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Immanuel Kant: los conceptos de “fenómeno”-“noúmeno” (“cosa en

sí”).”Revolución copernicana”.
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Immanuel Kant nace en Koenigsberg, Alemania, el 22 de abril de 1724.Era el


cuarto de once hijos, de una familia de artesanos. Toda vez que se refirió a
sus padres, lo hizo con cariño, gratitud y respeto por la integridad de ambos.
Vivió, estudió y trabajó en la localidad donde nació, toda su vida. Allí también
muere, en 1804.

Entre 1730 y 1732 , asiste a una Hospitalschule. Entre 1732 y 1742, recibe la
educación pietista religiosa impartida en el Collegium Friedericianum. Tras
ocho años de enseñanza religiosa, ingresa a la Universidad de Koenigsberg
donde estudia Filosofía , Matemáticas y Ciencias Naturales.

Terminados los estudios universitarios, comienza a ejercer la docencia en


forma particular. Actividad que mantiene durante siete años. Pasa a
depender de la universidad como Privatdozent, sin sueldo fijo , durante 15
años(1755-1770). A los cuarenta y seis años de edad accede al cargo de
Profesor ordinario de Lógica y Metafísica, en la Universidad de Koenigsberg,
tras haber rechazado ofertas de otras universidades.

Destaco de estos datos biográficos que incluí, el hecho de que su educación


tiene inicialmente una profunda impronta religiosa y que recién a partir de
los estudios universitarios, toma contacto con los desarrollos alcanzados por
la ciencia moderna de su tiempo. Esto tiene relevancia, por cuanto este
pensador fue el sintetizador del concepto de razón de la ilustración, y quien
da cuenta del operar de la razón en la constitución del conocimiento
científico. Basándose fundamentalmente en los desarrollos de la física
newtoniana, emprende una enorme tarea intelectual en el campo de la teoría
del conocimiento, crítica del uso dogmático de la razón. Esto es, un uso de la
razón, que no es autoconsciente de su alcance, de sus límites, y que, por
tanto , se aventura en terrenos que están fuera del alcance de los
instrumentos con que se mueve. Esto representa el problema de la metafísica
de su tiempo, y es justamente la preocupación de Kant, lograr legitimar con
este trabajo de crítica de la razón, el uso legítimo de la misma en el campo
metafísico. Es decir, en el campo de cuestiones que el hombre no puede dejar
de plantearse: Dios ,el mundo ,el alma, la libertad. Cuestiones , claro,
planteadas en los términos de la metafísica clásica,(no contemporánea).Sólo
que, el uso dogmático de la razón, sin crítica , ha conducido a esta disciplina a
atolladeros de los que saldrá cuando sepa de qué modo es legítimo que las
aborde.

En términos suscintos, la polaridad: uso dogmático – uso crítico de la razón,


constituyen el marco polémico, cuestionador, que plantean las Críticas: son
varias, “Crítica de la razón pura”(1781), “Crítica de la razón
práctica”(1788),”Crítica del juicio”(1790). Todas ellas fueron escritas
cumplidos sus 57 años, que es cuando aparece la primera de ellas. La
primera es la que da cuenta de cómo conocemos en el campo de la
experiencia científica, pero en su segunda parte, desarrolla su acuciante
preocupación por cómo pensamos esos límites de los humanos, ineludibles,
que nos llevan por otra parte a los campos prácticos(moral,ética) y estéticos
de la razón. Temas de las otras dos Críticas.

Sólo quisiera destacar , que la obra monumental de este filósofo de la


ilustración, contiene y da cuenta también de la fe de este pensador en que el
buen uso de la razón ,puede conducir a un estado político mejor y a la paz
entre los estados,(la paz perpetua),tal como lo expresa su filosofía de la
historia ,por ejemplo . Fe en la razón , en su poder constructivo de un orden
social mejor, he aquí un fuerte componente espiritual de la modernidad
europea .

Fenómeno-Noúmeno (cosa en sí).

(Aclaración: la “cosa en sí”, en tanto pensada, es noúmeno . “Puro”, “a


priori”, significan: independiente de la experiencia.

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Estas nociones están desarrolladas en la primera de las Críticas-“Crítica de la
Razón Pura”- , y constituyen un aporte fundamental a la teoría del
conocimiento. Según afirma G.Delleuze, Kant puede ser considerado el
creador de la fenomenología.

La filosofía clásica planteaba el problema del conocimiento y del ser, dentro


del marco de la dualidad apariencia-esencia. La razón llega al ser, y a la
verdad ,” atravesando” lo aparente, para determinar el concepto, esa
idealidad que encierra la esencia del ser de las cosas. El ser está “en sombras”
(utilizando la metáfora de la alegoría de la caverna) hasta tanto la filosofía
no hace su trabajo de conceptualizar. Es en este punto, donde el pensamiento
kantiano introduce los conceptos de fenómeno-cosa en sí (noúmeno), que
operan como una bizagra entre el planteo clásico y lo que la ciencia
experimental moderna (Galileo, Copérnico, Newton) genera.

Ordenémonos según dos preguntas kantianas:

1 ) Qué puedo conocer?

2) Qué puedo pensar?

A la primera, Kant responde , sólo lo que es dado a mi sensibilidad . Aquello


que es dado a mi sensibilidad, tiene el carácter de sensaciones, en general,
que toman la forma de intuiciones sensibles, en función de la actividad
constitutiva de mi subjetividad. Espacio y tiempo son las formas puras (no
aportadas por la experiencia) que organizan las sensaciones en su
presentación : el fenómeno . Lo que es sentido por nosotros de lo real, se nos
da en forma espacio –temporal, y eso es el fenómeno, lo fenoménico. Y no
hay para los humanos otra posibilidad que no sea ésta, de presentación de los
real, es decir, es nuestra subjetividad la que constituye el orden témporo-
espacial de los fenómenos a través de las formas puras de la sensibilidad. Son
condiciones de posibilidad de nuestra experiencia , pero no dependen de ella.
Si así fuera, serían en lugar de a priori , a posteriori. Repito, humanamente-
la realidad se presenta fenoménicamente y es nuestra subjetividad, la
actividad constitutiva. El segundo elemento, también puro, a priori, que -3-
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interviene en la constitución de nuestra experiencia , es el entendimiento.


Las formas puras del entendimiento son las categorías. Son doce,
organizadas en cuatro grupos de tres cada uno. Son las categorías
aristotélicas integradas por Kant en su concepción de la actividad subjetiva
que posibilita que tengamos conocimiento de lo real. Este sujeto que es
condición de posibilidad, que posibilita conocer, es llamado sujeto
trascendental , en tanto, es ,repito, condición de posibilidad del conocer. Las
categorías, son formas puras, conceptos vacíos , como causa ,cambio ,
substancia, con que el entendimiento opera, al aplicarlos a las intuiciones
sensibles, y así representa lo presentado por el fenómeno. De este modo, la
intuición ya “no está ciega, y el concepto deja de estar vacío” .El
conocimiento así constituido, construido , se llama experiencia, y así opera la
ciencia experimental moderna. Constituye su conocer teniendo como “piedra
de toque”, la experiencia fenoménica, que permite el diseño del experimento,
corrector o validador de lo concebido. .

Tiendo el puente con el problema de la “cosa en sí”, reiterando este


desarrollo: lo real, la “cosa en sí”, afecta mi sensibilidad, que a través de las
formas puras de espacio y tiempo , organiza lo fenoménico, sobre lo que
opera el entendimiento y sus categorías, constituyendo el conocimiento
empírico. La sensibilidad presenta, el entendimiento, representa.

Ahora bien ,no puedo dejar de suponer que “la cosa en sí”, es el soporte
necesario de todo fenómeno: ningún fenómeno sería posible sin “la cosa en

sí”. (Este es el hilo de la demostración kantiana en su polémica con el


idealismo). Pero, retomo, hay una mediación ejecutada por el sujeto, que
constituye al fenómeno que me permite conocer. Y no hay otra posibilidad.
Conozco lo que mi actividad constituye , pone ,pero no a la cosa en sí. Creer
esto es un desvío, un error, de una razón que excede sus límites , su alcance
legítimo.(Entiendo que esta es una línea donde hay que trabajar la expresión,
“confunde con la cosa en sí”).
2) Qué puedo pensar?
No puedo conocer la “cosa en sÍ”, pero puedo pensarla , concebirla. La -4-
razón, que opera en este campo libre de intuiciones sensibles produce ideas,
que se rigen por sus reglas lógicas de formulación. Puedo pensar el alma, el
mundo, dios, la libertad pero no con las categorías del entendimiento que
determinan al mundo sensible. En ese caso, estaría sometiendo estas
cuestiones, que no podemos dejar de plantearnos, a las leyes de la
naturaleza. Y esto es un error, una confusión (no es una expresión kantiana,
que aplica denominaciones lógicas a estas cuestiones: paralogismos,
antinomias…). Esta legitimación del uso de la razón, limitado a la concepción
de ideas, tiene importancia ética y política, como señalé al comienzo .Puedo
pensar las cuestiones que atañen a la existencia humana, y que suelen ser
acuciantes. La razón, en estos planos formula y nombra de otra manera que
la ciencia experimental. Es por ejemplo, el asombro por la maravilla del
mundo de los antiguos o el desconcierto socrático al comprobar la propia
ignorancia, y todos los razonamientos que promueve. Por supuesto, que la
escolástica medieval, en la que Kant se formó inicialmente se escribe con
otros lenguajes.

La “cosa en sí”, en tanto pensada, es lo noumenal. A diferencia de lo


fenoménico , no se presenta, no es referible a una intuición sensible. En ese
sentido, las ideas son vacías, vacías de intuición sensible. Constituyen el
dominio de la metafísica y de la ética.

- Revolución Copernicana-

Veamos estos problemas desde el ángulo de la Revolución Copernicana, que


Kant toma como analogía, para desarrollar esta formidable operación de
centración en la actividad del sujeto, del conocer y del pensar. Según mi
entender, es tan o más importante que “el yo pienso” cartesiano, y es
fundamental, para comprender el posterior descentramiento de la
conciencia, de la que hablan los maestros de la sospecha: Nietzsche, Marx y
Freud.
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En palabras de Kant:

“Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Éste , viendo
que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el
ejército de estrellas giraba alrededor del espectador , probó si no obtendría
mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en
reposo. En la metafísica –(entendida como crítica de la razón, aclaro)- se
puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si
la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos, no veo cómo
podría conocerse algo “ a priori” sobre esa naturaleza. Si en cambio, es el
objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de
nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad.
Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las quiere
convertir en conocimientos ,sino que debo referirlas a algo como objeto suyo
y determinar éste mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos
cosas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectúo esta
determinación se rigen también por el objeto, y entonces me encuentro una
vez más, con el mismo embarazo sobre la manera de saber de él algo “ a
priori”; o bien supongo que los objetos, o lo que es lo mismo, la experiencia,
única fuente de su conocimiento (en cuanto objetos dados),se rige por tales
conceptos. En este segundo caso, veo enseguida una explicación más fácil
dado que la misma experiencia constituye un tipo de conocimiento que
requiere entendimiento y éste posee unas reglas que yo debo suponer en mí
ya antes de que los objetos me sean dados, es decir, reglas “a priori. Estas
reglas se expresan en conceptos “a priori”, -(aclaración, las categorías)- , a los
que por tanto, se conforman necesariamente todos los objetos de la
experiencia y con los que deben concordar. Por lo que se refiere a los objetos
que son meramente pensados por la razón- y además como necesarios—pero
que no pueden ser dados ( al menos como la razón los piensa) en la
experiencia, digamos que las tentativas para pensarlos (pues desde luego,
tiene que ser posible pensarlos) proporcionarán una magnífica piedra de
toque de lo que consideramos el nuevo método del pensamiento, a saber, que
sólo conocemos “a priori” de las cosas , lo que nosotros mismos ponemos en
ellas.”

Kant, I. ”Crítica de la razón pura”. Prólogo a la segunda edición, pp.15-


16. Editorial Trotta. Traducción de P. Ribas.

La analogía, con la revolución copernicana, en cuanto a la afirmación de un


nueva centro en la comprensión del movimiento de los cuerpos celeste, somos
nosotros, la tierra, los que nos movemos, está establecida , en el plano del
conocimiento y del pensar, con la actividad constituyente del sujeto, quien
con “el a priori”, formas puras de la sensibilidad, espacio y tiempo, con las
formas puras del entendimiento, categorías, hace posible el conocimiento, y
con las reglas lógicas de formación del pensar, hacen posible la ideación, los
juicios, el pensar mismo.

A esto llamo una formidable centración en la conciencia de las


posibilidades de la razón humana , en su concepción moderna, ilustrada,

a la que hay que remitirse, toda vez que se hable de descentramiento, si se


quiere adoptar una perspectiva histórica de la génesis de los conceptos y
saberes, por supuesto.

Prof. Susana A. Sciannameo

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