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EL ACEITE DE SAN JOSÉ

Mensaje dictado por San José al hermano Agustín del Divino Corazón el 26 de Marzo de 2009

Locución de san José:


Atended a los sabios consejos de mi amadísima esposa, María, guardadlos en vuestro corazón,
meditadlos y vividlos. Conservad la sencillez y la pureza de vuestro corazón para que seáis
verdaderas ofrendas de amor a la Victima Divina.

No me hagáis a un lado de vuestras vidas, fui el único hombre en la tierra en el cual Dios encontró
complacencias. Entregadme vuestra vida interior y os la enriqueceré. Os daré un regalo esta
noche, hijos amados de mi Hijo Jesús: El Aceite de San José. Aceite que será un auxilio Divino para
este final de los tiempos; aceite que os servirá para vuestra salud física y vuestra salud espiritual;
aceite que os liberará y os protegerá de las acechanzas del enemigo. Soy el terror de los demonios
y, por ende, hoy pongo en vuestras manos mi aceite bendito.

Propagadlo, será útil para toda la humanidad. Los hombres recibirán descanso a sus penas
espirituales, físicas y morales. Preparadlo de la siguiente forma:
1.- Tomad un cuarto de aceite de Oliva (250 mililitros) Y siete lirios
2.- Ponédmelos por siete días frente a mi imagen.
3.- Después, verted las flores (deshojando los pétalos) en el aceite y ponedlo a fuego lento por
siete minutos.
4.- Separad los pétalos de los siete lirios escurridlos bien y dejad el aceite.

Durante los siete días yo derramaré gracias, bendiciones especiales a aquellos lirios. Ese es mi
aceite, hijos amados, el Aceite de San José.

Os lo repito. Será una coraza que os protegerá, contra todo espíritu demoníaco, os fortalecerá en
vuestras pruebas, os alentará en vuestro caminar, os sanará del cuerpo, del espíritu y del alma. Os
lo repito, el aceite de san José: siete lirios puestos frente a mi imagen durante siete días, haciendo
referencia a mis siete dolores y siete gozos; además el número siete indica perfección y os daré, a
través de la unción diaria con este aceite: perfección y crecimiento en vuestra vida interior.
Cuando sintáis abatimiento, ungíos en vuestro pecho y recibiréis fortaleza, alivio. Cuando os
aquejen males de vuestro cuerpo ungíos. Ungid con mi aceite a los enfermos del cuerpo y del
alma. Ungid con mi aceite a los posesos, a los endemoniados, el demonio huirá de todas estas
personas atacadas por los espíritus del averno.
Cómo el cielo os consiente; cómo el cielo deposita en vuestras manos grandes tesoros. Aceite de
san José: bálsamo sanador, bálsamo liberador, bálsamo regenerador.

Os amo, hijos amados de mi Hijo Jesús.


Os bendigo. Amén.

A los ocho días, después (Abril 3)

San José dice:


Ya habéis obtenido el primer aceite.
Haced que muchísimas persona lo hagan. Este aceite es sanador, es un bálsamo de paz para el
alma. Cuando sintáis turbación aplicadlo en vuestro pecho y recibiréis la paz. El aceite y los lirios se
deben colocar un día miércoles (ante la imagen de San José) y al miércoles siguiente preparadlo
(los puntos 3 y 4 arriba descritos en el mensaje anterior) en mi día dedicado a mi culto y a mi
devoción. Este aceite tiene grandes gracias, grandes bendiciones. Ungíos diariamente con él y
mantened reserva de este aceite. No olvidéis traer mis lirios perfumados y haced mas aceite, de
miércoles a miércoles, para que tengáis reserva.

El Padre Pío en un aparte de su locución a Agustín del Divino Corazón, el 26 de Diciembre de 2010,
sobre el aceite de san José dice:
"Estáis en el final de los tiempos, la gran tribulación se avecina. Tened reserva suficiente del aceite
de san José. Una gran epidemia se extenderá como plaga. Este aceite será la contra, la medicina."
CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.

Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

SÚPLICAS A SAN JOSÉ

De los males que nos amenazan, R/. libra nuestras familias.


De las discordias y roces, R/.
De las enfermedades y aflicciones, R/.
De la tristeza y desesperanzas, de las ideas de suicidio R/.
Del espíritu mundano, R/.
De los peligros de los falsos valores de hoy, R/.
De la ausencia y el abandono de los padres, R/.
De la inmoralidad matrimonial, R/.
De la moda y costumbres escandalosas, de todas las inmoralidades sexuales y de todo otro vicio
R/.
De la indiferencia y rebeldía religiosa, R/.
De la liviandad y el deshonor, R/.
De las amistades malas y peligrosas, R/.
De la falta de amor, del narcisismo y del egoísmo R/.
De las incomprensiones y falta de diálogo, R/.
De la desunión y separaciones, R/.
De los abortos y la falta de valor de la dignidad de la vida, R/.
De la falta de fe, R/.
De las dificultades financieras, R/.
De la falta de pan y de casa, R/.
De las enfermedades y desgracias, R/.
De la muerte eterna, R/.

Ruega por nosotros, oh San José. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

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