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Los terremotos son uno de los fenómenos naturales que conllevan mayor potencial destructor, con
mayor coste de vidas y pérdidas materiales, lo que hace que el riesgo sísmico sea uno de los riesgos
naturales que más atención social reclaman. Aunque los terremotos no se pueden evitar, el riesgo
asociado si se puede mitigar y este es el reto que afronta actualmente la comunidad científica en
materia de sismología e ingeniería sísmica. El fenómeno es natural, pero el desastre no es natural, ya
que este se puede paliar, o al menos reducir, adoptando medidas preventivas y diseñando planes
eficaces de emergencia.
EXPLICACIÓN GEOLÓGICA
Entorno al fenómeno sísmico hay tres cuestiones que pueden considerarse clave referidas a su
ocurrencia: ¿Dónde? ¿Cómo? y ¿Cuándo? La primera cuestión -dónde- encuentra una respuesta en el
marco de la Tectónica de Placas, teoría según la cual la corteza terrestre está compuesta por grandes
placas tectónicas que están en continuo movimiento entre sí. La mayor parte de los epicentros de
terremotos en todo el mundo están distribuidos en los márgenes de dichas placas, donde tienden a
concentrarse los esfuerzos debidos al movimiento de las mismas, y donde se localizan las fallas
geológicas (Figura 1). Estas son zonas frágiles de la corteza cuya ruptura produce el movimiento sísmico,
por lo que constituyen la fuente u origen del terremoto.
La segunda cuestión -cómo- es hoy satisfactoriamente explicada por la teoría del Rebote Elástico (Reid,
1910). Según ésta, los esfuerzos se van acumulando en una falla geológica, hasta que se supera el límite
de resistencia del material y se produce la ruptura, rebotando un lado frente al otro de la falla hacia
posiciones de menor esfuerzo (Figura 2). La energía acumulada durante años se libera bruscamente en
cuestión de segundos, y en el proceso se genera una radiación que se propaga en forma de ondas
elásticas desde el foco hasta la superficie de la tierra. En los lugares alcanzados con suficiente energía se
produce la vibración o sacudida sísmica.
La última cuestión -cuándo- es más difícil de responder. En la mayor parte de las fallas los movimientos
de producen siguiendo un cierto ciclo sísmico, pero éste no responde a un intervalo de tiempo exacto y
es difícil de precisar. Además, hay muchas fallas ciegas que no rompen en superficie y no son bien
conocidas. Con todo ello, hoy por hoy no es posible determinar cuál será el momento de ocurrencia del
próximo evento en una cierta zona, ni su tamaño.
La explicación a muchos de los fenómenos sísmicos y volcánicos que han ocurrido en los últimos años es
que son consecuencia de Fallas Tectónicas y obviamente del movimiento de las Placas Tectónicas. Desde
al punto de vista geológico, las zonas conocidas como las más activas del mundo en estos términos
forman dos grandes alineaciones de miles de kilómetros de longitud y sólo unos pocos de ancho:
1. -Cinturón Circumpacífico (conocido como "Cinturón de Fuego"). Rodea casi totalmente el
Pacifico, se extiende a los largo de las costas de América del Sur, México y California hasta Alaska;
después continúa por las islas Aleutianas, antes de dirigirse hacia el sur a través de Japón y las Indias
orientales. La mayor parte de la energía sísmica se libera en esta región, libera entre 80 y 90% de la
energía sísmica anual de la Tierra. El Cinturón del Fuego del Pacífico es una línea imaginaria que, con el
correr del tiempo, científicos de todo el planeta, fueron estudiando los distintos sismos cuya magnitud
superara los 5,5 en la escala de Richter. La actividad sísmica y volcánica generada es un peligro potencial
para cientos de millones de habitantes de unos 40 países distintos. El Cinturón de Fuego del Pacífico
concentra un 75 por ciento de los volcanes activos del mundo, y en él se produce hasta el 90 por ciento
de los terremotos. En su trayectoria se encuentran ubicados alrededor de 450 volcanes. En los límites
de las placas tiende a concentrarse la actividad geológica, es comprensible que los bordes de la del
Pacífico hayan acumulado numerosos volcanes y se engendren intensos terremotos. Lo que ocurre con
estos terremotos destructores en la historia del Cinturón del Pacífico es que han sido de una gran
magnitud, es decir sismos mayores a 8.1 en la escala de Richter.
3. Una tercera región altamente sísmica la formaría la Dorsal Mesoatlántica ubicada en el centro
del Océano Atlántico. Representan solo el 5% de todos los terremotos de nuestro planeta. Aquí no hay
terremotos fuertes, y debido a la lejanía de esta zona de los continentes, los choques subterráneos en
este cinturón no traen destrucción.
Según esta teoría, la corteza terrestre está compuesta al menos por una docena de placas rígidas dichas
placas, separadas por cadenas montañosas o fosas, se mueven lentamente, chocando o rozándose unas
con otras. Las placas se mueven relativamente entre ellas y en los bordes o zonas de interacción pueden
producirse algunos de los siguientes fenómenos:
Formación de nueva corteza: El desplazamiento del magma, fundido y muy caliente, que escapa hacia el
exterior provoca volcanes y terremotos de magnitud variable.
Roce entre placas: Al pasar una al lado de la otra se crean esfuerzos, los cuales se liberan violentamente
cuando las rocas llegan a su punto de fractura. Esta situación produce terremotos.
Choques entre placas: Aquí se pueden dar 3 situaciones: Choque de dos placas continentales. Debido a
su poca densidad ninguna se hunde, pero el choque hace que se arruguen formando una cadena
montañosa, Choque entre una placa oceánica y una placa continental. Como la corteza oceánica es más
densa, la placa subduce, regresa al manto y forma las grandes fosas que se han encontrado en los
bordes de los océanos. Como consecuencia del choque se arruga la corteza y se forma una cadena
montañosa.
Choque de dos placas oceánicas. Aquí se hunde la más delgada o más densa de las dos. También ocurren
terremotos y volcanes y se pueden originar islas volcánicas.
Se han identificado tres tipos de bordes: convergentes (dos placas chocan una contra la otra),
divergentes (dos placas se separan) y transformantes (dos placas se deslizan una junto a otra).
. Existen tres tipos principales de movimiento relativo en los bordes entre las placas: la convergencia, las
dos placas se aproximan; la divergencia, las placas se separan; y la transcurrencia cuando se deslizan una
al lado de otra.
La convergencia es, por ejemplo, el caso de la cordillera del Himalaya, donde chocan frontalmente dos
masas continentales que han generado las montañas más altas de nuestro planeta. También nuestra
cordillera de los Pirineos, aunque es mucho más pequeña, se ha generado por el mismo proceso. Si la
convergencia ocurre en un límite entre litosferas oceánicas o una oceánica y otra continental, lo que
ocurre es que una de ellas, siempre la oceánica, se mete bajo la otra. A esta acción la llamamos
subducción y suele provocar la formación de volcanes. Eso es lo que ocurre en el llamado arco de fuego
del Pacífico, donde se generan los arcos de islas. Cuando la subducción se debe a la convergencia entre
una masa continental y una oceánica, como pasa en el margen pacífico de América del Sur, entonces se
forma una cordillera de montañas y volcanes como la de Los Andes.
En los límites divergentes, las placas se separan una de la otra y en el hueco que se origina por esa
separación el manto sale hacia la superficie, empieza a solidificar y cuando se consolida crea nueva
corteza oceánica que rellena la grieta. También se forman en este caso cordilleras, con un valle
pronunciado que marca la grieta en el medio. Un ejemplo es la dorsal Atlántica que forma una
alineación de montañas de miles de kilómetros de longitud de sur a norte y está sumergida en el medio
de ese océano. Esa separación que ocurre en la dorsal atlántica hace que las costas de los continentes
del este se alejen de las costas de los del oeste. La velocidad de la separación depende de las zonas,
pero puede alcanzar un par de centímetros al año que es aproximadamente la velocidad a la que crecen
nuestras uñas.
El tercer tipo de movimiento relativo en los bordes de placas se da cuando se mueven en paralelo,
deslizándose una al lado de la otra. Ese deslizamiento paralelo puede ser en sentido contrario o en el
mismo sentido, pero a distinta velocidad y también suele generar alineaciones de montañas. Un ejemplo
de límite transcurrente entre dos masas continentales es la famosa falla de San Andrés, en California,
causante de terremotos de gran magnitud. Los límites transcurrentes también ocurren en el fondo de
los océanos entre dos litosferas oceánicas.
- El Ciclo Geológico y la Tectónica de Placas.
La teoría de la Tectónica global o de placas supuso un hito fundamental en el estudio de la dinámica del
planeta Tierra, siendo capaz de explicar de manera integrada una variedad de fenómenos sin aparente
relación entre sí, tales como el vulcanismo, los seísmos o el movimiento de los continentes. Por ello, el
estudio de los procesos geológicos internos girará en torno a la tectónica de placas, conociendo su
identidad, así como los procesos que se producen en sus márgenes, a los que están íntimamente
asociados fenómenos como los terremotos o el vulcanismo.
La ciencia de la sismología estudia los terremotos. Las palabras sismo, temblor o terremoto se refieren al
mismo fenómeno. Los tres términos son correctos y significan lo mismo. Un terremoto natural en Puerto
Rico, ya sea su epicentro en tierra o en mar, tendrá origen tectónico. En Puerto Rico no hay volcanes; a
pesar de que su origen es volcánico.
• Magnetismo
El magnetismo es un fenómeno físico por el que los objetos ejercen fuerzas de atracción o repulsión
sobre otros materiales. El único imán natural conocido es un mineral llamado magnetita, sin embargo,
todos los materiales son influidos, en mayor o menor forma, por la presencia de un campo magnético.
En algunos de ellos es más fácil detectar estas propiedades magnéticas, como por ejemplo el níquel, el
hierro o el cobalto.
Podemos concluir que cuando circula corriente por el conductor sobre la aguja magnética actúan dos
fuerzas, la fuerza debida al campo magnético terrestre y la fuerza originada por el campo magnético que
el conductor crea en su entorno.
- El Campo Magnético.
campo magnético terrestre (también llamado campo geomagnético), es el campo magnético que se
extiende desde el núcleo interno de la Tierra hasta el límite en el que se encuentra con el viento solar;
una corriente de partículas energéticas que emana del Sol. El campo magnético terrestre se puede
aproximar con el campo creado por un dipolo magnético (como un imán de barra) inclinado un ángulo
de 15 grados con respecto al eje de rotación terrestre.
Al contrario de lo que muchos creen, la NASA no solo mira para arriba: la hace también para abajo. ¿De
qué se está hablando? En los últimos días, la agencia espacial estadounidense informó que está
estudiando una extraña anomalía en el centro magnético de la Tierra, a la que define como
"abolladura".
La aclaración, antes que nada, es necesaria. El campo magnético es generado en gran parte por un
océano de hierro líquido en espiral sobrecalentado que forma el núcleo externo alrededor de 3.000
kilómetros debajo de nuestros pies.
Actuando como un conductor giratorio en una dinamo de bicicleta, crea corrientes eléctricas, que a su
vez generan nuestro campo electromagnético en constante cambio. Es clave para la vida en la Tierra:
nos protege de la radiación cósmica y las partículas cargadas del Sol.
"El campo magnético de la Tierra actúa como un escudo protector alrededor del planeta. Pero sobre
Sudamérica y el sur del Océano Atlántico, un punto inusualmente débil en el campo, llamado Anomalía
del Atlántico Sur, o SAA, permite que estas partículas se sumerjan más cerca de la superficie de lo
normal", explicó la agencia espacial estadounidense
Y detalló: "La radiación de partículas en esta región puede dejar fuera de servicio las computadoras a
bordo e interferir con los satélites que la atraviesan, una razón clave por la que los científicos de la NASA
quieren rastrear y estudiar la anomalía".
La Tierra posee campo magnético desde hace unos 3 400 millones de años. Desde hace unos 2 000
millones de años aproximadamente, el campo magnético se debe al efecto dinamo del núcleo externo
−cuyos componentes son el hierro y níquel principalmente− que posee movimientos de convección. Sin
embargo, en la Tierra primitiva la estructura interna era muy diferente a la actual.
Los investigadores han utilizado simulaciones de dinámica molecular en las que se ha usado un conjunto
de 1129 átomos de siete elementos diferentes, con proporciones similares a los existentes en los
silicatos fundidos de la Tierra primitiva. Según las pruebas realizadas, tales componentes no habrían
estado sometidos a presiones ambiente ya que no podrían haber tenido la suficiente conductividad
eléctrica para generar un campo magnético. En cambio, para temperaturas de altas de entre 6000 y
4000 grados, y presiones de 100 a 400 gigapascales, que se considera serían las condiciones del océano
de silicatos que rodearía al primitivo núcleo, se da la suficiente conductividad eléctrica para producir un
campo magnético.
Según la investigación, el campo magnético terrestre habría pasado de ser producido por el océano de
silicatos a ser generado por el núcleo cerca del final del eón Arcaico. A medida que el océano de silicatos
se fuese enfriando, el flujo de calor hacia el núcleo aumentaría provocando la convección del núcleo y su
efecto dinamo. Actualmente, se tienen ciertas evidencias en la generación de campos magnéticos por
capas de silicatos en planetas como Urano y Neptuno. En el artículo, publicado en la revista Nature
Communications, se estima que este campo magnético primitivo podría haber tenido una forma
diferente al actual, lo cual sería posible comprobarlo mediante registros geológicos.