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1 Historia
2 Pruebas empíricas
2.1 Kihlstrom et al. (1980)- Experimento 1
2.2 Jacoby y Dallas (1981)
3 Modelos
3.1 Modelos de red
3.1.1 Modelo TLC de Quillian
3.1.2 Redes semánticas
3.2 Modelos de características
3.3 Modelos asociativos
3.3.1 Modelo SAM
3.3.2 Modelo ACT-R
3.4 Modelos estadísticos
3.4.1 Análisis Semántico Latente (LSA)
3.4.2 Modelo HAL (Hiperespacio Análogo al Lenguaje)
4 Localización cerebral de la memoria semántica
5 Correlatos neuronales y funcionamiento biológico
6 Trastornos
6.1 Deterioro semántico de categorías específicas
6.2 Deterioro en modalidades específicas
6.3 Trastornos de acceso semántico y trastornos de almacenamiento semántico
7 Investigación presente y futura
8 Véase también
9 Referencias
10 Bibliografía
Historia
Antes de que Tulving realizara esta propuesta, este aspecto de la memoria humana no
había sido considerado por los psicólogos experimentales. Varios experimentadores
han dirigido diversas pruebas encaminadas a determinar la validez de esta
diferenciación entre memoria episódica y memoria semántica.
Pruebas empíricas
Kihlstrom et al. (1980)- Experimento 1
Durante la primera fase del experimento (después de que los sujetos despertaran) se
utilizó el número de palabras que los sujetos podían recordar como una medida del
rendimiento para una tarea de recuerdo episódico libre. La mayor parte de los
sujetos era capaz de recordar la lista completa de palabras.
Este estudio4 no fue pensado para proporcionar pruebas de la distinción entre los
almacenes de memoria episódica y semántica. No obstante, utilizaron un método
experimental de disociación que proporciona datos en favor de la hipótesis de
Tulving.
En la primera fase del experimento, se les presentó a los sujetos una lista de 60
palabras (una por una), y a continuación se les realizó una serie de preguntas.
Algunas de las preguntas realizadas estaban pensadas para que los participantes
prestaran atención a la apariencia "visual" de la palabra; por ejemplo: «¿Está
escrita en negrita esta palabra?»
Algunas preguntas estaban pensadas para centrar la atención en el sonido de la
palabra: «¿Rima con camión?»
Algunas preguntas se centraban en el significado de la palabra: «¿Hace
referencia a una forma de comunicación?»
La mitad de las preguntas estaban formuladas en forma positiva, y la otra
mitad, en forma negativa.
Uno de los primeros ejemplos de modelo de red de memoria semántica es el TLC (en
inglés, Teachable Language Comprehender).6 Según este modelo, cada nodo es una
palabra que representa a un concepto (como «pájaro»). Con cada nodo, se almacena
una serie de propiedades (como «puede volar» o «tiene alas»), así como
direccionamientos (por ejemplo, enlaces) hacia otros nodos relacionados (por
ejemplo, «paloma»). Un nodo está enlazado directamente con aquellos otros de los
que sean una subclase o una superclase (por ejemplo, «pájaro» estaría relacionado
tanto con la subclase «paloma» como con la superclase «animal». Así, el modelo TLC
asume una representación jerarquizada de conocimientos, en la que los nodos de alto
nivel que representan amplias categorías están conectados (ya sea directamente o
indirectamente -a través de los nodos de clases inferiores-) a multitud de
elementos pertenecientes a esas categorías. Los nodos que representan ejemplos
concretos de esas supracategorías estarían a un nivel más bajo, únicamente
conectados a las categorías inmediatamente superiores. Además, las propiedades se
almacenan en el nivel de categorización más alto al que pueden aplicarse. Por
ejemplo, «es amarillo» podría almacenarse con «canario»; «tiene alas» podría
almacenarse con «pájaro» (un nivel más arriba); y «puede moverse» podría
almacenarse con «animal» (otro nivel más arriba). Los nodos también pueden
almacenar la negación de las propiedades de sus nodos supraordinados (por ejemplo,
«no puede volar» podría ser almacenado con «pingüino»). Esto proporciona una
economía de representaciones, en la que las propiedades solo se almacenan en el
nivel de categorización para el que son esenciales, esto es, en el punto en el que
se convierten en características críticas.
La versión originaria del TLC no incorporaba pesos a los enlaces entre nodos. Esta
versión se adecuaba correctamente a la ejecución humana en muchos sentidos, pero
fallaba al no explicar por qué la gente repondía con mayor rapidez a preguntas
relacionadas con los ejemplos más prototípicos de las categorías, demorándose más
al responder a aquellas otras preguntas que involucraban a ejemplos menos
prototípicos.8 Más adelante, Collins y Quillian actualizaron su modelo incluyendo
un factor de peso en las conexiones para tener en cuenta este efecto.9 Este modelo
actualizado es capaz de explicar tanto el efecto de familiaridad como el efecto de
tipicidad. Su principal ventaja es que explica claramente el efecto del primado: es
más probable recuperar una información determinada de la memoria si previamente se
ha sido expuesto a un estímulo relacionado (estímulo primante). No obstante, aún
existe un gran número de fenómenos memorísticos que el TLC no logra explicar, como
por ejemplo, por qué las personas son capaces de responder rápidamente a preguntas
que incluyen enunciados claramente falsos del tipo «¿Son las palomas un tipo de
arma nuclear?», a pesar de que en estos casos los nodos implicados se encuentran
muy distanciados entre sí.10
Redes semánticas
Las redes semánticas son principalmente utilizadas por los modelos de análisis del
discurso y comprensión lógica, así como en inteligencia artificial.12 En estos
modelos, los nodos corresponden a palabras o familias de palabras, y los enlaces
representan las relaciones sintácticas que median entre ellas. Puede encontrarse un
ejemplo de la implementación computacional de redes semánticas en la representación
del conocimiento en Cravo y Martins (1993).13
Modelos de características
Un modelo estándar de memoria que asume este tipo de asociación es el modelo SAM
(en inglés, Search of Associative Memory).19 A pesar de que el modelo SAM fue
diseñado originariamente como un modelo de memoria episódica, sus mecanismos son
adecuados para sustentar algunas representaciones de la memoria semántica.20 El
modelo SAM contiene un almacén a corto plazo (STS) y un almacén a largo plazo
(LTS), donde el almacén a corto plazo es una activación breve de la información del
almacén a largo plazo. El almacén a corto plazo tiene una capacidad limitada y
afecta al proceso de recuperación de recuerdos mediante la limitación de la
cantidad de información que puede ser mostrada, así como el tiempo durante el que
se activa. El proceso de recuperación en el almacén a largo plazo es dependiente de
pistas y probabilístico, lo que significa que una pista inicia el proceso de
recuperación, y la información que se selecciona de la memoria varía. La
probabilidad de que una determinada información sea mostrada depende de la fuerza
de la asociación entre la pista y el ítem de la memoria a recuperar. Las
asociaciones más fuertes se seleccionan, y finalmente se elige la más fuerte. El
tamaño de la memoria intermedia se define como r (no es un número fijo), y a medida
que los ítems son incorporados a la memoria intermedia, la fuerza asociativa
aumenta de forma lineal en función del tiempo total que permanecen en ella.21 En el
modelo, cuando dos ítems cualesquiera ocupan simultáneamente un espacio de la
memoria de trabajo, se incrementa la fuerza de su asociación. De este modo, los
ítems que concurren más habitualmente, se verán más fuertemente asociados. Los
ítems en este modelo también están asociados con un contexto específico, donde la
fuerza de la asociación está determinada por la cantidad de tiempo durante la que
el ítem está presente en un determinado contexto. Así, los recuerdos consisten en
un conjunto de asociaciones entre ítems de la memoria, y entre ítems y contextos.
La presencia de un conjunto de ítems u/o un contexto puede favorecer la evocación
de otros subconjuntos de ítems en la memoria. El grado en que los ítems se evocan
unos a otros en función de su contexto compartido o de su concurrencia es un
indicador de la relación semántica existente entre ellos.
En una versión actualizada del modelo SAM, las asociaciones semánticas pre-
existentes se tienen en cuenta para usar una matriz semántica. Durante un
experimento realizado al respecto, las asociaciones semánticas se mantuvieron
fijas, demostrándose la asunción de que las asociaciones semánticas no se ven
afectadas significativamente por la experiencia episódica. Los dos mecanismos
utilizados por este modelo para medir la relación semántica son el Análisis
Semántico Latente (LSA, por sus siglas en inglés) y los Espacios de Asociación de
Palabras (WAS).22 El método LSA establece que la similitud entre palabras se
refleja mediante su concurrencia en un mismo contexto local.23 El modelo WAS fue
diseñado para analizar una base de datos de normas de asociación libre. En el WAS,
«las palabras que tienen estructuras asociativas similares se ubican en regiones
espaciales similares».24
Modelo ACT-R
El modelo ACT (por sus siglas en inglés, Adaptative Control of Thought) fue
propuesto por Anderson en el año 1983,25 y posteriormente reformulado como ACT-R
(Adaptive Control of Thought-Rational).26 Se trata de una teoría de la cognición
que se enmarca dentro de los modelos de propagación de la activación. Entiende la
memoria declarativa (de la que forma parte la memoria semántica) como formada por
chunks (unidades de información memorística). Cada chunk guarda un conjunto de
relaciones definidas con otros chunks (por ejemplo, «esto es un _», o «esto tiene
un _», así como un número indeterminado de propiedades específicas. De esta forma,
los chunks pueden mapearse como una red semántica, entendiendo cada chunk como un
nodo con propiedades únicas, siendo los enlaces las relaciones establecidas entre
dos chunks cualesquiera. En el modelo ACT, la activación de un chunk disminuye en
función del tiempo que hace que fue creado, y aumenta en función del número de
veces que es evocado desde la memoria. Los chunks también pueden recibir la
activación procedente de otros chunks. Así, por ejemplo, si la palabra «paloma» es
utilizada como pista o indicio de recuperación, la palabra «canario» recibirá un
grado de activación en virtud de su similitud con la palabra-indicio (al tratarse
en ambos casos de tipos de pájaros, por ejemplo).
Muchos de estos modelos guardan semejanzas con los algoritmos empleados en los
motores de búsqueda,2829), aunque aún no está claro el hecho de que realmente
utilicen los mismos mecanismos computacionales.
Análisis Semántico Latente (LSA)
M t , d ′ = ln ( 1 + M t , d ) − ∑ i = 0 D P ( i | t ) ln P ( i | t ) {\
displaystyle \mathbf {M} _{t,d}'={\frac {\ln {(1+\mathbf {M} _{t,d})}}{-\sum
_{i=0}^{D}P(i|t)\ln {P(i|t)}}}} {\displaystyle \mathbf {M} _{t,d}'={\frac {\ln
{(1+\mathbf {M} _{t,d})}}{-\sum _{i=0}^{D}P(i|t)\ln {P(i|t)}}}}
Por un lado, muchos investigadores y clínicos opinan que la memoria semántica está
almacenada por los mismos sistemas cerebrales que sustentan la memoria episódica.
Esto incluye los lóbulos temporales mediales y la formación hipocampal. En este
sistema, la formación hipocampal codifica los recuerdos, y la corteza cerebral los
almacena cuando la fase de codificación ya se ha completado.
Recientemente se han presentado nuevas pruebas que apoyan una interpretación más
precisa de estas hipótesis. La formación hipocampal incluye, entre otras
estructuras, el hipocampo mismo, la corteza entorrinal y la corteza perirrinal.
Estas dos últimas conforman el córtice parahipocampal. Los pacientes amnésicos con
el hipocampo dañado, pero que mantienen relativamente preservada la corteza
parahipocampal eran capaces de mostrar cierto grado de memoria semántica intacta, a
pesar de padecer una pérdida total de memoria episódica. Esto apunta claramente a
que la codificación de la información semántica no sienta sus bases fisiológicas en
el hipocampo.32
Las pruebas de neuroimagen sugieren que las áreas izquierdas del hipocampo muestran
un incremento en su actividad durante tareas relacionadas con este tipo de memoria.
Durante la recuperación de información semántica, dos regiones en el giro frontal
derecho medial y el área del giro temporal inferior derecho muestran, igualmente,
un incremento en su actividad. Los daños en las áreas implicadas en la memoria
semántica desembocan en diversos déficits, dependiendo del área dañada y del tipo
de lesión. En esa línea de investigación, en el año 2007 un equipo de
neurocientíficos observó que pueden sobrevenir deterioros de categorías específicas
en pacientes con déficits de conocimiento para una categoría semántica superior, y
que tales desórdenes podrían apuntar a que el conocimiento de las propiedades
motoras y sensoriales se codifican de modo separado en áreas diferenciadas.34
A pesar de que diversos estudios con neuroimagen apuntan al hecho de que las
memorias episódica y semántica se asientan en áreas cerebrales diferenciadas, otros
investigadores se decantan por considerar ambas formando parte de un único sistema
de memoria declarativa. Se sabe que se produce una activación diferencial de
distintas áreas cerebrales cuando se accede a contenidos episódicos o semánticos,
pero algunos trabajos argumentan que esta diferencia observada en neuroimagen es el
resultado de la activación de distintos procesos durante la fase de recuperación de
la información, y no durante su codificación o almacenamiento.36
Trastornos
Existe una teoría, aún en sus primeras fases de desarrollo, que asume que la
memoria semántica, al igual que ocurre con la percepción, puede subdividirse en
tipos de información visual (color, tamaño, forma y movimiento). Thompson-Schill
(2003)42 encontró que la corteza temporal bilateral ventral parece estar
involucrada en la recuperación de información sobre el color y la forma; mientras
que la corteza temporal lateral izquierda se relacionaría con el conocimiento del
movimiento, y la corteza parietal, con el conocimiento del tamaño.
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Bibliografía
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