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DEVOCIONARIO A SAN JOSE

1. Oh san José, cuya protección es tan grande, tan fuerte y tan inmediata ante
el trono de Dios, a ti confío todas mis intenciones y deseos. Ayúdame, San
José, con tu poderosa intercesión, a obtener todas las bendiciones
espirituales por intercesión de tu Hijo adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor,
de modo que, al confiarme, aquí en la tierra, a tu poder celestial, Te tribute
mi agradecimiento y homenaje.
Oh san José, yo nunca me canso de contemplarte con Jesús adormecido en
tus brazos. No me atrevo A acercarme cuando Él descansa junto a tu
corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su delicado rostro y pídele
que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro. ¡San José,
patrono de las almas que parten, ruega por mí! Amén.
2. San José patrono de las vocaciones en la Iglesia ayúdame a descubrir lo
que Dios espera de mí, a ser fiel todos los días de mi vida hasta la muerte,
especialmente en las pequeñas llamadas que Dios me hace a lo largo del
día, y a entender la importancia de servir con generosidad a los planes de
Dios. Así sea».
3. «Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y
María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, con vos
descanse en paz el alma mía «.
4. «Oh José Bendito, tú que expiraste en el abrazo amoroso de Jesús y María.
Cuando el sello de la muerte se cierne sobre mi vida, ven en mi auxilio
junto con el Señor Jesús y Santa María. Obtenme este solaz para que en esa
hora pueda morir en sus santos brazos a mi alrededor. Jesús, María y José,
les encomiendo mi ser, viviente y agonizante, en sus santos brazos. Amén
«.
5. «Bendito José, casto esposo de la Virgen María, permanece con nosotros
en este día. Tú que protegiste a la Virgen; y amaste al Niño Jesús como a tu
propio Hijo, le rescataste del peligro de muerte. Defiende la Iglesia, la casa
de Dios, comprada por la sangre de Cristo. Guardián de la Familia Santa,
permanece con nosotros en nuestras pruebas. Que tus oraciones nos
obtengan la fuerza para huir del error y luchar contra los poderes de la
corrupción de manera que en esta vida crezcamos en santidad y después de
la muerte nos regocijemos con la corona de victoria. Amén «.
6. Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te
ruego protejas a la mía. Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la
fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de
los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los
asuntos del cielo.
7. Dígnate velar sobre todos nuestros intereses. Ruega al Señor que bendiga
nuestra casa. Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de
estado. Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las
familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de
María. Amén»
8. «San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y
de su Santísima Madre, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de
un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a
Jesús y a María. Amén»
9. José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi
protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en
recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al
mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón
que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y
de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha
honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas
luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para
llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza
para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la
virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la
petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo
que te suplico; y esto es lo que, mediante tu poderosa intercesión, espero
alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo
amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
10.¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro
gran valimiento, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días
de mi destierro en este valle de lágrimas. Vuestra altísima dignidad de
Padre putativo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto
pidáis en el cielo. Sed mi abogado, especialísimamente en la hora de mi
muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la
carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén. Bondadoso San
José, Esposo de María, protegednos; defended a la Iglesia y al Sumo
Pontífice y amparad a mis parientes, amigos y bienhechores.
11.¡Oh castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San
José! Todo el que implora vuestra protección experimenta vuestro
consuelo. Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía. Pedid al Señor por mí;
libradme del pecado, socorredme en las tentaciones y apartadme del mal y
del pecado. Consoladme en las enfermedades y aflicciones. Sean mis
pensamientos, palabras y obras fiel trasunto de cuanto os pueda ser acepto
y agradable para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la
hora de la muerte. Amén.

12.Jaculatoria: ¡Oh glorioso San José! Haced que sea constante en el bien;
corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.

13.San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don
de la pureza. Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste
aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a
tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el
Señor me pida. Varón prudente que no te apegas a las seguridades
humanas, sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado
obtenme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en
prudente desasimiento de las seguridades terrenales. Modelo de celo, de
trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obtenme
esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así
asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR
JESÚS.
14.¡Oíd, querido San José, ¡una palabra mía!... Yo me veo abrumada de
aflicciones y cruces, y a menudo lloro... Despedazada bajo el peso de estas
cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que
mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es
cosa difícil el morir... pero si el bien vivir. ¿A quién, pues, acudiré sino a
Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz... consuelo… y ayuda?
A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las
congojas, las cruces, los intereses de mi alma… de mi familia… de los
pecadores… para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a
gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén. San
José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad nosotros.
15.Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante
vuestra presencia, para pediros vuestra protección. Desde ya os elijo como
a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme
de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo
momento y ante todo en la hora de mi muerte. Amén.
16.Señor, como a San José Castísimo, concédenos la Gracia de la Fe, para
vivir Tu Voluntad, aunque ella nos parezca inalcanzable y a veces,
imposible. Transforma nuestra pequeñez en la Gracia de Tu Grandeza;
nuestra debilidad, en Tu Fortaleza. Amén.
17.Señor, por la superación de San José y por Su entrega absoluta, que venció
a la condición humana, ayúdanos a superar los atavismos, las
concupiscencias y la superficialidad de este mundo. Amén.

18. Guardián de las Vírgenes y Santo Padre San José a cuyo fiel cuidado
fueron encomendados. Cristo Jesús, la inocencia misma de María, Virgen
de las Vírgenes; me consagro a Tu Honor y me entrego enteramente a Ti,
para que seas siempre mi Padre, mi protector y mi Amigo y mi Guía en el
camino de la Salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un
amor ferviente por la vida interior. Te pido y suplico que siendo preservado
de toda impureza, pueda con una mente limpia, un corazón puro y un
cuerpo casto, servir siempre más castamente a Jesús y María todos los días
de mi vida. siguiendo Tu ejemplo que pueda Yo también realizar todas las
acciones para la mayor Gloria del Padre, en unión con el Sagrado Corazón.
Jesús y el Inmaculado Corazón de María y Tu Oh bendito San José ruega
por mi para que pueda participar de la Paz y Alegría de Tu Santa Muerte y
vida. Amen

19.Ave José, hijo de David, hombre justo y virginal, la Sabiduría está contigo,
bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el fruto de
María, tu fiel esposa. San José, digno Padre, Protector de Jesucristo y de la
Santa Iglesia, ruega por nosotros pecadores y obtennos de Dios la Divina
Sabiduría, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
20.Sagrados Corazones unidos de Jesús, María y José, a vos me consagro, en
este momento. Que las llamas de amor y de santidad inflamen a mi
corazón, llenándolo de las virtudes y de las gracias celestiales que emanan
de vos. Que todo mi ser vos ame y vos glorifique sin cesar. El Sacratísimos
Corazones, puros y santos, enséñenme el camino de la oración, de la
mortificación, de la reparación de mis pecados y del arrepentimiento
sincero de todos ellos. Que yo sepa glorificar y honrar el Santo Nombre de
Dios, obedeciendo con amor sus Leyes Divinas y sus enseñanzas para que
los frutos de conversión, de paz y de amor se derraman sobre mi vida y
sobre el mundo entero. Llévanos todos por el camino de la salvación que
nos conduce al Reino del cielo. Nosotros confiamos en vos. ¡Amén!
21.Jesús, María y José, bendice nuestra comida. Jesús, María y José, gracias
por nuestra comida. Jesús, María y José, ruega por nosotros. Amén

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