Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La imagen que usa san Pablo es muy elocuente: Dios derrama su Gracia, se derrama a sí mismo y
se nos da por entero. ¿Dónde cae tanto don? Dedica un rato a mirarte por dentro. ¿Por dónde está
roto el saco de tu interior? Sin prisas, cierra tus ojos y en el silencio, junto a Él, contempla tu
interior: descubre e identifica los huecos que hay, las actitudes, costumbres, concepciones … que
se han ido pegando y sirven como drenaje a la Gracia de Dios, que se resisten a amarlo con todo.
No trates de ponerles parche, más bien deja que la misma Gracia del Señor indique cómo zurcir,
cómo sanar…
Jesús insiste en hacer de este camino uno auténtico. No se trata de que los demás sepan o no, noten
o no … se trata de que lo noten porque lo hemos hecho bien, y no de que lo hagamos para que lo
noten. Se trata de que nos mueva el propósito honesto del Encuentro, y que lo que puedan ver los
demás en nosotros sea solo consecuencia inevitable de la transformación que produce en nosotros
la cercanía con quien es la Vida, la Bondad, la Alegría. ¡Vive este camino por Él, y solo por Él!
De entre las invitaciones que hace el Evangelio –entra en lo escondido…, que no note tu mano
derecha…, perfúmate…– una siempre me llama la atención. Perfúmate la cabeza y lávate la cara,
dice el Señor. No andes cabizbajo, nos pide Jesús. He ahí la autenticidad: si recorremos el camino
de aparentar andaremos cabizbajos, para que todos noten “el sacrificio”; si recorremos este camino
por Él y con Él, habrá que hacerlo con alegría, con entusiasmo, con la sonrisa de quien se sabe
acompañado por el amor. Y habrá cruz, y habrá sacrificio, y costará –a veces mucho–, pero la vida
inevitablemente tendrá olor a buen perfume … tendrá olor de Resurrección.
Oramos con el salmista
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
Renuévame por dentro con espíritu firme;
No me arrojes lejos de tu rostro,
No me quites tu santo espíritu.