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Derrumbando mitos
Todos los puntos que se encuentran sobre la curva de solubilidad corresponden a las
concentraciones de las soluciones saturadas a las distintas temperaturas, los puntos B y D
corresponden a soluciones saturadas a las temperaturas T1 y T2 respectivamente. Todos los
puntos que se encuentran debajo de la curva corresponden a soluciones no saturadas, los
puntos A y C corresponden a soluciones no saturadas a las temperaturas T 1 y T2
respectivamente y finalmente, todos los puntos por encima de la curva corresponden a
soluciones sobresaturadas.
Simultáneamente, los puntos E y D poseen la misma concentración (C 3), al igual que
los puntos B y C (C2), mientras que el punto A corresponde a la concentración C1.
Para obtener una solución sobresaturada se debe alcanzar la solución cuya
concentración se encuentra representada por el punto E.
Una condición que se debe cumplir es que el par soluto-disolvente pueda formar
soluciones sobresaturadas, propiedad que no es común, sino que se da solo ciertas
combinaciones. Si esta condición se cumple se comenzará, a la T 1, con el agregado de soluto
al disolvente puro hasta conseguir en primer lugar la solución del punto A y finalmente la
solución del punto B (C2 saturada a T1). Se continúa con un incremento de temperatura para
pasar del punto B al C (de T1 a T2) sin modificar la concentración, ya que no se está
agregando soluto, obteniéndose una solución no saturada a la T2. Se vuelve a adicionar soluto
manteniendo la temperatura hasta alcanzar el punto D (solución saturada a T 2). A partir de
allí se hará descender muy lentamente la temperatura. Si el par soluto-disolvente no posee la
capacidad de formar soluciones sobresaturadas las concentraciones de las soluciones irán
recorriendo el trayecto representado entre los puntos D y B obteniéndose a cada paso un
precipitado producto del descenso de la solubilidad, cuya masa se irá incrementando segundo
a segundo.
Pero, si el conjunto soluto-disolvente sí tiene la posibilidad de formar soluciones
sobresaturadas la temperatura irá disminuyendo conservando la concentración (C3)
obteniéndose una solución sin ningún precipitado en el fondo del recipiente. De hecho, la
presencia de un precipitado es el indicador más evidente de que la solución
sobrenadante no puede ser sobresaturada.
Las soluciones sobresaturadas involucran mucha energía en su formación debido al
exceso de soluto que se encuentra en el sistema. Esto la convierte en muy inestable. A tal
punto que, en ciertos casos, una variación brusca de temperatura, un cristal de soluto
agregado o el frotado de una varilla de vidrio en las paredes del recipiente que las contiene
puede provocar la precipitación de todo el exceso de soluto, con la consiguiente liberación de
calor.
Para realizar estas experiencias en el laboratorio se puede utilizar una solución de
Na2SO4.10H2O en agua y sumergir en la solución sobresaturada obtenida un termómetro con
un cristal de soluto pegado al bulbo. Se apreciará la cristalización brusca del soluto en exceso
y el incremento de temperatura registrado por el termómetro.
La cantidad de contenidos, no solo de química sino de varias ciencias, que se enseñan
basados en conceptos erróneos es bastante numeroso y es muy difícil erradicarlos para
instalar los correctos, pero es necesario revisarlos y ponerlos de manifiesto para no generar
aprendizajes contrarios a los avances de la ciencia y las Didácticas específicas.