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IMPORTANCIA DEL ENSAYO PARA LA MAESTRÍA

Raymundo Caviedes Hoyos*

La educación superior y con mucha más razón las maestrías y los doctorados, tienen
perentoriamente que dedicarse ante todo, al ejercicio de la inteligencia, al trabajo intelectual. Por
tanto, su actividad central, más que enseñar a realizar un oficio, que ya se hizo efectivo durante la
carrera profesional o las especializaciones, debe dirigirse hacia el cultivo de la mente, al desarrollo
del hábito del pensamiento y la reflexión, aplicado a un objeto de estudio o sector de la realidad;
que en nuestro caso concreto es el desarrollo social.

De aquí que las ocupaciones más importantes de nuestra Maestría, se dirijan a despertar la
curiosidad intelectual, adormecida ya por años de una labor profesional perpetuada como mera
ejecución práctica, incluyendo las carreras docentes.

La investigación científica y el ensayo, son los instrumentos más adecuados para cumplir con este
propósito; ya que por sus propias características estimulan la continua formulación de preguntas,
que incitan a la búsqueda de respuestas en un ambiente de verdadera convivencia intelectual; lo que
a su vez tiene que repercutir en el remozamiento de una práctica profesional, ligada a un
pensamiento crítico y creativo, más permeable al hallazgo de caminos que nos conduzcan a la
formulación de propuestas para el desarrollo social.

Pero no se trata del pensamiento por el pensamiento mismo, sino de la reflexión sobre la acción que
se desprende de la aplicación de los conocimientos, para dar respuesta a los problemas planteados
por la realidad a partir de las necesidades del desarrollo, sean éstas de carácter teórico o práctico; y
en este proceso, la observación y la experiencia juegan un papel importante.

El no tener en cuenta esta relación dialéctica en el conocimiento, entre pensamiento y acción ha


llevado muchas veces a aceptar, adoptar, aplicar o extrapolar teorías válidas tal vez para las
condiciones en que surgieron, pero cuestionables o dudosas para otros contextos. La observación y
la experiencia no sólo permiten percibir el ajuste o no de estas teorías; sino lo que es más
importante aún, la construcción sobre la base de los hechos, de otras más aceptables y acordes con
la realidad.

El ensayo. La palabra ensayo proviene del latín exagium, que significa acto de pensar.(23)

Como en todos los conceptos de cualquier orden, se pueden encontrar diversas opiniones o formas
de entender lo que es un ensayo, dependiendo muchas veces del lugar, del tiempo o del mismo
ensayista.

En Francia, por ejemplo, en el siglo XVI, se conocía con el nombre de essai, a todo estudio
provisional e incompleto de cualquier orden histórico, científico, filosófico o literario. En
Inglaterra, a la palabra Essay, ensayo, se le ha dado la misma connotación de artículo. Por su parte,
Ortega y Gasset, lo entiende como una «Disertación científica sin prueba explícita». Montaigne,
considerado el verdadero fundador de este género, lo entiende como una «manera de poner a prueba
el entendimiento».

En Inglaterra, a partir de los ensayos de Bacon, 1597 y de Cowley, 1667, se divulgó el término para
designar las reflexiones libres sobre un tema, que no se pretende tratar a fondo ni sistemáticamente.
El ensayo, por ser precisamente libre, ha florecido siempre en las épocas en que el pensamiento se
opone a todo dogmatismo.

Con todo, lo que siempre prevalece en él es la nota personal; se podría sintetizar, como un escrito en
prosa en el que se expresa en forma libre un punto de vista o tesis particular sobre cualquier tema,
tratado con profundidad, pero sin seguir un orden riguroso desde el punto de vista metodológico,
que lo exime del aparato crítico científico. Su misión, antes que dar o llegar a soluciones, es la de
plantear problemas o sugerir inquietudes.

Aunque en los ensayos se pueden incluir aportes críticos, no siempre ellos tienen este carácter.

Cuando se habla de que no se exige un orden riguroso desde el punto de vista metodológico, no
significa incurrir en la incoherencia lógica o inconsistencia en la argumentación. Tampoco significa
debilidad o falta de comprobación en la exposición de los hechos. Aquí se refiere a que no sigue el
orden sistemático de los tratados en su estructura lógica.

En estos últimos, a diferencia de lo que ocurre en los ensayos, debe explicarse ampliamente la
materia siguiendo un orden determinado con sus divisiones y subdivisiones. Por ejemplo, un
tratado del lenguaje comprendería una parte teórica general con sus subdivisiones en: evolución
histórica, metodología y filosofía del lenguaje y una parte práctica, dividida en fraseología,
lexicología, estilística, etc., abarcando así la totalidad de la materia con sus respectivas divisiones y
subdivisiones. El ensayo, aun el de tipo científico, está eximido de este requisito.

Armando F. Zubizarreta, en La aventura del trabajo intelectual, considera el ensayo como un


«Comentario libre en torno a un fenómeno, un tema o un libro ya sea éste científico o de creación,
monografía o novela». Pero a pesar de la libertad de enfoque que exonera al ensayista de la
sujeción al «aparato crítico-exterior», advierte a continuación que «su libertad ... no lo dispensa de
un sentido del rigor y de una firme coherencia expositiva».(24)

En cuanto a su extensión, se puede anotar como uno de los rasgos característicos del ensayo, la
brevedad; pero ello no es una condición sine qua nom, pues depende del autor. Existen ensayos
breves y otros que tienen la dimensión de un libro. Modelo de este último es El Ariel de José
Enrique Rodó. Hay que anotar que la brevedad no significa incompleto.

• Partes de un ensayo. A pesar de que, como ya se dijo, el ensayo no tiene que seguir un orden
metodológico riguroso, pues ello hace parte de la libertad creativa del ensayista, todo ensayo
debe contener al menos los siguientes puntos: título, introducción, desarrollo y conclusión. A
continuación se sugieren algunos elementos que hacen parte de cada punto y que podrían servir
de orientación a los estudiantes para la preparación de sus trabajos. Hay que recalcar, sin
embargo, que deben tomarse como una guía y no como esquemas rígidos.

- Título. Generalmente la nominación o nombre del ensayo, como la de cualquier otro trabajo, se
escribe al finalizar éste, aunque sea lo primero que se coloque en la presentación. Se
recomienda lo anterior, porque el título debe ajustarse al contenido y sólo al culminar el escrito
podremos tener una visión exacta del mismo, que nos permita hallar la idea adecuada para dar a
conocer en forma lo más sintética y descriptiva posible, a lo que se refiere el texto.

Al considerar el título, hay que cuidarse de no incluir o insinuar la existencia de elementos que no
aparezcan en el ensayo.
En algunas ocasiones, cuando el título elegido sea muy estricto o simple, es conveniente anexarle
un subtítulo, para aclarar o delimitar el asunto y proporcionar de esta manera una idea más
completa. Por ejemplo: «Desarrollo Humano: efectos de la herencia y el medio ambiente».

- La Introducción. Es, como su nombre lo indica, la primera parte del ensayo. Sirve para preparar
el ambiente al tema que se va a tratar y disponerlo hacia el fin propuesto. Pueden incluirse en
este punto, dependiendo del tema y autor: los antecedentes, la justificación, los objetivos o
finalidad y la motivación.

• Antecedentes. Aquí se pretende explicar las circunstancias que llevaron al autor a incursionar o
preocuparse por el tema, tales como dudas surgidas de lecturas, observaciones o exámenes de
situaciones reales, testimonios, etc.

• Justificación. En ella se presenta la importancia, o interés práctico o teórico que pueda tener el
escrito para la comprensión, discusión o ampliación del tópico tratado.

• Objetivos. Indican la finalidad o propósito que animan al escritor a aventurarse en la empresa


acometida.

• Motivación. Expresan los valores o sentimientos del autor que se esconden tras las palabras.

Sobre la forma y extensión de la introducción no hay reglas fijas; pueden separarse los diferentes
aspectos, o unirlos en una página o uno o dos párrafos. Sin embargo, debe excluirse de la
introducción toda alusión al cumplimiento de tareas, para la comprobación de conocimientos,
puesto que en primer lugar ya ello se sabe y va explícito en la hoja de presentación y en segundo
lugar, de lo que se trata es de incluir las referencias al tema en cuestión.

Desarrollo(25). Este punto hace mención al contenido o estructura sobre el cual gira el tema
propiamente dicho. Aquí se desenvuelve ampliamente la trabazón del asunto. Debe exponerse en
forma clara la tesis o idea principal, así como las secundarias que la complementan y la información
necesaria para demostrar o comprobar los argumentos. La información puede comprender hechos
históricos, datos, principios, anécdotas, descripciones, mitos, etc., dependiendo de lo tratado y de la
forma argumentativa que se escoja. Cada autor puede libremente determinar la forma de exponer,
disponer y ordenar las ideas; sin embargo, debe ser cuidadoso y evitar todo tipo de falacias lógicas;
y elegante en la redacción y el uso de conceptos.

El estilo puede ser retórico, satírico o humorístico, dependiendo del tema; pero hay que tener en
cuenta que la amenidad debe primar sobre el rigor sistemático.

Conclusión. Es la señal del fin del ensayo. En esta parte se muestran los resultados del examen. Si
se comprobó o no lo que se pretendía y se incluyen las inferencias lógicas a las que se llegó, de
acuerdo con las premisas de las cuales partió el escrito.

En esta parte del ensayo se incluye:

• La tesis sustentada por el investigador, acompañada de los argumentos principales.


• Las consecuencias que se desprenden de la tesis.
• Los nuevos interrogantes que surgen con motivo de la investigación.

• Aspectos sobre los que puede versar un ensayo. Un ensayo puede discurrir sobre los más
disímiles asuntos, sean ellos temas, objetos, personajes, interpretación de textos o autores;
acontecimientos, fenómenos o sucesos de tipo histórico, político, científico, filosóficos o
artísticos, etc.
Entre las diferentes modalidades de ensayo, podemos enunciar sin agotar, las siguientes:

- Interpretar un texto. En la interpretación debe quedar plasmada la manera distinta y personal de


exposición; es decir, la originalidad, tanto en la concepción como en la expresión. (Ver por
ejemplo el ensayo de Augusto Comte: «Examen del tratado de Broussais sobre la irritación»
(26))

- Investigar sobre la metodología del pensamiento de un autor. De este tipo son los ensayos sobre
el método de Marx, realizados por: Galvano Della Volpe, Vittorio Riesser, Althusser y otros.
(27)

- Comparar tesis y planteamientos en la obra de varios autores. Un ejemplo lo tenemos en la


comparación del método en Marx y Hegel realizado por Gerardo Zuluaga(28), o las
comparaciones de Freddy Salazar(29) sobre Marx y Espinoza. Estos últimos, dado su volumen,
son libros.

- Fundamentar una posición acerca de la realidad. Estableciendo los principios teóricos básicos y
el material empírico necesario (ejemplo los Siete ensayos de interpretación de la realidad
peruana, de José Carlos Mariátegui (30) o los ensayos sobre Historia de Colombia de Jaime
Jaramillo Uribe).

- Sustentar un punto de vista frente a otros. Para ello es necesario también disponer de suficientes
elementos que permitan la demostración y/o comprobación (ejemplos de este tipo los tenemos
en Xavier Zubiri (31), Theodor Adorno, Popper y otros (32), en los debates sobre la Teoría de la
dependencia (33) realizados durante las tres décadas anteriores y la Miseria del Historicismo de
Popper , por sólo mencionar algunos).

- Desarrollar y analizar por medio de la reflexión y la especulación un determinado tema o


situación problema. Tiende a confundirse con «la fundamentación de una posición frente a la
realidad», pero aquí predomina el carácter especulativo sobre lo empírico. Pueden ser
demostrativos de este tipo de ensayo, los realizados por Mannheim (34), sobre la cultura.

- Ensayos sobre diferentes asuntos. Incluyendo la confrontación de tesis, personajes, temas,


políticos, filosóficos y culturales pueden encontrarse en la obra ensayista de Pedro Henríquez
Ureña, La Utopía de América, publicada por Biblioteca Ayacucho.

• Criterios para la corrección y evaluación de ensayos. Antes de mencionar algunos criterios que
pueden ser tenidos en cuenta para juzgar los ensayos, es necesario diferenciar entre la corrección
y la evaluación. María Teresa Serafini (35) establece la diferencia según la finalidad que
cumple cada uno. Para ella, mientras la corrección tiene el propósito de hacer ver dónde se
encuentran los errores con el fin de ayudar a los estudiantes a mejorar sus trabajos, la evaluación
es el juicio que hace el profesor sobre el escrito con el fin de calificar.

Aunque la evaluación debe tener en cuenta tanto los errores como los aciertos, el juicio puede ser
emitido sólo en forma cuantitativa o de un comentario general. Aquí se tendrán en cuenta algunos
criterios para la corrección, que a su vez sirvan de apoyo o fundamento de evaluación.

Por otra parte, la falta de criterios comunes entre los profesores para la corrección y evaluación de
ensayos, produce confusión en los estudiantes; puesto que al comparar éstos, en las evaluaciones
entre docentes, es común encontrar diferencias significativas de uno a otro. Ello ocurre porque un
profesor puede prestar más atención a aspectos que para otros son menos significativos.

Aunque siempre seguirá existiendo un alto grado de subjetividad en las evaluaciones del ensayo,
dada la complejidad, inexactitud y el carácter aproximado de sus componentes, para ayudar a
disminuir esta subjetividad, se exponen a continuación algunos puntos que deben juzgarse en este
tipo de escritos, con el propósito de establecer su logro.

Además de estimar las partes que componen el ensayo, debe considerarse en la exposición del
mismo, tanto el contenido como la forma.

En cuanto al contenido, hay que mirar especialmente la vitalidad que le imprima el autor a través
de la combinación de los siguientes elementos: originalidad, claridad y precisión en los conceptos,
coherencia, profundidad, argumentación y documentación.

Igualmente, debe apreciarse la forma; ya que el buen uso del lenguaje y la gramática permiten una
mejor comprensión del texto. Mientras, por el contrario, un documento mal redactado y presentado
de cualquier manera, no sólo cansa, sino también disgusta al lector. En los aspectos formales debe
atenderse a lo siguiente: redacción, ortografía, propiedad en el lenguaje y presentación.

• Aspectos del contenido

• Originalidad. «No hay nada nuevo bajo el sol», dijo el famoso filósofo griego Parménides de
Elea (515 A.C.).

Si por nuevo se entendiera el hecho de que las cosas no tuvieran precedentes, o de que las ideas no
tuvieran precursores o predecesores, la tesis de Parménides tendría fundamento para excluir de la
ciencia, la originalidad.

Sin embargo, no se trata de desconocer las influencias, ni de pensar que las ideas deben ser
totalmente nuevas, pues «nada nace de la nada». Pero tampoco se trata de tomar las ideas anteriores
como mera imitación, copia, repetición o adopción; sino de darles un matiz personal, una forma
distinta y especial, un nuevo sentido de acuerdo con el contexto histórico por el que se atraviesa,
con las nuevas realidades que se viven y con la temática tratada; es decir, hay que ver las cosas
desde un ángulo distinto y con los propios ojos, no con los ajenos. «Las ideas son como los rayos
de luz que toman el color del medio que atraviesan», dijo el escritor norteamericano Orison Swett
Marden (36), en su obra titulada Querer es poder.

Conocido es, como los antiguos pensaban, que nada tenía origen; las cosas ocurrían según ellos, en
un eterno retorno. Pero la frase de Parménides le imprime otro significado: contextualiza la
cuestión en forma diferente y en ese sentido, paradójicamente la idea de Parménides es nueva.

Para Umberto Eco, la originalidad en las Ciencias Naturales difiere de las Humanas. En estas
últimas, según Eco, no se trata de descubrimientos en el sentido de cosas que los demás no han
dicho todavía. En ellas, también se considera original «un nuevo modo de leer y comprender un
texto clásico, la localización de un manuscrito que arroja nuevas luces sobre la biografía de un
autor, una reorganización y relectura de estudios precedentes que lleva a madurar y sistematizar
ideas que vagaban dispersas por textos variados» (37). La originalidad, en suma, consiste en pensar
por sí mismo las cosas, aunque otros las hayan pensado antes.
Con frecuencia ocurre que las ideas que nos surgen, bajo el estímulo de los sentidos, no nos
atrevemos a exponerlas porque subvaloramos nuestras capacidades y al no tener apoyo en la
autoridad, consideramos que no valen la pena y simplemente las pasamos por alto, perdiéndose con
ellas el toque personal u original.

• Coherencia en el pensamiento. Hace referencia a la estructura lógica de construcción del


ensayo; es decir, al orden con arreglo al cual se hallan relacionadas entre sí las partes o temas del
discurso, sin que se caiga en contradicciones.

• Claridad y precisión. Significa que debe escribirse de tal manera, que lo que se quiere decir
puede ser entendido sin ninguna dificultad; que no suscite dudas o confusiones, pero sin caer en
la simpleza o la superficialidad. El uso de conceptos,ideas y categorías deben ser siempre los
indicados. Escribir mucho para llenar páginas, distorsiona las ideas y frecuentemente lleva a
confusiones y fastidio. Escribir poco puede dejar vacíos que impiden la comprensión. No hay
que decir ni más ni menos de lo que se piense que es necesario para compenetrarse con el lector.
Es conveniente el uso de ejemplos, comparaciones o cualquier tipo de ilustraciones y
complementos.

• Profundidad. Significa trascender el pensamiento o las ideas comunes a través de una


conceptualización y análisis detenido, para penetrar progresivamente en el conocimiento; sin que
ello lleve a la petulancia en el uso del lenguaje con una terminología rebuscada. La cuestión está
en el sentido con que se utilicen los conceptos y se establezcan las relaciones, por ejemplo: el
concepto de comunidad, usado con la connotación común de una población pequeña o barrio, es
distinto al uso científico del mismo concepto tal como lo hizo Ferdinand Thonnies, al concebirla
como un agrupamiento de personas en el que los lazos entre los miembros estén basados en
relaciones cara a cara y donde las relaciones de interdependencia se viven de un modo
profundamente afectivo.

En lo anterior se puede observar cómo el empleo de un mismo concepto puede tener significados
diferentes de acuerdo con el sentido que se le dé. Lo mismo podría decirse de conceptos tales como
capital, mercado, ganancia, pueblo, educación, etc.

• La argumentación. Es la exposición clara de las razones que se tienen para sostener una idea o
tesis, a favor o en contra de algo, de la opinión de otros, para inducir a la persuasión o a la
convicción. Los argumentos pueden emitirse a través de la demostración o de la comprobación;
es decir, por razones puramente conceptuales o por pruebas empíricas.

• Documentación. El propósito de la consulta no es simplemente el de apoyarse en la autoridad


como argumento para la credibilidad; sino el de conocer qué han dicho o pensado otros sobre el
tema; para estar en capacidad de ampliar, refutar, diferir, contrastar, complementar, etc., las
opiniones de otros autores. En términos figurados, el asunto consiste en hablar con los libros,
indagar el parecer de otros autores, buscar datos y orientación en otras obras; en síntesis, obtener
dominio sobre el tema.

• Aspectos formales

• La redacción. Se debe mirar si la construcción de oraciones y párrafos es correcta; así como el


buen uso de la puntuación, ya que de lo contrario el mensaje se distorsiona.

• La ortografía. Aunque algunos le prestan más atención que otros, su uso incorrecto da la
impresión de descuido. Por ello es importante tenerla en cuenta en la presentación final.
• Propiedad en el lenguaje. El uso del vocabulario debe ser tal, que las palabras que se empleen
sean adecuadas a lo que se quiere expresar. Además, se muestra propiedad en el lenguaje por el
buen uso de analogías, metáforas, sinónimos y riqueza de vocabulario.

• Orden en la presentación del ensayo. Tener en cuenta si en la presentación se sigue un solo


modelo de normas para trabajos escritos, que en este caso es el de Icontec.

• Tabla para evaluación de ensayos. La idea de esta tabla ha sido tomada de las escalas analíticas
para la evaluación de escritos que trae María Teresa Serafini en su libro citado Cómo Redactar
un tema, adecuándola a los criterios expuestos en este trabajo para la corrección y evaluación de
ensayos.

I. ASPECTOS DEL CONTENIDO BAJO MEDIO ALTO


1. Originalidad 4-8 12-16 20
2. Claridad y precisión 1-4 6- 8 10
3. Coherencia 3-6 9-12 10
4. Profundidad 3-4 6- 8 10
5. Argumentación 2-4 6- 8 15
6. Documentación 2-4 6- 8 10

II. ASPECTOS FORMALES BAJO MEDIO ALTO


1. Redacción 2-4 6- 8 10
2. Ortografía 1-2 3- 4 5
3. Propiedad en el lenguaje 1-2 3- 4 5
4. Orden en la presentación 1-2 3- 4 5

Nota: Para conocer la evaluación final se coloca un círculo alrededor del número que evalúa el
criterio y luego se suman los números que llevan el círculo, lo cual daría sobre un total de 100
puntos. Para una calificación sobre 5, se divide entre 2 y luego entre 10.

Así: Supongamos que los números rodeados del círculo sean: 16, 10, 6, 8, 8, 10, 8, 5, 5, 4, la suma
es = 80; entre 2 = 40; esto se divide entre 10 = 40. Sería la evaluación final. O simplemente se
divide entre 20.

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