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CAP.

IV] LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL 99

lo de la democracia, tanto en las instituciones políticas como


en las costumbres sociales, fué para él una sorpresa no ente-
IV ramente agradable, pero ·sí una lección provechosa. En su
LA DECLARACióN DE LA INDEPENDENOA diario dejó anotadas sus impresiones del país. Aunque era
INTELECTUAL hombre de amplias lecturas, carecía de ambiciones literarias;
[ 1800 - 1830] sin embargo, el diario que llevó - extraordinario documento-
lo coloca en una posición única dentro de la literatura hispa-
noamericana.1 Recoge en él cuanto dato pueda serle útil,
HEMOS visto que, bajo la aparente inmovilidad del sistema anota cuanto rasgo personal, cuanta costumbre le llama la
colonial, había en la América hispánica una anarquía latente. atención en las regiones que visita. Sus comentarios son breves
En lo político, se traducía en las conspiraciones y alzamientos y agudos; muy a menudo, también, enteramente imprevistos.
que ocurrían de tiempo en tiempo. Las últimas y más impor- Anota fríamente }a delirante admiración del pueblo norteame-
tantes rebeliones en el siglo xvm fueron la insurrección de ricano por Washington, ese "hombre afortunado", en quien
Túpac Amaru, un descendiente de los Incas, en el Perú "las producciones y hechos de tantos individuos en América
(1780), y ~l leyantamienco de los comuneros en Nueva Gra- reflejan sobre la independencia y concentran como en el
nada ( 1781). Por aquel tiempo se había proclamado la inde- foco". En realidad, Washington no parece llenar enteramen-
pendencia de los Estados U nidos, y nuevas doctrinas políticas te su ideal de grandeza: tal vez su ideal fuese demasiado latino.
se difundían por las colonias hispánicas, principalmente a tra- No tiene muy alta opinión de Lafayette; encuentra al héroe
vés de los libros franceses, que se leían con no mucho secreto. francés demasiado inquieto. Le agrada la universidad de Y ale;
Montesquieu, V oltaire y Rousseau se contaban entre los au- los ejercicios de oratoria de los estudiantes le parecen "mé-
tores de mayor influencia. En esto vino la Revolución fran- todo excelente para acostumbrarlos a hablar en público". Cree
cesa, que espantó y llenó de sorpresa la imaginación de los que el Harvard está "más bien calculado para formar clé-
coloniales; sólo unos cuantos alcanzaron a discernir sus prin- rigos que ciudadanos hábiles e intruídos". Le parece "cosa
cipios esenciales. Antonio N ariño ( 17 6 5-182 3), de la N ue- extraordinaria" que no haya allí cátedras de lenguas vivas, y
va Granada, vertió al español la Déclaration des droits de subraya la desnudez de los cuartos de los estudiantes y la fru-
l'bomme, la hizo imprimir secretamente (1794) y la distribu- galidad de sus comidas. Atribuye atinadamente la prosperidad
yó en toda Sudamérica. de la Nueva Inglaterra a la. industria de sus habitantes y al
El movimiento que, andando el tiempo, llevaría a las gue- estímulo que les da su libertad. Pero pone dos objeciones a la
rras por las que la~onias se convirtieron ~n naciones li- constitución de Massachusetts, que discutió ampliamente con
bres puede remontarse a los años de 17 81-17 82, en que ya el Samuel Adams:
extraordinario precursor Francisco de Miranda ( 17 50-1816)
mantenía correspondencia con los descontentos aristócratas La primera fué, cómo en una democracia cuya base era
venezolanos. Por aquel tiempo era miembro de la expedi- la virtud, no se le señalaba puesto alguno a ésta, y por el
ción naval enviada por Carlos III de España para ayudar a contrario, todas las dignidades y el poder se daba a la Pro-
los Estados Unidos atacando las posesiones inglesas; había sido piedad, que es justamente el veneno de una República seme-
uno de los vencedores que entraron en Pensacola en mayo jante. -El otro fué la contradicción que observaba entre
de 17 81, y en Nueva Providencia, entonces capital de las Baha- admitir como uno de los derechos de la humanidad el tri-
mas, en mayo de 1782. Tras esto, rompiendo los lazos que le butar culto al ente Supremo del modo y forma que le pa-
unían a España, pasó a los Estados Unidos. Allí, el espectácu- rezca, sin dar predominancia por Ley o Secta alguna; y que
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después se excluía de todo cargo legislativo o representativo que fracasó. En 1810 volvió allá como jefe reconocido. Fra-
al que no jurase ser de la religión cristiana!: graves solecis- casó de nuevo, y acabó sus días en la prisión, en España.
mos, sin duda.

Hizo innumerables amigos. Stiles, el presidente d e Y ale, le . i\1iranda _d esapareció poco tiempo antes de que su plan de
llamó, e11 el estilo oratorio de aquellos tiempos, "hombre ilus- independencia trl\mfase. Cuando Napoleón invadió España
trado y fl:imígern hijo de la libertad". John Adams dijo que en 1807, las colornas se encontraron en una situación contra-
se había puesto tan "de moda" en los Estados Unidos el ad- dict?ria: _no qu_:rían aceptar el _gobierno napoleónico, pero no
mirarlo que en todas partes se creía que "sabía más de cada habia en Espana un rey espanol; tanto Carlos IV como su
una d: las cam pañas, sitios, batallas y escaramuzas que habían prest~nro ~eredero'. Fernando, habían abdicado y emigrado.
¿Que habrn ocurrido con la soberanía? La teoría moderna
ocurndo en toda b guerra [ de la independencia norteameri:-
cana] que cualquier oficial de nuestro. ejército o cu;;k¡uier -moderna al menos en su _forma- de la soberanía del pueblo
estadista de nuestros consejos". Se ie consideraba "hombre se mezclaba, en el pensanuenro de muchos coloniales con la
ó conocimiento universal. . . de gran sagacidad, espíritu in- única tradición de autonomía que conocían, la tradi~ión es-
quisitivo y curiosidad insaciable".2 En E uropa, muchos años pañ?ia del gobiern:o municipal. · Se convocaron reuniones dt
despu-és, Napoleón le llamó, según la duquesa de Abrantes, cabildo en las capitales coloniales. Esto constituía de hecho
"un Don Quijote, con la diferencia de que no está loco". "Ese una revolución, y fué el nombre que tomó en Buenos Aires
hombre -añadió-- tiene un fuego sagrado en el .1.l.ma." ( n11yo de 1810). Nominalmente, sin embargo se mantuvo
En los Estados Uni<los sus planes para la independencia la fidelidad a la Corona, y la mayoría de las c~lonias envia-
de Hispanoamérica tomaron forma defin:it:iva. NLmtuvo lar- ~on ~epr esentantes a las Cortes qt:e se reunieron en Cádiz
1

gas conversaciones acerca de ellos con A lexander Hamilton 1.seotmnore de 1810) para reoraamzar
l b - a F.·•soa1-1a
i rr,1'<"n ~Lf'"' h ·- -•.#. r..lv .... l

y Henry Knox. Después, en Inglaterra, cuya ayuda buscó, chaba ~ontra la invasión. Aquella famosa asarnb!ea no foé
se los expuso a Pitt. La Grnn Colombia, como llamaba a la menos 1mport~nte J:ª~ª nuestra historia intelectual qnf! para
América hispánica, desdé las fuentes del Mississippi hasta nuestra h1sto~1a palmea. Muchos de los diputados elegidos
el Cabo de Hor nos, h·-.bría de convertirse en una aran na- por l~s colonrns eran hombres d.e letras que allí desplegaron
ción, bajo un monarca constitucional, que sería llam~do Inca :nsospechada.s ·dotes de elocuencia y lucharon en favor de la
y se elegiría entre los descendientes de los anriguos gober- mdependenc1a .Y el progreso intelectual. Sus pabbras provo-
nantes del Perú. Se revivirían y adaptarían las instituciones caron, en ocas10nes gran revuelo, especialmente las del Inca
indias, en la medida de lo posible, dentro de los usos moder- Yupanqui, del Pe~~1, y las del incisivo- orador -el mejor de las
nos; los senadores r'écibirían el nombre de c,iciques. Muchos Cortes- Jase Mepa (_1777-1813) , del Ecuador. "Un oueblo
años pasaron antes de que recibiera la ayuda que buscaba. que oprime a otro no p uede ser libre", dijo el Inca. Y JVl ejía:
Mientras tanto, había viajado a través de tod o el continente
europeo, desde Turquía hasta Suecia, se había hecho amigo ~e habla de revolución, y que eso se debe desechar. Señor,
de Catalina la Grande de Rusia y recibido de ella muy ú til yo s1entd, ~o el que haya de .haber revolución, sino el que no
ayuda ( 17 87), había servido como general de la república 1~ haya hab;do. Las palabr~s re-volució7l, filosoffo [ quiere de-
francesa. y tomado Arnbercs (1792), y había sido injusta- ~1r, po-r sup\1esto, pensamiento filosófico liln·e I,: -tibe1:t.z,cl e
mente encarcelado en P arís en cuatro ocasiones; la primera, mdependencut, son de u~ mismo carácter: palabras que los
que no la~ conoc7n la~ miran como aves d~ ryi'al agüero, pe1·o··
por haber incurrido. en la enemistad de Robespicrre. Final-
los que t,enen OJOS, Juzgan; yo juzgando j:iigo, que es un .
mente, en 1806, condujo su primera expedición a V enezuela, dolor qne no haya en España revolución,3·:¿ ;:
l, -.)
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102 LA INDEPENDENCIA INTELEcnJAL (CAP. IV CAP. IV] LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL 103

Las guerras de independencia comenzaron en las colonias empezado a leer autores ingleses tanto como franceses · se tra-
españolas en 1810; las últimas batallas se libraron en 1825.4 ducían o cit~ban pensadores tan opuestos como To~1 Paine
El Brasil se hizo independiente en 1822, sin grandes luchas.5 y Adam Smith y, por supuesto, los estadistas norteamerica-
En estos movimientos, muchos de los jefes -además de Nariño nos, vVashington, Jefferson, Madison y John Quincy Adams.
y de Miranda- eran hombres de educación filosófica y lite- En la Argentina, Mariano Moreno ( 177 8-1811) y Bernardo
raria. La literatura desempeñó un papel ancilar en su acti- de Monteagudo ( c. 1787-1825) expresaron sus ideas políticas
vidad política; en realidad, la había anunciado ya, en los es- en excelente prosa; Moreno era dueño de una sintaxis corn-
critos de hombres como Baquíjano y Espejo. Los periódicos plej_a y arquitect~nica, Monteagudo de una expresión concisa
y folletos fueron instrumentos esenciales en sus campañas. y :71~orosa. El ~ ismo Bolívar (1783-1 83 0), el más brillante y
La difusión de las nuevas ideas, y la "ilustración" y educa- or~g~~al de_ l?s libertadores, el Libertador por excelencia, es-
ción del pueblo, en oposición a la cultura r estringida y an- cnb10 un idioma claro y !Ívido. Sus mej ores páginas son
ticuada que había prevalecido en los tiempos coloniales, jun- probablemente las de su discurso ante el Congreso de An-
tamente con la perfección de la libertad individual por la gostura ( 12 de febr~ro .~e 18 l 9), con 9ue presentó el. pro-
abolición de todas las formas de esclavitud y servidumbre, yecto de ~na_const1tuc10n ?echo por el mismo y por Zea
se concebían como concomitantes naturales de la libertad para la repubhca ~fo Colombia. En sus cartas hay pasajes sor-
nacional. prende~ues, especialmente la "profecía" escrita en Jamaica ( 6
Miguel Hidalgo ( 17 5 3-1811), el cura de Dolores, había de sepuembre de 1815) . Escribí? hasta una especie de poema
traducido a Moliere y quizá a Racine para representarlos ante en prosa sobre ~u subida al Chimborazo. 6 Y José Bonifacio
sus felio-reses
o indios, a los que
- babia enseñado a fabricar seda, de ~ndrada e Silva (17 6 5-18 38), el que movió los hilos en el
cerámica y ladrillos. Después de haber dado al pueblo de curioso proceso de la independencia brasileña, era también
.México la señal de la rebelión ( 15 de septiembre de 181 O), el hombre d_e _l,etras mejor_ informado de su país, y, cuando
decidió publicar un periódico, El Despertador Mexicano, menos en opm1on de Afraruo Peixoto, el promotor de su auto-
el 20 de diciembre del mismo año; su director fué otro nomía literaria.7
sacerdote, Francisco Severo Maldonado (c. 1770-1832), una
especie de sociaEsta nato. Camilo Henríquez (1769-1845), 1 El d~seo?e independencia intelectual se hace explíci-
"el Fraile de la Buena Muerte", fué el prin1ero en reclamar to por vez pnmera en la Alocución a la Poesía de Andrés
la independencia para Chile e hizo de ello motivo de sermo- 1 Bello (1781-1865), la primera de sus dos Silvas america-
nes, poemas, dramas, panfletos y artículos. Dió a su país su l
1 nas.ª Bello había ido a Inglaterra en 1810, junto con Bolívar
primer periódico, La Aurora de Cbile (1812-1813); su apa- e1;1, represen~~ción de los patrio~as de Venezuela. Su Alocu~
rición produjo tal entusiasmo que, según su contemporáneo 1 ct~~ ap:irec10 co~o una especie de programa editorial ( ¿y
1
Fray Melchor Martínez, los hombres corrían por las calles qmen, s: 1:º ui: ~1~panoamencano, habría hecho otro tanto?)
con el periódico en la mano, paraban a cuanto amigo encon- en las pagmas 1ruc1ales de una revista que él y el colombiano
traban, leían y releían su contenido, y se felicitaban de su Juan García del, Río (17?4:1?56) publicaron en Londres,
buena suerte, confiando en que la ignorancia y la ceguera en 1823, con el titulo de BJblioteca Americana. Muchos años
en que habían vivido desaparecerían y dejarían lugar a la ilus- después, el argentino Juan María Gutiérrez crítico e histo-
tración y a la cultura, que harían de Chile un país de hombres riador de !a cultura, repro~ujo el poema co~o introducción
sabios. Es significativo que el padre Henríquez, en su defen- de~l~ratona en n~estra pnmera g 7an antología, la América
sa de la libertad de prensa, citara la Areopagftica de i\llilton; poetica (Valpara1s0, 18.q.96) . Comienza con una invocación
hacia fines del siglo xvm nuestros hombres de letras habían a la musa en seis versos de silva, en los que el juego delicado
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el algodón despliega al aura leve
de las vocales da fresca calidad a las viejas imágenes pasto-
las rosas de oro y el vellón de nieve. ..
riles.9 Requiere a la musa para una "vuelta a la naturaleza",
invitándola a que abandone Europa, la "c11lta Europa", "re- ... el maíz, jefe altanero
gión de luz i de miseria", l'que rn nativa rustiquez desama", y de la espigada tribu . . .
vuelve a la "grande escena" del mundo de Colón, . .. el cacao
cuaja en urnas de púrpura su almendra . . .
do viste aún sn primitivo traje el ananás sazona su ambrosía . . .
la tierra . . .
A veces cae en conceptos un tanto enr edados, al viejo estilo
Como Emerson en su conferencia sobre The American Scho- de Góngora y -Caldtrón, religuia de sus gustos de adoles-
lar (1837) , piensa que "hemos prestado demasiada_a~enció~ c_ence.w Por lo general, su _v:rso es más elocuente que poé-
a las cortesanas musas de E uropa". Procedr. a dcscn_b1r la _n- nco, al menos para la sens161lidad de nuestros días. Acaso
queza natural del Nuevo Mundo y la proeza de los hbertado- necesitamos en la América hispánica un crítico de la escuela
res, que estaban iibra~do aún su ~ll~ima campañ~. Er~n éstos de T. S. Eliot que nos haga \'Olver a gnstar las virtudes de
nuevos temas de poes1a. Las pac1f1cas som?ras 1mpenales _de nuestros escritores neoclásicos del siglo xvm y de principios
V irgilio y Horacio son sus gt!ías en ~st~ mtento revoluc10- dd x~x. Lo cierto es q?e, si Bello e'.>cribe aquí y ,1llá versos
r1ario, juntamente con los escntores d1ec1ochcscos que hacen prosaicos, con frecuencia alcanza una concisión de palabra
literani ra de los ternas ciendficos: camino prometedor del muy efectiva dentro de la tradición latina de lo sentencioso. 11
que por desgracia nos hemos alejado. De s1.: estilo se ha di- N? _es~ribió Bello muchas ~oesías originales. Espíritu muy
cho que es clásico, ccn~ebido dentro del molde rom:.mo, con ong!nal, como ve~emos, terna mis de erudito que de poet:l.
1.m toque del aroma nanvo de nuestro suelo. Cunoso de toda literatura, traduj o o imitó muchos cipos de
La Biblioteca Americana apareció sólo durante 18 23. poesía, des?~ Planto y los ~ibelungos ksta Byron y Hugo.
En 1826 Bello y García del Río comenzaron otra revista., el S 1-1 traclucc1on del Orlcmdo mnanwrato de Boiardo goza fama
Repertm\o Americano. Éste duró hasta 1827 y public~b:.1, de ser 1~ mejor versión española de nna epopeya italiana. 1 ~
como la Biblioteca artículos sotre temas mu •J d1versos, ,:1en - E n ocasiones _toma un poema de nna lengua extranjera y lo
' ., adapta a las cir~:m~tancias de su p.ropia vida. El ejemplo más
cias naturales, puras y aplicacb.s. historÍ:,. y arqueol?gfo, po-
lítica y ~conomía, educación y gran'.itica, ane y literatura. notable es su nf acm:ento ( 184 3) de La priere pour tow de
Como hl Biblioteca, también publicó en sus páginas iniciales J
Víctor H~1go 1830) .. Fué nada menos que /Vlenéndez y
1111 poema de Bello La aa-riculturr1 en la zona tórrida, segun- Pelayo qmen dlJO que_ ei poema de Bello es m ás hermoso que
- ' ..::, . . ....
el hermoso poem_a de Hugo. A mi juicio, el poeta francés que-
da· de sus Silvas arnericmuts. Aquí vuelve a pmtar, con ma-
yor detenimiento que en la Alocución, la riqueza na_cural de -~as da muy por encima en la primera parte, auténticamente ins-
·tierras tropicales, esa zona "que al sol e?amorado c1rcu_1~scnoe pirada, de La prih_'e_pour taus, pero las nueve partes siguientes
el vago curso", y esboza un futuro prospero para las ¡ovenes abundan en repeticiones. Bello utilizó sólo las cuatro orime-
naciones si están dispuestas a consaarar sus esfuerzos al cul- r~~~ ~iguiendo un rrocedimiento que nos parece exc/año y
t ivo del ~uelo. Concluída ya la gnerr~ de independencia, Bello d~n~il ?e reconstrmr: no parafrasea el poema verso por verso,
tiende la mano, franca y desarrr.ada, a los español~s. . m_ s1qmer~ e~trofa por estrofa; comp?ne su obra_ con pensa-
Sus famosas descripciones de _las pl~n~as, lo mismo nat~vas m ientos e 1magenes tomados del frances y a menudo colocados
que aclimatadas, que ~recen en t?s trop1c?s son una cunosa en diferente orden, añade multitud de detalles nuevos con
1
mf:'.z.cla de detalles re~hstas y alusiones clas1cas: continuas referencias a su propia vida -tales como la men-
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ción a su hija muerta, Lola- y co~cluye con dos ~st:ofas muy edición y estudio del Poema del Cid, tarea que comenzó en
personales en que habla de su ve¡ez y de la prox1rmdad de la Londres _en 1827 y terminó en Chile el año de su muerte,
,. emprendió, con bastante éxito, la restauración del texto del
muerte. E l tono del poema es enterame1:te distinto. En ~ugo,
el poeta es un padre, pero un hombre ¡oven; cuando pide a siglo XII partiendo del manuscrito del xrv; con buen sentido
su hija que ruegue por todos los hom?~es, lo hace c~n- toda la aceptó la irregularidad de la versificación como evidente· des-
exuberancia de la juventud, tanto hnca c?mo ~etonc_a; Su cubrió las influencias de la epopeya francesa; rastreó la; ver-
poema está escrito al caer la tard~, y nos de¡a la imp;es10n de sio;1e_s pro~if~c~das de los primitivos poemas españoles en las
una brillante puesta de sol en primavera. Bello habia pasado cromcas h1Stoncas y sostuvo la precedencia de los cantares de
a de los sesenta cuando tuvo la idea de rehacer el J.ooema para gesta extensos sobre los romances breves. Por último, en su
Y I
Gramática de la lengua española (1847) y en sus Principios
su hija menor, y según va~os leyéndolo ;ncontram?s en el
esa claridad mezclada de tristeza del crepusculo atonal. No de ortología y métrica (1835) fijó el estudio de la lengua y de
existe aquí la complicada sintaxis lat~nizante y la ten~encia en su poesía sobre una base de hechos que una ciega adhesión a
ocasiones epigramática de su obra prunera. Su verso nene aho- los modelos latinos impedía ver, en los. últimos tiempos, aun
ra un ritmo lento y una limpidez de estrella.13 . . ~ua~do los wamáticos y p~o~ódicos del siglo xv, N ebrija y
E n el terreno de la erudición, la obra de Bello es de cali- 1
Encma, habian tomado ongmalmente el buen camino. La
dad excepcional. Nacid? en_Caracas, disfr_utó en e~a ciuda? de · Gramática de Bello sigue siendo, cumplidos los cien años,
.una educación extraordinanamente amplia. Babia estudiado 1
la más completa descripción sincrónica de nuestra leno-ua
0
y
los clásicos, filosofía y leyes; a ~sto aña~ió el estud~o de las " una de las mejores de cualquier idioma moderno. 1 º
ciencias naturales, que acrecentana a traves de ~u amistad c~n
Humboldt.1-1 En Londres (1810-1829) conocio a James M1ll Amigo de Bello y nacido en G uayaquil, José J oaquín de
y a Lord Holland, entre otros hombres distinguidos, y fr_e- Olmedo (1780-1 847) fué el poeta que cantó en versos so-
cuentó el Museo Británico. De Inglaterra fué llamado a Chile noros las últimas batallas de nuestras guerras de independen-
( 1829) , donde actuó como consejer? legal del &~bier,no. en cia, las victorias de Junín y Ayacucho. Su oda en loor de
1
asuntos exteriores y en parte reorgaruzo la edu~ac1on publica, Bolívar lleva por título La victoria de Junín (1825); en ella
especialmente la Universidad,.....~e ~a que_f~é pr~s1dente en 1843. el espíritu del Inca Huayna Capac anuncia la mayor y deci-
Fué el principal autor del C:ºdi~o Ovil _c~:leno (1855), ~l siva victoria de Sucre en Ayacucho. Aun cuando Olmedo
primero orio-inal en este hem1sfeno, y escnb10 uno de los pn- escribió dentro de la manera clásica, y las apariciones seguían
meros tratados sobre derecho internacional en que junto a la estando de moda, ésta del Inca ha despertado objeciones. Una
teoría se estudiaba buen número de tratados y casos reales ~e ellas es que el emperador peruano celebra a Bolívar como
( 183 2) . En su Filosofía del entendirniento sigue una. ruta libertador de su raza. ¿Perseguía Bolívar - dicen- la restau-
intermedia entre las muchas islas tentadoras del pensanuento ración del imperio inca, o el establecimiento de una nación
ino-lés acercándose unas veces a Hume, otras a Berkeley o a moderna cuyo_idioma oficial habría de ser el español y no
H~milton, y anticip~nd~ en oc_asion~s a John ~;uart M~ . .En el quechua? Sabemos que Bolívar no pretendía semejante
sus detenidas investio-ac10nes hteranas proced10 con ongma- restauración, si se exceptúa la reconstrucción puramente si.m-
lidad y atrevimiento~ Demostró el origen latino_ medieva~ ~e bólica del templo inca de Pacha Cámac; pero también sabe-
la asonancia ' considerada entonces como. exclusiva pecuhan- mos que Miranda había soñado algo muy semejante, y que
/ . '· . algun?s de los dir~g~ntes posteriores ( el argentino Belgrano,
dad de la poesía española, y probo su ex1stenc1a en ~l anuguo
1
francés apoyándos; en poem~s que leyo en manuscn;~s cuan- por e;emplo) acariciaron proyectos por el estilo. Cabe toda-
do aún no se babia editado la Chanson de Roland. En su vía señalar que se esperaba que la liberación de Sudamérica
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del dominio español habría de traer no sólo la independencia para la literatura. Tenía, además, el hábito clásico de reto-
política p·ara la comunidad, sino también la libertad personal c~r y pulir continuamente sus poemas, buscando con frecuen-
de los indios, muchos de los cuales permanecían aún_ bajo una cia el consejo de ªII:igos erndi~os. Nos dej ó unos cuantos, no
esclavitud leaalrnente disimulada. En la mayoría de las co- muchos, vers?s de circtmstancia sin mayor interés, y muy po-
lonias constifuían la mayoría de la población. Habían pla- cos po_emas importantes aparte de La victoria de Junín: la
neado seri::is rebeliones en el Perú: una; cuando menos, con sobe-:bia oda al vencedor ~e Miñarica (18 35), la oda preio-
cada siglo. Olr~edo mismo h_abí_a hablado c~ntra _la mita! el p~r~ian~, ( 1817) 1 un m~u$o en el nacimiento de su primc-
tributo que <leb1an pagar los 1~d~os, en s_u umco discurso _un-
1

genito ( ¿Ta_nto bien ~s vivir? ... ") y una traducción en verso


portante ante las Cortes de Cadiz. Mariano Morc~o, el ¡e~e de las tres pnmeras ep1stolas del Ensayo sobre el Homb,(', .de
de la Revolución de Mayo (1810) en Buenos Aires, l~ab1a Pope.20
escrito su t esis para el grado de doctor ei: }eyes en 1~ ~rnver- . Con B~llo y. Olmedo, el .éx:~to j nstificó el esfuerzo cons-
sidad de Charcas ( 1802) sobre la prestac10n de servic10s per- c~enre h~c1a la 1~dependenc1a _1i:1tel~?tual. No introdujeron
sonales de los nativos. San Marcín, dirigiéndose a los arau- runguna mnovac10n en la vers1ficac10n o el estilo, foe,a del
canos arcrentinos en 1816, y oara hacerles entender su uso de palabras indígenas, cuidadosamente enmarcadas den-
campaña de independencia, les_ di 10: "Yo .ta~b_ién soy indio" tro del más castizo español. En sus descripciones de la natu-
(lo que literalmente no era cterto). La Jusnc1a para con el ral~za, en ~a~~bio, sí había novedad, y quedaron co~o con-
indio- foé uno de los ideales del movimiento de independen- q~stas defmmvas. ;n nuestra búsqueda de expresión. Nuevo
cia. El fracaso, a lo largo de todo el siglo x1x., de conver:ir fue en ell?s, tamb1en, el hecho de dar voz a propósitos 'JOlíti-
este ideal en realidad, nos dejó ese problema como herenc~a. cos y sociales en _s;i poesía. '(, en la vida _pública contrlbnye-
Bello no desaprobó la visión de Olmedo_; por el con:rano, ron1 a la formac101: ,de las JOve~es naciones, especialmente
en el Revertorio Americano ( 18'26) elogia la profecia del Be~~' que des~mpeno el papel mas destacado en la reorgani-
Inca y el' coro de las vírgenes ~acerdo:isa~ del Sol, qa~ _invo- zac10n de la vida cultural de Chile.
can b avnda de su luminos::> Dios. El indio y sus trad1c1ones,
le misrn~ que las peculiaridades de la Naturaleza. en el Nue~o _Bello y Olmed?, el mexicano Andrés Quintana Roo ( 1787-
Mundo, !1ombradas a menudo con ·vocablos natl\"Os, estuvie- 18)1) y el argemmo J uan Cruz Varela ( l 794-1 839) fueron,
ron siempre presentes en _s;1s pr?pias SilvaY ,mlericmw~: un entre otros muchos, los poetas de la independencia consn-
larao pzsaje de su Alocucion refiere la leyenda de Hmtaca, mada. 2_1 José Marí_a Heredia (1803-1839), de Cuba, lo fué
di;,a de las aauas, y Nenqueteba, hij a del Sol, en Bogotá. de la mdependencia frustrada. Como Dominao del íV!onte
Dicho sea en pocas 'palabras, el indio había llegado a cobrar (18_~4-18?3), la otra ·gra11 figura literaria cubaia de su gene-
tanta importancia en lo literario como en lo polírico. 17 rac:on, vmo al mundo en el seno de una familia distino-uida
Cualidades de La victoria de Junín son el sentido de la em1grada de Sanco_ Doi:ningo, país que atravesó una ºcrisis
estructura y desarrollo -con frecu_en~~a llamado pindárico-:-, des~s,trosa con las mvas10nes de los esclavos insurgentes de
el don <le la rnetáfora y de la descnpc1on, y la redonda plem- Ham, y -~ue a causa de ello perdió m uchos de sus hombres
tud del verso. Olmedo poseía ese os magna sonatu-rzmz, patente de po~1,c10n Y: cultur~. La corta vida de Héredia fué una
en la metáfora onomatopéyica inicial del trueno, que es una proces1on de 1:1fortumos. Su padre, José Francisco Hcredia
reminiscencia del caelo tonantem horaciano.1 8 (17716- 1820),_ ¡u~z de gran probidad y sentido común, des-
La oda es de una extensión desusada (pasa de los novecien- ~rozo su propia vida tras varios años (1 81 1-1818) de esfuerzos
tos versos) pero, fuera de eso, Olmedo escril>ió bien _poco. mfruc~osos en Venezuela, durante el período revolucionario,
Sus actividades políticas no le dejaron por lo· general tiempo Y muno poco después en México. E l hijo pasó entonces a
LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL [CAP. IV CAP. IVJ LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL 111
110

Cuba (1820-1823), tomó parte en una conspiración par~ li- lírico entre t_odos nuestros poetas de aquellos tiempos revuel-
bertarla fué desterrado, vivió dos años en los Estad_os Umdos tos. Es el pr1!11ero de n~estra larg~ s_e,rie de poetas que canta-
(1823-1825) y finalmente fij~ su residencia en Mé~co, do~~e r?n la ausencia y el destierro. ( tradic10n latina), las esperanzas
hubo de sufrir muchas penahda_~es a causa_ de la J?tranqmh- sm colmar y los tesoros perdidos. E l amor de su tierra nativa
dad política. Sólo una vez volv10 a ver su isla nanva, en una es 1:n~ pas_ión desola~a y constante. Basta la simple caricia de
visita de unas cuantas semanas (1836). · la tibia bnsa de su clima natal para arrancarle un grito, como
Su poesía es claro trasunto de su vida d~sdichada. Desde en su Vuelta al Sur (1825), uno de sus poemas más oriui.nales
niño empezó a escribir versos, y sus dos meiores poemas, En si bien de los menos recordados. t> '

el Teocalli de Chohtla (1820) y El Niágara (1824),_ los es- . , Per~, ~orno Bello y Olmedo; tuvo el don de la descrip-
cribió antes de llegar a su mayoría de edad_. Lo c1ert~ ~~ c10n ob1et1va. Su oda En el Teocalli de Cholitla describe la
que durante sus últimos año_s achac?sos no siempre escr7b10 lenta caída de la tarde sobre las solemnes mesetas de México,
1
bien. Su educación habia sido clasica -el, poeta Fra1:cisco
1
entre la~ ~':1mb~es nevadas, y discurre acerca de la mortalidad
Muñoz del Monte recuerda cómo traducia a Horac10 ~~ de las c1v~l:zac10nes y de la vanidad del esfuerzo humano. Su
Santo Domingo, antes ~~ cumplir_ los diez años-, y se_movi~ oda al N1agara retrata el salto . del · agua con rápidos trazos,
dentro del estilo neoclasico del siglo xvm; pero su v1?a _fue entremezclados con rememoraciones emotivas. El poema al-
semejante a la de sus contemporáneos lo: poe~as romanucos canza ~u mayor intensidad cuando el poeta, llevado por su
de Europa, y su poesía, como la del espanol Cien~u.egos, aun n?sta~Wª a evocar las palmeras de los trópicos, refrena su ima-
cuando está concebida dentro de un marco neoclas1co, es ya gmac1on, pensando que estarían fuera de lugar al lado de las
una anticipación de nuestro romanticis1:10, en sus_ arrebatos grandes cataratas, que en los abetos tienen su única corona
de emoción y aun, a veces, en su ?escmdo d~ la tor1:1a. Al adecuada. El verso tiene magnífica sonoridad. 22
1

iniciarse las urandes luchas de la H1spanoamenca conunern:al,


Bello y Olm~do eran ya hombres hechos y derechos, _y ~orno Durante este breve período se introducen muchas nove~
tales tuvieron su parte y responsabilidad en el mov1mient?. dad_e: en nuestra lite~atura; el deseo de independencia e inno-
- Su obra literaria se beneficia todavía de las costumbres pla- vac10n c7ece y se difunde. Lo~ paisajes de México, después
cidas de su educación colonial: está cuid~dosam~nte ~laI?-ea- de Land1var y antes d_e Heredia, aparecieron en la obra de
da, desarrollada, pulida y acabada. ~ered1a n_o. disfruto m de muchos poetas, y particularmente en algunas composiciones
la tranquilidad de espíritu ni del. tiempo suf i~1~nte pra ad- de Fray iv~an?el de Navarrete (1768-1809). Este .delicado
quirir los hábitos de un orden }úc1do y _de un 1d10ma unpec~~ poeta provmciano proba?lemente nunca llegó a ver ]as aba-
ble. Era un niño cuando estallo el confücto, y como _tal sufn? rrotadas calle_s de la capital, pero fué reconocido y procla-
1
sus consecuencias. Cuando, todavia m~chacho, qms? parti- mado como ¡efe (mayoral) por la banda metropolitana de
cipar en el intento de dar la lib~rtad a su_ isla, se estrello contra sus hermanos árcades, entre quienes figuraba un excelente
el fracaso. Nunca iba a verla mdepend1ente: Es el poeta del traductor de las Heroidas de Ovidio, Anastasia de Ochoa
fracaso de la rebelión sofocada; en el meior de los casos, (1783-lSH). En contraste con ellos, el dinámico e intransi-
el desdichado profeta de la libert~d, el autor de los ver,:os gente Fray Servando Teresa de iylier (1765-1827) vi.ajó por
ue habían de repetir sus compatriotas dur~r:it~ se~enta anos 1:1uchos países y llevó una vida política de perpetuo desaso-
q ara animarse con ellos al esfuerzo y al sac~ific10. Entre t~n- siego, durante la cual llegó a adquirir la peculiar habilidad de
~o, cantó con alegría las alabar_izas de los h~roes de los pa1ses fugarse de 1~ cárcel cuantas veces dió en ella. Sus escritos y
libres, especialmente de \Nashmgton y Bol~var. , . sef1;1?nes de¡an_ ver una gran pen~tración para los problemas
Como es de suponer, Heredia es el mas autenucamente poht1cos y sociales, y sus memorias suenan, en ocasiones, a
LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL [CAP. IV CAP. IV ] LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL 113
112

novela picaresca. Novela picar~sca aut~ntica, ~1 • última ~e aztecas. E l resultado fué, si no muy grande, al menos decoroso
su clase en español, es la de Jose Joaqum F ernandez de _L1- y agradable. Las aztecas de Pesado es su mejor obra, junto con
zardi ( 17 7 6-18 27), que se hizo llamar "El p~n~a~o~ i_neica- sus descripciones de la narnrnleza en los alrededores de Ori-
no", título de uno de los periódicos g_ue _publico _() 812) ~ara zaba, esa suave y encantadora franja de tierra simada entre
la difusión de id~as nuevas. Su Perzqu1/lo Sarmento. (1816; la costa tórrida y la.iría me.~eta de Análrnac,
completad(), en cuatro volúmenes,_ 1830) es en ,r~ahda_d ~a Por esa época se mul riplícar'on ia sátira y las fíbulas.
primera n ovela de t:n escritor nacido en la Arnenca h1spa- D<::sde los tiempos d-;: la conquista se h~bírn producido en
nica que se haya impreso de este lado del Atlintico.23 Es, una abnndwcia los versos sadricos en la América hispánica; los
historia en el estilo ·del Guzmán de Alfarache de Aleman y mÍS'.!10S conquistadores, y los primeros pobladores, poseían
del Marcos de Obregón de Espinel; el héroe es un pícaro, que pasrn osas dotes para la improvisación del comentario· irnmo-
tiene una serie de aventuras ignominiosas y viaja hasta las
, ·
nsn•::,:,, r;n verso, soore ' _os suci::sos con.d.ian0s, como com1:;en-
1
sac,,.,Jr:. a sus Guras ' experiencias. . . nn " d~mcto . ei1 tiempo,
• 1a cm · '¿ ac'!
Filipinas. En tahto que, por su estruc_tura, pertenece a una
'G-:: J....,im2.
~ . 1·lego' n ser rar.tiosa r . !
por su ger1101 y 1a segu1 o s1-enco.to: . d . ' ' .
escuela antigua y por entonces ya exnnta, por su asunto es
un cuadro realista de la vida mexicana en todos sus asp~ctos, rncbvfa ~se re~•ierda a Caviedcs como b. encarnación del ir..-
hasta el más bajo, en clond.~ la miseria y e} vicio co~ran torma c,er1io li1n•·1"'10 •!G p ,,;o l:i s-~,-j,..., colo¡n¡· .... ·1 nor
:.:, __ • _ .._, , - '-' - ~# ._ C'-l. - - U .1 l l U. ' i- · 'º
.•. 5 -~e,·1p·•a'l '"º
J._-,.,,l, G. ·J .1..l

fantasmal. Y sus comentarios morales estan convementemente Hegó a imprimirs·.=. En las guerras de ind;!!Y~ndenci,;,, st con-
mezclados: las citas tomadas del acervo clásico -Aristóteles, virtié en un arma política, y c omo tal oerslstió a lo !argo del
. i D , , . f i -, • , w_ ,
H oracio, Juvenal o Séneca, traducidos por el autor- del::m s1g10 x1;c J- os sat1r1cc-s r1p1cos · ueron -~ ranc1sco 1}1.t:un.a ae
lugar, aquí y allá, a reflexio_nes i1~;piradas _Pº~~ a_ut~res b1e~ FigEero:.1 (1790- 1362), urngu3yo, que escribé, ca,::a de rnil
modernos, Rousseau en part1cnlar.- Con posu.,nondad, Li- q 11i,,-,:e·r~L·Ü~
'1\.!.- .. ,l. .. .... ..,,
-.."~1
•,io-
..,_ o L-- ,...... (-:-1,...if-T""Y'
~ffi::?~ '-"' -· ..- ... \1•,a's ......,..,
r1p P11 no~n·i•"" .. \...;~ .... :r- ,...., '{ ,., 1·~
~ u "" ª '"""ª·b··..... --·~
J.-• ... • •
,z¡·,l,.,,•~
" ,.., ....,

zardi se inspiró directamente en Rousseau para ona de sus crfriccma, ~oni:rn la escbvirnd) , y Amoni,) José :!'.; k .s:::.r.:-J
cuatro novelas, La Quijotitet y sz~ prima (181 8- 181~)_- ~us mu- {.. °,· l "'í.
_,, ·7 .,o- dJ,8) , re :l ·G·Tuatema1a. ' ,.. tste u'1 umo, . que 1'levo' una v1'd ,!
chísimos escritos -más de trescientos folletos, penod1c_os, al- po:i.íóca mny ~1gitz..da en su propi2 Ü,:;rra, en Chile y cr Co-
manaques, obras de teatro, novelas y ffonlas-:- ~onsmuyen .l ortt b'1a, g~2.a c.,:! l ~2)70t !·-;.1.m2 ,· co1110 ínaestro se 1 !a ' prvsa pl:-..l e- '
una rica cantera que puede dar!1os un conocim1e_nto com- mica. Dejó 1•..11:·.1 novela rntobiográfica sin terrninar, E( cris-
pleto de aquellos tiempos complicados en una sociedad que timw erranée (184 5-18°!-7 ),
lo era todavía más.2~ . El mejor el-:; ic,;; poetas dornclcs del don del hurnc,r fo~
Mariano JVlelgar (1791-1815), en el _Perú, fué el pnm:ro José Batres Mornúfor ( 18G;•-184·4 ), de Gu:,i.~~mala. Poco d,~s-
, d l
pues e concrur ia t:'ra cciornai, C1e::e:uono 1a.:; ant!guas y repo-·
4 1 l 4 .i 1 • , 1 •
que intentó de m~do. sisternáti~~ ,dar sah,da en v~rsos espano-
les a sentimientos md1os. Escnb10 yara'uies a la 1,unera de los sadas gracias de aquel país; haz~ií:1 sorprendente, si se consi-
cantos amorosos nativos, v fábulas sazonadas de un solapado dera el corto cie1rqJo transcurrido C!u.1:.que 11.0 'tar1Lo si ceaern-0.s 1

h umor indígen a. Si hubfera_sido ~ran poeta, podría ha_ber en cn,sma los cambios de espíritu y de costumbres que pro-
1 · 1.a m • depen1.,encia. ~ 'b'10' tres r:oveias sat1ncas ' . 1)reves
=~ ou¡o tscn
..l •
dejado abierta una vena de n queza incalculable._ No lo ,h ~zo;
como tampoco J~sé_Joaquín Pesado (1801_- 1861), Mcx1co, en verso, a la manera de La Fontaine y Casti, vertie2d0 en
poeta un tanto nb10, aunque muy ~upenor a lvL1gar ,e~1 el ellas algunas gotas del Don Jzwn de Byron; son la::; 1\ ·.w'.icic-
dominio del lenguaje y de 10~ rrad1c10n;lles recurso~ P?eucos. nes de Guatemala. Acertó a descubrir un ca.m-oo en q1.1e se
1
Poseedor de una cultura clas1ca, abordo los temas 111~10s a _lo aúnan lo pintoresco y lo c ómico, ! '

erudito. Con ayu da de la tr aducción literal de t:n amigo, vis- ve


~n uoa, · D1· omrngo · e1'?'
el 1V10me d escuonb · · · 1· a vKla ·· rura~ 1
con-
, 1 1· d ·¡
tió en versos españoles cierto número de antiguos poemas temporan::a como tema para 1a 1terarnra, anc..o as1 ongen a I •
114 LA INDEPENDENCIA lNTELECTUAL (CAP. IV CAP. IV] LA INDEPENDENCIA INTELECTUAL 115

uno de nuestros tipos de poesía criollista.27 Algunos años Río ~e la Plata; sus apuntes de la vida rural anuncian ya los
antes, en Uruguay y Argentina, había hecho su aparición Bar- amplios frescos del Santos Vega y del Martín Fierro. Su mo-
tolomé Hidalgo (1788-1823), a quien se tiene por el primer desto esfuerzo, fué, probablemente, el más revolucionario de
maestro del criollismo en dialecto gauchesco. 28 Claro que, en todos.
su forma espontánea, la poesía criolla había existido desde los
primeros tiempos. Españoles y portugueses- trajeron a Amé-
rica sus canciones y romances tradicionales; algunos de ellos,
como el de Delgadina y el de Gerineido, la Pájara pinta y
A Ja limón se siguen cantando o r ecitando en la ciudad y en
el campo. Diéronse, además, a improvisar nuevas canciones
y romances. Este tipo de poesía cotidiana, espontánea, no
tardó en ser uno de los hábitos permanentes del hombre nuevo
del Nuevo Mundo. Lo mismo entre los campesinos que entre
los más humildes trabajadores de las ciudades hubo siempre
-y sigue habiéndolos- poetas que improvisaban acompañán-
dose con la guitarra. Componen romances narrativos, espe-
cialmente en México, donde se han recogido recientemente
millares de corridos, lo mismo que se han recogido cháca-
ras en d Brasil. Componen canciones amorosas, religiosas,
humorísticas, homilías morales, discursos escépticos en verso.
Miden sus fuerzas en largas justas poéticas llamadas porfías
y contrapuntos. En países o regiones de vasta población
indígena, el verso criollo se convierte a menudo en mesti-
zo: mezcla palabras nativas con palabras españolas y portu-
guesas. E n Cuba, y también en el Brasil, hay mezcla de
palabras africanas y europeas. En la literatura de los tiem-
pos coloniales no faltaron, aquí y allá, los ecos de cantos
populares y parodias de dialectos locales, como, por ejemplo,
eri los villancicos de Sor Juana Inés de la Cruz; esta práctica
vino también de España y Portugal, de Juan del Encina y
Gil Vicente, de Lope y Tirso, Quevedo y Góngora. Por fin,
entre 1810 y 1830, aparecen los primeros poetas de la ciudad
que describen con detenimiento la vida de los criollos. Bar-
tolomé Hidalgo, además, escribió sistemáticamente el dialecto
criollo del Uruguay y de las provincias bajas de la Argen-
tina. En sus cielitos y diálogos en el lenguaje de los gauchos
saca a relucir las cuestiones políticas del momento, y con
preferencia las que tocan a la mdependencia de los países del

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