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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación

U.E.N. “11 de Abril”

4to Año Sección C

24/04/2020

Informe

Profesora: Alumna:

Aliannys Farias Nathalia Lozano


Patrón urbano concentrado

Se desarrolla en la región costera está representado por centros


poblados relativamente vinculados en la época colonial con las
principales haciendas. Está localizada en caracas y valencia por estar
más cercas de los principales puertos de exportación.  

Patrón urbano disperso

Se caracteriza por el predominio de unidades pequeñas y medianas de


producción que funcionaban como economía familiares mercantiles. Se
localizaba en la cordillera de los Andes Edo Lara, en la Sierra de Falcón
Sucre y parte del estado Monagas.

Patrón rural disperso

Se caracteriza por una base de reproducción que es el latifundio


ganadero donde se aprovechan los pastizales para la práctica de una
ganadería extensiva que va a abastecer el mercado interno con una
limitada producción agrícola se localiza en los llanos el pie de monte
andino y el sur de la cordillera de la costa y la penillanuras de Guayana.
Centros urbanos

Desde inicios de la década de los años ochenta y hasta finales de los


noventa, la dinámica urbana venezolana reflejaba disminución de la
importancia relativa de Caracas, junto con la irrupción de cuatro
ciudades medias, apuntalándose como los centros más dinámicos del
conjunto urbano. Receptores de las principales inversiones, dotados de
autonomía financiera-política, y conferidos de gran capacidad para
liderar sus regiones, las denominamos “ciudades intermedias”. Desde
entonces, Venezuela sufre estas transformaciones: 1) excesiva
centralización e intervención estatista en la economía; 2) cambios en
política económica externa y su rol en el ámbito internacional; 3)
intento por revertir la distribución de población e inversiones en el
territorio; 4) implementación de una orientación “socialista”, para
cambiar las dinámicas prevalecientes en los diferentes ámbitos de la
sociedad.

Para la geografía, el espacio urbano es el paisaje propio de los núcleos


urbanos o ciudades, definidos previamente por criterios numéricos
(30 000 habitantes en Japón; 20 000 en Países Bajos; 10 000 en España
o Italia 5000 en Bélgica, Chile o Austria; 2500 en los Estados Unidos o
Tailandia; 2000 en Argentina, Portugal o Francia; 200 en países
escandinavos)1 o criterios funcionales (que el sector
económico dominante no sea el primario, sino el sector secundario —
ciudad industrial— o los servicios, aunque existen incluso las
denominadas agrociudades).
Los rasgos característicos del espacio urbano son su mayor población,
su alta densidad de población, su extensión y su mayor dotación de
todo tipo de infraestructuras; pero sobre todo la particularidad de las
funciones urbanas, especialmente las económicas, concentrándose la
actividad y el empleo en los sectores secundario y terciario, siendo
insignificante el primario. El espacio urbano, frente a su área de
influencia, es emisor de servicios de todo tipo (burocráticos,
educativos, sanitarios, financieros, culturales, de ocio) y productos de
alto valor añadido; mientras que es atractor de población y recursos de
otro tipo (mercancías agrícolas y ganaderas, energía y productos
primarios que en el espacio urbano no se pueden producir). El alto
precio del suelo, resultado de la alta demanda de viviendas, locales
comerciales y todo tipo de actividades económicas, la falta de
infraestructuras homogéneas en la ciudad y la falta de cobro de
impuestos al suelo adecuados, refuerza la densificación en altura, aun
cuando esto también es producto de la importancia de la localización
El espacio rural, con el paso del tiempo, ha adquirido comportamientos
urbanos en su población, actividades y dotación de infraestructuras,
diluyéndose en cierta medida las diferencias con el urbano en cuanto a
la satisfacción de las necesidades de servicios elementales.

Centros de exportación

Desde el siglo XVII, el café había adquirido creciente difusión en Europa


con la instalación de las primeras “casas de café” en Oxford y en
Hamburgo, en las que se celebraban encuentros sociales y de
negocios. El consumo de esta infusión se extendió rápidamente tanto
entre los sectores más pudientes como en los estratos medios. El café
se convirtió así en una bebida aromática que estaba de moda y
también en una medicina para combatir dolores y prevenir diversas
enfermedades. De esta manera, la fama del café se fue propagando
hasta formar parte a mediados del siglo XVIII de un tráfico de
dimensiones considerables en varios países europeos, siendo el puerto
de Hamburgo la principal vía de entrada para su distribución en otros
mercados del continente europeo.

6En el transcurso del proceso emancipador se multiplicó las rivalidades


entre las naciones industrializadas para obtener el control del mercado
hispanoamericano. Sin embargo, las nuevas relaciones políticas
europeas se constituyeron en un freno para los objetivos de expansión
de los comerciantes. Nos referimos concretamente a la Cuádruple
Alianza, promovida en 1815 por Austria, Prusia, Inglaterra y Rusia, cuya
finalidad era sostener a las monarquías absolutistas de Europa, lo cual
implicaba el reconocimiento de la legitimidad de las posesiones
españolas en América, algunas de ellas ya independizadas y otras en
plena lucha por su emancipación

La Cuádruple Alianza pasó a ser un escollo para entablar relaciones


diplomáticas con las naciones hispanoamericanas. A pesar de las
ataduras que representaban los compromisos asumidos por los
miembros de esa alianza, un buen número de comerciantes británicos
ya se había establecido en Angostura, ubicado a orillas del río Orinoco
en territorio venezolano. Este puerto se transformó entre 1817 y 1819
en un centro estratégico tanto en lo político como en lo económico, al
convertirse en la sede de las autoridades revolucionarias. A través de
Angostura ingresaban los suministros bélicos para el ejército
republicano conducido por Simón Bolívar, a cambio de frutos y dinero,
aunque esta última forma de pago era poco frecuente por las
reducidas disponibilidades de metálico. En su mayor parte, este tráfico
estaba a cargo de comerciantes británicos interesados en contribuir al
triunfo de la causa independentista en Venezuela.

Una muestra de tales objetivos es la posición adoptada por Frederick


Douglas, miembro de la Cámara de los Comunes de Inglaterra, quien el
3 de junio de 1819 resaltó la importancia de los mercados
sudamericanos para la economía británica, además de alertar acerca de
la influencia norteamericana en dichos territorios, lo que podría
conducir a una "alianza de incalculable poder para establecer
relaciones comerciales siempre más estrechas” y “emplear todas sus
energías contra el comercio y el poder de Gran Bretaña.

9En febrero de 1819 se celebra la instalación del Congreso de


Angostura en el que se aprueba la creación de la República de
Colombia, integrada por Venezuela, Nueva Granada y Quito. En tales
circunstancias ya se había acumulado una deuda de cierta magnitud
con los negociantes ingleses por concepto de las provisiones
entregadas al ejército patriota. Precisamente, Francisco Antonio Zea,
Vicepresidente de la República de Colombia y Ministro Plenipotenciario
ante las cortes europeas, arriba a Londres en diciembre de 1819 con la
finalidad de entablar conversaciones con los acreedores británicos para
la atención de la deuda externa.

Como muestra del interés de la República de Colombia por estrechar


vínculos con las naciones industrializadas y lograr de parte de estas el
reconocimiento oficial de su independencia, Francisco Antonio Zea
manifiesta en París el 8 de abril de 1822 que la emancipación de
América era un hecho irreversible y que en este continente había
terminado para siempre la dominación colonial. Asimismo, Zea señala
que Colombia adoptará la política de abrir sus puertas al extranjero,
siempre que ello se asiente sobre la base de la reciprocidad. El Ministro
expresa también que las autoridades no admitirán la presencia en su
territorio de súbditos de aquellos estados que no hubieran reconocido
la República. Aún más, concluye señalando que el gobierno
de Colombia prohibirá la entrada de toda mercancía proveniente de los
países cuyos gobiernos “se rehusaran y dilataran dicho
reconocimiento"

El pronunciamiento de Francisco Antonio Zea genera honda


preocupación en los medios mercantiles ingleses y alemanes, por
representar una amenaza directa a sus intereses económicos. La
presión de estos sectores no logra por el momento que los respectivos
gobiernos decidan alejarse de los compromisos que implicaba la
mencionada alianza. Sin embargo, a partir de 1823, el bloque europeo
de la Cuádruple Alianza comienza a resquebrajarse, ya que Inglaterra
se dispone a romper sus acuerdos políticos para tener libertad en su
acción diplomática con las repúblicas sudamericanas. Paralelamente se
levanta la amenaza de la hegemonía de los Estados Unidos en el
continente, tras el famoso manifiesto del presidente James Monroe, en
el cual proclama que Europa carece de derechos para inmiscuirse en la
política americana. Al respecto es necesario recordar que los Estados
Unidos mantenían estrechos lazos comerciales con el resto de América,
ya desde fines del siglo XVIII.

Por otra parte, era irrefutable el hecho de que Gran Bretaña había
propiciado los movimientos emancipadores. En el caso de Venezuela,
los comerciantes ingleses cumplieron una tarea fundamental desde
1817 mediante el aprovisionamiento del ejército patriota a través del
puerto de Angostura. Tanto los Estados Unidos como Inglaterra habían
ido estructurando las bases para concretar los futuros convenios
diplomáticos. La República de Colombia firma su primer tratado con un
país extranjero en el año 1824: se trata de los Estados Unidos. Al año
siguiente se suscribe un tratado semejante con Inglaterra. Había
triunfado así la diplomacia de la República de Colombia, al lograr el
reconocimiento de su independencia por parte de estas dos naciones.

Al margen de las fricciones diplomáticas, a partir de 1821 numerosas


casas comerciales extranjeras se residencian en los principales puertos
de Venezuela, llegando a controlar con rapidez el tráfico con el
exterior, además de canalizar los capitales monetarios indispensables
para la concesión de avances, préstamos en dinero o créditos. El sector
mercantil se encarga de proporcionar auxilios al Estado, cuyos recursos
se encuentran exhaustos, y a los agricultores que están sufriendo aún
las secuelas de las guerras por la independencia.

Entre los comerciantes que arriban a La Guaira en los años veinte,


predominan numéricamente los británicos, alemanes y
norteamericanos y, en menor grado, franceses, holandeses, genoveses
y daneses. Todos ellos llegan impulsados por las grandes posibilidades
que les brinda una nación recientemente independizada, en la que han
desaparecido las restricciones del monopolio español y se han alejado
los antiguos comerciantes, al tiempo que han sido abiertas plenamente
las puertas al tráfico internacional. Por otra parte, el deterioro de la
agricultura y el endeudamiento derivado de las guerras emancipadoras
conducen a que el Estado colombiano facilite la inserción de los
comerciantes e inversionistas extranjeros para solventar los múltiples
problemas que aquejan a la economía de la República.

Por entonces, los negociantes británicos constituyen un grupo bastante


numeroso en La Guaira, al igual que los alemanes, seguidos por varios
comerciantes norteamericanos y algunos de origen francés. Entre los
británicos mencionamos a William Ackers, John Alderson, Elías Mocatta
y George Ward ; Georg Gramlich, Christian F. Overmann y Johann F.
Strohm representan algunos de los más importantes comerciantes
alemanes. John Dallett y Robert K Lowry provienen de los Estados
Unidos. Francisco X. Fleury es uno de los más reconocidos miembros
de la pequeña colonia francesa ubicada en La Guaira.

En Maracaibo, en los años veinte, el comerciante más


destacado es el británico Frederic Harris quien se instala en ese
puerto desde el año 1824, apenas concluidas las hostilidades
en la región occidental, tal como lo indica el historiador
Germán Cardozo. El escocés Robert Mackay, quien desde 1825
se encontraba en el cargo de vicecónsul británico, también abre
una exitosa casa de comercio. Otros miembros del gremio
mercantil para aquellos años son: Jorge Enrique Voigt de
Hamburgo, Pedro Alejandro D’Empaire de Francia, Jorge
Hutton de Escocia y Cristiano F. Besahdahl de Dinamarca.

En Puerto Cabello se hace presente un buen número de alemanes que


tienen una primera representación en la persona de C. A. Geller,
nombrado vicecónsul de Hamburgo en 1828, por iniciativa del cónsul
general ubicado en La Guaira. Esta plaza mercantil ejerce especial
atracción por las ventajas naturales de su puerto a lo que se suma su
proximidad a La Guaira.

En cuanto al estado del comercio exterior en los años veinte, se aprecia


la preponderancia de los Estados Unidos tanto en las importaciones
como en las exportaciones venezolanas, mientras que Inglaterra ocupa
un segundo lugar y las colonias del Caribe, principalmente San Thomas,
tienen un tercer puesto en las relaciones comerciales de La Guaira,
único puerto del que se posee información para algunos años de esa
década. En esa década, aún los puertos alemanes tienen escasa
incidencia en el comercio exterior venezolano. Por entonces, las
exportaciones están compuestas principalmente por cacao, café,
cueros, añil, algodón y tabaco.

Es menester destacar el papel relevante de San Thomas, isla que desde


finales del siglo XVIII se había constituido, gracias a la política danesa
de neutralidad, en un verdadero emporio comercial, ya que contaba
con un puerto adecuado para barcos de gran calado y provisto de
amplios almacenes. De esta manera, desde San Thomas se efectuaba la
distribución de mercancías, principalmente alemanas, hacia los puertos
insulares y continentales más próximos.

Las compañías establecidas en las islas antillanas acostumbraban


otorgar condiciones de crédito más ventajosas para competir con el
comercio europeo directo. Asimismo, algunos comerciantes instalados
en Venezuela preferían vincularse con dichos mercados, porque podían
adquirir volúmenes más reducidos de mercancías, mientras que el
sistema de tráfico directo obligaba a recibir stocks de mayor magnitud.

           

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