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Érica creció en circunstancias difíciles.

Su padre abandonó a su familia cuando ella tenía


un año, y su madre constantemente le echaba la culpa del abandono a Érica a través de toda su
infancia. Érica comenzó a verse como una persona sin valía. Ella creía que si la gente realmente
la conociera, ellos la criticarían y rechazarían. Ella creía verdaderamente que nunca recibiría el
amor e intimidad que tanto anhelaba si mostraba su verdadero yo.
Érica desarrollo una estrategia de evitación. Ella evitaba situaciones sociales siempre que
podía, evitaba hablar con otras personas en la escuela, evitaba hablar en clase, evitaba llamar la
atención, y en general, evitaba revelar mucho acerca de si misma, con nadie. Ella también era
hipervigilante hacia las evaluaciones negativas, y frecuentemente malinterpretaba reacciones
neutrales como significantemente negativas.
Érica también se sentía muy vulnerable a las emociones desagradables. Ella tenía miedo
de que si se permitía experimentar disforia, se derrumbaría. Así que naturalmente, evitaba
emociones negativas, no solamente evitando situaciones potencialmente desagradables, sino
incluso evitaba pensar en situaciones que le pudieran afectar. El no pensar acerca de sus
problemas le ha ocasionado problemas en su trabajo como contadora, frecuentemente no cumple
las fechas límites para entregar las declaraciones de sus clientes, a ella le generaba mucha
ansiedad pensar que iba retrasada y en vez de terminar el trabajo, lo postergaba para reducir
momentáneamente su ansiedad. Cuando era inevitable enfrentar a sus clientes para informarles
sobre sus cuentas, la ansiedad era fuertísima. En ocasiones prefería no cobrarle a sus clientes
con tal de no enfrentar la situación. Ella descubrió que el alcohol ayudaba a tolerar la ansiedad y
tensión que le generaba el trabajo, ella toma 3 o 4 copas de vino casi todos los días para
entumecer las emociones desagradables. Su consumo también le ayuda a disminuir el dolor que le
ocasionaba su soledad y consecuente tristeza. Pensar en el hecho de que tiene pocos amigos y
años sin pareja, le genera un sentimiento de soledad y tristeza, pero su manera de sobrellevar eso
es tomando, se minimiza la emoción pero al mismo tiempo disminuye la motivación para hacer los
cambios en su vida que le permitan conocer más gente. El consumo no interfiere en su
funcionamiento dramáticamente, pero aparte del trabajo y lo interpersonal, 2 veces la multaron por
manejar con aliento alcohólico. Dichas estrategias de evitación cognitiva, emocional e
interpersonal contribuyeron a las dificultades en el tratamiento psicológico cuando buscó ayuda.
Cuando su mejor amiga la confrontó después del incidente de la multa, ella niega tener un
problema de alcohol; de hecho todos los días que toma ella lo justifica diciendo que no es una
alcohólica, que nunca la han encontrada ahogada afuera de un bar, que si no toma se va a sentir
peor etc. Ella está segura que puede dejar de tomar cuando ella quiere.

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