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La Habana, Cuba
Orden de Predicadores
La Habana,
En todo este tiempoCuba
hemos visto ampliarse las aulas de esta institución para
dar cabida a más estudiantes para que la barrera del espacio no fuera impedimento
para que la verdad se paseara libremente, hemos ampliado las aulas y aumentado el
número de los laboratorios de idiomas. Se aumentaron las ofertas académicas y se
mejoraron y perfeccionaron otras, porque la verdad avanza y no podemos quedarnos
sin ella. En este tiempo de gracia hemos conseguido que nuestro Centro fuese
reconocido como una institución ya no del Convento de San Juan de Letran en la
Habana sino que fuera reconocido como Centro de Estudio de la Orden de
Predicadores en el mundo, dotándose para ello de unos estatutos y leyes propios que
fueron reconocidos por la autoridad competente y que rigen hasta el momento
actual. Vimos con alegría nerviosa brotar de los rincones perdidos de nuestro Centro
una plataforma académica completamente online y que ha servido de ayuda
indispensable para mantener viva la obra de esta casa y cubierta las necesidades
académicas de nuestros estudiantes durante el periodo de pandemia y su
consecuente aislamiento. Como un sueño nació Sapere Aude, la revista de nuestro
Centro con publicación en papel y también online con su correspondiente aplicación
móvil. Hemos visto nacer, crecer y hacerse patente la esperanza tantas veces que
incluso podríamos decir que casi nos acostumbramos al milagro. Eso han sido estos
diez años: gracia recibida, gracia vivida, gracia compartida. Podría enumerar otras
muchas cosas pero nos quedaríamos en los logros y en las hazañas y no se trata de
eso, lo más importante, lo fundamental nos está ahí.
Orden de Predicadores
lúcidas, La Habana,
brillantes, Cuba
deseosas de verdad hemos visto y acariciado en estas aulas!
¡Cuánta juventud deseosa de sentido y vida nos ha sido regalada!
En esta casa hemos podido ver cómo se responde aquella vieja pregunta de
Pilatos a Jesús en el Pretorio y que sigue resonando todavía: ¿Qué es la verdad?
(Quid est veritas?), pues a esta vieja pregunta se responde desde la búsqueda común,
desde el respeto absoluto a la persona humana, desde el cuidado y defensa de los
derechos universales del hombre. En esta respuesta permanente y necesaria siempre
hemos observado como huía despavorido de esta casa el demonio de la intolerancia
ante el patrimonio común de una verdad intersubjetivable y no condenatoria.
Hemos contemplado cuánto dogmatismo violento era apaciguado por el abrazo de
una verdad cálida que se dejaba atrapar y llenaba de luz nuestras tinieblas. Con que
gozo hemos visto florecer el diálogo, ese bien común, en el que todos podemos
encontrarnos y desde allí nos hemos sentido tan a gusto con nuestras diferencias,
con nuestro variopinto colorido. ¡Con cuánto pavor huía el demonio de la censura y
del silencio impuesto de los claustros de esta casa al ver la fuerza de la verdad
dialogada, conseguida entre todos, enriquecida por la multiplicidad de aristas que la
misma verdad tiene!
Orden de Predicadores
La Habana, Cuba
He visto con alegría inmensa a jóvenes exalumnos de esta casa y alumnos
también hacerse con el protagonismo de la historia y luchar por causas nobles a
costa no de pocos sufrimientos. Hoy les veo escribiendo y cantando verdades en
medios de prensa que son gritos de esperanza y les veo soñando despiertos ese soñar
de ojos abiertos al que nos obliga la urgencia del presente en medio de movimientos
y proyectos que hablan de paz, de tolerancia de justicia. Les he visto cantar
Estas son mis últimas palabras delante de este foro tan amado por mí, pero no
es la ultima palabra, esa nadie la tiene, esa pertenece por entero a Dios y al servicio
de esa Palabra estamos, somos servidores de ella, esa es nuestra diaconía. Tampoco
tenemos la última verdad ni siquiera la primera, pero somos servidores de quien sí la
tiene y la sigue pronunciando sobre el mundo, para que del mundo no muera por el
frío de la mentira.
Calle 19 No. 258, VEDADO, LA HABANA, CUBA. CP 10400 TEL: +53 78327329
Orden de Predicadores
No La Habana,
puedo Cuba
acabar sin agradecer, agradecer a los que confiaron en mí para
brindar este servicio, agradecer a los que junto a mi trabajaron tanto y tan bien por
esta noble causa que es el arte de enseñar, como verdaderos artesanos lo han
conseguido. Y agradecer a ustedes jóvenes de ahora y a los que han pasado antes por
permitirme acariciar el futuro, confiar en el futuro, amar el futuro.
que lo ostentan sin ninguna responsabilidad. Con más Centros como este no
tendríamos hoy una Ucrania invadida y bombardeada ni tantas verdades silenciadas
y apresadas.
Felicidades.