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Psiquis

Tratamiento Psicológico de la Epilepsia

Un estudio controlado de los efectos de la psicoterapia autógena en


la psicopatología y actividad convulsiva de enfermos epilépticos.

J.L. González de Rivera*, C. de Montigny**, G.


Remillard*** y F. Andermann***.

Psiquis, 1981; 2: 136-152

Resumen como en el de psicoterapia de apoyo se apreció


mejoría en los índices globales de Psicopatología
La presencia de psicopatología y la asociación del BPRS, pero ésta fue de orden significativa-
de las crisis con estados de alteración emocional mente superior en el grupo tratado con psicotera-
son indicaciones para la introducción de métodos pia autógena. El índice médico de Cornell reveló
psicoterapéuticos en el tratamiento global de un mejora sintomática significativa sólo en el grupo
enfermo epiléptico. La psicoterapia de apoyo, in- tratado con psicoterapia autógena, aunque el gru-
dividual o de grupo, y las técnicas autohipnóticas po en psicoterapia de apoyo presentó una ten-
y de relajación son los dos enfoques terapéuticos dencia en el mismo sentido. Las variables psico-
más frecuentemente reportados por la literatura patológicas en las que la psicoterapia autógena
al respecto. resultó más efectiva fueron las relacionadas con
En el presente estudio comparamos la eficacia sentimientos de incompetencia, angustia, irritabi-
relativa de la psicoterapia autógena y la psicote- lidad y síntomas psicosomáticos. La frecuencia e
rapia de apoyo en una población de 20 enfermos intensidad de las crisis convulsivas durante el pe-
epilépticos. Todos ellos presentaban altos índices ríodo de tratamiento disminuyó en el grupo trata-
de patología psiquiátrica, 18 tenían un foco tem- do con psicoterapia autógena, efecto particular-
poral, y en ninguno de ellos se había logrado un mente apreciable en aquellos pacientes con más
completo control de sus crisis con la medicación de una crisis por semana. El registro electroen-
anticonvulsiva. Los efectos del tratamiento fueron cefalográfico de base no sufrió modificaciones
valorados mediante la Escala Breve de Evaluación con el tratamiento. Sin embargo, en el EEG prac-
Psiquiátrica (BPRS) y el índice Médico de Cornell, ticado durante el estado autógeno se observa un
administrados de manera ciega al principio y al aumento de actividad lenta difusa, simétrica, con
final del período de tratamiento. ocasional irrupción de ritmos alfa regulares y dis-
Tanto en el grupo de psicoterapia autógena minución generalizada de la amplitud. En algunos
pacientes se observó una tendencia a la acentua-
*Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicoso- ción de anomalías epilépticas, especialmente de
mática. Av. de Islas Filipinas,-t52 - Madrid-3. tipo paroxístico en la región temporal.
** Instituto de Psiquiatría, McGill University. La mejoría clínica se considera relacionado con
***Hospital Royal Victoria e Instituto Neurológico de
una facilitación de descargas neuronales subclíni-
Montreal.

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cas durante el estado autógeno, hipótesis sustan- sionante que llamamos epilepsia.
ciada por la evidencia electroencefalográfica y por Sin embargo, la medicación sólo afecta las ma-
la tendencia a fenómenos convulsivos desarrolla- nifestaciones clínicas de tipo neurológico, sin ac-
da por algunos pacientes durante los primeros ción directa sobre las manifestaciones psicopato-
ejercicios autógenos. lógicas, que pueden incluso empeorar bajo el
efecto de la medicación (1). Por otra parte, la ele-
vada frecuencia de trastornos psiquiátricos de di-
versa índole en la epilepsia hacen de esta una
Abstract enfermedad de interés para el psiquiatra, y diver-
sas modalidades de tratamiento psiquiátrico han
Psychological Treatment of Epilepsy
sido ensayadas, independientemente o en conjun-
Associated psychopathology and stress-related ción con el tratamiento medicamentoso. De es-
seizures are two indications for psychotherapy in tas, la más obvia es la manipulación de los recur-
epilepsy. Support psychotherapy and autohypnotic sos de rehabilitación psicosocial, la asistencia su-
or relaxation methods are the two most frequen- portiva para ayudar al epiléptico y sus familias a
tly recommended therapies. realizar las necesarias adaptaciones y a desarro-
In the present study, we compared autogenic llar los mecanismos compensadores necesarios
therapy with support psychotherapy in the 9 para hacer frente a la relativa incapacitación im-
months treatment of 20 epileptics with high puseta por la actividad epiléptica. Esta psicotera-
scores of psychiatric pathology. 18 patients had pia de apoyo, habitualmente ejercida por el mé-
temporal focii, and none of them had achieved dico de cabecera o por la asistencia social, tiene
complete control of their seizures with medication. su importancia, ya que muchas veces es el deter-
Treatment were blindly evaluated with the Brief minante que mantiene al enfermo en su, con fre-
Psychiatric Rating Scale (BPRS) and the Cornell cuencia, precario ajuste social, y le anima a se-
Medical Index. guir el tratamiento médico y a hacer frente a las
Both groups improved on the Total Pathology dificultades relacionadas con la epilepsia. El ries-
Score of the BPRS, although the degree of impro- go principal de este tipo de psicoterapia es la po-
sibilidad de reproducir situaciones patógenas fa-
vement was significantly higher in the autogenic
miliares, creando excesiva dependencia y su co-
therapy group. In the Cornell Medical Index only
rolario de actitudes hostiles más o menos incons-
the group on autogenic therapy showed signifi-
cientes que contaminan la relación terapéutica.
cant improvement, although there was a trend in
La psicoterapia de grupo, incluyendo o no a los
the support group. Autogenic therapy was parti- familiares del paciente (2) e incluso solamente con
cularly effective on symptoms of inadequacy, anxie- los familiares, con exclusión de los pacientes (3),
ty, irritability and psychosomatic complaints. Both tiene considerables ventajas. En primer lugar, el
intensity and frequency of seizures decreased hecho de compartir los propios problemas con in-
with autogenic therapy during the treatment pe- dividuos similarmente afectos ya tiene un efecto
riod, particularly in patients with high seizure fre- psicoterapéutico en sí, al disipar la idea de «ser
quency. especial» y «único» y permitir asimismo el inter-
The EEG showed no basic changes after the 9 cambio de mecanismos psicológicos de adapta-
months treatment period. However, there were ción y el apoyo moral entre iguales.
significant changes in the EEG recordings of the Por otra parte, la psicoterapia de grupo permi-
autogenic-therapy group when the patients were te el acceso al terapeuta de un mayor número de
asked to practice passive concentration on the first pacientes, y la disminución de la intensidad de la
autogenic formula. The most consistent of those relación individual queda compensada por la crea-
EEG changes during the autogenic state was a ción de relaciones entre iguales en el interior del
diffuse low-amplitude slow-wave activity, recor- grupo, y por el proceso psicodinámico de grupo.
ded over both hemispheres, interrupted by a well A causa de la fuerza del grupo, es mucho más
regulated alpha rhythm. There was also a ten- fácil para el líder-terapeuta evitar la actitud con-
dency to exaggerated manifestations of the epi- descendiente y superprotectora en la que tan fá-
leptic EEG abnormalities, particularly on the tem- cilmente se puede caer en la psicoterapia indivi-
poral regions. dual del epiléptico, y cuyos efectos patógenos ya
hemos comentado.
The clinical improvement with autogenic thera-
En la psicoterapia de grupo se pueden conside-
py may be related to subclinical neuronal dis-
rar varios niveles o enfoques terapéuticos:
charges during the autogenic state. This hypothe-
En primer lugar, la psicoterapia puramente de
sis is substantiated by the EEG findings and by the
apoyo, con una acción superficial, encaminada a
tendency to seizure activity during long autogenic discutir y resolver problemas inmediatos en la vi-
exercises, observed in some patient during the da social, y a informar a los enfermos sobre la na-
initial period of therapy. turaleza de su dolencia, sus causas, etc, disipan-
do los temores de lo desconocido y las actitudes
sociales groseramente inapropiadas (4).
Es indudable que el tratamiento medicamentoso Otro nivel es el ocupado por los métodos psico-
es la terapia de elección en el síndrome convul- terapéuticos de grupo que buscan poner en evi-

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dencia mecanismos de maladaptación intrapsíqui- noterapéutico de Stein se basa en el principio teó-


ca, sin perder de vista los factores de la realidad rico propugnado por muchos psicoanalistas que la
exterior actual (5) crisis epiléptica es, en parte, un mecanismo libe-
Finalmente, podemos considerar la psicotera- rador de tensiones libidinosas y, sobre todo, agre-
pia de grupo de enfoque estrictamente psicoana- sivas. Stein sugiere al paciente hipnotizado que
lítico o interpretativo, encaminada a resolver y cla- desplace la descarga de agresividad hacia su pu-
rificar los fantasmas intrapsíquicos individuales ño (el del enfermo), que debe permanecer fuer-
de los miembros del grupo a través del análisis temente apretado para que la dicha descarga de
de las asunciones o fantasías inconscientes del agresividad se efectúe.
grupo como unidad. Según este autor, la práctica diaria repetida de
Mientras que los dos primeros enfoques se han sus ejercicios del «puño apretado», con el pacien-
revelado de utilidad en el tratamiento de los epi- te en estado hipnótico autoinducido, produce una
lépticos, el tercer método es con frecuencia in- reducción significativa del número de crisis en
eficaz, a causa de los trastornos de memoria y pacientes bien seleccionados, así como una ma-
atención que muchos epilépticos sufren, pero so- yor armonía en las relaciones interpersonales y
bre todo por su formidable resistencia, al negar una actitud más relajada frente a la vida en ge-
toda responsabilidad y achacar todos los proble- neral (10).
mas psicológicos a la existencia de la epilepsia El efecto del stress emocional sobre las mani-
en si (6). festaciones clínicas epilépticas es bien conocido,
La facilidad de hacer uso de mecanismos de aunque no aceptado por todos los epileptólogos
conversión prácticamente ininterpretables y de hasta el mismo punto.
achacar las dificultades personales a motivos «or- El hecho de que ciertos pacientes tienen más
gánicos» hacen también difícil el acceso de estos crisis en tiempos de stress emocional o fatiga psí-
enfermos al psicoanálisis, aunque hay en la lite- quica está bien documentado (11, 7); y es posi-
ratura algunos ejemplos de buen resultado en el ble que el método hipnoterapéutico de Stein sea
tratamiento psicoanalítico de pacientes epilép- efectivo no sólo por permitir la descarga de ten-
ticos, de indudable interés teórico. Así, Gotts- siones agresivas sin recurrir a una convulsión epi-
chalk (7) describe el caso de un niño de diez años, léptica, sino también y sobre todo por el efecto
con un foco temporal demostrable en el electro- relajador y recuperador del estado hipnótico apro-
encefalograma, presentando crisis paroxísticas de piadamente inducido.
actividad motora compleja y altamente organiza- La acción inespecífica del stress psíquico ha si-
da, con un importante componente destructivo. do estudiada por Mattson y sus colaboradores
El enfermo estaba fuera de contacto con la co- (12), quienes concluyeron que el mecanismo de
municación interpersonal durante la crisis, y mos- la acción convulsionante de las emociones tenía
traba amnesia total para el episodio convulsivo. lugar a través de la hiperventilación que acom-
Aunque el tratamiento medicamentoso anticon- paña a la experiencia subjetiva de angustia.
vulsionante no llegó a controlar totalmente las cri- Por otra parte, Gellhorn (13) propone, basan-
sis, estas desaparecieron totalmente después de dose en experimentación animal, que el mecanis-
seis meses de psicoanálisis infantil, durante el mo mediante el cual los estados de excitación
cual el niño llegó a comprender y fue capaz de emocional pueden producir convulsiones epilépti-
expresar de otra manera sus impulsos agresivos cas es a través de la excitación del sistema nervio-
reprimidos. so simpático y la concomitante hiperactividad de
Epstein, en otro estudio psicoanalítico de dos la porción posterior del hipotálamo.
pacientes, cada uno de los cuales recibió más de Servit (14), en un estudio sobre las epilepsias
cien horas de tratamiento, establece una intere- reflejas, halló que, aunque la epilepsia emocional
sante correlación entre el contenido psicomotor refleja auténtica, esto es, la precipitación de una
de la convulsión y el contenido manifiesto de los crisis epiléptica por un estímulo emocional clara-
sueños, ambos expresión de conflictos psicodiná- mente definido y específico, es más bien rara, las
micos y de procesos intelectuales prelógicos. sensaciones difusas de conflicto psíquico o los es-
Ambos pacientes mostraron un cambio en el tados de alteración emocional son un importante
contenido de las crisis durante el tratamiento, con factor precipitante de convulsiones en 25% de los
significante reducción de su frecuencia, Epstein 895 pacientes por él estudiados. Típicamente, la
considera que las crisis epilépticas tienen un cier- crisis no sobreviene mientras el enfermo se en-
to valor adaptativo, proporcionando un método frenta activamente con la situación conflictual, si-
de descarga de tensión o de resolución mágica de no inmediatamente después, cuando relaja su
conflictos no resolubles en la realidad (8). atención sin que la alteración emocional haya
La hipnoterapia ha sido también ensayada en desaparecido por completo.
el tratamiento de trastornos convulsivos y, aun- En el caso de epilepsias reflejas propiamente
que algunos autores concluyen que su utilidad dichas, esto es, aquellas condiciones en las que
queda limitada al diagnóstico diferencial entre las un estímulo específico claramente precipita una
convulsiones histéricas y epilépticas, y tal vez al con-vulsión epiléptica, el empleo de técnicas de
tratamiento de las primeras (9), otros emplean terapia conductista puede desensibilizar al pa-
extensamente este método en el tratamiento de ciente del estímulo (15, 16). Otros autores han
las crisis epilépticas genuinas (10). El método hip- descrito disminución de las crisis mediante los

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mismos métodos conductistas en casos en que, durante este período son menos marcados o
en apariencia independientemente, existe un gran inexistentes (21, 22, 23, 24).
nivel de angustia (17, 18). En otro estudio posterior, Binder (25) describe
En el caso descrito por Pinto (17) se presentan como en un pequeño grupo de epilépticos con
concomitantemente agorafobia y epilepsia refleja auras suficientemente largas y claras, la inicia-
a ciertos tipos de movimientos. ción de ejercicios autógenos parciales tan pronto
Una vez tratada la fobia mediante el método como los fenómenos iniciales se hacen sentir im-
de inmersión («Flooding») se observó una dismi- pide el desarrollo ulterior de la crisis, o disminuye
nución significativa del número de crisis, sin que significativamente su intensidad y duración.
ningún aspecto del tratamiento fuera encaminado Las modificaciones electroencefalográficas re-
a tratar la epilepsia en si. Standage (18) trato un gistradas en niños epilépticos son de interés por
paciente excesivamente ansioso, con fobia a la permitir la elaboración de hipótesis neurofisioló-
soledad, que presentaba asimismo crisis epilépti- gicas explicatorias de la mejoría psíquica obser-
cas de tipo «Grand Mal», mediante el método de vada en epilépticos practicando el entrenamiento
inhibición recíproca de la angustia, y observó asi- autógeno.
mismo que con la desaparición de la fobia se En un estudio clínico y electroencefalográfico
obraba una reducción de la frecuencia de las cri- de 60 niños epilépticos practicando entrenamien-
sis. to autógeno, Barolin y Dongier (26) encontraron
Que la disminución de la reactividad emocional una gran reducción de la agitación psicomotriz, de
pueda tener un efecto beneficioso sobre las ma- la agresividad, y de la hiperreactividad emocional.
nifestaciones epilépticas, se puede deducir de los El número de crisis convulsivas no varió signi-
trabajos experimentales de Small y Stevens (19), ficativamente y el electroencefalograma mostró,
quienes demostraron la posibilidad de inducir una en varios sujetos, una hipersincronía y un aumen-
actividad epileptiforme del electroencefalograma to marcado de descargas eléctricas subclínicas
mediante una presentación de comentarios de co- durante la práctica del ejercicio autógeno. Los
nocido valor conflictivo para el paciente recogidos autores concluyen que el posible mecanismo por
durante una entrevista psiquiátrica. Aproximada- el cual se produce un reajuste favorable del com-
mente 25% de los enfermos as¡ estudiados, en portamiento y de la reactividad emocional en es-
su mayoría sufriendo de epilepsia localizada, res- tos pacientes es la facilitación durante el estado
pondieron a la presentación del material conflicti- autógeno de las descargas infraclínicas, disipando
vo con aparición de anormalidades paroxísticas así la tensión neuronal sin necesidad de una crisis
en el electroencefalograma o con intensificación epiléptica clínica.
de anomalías preexistentes. Sólo 18% de estos
enfermos con activación emocional del. Electroen-
cefalograma presentaron manifestaciones clínicas Psicoterapia autógena en la
apreciables del ataque epiléptico. epilepsia: un estudio controlado
El entrenamiento autógeno o terapia autógena,
primeramente descrito por Schultz en 1928, tiene En vista de la frecuencia de trastornos psicoló-
un efecto terapéutico notable sobre la angustia, gicos en los enfermos epilépticos, y de la aparen-
libre o fóbica (20) y en vista de lo que antecede, te influencia de los estados emocionales altera-
se puede suponer teóricamente que su empleo sea dos en la precipitación de crisis en algunos epi-
beneficioso en ciertos casos de epilepsia. lépticos hemos decidido realizar un estudio con-
Binder (21) ha utilizado el entrenamiento autó- trolado de las modificaciones obtenidas en la psi-
geno básico en el tratamiento de enfermos con copatología, en la frecuencia e intensidad de las
lesiones cerebrales consecutivas a traumatismos crisis epilépticas y en la adaptación social de un
craneanos, con un notable efecto terapéutico so- grupo de enfermos epilépticos.
bre los trastornos del sueño, la irritabilidad emo- El presente estudio ha sido realizado en los lo-
cional y la reactividad emocional excesiva, aumen- cales de la Clínica de Epilepsia del Instituto Neu-
tando de manera general la actividad del enfermo rológico de Montreal (Profesor Peufield).
y su interés y habilidad en las relaciones sociales.
Reuter (22), además de modificaciones psico-
Selección de sujetos
dinámicas y del comportamiento, similares a las
descritas por Binder, constató una mejoría consi- Nuestro estudio comprende todos los pacientes
derable en la patología convulsiva en 69,6% de referidos por los neurólogos de la clínica que reu-
los enfermos que la padecían y una completa desa- nan las siguientes condiciones:
parición de crisis convulsivas en 8,7% del total.
Estas observaciones han sido confirmadas en 1. Trastornos psicopatológicos o psicosociales
otros estudios, considerándose como importante suficientemente severos como para necesitar a-
para la eliminación o disminución de las crisis con- tención psiquiátrica, y/o evidencia de que aparen-
vulsivas la constancia y regularidad en la práctica tes factores emocionales juegan un papel en la
de los ejercicios autógenos. Cuando las convul- precipitación de crisis.
siones tienen lugar, el período postconvulsivo de 2. Imperfecto control de sus crisis solamente
recuperación es significativamente más corto, y con medicación.
los trastornos psíquicos que podían presentarse 3. Evidencia electroencefalográfica de epilepsia.

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4. Buena salud física, esto es, ausencia de tras- primeras fórmulas básicas, según metodología
tornos físicos graves aparte de la epilepsia. estandarizada (27).
5. Coeficiente intelectual superior a 80. La asignación de los pacientes en los dos dife-
rentes grupos fue efectuada mediante un proce-
El empleo del entrenamiento autógeno en el dimiento ciego de números aleatorios bien des-
tratamiento de psicosis está aún en el estudio ex- crito por Bahn (28).
perimental, y los resultados no son conclusivos, Una vez realizadas las entrevistas de evalua-
existiendo cierta evidencia de que puede incluso ción, incluyendo el electroencefalograma, los pa-
ser perjudicial en algunos casos. Por esta razón, cientes de ambos grupos encuentran al investiga-
pacientes con psicosis declarada no fueron acep- dor, que es al mismo tiempo el responsable de su
tados para el estudio. tratamiento. El método ciego no puede ser, for-
Un total de 38 pacientes fueron referidos en los zosamente, respetado en esta fase del estudio,
tres meses previos a la iniciación del tratamiento. por conocer el investigador la afiliación de cada
De estos, 27 reunieron las condiciones necesarias paciente, sea al grupo «entrenamiento autógeno»,
para ser incluidos en el estudio. Por diferentes ra- sea al grupo «control» y conocer precisamente el
zones, 6 pacientes de estos 27 rehusaron su par- método de tratamiento psicoterapéutico que cada
ticipación, quedando el número total de pacientes uno de los pacientes recibe.
participantes en el estudio reducido a 21. Sin embargo, el empleo de un sólo terapeuta
permite eliminar las variables dependientes de la
Características demográficas personalidad del terapeuta, de la devoción a su
actividad y de su grado de interés en el trata-
AT C miento psicológico de la epilepsia, así como la in-
Sexo - Masculino 40 30 fluencia que otros diversos factores individuales
Femenino 60 70 pueden tener en el proceso terapéutico (29).
Los pacientes de ambos grupos continuaron su
Edad - 20-30 50 40
medicación antiepiléptica regularmente, sin cam-
30-40 40 40
bios o con cambios mínimos. Algunos pacientes
40-50 10 20 del grupo AT habían recibido , con anterioridad
Estado - Solteros 60 50 medicación psicotropa, que en la mayoría de los
Casados 40 50 casos fue reducida o eliminada. En el grupo con-
trol, se mantuvo la medicación psicotropa de
Ocupación: Estudiantes, amas de aquellos pacientes que la necesitaban, tratando de
casa, desocupados 70 70 reducirla o eliminarla en los restantes. Durante la
Empleados 30 20 duración del estudio no hubo aumento de dosis
Profesionales - 10 de medicación psicotropa, ni iniciación de psico-
Diagnóstico - Epilepsia
farmacoterapia, a excepción de un paciente del
Temporal 100 80 grupo control, que fue tratado con antidepresivos
durante el curso del estudio.
Generalizada 10 20
Diagnóstico psiquiátrico
Neurosis 50 30 Evaluación del tratamiento
Trastorno caracterial 50 70 Con objeto de cuantificar las posibles variacio-
nes clínicas, cada paciente es evaluado, antes y
AT: Grupo Tratamiento / C: Grupo control después del período de tratamiento, en cada una
de las siguientes escalas:
Método de investigación 1. La escala breve de evaluación psiquiátrica
Con objeto de controlar la influencia de la per- (Brief Pschiatric Rating Scale, BPRS), descrita por
sonalidad del terapeuta, de las entrevistas de eva- Overall y Gorham (30), y adaptada en España por
luación y de los aspectos no específicos del trata- V. Conde (31). Esta escala consiste en 18 ítems,
miento, un grupo control siguió una pauta de tra- reflejando diversos aspectos de psicopatología,
tamiento similar al grupo tratado con entrena- graduados en una escala de siete puntos. La su-
miento autógeno, controlándose así el efecto in- ma de la puntuación de cada ítem constituye la
específico de las relaciones interpersonales entre cifra total de patología, más elevada cuanto más
médico y enfermo. marcados son los síntomas de trastorno mental.
La modalidad terapéutica empleada con el gru- 2. El «Cornell Index». (CI), elaborado por Wel-
po control puede calificarse como de «psicotera- der en 1946 (32) consiste en un inventario de 100
pia de apoyo», usando persuasión, sugestión, con- preguntas, destinado a revelar diversos síntomas
sejo, clarificación, disuasión y comprensión. Inter- emocionales y psicosomáticos. Es un cuestionario
pretaciones psicodinámicas fueron evitadas cuida- autoadministrado, a diferencia del BPRS, y en el
dosamente. se elimina el factor de subjetividad del evaluador.
El grupo terapéutico sigue el entrenamiento au- Sin embargo, introduce un nuevo factor de subje-
tógeno básico, practicando únicamente las dos tividad del paciente, por lo cual es interesante

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combinar ambos. Protocolo de tratamiento


3. Evaluación sintomática individual. Consiste del grupo AT
en la lista inicial de sus síntomas, elaborada por
el paciente. Cada síntoma es evaluado al final del En la primera entrevista, los pacientes discuten
tratamiento con arreglo a tres posibilidades: «me- con el investigador-terapeuta sus diversos proble-
jorado», «igual» o «peor». mas psicológicos, sociales y médicos, generalmen-
te, estos últimos relacionados con sus crisis epi-
4. Evaluación neurológica del tipo, frecuencia e lépticas. Finalmente, el paciente completa una lis-
intensidad de las crisis epilépticas, mediante inte- ta de estos problemas, que es recogida por el in-
rrogatorio del paciente y de sus familiares, y con- vestigador.
sulta del historial clínico. En entrevistas subsiguientes, la importancia pa-
5. Evaluación electroencefalográfica. togenética de la angustia y los efectos beneficio-
sos de la «relajación» son explicados al paciente,
De la misma manera que en el proceso de se- de manera quasi-didáctica, y cuando el paciente
lección de pacientes y de distribución de los mis- muestra su interés, el primer ejercicio autógeno
mos en dos grupos, el método ciego se aplica a la es introducido.
evaluación de los resultados del tratamiento. Tan- En algunos pacientes la introducción y aprendi-
to el psiquiatra responsable de completar el BPRS zaje de la primera parte del ejercicio tiene lugar
y de administrar el «Cornell Index», como el neu- en la segunda entrevista, aunque para la mayoría
rólogo encargado de la evaluación neurológica ig- esto no se realiza hasta la tercera entrevista. Una
noran la afiliación de los pacientes a uno u otro vez que el paciente ha aprendido el ejercicio y
grupo, ignorando incluso la existencia de un gru- después de asegurarse de que no se presentan
po de control, no habiendo recibido detalles sobre fenómenos desagradables y que la técnica de ter-
el procedimiento empleado en el estudio, y sien- minación del ejercicio ha sido bien comprendida,
do, tanto el neurólogo como el psiquiatra evalua- se le instruye sobre la importancia de practicar
dor, ignorantes de la finalidad exacta de sus eva- los ejercicios diariamente, por su propia cuenta,
luaciones. a un ritmo de tres veces por día. Al mismo tiem-
A pesar de estas precauciones, es imposible po, se le pide completar diariamente un protocolo
asegurar que los evaluadores son perfectamente sobre las diferentes reacciones o sensaciones que
«ciegos» respecto al tipo de tratamiento emplea- pueden presentarse durante el ejercicio. El pro-
do. En efecto, en sus entrevistas con el paciente pósito de este protocolo es para cualificar y cuan-
este puede informarles de sus experiencias duran- tificar la posible presentación de descargas autó-
te el tratamiento y, aunque los pacientes mismos genas. Durante las entrevistas semanales, subse-
son ignorantes de la existencia de dos grupos y cuentes ejercicios son progresivamente introduci-
de la denominación profesional del tipo de trata- dos, los diversos fenómenos que se presentan
miento a que han estado sometidos, y a pesar de durante el estado autógeno son discutidos y acla-
que, exteriormente, ambos tratamientos se han rados, y el paciente es en general animado a pro-
hecho aparecer tan similares como posibles, es seguir la práctica de los ejercicios. Los problemas
muy posible que las descripciones de su estado psicológicos, familiares y de toda índole son dis-
interior durante los ejercicios autógenos o cual- cutidos en la entrevista, pero la principal activi-
quier otro detalle, pueda alertar a los evaluado- dad del terapeuta, aparte de comprensión empá-
res sobre la existencia de distintos grupos, y les tica, consiste en mostrar al paciente la parte que
permita asimismo suponer el tipo de tratamiento su propia ansiedad o tensión puede jugar en el
empleado con cada grupo. desarrollo de sus problemas y urgirle a continuar
Sin embargo, dadas las circunstancias del es- la práctica del entrenamiento autógeno para com-
tudio, podemos considerar el procedimiento de batir la mencionada tensión.
evaluación tan próximo al método ciego como es Solamente cuando se desarrollan resistencias
posible en un estudio comparativo de métodos al tratamiento en general, o a la práctica de los
psicológicos de tratamiento. La alternativa de pe- ejercicios autógenos, en particular, se emplean
dir a los evaluadores un esfuerzo para evitar toda otras técnicas de intervención psicoterapéutica,
información referente al tratamiento en sus entre- incluyendo interpretaciones del contenido incons-
vistas con el paciente, fue juzgada como un mé- ciente.
todo inferior de asegurar su ignorancia, puesto Mediante este enfoque terapéutico, es posible
que ello hubiera presupuesto informarles de la mantener una sustancial práctica de los ejercicios
existencia de dos grupos distintos, y hubiera, si- en todos los sujetos, aunque algunas modificacio-
quiera inconscientemente, sensibilizado a los eva- nes individuales debieron ser introducidas. Estas
luadores a tomar en consideración las más míni- modificaciones incluyen la disminución de la du-
mas referencias a la naturaleza del tratamiento, ración de los ejercicios en algunos sujetos que ex-
inevitables en un diálogo entre terapeuta y pa- perimentaban descargas autógenas excesivamen-
ciente. te desagradables o precipitación de crisis epilépti-
Las evaluaciones son realizadas al comienzo cas. La duración del ejercicio fue paulatinamente
del estudio y 10 meses más tarde por las mismas ajustada a cada paciente, variando de 2 minutos
personas, cuyo contacto con el paciente está li- a 20 minutos, siendo la duración media de 15 mi-
mitado a estas dos circunstancias. nutos. El número de ejercicios practicados diaria-

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mente tampoco se ajustó a una norma rígida, si- ambos pacientes. Otra paciente del grupo control
no que, a pesar de las recomendaciones iniciales hubo de ser hospitalizada durante mes y medio
de practicar los ejercicios tres veces al día, el nú- por razones psiquiátricas, aunque, exceptuando
mero de ejercicios diarios varió de 1 a siete se- el período de hospitalización a causa de intensa
gún los pacientes y las fases de tratamiento, para depresión con tentativa de suicidio, su asistencia
cada uno de ellos. a las entrevistas psicoterapéuticas fue regular.

Protocolo del grupo control Resultados obtenidos con la


El término control es empleado para designar a
escala breve de evaluación
este grupo, aunque un efectivo esfuerzo terapéu- psiquiátrica (BPRS).
tico fue desarrollado. La posibilidad de incluir un En orden de facilitar el análisis y proporcionar
grupo control sin tratamiento, o con tratamiento- a los datos su máxima significación, los 18 items
placebo fue considerada en el diseño inicial del del BPRS han sido agrupados en 5 agregados,
estudio. Sin embargo, esta posibilidad fue recha- conservando independientemente la cifra corres-
zada por razones éticas, ya que, de acuerdo con pondiente al índice global de patología, equiva-
nuestras especificaciones referentes a la selec- lente a la suma de los valores otorgados a cada
ción de pacientes, todos ellos presentaban dificul- ítem. Los agregados mencionados son:
tades psicosociales (excluyendo psicosis) de sufi-
ciente importancia como para necesitar atención 1. Trastornos del Pensamiento (TP), índice for-
psiquiátrica, y debían por tanto ser tratados. mado por la suma de los valores otorgados a los
Como en el grupo AT, en la primera entrevista ítems n° 4, «desorganización conceptual» y n° 15,
con estos pacientes se llegó a la elaboración de «Pensamientos anormales».
una lista de problemas, y en la segunda entrevis- 2. Inhibición Psicomotriz (IP), formado por la
ta se les dio una explicación quasi-didáctica sobre suma de los valores otorgados a los ítems núme-
las dificultades causadas por la ansiedad y la ne- ros 3, 13 y 16; «inhibición emocional», «inhibi-
cesidad de relajarse periódicamente. ción motriz» y «reducción del tono emocional».
Como en el grupo AT, se requirió a los pacien- 3. Hostilidad (H), incluyendo los valores de los
tes «relajarse» a solas, por lo menos tres veces ítems n° 10, «hostilidad», 11, «desconfianza» y n°
cada día, relajación consistiendo meramente en 14, «falta de cooperación».
sentarse en un lugar tranquilo y tratar de elimi- 4. Angustia y agitación (A), índice formado por
nar todo pensamiento y preocupación. la suma de los valores de los items n° 2 «ansie-
A diferencia del grupo AT, las intervenciones dad», n° 6 «tensión» y n° 17, «excitabilidad».
psicoterapéuticas con este grupo fueron más va-
5. Depresión (D), índice formado por la suma de
riadas, incluyendo clarificación, sugestión, conse-
los valores del item n° 5, «ideas de culpa» y del
jo, persuasión, disuasión y comprensión. Las in-
ítem n° 9, «afecto depresivo».
tervenciones de orientación psicoanalítica fueron,
si acaso, empleadas muy raramente. BPRS en la primera evaluación: Los valores in-
A diferencia también delgrupo AT, el énfasis en dividuales de los agregados descritos, tanto para
la práctica de los ejercicios de «relajación» es me- los pacientes del grupo AT como para los del gru-
nor, así como la insistencia en mantener notas po control, son dados en las tablas I y II.
detalladas sobre las posibles reacciones durante
los «ejercicios de relajación».
TABLA I

Resultados BPRS: Evaluación pre-tratamiento, grupo


«entrenamiento autógeno» (AT)
Poco después de comenzar el tratamiento, una
paciente perteneciente al grupo AT cambió su lo- Paciente TP IP H A D IGP
calidad de residencia, por razones ajenas al tra-
tamiento, y fue excluida del estudio. Otro pacien- S.C. 13 7 9 12 10 50
J.Q. 10 10 7 11 10 59
te del mismo grupo se mostró extremadamente L.M. 11 5 9 10 5 62
resistente a seguir la pauta, a su juicio excesiva, M.B. 3 5 12 14 5 47
de entrevistas y no se presentó a numerosas ci- S.F. 3 5 8 10 3 35
tas. Sin embargo, su técnica práctica de entrena- M.M. 2 5 8 6 3 29
J.R. 2 5 12 10 4 44
miento autógeno era correcta y, aunque objetan- B.G. 6 7 13 13 6 57
do a las entrevistas, su práctica de los ejercicios F.W. 3 4 9 10 5 44
autógenos fue regular y sus evaluaciones son in- L.C. 3 4 4 10 6 42
cluidas en el estudio. Total 46 57 91 106 57 469
Similarmente, en el grupo control dos pacien- X 4.6 5.7 9.1 10.6 5.7 46.9
tes consideraron que las entrevistas regulares no d.s. 3.3 1.8 2.9 2.1 1.8 10.4
les eran necesarias, prefiriendo recurrir al tera-
TP = Trastorno del pensamiento; IP = inhibición psicomo-
peuta solamente en caso de conflicto agudo. Sin triz. H = Hostilidad,- A = angustia; D = depresión; IGP =
embargo, el número de crisis fue tal que un sig- índice global de psicopatología; X = media aritmética; ds.=
nificativo contacto terapéutico fue mantenido con desviación standard.

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J. L. González de Rivera y cols.

TABLA II TABLA III


BPRS: Evaluación pretratamiento, BPRS: Evaluación post-tratamiento,
grupo control (C) grupo «entrenamiento autógeno»

Paciente TP IP H A D IGP Paciente TP IP H A D IGP

J.D 3 4 5 9 4 33 S.C 4 4 5 5 5 33
J.L. 5 7 11 12 8 52 J.O. 4 5 7 4 6 34
S.P. 5 6 10 11 5 48 L.M.. 9 4 9 5 3 43
D.D. 4 9 11 8 6 59 M.B. 2 5 9 6 3 33
S.L. 3 5 13 11 6 53 S.F 3 3 6 11 4 39
P.M. 2 4 6 7 5 30 M.M. 2 3 6 4 2 24
T.P. 4 5 14 13 5 54 J.R 2 5 7 5 2 31
R. H. 5 4 4 10 8 37 B.G. 6 7 8 7 5 41
L.B. 11 5 6 14 4 54 F.W. 4 3 7 10 4 40
V.B. 11 5 12 10 2 53 L.C. 2 4 4 9 6 42

Total 53 54 92 105 53 473 Total 38 43 69 66 40 360


X 5.3 5.4 9.2 10.5 5.3 47.3 X 3.8 4.3 6.9 6.6 4 36
d.s. 3.1 1.5 3.6 2.1 2.1 10.1 d.s. 2.85 1.25 1.52 2.54 2.26 6.02

TP = Trastorno del Pensamiento; IP = Inhibición Psicomo- TP = Trastorno del Pensamiento; IP = Inhibición Psicomo-
triz; H = Hostilidad; A = Angustia; D = Depresión; IGP = triz; H = Hostilidad,- A = Angustia; D = Depresión; IGP =
índice Global de Psicopatología; X = media aritmética; d.s. Indice Global de Psicopatología; X = media aritmética; ds.
= desviación standard. = desviación estandard.

TABLA IV
Las medias aritméticas y las desviaciones stan-
dard correspondientes a los valores asignados a BPRS: Evaluación post-tratamiento,
cada paciente dentro de un mismo agregado son grupo control
similares entre los agregados respectivos de los
grupos AT y control (C). El test estadístico de com- Paciente TP IP H A D IGP
paración de las diferencias entre agregados co-
rrespondientes de los dos grupos muestra que las J.D 2 4 6 6 3 27
diferencias no son significativas. J.L 2 6 5 11 6 45
Ambos grupos presentan similar dispersión de S.P 5 5 8 5 5 42
valores alrededor de medias muy similares, y es D.D. 5 5 9 9 8 57
posible considerar, con absoluto grado de confian- S.L 5 5 9 10 7 52
za, que ambas muestras son equivalentes y que P.M. 3 5 5 5 3 27
la división de la muestra inicial en dos grupos no T.P 4 5 9 11 4 46
ha introducido variaciones significativas en los va- R.H. 4 3 3 8 3 29
lores globales de las variables a considerar. L.B. 11 4 11 15 2 61
V.B. 7 4 10 8 4 44
BPRS en la segunda evaluación (post-trata-
miento: En las tablas III y IV se presentan los Total 48 46 75 88 45 430
X 4.8 4.6 7.5 8.8 4.5 43
datos obte nidos mediante la administración del
BPRS a los grupos AT y C, después de un período d.s. 2.65 0.8 2.59 3.11 1.95 12.12
de tratamiento de 10 meses. TP = Trastorno del Pensamiento; IP = Inhibición Psicomo-
triz; H = Hostilidad,- A = Angustia; D = Depresión; IGP =
Los dos grupos parecen ahora claramente
Indice Global de Psicopatología; X = media aritmética; ds.
diferentes con respecto a los valores de los = desviación estandard.
diversos agregados sintomáticos obtenidos con el
BPRS.
grupos presentan, de acuerdo con los valores del
Análisis estadístico de BPRS mejoría, es preciso saber si esta mejoría es
significativa, esto es, si es superior a lo que ca-
las diferencias entre los valores del bría esperar por variación aleatoria de los sínto-
BPRS pre y post-tratamiento mas considerados. Finalmente, en el caso que los
La primera pregunta a plantearse es si verda- pacientes de ambos grupos presenten niveles sig-
deramente ha habido mejoría en los pacientes nificativos de mejoría, debemos averiguar si los
tratados con entrenamiento autógeno; el trata- pacientes de un grupo mejoraron significativamen-
miento control, además del efecto placebo, con- te más que los del otro, esto es, si un tratamien-
tiene un verdadero esfuerzo psicoterapéutico y to posee una eficacia terapéutica superior a la del
por lo tanto cabe esperar una cierta mejoría en otro.
este grupo. Si realmente los pacientes de ambos a) Grupo tratado con entrenamiento autógeno

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Psiquis, 1981; 2: 136-152

(Grupo AT). relativa de ambos métodos de tratamiento con


La comparación de los valores obtenidos en los respecto a la patología global y a la angustia.
diferentes agregados del BPRS antes (tabla I) y El análisis estadístico de la diferencia entre la
después (tabla III) del período de 10 meses de mejoría media en el índice de patología global en
tratamiento con entrenamiento autógeno, parece el grupo «entrenamiento autógeno» (media =
indicar una clara mejoría de la sintomatología con- 10.9) y la mejoría media en el mismo índice en el
siderada. grupo control, (media = 4.3) muestra una supe-
El análisis estadístico muestra una disminución rioridad manifiesta en favor de la mejoría del gru-
significativa del Índice Global de Psicopatología po «AT», t(18) = 1.98, p < .05.
(IGP), tomando como nivel de significancia 0,01, De la misma manera, análoga comparación en-
así como de los agregados «Hostilidad», «Angus- tre las medias de mejoría obtenidas en la escala
tia» y «Depresión». de angustia, muestra una superioridad manifiesta
Una ligera mejoría parece existir en los agre- en favor del grupo «AT», entrenamiento autóge-
gados «Trastorno del Pensamiento» e «Inhibición no, t(18) = 2.17, p < .05.
Psicomotriz», sin alcanzar sin embargo los nive-
les suficientemente significativos para rechazar la TABLA V
probabilidad de mejoría debida al azar.
Comparación de los valores
b) Grupo con psicoterapia de apoyo (grupo pre y post-tratamiento del BPRS.
control). Grupo «entrenamiento autógeno».
Similarmente a los pacientes en entrenamiento
autógeno, los pacientes del grupo control mues- Pre- Post- Dif. d.s. valor t. signif.
tran una cierta mejoría clínica después de 10 me-
ses de tratamiento. La comparación entre los va- I. Global 469+ 360+ 109 9.21 11.3 0.01
lores obtenidos con el BPRS antes (tabla II) y des- Trastorno
pués (tabla IV) del período de tratamiento se del Pmiento. 46+ 38+ 8 2.06 1.09 N. S.
Inhibic.
presenta en la tabla VI. Como el grupo en entre-
Psicomotriz. 57+ 43+ 14 1.78 2.94 0.05
namiento autógeno, el grupo control muestra una
mejoría significativa en el índice global de psico- Hostilidad 91+ 69+ 22 1.81 4.21 0.01
patología (significante por debajo del nivel 0,01 Angustia 106+ 66+ 34 3.41 5.82 0.01
de significancia). Hay, asimismo, una mejoría sig- Depresión 57+ 40+ 17 1.84 3.80 0.01
nificativa, al mismo nivel, del agregado de sínto- • suma de los valores individuales dentro de cada agregado.
mas «Angustia», y una disminución importante,
aunque sin alcanzar el requerido nivel de signifi- TABLA VI
cancia, de hostilidad. Los trastornos del pensa-
miento, la actividad psicomotora y los síntomas Comparación de los valores pre y
depresivos aparecen, en conjunto, mejorados, post-tratamiento del BPRS. Grupo control
aunque no de manera significativa.
Pre Post Dif. d.s. valor t signif.
c) Comparación entre los grupos «entrenamien-
to autógeno» y «control». I. Global 473+ 430+ 43 4.80 5.87 0.01
La comparación intragrupal de las variaciones T. del P. 53+ 48+ 5 1.84 0.60 N.S.
individuales muestra una tendencia hacia el alivio I.Pscom. 54+ 46+ 8 1.31 1.72 N.S.
sintomático en ambos grupos de tratamiento. Con Hostilid. 92+ 75+ 17 3.17 2.21 0.05
un grado de confianza del 99% podemos decir Angustia 105+ 88+ 17 2.09 3.35 0.01
que la cuantificación global de psicopatología es Dpres. 53+ 45+ 8 2.14 1.05 N.S.
menor en ambos grupos, así como el conjunto de + suma de los valores individuales correspondientes.
síntomas englobados bajo la designación «angus- d. s.: desviación standard de las diferencias individuales.
tia» (miedo irracional, tensión e hiperexcitación).
Con respecto a los demás agregados sintomáti- TABLA VII
cos, solamente los englobados bajo «depresión»
(tristeza afectiva y sentimiento de culpa) y «hos- BPRS: Mejoría media en los pacientes con
tilidad» (desconfianza, agresividad o brusquedad, entrenamiento autógeno y en los controles
falta de colaboración) pueden considerarse como Grupo AT C
claramente mejorados, y ello solamente en el gru-
4,3
po de pacientes tratados con entrenamiento au- Patología total 10,9 +
+
tógeno. Trastorno del pensamiento 0,8 0,5
Consideramos por tanto que ni la psicoterapia Inhibición 1,4 0,8
de apoyo, ni el entrenamiento autógeno influen- Paranoidia 2,2 + 1,7
cian de forma importante los trastornos del pen- Angustia 3,4 + 1,7
samiento ni la actividad psicomotriz. En cuanto a Depresión 1,7 + 0,8
la hostilidad y la depresión, una clara mejoría se n= 10 en ambos grupos
obtiene con entrenamiento autógeno y no con psi- AT= grupo en entrenamiento autógeno
coterapia de apoyo. C= grupo control
Queda por comparar la efectividad terapéutica +p < 0,01

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J. L. González de Rivera y cols.

Resultados obtenidos con sentimientos de inferioridad e incompetencia, an-


el «cornell index» gustia y sintomatología psicosomática. Los pun-
tajes correspondientes a las variables «depre-
El test de Cornell, autoadministrado, da una sión», hipersensibilidad y desconfianza, e irritabi-
medida de subjetividad controlada, permitiendo lidad, aunque mostrando tendencia a la mejoría,
elucidar como el paciente ve su propia sintomato- no alcanzan significado estadístico, y hemos de
logía, sin introducir el criterio de evaluación sub- considerar que esta mejoría puede ser casual, no
jetiva por parte del médico, como ocurre con el relacionada con el tratamiento. (Ver tabla XII).
BPRS. En este sentido, el test de Cornell y el Los pacientes del grupo control, aunque mos-
BPRS se equilibran mutuamente en términos de trando tendencia a una disminución del puntaje
subjetividad, siendo el BPRS poco influido por la obtenido en los diversos síntomas, no alcanzan ni-
apreciación subjetiva del paciente, y el test de veles significativos de mejoría. En la tabla XIII se
Cornell minimamente afectado por la apreciación presentan los detalles estadísticos correspondien-
subjetiva del médico. tes a este grupo.
Es preciso, sin embargo, tener en cuenta que
el test de Cornell y la escala breve de evaluación
psiquiátrica (BPRS) no cubren exactamente los TABLA VIII
mismos síntomas. Test de Cornell: valores pre-tratamiento,
El método elegido para cualificar los resultados grupo «entrenamiento autógeno»
del test de Cornell consiste en agrupar las 100
preguntas de que consta el test en seis catego- Paciente I D A P HS I, A IC
rías, conservando el valor total (máximo 99) co-
S.C. 2 1 5 2 3 6 19
mo un índice de patología. Los agregados consi-
J.O. 7 4 5 12 2 4 34
derados son:
L.M. 8 4 10 6 4 6 38
1. Sentimientos de incapacidad y autodeprecia- M.B. 9 1 9 17 4 3 43
ción (I). Cuantificados mediante consideración de S. F. 3 0 4 1 2 2 12
las respuestas dadas a las 19 primeras pregun- M. M. 2 2 11 7 2 6 30
tas. J.R. 12 2 9 7 2 4 36
2. Depresión (D): preguntas 20 a 26, inclusive. B. G. 11 5 13 12 6 7 54
3. Angustia e hiperreactividad emocional: (A): F.W. 6 2 8 12 1 5 34
preguntas 27 a 46, ambas inclusive. L.C. 9 5 5 3 3 2 28
4. Trastornos vegetativos funcionales psicoso-
máticos (P): preguntas 47 a 79, ambas inclusive. TOTAL 69 27 79 79 29 45 328
5. Hipersensibilidad e ideas de referencia (HS): X 6.9 2.7 7.9 7.9 2.9 4.5 32.8
preguntas 80 a 85, ambas inclusive. ds. 3.6 2.18 3.03 5.21 1.3 1.77 11.77
6. Irritabilidad, agresividad, poca resistencia a I = sentimientos de incompetencia y automenosprecio; D =
la frustración (I, A): preguntas 86 a 100, ambas depresión; A = angustia; P = síntomas psicosomáticos; HS
inclusive. = hipersensibilidad y desconfianza; I,A = irritabilidad y agre-
sividad; IC = índice de Cornell = índice total de patología
Resultados de la evaluación inicial mediante el
test de Cornell: Los valores obtenidos en esta pri-
mera evaluación, pretratamiento, se hallan consig- TABLA IX
nados en las tablas VIII (grupo en entrenamiento Test de Cornell: valores pre-tratamiento,
autógeno) y IX (grupo control). La similitud de grupo control
medias y desviaciones standard indica que ambos
grupos son representativos del grupo común, y Paciente I D A P HS I, A IC
que no se ha introducido una variación involunta-
J.D. 8 0 6 10 1 6 31
ria en la homogeneidad de la muestra por su di-
J.L. 1 0 2 6 1 0 10
visión en dos grupos.
S.P. 13 1 12 10 2 2 40
Segunda evaluación con el test de Cornell (post-
D.D. 15 7 14 18 6 8 68
tratamiento).
Los resultados de esta segunda evaluación se S.L. 11 6 16 13 5 4 55
hallan consignados en las tablas X (grupo entre- P.M. 3 4 3 1 1 2 14
namiento autógeno) y Xl (grupo control). Ambos T.P. 7 2 4 7 2 6 28
grupos presentan una tendencia general hacia la R.H. 5 5 8 6 3 5 32
mejoría en las diversas escalas del test. L.B. 6 2 7 4 4 4 27
V.B. 7 2 8 6 2 5 30
TOTAL 76 29 80 81 27 42 335
Diferencias entre los puntajes X 7.6 2.9 8 8.1 2.7 4.2 33.5
pre y post-tratamiento en el s.d. 4.2 2.46 4.6 4.86 1.7 2.2 13.4
Test de Cornell. I = incompetencia y autodepreciación; D = depresión; A =
angustia; P = síntomas psicosomáticos; HS = hipersensibi-
El grupo en entrenamiento autógeno muestra lidad y desconfianza; LA = irritabilidad y agresividad; IC =
una mejoría altamente significativa (p<.01) en índice de Cornell = índice total de patología.

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TABLA X TABLA XII


Test de Cornell: valores post-tratamiento, Comparación de los valores pre- y post
grupo «entrenamiento autógeno» tratamiento del test de Cornell.
Grupo «entrenamiento autógeno»
Paciente I D A P HS I,A IC
PRE- POST- DIF. d.s. valor t signif.
S.C. 2 1 3 1 3 5 15
J.O. 3 3 2 7 2 5 22 Índice global 328+ 235+ 93 7.07 12.6 0.01
L.M. 5 4 7 4 3 4 27 Incompetencia 69+ 46+ 23 2.31 4.7 0.01
M.B. 4 0 3 8 3 2 20 Depresión 27+ 23+ 4 1.17 0.6 N.S.
S.F. 4 1 3 1 0 1 10 Angustia 79+ 49+ 30 2.9 5.5 0.01
M.M. 0 0 1 2 1 2 12 Psicosomático 79+ 53+ 26 3. 4.3 0.01
J.R. 6 0 7 7 2 4 26 Hipersensibil. 29+ 24+ 5 0.8 1.3 N.S.
B.G. 11 6 11 9 6 8 51 Irritabilidad 45+ 37+ 8 2.1 1. N.s.
F.W. 5 3 8 13 2 4 32 + Suma de los valores individuales
L.C. 6 5 4 1 2 2 20 d. s. = desviación estandard de las diferencias individuales

TOTAL 46 23 49 53 24 37 235
X 4.6 2.3 4.9 5.3 2.4 3.7 23.5
TABLA XIII
s.d. 2.9 2.08 3.17 4.1 1.57 2.05 11.83
Comparación de los valores pre- y post
I = incompetencia y autodepreciación; D = depresión; A = tratamiento del test de Cornell.
angustia; P = síntomas psicosomáticos; HS = hipersenbili-
Grupo control
dad y desconfianza; l,A = irritabilidad y agresividad; IC =
índice de Cornell (patología total medida por el test)
PRE- POST- DIF. d.s. valor t. signif

Índice global 335+ 305+ 30 5.6 2.8 0.05


TABLA XI Incompetencia 76+ 64+ 9 2.6 1. N.S.
Test de Cornell: valores post-tratamiento Depresión 29+ 27+ 2 1.2 0.2 N.S.
grupo control Angustia 80+ 71+ 9 1.5 1.8 N.S.
Psicosomático 81+ 74+ 7 1.9 0.9 N.S.
Paciente I D A P HS I,A IC Hipersensibilidad 27+ 28+ -1 0.8 0.1 N.S.
Irritabilidad 42+ 37+ 5 1. 1. N.S.
J.D. 3 0 4 7 3 4 21
J.L. 1 1 3 8 0 0 13 + Suma de los valores individuales de los pacientes.
d.s. = desviación estandard de las diferencias individuales
S.P. 10 3 11 10 2 3 39
D.D. 10 6 12 16 5 7 56
S.L. 10 7 12 12 5 4 52 La mejoría obtenida por los pacientes aqueja-
P. M. 3 3 3 1 1 2 13 dos de insomnio es notable entre los pacientes
T.P. 10 0 4 7 3 4 28 que practican el entrenamiento autógeno, y míni-
R. H. 5 4 8 4 3 4 28 ma entre los pacientes del grupo control.
L.B. 8 2 8 6 4 5 33 Los pacientes en entrenamiento autógeno ex-
V. B. 7 1 6 5 2 4 22 perimentan igualmente una gran disminución en
irritabilidad, una mejoría en sus relaciones sexua-
TOTAL 64 27 71 74 28 37 305
X 6.4 2.7 7.1 7.4 2.8 3.7 30.5
les y en general, un cambio sintomático favorable
ds. 3.48 2.4 3.63 4.25 1.61 1.82 14.8 superior al alcanzado por los pacientes del grupo
control.
I = sentimientos de incompetencia y autodesprecio; D = de- Especial mención debe hacerse no obstante so-
presión; A = angustia; P = sintomatología psicosomática; bre la similar prevalencia de cefaleas en ambos
HS = hipersensibilidad y desconfianza; I, A = irritabilidad y grupos. Los pacientes que practicaron entrena-
agresividad; IC = índice de Cornell = índice total de patolo-
miento autógeno no mejoraron en sus cefaleas
gía.
más que los que no lo practicaron, e incluso, una
paciente del grupo entrenamiento autógeno desa-
rrolló un cuadro jaquecoso durante su tratamien-
Valoración sintomática subjetiva to, que nunca había presentado antes. Sus jaque-
En la primera entrevista terapéutica cada pa- cas parecían estar relacionadas con la práctica de
ciente mencionó una serie de problemas psicofi- los ejercicios y mejoraron notablemente cuando la
siológicos de los que esperaba ser aliviado me- duración de cada ejercicio fue reducida a dos mi-
diante el tratamiento. Al final del tiempo fijado pa- nutos. A pesar de este problema, esta paciente
ra el estudio, 10 meses, se requirió de los pacien- mostró una notable mejoría en otros aspectos.
tes su opinión sobre los cambios observados en
sus síntomas, sea mejoría, empeoramiento, o no Actividad convulsiva
cambio. Las quejas más frecuentes son presen-
tadas en la tabla XV, junto con los resultados ob- Los pacientes del grupo control no mostraron
tenidos en la autoevaluación de los pacientes. cambios importantes ni en la frecuencia ni en la

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J. L. González de Rivera y cols.

intensidad de las crisis epilépticas. En los pacien- TABLA XV


tes tratados con entrenamiento autógeno se ma-
Evaluación sintomática subjetiva
nifestó una definitiva disminución sea de la inten-
por los pacientes
sidad de la crisis, sea de su duración o de ambas,
así como un mejor estado general después de las
Mejor Igual Peor Mejor(%)
crisis, esto es, una mayor capacidad de recupera-
ción después de la crisis. Seguridad interior
Respecto a la frecuencia de las crisis, algunos entr. autog. (N=6) 3 3 - 50
pacientes mostraron una ligera tendencia al au- control (N=7) 1 4 2 10
mento en el número de crisis, mientras que otros Fatigabilidad
presentaron una disminución dramática en el nú- entren. aut. (N=8) 5 2 1 62.5
mero de las mismas. En la tabla XVI se presentan control (N=7) 2 5 - 28.5
estas relaciones. Insomnio
Dividiendo a los pacientes en cada grupo de entr. autog. (N=5) 5 - - 100
acuerdo con la frecuencia de sus crisis en un sub- control (N=6) 1 5 16.
grupo con poca frecuencia (menos de una crisis Timidez
semanal) y otro subgrupo de alta frecuencia con- entr. autog. (N=4) 2 - 50
vulsivante (más de una crisis semanal), observa- control (N=6) 1 4 1 16
mos que, mientras que en el grupo control no Cefaleas
hay cambio apreciable en actividad convulsivante entr. autog. (N=3) 2 1+ 25+
en ninguno de los dos subgrupos, en el grupo en- control (N=4) 1 3 25
trenamiento autógeno el subgrupo con alta acti- Irritabilidad
vidad convulsivante disminuye su frecuencia con- entr. autog. (N=4) - 100
vulsivamente de una manera altamente significa-
control (N=3) 3 - 0
tiva (p. < 0.01), sin que haya cambio apreciable
Problemas sexuales
en el subgrupo de baja frecuencia convulsivante.
entr. autog. (N=4) 1 - 75
Estos resultados se presentan en la tabla XVII.
control (N=5) 1 4 - 20
Algunos de los pacientes en la categoría de alta
Misceláneo
frecuencia convulsivante llegan a experimentar
entr. autog. (N=12) 5 - 58
hasta dos y más crisis diarias. Las características
comunes presentadas por los pacientes cuyo nú- control (N=16) 4 10 - 25
mero de convulsiones epilépticas disminuyó con + uno de los pacientes desarrolló ligeras pero persistente ce-
el entrenamiento autógeno son: faleas durante el tratamiento, por lo que consideramos N=4.

—Elevado número de crisis (más de una por se-


mana).
TABLA XVI
—Predominio de ataques de ausencia, de corta
duración. Variaciones en la frecuencia e intensidad de
—Altos niveles de angustia, manifiestos clínica- ataques epilépticos;
mente y en los tests psicológicos. grupo «entrenamiento autógeno»
—Estrecha relación entre situaciones estresan-
tes o reacciones emocionales y precipitación Pre-tratamiento Post-tratamiento
de las crisis.
—Tendencia más o menos ocasional a manifes- Frecuencia Intensidad Frecuencia Intensidad
taciones clínicas de tipo histérico.
S.C. 0.5/mes 2 1.5/mes 1
J.Q. 2/año 2 no cambio no cambio
TABLA XIV L.M. 4/año 3 no cambio 1
Test de Cornell: mejoría media en los + M.B. 3/día 1 l /mes 2
pacientes con entrenamiento autógeno y en S.F. 2/mes 3 3/mes 2
los controles M.M. 2/año 3 0 —
J. R. 4/mes 3 l /mes 2-3
Grupo AT C B.G. 1 /mes 4 2/mes 3
+ F.W. 1 /día 1 - 2. 0.2/día 2
Índice global 9,3 + 3
Incompetencia 2,3 + 0,9 + L.C. 1 /día 1 1 /mes 1
Depresión 0,4 0,2 + posibilidad de crisis histéricas.
* de acuerdo con la siguiente escala: 1 pérdida momentá-
Angustia 3+ 0,9
nea de la conciencia; 2 entre 1 - 2 min.; 3 más de 2 min.;
Hipersensibilidad 0,5 0,1 secuelas, 1 punto extra a la escala precedente.
Psicosomático 2,6 + 0,7
Irritabilidad 0,8 0,5

n= 10 en ambos grupos.
Resultados electroenfefalográficos
AT= grupo en entrenamiento autógeno
Los trazados electroenfefalográficos de todos los
C= grupo control
+ p<0,01 pacientes del estudio fueron realizados con una

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Psiquis, 1981; 2: 136-152

máquina «Mingograph», modelo 300 L, equipada TABLA XVII


con memoria magnética para posterior análisis es-
Variación de la Frecuencia Convulsivante
pectral computerizado.
con y sin entrenamiento autógeno
Todos los pacientes mostraron anomalías epi-
lépticas, afectando preponderantemente al lóbulo
Grupo n variación media*
temporal. Comparando los trazados individuales
tomados antes y después del período de trata- Baja frecuencia**
miento, no se observa ninguna diferencia signifi- Entren. Autógeno 7 .03
cativa ni en el trazado de base ni en las anoma- Control 8 0.5
lías epilépticas de cada paciente. Alta frecuencia***
Los electroencefalogramas de todos los pacien-
Entren. Autógeno 3 4.5 +
tes continúan mostrando las mismas característi-
Control 2 .8
cas de la línea de base y del ritmo y las mismas
anormalidades epilépticas focales, por lo que po- * en convulsiones/ semana.
demos concluir que la práctica asidua del entre- ** una convulsión semanal o menos más
namiento autógeno durante diez meses consecu- *** de una convulsión semanal
tivos no produce modificaciones neurofisiológicas + p<.01
en pacientes epilépticos, al menos no del tipo que
pueda ser registrado en el electroencefalograma.
Sin embargo, en el grupo de pacientes trata- mo indicadores de un estado de somnolencia inci-
dos con entrenamiento autógeno se observan piente, a diferencia de lo que ocurre en los traza-
cambios peculiares durante la concentración pasi- dos obtenidos durante la somnolencia, no hay
va en las fórmulas autógenas. cambios ni hacia la vigilia, ni hacia estados de
El cambio en el aspecto del electroenfefalogra- sueño más profundos. Otra característica peculiar
ma se efectúa bruscamente, en los primeros se- de las modificaciones electroencefalográficas in-
gundos de concentración pasiva, y se caracteriza ducidas por el estado autógeno es su comienzo re-
por una disminución generalizada de la amplitud, lativamente brusco, en los pocos segúndos que si-
con aumento de actividad lenta difusa, simétrica, guen la orden de comenzar la práctica de los ejer-
con ocasional irrupción de ritmos alfa regulares. cicios.
En algunos pacientes es posible observar acti- El estado mental subjetivo de los pacientes du-
vidad paroxística, en forma de ondas agudas len- rante la práctica de los ejercicios autógenos es de
tas de amplitud mediana, registrada en las áreas concentración pasiva en las fórmulas autógenas,
temporales afectadas. y, de acuerdo con sus descripciones e impresión
Ondas lentas agudas, no claramente epilépti- subjetiva, es cualitativamente diferente del sueño
cas fueron registradas en la región parasagital o de la somnolencia.
fronto-central en un pequeño número de casos. Al recibir la orden de interrumpir el tratamien-
En general, en algunos pacientes se observa to, el trazado típico del estadio I-II del sueño se
una tendencia, no excesivamente marcada, a la interrumpe tan bruscamente como comenzó, y el
acentuación de anormalidades epilépticas, conco- trazado asume las características vigiles habitua-
mitantemente con la modificación de la línea de les, con una tendencia a la aparición más abun-
base y del ritmo descritas, especialmente de tipo dante de ondas alfa, a la frecuencia habitual del
paroxístico. sujeto.
En los sujetos del grupo control no fue posible
observar cambios similares, excepto durante es- Conclusiones
casos minutos, en los que un trazado con simila-
res características fue obtenido en algunos pa- Es difícil precisar con certeza si los problemas
cientes del grupo control, posiblemente en cone- psiquiátricos que se presentan en enfermos con
xión con incipiente somnolencia. patología cerebral orgánica, como la epilepsia, son
La frecuencia de la banda alfa mostró clara ten- secundarios a la disfunción orgánica lesional o si
dencia a aumentar, en general de una unidad. Sin son preponderantemente reactivos. En cualquier
embargo, algunos pacientes presentaron activi- caso, los métodos terapéuticos farmacológicos se
dad alfa casi paroxística, compuesta por ondas de revelan de poca ayuda para aliviar los sufrimien-
morfología aguda, a una frecuencia menor que la tos neuróticos y los problemas caracteriales de es-
frecuencia alfa media habitual del sujeto. tos pacientes.
Ninguno de estos fenómenos fue observado en Por otra parte, la preocupación, tanto del enfer-
los pacientes del grupo control. mo como de su médico, se concentra general-
En general, los trazados tomados durante el mente en el más llamativo y aparentemente más
estado autógeno parecen ser compatibles con un incapacitante de sus síntomas, la crisis epiléptica.
estado I-II de sueño, siendo sin embargo diferen- Sólo en casos de comportamiento bizarramente
tes del sueño en un mantenimiento prolongado del anormal llega el enfermo epiléptico a ser referido
mencionado patrón, sin aparición de complejos K, para tratamiento psiquiátrico, tratamiento en el
alfa husiforme y con relativamente poca actividad que con frecuencia ha de hacerse uso de los po-
delta. Esto es, si bien los trazados obtenidos du- tentes antipsicóticos, complicando aún más la di-
rante el estado autógeno pueden considerarse co- fícil farmacoterapia del epiléptico y necesitando,

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J. L. González de Rivera y cols.

más frecuentemente que en los no epilépticos, esta actitud menos tensa, más relajada. Los pa-
hospitalización y con frecuencia institucionaliza- cientes se presentan ante el psiquiatra evaluador
ción. de manera que aparecen menos deprimidos, más
Sin embargo, pacientes con un grado de pato- comunicativos, menos hostiles y desconfiados y
logía no tan exagerado, o con manifestaciones expresando menos ideas paranoides y rencorosas
que no causan gran trastorno en el ambiente, ra- contra otros.
ra vez reciben atención específica por su sufri- La mejoría de la depresión, la hostilidad y las
miento psicológico. Ello es, en parte, debido a la ideas paranoides no parece tan evidente cuando
dificultad de hallar un empleo satisfactorio de las se juzga por las respuestas al cuestionario del
terapéuticas psiquiátricas en estos pacientes. Cornell test, aunque la mejoría de las variables
La psicoterapia del epiléptico es tarea difícil, su relacionadas con la angustia es tan clara como se
personalidad plantea grandes problemas contra- ha podido observar con la evaluación psiquiátrica.
transferenciales en el psiquiatra, su patología or- El carácter rígido de un test como el Cornell no
gánica, manifestada en trastornos de la atención permite la flexibilidad de una entrevista psiquiá-
y de la memoria, impide el flujo satisfactorio de trica, pero es también posible que, aun sintiéndo-
la relación psicoterapéutica, y finalmente, con ra- se mejor, el paciente tiene la impresión de que
zón o sin ella, el epiléptico achaca todos sus pro- no han cambiado mucho las cosas, sino, sobre to-
blemas psicológicos a la epilepsia, eliminando así, do, su manera de reaccionar. En una de las pre-
de base, toda posibilidad de modificación caracte- guntas del test de Cornell, «Tiene usted la impre-
rial. sión de que sus compañeros le observan y criti-
Los pacientes que hemos estudiado en el pre- can en el trabajo», la misma paciente respondió
sente trabajo presentan, en las evaluaciones ob- «Sí» en las dos ocasiones, antes y después del
jetivas del psiquiatra colaborador, un alto nivel de período de tratamiento. Sin embargo, en el test
angustia, depresión, trastorno formal del pensa- post-tratamiento, debajo del espacio previsto pa-
miento y, con frecuencia, del contenido del pen- ra la respuesta, añadió: «Pero ya no me impor-
samiento, con preponderancia de elaboraciones ta». Este pequeño matiz no puede ser captado
paranoides. Su contacto afectivo, en cambio, pa- por un rígido test objetivo, para el que no se es-
rece intacto, la colaboración con el médico es en tablece diferencia entre ideas de referencia que
la mayoría de los casos excelente y, en general, son aceptadas sin mucha preocupación y trastor-
todos parecen funcionar en su vida de relación de no, y obsesiones paranoides que causan extraor-
manera mejor a lo que cabría esperarse, tenida en dinaria angustia, hostilidad y medidas retaliato-
cuenta sus manifestaciones psicopatológicas. rias.
En el test de Cornell se revelan las mismas ca- En contraste con sus indudables efectos tera-
racterísticas, más una tendencia a las quejas or- péuticos en las variables emocionales, el entrena-
gánicas vagas, que podríamos denominar, en un miento autógeno no parece tener ningún efecto
sentido laxo del término, sintomatología psicoso- apreciable en los trastornos del pensamiento, tan-
mática. to en su forma como en su contenido.
La mejoría en el cuadro clínico observada en el Respecto al control de crisis convulsivas, el en-
grupo tratado con psicoterapia de apoyo sola- trenamiento autógeno parece ser más efectivo en
mente es posiblemente más aparente que real, va reducir la actividad convulsiva en aquellos pa-
acompañado de considerable dependencia en el cientes con crisis leves y muy frecuentes, espe-
terapeuta y se produce después de un período cialmente si las crisis parecen estar relacionadas
relativamente largo de un contacto intenso y fre- con factores emocionales. En pacientes con crisis
cuente, requiriendo considerable esfuerzo por par- poco frecuentes, el entrenamiento autógeno no
te del terapeuta. parece ejercer una gran influencia en la frecuen-
En contraste, el tratamiento autógeno parece cia de las crisis, y, si acaso, parece en algunos pa-
producir una mejoría clínica de orden netamente cientes aumentarla ligeramente.
superior, la dependencia en el médico tratante es El fenómeno, reportado por otros autores, (10,
considerablemente menor, y el esfuerzo terapéu- 25) de prevención de las crisis inminentes me-
tico requerido es asimismo menor que en la psico- diante técnicas autohipnóticas de relajación o me-
terapia de apoyo. diante la práctica de ejercicios autógenos tan
Los pacientes con entrenamiento autógeno me- pronto como los pródromos se hacen sentir, no
joran de manera altamente significativa en las ha podido ser observado en nuestros pacientes.
variables relacionadas con angustia, tensión, mo- Si acaso, lo contrario parece producirse, esto es,
lestias psicosomáticas e hipocondríacas. precipitación de crisis durante el estado autóge-
En todos ellos se observa una actitud más rela- no.
jada, que se traduce en mejoría de las relaciones Respecto a la intensidad de las crisis, es evi-
interpersonales, mejor apetito, desaparición de dente que todos los pacientes tratados con entre-
los trastornos del sueño y considerable mejoría namiento autógeno consideran sus crisis como
de las relaciones maritales y sexuales. siendo de menor duración, con menor obnubila-
La disparidad observada entre los resultados ción de la conciencia, y seguidas por menor se-
de la evaluación psiquiátrica con el BPRS y los re- cuelas desagradables.
sultados en el test de Cornell pueden explicarse Este cambio en la percepción de las crisis pue-
por la mejoría de las relaciones interpersonales y de reflejar un cambio auténtico en la intensidad

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de las mismas, o puede ser una manifestación de BIBLIOGRAFIA


la nueva actitud optimista y relajada del pacien- 1. GONZALEZ DE RIVERA, J.L.: Psicopatología de la
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algunos pacientes con crisis aparentemente pret- 3. BAUS, G.J., LETSON, L.L., RUSELL, E.: Group ses-
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puede ser explicada por la reducción de la reac- 52: 270-273, 1958.
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ataque epiléptico. 5. KAMIN, S.H., LLEWELYN C.J. y SLEDGE, W.L.: Group
En cambio, en aquellos pacientes en que la in- dynamics in the treatment of epilepsy. J. Pediat. 53:
fluencia de factores ansiogénicos no es tan mar- 410-412, 1958.
cada, poca reducción se observa en el número de 6. BRULLEMAN L. H.: Group therapy with epileptic pa-
crisis. Es preciso hacer notar, sin embargo, que tients. Epilepsia 13: 221-224, 1972.
nuestra población está compuesta por pacientes 7. GOTTSCHALK, L.A.: The relationship of psychologic
con crisis bien controladas por la medicación anti- state and epileptic activity: psychoanalytic observa-
epiléptica, cuya frecuencia convulsivante es rela- tions on an epileptic child. Psycho-Analytic Stydy of
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nifestaciones paroxísticas en el EEG, durante el Psychosom. Med. 18: 43-55, 1956.
estado autógeno, proporciona apoyo a la hipóte- 9. ROSEN. H. y WALKER, A.E.: Hypnotic studies of pa-
sis que considera que las descargas epilépticas tients with convulsions. Curr. Psychiat. Ther. 3: 138-
están facilitadas durante el estado autógeno. En 149, 1963.
el estado autógeno de individuos no epilépticos 10. STEIN, C.: Hypnotherapy in the convulsive disorders.
se encuentra ocasionalmente fenómenos de des- Psychiatric opinion, 4: 5-10, (1967).
cargas sensori-motoras y psíquicas, similares a 11. FREEDMAN, D.A. y ADATTO, C. P.: On the Precipita-
las que se pueden encontrar en epilépticos (33). tion of seizures in an adolescent boy. Psychosom.
Es posible que en nuestros pacientes, durante el Med. 30: 437-447, 1968.
estado autógeno se produzca una facilitación de 12. MATTSON, R. H., HENINGER, G. R., GALLAGHER, B.
las descargas que habrían de producirse de todas B. y GLASTER, G.H.: Psychophysiologic precipitants
maneras, permitiendo así la eliminación subclini- of seizures in epileptics. Neurology, 20: 407, 1970.
ca de la tensión neuronal epileptógena. Los tras- 13. GELLHORN, E. y LOOFBOURROW G.N.: Emotions
tornos emocionales y del comportamiento pueden and emotional disorder. Harper and Row, New York,
ser una expresión de esta tensión neuronal, aun- 1963.
que no necesariamente epileptógena, y la prácti- 14. SERVIT, Z., MACHEK, J y STERCOVA, A.: Reflex in-
ca asidua del entrenamiento autógeno permite fluences in the pathogenesis of epilepsy in the light
asimismo la descarga paulatina y continua de es- of clinical statistics. Epilepsia, 3: 315-322, 1962.
ta tensión neuronal, con mejoría de los trastor- 15. EFRON, R.: The conditioned inhibition of uninate
nos emocionales y del comportamiento. Los tras- fits. Brain, 80: 251-262, 1957.
tornos del pensamiento parecen reflejar más un 16. FORSTER, F.M.: The classification and conditioning
déficit que una sobrecarga tensional, y no son treatment of the reflex epilepsies. Int. J. Neurol. 9:
73-86, 1972.
por tanto afectados notablemente por la práctica
del entrenamiento autógeno. 17. PINTO, R.: A case of movement epilepsy with agora-
Los hallazgos electroencefalográficos son poco phobia treated successfully by flooding. Brit. J. Psy-
chiat. 121: 287-288, 1972.
informativos en cuanto la naturaleza neurofisoló-
gica del estado autógeno, pero tal vez no puede 18. STANDAGE, K.F.: Treatment of epilepsy by the re-
ciprocal inhibition of anxiety. Guys Hosp. Rep. 121:
esperarse más de una técnica tan cruda como el
217-221, 1972.
EEG superficial. Lo que si es evidente es que du-
rante el estado autógeno la actividad eléctrica ce- 19. SMALL, JG., STEVENS, JR. and MILSTEIN, V.: Elec-
troclinical correlates of emotional activation of the
rebral es diferente tanto del estado vigil como del
EEG. J. Nerv. Ment. Dis. 138: 146-155, 1964.
sueño, y si ha de compararse con algún fenóme-
20. DE RIVERA, J.L.G.: Métodos autógenos en el trata-
no conocido del EEG, puede considerarse como
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un estado de somnolencia inicial, mantenido con- cas». (J. Guimón, Ed.). Sadgacolor, Barcelona, 1973.
sistentemente sin fluctuaciones ni hacia la vigilia
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