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¿Quién es Tarzán?

Inmediatamente, y de una forma casi imperativa, asociamos ese


nombre con la imagen de un hombre salvaje. Un hombre que creció en la selva y carece
de cualquier comportamiento civilizado. Oponiéndose a las reglas de la sociedad
establecida. Para algunos un hombre que se comportaba como un gorila y para
sobrevivir adoptó sus costumbres, desde su aspecto físico hasta su forma de
comunicarse. ¿Por qué no dije persona salvaje? ¿Acaso la figura de la mujer no debería
estar incluida? No. Porque Tarzán es hombre y para todo hombre hay una mujer, una
Jane. Quién tendrá el arduo trabajo de domesticarlo y adaptarlo a la civilización. Pues
así se cuenta la leyenda popular.

¿Quién es Tarzán en King Kong Palace? En la pieza realista de Marco Antonio de la


Parra es un emperador en desgracia. Un dictador. Un exiliado. Al principio se lo describe
como un hombre que emite ruidos simiescos y está colgándose de los balcones del
hotel. Pero cuando las personas lo ven por primera vez, estas no lo reconocen y
comienzan a resaltar una serie de cualidades por las que él es conocido, como su altura
y juventud. A lo cual Tarzán responde que ese personaje no existe. Fue una realidad
inventada para ellos. Sedimentada a través de los medios de comunicación, que
ayudaron en la creación y difusión de dicha imagen. Ahora es un ex dictador, viejo y
decrépito que huyó de su país. Podríamos decir mucho más sobre este personaje de la
Parra, pero nuestro interés está en cómo Tarzán se permite ingresar o reconocer que
hay una crisis en sus ideales. Él ha sido destituido como gobernante y no llega al hotel
con ansías de volver al poder, contrario de su esposa Jane. Sino que se encuentra
atravesando una profunda crisis. A lo largo de la obra, vemos el cuestionamiento que
se realiza hacia sí mismo como persona, padre y sobre las acciones ejercidas como
emperador. Es decir, se permite entrar en crisis al realizar este examen de conciencia.
Ahora hay tensión entre lo que es y lo que debe ser. El representaba todas las antiguas
premisas de un orden totalitario y con reglas de un mercado liberal. Vemos como él
reconoce un declive en su funcionamiento hasta ahora. Su punto de inflexión fue
desencadenado por la muerte de su hijo Boy. Una culpa que lo persigue. Un gobernante
que ha cometido grandes atrocidades, intocable ante la justicia porque él la impartía.
Sin embargo, en este momento se permite realizar un pensamiento crítico y al hacer
este ejercicio entra en el plano de lo metafísico. Hasta ahora este plano era innecesario.
Según Jane fue derrocado por creerse un intelectual y leer autores como Marx. Jane se
reprocha a sí misma no haberlo instruido con “El arte de la guerra”. En Tarzán
observamos un ejemplo claro del nacimiento del contrato social. Este famoso acuerdo
que realizó el hombre para poder crear un orden y vivir en sociedad. Recibe derechos
renunciando a su estado de naturaleza. Al principio este contrato pareciera ser un éxito,

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Tarzán logra mantener bajo su yugo al pueblo africano. Pero algo altera esta fórmula
que deriva en su caída. Esta doctrina no reconoce crisis, se le pueden llamar
disfunciones. Ahora Tarzán al realizar este pensamiento crítico es una infracción para
su doctrina que juega según las leyes del mercado y este último debe regularlo. Por eso
es interesante ver el cuestionamiento que de a poco muestra e irá en aumento.
Formularse preguntas que su doctrina no puede responder porque las desconoce.
Constantemente Tarzán rememora su época de gorila, se puede apreciar el anhelo de
regresar a ese estado y salir de esta corrupción. Aquí tarzán reconoce su primera
naturaleza, su génesis. Recordemos que el liberalismo prefiere olvidar su origen para
sostener su su estabilidad, su intercambio y fluidez mercantil. Este ser humano
reconoce el olvido de conceptos como la fraternidad, el ejercicio de una brutalidad
desmesurada durante su mandato. Sin embargo, Jane celebra sus acciones pasadas.
Para ella él fue un visionario y un hombre casi perfecto. Este personaje suele recordarle
a Tarzán que esas acciones funcionaban. Eran acciones eficientes. Al final, admite que
fue más humano, más bueno cuando era gorila. Al final esta doctrina puede fallar.

Cabe destacar, el destino elegido por Tarzán y Jane donde llegan a exiliarse. Un hotel
en plena decadencia. Intentando seguir en pie y mostrar que nada está pasando. Se
puede interpretar la necesidad de seguir resistiendo a los viejos mandatos. Hay una
decadencia en este momento y hay respuestas que esta doctrina no puede ofrecer.
Aunque se niegue la crisis, percibimos como Tarzán no puede ignorarla. Los dioses
también pueden sangrar. Al igual que no podemos escapar de los pensamientos
críticos, de las herramientas que puede ofrecer un plano metafísico.

Contrario es el caso del Administrador, quien continúa sosteniendo un hotel fantasma.


¿Quién es este personaje? ¿un empresario? ¿el mercado? Tal vez el liberalismo
posmoderno. Una araña que teje sus hilos de poder en silencio. Las adversidades son
infracciones a sus reglas y encontrarán la forma de resolverlo. Como cuando le asegura
a Jane que nada sobrenatural sucede y que encontrarán a tarzán en minutos. Todo
debe ser eficiente y con un fin útil. Mientras tanto, se encuentra en la búsqueda de una
nueva figura que ocupe el poder para acallar estas infracciones que están apareciendo.
Siempre olvidando sus orígenes para imponer la idea de su falsa libertad. Un candidato
podría ser Tarzán, pero el nuevo tarzán de ahora representa aquello que intenta ocultar
por todos los medios posibles. Cuando Dotti dice que la filosofía y el liberalismo son
incompatible es porque este último niega la crisis. Podríamos representarlos
perfectamente en los personajes de Tarzán y el Administrador por todo lo anteriormente
dicho.

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Aparte es el caso de Jane. Lady Jane. Insatisfecha por este desplazamiento que han
sufrido y con ansías de regresar al poder. Jane una mujer moldeada por los perceptos
que el mercado decide que le sirven para su funcionamiento. Jane quien consume ropa,
joyas y toma medicamentos para apaciguar su mente. Sometió a su cuerpo a cirugías
plásticas sin descansa para mantener su juventud. El mercado ha marcado que tipo de
mujer le es útil. Le reprocha a Tarzán que ahora es débil. No posee esa fuerza por la
cual ella se dejaba dominar. Ella anhela ese orden y sus acciones la conducirán a
terminar con sus manos con sangre. No se permite entrar en este examen que si realizó
Tarzán. Su trabajo era domesticarlo, tenía un único objetivo y falló.

¿Quiénes son estos personajes al finalizar la obra? ¿Quién es tarzán? Un hombre que
ante los actos cometido prefiere seguir el mismo destino que Edipo. Un hombre
asesinado a manos de Jane y Mandrake. Estos dos personajes motivados por las
ansias del poder y la necesidad de deshacerse de la figura decrépita de tarzán. Son las
reglas del mercado actuando y regulando las infracciones. Mandrake quien quería ser
la nueva figura de poder para el administrador. Demostrando su fortaleza y de ser capaz
de mancharse las manos con sangre. Cuando le dice al administrador “me quiso más
corrupto y aquí me tiene más corrupto”. Este le contesta que lo necesitaba con las
manos limpias y procede a asesinarlo con un silenciador. Si hay decadencia no es con
sangre. Nuevamente se ejemplifica en el personaje del Administrador los pensamientos
liberales y del mercado. Necesitan una figura, una leyenda para crear una nueva
realidad. Necesitan inventar un nuevo Tarzán ¿una nueva figura popular? Eso sí debe
ser inteligente, seguir las reglas y tener las manos limpias. Luego se verá si deciden
que deben ensuciarse. Siguen en pie, todavía sin reconocer el nuevo orden que acecha.
El administrador, en la última escena, escucha el avance de esas preguntas que no
está permitido realizarse. Escucha ruidos de afuera y se pone a tocar el piano. Siguen
intentando silenciar ese avance y sigue negando la crisis.

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