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ENSAYO
LAS IDEAS PEDAGÓGICAS DE ROUSSEAU Y SU INFLUENCIA EN
LA CONSTRUCCIÓN DE LA MODERNIDAD
Rousseau, quien nació en Ginebra el 28 de junio de 1712, fue un hijo fiel y a la vez
profundamente crítico de su época: el Iluminismo. Es la época del siglo XVIII, el
Siglo de las Luces, del despotismo ilustrado, de la Enciclopedia, de los cambios
que anunciaban una transformación profunda, radical, mucho mayor: la de la
Revolución Francesa de 1789. Después de tantos siglos de permanecer hundida
en las profundidades oscuras del dogmatismo, la humanidad estaba saliendo del
foso y se aprestaba a arrojar la luz de la razón sobre los horizontes del mundo. En
este sentido, la única luz válida es la que proviene de un examen de las cosas
realizado con ojo crítico. La verdad deja de estar sujeta a los designios de la fe y
sólo tiene cabida en el universo infinito de la razón. Sólo las cosas que se someten
a la razón y pasan su prueba son aceptadas como verdades.
Era la época de los grandes pensadores como Voltaire (1694-1778), quien formó
parte del Círculo Parisino de los Libertinos y fue encarcelado once meses en La
Bastilla, uno de los creadores del realismo: ver el mundo como es y no como
quisiéramos que fuera, sin recurrir a justificaciones artificiosas. Diderot (1713-
1784), a quien se le confió en 1745 la dirección de la Enciclopedia, o Diccionario
razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios al cuidado de una sociedad
de hombres de cultura. Helvetius (1715-1771), quien sostuvo que el hombre genial
no es más que el producto de las circunstancias en que ha llegado a encontrarse,
y entonces todo el arte pedagógico consiste en poner a los sujetos en un conjunto
de circunstancias idóneas para desarrollar el intelecto y la virtud. Condillac (1714-
1780), quien plantea que las funciones intelectuales son un reflejo de las
sensaciones, de manera que hay que dar importancia a la educación sensorial y
activa de la infancia. Y Rousseau, quien critica a la razón cuando se separa de los
sentimientos y propone una vuelta al estado natural del niño. De los pensadores
más importantes de esa época, es Diderot quien se coloca a la izquierda,
planteando que la educación ha de ser para todos y no sólo para los privilegiados,
ya que se trata de un bien para la humanidad y uno de los presupuestos para la
mayor difusión de las luces de la razón. Veía en la educación una manera de librar
a la sociedad no sólo de la ignorancia, sino de la explotación. “Es más difícil
explotar a un campesino que sabe leer que a un campesino analfabeto”, afirmaba.
La iluminación de la conciencia pasa necesariamente por la escuela y por la
democratización de ésta. El derecho a la educación se convierte en uno de los
pilares en la lucha por la igualdad de los hombres.
La educación del niño empieza de hecho al nacer; antes de saber hablar; antes de
comprender lo que se le dice, el niño está siendo ya educado a través de la acción
de la experiencia que es anterior a todas las lecciones que el niño pueda recibir.
Las sensaciones son los primeros materiales del conocimiento. El niño tiene que
formar sus primeros conocimientos en el plano de las sensaciones que lo ponen
en contacto inmediato con las cosas y no a través de explicaciones que es incapaz
de comprender. De esta manera, se podría hablar de una especie de razón
sensitiva. Las sensaciones se convierten en ideas y posteriormente forman parte
del universo racional de la conciencia. Otra de las grandes aportaciones que hace
Rousseau es en relación con el aspecto significativo del conocimiento. Toda
educación debe partir del interés del sujeto que se va a educar, en este caso el
niño. Toda enseñanza, si se quiere que enseñe realmente algo, debe responder a
la curiosidad y a las necesidades del niño; debe ser una respuesta a los
problemas que él se plantea o que a él se le plantean; debe ser deseada y
aceptada con gusto. De esta manera, la educación sería el procedimiento por el
que se da al hombre todo lo que no tiene al nacer y necesita para la vida. Las
cosas educan en la medida que hay una experiencia sobre ellas. Si el gran
descubrimiento de la psicología de Rousseau es el niño como ser distinto del
hombre, uno de los grandes hallazgos de su pedagogía es la consideración de los
intereses y la capacidad de aprendizaje del niño.
Con todo y que desde hace varias décadas la lucha por la democracia y la libertad
ha sido parte de nuestra realidad cotidiana, la escuela se ha mantenido al margen
de estos procesos. Los avances democráticos que hemos tenido, con todo y que
han sido limitados y que han sido los partidos los principales beneficiados, no han
permeado los muros de piedra que rodean las escuelas. En su interior se sigue
enseñando como en la época de la escuela tradicional. El niño ha sido desplazado
por el programa, el maestro lo hace todo; las condiciones en que se organiza y
funciona la escuela no son las apropiadas para generar un ambiente de confianza
en el niño, una atmósfera de libertad. Y las reformas educativas que se han
impuesto desde sexenios atrás no tocan a la escuela para promover su
transformación democrática y conformar un paradigma pertinente a nuestro mundo
actual en el que la posmodernidad deje de ser una incertidumbre y se pueda, a
través de la educación, cuestionar nuestro mundo de vida y transformarlo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Espasa Calpe.
Madrid: EDAF.
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LaFilosofiaDeLaEducacionDeRousseau-4172907%20(1).pdf