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Cuadernillo de actividades para

la Continuidad Pedagógica

Nivel Inicial

EFEMÉRIDE
25 de MAYO

Este material fue desarrollado por la Dirección General de Cultura y Educación de la


Provincia de Buenos Aires. Es de distribución y circulación gratuita. Prohibida su venta y
reproducción total y/o parcial.
Cuadernillo de actividades
para la Continuidad Pedagógica

¡CELEBRAR EL 25!

Las y los invitamos a celebrar el 25 de Mayo.

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25 de MAYO
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25 de Mayo - Día de la Revolución de Mayo de 1810

La sociedad y la escuela se detienen para recordar ciertas fechas que resultan


significativas por distintos motivos. Esta puede ser una buena ocasión para
discutir diferentes miradas y también para compartirlas con las niñas y los niños
más grandes del jardín de infantes.

Muchas son las imágenes que solemos recordar de los festejos del 25 de Mayo,
cuando íbamos a la escuela: vendedoras y vendedores ambulantes, el Cabildo, el
chocolate caliente, las exclamaciones de: “Viva la Patria”.

En el último tiempo, las historiadoras y los historiadores han puesto en cuestión las
interpretaciones dominantes que afirman que la Revolución de Mayo de 1810 fue
el origen de la nación. A partir de enfoques renovados, plantearon que los sucesos
de 1810 no deben entenderse como un movimiento de emancipación nacional.
En 1810, no existía la Nación Argentina sino que ésta fue una construcción que
lentamente fue tomando forma a lo largo del siglo XIX. En 1810, “que la Patria
aún no estaba viva” quiere decir que aún no se había formado una idea de destino
común entre los habitantes de aquella porción del Virreinato del Río de la Plata, que
más tarde quedaría encerrada en las fronteras de la Argentina. Quienes habitaban
en ese tiempo no se sentían argentinas y argentinos, en el sentido que hoy le
damos a esta palabra. Mayo fue, en todo caso, el inicio - y no la culminación- de un
proceso largo y complejo de formación de una comunidad nacional. Algo similar
sucedió en el resto de la América hispana que, como consecuencia del derrumbe
de la monarquía española, comenzó su vida independiente1.

Las generaciones mayores narran las historias a las nuevas generaciones. Es por
ello que les acercamos un relato: Anochecer de un día agitado. Se trata de una
ficción inspirada en los acontecimientos históricos de mayo de 1810, debidamente

¹ Para más desarrollo se sugiere la lectura de la entrevista al Dr. Gabriel Di Meglio en


Bicentenario. Pasado y presente de Buenos Aires en clave de Mayo. Ministerio de Educación.
CABA, 2010. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002061.pdf

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documentada. En ella se cuentan los sucesos políticos, tal como fueron vividos, en
el seno de una familia donde convivían diferentes posturas políticas, en la cual se
evidenciaban diferencias sociales en la voz de distintos personajes entrelazados
con los modos de vida cotidiana de la época.

La apuesta es construir espacios en los cuales las personas adultas, madres y


padres, abuelas y abuelos, maestras y maestros, etc.- transmitimos las historias
a las niñas y los niños más pequeños, quienes escuchan las narraciones como
un modo de comenzar a formar parte de las historias colectivas. En este proceso,
asumen la posibilidad de apropiarse de ellas y de seguir transformándolas.
Hablamos de las historias en plural, reconociendo que hay múltiples historias que
pueden y deben entrar al jardín y también, múltiples perspectivas.

Anochecer de un día agitado 2

Hace muchos años, había una nena que se llamaba Eugenia. Vivía con sus
papás, su hermano, sus tíos y sus primas en una casa muy grande. Y en esa casa
tan grande vivían también muchos sirvientes que hacían todas las tareas de la
casa. Una de ellas era Clementina, una negra muy gorda que cuidaba a Eugenia.
Ella la quería más que a nadie y le decía Cleme. ¡Cómo le gustaba a Eugenia la
comida que Cleme le preparaba! Y más que nada, ¡cómo le gustaban las historias
que Cleme le contaba! Sobre todo cuando la hacía reír con sus cuentos y su forma
de contarlos.
Pero el día de esta historia, Eugenia no se reía. Estaba preocupada y un poco
triste. Todo el día había visto que pasaban cosas raras. Sus padres y su tío estaban
nerviosos o enojados. Parecía que se peleaban. Eugenia no sabía muy bien. Pero
nadie quería contarle qué estaba pasando y la sacaron del medio cuando se
quiso acercar a preguntar. Por la calle había mucho barullo también pasaba gente
gritando y hasta parecía que sonaban tiros. Eugenia se había puesto a llorar del
susto. “¿Qué está pasando?” preguntaba. Cleme la llevó a la cocina, le dio un jarrito
de mazamorra y le dijo:
-No llore más, Su Merced. Pórtese bien y quédese calladita. Que si se porta
bien, ya después y en secreto le iba a contar qué pasó.
Por eso Eugenia esperó con ansiedad que llegara la noche, para que Cleme,
su negra querida, le contara qué estaba pasando.

2 Para más desarrollo se sugiere la lectura de la entrevista al Dr. Gabriel Di Meglio en


Bicentenario. Pasado y presente de Buenos Aires en clave de Mayo. Ministerio de Educación.
CABA, 2010. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002061.pdf

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Esa noche, mientras Eugenia se zambullía en las sábanas heladas de su


cama, preguntó a Clementina:
- Clementina, contame. ¿Por qué pelean todos hoy?
-Ay, niña Eugenia, que es muy tarde.
-Contame, Clementina. Me prometiste. Hasta que no me cuentes, no me voy
a dormir.
-¡Mire que es caprichosa, mi niña! Le cuento rapidito y después se me duerme.
-Prometido.
-Pasa que hoy, después de una semana movida como un candombe, sacaron
al virrey del gobierno y lo cambiaron por una Junta.
-¿Un virrey? ¿Qué es un virrey, Clementina?
-¡Ay niña! ¡Si cada cosa que sale de mi negra boca usté va a preguntar!
Espere que ya vamo’ a llegar a esa parte. Le decía que hoy, 25 de mayo, cambió el
gobierno. De tener gobernantes españoles pasamos a tener gobernantes de acá,
nacidos en esta tierra, criollos, como se dice.
-¡Como yo!
-Como usté’, como su hermano, como su padre. Pero no como su madre ni
como su tío Eusebio, que por ese lado de la familia son todos españoles.
-¿No me traerías un jarrito de mazamorra, Clementina? ¡Tengo un hambre!
-No, mi niña, ya comió demasiado! Ahorita que le termino de contar, le traigo
un dulcecito pa’ engañar el estómago. Le decía, entonces, que hoy, 25 de mayo, los
criollos se hicieron cargo del gobierno y dejaron afuera a los españoles. ¡Así que
se imagina cómo están los españoles!
-¡Me imagino cómo está el tío Eusebio, que es español! ¿Y Papá? ¿Qué hizo
Papá?
-¡Ahí está el asunto! El amo es uno de los que fue hoy al Cabildo, a votar pa’
que el virrey se fuera. Y el tío Eusebio, a votar pa’ que se quedara. Y ganaron los que
lo querían sacar. Cuando volvieron a la casa, pa’ el amo era un día de fiesta y pa’
el otro, un velorio. Y ahora, a la noche, la Junta de Gobierno dio orden de prender
toditos lo’ farole’ del Cabildo y de la ciudad. ¡Pa’ que se note la fiesta! ¿Entiende, mi
niña? Así que mandaron encender todas las velas. Pero como llueve y se apagan
los candiles, dijeron que había que prender las velas de todas las casas y que
abran los postigones pa’ que la luz de adentro ilumine las calles.
-¿Y el tío Eusebio aceptó?
-No, qué va a aceptar. ¡Ahí se armó! Al amo meta abrir las ventanas y su
tío meta cerrarlas. Y así están peleando: uno que abre y el otro que cierra. Su tío
Eusebio que dice “Gastar en velas porque unos atropellados sacaron de su puesto
al virrey” “¿Quién va a pagar todo lo que estuvieron gastando esta semana, eh?” Y
grita como un loco.
-¿Y mi Papá qué dice?
-El amo no aguantó más y hace un rato le pegó un trompis al tío Eusebio. Y
siguieron peleando hasta que le partió un paraguas por la cabeza al tío Eusebio.
-¡¿En serio?!

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-¡Que me caiga muerta ahorita mismo si le miento! Y no tiene que decir que
le anduve contando. Tiene que ser un secreto.
-¿Por?
-Porque no son cosas que tienen que saber los chicos. Y que si le cuento es
porque le prometí para que no siguiera llorando.
-¡Contame más cosas, Clementina!
-A estas horas, esta negra vieja lo que precisa es un buen descanso. Y usté’
también, mi niña.
-¡Una, una solita!
-Ni media. Si se me está cayendo de sueño. Ademá’ por estar contando
estas cosas, todavía no acosté al angelito de su hermano. ¡Diga que es un santo
el pobrecito! ¡Ande, a dormir se ha dicho!
-Está bien, pero otro día me contás, ¿sí?

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