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CINE ESPAÑOL Y EUROPA
La evolución es con una continuidad lineal desde los 40 a los 80 pero para el público en los 90 este tipo de
películas llegan a su fin. Europa como contrapoder al cine norteamericano, pero también como espacio de
intercambio.
En salas especiales, revistas, instituciones culturales o universidades, pero sobre todo en festivales como
Cannes, Venecia, Locarno y Berlín este tipo de cine se ofrecía como una representación nacional dentro de
una red que se entiende “federal” en oposición a Hollywood.
Fue en esta red donde, a través de premios, los cines nacionales habrían de fundamentar su representatividad
nacional y obtener legitimidad artística –imprescindible cuando el público empiece a dar la espalda a estas
producciones.
“Hay menos cines, disminuye el número de estrenos españoles, los espectadores acuden menos veces a las
salas y, cuando lo hacen, prefieren ver cine extranjero”; José Luis Sánchez Noriega (2017: 53)
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-Declinación genérica con una reivindicación de lo castizo, modelos populares… que habían dado ya
una primera edad de oro a finales de los años cincuenta: Berlanga, Ferreri, Azcona…
-También de un tipo de cine que durante años había sido borrado de la Historia del Cine español:
comedias populares, terror, erótico etc. Del ‘landismo’ al fantaterrorde los años setenta.
-Almodóvar (¿Qué he hecho yo para merecer esto!, 1984) o Bigas Luna (Jamón, jamón, 1992)
ALEX DE LA IGLESIA
Director prolfico y exitoso que empieza con Acción Mutante y sigue con películas que juega con referentes.
Dentro de la historia del cine, encontramos una ruptura total de clasificaciones entre alta y baja cultura:
Acción Mutante como una ‘versión grotesca’ de Atraco a las tres (J. M. Forqué, 1962);
Adaptaciones de autores extranjeros como en Perdita Durango (1997)
La Comunidad (2001) como homenaje a G. Lucas, pero evidentemente emparentada con Un millón
en la basura (José María Forqué, 1965) o El pisito (Marco Ferreri, 1958).
Al mismo tiempo, son películas que nos hablan de otras influencias más allá del cine: televisión,
videojuegos, juegos de rol, música popular, fanzines…
Recepción
Estas obras serán esenciales para entender el éxito del cine nacional a partir de mediados de los años
noventa. Rechazo crítico (pese a la ‘diversidad’ tantas veces proclamada). Críticos que a lo largo de la
década seguían marcando el discurso dominante, nombres como Carlos Losilla, Carlos F. Heredero o Ángel
Quintana, venían a censurar en las voces renovadoras, en las que encontraban:
-un artificio alejado de la realidad,
-una falta de compromiso moraly
-una falta diálogo con la tradición cinematográfica nacional. hay dialogo con otras películas pero no
con las que quieren los directores.
Se aspira a otro tipo de público por lo que no tienen la expectación de una vacilación del extranjero. La
respuesta crítica negativa es interesante porque muestra los límites de la diversidad que se tenían
TESIS (1996)
Plantea una ruptura pero no es como las otras películas de las nuevas vulgaridades.
Augusto M. Torres: “policiaco de imposible comprensión”.
Carlos F. Heredero, ya con cierta distancia crítica, hablaba en 1999 de “modesto ejercicio de cineasta
primerizo” (35).
Carlos Losilla, poco después del triunfo de Tesis en los Goya, criticaba en los nuevos “realizadores” (no
directores) su poco apego realista. Tienden por ello a “utilizar la realidad que les rodea sólo como excusa
para ofrecer una imagen de su entorno en el fondo tan falsa como la de hace cuarenta años” al tiempo que
habla de “un simulacro de realidad que es también un simulacro de cine.” (1997: 37 y 41]
En El País (2.03.1998) con motivo de la publicación del volumen de entrevistas Espejo de Miradas
(Heredero, 1997), Ángel Fernández Santos comentaba, “hay muchos ejemplos en Hollywood y en las
sucursales europeas de la modernez, expertas en meter con embudo cromos y más cromos” (1998).
“lo que yo no me planteo en ningún caso es la innovación” (1997: 99). Ante ciertas reticencias de esta crítica
‘cinéfila’, subraya la importancia del diálogo con el público como elemento esencial de valoración,
restándole relevancia a la crítica como instancia prescriptora del gusto (1997: 100).
Cuando C. Heredero intenta situar al nuevo cineasta dentro de lo que parece una dualidad excluyente entre
cine de género y cine de autor, ya no es que Amenábar plantee un enfrentamiento con el ‘viejo’ cine
identificado como un cine de autor, es que la propia dicotomía parece ya superada por un nuevo marco
interpretativo en el que ambos términos no son excluyentes.
También deja claro que el cine nacional es, en el mejor de los casos, una de entre tantas fuerzas influyentes
en su obra, pero desde luego no la más relevante (Heredero, 1997: 94)
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UNA CINEFILIA POSTMODERNA
Enfatiza entre sus referentes el cine de consumo Hollywoodense, pero no ya aquellas producciones de la
época clásica base de la cinefilia tradicional (de los años treinta, cuarenta, cincuenta), sino su reinvención a
partir de los años setenta.
Cinefilia de una generación criada con películas de VHS y televisión, ha descubierto el cine lejos de las
salas, en superproducciones de Steven Spielberg, George Lucas, Joe Dante o John Carpenter, y que cuestiona
el canon hasta entonces asumido por la crítica dominante y la academia.
La cuestión del realismo(social), paradigma central en la cultura cinematográfica hegemónica desde hacía
décadas, no desaparecerá, pero habrá de ser canalizada bajo otros parámetros, bajo nuevas formas de
representación.
Pasamos a ver otras alternativas frente a las anteriores, que a lo largo de los 90 habían explorado formas de
cine más populares, asimilaban perspectiva de género cinematográfico (thriller, nuevas vulgaridades -
comedia y terror-), esenciales para que a finales de los 90, el público español joven se reencontrara con el
cine español, frente a la tradición de cine de arte y ensayo. En una época de diversidad, no solo son las
únicas formas de hacer cine, hay que mostrar algunas alternativas que cogieron fuerzas en estos años, que
intentaban revivir la estela del cine realista o de arte y ensayo, y en otros casos buscaban cine más comercial
(películas de evento) o ruptura con el mainstream (un cine docuemtnal, de vanguardia y cine de autor).
El puto de partida de estas cuestiones el texto de Quintana acuña el término de realismo tímido, obras de
finales de los 90 y principios de los 2000. Este critico hace un repaso del cine español de los 80, sin cine de
la modernidad en España, planteado que en los 90 hay nuevos directores que intentaban romper con el cine
tradicional. Su planteamiento conservador es crítico con estas películas de la post-modernidad (cine vacuo,
espectáculo, alejado de la realidad, de entretenimiento, pero no arte). A finales de los 90 hay propuestas que
superen la superficialidad del cine con un posicionamiento político y de la realidad. Le echa en cara a las
propuestas del realismo tímido, que la realidad quede limitada a un mero decorado sobre proyectar una
historia cerrada, pero sin plantear alternativas ni cuestionar la realidad que rodea.
Interesante de la critica de Quintana sobre los efectos de realidad, con elementos accesorios dentro de la
narración para dar impresión de realidad. Esto hacía el cine español que se vendía como realista (realismo
tímido), basándose en decorados y una historia basada en el guion (que termina con el happy ending). Esto
conectaba con el comentario de Cesare Zavattini, del neorrealismo italiano, que en su planteamiento inicial
intentaba hacer del acercamiento a la realidad, parte misma de la trama; esto trataba de defender Quintana de
lo que pasaba en España (una huelga se pasa como telón de fondo).
El cine de estos años se caracteriza pro gran variedad, encontramos otras propuestas significativas del cine
español que no están en el cine de realismo tímido. Cunado decae esta explosión realista en el cambio de
milenio, encontramos producciones de gran importancia, películas evento, que acaparan los taquillazos del
cine nacional. Apoyados por las televisiones y cadenas privadas (Antena 3, Telecinco, etc.), con rostros
conocidos y un quinto de la recaudación de las salas, que fue el motor principal para mantener las cifras del
cine nacional.
Las películas evento son otro tipo de cine, con otro tipo de distribución (de impacto), en base a una campaña
agresiva de promoción, con tiempos de exhibición cortos, que nos habla de un público ocasional y
dependente del evento. Se apoya en fuertes sinergias televisivas: financiación, promoción, explotación de
caras conocidas... Convenciones genéricas adaptadas, más allá de la transgresión que podían suponer en los
años 90 (de hecho, no es extraño como directores de la ‘postmodernidad’ o ‘vulgaridad’ se encuentren ahora
realizando este tipo de películas): comedia y acción suelen proporcionar el armazón narrativo; al mismo
tiempo, cultivan la inmersión de la mirada / cine de atracciones.
Una mezcla, única al cine del realismo tímido, es Mar adentro (2004), tomando un tema de relevancia social,
trabajando con las sinergias con el grupo de comunicación, con el debate público de la eutanasia, premiada
pen los Goya (cine de aspiraciones por tema acero, envuelto en una capa asimilable o disfrutable).