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Fuentes, plan y estructura del Código Civil

124. FUENTES

El Código Civil tuvo como fuentes de inspiración el Derecho Romano, el


Código Civil Francés, ciertas leyes españolas derivadas de las Siete Partidas, la
Novísima Recopilación y el Fuero Real, los Códigos de Luisiana, Sardo, de
Austria, de Prusia, de las Dos Sicilias, del Cantón Vaud, Holandés y Bávaro.
La consulta de los códigos recién mencionados se vio facilitada por una obra
de A. Saint Joseph que contiene los textos de todos ellos, llamada Concordancias
entre el Código Civil Francés y los Códigos Civiles Extranjeros, traducida del
francés al castellano por los abogados del Ilustre Colegio de Madrid, F. Verlanga
Huerta y J. Muñiz Miranda. El redactor de estas Explicaciones posee un ejemplar
de la segunda edición hecha en Madrid en 1847; la primera es de 1843.
A las anteriores fuentes de legislación positiva se unen otras doctrinarias, es
decir, obras de autores de distinta nacionalidad, como el alemán Savigny, los
comentaristas franceses de su Código Civil (Delvincourt, Rogron, Mourlon),
algunos juristas ingleses (muy pocos), varios españoles, como Gregorio López,
Tapia, Molina, Gómez, Matienzo, Gutiérrez y, muy especialmente, Florencio
García Goyena. Sus Concordancias y Comentarios al Código Civil Español
(proyecto), publicados en 1852, fueron en muchas materias más seguidos de lo
que generalmente se cree. Respecto del libro de las obligaciones y los contratos
el autor de cabecera es el gran jurisconsulto francés, anterior al “Code Civil”,
pero considerado como su padre espiritual, Roberto José Pothier (1699-1772).

125. ANALOGÍA DEL PLAN DEL CÓDIGO CIVIL CHILENO CON EL DEL CÓDIGO CIVIL
FRANCÉS

El plan del Código Civil Chileno, que es el llamado romano-francés, guarda


analogía con el del Código de Napoleón. Pero a diferencia de este último, que se
divide en un título preliminar y tres libros, el nuestro se divide en un título
preliminar y cuatro libros. El contenido, en uno y otro Código, del título
preliminar y de los dos primeros libros, es más o menos igual en cuanto a las
materias de que se ocupan. Pero en el libro tercero difieren. El del Código
Francés, titulado “De los modos de adquirir la propiedad” trata, en realidad, siete
grandes materias: las sucesiones, las donaciones y los testamentos, la teoría
general de las obligaciones, las reglas especiales de los contratos en particular,
los regímenes matrimoniales, los privilegios e hipotecas y la prescripción. El
Código Chileno dedica su libro tercero a la sucesión por causa de muerte y a las
donaciones entre vivos, y el libro cuarto, a las obligaciones y contratos.
El plan de nuestro Código es más científico que el del Código Francés, cuyo
libro tercero ha merecido muchas críticas por el cúmulo de materias
heterogéneas que contiene.
126. ESTRUCTURA DEL CÓDIGO CIVIL CHILENO

Siguiendo una antigua costumbre, que remonta a los cuerpos legales


romanos, los códigos modernos se dividen en libros, y éstos en títulos. Cada
título se ocupa de una materia especial: el matrimonio, la tradición, asignaciones
testamentarias, la compraventa, etc.
El Código Civil Chileno comprende un título preliminar y cuatro libros,
seguidos del “título final”. Cada libro se divide en títulos y muchos de éstos en
párrafos. Por último, el Código se distribuye en artículos, desde el 1º al 2524,
más el artículo final.
El “Título preliminar” trata todo lo relativo a la ley y da la definición de varias
palabras de uso frecuente en las leyes. “Consigna nociones y definiciones que se
refieren igualmente a todas las ramas del Derecho. Se las ha colocado en este
Código por ser el más general y porque fue el primero que se dictó entre
nosotros”.
El libro I se titula “De las personas”. Habla de las personas naturales en
cuanto a su nacionalidad y domicilio; del principio y fin de su existencia; del
matrimonio; de las diferentes categorías de hijos (legítimos, naturales e
ilegítimos no reconocidos solemnemente); de las pruebas del estado civil; de la
emancipación; de las tutelas y curatelas; de las personas jurídicas, etc.
El libro II se titula “De los bienes y de su dominio, posesión, uso y goce”.
El libro III se denomina “De la sucesión por causa de muerte y de las
donaciones entre vivos”.
El libro IV, titulado “De las obligaciones en general y de los contratos”, habla
de las diferentes clases de obligaciones; del efecto de ellas; de los modos de
extinguirlas (pago efectivo, novación, remisión, etc.); de su prueba; de las
convenciones matrimoniales y de la sociedad conyugal, que forman parte del
régimen de la familia; de las diversas clases de contratos (compraventa,
arrendamiento, sociedad, etc.); de los cuasicontratos; de los delitos y
cuasidelitos civiles; de la fianza; de la prenda; de la hipoteca; de la anticresis;
de la transacción; de la prelación de créditos, y de la prescripción.
El título final consta sólo del artículo final.

Cualidades y defectos del Código Civil

127. CUALIDADES

“Nuestro Código Civil no es una copia servil de los códigos españoles que
rigieron en Chile, ni una traducción del Código Francés y demás Códigos
modernos. Muchas de sus disposiciones han sido tomadas a la letra, ya de una,
ya de otra legislación; pero en su conjunto tiene el Código un carácter marcado
de originalidad a que debe en gran parte su mérito”.1
Se sirvió el legislador patrio de los códigos modernos de su época, pero “sin
perder de vista las circunstancias peculiares de nuestro país”.

1L. CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, tomo I, Santiago, 1898, Nº 34, p. 21.
Del tomo I de esta obra hay otra edición remozada en algunos puntos; fue publicada en 1942. En 1979 se hizo una reimpresión.
El método del Código Civil Chileno es excelente; todas las materias se hallan
muy bien ordenadas.
“A semejanza del Código Francés, y de acuerdo con los principios de nuestra
Constitución Política, ha consagrado la más absoluta igualdad de todos los
chilenos ante la ley; ha reconocido la inviolabilidad y facilitado la libre circulación
de la propiedad; ha garantido la libertad de las transacciones y contribuido de
este modo a la riqueza pública”2, conforme a la economía de la época.
Nuestro Código fue el primero que estableció el principio de igualdad entre
nacionales y extranjeros, respecto a la adquisición y goce de los derechos civiles.
También fue el primero en legislar de una manera completa y precisa sobre
las personas jurídicas.
En materia de Derecho Internacional Privado, consignó principios que sólo
mucho tiempo después incorporaron leyes de otros países.
En lo relativo a la propiedad, realiza el Código adelantos muy importantes:
da un fundamento sólido a la propiedad inmueble al establecer la institución del
Registro Conservatorio de Bienes Raíces, registro solemne en el cual deben
inscribirse todas las propiedades y anotarse las transferencias y gravámenes;
en una palabra: ahí se lleva la historia completa de los bienes inmuebles; abolió
los mayorazgos; simplificó el régimen hipotecario, etc.
En cuanto a la sucesión, el Código Civil es liberal y equitativo; restringe la
libertad de testar sólo cuando hay ciertos parientes llamados legitimarios.
No llegó el Código a consagrar la secularización del Derecho (cosa que
hicieron leyes posteriores), pues dejó entregada la constitución de la familia y la
comprobación del estado civil a las leyes canónicas; fue ésta una transacción en
homenaje a las ideas dominantes.3
En cuanto al lenguaje, nuestro Código Civil se destaca por la elegancia y
sobriedad del estilo, la pureza de las expresiones y la claridad y precisión de sus
normas.
El Código Civil Chileno, en su conjunto, es superior al de Napoleón, porque
todos los vacíos que éste tenía, y que pusieron de relieve la jurisprudencia y los
autores franceses, fueron considerados por Bello al forjar su obra.

128. DEFECTOS

El mismo Mensaje con que fue presentado el Proyecto al Congreso, hacía


notar que la práctica descubriría sus defectos e indicaría las reformas necesarias.
El Código presenta contradicciones entre algunos de sus preceptos; pero son
escasas y las veremos en el curso de su estudio.
Hasta hace algunos años nuestro Código se encontraba muy atrasado en
algunas materias, tales como el contrato de trabajo, relaciones entre el patrón
y empleados domésticos, investigación de la paternidad, derechos de los hijos
naturales, capacidad de la mujer casada, etc. La causa de tal atraso debe
relacionarse con las ideas y prejuicios imperantes en la época de la dictación del
Código; esas circunstancias condicionaron los preceptos que contenía nuestra
legislación. Pero las leyes modificatorias del Código Civil lo han modernizado

2 L. Claro Solar, obra citada, tomo I, p. 21.


3 L. Claro Solar, obra citada, tomo I, p. 21.
poniéndolo en armonía con la realidad social posterior, inspirada en nuevos
ideales de justicia, muy diversos, por cierto, a los de 1855. Hoy por hoy la
evolución continúa y ha de seguir, porque incluso las reformas han sido
superadas por la aceleración del progreso.
El Código Civil Chileno incurre también en algunos errores científicos, como
el del artículo 76, que “presume de derecho que la concepción ha precedido al
nacimiento no menos que ciento ochenta días cabales, y no más de trescientos,
contados hacia atrás, desde la medianoche en que principie el día del
nacimiento”.
La ciencia ha demostrado la variabilidad de estos plazos; de ahí que sea
desacertado presumirlos de derecho, con lo cual no se admite la prueba
contraria.
Otro yerro de nuestro legislador es el confundir la “enfermedad mental” con
la “demencia” (artículos 456, 457, 1447, etc.). El término demencia sería solo
una especie de enfermedad mental; pero hemos de señalar, en honor de Bello,
que en sus tiempos el vocablo demencia tenía una gran amplitud y designaba
muchos estados psicóticos, es decir, trastornos mentales graves.4
A pesar de los defectos, el Código Civil Chileno figura, entre los del siglo
pasado, como uno de los mejores y más completos.

Elogios sobre el Código Civil y su influencia americana

129. ELOGIOS

Publicado el Código Civil, el Gobierno de Chile remitió ejemplares a diversas


corporaciones científicas y a notables jurisconsultos de Europa y de América. El
aplauso fue la respuesta.
Y el eco favorable perdura hasta nuestros días. En el Traité de Droit Comparé
de Arminjon (autor francés), Nolde (maestro ruso) y Wolff (profesor alemán),
publicado en París en 1950, se dice que el Código Civil Chileno luce una “técnica
perfecta: es claro, lógico y coherente en todas sus disposiciones. Andrés Bello
puede ser considerado a justo título como uno de los grandes legisladores de la
humanidad.5 Se hace resaltar que nuestro Código está lejos de ser una copia
servil del Código de Napoleón y que presenta rasgos originales. Más adelante,
se expresa que la influencia del Código Civil Chileno en las instituciones del
Derecho Civil de otros países no debe causar admiración, porque “el Código
chileno es un monumento notable que no podía sino dejar huellas profundas
sobre la legislación de la América del Sur”: “Le Code chilien est un monument
remarquable qui ne pouvait pas laisser de traces profondes sur la législation de
l’Amérique du Sud”.6

130. INFLUENCIA

4 J. A. BRUSSEL y G. L. GANTZLAAR, Diccionario de Psiquiatría, traducción del inglés, México, 1972, p. 88.
5 ARMINJON, NOLDE et WOLFF, Traité de Droit Comparé, tomo I, París, 1950, p. 163.
6 Idem, p. 165.
El influjo de nuestro Código Civil se palpa en la casi totalidad de las
legislaciones sudamericanas y en algunas de Centroamérica.
El Ecuador adoptó íntegro el Código Chileno, con algunas pequeñas
modificaciones que se encuentran prolijamente anotadas en el discurso de
incorporación de don José Bernardo Lira a la Facultad de Leyes y Ciencias
Políticas, titulado “Necesidades de la revisión del Código Civil”.
El Código Civil Uruguayo, promulgado el 23 de enero de 1868, fue redactado
por el doctor Narvajas, que siguió al nuestro en parte considerable.
El informe de la Comisión Revisora que lo aprobó, señala entre los
antecedentes de este cuerpo legal, en primer lugar, “los códigos de Europa, los
de América y, con especialidad, el justamente elogiado de Chile”.
En el informe de la Comisión Revisora del Proyecto de Código Civil de la
República de Nicaragua, se deja testimonio de haberse seguido el método y plan
de Código Civil Chileno, “que es en realidad el más completo, como que en su
formación se consultaron varios códigos de Europa y América”.
El ilustre jurisconsulto argentino don Dalmacio Vélez Sarsfield, al remitir al
Ministerio de Justicia de su país el libro primero del Proyecto de Código Civil, el
21 de junio de 1865, manifiesta que para ese trabajo se ha servido,
principalmente, entre otros, “del Código de Chile, que tanto aventaja a los
Códigos europeos”.

Leyes complementarias y modificatorias del Código Civil

131. REFERENCIA

Con posterioridad a la promulgación del Código Civil, se han dictado una


serie de leyes destinadas a complementar sus preceptos, o a sustituirlos por
otros más adecuados a la época, sin perjuicio, aún, de la introducción de
instituciones nuevas. El acento aparece sobre todo en el Derecho de Familia.
Dar una lista acabada de las leyes complementarias, modificatorias o
innovadoras de nuestro Código Civil, fuera de largo y fatigoso, sería inútil; cada
una de ellas tendrá análisis en el campo pertinente. Por lo demás, en las
ediciones oficiales del Código que periódicamente se publican están incluidas.
Una de las últimas modificaciones del Código Civil en este sentido fue hecha
por la ley Nº 18.802, publicada en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989.
Principalmente busca conciliar la plena capacidad de la mujer con el régimen
legal de bienes en el matrimonio llamado sociedad conyugal.
Otra de esas leyes es la Nº 19.335 de 23 de septiembre de 1994, que
establece el régimen matrimonial de participación en los gananciales y modifica
el Código Civil, la ley de Matrimonio Civil, la ley sobre Registro Civil y los otros
cuerpos que indica; además consagra la institución de los bienes familiares.
Obedeciendo el mandato de una de las disposiciones de esta última ley se
dictó el Decreto con Fuerza de Ley Nº 2-95, del Ministerio de Justicia, publicado
en el Diario Oficial de 26 de diciembre de 1996, que fija el texto refundido,
coordinado y sistematizado del Código Civil y de otras leyes complementarias.
Sin duda, a causa de los naturales e incesantes cambios que presentan las
sociedades, determinados por razones de variada índole, políticas, económicas,
de progreso científico y otras, traerán, cada cierto tiempo, nuevas reformas y,
quizás, la sustitución del Código mismo. Si así llega a suceder, ojalá que el
cuerpo legal emergente cumpla, dentro de los renovados moldes históricos de
su época, un papel tan alto y digno como el de Andrés Bello López.
Eugenio Orrego Vicuña, en su obra ya citada (pág. 92, nota 3), no sin razón
ha dicho que “el Código Civil, aún después que el espíritu de sus disposiciones
principales haya envejecido por completo, quedará como un monumento de la
lengua. Los códigos del futuro, adecuados a la realidad y al espíritu de las
épocas, reglamentarán las modalidades de una sociedad en devenir, tal vez de
una sociedad sin clases económicas opuestas, pero no podrán presentarse como
modelos más acabados en el sentido de su virtuosismo, de su perfección
técnica”.

Responda las siguientes preguntas:

1.- Que importancia tiene el código civil chileno en el derecho civil en el


continente americano.

2.- Como fue evaluado nuestro Código civil por la doctrina europea de los años
50.

3.- Cual es la estructura del Código civil chileno.

4.- En que se diferencia el Código civil chileno de su homónimo francés.

5.- Cuales son las fuentes que tuvo a la vista Andrés Bello al redactar nuestro
Código civil.

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