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A Valeria Camporesi,
Cristina Pujol
y Núria Triana-Toribio;
por su forma de entender
españolidad
la Guerra de Irak y contra los recortes a la libertad de expresión.
No cabe duda de que las últimas ceremonias de entrega de los premios de la “Ins-
titución Cine Español” tuvieron un importante eco mediático que contribuyó a con-
solidar un discurso sobre el compromiso de dicha Institución, tradicionalmente acu-
sada de vivir de espaldas a la realidad, con los problemas de la España actual. Ese
discurso se ha afianzado todavía más con el estreno, en los últimos dos años, de una
serie de películas calificadas como “necesarias” por la propia Institución a través de la
de nuestro
cine reciente
Crítica; como por ejemplo, Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002) o Te doy
mis ojos (Icíar Bollaín, 2003). El (relativo) éxito de estas producciones, junto con otras
como Soldados de Salamina (David Trueba, 2003), Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2003)
o La pelota vasca (Julio Medem, 2003) podría sugerir que algo ha cambiado en el cine
español desde aquel dossier que Archivos publicó en octubre de 2001; los excesos
postmodernos de Nadie conoce a Nadie (Mateo Gil, 1999) o Torrente, el brazo tonto
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de la ley (Santiago Segura, 1999), las adaptaciones de novelas como Historias del Kro-
nen (Montxo Armendáriz, 1994) o Mensaka (Salvador García Ruiz, 1998) y nuevas
formas de representación de la historia, comedias como El amor perjudica seriamente
Mar adentro a la salud (Manuel Gómez Pereira, 1997) o Muertos de risa (Álex de la Iglesia, 1999)
(Alejandro Amenábar, 2004) habrían dado paso a otros trabajos mucho más próximos al aire de los tiempos3.
No sé si con este texto conseguiré explicar algunas de las razones de ese (supues-
1. J.M. Á LVAREZ M ONZONCILLO : “La to) cambio o responder a la pregunta del millón: ¿de qué forma(s) conecta el cine
producción cinematográfica espa- español con su(s) público(s)?; o, si se prefiere, ¿de qué forma(s) conecta ese cine con
ñola de 2000”, Academia nº 29, la realidad sociocultural de su tiempo? Pero antes de intentarlo, permítame el lector
2001. que le recuerde que el citado dossier de 2001 no tenía por objeto “realizar un estu-
2. J.M. Á LVAREZ M ONZONCILLO y J. dio exhaustivo de la producción de los años noventa desde una perspectiva unifor-
L Ó PEZ V ILLANUEVA : “La crisis que me. Antes bien, se propone ofrecer una variedad de criterios de aproximación a los
viene”, Academia nº 33, 2003. filmes (necesariamente heterogénea y, en ocasiones, en contradicción), tanto como
3. Archivos de la Filmoteca nº 39, ampliar el espectro de temas, géneros, estilos y autores a los que se aplican”. Siguien-
octubre 2001, págs. 5-101. do con este argumento, e independientemente del sesgo que acabe tomando el pre-
4. M. ESQUIROL y J.LL. FECÉ: “Un freak sente dossier, continúo pensando que la(s) respuesta(s) a tales preguntas no pueden
en el parque de atracciones: desligarse de las reflexiones sobre las formas en que estudiosos e historiadores del
Torrente, el brazo tonto de la ley” en cine abordan eso que llamamos “cinematografía nacional”; en ese sentido, el presen-
Archivos de la Filmoteca nº 39, op. te texto es una especie de continuación del que escribí junto a Meritxell Esquirol y
cit., págs. 27-39. que formó parte del dossier de 20014.
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Cine Español: entre la excepción y la norma
Ante la terrible crisis del 2002, algunos de los colectivos más representativos de la
“Institución Cine Español” firmaron el “Documento del cine” en el que reclamaban
ayudas públicas para superar la terrible crisis que padecía el sector. Entre los argu-
mentos esgrimidos para reclamar (y merecer) tales ayudas figuraba la consideración
del cine como “una punta de lanza para el mantenimiento de la identidad cultural El espinazo del diablo
nacional y una potente herramienta para la promoción de la imagen-país y del idio- (Guillermo del Toro, 2001)
vieron para clasificar, analizar o “rehabilitar” un vasto número de producciones que, Artes y Ciencias Cinematográficas
a juicio de los estudiosos, constituían ejemplos de “otredad”, esto es, de aquello que nº 88, marzo de 2003. Firmaron el
las hacía diferentes, especialmente de Hollywood, aunque también de otras cinema- documento, además de la Academia, aso-
tografías. No se trata aquí de cuestionar una gran cantidad de excelentes trabajos ciaciones profesionales como ADIRCE,
sobre autores españoles como Carlos Saura, Víctor Erice, José Luis Borau, Pedro AISGE o FAPAE.
Almodóvar, Julio Medem o, más recientemente, Pablo Llorca, Marc Recha o José Luis 6. Véase, por ejemplo, T.A. CORRIGAN:
Guerín, sino de llamar la atención sobre otros aspectos (industriales, culturales, ideo- A Cinema Without Walls. Movies and
lógicos…) que tales estudios ignoran o pasan por alto. En general, estos trabajos con- Culture after Vietnam, New Bruns-
sideran que la especificidad de una cinematografía, su “otredad”, está constituida por wick, Rutgers University Press,
el conjunto de las “visiones” o miradas “personales” de sus cineastas. Se trata de un 1991, u O. ASSAYAS: “¡Cuántos auto-
tipo de análisis, desde luego con múltiples variantes, que ha dado buenos frutos cuan- res cuántos autores! Sobre una
do se ha aplicado al cine clásico y moderno, pero que ha demostrado más lagunas política”, en A. DE BAECQUE (Comp.):
cuando se ha ocupado del cine más reciente, el producido en un contexto industrial La política de los autores. Manifies-
y cultural en el que el autor forma parte de la estrategia del marketing.6 tos de una generación de cinéfilos,
Los estudios sobre el cine español de los últimos veinte años realizados desde Barcelona, Paidós, 2003. págs. 152-
España, donde los estudios basados en las tradiciones de la autoría tienen una 162.
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Pero parece claro, al menos para mí, que esa conexión del cine español con las
tradiciones culturales que definirían su especificidad, su “españolidad”, se rompe, o se
reformula, especialmente en los años 90, en películas destinadas principalmente a
espectadores menores de treinta y cinco años, cuyas expectativas y gustos no coin-
ciden con las de aquel “pueblo” que, supuestamente, se veía representado en zar-
zuelas, sainetes, etc. Las posiciones de la crítica hegemónica ante esas películas recien-
tes constituyen una buena muestra del desconcierto, en unos casos, o de la
incomprensión, en otros, de esa crítica ante unas producciones que, sin duda, obligan
a (re)plantear el tema de las tradiciones del cine español; así como el problema de la 9. J. T ALENS y S. Z UNZUNEGUI (eds.):
“españolidad” de esas películas. Una buena muestra de ello es la posición de los cita- Modes of Representation in Spanish
dos Carlos F. Heredero y Antonio Santamarina, también la de Carlos Losilla, respec- Cinema, Minneapolis, University of
to al trabajo de los nuevos directores del cine español: Minnesota Press, págs. 1-46.
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depende más de las ideas que sobre esa “españolidad” tengan los profesionales y la op. cit., págs. 69-70.
crítica, en una palabra la “Institución”, que de la interpretación y aceptación que de 14. Archivos nº 39, octubre 2001,
El trabajo de Valeria Camporesi nos permite pensar una cuestión, habitualmente National Cinema, Londres, Routled-
ignorada en los trabajos sobre cine español: la distancia existente entre una “espa- ge, 2003.
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ñolidad” definida desde arriba y la percepción que de esa “españolidad” tienen los
principales destinatarios; una distancia enorme durante la pasada década y estos pri-
meros años del siglo XXI. Un rápido vistazo a las clasificaciones de recaudaciones y
espectadores –que, por supuesto, no son indicativas de las cualidades estéticas de los
filmes, pero sí de su aceptación popular–, desvela interesantes datos17. La película
española más vista en 1990 fue Aquí huele a muerto (A. Sáenz Heredia, 1.367.893
espectadores); en 1997, Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 2.105.521 espectadores); en
1998, Torrente, el brazo tonto de la ley (2.840.925 espectadores); o, en 2001, Los otros
(Alejandro Amenábar, 6.081.341 espectadores), seguida de cerca por Torrente 2.
Misión en Marbella (Santiago Segura, 5.274.730 espectadores). En 1991, 1993 y 1999,
las películas más vistas fueron, respectivamente, Tacones Lejanos, Kika y Todo sobre mi
madre, de Pedro Almodóvar, un cineasta, en general, menospreciado por la crítica
española y, por consiguiente, por la “Institución”. En 1992 y 1995, las películas más
vistas en salas fueron 1492: la conquista del paraíso (Ridley Scott) y Two Much (Fer-
nando Trueba), ambas coproducciones internacionales, en ocasiones con gran parte
del equipo técnico y artístico no español.
En cuanto a la producción más reciente, si La gran aventura de Mortadelo y Filemón
(Javier Fesser, 4.856.150 espectadores) y Días de fútbol (David Serrano, 2.471.584
espectadores) parecen acaparar el interés de los públicos, muy por detrás aparecen
películas que han cosechado las mayores alabanzas de la crítica y de otros sectores
de la “Institución” y que se presentan, por tanto, como ejemplo de la enorme vitali-
dad y compromiso con la realidad del cine español: Te doy mis ojos (695.231 espec-
tadores); Los lunes al sol (458.020 espectadores) o Soldados de Salamina (393.175
espectadores).
Algunas de las películas más vistas estos últimos años, como Los otros o Mar aden-
tro (ambas de Alejandro Amenábar), mantienen una relación, cuando menos proble-
mática, con la “españolidad” definida por la “Institución Cine Español”. La primera,
rodada en España aunque la ficción transcurre en Gran Bretaña, está protagonizada
por una australiana, coproducida y pensada para los Estados Unidos y sus referentes
y tradiciones cinematográficas deben buscarse más en Hitchcock que en otros direc-
tores españoles. La segunda presenta, como muy bien señala Àngel Quintana, “un
mundo diseñado a la manera de Hollywood, en el que los dramas humanos tienen
como contrapunto una historia de amor y donde el paso del tiempo debe aligerarse
transformando en elipsis los momentos de monotonía que no aporten nada al con-
17. Todos los datos de este trabajo flicto central”18. Quizás el rasgo más “español” del film de Alejandro Amenábar sea el
proceden del ICAA uso del catalán, gallego y castellano para dar verosimilitud al relato; algo sin duda
18. “Viaje de ida y vuelta al pur- curioso y meritorio en el contexto de una cinematografía, la española, que se esfuer-
gatorio”, Suplemento Culturas, La za por eliminar de los filmes no solo las lenguas del estado, sino también los distintos
Vanguardia, 22 de Septiembre de acentos. Todo ello en beneficio de un español “popular” estándar, curioso híbrido de
2004. las variantes andaluzas y castellano-manchegas, que se ha impuesto en algunas de las
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series de televisión de mayor audiencia (Aquí no hay quien viva, Los Serrano, Mis adora-
bles vecinos…) y en películas como Días de Fútbol. Curiosa esa “españolidad”, que se
expresa con unos acentos que solo existen en la mente de los guionistas españoles.
Volviendo a Los otros y Mar adentro, podríamos decir que ponen en evidencia, Torrente 2. Misión en Marbella
entre otras cosas, que las categorías “cine”, “nación” y “cine nacional” se han con- (Santiago Segura, 2001)
vertido en conceptos descentrados, asimilados en el interior de las amplias y com-
plejas estructuras transnacionales de las industrias del entretenimiento19. En esta
situación, donde cobran fuerza los discursos sobre la identidad, esta última se mani-
fiesta a través de un conjunto de imágenes o de símbolos (en este caso, de una
“españolidad”) fácilmente reconocibles en diversos contextos culturales, pero que
no se perciben necesariamente como “auténticos” en el de origen. Dicho de forma
más sencilla, ambos filmes demuestran que, en ocasiones, la “españolidad” de las pelí-
culas españolas es una estrategia de marketing pensada para la exportación.
Según gran parte de la crítica, es decir, la “Institución Cine Español”, dos de las pelí-
culas que muestran la “necesidad” de un cine español han sido Los lunes al sol y Te doy
mis ojos; ambas por su (supuesto) compromiso con la realidad. No es mi intención
aquí entrar en análisis pormenorizados de dichos filmes, sino de situarlos en las tradi-
ciones del cine español elaboradas por la crítica institucional. Sobre Los lunes al sol 19. M. K INDER : Blood Cinema: The
permítame el lector remitirle a la que, en mi opinión, es una de las mejores definicio- Reconstruction of National Identity
nes del filme y que apareció en Cahiers du cinéma: “una película bienintencionada, aun- in Spain, Berkeley, University of
que convierta el paro y la lucha de clases en una hipotética canción de Eurovisión, California Press, 1993.
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Mar adentro cantada en esperanto: Si todos los parados del mundo caminasen juntos cogidos de la
(Alejandro Amenábar, 2004) mano”20. En cuanto a la segunda, tan solo decir que muestra más interés en el mal-
tratador que en la maltratada, en dar explicación, aunque no los justifique, a sus actos,
supuestamente para evitar caer en el maniqueísmo fácil. Parece evidente que en la
España del 2003/4 nadie podría creerse el personaje de un maltratador a conciencia,
especialmente cuando este está interpretado por un actor como Luis Tosar, presenta-
do por los medios de comunicación como paradigma del actor español concienciado.
20. Naturalmente, hubo quien consi- Lo que sí me parece interesante señalar acerca de estos dos filmes –que a pesar
deró que tal crítica se debió al “tradicional de su “necesidad”, tuvieron un éxito relativo de público–, es su recepción crítica,
desprecio que los sesudos críticos france- pues quedaron incluidas en una de las tradiciones más legitimadas del cine español: la
ses de Cahiers du Cinéma siente por el del realismo o del cine social21. Precisamente alrededor de esa idea –la supuesta vin-
cine español”. culación del cine español con la realidad–, se ha construido la actual versión de la
21. VALERIA CAMPORESI: op. cit., págs. “españolidad” de ese cine. Las últimas ceremonias de los Goya en las que sus parti-
48-55. cipantes mostraron abiertamente ante las cámaras de televisión su oposición a la
22. Utilizo el término de “tradición Guerra de Irak, su defensa de la libertad de expresión, así como el film colectivo Hay
inventada” en el sentido propuesto por E. motivo (pensado como producto de propaganda y como apoyo a las manifestaciones
HOBSBAWM y T. RANGER: The invention públicas de la “Institución” contra la política del Partido Popular), coinciden con los
of Tradition, Cambridge, University discursos, prácticamente generalizados entre la crítica institucional, acerca de la volun-
of Cambridge Press, 1983. “Por tra- tad “realista y comprometida” del cine español que además, según esos discursos,
dición inventada entedemos una serie de conectaría con “La Tradición”.
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El intento de legitimación del cine español a través de esa tradición inventada22
coincide además con la tan cacareada “crisis” del 2002 y con los intentos, por parte Mar adentro
de la “Institución”, de demostrar ante la opinión pública la “utilidad” sociocultural (Alejandro Amenábar, 2004)
del cine español. No importa que gran parte
de ese cine “útil y necesario” parta de las tradi-
ciones representativas del cine español de los
años 70, tradiciones ajenas al perfil sociocultural
del actual espectador español. Y aunque la crí-
tica institucional haya erigido Mar adentro como
el ejemplo más reciente de esa supuesta volun-
tad realista, parece claro que el realismo “a la
Spielberg” del film de Amenábar conecta más
con el aire de los tiempos que, por ejemplo, las
“necesarias” Los Lunes al sol o Te doy mis ojos23.
“Españoladas” postmodernas
Como he dicho en otra ocasión, el cine español es un cine sin público. Las duras prácticas, normalmente gobernadas por
condiciones de comercialización impuestas por las multinacionales norteamericanas unas reglas aceptadas explícita o tácita-
no explican totalmente la situación porque, si la mayor parte del cine español no mente y por un ritual de naturaleza sim-
obtiene su público, a pesar de los esfuerzos de la crítica institucionalizada, es porque bólica que intenta inculcar una serie de
vive ajeno a las sensibilidades y gustos de los nuevos públicos24. En ese sentido, resul- valores y normas de comportamiento por
ta interesante comentar brevemente el papel jugado por películas como las dos repetición, lo cual implica automáticamen-
entregas de Torrente, El otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002), Días de te una continuidad con el pasado (…) La
Fútbol o Crimen Ferpecto (Álex de la Iglesia, 2004) pues conectan, de distinta forma y peculiaridad de las tradiciones inventadas
en mayor o menor medida, con una de las tradiciones más vilipendiadas por la “Ins- es que la continuidad con el pasado es en
titución”: la “españolada”. No debemos olvidar tampoco que las “españoladas” de los gran parte ficticia (…) se trata de dar res-
años 60 y 70, a pesar de su nulo interés artístico, sí supieron conectar con el aire de puestas a situaciones nuevas que toman
sus tiempos; mientras que el film de “arte” o de “autor”, el que figura en las historias forma de referencia a situaciones anti-
del cine español, el que ha proporcionado la mayoría de las tradiciones legitimadas, guas”, págs. 13-14.
funcionaba en círculos reducidos o en el mercado exterior. 23. Y precisamente por esa razón, el
Evidentemente, cada una de las películas citadas merecería un análisis pormenori- film de Amenábar no necesita la legitima-
zado, pues no todas poseen las mismas cualidades estéticas, pero tienen varios pun- ción de la “Institución”, aunque esta se la
tos en común: por un lado, su aceptación popular y, por otro, su peculiar revisión de haya brindado “desinteresadamente”.
las formas del pasado. Como ya expuse en el anterior dossier de Archivos dedicado al 24. J.LL. F ECÉ y C. P UJOL : “La crisis
cine español, Torrente, el brazo tonto de la ley exhibía sin tapujos toda una colección imaginada de un cine sin público”, en
de referencias y guiños a las “españoladas”25. Por su parte, El otro lado de la cama, a L. A LONSO (coord.): Once Miradas
pesar de su apariencia de moderna comedia sofisticada que gira alrededor del inter- sobre la crisis y el cine español,
cambio de parejas, “no es más que una puesta al día fashion de las comedias del equi- Madrid, Ocho y medio, AEHC,
po Esteso-Pajares-Landa (al menos en lo que se refiere al tipo de humor): recorde- 2003, págs. 147-167.
mos, si no, los tópicos y los chistes sobre la sexualidad del macho ibérico que 25. M.ESQUIROL y J.LL. FECÉ: op. cit.
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