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ECONOMÍA DE ÉXITO
Copyright © 2004. Todos los derechos reservados por el autor, doctor
Francisco Jamocó Ángel. Calle 50 No. 19-38, Bogotá, Colombia.
Segunda edición 2005, 10.000 ejemplares.
Teléfonos: (571) 211 04 15 / (571) 211 88 95 / (571) 217 28 32 Página web:
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Correo electrónico: franciscojamoco@gruposion.com
Prohibida la reproducción total o parcial por sistemas, impresión, audiovisuales, grabaciones o
cualquier medio, sin permiso del autor.
A menos que indique lo contrario, las citas han sido tomadas de la Biblia Reina Valera, revisión de
1960 ©, de las Sociedades Bíblicas Unidas.
Editor: Luis Enrique Ramos, Baruc Producciones, teléfono: (571) 349 7690.
Correo electrónico: barucproducciones@hotmail.com
Diseño de carátula: Fernando Triviño.
ISBN 958-33-6129-1
Printed in Colombia
Impreso en Colombia por Editorial Buena Semilla.
Contenido
Dedicatoria ....................................................................... 11
Agradecimientos ............................................................. 13
Reconocimientos ............................................................. 15
Prólogo .............................................................................. 17
Prefacio ............................................................................. 19
NIVEL I
Tema 1: Introducción ....................................................25
NIVEL II
Tema 6: No se conforme con la escasez .................... 101
6.1 El llamado de Dios ...................................................... 102
6.2 Cuando faltan todas las cosas ................................... 103
6.3 Cuando escasea la Palabra de Dios .......................... 104
6.4 El pueblo sin visión vive en escasez........................ 108
6.5 Dígale adiós a la escasez ............................................ 113
NIVEL III
Tema 8: El poder de la siembra ................................. 135
Para los hombres que luchan incansablemente por mejorar las condiciones
económicas de su familia, porque desde hoy una poderosa fuerza espiritual
les guiará a la cumbre del éxito.
Para quienes tuvieron mucho y lo perdieron todo, pues este libro les recordará
que en la vida siempre hay un bello momento para volver a comenzar.
Para los hombres y las mujeres que han logrado muy buena estabilidad
económica, porque les sorprenderá que donde termina la capacidad financiera
del hombre, apenas comienza a manifestarse un poder sobrenatural que los
guiará al nivel de la multiplicación y la sobreabundancia.
Agradecimientos
Agradecimientos 13
Agradecimientos
P
A mi esposa María Claudia, a mis hijos Oscar Iván y Claudia Lorena, quienes
indiscutiblemente han sido mis escuderos por muchos años de día y de noche,
creyendo y apoyando la tarea que Dios me ha encomendado.
Reconocimientos
Reconocimientos 15
Reconocimientos
A
A todos los afiliados y asistentes al Grupo Empresarial Sion, por ser la base
en la cual pude apoyarme para proyectar las conferencias de restauración
económica, ahora transformadas en este libro.
Prólogo
Prólogo 17
Prólogo
E
n el orden correcto, como debe ser cada paso cuando nos proyectamos hacia
la cumbre, hacia la cima del éxito, y de una forma coherente y clara, pero
sobre todo, de manera consecuente con sus pensamientos, palabras y hechos,
porque sin proponérmelo y durante casi dos décadas, he sido un testigo
silencioso de la bendición, la victoria y el “de mejor para arriba, o de menos a
más”, en la vida, la familia y el ministerio del autor.
“E
l hombre es perfectible, puede mejorar; del mismo modo sucede con su
capacidad de enriquecimiento, por incierto y débil que sea en su origen. El
talento de todo hombre para prosperar puede desarrollarse en cualquier
momento de su vida”. Sócrates.
1. Los que nacieron así: para ellos no hubo cuna, y su niñez se desarrolló
con gente de su mismo lenguaje: dolor, pobreza, miseria, escasez y hambre.
En este ambiente fueron creciendo hasta desarrollar en ellos el perfil de un
pobre:
Valor: lo mismo que cuesta un par de zapatos (Amós 2:6). Para poder comer
empeñan hasta su vestuario (Amós 2:8). Viven oprimidos (Amós 4:1).
Se van arruinando poco a poco (Amós 8:4).
Los tratan como esclavos (Amós 8:6).
Se refugian en cuevas (Jueces 6:2).
No tienen para comer (Jueces 6:4).
Se empobrecen cada día mas (Jueces 6:6).
“El niño nació marginado, y fue despreciado por sus medio-hermanos, nadie
daba un céntimo por él. Por esta razón se dedicó al trabajo más bajo de su
época: Cuidar los rebaños de los “ricos”. Hasta que un día encontró un gran
tesoro, una promesa del Creador del universo: Te levantaré de la pobreza y
haré de ti un gran rey. Este niño que fue mecido en medio de la boñiga del
ganado, que no tuvo tiempo para jugar, que su propia familia despreciaba,
que vivió en la cueva de Adulam, que un día recibió la visión en un bosque,
jamás imaginó que sus fuerzas serían renovadas en el valle y que finalmente
sería elegido rey de Israel. Su nombre: David”.
Al igual que la historia del rey David, muchas personas hoy en día, cuando
comienza el siglo XXI, cuentan impactantes testimonios sobre cómo
pudieron encontrar espiritual y financieramente la escalera que los condujo a
la cumbre del éxito.
Ahora, si ya hace parte de los ricos, descubrirá que existen otros niveles
sobrenaturales que jamás hubiera imaginado, reservados para quienes
entiendan por qué Dios afirma que en su mano y con su bendición puede
entregar al hombre sincero poderes para multiplicar las riquezas para recibir
mucho más y bendecir a la humanidad.
Nivel I
F
Tema 1: Introducción
F
Apreciado lector: para desarrollar con éxito estos principios le aconsejo tener
a la mano un ejemplar de las Sagradas Escrituras. Ellas nos permiten
sustentar lo que aprenderemos, entendiendo que el cristianismo no incluye
solamente la salvación del alma, sino también los recursos que Dios provee,
para que como seres creados a su imagen y semejanza, podamos soñar con un
estilo de vida excelente.
“El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito” expone bíblicamente
la realidad de un cristianismo con visión y excelencia, y una clara
comprensión sobre la prosperidad que realmente viene de la mano del Señor.
¿Cómo hacemos entonces para entrar en esa dimensión que Dios quiere, y
para entender que en Él hay un estilo de vida diferente?
¿Vive usted con gozo, paz y tranquilidad? ¿Tiene lo suficiente para mantener
con su familia un estilo de vida digno de quien sabe que Dios le ama, acepta
y perdona? No sé cuál es su manera de pensar, pero si es como la de mucha
gente de buena fe, que equivocadamente nos enseñó que más allá del sol
tenemos la bendición económica, permítame dirigirlo a la realidad y
mostrarle que más acá del sol comienza la bendición y la buena vida.
Sin importar cómo concibe a Dios, porque Él nos ama a todos por igual, en la
medida que vayamos descubriendo el sendero de la verdad, es decir, cómo
agradarle antes de que venga el cambio de la vida terrenal por la espiritual,
nos encontraremos en el mismo precioso camino que se llama Jesús, y
entraremos en el plan original de Dios para una vida distinta, cuando nuestros
pensamientos estén afinados con los suyos.
Dios no creó las enfermedades ni al ser humano para que sufra. ¡Él todo lo
creó bueno en gran manera! Creemos en la buena vida, la buena salud, el
gozo, la paz y la prosperidad. Como padre de familia me proyecto para que
mis hijos vivan bendecidos, en victoria y de mejor para arriba. Usted también
tiene derecho a hacerlo porque es aquí donde comienza el cambio. En el
corazón se cree, en la mente se discierne y en nuestro proceder comenzamos
a proyectarnos hacia la cumbre de la montaña del éxito.
Una cosa es estar viciado con doctrinas de hombres, y otra muy distinta vivir
bajo la revelación divina. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos…
Los vicios están conformados por todo aquello que distorsiona las cosas
buenas que Dios quiere para el ser integral, porque el hombre es espíritu,
alma y cuerpo. Sabemos que tenemos alma porque pensamos y sentimos,
cuerpo porque en él vivimos y nos movemos, y espíritu porque en algún
punto de la vida necesitamos encontrarnos con el ser superior que
denominamos Dios. Él es nuestro Padre celestial y el Creador de los cielos y
la tierra, el mismo que en Cristo nos dio salvación y mediante la revelación
nos guía a una vida próspera.
No podemos pensar como los hijos pródigos (Lucas 15:11-32). Este padre
tenía dos hijos: uno pensaba de manera vacía y el otro según la revelación. El
padre representa a Dios. Por los meritos de Jesucristo somos hechos hijos de
Dios, pero aunque seamos hijos podemos llegar a vivir como pródigos, en
provincias apartadas, sin ilusiones, sin sueños, sin principios de formación
integral y comiendo algarrobas como los cerdos. También hay otra clase de
hijos que permanecen en la casa del Padre sentados a la mesa, comiendo
manjares, mientras lucen el mejor vestido, el mejor calzado y tienen los
mejores sueños.
1.4 Renueve su mente.
Puesto que estamos bendecidos, desde ahora y para siempre, con la ayuda del
Señor, renovemos nuestra manera de pensar. Dejemos de hacerlo como hijos
pródigos y pensemos como los hijos que se sacian con el becerro gordo.
Debemos despojarnos del viejo hombre que esta viciado conforme a los
deseos engañosos, y… renovaos en el espíritu de vuestra mente… Debemos
renovar nuestra forma de pensar sobre la vida, el comportamiento en el
hogar, la manera de proyectarnos en la responsabilidad como padres y sobre
la forma de desarrollar nuestra capacidad financiera. Igualmente debemos
preguntarnos qué tal somos como administradores o gerentes. ¿Bendecimos a
los demás o solamente pensamos en nosotros?
Hay muchas formas de pensar, pero una sola agrada a Dios; la del hombre
espiritual que siempre se proyecta hacia la excelencia, sin ser religioso o
fanático.
1.4.1 El ejemplo de David como un hombre renovado.
Lo felicito porque está empleado, pero dentro de usted puede haber un rey, el
dueño de una empresa fabricante de grandes productos, etc. De esto trata “El
Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”, pero debemos comenzar
por descubrir el rey que hay en nosotros.
1.5 ¿Qué es “El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito?
“El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito” es la forma como Él
piensa. Si le creemos comprenderemos que son pensamientos y caminos
superiores, más excelentes que los nuestros. El Señor sabe qué piensa y qué
está pensando hacer con nosotros, pero para poder comprender esto es
necesario estudiar la enseñanza del apóstol Pablo en 2 Corintios 10:1-6: Yo
Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando
presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para
con vosotros; ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de
aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra
algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne. Pues aunque
andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción
de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra
obediencia sea perfecta. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Dios siempre ha
querido que entendamos su plan original para bendecirnos, pero debemos ser
osados, es decir, estar resueltos a derribar toda mentira, todo pensamiento
enano. Usted y yo no somos bonsáis decorativos, sino árboles frondosos
donde mucha gente puede encontrar una palabra de ánimo, la proyección
empresarial y la visión familiar, pero ante todo, la correcta relación con Dios.
En esto debe haber un sano equilibrio, como Dios le dijo a Josué: Solamente
esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que
mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra,
para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas (1:7). No todo
lo podemos volver iglesia porque entonces no trabajaríamos, pero tampoco
materialismo, dinero y prosperidad, porque caeríamos en algunos vicios.
El Señor nos está invitando y, a través de “El Plan Original de Dios para una
Economía de Éxito”, nos enseñará que realmente necesitamos entender la
salvación por medio de Cristo. Y además, que en la revelación bíblica
encontramos una vida muy distinta y plena de excelencia para nosotros.
Si usted está endeudado, si alguna vez tuvo una empresa y ya no, si vive
regular económicamente, es decir, a cuenta gotas, o por el contrario, si vive
bien y desea entender que Dios quiere multiplicar lo que tiene hoy, entonces
comprenda y acepte que este proyecto es para usted.
NIVEL I
1. Introducción.
2. Humillación por las tres ruinas.
3. Superando la ruina.
4. El perfil del pobre.
5. Adiós a la pobreza.
NIVEL II
6. No se conforme con la escasez.
7. Anule la escasez.
NIVEL III
8. El poder de la siembra.
9. Sembrar para cosechar.
10. Finanzas de bendición.
11. La riqueza.
12. La prosperidad.
13. Amplíe su visión.
14. El poder económico.
15. Mucho más que poder económico
Cada uno de estos temas está perfectamente avalado por el contenido bíblico
y conforman una revelación para gente sencilla que quiere llegar muy lejos
entendiendo que en Dios tenemos un plan muy diferente para la vida
espiritual y financiera.
Oramos a Dios para que usted pueda sacar el tiempo necesario y que cada vez
que estudie estos temas, más que lograr entretenerle, sea un momento bien
aprovechado para que la revelación y la perspectiva de Dios amplíen su
visión y le enseñen que a pesar de las crisis de las naciones, o las recesiones
económicas, quienes estamos refugiados en Él, haciendo lo que nos
corresponde y buscando siempre la excelencia, entenderemos por qué el buen
cristiano no tiene temor de malas noticias… (Salmo 112:7, paráfrasis del
autor), como también agrega: Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra;
mas a ti no llegará (Salmo 91:7). A medida que vivimos refugiados en Dios,
escondidos en su Palabra y andando en la sensatez de alimentarnos
espiritualmente, pero también cultural y empresarialmente, comprendemos
entonces por qué en el comienzo Dios lo hizo todo bueno en gran manera
(Génesis 1:31, paráfrasis del autor).
Proverbios 26:2 es enfático y muy claro cuando dice que con la misma
seguridad que la golondrina y el gorrión vuelan, la maldición en la gente
tiene una causa, una razón.
El “yo” cuerpo. No es difícil comprender esta parte del ser humano, porque
todos tenemos uno y habitamos en él.
El “yo” espíritu. Es la experiencia interior que de una u otra forma todo ser
humano ha tenido en alguna etapa de la vida. Se trata de la necesidad de
comunicarse con ese ser superior que es Dios. Por supuesto, hay gente que no
cree en su existencia. Permítame decirle con todo respeto que esta es una idea
completamente obsoleta y mandada a recoger desde hace mucho tiempo.
¡Qué curioso! Hay mucha gente que mientras tiene tierra firme en su salud,
en sus finanzas, en su hogar, en sus empresas y en sus proyectos, son “ateos”,
pero cuando sube la marea, cuando llegan los mares tormentosos que tanto
temen, y comienzan a hundirse, entonces claman: “¡Dios mío ayúdame!”
Dejan de ser ateos y, lógico, creen en Dios. Esta es una manera muy sencilla
con la cual trato de explicar la existencia del “yo” espíritu.
Las maldiciones del ser humano se proyectan en las tres áreas que componen
al hombre; la ruina que afecta su alma, la ruina que afecta su cuerpo y la
ruina que afecta su espíritu. Ahora podemos entender mejor la expresión del
profeta Ezequiel cuando dice que las maldades traen la primera ruina, las
traiciones la segunda y los pecados la tercera.
Luego sus cuerpos llegan a tener muchas enfermedades porque viven sin la
convicción de que necesitan la bendición de Dios y le dan rienda suelta a sus
caprichos. Esta es la ruina del cuerpo.
¿Y qué podría decir de la ruina del espíritu? Está representada por el mundo
moderno, por el avance de la alta tecnología que ciertamente aplaudimos,
pero la realidad es que ésta misma ha hecho que algunos hombres tengan un
corazón orgulloso, esa altivez que para nada les ayuda. Han sepultado la idea
del Dios verdadero, han sepultado la idea del valor que tiene lo espiritual.
Esta es la más grande de las tres ruinas.
Si usted quiere comprobar que en una sola persona existen estas tres ruinas,
mire a los tristemente llamados “desechables” que deambulan por las calles.
Gente a la que algunos llaman dementes, otros locos y otros endemoniados.
Personas que han perdido la razón y la capacidad para pensar; tienen una
ruina almática (espiritual) porque desconocen la existencia de Dios, y
arrastran en sus cuerpos cualquier cantidad de enfermedades.
Esta es una de las más grandes humillaciones que puede vivir el ser humano;
tenerlo todo y encontrase un día como un loco, como un demente, como un
indigente, como una persona completamente desechada por la sociedad. Pero
más triste aún es pensar que la mayoría de esas personas nacieron como
nosotros, del romance de un hombre y una mujer que se amaron y quizá se
casaron. Cuando el Señor les dio la vida no venían arruinados ni en el alma ni
en el cuerpo ni en el espíritu.
2.3 ¿En qué momento la gente entra en la humillación de las tres ruinas?
El rey tuvo un sueño que lo espantó. Un sueño con el que de alguna manera
Dios le estaba advirtiendo que si no cambiaba la actitud de arrogancia por
una de humildad; que si no reemplazaba sus pensamientos totalmente
materialistas por unos más espirituales, su vida cambiaría, y de hecho cambió
180 grados.
Es hora de entender que el “yo” espíritu tiene sed de Dios. Él “yo” alma se
alimenta con muchos libros y los principios que se aprenden en las
universidades. El “yo” cuerpo se alimenta con el deporte, las vitaminas y los
buenos alimentos pero, ¿con qué se puede alimentar el “yo” espíritu? La
respuesta es: “Con la Palabra de Dios”.
Nabucodonosor fue afectado por las tres ruinas. Su “yo” alma enloqueció. Su
“yo” cuerpo y espíritu se transformaron porque tenía un instinto de bestia.
Quizá esta enseñanza no es para usted, pero sí para mostrarle a otros hasta
dónde se puede llegar sin la bendición de Dios. Para que su “yo” espíritu,
alma y cuerpo estén bajo la bendición de Dios atribúyale sus riquezas a Él. Si
usted está pasando por necesidades y quiere salir de la ruina encomiéndese en
las manos del Señor. Pero si piensa que está al borde de las tres ruinas porque
ya no sabe ni cómo pensar o tiene una enfermedad terminal, y ya no le cree a
Dios, entonces usted debe entender que, guardadas las proporciones, está en
las tres ruinas.
Pero hay buenas noticias porque podemos ver cómo Dios, a través de su
Palabra, nos da una solución para salir de las tres ruinas, o mejor aún, para
evitar caer en ellas. En Esdras 9:7-9, se nos muestra la forma de salir y ser
libre de las tres ruinas. Lo hacemos reconociendo que debemos pedirle
perdón a Dios por nuestros pecados, además alimentado nuestros
pensamientos con la Palabra de Dios, viviendo como nos corresponde por ser
templos del Espíritu Santo y permitiendo que nuestro “yo” espíritu reviva
cuando confesamos con nuestra boca que Jesucristo es nuestro Señor.
¿Quiere ser un empresario, un profesional, un comerciante, un hombre o una
mujer de éxito, y salir con su familia adelante y en victoria? Entonces Cierre
las puertas al espíritu inmundo denominado “las tres ruinas”. ¿Cómo
cerramos las puertas a este espíritu inmundo? Jesucristo lo enseñó así:
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un
hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó,
porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas
palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su
casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y
cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas
(Mateo 7:24-29).
Como usted vive este pasaje, porque está leyendo la Palabra de Dios, se
encuentra bendecido por Él. Hasta aquí no ha perdido su tiempo porque ha
entendido que Dios le ama cualquiera que sea su ruina y que puede tener un
mejor futuro independientemente de la condición almática, corporal o
espiritual que usted o su familia estén viviendo ahora. El Señor Jesucristo le
ama.
Construya su vida sobre la roca que tiene nombre propio: Jesucristo. Cuando
entendamos que Él no es una religión ni fanatismo, sino que es Dios hecho
hombre, y que vino a la tierra para perdonar nuestros pecados y darnos éxito;
bendición en toda empresa, en el hogar y en la vida, entonces
comprenderemos que es triste haber pasado tantos días y años alejados de Él.
¿Quiere salir de alguna de las ruinas, o mejor aún, no quiere caer en ellas?
Usted tiene la esperanza de no quedar postrado para toda la vida. Haga lo que
hizo Nabucodonosor: Reconozca su pecado, su maldad y su orgullo. Dígale al
Señor Jesucristo: Cuán lejos estaba de entender la realidad. Hoy te recibo en
mi corazón, te acepto como mi único y suficiente Salvador, por favor anota
mi nombre en el libro de la vida. Ahora comprenderá que aceptar a Jesús no
es cambiar de religión, sino levantarse del nivel de la ruina y comenzar a
vivir santificado por completo. Cuando usted y yo entregamos nuestras vidas
a Cristo quedamos vacunados contra ese espíritu inmundo de las tres ruinas
en el espíritu, el alma y el cuerpo.
ste tema va dirigido a las personas que un día lo tuvieron todo y hoy no
tienen nada. A quienes reconocen con dolor en su corazón que en lugar de
prosperar están decayendo física, espiritual y económicamente. También para
aquel que estando muy bien debe atender el consejo que dice: ...el que crea
estar firme mire que no caiga (1 Corintios 10:12).
Primera: Cinco causas por las cuales llega la ruina. Segunda: La promesa de
Dios para superar la ruina. Tercera: La actitud del hombre para superar la
ruina. Cuarta: Cómo evitar la ruina.
3.1 Cinco causas por las cuales llega la ruina. 3.1.1La idolatría.
Permitamos que sea Dios quien, a través de sus verdades, nos ministre,
revele, enseñe y eduque en asuntos espirituales tan importantes para el éxito
de la humanidad.
Si usted quiere entender “El Plan Original de Dios para una Economía de
Éxito”, con todo respeto deseo decirle: si anhela prosperar o asegurar su
fortuna, debe ir desde ahora y para siempre quitando toda clase de ídolos de
su cuerpo, oficina y del hogar. La idolatría es una obra diabólica porque
según este versículo sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios... Las
tres palabras que van de la mano en todo lo que tiene que ver con los
demonios y la prostitución espiritual, están relacionadas con la idolatría.
Esto podemos comprobarlo mirando cómo los países más arruinados son los
más idólatras. Entre más ídolos mayor es la ruina. ¿Por qué los ídolos hacen
que el hombre aparte la mirada de Cristo para ponerla en las imágenes? En
estos tiempos la gente se está culturizando y los profesionales están abriendo
el entendimiento para analizar, discernir y retener lo que Dios dice. Estamos
viviendo una época durante la cual la humanidad se está desarrollando
intelectualmente y la tecnología está avanzando a gran velocidad.
Tiempo atrás, a mayor cultura, mayor era la distancia entre el hombre y Dios.
Ahora las cosas están cambiando porque la gente, cualquiera sea su nivel
político, económico o social está entendiendo que la religión tradicional no es
completa. ¿Por qué hemos de creer en lo que nos impusieron o heredamos,
sin ser la revelación de Dios? No atacamos lo que las religiones creen, sólo
estamos tratando de enseñar los principios bíblicos que han prosperado a la
gente en toda área, incluida la económica.
Dios, que hizo los cielos y la tierra, no quiere de nosotros sacrificios para
bendecirnos (Oseas 6:6). Por qué pensar en un Dios tan cruel que para
favorecernos exija que nos rompamos los huesos, o tengamos que ofrecerle
cualquier cantidad de dádivas a los dioses muertos, a imágenes sin vida que...
tienen boca, pero que no hablan; tienen ojos, pero no ven; orejas tienen,
pero no oyen; tiene narices, pero no huelen; manos tienen, pero no palpan;
tiene pies, pero no andan, ni hablan con su garganta. Semejantes a ellos son
los que los hacen y cualquiera que confía en ellos (Salmo 115:1-8, paráfrasis
del autor).
Seguramente usted ha podido escuchar como las personas admiten que los
ídolos les han hecho milagros. Pero si estudia cuidadosamente las Escrituras
comprobará que el diablo imita las obras de Dios (2 Corintios 11:14). Lo que
sucede es que más tarde esos milagros les son cobrados con creces, incluso
con sus propias vidas.
Como usted, conozco casos de falsos milagros que después dan origen a
enfermedades aún peores. El rey Acaz comprometió a su pueblo con los
ídolos y las prácticas que Dios más aborrece. Gobernó para él y su familia a
expensas de los crecientes impuestos para el pueblo, y al pecado de la
corrupción política agregó el de la descomposición religiosa, porque fue y
ofreció sacrificio a los ídolos de las naciones vecinas tratando de ayudar a su
país. Pero esta historia es enfática cuando dice que esos actos pecaminosos lo
único que hicieron fue aumentar su ruina y la de toda Israel, porque sobre los
altos, hay uno mucho más alto, es decir, Dios (Eclesiastés 5:8). Lo peor de
todo es que en la actualidad hay de esos gobernantes.
No hay quien se acerque a Dios, a su manera, que luego pueda decir: “Perdí”.
Quien se acerca a Dios a través de Jesucristo, gana.
Se trata de los principios del Señor, no de una religión, para que en sus
pensamientos esté la bendición para usted y su familia. Acercarse a Él genera
honor y victoria. Entre más le conozca, mayor será el engrandecimiento de su
parte para que entienda que el cristianismo no es una farsa, ni tampoco
cambiar de religión. Es el poder de Dios, para muchos oculto por el orgullo
de la tradición que no les deja ver la realidad de la revelación de Cristo.
Cuando no se escucha la Palabra de Dios, según el pasaje que acabamos de
leer, hay destrucción, escarnio, desolación, burla, pérdida del gozo y la
alegría, y se acaban las empresas y las esperanzas.
¿Quiere saber cómo escuchar la voz de Dios? Estudie sus estatutos y pídale a
Él discernimiento; sabiduría para entender las Escrituras. Borre el concepto
equivocado de que éstas son para los religiosos. Son para la gente que quiere
el éxito espiritual, material, conyugal y económico.
3.1.4 Las malas obras.
Puede estar en la ruina hoy, pero en Cristo usted sale adelante. Si comprende
que está caminando hacia la ruina, deténgase, extienda su mano hacia Dios
porque Él lo levanta y lo bendice, y todo le saldrá mejor.
Isaías 61:1-4, es la promesa de Dios que nos aleja, impide o nos saca de la
ruina: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió el Señor; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad del Señor, y
el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a
ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío del Señor, para gloria suya.
Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y
restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas
generaciones. Cualquiera sea la ruina o el error, Jesucristo vino para
restaurarnos, ayudarnos y bendecirnos.
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel
que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es
semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y
puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio
con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba
fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que
edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con
ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa (Lucas 6:46-49).
El problema de mucha gente es que llama a Dios todos los días a través de
múltiples rezos y prácticas que parecen buenas, pero que a Él no le interesan;
lo nombran mas no andan en sus principios. Evitamos caer en la ruina cuando
le pedimos perdón a Dios por todas nuestras iniquidades.
Solamente por medio de Jesucristo hay salvación integral para la humanidad.
La actitud debe ser humildad, sencillez y la firme convicción de que nadie
pierde por acercarse a Dios.
Jesús, el hijo de Dios, nuestro único y suficiente Salvador, nos enseña que la
pobreza siempre será parte de la humanidad. Esta es una cruda realidad, pero
lo que debemos procurar es no formar parte del creciente porcentaje de gente
que vive en la pobreza absoluta.
Miremos qué dice Jesús, el Hijo de Dios, acerca de la pobreza: Y dijo uno de
sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar:
¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los
pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era
ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces
Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a
los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me
tendréis (Juan 12:4-8, énfasis del autor).
...a los pobres siempre los tendréis con vosotros... Es una expresión que
debemos analizar. Los pobres y los vosotros son dos grupos muy diferentes.
Los vosotros están representados por quienes hemos aprendido a depender de
la bendición del Señor, sin sepultar nuestra vida natural, social y profesional,
porque la vida de un cristiano no se opone al desarrollo normal de su entorno.
Por el contrario, éste se enriquece cuando incluimos el nombre de nuestro
buen Dios en todos los planes de nuestra vida común, social y laboral. De
está manera, entonces, el grupo de los vosotros representa a aquellos que
seguimos a Jesús.
Este tema refleja la tristeza de la sociedad pobre, pero también la puerta que
Dios abre para quienes quieran creer que de su mano se puede abandonar la
pobreza o evitar caer en ella. Esto, por supuesto, marca en nosotros una
nueva forma de ver el mundo y de proyectarnos en la vida.
Veamos Amós 2:6-8: Así ha dicho el Señor: Por tres pecados de Israel, y por
el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al
pobre por un par de zapatos. Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de
los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se
llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. Sobre las ropas
empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados
beben en la casa de sus dioses. Es posible que para la sociedad un pobre
valga lo que vale un par de zapatos. Existen clases, marcas, estilos y calzado
de diferentes precios, pero un hombre vale mucho más que todo eso. En el
lenguaje de Dios, nuestro precio es incalculable, aunque para la sociedad
valemos por lo que tenemos. Es duro y triste reconocerlo, pero es la verdad.
Por supuesto que Dios no se opone a que tengamos riqueza material y
comodidades. Debemos quitarnos de la mente la malformada idea de que la
pobreza es santidad. Eso es mentira. La santidad tiene que ver con vivir
apartado del pecado, y esto se logra por medio de nuestra relación con Dios
en los asuntos espirituales. El resultado de este ejercicio espiritual me lleva a
comprender que “El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”,
excluye la pobreza.
4.3 Su destino.
Dice el libro de Amós 8:4-6: Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y
arruináis a los pobres de la tierra, diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y
venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y
achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la
balanza, para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de
zapatos, y venderemos los desechos del trigo?
4.4 Su vestuario.
La Palabra de Dios define cómo se viste un rico y un pobre, pero antes debo
aclarar que ¡Dios no hizo pobres! Él nos hizo ricos a todos y nos puso en el
paraíso terrenal donde nada hacía falta. ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué hoy en
día algunos sí se pueden vestir tan absolutamente bien y otros tan
paupérrimamente mal?
No debemos ser del grupo a los que Jesús se refirió cuando dijo: …a los
pobres siempre los tendréis con vosotros… Tal vez en algún momento fuimos
pobres, pero no debemos pensar como ellos. Usted es un hijo de Dios, y
como Él es el Rey, usted es un Príncipe. Los príncipes viven en mansiones,
comen manjares y se visten de manera espléndida.
Renuncie a la idea de que Dios nos quiere pobres. La sociedad religiosa así lo
inculcó, pero la revelación divina, a través de la Palabra de Dios, dice todo lo
contrario.
Dice en Santiago 2:3: … y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida
y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en
pie, o siéntate aquí bajo mi estrado... La vida social para un pobre es el
desprecio y la exclusión. Frases como: “Quédese allí, usted no puede entrar a
este lugar, esa mesa está reservada para otra persona, la silla no es para usted
o ubíquese aquí bajo el estrado de mis pies”, indican que son despreciados
socialmente.
Usted no pierde entendiendo cuál es “El Plan Original de Dios para una
Economía de Éxito”. Reencontrémonos con el proyecto original de vida que
Dios quiere para la humanidad. Éste no se logra con la fortaleza humana ni
legalismos ni leyes sociales que por supuesto debemos respetar en algunas
áreas. Entendamos que el Señor nunca proyectó la pobreza para nosotros ni
para nuestra familia.
4.6 Ocho causas de la pobreza.
Si la pobreza no fue diseñada por Dios, ¿por qué y de dónde vino? ¿Por qué
hay gente pobre? ¿Por qué hay familias pobres? ¿Por qué hay naciones
pobres? Veamos, a la luz de la palabra de Dios, ocho causas de la pobreza.
4.6.1 La negligencia.
Hombre necesitado será el que ama el deleite, y el que ama el vino y los
ungüentos no se enriquecerá (Proverbios 21:17). Los vicios traen pobreza.
Mucha gente es pobre por culpa del licor, la droga, el cigarrillo o el tabaco.
Los vicios, los placeres, la mundanalidad, la prostitución y las depravaciones
sexuales, causan la pobreza. Cuántos padres de familia, por ser viciosos,
tienen en la pobreza a sus hijos. Numerosas madres, cabeza de hogar, por
amar más los deleites que la responsabilidad del hogar tienen a sus hijos
como pequeños pordioseros. Debemos renunciar a todo tipo de vicios, porque
éstos traen la pobreza.
4.6.3 Despreciar el consejo de Dios.
Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto
de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos,
ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida.
Miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y tomé consejo. Un poco de sueño,
cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado
(Proverbios 24:30-34).
Es verdad que debemos descansar, dormir y procurar una vida estable sin
afanes ni presiones, pero todo extremo es vicioso. Es necesario entender, en
el nombre de Jesús, que dormir más de la cuenta, descuidar los negocios,
perecear y perecear, etc, nunca será de bendición porque cuando hay pereza,
hay pobreza.
4.6.5 Asociarse con vagos.
El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos se
llenará de pobreza (Proverbios 28:19). Las abuelas dicen: “Dime con quién
andas, y te diré quién eres”. Juntarse con los vagos trae pobreza. Se trata de
esos “amigos” que no dejan trabajar y que como parásitos sociales traen la
pobreza. Si usted no tienen cuidado de mirar bien con quien anda, hace
sociedades, se sienta a estudiar, proyecta un negocio; si termina
emprendiendo empresas con los vagos, irremediablemente está condenado a
la pobreza.
No tema excluir de su circulo social o de “amigos” a los vagos u ociosos, a
los que no hacen nada y sólo quieren vivir de su trabajo. Le enseñamos a la
sociedad “El Plan Original de Dios para una ECONOMÍA DE ÉXITO, pero
éste se hace realidad cuando nos esforzamos.
Pídale al Señor que le muestre cuales son las “amistades” que están
absorbiendo sus finanzas, ya sea porque sin darse cuenta ellos se llevan el
fruto de su trabajo, o porque le ha delegado a gente ociosa que no quiere
hacer nada por usted, en el manejo de sus finanzas, negocios y empresas.
Por qué gastar el dinero en lo que no sacia, para qué comprar lo que no hace
falta. Recorra su casa y mire todas las cosas que no está utilizando. Revise el
cuarto de los cachivaches y encontrará todo aquello que compró y no le
sirvió. Haga el cálculo sobre cuánto invirtió en eso que no está usando y
comprenderá que ha hecho alguna mala administración. No se trata de ser
tacaños. Estoy hablando de la mala administración y de la necesidad de ser
sabios en el momento de invertir y de comprar lo que se necesita. No se trata
de ir a comprar lo más barato o lo peor, eso también es mala administración y
falta de visión.
Soy muy respetuoso con usted, pero la ociosidad trae pobreza. Algunas
personas dicen: “Es que no me sale trabajo”. Tienen la convicción de que si
no trabajan en su profesión (y está bien que lo deseen) deben sentarse a
esperar hasta que les resulte un empleo en su especialidad. Usted puede ser
un excelente profesional, pero si momentáneamente y por cualquier motivo
no puede emplearse tiene que, como decimos en Colombia, rebuscarse. Usted
no se puede dejar morir de hambre ni tampoco a su familia.
Dios nos ama, nos acepta y nos perdona. Siéntase feliz practicando buenos
principios financieros, pero aumente su gozo recibiendo en su corazón a
Jesucristo en este momento tan oportuno, sino lo ha hecho antes.
n este tema trabajaremos con las estrategias prometidas por Dios para superar
y salir definitivamente de la esclavitud de la pobreza y la miseria. A nadie le
gusta vivir en la pobreza, todos tenemos la esperanza de disfrutar una vida
buena y excelente.
Qué bueno saber que todos queremos decirle adiós a las deudas, al
desempleo, a la tristeza, al desánimo, y qué bueno saber también que Dios
nos abre la puerta de par en par para que comencemos a transitar por esa
amplia avenida que es la prosperidad.
Pida para que se le dé, pero también busque para que pueda hallar. Si se
queda acostado, ayunando u orando, y no sale a trabajar ni a producir, o no se
capacita, ¿cómo le puede bendecir Dios? Porque con el respeto que me
merece usted que está leyendo este libro: Dios no bendice vagos.
Le estoy hablando del “Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”.
Y para poder entrar en la dimensión de la buena economía debemos entender
estos principios y reconocer qué ha pasado con nuestras finanzas, las
naciones y la gente. Dios quería que la mujer le dijera adiós a la pobreza.
Luego vino la bendición, la multiplicación del aceite pero, ¿dónde lo
depositaría? Tuvo que buscar las vasijas entre los vecinos, ¡y no debían ser
pocas, sino muchas! En el área natural con un poquito de aceite hacemos lo
que nuestra mente alcance a entender. Lo maravilloso es que con ese poquito
de aceite más la bendición, el poder y el milagro divino podemos llenar
muchas vasijas, pero éstas las debemos reunir nosotros.
Si usted quiere que Dios bendiga sus finanzas, tráigale vasijas, rebusque, no
se endeude y comience con lo que tenga porque ahí está lo que desea. Usted
pone una vasija, es decir, un pequeño negocio y Él comienza a bendecirle.
Esto es lo que debemos hacer: buscar, orar, gemir, pero también movernos
para poderle decir adiós a la pobreza.
Quizá usted se esté preguntando: “¿Y por qué está tan seguro de que leyendo
este libro vamos a prosperar?” Amigo, porque se trata de la Palabra de Dios y
si la leemos, aceptamos y obedecemos, nuestra convicción estará en su
promesa: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios
Quiero narrarle una historia que nos puede dar una revelación sencilla, pero
muy práctica sobre cómo decirle adiós a la pobreza. Es la historia del apóstol
Pablo cuando como prisionero navegaba hacía Roma y de pronto se levantó
una terrible tempestad. Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya
tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. Pero no
mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.
Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos
abandonamos a él y nos dejamos llevar. Y habiendo corrido a sotavento de
una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.
Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo
temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva. Pero
siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a
alijar, y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de
la nave. Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por
una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de
salvarnos. Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto
en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh
varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este
perjuicio y pérdida. Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no
habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.
Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a
quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante
César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por
tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así
como se me ha dicho (Hechos 27:13-25).
Permítame hacer una analogía entre el pasaje que le acabo de compartir y una
empresa, un padre de familia o alguien que tiene que ver con el dinero. El
apóstol Pablo iba en un barco aparentemente muy seguro y con mucha
comodidad. El mar estaba tranquilo, soleado y precioso, y estaban a punto de
llegar. Se sentían muy seguros, no les faltaba nada, pero de un momento a
otro comenzó a cambiar la pintura de ese cuadro que le acabo de dibujar. Las
figuras de ese cuadro giraron 180 grados. Apliquemos esta historia a nuestras
organizaciones. Quizá alguien tuvo una empresa, un hogar y salud, pero ya
no. En algún momento de la vida le pareció que ya lo tenía todo, pero ya no.
Soplando una brisa del sur ; un viento muy suave y muy tranquilo. A muchos
en la vida les funciona todo lo que se proponen: las empresas, la salud y el
hogar; todo lo encuentran fácil. Su vida es como una brisa y van tranquilos,
muy seguros y parece que la pobreza nunca los alcanzará.
Y siendo arrebatada la nave… Estaban tan seguros que la brisa los puso a
dormir. Pero qué tristeza, de un momento a otro llegó la sorpresa de la vida,
un viento huracanado arrebató la nave. A muchos el viento huracanado los
dejó sin esposa, esposo, hijos, empresas y hasta sin el deseo de vivir.
Es bueno saber que para poderle decir “adiós a la pobreza”, debemos conocer
estos principios del Señor, sin ignorar, ni despreciar que cada uno de nosotros
puede proyectarse y tener una chalupa, una entrada de dinero adicional. Por
ejemplo: usted es un excelente profesional y tiene un magnífico empleo. Ese
es su gran barco, pero le puedo garantizar que usted no dedica las 24 horas
del día a ese trabajo, o a estar en su oficina. Quizás algunos dentro de lo
normal trabajan de 8 á 10 horas diarias, ¿qué hacen con el resto del tiempo
que les queda libre? Lo que estoy diciendo es que usted puede tener una
chalupa, es decir, conseguir ingresos adicionales. Puede tener un negocio a la
par de su trabajo normal que no interfiera con sus horas laborales. Asesórese
y busque información. Capacítese en las nuevas formas de negocio mundiales
que hoy por hoy están haciendo que las personas comunes y corrientes tengan
ingresos adicionales. Éstas conforman su esquife o chalupa.
Quienes triunfan en la vida o han entendido “El Plan Original de Dios para
una Economía de Éxito” no son los que nunca se equivocaron, sino los que
con cada equivocación aprenden la lección y ascienden un peldaño más en la
escalera que los lleva a la victoria económica. Créalo en el nombre de Jesús y
no pierda las ilusiones. En Dios hay esperanza, con Él podemos despedirnos
de la pobreza.
Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida
de vida entre vosotros, sino solamente de la nave… Por tanto, oh varones,
tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha
dicho. ¿Quiere salir de la pobreza? Tenga buen animo. Levántese con la
ayuda de Dios; pida y salga a buscar; ore y espere la bendición del Señor.
Confíe en Dios. Teniendo fe en Él podemos decirle adiós a la pobreza.
Debemos entender algo muy especial: si es padre de familia, gerente, pastor,
empleado, en fin, usted es el capitán de ese barco denominado hogar,
compañía, iglesia y empresa que Dios le ha confiado. Sea como un barco en
el mar de la vida, pero no acepte el Euroclidón, el viento huracanado ni la
tempestad. Con Dios nuestra vida siempre será una brisa fresca para decirle
adiós a la pobreza. Oremos, busquemos la vida espiritual, proyectémonos a
ser no sencillos empresarios, sino los mejores empresarios, no un sencillo
empleado, sino el mejor empleado, no un simple hijo, sino el mejor hijo.
Usted no sale a competir, sino a ganar, porque Dios nos hizo ganadores.
Con la ayuda de Dios vamos entendiendo, poco a poco, que hemos venido a
este mundo a disfrutar el mar de la brisa fresca si Jesucristo es el Señor de
nuestra existencia. En lo más profundo de nuestro corazón lo bendecimos a
usted y a los suyos, y créalo: los mejores días están por venir. ¿No ha
entregado su vida a Jesucristo? Hacerlo es buscar el éxito. Si le habían dicho
que es cambiar de religión, le mintieron, porque Cristo no es una religión. Él
es la verdad para el éxito en la vida espiritual, económica y material aquí en
la tierra.
Nivel II
S
Tema 6: No se conforme con la escasez
S
Como todos los temas, éste también tiene su fundamento: Por cuanto no
serviste al Señor tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la
abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que
enviare el Señor contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta
de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta
destruirte (Deuteronomio 28:47-48). Esta última expresión literalmente es
muy dura, pero realmente veremos qué significa y comprenderemos que Dios
no es cruel como muchos tienen por costumbre predicarlo.
Una persona con hambre que no tiene cómo calmar la sed, está en escasez.
Una persona que no tiene con qué vestirse o que sólo posee uno o dos trajes,
está en escasez y Dios no nos quiere limitados. Por el contrario, Él quiere que
todo nos sobreabunde y, por favor no crea que desear la sobreabundancia es
pecado o avaricia como afirman algunos hombres incapaces de entender “El
Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”.
Por haberle dado la espalda a los valores divinos, mucha gente está sufriendo
la escasez total. Es terrible que haga falta todo, pero también que sólo haga
falta algo. La perfecta voluntad de Dios es que tengamos lo suficiente, que
nos sobreabunden todas las cosas, que tengamos tanto como para poder
bendecir a otros. La abundancia de todo llega cuando le damos más
importancia a la voluntad de Dios, cuando priorizamos los asuntos
espirituales como la base de nuestro éxito.
El Señor dice que faltarán todas las cosas y Él pondrá yugo de hierro sobre tu
cuello, hasta destruirte (Deuteronomio 28:48). Veamos el significado
teológico: Dios no viene a acabar con nadie porque el único que vino a robar,
matar y destruir es Satanás (Juan 10:10). Él vino a terminar con la
humanidad. Imagínese al diablo que viene a destruir, y a Dios a quien
pretendemos poner al mismo nivel y actitud del destructor. ¡Piense entonces
cómo andaría la gente! Debemos entender que la Biblia ha sido traducida a
muchos idiomas y a veces quienes lo hacen emplean términos que en algunos
casos no suenan tan aceptables de acuerdo con la ternura y el amor de Dios.
Cuando Israel permitió que la Palabra de Dios escaseara desde los pulpitos,
toleró lo que hoy en día hacen algunas naciones: que sus gobiernos prohíban
su lectura en las escuelas y los hogares. Prohíben los ejercicios y valores
espirituales en todos los estamentos sociales, culturales y políticos. Yo lo
denomino de una manera bien real: sacaron a patadas al Señor.
¿Por qué en una nación tan próspera como Estados Unidos, que se ha
caracterizado por ser de bendición, ejemplo, jerarquía, orden y democracia,
donde el 70 por ciento de sus habitantes son cristianos, que han tenido tanta
dignidad y reconocimiento mundial, pues hasta su moneda la dedicaron a
Dios, de un momento a otro aparece alguien queriendo sepultar la Palabra de
Dios y dándole paso al aborto, a las masacres y a las guerras? Donde se cierra
la puerta para impedir que Dios entre, se abre el portón de la escasez.
¿Por qué renunciar a lo que nos ha dado éxito? ¿Qué podemos esperar cuando
en las naciones escasean los principios espirituales, en los estamentos
gubernamentales los valores espirituales, en las escuelas se sepulta el sano
concepto de amar a Dios y en las universidades se da más valor a los falsos
conceptos revolucionarios que a Dios? ¿Qué esperar de una nación dónde los
niños aprenden vulgaridades y no la Palabra del Señor, y la juventud fornica,
“cuidándose”, pero no aprende los principios de Dios? Si estamos tan
orgullosos pensando que las filosofías humanas pueden suplantar la presencia
de Dios, ¿cómo no va a venir la escasez?
¿Por qué hay tanta aberración como la homosexualidad? ¿Por qué las
naciones están avalando el tercer sexo? No tenemos nada en contra de los
homosexuales, sino contra aquellos que, aprovechándose del escaso
conocimiento espiritual, manipulan al ser humano para que crea las mentiras
de Satanás.
No hay nada qué comer: “ni trigo, ni vino”. No hay con qué comprar ropa,
pagar la renta y la educación de los hijos. No hay con qué ir de menos a más.
Qué tristeza saber que todo lo que estamos leyendo no fue sólo en la época de
Jeremías. Actualmente en muchos países alrededor del mundo la gente pide
limosna en los semáforos. Las calles están llenas de pordioseros y lo que es
peor, gente joven, sana y muy saludable mendiga. Hasta los profesionales
arruinados piden limosna.
En nuestra niñez veíamos gente en las calles pidiendo limosna porque les
faltaban sus extremidades o eran paralíticos. Ahora todos tratan de pedir
limosna porque perdieron el valor de lo espiritual y se conforman con la
escasez. Nosotros no debemos conformarnos con la escasez, porque la
abundancia es para quienes quieran entender el valor de la vida espiritual.
Sodoma y Gomorra eran dos ciudades y como tales no tenían problemas entre
si. El problema era entre quienes las habitaban, porque un espíritu maligno
los hacía creer que Dios no existía, que no lo necesitaban, que no era
necesaria la espiritualidad, porque es de esa manera como Satanás los
encuentra desarmados y los puede destruir. Lo mismo pasa hoy: quienes se
oponen a las verdades espirituales le están sirviendo al mal, no al bien.
¿Qué tiene de malo pensar en Dios, servirle y que volvamos a los principios
espirituales? Debemos aprender a no conformarnos con la escasez. Si no
queremos escasez económica o moral en los hijos y la casa; si no queremos
escasez en el país, debemos empezar poniéndole punto final a la insuficiencia
espiritual y todo cambiará en el nombre de Jesús. Sodoma y Gomorra fueron
destruidas, pero el espíritu inmundo que poseyó a los habitantes de esas
ciudades está más vivo que nunca y corrompe a los continentes de extremo a
extremo. Que Dios nos ayude a valorar la vida espiritual para que podamos
comprender que las palabras de Jeremías en las páginas de Lamentaciones las
estamos viviendo en la actualidad.
Cuando la Palabra de Dios brilla por su ausencia, el oro se vuelve barro, pero
si usted comienza en el barro, aferrado de la mano de Dios, Él lo saca de esa
condición y en su lugar le da oro.
Continuamos leyendo: Sus nobles fueron más puros que la nieve, más
blancos que la leche; más rubios eran sus cuerpos que el coral, su talle más
hermoso que el zafiro. Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los
conocen por las calles; su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo.
Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre;
porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra. Las
manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos; sus propios hijos les
sirvieron de comida en el día del quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
Cumplió el Señor su enojo, derramó el ardor de su ira; y encendió en Sion
fuego que consumió hasta sus cimientos. Nunca los reyes de la tierra, ni
todos los que habitan en el mundo, creyeron que el enemigo y el adversario
entraran por las puertas de Jerusalén (Lamentaciones 4:7-12).
Las Escrituras dicen que la escasez trae aflicción. Dios nunca abandona al
hombre, es el hombre el que lo abandona a Él. Él nunca le da la espalda a las
naciones, son las naciones las que le dan la espalda a Dios. Creemos en la
tecnología, en los avances de la ciencia, en la cultura, en el estudio, en la
industria, en el deporte, en la vida social, pero también que todos debemos
confiar en Dios, por medio de Jesucristo, si no queremos conformarnos con la
escasez.
Debemos entender y aplicar toda la Palabra de Dios. Por esta razón fue que
Jesucristo dijo: Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo
5:18, paráfrasis del autor). Dios usa a quienes predican el Evangelio de
Jesucristo, no las ideas religiosas. Esta es la gente que Dios utiliza para que a
través de la Biblia podamos comprender que nuestra vida debe ser como fue
planteada al comienzo, es decir, teniendo la economía, la vida social, cultural
y política de Génesis. Esto es lo que todos debemos buscar a través de
nuestro Señor Jesucristo.
Hay esperanza porque estamos viendo algo que alegra nuestros corazones:
que la gente de diferente cultura, posición social, inclinación política y
pensamiento filosófico, tiene un común denominador. Dios está haciendo su
perfecta voluntad porque permite que las crisis nacionales y la escasez en los
hogares sea usada como una linda oportunidad para que volvamos el corazón
a Cristo, es decir, al génesis, al plan original de Dios para una vida plena, un
hogar y una economía de éxito.
No se conforme con la escasez, porque más allá de las tres o cuatro gotas con
las que subsistimos diariamente hay todo un mar de bendiciones, un Dios
esperando por cada uno de nosotros y buscando a los ‘Samueles’ de la época
que se atrevan a escudriñar en las páginas de la Biblia para que encuentren
una mina de tesoros. Quien se atreve a renunciar, a no conformarse con la
escasez, debe comenzar a ser ministrado como Samuel, quien fue visitado por
el Espíritu Santo. Debe sacar tiempo y reconocer que hay un Dios que le dio
la vida, y saber que todo padre de familia necesita de Dios para que bendiga
su hogar y sus hijos.
No se conforme con la escasez. Este es un llamado que Dios nos hace para
que quitemos esa mala actitud de no darle el primer lugar. Eso es lo que ha
hecho que la gente tenga hambre, sed, desnudez y carencia total. Que ese
yugo de hierro, que no es un castigo, sino formación de Dios, baje el orgullo
de la religión, la tradición y el ateísmo, esa altivez que tarde o temprano debe
ser sepultada. Porque así sea en el último instante de la vida, el hombre
siempre querrá saber del Dios que lo ama, acepta, perdona y está dispuesto a
bendecirlo, y esto sólo será una realidad si abrimos nuestro corazón para
decir: Señor Jesucristo yo reconozco que apartado de ti no es mucho lo que
puedo hacer.
Ahora veamos la historia que habla de dos hijos con un padre en común, pero
al fin y al cabo totalmente diferentes. Uno de ellos sabía utilizar bien todo
aquello que su padre y su familia le brindaban en el hogar. El otro, por el
contrario, no valoraba el esfuerzo de sus padres para brindarle una vida llena
de comodidades. Con el paso de los años los dos tomaron caminos muy
distintos.
Pero si por el contrario, usted se encuentra representado por el hijo que hace
un buen uso de las bendiciones que hay en casa, le felicitó, debe mantenerse
así, o aún mejor, proyectándose para algo superior.
Pidió el dinero y los bienes, se despidió de los padres, y se fue lejos a una
provincia apartada. Cuando la humanidad está lejos de Dios, en la provincia
apartada, con seguridad comienza la escasez.
¿Es usted una persona que tiene problemas con los vicios, o que poco a poco
ha ido entregándose a prácticas que le brindan una gran alegría, pero que a la
postre le pasan una factura bien costosa? Tenga cuidado ya que por ahí
comienza la escasez. Cada vez que sencillamente administramos mal los
recursos, o nuestra propia vida, tarde o temprano malgastaremos lo que
alguien puso en nuestras manos. ¡Llega el momento del hambre que acosa y
viene la escasez!
7.2 ¿Qué pasa con la persona que entra en escasez, según la historia del
Hijo Pródigo?
Un hijo de Dios deseando consumir comida para cerdos. Un hijo que en Dios
tiene manjares y una vida excelente. El traductor de este fragmento de la
Biblia fue generoso cuando denominó la comida para cerdos como
algarrobas. En nuestro país se le llama “lavaza”. Se trata de los desperdicios,
de lo que sobra en las mesas, de la comida que la gente desprecia y acumula
en canecas o grandes recipientes. Los peores alimentos son para los cerdos.
Como hijos de Dios no debemos tener esa mentalidad.
Tal vez muchas personas se han arrimado a una empresa por un pequeño
salario, a los familiares que los humillan e inclusive a sus enemigos. No sé
cómo es su vida o el estilo de vida que le está dando a su familia, pero si hay
escasez comience a conocer la forma de anularla.
Esta degradante forma de vida comienza con el orgullo, por alejarse del padre
para vivir en la provincia apartada y por creerse el llanero solitario, es decir,
por pensar que tiene suficiente en los bolsillos y que nunca le faltará. Las
riquezas que adquieren los hombres sin la bendición de Dios tarde o
temprano cogen alas y se vuelan (Proverbios 23:5). Pero las riquezas que nos
da Dios permanecen para siempre.
¿Cuál es la persona que vuelve en sí? Alguien que está bajo el efecto de un
anestésico y despierta, vuelve en sí; alguien que se golpeó la cabeza, cuando
despierta vuelve en sí; alguien que regresa de un estado de coma profundo,
vuelve en sí; un loco que recobra la lucidez, vuelve en sí, y así sucesivamente
hay muchísimos ejemplos para definirlo. ¡La verdad nos hace libres! Es una
locura, demencia, anestesia y un golpe en la cabeza no entender que la única
manera de anular la escasez es volviendo en sí. ¡Despertemos! Como hemos
estado adormecidos por las tradiciones y el orgullo personal, los frutos no han
sido para nada buenos.
Esta es la mejor decisión para salir de la escasez. Sostengo que como el Hijo
Pródigo se marchó y luego quiso regresar, debemos reconocer, en primer
lugar, que es muchísimo mejor con Dios que sin Él. Luego, volver en sí, en el
aspecto espiritual, reconociendo que hay escasez. Enseguida decidir: “¡Me
levantaré! y regresaré al Padre, así el mundo entero se burle”. Nadie por
acercarse a Dios y volver en sí, espiritualmente hablando, perdió o fue
decapitado. Antes era una vergüenza ser cristiano, pero hoy es la forma de
estar “in”, porque en realidad el no cristiano está “out”. Lo importante es
nunca fanatizarnos, caer en extremos desagradables, odiosos y fantasiosos.
Ser cristiano es caminar con integridad. Ahora la gente reflexiva y culta, que
quiere anular la escasez sabe que debe regresar a la casa, es decir, al reino de
Dios, lo cual implica las bendiciones que el Señor nos da aquí sobre la faz de
la tierra.
7.2.5 Hazme como a uno de tus jornaleros
No tenga temor de volver a Dios. Una persona que ha caído en pecado tiene
derecho a levantarse debido al amor de Cristo. Quizá nuestros errores por
vivir en la ruina moral y espiritual han hecho que la sociedad nos sepulte,
pero el Salmo 27:10, dice: Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con
todo, el Señor me recogerá.
¿Tal vez usted ha sido vituperado porque cayó en algo deshonesto? Pues
acérquese a Dios y anule la escasez de una buena vida y de una nueva
oportunidad. Aunque todo el mundo lo deseche, Dios nunca lo hará. Él nos
ama permanentemente; nuestro Padre Celestial no es el látigo. No crea que
debido a la vueltita que se dio por la provincia apartada ahora Dios no lo
ama. El joven de la historia creía que Dios lo iba a desechar o a recibir con
algarrobas. Dijo: “Volveré a mi casa”, mientras pensaba: “Lo haré aunque mi
padre me humille y Dios no me ame igual”... Eso es mentira. Decía: “Volveré
para que al menos me den la última banca, el peor plato, el más desagradable
manjar y la cama más dura”. Así piensa una persona que no tiene visión, ni
proyección para comprender que Dios acaba con todo tipo de escasez y que la
lleva a vivir bendecida y en victoria.
7.2.6 Cuando aún estaba lejos.
Muchos nos hemos sentido lejos de nuestra casa, de la bendición, del camino,
de ser empresarios y de una buena profesión. Podemos estar lejos cuando
hacemos cuentas para comprar un auto y pagar las deudas, pero la verdad es
que no estamos tan distantes cuando decidimos anular todo tipo de escasez.
Nos encontramos más cerca de lo que podemos imaginar. En la fortaleza
personal, el camino para recorrer es muy largo, pero en la de Dios todo puede
cambiar en sólo un segundo.
7.2.7 Su padre fue movido a misericordia.
El padre no lo excluyó como hijo ni lo pisoteó por ser pródigo; lo vio, corrió
hacía él, lo abrazó y le dio un besó. ¿Cómo cree que llegó oliendo este
muchacho? Con seguridad que no era a la mejor loción importada. No llegó
con lujos. Con semejante escasez, ¿cómo cree que tenía la dentadura, y qué
de su aspecto físico y su vestido? Seguro que en la peor condición. Al padre
no le importaba su condición, sólo le interesaba darle la bienvenida. Eso es lo
que Dios quiere darnos como hombres y mujeres de negocios, empresarios,
comerciantes y profesionales. Dios quiere colocarnos a todos en el nivel
donde no hay escasez, sino sobreabundancia y multiplicación.
Por supuesto que la base de esta enseñanza tiene que ver con la economía,
pero aunque hay mucha gente que está bien en esa área, por haber fracasado
en su matrimonio o haber decidido mal fueron sepultados en la escasez.
Anúlela porque Cristo le ama. La Biblia no es un manual de religión que
adormece, sino de prosperidad, reconciliación y victoria. Levántese, busque
resplandecer con luz propia, anule la escasez porque nuestro buen Padre le
está esperando como venga. Él lo perdona, lo ama y lo acepta así. La sangre
de Jesús limpia todo pecado. Volvamos en sí, regresemos a nuestro Padre y
comencemos a anular la escasez.
7.2.8 YYa no soy digno de ser llamado tu hijo.
Le están dando la bienvenida y la bendición, ofreciéndole amor y una
oportunidad, pero persiste en ser indigno, en no levantarse y más bien morir
en la escasez. Ahora no ve nada, todo se acabó y está muerto. Cambie esa
forma de pensar y hablar. Si quiere levantarse rechace los pensamientos
negativos. No piense como el pródigo que vive de las algarrobas. Acérquese
a nuestro buen Padre que se llama Dios y asista a la iglesia, pues en ella sólo
encontrará afecto, amor, aceptación y perdón.
7.2.9 El padre dijo a sus siervos.
Era un hijo, pero estaba muerto. Entonces hay dos clases de hijos: los
muertos y los vivos. Hijos en plena comunión con el Padre y aquellos que por
la rebeldía se privan de sus bendiciones.
Nivel III
A
Tema 8: El poder de la siembra
A
ntes de colocar el fundamento bíblico para este tema, quiero aclarar que el
presente estudio tiene como propósito bendecirlo a usted, a los suyos y a
todos aquellos que lean estas sencillas enseñanzas con las promesas de Dios
que han producido poderosos resultados y grandes beneficios en mucha gente
alrededor del mundo.
Así sucede con todo lo que el hombre hace en la vida. Algunos pueden
esconder de sus hijos lo que hacen a hurtadillas en otros sitios, pero nunca
podrán burlarse de Dios. Mucha gente ha acumulado gran cantidad de dinero
deshonestamente. Por ejemplo: a alguien le confían dinero porque es el
administrador, el contador o una persona de “confianza” en la empresa.
Entonces hábil, pero deshonestamente, y desconociendo los principios
espirituales, comienza a apropiarse de sumas que lógicamente no le
pertenecen, sin comprender que quizá mañana deje de ser empleado para
comenzar como el dueño de su propio negocio. Como esa persona que
acumuló dinero de manera ilícita, luego establece su propia empresa con el
fruto del fraude, sus colaboradores harán lo que él hizo con la gente que le
dio la oportunidad de administrar sus negocios.
¡No olvide el poder de la siembra! Lo que uno hace tiene poder porque es una
Ley Divina. ¡Todo lo que el hombre siembra eso mismo recoge. No nos
engañemos, Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembra,
eso mismo recoge!
También está el cuerpo, es decir, el campo donde más semillas malas se han
sembrado. Esto es lo que la Biblia llama comúnmente la carne. Numerosas
personas andan sembrando mucho para la carne mediante la vanidad
exagerada que no bendice a nadie. Sembrar para la carne tiene que ver con
irrespetar nuestro cuerpo llenándolo con toda clase de vicios como la droga,
el licor, el sexo ilícito (fornicación y el adulterio), las vulgaridades y la
deshonestidad.
No olvide que en todo esto hay un poder; si usted siembra lo que edifica, ese
poder atraerá la bendición, y si siembra lo que destruye, ese poder atraerá la
maldición. Las semillas buenas o malas que sembramos en nuestra niñez
determinan nuestra juventud, las que sembramos en nuestra juventud,
determinan nuestra adultez, y las que sembramos en nuestra adultez,
determinarán nuestra vejez. Es la Ley de Dios: el que siembra engaño, recoge
engaño; el que siembra pan recoge pan; el que siembra ternura recoge ternura
y el que siembra deshonestidad recoge engaño.
Pero lo más sorprendente es que podemos sembrar una semilla como la de
mostaza, la más pequeña sobre la faz de la tierra, pero aun así cuando crece
llega a ser un árbol muy grande. Cuántas semillas de mostaza sembramos
porque nos pareció de poca importancia mentir, coger las monedas de papá y
mamá, o engañar en la empresa. Las semillas, por pequeñas que sean,
crecerán y no olvide que en todo lo que se siembra está el poder para recoger
lo bueno o lo malo.
¡No nos engañemos, Dios no puede ser burlado, porque todo lo que el
hombre siembre, eso mismo recoge! La idea es que sembremos buenas
semillas para recoger muy buenos frutos, es decir, la excelencia de Dios.
Sembremos en nuestros hogares la paz y el orden para cosechar lo mismo.
Más válido y profundo que hablarle a nuestros hijos y darles consejos, es el
ejemplo que ellos vean en nosotros.
Si usted quiere tener buenas semillas para sembrar en la vida, le invito a que
se quite de la cabeza la idea que nos vendieron en cuanto a que las Escrituras
conforman un manual de religión. Se trata de la Palabra de Dios, su
revelación, la fuente de donde podemos sacar muchas y valiosas semillas
para que nuestra vida sea como Él siempre ha querido; por eso he
denominado este estudio “El Plan Original de Dios para una Economía de
Éxito”.
No todas las semillas producen lo mismo. Cada semilla sirve para lo bueno o
lo malo, para lo positivo o lo negativo, para lo espiritual o lo carnal. Veamos
entonces algunas clases de semillas que sembramos en la vida.
8.1.1 Las que no dan fruto.
Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le
bendijo el Señor. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció
hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha
labranza; y los filisteos le tuvieron envidia. Y todos los pozos que habían
abierto los criados de Abraham su padre en sus días, los filisteos los habían
cegado y llenado de tierra. Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de
nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho (Génesis
26:12-16). Esta es la semilla que todos anhelamos. Isaac comenzó
sembrando, y terminó siendo mucho más que poderoso en los asuntos
económicos. Estas son las semillas que producen sobreabundancia.
Quiero enfocar las buenas semillas: siembre mucho amor para que lo coseche
en la misma proporción porque recogemos lo que sembramos. Dios, quien
estableció la Ley de la siembra y la cosecha en la tierra, también nos dice que
esas semillas y frutos se dan en la vida de todo ser humano. Es su decisión
continuar regando las buenas semillas que ha sembrado para obtener buenos
frutos, o cancelar las malas para que no recoja malas cosechas.
Parábola del sembrador: Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al
mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la
gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo:
He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó
en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se
secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y
cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga (Mateo 13:1-9).
Qué bueno tener un tiempo a solas con Dios para poder hacer un balance y
saber cuántas semillas debemos cancelar y cuáles regar con el agua de la fe.
Todos somos sembradores. Cuando usted sale de su casa y va a trabajar a la
fábrica o a la finca, ¿qué siembra mientras recorre las calles de la ciudad, o
los caminos rurales? Cuando se encuentra con las demás personas, ¿qué
siembra? ¡El sembrador, salió a sembrar! Quiera Dios que de ahora en
adelante sembremos sólo lo bueno, porque todo lo que sembremos tiene
poder para la cosecha.
Así como hay tres clases de semillas, también hay tres clases de terrenos:
Génesis 4:1-5: Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a
Caín, y dijo: Por voluntad del Señor he adquirido varón. Después dio a luz a
su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la
tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra
una ofrenda al Señor. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas,
de lo más gordo de ellas. Y miró el Señor con agrado a Abel y a su ofrenda;
pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en
gran manera, y decayó su semblante. La gente carnal, natural, que ignora los
principios espirituales siembra, pero con la actitud y la visión de Caín, es
decir, dan lo peor, lo que sobra, o sencillamente sin la fe que agrada a Dios,
razón por la cual viven de manera pésima, escogen el terreno estéril y
siembran la semilla más mala.
Por otro lado, las personas que sin perder la cultura ni la capacidad intelectual
y administrativa ni la visión de la excelencia, y que le dan importancia a los
asuntos espirituales buscando la bendición del Señor, también siembran, pero
con la actitud de Abel. Viven de la mejor manera, escogen el mejor terreno y
siembran la mejor semilla.
Veamos lo que dice Jesús acerca del misterio del poder de la siembra:
Parábola del crecimiento de la semilla. Decía además: Así es el reino de
Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se
levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete
la hoz, porque la siega ha llegado (Marcos 4:26-29). Esta es la clave de Dios
sobre cómo crece una semilla; se trata de un misterio tanto para la buena
semilla como para la mala. Ambas brotan sin saber cómo, porque es un
secreto divino.
Si usted hizo esta oración, de ahora en adelante su vida será mucho mejor.
Tema 9: Sembrar para cosechar
Tema 9: Sembrar para cosechar 151
Tema 9: Sembrar para cosechar
E
studiaremos una historia que nos bendecirá; se trata del ejemplo de una
persona que sembró muy buena semilla y recogió abundantes frutos.
Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la
tierra. Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si
el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí
quedará. El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes,
no segará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los
huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual
hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes
reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo
uno y lo otro es igualmente bueno. Suave ciertamente es la luz, y agradable a
los ojos ver el sol; pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos
ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán
muchos. Todo cuanto viene es vanidad (Eclesiastés 11:1-8). En este pasaje
Dios, a través del rey Salomón, nos aconseja algo así como: “Hoy te enseño
que debes sembrar para que un día puedas recoger. Si hoy tienes comodidad
económica, buena salud y cómo ayudar a otros, siembra”. Ese el consejo de
Dios.
Los beduinos en Israel, quienes buscan vivir las mismas costumbres de sus
antepasados los patriarcas, cuentan una historia real: Hace muchos años sus
ascendientes llevaban gran cantidad de camellos cargados con cereales,
pero al llegar a la orilla de un río perdieron uno de los camellos porque la
corriente se lo llevó cuando quiso beber. Pasados muchos meses mientras
ellos buscaban a las orillas del mismo río un lugar dónde acampar
encontraron un gran cultivo de cereales. Después de investigar cómo
apareció el cultivo, la sorpresa fue grande para ellos cuando descubrieron
que la semilla transportada por el camello que un día el río había arrastrado
y esparcido por las corrientes, empezó a germinar en aquel terreno. Este es
un ejemplo sencillo sobre cómo las semillas por sí solas germinan y dan
fruto, bueno o malo, pero al fin y al cabo fruto.
9.1 Echa tu pan sobre las aguas.
Veamos ahora la historia de una mujer que supo echar su pan sobre las aguas
y cómo, después de mucho tiempo, lo encontró. Esta semilla se multiplicó de
una manera ilimitada con el poder de Dios. Historias como estas son una
bendición. Queremos demostrar por la Escritura que la siembra permite la
cosecha. Practíquela en su casa, empresa, negocio, en la vida diaria y en su
nación. Como es la Palabra de Dios, por sí misma dará una muy buena
cosecha. Leamos en el segundo libro de Reyes 4:8-11: Aconteció también que
un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le
invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a
la casa de ella a comer. Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo
que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te
ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama,
mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en
él. Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y
allí durmió. Esta era una mujer importante, adinerada, de buena posición
social, empresaria y culta.
Permítame actualizar esta historia. Por la casa de esta mujer todos los días
pasa un predicador común y corriente, e imperfecto, quien anuncia al
perfecto, es decir, al Mesías. A esta dama le causa curiosidad el paso de aquel
hombre llamado Eliseo y su colaborador Giezi. De común acuerdo con su
esposo preparan un cuarto de huéspedes para alojar al hombre de Dios.
Entonces cada vez que Eliseo pasa por allí tiene seguro su hospedaje. No
sabemos cuánto tiempo pasó, pero ya Eliseo tenía que partir, y esta mujer
había sembrado lo que debía sembrar. Ya había echado el pan sobre las
aguas.
Cada vez que los hombres de Dios llegaban les sembraba buen pan, buen
abrigo y una buena cama. ¡Era una mujer sembradora! Qué bueno que cada
uno de nosotros también pueda decir: Señor haz de mí una persona con la
misma actitud sembradora de la mujer sunamita.
No sembró para que el Señor le diera un hijo, lo hizo para que Eliseo
predicara la Palabra de Dios. Cuando usted bendice a un hombre de Dios, a
su iglesia, a su pastor, con la misma actitud sembradora de la mujer sunamita,
actúa como ella y lo que haga falta Dios se lo dará de manera abundante en el
nombre de Jesús. Aunque era una mujer importante, solícita, generosa y
sembradora, carecía de lo fundamental: la fe en Dios. Tenía todo, menos fe.
Pero a pesar de esa limitación quien siembra lo bueno, recoge lo mismo.
Si quiere cosechar aprenda a sembrar como lo hacía esta mujer. Ella sembró
el aposento, la cama, la mesa, la silla y el candelero para el hombre de Dios, y
recogió un hijo. Así es lo que el Señor hace, pues lo imposible para los
hombres es muy fácil para nuestro Dios y Padre celestial.
Miremos la actitud de una persona que siembra esperando lo mejor, pero sin
querer parece recibir lo “peor”. Si le ha sucedido que después de sembrar y
sembrar, las cosas salen mal, en lugar de salir bien, no se preocupe, es que
antes de la cosecha la semilla debe morir para que lleve mucho fruto.
Sigamos: Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y
cerrando la puerta, se salió. Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego
que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo
vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. Él dijo: ¿Para qué vas a verle
hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz (2 Reyes
4:21-23). Esto es lo que bien podríamos llamar una unión en yugo desigual;
ella, una mujer espiritual, casada con un hombre agorero. A quien tiene la
actitud de sembrador Dios le da revelación de la Palabra, y le enseña que las
costumbres mundanas y los agüeros no sirven para nada.
Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su
cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró al Señor.
Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de
él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió
sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por
la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente,
y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él a Giezi, y
le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo:
Toma tu hijo. Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y
después tomó a su hijo, y salió (2 Reyes 4:32-37). El niño estaba en la misma
cama que la sunamita le había sembrado a Eliseo. Quizá ni imaginemos que
lo sembrado hoy, mañana puede ser la cama donde podremos descansar.
Echa tu pan sobre las aguas: porque después de muchos días lo hallarás
(Eclesiastés 11.1). Todo lo que sembramos para bendecir a la gente con la
Palabra de Dios, mañana puede ser la cosecha que multiplicada de manera
ilimitada recogeremos. Eliseo lo intentó varias veces, lo cual significa: es
necesario participar en la guerra espiritual hasta obtener la victoria. En el
caso que estudiamos significó que el hijo de la sunamita abrió los ojos. En el
primer round, cuando se opta por la siembra, son muchas las batallas, pero al
final Dios siempre da la victoria.
Pasados siete años, Eliseo y Giezi hicieron una gran amistad con el rey de
aquella nación. Cuando llega la recesión, el hambre y la enfermedad, hasta
los grandes e intocables quieren saber de Dios. Cuando vino el desespero y se
acabó toda la capacidad humana, el rey de aquella época puso su mirada en
Eliseo y su colaborador. Entonces los mandó llamar para que le hablaran de
Dios, pues el profeta le había dicho: “Sólo el Señor puede restaurar la nación,
levantarnos una vez más, darnos una gran cosecha y bendiciones abundantes,
si comenzamos a depender de Él”.
Y le narran al rey todo lo hermoso que Dios les había permitido durante los
numerosos años que estuvieron predicando su Palabra, es decir, hablándole a
empresarios, profesionales y a la gente culta acerca del poder y el amor de
Cristo, y de la dulzura del Espíritu Santo.
Entre todas esas historias un día Giezi hablando con el rey le narró la de la
sunamita. Esta mujer tan importante a la que el Señor motivó para que
sembrara en sus siervos y en la Iglesia, es decir, en lo espiritual. “En su casa
nos recibió por mucho tiempo y fuimos atendidos como los hijos de un rey”.
Le contó además cómo, a pesar de ser estéril, Dios le había dado un hijo, el
cual luego murió, pero también la forma en que el Señor lo resucitó.
El rey hizo que le devolvieran a la sunamita todo lo que era suyo, incluido el
fruto de la tierra, es decir, la cosecha de lo que había sembrado. En ella se
cumplió la expresión bíblica: Echa tu pan sobre las aguas: porque después
de muchos días lo hallarás (Eclesiastés 11:1).
Sembrar para cosechar es una verdad divina. Que el Señor nos ayude a tener
una actitud de generosidad, diligencia y como sembradores. No se canse de
diezmar, sembrar, ofrendar y bendecir a la gente. Siembre, pero hágalo en un
buen terreno, en gente buena y en personas de excelencia. Si quiere recoger
buenos frutos, busque terrenos abonados. Un buen terreno es la Iglesia de
nuestro Señor Jesucristo. Ahí donde nos hablen del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo; ahí donde nos enseñen el balance bíblico, es decir, que
Jesucristo es salvación, pero también prosperidad.
Oramos para que usted y su familia tengan el respaldo del Señor y la unción
del Espíritu Santo a fin de que todos entremos en “El Plan Original de Dios
para una Economía de Éxito”. Alabe a Dios, glorifique a Cristo y comparta
con otros este mensaje que ahora sembramos en su vida.
a base bíblica sobre “El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”
ha sido y siempre será Génesis 26:12: Y sembró Isaac en aquella tierra, y
cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo el Señor. De la expresión: …y
le bendijo Dios, en este versículo nace este tema, el cual tiene como propósito
enseñarnos, a la luz de la Palabra de Dios, cómo podemos ganar dinero sin
perderlo, y multiplicarlo siempre. La forma de multiplicar nuestras finanzas y
que nos luzcan de acuerdo a nuestra condición como hijos de Dios redimidos
por la sangre de Cristo.
Por esta razón citaré varios pasajes bíblicos, pues me parece oportuno, y por
supuesto bien intencionado, mostrar mayores argumentos de Dios, más que
interpretaciones humanas sobre este tema. Quiero ratificar la voluntad de
Dios según la cual Él desea que todas nuestras finanzas tengan su bendición.
Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo
lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes;
asimismo daréis al sacerdote las primicias de todas vuestras masas, para
que repose la bendición en vuestras casas(Ezequiel 44:30, énfasis del autor).
El profeta Ezequiel es usado como un instrumento del Señor para enseñarle a
las familias de Israel, y por supuesto a nosotros hoy, cómo comienzan las
finanzas de bendición, según Dios.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he
puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues,
la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando al Señor tu Dios,
atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró el
Señor a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar
(Deuteronomio 30:19-20). La Palabra de Dios no ha pasado de moda.
Aunque habla de las experiencias pasadas y futuras de la humanidad, siempre
será un eterno presente que no expira. El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras, dijo Jesús el hijo de Dios, no pasarán.
Entendámoslo de una vez por todas: la fuerza más grande del universo para
bendecir es la mano de Dios, en ella está el poder para dar riquezas y
prosperidad a todos sus hijos. El Señor es suficientemente rico para
prosperarnos a todos por igual, sólo que carecemos de la disposición para
creerle, pero en Cristo podemos lograrlo. Anímese, si quiere ser la siguiente
persona bendecida; busque entender que Dios nos llama a través de estas
verdades para que busquemos las posibilidades que nos negaron los bancos,
las empresas, las deudas, la sociedad, el lugar donde nacimos, o el estilo de
vida que nos dieron. En Dios siempre tenemos la posibilidad de buscar
finanzas de bendición.
Usted escoge creer o no. Por supuesto que en términos normales todos
escogemos vivir bien, estar sanos y prosperar, y además “El Plan Original de
Dios para una Economía de Éxito”, si queremos vida y bendición porque así
lo plantea el Señor. Ame al Señor, atienda a su voz y sígalo.
Toda familia, empresario, profesional, hombre o mujer que decida buscar las
finanzas de bendición debe someterse, para su propio bien, a los tres
parámetros de la vida, o puntos de vista que plantea Dios.
10.2.1 Ame al Señor.
La victoria está en amarlo y tener una relación íntima y personal con Él, no
una religión. También depositando nuestra confianza en Él y amándolo en
espíritu y en verdad (Juan 4:23). La verdadera motivación no consiste en que
yo solo conozca a Dios, sino en que Él me conozca a mí.
10.2.2 Atienda a la voz de Dios.
Recuerde que las promesas hechas a Abraham, a Isaac y a Jacob son las
mismas que Dios nos hace hoy: Finanzas de bendición. Participamos
generacionalmente de la bendición; esta es la herencia que Dios nos dejó y
que, a través del tiempo, debido a la fe, ha venido pasando de unas a otras
manos, porque nosotros también somos parte de la familia de la fe.
Si Dios nos ha dado la vida, la salud y nos protege, también nos regala las
finanzas de bendición.
Isaac empezó con hambre en Gerar ( Hay mucha hambre, no vayas a Egipto,
Isaac hizo lo que Dios le dijo y llegó a estar más que bendecido,
económicamente hablando).
Lo mismo que Dios hizo por Abraham, Isaac, y Jacob, lo quiere hacer por
usted como joven, empresario, padre de familia y mujer de Dios. Impóngase
metas y camine hacia ellas de la mano del Señor.
Qué buena expresión la del versículo 12: Las riquezas y la gloria proceden
de ti… Nada malo hay en las riquezas ni en proyectarnos para ganar dinero,
sin embargo, recordemos que la Palabra de Dios es precisa y concisa cuando
afirma que primero debemos buscar la riqueza espiritual para que luego
venga la económica (3 Juan 2).
Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón.
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.
Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.
Porque no tienen congojas por su muerte, pues su vigor está entero. No
pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás
hombres. Por tanto, la soberbia los corona; se cubren de vestido de
violencia. Los ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos
del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con
altanería. Ponen su boca contra el cielo, y su lengua pasea la tierra. Por eso
Dios hará volver a su pueblo aquí, y aguas en abundancia serán extraídas
para ellos. Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en
inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas.
Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos
engañaría. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta
que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente
los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han
sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores. Como
sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su
apariencia. Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.
Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. Con
todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has
guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo
en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi
corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para
siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú destruirás a
todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es
el bien; he puesto en el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras
(Salmo 73). Al hombre que se jacta diciendo que ganó esas riquezas sin
contar con Dios, siendo ingrato con quienes le rodean y diciendo: He hecho
dinero por mi propio poder y por mi propia fuerza, sólo le falta decir: ¿Y qué
haría Dios sin mí?
Esta autosuficiencia no les permite reconocer que han ganado dinero porque
alguien les enseñó a trabajar, e invirtió en sus estudios y la educación. Ahora
son pretenciosos, arrogantes y altivos, y consideran que ellos solos pudieron
acumular mucha riqueza. Quizá sea cierto, pero este tipo de riqueza, con esa
actitud, nunca la bendice Dios. La Biblia lo ilustra muy bien cuando dice: Así
ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne
por su brazo y su corazón se aparta del Señor (Jeremías 17:5).
El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del
pecador está guardada para el justo (Proverbios 13:22). Mucha gente se ha
enriquecido con base en el pecado; por favor no me juzgue como moralista o
santurrón, pero me gusta la gente que se presenta como es, que se proyecta de
menos a más y que va de abajo hacia arriba; porque al fin y al cabo eso es lo
que dice el Señor: Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su
conocimiento (2 Corintios 2:14).
Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que
cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo
muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto,
también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis
fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles,
¿quién os dará lo que es vuestro? (Lucas 16:9-12). Las riquezas injustas son
aquellas que se obtienen sin merecerlas, es decir, que llegan a nuestras manos
sin haber hecho nada para obtenerlas. ¿Ha escuchado alguna vez la
expresión: Este hombre tiene algo injusto, es decir, que no lo consiguió por la
vía correcta? Este tipo de riquezas son las que le han puesto punto final a la
credibilidad de la gente porque han ganado mucho dinero, pero vendiendo su
reputación y personalidad. Por eso nadie cree en su honradez y ¡no les luce
para nada!
11.1.7 Las podridas.
¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús (Filipenses 4:19). ¿Cómo conseguir las riquezas que vienen
con la bendición de Dios? Quiero compartir con usted lo que garantiza la
obtención de riquezas con la bendición del Señor.
Retomemos entonces el primer pasaje que leímos sobre este tema (1 Crónicas
29:10-14). Es ahí donde nace la enseñanza según la cual las riquezas
adquiridas con la bendición de Dios son las que lucen, perduran, dan altura
social y nos permiten disfrutar una buena posición económica.
Las riquezas que provienen de la mano de Dios producen alegría. Hay una
satisfacción muy grande cuando uno sabe que puede comer algo con lo que
ganó honradamente. Alegra el corazón saber que se da a los hijos algo que
realmente obtuvimos con la bendición del Señor. Asimismo se alegró mucho
el rey David y bendijo a Dios delante de toda la congregación... (1 Crónicas
29:10).
La oración de gratitud que David dirigió a Dios, dice: Tuya es, oh Señor, la
magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las
cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Señor, es el
reino, y tú eres excelso sobre todos (1 Crónicas 29:11). Cuando nuestros
hijos tiene la convicción de que somos profesionales y padres de familia
honrados, personas que viven con altura y excelencia, cómo no ser gratos con
Dios, reconociendo que es por su poder, y que suyas son la gloria, la victoria
y el honor. Indiscutiblemente esta clase de riqueza luce y es la que Dios nos
da de una manera hermosa y honesta.
David oró con tremenda gratitud y un cariño tan especial cuando dijo: Las
riquezas y la gloria proceden de ti. Reconocer que las riquezas provienen de
Dios sólo lo puede aseverar la persona que ha aprendido a caminar con la
honestidad, la excelencia y en los principios espirituales de Dios, anticuados
para muchos, pero tan actuales para nosotros como cristianos que deseamos
hacer la voluntad de Dios. Y pensar que todos tenemos la misma oportunidad
de creerle a Dios, de vivir en su riqueza: …en tu mano está la fuerza y el
poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos (1 Crónicas
29:12).
Aprendamos a incluir a Dios en las ganancias. ¿No le parece justo que quien
nos dio la vida, y a quien le pedimos que nos guarde, envié los clientes a
nuestros negocios, ayude, prospere y dé la victoria, participe de nuestras
ganancias? Aprendamos a ser ricos para con Dios, pues así nos dará
tremendas y poderosas bendiciones económicas.
11.2.2 Reconocer que la bendición de Dios es la que enriquece.
Sabemos que con la ayuda de Dios y con la guía del Espíritu Santo, podemos
proyectarnos dentro de “El Plan Original de Dios para una Economía de
Éxito” a grandes metas y riquezas, pero a la manera de Dios.
11.2.5 Nunca olvidarnos de Dios.
Es muy bueno tener una excelente relación con el Señor, no como con un
Dios lejano que por costumbre, obligación o pesar voy a visitar cada
domingo, pues no se trata de un viejito a quien hemos olvidado. Nunca le
hacemos un favor a Dios asistiendo a la iglesia, orando y leyendo la Biblia.
Más bien nos lo hacemos a nosotros mismos.
etomemos la base bíblica sobre “El Plan Original de Dios para una Economía
de Éxito”. Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por
uno; y le bendijo el Señor. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se
engrandeció hasta hacerse muy poderoso (Génesis 26:12-13).
Las promesas de Dios, sus principios y todo su consejo es para todo aquel
que quiera creer y hacer uso de lo que Él nos enseña.
Dice en el libro de Josué 1:5-8: Nadie te podrá hacer frente en todos los días
de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te
desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por
heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente
esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que
mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra,
para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Se trata de
la linda promesa que Dios le dio a un hombre que fue fiel a su líder Moisés.
La prosperidad comienza con la fidelidad. Cuando somos fieles ante las
tareas que se nos han encomendado, ante los principios familiares y ante los
principios de Dios, con seguridad Él no tiene ninguna dificultad para
comenzar a darnos los materiales del primer peldaño con el que estamos
armando la escalera que nos lleva a la cumbre de la
Así que vivir los principios de Dios en un sano equilibrio con la dignidad que
nos corresponde como personas pensantes y cultas, practicando un
cristianismo real y sólido, siguiendo el ejemplo del mismo Señor Jesús, sin
apartamos de sus pensamientos ni a la izquierda del fanatismo ni a la derecha
del libertinaje, y mantenernos conociendo cómo es que realmente Él quiere
que vivamos, con seguridad nos conducirá por un camino muy especial y
precioso acerca del cual Él dice: Entonces prosperarás (Josué 1:8b, paráfrasis
del autor).
Dios dice mucho más: Conoce mis principios, vívelos y medita en lo que yo te
revelo, y te garantizo que todo te saldrá bien. Todo negocio y proyección
económica que emprendamos, y cualquier área de nuestra vida que
ejercitemos conforme a las enseñanzas de nuestro Padre celestial, nos
permitirá armar el primer peldaño de la escalera que nos lleva a la cumbre de
la
12.1.2 La presencia de Dios en nuestra vida es la base para prosperar...
Primer libro de Crónicas 22:11-12: Ahora pues, hijo mío, el Señor esté
contigo, y seas prosperado, y edifiques casa al Señor tu Dios, como él ha
dicho de ti. Y el Señor te dé entendimiento y prudencia, para que cuando
gobiernes a Israel, guardes la ley de el Señor tu Dios. Este es el consejo que
David le dio a su hijo Salomón cuando presentía que Dios se lo llevaría a su
presencia. El dulce cantor de Israel, el poeta, el guerrero, el rey, un hombre
de muchas cualidades, como el buen padre de familia que desea plantar los
principios de la prosperidad en sus hijos, le da el último consejo a Salomón:
Si quieres que tus empresas prosperen asegúrate de mantener la presencia de
Dios en tu vida.
Si quiere que todo le salga bien; que los negocios prosperen; que los hijos
tengan muy buena enseñanza con la convicción de que cada día que pasa
crece la estatura de la prosperidad, necesita aprender a conocer y discernir
qué significa la presencia de Dios en su vida.
Cuando Israel iba a la guerra contra sus enemigos, el pueblo siempre llevaba
el arca del pacto. Cada vez que los hombres dedicados al sacerdocio la
portaban delante de los escuadrones, Israel ganaba todas las batallas
(compruébelo leyendo los libros de Samuel, Reyes y Crónicas, etc.).
Los filisteos colocaron el arca del pacto dentro de un templo pagano, cerca de
su dios Dagón, un dios inventado templo pagano, cerca de su dios Dagón, un
dios inventado 5). Al día siguiente cuando fueron a adorarlo lo encontraron
completamente destruido. Y como comprendieron que el arca tenía poder (la
presencia de Dios), que por sí misma producía la derrota de los enemigos de
Israel, la pasearon por todos sus campamentos, pero debido a que notaron que
por donde iban con ella había destrucción, decidieron devolverla (1 Samuel
5:6-12). Y cuando los israelitas la tuvieron de nuevo volvieron a ganar las
batallas.
Segundo libro de Crónicas 20:12-20: ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú?
Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene
contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. Y todo
Judá estaba en pie delante del Señor, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.
Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de
Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu del Señor
en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de
Jerusalén, y tú, rey Josafat. El Señor os dice así: No temáis ni os amedrentéis
delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de
Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la
cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No
habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la
salvación del Señor con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni
desmayéis; salid mañana contra ellos, porque el Señor estará con vosotros.
Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los
moradores de Jerusalén se postraron delante del Señor, y adoraron al Señor.
Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para
alabar al Señor el Dios de Israel con fuerte y alta voz. Y cuando se
levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos
salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén.
Creed en el Señor vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y
seréis prosperados. Debemos entender que si a una familia, negocio o
empresa les llegan este tipo de guerras, cuando no sabemos qué hacer porque
la competencia es desleal y aparece todo tipo de desánimo empresarial,
profesional y económico, y sentimos que ya no hay nada más que hacer, sino
bajar los brazos, es justo ahí cuando cobra valor nuestra relación con Dios y
la vida espiritual experimenta una poderosa bendición.
En este pasaje notamos que Israel está pasando por momentos de recesión
económica, problemas políticos, internos, dificultades con otros pueblos y
tensiones en todos los aspectos. Además su líder, Josafat, ya no sabe qué
hacer, entonces viene la presencia de Dios y revela al corazón de ellos algo
especial y contundente, cuando Él les dice: “No se angustien, afanen y
atormenten, ni sepulten la visión de su prosperidad”. Luego revela, a través
de Josafat y mediante dos aseveraciones para su pueblo:
El hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todas las cosas que
habíahecho su padre Amasías. Se propuso buscar a Dios en los Días de
Zacarías, entendido en las visiones de Dios; y en el tiempo en que buscóal
Señor, Dios le prosperó(2 Crónicas 26:4-5, énfasis del autor). Uzías nos da
una importante enseñanza: Fue un gran rey, un destacado político, un hombre
muy próspero, que comprendió la prosperidad espiritual como la base para la
material, no como muchos hacen hoy, colocando la prosperidad material
como base de la espiritual.
Es algo muy elemental: primero colocar el uno y luego el dos, primero Dios y
lo espiritual, después viene la bendición material. Para poder colocar muy
bien este peldaño es necesario analizar algunas verdades:
Primero: Uzías hizo lo recto ante los ojos del Señor, porque todo lo que
hacemos a diario, los ojos de Dios lo observan. Él es un testigo silencioso
sobre cómo llevamos nuestra contabilidad y administramos sus bienes (no
como dueños, sino como mayordomos). Un vigilante silencioso que observa
cómo bendecimos nuestros hogares, cuánto amamos a nuestro país y nuestras
empresas. Es un testigo silencioso que ve cuál es nuestra actitud en la
escuela, la universidad, la fábrica y el hogar. Donde quiera estemos, ahí está
Él observando si actuamos rectamente o no.
Uzías lo entendió muy bien, por eso hizo lo recto ante los ojos de Dios
conforme lo había hecho Amasías su padre. Qué bueno saber que como
padres somos modelos para nuestros hijos.
Segundo: Uzías persistió buscando de Dios en los días de Zacarías y fue muy
entendido en las visiones del Señor. Cada vez que un hombre le hable de Él y
tenga la oportunidad de leer su Palabra, cada vez que tenga la oportunidad de
asistir a la iglesia, orar, y postrarse de rodillas con humildad delante del
Señor, haciendo a un lado sus títulos profesionales, usted está ganando,
sembrando y entrando en “El Plan Original de Dios para una Economía de
Éxito”.
Cuando una persona se somete a los principios de Dios, Él promete que será
como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que dará fruto en el
tiempo preciso, que su hoja no caerá y que todo lo que haga prosperará.
Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman (Salmo
122:6). Esta actitud hacia la nación de Israel es clave para ascender seguro
por la escalera a la prosperidad.
12.2.2 Sea generoso.
El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes
será prosperada (Proverbios 13:4). Haga todo lo que pueda, no se vare por
nada en la vida, sea recursivo, y Dios lo prosperará.
12.2.4 Apártese del pecado.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma (3 Juan 2). Busque primero la prosperidad
espiritual y Dios le dará la material que tanto ha estado esperando.
12.2.6 Aprenda a cuidar económicamente su congregación.
ntes de empezar este tema, dentro del estudio “El Plan Original de Dios para
una Economía de Éxito”, considero pertinente plantear dos interrogantes:
¿Hacia dónde quiere marchar con su empresa? ¿Cuál es el objetivo por el
cual está realizando el presente estudio?
“Amplíe su visión” es la invitación que Dios nos hace hoy. Hacerlo es útil
para todos aquellos que desean marcar una diferencia en la vida y ocupar los
primeros lugares entre la gente reconocida como personas de visión y éxito.
Tal vez esté pensando que esto no es para usted porque no tiene una empresa,
objetivos claros ni sabe para dónde va, y sólo se limita a esperar que pase
cada día.
Para poder dar cobertura a todos los sectores, quiero empezar por lo más bajo
en materia social, económica, política y cultural, basado en la vida de David.
Todo el mundo sabe que David fue un gran rey y un gran guerrero, pero
también de sus fracasos personales y espirituales por no someterse a lo que el
Señor le había demandado. Indiscutiblemente el rey David es el más claro
ejemplo de alguien que entendió el poder y la bendición que hay cuando
aprendemos a ampliar la visión.
En esta oportunidad Dios quiere darnos las estrategias para ampliar la visión
y ponerle punto final a una vida mediocre y sin sentido, a esa vida que
realmente nadie desea. Este tema: “Amplíe su visión”, está planeado para que
todos aquellos que quieren comenzar prácticamente de cero, se proyecten a
lograr mucho en la vida. Igualmente, para quienes teniendo algo quieren tener
más, o para los que han logrado el éxito y quieren sostenerlo y ampliarlo.
Las personas triunfadoras son las que han podido descubrir cuál es el
propósito de vida que Dios planeó para ellos antes de colocarlos en la tierra.
La Biblia dice que los ojos de Dios vieron nuestro embrión. Desde antes de la
creación del mundo Él sabía nuestro nombre y en qué hogar naceríamos.
También dice que hay un libro donde está escrito todo lo que el Señor hizo
acerca de nosotros (Salmo 139:16).
Esto nos afecta, pero debemos enfrentarlo y superarlo. Hay mucha gente con
apellidos y abolengo que nada ha hecho en la vida. Lo verdaderamente
importante es saber qué quiere y puede hacer Dios con nosotros cuando
descubrimos nuestra visión de la vida, la ampliamos y nos ponemos en sus
manos. Por supuesto que es un tesoro contar con una familia donde los hijos
crecen disfrutando el amor y el cuidado de papá y mamá, pero si la crisis es
porque no creció en un hogar fundamentado en Cristo, la Biblia dice: Aunque
mi padre y mi madre me dejaran, con todo, el Señor me recogerá (Salmo
27:10). No interesa la posición social, si estudió en la escuela pública o no
terminó la primaria, lo importante es que hoy, en el nombre de Jesús, nos
levantemos a descubrir el éxito que está dormido en nosotros y que vamos a
despertar.
David se ganaba la vida cuidando ovejas ajenas. En esa época cuidar ovejas
era uno de los trabajos más populares, pero también más insignificantes a los
ojos de los hombres. Era la labor que cualquiera podía hacer, pues no se
exigía ningún perfil, estudios, carrera, abolengo ni posición social, es decir,
David tenía un cargo mínimo, un trabajo destinado para la gente más sencilla
y sin visión.
Ninguno de nosotros vive como producto del azar, por lo tanto si usted nació
en un hogar de la alta sociedad, honrado, con apellidos famosos y bendecido
por Dios, también está en la obligación de ampliar la visión y de ser un
hombre o una mujer de éxito porque Él ha puesto todo a su disposición en
bandeja de oro. Ahora, si es todo lo contrario y se siente marginado, porque
nació en un hogar muy pobre, en un país mal denominado tercer mundista, ha
sido siempre un empleado con ingresos mínimos y es una persona que vive
de lo que las demás quieran darle, no debe actuar como el perrillo que espera
que le caigan migajas de la mesa, debe pensar como un hijo de Dios que
anhela sentarse a la mesa del Rey.
Dios está esperando por nosotros en la mesa del gran Rey Jesús, en donde
siempre habrá un lugar para usted. La sociedad, la cultura y las leyes
humanas pueden despreciarnos; los estilos y los estratos sociales inventados
por el hombre pueden darnos el último lugar, pero en la mesa del Señor hay
una silla para cada uno de nosotros, y es ahí, sentados a la mesa, donde el
Espíritu Santo empieza a darnos una visión amplia para dejar de ser
impersonales (marginados) y comenzar a crecer espiritual, material y
económicamente.
Primer libro de Samuel 16:12-13: Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era
rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces el Señor dijo: Levántate
y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en
medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu del Señor
vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. La unción es
el perfume de Dios aplicado en cada uno de nosotros, es decir, una visión
amplia de excelencia; la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida para
entender que en Cristo hay salvación, y que por medio de Él tenemos la
visión que nos guía a la clase de vida que, como hijos de Dios, merecemos en
el nombre de Jesús. Es la presencia de Dios que nos da entendimiento,
sabiduría y desarrolla en nosotros la proyección hacia el éxito y la victoria
para llegar a la cumbre que Él ha diseñado para todos aquellos que hemos
podido comprender que si alguien debe tener la visión del éxito es un hijo de
Dios redimido por la sangre de Cristo.
Es muy bueno amar a Dios, orar, ayunar, vivir la Palabra, apartamos de toda
clase de inmoralidad y pecado, estudiar teología, tener comunión con Él y
valorar nuestra posición como hijos suyos, y que todo esto dé frutos de
prosperidad integral.
Cuando Dios quiere ampliar nuestra visión, desbarata todos los esquemas
sociales y nos sorprende, pues queríamos una cosa y Él nos da otra. ¿Cuánto
tiempo lleva usted luchando con una empresa que no le funciona o tratando
de terminar una carrera? Entonces, es hora de “ampliar la visión” para que
todo cambie. La Biblia afirma que los pensamientos y los caminos humanos
no son los mismos de Dios (Isaías 55:8). Son mejores y más amplios los
caminos y los pensamientos del Señor para el hombre, que los que,
generalmente de buena fe, pero perfectamente equivocados, nos vendieron
otros.
Usted sabrá que su visión se ha ampliado cuando tenga al frente los triunfos y
los frutos de sus labores y esfuerzos diarios, porque es la bendición de Dios
lo que la aumenta.
David tenía que ampliar la visión. Ante esta afirmación tal vez se pregunte:
¿Ampliar la visión es dejar de cuidar ovejas y refugiarse en una cueva?
Cuando Dios quiere comenzar a desarrollar en nosotros la visión, empezamos
a ser sacudidos por algo que no imaginábamos. David se ocultó en la cueva
de Adulam y allí fue nombrado jefe de una gran cantidad de personas
afligidas, amargadas y endeudadas como él. Antes tenía muchos patrones y
poca plata, ahora es jefe, pero sin dinero. Dejó de cuidar las ovejas que
producían lana, leche y corderos, y fue va a cuidar amargados, frustrados y
endeudados. Notará que a veces Dios nos matricula en una escuela que no
entendemos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados
(Romanos 8:28).
Samuel 23:1-4: Dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos
combaten a Keila, y roban las eras. Y David consultó al Señor, diciendo:
¿Iré a atacar a estos filisteos? Y el Señor respondió a David: Ve, ataca a los
filisteos, y libra a Keila. Pero los que estaban con David le dijeron: He aquí
que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a
Keila contra el ejército de los filisteos? Entonces David volvió a consultar al
Señor. Y el Señor le respondió y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues yo
entregaré en tus manos a los filisteos. David consultó a Dios. Esta es la
actitud del hombre que desea ampliar su visión. En medio de la guerra, el
desempleo, el hambre, detrás de las ovejas, en la cueva, en el bosque, siempre
estaba consultando a Dios. A quien tiene en cuenta la oración y valora lo
espiritual, Él le amplía la visión.
El mismo Dios que levantó a Samuel para que fuera a buscar a David en un
lugar marginado a fin de que comenzara a desarrollar el potencial que le
había dado, es el mismo que hoy le habla a los hombres y a las mujeres que
están dispuestos a escucharlo, pero es necesario que se den un tiempo para
estar y postrarse en la presencia del gran Rey y Señor, a fin de que comiencen
a preguntarle qué ve dentro de ellos como hombres y mujeres sencillos.
Ahora tiene caja fuerte, “un tesoro particular”, cuentas bancarias, reservas en
los mejores hoteles, viaja en clase especial, los mejores restaurantes y se viste
como un rey. Imagine por un segundo como se vestía, comía y cuáles eran las
amistades del hijo de Isaí cuidando ovejas, y cómo se vestía, qué comía y
cuales eran las amistades siendo rey.
Nunca es tarde para comenzar. Aún está a tiempo para creerle a Dios, porque
nacimos para triunfar. Podemos sobresalir tanto como empleados que
fácilmente llegaremos a ser empleadores. Permita que Dios “amplíe su
visión”, porque fuimos creados para tener éxito.
Tema 14: El poder económico
L
Por otro lado, Deuteronomio 8:11-20, dice: Cuídate de no olvidarte del Señor
tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo
te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en
que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te
multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón,
y te olvides del Señor tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de
servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno
de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él
te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el
desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y
probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y
la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate del Señor tu
Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su
pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte del
Señor tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te
inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como
las naciones que el Señor destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por
cuanto no habréis atendido a la voz del Señor vuestro Dios. Este pasaje
muestra de manera sencilla que también necesitamos el poder de Dios para
incrementar nuestra capacidad económica.
Es bueno recordar que el hombre fue creado por Dios, a su imagen, conforme
a su semejanza; esto quiere decir que depende del Señor. La vasija depende
del alfarero, por esta razón es que el ser humano debe reconocer que es
limitado y se puede mover en la tierra con la inteligencia y la sabiduría que
proviene de Dios, quien es inigualable en estos atributos.
Dios le dará poder económico a quien haga del siguiente principio un estilo
de vida: De todo lo que Dios me dé, invertiré en el reino de los cielos. Si
quiere “poder económico”, debe demostrarle a Dios, con la mejor intención
del corazón, que en sus ganancias está incluida una parte para que se pueda
difundir la Palabra y las verdades de Dios que bendicen a la humanidad. Esto
es saber negociar con visión y proyección.
Producir dinero con la visión del reino de los cielos es permitir que Dios nos
moldee como empresarios, profesionales y comerciantes; como hombres y
mujeres de negocios con la capacidad de sembrar de manera generosa para
bendecir su obra. Cuando actuamos de esta forma el Señor se encarga de
darnos cada día más “poder económico”.
Dice el versículo 19, del texto que leímos, que después de mucho tiempo vino
el señor y cuadró cuentas con ellos. Esto demuestra que Dios sabe de
contabilidad, ingresos y egresos financieros; de economía, de creación de
empresas, de finanzas, etc. Las Escrituras nos revelan que Él sabe mucho más
que todos los hombres, y que más temprano que tarde arreglará cuentas con
todos nosotros.
14.4 Las dos clases de poder económico. 14.4.1 El poder económico mal
administrado.
Salomón clamó por sabiduría y Dios se la dio, y además las riquezas que no
pidió. Hoy, la naturaleza pecaminosa del ser humano, cuando no ha muerto a
sus deseos mundanos, revive en el hombre el orgullo, la jactancia y la vana
gloria haciéndole creer que todo lo hizo con su poder y fortaleza. Salomón
llegó a tener mucho poder económico, pero no supo administrar sus
pensamientos.
Alguien dijo: El poder corrompe, porque entre más grande sea el poder,
mayor será la corrupción. Dios no quiere darnos poder económico para que
corrompamos nuestra forma de vida. Él nos proporciona abundancia
económica para que siempre bendigamos su obra, es decir, la iglesia donde se
predica que Jesucristo es el camino, y la verdad, y la vida… (Juan 14:6).
En resumen, toda persona que quiera “poder económico” debe entender por
la revelación en su corazón que el poder de Dios está disponible para todos,
pero solamente lo obtienen quienes bendicen su obra, son generosos,
dadivosos, espirituales, gratos con Dios y hacen todo con altura y excelencia,
pero ante todo, porque pueden decir como David: Señor, reconozco que todo
lo que tu me has dado, ha venido por tu bendición, y que de lo mismo que me
has dado, del mismo don y talento, aparto siempre una cantidad para
bendecir tu empresa (Iglesia), y que estoy en capacidad de recibir “el poder
económico”.
legamos al final de este gran proyecto durante el cual ha estudiado “El Plan
Original de Dios para una Economía de Éxito”. Estoy seguro de que a partir
de ahora su vida será transformada positivamente, porque usted ha estado
sembrando de su tiempo en el jardín de Dios. Confieso proféticamente que
usted segará una cosecha sobreabundante, y cuando esté recogiendo los frutos
de estas promesas, de esta Palabra que el Señor le ha dado, por favor bendiga
a Dios, a su iglesia, a la gente que le rodea y le ayuda, y nunca olvide que
quien es generoso alcanza el nivel de “mucho más que poder económico”.
Veamos la base bíblica para este tema: Respondiendo Jesús, les dijo: Tened
fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo
que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá (Marcos 11:22-24).
Esto de “mucho más que poder económico” es un asunto de fe, de una fe
viva, de una fe que mueve montañas, de fe en Dios, de fe en su Palabra, fe en
nuestro Señor Jesucristo, fe en que todo lo que nos propongamos hacer en la
vida lo lograremos. Si estamos aferrados a Él, y proyectados para bendecir su
obra, llegaremos al nivel de “mucho más que poder económico”, que pocos
han logrado.
No lo dude, disponga su corazón, camine por la fe, proyéctese hacia la
excelencia y usted será una de las personas que puede decir: “Dios tiene el
poder para darnos mucho más de lo que pedimos”. Por esta causa doblo mis
rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre
toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las
riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por
su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel
que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de
lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los
siglos. Amén (Efesios 3:14-16).
Si usted quiere “mucho más que poder económico” debe buscar la manera de
fortalecer su “yo” interior, es decir, el ser espiritual a fin de que tenga el
poder y la fortaleza para lograr muchas cosas que en la tierra numerosas
personas desean y pocas logran porque con Dios podemos llegar más allá de
lo imaginado.
Podemos estar seguros de que el poder de Cristo nos bendice para poder
llegar mucho más allá de lo que pedimos, nos proyectamos y deseamos.
Nuestra capacidad tiene límites, pero Dios los excede. Él va más allá de las
fronteras de nuestra capacidad, de nuestra imaginación y de nuestros deseos,
porque Él es ilimitado. Por esta causa el universo es infinito y nadie ha
encontrado ni el principio ni el final del mismo; no tiene principio ni tiene
fin, y así deben ser las bendiciones de los hijos de Dios: infinitas y sin
principio ni final. Con el Señor podemos llegar muchísimo más allá de lo que
imaginamos o pedimos.
¿Cuál es, entonces, la base para poder llegar al nivel de “mucho más que
poder económico”?
15.2 Las claves de Salomón como ejemplo de “mucho más que poder
económico”.
El Señor quiere que seamos cometas de alto vuelo, pues el problema no está
en que se acabe el hilo de la prosperidad económica porque éste se encuentra
en sus manos. El asunto es permitir que Él haga de nosotros como
empresarios, comerciantes, profesionales y hombres de empresa, cometas
estables que puedan soportar todo tipo de altura económica, sin nunca
soltarse del hilo divino. Debido a que Salomón fue como esa cometa, Dios
comenzó a soltar el hilo del poder económico, y entre más hilo financiero le
soltaba, más dependía el rey de Él, pero cuando comenzó a moverse de un
lado a otro, Dios tuvo que recoger el hilo de la bendición económica. Hoy
tenemos el ejemplo de Salomón y podemos afirmar como el refrán: “Soldado
advertido, no muere en la guerra”.
Vemos entonces cómo fue que comenzó el poder financiero y el “mucho más
que poder económico” en la vida de Salomón. El punto de partida, en el buen
sentido de la palabra, de esta emocionante y edificante película que tiene
como base su vida real. Mas Salomón amó al Señor, andando en los estatutos
de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares
altos… Y se le apareció el Señor a Salomón en Gabaón una noche en sueños,
y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé… Da, pues, a tu siervo
corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y
lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó
delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has
demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas,
ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia
para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te
he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro
como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado
las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes
ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos,
guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre,
yo alargaré tus días. Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a
Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto del Señor, y sacrificó
holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus
siervos (1 Reyes 3:3,5,9-15).
15.2.1 Sabiduría.
Salomón pidió sabiduría. Ahí está la clave, no podemos ser “mucho más que
poderosos económicamente” sólo con títulos universitarios aunque, por
supuesto, son buenísimos ni “mucho más que poderosos económicamente”
sólo con la experiencia. Todos necesitamos la sabiduría de Dios porque entre
más grande sea la capacidad empresarial y la inversión, mayor debe ser la
eficiencia en el ejercicio administrativo, y ésta nace cuando entendemos que
con la mente de Cristo somos capaces de desarrollar cualquier
macroproyecto.
¿Quiere llegar a tener “mucho más que poder económico”? Antes de anhelar
todo el oro del mundo y los grandes tesoros, primero necesita sabiduría para
poder administrar. Seamos entonces como esa cometa que puede volar muy
alto, porque hilo de bendición es lo que hay en las manos del Señor. Él es el
dueño del universo, y lógico, de todas las riquezas del mundo (Hageo 2:8).
Bendición económica es lo que tiene Dios para todos, pero debemos pedir
sabiduría, prudencia y entendimiento, y siempre mantener un sano equilibrio
entre lo secular y lo espiritual.
Comenzó Dios a prosperar a Salomón: En aquel tiempo vinieron al rey dos
mujeres rameras y se presentaron ante él. Una de ellas dijo: —¡Ah, señor
mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando
con ella en la casa. Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, esta dio a luz
también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa,
fuera de nosotras dos. Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se
acostó sobre él. Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado,
mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado
mío a su hijo muerto. Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a
mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que
no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra mujer dijo: —No;
mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto. —No; tu hijo es el muerto,
y mi hijo es el que vive—, volvió a decir la otra. Así discutían delante del rey.
El rey entonces dijo: «Esta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que
ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive”».
Y añadió el rey: —Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En
seguida el rey dijo: Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la
otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey
(porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo: —¡Ah, señor
mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis. —Ni a mí ni a ti; partidlo—, dijo
la otra. Entonces el rey respondió: —Entregad a aquella el niño vivo, y no lo
matéis; ella es su madre. Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado
el rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para
juzgar (1 Reyes 3:16-28). “Sabiduría y prosperidad de Salomón”. Dice en su
orden, sabiduría y prosperidad. La prosperidad no garantiza la sabiduría, pero
qué gran prosperidad asegura la sabiduría. Fue durante esa época de
equilibrio en la vida de Salomón que Dios empezó a soltarle el hilo del poder
económico.
15.2.2 Saber administrar.
Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel… Tenía Salomón doce
gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa.
Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes en el año (1
Reyes 4:1,7). Cuando buscamos “mucho más que poder económico” y nos
proyectamos a esas cumbres a las cuales pocos han llegado, mostrándole al
Señor vida espiritual y capacidad administrativa, Él comienza a rodearnos de
personas que tienen la capacidad, el conocimiento, los medios y los recursos,
gente que nos bendice, es decir, el Señor empieza a formar un gran equipo de
trabajo que nos rodea y nos apoya.
Respetado lector: vivir bien y desear lo mejor, como el poder económico para
bendecir el reino de Dios no es pecado. Necesitamos los mejores estudios de
televisión para producir excelentes videos y películas que hablen de Cristo y
evangelicen al mundo, necesitamos editar los mejores libros y papel de la
mejor calidad para imprimir la buena Palabra de Dios, es decir, la Biblia y,
¿cómo lo vamos a lograr, si no es con “poder económico”?
Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos
casas, la casa del Señor y la casa real, para las cuales Hiram rey de Tiro
había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro quiso, que
el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea (1 Reyes
9:10-11). Salomón edificó la casa para Dios y Él le dio muchas ciudades, y
como usted hoy está invirtiendo de su tiempo para leer y aprender los
principios de este sencillo libro, es mucho más lo que Dios le va a dar.
Porque debido a todo lo que ahora siembra para el Señor, llegará el momento
cuando orará: “Señor qué voy a hacer para administrar lo mucho que me has
dado”.
Porque Dios quiere y puede llevarnos al “mucho más que poder económico”,
el Señor Jesucristo, dijo: Si me permiten permanecer en sus vidas y que mis
palabras los bendigan, pidan todo lo que quieran y les será hecho (Juan
15:1-7, paráfrasis del autor).
Es muy bueno saber que Dios nos ha permitido llegar al final de este precioso
estudio sobre “El Plan Original de Dios para una Economía de Éxito”.
Muchas gracias por haberme permitido llegar a su corazón a través de este
sencillo libro. Quiera el Señor que esta obra sea una semilla que, regada por
la fe en Cristo, más una vida espiritual de integridad que nos hace aborrecer
todo lo malo y desagradable ante Dios, nos lleve a ser la cometa de la
prosperidad que se eleva no para el ego, el orgullo ni la vanagloria, sino para
bendecir su obra. Si usted siempre quiere caminar en este nivel, proyéctese a
bendecir primero lo que más ama sobre la faz de la tierra, es decir, a Dios, su
Iglesia y su obra, y Él lo llevará a dimensiones desconocidas, que existen y
están reservadas para todos aquellos que anhelan entrar en “El Plan Original
de Dios para una Economía de Éxito”.
Deseamos que consulte el presente proyecto con frecuencia, pero sobre todo
que lo atesore en su corazón. Tiene la autorización para compartirlo con otros
y rotarlo, pues nuestro interés es que conozcan las numerosas bendiciones de
la Palabra de Dios, y su paz, además de la salvación que es en Cristo Jesús.
13. BURKETT, Larry. Los negocios y la Biblia. Una guía completa de los
principios bíblicos para hombres y mujeres de negocios. Betania.
14. RADHAMES, Arias Alberto. Los mejores días de tu vida están por
llegar. Alas de Águila.
15. RUSH, Myron. Administración. Un enfoque Bíblico. Unilit. 16. LENG,
Felipe. Dios quiere que usted tenga Libertad Financiera. Centros de
Literatura Cristiana
17. RUSH, Myron. Cómo ser cristiano y hombre de negocios. Mundo
Hispano
Seminario número 1
EL PLAN ORIGINAL DE DIOS PARA UNA ECONOMÍA DE ÉXITO
1. Introducción.
2. Humillación por las tres ruinas.
3. Superando la ruina.
4. El perfil de un pobre.
5. Adiós a la pobreza.
6. No se conforme con la escasez.
7. Anule la escasez.
8. El poder de la siembra.
9. Sembrar para cosechar.
10. Finanzas de bendición.
11. La riqueza.
12. La prosperidad.
13. Amplíe su visión.
14. El poder económico.
15. Mucho más que poder económico.
Seminario número 2
SEIS INGREDIENTES PARA MENTES GANADORAS
1. Derribar fortalezas.
2. No darse por vencido.
3. Actitud positiva.
4. Derrotar la ansiedad.
5. Cambio de estrategias.
6. Descontaminar el pensamiento.
Seminario número 3
SEIS GRANDES SECRETOS DE LA FE 1. Cómo obtener fe.
2. Qué es fe.
3. Los sueños, las visiones y la fe.
4. La fe y la palabra creativa.
5. La fe, el éxito y la felicidad.
6. La fe que levanta a los enfermos.
Seminario número 4
DIEZ SECRETOS PARA PROSPERAR 1. Darle el primer lugar a Dios.
2. Conocer las promesas de Dios.
3. Esperar grandes cosas de un Dios grande. 4. Darle más valor a las personas
que a los productos. 5. Honradez e integridad.
6. La excelencia.
7. Diligencia en la búsqueda del éxito.
8. Atreverse a soñar.
9. Visión administrativa.
10. Organización sabia del presupuesto.
Seminario número 5
DIEZ MENTIRAS QUE DESTRUYEN NUES TROS SUEÑOS
Seminario número 6
CINCO REFLEXIONES QUE MARCARÁN TU DESTINO
Seminario número 7
CINCO PERLAS DE GRAN PRECIO 1. Creer.
2. Confianza.
3. Visión.
4. Esfuerzo.
5. Constancia.
Seminario número 8
MENTALIDAD REAL DE UN EMPRESARIO 1. Hacer un trono para cada
hijo.
2. Pedir sabiduría, corona empresarial.
3. Invertir para reinar. 4. Multiplicar las riquezas. 5. Compartir los tesoros.
Seminario número 9
VISIÓN DE REINO
1. Darle al rey lo que es del rey. 2. Conocer el secreto de los reyes. 3. Anhelar
lo mejor.
4. Establecer negocios.
5. Elegir ser rico.
Seminario número 10
EL ARTE DE HACER DINERO, I PARTE 1. Introducción.
2. El primer paso: Creer.
3. Programarse para el éxito.
4. Los cimientos para la fortuna.
5. El poder de creer (Henry Ford).
Seminario número 11
EL ARTE DE HACER DINERO, II PARTE 1. Riquezas Incalculables (Roy
Crock).
2. La mentalidad del millonario (J. P. Getty). 3. Sueños convertidos en
riquezas (Steven Spilberg). 4. Recetas para el éxito (Aristóteles Onasis). 5.
Ideas que enriquecen (Walt Disney).
Seminario número 12
EL ARTE DE HACER DINERO, III PARTE 1. Poder financiero
(Sobrenatural).
2. El don de las ventas (Thomas Watson). 3. El secreto de la multiplicación
(Rockefeller). 4. Por cada semilla mucho dinero (Conrad Hilton). 5.
Principios de un magnate (Salomón el rey).
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