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2.2
A. Cuidados de enfermería al ingreso del
niño al hospital.
• Unidad o servicio de pediatría
− Concepto
Es la Unidad Orgánica encargada
de brindar atención integral de
salud a nivel especializado, por
medios clínicos, a la población
pediátrica menor de 14 años en su
contexto bio-psico-social, familiar y
comunitario, mediante acciones de
promoción, protección,
recuperación y rehabilitación de la
salud del niño.
El lugar más seguro para guardar los medicamentos es fuera del alcance y
de la vista de los niños. Puede ser un botiquín o armario alto que siempre
esté cerrado con llav.
− Tristeza
A la tristeza que siente el niño o la
niña, por la ruptura con el
ambiente que le es familiar, se une
el aburrimiento. El medio
hospitalario es pobre en estímulos,
su ritmo de actividades es
monótono y repetitivo. Es preciso
tener algún juguete con el que se
divierta, leer un libro o escuchar la
música que les gusta, de salir al
aire libre o recibir recreación de algún tipo. Desafortunadamente, la única
alternativa que les queda muchas veces a los niños(as), es sentarse largas
horas frente a un televisor.
• Estrategias asistenciales
− Comunicación efectiva
Es fundamental establecer una
relación con el niño y su familia por
parte del personal sanitario para
ofrecer y evaluar los cuidados,
satisfacer las necesidades del niño
ingresado para que se pueda
obtener un correcto cuidado
terapéutico. Para esto es necesario
que el personal sanitario brinde
calidez, empatía y sea autentico.
Inicialmente esta relación terapéutica comienza en el momento del ingreso
del niño con el primer contacto con él y sus padres. Luego se establece una
relación de conocimiento entre todos lo que va aumentando la confianza y
la relación con el paciente. Y finalmente la relación concluye en el momento
del alta hospitalaria con las indicaciones médicas correspondientes.
A la hora de la comunicación es importante ser capaz de detectar las
barreras o impedimentos que la dificulten. Por consiguiente, en el ámbito
sanitario, es el profesional quién debe identificarlas y manejarlas con el fin
de conectar de manera eficaz. Entre las barreras de comunicación descritas
se encuentran (Carballedo & Manrique, 2011):
• Inicio inapropiado de la conversación: la actitud y el tipo de preguntas en
el primer contacto entre niño y sanitario puede condicionar la comunicación.
• Barreras lingüísticas: como pueden ser la utilización de lenguaje muy
técnico o la falta de conocimiento del idioma en personas de otras
nacionalidades distintas a las del país donde se presta la atención sanitaria.
• Atención inadecuada: bostezos, falta de contacto visual, interrupciones
frecuentes… hacen que el interlocutor no se sienta escuchado o entendido.
• Actitud negativa: los prejuicios o estereotipos de las personas no favorece
la comunicación.
• Barreras del receptor: la existencia de dificultades psíquicas o físicas hace
más difícil, aunque no imposible la comunicación.
• Entorno inadecuado: presencia de algún acompañante, cansancio,
momento del día
• Falta de tiempo: puede afectar a la hora de preguntar cuestiones
relevantes sobre el paciente o que éste se sienta desatendido e incómodo.
− Saber escuchar
Para facilitar la relación es importante
saber escuchar, el silencio en los
momentos necesarios, orientar las
conversaciones y manifestar lo que se
observa con respeto.
La escucha tiene la capacidad de «aliviar» tensiones. La mayoría de las
veces que un paciente y/o familia se siente incomprendido es porque no ha
tenido la posibilidad de poder expresar abiertamente sus dudas y temores.
Escuchando activamente damos al otro la posibilidad de compartirlas,
proporcionando apoyo emocional. Escuchar supone observar al otro.
Compaginando la escucha con la mirada podemos transmitir acogida,
inspirar confianza, proporcionar atención y habilitar a la persona
manifestar lo que realmente le preocupa.
El enemigo más importante de la escucha activa es el «ruido», y no tanto el
ruido como un hecho físico, sino todo aquello que dificulta prestar atención
al otro. Algunos elementos que producen “ruido” y que impiden la escucha
activa:
– El apuro
– El prejuicio, la tendencia a hacer juicios de valor anticipados sobre lo
que nos cuentan, llegando a conclusiones demasiado prematuras.
– Las resonancias excesivamente movilizantes de lo que nos cuenta
respecto de nuestra propia historia
– La ansiedad por la cercanía con el otro
– La tendencia a dar consejos que no se han pedido
Escuchar de manera activa significa superar la barrera que imponen estos
elementos. Cuando esta barrera se supera, la escucha se convierte en
un acto de ayuda.
Ciertas variables ayudan a escuchar activamente:
» La paciencia
» El respeto
» Tono de voz calmo
» Postura adecuada
» La mirada dirigida al otro
» Asentir
» Resumir lo que el otro dice o parafrasear
El objetivo de una buena escucha es que sirva, como decíamos
anteriormente, de catalizador. Escuchando activamente podemos explorar
como vive el otro lo que nos cuenta, cuáles son sus expectativas, hasta
donde comprende los hechos. Obviamente no se trata de dar respuesta a
todos sus problemas, entre otras cosas, porque es la persona quien tiene
esa respuesta, como dice Edgar Jackson, “lo importante no es lo que la vida
te hace, sino lo que tú haces con lo que la vida te hace”. El papel del que
escucha es catalizar el proceso para que, con ayuda, la misma persona
pueda resolverlo.
− Preparación previa a la hospitalización
La hospitalización del paciente
pediátrico genera situaciones
de miedo y ansiedad que se
deben aliviar a través de la
información al niño y a sus
padres. Es importante no
mentirle al niño y hablarle
prudentemente de que su
estancia en el hospital es necesaria pero no darle más información de la que
pueda asimilar para tranquilizarlo y sentirse acompañado para que esta
experiencia de separación no sea traumática.
La observación clínica es un documento asistencial de alto valor tanto
presente como futuro, expresión de la preparación, coordinación y
acuciosidad de todo el equipo médico. Al ingresar un enfermo a las
Unidades de Hospitalización el médico que lo recibe deberá calificar de
inmediato la urgencia y prioridad de las acciones que hay que realizar.
Habitualmente el orden de las acciones es:
& Anamnesis
& Examen físico
& Diagnóstico
& Plan de estudio
& Tratamiento.
Sin embargo, el médico tendrá presente que en la patología hay
emergencias que obligan a alterar este orden. Así, por ejemplo, en los niños
con colapso vascular, síndrome convulsivo, insuficiencia cardíaca, etc.,
podrá iniciarse el tratamiento de urgencia antes de registrar por escrito la
anamnesis y examen físico. Todas las anotaciones de la Anamnesis,
Examen Físico, Diagnóstico, Indicaciones como asimismo todas las
opiniones vertidas durante las visitas médicas o interconsultas, deberán
hacerse en forma claramente legible y rubricadas con el nombre del médico.
Las pautas de la observación clínica deben ser consultadas para dar
respuesta los puntos consignados en ellas. Hay una pauta de anamnesis y
examen físico para recién nacidos y otra para niños mayores de esta edad.