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DERECHO CONSTITUCIONAL I 2018-

2019

TEMA 4.- SEPARACIÓN DE PODERES Y LA DISTINCIÓN DE LAS FUNCIONES DEL


ESTADO

Sumario:

1.- La doctrina clásica de la separación de poderes y su evolución


1.1.- Introducción
1.2.- Antecedentes de la teoría de la separación de poderes
1.3.- La formulación teórica de la separación de poderes
1.4.- La separación de poderes como principio dogmático e institucional
 Principio dogmático
 Principio institucional
 Posición de Biscaretti di Ruffia

2.- Separación flexible y separación rígida de poderes


2.1.- Interpretaciones y aplicaciones del principio de separación de poderes
2.2.- Sistema presidencialista o de separación rígida
2.3.- Sistema parlamentario o de separación flexible
2.4.- Sistemas mixtos o semipresidencialistas
2.5.- Sistema de Asamblea o de confusión de poderes

3.- Críticas a la separación de poderes y valor actual de la misma


3.1.- Criticas históricas al principio de separación de poderes
3.2.- Valor actual del principio de separación de poderes

Tema 4. 1
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1.- LA DOCTRINA CLÁSICA DE LA SEPARACIÓN DE PODERES Y SU EVOLUCIÓN

1.1.- Introducción

A la hora de abordar la concepción más extensa de la idea de sistema de gobierno coincidente


con la del régimen político o forma política de gobierno, podemos adoptar como criterios
básicos de singularización el modo de obtener, ejercer y controlar el poder, lo que autoriza a
una inicial delimitación entre:

 Los tipos de gobierno de carácter constitucional-democrático, y


 Los tipos de gobierno de carácter autocrático o dictatorial.

En este sentido, todo gobierno constitucional-democrático se caracteriza por una serie de


técnicas políticas utilizadas de modo recurrente - elecciones libres, inamovilidad de los
representantes en el transcurso de su mandato, formas de conducta política basadas en la
persuasión y el diálogo - y el respeto a una función de oposición, garantía de una auténtica
puesta al día de la idea de división de poderes y límite manifiesto entre estos tipos de gobierno
y los de carácter autocrático o dictatorial; es por ello que solamente en los Estados en que la
forma política de gobierno sea de carácter constitucional-democrática, podremos hablar de
existencia y vigencia de “separación de poderes”.

1.2.- Antecedentes de la teoría de la separación de poderes

Es frecuente que los conceptos y postulados capitales de la Teoría del Estado y del Derecho
constitucional aparezcan vinculados a una personalidad señera, así el término Estado se
atribuya a Maquiavelo, la soberanía a Bodino y la separación de poderes a Montesquieu.

Ahora bien, antes que Montesquieu otros autores barruntaron, anticiparon e incluso perfilaron,
de modo más o menos definido, la temática contenida en la separación de poderes:

 Aristóteles se refirió a una división de funciones en la Polis (senado, autoridades, tribunal


popular) pero sin llegar a asentar un postulado dogmático e institucional.
 Polibio en su obra “Historia de Roma” y Marsilio de Pádua en su obra “Defensor pacis”
anticiparon varios conceptos de la democracia liberal
 En el siglo XVII Harrintong en su obra “Oceana” habla de las leyes que dicta el senado y del
magistrado que las aplica.
 La obra de Cromwell escrita en 1653, “Instrument of Government”, fue considerada como
el precedente de la constitución norteamericana.
 John Locke, justificador de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra, en su obra “Two
Treatises of Government”, distingue al poder legislativo (al que otorga primacía) frente al
poder ejecutivo, el poder federativo (un poder ejecutivo referido a las relaciones exteriores)
y al poder de “prerrogativa” del monarca.

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1.3.- La formulación teórica de la separación de poderes

Como hemos podido ver, muchos fueron los autores que a lo largo de la historia formularon
planteamientos teóricos indiciarios de la teoría de la separación de poderes; ahora bien, hacía
falta presentar la separación de poderes como un principio dogmático e institucional, cosa que
sólo podía hacerse dentro de un ambiente y contexto espirituales ilustrados.

Esa tarea correspondió al genio francés Montesquieu que la trazó con gran brillantez y
capacidad sugeridora:

Montesquieu expone su esquema de la separación de poderes en el capítulo VI del Libro XI de


su “L´Esprit des lois” escrito en 1748, interpretando de modo particular, la constitución inglesa
surgida de la Revolución Gloriosa de 1688 muy influenciada por las teorías de John Locke.

El aristócrata francés enumera tres poderes:

Poder legislativo, poder ejecutivo de las cosas que dependen del derecho de gentes (al que
más adelante se llamará poder ejecutivo del Estado), y poder ejecutivo de las cosas que
dependen del Derecho civil, cuya denominación simplificará posteriormente designándole
poder de juzgar.

Montesquieu considera que “la libertad del ciudadano consiste en la tranquilidad de espíritu
que proviene de la opinión que cada uno tiene de su seguridad”. Para que se dé la libertad, “es
menester que el Gobierno sea de tal modo que ningún ciudadano pueda temer a otro”. Con gran
agudeza psicológica subraya que “quien detenta un poder se ve forzado inevitablemente a
abusar de él. Por eso, si se quiere evitar los peligros que para la libertad se seguiría de ese
abuso, es necesario que no se concentren varios poderes en un mismo órgano”. “Todo se
perdería si el mismo hombre, o el mismo cuerpo de principales, de nobles, o del pueblo,
ejerciesen los tres poderes”.

Como se ve, y posteriormente señaló el profesor Pietro Virga, “Montesquieu cargó más el
acento sobre el equilibrio que sobre la separación”.

1.4.- La separación de poderes como principio dogmático e institucional

La separación de poderes es un postulado, un principio dogmático del Estado constitucional


liberal, puesto que se considera indispensable para asegurar la libertad de los ciudadanos, en la
medida que limita el poder político, atribuyendo a órganos distintos, correspondientes a
instituciones diferentes, el ejercicio de cada función estatal de modo que un individuo, un
grupo de individuos, o una asamblea, no puedan, al mismo tiempo, dictar leyes y aplicarlas por
vía administrativa o judicial.

 Se trata en definitiva de un principio dogmático porque afirma la identidad absoluta entre


la separación de poderes y el reconocimiento y garantía de la libertad. Ello se evidencia en
el artículo 16 de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano de 1789: “Toda

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sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada ni determinada la
separación de poderes, carece de Constitución”.

 Además, la separación de poderes es un principio institucional porque a partir de la


Constitución norteamericana de 1787, de la Declaración de derechos del hombre y del
ciudadano de 1789, de la Constitución francesa de 1791 y de la Constitución española de
1812, ha servido para una distribución de las funciones del Estado entre órganos distintos,
sin perjuicio de sus interrelaciones y colaboraciones. En este sentido, fue la Constitución
norteamericana de 1787 la primera que reguló las funciones legislativa, ejecutiva y judicial
en sus tres primeros artículos y los distribuyó entre el Congreso, el Presidente y el
Tribunal Supremo y jueces inferiores; es decir, dicho postulado configuró la arquitectura
institucional del Estado liberal.

No obstante lo anterior, el profesor Biscaretti di Ruffia sostiene que el estudio de los


ordenamientos constitucionales demócratas manifiesta que dicha teoría se ha acogido con dos
acomodaciones esenciales que la transforman en “Teoría de la distinción y de la colaboración
de los poderes”; estas acomodaciones son:

 La necesaria coordinación entre los poderes (si bien más de carácter político que jurídico),
de modo que su actividad se despliegue en armonía con una orientación política unitaria.
 Aunque por lo general cada poder opera dentro de su propia función institucional, a
menudo se producen derogaciones de ese principio, es decir, a veces, un poder puede
realizar funciones que podríamos entender atribuidos a otros.

2.- SEPARACIÓN FLEXIBLE Y SEPARACIÓN RÍGIDA DE PODERES

2.1.- Interpretaciones y aplicaciones del principio de separación de poderes

Las relaciones que formal y materialmente pueden establecerse entre los poderes Ejecutivo y
Legislativo, son múltiples y varían de un país a otro y de una etapa histórica a otra. Esas
relaciones no solo presentan muchas variantes en el modo como las contemplan las
Constituciones, sino que además, la propia práctica constitucional ha acentuado alguna de esas
variantes.

En todo caso, siempre que nos referimos al principio de separación de poderes, hemos de
unirlo, indefectiblemente con los grandes tipos de gobierno constitucional-democrático, puesto
que no tiene sentido hablar de dicho principio en los regímenes autocráticos o dictatoriales.

Para distinguir entre los grandes tipos de gobierno constitucional-democrático deberemos


atender a la forma concreta en que se lleva a cabo la distribución y el control del poder: el
reparto de funciones políticas, la relación existente entre las distintas instituciones que integran
los sistemas democráticos, la persistencia de tradiciones históricas y la particular cultura
política de cada Estado.

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Así, a partir de los elementos señalados y siguiendo un planteamiento clásico, incidiremos en
cuatro grandes tipos de régimen o de gobierno democráticos derivados de la distinta manera
de llevar a la práctica la distribución y el control del poder o lo que es lo mismo, la aplicación
del principio de separación de poderes:

 El sistema presidencialista, o de separación rígida de poderes


 El sistema parlamentario, o de separación flexible de poderes
 Los sistemas mixtos o semipresidencialistas, y
 El sistema de asamblea (o convencional) o de confusión de poderes;

2.2.- Sistema presidencialista o de separación rígida

En este modelo, los distintos poderes del Estado aparecen claramente separados y es el propio
de los sistemas de gobierno “presidencialistas”; su modelo es la Constitución norteamericana
de 1787.
Con la Constitución de la Unión Federal de 1787 de los Estados Unidos de América, hizo su
entrada en la historia, por primera vez, la legitimidad jurídico-política racionalista, recogiendo la
filosofía del pacto social de LOCKE (GARCÍA PELAYO).
El sistema presidencialista supone una interpretación rígida del principio de división de
poderes, más concretamente, supone una separación entre el poder Legislativo y el poder
Ejecutivo. Tiene su manifestación más acabada en la Constitución de los Estados Unidos, y, por
razones que ya se verán, su exportación ha sido normalmente un fracaso.
2.2.1.- Caracteres
 El Presidente de los EUA es a la vez Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, y ejerce
efectivamente sus poderes. El Presidente es elegido por sufragio universal (absoluta
legitimación democrática)
 El Presidente nombra a sus Secretarios (ministros), que no tienen autoridad política
propia, la decisión política sólo corresponde al Presidente. Los Secretarios son
nombrados por el propio Presidente y solo responden ante él (el Congreso no puede
obligar al Presidente a que los cese); estos Secretarios no tienen acceso a las sesiones
del Congreso (del Senado ni de la Cámara de Representantes)
 El Presidente (Poder Ejecutivo) y el Congreso (Poder Legislativo) son independientes el
uno del otro. El Congreso no puede derribar al Presidente ni éste puede disolver el
Congreso. Por tanto, el Presidente no tiene responsabilidad política ante el Congreso
(sólo la tiene penal; en casos excepcionales se puede instar el procedimiento de
“Impeachmen” para juzgar penalmente al Presidente), sino exclusivamente ante el
cuerpo electoral.
 El Congreso (Senado y la Cámara de Representantes) es elegido por el pueblo y el
Presidente no está facultado para disolver dichas cámaras, ejerciendo la función
legislativa de manera autónoma, incluso si se trata del presupuesto anual.
2.2.2.- Aplicación práctica

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En suma, el régimen Presidencialista supone una rígida separación de poderes, pero una
separación que en los Estados Unidos viene atenuada por los siguientes mecanismos:
 Por la misma Constitución: Mediante el veto suspensivo a las leyes (veto que el
Congreso puede superar con el voto mayoritario de dos tercios de cada asamblea
(Senado y Cámara de Representantes) y por medio de la participación del Senado en la
función ejecutiva (debe dar su consentimiento para la conclusión de tratados
internacionales y para el nombramiento de los más altos funcionarios del Estado, entre
ellos, los Magistrados del Tribunal Supremo).
 Por la Práctica Política: El Presidente ha asumido progresivamente poderes que le
convierten en guía y líder de la nación, y aún cuando no posee capacidad legislativa, el
Presidente “sugiere” un programa legislativo mediante su mensaje anual a las Cámaras,
que puede ser asumido por ésta, o no en atención a las mayorías existentes en las
mismas y el carácter de las leyes “sugeridas”.

Junto al sistema presidencial que se acaba de analizar, hay que señalar los modelos pseudo-
presidenciales (América del sur), en los que se ha producido una degradación del Parlamento y
una hipertrofia de los poderes del Presidente, el cual se ha convertido, de hecho, en un
dictador, y la Constitución en una norma puramente nominal (según clasificación de
LOEWENSTEIN)

2.3.- Sistema parlamentario o de separación flexible

El eje de este modelo es el de “colaboración” entre poderes, de tal forma que los distintos
poderes del Estado tienen claras relaciones y dependencias, siendo el propio de los sistemas de
gobierno parlamentarios; supone una interpretación flexible del principio de división de
poderes, es decir, una colaboración y mutua interacción entre el poder legislativo y el ejecutivo.
El régimen parlamentario puede existir en las monarquías (Gran Bretaña, España, Bélgica,
Holanda, Suecia, etc.), o en las repúblicas (Italia, Alemania, etc.).
2.3.1.- Caracteres:
 La Jefatura del Estado y la del Gobierno están desligadas y pertenecen a titulares
diferentes; así pues, en lo que al poder ejecutivo se refiere, existe una clara distinción
entre Jefe del Estado (Monarca o Presidente de la República) con una función
puramente testimonial o a lo sumo arbitral, y Jefe de Gobierno que es el que dirige el
Gabinete o Consejo de Ministros y la Administración.
 El Gobierno necesita siempre la confianza del Parlamento; el Jefe o Presidente de
Gobierno suele ser elegido por el Parlamento de entre sus miembros y tanto él como
sus ministros responden ante el Parlamento. En el momento en que le sea negada esa
confianza, bien por moción de censura, bien por pérdida de la cuestión de confianza,
habrá de dimitir, de igual manera, el Parlamento puede reprobar a los Ministros, para
forzarles a dimitir o ser cesados.
Las Constituciones posteriores a la segunda guerra mundial establecieron mecanismos
tendentes a fortalecer al ejecutivo, mediante el empleo de procedimientos cualificados

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o agravados. Es lo que se conoce como parlamentarismo racionalizado, siendo el
modelo más exigente el establecido por la Constitución alemana y asumido por la
vigente Constitución española: La moción de censura constructiva (aprobación por
mayoría absoluta y candidato alternativo)
 Como contrapeso necesario a lo anterior, el gobierno puede proceder a la disolución del
Parlamento. El arbitraje del pueblo por medio de elecciones es la piedra angular del
régimen parlamentario.
 Ambos poderes colaboran entre sí y se condicionan mutuamente:
- El Parlamento controla al Gobierno mediante ruegos, preguntas e interpelaciones, al
margen de condicionar su vida concediéndole, reiterándole o negándole su confianza.
- El Gobierno participa en las tareas del Parlamento mediante la iniciativa legislativa
que comparte con éste (proyectos de ley). En la actualidad, hay que decir que la
mayoría de las normas con rango de ley, se llevan a cabo a instancia del Gobierno a
través de los proyectos de ley y la de Presupuestos solo puede ser presentada por el
Gobierno y no puede ser aprobada sin la anuencia de éste.
 El Gobierno, que siempre necesita la confianza del Parlamento, puede necesitar
también la del Jefe del Estado, según precise una o ambas confianzas el sistema
parlamentario será diferente:
- Parlamentarismo Monista o parlamentarismo en sentido estricto: El Gobierno sólo
necesita la confianza del Parlamento (sistema actual en todas las monarquías
europeas y en las repúblicas cuyo presidente es elegido por el Parlamento -Italia y
Alemania-).
- Parlamento Dualista o de Doble Confianza o semipresidencialismo: El Gobierno
necesita la confianza del Jefe del Estado y del Parlamento (Repúblicas Francesa y
Portuguesa). Esta circunstancia es propia de los sistemas semipresidenciales a los que
nos referiremos a continuación.
2.3.2.- Modalidades y Evolución
 Las Monarquías Restauradas: tras la derrota de Napoleón, intentan recuperar sus poderes
otorgando Cartas Constitucionales que, manteniendo la soberanía regia, admiten alguna
limitación a sus prerrogativas, a través de un Parlamento muy poco representativo. El rey
nombra a sus ministros, que no son responsables políticamente ante el Parlamento,
teniendo únicamente responsabilidad penal (España, Estatuto Real de 1834).
 La Monarquía Constitucional o Parlamentarismo Dualista. El Rey, mediante una
Constitución pactada, comparte soberanía con la nación, representada por un Parlamento
elegido por sufragio censitario. Es titular del Poder Ejecutivo y nombra al Gobierno. Éste
Gobierno será responsable políticamente ante el Órgano Legislativo (Parlamento) y ante el
rey que lo ha nombrado.
El poder Ejecutivo tiene, pues, dos titulares, el rey y el Gobierno (España Constituciones de
1837, 1845 y 1876 -vigente hasta 1931, año en que se instaura la II República-).

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Esta modalidad parlamentaria será el germen, en su evolución republicana, del modelo
semipresidencialista.
 Monarquía Parlamentaria o Parlamentarismo monista. La soberanía sólo pertenece al
pueblo, representado por un Parlamento elegido por sufragio universal. El Poder Ejecutivo
es ejercido por el Gobierno, que a su vez es nombrado y sostenido por el Parlamento, cuya
única confianza necesita y ante el que es responsable políticamente. El rey es,
exclusivamente, Jefe del Estado, carece de poderes y es una Magistratura de autoridad.
Éste es el modelo al que han llegado las Monarquías europeas y que incorpora nuestra
Constitución de 1978.
El sistema de Gobierno Parlamentario puede darse también en las Repúblicas, existiendo en
este momento en Europa dos modelos igualmente:
- República parlamentaria monista. (Italia con la Constitución de 1947 y Alemania con la Ley
Fundamental de Bonn de 1949)
- República parlamentaria dualista. (Francia con la Constitución de la V República en 1958)

2.4.- Sistemas mixtos o semipresidencialistas

Entre el presidencialismo y el parlamentarismo se produce una situación mixta, cuya


denominación más extendida es la de semipresidencialistas. En cada caso conviene analizar en
qué consiste esa variante, pero de hecho, a pesar de que toma elementos del sistema
presidencial, el centro de gravedad de su lógica se sitúa más cerca del parlamentarismo.

El mejor modelo de este sistema es Francia con la Constitución de la V República de 1958, cuyas
características principales serían:

 El Jefe del Estado (el Presidente de la República) es elegido por el pueblo directamente y
goza de muy amplios poderes, sin que pueda ser cesado por la Asamblea Nacional.

 Por otra parte está el Gobierno, con un Primer Ministro que depende a la vez del Jefe del
Estado, que es quién le nombra y le puede cesar, tanto a él como a sus ministros
(normalmente el Primer Ministro suele ser del partido que ostenta la mayoría en la
Asamblea Nacional y puede no coincidir con el signo político del Presidente –
cohabitación-), y responde, asimismo, ante la Asamblea Nacional (poder legislativo) que
puede cesarlo por moción de censura, perdida de cuestión de confianza, reprobación, etc.
Es lo que se conoce como Parlamentarismo Dualista o de Doble Confianza: El Gobierno
necesita la confianza del Jefe del Estado y del Parlamento (República Francesa).

 En caso de que quede vacante la Presidencia de la República por cualquier causa o por
imposibilidad reconocida por el Consejo Constitucional, las funciones del Presidente de la
República, con ciertas excepciones, serán ejercidas por el Presidente del Senado o, si éste se
encontrare inhabilitado a su vez para ejercer esas funciones, por el Gobierno.

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 El Parlamento o poder legislativo (Asamblea Nacional y Senado) es elegido por el pueblo y
puede ser disuelto anticipadamente, no ya por el Primer Ministro, sino por el Presidente de
la República.

2.5.- Sistema de Asamblea o de confusión de poderes

Se habla de confusión de poderes o bien cuando todas las funciones del Estado están en manos
de un solo órgano de tipo asambleario, o bien cuando existen diversos órganos pero no queda
asegurada la autonomía de cada uno de ellos, ni el correcto funcionamiento de sus relaciones.

En la práctica en estos sistemas de concentración de los dos poderes, la preponderancia recae


en una Asamblea representativa (poder legislativo) que para la realización de las funciones
ejecutivas, imposibles de llevar a cabo por un órgano tan numeroso, nombra un comité
encargado de realizarlas (poder ejecutivo), que suele ser un órgano colegiado o directorio, que
es mero ejecutor de la voluntad de la Asamblea.
El comité es un mero agente sin ningún tipo de independencia frente a la Asamblea; ésta
únicamente responde ante el electorado en el momento de renovarse.
Este tipo de régimen, típicamente de crisis, fue establecido en la Constitución francesa de 1793
y resurgió en períodos conflictivos.
Una derivación del régimen de Asamblea es el régimen suizo, modelo inexportable sólo vigente
en esta Federación, su singularidad lo hace, al menos, curioso.
El sistema político establecido en la Constitución suiza de 1848, reformada en 1874, utiliza
otros mecanismos diferentes a los de división de poderes para llegar a la misma finalidad: la
limitación del poder de los gobernantes para garantizar los derechos de los gobernados.
Los rasgos más relevantes de este modelo son los siguientes:
a) El Parlamento o Asamblea Federal, elegido democráticamente, nombra a un Consejo
Federal, que tendrá una representación ideológica similar a la existente en la Cámara. A él le
corresponde la “autoridad directa y ejecutiva de la Federación”
b) Pese a la inexistencia formal de una Jefatura de Estado como órgano unipersonal (es
colegial), la Asamblea nombra anualmente a uno de los miembros del Consejo Federal,
quien asume la representación del Estado, con funciones exclusivamente simbólicas.
c) El Consejo Federal comparte la iniciativa legislativa con la Asamblea.
d) En el supuesto que surgieran desacuerdos entre la Asamblea y el Consejo, éste último debe
plegarse a las directrices marcadas por aquella. La Asamblea responde políticamente ante el
electorado en las siguientes elecciones legislativas.
e) La práctica política ha hecho evolucionar el sistema y se ha producido una importante
autonomía en el Consejo Federal, que se ha convertido en el poder fuerte del sistema, por
que al existir igual reparto de poder que en la Asamblea Federal, el verdadero control
político se establece entre mayoría y minoría y no entre Ejecutivo y Legislativo.

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f) Se introducen, asimismo, técnicas de control por parte del cuerpo electoral mediante
referéndum, para que decida en caso de conflicto entre los poderes y para limitar el poder
mismo de la Asamblea que no podrá dictar leyes en contra de la opinión del electorado.

3.- CRÍTICAS A LA SEPARACIÓN DE PODERES Y VALOR ACTUAL DE LA MISMA

3.1.- Criticas históricas al principio de separación de poderes

A lo largo de la historia, la teoría de Montesquieu sobre la separación de poderes ha sido objeto


de negaciones y críticas:

 Algunos autores mantuvieron, desde posiciones cercanas a las monarquías absolutistas,


que la teoría de la división de poderes atacaba la indivisibilidad de la soberanía.
Realmente, esta crítica carece de fundamento puesto que para Montesquieu la cuestión
no era donde reside la soberanía o a quien pertenece, sino como puede ejercitarse la
soberanía del mejor modo posible.

 Otros autores mantenían que la teoría de la división de poderes rompía la unidad


orgánica del Estado por cuanto que propugna la existencia diferenciada de tres
poderes. Frente a ellos, Ambrosini replica que al atribuir las funciones del estado a tres
grupos de órganos distintos, a los llamados tres poderes, no se fracciona la unidad
orgánica estatal ya que cada uno de esos tres poderes actúa siempre como órgano del
Estado.

 Desde posiciones ideológicas marxistas, se ha acusado a la tesis de la división de


poderes de antihistórica, de ser una posición ideológica en beneficio de la burguesía.
Frente a esta crítica cabe decir que el hecho de que una institución haya sido creada por
y en beneficio de una clase social determinada en un momento histórico, no es motivo
para condenarla porque cabe su adaptación a otra situación sociopolítica, como así ha
sido. La idea de la limitación del poder, del control del abuso del poder es aceptable y
justa, y lo mismo puede esgrimirse contra el Antiguo Régimen, contra los intereses
capitalistas o frente al totalitarismo fascista y comunista.

 La crítica fascista y nacionalsocialista arremetió contra la separación de poderes (más


contra el sistema parlamentario en sí) acusándola de institución característica del
Estado demoliberal decadente y de propiciar la inestabilidad gubernamental. Frente a
esta crítica cabe manifestar que las causas de decadencia y de inestabilidad
gubernamental en la Europa de los años 20 y 30 del siglo XX, no pudieron ser achacadas
en exclusiva a un sistema de distribución del poder y ejercicio de sus funciones, sino que
confluyeron causas variadas y complejas, de índole social, económica y política ajenas a
la institución, prueba de ello es que esa decadencia e inestabilidad no motivó la caída de
regímenes como el de Estados Unidos, Reino Unido o Suiza.

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En todo caso, conviene aclarar que ni siquiera Montesquieu, excelente observador social,
estimó que su postulado fuera el único y exclusivo medio para garantizar la libertad. Los usos
sociales, las tradiciones, la educación, etc., operan también como baluartes. Hoy sabemos que
el pluralismo político-social, el respeto a las minorías y a la oposición, la libertad de los medios
de información y comunicación, etc., coadyuvan a asegurar los derechos y libertades
fundamentales.

3.2.- Valor actual del principio de separación de poderes

En cualquier caso, es necesario insistir en que la institución que examinamos – la división de


poderes -, ha experimentado un proceso de desmitificación en la medida que ahora aparece
más como principio institucional dentro de la estructura del Estado democrático (es decir,
existencia formal de tres poderes) que como postulado dogmático (aún cuando a veces pueda
darse una confusión de poderes, los derechos y las libertades quedan garantizados).

El profesor Pierre Pactet subrayó que el postulado de la división de poderes no expresa la


realidad política contemporánea y su alcance real se reduce a la independencia necesaria de la
autoridad judicial. En apoyo de su tesis esgrime tres argumentos:

 Los hechos contradicen la separación de poderes. Ésta pretendía limitar el poder mediante
la limitación de su ejercicio. Hoy cada vez más se produce una concentración de poder en
un mismo órgano (el poder ejecutivo), sin que ello implique merma de la libertad.

 Separación de poderes y partidos políticos. La inadecuación actual de la separación de


poderes se debe a que se elaboró cuando los partidos políticos no existían. Actualmente los
partidos políticos configuran la autentica realidad formalizada por las instituciones; ya no
hay de un lado el Gobierno y de otro el Parlamento, lo normal es que el partido del
Gobierno disponga a la vez de mayoría en el Parlamento.

 Nueva configuración del poder. La división básica mayoría-oposición se refuerza con la


tendencia actual a confiar al Gobierno la adopción de las grandes decisiones políticas que se
traducen en leyes o en medidas ejecutivas y en encargar a los Parlamentos el mero control
de la actividad gubernamental. La autentica división de poderes en la actualidad no
consiste entre el poder de hacer la ley y el de ejecutarla, sino entre el poder
gubernamental de decidir y actuar y la libertad a favor de los parlamentos de controlar y
criticar.

Por su parte, el profesor Cereti observa acertadamente que la doctrina de la separación de


poderes ha de estimarse como principio de organización jurídica y de atribución no exclusiva,
sino institucional y prevalente, a cada órgano del ejercicio de sólo una de las actividades
fundamentales del Estado.

Esta atribución “normal de competencias”, que pone de manifiesto Cereti, así como no excluye
la coordinación armónica de diversos órganos y de sus funciones dentro de la unidad estatal, ni
impiden el control general confiado a las Cámaras, tampoco es óbice para algunas leves

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modificaciones (atribución de ciertas competencias normativas o jurisdiccionales al ejecutivo)
aconsejadas que aseguren el cumplimiento efectivo de los fines del Estado en su conjunto.

La especificación y distinción de las funciones no significa separación mecánica ni


enfrentamiento entre actividades diversas y órganos distintos, sino que es premisa necesaria
para su mejor funcionamiento y coordinación. El equilibrio y paridad de los órganos
constitucionales no tiene porqué:

a) Ni obstaculizar que se ejerza de hecho una primacía de dirección e impulso de la vida


estatal por el Gobierno o poder ejecutivo.

b) Ni que se atribuya a los parlamentos (poder legislativo) cierta preponderancia,


especialmente de control, del ejercicio de las demás funciones (ejecutiva y judicial).

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