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UNIVERSIDAD DEL

GOLFO DE MÉXICO

DERECHO COSNTITUCIONAL II

DOCTRINA DE DIVISIÓN DE PODERES

JUAN FRANCISCO PÉREZ SÁNCHEZ

14/03/2022
Es importante explicar que es la separación de poderes para poder entender el
tema, la separación de poderes es el principio característico del CONSTITUCIONALISMO
CONTEMPORÁNEO, el cual supone una garantía para el estado y el ciudadano. De igual
forma, la separación de poderes o división de poderes es un orden y distribución de las
funciones del Estado, en la cual la titularidad de cada una de ellas es confiada a un
órgano u organismo público distinto.

El principio de división de poderes constituye uno de los pilares fundamentales de


cualquier sistema democrático, ya que implica la limitación del poder público para evitar
su abuso, de manera que dicho poder sirva como instrumento para los fines del bien
común y no para el beneficio de quienes lo ejercen con motivo de su cargo.

Es por ello que la efectiva observancia del principio de división de poderes supone
la verdadera existencia del estado democrático y del ejercicio de las libertades.

Si bien el concepto de división de poderes nos es familiar, se trata de un muy


añejo objeto de estudio. Ya en su tiempo, Aristóteles se ocupó del tema, estableciendo
una clasificación en la que contemplaba la división del poder político en tres elementos:
una asamblea deliberativa que discute los asuntos públicos, un cuerpo de magistrados
que equivaldría al poder ejecutivo, y finalmente un cuerpo judicial.

Sin embargo, la teoría moderna nace en el siglo XVII con John Locke, pensador
inglés quien consideró que la división de poderes no responde simplemente a una
especialización de funciones, sino a la necesidad de limitar el poder público para impedir
su abuso.

Bajo tal concepción, Locke realizó una división del poder en tres ámbitos, a saber,
legislativo, encargado de la elaboración de normas, ejecutivo encargado de aplicarlas, y
federativo, encargado de asuntos exteriores y de la seguridad. Como puede verse, en su
clasificación Locke no tomó en consideración la función jurisdiccional.

Unos años después, ya en el siglo XVIII, Montesquieu, pensador francés,


retomando los postulados de Locke pero también de Aristóteles, sostuvo que la división
de poderes garantiza la existencia y ejercicio de libertades.

Es precisamente Montesquieu quien en sus postulados reivindica la función


jurisdiccional enarbolada por Aristóteles y posteriormente excluida por Locke,
consolidándose así la doctrina de división de poderes que hoy conocemos, en Ejecutivo,
Legislativo y Judicial.

Pero la relevancia histórica de los postulados de Locke y Montesquieu no


solamente radica en la comprensión de la necesidad de dividir el poder público, como
mecanismo para evitar el abuso que genera su concentración en un solo individuo, sino
también en la utilización del propio poder público para limitarse a sí mismo.

Ello constituye el nacimiento del sistema de contrapesos, esencial en todo estado


democrático en el que exista una efectiva división de poderes.

Sin embargo, la estricta separación de poderes sostenida por Locke y


Montesquieu fue posteriormente matizada, entre otros por Kant y Rousseau, quienes
consideraron que dicha separación no es absoluta, pues los poderes o funciones del
poder son necesariamente complementarios entre sí en razón de la unidad del Estado
como ente.

Según ambos, tampoco implica que uno de los poderes esté impedido para llevar
a cabo ciertas funciones de naturaleza propia a la de otro poder. Por el contrario, la
realización de actos materialmente distintos a la naturaleza de sus atribuciones es válida y
de ninguna manera implica una invasión a la esfera de atribuciones de otro poder.

Cabe mencionar que estos son razonamientos que recoge nuestra doctrina
jurídica, y han sido plasmados en una importante cantidad de criterios jurisprudenciales
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ahora bien, en la historia del constitucionalismo mexicano, el principio de división


de poderes la encontramos ya en la Constitución de Cádiz de 1812, producto en cierta
medida de la influencia de las ideas de la Ilustración que antes habían dado origen a la
Declaración delos Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia, misma que influiría
de manera decisiva en la Constitución de los Estados Unidos de América, la que a su vez
influenció al naciente constitucionalismo latinoamericano.

Los mecanismos de control entre poderes establecidos en nuestra Constitución


siguen sin ser suficiente ni adecuadamente ejercidos y la figura del Presidente de la
República continúa siendo concebida por muchos como la de un ser omnipotente.
Por ello resulta inconcebible que nuestra propia Constitución sea origen de esta
clase de ideas que exaltan a la figura presidencial, al calificar al Poder Ejecutivo como
Supremo en su artículo 80.

En un México que ha logrado importantes avances democráticos a pesar de los


intentos centralistas y regresivos que en fechas recientes han cobrado fuerza, resulta
inconcebible que el texto del artículo 80 de nuestra Constitución se refiera al Poder
Ejecutivo de la Federación con un adjetivo que sugiere superioridad, predominio,
hegemonía sobre los otros Poderes.

Considerar que el Poder Ejecutivo es un Poder Supremo, resulta una concepción


obsoleta y anacrónica que no es acorde a una democracia constitucional moderna.

Tanto el Poder Legislativo como el Poder Judicial desempeñan hoy un papel


fundamental en la viabilidad democrática del país y por esa razón es menester que
desempeñen de manera efectiva una función de control y limitación del poder público.

Por tal razón la presente iniciativa propone eliminar del texto del artículo 80 de
nuestra Constitución el término “Supremo”, de manera que nuestra propia Carta
Fundamental proscriba la errónea y arraigada concepción de hegemonía del Poder
Ejecutivo sobre los otros Poderes, concepción que resulta obsoleta incluso dentro un
sistema presidencialista moderno.

Los percusores son: Aristóteles, Polibio y Bodino. Ellos clasificaban las funciones
de los poderes en base a la necesidad de especializar sus actividades y se basaban en
una división de trabajo. En el caso de Aristóteles, él distinguía los tres poderes del estado
los cuales son: Poder legislativo, ejecutivo y federal. Polibio se dedicó a analizar el
gobierno Romano donde se dividían en tres poderes: Cónsules, senado y pueblo. Por
último, Juan Bodino apoyaba a la monarquía y decía que el poder soberano determinaba
la existencia del estado, ya que este constituía una unidad.

Ahora los realizadores son: Locke, James Harrington y Monstesquieu. Ellos


dividían al poder con el fin de limitarlo para no permitir el abuso. James Harrington
describía un sistema político utópico basado en la división de poderes públicos. En el
caso de John Locke, él decía que el ser humano es frágil y que existía una tentación de
abusar del poder y desobedecer las leyes que ellos mismos formulan, hasta ejecutar las
leyes en contra de la propia sociedad y el estado. Y por último, Montesquieu, para él la
división de poderes se canaliza bajo tres funciones surgiendo así la Tradicional División
de Poderes como: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, donde cada
uno de ellos tiene una función específica.

Para finalizar es importante que sin los personajes antes mencionados no sería
posible tener una idea clara de lo que es la separación de poderes, el trabajo de ellos sin
duda fue muy significativo que aun a la fecha de hoy puede seguirse utilizando.

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