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Por Marcelo Cárdenas, Nicole Cortés, Fernanda González, Adriana Mendez y Victoria Reyes.
Resumen
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha tenido una historia caracterizada por
acciones disruptivas respecto a su contrariedad frente al status quo. Este trabajo busca
caracterizar al EZLN a través de sus dimensiones orgánica, ideológica y política. La
investigación se cimenta en una perspectiva de género transversal, por lo que la principal
guía del trabajo se centra en identificar el rol de las mujeres dentro del movimiento,
tomando en cuenta las tensiones que la teoría identifica entre los movimientos de mujeres y
movimientos feministas, sumando a esto un análisis particular de la situación de las
mujeres indígenas. Si bien el EZLN continúa siendo parte de la realidad política de México,
el trabajo se centra en el año de su irrupción, 1994. Sin perjuicio de lo anterior, en las
secciones finales se realiza una descripción del movimiento en la actualidad.
Abstract:
The Zapatista Army of National Liberation (EZLN) has had a history characterized by
disruptive actions regarding its opposition to the status quo. This paper seeks to
characterize the EZLN through its organic, ideological, and political dimensions. The
research is based on a transversal gender perspective, so the main guide of the work is
focused on identifying the role of women within the movement, considering the tensions
that the theory identifies between women’s movements and feminist movements, adding to
this a particular analysis of the situation of indigenous women. While the EZLN continues to
be part of Mexico’s political reality, the work focuses on the year of its irruption, 1994.
Notwithstanding the above, in the final sections a description of the movement is made at
present.
Con un modelo económico y político expandiéndose por Latinoamérica que iba en desmedro
de las comunidades indígenas, el Estado mexicano firmó, con Estados Unidos y Canadá, el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), teniendo como resultado la
oposición del EZLN. Este movimiento estaba organizado de tal forma que se convirtió en un
actor político importante, tanto por la búsqueda de paz por parte del Estado de México como
por la búsqueda del Ejército Zapatista de mayor autonomía y articulación de resistencia
(Estrada, et al., 2020). Esto se llevó a cabo en el Estado de Chiapas dado a que es uno de
los estados mexicanos con más pobreza, marginación y desigualdad.
2. Metodología
Junto a un estudio micro, meso y macro del EZLN, este trabajo busca tanto dilucidar la
dimensión política, orgánica e ideológica en el año de irrupción del movimiento, como la
participación y rol central de la mujer indígena y campesina en estos tres ámbitos, con una
perspectiva de género transversal. Para lograr este objetivo, se utilizarán mayoritariamente
fuentes electrónicas como papers, noticias, documentos, por la dificultad de conseguir
información de primera fuente debido a la distancia y el análisis de un evento pasado.
4. Dimensiones
Para conceptualizar un movimiento social, es preciso señalar que son tres las dimensiones
que lo componen. Es así como Miranda (2016) expone que el nivel de organización y
articulación del movimiento representa la dimensión orgánica, mientras que la dimensión
política menciona los actos y estrategias de comunicación que hace el movimiento para
manifestarse sean o no violentos, y finalmente la dimensión ideológica es la referente a los
principios que llevan a las personas a movilizarse, oponiéndose o proponiendo un cambio
concreto. En este sentido, se analizarán estas dimensiones en el EZLN:
I. Dimensión Ideológica
La mayoría de los integrantes del EZLN son indígenas de Chiapas, pero los orígenes del
movimiento se remontan hasta la organización político-militar de influencia marxista-leninista,
Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), fundada en 1969 en Monterrey (México), por un
pequeño grupo de personas, en su mayoría estudiantes egresados de la Universidad de Nuevo
León. Esta es la razón de que el movimiento combine la lucha por el respeto a los derechos y a
la cultura indígena con la lucha anticapitalista (González, 2010, p. 6).
Del mismo modo, Excelsior (s.f) expone que dentro del Movimiento Zapatista se encuentran
las bases ideológicas del socialismo libertario, indigenismo y socialismo autogestionario. Así,
la fuerza del mundo indígena se hace presente en sus filas y en la cúpula de organización,
puesto que “el Comité Directivo está formado por indios tzotziles, tzeltales, choles,
tojolabales, mames y zoques, los principales grupos étnicos de Chiapas” (Enlace Zapatista,
s.f). Ahora en lo que respecta al legado, diferentes autores han podido analizar su
complejidad ya sea como “movimiento indígena, [...] movimiento campesino y como
movimiento democrático radical y ha sido punto de referencia en toda una gama de debates
académicos, sobre globalización, [...] el desarrollo del capitalismo neoliberal, y sobre el
marxismo y el futuro de ‘La Izquierda' (Van der Haar, 2005, p. 1).
En este sentido, es que surgen las diferentes motivaciones para movilizarse. Más aún al
considerar que “los zapatistas se definen como anticapitalistas y contrarios a la globalización
neoliberal” (González, 2010, p.6). Por ejemplo, Miranda y Roque (2019) exponen como el
mayo feminista de 2018 estuvo marcado por la existencia de tres disparadores que llevaron
a las feministas a definirse como tal. Estos disparadores fueron directamente: “1) una figura
relevante durante su socialización primaria o secundaria; 2) un evento personal más o
menos traumático o determinante; 3) fuentes intelectuales” (Miranda y Roque, 2019, p.
230). Es posible mencionar que estos disparadores también estuvieron presentes en el
Movimiento Zapatista, aunque con claras diferencias.
Ahora bien, la organización del EZLN no limita la toma de decisiones a lo que determine el
CCRI, sino que parte importante de estas son tomadas consultando la totalidad del
movimiento, mediante mecanismos de democracia directa, siendo vinculantes (Soriano,
2013). Ejemplo de esto es que la decisión de declarar la guerra al Estado mexicano, la cual
fue sometida a votación popular, fue aprobada a pesar de que el jefe militar, el
subcomandante Marcos, no consideraba que aquel sea el momento oportuno (Soriano,
2013). Finalmente, también es destacable que los cargos de los líderes siempre son electos,
rotativos, temporales y removibles en cualquier momento; la rotación se refiere a que todos
los miembros de la comunidad deben acceder a los cargos y ejercer temporalmente como
autoridades, mientras que la remoción implica que cualquier ocupante puede ser
interpelado, sometido a investigación y removido del cargo (Soriano, 2013).
La organización del Movimiento Zapatista comienza en los años 80, donde indígenas y
mestizos llegaron a la Selva Lacandona, donde se fundó el Ejército de Liberación Nacional
junto a su famosa bandera negra con una estrella de cinco puntas (Padilla, 2018). Luego de
años de preparación guerrillera en la selva, llegó el día de la primera acción como EZLN,
donde el 1 de enero de 1994, el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN). Hombres y mujeres indígenas del EZLN,
encapuchados, avanzaron hacia siete municipalidades del Estado de Chiapas: Oxchuc,
Huixtán, Chanal, Ocosingo, Las Margaritas, San Cristóbal y Altamirano, tomando los
edificios municipales, declarando la guerra al Estado mexicano, junto a la Primera
Declaración de la Selva Lacandona (Castillo, 2014). Así, hombres y mujeres de diversas
etnias, junto a mestizos, se rebelan en contra del Estado mexicano luego de años de
explotación y violencia, articulados en un movimiento campesino indígena nacional (Padilla,
2018).
Como una demostración de sus peticiones los primeros días de enero surgió el Consejo
Estatal de Organizaciones Indígenas y Campesinas (CEOIC), formado por 289
organizaciones en Chiapas. En este Consejo, se redacta el primer documento que demanda
el reconocimiento oficial de la autonomía de estos pueblos, junto al establecimiento de
regiones pluriétnicas y exigiendo representación en el congreso de la unión (Castillo, 2014).
Mediante acciones políticas concretas ya tomadas en mando del Estado de Chiapas, el EZLN
toma acciones oficiales que buscan conquistar sus demandas, aspiraciones y exigencias
frente al Estado de México. Dentro de los siguientes días, comienza el diálogo con el
gobierno, presentando las demandas por autonomía. Estos diálogos no llegan a nada en
concreto, por lo que el hostigamiento por parte de los militares del Estado mexicano bajo
órdenes del gobierno se intensifica, llevando al Ejército Zapatista a declarar la guerra al
Ejército mexicano, pidiendo la renuncia del presidente Salinas, llamando al pueblo a
levantarse frente a la dictadura y la opresión contra indígenas (Padilla, 2018).
Caracterizando estas acciones políticas más allá de sus conquistas y luchas directas contra
el Estado, se debe exponer que este ejército militar indígena estaba compuesto por
hombres y mujeres. Se reclutaron milicianos/as insurgentes/as para formar el ejército tanto
en los pueblos como en la montaña (Padilla, 2018). En esta organización, la participación de
la mujer fue activa, lo que fue novedoso debido al contexto sociocultural de México en los
años ‘80s – ‘90s. Se convocó a la participación de las mujeres y hombres rompiendo con las
costumbres tradicionales, en las que sólo los hombres solían participar. Las mujeres
indígenas zapatistas poseían armas, participaron de las guerras, accedieron a cargos de
representación y de organización altos (Padilla, 2018), cosa que no era común debido al
posicionamiento tradicional de la mujer en la cultura y sociedad patriarcal mexicana.
Manuela, dirigenta tzeltal partícipe del movimiento, en el contexto del Primer Encuentro
entre los pueblos Zapatistas y los pueblos del Mundo de 2006, señala que:
“… las mujeres tenemos que ser rebeldes con los que niegan los derechos de las mujeres.
Estamos conscientes de que para triunfar se necesita la participación de todos y todas, lo que
soñamos para el futuro es alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres y que tengamos los
Las mujeres tienen un rol poco tradicional dentro de esta organización militar y comunitaria.
Tienen alta participación en la toma de decisiones, son parte de los ataques armados a
instituciones estatales, poseen cargos altos de representación y mando, junto con tareas en
los pueblos, como la ayuda mutua en terreno, en las comunidades (Padilla, 2018). Así, se
ve que las mujeres zapatistas rompen con los estereotipos de género en estas acciones de
la dimensión política, puesto que toman cargos, puestos y tareas que generalmente están
tomadas por hombres, al ser tareas de fuerza, como la guerra, o de organización, debido a
que se entiende que el hombre es el indicado para la política, mientras la mujer debe
quedarse en casa.
La mujer zapatista rompe con estos estereotipos y roles de género, se hace presente en
áreas que erróneamente estaban dirigidas por hombres. Tomar un arma ya es desafiar las
concepciones tradicionales y patriarcales de lo que es una mujer, tomar cargos de
representación o mandos de organización también lo es. Queda reflejado que los roles y
espacios de las mujeres no son algo fijo, sino que las mujeres zapatistas han logrado
transitar de una a otra categoría según las necesidades del movimiento y por supuesto, de
ellas mismas (Padilla, 2018).
En este sentido,
La participación de las mujeres dentro del EZLN ha implicado dos importantes rupturas
referentes a las costumbres o tradiciones de los pueblos indígenas y campesinos de Chiapas.
Una se refiere a la permisividad, aceptación y reconocimiento de que las mujeres participen
abiertamente en el espacio público, más allá de lo considerado “trabajo de las mujeres”,
centrado en su mayoría en lo doméstico, privado. (Padilla, 2018, p.125)
A través de esta participación es que “se ha dado a conocer la vida de los pueblos indígenas
y campesinos de Chiapas, pero sobre todo de las mujeres indígenas; la discriminación,
explotación y subordinación de la que son objeto, sus necesidades y carencias” (Padilla,
2018, p.145).
5. Demandas
Cabe destacar, que al inicio estas demandas no se articularon a partir de pautas identitarias
o autonomistas, sino de demandas sociales normalmente garantizadas por una ciudadanía
liberal en una socialdemocracia. Las demandas expuestas en la Primera Declaración de la
Selva Lacandona se centraron en los siguientes puntos: trabajo, tierra, techo, alimentación,
salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz (EZLN, 1994). La
declaración enuncia:
…Hombres pobres [como nosotros] a los que se nos ha negado la preparación más
elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de
nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables,
sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni
trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación; sin tener derecho a elegir libre y
democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni
justicia para nosotros y nuestros hijos. (EZLN, 1994)
Las demandas enunciadas por el EZLN gozan de una gran legitimidad producto de la
evidente falta de recursos, atención y servicios en Chiapas. Sin embargo, Ortiz (2002)
señala que los zapatistas carecen de ese reconocimiento, dado que la vía que escogieron
para denunciar sus injusticias fue a través de la violencia y las armas. Por este motivo, la
percepción que existe hacia las demandas del movimiento zapatista cambia, y pasan de ser
vistas como demandas populares, a exigencias de un grupo armado e ilegal. Esto último,
una vez más, posiciona a los zapatistas en conflicto con el ejército mexicano. En concreto,
los problemas denunciados por el EZLN como pobreza y marginación son reemplazados por
un problema militar de guerra y paz.
Las demandas y el discurso antineoliberal del EZLN lograron despertar una red de
solidaridad internacional y logró movilizar la prensa a nivel nacional e internacional. Luego
de once días de una fuerte lucha armada, la presión de la sociedad civil nacional logró
imponer un alto al fuego negociado entre el gobierno y el EZLN, comenzando un largo
proceso de diálogo y negociación (2013). La forma en la que el EZLN se refiere a sus
demandas desde la Primera Declaración de la Selva Lacandona refleja la visión práctica del
zapatismo y la voluntad de querer reconstruir el equilibrio de fuerzas que contraponen la
guerra a la paz. Además, cabe destacar que el EZLN salió de Chiapas hacia la Ciudad de
México, dado que era importante hacer que sus demandas fueran escuchadas en el ámbito
nacional y desde dentro de los órganos de toma de decisiones (Ortiz, 2002).
Esto último, permite entender que la naturaleza de las demandas exigidas también habla de
las falencias que existen en México y en la región de América Latina, en la prestación de
servicios y el ejercicio de justicia social para las clases menos favorecidas, además de la
fuerte presencia de políticas centralistas. Lamentablemente, tras fallidas conversaciones y
una falta de integración de las demandas del EZLN, el movimiento zapatista dejó de esperar
que el gobierno mexicano proclamase la autonomía y decidieron establecerla de facto. A
partir de 2003 se formó una estructura de autogobierno, compuesta por unidades
regionales, municipales y comunitarias (política y social), como: Caracoles, Juntas del Buen
Gobierno (JBG), Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y Comunidades Civiles
Indígenas Zapatistas (CIZ) (Auger, 2013).
Como señalan distintas autoras, con la Tercera Ola del feminismo y con los avances en
generación de Movimientos de Mujeres dentro de la región latinoamericana, que tocaron
temáticas desde una perspectiva de género, como derechos humanos, salud reproductiva
entre otras (Hernández, 1994; Olivera, 1994), las mujeres indígenas y mestizas tuvieron
llegada con una gran diversidad de discursos sobre el género, que si bien eran ser
divergentes, ponían a las mujeres como sujeto central. Combinada esta realidad con el
proceso de afirmación de la cultura indígena, las ideas sobre la participación activa, tanto en
la práctica política como en la toma de decisiones, iban tomando forma para las mujeres
zapatistas. En este sentido el proceso de concientización situada vivido por las distintas
comunidades tanto en términos culturales como de clase produce reflexiones que
cuestionan las estructuras de dominio hegemónicas presentes tanto en su propio territorio
como en relación a el Estado mexicano y al orden global.
Antes del alzamiento zapatista de 1994, las mujeres zapatistas ya trabajaban por la
integración de demandas dentro del movimiento. De hecho, la Ley Revolucionaria fue
consultada y aprobada por las comunidades zapatistas de Chiapas en diciembre de 1993, un
mes antes de la irrupción general del movimiento y fue publicada por primera vez en El
Despertador Mexicano, Órgano Informativo del EZLN. Fue un arduo trabajo de discusión
entre las mujeres de las comunidades, como expone el Subcomandante Marcos:
A Susana le tocó recorrer decenas de comunidades para hablar con los grupos de mujeres y sacar así,
de su pensamiento, la ‘Ley de Mujeres’… A Susana le tocó leer las propuestas que había juntado del
pensamiento de miles de mujeres indígenas… Las ‘leyes de mujeres’ (…) significaban, para las
comunidades indígenas, una verdadera revolución… Esa es la verdad: el primer alzamiento del EZLN
fue en marzo de 1993 y lo encabezaron las mujeres zapatistas.
Como se señaló anteriormente, las mujeres zapatistas tuvieron relación con diferentes ideas
y perspectivas de género. Pero establecieron sus demandas con mayor relación a lo que
Beckwith (2005) suscribe como los Movimientos de Mujeres. Lo anterior se debe a que sus
demandas buscan la reivindicación de sus identidades como mujeres. Las demandas tienen
una perspectiva que asocia una identidad de género directa entre lo femenino y la mujer, y
dentro de la Ley Revolucionaria de Mujeres se hace mención del rol tradicional de madres e
hijas. Sin embargo, buscan romper con las prácticas tradicionales que regulan las
instituciones tanto formales como informales en sus comunidades, a través de su
posicionamiento político y capacidad de participar en las distintas áreas del movimiento.
Primera. - Las mujeres, sin importar su raza, credo o filiación política tienen derecho a participar en la
lucha revolucionaria en el lugar y grado que su voluntad y capacidad determinen.
Tercera. - Las mujeres tienen derecho a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar.
Cuarta. - Las mujeres tienen derecho a participar en asuntos de la comunidad y tener cargo si son
elegidas libre y democráticamente.
Quinta. - Las mujeres y sus hijos tienen derecho a atención primaria en su salud y alimentación.
Sexta. - Las mujeres tienen derecho a la educación.
Séptima. - Las mujeres tienen derecho a elegir su pareja y a no ser obligadas por la fuerza a contraer
matrimonio.
Octava. - Ninguna mujer podrá ser golpeada o maltratada físicamente ni por familiares ni por
extraños. Los delitos de intento de violación serán castigados severamente.
Novena. - Las mujeres podrán ocupar cargos de dirección en la organización y tener grados militares
en las fuerzas armadas revolucionarias.
Décima. - Las mujeres tendrán todos los derechos y obligaciones que señalan las leyes y los
reglamentos revolucionarios.
No es casualidad que la primera ley mencione “las mujeres” como sujetos de derecho a la
hora de participar dentro del movimiento. Este particular deja entrever que en el
movimiento, a pesar de ser la mayoría indígena, también participan mujeres mestizas. El
origen geográfico dentro del movimiento es variado. En distintos documentos se menciona
las diferencias entre las mujeres de la región Selva (indígenas) y a las de la región de Los
Altos, sin embargo, la lucha por los derechos tanto de las mujeres como de las comunidades
convergen en estas distintas identidades y dejan en claro la perspectiva interseccional del
movimiento (Piaderna, 2013).
Muchas de las leyes tienen estrecha relación con las demandas expuestas por distintos
colectivos feministas en México. Como señala Millán (1996), a pesar de ser leyes
superficialmente sencillas, cuestionan bases del orden patriarcal en las comunidades. Sin
embargo, desde el MZLN no ha habido ningún pronunciamiento acerca de la
autodeterminación feminista, cuestión que creemos es relevante incorporar a la hora de
clasificar o hacer acercamientos teóricos. Respecto a esta temática, Aida Hernández (2002),
señala que el concepto de feminismo sigue siendo identificado con un feminismo urbano y
liberal, que para muchas mujeres zapatistas tiene connotaciones separatistas que se alejan
de las concepciones de lucha conjunta y comunitaria que persiguen junto a sus compañeros.
A pesar de lo anterior, la mayoría de los rostros emblemáticos del EZLN son comandantes y
comandantas, por lo que en términos de Suárez-Cao y Miranda (2018) y en relación con
Pateman (1988), la visibilidad de las mujeres en el movimiento se relaciona con el carácter
más público que tienen aquellas que participan de las áreas militares. Se rompen
estereotipos de género a la hora que se incluyen mujeres en un área históricamente
entendida como masculina, pero se refuerza la forma de invisibilización de tareas asociadas
con el área privada.
Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta al realizar este análisis tiene que ver con
la relación entre el EZLN, el Estado y las instituciones. De acuerdo con Waylen (2014), las
instituciones son las reglas y procedimientos que estructuran la interacción social, limitando
y habilitando la conducta y comportamiento de los actores. En esta línea, se identifican dos
tipos de instituciones: las formales –que son reglas y procedimientos construidos,
compartidos y que se hacen cumplir a través de mecanismos ampliamente aceptados como
oficiales– y las informales –referidas a reglas socialmente compartidas, no escritas y cuyo
incumplimiento se sanciona por fuera de los marcos de lo oficial (Waylen, 2014).
Ahora bien, la forma en que se relacionan los movimientos sociales con las instituciones se
explica, de acuerdo con Somma y Medel (2017), a partir de dos tesis: la de cercanía y la de
desapego. Según la primera, los movimientos sociales y miembros de la política –quienes
están más relacionados con las instituciones formales– comparten objetivos similares, por lo
que se acercan y forman alianzas, tácticas y estructuras organizadas en un círculo virtuoso.
Por el contrario, cuando hay desapego entre ambos, existe una incapacidad por parte de
actores institucionales para canalizar las demandas de los movimientos, donde la protesta
se ve como la única forma de presionar para generar cambios (Somma y Medel, 2017). En
este sentido, también es importante, dentro de las instituciones formales, la cuestión de la
representatividad. Según Stoffel (2008), en términos tradicionales, esta se puede entender
como la representación política formal de los y las ciudadanas dentro de las instituciones
políticas de los Estados liberales.
Según lo anterior, la relación entre el EZLN y las instituciones puede ser caracterizada como
una de desapego. El origen del movimiento guarda relación con aspectos históricos de la
reivindicación de la lucha indígena, puesto que, desde la formación de México, nunca ha
habido espacio para los indígenas y el campesinado (Millán, 2007). A esto se suma que,
incluso durante los años de reforma agraria posrevolucionaria, e incluso hasta los años más
cercanos al periodo en que surge el movimiento, la situación de estos sectores
marginalizados no había cambiado sustancialmente (Millán, 2007; Padilla, 2017), a lo que
se suma el hecho de que la representación formal en instituciones del Estado tampoco
parecía ser una opción viable para estos grupos de la población. En términos de O’Donell
(1994), esta podría categorizarse como una zona de tipo marrón. Por lo anterior, el
surgimiento del movimiento tiene que ver con el hecho de que, como se señaló
anteriormente y en cuanto lo que son las instituciones formales, existía una falta de
canalización de las demandas de las personas por parte de los mecanismos formales.
En cuanto a la evolución del movimiento, 1994 es su año de irrupción. El primer paso que
recorre un movimiento es la ebullición, y es justo este escenario en el cual se encontró el
zapatismo en 1994. Dentro de los indicadores de institucionalización, se encuentra que los
activistas se incorporan a ONGs (Stoffel, 2008), sin embargo, esto no alcanzó a suceder en
el año estudiado. Hubo acercamientos del EZLN con ONGs en términos de recibir apoyo al
momento de sentarse a negociar con el gobierno, sin embargo, la relación entre el EZLN y
algunas ONGs se redujeron a eso, luego que, al fracasar esta instancia de diálogo, no hubo
mayores acercamientos (Castillo, 2014).
El EZLN tenía una organización jerárquica en el año de estudio, por lo que se contaba con
representantes del resto de la organización, como el Subcomandante Marcos y los 19
representantes que fueron parte de las fallidas negociaciones mencionadas. Cabe destacar
que “los representados son una categoría construida. Además, son una categoría co-
construida en el sentido de que son construidas mutuamente por los posibles
representantes y por ellos mismos” (Stoffel, 2008, p.145), por lo que, la existencia de
representantes zapatistas del movimiento da cuenta de la existencia de representados que
comparten sus demandas e intereses con quienes los representan. Si bien el actuar de los
representantes zapatistas y las autoridades del Estado mexicano quedó limitado debido al
fracaso de las conversaciones y negociaciones, que indica la no institucionalización del
movimiento, los representantes existieron como tal.
Cabalin (2014) habla sobre el papel que tienen los medios en la (in)visibilización de las
protestas, y señala dos principales análisis. El primero, es nuisance paradigm o paradigma
de la molestia, que es aquel donde hay una tendencia por parte de los medios de
comunicación a presentar las protestas sociales como problemáticas, ineficaces o
antipatriotas. El segundo, es el análisis de segundo orden donde siempre que se lee algo,
hay que poder identificar aquello de lo que no se está hablando o dejando de lado. En
ambos casos, se está frente a información que no favorece al movimiento social o protesta
en disputa, ya que, por una parte están aquellos que solo posicionan las movilizaciones
como algo netamente malo, y por otro lado, no se está hablando ni mencionando todo lo
que se debería mencionar.
Ahora, la prensa y noticias que salieron en la época producto de la irrupción del EZLN
resultan ser contrastantes entre sí y demuestran, en algunos casos, una visión negativa
hacia el movimiento zapatista. Esta visión se da principalmente por el controversial uso de
la violencia por parte de los zapatistas, quienes no tuvieron más opción que ocupar esta vía,
dado que sus demandas llevaban mucho tiempo sin ser escuchadas. Cabe destacar que, se
está hablando tanto de prensa nacional como internacional, por lo que se hará un análisis
de ambas partes. El año de irrupción del movimiento tuvo una fuerte presencia de los
medios de comunicación, noticias y prensa, dado que ha sido uno de los momentos más
hostiles e importantes del movimiento zapatista producto de su rebelión armada.
En el caso de los medios nacionales, se analizarán dos diarios con noticias de la época. Por
una parte, hay medios de la zona de Chiapas que, si bien no muestran apoyo hacia la
rebelión y sus acciones, hacen un análisis más objetivo a diferencia de la prensa extranjera.
Uno de los medios más presentes en la época eran los diarios impresos. El diario El País
publicó una serie de noticias en las que se hablaba del movimiento zapatista y del EZLN,
desde su irrupción, en 1994 hasta la actualidad. El diario cuenta con una serie de noticias
que han sido digitalizadas actualmente y que permiten ver qué mirada se tiene por parte de
ese medio nacional. Desde el día de la irrupción del movimiento zapatista en manos del
EZLN, el diario ha publicado noticias sobre los hechos, las cuales a diferencia de otros
medios de comunicación, utilizan términos que no desprestigian necesariamente a los
zapatistas. Algunos de los principales titulares de las noticias que surgieron en 1994, luego
de la irrupción del movimiento fueron: ‘2000 campesinos ocupan militarmente cuatro
localidades del sur de México’, ‘cautela del Gobierno ante la sublevación’, ‘rebeldes
indígenas se enfrentan al Ejército mexicano’, ‘la revuelta campesina del Sur de México se
cobra más de cien vidas’, ‘la injusticia, caldo de cultivo de la revuelta’, ‘el Gobierno de
México y los zapatistas inician negociaciones’, ‘los indígenas mexicanos huyen de los
ataques aéreos’, ‘los zapatistas rompen el cerco del Ejército mexicano’, ‘los zapatistas
aceptan el diálogo, pero reiteran que no dejarán las armas’, entre otros.
Sin embargo, este medio no queda libre de algunas noticias refiriéndose a los zapatistas
como: ‘terroristas’, ‘violentistas’, ‘asesinos’ y ‘delincuentes’, en enunciados como: ‘el
presidente mexicano califica de terroristas a los dirigentes zapatistas y ordena su captura’ y
‘va a ser muy divertido, en poco tiempo los vamos a exterminar’. Pero esto sucede cuando
se publican noticias con declaraciones del gobierno o del ejército mexicano, quienes tienen
esta mirada hacia los participantes del EZLN. Ahora, dentro del análisis de Cabalin (2014)
es posible observar que este medio nacional podría ubicarse dentro del segundo criterio que
señala, aquel donde se está hablando de algo, pero siguen habiendo cosas de las que no.
Por ende, en la época no dejó de ser importante la influencia de este tipo de medios
informativos que, además de dejar cosas sin investigar o analizar, en algunos casos
posicionaron a los zapatistas y la movilización como algo problemático o negativo.
Otro medio nacional que destacar es el Enlace Zapatista de México, manejado por
zapatistas. Este medio ha publicado noticias, declaraciones y entrevistas desde el día de la
irrupción del EZLN en 1994, las cuales buscan poder informar desde la mirada zapatista los
sucesos. En el archivo histórico de este medio, es posible encontrar la Primera Declaración
de la Selva Lacandona y las otras declaraciones que se publicaron con posterioridad.
Además, también cuenta con entrevistas a los partícipes y protagonistas de la revolución, el
EZLN, quienes contaban sus experiencias, ideales y transmitían un fuerte mensaje hacia los
receptores. Algunas de las entrevistas y noticias son: sobre el EZLN y las condiciones para
el diálogo, los zapatistas no se rinden, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha
decidido romper el diálogo con el supremo gobierno, entre otros. Este medio se caracteriza
por la gran visibilización a las demandas exigidas por parte del EZLN, las respuestas dadas
por el gobierno, negociaciones entre zapatistas y el Estado, injusta represión en manos del
Ejército mexicano, entre otras. Sin embargo, cabe destacar que los entrevistados son
hombres en su totalidad, por lo que la falta de testimonios femeninos es algo que no tuvo
visibilización por parte del medio. Esto último demuestra que este medio se encuentra en la
segunda categoría de Cabalin (2014), dado que hay algo de lo que no se está hablando, y
en este caso es de mujeres y su rol dentro del EZLN.
A diferencia de otros medios, el Enlace Zapatista tiene un rol central para poder realizar una
visibilización positiva hacia los zapatistas, quienes también tenían derecho de contar los
hechos desde su propia vivencia, sin ser posiblemente catalogados como terroristas o como
delincuentes que querían causar problemas. Este medio permitió dar espacio a la
información que el Estado se estaba negando a dar, por el simple hecho de estar en contra
de la rebelión.
El diario La Razón se distingue de los otros diarios que estudia la autora, porque es el que
publica el mayor número de informaciones sobre el conflicto que estalló en el Sur de México
el 01 de enero de 1994. Cuando se refieren al movimiento, la posición de La Razón es clara
y compara el movimiento indígena mexicano con organizaciones terroristas y violentistas.
Este medio establece una posición bastante conservadora, la cual ha definido al diario desde
sus inicios y la editorial evoca imágenes cargadas de violencia. Construye un papel más bien
frío en cuanto a los juicios de valor en las informaciones ubicadas bajo el rubro internacional
(Benavente, 2002).
Es posible observar que, a nivel internacional, hay visiones contrapuestas. Mientras que en
unos se habla de las condiciones precarias que llevaron a los indígenas a levantar esta
revolución, en otros se habla de grupos terroristas y asesinos. Por eso es importante poder
entender qué imagen están dando los medios de comunicación al momento de estar frente
a movimientos sociales históricos y que marcan un antes y un después.
Sin duda, el rol que los medios de comunicación tienen a lo largo de la historia es relevante
para la visibilización que puedan entregar sobre un movimiento social. En este caso, se
observa como un movimiento tan mediático es visto desde diferentes lentes, en diferentes
medios y diferentes países. La revolución zapatista en manos del EZLN no está libre de
múltiples interpretaciones, en algunos casos desinformación o falta de información, y en
otros una mirada bastante objetiva de los hechos. Cabe destacar que este movimiento
resulta muy controversial dentro de los medios, dada su forma de irrupción que fue a través
de la violencia. Por eso es interesante evaluar cómo los diarios y la prensa fueron capaces
de emitir información y cómo la llevaron a cabo.
En 1994 ocurrieron actos por parte de los zapatistas que lo hacen un año trascendental y
fundamental para su lucha, donde sin lugar a dudas se marcó un precedente tanto para este
movimiento como para la historia de México y el mundo al reivindicar la lucha indígena, el
rol de las mujeres en el EZLN, etc. Sin embargo, el Movimiento Zapatista no se quedó solo
con lo sucedido en 1994, sino que a lo largo de los años ha seguido consolidando su fuerza
en el territorio. Pese a que han sufrido bajas durante ciertos periodos de tiempo, el
Zapatismo sigue presente. En efecto, han ocurrido hechos que lo hacen diferente a lo que
alguna vez fue, como en lo referente a que este era un movimiento armado, aunque que si
bien “nunca entregó formalmente las armas y mantiene la posibilidad de volver a ellas como
último recurso, sus armas principales durante estos diez años han sido su palabra, su
calidad moral, su capacidad de organización y su poder de convocatoria” (Van der Haar,
2005, p. 1).
También se debe destacar que el Movimiento Zapatista tenía como apoyo una serie de
organizaciones que tenían las mismas demandas, pero con el paso del tiempo “una parte de
las organizaciones siguió en la AEDPECh (Asamblea Estatal Democrática del Pueblo
Chiapaneco) pero también está se desintegró paulatina y eventualmente muchas
organizaciones se distanciaron del EZLN” (Van der Haar, 2005, p. 9). Entre las principales
causas destacó que “... la política zapatista de no-negociación con los gobiernos estatal y
federal tuvo poco eco y muchas organizaciones optaron por entrar en el proceso de los
Acuerdos” (Villafuerte et al, 1999, p. 6). Esto vuelve a poner en relevancia la importancia de
la ideología en el Movimiento Zapatista, puesto que se mantiene intacta.
No obstante sí existieron instancias de acuerdos con el Estado, tal como el diálogo de San
Andrés, pero son ellos mismos quienes reconocen que “han sido las armas y la creciente
autoridad moral de los zapatistas las que han obligado al mal gobierno a aceptar una
negociación” (Enlace Zapatista, s.f). En efecto, Mora y del Pozo (2014) reconocen que la
firma de este acuerdo fue la primera muestra real de negociaciones entre el EZLN y el
Gobierno federal mexicano, donde se marcaron importantes precedentes en materia de
derechos y cultura indígena. A partir de esto, los zapatistas aunaron fuerzas en consolidar
sus demandas, así es como Van der Haar (2005) expone que tuvieron como primer objetivo
consolidar sus municipios autónomos y posteriormente en 2003 crearon las Juntas de Buen
Gobierno. Estas nuevas instituciones informales pueden caracterizarse como sustitutivas, en
términos de Arce (2018), en tanto su creación responde a la necesidad de dar solución a las
problemáticas por las que se movilizan, pero a las que las instituciones estatales no dan
respuesta.
En este sentido, vale distinguir que la autonomía era una de las principales banderas de
lucha de este movimiento. Así es como estos “municipios autónomos o rebeldes… después
se conocieron como MAREZ (Municipios Autónomos y Rebeldes Zapatistas) (Van der Haar,
2005, p. 12). Es más, esta llamada fuerza de autonomía creció tanto a lo largo de los años
que “para 1998, se reportaron 38 municipios autónomos, concentrados sobre todo en el
centro y oriente de Chiapas” (Van der Haar, 2005, p. 13). Aun cuando se debe mencionar
que “los municipios autónomos difieren mucho entre sí en cuanto a su estructura interna así
como en su grado de consolidación y cada uno se desarrolla de manera particular a raíz de
las necesidades y características locales” (Van der Haar, 2005, p. 15).
Van der Haar (2005) también señala que en 2001 el Congreso mexicano ratificó la Ley
Indígena, pero de los zapatistas no se supo mucho. Esto hasta que a mediados de 2003 el
subcomandante Marcos anunció a través de comunicados titulados ‘La Treceava Estela’, que
se crearían cinco ‘Juntas de Buen Gobierno’ que a la vez tendrían de cuatro a siete
municipios autónomos cada una. Entre las principales funciones que poseían estas Juntas
estaba que “figuraban coordinar los municipios autónomos y vigilar que estos cumplieran
con los principios de gobierno responsable y honesto” (Van der Haar, 2005, p. 14).
Asimismo, existió una merma de membresía que el movimiento sufrió sobre todo en los
años 1997 a 1999. La razón de esto es que mientras algunas personas seguían confiando en
el proyecto político de la autonomía, otros consideraban que se habían ‘perdido’ las bases
por lo que decidieron dar un paso al costado. Esto sumado a que “el EZLN se ha distanciado
del partido opositor PRD, que en algún momento parecía su aliado natural en el paisaje
político nacional” (Van der Haar, 2005, p. 19).
En los últimos años el Movimiento Zapatista no ha tenido tantas apariciones públicas como
en sus inicios, pero se sabe que siguen trabajando con fuerza en su causa. Inclusive, en
2005 apareció la “’Sexta Declaración de la Selva Lacandona’ […] donde el EZLN reitera su
compromiso de “insistir en la vía de la lucha política” y anuncia su intención de lanzarse
nuevamente con fuerza sobre los escenarios globales y nacionales” (Van der Haar, 2005, p.
20). En suma, es posible mencionar que no ha existido en mayor medida una
institucionalización respecto al Estado Mexicano que ha llevado a que exista un
autogobierno en los territorios zapatistas. Esto se respalda al repensar que de acuerdo al
texto de O'Donnell (1984) Chiapas sería una zona marrón donde no existe institucionalidad
garantizada.
La comunidad indígena mexicana, especialmente en Chiapas, fue dejada de lado por parte
del Estado mexicano, en tanto que sus demandas iniciales no fueron respondidas ni
escuchadas. Si bien, en el periodo de 1988 al 2006 se ha llevado a cabo, en teoría, una
política estatal de reconocimiento de derechos indígenas, esta no logró resolver
problemáticas urgentes (Valdivia, 2009). Fue en la época del “Paternalismo” (1934-1940)
donde el Estado mexicano comenzó a escuchar demandas indígenas, resolviéndolas
parcialmente desde una posición de “atención especial” suponiendo que los indígenas no
eran capaces de autodeterminarse y decidir por sí mismos (Valdivia, 2009). En estos años,
se creó el Departamento de Asuntos Indígenas y en 1940 se llevó a cabo el Primer Congreso
Indigenista Interamericano (Valdivia, 2009).
Con esto, el movimiento zapatista ha ido consolidando su autonomía a lo largo de los años,
viendo sus demandas cada vez más lejanas a ser cumplidas adecuadamente. El zapatismo
construyó un movimiento que busca la ampliación de derechos de tales sujetos de derecho,
sin embargo, al no ser cumplida la demanda política, han decidido optar por la autonomía.
De esta forma, se ha profundizado el rol organizacional de movilización social que
Forstenzer (2017) expone, llevando a cabo manifestaciones como mítines, peticiones o
demandas, una militancia más clásica, además de ser voluntarios/as de la lucha,
incorporándose a su forma de vida, dentro de sus tareas diarias, balanceando la militancia y
los deberes cotidianos.
Desde la mirada de Calle (2007) es posible realizar un análisis del impacto del movimiento
social, a través de los distintos medios como herramienta para poder valorar el impacto
conseguido por un movimiento social. Para esto, se deben estudiar cuatro medios: medio
político, medio social, medios de comunicación en masa y medios de producción.
Al analizar el medio político es posible establecer que el movimiento zapatista en la
actualidad logró establecer variaciones en las estructuras que ofrecían las élites y el
acercamiento entre ésta y el EZLN ocurrió. Además, la agenda política mexicana fue capaz
de adoptar las propuestas que proponía el Ejército Zapatista. Esto es posible evidenciarlo, a
través de las negociaciones que hubo con el gobierno y el actual funcionamiento del Estado
de Chiapas. Todo esto, en manos de una revolución que en su primer año de irrupción no
consiguió grandes cambios institucionales, pero con el tiempo sí fue capaz de demostrar que
la lucha armada trajo consigo los cambios esperados.
Ahora, en los medios sociales es posible observar que hubo un reconocimiento hacia la
revolución zapatista, como aquella más grande revolución del país, cuyo actuar demostró
que los cambios son posibles y que la organización puede generar reales cambios. Los
medios de comunicación analizados muestran cómo el EZLN logró transmitir su mensaje y
dar a entender que no sólo se trataba de una revolución armada porque había ansias de
violencia, sino que fue la vía más concreta de poder conseguir erradicar las nefastas
condiciones de vida que el gobierno mexicano le estaba dando a quienes vivían en el Sur de
México. Hubo una legitimación por parte de la sociedad, la cual fue entendida gracias a un
discurso y una acción política que lograron incidir en la percepción de la acción colectiva
política, logrando apoyo y legitimación hacia aquellas transformaciones que buscaba.
Tal como se analizó en secciones anteriores, en la visión de los medios de comunicación fue
posible observar de todo un poco. Desde espacios donde se mostraban las precarias
condiciones que habían llevado a una revolución armada por parte del EZLN, hasta medios
donde se condenaba tajantemente el actuar de los zapatistas. Por ende, el rol que jugaron
los medios de comunicación fue muy importante, y permitió poder entregar información
sobre lo que estaba sucediendo en la zona, desde un lente bastante objetivo en medios
nacionales, pero muy contradictorio entre sí a nivel internacional. A partir de esto, la
imagen pública que se mostró de los zapatistas fue en su mayoría de combatientes,
campesinos e indígenas que luchaban por sus derechos y libertad, pero también en algunos
casos de violentistas y asesinos.
Por último, desde la visión de los medios de producción se observa que el movimiento
zapatista consiguió más apoyo con el paso de los años, tales como adherentes mexicanos y
otros aliados internacionales como ONG 's que entregaron herramientas para poder mediar
con el Estado. El movimiento zapatista no sólo logró seguir desarrollando estrategias de
trabajo y organización, sino que además consiguió continuar articulando una lucha
constante con una fuerte presencia de aliados.
Conclusiones
Los movimientos sociales tienen como objetivo expresar demandas que la política
institucional no ha logrado solucionar, logrando esto utilizando medios diversos, como los
contenciosos en el caso del Movimiento Zapatista de 1994. Con una articulación indígena,
revolucionaria, marxista, anticapitalista y anticolonialista, se levantaron demandas frente al
Estado de México. Una revolución armada fue la posición del movimiento, que además,
contó con un rol importante y central de las mujeres. Estableciéndose en espacios
entendidos como “masculinos” tradicionalmente, como las acciones violentas y armadas en
la toma del poder del estado de Chiapas o su presencia en mandos de alto cargo, rompieron
con estereotipos de género. Levantando premisas como mujeres, no como feministas, su rol
fue central, hasta el día de hoy. El EZLN y las mujeres especialmente articularon demandas
atingentes a los problemas de las mujeres, estableciendo de cierta forma una sociedad más
igualitaria entre hombres y mujeres, o en teoría al menos.
Los impactos y logros del movimiento zapatista son difíciles de caracterizar dado a que el
movimiento sigue presente, articulándose de maneras distintas que en sus inicios,
estableciendo gobiernos locales autónomos. Sin embargo, se puede hacer un breve análisis
acerca de qué pudo haber ocurrido en 1994 que explica por qué el movimiento perduró y se
radicalizó, buscando la autonomía respecto del Estado mexicano.
Como Somma y Medel (2017) exponen, los objetivos de los gobiernos son mantenerse en el
poder por el mayor tiempo posible. Los movimientos sociales pueden estar separados de la
política institucional, como es el caso del EZLN, y ser influyentes (Somma y Medel, 2017).
Es el caso del zapatismo, puesto que pasó a ser parte de los actores políticos con los que el
gobierno tuvo que conversar, o hacer el intento, llamando además la atención de medios
locales e internacionales. Sin embargo, al no seguir la vía institucional en el año de
irrupción, 1994, la influencia y respuesta del gobierno son variadas.
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Sistematización de noticias:
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/02/
internacional/757465203_850215.html
Título Cautela del Gobierno ante la sublevación
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/03/
internacional/757551602_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/03/
internacional/757551613_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/04/
portada/757638002_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/04/
internacional/757638012_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/06/
internacional/757810805_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/07/
internacional/757897204_850215.html
Link https://elpais.com/diario/1994/01/18/
internacional/758847615_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/01/24/
internacional/759366005_850215.html
Fuente El País
Recopilador Victoria Reyes
Link https://elpais.com/diario/1995/02/10/
internacional/792370818_850215.html
Fuente El País
Link https://elpais.com/diario/1994/12/20/
internacional/787878010_850215.html
Link http://enlacezapatista.ezln.org.mx/
1994/02/20/a-todas-las-ong-de-mexico-el-
futuro-al-que-aspiramos/
Link http://enlacezapatista.ezln.org.mx/
1994/06/10/los-zapatistas-no-se-rinden/
Link http://enlacezapatista.ezln.org.mx/
1994/10/08/el-ejercito-zapatista-de-
liberacion-nacional-ha-decidido-romper-el-
dialogo-con-el-supremo-gobierno/