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O L O C O en el tiempo la Providencia L a grandísima epidemia de cólera que Es curiosa la influencia de sus tres ma-
a la insigne escritora, en unos años asoló Sevilla los años 1833 y 34, aunque no trimonios en la génesis de la obra de Fer-
(17&6-1877) llenos de acontecimien- atacó al marqués de Arco Hermoso, causó nán Caballero.
tos de importancia trascendental para la tal impresión en su ánimo y minó de tal Sin la experiencia del primero, no hubie-
historia del mundo y también para la de modo su salud, como consecuencia de sus ra seguramente incido "Cl-eiweneia"; sin
España. incesantes desvelos en favor de las vícti- sus estancias ©a el cortijo da Arco Hermo-
Cuando el 25 de diciembre de 1796 nació mas, que en mayo de 1835 falleció, quedan- so y en la Sierra de Aracena, no hubiera
en Mairgués, cantón de B e r n a , y cuando el do así por segunda vez viuda y también
conocido, captado y descrito la vida del
13 de marzo de 17OT fué bautizada en la sin descendencia doña Cecilia, poco des-
campo andaluz como lo hizo, sin el desas-
iglesia parroquial de San Juan de Echa- pués de cumplidos los treinta y ocho años.
tre económico de la última boda, ¡puede
llsns, diócesis de Laoisana, andaban las Retiróse al Puerto de Santa María, don- afirmarse, con grandes iprobabfidadss de
C a n c i l l e r í a s de las acertar, que no hubiera dado a la imprenta
Cortes europeas harto de toda su copiosa producción más que su
perplejas ante aque- noventa "Sola" y precisamente en alemán.
llas novedades que,
desde pocos años an- Publicadas comió folletines en el "Heral-
!

tes o r i g i n a d a s en do", de 1849. " L a Gaviota" y en " E l Museo


Francia, venían acae- Español", en 1852, "Clemencia" y algunos
ciendo en Buaxypa. "Cuadras de Costumbres", el editor Mella-
do, había comenzado en 1856 la colección
París en pleno D i -
de ta "Obras de Fernán", que constaba ya
rectorio no pensaba,
de trece volúmenes en 1858 al publicarse su

CA
como escribió Mallet
ella "Lágrimas" y " ü n verano en Bomas",
du Paia aquel mismo
que fueron tos dos
año, e n o t r a cosa
últimos.
"qu'a jouir, boire e*
nuanger" y dos más F i n a l i z a b a tal
tarde, l l e g a b a a su año, cuando Arrón
mayor esplendor el regresó de Austra-
reinado de Su Alteza lia.
Serenísima. Teresa I» Malas noticias de
como el mismo lla- los negocias que ha-
maba, a raadame Tailien, próxima a 'ddivor- bía dejado estable-
ciarse por entonces para instalarse como cidos allá te ofoli-
reina en el Palacio de Luxemburgo, donde g a r o n á marchar
Barras abría tos salones..., en su compañía. poco d e s p u é s a
Londres, y la con-
Trasladada a Cádiz, allí vdvió Fernán firmación -en la ca-
Cabafllero hasta 1811, en que, de nuevo fué pital inglesa de la
enviada a casa de su abuela paiterna, doña infidelidad: de u¡n
Cecilia Lutkens (de la que sin duda le ha- gestor de sus asun-
bía venido su propio nombre), que residía tes, en quien tenía
en Aleman&a. depositada ®u con-
Su boda a los veinte años escasos, en fianza, le trastorno
España otra vez, con su primer marido fué de tal modo, que
para ella una desgracia, pero no así para vino a quitarse la
las letras españolas, pues "Clemencia", tal vida.
vez la más conocida de sus novelas, reen- •Este desastroso
carna en gran parte de la vida de su pro- final de su tercer
tagonista los acontecimientos poco gratos ¡matrimonio, p a r a
de la de su autora durante este periodo. una m u j e i r ás la
Viuda muy poco después en Puerto Rico, ssnefbMidad y de las
regrosó >a ¡ E u r o , p a , donde pasó algunos arraigadas creen-
años más en Hamburgo al amparo de su cias de Cecilia, fué
abuela y lejos de los lugares que pudieran h a r t o duro para
despertar en su ánimo recuerdas de su so- «lia. O b l i g a d a a
ñ a d a y no lograda felicidad conyugal. trasladarse a M a -
¡Fué otra vez en Cádiz, junto a sus pa- drid ¡pana.' resolver
dres, donde, acabado el Congreso de Viena, perscnapmetós l a s
desaparecido Napoleón del tablero de la secuelas de los ne-
política activa, restaurado e n Francia gocios australianos
de su último mari-
Luis XVm y reinando en España Fernan-
Doña Cecilia Bóhl de Fa&er y Larrea (Fernán Caballero). Copia de, aprovechó su es-
do vn, conoció Cecilia a un apuesto oficial del último retrato ejecutado por D. A. IKorgado. tancia', en la Corte
de Guardias Españolas, don Francisco Rulz
para gestionar su
del Arco, marqués de Arco Hermoso, con
de a la sazón vivían sus padres, que de allí ingreso en el retiro de alguna comunidad
quien el 26 de marzo de 1622 volvió a ca- religiosa, aunque r o con carácter de tal.
sarse, año y medio antes de la toma del a poco murieron y el 17 de agosto de 1837
Troc&dero por los Cien mil hijos de San contrajo matrimonio porí tercera vez, ésta Ofrsciércnla el Rey y la Reina, a los
Luis. con don Ar/onio Arrón ;y| Ásala; gallego que tenia fácil acceso, por su personal
de origen aunque nacido en Ronda, die- amistad con la duquesa de Mnn'P'insier
E n el cortijo de su maridó, cercano al
ciocho años más joven qué ella, y 'notoria- (sntonces doña María Luisa Fernanda,
¡pueblo de Dos Hermianas, al que se tras-
mente atacado de ifcuberciíiosls. hermana de Isa-Sel H ) . Las S i lesas Reales,
ladó el nuevo matrimonio para pasar su
¡El resultado fué ingrato, el enfermó h u - Las Calatiavas y San Pascual, de Aran-
luna de miel, nació verdaderamente la es-
bo de pasar grandes temipjarac'ias en la Sie- juez;, dónde era priora la famosa monja
critora Fernán Caballero, en quien "el
rra de Aracena y emprender—terapéutica de las llagas, sor Patrocinio; pero fuera
sosiego, el lugar apacible, la amenidad de
de entonces—largos viajes por mar en bus- p:r otras razones o por; su amor a laitisrra
los campos, la serenidad de los cielos, el
ca de alivio... • j \;' 'j ái María Santísima, donde tantos años
murmurar de las fuentes y la quietud del
había vivido ya, es lo cierto que no aceptó
espíritu" surtieron el efecto de que habla E n ambas cosas y en establecer para la ninguno de tales refugios.
el famoso prólogo de Cervantes. última un negocio en Australia al amparo
Aillí oyó a un guarda que la acompaña- de su nombramiento allí de cónsul de Es- ¡Recabó, en cambio, y obtuvo del enton-
ba y que se descubrió al pasar ante uña paña, fueron desapareciendo rápidamente ces nuncio apostólico, Mgr. Lorenzo Ba-
or-uz «Jaroda «n 'Un olivo, Sa histeria de los los bienes de ambos, h a s É a t a l punió, qu« rilli, un breve pontificio que permitiera su
sucesos que cristalizaron m á s tarde en " L a aunque' no tanto para atender a sus pro- ingreso eo el Monasterio de Dueñas, de
fboo&li» de Alvareda", primera de ssus obras, pias necesidades todavía cubiertas por sus Sevilla, y solicitó del oardenál arzobispo
cuarorelatoanctó aquella misma noche an- pequeñas rentas, como por Ao dejar de so- de aquella diócesis, don -Manuel Jaran-
tes de acostarse para no perder detalle, correr a "sus pobres" sé decidió Cecilia, een, la debida autorización para ello.
aunque la publicara mucho después y en mientras su m a á d o estaba en Australia, a Curiosísimso el expediente que hubo de
forma muy distinta. comenzar la publicación tíé sus obras. incoarse con tal motivo. De -las dieciocho

f Continua.)

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