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CARGA ÚTIL DE LOS SATÉLITES

INTRODUCCIÓN
Un Satélite Natural es cualquier cuerpo celeste que órbita alrededor de un
planeta, es mucho más pequeño que al planeta que acompaña en su
movimiento de traslación alrededor de la estrella que orbita. Un Satélite
Artificial es cualquier objeto construido con una misión definida para orbitar
alrededor de un planeta. En este documento se hace referencia sólo a satélites
artificiales.
Cada satélite contiene los equipamientos específicos del satélite, lo que se
llama “carga útil”, que varían según su misión. Esta carga útil es la verdadera
razón de ser de los satélites, y de ella se obtienen los beneficios aquí en tierra.
Los ejemplos más importantes de cargas útiles en los satélites en órbita
alrededor de la tierra son:
 Antenas y repetidores de telecomunicaciones (televisión, teléfono,
internet, etc.)
 Instrumentos de Observación de la tierra (meteorología, clima,
espionaje, etc.)
 Emisoras de señales de navegación (GPS, Galileo, Glonass, etc.)
 Instrumentos de observación del universo (telescopios).
 Experimentos científicos y tecnológicos.

Según la finalidad y la misión del satélite, este se situará en una órbita


diferente. Los principales tipos de órbita alrededor de la Tierra son:
Orbitas bajas: conocidas como órbitas LEO (iniciales en inglés para Órbita
Terrestre Baja), están situadas entre 200 y 2000 kilómetros. En general, son
utilizadas por los satélites de observación de la tierra (en particular la órbita
sincronizada con el Sol, o SSO, que será descrita más tarde), por algunas
constelaciones de satélites de telecomunicaciones y por pequeños satélites
experimentales muy económicos.
Orbitas medias: conocidas como órbitas MEO (iniciales en inglés para
Órbita Terrestre Media), están situadas entre 20.000 y 30.000 kilómetros de
altura. En estas órbitas se encuentran principalmente los satélites de
posicionamiento y navegación.
Orbitas geoestacionarias: conocidas como órbitas GEO (iniciales en inglés
para Órbita Terrestre Geoestacionaria), están situadas a 35.786 kilómetros de
altura sobre el ecuador y son utilizadas por los satélites de
telecomunicaciones.

SATÉLITE DE COMUNICACIONES
Un satélite de comunicaciones es un dispositivo que órbita sobre la
tierra, el cual se encarga de comunicar dos sitios geográficamente distantes.
La mayoría de los satélites de telecomunicaciones están situados en una
órbita geoestacionaria, a 35.786 km de altura. Esta órbita es la más utilizada,
puesto que es el equivalente a una torre de repetidores de casi 36 mil
kilómetros de altura. Como dice la tercera ley de Kepler, el tiempo que tarda
un satélite en dar la vuelta a la tierra aumenta cuanto más lejos está. A 35.786
km de altura, el satélite dará la vuelta en 24 horas aproximadamente, mientras
que la tierra dará una vuelta en 24 horas, mientras que la tierra dará una vuelta
sobre sí misma: por lo tanto, visto desde el suelo, el satélite no se moverá
significativamente, será una torre casi perfecta. Además, desde esa altura el
satélite podrá ver prácticamente un tercio de la superficie de la tierra, con lo
cual tres satélites colocados de forma adecuada serán suficientes para poder
comunicar con todo el planeta. Las antenas parabólicas que surgen en las
ciudades captan las señales emitidas por satélites de telecomunicaciones
situadas en órbita geoestacionaria.

Por sus características privilegiadas, la órbita geoestacionaria es el lugar


preferido por los operadores de satélites para instalarse. Para evitar conflictos,
la Agencia Internacional de Telecomunicaciones se encarga de la gestión de
las posiciones disponibles en esta órbita, así como de las frecuencias de
comunicación para evitar interferencias entre los satélites.

Carga Útil de un Satélite de Comunicaciones


La carga útil de cualquier satélite se refiere a los instrumentos, equipos
y sistemas que pueden directamente realizar tareas específicas, que influyen
directamente con el funcionamiento y propósito del mismo, dependiendo de la
misión para el cual fue implementado. Para el presente caso la misma está
compuesta por el subsistema de las antenas y el subsistema de comunicación
(Transpondedores).

Función de la Carga Útil


Todas las señales provenientes de la tierra con una determinada
frecuencia dentro de cierta banda común entran al satélite por medio de una
antena receptora.
En el interior del mismo, tales señales son separadas por grupos,
amplificadas, y/o procesadas digitalmente, y son trasladadas a frecuencias más
bajas dentro del espectro radio electromagnético.
Finalmente son amplificadas aún más y reagrupadas, para que todas vayan de
regreso a través de la antena transmisora.

Subsistema de comunicaciones
Es el encargado de propiciar el tratamiento de las señales recibidas a
través de filtros, amplificadores, convertidores de frecuencia, conmutadores y
multiplexores entre otros, para posteriormente entregar tales señales a la
antena transmisora y ser enviadas de regreso a la tierra.

Transpondedores
Transmisor y receptor. Se le da el nombre de transpondedor al conjunto
de equipos que interconectados realizan el proceso de amplificación,
conversión y tratamiento de las señales en el satélite. Es decir, a la
trayectoria completa de cada repetidor comprendiendo todos sus equipos
desde la salida de la antena receptora hasta la entrada de la antena
transmisora se le conoce como Transpondedor. Recibe, amplifica y transmite
en una banda de frecuencia distinta a la de recepción
Subsistema de Antenas
Su función principal es recibir y transmitir las señales de
radiofrecuencia desde o hacia direcciones y zonas de coberturas deseadas
(huella).

Tipos de Carga Útil


 Transparentes (pasivos): el satélie funciona como un gran espejo, la
señal retransmitida por él es idéntica a la que recibe desde la estación
terrena transmisora
 Procesadas (activos): posibilidades de conmutación, procesamiento o
cifrado de datos.

SATELITES DE OBSERVACIÓN DE LA TIERRA


Una gran parte de este tipo de satélites de observación está en órbitas
bajas “heliosincrónicas”, conocidas como órbitas SSO (iniciales en inglés para
Orbita Sincronizada con el Sol) y en general situadas entre unos 500 y 1500
kilómetros de altura. La particularidad de estás órbitas es que son casi polares
(es decir, sobrevuelan los polos de la tierra) y que están sincronizadas con el
Sol, de manera que el satélite sobrevuela un lugar particular de la tierra
siempre a la misma hora local. Esta característica es muy útil cuando se
intenta ver la evolución de una zona, ya que la iluminación del Sol será
siempre la misma.
La observación de la tierra con fines científicos o medioambientales se
realiza en general con cámaras ópticas o infrarrojas o con radares. Las
cámaras ópticas nos permiten tomar fotografías como las que se conocen
habitualmente. Con las cámaras infrarrojas las fotografías se pueden tomar
incluso durante la noche, puesto que detectan el calor emitido por los
continentes y los océanos. Esta misma información se utiliza para calcular de
forma muy precisa la temperatura del agua de los océanos, lo cual ha
conducido a ver claramente y a explicar fenómenos muy conocidos, como “El
Niño” en el océano Pacífico o la corriente del Golfo en el océano Atlántico.
Fenómenos de degradación del medio ambiente, como la destrucción de la
capa de ozono sobre la Antártida, u otros relacionados con el calentamiento
del planeta, como la reducción de la capa de hielo en los polos, han sido
descubiertos o claramente identificados gracias a los satélites de observación
de la tierra.
La agricultura también utiliza cada vez más los satélites de observación.
Gracias a sus instrumentos, los satélites pueden identificar claramente los
niveles de vegetación y de humedad en la atmósfera y en el suelo. Esta
información, correctamente tratada, sirve para la optimización de los recursos
hídricos y para la mejor gestión de las cosechas.
La observación desde el espacio puede ser una pieza indispensable
(aunque no siempre suficiente) para la prevención y la gestión de catástrofes
naturales.
La observación de la tierra desde el espacio es utilizada también, por
supuesto, por todos los países que puedan permitírselo con fines militares y de
seguridad. Los instrumentos de observación, que pueden hoy en día realizar
fotografías desde el espacio con una resolución impresionante, son el
elemento predilecto del espionaje e ideal para el apoyo a las tropas militares
durante los conflictos.
Los elementos básicos que hoy componen la moderna ciencia de la
percepción remota son: la fuente de iluminación, el paisaje, la escena, el
sensor remoto, la plataforma, el sistema de transmisión de datos, el sistema de
procesamiento y el apoyo de campo.

La Fuente de Iluminación
Hay sistemas en percepción remota que utilizan una fuente de
iluminación externa, sobre la cual no se puede tener control. Estos sistemas,
llamados sistemas pasivos, pueden utilizar al Sol, una estrella lejana o bien la
misma Tierra como fuente de iluminación. Por otro lado hay sistemas en
percepción remota que utilizan su propia fuente de iluminación, de la que, por
tanto, se tiene control. Estos sistemas llamados activos, son los que han
permitido extender el campo de estudio de la percepción remota a una
diversidad de fenómenos donde la fuente de iluminación ya no emite luz
visible para “iluminar” la escena. En estos casos la radiación electromagnética
es la fuente más empleada, de la cual la luz visible, la luz ultravioleta o
infrarroja, rayos gamma, radiación de microondas o rayos X forman parte. La
radiación electromagnética es un fenómeno ondulatorio similar al que se tiene
cuando en un estanque se deja caer una piedra y como resultado se forma una
onda por una sucesión de crestas y valles.
Un sistema activo que merece una mención especial es el formado por
una antena de radar que emite radiación en la región de las microondas, con
este sistema, montado en un satélite, es posible obtener imágenes de la
superficie terrestre a cualquier hora y en cualquier condición atmosférica. Con
esta diversidad en fuentes de iluminación es por tanto posible aplicar las
técnicas de la percepción remota no solo al ámbito de la geofísica, sino
también de la medicina, la biología, la física nuclear, la astronomía y la
industria.

Sensor Remoto
CCD, Coupled Charge Device: Un charge-coupled device o CCD (en
español «dispositivo de carga coplada») es un circuito integrado que contiene
un número determinado de condensadores enlazados o acoplados. Bajo el
control de un circuito interno, cada condensador puede transferir su carga
eléctrica a uno o a varios de los condensadores que estén a su lado en el
circuito. Los CCDs son sensores con diminutas células fotoeléctricas que
registran la imagen. La capacidad de resolución o detalle de la imagen
depende del número de células fotoeléctricas del CCD. Este número se
expresa en píxeles. A mayor número de píxeles, mayor resolución.
APS, Active Pixel Sensor: Este sensor utiliza tecnología CMOS
(semiconductor complementario de óxido metálico) por lo que en muchos
casos se hace referencia únicamente a los APS, como "Sensores CMOS". El
APS, al igual que el sensor CCD, se basa en el efecto fotoeléctrico. Está
formado por numerosos fotositos, uno para cada píxel, que producen una
corriente eléctrica que varía en función de la intensidad de luz recibida.

Carga Útil de un Satélite de Percepción Remota


La carga útil de un satélite de percepción remota la constituyen los
sensores ópticos remotos (comúnmente llamados cámaras) y el sistema de
transmisión de datos (DTS por sus siglas en inglés), y si la fuente de
iluminación es de un sistema activo también forma parte de la carga útil.

Sensor óptico para satélites


Los sensores Whisk Broom, o sensores de barrido o escáner trasversal a
la trayectoria de vuelo, son más un sistema complejo que un simple detector,
el principio de funcionamiento es un sensor de un solo pixel, junto con un
espejo que gira colectando la zona a fotografiar y proyectando la imagen sobre
el sensor, en un giro debería generar una línea de imagen compuesta por las N
imágenes del único sensor.

A medida que el satélite avanza se va generando la imagen a partir de


las líneas creadas por cada giro del espejo; este tipo de sensores tienen
ventajas y desventajas dependiendo de las aplicaciones deseadas, fue muy
utilizado durante las décadas de los 70, 80 y 90, hoy en día más en desuso.

Los sensores Push Broom, otro tipo de sensores de barrido o escáner a


lo largo de la trayectoria de vuelo, son sensores que pueden ser tanto CCD
como CMOS, el principio de funcionamiento es utilizar una sola línea de
pixeles y fotografiar línea a línea a medida que el satélite se desplaza.
A medida que el satélite avanza se va generando la imagen a partir de
las líneas capturadas; este tipo de sensores tienen muchas ventajas, son
ampliamente utilizados en la actualidad y tienen distintas vertientes de
mejoras y modificaciones según las aplicaciones y las tecnologías.
Los sensores TDI, o de integración en tiempo, son sensores lineales
(push-broom) que aprovechan las características de acumulación de energía de
los CCD o los CMOS para realizar un escaneo en tiempo, mejorando la
relación señal-ruido de la imagen final.
El proceso acumulativo de energía se realiza con un división en tiempo
y con el avance del barrido, por lo tanto resulta necesaria la sincronización de
la adquisición de la imagen con la velocidad de traslación del Satélite; este
tipo de sensores son de difícil control pero generan excelentes resultados para
sistemas de alta resolución espacial, ya que permite una acumulación elevada
de energía.
Los sensores Multicromáticos lineales permiten no sólo obtener una
banda específica dentro del espectro luminoso, sino capturar la misma imagen
en distintas bandas espectrales. Esto se logra utilizando distintas tecnologías,
como difracción, filtrado o separación de la luz, la intención es que la imagen
se adquiera completamente en un mismo sensor y relativamente al mismo
tiempo de forma que se pueda lograr una fusión de las bandas espectrales de
forma más exacta y eficiente.
Principales componentes de la carga útil:
 CCD- TDI
 Lentes
 Espejos
 Convertidor analógico digital

Sistema de transmisión de datos (DTS)


La función principal es comprimir los datos de las cámaras, darle
formato, registrarlos, modularlos, y transmitirlos a la estación terrena. Cuando
el satélite es accesibles para la estación terrena, el DTS recibe los datos de las
cámaras o de la memoria (depende del modo de Trabajo), los procesa, los
modula y los amplifica, el DTS envía señales de radio frecuencia (RF) a la
estación terrena. Cuando el satélite esta inaccesible a la estación terrena, el
DTS recibe los datos en tiempo real proveniente de cámaras, después del
procesamiento de la señal digital, la SSM (siglas en inglés de Memoria de
Estado Sólido) guarda los datos procesados. SSM tiene la función de guardar
los datos de las cámaras para luego enviarlos a la estación terrena cuando este
accesible.
Los principales componentes del DTS son:
• Unidad de Procesamiento de Datos (DPU).
• Compresor.
• Memoria de Estado Sólido (SSM).
• Antenas de transmisión.
• Filtros.
• Amplificador de alta potencia

SATELITES DE POSICIONAMIENTO Y NAVEGACIÓN


Desde tiempos prehistóricos hombres y mujeres han mirado al cielo
para orientarse gracias a la posición del Sol y de las estrellas. Hoy se sigue
mirando (o más bien escuchando) al cielo para orientarse, con la diferencia de
haber remplazado el sol y las estrellas por satélites artificiales que dicen
exactamente donde se está ubicado. La navegación vía satélite se basa en un
principio geométrico muy sencillo: la triangulación. El principio se puede
explicar simplemente en dos dimensiones. Supongamos que estamos sobre la
superficie de la tierra, desde donde vemos dos satélites, y consideremos que
sabemos exactamente a que distancia estamos de cada uno de los dos. Si
conocemos la distancia a los dos satélites, sólo hay dos puntos posibles donde
podemos estar, en la intersección de dos circunferencias alrededor de cada
satélite. Generalmente, uno de los dos puntos no puede corresponder a la
posición real (puesto que se encuentra bajo tierra o en el espacio). Así pues, se
puede saber cuál es la posición. Este mismo principio se puede aplicar en tres
dimensiones si disponemos de la distancia a tres satélites diferentes.
Para saber a qué distancia se está de los satélites, estos envían una señal
en la que ofrecen su posición y la hora exacta. A partir de esta hora enviada
por el satélite y de la que se recibe la señal se puede calcular la distancia a la
que se encuentra el satélite, sabiendo que la señal viaja a la velocidad de la luz
y que por lo tanto el tiempo que tarda en llegar la señal es de tan sólo unas
centésimas de segundo. Puesto que la información sobre la hora es capital para
calcular la posición, los satélites de navegación poseen relojes atómicos con
una gran precisión, alrededor de 1 nanosegundo. Dado que los receptores no
tienen un reloj tan preciso, se utiliza la señal de un cuarto satélite para
mantener la hora precisa sobre nuestro receptor.

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