dado: rendirnos a una autotidad no
humana que nos dicte qué hacer con nuestras vidas, pues sin el conocmiento de la verdad
no podemos definir quá hacer con nuestra libertad. Pero justamente, la hermenéutica es la
conciencia de generar descripciones de nosostros mismos cada vez más ricas que
reinterpreten los discursos los discurso del pasado y modifiquen y amplíen nuestra
autocomprensión.
18
Rorty, R., La filosofía y el espejo de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 1986, p. 289.
19
Rorty, R., El pragmatismo, una versión, Barcelona, Ariel, 2002, p. 213.