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INTRODUCCIÓ N.

LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA

La filosofía helenística constituye una categoría historiográ fica que,


como tantas otras, resulta cronoló gicamente muy imprecisa. Histó ricamente, el
pe- ríodo helenístico es aquel que sucede a la expedició n de Alejandro
Magno mientras que, desde la perspectiva filosó fica, se propone a
Aristó teles como punto de inflexió n.
No obstante, tal clasificació n resulta perfectamente comprensible si
aten- demos a los problemas que las diferentes escuelas y pensadores
pretenden responder, así como a la manera de hacerlo. El lema comú n de
“vivir segú n la naturaleza” alude, no só lo al desencanto frente a la situació n
econó mica y las instituciones políticas sino incluso, como bien se percibe en
el cinismo, a una cierta desconfianza respecto a la cultura y la civilizació n
humanas.
Cuando la polis deja de ser el fundamento de la identidad y de la
felicidad de sus ciudadanos, surgen una preocupació n y un desarraigo que
llevan a una rica diversificació n de los planteamientos filosó ficos, a pesar de
compartir el punto de partida y, a veces, de llegada. La situació n de
crisis econó mi- ca, política y cultural propicia la construcció n de sistemas y
planteamientos filosó ficos cuyo objetivo no es otro que el de encontrar
un modo de vida que proteja frente a las mú ltiples amenazas externas y
permita alcanzar la serenidad que tantos autores consideran el fundamento
de la felicidad. La ética, segú n la expresió n de Dió genes Laercio, es el fruto
de su reflexió n fi- losó fica, que se asienta en las ramas y el só lido tronco de
la investigació n de la naturaleza, la física, de un á rbol situado en el centro
de un jardín que debe protegerse con los muros de la ló gica, que nos
proporciona método y criterio de conocimiento.
Este variopinto conjunto de pensadores se sitú a en un contexto que le
empuja a una reflexió n que intente recuperar para el individuo lo que la
polis ha perdido: su autosuficiencia, su autarquía, su independencia. La
filosofía pierde de vista lo pú blico para centrarse en lo privado, en el
refugio que permita eludir las penalidades impuestas por un contexto
hostil y alcanzar la sabiduría, ese conocimiento aplicable y prá ctico que
conduzca a la felicidad.
IgnACIO gARCíA pEñ A
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LA FILOSOFíA HELEnísTICA

Y de este individualismo surgiría la superació n del nacionalismo de la


Grecia clá sica a través de la idea del cosmopolitismo, creada, al parecer, por
los cíni- cos y desarrollada por los estoicos, lo cual supuso un paso hacia el
reconoci- miento de la igualdad natural de los seres humanos. La ausencia
de grandes ideales políticos no conlleva la propuesta de desvinculació n,
sino el refuerzo de otro tipo de relaciones, a nivel privado como la amistad,
o natural y má s allá de lo convencional, como el mencionado
cosmopolitismo.
La filosofía helenística es una de las etapas má s ricas de la historia del
pensamiento, por su variedad, complejidad, importancia y actualidad. Muy
a menudo, sin embargo, es situada a la sombra de los grandes edificios filo-
só ficos de Plató n y Aristó teles, a lo que se añ ade el problema de la escasez
de documentos originales conservados, que obligan a una reconstrucció n a
partir de testimonios indirectos e interpretaciones variadas. Por eso, la
labor de especialistas, como los que generosamente han querido participar
en este nú mero de la revista, resulta fundamental para una adecuada
valoració n y comprensió n de lo que supone esta etapa histó rica y filosó fica.
Otros aspectos interesantes de este período son, por un lado, su capacidad
de asimilació n y, por otro, la enorme influencia ejercida, que condiciona a
decenas de pensadores mediales, modernos y contemporá neos. Al margen de
la figura de Só crates, sin la cual cínicos, cirenaicos y megá ricos difícilmente
resultarían comprensibles, la reinterpretació n que los estoicos hacen de
He- rá clito, la que Epicuro hace de Demó crito, o la admiració n de los
escépticos hacia Jenó fanes o Zenó n de Elea, muestran la capacidad de estas
escuelas para continuar la labor filosó fica de los presocrá ticos. Sus
diferentes posturas con respecto a planteamientos plató nicos y
aristotélicos nos permiten descubrir en todos ellos un cierto eclecticismo que
reflexiona acerca de antiguos pensa- dores para adecuarlos al nuevo contexto
y a sus intereses prá cticos.
Asimismo, no cabe negar el enorme recorrido de escuelas de
pensamien- to como el estoicismo, no só lo en la antigü edad griega y
romana, sino en el conjunto de la historia filosó fica occidental. El
escepticismo, por su parte, supone un desafío para cualquier teó rico del
conocimiento, como los cínicos para la filosofía de la cultura. No parece
necesario mencionar nombres de filó sofos que se nutren de las
aportaciones del pensamiento helenístico, pues resulta bien conocido para
cualquiera que esté familiarizado con la actividad filosó fica.
Por otra parte, es destacable el hecho de que conservemos en nuestro
len- guaje coloquial adjetivos como cínico, estoico, epicú reo y escéptico
que, a pesar de haber modificado ligeramente su significado con respecto al
origi- nal, dejan constancia de la vigencia de estas actitudes, caracteres y
pautas de acció n y pensamiento.
IgnACIO gARCíA pEñ A
InTROdUCCIÓ n 13
LA FILOSOFíA HELEnísTICA

Las diferencias entre estas escuelas y corrientes son también numerosas


y destacables. El desdén que muestran los cínicos hacia cualquier erudició n
o conocimiento abstracto desligado de la praxis inmediata contrasta con las
minuciosas especulaciones de los estoicos en ló gica y física y el cará cter
mís- tico y metafísico de muchos neoplató nicos. El ascetismo de raigambre
socrá - tica de Antístenes y Dió genes difiere notablemente del hedonismo de
Epicu- ro que, a su vez, resulta muy distinto de la propuesta de Aristipo. Las
firmes conclusiones de estoicos y epicú reos está n en el punto de mira de
los radica- les ataques escépticos. El “vive oculto” de Epicuro o el orá culo
que llevó a Dió genes a alterar los valores suponen un contrapunto de algunas
propuestas políticas del estoicismo. Y así podríamos continuar casi
indefinidamente.
Pero si hubiera que resumir en un adjetivo lo que supone el
pensamiento helenístico tanto para la historia de la filosofía como como
para nuestro con- texto contemporá neo, sin duda elegiría el de
“estimulante”. Las mordaces anécdotas de los cínicos nos obligan a
cuestionar el rumbo de nuestra civi- lizació n y de nuestra propia conducta.
Estoicos y epicú reos nos empujan a pensar acerca del papel del placer y las
emociones en el ineludible objetivo de la felicidad. Las críticas escépticas
nos hacen cuestionar el fundamento de nuestras creencias. En todos ellos,
en definitiva, encontramos los problemas filosó ficos y las preocupaciones
de nuestro tiempo.
Tal como señ alan Ímaz y García Gual, la filosofía helenística no constitu-
ye un deterioro intelectual frente a la innegable altura filosó fica de Plató n y
Aristó teles, sino que, má s bien, el pensamiento griego alcanza aquí su
madu- rez crítica. Quizá no sea tan brillante como la luz del mediodía, pero
sí tan llamativa y penetrante como la del ocaso.
En este homenaje al pensamiento helenístico, que pretende dar a cono-
cer a los lectores algunos de sus aspectos fundamentales, contamos con la
colaboració n de varios reputados especialistas, cuyas explicaciones e inter-
pretaciones contribuyen a incrementar el ya de por sí valioso pensamiento
helenístico.
El artículo de José Solana presenta un minucioso aná lisis de las distintas
propuestas políticas de muy diversos filó sofos estoicos, cuyo punto de
parti- da lo constituye la utó pica República de Zenó n de Citio. Se abordan
asuntos como la participació n política, la propiedad o la educació n,
destacando tanto las diferentes teorías de los estoicos, como las prá cticas
que llevaron a cabo.
No es la política, sino la doctrina física del estoicismo lo que discute en
su trabajo el profesor Ricardo Salles. Má s en concreto, realiza un análisis de
la propuesta de Crisipo en defensa de la indestructibilidad del cosmos, así
como de la teoría de la conflagració n universal, que supone la destrucció n y
regeneració n del cosmos.
IgnACIO gARCíA pEñ A
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LA FILOSOFíA HELEnísTICA

José María Zamora afronta también el pensamiento estoico, aunque desde


otra perspectiva. En su artículo, presenta las consideraciones de esta
escuela respecto al embrió n, señ alando el momento en que llega a estar
dotado de alma, así como las propuestas alternativas de filó sofos
neoplató nicos como Porfirio y Plotino.
Un tema muy diferente es el abordado por Francisco David Corrales,
pues presenta un estudio del concepto de téchne en relació n con la retó rica,
basá ndose en los textos de Filodemo de Gadara. A pesar de ser considerado
un filó sofo epicú reo, se destaca la notable influencia de los textos de Aris-
tó teles, tanto por la asimilació n de su terminología como por el rechazo de
algunas de sus propuestas.
También los cínicos tienen espacio en este nú mero, gracias a la aportació n
de José Alberto Cuesta. El cosmopolitismo, el ideal de vida segú n la natura-
leza, la parresía y la alteració n de los valores son actualizados en virtud de
las semejanzas existentes entre la época helenística y la actual.
Es de agradecer el compromiso y la generosidad de estos autores, así
como de todos aquellos que han participado con sus aportaciones,
revisiones y sugerencias a este nú mero. Hay que destacar especialmente la
tarea de los profesores Pablo García Castillo y Carmen Velayos, entusiastas
del pensa- miento helenístico, que tanto tiempo han dedicado a las diversas
tareas que requiere un volumen como el que aquí se presenta.

IgnACIO GARCíA PEñ A


VOCABULARIO DESCONOCIDO:

Cosmopolitismo: es la ideología que postula que todos los seres humanos


pertenecen a una sola comunidad, basada en una moral compartida

la conflagració n universal: constituye una fó rmula eterna donde la fuerza


generativa es inmanente y no requiere (como en el caso de la teoría
atomista) de una explicació n de tipo gradual, que suponga partir de los
elementos simples para fundamentar las formas má s complejas.

El ascetismo: es la doctrina filosó fica o religiosa que busca, por lo general,


purificar el espíritu por medio de la negació n de los placeres materiales o
abstinencia; al conjunto de procedimientos 

Epicú reo:  se refiere a alguien que sigue una doctrina que se dedica al
hedonismo (predica que la meta má xima de la vida es el placer de los
sentidos).

Escéptico:  es aquella persona que no se cree todo lo que le cuentan.


El escéptico necesita verlo y experimentarlo por el mismo para
comprobar la veracidad de la afirmació n recibida. 

MAPA CONCEPTUAL:

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genially-sin-titulo

CUADROS COMPARATIVOS ESCUELAS:

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E96F12556C369E9EB7304608F2F2ACBE/P3.JPG

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MAPA MENTAL:

HTTPS://IMAGES.APP.GOO.GL/CNXPRYRYYJW8PSIY9

TESIS:

Todos alguna vez en nuestra vida hemos pasado o pasaremos por estas
situaciones que nos amargan la existencia. Pues bien la Filosofía también nos
puede ser de utilidad para afrontar y superar estas situaciones problemáticas. De
C y que formuló la teoría del todo fluye, todo pasa Panta Rei decía él en su
idioma. Esta teoría, pues, nos puede servir para considerar con calma las
situaciones problemáticas que se nos presenten, porque lo que en un momento
determinado nos está ocurriendo no va a ser permanente.

Esto no nos debe llevar a caer en el pasotismo, sino a hacerle frente a la situación


que sea sabiendo que de una manera o de otra se va a resolver. Así pues este
filósofo nos enseña a tomar con calma las situaciones adversas, pero poniendo
los medios necesarios para superarlas y sin perder nunca la paciencia, ni
desesperarnos, ni deprimirnos. Otro filósofo que nos puede ayudar en estas
situaciones es Aristóteles y su teoría de la potencia y el acto. Todas las cosas son
en potencia o en acto.

Un niño cuando nace es en potencia un médico, un abogado o un profesional en


cualquier otro campo de actividad, pero cuando llegue a ser médico, abogado u
otro profesional lo será en acto. Mientras no se llega a ella está en potencia, pero
al resolverla se actualiza, es decir, se realiza. 
Pero es necesario querer resolver la situación problemática, no meter la cabeza en
la arena como hace el avestruz, o hacer como que no está como hacen los niños
pequeños cuando algo no les gusta. Aristóteles con esta teoría nos ayuda a hacer
real lo que puede serlo, aunque todavía no lo sea.

También es de mucha ayuda su teoría del justo medio. El valiente, por el


contrario, estudia detenidamente la situación, mide sus fuerzas y posibilidades y
si comprueba que está de acuerdo con ellas, se enfrenta a lo que sea sin miedo
alguno. Es importante entender que la filosofía se trata de la vida
cotidiana. Todos tenemos una filosofía, está implícito. No hay forma de vivir una
vida como seres humanos sin tener una filosofía, que encierra ideas muy
generales de quién soy, quiénes son los otros y cómo fueron las acciones en el
pasado y cómo serán en el futuro. Así que la idea de que la filosofía se puede
aplicar en la vida cotidiana no es tan así, sino que la filosofía ya está ahí, siempre
estuvo con nosotros y solo tenemos que tener en claro dónde está y cuándo
sucede.

Ellos evitaron esa división y reforzaron las conexiones que son tan importantes
para la filosofía, reconocer que podemos aplicar la filosofía en la vida cotidiana
nos puede llevar a transitar una vida mejor: ser más conscientes de nuestros
pensamientos, actos y emociones. Muchas personas que desean acercarse a la
filosofía lo hacen mediante libros y teorías, lo que puede resultar abrumador y
paralizante. Además, te recomendamos ubicarte en tu propio contexto.

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