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888 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

El Proyecto de la comisión revisora fue entregado al Ejecutivo en los primeros


días del mes de julio de 1984. El Código Civil fue promulgado por el presidente
Fernando Belaúnde, durante su segundo periodo de gobierno y siendo ministro
de Justicia doctor Max Arias Schreiber, mediante Decreto Legislativo N.° 295
del 24 de julio de 1984. El Código entró en vigencia el 14 de octubre de 1984.
b) Corrientes jurídicas que han influido en el Código de 1984. El Código vigen­
te, al igual que los códigos de 1852 y de 1936, se ubica dentro de la familia del
Derecho romano-germánico.
Han influido en el Código del 84, la Constitución Política de 1979, el Código
Civil del 36, la doctrina y la jurisprudencia elaborada en torno a este Código,
así como la legislación, la doctrina y la jurisprudencia comparadas, pero fun­
damentalmente el Código Civil italiano de 1942, modernizado y actualizado
por la doctrina y jurisprudencia de aquel país.
El Código italiano de 1942, el más notable de este siglo, es el producto del
encuentro de dos monumentales tradiciones jurídicas, como son el Code
Napoleón y la escuela de la exégesis, con que se inicia el siglo xix, y la escuela
pandectista alemana traducida legislativamente en el famoso B. G. B. con que
se cierra el siglo xix. Estas dos tradiciones se enriquecieron por el influjo de
otros códigos, entre los cuales resalta el suizo de las obligaciones, que absorbe
la materia comercial. Este Código italiano, ampliado por la jurisprudencia y la
doctrina en sus 48 años de vida, ha predominado decisiva y notablemente en
el Código peruano del 84, sin que ello signifique desmerecer la concurrencia
de todos los otros códigos o proyectos de códigos dictados en el transcurso de
los siglos xix y xx, que han servido, unos más que otros, como motivos inspi­
radores, en cuanto son adaptables a las necesidades de la realidad nacional.
c) Sistemática. El nuevo Código Civil, como la mayoría de los códigos que se han
promulgado en el siglo xix, se adecúa a la división delineada por Savigny16
hace ya más de una centuria. Los 2.132 artículos de que consta el Código están
distribuidos en doce partes, que son las siguientes:
Título preliminar;
Libro I: Derecho de las personas.
Libro II: Acto jurídico.
Libro III: Derecho de familia.
Libro IV: Derecho de sucesiones.

16 La sistemática delineada por Savigny fue adoptada por el B. G. B., alemán que establece una dicotomía
(no seguida por nuestro Código): parte general y parte especial. La primera comprende personas, cosas
y hechos jurídicos; y la segunda, obligaciones, cosas, familias y sucesiones.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 889

Libro V: Derechos reales.


Libro VI: Las obligaciones.
Libro VII: Fuentes de las obligaciones.
Libro VIII: Prescripción y caducidad.
Libro IX: Registros Públicos.
Libro X: Derecho internacional privado.
Título final.

Es digno de resaltar en la sistemática del Código el hecho de que la regulación


de la teoría general del acto jurídico sea tratado inmediatamente después del libro
dedicado a las personas, a diferencia del Código del 36 que lo hacía en la sección pri­
mera del libro quinto, que trataba Del Derecho de obligaciones. Zitelman, en 1906,
sustentaba que una parte general se justificaba tan solo para la disciplina del negocio
jurídico, porque a las demás relativas a las personas y las cosas corresponde ubicarlas
con más propiedad en la parte especial; por ello, aconsejaba que se abriera un solo
libro para el negocio jurídico, eliminándose la parte general del B. G. B., porque se
dificultaba su comprensión por sus abstracciones. Sin embargo, estimamos que es
un acierto que se haya empezado la codificación civil por el Derecho de personas y
seguidamente por los actos jurídicos que estas realizan.

Técnicamente, el Código adopta el sistema de regulación mediante principios ge­


nerales adaptables a la realidad concreta. El sistema de la regulación casuística, del cual
es claro ejemplo el Código prusiano de 1794, está superado por cuanto no es posible
acoger legislativamente una realidad cada día más cambiante, diríamos, en eclosión.

Se abusa de las normas de remisión a la legislación especial, omitiendo así regu­


lar materias de estricta naturaleza civil, y por ello el legislador del 84, resulta siendo,
paradójicamente, “un codificador descodificador”.

SECCIÓN II: EL DERECHO ANGLOAMERICANO

219. El Derecho inglés

219.1. Orígenes del Derecho inglés


Como sostiene Jenks17, los ingleses o anglosajones no fueron los primeros
pobladores del país que después tomó su nombre, sino que estos llegaron cruzando

17 Jenks, Edward, El derecho inglés, traducción por José Paniagua Porras, Madrid: Reus, 1930.
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el mar desde las costas occidentales de la parte septentrional del continente europeo,
en una sucesión de emigraciones que tuvo lugar desde el siglo v hasta el x d. C. Estos
inmigrantes adoraban a los dioses escandinavos Thor y Odín y a los espíritus de sus
antepasados. Hablaban diversos dialectos. Eran guerreros, entendidos en las artes
del mar y la pesca; también conocían la agricultura y la ganadería. Ellos fueron los
primeros colonizadores que después se extendieron por todo el país.

A la llegada de los primeros colonizadores ingleses y por mucho tiempo después,


la isla de Bretaña estaba poblada por una raza inmigrada del continente, más meridional
que la de donde los ingleses procedían. Después de estar establecidos como indepen­
dientes por dos o tres centurias, fueron conquistados por los romanos. Se desconoce
si los bretones encontraron la isla vacía o si dominaron a otras razas anteriores.

No se sabe si las leyes llamadas de los anglosajones (Anglo-Saxon Laws) eran


puramente inglesas o eran la recopilación de las costumbres de los ingleses y de los
bretones romanizados. Pero cualquiera que sea la verdad, estas leyes no estaban
hechas para toda Inglaterra, sino para parte de ella o para ciertas razas o familias allí
establecidas. No existe un cuadro completo de la vida jurídica de aquellos tiempos.
Los ingleses de los siglos vn y vm raramente escribieron las leyes y las costumbres.
Como en todos los pueblos primitivos, la organización es localista por lo difícil de las
comunicaciones entre los distintos grupos de población.

El inglés de los siglos vm y ix no especulaba mucho sobre los orígenes de las


reglas de conducta: si algo pensaba de ello, era que “siempre habían sido así”. Las leyes
no son aprobadas como una moderna ley del Parlamento. Las leyes antiguas denlos
ingleses daban por sentada la existencia de una masa de reglas o prácticas, inmemo­
rialmente antiguas, inalterables y espontáneamente observadas que ningún hombre
podía crear ni alterar. Esta situación continuó idéntica luego de la conversión de los
ingleses al cristianismo (siglos vn y vm) y se puede afirmar que nunca desapareció
en absoluto.

Las leyes de los anglosajones desconocían la distinción de la jurisprudencia


inglesa moderna entre leyes sustantivas y de procedimiento, civiles y penales, Dere­
cho público y privado, ni la distinción entre los asuntos seculares y eclesiásticos (por
ejemplo, reglas sobre la observancia de la cuaresma están junto a otras sobre el robo
con escalamiento).

La conquista normanda de Inglaterra se produjo con la victoria de Guillermo


de Norman día, en Senlac, en el año 1066. Los normandos eran aventureros militares,
analfabetos, saqueadores, crueles y opresores, pero sus funcionarios, llamados civilians,
eran unos genios del orden y del método: gustaban de los documentos y los registros.
Ambas clases sociales de normandos, militares y funcionarios, contaron con un jefe
común de un genio político excepcional que pudo evitar los excesos de sus súbditos;
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 891

no pudo evitar que sus barones cobraran peajes en el país conquistado, pero ordenó
que tales exacciones no se llevaran al extremo de provocar en los naturales la deses­
peración y revolución.

Los efectos inmediatos de la conquista por los normandos fueron la introducción


de nuevas discriminaciones raciales —esta vez entre franceses e ingleses—, una forma
nueva y bárbara de ordalía (juicio por batallas), la separación de cortes eclesiásticas
de los condados y subdivisiones, la sujeción de los bosques a una ley extranjera y
opresiva, “ley de bosques”, protegiendo la caza real y una clase de feudalismo militar
que le dio a la jurisdicción señorial una base nueva18.

Los normandos establecieron los tribunales reales para hacer valer los derechos
del monarca contra los vasallos reales. Estos tribunales llegaron a constituir un meca­
nismo completo para hacer valer las reclamaciones de la Corona (Pleas ofthe Crown)y
también para decidir las reclamaciones de los súbditos entre sí (Common pleas). El rey
Guillermo prometió a los ingleses la vigencia de sus leyes (o como él lo explicó: “Los
derechos que tenían en el día en que el rey Eduardo el Confesor había estado vivo y
muerto”). El derecho inglés se vio reforzado de una manera verdaderamente original.

Antes de la conquista no había un Derecho inglés en todo el país, sino muchas


costumbres inglesas locales. Esto era intolerable para los ordenados y metódicos nor­
mandos que establecieron tribunales reales de justicia en todo el país, compuesto de
tribunales centrales y tribunales locales. Este sistema estuvo implantado en su totalidad
a mediados del siglo xiii e inmediatamente se inició la elaboración de un Derecho
común (Common law) para todo el país, desde Tweed hasta el canal.

La corte del rey gozaba de una posición especial: “Sobre y por encima de todo
están los alegatos de la Real Corte que preserva el uso y la costumbre de su Derecho
en todo momento y en todo lugar y con constante uniformidad”. El justiciero en un
sentido muy real era un virrey autorizado para actuar en asuntos reales. Los primeros
justicieros fueron el obispo Roger de Salisbury (m. 1139) ysir Richar de Lucy (retirado
en 1178). Enrique I nombró justicieros locales para atender asuntos de la Corona en
condados particulares o grupos de condados. Esto permitió una extensión de la justicia
real sin extender los poderes de los sheriffs. Enrique II, en 1166 nombró dos jueces para
que viajaran por todo Inglaterra. En 1176 los jueces itinerantes estaban organizados
en seis circuitos. El foco central del gobierno real era la Curia Regis (la Corte del rey),
el cuerpo de consejeros y cortesanos que asistían al rey. La Curia Regis seguía al rey
donde fuera. Con Enrique II se estableció una corte real estacionaria; ordenó que cinco

18 Baker, J. H., Ari introduction to English Legal History London, Londres: Butterworths, 1979, parte i,
cap. n, traducción de María Elena Padilla Bendezú, en Materiales de lectura, publicado para uso de los
estudiantes de magíster en Derecho con mención en Política Jurisdiccional e Historia de la Jurisdicción,
Pontificia Universidad Católica del Perú, 1998, p. 36.
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jueces permanecieran in curia regis y no salieran de ahí y que debían remitirle al rey
solo los casos complejos. Desde 1200 existía la práctica de nombrar cierto número
de caballeros en cada condado para mantener la paz; durante el reinado de Eduardo
III estos funcionarios se convirtieron en jueces de paz.

A partir de 1485, los litigantes que no tenían acceso a los tribunales reales podían
recurrir al rey, que se pronunciaba en casos excepcionales en nombre de la equidad
(equity); pero como las peticiones crecieron en número, en el siglo xvi salieron de las
manos del rey para ser examinadas por un órgano especial: el Tribunal de la Cancillería,
que decidía según las reglas de la equidad (Rules ofEquity).

Los normandos establecieron también el sistema de reyes o circuitos periódicos


recorridos por los jueces del rey, a través de los Condados que tomaron forma definitiva
en el reinado de Enrique II. En los siglos xn y xm se introdujo el sistema de jurado,
por el cual los cuerpos juramentados de vecinos de la localidad daban “sus verdaderas
contestaciones (veredicto)” a las preguntas que les formulaban los jueces del rey. Esto
permitió a los jueces reales tomar conocimiento depurado y completo de las variadas
costumbres del reino. La justicia era administrada aplicando la costumbre de cada
localidad. Los jueces del rey que se reunían periódicamente en Londres, entre circuito
y circuito, convinieron entre ellos en llevar a cabo una refundición de las costumbres
locales para formar un sistema común y unificado de aplicación a todo el país, tanto
por los tribunales centrales cuanto por los comisionados reales en los circuitos. Así
nació la división del trabajo entre jueces y jurados —el jurado establece los hechos y
el juez declara el Derecho— que hasta hoy rige en Inglaterra.

219.2. El Common Law


En el proceso de unificación que originó un Derecho común (Common law) para
todo el país, adquirió realidad el proverbio judge makes Law (el juez hace el Derecho),
por haber sido moldeado y establecido autoritativamente por los jueces, pero que nació
y se desarrolló en el pueblo, pues de sus costumbres y de sus prácticas fueron sacados
sus materiales. La primera obra expositiva del Common law fue escrita en el siglo xm
por el famoso juez Henry de Bratton que tituló a su obra: Leyes y costumbres de
Inglaterra, para dar a entender que la costumbre había sido la fuente de su inspiración.

El Common law no tiene un origen puramente inglés, porque es indudable que


el feudalismo introducido por los conquistadores normandos produjo un cambio
radical en las leyes de Inglaterra. Como forma de gobierno, el feudalismo se derrumbó
en Inglaterra antes que en los países del Occidente europeo, pero como sistema de la
propiedad de la tierra se conservó mucho más tiempo en Inglaterra que en ninguno
de los demás países. En el sistema feudal, el rey, cabeza de la pirámide feudal, delega
el gobierno de ciertos distritos o feudos a sus partidarios y guerreros; estos subdelegan
XV Sistemas jurídicos contemporáneos 893

la posesión de sus distritos en otros subposeedores o vasallos; y estos, a su vez, en


otros que están en relación directa con la tierra que trabajan personalmente. Debido
a que los poderes de gobierno de los señores feudales fueron retenidos por los reyes
de la monarquía anglonormanda, los derechos de los propietarios de la tierra sobre
sus vasallos y campesinos fueron más derechos de propiedad que de gobierno, y el
feudo como la finca de propiedad del señor feudal. De este modo, el feudalismo con­
tribuyó a la formación del Derecho inglés con la rama del Derecho de la tierra (Latid,
law) que formó parte del Common law. Muchas de sus características fueron abolidas
por la restauración en 1660 y lo que restaba de él ha sido abolido por más reciente
legislación. Pero sus principios fundamentales dominan todavía hoy el Derecho de
propiedad en Inglaterra.

El Derecho canónico también ha influido en el Derecho inglés, aunque sin formar


parte integrante del Common law. Los ingleses, a diferencia de los bretones primitivos,
fueron evangelizados por los misioneros enviados de Roma. Hasta la Reforma del siglo
xvi ningún gobernante inglés negó la jurisdicción papal en materia de creencias y
culto, correcciones en el orden moral, disciplina eclesiástica, validez de matrimonios,
legitimidad de la descendencia, ejecución de disposiciones testamentarias, distribución
de los bienes muebles de personas fallecidas y apreciación de las condiciones de los
aspirantes a los beneficios eclesiásticos. Los tribunales eclesiásticos, llamados tribu­
nales de Cristo, que aplicaban la ley de la Iglesia y el Derecho canónico, existieron en
Inglaterra paralelamente a los tribunales del rey que aplicaban el Common law y los
tribunales feudales que mantenían las costumbres del feudo. La reforma del siglo xvi
(que repudió la autoridad del pontífice) y la guerra civil del siglo xvii hicieron declinar
a los tribunales eclesiásticos. En 1857, por una ley del Parlamento, la competencia
de los tribunales eclesiásticos sobre la prueba y autenticidad de los testamentos, la
administración de los bienes muebles de los fallecidos y la jurisdicción matrimonial,
fueron transferidos a los tribunales reales que, sin embargo, siguieron aplicando en
estas materias las mismas leyes que aplicaban los tribunales eclesiásticos.

Otro Derecho que no era propio de Inglaterra, pero que influyó en el Derecho
inglés, fue el mercantil, esto es, los usos y costumbres desarrollados por los comercian­
tes de Europa, por tierra o mar, para solucionar las cuestiones y diferencias surgidas
entre ellos. La sustitución de las rutas de las antiguas caravanas de principio de la Edad
Media por la apertura de nuevas rutas en el Mediterráneo y el Atlántico, el aumento
del uso de buques en el Báltico y la apertura de las grandes vías del Atlántico en los
siglos xv y xvi originaron el creciente desarrollo de nuevas leyes consuetudinarias
y de los nuevos códigos, como el Consulado del Mar (para el Mediterráneo), las le­
yes de Wisby (para el Báltico) y los Roles de Olerón (para las costas del Atlántico).
Era vital para los comerciantes contar con un cuerpo de leyes universales que los
protegieran de la arbitrariedad y del trato poco amistoso de que eran víctimas en los
países donde realizaban sus negocios. Por eso rehusaban viajar a países extranjeros,
894 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

a menos que existiesen tribunales de comercio que aplicaran las reglas comerciales
conocidas y aceptadas universalmente, como el que estableció una ley del Parlamento
inglés de 1353, según el cual, se debía resolver “por las leyes mercantiles, en todo lo
referente a las mercancías, y no conforme al Common law”. En 1477, el Parlamento
inglés dispuso que a cada feria correspondía un tribunal de pie-powders (tribunales
de los pies empolvados, porque así los llevaban los que a ellos acudían). A comienzos
del siglo xvii, Malynes escribió su obra Lex Mercatoria, que hizo accesible a todos
los juristas el conocimiento de las letras de cambio, los conocimientos de embarque,
cartas-órdenes de crédito, contratos de fletamento, pólizas de seguros, liquidación
de averías, préstamo a la gruesa, resguardos de depósitos, cuentas en participación,
marcas de fábrica, reclamaciones de salvamento, etc. En el siglo xvm el juez Mans-
field emprendió la tarea de absorber en el Common law aquellas reglas de Derecho
mercantil que no eran incompatibles con los principios fundamentales del Derecho
inglés. A fines del siglo xvm (Mansfield murió en 1793), las transacciones comerciales
entraron en la competencia de los tribunales del rey, desapareciendo los tribunales
locales (cuasi extranjeros), excepto el Court ofPassage de Liverpool y el Tolzi Court
de Bristol. Los asuntos marítimos son compartidos entre los tribunales de Common
law y los de almirantazgo, pero estos también son tribunales del rey y las reglas jurí­
dicas que aplican, aunque de origen extranjero, hoy forman parte del Derecho inglés.
Mucho antes de la desaparición de los tribunales de comercio habían sido destruidos
los tribunales feudales y limitadas considerablemente las facultades de los tribunales
de la Iglesia, debido al deseo del Estado de absorber todas las facultades referentes a
la administración de justicia.

A partir de 1832 se realizan a cabo en Inglaterra grandes reformas procesales


bajo el influjo de Jeremías Bentham. La estructura dualista del Derecho inglés, por
una parte las reglas del Common law, aplicadas por los tribunales reales y por otra
las reglas de la Equity aplicadas por la Cancillería, se unifican por la Judicatures Acts
(1873-1875). Los tribunales reales, cuyo procedimiento se ha unificado y modernizado,
quedan establecidos como tribunales de derecho común. Desde esta época se inició
en Inglaterra una evolución paulatina hacia la vía legislativa19.

219.3. Fuentes del Derecho inglés


En el Derecho inglés toda norma de conducta presenta una de estas dos formas:
la decisión o resolución de un juez o tribunal, o la promulgación de una ley.

Es la forma judicial más antigua. Mucho antes que apareciera la primera ley,
los jueces del rey habían estado dictando sentencias y estableciendo normas de

19 Marín Pérez, Introducción a la ciencia del derecho, ob. cit., p. 145.


XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 895

conducta que habían sido registradas cuidadosamente en los Rolls. Los jueces del
rey, establecidos en la segunda mitad del siglo xu, no tenían ninguna regla formal­
mente establecida que aplicar. Estos jueces durante los siglos xu y xm encontra­
ron en el Corpus luris Civilis romano su fuente de inspiración y probablemente a
ello se debe el individualismo del Common law. Tanto el Derecho romano como
el inglés: consideran a la sociedad, más como una colección de individuos a los que
se garantiza una esfera de acción definitiva, con derecho a reclamar contra el que la
perturbe en ella, que como una comunidad en que los intereses individuales han de
subordinarse al bien común.

Pero la influencia del Derecho romano en la formación del Derecho inglés fue
solo indirecta, porque los jueces del rey de los siglos xii y xm no se dedicaron a aplicar
las reglas del Corpus luris Civilis, sino a reunir y condensar las diversas costumbres
locales, reduciéndolas a fórmulas generales aplicables a todo el país (el Common law).
Pero esto no se logró por una vía sistemática, sino en cada caso que surgía, oyendo
primero los hechos, la apreciación de la prueba, el veredicto del jurado y el pronuncia­
miento de la sentencia, para decidir así cuál de las partes había infringido la costumbre
aplicable. En los primeros días el juez del rey, en un solo acto, enunciaba la regla y
la aplicaba al delincuente, pero este ya conocía la regla por la experiencia de su vida
diaria. El Derecho judicial inglés se basa en la práctica secularmente establecida de la
observancia del precedente judicial.

En los últimos años del siglo xm (1285) se comenzaron a anotar los argumentos
de las partes y la actuación de los jueces y tribunales, surgiendo así la profesión de
repórter, cuyas notas se encuadernaban por años (year books), de donde los aboga­
dos y las partes litigantes sacaban sus argumentaciones para las contiendas forenses.
Con la invención de la imprenta se reunieron e imprimieron los year books. Ahora
los informes de estas colecciones aparecen seleccionados y coordinados para evitar
superposiciones y repeticiones.

En la presente época de actividad legislativa, los jueces y abogados tienen que


citar los preceptos legales contenidos en las actas del Parlamento y de otros organis­
mos competentes del Estado, además de los casos resueltos antes, a los que dedican la
mayor parte de su actuación. Cada caso debe ser resuelto de acuerdo con la opinión
anteriormente expuesta, salvo que haya sido derogada por un tribunal superior o por
una ley del Parlamento.

La doctrina del precedente judicial libra al Derecho judicial de caer en la ar­


bitrariedad y lo orienta hacia la rigidez y la continuidad; el juez, por lo menos en la
forma, se limita a declarar el Derecho, en vez de hacerlo, lo cual imprime orden y
uniformidad al Derecho.

El Derecho judicial inglés tiene tres fuentes: 1) el Common law, 2) ciertos sistemas
extranjeros que han tenido autoridad y 3) la equidad.
896 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

El Common law no solo fue el primitivo Derecho judicial, sino que llegó a ser tal
por la actuación de los jueces. El Common law se presenta como un Derecho completo.
Si no existe ley ni sentencia aplicable al caso, el Common law nos dará la respuesta
por el procedimiento de analogía, semejanza y comparación, por el cual se llega al
precedente judicial. Por vía del precedente más semejante por sus circunstancias, el
juez hace algo más que declarar la ley. Pero esa labor legislativa del juzgador está en­
cerrada en los estrechos límites y es útil porque permite adaptar las leyes a las nuevas
circunstancias y le da flexibilidad al Common law.

El Common law puede ser derogado por ley del Parlamento o por disposiciones
ministeriales (orders in council) dictadas en cumplimiento de autorización parlamen­
taria, o en uso de la regia prerrogativa. El Common law también puede ser derogado
por las costumbres locales en aquellas materias en que son aplicables legalmente.

En materia de Derecho de la tierra y de Derecho penal es donde el Common law


ha sufrido mayores derogaciones por leyes del Parlamento; en cambio, en lo referente
a la propiedad mueble, en materia de elaboración, interpretación y ejecución de con­
tratos y en materia de derecho constitucional, prima el Common law.

Al Derecho legislado se lo conoce con el nombre de Statute law, que comprende


las propiamente statutes y las Acts ofParliament. Su importancia inicial es inferior a la
del Derecho judicial, pues en ciertos casos las leyes pueden ser imposibles de aplicarlas
sin que previamente las haya explicado un juez o tribunal.

Una ley no se hace como las resoluciones judiciales, para resolver un caso
concreto ya planteado, o para castigar un delito ya realizado. Cuando esto ocurre se
dice que es una ley ex post fado, considerada generalmente como injusta. Las leyes
contienen normas obligatorias para el futuro.

La resolución judicial puede dejar de constituir precedente judicial por el des­


uso y por el cambio de circunstancias: Cessante ratione cessat et lex ipsa (por el mero
hecho de cesar la razón de ser de una ley, deja esta de serlo). En cambio, los preceptos
legales son permanentes, es decir, hasta que no sean derogados, o hasta que no expire
el término para el que fueron promulgados, deben ser acatados por los tribunales.

La costumbre y la doctrina son fuentes de escasa importancia. La costumbre


desempeña papel importante en el derecho constitucional. Inglaterra no tiene Cons­
titución escrita por temor al rigor jurídico; la vida política de los ingleses se rige por
las tradiciones no escritas (Constitucional Conventions).

Se afirma que en Inglaterra no existe el Derecho administrativo por cuanto


el Estado se somete a la ley común como los particulares; no hay una jurisdicción
administrativa especial; la responsabilidad de los funcionarios públicos se rige por el
Common law; y la Corona es irresponsable (the king can do not wrongw). Pero en los
últimos años ha surgido un derecho especial emanado de la administración, previa
XV Sistemas jurídicos contemporáneos 897

delegación del Parlamento; este atribuye funciones jurídicas a ciertos organismos


administrativos; a partir de 1947, la Corona responde por los daños causados por sus
funcionarios o agentes.

2194- Los tribunales de justicia


En Inglaterra los tribunales se clasifican en tribunales superiores y tribunales
inferiores. Tribunales de lo criminal y tribunales civiles. Tribunales de primera ins­
tancia y tribunales de apelación.

Como nos dice Marín Pérez20, después de las leyes Administration ofjustice Act
(1970) y Court Act (1971), la organización de los tribunales ha quedado configurada
de la siguiente manera:
A) En materia civil: como tribunales inferiores, cuya competencia viene esta­
blecida por ley, tenemos: a) las Magistrate’s Courts, cuya competencia está
limitada a pequeños procesos del Derecho de familia; b) las Country Courts,
que responden a una división territorial en distritos y constituyen la pieza
esencial de la jurisdicción civil por ser el órgano común en la primera ins­
tancia. Su competencia, atribuida por ley, se establece respecto de materias
pertenecientes tradicionalmente al Common law. El órgano es unipersonal
y actúa sin jurado. Después de 1967 ha adquirido una especial importancia
en materia de divorcio. Como tribunales superiores, cuya competencia es
originaria y universal, tenemos: a) la High Court ofjustice. Es la jurisdicción
de Derecho común que comprende tres divisiones: a) la Chancery División,
presidida por el chancellier, b) la Queen Bench División, que incluye la Admi-
ralty Court y la Commercial Court (tribunales de comercio y almirantazgo),
presidida por el Lord Chiefofjustice, y c) la Family División (para asuntos del
Derecho de familia).
El jurado tiene escasa importancia en materia civil. Contra las decisiones de
cualquiera de estas tres divisiones se puede recurrir ante la Court ofAppeal.
a) Court ofAppeal. En su Civil División es un tribunal colegiado que conoce
de asuntos ya sentenciados por otros tribunales. Está sometido al control
de la Cámara de los Lores.
b) House of Lords. La Cámara de los Lores es el tribunal supremo de In­
glaterra. Su antigüedad se remonta a épocas en que la distinción entre
funciones judiciales y legislativas no eran conocidas. Esta promiscuidad
se ha conservado hasta la actualidad: la Cámara es legislativa y judicial.

20 Marín Pérez, Introducción a la ciencia del derecho, ob. cit., p. 147 y ss.
898 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

Para la consideración de los asuntos se exigen tres jueces como mínimo


y once como máximo. Preside la Cámara el Lord Canciller, que es el jefe
supremo de la justicia y siempre miembro del gabinete.
B) En materia penal: es original la institución del jurado que poco a poco va per­
diendo importancia. El jurado está compuesto de doce miembros, a veces de
nueve personas, no profesionales del Derecho, que se pronuncian sobre la cul­
pabilidad o inocencia del acusado, adoptándose las decisiones por unanimidad.
La inexistencia del Ministro Público se debe a que no asegura la imparcialidad
en la administración de justicia.
Las infracciones se clasifican en: infracciones mayores o indictable ofences, e
infracciones menores o no indictable ofences.
Las infracciones menores son juzgadas por las Magistrate’s Courts que están
constituidas por jueces de paz. Caben recursos contra estas sentencias ante la
Crown Court y ante la Queen Bench División, que solo se pronuncia respecto al
Derecho.
Las infracciones mayores incluyen un procedimiento que se desarrolla en dos
instancias: una audiencia preliminar en las Magistrate’s Courts en que se juzga
la conveniencia de enviar al inculpado para ser juzgado en primera instancia
en la Crown Conrt (Tribunal de la Corona), donde interviene siempre el jura­
do, y en segunda instancia en la Court ofAppeal y, dentro de ella, en su Penal
División.
Tanto en infracciones menores como en mayores se puede en vía de recurso
extraordinario apelar ante la Cámara de los Lores.

219.5. Los abogados (lawyers)


Desde hace más de seis siglos la profesión jurídica en Inglaterra ha estado dividida
en dos ramas, cada una con funciones peculiares, aunque algunas de ellas sean comunes
a ambas: a) barristers o consejeros (letrados), y b) solicitors, que primitivamente se
conocían con el nombre de attorneys (mandatarios). Unos y otros se encuentran desde
los comienzos del Common law sin saberse cuál de estas profesiones es la más antigua.

El barrister, o abogado consejero, habla ante el tribunal, en los juicios civiles y


criminales, dirigiéndose al juez y a los jurados, interrogando a los testigos, protestan­
do de las tentativas de su contrario que considere perjudiciales para su cliente. Debe
pertenecer necesariamente a algunos de los cuatro Inns of Court (Club de Abogados)
que hay en Londres, que son: Lincoln ‘s Inn, Middle Temple, Inner Temple y Gray’s
Inn. El personal judicial es reclutado de la categoría de los Barristers, lo cual permite
que lleguen a ser jueces las personalidades del ejercicio libre.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 899

Los solicitors (abogados mandatarios) son muy numerosos y están repartidos en


todo el país. Su derecho a ser oídos se limita apenas a los tribunales inferiores; para
cuestiones de puro procedimiento pueden comparecer en privado (in camera) ante
los demás jueces y presidentes. Es de competencia de los solicitors todos los traba­
jos preparatorios de los litigios; tienen el monopolio de tratar directamente con los
clientes; los barristers no tratan directamente con los clientes, sino por mediación del
solicitor. El solicitor es el único consejero legal del público en materias no litigiosas. En
las reuniones importantes de cualquier consejo, corporación o sindicato debe asistir
el solicitar de la corporación para prestar su asesoramiento en las cuestiones jurídicas.
Se les consulta en los asuntos de familia relativos a la honra o a la propiedad. Actúa
también como fedatario público.

Hay dos instituciones típicas del Common law: la relativa a la naturaleza de los
derechos reales y los trusts. Guillermo el Conquistador tradujo su victoria en la batalla
de Hastings como el paso de todo el suelo inglés a su propiedad. El poseedor de la
tierra era apenas vicario del soberano central. El sistema feudal de la tierra se orga­
nizó piramidalmente desde los que recibían la tierra en forma directa de los señores
(tenants), pasando por una serie de vasallos intermedios hasta llegar a los siervos de
la gleba. Recién entrado 1833, se permitió pagar las deudas del difunto, inclusive con
su propiedad en tierras (antes solo se pagaban con propiedad en muebles). La trans­
misión de fincas fue simplificada por leyes de 1881 y 1897, y en 1925 fue innovada de
acuerdo con las exigencias modernas. La transmisión de la propiedad se vinculó a la
forma escrita y se redujeron considerablemente los derechos reales que eran posibles
bajo el régimen feudal, pero aun así el Common law es más elástico, en materia de
derechos reales, que el derecho codificado.

Como menciona Los ano21:

Una institución típica de Common law que no existe en el Derecho codificado de


inspiración romano-germánica es el trust (llamado originariamente uses) por el que
una persona (trustee) tiene la propiedad de un bien mueble o inmueble en beneficio
de otra (beneficiario).

El trust22 surgió como una institución para evitar los tributos impuestos por
los señores feudales al momento del fallecimiento del propietario del bien. Mediante

21 Losano, Mario G., Los grandes sistemas jurídicos, traducción por Alfonso Ruiz M., Madrid: Debate,
1982, p. 180.
22 Aquí la palabra trust (voz inglesa formada sobre el verbo to trust: tener confianza, porque los partici­
pantes confían a los dirigentes toda o una parte de sus poderes), no es entendida en su significación de
proceso monopolístico formado por el concierto de varios productores de los mismos productos a fin de
conseguir mayor influencia o control de algún mercado, gracias a la concentración de los medios de pro­
ducción. Caracteriza al trust el entregar a un solo organismo todos los poderes de dirección y adminis­
900 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

el trust el bien era confiado a un ente que detentaba la propiedad en beneficio de la


persona o personas indicadas por el trustee. El beneficiario gozaba de los frutos sin
estar sujeto a tributación. El que detentaba la propiedad podía retener el bien sin que
el beneficiario tuviera un medio contra la violación de la voluntad del trustee; por esto
el canciller acordó para estos casos el remedio de la equity. A partir del siglo xiv los
problemas de los trusts pasaron a la competencia de la Court of Chancery. Enrique
VIII dictó en 1535 un Statute ofUses que dispuso que el beneficiario es considerado
propietario del bien.

Contra esto, los juristas inventaron toda forma de eludirlo, como el de la trans­
misión de la propiedad desde el trastee a A en beneficio de B, quien a su vez recibía ese
beneficio de C. Si a este doble uso (use upon a use) se aplicaba el estatuto de Enrique
VIII, conducía al resultado querido: A era excluido porque el estatuto atribuía la
propiedad a B que estaba vinculado por el segundo uso o trust con C, que podía hacer
valer su pretensión ante la Court of Chancery. De este modo nació el trust. El Statute
ofUses fue abolido en 1925 por el Law of Property Act.

Los trusts (que pueden ser confrontados con las fundaciones pías del derecho
islámico) pueden ser privados si el beneficiario es una persona o grupos de personas
individuales, o públicos, si tiene finalidades humanitarias.

El trust puede ser expreso, implícito y constructivo. El trust expreso privado


es instituido según las reglas de las tres certezas: certeza de las palabras que ordenan
un determinado comportamiento, certeza del objeto que transmite en propiedad y
certeza de los beneficiarios. Los trusts implícitos y constructivos son impuestos por el
tribunal como un remedio para evitar resultados injustos o contrarios a la voluntad
del fundador. Por ejemplo, instituido un trust si todavía quedaban bienes, la parte
restante se confía al trastee como trust implícito en beneficio del fundador o de sus
herederos. Los trusts constructivos son impuestos por el tribunal en beneficio de la
administración de justicia, verbigracia, si el vendedor transmite la posesión del bien
antes de que se haya pagado la totalidad del precio, el adquirente se convierte en trastee
en beneficio del vendedor, hasta que se produzca la cancelación del precio.

tración de cada uno de los socios, de modo que estos, conservando su existencia jurídica independiente,
pierden toda independencia económica y se limitan a ejecutar las directivas impartidas por la dirección
común. En Estados Unidos de América, alrededor de 1879 comenzó el movimiento hacia la formación
de los trusts que terminó en 1903. Se divide en dos periodos: el primero, de 1879 a 1896 fue la era de los
trusts propiamente dichos: el segundo, de 1879 a 1903 fue el de los holding. El impulso lo dio John D.
Rockefeller; esta sociedad agrupó a 19 sociedades petroleras que, a su vez, controlaban 26 sociedades de
producción, de distribución, de transporte, etc. Sus sorprendentes resultados económicos y financieros
encontraron pronto imitadores que desencadenaron una ola de concentraciones en otros ramos que
causaron profundos trastornos en la producción y asustaron al público. El Congreso estadounidense
declaró contraria al bien público la actividad de los trusts y votó, en 1890, la llamada Ley Sherman, que
prohibió toda formación de coalición.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 901

SECCIÓN III: EL DERECHO DE LOS


ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

220. Idea del Derecho de los Estados Unidos


El Derecho de Estados Unidos pertenece a la familia del Common law, con
excepción del Estado de Luisiana, que tiene un derecho codificado.

La Revolución de 1776 culminó con la independencia del país del dominio inglés
y la promulgación de la Constitución de 1787, a partir de la cual el Derecho inglés
dejó de regir en Estados Unidos.

En la colonia el Derecho inglés no fue recepcionado íntegramente. La vida en las


colonias era diferente de la vida en Inglaterra; muchos de los primitivos colonizadores
llegaron a América disgustados con las instituciones de su país, otros en busca de li­
bertad religiosa, otros para no estar sometidos al poder real, de modo que el Derecho
inglés, alo menos originariamente, no se adaptó alas necesidades de los emigrantes. En
Florida y en Luisiana influyó el Derecho español; en Michigan y Winsconsin rigió por
largo tiempo la Coutume de París. Los famosos Commentaries on the Law ofEngland
de Willian Blackstone (1723-1780) tuvieron gran difusión en América hasta que el
Derecho inglés se impuso casi por entero. Pero en América no existía el precedente
y la tradición jurídica, de modo que los tribunales administraban un Derecho más
simple basado en el buen sentido.

Después de la Revolución, las colonias se fueron independizando una atras una,


adoptando cada cual un gobierno independiente; pero luego se agruparon en la unión
llamada Estados Unidos, originándose dos sistemas de leyes: el de cada estado, y el
de los Estados Unidos. Por eso, el Derecho americano no se encuentra en un cuerpo
unitario que se llame Derecho de los Estados Unidos, sino que cada estado cuenta
con su propio Derecho. El jurista americano Story había dicho que “es necesario
que la Constitución de los Estados Unidos reconozca la existencia, por encima de una
Common law compartimentada de los estados, de otra federal que entre a regir en lo
que a los conflictos de leyes se refiere, como Derecho común internacional”. Noventa
y seis años después, esta doctrina fue derogada por la Corte Suprema, al decidir el
caso Erie Railoroad Co. vs. Thompkins (304, U. S. 64), en el año 1938, donde el juez
Brandéis, portavoz del tribunal, dijo lo siguiente:

[N] o existe un Common law federal y general. El Congreso Nacional no tiene facultades
para sancionar reglas sustantivas de Common law aplicables en los Estados, sean locales
o generales por su naturaleza, se refieran al Derecho comercial o a los actos ilícitos.
Ninguna cláusula de la Constitución pretende conferir tal facultad a los tribunales
federales. El Derecho que debe aplicarse en todos los casos es el derecho del Estado,
902 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

con la sola excepción de las materias regidas por la Constitución Nacional o las leyes
del Congreso Nacional. Y los tribunales federales no deben distinguir si el Derecho del
Estado ha sido sancionado por ley de la legislatura estadual o por sentencia del más
alto tribunal del Estado.

La contribución de los Estados Unidos a la teoría política es la doctrina de la


revisión judicial. Según esta doctrina, las cortes tienen la facultad de invalidar los
actos del gobierno si son contrarios a la Constitución. Esta facultad se extiende a los
actos del Ejecutivo nacional y al Congreso, así como a las actividades de los gobiernos
locales. La justificación de la uniformidad en la interpretación constitucional federal
reside en el hecho de que la Constitución no debe significar cosas diferentes en ju­
risdicciones diferentes.

En América se entiende por Stare decisis al hecho de que los jueces deben
resolver los casos pendientes de sentencia, ateniéndose a lo resuelto por sentencias
precedentes, dictadas en casos similares por jueces de la misma jurisdicción y de igual
o superior jerarquía.

El American Lawlnstitute (organizado el 23 de febrero de 1923) emprendió la


tarea de ordenar y sistematizar el Common law, comprendiendo no solo el Derecho
originado exclusivamente en las decisiones judiciales, sino también el Derecho surgi­
do en la aplicación de las leyes promulgadas con carácter general. A esta ordenación
sistemática y sintética del Derecho se la conoce con el nombre de Restatement of
Law. Esta labor empezó en junio de 1923 con temas sobre contraéis (contratos),
torts (actos ilícitos) y Conflict ofLaws (Derecho internacional privado). Posterior­
mente se realizaron los restatements sobre agency (mandato), trust (fideicomisos),
property (propiedad) y restitution (restitución). Esta exposición sistemática tiene
el carácter de un código oficioso, sin valor obligatorio, en la que han participado
los mejores juristas.

Como cada Estado tiene la facultad de dictar su propia legislación sobre cual­
quier rama del Derecho que no esté reservada al Congreso Nacional, ha surgido una
diversidad de normas sobre un mismo asunto, causando trastornos en el comercio.
Para unificar esta legislación existe la Conferencia Nacional de Comisionados para las
leyes uniformes de los Estados (National Conference of Comisioners on uniform State
Laws), cuyos miembros son designados por los gobernadores de todos los Estados. Si
esta Conferencia aprueba una ley uniforme, recomienda, con el apoyo de la American
Bar Association, la sanción de dicha ley por la legislatura de cada uno de los Estados.
Producto de este procedimiento son la Unifonn Negotiable Instruments Law (Ley
Uniforme de Documentos Negociables), la Unifonn Partnership Act (Ley Uniforme
de Sociedades), el Código de Comercio Uniforme (1958), entre muchos otros cientos
de textos preparados por esta conferencia.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 903

También se han realizado trabajos de sistematización de las leyes sancionadas


por el Congreso Federal y por las legislaturas estaduales. El United States Code es una
recopilación importante.

The National Repórter System es una interesante colección de los fallos de la


Corte Suprema, de los tribunales federales inferiores y de los tribunales judiciales de
todos los Estados.

Como se ve, existen dos competencias legislativas: una de la Federación y otra


de los Estados. De acuerdo con la segunda enmienda de la Constitución en 1791,
la competencia del Congreso como órgano de la Federación es la excepción ante la
legislación de los Estados (“los poderes que la Constitución no delegue y aquellos
que no prohíba a los Estados ejercer son reservados a cada uno de los Estados, res­
pectivamente, o al pueblo”). Los Estados son herederos de los gobiernos que tenían
poderes gubernamentales generales; el Estado federal solo tiene los poderes que le
fueron concedidos por los Estados. Estos no otorgaron al gobierno federal jurisdicción
general en el campo del Derecho.

Existe una jerarquía de jurisdicciones federales (tribunales federales) distinta


de las jurisdicciones de los Estados (tribunales estaduales).

Los tribunales federales, bajo los principios de preservar la paz interna e inter­
nacional, protegen el comercio y el derecho de propiedad, tienen jurisdicción para
conocer de los siguientes casos: los relacionados con la Constitución y las leyes de
los Estados Unidos, los de división del gobierno federal, las disputas entre dos o más
Estados, los casos que provienen de tratados, los concernientes a los representantes
de los Estados extranjeros, los relativos a la jurisdicción marítima y almirantazgo, los
concernientes a la propiedad y el comercio, los conflictos entre ciudadanos de Esta­
dos diferentes cuando el valor del objeto es superior a diez mil dólares, y los delitos
federales, como falsificación de dinero y robo de bancos.

El Tribunal Supremo se compone de nueve miembros (un presidente y ocho


magistrados), nombrados por el presidente de la nación con aprobación del Senado.
Los magistrados del Tribunal Supremo deben ser de una probada honestidad. Su
designación es vitalicia, prestan servicios mientras observen buena conducta. El
presidente del tribunal (chief of justice) es el segundo personaje de la vida pública
del país. Tiene competencia exclusiva en los conflictos entre Estados, en los procesos
contra los ministros, embajadores, etc., ejercer el control constitucional, esto es, la
conformidad de las leyes y otros actos administrativos a la Constitución. Cada juez
supremo tiene derecho a ser ayudado por cuatro pasantes legales escogidos de entre
la crema de los graduados en las facultades de Derecho. Las audiencias del tribunal
son públicas; la primera de ellas tuvo lugar el 1 de febrero de 1790. Las decisiones se
apoyan casi siempre en los precedentes (doctrina del stare decisis).
904 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

Como dice Barrentt Mcgurn23, el pacto original básico entre los revolucio­
narios victoriosos de la guerra de independencia del siglo xvm fue la Constitución
de Estados Unidos. Los fundadores de la nación dividieron el gobierno central en tres
ramas: el Congreso para sancionar las leyes, el Poder Ejecutivo para hacerlas cum­
plir, y una rama judicial coronada con el Tribunal Supremo. El poder del Tribunal
Supremo reside, entonces, en el pacto original de creación de la nación luego de la
independencia. Se afirma que ningún otro tribunal supremo del mundo tiene el poder
del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Mencionemos tres casos como evidencia
de esta aseveración: el caso Marbury, el caso Burr y el caso Nixon:
1) Caso Marbury. Este caso es descrito por Janda24 en los siguientes términos:
Poco después del nombramiento del juez Marshall, la Corte Suprema se en­
frentó a una cuestión de importancia fundamental para el futuro de la nueva
república: ¿si una ley dada por el Congreso entra en conflicto con la Constitu­
ción, cuál debería prevalecer? La pregunta surgió en el caso Marbury vs. Madi-
son (1803) que abarcó una serie controversial de nombramientos políticos de
última hora.
El caso empezó el 2 de marzo de 1801, cuando un oscuro federalista, William
Marbury, fue nombrado juez de paz en el distrito de Columbia. Marbury y
otros fueron nombrados a puestos del gobierno creados por el Congreso du­
rante los últimos días del gobierno del presidente John Adams, pero estos
nombramientos nunca se finiquitaron del todo. La recién llegada administra­
ción de Jefferson tenía poco interés en hacer llegar sus autorizaciones; había
jeffersonianos calificados que recibirían esos cargos.
A fin de asegurar sus cargos, Marbury y los demás agraviados invocaron una
ley del Congreso para obtener los documentos oficiales de sus nombramien­
tos: dicha ley autorizaba a la Corte Suprema a emitir órdenes a los oficiales del
Gobierno. Marbury y los demás sustentaron en esta orden su pedido a la Corte
Suprema en contra del nuevo secretario de Estado, James Madison, quien tenía
los documentos de los nombramientos.
En términos legales, Marbury pidió a la Corte que ejercite su “jurisdicción ori­
ginal”. El artículo ni de la Constitución señala la jurisdicción original de la
Corte Suprema, pero solo ve casos que involucran a los Estados o diplomáticos
extranjeros. Marshall observó que la Ley del Congreso invocada por Marbury

23 Mcgurn, Barrentt, “El singular Tribunal Supremo de Estados Unidos”, artículo que nos ha remitido la
agregada cultural adjunta de la Embajada de Estados Unidos de América, doña Rachel Norniella, con su
comunicación, de fecha 21 de marzo de 1990.
24 Janda, Kenneth; Jeffrey M. Berry y Jerry Goldman, The Challenge ofDemocracy U.S.A., traducción por
María Elena Padilla Bendezú, en Materiales de lectura, Houghton Mifflin Company, Massachusetts: 1992.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 905

para demandar en la Corte Suprema entraba en conflicto con la sección de ju­


risdicción original del artículo iii, que no autorizaba tales demandas. El 24 de
febrero de 1803, la Corte emitió su opinión.
¿La Corte debe seguir la ley o la Constitución? La Corte Suprema sostuvo, a
través de vigoroso argumento de Marshall, que la Constitución era la “ley fun­
damental y suprema de la nación” y que “un acto de la legislatura contraria a la
Constitución era nulo”. En otras palabras, cuando la Constitución —la máxi­
ma ley nacional— entra en conflicto con un acto de la legislatura, dicho acto
es inválido. La última parte del argumento de Marshall investía en el poder
judicial la facultad de sopesar la validez de los actos del Congreso.
Es enfáticamente el deber y competencia del departamento judicial el decir
lo que es la ley. Los que aplican la norma a los casos particulares deben nece­
sariamente explicar e interpretar esa norma. Si una ley está en oposición a la
Constitución, si tanto la ley como la Constitución se aplican al caso particular,
para que la Corte decida, ya sea que esté de conformidad con la ley, desaten­
diendo la Constitución; o conforme con la Constitución, desatendiendo la ley;
la Corte debe determinar cuál de estas reglas de conflicto gobierna el caso. Esta
es la misma esencia del deber judicial.
La decisión en Marbury vs. Madison estableció el poder de revisión judicial de la
Corte Suprema, el poder de declarar nulos actos del Congreso si violan la Consti­
tución. Los casos subsiguientes extendieron este poder a los actos presidenciales.
Marshall extendió la facultad potencial de la Corte Suprema para igualar o
exceder aquella de otras ramas del Gobierno. Si un acto del Congreso o, por
implicancia, un acto presidencial entrara en conflicto con la Constitución, la
Corte Suprema reclamaba el poder para declarar ese acto nulo. El sistema ju­
dicial ejercería un control (revisión) sobre las ramas ejecutiva y legislativa, de
acuerdo con el principio de control y equilibrio incorporado en la Constitu­
ción. A pesar de que el Congreso y el presidente pueden luchar por la consti­
tucionalidad de sus acciones, la revisión judicial otorgó a la Corte Suprema la
última palabra en cuanto al significado de la Constitución.
2) Caso Burr. Se menciona que Aaron Burr, uno de los principales personajes
políticos de su época, fue sometido a juicio por traición. El presidente Iho-
mas Jefferson, que como sabemos es el autor de la Declaración de Indepen­
dencia de los Estados Unidos, aseguró al juez supremo John Marshall que
tenía pruebas de la culpabilidad de Burr. “Presente el documento”, le exigió
Marshall. Solamente fragmentos, respondió Jefferson. No se debían divulgar
otras secciones del documento. Marshall le replicó que todo el documento, o
nada. El acusado tiene derecho de pedir en defensa propia toda evidencia que
se encuentre en manos de otra persona. Ningún ciudadano, ni el presidente,
906 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

está exento del deber de cooperar con la justicia. Jefferson se mantuvo firme
y Burr quedó libre.

3) Caso Nixon. Otro hecho que revela el poder que tiene el Tribunal Supremo de
los Estados Unidos es el sonado caso denominado “Estados Unidos de América
vs. Richard M. Nixon, presidente de los Estados Unidos” que se presentó al cita­
do tribunal a comienzos de la década de 1970. Algunos miembros del Congreso,
invocando un posible juicio político al presidente bajo la acusación de obstacu­
lizar la justicia en un caso que involucraba la política y un robo, solicitaron que
se les permitiera escuchar grabaciones de las conversaciones del presidente en la
Casa Blanca, a lo que se negó el presidente Nixon. Los colaboradores del presi­
dente fueron sometidos ajuicio en relación con el mismo caso de “encubrimien­
to”. Los acusados solicitaron que se entregaran las grabaciones presidenciales
por considerar que les ayudarían en sus defensas contra los fiscales. Nixon tuvo
que entregar las grabaciones y a los pocos días renunció al cargo.

Los jueces de los Estados, a diferencia de lo que ocurre con los jueces federales,
frecuentemente son elegidos por votación, aun con rango de tribunal supremo en
algunos Estados.

Hay casos que pueden ventilarse indistintamente, ya sea en los tribunales fe­
derales o en los estaduales, como los referentes a las infracciones a la ley de drogas,
robo de autos de carácter interestadual, etc.; muchos de estos se basan en la violación
de leyes estaduales y federales a la vez.

En Estados Unidos, la formación jurídica es proporcionada por las universidades


que utilizan el método casuístico o Case System. Los jueces son elegidos de entre los
abogados (Lawyers) de prestigio, especialmente de entre los profesores universitarios.

El procedimiento en los tribunales es oral y público; los miembros del jurado,


los abogados, acusados, agraviados y los testigos se encuentran en la sala del tribunal.
La defensa y el fiscal tienen el control sobre el interrogatorio, en lugar de dejarlo en
manos del juez.

Los jueces no entran en la apreciación de los hechos; solamente se limitan a


pronunciarse sobre los fundamentos de Derecho. El jurado es el que aprecia los he­
chos tanto en materia civil como en penal. En este extremo la tradición inglesa se ha
conservado mejor en Estados Unidos que en Inglaterra.

En materia criminal25, los tribunales, tanto estatales como federales, son de


“jurisdicción general”, “intermedios” o de apelación, y supremos.

25 “Hoja informativa sobre el sistema judicial de Estados Unidos” que nos ha remitido la agregada cultural
adjunta de la Embajada de los Estados Unidos de América con su comunicación de 21 de marzo de 1990.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 907

Los delitos federales se resuelven en los tribunales del distrito. El acusado


declarado culpable puede apelar ante el tribunal federal de apelaciones de la región.

El procedimiento en los tribunales federales para los casos criminales se inicia


con la acusación que formula un Gran Jurado compuesto de 16 a 23 personas selec­
cionadas entre los ciudadanos que residen en la jurisdicción del tribunal.

Presentada la acusación, el secretario del tribunal emite la orden de arresto y se


coloca al acusado bajo custodia, informándole de sus derechos constitucionales de
permanecer callado y de hacerse asesorar por un abogado.

La acusación debe mencionar la norma penal aplicable y describir la infracción


en detalle. La acusación ayuda a que el procesado comprenda la naturaleza del proceso
y a que prepare su defensa.

La primera comparecencia del acusado ante el juez o magistrado se llama acu­


sación. En este momento se lee la acusación y se le explica sus derechos. El acusado
puede hacer una alegación de culpabilidad o no culpabilidad.

Si se declara culpable, se dicta sentencia en ese momento o en fecha posterior


que fija el juez.

Si la alegación es de culpabilidad, el juez fija fecha para el juicio.

Después de la acusación procede la libertad bajo fianza. La fianza consis­


te en dinero que se deposita en el tribunal y que será devuelto al acusado que
comparece ante el tribunal en la fecha fijada. La fianza es un privilegio, no un
derecho. Puede ser denegada si, por ejemplo, el tribunal cree que el acusado no
se presentará a juicio.

Hay varias formas de negociación para resolver un caso sin llegar a juicio. La
más común es el acuerdo entre el fiscal y el acusado para reducir el cargo a uno menos
grave si se presenta un alegato de culpabilidad. La negociación es voluntaria y con
conocimiento de las consecuencias de la alegación de culpabilidad.

El acusado de un delito federal grave (implica pena de más de un año de cárcel)


o menos grave (pena de 6 meses a un año de cárcel) tiene el Derecho constitucional a
ser juzgado por un jurado integrado por 12 ciudadanos residentes en la jurisdicción
del tribunal. La defensa y el fiscal pueden seleccionar y excluir personas del jurado que
consideren que no podrán emitir un juicio imparcial; pueden, asimismo, pedir que
el jurado sea excusado “por haber causa” y pueden utilizar un número determinado
de “recusaciones perentorias” sin expresar razón.

El juicio llevado a cabo por el tribunal es presidido por un juez que emite deci­
siones sobre leyes aplicables, que da instrucciones al jurado e informa sobre las leyes
específicas que gobiernan el caso.
908 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

El juicio se inicia con las declaraciones preliminares del fiscal y el abogado


defensor.

Se presume la inocencia del acusado hasta que se pruebe su culpabilidad. La


carga de la prueba recae sobre el Estado.

Hay reglas estrictas sobre los tipos de evidencias (pruebas) que pueden presen­
tarse y admitirse en juicio. El Estado a menudo presenta testigos. Cuando el abogado
del Estado concluye su interrogatorio, la defensa puede hacer un contrainterrogatorio.
Después el Estado tiene el Derecho de hacer preguntas adicionales y la defensa puede
hacer nuevamente un contrainterrogatorio al testigo.

Concluida la presentación de las evidencias, el abogado del acusado puede so­


licitar una moción para desestimar la acusación, argumentando que el Estado no ha
podido probar el caso sin lugar a dudas. El juez puede negar o conceder la moción.

El fiscal puede presentar testigos o evidencias que refuten la evidencia presen­


tada por la defensa.

Los informes finales son presentados primero por el fiscal, luego por la defensa,
y finalmente por los abogados del Estado.

Después de los informes finales, el juez da instrucciones al jurado sobre leyes


que gobiernan el caso y que deben orientar sus deliberaciones; además, expresa los
puntos importantes del caso y define el criterio de pruebas que los jurados deben
aplicar.

Los miembros del jurado son los únicos que juzgan los hechos y la credibilidad
de los testigos y emiten un veredicto conforme a las instrucciones de la ley, de acuerdo
a como la haya interpretado el juez.

Como dice Friedman26, a lo menos en teoría, en Estados Unidos a nadie —ni


al alcalde, ni al gobernador, ni al presidente, ni al Tribunal Supremo— se le considera
verdadera y absolutamente supremo. Solo la ley es suprema. Aunque la práctica suele
ser complicada y dista de ser perfecta.

Hay un Derecho estadounidense formal y otro no formal. Y uno que es, a la vez,
público y formal (por ejemplo, una ley del Congreso); un Derecho que es público o
estatal, pero no formal (v. gr., el límite de velocidad oficial de los automóviles es de
55 millas, pero en la realidad es algo mayor): un Derecho formal, pero privado (pro­
cedimiento de agravios) y un derecho que es, a la vez, privado y no formal (normas
internas familiares).

26 Friedman, Lawrence M., Introducción al derecho norteamericano, traducción por Joan Vergué i Grau,
Zaragoza: 1988.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 909

El Derecho realizado por los jueces es desordenado, contradictorio e incon­


gruente. El filósofo inglés Jeremías Bentham, a principios del siglo xix, dijo que los
jueces del Common law elaboran las normas de la misma manera “como lo haría un
hombre para con su perro. Cuando se quiere impedir que el perro haga algo que el
dueño no quiere, se espera hasta que lo haga y entonces se le castiga por ello”. Es más
claro y conciso un código lógico y racional que permite saber desde un principio qué
dice el Derecho. Siempre ha existido, aunque sin mucho éxito, la tendencia al Derecho
codificado. Por ejemplo, la ley Sherman, que prohíbe los monopolios (1890), la Ley
Uniforme de la Compraventa (1906), el Código de Comercio Uniforme, el Código
Penal de Indiana, la Ley de Derechos Cívicos (1964).

El sistema de Derecho estadounidense se organiza sobre la base federal. El


gobierno nacional tiene su sede en Washington y los gobiernos estatales de los 50
Estados tienen su propia esfera de poder. Todos tienen su propia Constitución, su
Parlamento (si bien no recibe el nombre de congreso) y su jefe ejecutivo (si bien recibe
el título de gobernador y no el de presidente). Los Estados son una unión económica
y social pero no jurídica. Si las leyes de los Estados son parecidas, ello se debe a una
opción deliberada. El gobierno nacional (federal) es más poderoso, emplea a muchas
más personas, establece muchos más impuestos que destina, principalmente, a la
seguridad social y a la defensa.

Como en todas partes, el sistema jurídico estadounidense no es completa­


mente autónomo. No constituye un mundo aparte. No está aislado de la influencia
exterior. Los principales cambios sociales empiezan fuera del sistema jurídico, por
ejemplo, no fueron las leyes las que crearon la industria forestal; fue el Derecho el
que se adaptó a las necesidades de esa industria. Las fuerzas sociales hacen y re­
hacen el derecho constantemente. Todos los grandes cambios sociales tienen una
repercusión en el Derecho. Todas las transformaciones sustanciales del derecho
tienen sus raíces fuera de él.

Muchos estadounidenses piensan que sus vidas se han complicado demasiado


con el Derecho, los pleitos y el proceso jurídico. Los actos más simples de la vida coti­
diana presuponen una superestructura jurídica. El Derecho administrativo surgió casi
de la nada y ahora tiene una gran importancia social. La litigiosidad crece a marchas
forzadas. Los tribunales se quejan de un peso aplastante de demandas judiciales. Han
surgido nuevas áreas de litigiosidad: los casos de negligencia profesional y defectos
de fabricación; con la ley de derechos cívicos se han incrementado los litigios sobre
discriminación racial, de sexo y de edades. Muchos de los casos de discriminación
laboral significan el enfrentamiento de una clase social contra las grandes compañías
que originan gastos por millones de dólares y cambios en la estructura de los mercados
laborales. Hay en el mundo más ratones que elefantes, pero un elefante arma mucho
más revuelo que un ratón. Las demandas privadas por casos antimonopolios suelen
910 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

producir litigios elefantiásicos que a cada parte cuesta millones de dólares y batallo­
nes enteros de abogados son lanzados al combate. Para los tribunales es una rutina
el tener que decidir sobre las interioridades familiares, industriales, hospitalarias, de
escuelas, prisiones, etc. No se puede predecir el futuro del Derecho y de los tribunales
estadounidense. Pero la sociedad americana no da muestra de querer volver a tiem­
pos antiguos, ni de avanzar a una sociedad de utópica perfección que no necesite del
Derecho. Finaliza diciendo Friedman, que el sistema jurídico continuará ocupando
un lugar destacado en los Estados Unidos.

221. La Constitución de los Estados Unidos


La Constitución americana dispone a continuación:

Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, con el propósito de formar una


Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la paz interior, atender a la
defensa común, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad
para nosotros y nuestra posteridad, promulgamos y establecemos esta Constitución
para los Estados Unidos de América.

Artículo III

Sección 1. El poder judicial de los Estados Unidos se confiará a un Tribunal


Supremo y a aquellos tribunales inferiores que el Congreso creare o estableciere en lo
sucesivo. Los jueces, tanto del Tribunal Supremo como de los tribunales inferiores, des­
empeñarán sus cargos mientras observen buena conducta, y recibirán periódicamente
por sus servicios una compensación que no podrá ser objeto de reducción mientras
permanezcan prestando servicio.

Sección 2. El poder judicial se extenderá a todos los casos de Derecho y equidad


que dimanen de esta Constitución, de las leyes de los Estados Unidos, así como de los
tratados celebrados o que se celebren bajo su autoridad; a todos los casos en que fueren
parte embajadores, ministros públicos y cónsules; a todos los casos de almirantazgo y
jurisdicción marítima; a todas las controversias en que los Estados Unidos fueren parte;
a las controversias entre dos o más estados; entre un estado y ciudadanos de otro estado;
entre ciudadanos de diferentes estados; entre ciudadanos del mismo estado que recla­
maren tierras en virtud de concesiones hechas por diversos estados y entre un estado o
sus ciudadanos, y estados, ciudadanos o súbditos extranjeros.

El Tribunal Supremo conocerá en única instancia de todos aquellos casos que


afectaren a embajadores, ministros públicos y cónsules y de aquellos en que un estado
fuese parte. En todos los demás casos antes mencionados, el Tribunal Supremo será
competente para las apelaciones, tanto por cuestiones de hecho como de Derecho, con
las excepciones y bajo la reglamentación que el Congreso estableciere.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 911

Todo juicio por delito, excepto los delitos contra la seguridad del Estado, se cele­
brará ante jurado y en el Estado donde se haya cometido; pero si se hubiese cometido
fuera de la jurisdicción de los estados, el juicio se celebrará en el lugar o lugares que el
Congreso decida por ley.

Sección 3. Solo se considera delito de traición contra los Estados Unidos el tomar
las armas contra ellos o unirse a sus enemigos dándoles ayuda y protección. Nadie podrá
ser declarado convicto de traición a no ser por la declaración de dos testigos presenciales
del hecho mismo o por confesión ante el Tribunal prestada en audiencia pública.

El Congreso tiene potestad para señalar la pena correspondiente al delito de trai­


ción, pero si se castigase con la interdicción civil, no se hará extensiva a los descendientes
del reo, ni los efectos de la confiscación de bienes se extenderán más allá de su vida.

Artículo IV

Sección 1. En cada Estado se dará entera fe y crédito a los actos públicos, docu­
mentos y procesos judiciales de los demás estados. El Congreso podrá prescribir me­
diante leyes generales la manera en que habrán de acreditarse tales actos, documentos
y procesos, así como los efectos que deban surtir.

Sección 2. Los ciudadanos de cada Estado disfrutarán en los demás estados de


todos los derechos y privilegios de que gocen sus propios ciudadanos.

Toda persona acusada de traición, delito grave o cualquier otro hecho delictivo,
que huyese del Estado en donde se le acusó y fuese hallada en otro Estado, será devuelta,
a petición de su autoridad ejecutiva, al Estado que tenga jurisdicción sobre ella.

La persona que, estando obligada a servir o a trabajar en un Estado, según las


leyes allí vigentes, escapase a otro Estado, no quedará libre de prestar dicho servicio o
trabajo, amparándose en leyes o reglamentos del Estado al cual se acogiese, sino que será
entregada a petición de la parte a que tuviese derecho al susodicho servicio o trabajo.

Sección 3. El Congreso podrá admitir nuevos estados a esta Unión; pero no se


formará ni erigirá ningún Estado nuevo en el territorio de otro Estado; ni se formará
ningún Estado por la unión de dos o más estados o partes de estados sin el consentimiento
tanto de las legislaturas de los estados afectados como del Congreso.

El Congreso podrá disponer del territorio y de las propiedades que pertenezcan a


los Estados Unidos y, a este fin, podrá promulgar todas las leyes y reglamentos necesa­
rios. No se interpretará disposición alguna de esta Constitución en forma que pudiese
perjudicar los derechos de los Estados Unidos o de algún Estado en particular.

Sección 4. Los Estados Unidos garantizarán a todos los estados de la Unión la


forma republicana de gobierno, les protegerán de cualquier invasión y, si lo solicitase la
legislatura o el ejecutivo (cuando no pudiera convocarse la legislatura), les protegerán
también de toda violencia interna.
912 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

Artículo V

El Congreso, siempre que las dos terceras partes de ambas Cámaras lo juzguen
necesario, podrá proponer enmiendas a la Constitución; también, a petición de
las legislaturas de las dos terceras partes de los estados, convocará una conven­
ción para proponer enmiendas, las cuales, en cualquiera de los dos casos, serán
válidas, a todos los fines y propósitos, como parte de esta Constitución, cuando
sean ratificadas por las legislaturas de las tres cuartas partes de todos los estados
o por convenciones celebradas en las tres cuartas partes de los mismos —pues
el Congreso podrá proponer uno u otro modo de ratificación— y ello siempre
que las enmiendas que se hagan antes del año mil ochocientos ocho no afecten
en modo alguno las cláusulas primera y cuarta de la novena sección del artículo
primero, y de que ningún Estado, sin su propio consentimiento, sea privado de
su Derecho a un sufragio igual en el Senado.

Artículo VI

Todas las deudas y compromisos contraídos antes de la adopción de esta Cons­


titución serán, bajo su imperio, tan válidos frente a los Estados Unidos como lo eran
bajo la Confederación.

La presente Constitución, las leyes de los Estados Unidos que en virtud de ella
se promulgaren, y todos los tratados hechos o que se hicieren bajo la autoridad de los
Estados Unidos, serán la suprema ley del país.

Los jueces de cada Estado estarán obligados a observarla, aun cuando hubiese
alguna disposición contraria en su Constitución o en sus códigos. Los senadores y los
representantes ya mencionados, los miembros de las legislaturas de los estados, así
como todos los funcionarios ejecutivos y judiciales, tanto de los Estados Unidos como
de los diversos Estados, prestarán juramento o promesa de guardar esta Constitución;
y nunca se exigirá profesión de fe religiosa para desempeñar cargos o empleos públicos
en los Estados Unidos.

Artículo VII

Para la promulgación de esta Constitución por los estados que la hayan ratifi­
cado, será suficiente la ratificación de la misma, en Convención, por nueve estados.

Hecha en Convención, con el consentimiento unánime de los estados presentes,


el día diecisiete de septiembre del año de Nuestro Señor de mil setecientos ochenta y
siete, duodécimo de la Independencia de los Estados Unidos de América.

Artículos adicionales y enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos


de América, propuestos por el Congreso y ratificados por las Legislaturas de varios
Estados en aplicación del Artículo Quinto de la Constitución original.
XV. Sistemas jurídicos contemporáneos 913

Enmienda I (1791)

El Congreso no podrá aprobar ley alguna conducente al establecimiento de una


religión determinada o a la prohibición del libre ejercicio de alguna de ellas. Tampoco
promulgará ley alguna que coarte la libertad de palabra, de prensa, o el derecho del
pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar la reparación de cualquier agravio.

Enmienda II (1791)

Siendo necesaria a la seguridad de un Estado libre una milicia bien disciplinada,


no se restringirá el derecho de los ciudadanos a tener y portar armas.

Enmienda III (1791)

En tiempo de paz no se podrá alojar tropas en casas particulares sin el consen­


timiento de sus dueños; tampoco podrá hacerse en tiempo de guerra, excepto en la
forma que la ley prescriba.

Enmienda IV (1791)

El derecho de los ciudadanos a la seguridad de sus personas, hogares, do­


cumentos y efectos no podrá ser violado con registro y decomisos arbitrarios, ni
podrá expedirse mandamiento alguno, salvo mediante juramento o promesa de
existir justa causa para ello y, en tal caso, previa designación y descripción de los
lugares en donde deba practicarse el registro y de las personas o cosas que hayan
de ser aprehendidas.

Enmienda V (1791)

Nadie será retenido para responder de un delito capital o infamante sino en virtud
de acusación o procedimiento del Gran Jurado, excepto por hechos ocurridos en las
fuerzas de mar y tierra, o en la milicia, cuando el autor estuviese prestando servicio
en tiempo de guerra o de peligro público; asimismo, nadie será perseguido dos veces
por un mismo delito, cuya sentencia pueda afectar a su vida o integridad; tampoco
será obligado a declarar contra sí mismo en causa criminal; ni será privado de su vida,
de su libertad o de sus bienes sin un debido proceso legal; ni podrá expropiarse la
propiedad privada para fines públicos sin una justa compensación.

Enmienda VI (1791)

En toda causa criminal, el acusado tendrá derecho a un juicio rápido y público


por un jurado imparcial del Estado y distrito en donde se hubiese cometido el delito
—distrito que será el predeterminado por la ley— y a ser informado de la naturaleza
y causa de la acusación. Tendrá Derecho a un careo con los testigos que declaren en
contra suya; a que se obligue a declarar a los que cite a su favor y a la defensa de un
abogado.
914 Aníbal Torres Vásquez / Introducción al derecho

Enmienda VII (1791)

En los procesos de Common law, cuando el valor litigioso sobrepase veinte


dólares, las partes tendrán derecho a un juicio ante jurado y los hechos enjuiciados
por este no volverán a ser vistos por ningún otro tribunal de los Estados Unidos más
que de acuerdo con las prescripciones del common law.

Enmienda VIII (1791)

No se exigirán fianzas excesivas; no se impondrán multas excesivas, ni se apli­


carán penas crueles e inusitadas.

Enmienda IX (1791)

La enumeración de determinados derechos que se hace en esta Constitución no deberá


interpretarse como denegación o menoscabo de los demás derechos que detenta el pueblo.

Enmienda X (1791)

Los poderes que esta Constitución no delega a los Estados Unidos ni prohíbe a
los estados, quedan reservados a los diversos estados o al pueblo.

Enmienda XI (1798)

El poder judicial de los Estados Unidos no debe considerarse extensivo a


litigios de Derecho o equidad, iniciados o proseguidos contra uno de los Estados
Unidos por ciudadanos de otro Estado o por ciudadanos o súbditos de cualquier
Estado extranjero.

Enmienda XII

Los electores se reunirán en sus respectivos Estados y votarán mediante cédulas


para presidente y Vicepresidente, uno de los cuales, cuando menos, no deberá ser
habitante del mismo Estado que ellos; en sus cédulas indicarán la persona a favor
de la cual votan para presidente y en cédulas diferentes la persona que eligen para
Vicepresidente, y formarán listas separadas de todas las personas que reciban votos
para presidente y de todas las personas a cuyo favor se vote para Vicepresidente y del
número de votos que corresponda a cada una, y firmarán y certificarán las referidas
listas y las remitirán selladas a la sede de gobierno de los Estados Unidos, dirigidas
al presidente del Senado.

El presidente del Senado abrirá todos los certificados en presencia del Senado y
de la Cámara de Representantes, después de lo cual se contarán los votos

La persona que tenga el mayor número de votos para presidente será pre­
sidente, siempre que dicho número represente la mayoría de todos los electores
nombrados, y si ninguna persona tiene mayoría, entonces la Cámara de Represen­
tantes, votando por cédulas, escogerá inmediatamente el presidente de entre las tres
personas que figuren en la lista de quienes han recibido sufragio para presidente y

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