La popular intérprete Omara Portuondo, Cada gesto interpretativo del maestro Chucho Valdés denota

Premio Nacional de Música, ofreció el su talento, entrega y magisterio.

concierto desde la paladar La Covacha
de Omara, donde vive, en el habanero
barrio de Fontanar.
1930) participó en la acción so-
MÚSICA lidaria, “debemos estar juntos
en las buenas y en las malas”,

Pactos con las personas dijo. La reconocida “diva de

Buenavista Social Club” y “La
novia del filin”, desbordó cu-
banía, gracia innata. Al entonar

y el arte Veinte años, Dos gardenias,

Lágrimas negras, reveló esen-
cias identitarias en su particu-
lar manera de proyectarse, la
Omara Portuondo y Chucho Valdés cual denota valores aprehen-
didos, lirismo, giros melódicos,
protagonizaron conciertos online dirigidos a armónicos.
quienes de manera responsable permanecen Disciplina, perseverancia,
en sus hogares por el avance global de la rigor, caracterizan a esta mu-
COVID-19 jer de impresionante calidez.
Suele recorrer medio mundo
Por SAHILY TABARES / Fotos: LEYVA BENÍTEZ sin vanagloriarse por la dimen-
sión internacional de su que-
OS sonidos son fenóme- informaciones, mensajes, y hacer que aplauden expertos y

L nos físicos, por sí solos

no transmiten emoción.
Lograr sensaciones vinculadas
a ese proceso y al cognoscitivo
requiere de ellos el diseño me-
lódico-rítmico, el cual recrean
artistas en diferentes estilos
en canciones, boleros, instru-
mentales, rumbas, sones.
La música –entendida como
sonidos que generan valores
estéticos– es un sistema co-
municativo, el cual transmite
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acompaña, abraza, sin límites
geográficos. De este panora-
ma son conscientes los intér-
pretes empeñados en llegar a
las mayorías desde las plata-
formas digitales para acortar
el distanciamiento social, una
de las medidas de prevención
y enfrentamiento establecidas
debido al raudo avance de la
COVID-19.
Con su habitual sencillez
Omara Portuondo (La Habana,
públicos allende los mares.
Al ofrecer el concierto online
desde La Habana, compartió
aseveraciones manifestadas a
BOHEMIA en otra oportuni-
dad: “Siempre ofrezco mi cora-
zón. Me gusta rendir homenaje
a los clásicos, entre ellos María
Teresa Vera, Isolina Carrillo,
Miguel Matamoros. De alguna
manera retomo nuestras tradi-
ciones más autóctonas, las lle-
vo a la contemporaneidad”.
1o de mayo de 2020
 Según opina Omara, “la mú-
sica buena nunca pasa de moda.
Defiendo mis raíces, los más jó-
venes deben conocer de dónde
venimos, hacia dónde vamos.
Esta es la mejor forma de avan-
zar en el presente y el futuro”.
Siempre recuerda a figu-
ras imprescindibles de grata
presencia en su vida artística.
En especial destaca al com-
positor y director de orquesta
Adolfo Guzmán. “Era un mú-
sico extraordinario. Su rigor y
caballerosidad daban confian-
za a los cantantes. En 2020 ce-
lebramos el centenario de su
nacimiento”.
Le place sentirse agradecida.
“El querido Alberto Vera me en-
tregó canciones bellísimas: Lo
que me queda por vivir, Tocan
a la puerta. No sé si las escribió
para mí, pero las siento intensa-
mente. Incluso al escucharlas en
grabaciones disfruto el sentido
de tanto sentimiento”.
Se habla de los dones de
Omara añejados por su larga
carrera, en la que demuestra
su absoluto sentido del ritmo,
ductilidad expresiva. Es una ar-
tista auténtica, comparte todo
lo aprehendido con los noveles
intérpretes.
“Cuando alguien dice he
llegado, no tengo nada nuevo
que aprender, estanca su desa-
rrollo. Yo me renuevo a diario.
Llevo una vida sana, no bebo,
no fumo, soy divertida, entu-
siasta. Acepto lo bueno, lo posi-
tivo. Este es un consejo para la
familia cubana”.
Sin desplazarse del acogedor
sillón de mimbre disfrutó en el
concierto online de músicas,
palabras, e hizo gala de su ri-
queza expresiva. Es un símbo-
lo de nuestra nación, deudora
de experiencias vividas junto a
Moraima Secada, Elena Burke,
Aida Diestro y la orquesta Las
Anacaona. Escucharla tiende
sólidos puentes entre las per-
sonas, aleja tristezas, melanco-
lías, acerca a todos en tiempos
difíciles.
Amores compartidos
Por su parte, el maestro
Chucho Valdés (La Habana,
1947) ofreció un recital vía
Año 112/No. 9
Facebook. De manera inusual
trasladó la sala de conciertos
a un medio que le permitió lle-
gar a públicos diferentes.
“Fue una grata experiencia,
la música puede sanar el alma.
Estar juntos en estas circuns-
tancias visibiliza lo mejor de
cada persona”, comentó.
Al lucirse magistralmente
en el “nuevo escenario” repa-
só la fusión entre elementos
del jazz y la música cubana, la
cual tiene una larga historia en
el universo sonoro y rítmico. Él
investiga, profundiza en el em-
pleo consciente de ritmos yoru-
ba, carabalí, en las vertientes
inagotables de figuras legenda-
rias del piano en Cuba, Manuel
Saumell, Ignacio Cervantes,
Ernesto Lecuona. Tampoco ol-
vida a Bill Evans, Horace Silver,
Duke Ellington, Hank Jones, fi-
guras “presentes” en su hogar
desde la niñez.
Todas las fuentes le sirven al
valioso artífice de Irakere, agru-
pación que empezó a sonar en
1973 y de inmediato sus experi-
mentaciones renovaron nuestra
música popular con belleza y
originalidad.
Observemos con detenimien-
to la entrega de Chucho al ins-
trumento. La manera de tocar,
el fraseo, la elegancia, afloran en
cada ejecución. Tanto en A rom-
per el coco como en El rumbón
y las más inusitadas improvisa-
ciones jazzísticas aportó la he-
rencia ancestral sedimentada,
las nuevas energías que nacen
desde la inspiración.
En Valdés el proceso creativo
demanda autenticidad. Recuerdo
sus sabias reflexiones expresa-
das a nuestra publicación hace
algunos años: “El dominio técni-
co es esencial, también la inspi-
ración. Ambos elementos activan
las emociones, lo descubierto du-
rante los años, la necesidad de
decir de otra manera lo que otros
aportaron. Nada se puede lograr
sin el estudio consciente, diario.
El trabajo, el esfuerzo propio, son
los mejores estímulos en el mo-
mento de componer e interpre-
tar lo de uno”.
Chucho impulsa estas ideas
en la promoción de los jazzis-
tas más jóvenes. Nunca ha
dejado de sentirse maestro.
Me comentó hace un tiempo
que “uno enseñando aprende.
Escuchar al otro, recibir sus
opiniones, motiva a pensar
en estrategias y maneras de
hacer. No he tenido un méto-
do único para aplicarlo a mis
alumnos. Primero estudio sus
habilidades, trato de compren-
derlos, me concentro en lo que
debo trabajar. Fui profesor de
la Royal Academy of Music de
Londres, donde impartí clases
a famosos pianistas; clases
magistrales y talleres en va-
rias universidades del mundo.
Esas vivencias me han sido
muy útiles, influyen en mi afán
por seguir descubriendo hue-
llas, valores, riquezas, necesa-
rios para la profesión y la exis-
tencia cotidiana.
Una nueva síntesis musical
emerge de este artista, reco-
nocido con el Premio Nacional
de Música y otros galardones
internacionales. Su repertorio,
quizá poco conocido o no tan-
to como lo merece, revela la
atenta receptividad de Chucho
a lo que sucede en el ámbi-
to internacional sin perder la
brújula personal. En la memo-
ria de generaciones quedaron
Mambo influenciado, Misa
negra, Juana 1600, El volcán
del Caribe, páginas registra-
das en fonogramas, los cuales
promueven por estos días el
Canal Clave, emisiones radia-
les y plataformas digitales.
¿La “clave” de su éxito?
Defender un concepto, ideas,
pensamientos arraigados. Esta
prioridad exige dedicación sis-
temática, nunca confiarse en lo
sabido, acudir a los maestros, fa-
miliarizarse con el acervo ajeno
y ampliar el propio.
Al quedarse en casa seguro
revisitó el arsenal polirrítmico
del Caribe, los ritmos afrocu-
banos de la pianística, las in-
fluencias de la habanera y la
rumba, los consejos bien apre-
hendidos para seguir ofre-
ciendo el arte a las personas,
entregar el alma y el espíritu
de innovación que siempre
lo acompaña. Es una especie
de pacto inviolable, duradero,
para todos los tiempos.
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 ARTES PLÁSTICAS
museosdelmundo.com
Los recorridos virtuales, como el que muestra a La Capilla Sixtina, revelan
detalles incluso no apreciables durante las visitas tradicionales.
Recorrido placentero desde casa
En esta época de pandemia muchas obras
de los museos más importantes del mundo
se pueden observar de manera virtual
Por JEIDDY MARTÍNEZ ARMAS
N silencio avasallador ocu-
U pa en estos momentos
las salas del Louvre en
Francia, El Prado en España,
el Metropolitan Museum of Art
(MET) en los Estados Unidos, o
La Capilla Sixtina en el Palacio
Apostólico del Vaticano, siem-
pre llenas de turistas y nacio-
nales, expectantes y emociona-
dos por poder apreciar con sus
propios ojos las obras de Da
Vinci, Picasso, Goya, Pollock o
Miguel Ángel.
Ante la imposibilidad de abrir
sus puertas a la población, de-
bido al azote de la COVID-19,
sus directivos afrontaron la di-
fícil tarea de buscar otra mane-
ra de mostrar sus colecciones.
¿Cómo hacerlo? Aprovechando
la tecnología. Ahora el público
interesado en los renombrados
museos podrá recorrerlos me-
diante visitas virtuales a través
de sus sitios web y siguiendo
las publicaciones en las redes
sociales de estos excelsos es-
pacios culturales.
El Museo del Louvre, por
ejemplo, ¿quién no ha soñado
50
visitarlo? La mayoría, pues ad-
miramos sus valores artísticos,
históricos y patrimoniales. El
edificio donde se encuentra
ubicado fue construido origi-
nalmente como una fortaleza,
a partir de 1190, pero en el siglo
XVI se transformó en palacio
real. Llegado el año 1682, el rey
Luis XIV trasladó la residencia
de la monarquía a Versalles y el
Louvre se convirtió en la sede
de varias academias de arte.
Fue el 8 de noviembre de 1793
que abrió las puertas como mu-
seo por primera vez.
Una de sus principales atrac-
ciones es La Gioconda o Mona
Lisa y su enigmática sonrisa.
La perfecta técnica pictórica
de Leonardo da Vinci ha impac-
tado al público desde que esa
obra fue expuesta allí a finales
del XVIII. A pesar de su cierre
temporal, por causa de la ac-
tual pandemia global, es posi-
ble observar cada detalle de la
pintura más famosa del mundo,
y de otro arsenal de cuadros y
esculturas, a través de la pági-
na en Instagram@museelouvre y
de la etiqueta #LouvreChezVous
(Louvre en casa).
Opción similar brinda El
Prado (fundado en 1819 y con
un catálogo de miles de obras
donadas por la realeza hispana).
Hoy mismo, sin salir de su hogar,
si accede al sitio https://www.
museodelprado.es/coleccion,
el usuario puede disfrutar de
pinturas creadas por Goya, El
Bosco, El Greco, Velázquezko
Rafael. Y en el perfil de Ins-
tagram@museoprado hallará vi-
deos en los que varios expertos
comentan secretos de los cua-
dros más famosos, así como los
trabajos de restauración que se
realizan en esta institución.
De igual modo, La Capilla
Sixtina, cuya bóveda fue decora-
da por Miguel Ángel con un con-
junto de pinturas al fresco, entre
1508 y 1512, es accesible solo con
dar clic en el siguiente enlace:
https://www.museivaticani.va/
content/museivaticani/it/co-
llezioni/catalogo-online.html
Por su parte, el Metropolitan,
ubicado en la céntrica locali-
dad de Manhattan, Nueva York,
atesora más de dos millones de
obras de arte de todo el mundo:
desde tesoros de la antigüedad
clásica, hasta obras de grandes
artistas europeos y estadouni-
denses, como Tiziano, El Greco,
Rafael, Picasso, Rembrandt o
Pollock, entre muchos otros.
Gracias a la iniciativa Met 360°,
resulta posible ver cortos audio-
visuales y las colecciones más
importantes, así como icónicos
espacios de esa institución. Una
de las entradas es https://www.
metmuseum.org/art/online-fea-
tures/met-360-project
Otros relevantes centros cultu-
rales, como la Galleria degli Uffizi
en Florencia, Italia; la Acrópolis
y el Partenón, en Atenas, Grecia;
el Museo Británico de Londres;
el Museo de Frida Kahlo, en
México; el Hermitage, en San
Petersburgo, Rusia, por men-
cionar solo algunos, también
mantienen sus puertas abiertas
virtualmente.
Visitarlas sin movernos del
hogar es, sin duda, una expe-
riencia sorprendente, muy pla-
centera, y sobre todo, segura.
1o de mayo de 2020
 LIBROS
Una historia no contada
Novela en formato digital, del Fondo Editorial
de Casa de las Américas, puede ser otra de las
alternativas sugerentes para disfrutar en casa
Por ROXANA RODRÍGUEZ TAMAYO
UESTRAS tierras del
N Caribe, como espacio de
coincidencias entre cultu-
ras, religiones, creencias y va-
lores, emergen desde la litera-
tura con el volumen Yo, Tituba,
la bruja negra de Salem, de la
escritora guadalupeña Maryse
Condé, quien recrea la vida de
una esclava barbadense impli-
cada en los aciagos procesos de
brujería acaecidos en el siglo
XVII en Nueva Inglaterra, ac-
tual estado de Massachusetts,
en los Estados Unidos.
Narrada en primera perso-
na, la obra se aproxima con to-
tal veracidad, aun cuando es un
texto de ficción, al suplicio de
la trata y la esclavitud. Asume
la espiritualidad, lo sobrenatu-
ral y las lujurias por lo carnal
con un matiz legitimador del
ser caribeño.
Tituba es engendrada en un
barco negrero, cuando un ma-
rinero viola a su madre, quien
era apenas una niña; aquel
fatídico evento es el inicio de
su angustiosa vida, en la cual
se desplazará de una región
a otra, de su natal y esclavi-
zado territorio de ultramar
al puritanismo delirante de
Norteamérica.
De modo que el viaje cobra
un significado especial en el
relato, se convierte en princi-
pio y fin de las andanzas de la
protagonista, concepto recu-
rrente e iniciático propio de las
culturas desde la antigüedad y
presente en la mayoría de las
religiones.
La muerte no es el final de
la existencia humana, parece
revelar Condé en un tono de
sugestivo lirismo que tras-
ciende toda la novela. Ese
Año 112/No. 9
halo mágico fantástico, pro-
digado por la sabiduría de los
espíritus, devela la conexión
de Tituba con sus seres que-
ridos difuntos; y sigue la con-
cepción religiosa africana en
la que fallecer es un estado
de cambio transformador,
donde se renace en otra vida
para permanecer en toda la
eternidad.
Doctora en Literatura Com-
parada por la Soborna, Maryse
Condé goza de amplio presti-
gio como novelista, y aunque
su prolífica y extensa creación
literaria comenzó como dra-
maturga, ha incursionado en
la literatura infantil, el ensayo,
la ficción histórica, entre otros
géneros.
Muy joven emigró a África
al casarse con el actor gui-
neano Mamadou Condé. Allí
ejerció la docencia y vivió du-
rante más de 10 años que le
sirvieron para comprender
el valor esencial de la cultura
y la identidad para los seres
humanos.
Tras viajar a los Estados
Unidos se convierte en una
sobresaliente académica y su
obra alcanza gran notoriedad
por ahondar en los conflictos
vinculados a la diáspora de ori-
gen africano en el Caribe, des-
de una perspectiva feminista.
En los últimos años ha cum-
plido diversas responsabilidades
y merecido varios reconocimien-
tos, entre los que cabe resal-
tar la fundación del Centro de
Estudios Francófonos, en 1997,
y la presidencia del Comité por
la Memoria de la Esclavitud.
Hace apenas dos años, en 2018,
le fue conferido el Premio Nobel
Alternativo de Literatura.
La obra se aproxima con total
veracidad, aun cuando es un texto
de ficción, al suplicio de la trata
y la esclavitud.
En Yo, Tituba… lo intertex-
tual aflora de diferentes mane-
ras. La autora apela a un clá-
sico de la literatura dramática
estadounidense, Las brujas
de Salem, de Arthur Miller,
y constantemente coteja su
trama con las expresiones de
la cultura afrocaribeña, para
censurar el fanatismo puritano
y condenar la discriminación
racial y la esclavitud.
La apropiación de ritos reli-
giosos, mitos y/o leyendas con
un trasfondo mágico, legados
de una generación a otra por
medio de la oralidad, es uno de
los ejemplos de intertextuali-
dad perceptibles en la novela,
como asimismo lo es la rela-
ción de confraternidad enta-
blada entre la protagonista y
una reclusa adultera, quien
constantemente muestra el ex-
tremo feminista con el que no
se desea cargar la obra.
Con Yo, Tituba, la bruja ne-
gra de Salem, Maryse Condé
se convierte en emisaria de
una experiencia colectiva de
la cual todavía la humanidad
sufre las consecuencias; no
obstante, es un libro en el que
se advierte optimismo y la es-
peranza de alcanzar un mundo
pleno de justicia social.
51
 Apuesta científica por la vida
Por SAHILY TABARES
OS micrófonos y las cámaras se multipli-
L can a velocidades impensadas. La “rea-
lidad”, al parecer, depende de cómo la
comunicación mediática la construye o recons-
truye. En el panorama mundial lidera el poderío
de grupos económicos privados que conquis-
tan mercados, difunden mensajes, noticias
falsas por diversos canales. El actual (des)or-
den implica dimensiones financieras, políticas,
culturales, informáticas; genera desigualdades
crecientes en la vida humana.
¿Qué hacer para contrarrestar tal avalancha
y sus efectos nocivos? Ante todo, contribuir al
análisis, a la propuesta de líneas de acciones,
las cuales favorezcan sustanciales mejorías en
la programación televisual.
La comunicación es un proceso que exige
participación en las relaciones de entendimien-
to con los destinatarios. A reflexionar sobre
esta problemática se convoca en varios progra-
mas (De tarde en casa, Mesa Redonda), spots,
noticieros, a psicólogos, médicos, investigado-
res, promotores culturales, artistas, quienes al
expresar puntos de vista y los resultados de
investigaciones confirmaron el interés de cada
individuo por conocerse a sí mismo, una bús-
queda compleja, en tanto demanda no solo
ser, sino que también requiere conocer; en
consecuencia, el procedimiento reclama un de-
sarrollo paulatino para aprovechar lo positivo,
construir nuevos conocimientos sobre noso-
tros mismos y los demás.
Por lo general, poco se reflexiona so-
bre la subjetividad –objeto de estudio de la
Psicología–, entendida como la cualidad del
humano de ser sujeto activo de su existencia,
dominar su conducta y las representaciones de
sí mismo. Las palabras alma, espíritu, mente,
muy en boga por estos días dado el avance
de la pandemia COVID-19, se emplean para
nombrar la subjetividad, esta se expresa en
el comportamiento, en el cual influyen causas
biológicas, ambientales, todas ellas son deci-
sivas en su conformación.
De igual modo, existe una subjetividad co-
lectiva, que se desarrolla cuando un grupo
comparte una acción común, se enfoca para
52
dar solución a problemas profesionales o de
otra índole. Por supuesto, también se manifies-
ta la psicología popular o de sentido común,
la cual ayuda a clarificar, resolver problemas y
comprender nuestra psique.
No basta con mantenerse frente a la pan-
talla, es imprescindible añadir la inteligencia
lectora de cifras, acontecimientos, errores,
discriminaciones que ocurren en otros paí-
ses. Apreciar, sentir lo que ocurre en el hogar,
el barrio, el país, deben ser prioridades fun-
damentales. El consumo cultural es apropia-
ción, recepción y uso. Los espacios de tele-
visión tienen valores agregados. Por ejemplo,
entretiene y aporta saberes uno de participa-
ción al estilo de El selecto club de la neurona
intranquila (Cubavisión, viernes, 9:45 p.m.).
Cada producto audiovisual tiene su distinción
simbólica, una manera particular de decir. El
lenguaje modifica, transforma condiciones
del comportamiento social, tanto del sujeto
hablante como del destinatario. Pero es insu-
ficiente el uso correcto de la sintaxis verbal,
hay que velar por las imágenes, estas propo-
nen un sistema de pensamiento, el cual com-
pleta los mensajes y las intencionalidades de
guionistas, realizadores, de todos los implica-
dos en la dramaturgia del espacio.
El discurso icónico influye en las asociacio-
nes, el televidente toma decisiones, duda, inte-
rroga a sus congéneres tras ver y comprender
escenas o el capítulo de una serie. La TV, como
mediación cultural, reproduce sentidos, propo-
ne mundos posibles, rechazados o aceptados,
en dependencia de la lectura al interpretar la
polisemia textual.
¿Soluciones? Validar las experiencias co-
municacionales mediante una apuesta cien-
tífica por la vida que permita obtener resulta-
dos creativos de acuerdo con los impactos
generados por ellas en las audiencias. De lo
contrario, el acercamiento a fenómenos de en-
vergadura económica, política, cultural, será
primario, apenas se transitará por las ramas
sin bucear en las causas para comprender las
consecuencias, lo que afecta la espiritualidad
y la integridad física.
1o de mayo de 2020