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Romanos 8, 18-21

“Los padecimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria


que ha de manifestarse en nosotros.”
Señor, hoy me recuerdas una verdad que no tengo siempre presente. A veces
pienso en la muerte, a veces por otro lado pienso en mi sufrimiento en el
mundo, compuesto por muchas causas: mis preocupaciones, los miedos, las
angustias… Pero no relaciono ambas cosas: el sufrimiento que vivo en el
mundo con tu gloria, con el tamaño de tu gloria, el gozo en el cielo. Y es una
comparación que es bueno hacerse. Si pusiera en una balanza mis problemas.
Mis sufrimientos en general. ¿Hacia dónde se inclinaría la balanza? Es bueno
hacerlo. Y quiero empezar haciendo una oración escrita, poniendo a tus pies
crucificados todo lo que me causa sufrimiento en este momento de mi vida.
Incluyendo: mis faltas, mi temperamento, mis carencias, pecados, esas cosas
que me alejan de Ti y no quiero soltar, mis faltas de perdón, vicios, malas
acciones y obviamente las circunstancias de la vida: económicas, emocionales,
laborales… Quiero poner ahí en mi cuaderno espiritual una palabra clave, por
cada origen de mis sufrimientos en la tierra. Tengo unos minutos de silencio
para hacer esta oración…
¿Qué puedo hacer Señor con estas cosas que me has entregado? Puedo
hacer varias cosas. Una, puedo decirte que sumo mi sufrimiento al tuyo Jesús,
para Ti no hay tiempo, está todo presente, y quisiera ayudarte a cargar la cruza
como el cirineo. Meterle el hombro a tu cruz, siquiera una astillita de tu cruz con
esta pequeña lista de lo que me hace sufrir. Ayudarte un poquito a tu esfuerzo
enorme por salvar a cada hombre, cada alma, y llevarla al cielo. Tomo un
momento para hacer esta oración en silencio…
Puedo decir algo más. Y es ofrecerte mis sufrimientos por mis propios pecados,
por mi gloria, porque la gloria que me espera en la otra vida, y por otros con
nombre propio. Cuando uno ofende a alguien, y después pidiéndole disculpas
le manda un regalito, así Jesús, quiero entregarte mis sufrimientos actuales,
sea por que yo mismo los cause o las circunstancias que me rodean. De todas
maneras, quiero ofrecértelos por el cielo que me tien es preparado o por el
cielo de otras personas que yo quisiera que llegaran y lo disfrutaran. Me tomo
un momento para hacerte este ofrecimiento.
Me sirven también mis sufrimientos para acordarme de lo que me tienes
preparado, esto puede mitigarlos. Yo no pienso que Tú quieres que yo sufra,
Tú me quieres feliz y es importante que yo te la ofrezca, y mis momentos
buenos. Pero la vida es la vida y los seres humanos contamos con el hecho de
sufrir, esos los tenemos asegurados, los padecimientos los tenemos
asegurados, no así la felicidad. Charles del que hemos hecho varias oraciones,
decía: “el paso por esta vida es como pasar una mala noche en una mala
posada, en un mal hotel”. Entonces quiero Señor que me ayudes a relativizar
mi vida aquí con los padecimientos que me trae. Ayúdame a mirar y entender
no solo el árbol sino el bosque, y ojalá desde arriba. Porque esto acá es un
soplo y yo no quiero jugarme la otra vida por ganarme aquí un momento de
placer, de felicidad… quiero tener la mirada puesta en Ti Jesús, y en la
salvación que ya has ganado Tú para mi. Dices, además:
“porque la creación está aguardando en anhelante espera la manifestación de
los hijos de Dios. Ya que la creación fue sometida al fracaso, no por su propia
voluntad sino del que la sometió. Con la esperanza de que la creación será
liberada de la esclavitud, de la destrucción, para ser admitida a la libertad
gloriosa de los hijos de Dios.”
Es increíble cómo la naturaleza, los seres humanos unidos somos en cierta
forma caos, desorden, dentro de un orden que Tú Padre has establecido, pero
tendemos al desorden, tendemos al caos. Tendemos al fracaso y lo puedo ver
claramente si dejo de cuidar un jardín. En un mes no quedará nada del jardín,
dejo de sacar la maleza y esta se comerá todo el resto. Dejo de cuidar mi salud
y esta no tiende a mejorar, sino a dañarse, y con los años vamos perdiendo,
nos vamos desgastando. Por eso debemos estar súper atentos para cuidar lo
que hay alrededor nuestro de ese fracaso, y esto es por el pecado original.
Pero me llenas de esperanza Señor, porque a pesar de que por el pecado
original fuimos sometidos a ese fracaso, también estaba planeado la libertad y
la gloria, el salir de esa esclavitud. Yo soy tu hijo Padre mío, es una herencia
para mí. Tengo una libertad relativa, pero me espera una completa, la gloria. Y
yo quiero confiar en esa gloria que Tú ofreces, quiero confiar, confío en Ti
Señor. Voy a hacer un momento de oración, de contemplación. Imaginando
primero el caos de la naturaleza, la tendencia al fracaso en el sentido dicho, e
imagino después tu gloria. Y me entrego Señor, a tu gloria con la confianza de
quien espera con fe y te pido que me ayudes a llevar mi cruz pensando
también en esa gloria. Tenemos un momento de oración para esta
contemplación…

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