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Al seguir hablando y conociendo de mejor manera las subalternidades, sus desigualdades y sus

conflictos, podemos ver a través de esta unidad que los conflictos ahora se presentan desde
categorías como el antagonismo, autonomía; mismos que se convierten en herramientas para
caracterizar la dinámica de conflictividad del sujeto proletario. Es así, que, retomando nuevamente
el concepto de subalterno, Modonesi en esta ocasión lo coloca entre el ser social y la conciencia
social que apunta a una experiencia que viene desde la subordinación combinada por espontaneidad
y conciencia que se manifiestan a actuar como clase y que se van modificando a medida que se
avanza de la subalternidad a la autonomía.

De esta manera el concepto de subalterno se centra en los aspectos subjetivos de la subordinación


en un contexto hegemónico, es decir, en las experiencias de la relación mando-obediencia, así como
en la contraparte de resistencia y negociación permanente, que abren “el análisis de las
sobreposiciones que, históricamente caracterizan a los procesos de politización de la acción colectiva
de los subalternos” (Modonesi, 2010, pág. 38), que antes era negada, lo que permitirá desarmar la
hegemonía paulatinamente y conformar una teoría política del sujeto en un entorno de dominación
y hegemonía que pone énfasis en el proceso de autonomización a través del cual los subalternos
empiezan a dejar de serlo.

No obstante, si un subalterno con el simple hecho de hablar puede organizarse para avanzar hacia el
camino de la hegemonía, Gramsci lo contrasta y mantiene su posición de que no es suficiente,
debido a que, debe haber un proceso de revolución para que se dé el quiebre y por tanto se
convierta en Estado y deje de ser subalterno.

Ahora bien, a través de la representación de conflictos y las diferencias, se puede entender como
estas categorías identifican un estilo de trabajo intelectual que enfrenta al mundo (intelectuales
orgánicos), ya que tienen una forma particular de entender la cultura, puesto que, desde esta
perspectiva, la cultura se constituye a partir de relaciones de poder lo que al mismo tiempo nos deja
entender que son culturalmente constituidas. Por ende, si uno está en el juego de la hegemonía,
tiene que ser más inteligente que ellos, es decir, el intelectual orgánico tiene que saber un poco más
que un intelectual tradicional osea, realmente saber y no solo fingir que sabe y que tiene facilidad de
conocimiento; esto nos remite a pensar que, según Stuart Hall, los intelectuales deben involucrarse
con el trabajo práctico ya que la teoría debe ser construida y producida desde la práctica.

De esta manera, Aunque los estudios culturales son una formación discursiva como lo dice Foucault,
pueden presentarse varias trayectorias y enfoques que llegan a la producción de metodologías y
teorías que pueden llegar a un conflicto pues mediante un giro lingüístico, se puede “permitir el
reconocimiento de la heterogeneidad y la multiplicidad de los significados para cerrar
arbitrariamente la semiosis infinita más allá del significado” (Hall, 2010, pág. 59).

Es desde este reconocimiento heterogéneo, que podemos entender lo que menciona Cusicanqui;
sobre que la hegemonía colonial muestra a los subalternos como sujetos abigarrados que se
mantienen heterogéneos y exclusivos a la política de los de arriba lo cual muestra que este
colonialismo interno impide la restauración de los subalternos como sujetos plurales y descentrados,
ya que el abigarramiento presente, demuestra que no existe una unificación entre conceptos, ya que
no es posible pensar la subalternidad sin autonomía y sin antagonismo. Muestra de esto, es que,
para la configuración de los Estados capitalistas latinoamericanos, los procesos de homogenización
social vino dado por el exterminio de los pueblos originarios y la emancipación de territorios,
cambios estructurales que se dieron por la inclusión de relaciones sociales capitalistas.
Así entonces, es importante señalar que estas nuevas formas de ver a lo político, es posible tras la
destrucción de las formas previas de organización (pueblos originarios), esta caracterización puede
ser entendida bajo el concepto social de abigarramiento y por lo tanto por sociedades abigarradas,
que vienen a hacer una forma de entender la subalternidad desde la noción de lo político.

Al darse esta destrucción de formas previas de organización, se reconoce lo que Guha a partir del
texto de Chakrabarty menciona sobre la naturaleza del poder, que indica que existe una relación de
conocimiento (historia) con el poder y que en este caso de la historia del colonialismo tiene como
función la de cumplir la ideología de la dominación. Que de cierta manera quieren alejar las etapas
históricas del proceso humano, así como la visión que divide lo precapitalista y capitalista de lo
premoderno y moderno. Siendo que, el campesino era el verdadero contemporáneo del capitalismo
y por ende las revueltas producidas que tenían base en relaciones de parentesco, religiosas no eran
retrógradas aun estando bajo el dominio de instituciones política y económicas modernas no era
resistentes a ellas. Dando paso a una dominación capitalista sin hegemonía, es decir la dominación
capitalista no tiene una democratización que haya transformado las relaciones jerárquicas
tradicionales.

Mas bien, la dominación capitalista, a causado una mayor desigualdad debido a la distribución del
poder como lo menciona Cortés, ya que la acumulación del poder en pocas manos, hace que las
relaciones de economía, política social, propiedades tengan el poder de recaer sobre las distintas
negociaciones de grandes grupos que controlan los bienes y servicios, esto hace que la distribución
de las riquezas así como el poder afecte a la desigualdad en la distribución de los ingresos que
interfieren en el funcionamiento de los mercados y por ende en las instituciones que crean las
oportunidades, obteniendo así altas tasas de pobreza y marcada concentración del ingreso que
pueden ser origen de ineficacias y crecimiento insuficiente.

En resumen, podemos concluir desde una perspectiva Marxista, que el hombre hace su propia
historia, pero no la hace a su voluntad ya que no utiliza las condiciones elegidas por ellos mismos,
sino que más bien se dan bajo condiciones directamente existentes, dadas y heredadas. Lo que
demuestra que pese al tiempo el capitalismo global hará de nosotros sus subalternos devotos.

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