Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Capítulo IV
EN EL SEPULCRO
Oremos.
Señor Dios, que decretaste
una justa sentencia de muerte en contra del hombre,
que había desobedecido tu precepto,
pero le diste la posibilidad de vivir
por medio de la conversión y la resurrección final;
Dios, que concediste una sepultura a nuestro padre Abraham
en la tierra prometida,
e inspiraste al justo José de Arimatea,
para que preparara un sepulcro destinado al Señor Jesús:
Te pedimos, con corazón humilde,
que bendigas este sepulcro,
preparado para tu servidor(a),
y que, al colocar su cuerpo en el,
su alma ingrese en el Paraíso.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Rito de la sepultura
Padrenuestro
El ministro invita a rezar la Oración del Señor con esta u otras palabras:
Ritos conclusivos
Oración
Oremos.
Señor, ten misericordia
de este(a) hijo(a) tuyo(a) difunto(a):
ya que procuró cumplir tu voluntad,
recíbelo con amor en tu casa;
así como estuvo unido(a) a tu pueblo fiel, por medio de la fe,
concédele asociarse en el cielo al coro de los ángeles.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
II
Oremos.
Dios nuestro, que estás atento a las súplicas de tus fieles
y conoces sus buenos deseos,
concede a tu servidor(a) N., a quien hoy sepultamos
cumpliendo este deber de misericordia,
que consiga la felicidad eterna
junto con tus santos y elegidos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
O bien:
III
Oremos.
Dios nuestro, que eres el autor de la vida,
restauras los cuerpos humanos
y aceptas con bondad el ruego de los pecadores:
escucha las súplicas que te dirigimos en nuestra aflicción
pidiéndote por el alma de tu hijo(a) N.,
para que lo(a) libres de la muerte eterna,
y pueda compartir con tus santos las alegrías del Paraíso.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
En lugar de las oraciones precedentes puede decirse una de las siguie
eligiendo la más adecuada, según las circunstancias:
Oremos.
Padre santo, recibe con bondad a tu hijo(a) N.
y protege solícito a su esposo(a) N.,
a quienes el amor conyugal unió en esta vida;
concédeles alcanzar, algún día,
la plenitud de la caridad en la vida que no tiene fin.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Recibe con amor de Padre, Dios todopoderoso,
a este niño(a) N. a quien has llamado a tu presencia;
concede el don de la esperanza y del consuelo
a quienes se sienten abatidos por la muerte de N.;
ayuda especialmente a sus padres (y hermanos)
a descubrir la luz de tu presencia
en Jesucristo, nuestro Camino, Verdad y Vida,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Oremos.
Dios nuestro, que diriges los acontecimientos
y la duración de la vida de los hombres;
te encomendamos humilde y confiadamente a tu hijo(a) N.,
cuya muerte prematura lloramos,
para que le concedas una permanente juventud
en la felicidad de tu casa en el cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Dios nuestro, que has dado a nuestro hermano(a) N.,
la gracia de servirte en el dolor y la enfermedad
concédele que, así como imitó la paciencia de tu Hijo,
obtenga también el premio de su misma gloria.
Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Padre santo, muéstranos el infinito poder de tu bondad
para que, quienes lloramos a nuestro(a) hermano(a) N.
muerto(a) inesperadamente,
podamos esperar que lo(a) has llevado
a gozar de tu compañía.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Señor, humildemente apelamos a tu misericordia
para que recibas con bondad el alma de tu servidor(a) N.:
sé indulgente y ten piedad de él(ella)
a fin de que sea purificado(a) de los pecados
que hubiere cometido en su vida,
y así, liberado(a) de toda atadura terrenal,
merezca ingresar en la Vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Dios nuestro, que te hiciste cercano a nosotros
por medio de Jesús, nuestro Salvador,
que entregó la vida en la cruz.
Tú conoces lo íntimo de nuestro corazón
y nada se te oculta a tus ojos.
Escucha la oración que te dirigimos por (este hijo tuyo) N.
y muéstrale tu misericordia infinita;
acepta todo el bien que ha hecho en su vida
y perdona sus culpas y debilidades.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Por un sacerdote:
Oremos.
Padre de misericordia,
escucha con bondad las súplicas
que te dirigimos por la salvación de tu servidor, N., sacerdote,
para que, después de ejercer fielmente y en tu nombre
el ministerio sacerdotal,
pueda gozar en la eterna compañía de tus santos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Por un diácono:
Oremos.
Dios misericordioso,
concede la felicidad eterna al alma de tu hijo N., diácono,
a quien confiaste el servicio en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Por un religioso:
Oremos.
Dios todopoderoso,
te pedimos que el alma de tu hijo N.,
que por amor a Cristo siguió el camino de la caridad perfecta,
pueda alegrarse de la manifestación de tu gloria
y gozar con sus hermanos de la felicidad eterna de tu reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos.
Dios lleno de bondad, te encomendamos a tu hija N.,
que unida Cristo en la tierra para vivir la plenitud del amor
ha entregado su vida;
concédele unirse a sus hermanas
en la alegría dichosa de tu reino
y coronar así su entrega generosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Aspersión e incensación
Canto de despedida
II
III
IV
Puede entonarse otro canto tomado de las pp. 307-334 u otro canto
adecuado.
Oración conclusiva
Padre de Bondad,
encomendamos a tu cuidado
el alma de nuestro(a) hermano(a),
sostenidos por la esperanza
de que en el último día resucitará con Cristo,
junto con todos los que han muerto con él.
[Te damos gracias por todos los beneficios
con que lo(a) favoreciste en esta vida mortal;
beneficios que para nosotros
se convertirían en signos de tu bondad
y en la expresión de esa santidad
que brota de la comunión con Cristo.]
Por eso, Señor,
escucha con misericordia nuestros ruegos:
abre para tu hijo(a) las puertas del Paraíso;
concédenos, a los que permanecemos en esta vida,
la gracia de poder consolamos mutuamente
con palabras de esperanza
hasta que lleguemos a Cristo,
y así podamos vivir siempre contigo y con este(a)
hermano(a) nuestro(a).
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
O bien:
Despedida
Y todos aclaman:
Amén.
Para concluir puede entonarse otro canto tomado de las pp. 307-334 u
otro canto adecuado.