CORPUS HISPANORUM BARTOLOMEDE LAS CASAS

DE PACE
DE REGIA POTESTA TE
EDITADO BAJO LA DIRECCION DE O DERECHO DE AUTODETERMINACION
LUCIANO PEREÑ 1A
EDICION CRITICA BILINCOE POR

LUCIANO PEREÑA, J. M. PEREZ - PRENDES

VOLUMEN VIII VIDAL ABRIL y JOAQUIN AZCARRAGA

Reimpresión 1984
Corregida y aumentada

' Este volumen se ha realizado con la colaboración económica del

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
INSTITUTO DE COOPERACION IBEROAMERICANA MADRID, 1984

1
XIV REIMPRESION 1984

te nueva del trqtado De regia potestate, con aplicación de la

nueva metodología, dinámica y depurada, que el equipo del
Corpus v(ene aplicando a los últimos volúmenes de la Colec- INDICE
ción, y recoger a la vez los últimos resultados de la investiga-
Páginas
ción cien tífica sobre la polémica lascasiana. Somos cons-
cientes de las deficiencias y limitaciones de una edición que l •:snJDIO PRELIMINAR:
fue publicada hace varios años. Pero razones económicas y
de urgencia inmediata decidieron por la reimpresión. I. Presupuestos histórico-jurídicos ........ . XXI
Queremos, no obstante, resaltar aquellas correcciones ne- II. Proceso político ....................... . XLVI
cesarias que permiten las posibilidades técnicas de la reim- III. Proyectos de solución .. . . .. .. . .. . . .. .. . LXVI

presión. A manera de apéndices se añaden tres documentos IV. Intervención de Las Casas ...... LXXXV

importantes que consideramos imprescindibles y suponen V. El tratado «De regia potes tate» ... CXIV

una verdadera aportación científica al texto crítico. Signos y Siglas · . .. .. . .. . .. . .. . .. . . .. .. . .. . CLVII

Se trata, primero, de la Réplica que hizo el obispo de 1)E REGIA POTESTATE:

Chiapa contra el Doctor Sepúlveda. Identificado y preparado
Dedicatoria ...... 2
por el Dr. Abril, supone un avance decisivo para la evaluación
Introducción .. . .. . .. . .. . 8
doctrinal y crítica de la bipolarización Sepúlveda-Las Casas.
El segundo, Carta del Consejo de Indias a Su Majestad el !'ARTE PRIMERA: Cuestiones:
Rey sobre la prohibición de las conqÚistas en la Junta de
I. Libertad natural del hombre . . . . . . . .. 16
Valladolid, identificado y preparado por el Dr. Jaime Gonzá-
11. Libertad original de las cosas . .. .. . . .. 20
lez, permite valorar definitivamente los resultados de la Jun-
111. Derechos del Rey sobre bienes de par-
ta Magna. Y el tercero, Carta de Derechos Civiles y Políticos,
culares ............................. . 23
elaborado por el Dr. Luciano Pereña, fue presentado en el
IV. Solidaridad entre reinos .............. . 33
Congreso lascasiano de Sevilla (1974), en la Academia de la
V. Límites de la jurisdioción de los Reyes. 37
Historia de Guatemala (1974) y en el Congreso de Ciencias VI. Pacto constitucional sobre prestaciones. 40
Históricas de San Francisco (1975). Damos las gracias a
VII. Solidaridad entre ciudades . . . . . . . . . . .. 44
todos aquellos que han hecho posible esta reimpresión.
gracias a todos aquellos que han hecho posible esta reim- PARTE SEGUNDA:Conclusiones:
presión. VIII. Nulidad en los actos de gobierno ... 47
IX. Sujeción del Rey a las leyes . . . . .. so
X. Argumentos de autoridad . . . . .. : . . . .. 52
XI. El Rey y la propiedad privada ... 53
XII. Enajenación de territorios ..... . 58
XIII. Enajenación de jurisdicciones .. . 65
XIV. Venta de cargos públicos ..... . 66
XV. Indemnización de daños ........... . 70
XVI INDICE
INDICE XVII

Páginas Páginas

XVI. ¿ Quiénes deben indemnizar? ........... . 73

VIII. Memorial-Sumario a Felipe II sobre la
XVII. Enajenación de bienes fiscales .. . .. . . .. 77
enajenación de los indios .. . .. . .. . .. . 214
XVIII. Exención de impuestos . . . . . . . . . . .. 79
IX. Mei:norial del obispo Fray Bartolomé
XIX. Provisión de cargos públicos .. . .. . .. . .. . 83 de las Casas y Fray Domingo de Santo
XX. Bienes patrimoniales del Rey ..... . 84 Tomás contra la perpetuidad de las en-
XXI. Deberes de utilidad pública .. . .. . 85 comiendas ............................. . 228
XXII. Enajenación del reino .. . . . . . . . .. . .. . 86 X. Carta a los dominicos de Chiapa y Gua-
XXIII. Condiciones de la enajenación .. . 90 temala acerca de la venta de las enc-o-
XXIV. Enajenaciones no válidas ........... . 95 miendas del Perú .. . .. . .. . .. . .. . . . . .. . 235
XXV. Función del Rey ....... 98 XI. De re bus . non alienandis . . . . . . . .. 251
Solución de objeciones .. . . . . .. . . .. . .. .. . .. . 101 XII. Utrum reges Hispaniae teneantur re-
linquere orbem indianum . . . . . . . . . . .. 261
APÉNDICES: XIII. Si está obligado cada uno destos solda-
I. Carta de Bartolomé de las Casas a Do- dos encomenderos a restituir todo cuan-
mingo de Soto, tratando de persuadirle to llevó a los indios .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . 267
que plantee al Emperador el remedio del XIV. Memorial de Fray Bartolomé de las Ca•
gobierno de las Indias .. . .. . .. . .. . .. . .. . 119 sas al .Consejo de Indias .. . .. . .. . .. . .. . 279
II. Condenación de las encomiendas ...... 125 XV. Petición de Bartolomé de las Casas a
su Santidad Pío V sobre los negocios
III. Principia quaedam ex quibus proceden-
de las Indias .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . 284
dum est in disputatione ad manifestan-
XVI. Instrucción pontificia sobre el modo de
dam et defendendam iustitiam indorum. 136
tratar a los indios de América . . . . . . . .. 287
IV. La invención del repartimiento y enco-
XVII. Réplica que hizo el obispo de Chiapa
miendas de aquellas gentes .. . .. . .. . 156
contra el doctor Sepúlveda ........... . 293
V. Respuesta al obispo de Charcas sobre
un dictamen de éste acerca de los bie- XVIII. Carta del Consejo de Indias a Su Ma-
nes ganados por conquistadores y en- jestad el Rey sobre la prohibición de las
comenderos .. . . .. .. . .. . . .. .. . .. . . .. .. . 160 conquistas en la Junta de Valladolid 320
VI. Sobre el título del dominio del Rey de XIX. Carta de Derechos civiles y políticos 325
España sobre las personas y tierras de
168 lND!CES ANALÍTICOS:
los indios .......................... .
VII. Carta al maestro Fray Bartolomé de l. Indice de fuentes ........ . 339
Miranda sobre la perpetuidad de las en- II. Indice bibliográfico 349
comiendas .......................... . 173 III. Indice de conceptos . . . . ..... 356
2
ESTUDIO PRELIMINAR
I. PRESUPUESTOS HISTORICO-JURIDICOS

El problema particular de la perpetuidad de las encomien-

das y las facultades y aspiraciones de los encomenderos debe
ser engarzado en la panorámica general 9-e los señoríos y
su repercusión sobre la naturaleza jurídico-política del Es-
tado dentro del cual se desarrollan.
Conocida es la consecuencia que la estructura señorial
acarrea. Como ha demostrado George von Below 1 , las con-
cesiones de tierras hechas por los monarcas a particulares,
en recompensa de servicios o por otros motivos, pueden pro-
vocar mediante el juego conjunto de los privilegios de inmu-
nidad y «non introito» de funcionarios reales, la caída en
situaciones del tipo llamado técnicamente feudal al causar la
difracción del lazo general de súbdito que ligaba a los habi-
tantes de esas tierras donadas ( «egredidas de la Corona» se
dirá en los siglos xvn y siguientes) con el Estado. La exis-
tencia de ese lazo o relación política general se hacía tan-
gible en Ia triple perspeotiva del pago de impuestos, pres-
tación del servicio militar y ejercicio de la jurisdicción 2 ,

1 G. V. BELOW, Der deutsche Staat des Mittelalters. Bine Grund-

legung der deutschen Verfassungsgeschichte. 1. Die allgemeinen Fra-
gen. Leipzig, 1925.
2 Se indica generalmente con la expresión «fazer justicia» la do-
ble función descrita por Alfonso Décimo: « La una de las dos ma-
neras de aquellos que an a fazer justicia de que dixiemos en el
comienzo del titulo ante desta, avernos mostrado, e esta es de todos
aquellos que la fazen judgando. E agora queremos dezir de la otra
que es de los que la fazen por obra, cumpliendo por fecho lo que
los otros judgan» Espéculo IV-3 proemio, ed. en «Los Códigos es-
pañole~ concordados y anotados» VI, Madrid, 1872, pág. 71.
XXII ESTUDIO PRELIMINAR
funciones que al ser más o menos absorbidas por los bene-
ficiarios de la donación les permitían convertirse en estruc-
tura intermedia entre Estado y súbditos que interrumpía la
vinculación entre ambos.
Piénsese en el ejemplo geométrico de una pirámide en
cuya base colocaríamos a los súbditos y en cuyo ápice sim-
bolizaríamos la jefatura del Estado cuya soberanía se pro-
yectaría sobre esa base (y lo que encerrara) siguiendo las
aristas de la figura. En este ejemplo el feudalismo consis-
tiría en la introducción de un plano secante que cortase
la pirámide paralelamente a la base. Tal sería el papel de
los beneficiarios de las mercedes de la Corona.
La presencia de esa interrupción es el feudalismo en su
pleno sentido. Ahora bien: no sólo son causas suyas las
mercedes regias a que estamos aludiendo. Históricamente
han existido otras (por ejemplo, las asoc-iaciones del tipo
de Gremios, Uniones, Hermandades, etc); pero puede de-
cirse que sí fueron las más frecuentes en las Edades Me-
dia y Moderna de nuestra Historia. Su origen y desarrollo
han sido minuciosamente observadas en ambos períodos por
Sánchez Albornoz 3 y Guilarte Zapatero 4 • Otros países y
otras épocas han conocido y conocerán diversas morfologías
de feudalización, pues no hay que olvidar que se trnta de
una auténtica patología de las formas políticas modernas que
puede responder a muy diversa etiología y presentar muy dis-
pares síntomas. En un plano doctrinal, previo al análisis de
de los hechos históricos en cada época y lugar hay que pre-
cisar cómo la vulgar equiparación de «medieval» y «feudal»,
las expresiones «Estado feudal» o «época del feudalismo» en-
cierran un desconocimiento de la precisa terminología ju-
rídico-política y su uso incorrecto, que se presta a crear va-
rias confusiones. Hay feudalismo medieval, pero puede ha-
3 CLAUDIO $ÁNCHEZ ALBORNOZ, La potestad real y los señoríos en
Asturias, León y Castilla, en «Estudios sobre las instituciones medie-
vales españolas», México, 1965, págs. 791 y ss.
4 ALFONSO GUILARTE ZAPATERO, El régimen señorial en el siglo XIV.
Madrid, 1962.
PRESUPUESTOS HISTORICO-JURIDICOS XXIII
berlo antes y después de la Edad Media y, frente a la con-
cepción de «Estado moderno», es tan «contradictio in termi-
nis» hablar de «Estado feudal» como escribir «agua seca» o
«día nocturno»; la organización política medieval, sí pudo ser
fl'udal y existir, sin embargo, con tal carácter político, pues
la entrega de funciones públicas a cierto grupo de súbditos
usando para ella de los mismos modos de creación y trans-
misión empleados en las relaciones jurídico-privadas, ence-
rraba en sí la posibilidad teórica de romper el lazo general
de súbdito, mas en la realidad histórica de diversos lugares,
tal consecuencia no llegó a alcanzar sus últimas manifesta-
ciones y sólo hubo debilitación de ese vínculo, y no su total
fraccionamiento. Pero cuando aparece el Estado moderno,
cuya esencia radica en la reabsorción de las indicadas funcio-
nes públicas que se habían venido elaborando y entregando
mediante el empleo de tales formas .y fórmulas jurídico-priva-
das (recuérdese que la distinción entre Derecho público y pri-
vado que sirve de apoyo dogmático a ese objetivo político y fo
condiciona, procede del renacimiento jurídico del llamado
Derecho común, y es ajeno a la concepción medieval), el feu-
dalismo mataría al ,Estado corno la muerte apaga la vida. Por
eso «época del feudalismo» podrá ser cualquier momento his-
tórico pasado, presente y aún futuro, y no deberemos olvidar
que su presencia en tiempos medievales generó una cierta
modalidad de «organización política», mientras que en los
siglos de la llamada Edad Moderna fue un grave riesgo para
el «Estado» (ahí y no antes hay que referir la palabra) que
surgía. Justamente en esa coyuntura histórica escribe su
opúsculo el P. Las Casas.
Pues bien, como han demostrado Silvia Zavala 5 y Ma-
rio Hemández 6, entre otros, existió en la mente de los es-
pañoles desplazados a Indias, una clara tendencia a erigirse,
5 SILVIO A. ZAVALA, Las instituciones jurídicas en la conquista de
América. Madrid, 1935, págs. 260 y ss.
6 MARIO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA, Historia Universal de América.
Madrid, 1963, págs. 541 y ss.
XXIV ESTUDIOPRELIMINAR
como premio a sus esfuerzos, en cabezas de señoríos cal-
cados sobre la realidad medieval que se había venido prac-
ticando en el reino de Castilla. Sus peticiones y las respues-
tas que se les dan no son otra cosa que prolongación de
un diálogo establecido varios siglos antes. Todo lo que ahora
se va a pedir y discutir tiene inevitablemente como telón
de fondo cuanto se había venido acarreando río abajo de
la última etapa de la Edad Media, en torno al tema de la
posible desmembración del patrimonio regio.
El problema en esa etapa ha sido perfectamente cen-
trado por Colmeiro: «Las donaciones reales suponían la
traslación del dominio incorporado en la corona; y así ha-
llamos en los primeros siglos de la reconquista escrituras
que suponen la enajenación de tierras y vasallos que las
pueblan, de pechos y derechos, incluso la jurisdkción, y en
fin donaciones tan amplias que se decían hechas con toda
voz real; es decir, todos los derechos del rey, exceptuando
la superioridad de la justicia, los pedidos y monedas, la
moneda forera, las minas de oro, plata y otros metales, si
los hubiere, y las demás cosas pertenecientes al dominio de
la corona de tal naturaleza que, según las leyes del reino,
no se podían ni debían enajenar».
«Los reyes empezaron por mercedes de tierras y vasa-.
llos; después hicieron donaciones de lugares, villas y aun
ciudades con título de señorío y mero y mixto imperio;
más adelante concedieron éstas y las otras rentas y tribu-
tos de algún término o comarca; también daban alcaidías o
tenencias de fortalezas y castillos o ponían maravedís a
algún su vasallo cada año, a que llama Alonso el Sabio
feudo de cdmara, de donde vino asentar estas cuantías en
los libros de los contadores. Todavía llegó la prodigalidad
de los reyes al extremo de hacer donación de las casas de
moneda y de conceder a los particulares permiso para es-
tablecer otras nuevas, con lo cual se inundó el reino de mo-
neda falsa; y, por último, no teniendo ya que dar, expedían
cartas o albaláes en blanco que después llenaban los inte-
resados con mercedes injustas o exorbitantes.
PRESUPUESTOS
HJSTORICO-JURIDICOS XXV
«Disipado el patrimonio real, aC'Udieron al arbitrio de con-
7
ceder los. propios, baldíos y rentas de los concejos» •
l. EL ORIGEN DE LOS PRINCIPIOS JURÍDICOS SOBRE LA CUESTIÓN.
Ya el tradicional Derecho castellano, cuya fijación por es-
crito en su aspecto territorial debe remontarse al siglo XIII
o incluso antes, establecía el principio de que de ningún
modo podía el rey abandonar en otros ( «non las deve dar a
ningund orne ni las partir de si») el ejercicio de las funcio-
nes «naturales al señorío del Rey ... c;a pertenescen a el por
razon del señori@ natural». El ejercicio de la jurisdicción
era una de esas fundamentales atribucionesª· Pero la prác-
tica de las donaciones reales de tierras a diestro y sinies-
tro suponía, como hemos visto, un claro ataque a la posibi-
lidad de ese ejercicio de la jurisdicción sobre ellas. Prac-
ticadas en realidad (la documentación medieval y algún frag-
mento del Fuero Real q nos informan de ello) sus evidentes
riesgos explican que primero el Espéculo 10 y después las
Partidas 11 considerasen punible la postura de los que se
lucraban con tales donaciones. Se aduce como justificación
7 MANUELCoLMEIRO, Curso de Derecho político según la historia de
León y Castilla. Madrid, 1873, pág. 246.
8 Cfr. Fuero Viejo de Castilla I-1-1, ed. en Los Códigos ... (cit. inf.
nota 115) vol. I. Madrid, 1872, pág. 257, Pseudo Ordenamiento de
León, 1: Fuero Antiguo de Castilla, 1: Pseudo Ordenamiento II de
Nájera, 4: eds. en A. GARCfAGALLO,Textos de Derecho territorial cas-
tellano, en A. H. D. E. 13 (1936-41), págs. 308 y ss.
9 Fuero Real III-12-8, estableciendo la irrevocabilidad de las do-
naciones regias. Ed. en Los Códigos... vol. I, pág. 394. Pueden verse
ejemplos de la documentación medieval a poco que se hojee un
cartulario cualquiera.
10 Especulo II-8, proemio, 1 y 2, ed. en Los Códigos ... vol. VI, pá-
ginas 20-21.
11 Siete Partidas II-15, 4 y 5; V-4-9. Ed. en Los Códigos ... vol. II,
páginas 422-424 y vol III, pág. 586, respectivamente. Cfr. sobre estos
textos MARIO GóNGORA,El Estado en el Derecho Indiano. Santiago de
Chile, 1951, págs. 22-23.
XXVI ESTUDIO PRELIMINAR
que hay que evitar la «mengua del Sennorio» que se sigue
de actos como el especular «vendiendo o enagenando los
bienes del, que son como rayzes del Reyno», expresión esta
que en su alegato repetirá Las Casas. Tomando como fun-
damento un te~to bíblico «Gloriam meam alteri non dabo»
(Isaías 42, 8) y la tradición del Derecho castellano ( «fuero
o establecimiento fizieron antiguamente en España que el
Soñorio del Reyno non fuere departido nin enajenado») se
justificará el principio en la triple razón de lealtad al mo-
narca, conveniencia de los súbditos y defensa mutua del
uno y los otros. De ahí que el nuevo rey deba jurar solem-
nemente por sí o sus tutores que «nunca en la vida depar-
tiere el Señorío nin lo enajenase». Las donaciones que qui-
siese realizar estarían subordinadas a que la Corona «re-
touiesse [all] y aquellas cosas que pertenescen al Seño-
río» especialmente la «mayoría de justicia» o suprema po-
testad jurisdiccional y que hemos encontrado ya en los más
rudimentarios textos del Derecho territorial castellano. Está
limitación habría de entenderse por existente aun cuando
no se mencionase de modo expreso en el documento de con-
cesión.
Pero la firme doctrina de las Partidas encerraba una
excepción. Al hablar de esas funciones inalienables del Rey
y decir que no se entienden concedidas, «porque son de tal
natura que ninguno non las puede ganar nin usar derecha-
mente dellas», advierte que salvo si el monarca las otorgase
expresamente, todas o en parte, pues entonces el beneficia-
rio puede usar de ellas «en la vida del rey que gelas otorgó
o del otro que gelas quisiere confirmar».
Esta posibilidad de enajenaciones, unida al texto del
Fuero Real que arriba hemos recogido, nos explica que se
desarrollase una auténtica pugna entre los que pretendían
llevar al principio de la inalienabilidad a sus últimas con-
secuencias prácticas, eliminando hasta su raíz el sistema de
donaciones y los que, en defensa de los intereses creados por
ellas, trataron de legitimarlas, conservarlas y aun acrecen-
tarlas practicando la política del hecho consumado y la
PRESUPUESTOS HISTORICO-JURIDICOS XXVII
disculpa de la evitación de males mayores para el reino.
Conviene que brevemente esbocemos ambas líneas hasta la
época del P. Las Casas, aun cuando por razones de exposición
de tendencias completas no sigamos un estricto orden cro-
nológico de sucesos.
2. LA LUCHA POR LA SUPRESIÓN DEL SISTEMA DE DONACIONES.
Todo su panorama se desenvuelve especialmente en los
reinados de Sancho IV, los Trastámaras desde Enrique II y
muy especialmente Enrique IV. Ante la desordenada libera-
lidad de los reyes· se produjeron diversas reacciones y con-
secuencias que corrieron principalmente a cargo de las
Cortes. Ya en 1284 se vio forzado Sancho IV en Sevilla a
revocar algunas donaciones y en 1439 Juan II hubo de mo-
dificar actos parecidos ante sustantivas palabras de los
reunidos en Tordesillas: «A vuestra merced plega saber
que a nuestra noticia vino en cómo vuestra señoría ha fecho
é fasce de un ·año a esta parte muchas mercedes de villas,
é lugares, é de juro, é de heredad, é de por vida á muchas
personas, é asimesmo que vuestra señoría ha dado é da
muchos lugares é tierras de vuestras cibdades. Lo cual es
muy gran daño é destrucción de vuestros reinos; é como
vuestra señoría sabe, hay pocos lugares en vuestros reinos
que no estén dados é enajenados. E en más enajenar, é
otrosí en desapropiar, é quitar las tierras é lugares á vues-
tras cibdades, sería perder del todo vuestro patrimonio é
vuestro reino. E demás desto sabe bien vuestra merced que
las rentas ordinarias de vuestros reinos no alcanzan a vues-
tros gastos é mercedes ordinarias, que fasta el dicho tiempo
son fechas con muy grandes cuantías de maravedís. E si
después acá vuestra señoría ha fecho o fasce otras merce-
des nuevas, es fo,rzado que continuadamente vuestra alteza
haya de echar pedidos é monedas á vuestros vasallos, é que
del todo se pierdan, allende de cuanto están destruidos é
despechados. E debe vuestra señoría acatar que el tesoro
XXVIII ESTUDIO
PRELIMINAR
del rey es en su pueblo; é si el pueblo vuestro es destruido,
vuestro tesoro se pierde» 12 •
Sin embargo de tan firmes términos el mal no encon-
tró remedio y así hallamos al monarca asegurando a las Cor-
1es de Valladolid de 1325 «que las mis c;ibdades e villas e los
mios castiellos e ffortalezas e aldeas e las mis heredades, que
las non dé a inffant nin a rrico omne nin a rrica duenna nin
a perlado nin a orden nin a inffanc;on nin a otro ninguno nin
las enagene en otro sennorio ninguno» 13 • Un paso atrás fue-
ron las Cortes de Briviesca de 1387 al admitir tales mercedes,
pero prometiendo el rey que «tenenc;ias e tierras e merc;e-
des de juro de heredat o de ofic;ios de c;ibdades e villas que
non sean eslepc;ión ... non entendemos dar syn consejo» 14 .
Postura que sería confirmada en las sucesivas Cortes de Ma-
drid (1419), Valladolid (1442) y de nuevo Madrid (1578). So-
bre esta línea de disgustada admisión de hechos consuma-
dos que se quería evitar a toda costa en lo sucesivo mar-
carán un recrudecimiento en la protesta las frases de los
procuradores reunidos en Valladolid en 1442 recogidas en
un texto fundamental. En efecto, el Ordenamiento allí otor-
gado, transcribe en su petición primera una carta real ( otor-
gada en 5 de mayo), que constituye un auténtico programa
legislativo sobre la cuestión, centrado en los siguientes
puntos:
l. Promulgación de una ley prohibiendo la enajenación
bajo cualquier título de ciudades, villas, aldeas, lugares, tér-
minos, jurisdicciones o fortalezas en todo o en parte 15 •
12 Cit. por COLMEIR0,op. cit. sup., pág. 249, nota 2.
13 Cortes, de los antiguos reinos de León y de Castilla, l. Madrid,
1861, pág. 376.
14 Cortes de los antiguos reinos, 11. Madrid, 1863, pág. 383.
15 «Suplicamos e pedimos ... mande estatuya e por ley por sienpre
valedera ordene vuestra sennoria, que non podades dar de fecho
nin de derecho nin por otro algunt titulo enajenar <;ibdades nin villas,
nin aldeas nin logares nin términos nin juredi<;iones nin fortalezas
de juro de heredad nin cosa alguna dello». Cfr. el texto en Col. Cor-
tes cit. vol. III. Madrid, 1866, págs. 394-401. En relación con c;ómo se
recoge esta Pragmática, primero en la Nueva Recopilación (V-10-3,
PRESUPUESTOS
HIST0RICO-JURIDIC0S XXIX
2. Nulidad de toda donación en contrario, no pudiendo
cumplirse la orden de ejecución 16 •
3. Incapacidad de crear relación jurídica alguna en fa-
vor de los donatarios, incluida la prescripción adquisttiva
a cualquier plazo de tiempo, tanto si se ejecutase la dona-
ción como no 17 •
4. Licitud de la resistencia violenta por parte de los
súbditos afectados por las mercedes regias 18 • Hay que re-
Tomo primero de las leyes de la Recopilación que contiene los li-
bms primero, segundo, tercero, quarto i quinto. Madrid, 1772, pági-
nas 734-735) y más t¡µ-de en la Novísima (IIl-5-8, ed. en los Códigos
españoles concordados y anotados, vol. VII. Madrid, 1872, págs. 277-278),
téngase en cuenta que el original sólo se puede leer en la Col. Cortes
cit, ya que, como muy frecuentemente ocurre, las Recopilaciones in-
cluyen resúmenes de los textos legales qu_e recogen, pero sio. advertir
de tal cosa al lector. Cfr. además nota 1.387 y las opiniones de J. MAN-
ZANO,nota 62, págs. 29-45.
16 «E sy lo dieredes o dieren que sea ninguna la tal dadiua o
mercet..., e que non sea complida.»
17 «Que por ella non pase propiedad nin posesión... e quier se
cunpla o non cunpla la tal mer<;et o dona<;ion, e quier aya la tal
tenen<;ia e posesion quier non, que aquel aquien se fiziere non gane
derecho alguno ala propiedad nin ala posesion nin al vso fruto
della... e... non se gane derecho nin cabsa de perscreuir nin se pueda
lo tal perscreuir por perescrip<;ion alguna de anno e dia nin de diez
nin de veynte nin de treynta nin de quarenta nin de <;ient annos nin
de otro tienpo mayor o menor». Tampoco se reconoce validez si se
ejecuta la donación a «qua! quier pleyto e omenaje e juramento e
fidelidad o pleytos o omenajes o juramentos o fidelidades que ayan
fechas» por tal causa los súbditos. Los plazos de prescripción que
se citan de 20, 30, 40 ó 100 años habían sido admitidos por Alfonso XI
en una ley del Ordenamiento de Alcalá que examinaremos más abajo,
el de año y día es un plazo tradicional del Derecho hispánico medie-
val, para muy diversas relaciones jurídicas.
18 «Syn pena alguna se pueda fazer rresisten<;ia actual o verbal
de qua! quier qualidad que sea o ser pueda, avn que sea con tumulto
de gentes de armas .. . e quelos vezinos de las tales <;ibdades e
villas e logares e castillos se puedan tornar e tornen ala vuestra co-
rona rreal de vuestros rregnos por su propia actoridad e en qual quier
tienpo e rresistyr por fuerc;:a de armas e en otra manera al tal
aquien fuere fecha la dicha mer<;et syn pena alguna.»
XXX ESTUDIO
PRELIMINAR
cardar a es,te respecto que la oposición de los habitantes, de
los lugares y tierras «egredidos» de la Corona a incorpo-
rarse al señorío y jurisdicción de los donatarios, revistió
muchas veces caracteres violentos. Así Madrid mantuvo un
pleito de seis años contra el Rey de Armenia, a quien Juan I
le había donado la ciudad; Agreda se alborotó contra Juan
Hurtado de Mendoza por igual motivo en el reinado de En-
rique III afirmando «que el ponerlos debajo de diferente do-
minio era desestimar la lealtad de tan sustanciales vasallos
y tratarlos como a esclavos y cosas de poco precio y estima» 19 ;
Castilnovo al recibir la orden de Enrique IV de someterse
al señorío del Marqués de Villena, replicó al rey «que no
se lo mandare ni pluguiese a Dios que jamás fuesen enage-
nados de su Corona Real, e que una y muchas veces le tor-
naban a suplicar que no se lo mandase, porque no lo en-
tendían de facer ni era cosa que cumplía á su servicio» 20 ,
e iguales sucesos ocurrieron en Murcia con Enrique IV y en
La Coruña con los Reyes Católicos. Se entiende además que
este derecho es irrenunciable 21 •
5. La ley prohibitiva habría de tener rango preferente
a cualquier otro tipo de norma legal, judicial o consuetu-
dinaria 22 , debería ser jurada por el Rey, la Reina y el here-
dero, sin que ni siquiera pudiesen ampararse en dispensa
papal para desligarse del juramento 23 y tendría carácter de
19 Cfr. COLMEIRO,op. cit. pág. 252.
20 Crónica del Rey don Enrique el Cuarto de este nombre por su
capellán y cronista Diego Enríquez del Castillo, cap. CLVI; ed. en
«Crónicas de los Reyes de Castilla», III. Madrid, 1878, pág. 211.
B.AA.EE., vol. LXX.
21 «Non enbargantes quales quier rrenunciacion o rrenunciacio-
nes que tengan o ayan fecho dela dicha ley e pacto e contracto»;
se refiere el término «ley» a la que se pide que el rey promulgue
como prohibitiva de las enajenaciones, cfr., además, supra nota (ll).
22 «Que aesto non enbarguen las leyes e las Partidas e fueros
e ordenamientos e vsos e costunbres e estilos de vuestros rregnos».
23 «Faga vuestra alteza e la dicha sennora Reyna e el dicho sennor
Principe juramento solepne delo asy tener e guardar e complir, e de
PRESUPUESTOS
H IST0RIC0-JURIDIC0
S XXXI
inderogable aun por norma de igual rango 24, o en base de
normas referentes al patrimonio privado de las personas 25 ,
o apoyándose en un fragmento del Ordenamiento de Alcalá
de Henares de 1348 al que parece que no se quiere aludir
expresamente 26 •
6. La infracción por el monarca supondría la pérdida
de sus facult¡:tdes de administración sobre lo donado, que
automática e irreversiblemente revertiría al Real Patrimo-
nio a perpetuidad, aun cuando hubiese tenido el Rey la apro-
bación de los súbditos para verificar la donación 27 •
vuestra sennoria e d,ellos non pedir dispensacón nin rrelaxacion nin
absolucion nin comutacion del dicho juramento nin vsar de cosa al-
guna dello avn que sea otorgado por el santo Padre de su propio motu.»
24 Se insiste una y otra vez en que la donación sería inválida «non
cnbargantes quales quier clausulas derogatorias generales o especiales
que enlas dichas mercedes se contengan avn quela dicha ley sea
cncorporada enellas o rreuocada o anullada o cassada avn que sea
segunda e tercera e quartas jusiones e quantas quier que sean» ... «e
que non podades reuocar esta dicha ley en cortes nin fuera de cortes
expresa nin callada mente con causa nin syn ella».
25 «Non rreuocable syn enbargo de qua! quier derecho general o
especial que sea o ser pueda contra la dicha ley o mercet o pac-
c;ion o contracto, e especialmente del derecho que dize que cada vno
sea libre e poderoso de dar e disponer delo suyo a su libre voluntad,
e del derecho que dice que paq:ion que se fa¡a para que el sennor
de sus bienes non los pueda enajenar que non vala.»
26 Podría interpretarse la frase «syn embargo ... de los derechos que
dizen que propio e libre es alos rreyes e principes de dar e fazer
meri,et» como una alusión, no solo a otros textos de Derecho territo-
rial, sino también y especialmente a la ley XXVII-3 del Ordenamiento
de Alcalá que comienza con las palabras «Pertenesce a los Reys e a los
Grandes Principes de dar grandes dones, faciendo mercet ¡¡. los sus
naturales, e a sus Vasallos, porque sean onrrados, e ricos, ca tanto
es el Rey, e el su estado mas onrrado, quanto los suyos son más
onrrados, e mas abundados. Et por esto ficieron donaciones de Cib-
dades, e Villas, e logares e otras heredades a los suyos». De esta ley
c¡ue sustenta la tesis contraria a la que ahora examinamos, nos ocu-
pamos más abajo.
27 «En quanto vuestra sennoria fiziere las dichas meri,ed o merce-
des o donacion o alienacion o peruiniere algunt acto dello que por
el mesmo fecho se constituya vuestra mer~et por non sennor nin ad-
XXXII ESTUDIOPRELIMINAR
7. Unicamente se admiten dos excepciones. Las donacio-
nes ya hechas a la &eina y al Príncipe, quienes a su vez
no pueden donar a otros lo recibido 28 y las recompensas
por servicios señalados de guerra que se han de dar sobre ·
súbditos y tierras no «estratégicas», como diríamos hoy y
con una serie de garantías formales en su otorgamiento 29 •
Las reiteraciones posteriores de estas demandas fueron
numerosísimas e incluso desabridas, pero no consiguieron
desarraigar la costumbre de las donaciones regias. A lo sumo
se prometió una enmienda para el futuro, pero el monó-
tono replanteamiento del asunto revela la inobservancia de
las normas legales sobre él. En más de diez ocasiones en
un plazo de alrededor de cien años (1469-1579) hubieron de
insistir las Cortes sobre diversos aspectos del tema. Dejan-
do aparte ahora los ya citados escándalos de los Trastámaras
ministrador delo que asy se diere o qms1ere dar, e quelo tal toda
via quede inmediata mente para la córona rreal de de (sic) vuestros
rregnos e que lo non podades enajenar en otros algunos parientes o
estrannos nin en perlados nin en rreligiosos por vía de donac;ion nin
encomienda, nin en otra manera alguna non podades dar el vso nin
fruto dello, avn que consientan las c;ibdades e villas e logares que
asi dieredes o los vezinos dellos e que el tal consentimiento non de
derecho alguno nin valga contra el tenor e forma desta dicha ley e
contracto.»
2a «Pero lo que vuestra merc;et ha dado ala sennora Princesa para
su mantenimiento en su vida, que aya logar por ser cosa justa e
rrazonable pero quelo tal non pueda la dicha Princ;esa enajenar con
vuestro consentimiento e actoridad nin syn el ... e asi mesmo que los
dicho sennores Reyna e Princ;ipe otorguen e juren de non dar nin
donar nin enajenar cosa alguna delo que vuestra merc;ed ha avido
o por vuestra sennoria les es dado avn que ayan fecho merc;edes del
tal del qual non sea avida la posesyon actual mente, e que esta dicha
ley se estienda e aya logar enlas tales merc;edes e donac;iones quelos
dichos Reyna e Princ;ipe o qua! quier dellos han fecho, de que non
es avida posesion actual o fizieron de aqui adelante.»
29 «Pero que por seruic;ios sennalados fechos enla guerra delos mo-
ros o en otros rregnos en tienpo de guerra o con otro rrey o rregno e
non en otra manera, vuestra merc;ed pueda fazer merc;et e dona-
cion de vasallos de villas e logares que non sean notables nin prin-
c;ipales, nin sean tierras e aldeas e términos dellas.»
PRESUPUESTOSHISTÓRICO·JURIDICOS XXXIII
anteriores a los Reyes Católicos, especialmente Enrique IV, de
los que quedó claro vestigio en las Cortes de Valladolid
de 1447 30 , Ocaña de 14~931 , Santa María de Nieva de 1473 32 ,
y prescindiendo del arreglo planificado por los Reyes Cató-
licos en las de Toledo de 1480 33 y en el testamento de la
Reina, así como de las peticiones elevadas en las Cortes de
Valladolid en 1506 34 , Burgos en 1512 35 , Valladolid en 151836
y Toledo de 1539 37 , nos interesa destacar los siguientes he-
chos, que están muy próximos cronológicamente a la re-
dacción y publicación de la obra del P. Las Casas.
En 1523, en las Cortes de Valladolid, Carlos I reafirmaba
la vigencia del fundamental ordenamiento de Juan II en
1442, que ya conocemos 38 •
En 1559, en las Cortes de Toledo, Felipe II reconocía ser
exacto que sus «reynos han sentido mucho las necesidades
que a V. M. han dado ocasión para mandar enajenar villas,
y lugares y jurisdicciones y otras cosas de su patrimonio
real: porque sería justo que por todas las vías posibles el
dicho patrimonio se conservase entero, pues de su natu-
raleza es indivisible, y por leyes comunes y reales se debe
considerarse entero y sin división porque de dividirse y
enagenarse se siguen grandes daños y inconvenientes muy
perjudiciales al servicio de V. M. y también sus súbditos
y vasallos que están devajo de la mano y jurisdicción de
particulares, reciben como es notorio grandes esfuerzos y
sin justicia», de lo cual el monarca hubo de excusarse en
3
31
°Cfr. Colee. Cortes, III, Madrid, 1866, págs. 498 y ss.
Colee. Cortes, págs. 773 ss.
3 2 Colee. Cortes, págs. 838 ss.
33 Colee. Cortes, IV, Madrid, 1882, pág. 166.
34 Colee. Cortes, pág. 219.
35 Colee. Cortes, pág. 244.
3 6 Colee. Cortes, pág. 264.
37 Cfr. no'ta 42.
38 Colee. Cortes, IV, Madrid, 1882, pág. 373. También en el reinado
de los Reyes Católicos, Alonso Díaz de Montalvo lo resumía, añadiendo
antecedentes históricos, en sus Ordenanzas reales de Castilla (V-9-3).
3
XXXIV ESTUDIO
PRELIMINAR
las «necesidades graves y urgentes» que venía sufriendo, pero
prometiendo la enmienda en el futuro 39 •
En 1560, en Cortes también de Toledo 40 , y en 1570, en
Córdoba 41 , se reiteraron las peticiones en idéntico sentido
para volverse a insistir de nuevo en las de 1573, celebra-
das en Madrid. Por el tono usado por procuradores y mo-
narca, es ya claro que la enajenación se considera unáni-
memente como un evidente desafuero que sólo puede dis-
culparse levemente con urgencias insalvables de otro modo 42 •
También en 1567, al promulgarse la Nueva Recopilación de
leyes del reino de Castilla encargada por Felipe II a López
de Alcocer, Escudero, López de Arrieta y Atienza, se incluyó
en ella, como arriba hemos dicho, un resumen del Ordena-
miento de Valladolid de 1442 (V-10-3). Todos estos textos
formaban por tanto la legalidad vigente en Castilla sobre
la cuestión que nos ocupa en los días en que Las Casas
redacta y publica su opúsculo. Como más abajo veremos
( Cfr. apartado 5 ),'la resultante jurídica de estas normas y las
39 Colee. Cortes, V, Madrid, 1903, pág. 810.
4 °
Cfr. nota 42.
41 Cfr. COLMEIRO,Curso de Derecho Político, cit., pág. 225, nota 3.
42 «Otrosi, aunque vuestra Magestad ha significado, que las ventas
y enagenaciones de la corona Real, y las exempciones, que se han he-
cho, han sido forzosas y con justas consideraciones, y es así de creer;
pero porque, demás del inconueniente que se sigue álas cabezas donde
salieron, que es grande, y de hauer el Emperador, nuestro señor, que
está en la gloria, por seruicio particular, ofrecido y prometido de no
las hazer, en las Cortes de Toledo, año de treinta y nueue, y lo mismo
vuestra Magestad, en las de la misma ciudad, año de sesenta, son a
vuestro seruicio tan dañosas quanto se ve, pues se vende la sustancia
y principal fundamento de la corona Real, de cuya conseruación y
aumento tanto depende la defensa y sostenimiento destos reynos, y
que faltando estas rentas y lugares, forzosamente ha de padecer de-
trimento y diminución: á vuestra Magestad suplicamos sea seruido de
mandar, que no se hagan, y que si sobre las hechas, las ciudades y
villas de donde salieron, quisieran seguir su justicia en el vuestro Real
Consejo della, se les permita; pues esto es tan conforme á vuestro
Real seruicio.» Ed. en Actas de las Cortes de Castilla, vol. IV, Ma-
drid, 1864, págs. 434-435.
PRESUPUESTOS
HISTÓRICO-JUIÚDICOS XXXV
que vamos a examinar a continuación, constituirá un cri-
terio que condicionará el nacimiento de las leyes propia-
mente indianas. El mismo Las Casas aludirá en un punto cru-
cial de sus alegatos al Ordenamiento vallisoletano de 1442,
cuyos aspectos y preceptos fundamentales, recoge y desarrolla.
3. LA PUGNA POR LA CONSOLIDACIÓN DE LOS INTERESES CREADOS.
Mientras las Cortes se empeñaban en la tenaz línea de
conducta que acabamos de describir, las donaciones de
los monarcas habían creado una realidad social que no
podía resignarse a. perecer. Conscientes de la fuerza de ta-
les situaciones, las Cortes cuando ven fracasar una y otra
vez su intento de «borrón y cuenta nueva» suprimiendo lo
existente, piden, ya lo hemos leído, que al menos tales do-
naciones, si han de mantenerse, no se incrementen. Como
lobos voraces apremiaban al rey «hermandades, concejos y
otros muchos ornes», como decía Sancho IV en las Cortes
de Sevilla de 1284, para lucrarse con encomiendas y dona-
ciones de tierras, lugares y vasallos, hasta entonces direc-
lamente vinculados a la Corona.
Pero habría de ser Alfonso XI, en una extraña medida
bien contraria a su línea de gobierno, quien diese una esta-
bilidad a las donaciones hechas y abriese un portillo a las
ruturas, en el Ordenamiento otorgado en las Cortes de Al-
calá de Henares de 1348. De ~l nos interesan las leyes se-
gunda y tercera del título XXVII 4 3.
Apoyándose en la posibilidad que le ofrecían ciertas pa-
labras del Fuero Real y Partidas, que arriba hemos comen-
!acto 44 ( al establecer una excepción al claro principio dene-
43 Ed. en Los Códigos, vol. I, Madrid, 1872, págs. 463-464. Un resu-
men conjunto de ambas leyes figura en el Ordenamiento de Montalvo
11 Ordenanzas reales de Castilla (V-9-2), añadiendo una referencia a las
Cortes de Córdoba de 1455, Ed. en Los Códigos, vol VI, Madrid, 1872,
pügina 420. La interpretación que hacemos de este Ordenamiento se
aparta un tanto de la del profesor J. MANZANO en loe. cit. inf. nota 62.
44 Cfr. notas 9 y 11.
XXXVI ESTUDIO PRELIMINAR
gatorio que las inspiraba, sobre todo al segundo código),
Alfonso XI declara que las normas en cuestión eran con-
tradictorias y debían aclararse 45 • Y rompiendo la diafanidad
del sistema legal establecido introduce una confusión con-
ceptual, que le va a permitir cambiar el sentido de lo hasta
entonces legislado.
En efecto, a fa luz de las normas que hemos examinado
( en el apartado primero) y la práctica posterior, parece clara
la existencia de los siguientes elementos, no contradictorios,
jerarquizándolos por orden de prelación:
l. Un principio general de prohibición de enajenaciones
de tierras de la Corona y de funciones públicas so-
bre ellas.
2. Una excepción a ese principio en base de circunstan-
cias sumamente extraordinarias y capaz únicamente
de generar enajenaciones válidas temporalmente por
la vida del Rey donante y de los que expresamente las
confirmaran.
3. Una práctica, claramente antilegal, que las Cortes in-
tentan frenar, de realizar esas enajenaciones prohi-
bidas, usando la vía de concesión de privilegios, en
cada una de los, cuales se incluía una, o varias cláusu-
las, por las cuales se declaraba derogada toda norma
en contrario, en lo que se refería específicamente al
beneficiario de la donación para aquel caso concreto,
pero nunca como principio general.
Si nos fijamos bien, tanto· la excepción como la prácti-
ca, afirmaban con su misma existencia la vigencia de la
norma básica prohibitiva, pues el uso de privilegios (;leyes
privadas) y excepciones supone la presencia previa de una
norma gt:neral de sentido contrario de la que se quiere exo-
nerar a ciertas personas y sólo a ellas.
45 «Las leyes contenidas en los Libros de Partidas, e en el Fuero
de las leys, e en las fa9annas, e costumbre antigua de Espanna, e al-
gunos que ra9onaban por Ordenamientos de Cortes pares9ia que eran
entre si departidas e contrarias e oscuras en esta ra9on.»
PRESUPUESTOS HIS1'ÓRICO•JUIÚDICOS XXXVII
El régimen no parecía dudoso, pero en ese título XXVII
del Ordenamiento de Alcalá, Alfonso XI emprende la tarea de
aclarar las oscuridades de las leyes vigentes ( «De la signi-
ficación de las palabras»), y señala que en lo concerniente a
nuestro tema existían tres criterios legales que considera
de igual valor y cuya contradicción trata de superar; según
1~!,son los siguientes:
l. Prohibición absoluta de enajenación 46 •
2. Enajenación temporal por vida del Rey donante o
confirmante 47 •
3. Enajenación plena por vía de privilegio individum 48 •
En rigor como hemos visto no eran criterios del mismo
rango, sino un principio general, o norma básica; una excep-
ción y una práctica ilegal pero desde el momento en que· se
les consideraba iguales se perdía toda posibilidad de com-
prensión de lo que había venido sucediendo hasta. entonces y
era necesario replantear toda la cuestión. Alfonso XI coloca-
rá ahora sobre la confusión que él mismo ha contribuido a
consolidar, varias ideas directrices que ya será muy difícil
desarraigar en el futuro:
l. Posibilidad de ·.adquisición del ejercicio de la juris-
dicción por vía de prescripción 49 •
2. Libertad para que los Reyes puedan enajenar tierras
incluyendo la justicia y las funciones propias de go-
biemo 50. ·
3. La única limitación que se impone a esa libertad es
que el beneficiario no sea extranjero, y en ese sentido
46 «En algunos libros de las Partidas, e en el fuero de las leyes,
e fa9annas, e costumbre antigua de Espanna, e Ordenamientos de
Cortes en algunos dellos las tierras de la Corona y las funciones pú-
blicas non se podían dar en ninguna manera.»
47 « E en otros que non se podían dar sino por el tiempo de aquel
Rey que lo daba.»
48 «E en otros logares dellos paresce que decia que se podian dar,
e duraban para siempre, si fuere nombrado en los privilegios.•
49 En la ley XXVII-2.
50 En la ley XXVII-3.
xx,¡;v1n ESTUDIO PRELIMINAR
han de en el futuro entenderse las palabras de las
Partidas 51 • También se entiende que si el Rey había
anulado algún privilegio, la nueva ley interpretativa de
las Partidas no le volvía a dar vida, sino. que quedaba
definitivamente decaído el titular de su hipotético
derecho 5 2 •
Todo esto explica que unos cien años más tarde, en 1442,
la dirección a que apuntan los objetivos de las Cortes sea
destruir lo establecido por .Mfonso XI, como ya hemos visto.
Pasos decisivos para consolidar la desmembración de la
base territorial del Estado castellano medieval serían dado,s
por Enrique II al enajenar masivamente las funciones y el
patrimonio de la Corona, y al admitir la sucesión por vía
de mayorazgo a perpetuidad, revertiendo lo donado a la Co-
rona sólo en caso de fallecimiento sin hijo legítimo 53, es
decir, el conocido panorama de las «mercedes enriqueñas».
No es necesario seguir acumulando datos. Conocido de
todos resulta que los Trastámaras, especialmente los últi-
mos, siguieron con su política de donaciones. Quizá la ra-
zón esencial de su conducta fuese que buscaban crear inte-
reses que, al deberles su existencia, les sirviesen de apoyo
en el fµturo. Pero se equivocaron, y los Reyes Católicos hu-
bieron de acometer la tarea de reunir lo dilapidado. Poco
antes de las reformas de 1480 las Cortes de Córdoba de 1455
habían insistido ante Enrique IV para asegurarse la here-
di.tariedad de lo adquirido 54 •
4. LA FORMACIÓN DE UNA BASE DOCTRINAL EN TORNO AL PRO-
BLEMA;
Cuanto hemos indicado al comienzo sobre la distinción
entre «organización política» medieval y «Estado» moderno
51 En la ley XXVII-3.
52 En la ley XXVII-3.
53
Cfr. COLMEIRO, Curs ode Derecho Político, cit., pág. 248.
54 Colee. Cortes, III, pág. 7.
•
PRESUPUESTOS HISTÓRICO-JURÍDICOS XXXIX
y juego del concepto «feudalismo» en una y contra otro, co-
bra aquí su pleno relieve, y a su luz la lucha de estas dos
grandes trayectorias básicas que acabamos de examinar su-
cintamente, nos revela que por encima de la anécdota histó-
rico-erudita que puede representar el hecho de que en una oca-
sión prime una tendencia y en otro momento otra, se advierte
la formación de una sólida base doctrinal opuesta a tales
enajenaciones, que es una muestra más de la formación del
concepto del « Estado» moderno. A lo largo de la oposición
ideológica se fue forjando y perfilando cada uno de sus ma-
tices. Y si se advierten transgresiones, no es men,.os cierto
que siempre se les busca una excusa, generalmente apelan-
do al mal mayor· de las urgencias económicas planteadas
al monarca sin posible aplazamiento ni espera. Existía pues
una conciencia de la ilegalidad e ilegitimidad del paso dado
al enajenar las tierras y las funciones públicas del reino.
Pero el hecho era el hecho y buena parte de los señoríos
existentes en la Baja Edad Media reconocía tal origen con
justicia o sin ella; de este dato no podernos olvidarnos.
Ya hemos visto cómo desde el siglo XIII en las Partidas
y más adelante en otros textos se aducen razones diversas
para justificar la prohibición. No hemos ya de volver sobre
ellas, pues sus elementos fundamentales· han quedado reco-
gidos arriba. Pero sí nos interesa destacar que a base de
los textos de Partidas y de obras de Baldo, Paulo de Cas-
tro, Andreas de !serna, Juan de Platea, Lucas de Penna, et-
cétera, (autores todos que nutrirán las páginas de Las Casas),
en 1555 publicaba Gregario López un comentario a las Par-
tidas en el cual, al ocuparse de las palabras en las que se
preceptúa que el Rey debe jurar que «nunca en su vida
departiesse el Se:norio nin lo enajenase» 55, establece de un
modo breve, pero muy exacto, el \apoyo y justificación doc-
trinal de la disposición: «Esto juran los soberanos cuando
asumen el gobierno, y explica esta ley que cuando el Rey
enajena totalmente se expropia a sí mismo y se coloca bajo
s5 Cfr. nota 11.
XL ESTUDIOPRELIMINAR
el dominio de otro; no puede el soberano someter el reino
a servidumbre ni puede enajenar por completo nada de él,
pues es una forma de vanidad que el Rey se mutile a sí
mismo, es decir, que se ampute los miembros de gobernar.
El monarca no puede enajenar totalmente las ciudades y las
fortalezas sin el consenso de todos los magnates y de los
pueblos del reino y especialmente el asentimiento de los
habitantes de las tierras donadas, sin cuyo consentimiento
no pueden transferirse a otros. Incluso más parece impor-
tante: si se verificase la enajenación con la voluntad común
de todos los señalados, no sería válida si iba en perjuicio
de ,sus descendientes, pues la constitución del reino o mo-
narquía que, como se dice, nace del Derecho de gentes, no
sólo fue hecha por aquellos que consintieron, sino también
por sus descendientes. Así resulta que los que accedieron pu-
1 destacaran la supremacía de la primera en cuanto estaba ba•·
dieron hacerlo en su propio perjuicio, pero nunca en el de
su posteridad» 56 • Y siempre que el tema viene a propósito
insiste en «la suprema jurisdicción permanece en el Rey» 57 ,
o en que «cuando el monarca dona una fortaleza incluyendo
jurisdicción, siempre la jurisdicción suprema se la reserva el
Rey, pues no puede separarse de él» 58 •
Podrían alargarse estas citas e incluso enriquecerse con
referencias a otros autores en ila misma línea ideológica, pero
a este respecto nos parece suficiente la serie de notas que
ilustran al lector sobre las fuentes usadas por Bartolomé de
las Casas .. Lo que sí queremos destacar ahora es que la con-
ciencia jurídica existente sobre la cuestión en los años inme-
diatamnte anteriores a la publicación de su opúsculo, eta
favorable a la maduración de su tesis en base de la fusión
de dos elementos de diverso cuño que en Gregorio López
están ya plenamente unidos. La tradición jurídica altomedie-
56 Incluimos un resumen traducido del texto de la glos2 cfr. ed. en
Los C6digos, vol. II, -Madrid, 1872, pág. 424.
57 Los C6digos, pág. 425, glosa a las palabras «non lo podiese fazer»
de la misma ley.
58 Los C6digos, pág. 403, glosa a las palabras «o le embargasen»
de la ley II-13-22.
•
PRESUPUESTOS
HISTÓRICO·JURID!COS XLI
val castellana y los nuevos principios de Derecho público que
aparecen en la obra de los glosadores europeos del Derecho
común. En efecto, los criterios jurídicos hispanos del si-
glo xvr no se entienden sino a medias, si se prescinde de
engarzarlos en el dogmatismo jurídico europeo de la misma
época.
Como ha demostrado Francesco Calasso en un delicioso
libro 59 , los glosadores, desde Marino de Caramanico hasta
Jean de Blanot, tuvieron un papel decisivo en la plasmación
de un nuevo concepto de la soberanía. Su esfuerzo por acoger
a los Libri Feudorum dentro de los textos de la legalis sa-
pientia, provocó que contraponiendo la jurisdicción natural
(iurisdictio naturális) del Rey en cuanto tal, a la iurisdictio
feudal nacida de una base puramente contractual o pacticia,
sada en .Ja utilitas publica, en la que se inspiraba la gestión
real. Más tarde los comentaristas, especia:lmente Lucas de
Penna, reforzaron la idea 60 •
Así Calasso, con su característica agudeza, ha podido es-
cribir que «el esfuerzo de la doctrina se vuelve, como es
sabido, a absorber entre las figuras del Derecho romano la
materia feudal como el medio más simple y rápido para una
elaboración técnica de ésta; pero tiene continuamente pre-
sente la diversa ratio, que animaba al Derecho feudal como
Derecho especial, frente al Derecho común ... Se comprende
de modo intuitivo que una intensa endosmosis de principios
y de ideas debía verificarse entre el derecho feudal que tenía
59 FRANCESCO CALASSO, / glossatori e la teoria della sovranita. Mila-
no, 1957.
°6 FRANCEscoCALASSO, Medioevo del Diritto. l. Le fonti.-Milano 1954,
página 581. Sobre Lucas de Penna hay que prescindir del viejo y acien-
tífico estudio de G. DI GIOVANNI,Saggio storico-giuridico sopra Luca da
Penne. Chieti, 1892. La aportación fundamental es la de F. CALAsso,
Studi sul commento ai Tres Libri di Luca da Penne, en «Rivista storica
del Diritto italiano», S (1932), págs. 395 ss. Posteriormente, la aporta-
ción de L. ULLMANN, The medieval idea of Law as represented by Lucas
de Penna. London, 1946.
XLII ESTUDIOPRELIMINAR
una base todavía solidísima en la realidad de la vida, y el De-
recho común, esencialmente sostenido por las motivaciones
ideales de la época, que la ciencia había hecho suyos y exal-
tado. Esta endosmosis ... debía necesariamente verificarse con
particular intensidad frente al concepto de potestas regis
que se venía enucleando fatigosamente a través de los si-
glos XII y XIII, de una parte del mundo feudal aun dominante,
y de otra, de la concepción del dominio universal del em-
perador, en la cual la publidstica medieval veía el símboJo
de la potestas por excelencia. Y la fórmula misma que apa-
rece como la primera manifestación de una idea que nacía,
tiene incluso en su estructura la marca evidente de dos mun-
dos opuestos que en el instante en que llegaban a coincidir
estaban destinados a disolverse» 61 •
Los tratadistas hispanos, desde Gregario López a Las Ca-
sas, inmersos en una corriente doctrinal que les envolvía
como propia de su tiempo y de su ambiente, aplicaron los
principios del Derecho feudal a la cuestión de las enajena-
ciones del patrimonio real y siguiendo los pasos de gfosa-
dores y comentaristas, hallaron ahí una ratio specialis que
habría de armonizarse con la ratio generalis del Derecho co-
mún creador de un concepto de la potestad reaJ, que coin-
cidía con la tradición del Derecho castellano. Pero en el fon-
do eran, como dice Calasso, dos mundos opuestos. Esas dos
líneas que hemos visto combatir en 1a historia medieva,l de
Castilla se visten ahora de los sutiles argumentos de glo-
sadores y comentaristas empeñados en jerarquizar y armoni-
zar así los Libri Feudorum y el Derecho romano-común. Algo
parecido a lo que con nuestro problema hizo Alfonso X en
!as Partidas y deshizo Alfonso XI en el Ordenamiento de
.4lcalá. De este modo la cuestión de las encomiendas india-
nas, que es sólo una manifestación concreta de la cuestión
general de la· potestad real y la enajenación del reino, pasa
a. integrarse en ,la corriente científica del Derecho europeo
y a nutrirse de sus argumentos.
61 CALAsso,I glossatori, págs. 119-120.
FRANCESCO
..
PRESUPUESTOS
HISTÓRICO-JURÍDICOS XLIII
5. LA PROYECCIÓN DEL DERECHO CASTELLANO EN INDIAS.
Como en lo respectivo a otras muchas instituciones, la
proyección de los principios jurídicos castellanos en torno
a la inalienabilidad del regio patrimonio no se haría esperar
en los territorios de Indias. Cuanto se había venido afirman-
do respecto a Castilla, se repetirá en seguida con referencia
a las 'nuevas tierras. No menos de seis declaraciones reales
se habían producido al efecto cuando Las Casas redacta su
opúsculo. Primero por Carlos I y doña Juana en 1519 62 , al
año siguiente de nuevo 63, otra vez en 1523 64 y por fin en 1535,
1547 y 1563, esta. última ocasión a cargo de Felipe II 65 • En
una formulación breve, pero quizá más amplia y comprensiva
Carlos II fijará definitivamente Ia fórmula que va a ser re-
cogida en la Recopilación de Indias.
Aproximadamente todos los textos citados hacen las mis-
62 Cfr. Colección de documentos inéditos relativos al descubrimien-
to, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de
ultramar. 2.• serie, tomo segundo de los documentos legislativos. Ma-
drid, 1895, pág. 118. Se refiere a la isla Española.
Sobre la interpretación de los textos de 1519, 1520 y 1523, vid. el tra-
bajo de JUANMANZANO MANZANO, La adquisición de las Indias por los
Reyes Católicos y su incorporación a los reinos castellanos, en A.H.D.E.,
21-22 (1951-52), 5-170, especialmente las págs. 150, 157. En esta obra que
forma parte de la polémica mantenida por su autor contra unas in-
exactas afirmaciones de Pérez Embid, se encuentran las precisas refe-
rencias bibliográficas sobre el problema general de la incorporación de
las Indias. Téngase en cuenta también que es preferible usar el texto
de las Cédulas dado por Diego de Encinas, cfr. nota 65, que la versión
de Codoin Ultramar; cfr. J. MANZANO,La adquisición de las ln;dias,
página 152, nosotros hacemos referencia a ambas ediciones.
63 Codoin Ultramar, pág. 129 referente a todo el territorio de
Indias .
64 Codoin Ultramar, pág. 185 referente a la Nueva Esapña.
65 La declaración de 1535 está contenida en una confirmación de
Felipe II en 1563, que es a la que alude la Recopilación de leyes de los
reynos de las Indias, vol. I, Madrid, 1791, fol. 523 (111-1-1), pero se en-
cuentra recogida. íntegra en Cedulario Indiano, de DIEGO DE ENCINAS.
Ed. por A. GARCÍA GALLO.Madrid, 1945, vol. I, págs. 60-61, hace referen-
cia a la provincia de Tlaxcala.
XLIV ESTUDIOPRELIMINAR
mas afirmaciones, pero quizá deba considerarse como ver-
tebral la Real Cédula de 9 de julio de 1520 por cuanto se
refiere expresamente a la totalidad de los nuevos territorios.
«Las Indias yslas e tierra firme del mar océano que son
o fueren dela nuestra corona de Castilla ninguna cibdad ni
provincia ni ysla ni otra tierra anexa a la dicha nuestra co-
rona rreal de Castilla puede ser enagenada ni apartada della
e asy es nuestra intinción e voluntad delo guardar e cun-
plir e que se guarde e cumpla para siempre jamas... E nos
acatando ·e considerando todo lo susodicho como quiera que
por estar como asi esta jurado e de contenerse asi en la
bulla dela donación que por nuestro mui sancto padre nos
fue hecha no avia nescesidad de nueva seguridad, pero por
que los vecinos e pobladores tengan mayor certinidad e con-
fiam;a dello; mandamos dar esta nuestra carta en la dicha
rrazon, la qual queremos e mandamos que tenga fuer<;:a e
vigor de ley e prematica san<;:ión como si fuera hecha ,e.
promulgada en cortes generales, por la qual prometemos e
damos nuest_ra fee e palabra r-eal que agora e de aquí ade-
lante en ningund tienpo del mundo las dichas islas e tierra
firme del mar o<;:eano descobiertas e por descobrir ni parte
alguna ni pueblos dellas no sera enagenado ny apartaremos
de nuestra corona rreal nos ni nuestros here~eros ni sub-
cesores en la dicha corona de castilla, sino que estaran e las
t,ernemos como a cosa incorporada enella, e si nescesario es
de nuevo las incorporamos e metemos e mandamos que en
ningund tiempo puedan ser sacadas ni apartadas ni enaje-
nadas ni parte alguna ni. pueblo dellas por ninguna causa
ny rrazon que sea o ser pueda por nos ni por los dichos
nuestros herederos e subcesores e que no haremos merced
alguna dellas ni de cosa dellas a persona alguna, e que si
en algund tiempo por alguna causa nos o los dichos nuestros
suboesores fizieremos qualquier dona<;:ion o enalienación o
merced sea en si ninguna et de ningund valor e efecto e por
tales desde agora para estonces las damos et declaramos ... »
Se conseguía con ello evitar en tan temprana etapa que
los monarca·s cediesen en señorío las Indias o parte de ellas
PRESUPUESTOS
HISTÓRIC0•JURfDICOS XLV
a quienes ya eran figuras importantes en la vida política
castellana, ti_tulares de tierras y funciones «egredidas» de la
Corona y podían sentir la tentación de trasladar tal sis-
tema en su beneficio más allá del Atlántico. Pero una vez
conjurado el peligro, cuando dos conquistadores y poblado-
res meditan en sus propios méritos personales, los consideran
idénticos, al menos a los alegados por la vieja nobleza caste-
llana para recibir las donaciones regias que tanto disgustaron
a las Cortes y no vacilarán en pedir para sí lo que a comien-
zos del siglo XVI se negó por 1los Reyes a los magnates cas-
tellanos.
Que los propios protagonistas de la ocupación de Amé-
rica se sentían inmersos en el mundo bajo-medieval de las do-
naciones de tierras y funciones públicas contra las que lu-
charon las Cortes, es perfectamente claro con sólo recordar
las palabras de Berna! Díaz del Castillo bb.
«Si miramos las escrituras antiguas que dello hablan, si
son así como dicen, en ,los tiempos pasados fueron ensal-
zados y puestos en grande estado muchos caballeros, así en
España como- en otras partes, sirviendo como en aquella sa-
zón sirvieron en las guerras y por otros servicios que eran
aceptos a los reyes que en aquella sazón reinaban, y tam-
bién he notado que algunos de aquellos caballeros que en-
tonces subieron a tener títulos de estados y de ilustres, no
iban a las tales guerras, ni entraban en las batallas, sin que
primero les pagasen sus sueldos y salarios, y no embargante
que les pagaban, les dieron villas y castillos y grandes tie-
rras perpetuas y privilegios con franquezas, los cuales tienen
sus descendientes; demás desto, cuando el rey don Jaime
de Aragón conquistó y ganó de los moros mucha parte de
sus reinos, los repartió a los caballeros y soldados que se
bb BERNAL D1AzDEL CASTILLO,Historia verdadera de la conquista de
la Nueva España. México, 1950, cap. CLXXIV, págs. 516417. Otros as-
pectos de este problema en ERNESTO DE LA TORRE VILLAR, Las leyes del
descubrimiento en los siglos XVI y XVll. México, 1948, págs. 69 y si-
guientes. También una .breve referencia a la postura de LAS CASAS,en
MARIO GóNGORA,op. cit. sup. nota 11, págs. 200-201.
XLVI ESTUDIO PRELIMINAR
hallaron en lo ganar, y desde aquellos tiempos tienen sus
blasones y son valerosos, y también cuando se ganó Granada,
y del tiempo del Gran Capitán a Nápoles, y también del Prín-
cipe de Orange, dieron tierras y señorios a los que les ayu-
dé!ron en las guerras y batallas. He traído esto aquí a la me-
moria para que se vean nuestros muchos y buenos y nota-
bles servicios que hicimos al Dey nuestro señor y a toda la
Cristiandad, y se pongan en una balanza y medida cada cosa
en su cantidad, y hallarán que somos dignos y merecedores
de ser puestos y remunerados como los caballeros por mi
atrás dichos.»
Pero ahora no estamos ya en 1348; ya ha pasado 1442. Los
juristas europeos se han enfrentado con problema similar y
han construido todo un edificio doctrinal, para subordinar los
intereses creados por la práctica medieval de sus países y
recogida en los Libri feudorum, a la primacía de la potestad
del rey que se perfilaba en el Derecho común. Como Grega-
rio López diez años antes, Bartolomé de las Casas ha de
volver sus ojos a ellos.
II. PROCESO POLITICO.
l. COMISIÓN DE ANTONIO DE RIBERA.
Desde San Juan de los Reyes, que era entonces la ca-
pital del Virreinato, los encomenderos del Perú mandaban
en 1554 por su procurador a don Antonio de Ribera 67 • Traía
plenos poderes para negociar oficialmente ante el Empera-
dor Carlos V la perpetuidad de las encomiendas. En rea-
lidad esta comisión no hacía más que cumplir los acuerdos
de la junta de Valladolid, que se había reunido en 1550 para
discutir tan espinoso problema 68.
67 Parecer de Vasco de Guevara, Archivo General de Indias, Indi-
ferente General, 1530, fol. 138 v.
68 BERNAL DíAZ DEL CASTILLO, Historia verdadera de la conquista de
Nueva España, t. 111, pág. 244: Cómo en el año 1550, estando la Corte
·'"---
PROCESO POÚTICO XLVII
En la Corte presentó el procurador sus credenciales y
ofreció a su Majestad un memorial con los argumentos y las
bases de la negociación 69 • Con el fin de restablecer el orden
y la paz en aquellos territorios, así como para fomentar la
prosperidad y el progreso de aquellos pueblos, proponía como
única solución que fueran concedidas en perpetu1dad las en-
comiendas con plena jurisdicción civil y criminal. «Porque
con ello nuestro Señor sería servido y la real hacienda de
su Majestad descargada con utilidad de los reinos y provin-
cias y pueblos en universal de los naturales indios y los
españoles en particular 70 ». Los encomenderos ofrecían cinco
millones de ducados de oro a título de vasailaje.
La oferta no podía ser más oportuna. El emperador se-
guía terriblemente preocupado por las continuas revueltas
de los españoles en las Indias, después de las nuevas leyes
de 1542 y para resolver la crisis de la Hacienda, tan esquil-
mada, se ingeniaban sus consejeros por arbitrar nuevos re-
cursos financieros 71•
Precisamente en 1553 se había celebrado una junta de in-
signes teólogos de España para estudiar «si su Majestad
podrá con buena conciencia pedir a su Santidad licencia
para v,ender los vasallos que los obispos e iglesias de estos
Reinos tienen, para resis•tir la armada del Turco y asegurar
en Valladolid, se juntaran en el Real Consejo de Indias ciertos prela-
dos y caballeros que vinieron de Nueva España y del Perú por pro-
curadores y otros hidalgos que se hallaron presentes para dar orden
que se hiciese el repartimiento perpetuo.
6
9 Memorial y capítulos dados por don Antonio de Ribera de la
ciudad de los Reyes por sí y los demás del Perú acerca de la perpe-
tuidad, A. G. l., 1530, fol. 107-109.
70
La petición que dio don Antonio de Ribera a Su Majestad en
España en que pidió la perpetuidad, A. G. l., 1530, fol. 131.
71
LUIS CABRERA DE CóRDOBA, Historia de Felipe II, Rey de España.
Madrid, 1876, t. 1, 48. Cfr. MANUEL M. MARTÍNEZ, Fray Bartolomé de las
Casas, Padre de América. Madrid, 1958, pág. 322. ANTONIO M. FABIE, Vida
y escritos de Bartolomé de las Casas. Obispo de Chiapa. Madrid, 1879,
tomo I, pág. 238.
XLVIII ESTUDIO PRELIMINAR PROCESO POLÍTICO XLIX

la mar e puertos de sus reinos» 72 • Porque las necesidades son to se manifestaron dos actitudes opuestas. El Obispo Carrio-
tan grandes que ni de las rentas q,esu patrimonio, ni de las nero declaró en el proceso de la Inquisición contra Carranza
ayudas que tiene, puede resistir a los enemigos de la Iglesia. «que el dicho Reverendo de Toledo sobre si avían de vender
los repartimientos de las Indias, tuvo contrario parescer al
parescer del dicho fray Bernaldo de Fresneda» 75 • Más explí-
2. POL°áMICA DE LA JUNTA DE LONDRES. cito el Obispo de Guadix insistía que «lo contrario dixo el
dicho Reverendo <le Toledo especialmente tractando el dicho
Rápidamente el Emperador, que se encontraba entonces fray Bernardo y votando que los repartimientos de las In-
en Bruselas, despachó a su secretario Francisco de Eraso dias se vendiesen a los que los tenían encomendados, por lo
para Londres a donde había marchado el príncipe Felipe, ya cual se enojó el dicho confesor y formó enemistad contra el
casado con María Tudor. Llevaba instrucciones para que se dicho Reverendo de Toledo» 76 •
celebrase una junta «sobre si sería bien vender a los indios, Carlos de Motiloa ha descrito con más detalle el proceso
los que estaban en encomienda, en perpetuidad o no» 73 y de la discusión dentro de la junta. Resalta también la oposi-
una cédula por la que se nombraba presidente a don Pedro ción entre el presidente don Pedro de Castro y Bartolomé
de Cas,tro, Obispo· de Cuenca. de Carranza «que fueron de contrario parecer y se enojaron
La junta de Londres quedó formada por don Pedro de tanto que vinieron a descomedirse» 77 • Y recoge las palabras
Castro, Fray Fernando Fresneda, confesor real. Francisco que se cruzaron durante la segunda o tercera sesión: «Dixo
Eraso, Secretario del Emperador, el licenciado Briviesca de que Fray Bartolomé de Miranda dezia que entendía tan bien
Muñatones, del Consejo de Indias, Fray Alfonso de Castro, el como él lo que dezia. Y el dicho Obispo le dezia: entiéndase
doctor Melchor Vozmediano, después Obispo de Guadix, el vuestra paternidad, que no se entiende. Y el dicho Bartolomé
doctor Carrionero, que fue Obispo de Almería, Andrés Pérez, dezia que lo entendía tan bien como él». La polémica llegó
del Consejo de la Inquisición, Bartolomé de Carranza, el tris- a ser tan violenta que Briviesca y Menchaca tuvieron que se-
temente célebre Arzobispo de Toledo, el maestro Carlos de parar a Pedro de Castro y Bartolomé de Carranza, cuando
Motiloa, el doctor Amedo y el licenciado Menchaca 74• este pretendió defender acaloradamente «el ljbro del Obispo
Durante tres días consecutivos estuvieron reunidos en la de Chapa que escribía de los negocios de las Indias» 78 •
residencia de Pedro de Castro y en presencia de Francisco de Por manifestación expresa de don Pedro de Castro a don
Eraso, Secretario de su Majestad. Ya desde el primer momen- Alonso Ramirez de Vergara sabemos que la junta decidió
por mayoría de diez votos contra dos que era lícita la venta
de las encomiendas a perpetuidad con el consiguiente riesgo
72 Parecer sobre si su Majestad puede pedir licencia para vender
de enajenación de aquellos territorios 79 •
vasallos de Iglesias. Madrid, Bibl. nacional, ms. 1752, fol. 297: «Mandó
juntar a Bernardo de Fresneda, su confesor, y fray Alonso de Castro
y fray Francisco Pacheco, frailes de la orden de San Francisco y al
maestro fray Melchor Cano, Obispo de Canarias, y al maestro fray
Bartolomé de Muranda.,. 75 Roma, Vat. Lat., 13138, fol. 446 v.
73 Declaración autógrafa de Carlos de Motiloa. Roma, Bibl. Vatica- 76 Roma, Vat. Lat., 13138, fol. 426 y 444.
na, ms. Vat. Lat., 13138, fol. 432. 77 Roma, Vat. Lat., 13138, fol. 433.
74 Jos~ IGNACIO TELLECHEA, Bartolomé de las Casas y Bartotomé de 78 Roma, Vat. Lat., 13138,fol. 433 v.
Carranza en «Scriptorium Victoriense», VI (1959) 11. 19 Roma, Vat. Lat., 13138,fol. 435.

...
L ESTUDIO PRELIMINAR
3. DECISIÓN POLÍTICA DEL REY.
La carta del Príncipe Felipe, de 17 de febrero de 1555
a su hermana la Princesa doña Juana, que gobernaba estos
reinos en calidad de Regente, refleja perfectamente las ra-
zones del informe que le fue remitido por la junta de Lon-
dres 80 • Se trataba de, encontrar una solución para «tantas al-
t·eraciones y rebeliones que ponen en harto trabajo y nece-
sidad al Emperador» restableciendo la paz y tranquilidad
del Perú.
El problema de la discusión venía formulado con estas
palabras: «Si sería cosa conveniente tener en nuestra cabeza
todos los indios que tenemos, y vacasen gratificando a los
que han servido según la calidad y méritos de cada uno, por
la forma que agora se hace, o darlos o repartirlos perpetua-
mente por vía de feudo o en otra manera, reservando los
puertos y cabezas principales y las jurisdicciones, y mode-
rando los tributos y haciendo otras leyes y ordenanzas con-
venientes y razonables, enderezando que por razón de esto
nos socorriesen e hiciesen algún notable servicio, teniendo
respeto a la calidad y cantidad que a cada uno se dijo, para
ayudar al remedio de nuestras grandes necesidades y poder
desempeñar la parte para que bastase de lo que en estos rei-
nos está vendido y empeñado de la Corona Real, que es la
cosa que más deseamos su Majestad y yo».
Había sido el acuerdo de la junta, «puesto que la mayor
parte de los de acá que han tratado de ello se inclinan a
esto último». Se consideraba, pues, conveniente que la Coro ..
na enajenara los indios y sus bienes a favor de los conquis-
tadores y colonizadores, de acuerdo con sus méritos y ser-
vicios al Estado. Esite reparto de tierras y habitantes se
haría por vía de feudo, como se hacía en la Metrópoli, y
de acuer-do con las leyes del Estado. Pero había una condi-
ción: que la jurisdicción civil y criminal, así como los pucr-
ªº
Carta del Príncipe Felipe sobre la perpetuidad de las encomien-
das de indios A, G'. L, Indiferente General, 1530 y 737.
M..__
PROCESO POLlTICO LI
los y las ciudades principales quedaran en la Corona. Se
insinuaban una serie de reformas tributarias, políticas y
administrativas, enderezadas siempre a «la conservación y
aumento de aquellas tierras». Esta enajenación, tan limita-
da y condicionada, tenía por fin primordial arbitrar medios
1·conómicos para resolver la crisis de la hacienda española.
El probJ.ema empezaba a centrarse.
No obstante, el informe de la junta de Londres, «por ser
negocio de tan gran importancia y que en este punto está
el acertarse o el errarse para siempre», el Príncipe ordenaba
a la Gobernadora que se estudiara en el Consejo de Estado
v en el Consejo de Indias. Debía pedir informes a personas
particulares «que tengan noticia o experiencia dello» para
q11e juntos o por separado envíen sus pareceres por escrito.
/\ la vez debía remitir a Londres los originales o las copias
de los informes que sobre el tema se habían dado desde 1545
«que el Secretario Samano los debe tener o sabrá en cuyo
poder están».
El Consejo de Indias se resistió a aceptar esta solución.
Vistas las condiciones que se proponían, pareció a la mayo-
ría de los miembros «que en ninguna manera convenía que
se diese la perpetuidad, y que aquellas provincias era con-
veniente que quedasen en la Corona Real» 81 • En carta del 13
de mayo de 1555 escribió desde Valladolid el Presidente del
Consejo que convenía «darle esperanza de merced y gratifi-
cación muy competente a los que hubieren servido y sirvie-
sen; y allanada y pacífica la tierra, podrá su Majestad con
menos inconvenientes determinar y ejecutar lo que fuese justo
y conveniente al servicio de nuestro señor y suyo».
Y en nota autógrafa de primero de junio insistía que «de
l'ste mismo parecer son el licenciado Galarza, el licenciado
Otalora, doctor Ribera, doctor Velasco y el licenciado Pe-
drosa del Consejo de su Majestad, con quienes yo lo comu-
,8l ANTONIO DE HERRERA, Historia General de los hechos de los Caste-
llanos en las islas y tierra firme de el mar Océano. Década VIII, Jib, I,
l'apítulo 18.
LII ESTUDIOPRELIMINAR
niqué por acue¡,do del Consejo de Estado» 82 • Bajo estas fór-
mulas vagas e imprecisas se escondía el temor de que es·ta
maniobra de los españoles emigrados a América pudiera pro-
vocar la independencia del Perú.
Pero nada podía detener ya la decisión del Rey ( el Prín-
cipe Felipe había sucedido en el trono de España al Empe-
rador Carlos V). Ya desde Gante escribía al Consejo de In-
dias el 5 de septiembre de 1556: «Habiendo mirado y plati-
cado en este negocio diversas veces, y tenido pareceres de
diversas personas, aunque se hallaron algunas dificultades
como las hay en todas las otras cosas de tanta calidad e
importancia como ésta, en fin se conformaron en que aque-
lla provincia no se podría en ninguna manera sostener, con-
servarse y acrecentarse por el camino que hasta aquí ha
sido, si no se perpetuase; y teniendo yo así por cierto por
muchas causas y razones que para ello hay, estando como
al presente está pacífica y siendo el tiempo más conveniente
que se podría ofrecer, me he resuelto en concederZ:o y man-
darlo poner luego en ejecución sin que haya más dilación 83 •
A Ia vista de los informes, que se facilitaron al Rey y
que actualmente se conservan en nuestros archivos, sería
difícil comprender esta actitud si a continuación no se aña-
diera una razón que en estos momentos condicionaba prin-
cipalmente esta decisión política del Rey. La crisis económica
se había convertido en verdadera obsesión para las preten-
siones imperialistas de ,la Corona.
«Porque las necesidades son tan grandes y forzosas, y
mis reinos y estados están tan trabajados y consumidos, y
me quedan tantas obligaciones de sostenerlas, y excusar que
mis enemigos no los ofendan ni molesten, como lo quieren
hacer por tierra y por mar, y siendo tan necesario quitarles
a Argel y Bugia, para que no puedan tener armada formada,
82
Consulta del Consejo de Indias sobre la perpetuidad de las en-
comiendas, A. G. I., Indiferente General, 727.
83 Madrid, Archivo Histórtco Nacional, Cartas de Indias, caja 2,
número 5.
M~
PROCESOPOLÍTICO LIII
que sería de gran daño para esos reinos y el comercio y con-
tratación dellos, de Poniente a Levante y, sobre todo no me
pudiendo socorrer ni ayudar de otra parte con cantidad sufi-
ciente para pagar lo mucho que se debe, y desempeñar alguna
parte ·de lo vendido en esos reinos, y quedar con qué poder-
los sostener.»
Las órdenes eran tajantes: «Teniendo como la dicha de-
terminación y no habiendo para qué replicarme más sobrello.
he mandado que se hagan acá los apuntamientos que veréis,
de la forma y cómo y con qué condiciones se deben dar en
perpetuidad los dichos repartimientos, y otorgar a los descu-
bridores, conquistadores, pobladores y otras personas, que
nos han servido en aquellas partes, otras gracias y meroedes».
4. NOMBRAMIENTO DE LA COMISIÓN E.JECllTIVA.
Felipe II mandaba al Consejo de Indias que, dejando los
demás negocios, estudiara con toda urgencia el p·lan de eje-
cución. Debería reunirse durante un plazo muy corto en dos
sesiones diarias con el licenciado Briviesca de Muñatones, el
cual había intervenido desde Londres en todas las juntas que
habían abordado este problema. ·
Su objeto era informar sobre el plan de ej,ecución remi-
tido por el mismo Rey, hacer una relación de las personas
que serían más a propósito «para ir a tratar y efectuar y
concertar la cantidad con que nos han de servir y socorrer»,
y ordenar, finalmente, las instrucciones, poderes y comisio-
nes que debían llevar.
La comisión gestora debía es·tar integrada por dos caba-
lleros, un letrado, un miembro del Consejo de Hacienda y
el Virrey del Perú como Presidente. Los comisarios debe-
rían partir para el Perú en el mes de enero, a más tardar,
de 1557.
La rapidez con que actuó el Consejo de Indias viene de-
mostrada por el amplio y profundo informe que se remitió
LIV ESTUDIO PRELIMINAR
desde Valladolid el 21 de octubre de 1556 84 • Más que el pro-
ceso dialéctico de este documento crucial, interesa detectar
aquellas condiciones importantes que permitan encuadrar
este intento político de la enajenación.
La propuesta de perpetuar las encomiendas de indios y sus
tierras transformaba los actuales «repartimientos» en verda-
deros feudos, que se concedían a favor de los conquisitadores
y pobladores españoles del Perú. Estos feudos, que pasarían
a sus legítimos herederos indefinidamente, serían c-oncedidos
con plena jurisdicción civil y criminal, «alta y baja», mero
mixto imperio. Los sucesores en el feudo deberían recibir
personalmente o por poderes la investidura directamente del
Rey en el plazo de un año. Para lo cual, a título de vasallaje,
deberían pagar a la Corona la mitad de lo que rentase el
feudo en el primer año después de que sucediesen en él.
En caso de guerra o de sublevación los señores del feudo
se verían obligados a defender y a servir a su costa, con su
persona y la gente que el Rey o los gobernadores les hubieran
señalado por el tiempo que fuera necesario. Tampoco po-
drían salir y ausentarse de aquellos reinos sin licencia ex-
presa de su Majestad. De no cumplir con estas obligaciones,
el feudo con todos sus bienes volvería automáticamente a la
Corona. Parece que prevenía y mandaba que no se pudieran
juntar dos feudos en una sola persona por casamiento o
de cualquier otra forma.
Para ennoblerer l~ Corona y honrar a los descubridores,
conquistadores y pobladores se negociaría que los señores
feudatarios pudieran ser nombrados hijos hidalgos por el
Rey con todas las libertades e inmunidades que tienen los
demás señores de Castilla, siempre de acuerdo con las l'eyes
del Reino y fos méritos con que hubieran servido en la paz
y en la guerra.
84 Consulta del Consejo de las Indias sobre los apuntamientos
chos por mandado del Rey acerca de la perpetuidad de los reparti-
mientos en el Per-'1, A. G. l., Patronato 28, R. 5, A. G. l., Indiferente
General, 1530.
PROCESO POLITICO LV
El Rey, sin embargo, debía mantener la suprema juris-
dicción. Con el fin de garantizar la soberanía de España en
aquellos territorios, la Corona Real debería conservar los
pueblos y ciudades principales, así de españoles como de
indios, y todos los puertos de mar «de manera que la Coro-
na quede con fuerzas para lo que se ofreciere, y no tan en-
flaquecidas que habiendo revolución en la tierra, no sea
parte para lo allanar y sosegar».
Quedaba muy debilitado el control que preveía la Corona
por medio de visitadores y altos jefes administrativos para
velar por el cumplimiento de la justicia y defender los de-
rechos de los vasallos contra los señores feudales.
Sobre estas ·bases de negociación se prepararon las ins-
trucciones y se cursó a fos comisarios la nueva carta de 23
de julio de 1559 85 • A propuesta del Consejo de Indias ha-
bían sido nombrados como P~esidente el Conde de Nieva.
Virrey y Capitán General de las tierras del Perú, el licen-
ciado Briviesca de Muñatones, miembro del Consejo de In-
dias, Ortega de Melgosa, del Consejo de Hacienda y Diego
de Vargas Carvajal. De secretario haría Domingo Gamarra.
Por otra instrucción secreta se les mandaba que no acordasen
ni ejecutasen nada sin consultarlo con el Rey.
5. PROCESO DE LAS NEGOCIACIONES.
Llegados los Comisarios al Perú publicaron la com1s1ón
que 11evaban 86 • Y el 24 de marzo de 1561 cursaron una carta
general para todas las ciudades del Virreinato 87 • Después
85 Instrucción al virrey Conde de Nieva y a los Comisarios que fue-
ron al Perú acerca de la perpetuidad de las encomiendas, A. G. l., Indi-
ferente General, 1624 y 1530. Cedulario de Ayala, t. 111 n. 130, fol. 179 v.
Publicada por Francisco de Zabalburu y José Sancho Rayón, Nueva
Colección de documentos inéditos para la Historia de España y de sus
he- Indias. Madrid, 1890, t. VI, pág. 20.
a& ANTONIO DE HERRERA, Historia General. Década VIII, lib. I, cap. 18.
8 7 Texto de la Carta firmada por los comisarios el 24 de marzo de
1561 A. G. l., 1530, fol. 123, 124, 143 v.
,""'!.·- -
LVI ESTUDIOPRELIMINAR
de dar cuenta de las gestiones y de Jas muc•has consultas
que se habían realizado sobre el negocio de la perpetuidad,
para acertar en asunto tan grave manda ahora la Comisión
«que juntándoos las personas a quien toca tener noticia
y reuniéndoos en cabildo general, como para este efecto y
fin mejor conv,enga según y como por el Regidor a quien
sobre esto escribimos mejor le pareciere y fuere ordenado,
debían estudiar y discutir «si será cosa conveniente a la es-
tabilidad y firmeza de estos estados, y al beneficio público,
quietud y sosiego de ellos hacerse 1a perpetuidad o no».
El informe razonado, con los argumentos que se presen-
taran por una y otra parte, debía ser enviado inmediatamen-
te a la Comisión para consultarlo y conferirlo con otros
pareceres e informaciones que ya se habían pedido. Convo-
caban los Comisarios una junta general en San Juan de los
Reyes, a la cual cada ciudad debía enviar sus propios pro-
curadores «con poderes basitantes, bien informados e ins-
tnlidos», para principios de septiembre.
Conservamos los informes que envió cada una de las
ciudades, así como el nombre de cada uno de los procura-
dores nombrados por estos «cabildos» con los poderes y
las normas concretas de actuación que les fueron señalados.
El acta que levantó la ciudad de Quito nos permiite co-
nocer con toda exactitud el desarrollo de las sesiones 88 • Ante
la junta de encomenderos presidida por el Regidor y un re-
p11esentante de los señores comisarios, se leía en primer lu-
gar la carta general. Se sujetaba a discusión cada uno de
los puntos que se reduda a conclusiones en forma de acuer-
do. Redactado el informe pasaba a nombrar sus procurado-
res, a los cuales se les concedía el poder cuyo alcance se
precisaba con todo cuidado.
Destacan los informes de la ciudad del Cuzco 89 y San
Juan de los Reyes 90 • Perfectamente elaborados supieron re-
a A.G.I., 1530, fol. 143.
" A..G.1.:1530, fol. 145.
'º A.G.I., 1530, fol. 176.
PROCESO POL1TICO LVII
coger los argumentos jurídicos y políticos que iban a servir
de pauta en la marcha de las negociaciones. Además sus
procuradores Antonio de Ribera, Vasco de Guevara y el li-
cenciado García de León, así como Diego Maldonado, Antonio
Quiñones y Juan de Salas se convirtieron muy pronto en los
auténticos patrocinadores y los verdaderos intérpretes de la
tesis.
Los poderes todos coinciden hasta en las fórmulas: «Sepan
todos cuantos esta carta de poder vieren, cómo nos el ca-
bildo y regimiento de esta gran ciudad del Cuzco, vecinos
y feudatarios de ella, que aquí firmamos nuestros nombres,
para otorgar es.te poder ... en nuestro nombre, ciudad, ca-
bildo o regimiento... para pedir a los señores del Consejo
de Indias y Comisarios de su Majestad todas las mercedes,
privilegios y libertades que vieredes que más conviene para
el aumento, ennoblecimiento desta ciudad y vecinos y na-
turales della... nos sujetaremos cada uno conforme a lo
que vos capitulareis y efectuareis. Para ello os damos y otor-
gamos este poder».
La ciudad de Arequipa 91 cuando tiene que elegir otro nue-
vo procurador ratifica sus poderes con estas palabras muy
expresivas: «Cuando se hicieron procuradores de Cortes
fueron elegidos y nombrados por tales para que como bue-
nos republicanos pidieran a su Majestad y al señor Visorrey,
Conde de Nieva, lo que convenga a esta ciudad y a su no-
blecimiento, y para que lo puedan hacer aprobando y rati-
ficando" ... volvemos a dar.le poder. Los vecinos de la ciudad
de la Plata insisten que «envían por nuestros procuradores
al Capitán Juan Ortiz de Zárate y a Antonio Ramírez Váz-
quez regidores con nuestro poder bastante para que junta-
mente con los demás procuradores destos reinos den las
ordenanzas que nos convengan para que haga efecto la
dicha perpetuidad» 92 •
Eran amplísimos los poderes que recibieron de sus ciu-
91 A.G.I., 1530, fol. 147.
92 A.G.I., 1530, fol. 142 v.
LVIII ESTUDIO PREI.IMINAR
dades estos procuradores «para hacer cualesquiera escritu-
ras para la perpetuidad» y «para señalar los plazos de obli-
gaciones» en las negociaciones con los representantes del Rey
Las propuestas que llevaban a esta especie de Cortes
-que ellos así las consideraban- fueron unánimes para to-
das las ciudades. Pueden reducirse, sin embargo, a tres prin-
cipalmente:
Primera, la concesión de las encomiendas a perpetuidad
para sus hijos y descendientes, «porque así tenían entendido
Vu_estra Majestad les avia hecho merced quando con poderes
de este Reyno en nombre de ellos lo havia suplicado a
Vuestra Majestad don Antonio de Ribera pidiendo se les hi-
ciese». El parecer de todas las ciudades fue que convenía
la perpetuidad de las encomiendas sin haber voto en contra.
Segunda, las condiciones en que se debía conceder la
perpetuidad de las encomiendas. Los procuradores del Cuzco
formularon la propuesta en estos términos: «Los procurado-
res del Cuzco piden a los <::omisarios la perpetuidad por vía
de mayorazgo y juro de heredad con jurisdicción civil y cri-
minal, mero mixto impP-rio, con todas las preeminencias,
prerrogativas y calidades que tienen en Castilla los señores
de villas y lugares reservando solo a vuestra alteza la su-
prema» 93 •
Precisando repetían los procuradores de la Ciudad de los
Reyes: «Hemos pedido se nos dé la perpetuidad donándose-
nos libremente y sin condición ninguna por juro de heredad
perpetuamente para nosotros y nuestros descendientes y ·
subcesores con las calidades y preheminencias y prerrogati-
vas que tienen en los Reinos de Castilla y de León los que
poseen villas y ,lugares, y con la jurisdicción civil y criminal.
mero y mixto imperio, con las calidades a tal jurisdicción
anexas reservando vuestra alteza para sí tan solamente la
primera con el derecho de patronazgo» 94 •
Todas las ciudades hicieron suyas estas fórmulas, si bien
93 A.G.I., 1530, fol. 151.
94 A.G.I., 1530, fol. 176 v.
PROCESO POLITICO LIX
se insistía que la jurisdicción civil y criminal, alta y baja,
mero y mixto imperio «se les diere por título de mayorazgo
y no de feudo a modo de Italia, pues eran españoles» 95 •
Para la concesión de estos señoríos invocaban los encamen-·
deros el derecho a ser recompensados «por la merced hecha
a su Majestad en estos reinos en la conquista, pacificación
y población dellos» 96 • No fue raro el caso de ciudades que de-
dicaban parte de sus informes a reseñar sus méritos y ser·
vicios para con la Corona 97 •
Tercera, las obligaciones que aceptarían en el caso de que
se les fueran concedidos los indios y sus tierras a título de
feudo. En nombre de sus ciudades cada uno de los procura-
dores fue ofrecie'ndo la cantidad inicial que estaría dispues-
ta a pagar a la Corona a precio de la merced que se le
hacía. «Por vía de reconocimiento, añadía la ciudad del Cuzco,
han de pagar a su Majestad y a los subcesores de la Corona
de Castilla y León la mitad de los tributos y feudos que
resultare de este repartimiento y encomienda el año primero
que sucediere» 98 • Los sucesores en los mayorazgos se obliga-
ban a jurar •fidelidad al Rey y demás suceso•res de Ja Co-
rona de Castilla y de León, como lo deben hacer los fieles
vasallos.
Las cartas que se cruzaron entre los comisarios y los re-
presentantes de las ciudades nos permiten seguir paso a paso
el proceso de la polémica. Porque las propuestas de -los en-
comenderos estaban en pugna con los intereses del Poder
Central En nombre de la Corona el Virrey y sus Consejeros
se opusieron desde el primer momento a que la perpetuidad
de las encomiendas fuera concedida con jurisdicción civil
y criminal.
En su carta de diez de septiembre, que sirvió de modelo
para contestar a todos los procuradores, respondían los co-
95 A.G.I., 1530, fol. 197.
96 A.G.I., 1530, fol. 160 v.
97 Parecer de los vecinos y encomenderos de la ciudad de Piura,
A.G.I., Indiferente General 1530, 140 v-141.
98 A..G.I., 1530, fol. 162.
LX ESTUDIO PRELIMINAR PROCESO POLÍTICO LXI

misarios que «a su Magestad le parece bien la perpetuidad,
pero no la jurisdicción civil ni criminal como lo piden,
por no convenir al bien de los vasallos y naturales destos rei-
nos, y que de parte de su Magestad por virtud de sus rea-
les poderes y comisiones que tienen se les dice y responden
se les dará la perpetuidad por feudo perpetuo y en sus hijos
y descendientes» 99 •
Las dos actitudes quedaban perfectamente definidas. Y
cada vez se hicieron más inconciliables, a pesar de fa habi-
lidad de los encomendadores por amontonar argumentos jurí-
dicos y políticos a favor de su propuesta 100 • Recabaron infor-
mes de Jerónimo de Silva 101 , Vasco de Guevara 102 , Juan de
Matienzo 103 , Polo de Ondegardo 104 y Francisco de Barrionue-
vo 105 • Apuntaban una serie de razones por donde, a su pa-
recer, era cosa conveniente al interés del Estado y de la re-
ligión 10&.
Pero sobre todo, acudieron al argumento económico, dan-
do «a entender, particularmente por escrito, que sin esto no
ofrecerían servicio ninguno por no les convenir» 107 • Los pro-
curadores se empeñan en forzar la venta aumentando las
cantidades que inicialmente se habían ofrecido, «poniendo de-
lante las· necesidades de Vuestra Alteza y mercedes que reci-
bimos» 1º8 • Los comisarios replican que «es poca la cantidad
y son de poco fruto especialmente pagada en tan largos pla-
zos y tiempo, por cuanto se les dice que deben tornar a
tratallo y mirallo, pues la merced que su Magestad les quiere
hacer es tan grande y especialmente las calidades y condi-
dones con que la piden» 109 • Ellos tornaron a subir en la can-
tidad con que dicen servirán más 110 • Se estableció así una ver-
dadera puja en la venta de aquellos territorios 111•
Domingo Gamarra, en nombre del Conde de Nieva y de-
más comisarios, envió al Rey y al Consejo de Indias la lis-
ta de la oferta que ya se había recibido para el cuat,ro de
mayo de mil quinientos sesenta y dos por la enajenación de
aquellos territorios:
«Por parte de la ciudad del Cuzco un millón y cuatro cien-
tos mili ducados pagados en seis años, y por la ciudad de
los Reyes quini,entos mill ducados pagados en ocho años, y
por la ciudad de la. Paz seiscientos y ochenta mil pesos pa-
gados en seis años y por la ciudad de la Plata un millón de
pesos pagados en ocho años y por la ciudad de Truxillo tres-
cientos mill pesos pagados en ocho años y los de la dicha
ciudad de la Plata otros ocho (mill), y por fa ciudad de los
Chachapoyas ciento y treinta mill ducados pagados en ocho
años, y por la ciudad de Santiago de los Valles de Moyo-
bamba ocho mil ducados pagados en ocho años como Vues-
tra Majestad lo mandará ver por los recaudos que van con
esta, y las demás ciudades del Reyno hasta agora no han
ofrescido servicio ninguno» 112 •
Estas cantidades serían pagadas en ducados o pesos «de
buen oro» y en cuatro años como mínimo a contar «desde el
día en que nos diesen los recaudos» 113 •

99 A.G.I., 1530, fol. 151.

100 A.G.I., 1530, fols. 157-158,160-161.
1 º9 Carta a los procuradores de 20 de noviembre de 1561,A.G.I., 1530,
101 A.G.I., 1530, fol. 136.
102 A.G.I., 1530, fol. 138 v. folio 166.
103 11 ° Carta a Felipe II, A.G.I., Indiferente 1530, fol. 157.
A.G.I., 1530, fol. l.
104 A.G.I., 1530, fol. 223. m Cartas de 27 de octubre de 1561, de 19 de noviembre de 1561, de
10s A.G.I., 1530, fol. l. 20 de noviembre de 1561, de 29 de noviembre de 1561, de 15 de diciem-
106 A.G.I., 1530, fol. 165. bre de 1561 y de 20 y 23 de diciembre de 1561, A.G.I., 1530, fols. 162-195.
º
1 7 Carta a Felipe II, A.G.I., Indiferente 1530, fol. 197. 112 A.G.I., 1530, fol. 1% v.

10a A.G.I., 1530, fol. 164. 113 A.G.I., 1530, fol. 189.

...
LXII ESTUDIOPRELIMINAR
6. SUSPENSION TEMPORAL DE LA VENTA.
Durante 1562 las negociaciones se hicieron cada vez más
lentas por razones políticas y económiq1s. En realidad ha-
bían llegado a un punto muerto. Los encomenderos se ha-
bían hecho inflexibles en cuanto a «la plena jurisdicción ci-
vil y criminal». Pero los representantes de la Corona se ha-
bían dado cuenta de que aquellas condiciones amenazaban se-
riamente la soberanía española en América.
Con toda claridad lo comunicaban al Rey los comisarios
en su informe de cuatro de mayo de 1562: «A nuestro pare-
cer uno de los mayores ynconvenientes que la perpetuidad
en general tenía y tiene, hera que· si la perpetuidad en gene-
ral se hiciese, de aquí a treynta o quarenta años los hijos
descendientes y subcesores de ellos no tenían amor a los re-
yes ni Reynos de España ni a las cosas de ellos por no los
aver conocido y nascido aca, antes aborrecimi,ento como re-
gularmente se vee y entiende ser los de un Reyno governa-
do por otro, aunque sean descendientes de españoles, y
porque el amor que por nacimiento y naturaleza de nascer
el hombre en la tierra se adquiere es muy grande, tanto y
caso mayor que a los padres y a la tierra donde descienden
y esito por esperiencia se muestra y se ha visto en I ta:lia en
el Reyno de Nápoles que hijos de padres españoles acuden
antes al apellido de la patria donde nasoen que no al apelli-
do de españoles donde traen origen, y así se ha visto en bu-
llición y alteraciones pasadas, quanto más los padres ade-
lante con el largo transcurso del tiempo que serán tan
naturales como los yndios nacidos de aca».
« Y según esto decimos más que la perpetuidad conviniese
para el asiento y firmeza, quietud y sosiego de los esta-
dos dé aca en sy no fuese guena, no lo seria para el govier-
no y dependencia que conviene que tengan estos estados del
gobierno de los Reyes y rreynos de alla, porque tanto será
bueno el asiento y goviemo de aca para 1o umano y divino,
quando dependiere de govierno de alla y no más ni allende.»
« Y asy para el establecimiento y firmeza de estos estaµos
,tt¡____
PROCESO POLITICO LXIIl
para que en si sea bueno, lo que se oviese de ordenar y es-
tablecer ha de convenir corresponder y mirar que el gobi-erno
de esos estados dependa y se gobierne de alla por los re-
yes de Castilla y personas en su nombre nascidas en ellos,
y tengan también nescesidad de las cosas de alla, porque
como arriba esta dicho y apuntado, si la perpetuidad se
oviese de encomendar generalmente de aqui a treynta o
quarenta años los descendientes de estos, nascidos aca, se ha
de creer, a lo menos para poder en ello sospechallo, seran
l'str:años de esa nación y enemigos de ella, y estando todos
perpetuados estaran unidos y echos un cuerpo, y es claro
que seran un nervio y fuer9a de estos Reynos y facilmente
¡Jodrán levantarse y rio ovedecer a los Reyes de Castilla abo-
rresciendo, como es natural, ser gobernados por ese Reyno
v que ellos ternan por estraño» 114 •
Sin embargo, los comisarios tuvieron mucho cuidado de
no enfrentarse con los encomenderos alentando sus esperan-
zas de perpetuidad. A los más, alegaban que no tenían pode-
res para conceder las encomiendas en las condiciones que
pedían. Con el fin· de agotar su capacidad económica de ofer-
ta, forzaban constantemente a que se elevara el precio de
unos privilegios que sabían ellos que no podían ser conce-
didos. Era, en el fondo, una forma de estrategia para
crear dificultades de tipo económico, con el fin de paralizar
las negociaciones. Estaban convencidos de que los encomen-
deros tampoco podrían pagar la cantidad que ofrecieron
«quando se propuso y significó a vuestra Magestad este ne-
gocio a principio de él» 115 • Cuando se pide que cada uno
señale lo que puede dar por sí, los encomenderos no se
ponen de acuerdo en la forma de repartir por ciudades la
cantidad global que ofreció Antonio de Ribera 116 • Se elaboró
la lista de los encomenderos que se comprometían a pagar
114 A.G.I., 1530, fol. 198.
m A.G.I., 1530, fol. 200 v.
11 6 A.G.I., 1530, fols. 170-174.
LXIV ESTUDIO PRELIMINAR
la cantidad señalada en pesos oro y en un plazo de cuatro
años a partir del día del otorgamiento de la obligación 117 •
También los caciques del Perú se habían reunido en San
Juan de los Reyes para protestar contra las encomiendas
y evitar que se concediera su perpetuidad. Este partido de
la oposición era dirigido por algunos españoles, principal-
mente frailes y religiosos. Los mismos comisarios lo comu-
nicaban al Rey con palabras muy expresivas.
«El negocio de muchos días atrás ha sido y es negocio
porfiado, y con el tiempo y porfia, a parescer de algunos, se
ha hecho apasionado irregularmente, y por la mayor parte
de los religiosos lo contradicen, y asi a manera de contienda
y debate por todas partes se a procurado hacer gente y atrae-
lla a su opinión y parescer, y ha llegado a tanto que religio-
sos con más libertad de la que convendria en pulpitos y
fuera de ellos, y en particular derramandose en palabras no
decentes, muy fuera de lo que profesan, lo contradicen di-
ziendo que es contra conciencia, y profesandolo asi han tra-
tado de no nos absolver en nuestra confesión pareciéndoles
estabamos en mal estado, y asi ha subcedido a algunos de
nosotros no les querer absol\,er si tratava de esta materia;
y han metido fa mano tanto, pudiendolo y deviendolo escu-
sar, que han querido apropiarse el derecho del gobierno de
los naturales de estos estados al sumo Pontífice y a ellos en
su nombre, y lo que es peor es que en el púlpito y fuera de
el han dicho y tratado que cómo se puede hazer la perpe-
tuidad aviendo tantos pretensores que tan bien lo merescen
como los que tienen las encomiendas, y se les cierra la puerta
para dalles de comer; palabras escandalosas, que para levan-
tar la tierra segun son de alterados, vastavan, y menos que
estas causaron las alteraciones pasadas en estos Reynos, todo
ende~ado a fin y a efecto de ympedir la perpetuidad» 118 •
No sólo era una amenaza. En la ciudad del Cuzco se cele-
bró una junta «de gente plebeya de nuestra nación», dirigida
m A.G.I., 1530, fol. 223.
m A.G.I., 1530, fol. 196.
PROCESO POLfTICO LXV
por algún escribano y procurador para oponerse a la perpe-
tuidad. Con el fin de apaciguar los ánimos, se enviaba al doc-
tor Cuenca, oidor y alcalde de la Real Audiencia, a la vez
que se convocaba a los provinciales de los religiosos 119 • Poco
después se da orden a Polo de Ondegardo, a Iñigo Ortiz de
Zúñiga y a Antonio Ramírez para que informen sobre el pa-
recer de los caciques acerca de la perpetuidad 120 •
El 20 de febrero de 1562, se celebra una junta de caciques
en el Cuzco. El regidor de la ciudad- había recibido instruc-
ciones para que «los dexase juntar dandoles todo favor y
ayuda para que toviesen toda livertad para tratar de este.
negocio como me1or bien visto le fuese, y nombrase per- ,
sona o personas quales quisiesen para que pudiese venir con
sus poderes a tratar ante nosotros de este negocio» 121• El.23
son recibidos por la comisión y, en nombre de los indios, el
Padre Fray Domingo de Santo Tomás, Provincia( de los Do-
minicos, propuso que todos los indios fueran incorporados a
]a Corona Real. «Porque queden perpetuados en la Corona
Real ofrecían -hacer el mismo servicio y en tanta cantidad
como los encomenderos» 122 • Se comprometen a pagar dicha
cantidad siempre que la Corona se obligue «con pacto que
no se puedan enajenar. Se obligan a que lo pagarán dentro
de los cuatro años del día de la fe de esta obligación» 123 •
El estudio, sereno y objetivo, de la Comisión sobre situa-
ción tan compleja y complicada, sirvió de base para el in-
forme del Consejo de Indias. La conclusión fue que el Rey
paralizó las negociaciones y al menos temporalmente quedó
suspendida la venta del Perú. Pero, en el fondo de este pro-
119 Carta del Comisario Ortega de Melgosa al Presidente del Consejo
de Indias, Gobernantes del Perú, t. II, pág. 554.
12 ° Comisión e instrucción del Virrey, Conde de Nieva, A.G.I., 1530,
folios 221-223.
121 A.G.I., 1530, fol. 259 v.
122 A.G.I., 1530, fol. 174 v.
123 A.G.I., 1530, fol. 175.
5
LXVI ESTUDIO PRELIMINAR
ceso político se descubrían corrientes jurídicas y morales
que determinaron la actitud definitiva de Bartolomé de las
Casas. Fue el segundo condicionamiento de su obra.
III. PROYECTOS DE SOLUCION
l. FUNDAMENTOS POLÍTICOS DEL PROYECTO.
La petición sobre la «perpetuidad de las encomiendas»,
que Antonio de Ribera había hecho al Emperador y al Con-
sejo de Indias, había sido cuidadosamente elaborada por una
junta de encomenderos delegados de las distintas ciudades
del Perú. No es de extrañar, pues, que se note una identidad
casi absoluta en los pareceres que se van enviando posterior-
mente a San Juan de los Reyes por maridato de la Comisión.
Técnica y políticamente es una pieza maestra. Interesa co-
nocer ahora los argumentos con los cuales se razonaba esta
petición.
Con la perpetuidad de las encomiendas, sería garantiza-
da, en primer lugar, la paz y la tranquilidad del Perú.
El argumento nrJ podía ser más hábil en aquella coyuntura
de revueltas y sublevaciones por las leyes de 1542. «Porque
la principal causa de todos los males que han acaecido en
las dichas provincias y reinos del Perú, se debe a que no
haya perpetuidad en las encomiendas» 124 • Y «asentar a los
pobladores con la perpetuidad de repartimientos» permitiría
«vivir seguramente en la tierra». Este asiento y arraigo de
los descubridores, conquistadores y pobladores se presen-
taba como el único remedio contra las rebeldías y las gue-
rras civiles.
Una vez «perpetuados con sus hijos y descendientes»,
arraigados en la tierra y comprometidos con los intereses de
la región, los encomenderos se verían obligados a poner
124 Petición que dio don Antonio de Ribera a su Majestad
paña, en que pidió la perpetuidad, A.G.I., 1530, fol. 131 .
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXVII
orden y tranquilidad. Se constituirían a sí mismos en defen-
sores de la paz, «porque procurarán tener cer,ca de si ami-
gos, gentes y criados que basten a resistir la fuerza y poder
de los causadores de las dichas alteraciones cada y cuando
que intentaren hacerlas, y en ello gastarán sus haciendas,
pornan sus personas a todo peligro, trabajarán echarlos de
la tierra y distraerlos y apartarlos en otros exercicios que
pierdan la esperanza que mediante sus malos propositos pre-
tenden ser aprovechados» 125 •
Y no serán ya necesarios «soldados y gente soltera; ha-
ciendoseles la dicha resistencia por los dichos vecinos, no
seran parte ni podran hazer tantas muertes, robos y daños
como oy dia hazen en la dicha tyrania poniendo en execu-
ción, por los aparejos que tienen, su malos propósitos» 126 •
Desaparecería, finalmente, la avaricia y la ambición entre
los españoles, porque se evitaría que emigrara al Perú gente
pobre y necesitada «que en esta tierra no podrían vivir si no
es de esta manera: procurar de juntarse con otra gente ociosa
para levantar la tierra y robar y quitar a los otros que en ella
viven de asiento» 127 •
Con la perpetuidad de las encomiendas en favor de esta
minoría de espaíioles sería posible, en segundo lugar, pro-
mover el progreso y el bienestar de los habitantes del Perú.
Se fomentará el desarrollo del país porque los españoles
«gastarán sus haziendas y patrimonios en edificar casas, rom-
per tierras, plantar arboles, cultivar la tierra y en criar todo
género de ganados y bestias para su servicio». Prometen
atraer labradores que enseñen las técnicas de la agricultura
«según se usa en estos reynos» 128 •
Establecidos allí definitivamente los españoles «que tienen
estados y señorios perpetuos», procurarán aumentar sus ha-
ciendas y crear riqueza que transmitir a sus descendientes
125 A.G.I., 1530, fols. 131-131 v.
126 A.G.I., 1530, fol. 131 v.
en Es- 127 A.G.I., 1530, fol. 131 v.
12s A.G.I. 1530, fol. 131 v.
LXVIII ESTUDIO PRELIMINAR
por vía de mayorazgo 129 ; construirán nuevas ciudades, levan-
tarán edificios públicos, iglesias y hospitales; dotarán insti-
tuciones y llevarán capellanes que se cuiden· del culto divino
y de la enseñanza de la religión 130 •
Y este progreso material y espiritual repercutirá en el
bienestar de los mismos indios. El argumento se repite con
una insistencia sospechosa. Porque con la perpetuidad de
las encomiendas, los indios serán bien tratados, «por su pro-
pio provecho y no poder vivir ni sustentarse sin servicio
dellos» y sin esto «avían de tener especial cuidado de tra-
tarlos bien y conservarlos para que multipliquen y crezcan
sus pueblos en gentes y riquezas, asi por el provecho par-
ticular dellos· como de todos los vecinos y habitadores de la
dicha tierra, porque siendo ricos los indios, Jo serán los se-
ñores dellos» 131 •
Los encomenderos, así «perpetuados», se constituirían en
protectores de los mismos indios, para reducir a sus anti-
guas poblaciones «a los que por temor de las guerras andan
huidos por los montes»; para contener la despoblación y des-
trucción de los naturales «que se van acabando»; para ins
truirlos y promocionarlos haciendo «que aprendan las artes
y oficios manuales de su vivienda y policía de los hombres
que tienen profesion segun que se usa en estos reynos, y
para ello traeran personas practicas en los dichos officios
para que les instruyan y muestren en gran aprovechamiento
de la tierra» 132• Se insinuaban una serie de medidas para
humanizar el trabajo de los indios. La perpetuidad repercu-
tiría así en bien de toda fa comunidad.
Con la perpetuidad de las encomiendas aumentarían fi-
nalmente los ingresos de la Corona y el prestigio de España.
Además de la suma global de cinco millones de ducados
oro que se ofrecía como precio por la perpetuidad de las
129 A.G.I., 1530, fol. 132.
Do A.G.I., 1530, fol. 131 v.
m A.G.I., 1530, fol. 131 v.
132
A.G.I., 1530, fol. 132. Parecer de los vecinos de la Ciudad de
Trujillo, fol. 140.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXIX
encomiendas, contabilizaban las compensaciones económicas
que tendría la Corona, «porque con ello nuestro Señor sería
servido y la Real Hacienda de vuestra Magestad descarga-
da» 133• Las obras y servicios que entonces pagaba el Estado
correrían a cargo de los encomenderos. Era un ahorro del
erario público que merecía ser contabilizado. Se ahorrarían
sueldos de soldados, de administradores y gobernadores. Se
comprometían a pagar a su costa ciertos servicios realizados
en aquellas tierras «asi como la milicia que Vuestra Alteza
tiene significado que conviene entablar en estos reinos» 134 • Aq-
mentarían las rentas reales al hacerse los ciudadanos más ri-
cos y crear riqueza con qué tributar. Crecería el comercio con
aumento de los derechos reales.
Serviría al prestigio y grandeza de España «porque de
ello resulta muy grande provecho a Vuestra Magestad y a
su dignidad y autoridad real• en conservar aquellos reynos
y provincias, asi por la conservación de los dichos indios
como por ser patrimonio tan señalado destos vuestros reynos
y que en tiempo de Vuestra Magestad se ganaron, los quales
con trabajo podrán permanecer y durar si no fuese con la
dicha perpetuidad, porque los que la tuvieren y vivieren ade-
lante, en los tiempos venideros serán ricos y prósperos
en haziendas y estados y ternan con que servir a Vuestra
Magestad y a los reyes vuestros subcesores, y con que por
su mandado asistir al castigo de los que en dicho reinos in-
tentaren alterarse, poniendo ellos sus personas y hazien-
das hasta la muerte» 135 •
Los informes que envió cada una de las ciudades a San
Juan de los Reyes, a petición de los señores comisarios, in-
sistían más en el argumento económico, por cuanto se ah~
rrarían «gran suma de salarios que la Hacienda gasta en
poner en todas las ciudades autoridades de justicia» 136 • Pero,
133 A.G.I., 1530, fol. 105 v.
134 Informe de la Ciudad del Cuzco, fol. 167.
135 A.G.I., 1530, fols. 138, 175.
136 A.G.I., 1530. Parecer de la Ciudad del Cuzco, fols. 157 v, 145.
LXX ESTUDIO PRELIMINAR
sobre todo, reclamaban los conquistadores y pobladores su
derecho a ser recompensados por sus servicios a la Coro-
na 137.
Los encomenderos habían esbozado las bases de una au-
téntica política colonial. En principio, era correcta y teórica-
mente invulnerable. Conquistadores y colonizadores aspira-
ban a las grandezas señoriales sobre la población india sujeta
por las armas 138 • Esta minoría dirigente pretendía montar
la colonización española sobre instituciones de abolengo me-
dieval, que habían sido desbordadas por la política centra-
lista del Estado moderno. La organización de las nuevas co-
lonias americanas con tendencias señoriales, parecían incom-
patibles con la constitución de la Monarquía española del
siglo xvr. No se puede descuidar este primer elemento, de
signo medieval, que condicionaba la polémica.
2. OPOSICIÓN DEL CONSEJO DE INDIAS.
El Consejo de Indias reaccionó desde el primer momento
contra la tesis señorial de los encomenderos. Y, aceptando
íntegramente sus principios de política colonial, defendieron
sin embargo que la perpetuidad de las encomiendas provo-
caría la destrucción de los mismos indios, guerras y revolu-
ciones entre españoles y la pérdida del Perú. En virtud de
esta tesis, más bien regalista, los altos funcionarios de la
Corona propugnaban un mayor control del Rey sobre la po-
blación india y la minoría de los encomenderos, a través de
funcionarios dependientes directamente del poder central,
con el fin de hacer posible los fines específicos de la coloni-
zación. Constituye el segundo elemento, ya de cuño moder-
no, que vino a condicionar la polémica.
137 Parecer de los vecinos de la Ciudad de Trujillo, A.G.I., 1530, fo.
lío 140. Parecer de los vecinos de la Ciudad de la Plata, fol. 143.
138 A. Sn.vrn ZAVALA, Las instituciones jurídicas en la conquista de
América. Madrid, 1935, pág. 260.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXI
Después de emitir su informe sobre la consulta que les
había hecho Felipe II acerca de la perpetuidad, concluía el
Consejo de Indias: « Y aunque nos dice que en la perpetui-
dad está resuelto y no nos manda dar parecer sino en la
forma en que se ha de hacer, pues no nos prohibe de dar
nuestro parecer, por la obligación que tenemos al servicio
<le V. M., después de haber cumplido lo que V.M. nos man-
da, direµios lo que sentimos en este negocio: lo cual es que
por ninguna via conviene que V. M. efectúe lo contenido en
los dichos capítulos.
»Lo primero, porque ejecutándose podría ser que no se
siguiese la perpetuidad que se pl'etende, sino total destruc-
ción de aquellas provincias, porque esta manera de perpe-
tuidad ni cumple al servicio de V. M., ni al bien de los natu-
rales, porque V. M. pierde para siempre y enajena un tan
gran Reino que todos los príncipes cristianos ni infieles no
tienen. Otro mayor, los naturales pierden su libertad y ha-
ciendas, y caen en servidumbre perpetua. Solo de esta ma-
nera de perpetuidad redunda en provecho de trescientos o
cuatrocientos ·encomenderos a quien V. M. hace señores de
aquella tierra y habitantes della en detrimento de la Real
conciencia y en menoscabo del patrimonio Real.
»Y el servicio que los encomenderos hicieren podrá ser
poco después de tasados los tributos justamente, y aun po-
dría ser que como muchos dellos no son casados ni tienen
hijos ni sucesores, no quieren dar nada por .Ja perpetuidad,
y estos tales más holgarían de dejar a V. M. sus I'epartimien-
tos con que los dé algo dellos que gocen en Castilla, de que
podría V. M. sacar más que por la via que ellos ofrecen, y
lo que ansi dieren los encomenderos se gastará, y V. M. per-
derá sus vasallos y no tendrá después de que socorrerse de-
llos, y lo que prometen ellos no lo tienen; porque no pasa-
ron a aquellas provincias con haciendas, hanlo de sacar de
los naturales de aquella tierra.
»Lo segundo, ya que se quisiese poner en ejecución esta
manera de perpetuidad, tenemos por peligroso la ejecución
de ella, porque averiguados los tributos que justamente se
LXXII ESTUDIO PRELIMINAR
deben tasar, creese serían pocos y no tantos como los en-
comenderos piensan, y sacado lo que deben pagar para los
beneficiados, clérigos y religiosos y edificios de iglesias y mo-
nasterios y ornamentos, será menos; y podría desasosegarse
fácilmente la tierra y en lugar de asentarla y pacificar.la se
podría dar ocasión a nuevos levantamientos. Y porque se dice
que hay cinco o seis mil hÓmbres en la tierra que están sin
remuneración y esperan ser remunerados en las encomiendas
que vacasen, en cuyo perjuicio sería la dicha perpetuación
y se podría temer de revolución, y no satisface decir que se
echen los baldíos, porque muchos destos viven de granje-
rías, tratos y oficios que tienen hechos servicios en la tierra,
por donde no se podrían echar della por baldíos y se echa-
sen todos, entonces quedaban los encomenderos de manera
qtie harian su voluntad y podrían, si quisiesen, eximirse del
dominiO' de V. M.
»Lo otro, porque aunque todo lo susodicho cesase y se
pudiese hacer con facilidad, con justicia a este Consejo pa-
rece que no se podría enajenar de la Corona Real de Castilla
ni perjudicar a los sucesores en todo un Reino, como el del
Perú, y por parecer que es en alguna manera contraria la
concesión del Pontífice por impedirse por esta via la conver-
sión de los naturales ·y ampliación de la santa fe católica, y
por ser en perjuicio universal de aquellos naturales que son
vasallos de V. M. Y si para enajenar un lugar es menester
que se junten Cortes y que concurran los votos de los pro-
curadores de las ciudades con los del Consejo y con la vo-
luntad de V. M. y que la enajenación sea necesaria y por
causas muy bastantes y legítimas, y que lo que de otra ma-
nera se enajenare no valga nada, cuánto mejor se podría
decir que la enajenación de tantas villas y lugares y ciuda-
des y de todo un reino no valiese» 139•
Para cumplir, por tanto, los fines esenciales de la colo-
139 Consulta del Consejo de las Indias sobre los apuntamientos he-
chos por mandado del Rey acerca de la perpetuidad de los repartimien-
tos en el Perú. A.G.I., 1530. · sobre lo de la perpetuidad de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 495.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXIII
nización, el Consejo de Indias pedía «que toda la jurisdic-
ción quede en V. M. para refrenar a los españoles y enco-
menderos, y mantener a ellos y a los naturales en justicia,
porque lo contrario sería total destrucción de aquellas pro-
vincias» 140 •
Los informes de juristas y teólogos, que en aquellos años
fueron emitidos sobre la perpetuidad de las encomiendas,
pueden clasificarse sobre estas dos actitudes antagónicas e
inconciliables, la señorial y la regalista. No hicieron más que
confirmar o razonar, moral o jurídicamente, aquella polé-
mica colonial.
3. INFORMES DE JURISTAS Y TEÓLOGOS.
Pueden distinguirse tres momentos. En una primera fa-
se, el Emperador Carlos V y el Consejo de Indias piden los
informes, que después reclamaría el Príncipe Felipe desde
Londres (1542-1553). Agrupamos aquí los informes de Se-
bastián Ramírez, Presidente de la Audiencia Real de Valla-
dolid 141 ; el Cardenal de Sevilla 142 ; el Cardenal de Tole-
do 143 ; el Marqués del Valle 144 ; el Conde de Osorno 145 ; el Co-
mendador Mayor de Castilla 146 ; el Comendador Mayor de
14 º Consulta del Consejo de Estado, número 2.
141Parecer que dio el presidente del audiencia rreal de Valladolid
don sebastián rramirez y del licenciado mercado del consejo de su
majestad. A..G.I., 1530, fol. 509.
142 Parecer que dio el Cardenal de Sevilla sobre lo de la perpetuidad
de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 520 v.
143 Parecer que dio el Cardenal de Toledo sobre lo de la perpetuidad
de las yndias. A.G.I., 1530,.fol. 522 v. y 507.
14 4 Parecer que dio el marqués del valie sobre lo de la perpetuidad
de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 524 v.
145 Parecer que dio el conde de osomo acerca de la perpetuidad de
las yndias. A.G.I., 1530, fols. 525 y 493.
146 Traslado del parecer que dio el comendador mayor de castilla
!.XXIV ESTUDIO PRELIMINAR PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXV

León 147 ; el doctor Arteaga, del Consejo de Ordenes 148 ; el
doctor Bernardo Díaz, Obispo de Calahorra 149 ; el Obispo de
Cuenca 150 ; el Obispo de Lugo 151 ; los doctores Guevara 152 ,
Hernán Pérez 153 , Beltrán 154 , y los Licenciados Salmerón 155 ,
Gutiérrez Velázquez 156 , Gregorio López 157 y Mercado de Pc-
ñalosa 158 •
En una segunda fase (1554-1562), los informes de juristas
y teólogos condicionaron directamente el proceso de la polé-
mica. Hay que destacar los informes de Alfonso de Castro 15 9,
Toribio de Motolinia 160 , Matías de San Martín 161 , Jerónimo
Silva 162 , Vasco de Guevara 163 , Antonio Ramírez 164 , Diego Ló-
pez de Zúñiga 165 , Polo de Ondegardo 166 , Ortega de Melgo-
sa 167 ·, Briviesca de Muña tones 168 , Juan de Matienzo 16 9, Fran-
cisco Barrionuevo 110 , el doctor Vázquez 171 , el Licenciado
León 172 , el Licenciado Hernández 173 , el Licenciado Cervan-
tes 174 y el Licenciado Maldonado 175 •
En una tercera fase posterior, la polémica provoca los
informes y actitudes de Diego de Robles m, Bartolomé Frías
ele Albornoz 177 , el Doctor Ceynos 178 , Juan de !barra rn, Fran-
cisco de Saldoval 180 , Diego de Torres 181 , Salvador de Ribe-

147 Parecer que dio el comendador mayor de leon sobre Jo de la conquistadores, pobladores y encomenderos de Indias. En ANTONIO
perpetuidad de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 499.
M. FABIE, Vida y escritos de D. Fray Bartolomé de tas Casas, Obispo
148 Parecer que dio el doctor arteaga del Consejo de las ordenes
acerca de la perpetuidad de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 514 v.
de Chiapa. Madrid, 1879, tomo II, pág. 649.
14 q Parecer que dieron el doctor vernal obispo de calahorra y el
162 El parecer acerca de la perpetuidad de los indios. A.G.I., 15~0,
licenciado gutiérrez velázquez del Consejo de las yndias sobre las fol. 436 v.
163 Parecer de Vasco de Guevara sobre la perpetuidad. A.G.I., 1530,
encomiendas. A.G.I., 1530, fol. 512 v.
150 Traslado del parecer que dio el obispo de cuenca sobre la fol. 138 v.
164 Parecer sobre la perpetuidad de los indios. A.G.I., 1530, fol. 80.
perpetuidad de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 497.
m Parecer que dio el obispo de lugo sobre la perpetuidad de las 165 A.G.I., 1530, fol. 219.
166 Colee. Doc. Inéd. España, t. XIII, 425-496.
yndias. A.G.I., 1530, fols. 518 v. y 491.
152 Parecer que dio el doctor guevara del Consejo rreal sobre lo 167 Gobernantes del Perú, t. II, 554-61.
de la perpetuidad de las yndias. A.G.I., 1530, fol. 528 v. 1 6 8 A.G.I., 1530, fol. 196.
153 Parecer que dio el doctor hernan perez del Consejo de las yn- 16 q A.G.I., 1530, fol. 9. Posteriormente Gobierno del Perú (ed. Buenos
dias sobre lo de la perpetuidad dellas. A.G.I., 1530, fol. 482 v. Aires, 1910).
154 Parecer que dio el doctor beltran del Consejo de las yndias 11 0 A.G.I., 1530, fol. 9.
sobre lo de la perpetuidad dellas. A.G.I., 1530, fol. 515. 171 Colee. Doc. Inéd. América, t. VI, 141-146.
155 Parecer que dio el licenciado salmeron, del Consejo de las yndia~ rn A.G.I., 1530, fol. 11.
sobre lo de la perpetuidad dellas. A.G.I., 1530, fol. 486 v.
113 A.G.I., 1530, fol. 139.
156 A.G.I., 1530, fol. 487.
114 A.G.I., 1530, fol. 11.
151 A.G.I., 1530, fol. 487.
158 A.G.I., 1530, fol. 509.
17 ., A.G.I., 1530, fol. 11 v.
176 Colee. Doc. Inéd. América, XI, 181.
15 q PaPescer del Muy Reverendo Padre Fray Alonso de Castro, de la

Orden de San Francisco, acerca de los indios perpetuos del Perú, a

177 Arte de Contratos. Valencia, 1573, fol. 45.
los encomenderos. Biblioteca Nacional de París. Fondo español, núme- 1 7 8 A.G.I., 1530, fol. 11 v.
17
ro 325, fol. 347 ss. Publicado por el anuario de la Asociación Francisco q Parecer de Juan de !barra sobre la perpetuidad. R.A.H. Est. 22,
de Vitoria, vol. IV, 1931-32, págs. 228-243. gr. l.ª, n. 12.
°
16 Carta de Fray Toribio de Motolinia al emperador Carlos V. En: 180 Advertencias sobre la perpetuidad de los indios. R.A.H. Est. 22,
Historia de las Indias de Nueva España. Barcelona, 1914, págs. 257-277. gr. l.ª, n. 12. .
161 Parecer de D. Fray Matías de San Martín, obispo de Charcas, 181 Discurso del P. Diego de Torres sobre la perpetuidad de las
sobre el escrúpulo si son bien ganados los bienes adquiridos por los encomiendas. R.A.H. Est. 22, $1'· l.ª, n. 12.
LXXVI ESTUDIO PRELIMINAR
ra 182 , Juan Sanz Hurtado 183 , Martín de. Yrigoyen 184 , Juan Ra-
mírez 185 , Alonso de Oñate 186 , Miguel de Monsalve 187 , Juan
Ortiz de Cervantes 186 , Juan Zapata y Sandoval 189, José de
Acosta 190 , Miguel Agia 191 , Antonio de León 192 y Juan Solór-
zano 193.
El Consejo de Indias hizo una síntesis de los informes
que dirigió a Felipe 11. Estudio largo y sistemático, dedicado
al Presidente del Consejo, don Juan de Sarmiento, fue pro-
bablemente redactado por el Licenciado León, que había
estado en el P,erú y había seguido muy de cerca la polémi-
182 Óiscurso de Fray Salvador de Rivera sobre conveniencia de per-
petuar los repartimientos del Perú. B.P. ms. 251, papel,' 15, fols. 86-90.
183 Sobre la perpetuidad de las encomiendas. B.P. ms. 251, papel, 15,
folio 416.
184 Sobre la venta de los indios. B.N.M., ms. 12179,fol. 56.
185 Parecer sobre el servicio personal y repartimiento de los indios.
(En LEWIS HANKE, Documentos sobre la conquista de América y Filipi-
nas, págs. 282-294).
186 Parecer de un hombre docto en la facultad de Teología y Cánones,
y lector de la misma facultad y de muchos años de experiencia en las
cosas de las Indias, acerca del servicio personal de los indios del Perú
y nueva España, sobre el qua! ha avido estos días tantas y tan grandes
juntas. (Publicado 17 mayo de 1600.)
187 • Redución universal de todo el Perú y demás Indias, con otros
muchos avisos, para bien de los naturales dellas y aumento de las Rea-
0
les Rentas. (Publicado en Lima en 1602.)
1 88 Memorial que trata de la perpetuidad de los encomenderos de
indios del Perú, con jurisdicción en sus pueblos, medio eficaz para que
este Reyno se restaure, se conserve y aumente, que el insigne Cabildo
de Ea gran ciudad del Cuzco, Cabeza del dicho Reyno embia a su Ma-
gestad. (Publicado en Madrid en 1617.)
189 De iustitia distributiva, et acceptatione personarum ei opposita
disceptationem pro Novi lndiarum Orbis rerum moderatoribus, sum-
misque et regalibus Consiliariis elaboratum. Pinciae 1600, pág. 441.
190 De promulgando evangelio, Lugduni 1670, cap. 11, pág. 189: cau-
sae ob quas hispanis indi commendandi sunt.
191 Parecer que trata del servicio personal y repartimiento de los
indios. (Publicado en Lima en 1604.)
192 Tratado de las Confirmaciones Reales (ed. Madrid, 1630), Part. 1,
capítulos 17-20.
193 Política indiana, t. 11, lib. 11, cap. 32, pág. 387.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXVII
ca 194 • Miembro del Consejo de Indias, invoca su experiencia
y conocimiento de la causa. Los informes del Licenciado Ra-
mírez 195 y del Doctor Vázquez 196 vienen a completar esta
síntesis.
Después de hacer un balance de fa conquista, pues «hubo
excesos como en todas guerras, pero no se pueden achacar
a España»,analiza «la diferencia que hay de las Indias ahora
a quando estaban por conquistar». Con textos de Francisco
de Vitoria, señala el derecho de España a permanecer en
América y colonizar a sus habitantes.
Porque «el Rey nuestro Señor no puede alzar la mano del
gobierno destos indios, antes está obliga<l;o a regirlos y go-
bernarlos con buena poiicia dandoles leyes que los conser-
ven en su ser para medida de su capacidad y juntamente
ponerlos de doctrina bastante porque lleven la cristiandad
comenzada adelante 197 • Al retirarse España de aquellos terri-
torios daría lugar a que los indios volvieran a sus idolatrías.
Por lo cual «el Rey nuestro Señor no puede desmembrar
ni apartar de la corona real tan grandes reinos ·y señorios,
que por sus antepasados están en ella puestos, sin evidente
necesidad o gran provecho y utilidad, y agora no hay la tal
necesidad, ni paresce utilidad ninguna que a ello compella,
sino como dicho es, es muy util y necesario el tenerlos de,
bajo de su amparo» 198 •
Era, sobre todo, un imperativo de política colonial en in-
terés de los indígenas de América, porque «si el Rey de Es-
paña los dexare, como ya por todo el mundo se tenga dellos
194 Parecer acerca de la perpetuidad y buen gobierno de las indias
del Perú y aviso de lo que deben hacer los encomenderos para su
salvación. A.G.I., 1530, fol. SO.
195 Parecer del licenciado Ramírez sobre la perpetuidad. Razones en
pro y en contra, allegadas ante los comisarios en el Perú. A.G.I., 1530,
folio 80.
196 Estracto de un parecer del doctor vázquez sobre los reparti•
mientas, encomiendas y aprovechamientos de los indios. Doc. lnéd.
América, vol. VI, 141-146.
191 A.G.I., 1, 1530, fol. 66 v.
198 A.G.I., 1530, fol. 67.
LXXVIII ESTUDIO PRELIMINAR
noticia, no hay duda sino que irían otras gentes a la fama
de la riqueza a conquistallos y señoreados, lo qual seria con
gran daño y travajo suyo, especialmente yendo infieles, los
quales con facilidad los traherian a sus dañadas septas, por
ser Ios indios tan mal inclinados y tan dados a todos los
vicios que entre los infieles se hallan» 199 •
La permanencia de España en América era un deber de
justicia y civilización cristiana para gobernar eficazmente
aquellos reinos «porque los españoles saben las condiciones
de aquellas gentes y las inclinaciones y las costumbres dellas,
y entienden y conocen la calidad de la tierra por sí mismos,
porque tienen aun mas amor a los indios por haberlos con-
quistado y tener aquella gente como por obra de sus manos y
también porque los españoles han muerto la hambre de la co-
dicia que tendra cualquier gente que viniere de nuevo» 200 •
Nadie, finalmente, estaba preparado como los españoles
para gobernar aquellos pueblos «que no son de edad adulta,
sino como a hijos de menor edad que tienen malas inclina-
ciones y estan con perpetua necesídad de ayos que los ejer-
citen y los hagan trabajar para su provecho» 201 • Queda, por
tanto, excluida la más mínima posibilidad de que los pue-
blos indios fueran abandonados a sí mismos.
Otra vez volvían a revivir los fines espirituales de la colo-
nización como mandato de la cristiandad y del Papa. Y,
desde esta perspectiva de política colonial, el informe en-
juiciaba las dos tesis antagónicas sobre la perpetuidad de
las encomiendas. No se trata de amontonar pruebas, cuanto
de enjuiciarlas y valorarlas serena y objetivamente, para lle-
gar a un diagnóstico, prudencial y realista, de aquella graví-
sima situación del Perú. Deja al descubierto la debilidad de
los argumentos que invoca cada uno de los bandos.
Considera inaceptable el sistema general de encomiendas
concedidas a perpetuidad, arremete también contra religio-
199 A.G.I., 1530, fol. 67.
200 A..G.I., 1530, fol. 67.
201 A.G.J., 1530, fol. 72.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXIX
sos y seglares que «celosos del bien de los indios» tratan de
poner a todos los indios en la Corona Real, «condenando el
dar encomiendas por cosa intolerable, y tanto que uno de
los desta opinión afirma que las encomiendas son intrínse-
camente malas y abominables de tal manera que por nin-
guna via ni modo ·se puede honestar ni salvar» 202 •
4. AMENAZA DE INDEPENDENCIA.
Uno de los problemas más graves que tiene planteados
España, dice el informe, «es de ver con quien recibirán ma-
yor utilidad y provecho los indios: si con los oficiales que
por su Magestad cobran tributos o con los que tienen los
indios encomienda que llamamos encomenderos» 203 • ¿Podía
el Rey cumplir su función de colonización por medio de
«gente española», que como señores de la tierra se arroga ..
ban el derecho de administrar y hacer justicia a los indios?
A la vista de los informes que habían sido enviados al Con-
sejo de Indias, juristas y políticos emitieron su parecer.
Todos presuponen que el señorío de la Corona real no
podría perpetuarse «sin que los españoles que al presente
ay e otros que adelante yran, residan e pueblen las dichas
tierras en número e cantidad que la puedan sojuzgar y sos-
tener ·en .obediencia y subjeción de vuestra Magestad y de
sus governadores y justicias agora y de aqui adelante» 204 •
Porque los españoles son el muro y la fuerza para conservar
vuestro nombre en todas las yndias e que sin ellos no ternia
la corona de España mas señorío e autoridad en aquellos
reynos que el que tenia agora a sesenta años» 205 •
Pero esa permanencia de España en América sería posi-
ble en la medida en que se llegase a conciliar los intereses
202 A.G.I., 1530, fol. 65.
203 A.G.I., 1530, fol. 67 v.
º
2 4 Parecer del Cardenal de Toledo. A.G.I., 1530, fol. 705.
205
Parecer del Cardenal de Sevilla. A.G.I., 1530, fol. 501 v.
LXXX ESTUDIO PRELIMINAR
de la Corona con los intereses de los conquistadores y de los
mismos indios. Se perpetuaba la presencia de España «para
que la tierra se pueble y conserve, y los naturales se multi-
pliquen, y españoles y yndios vivan y permanezcan en aque-
llas partes en servicio de Dios o de vuestra magestad» 206 •
Se acepta. el principio de que «especialmente los conquis-
tadores de aquellas tierras en sus descendientes deben ser gra-
tificados y remunerados» 207 • Se pide al Rey que cree títulos
de nobleza «para recompensar sus grandes peligros y trabajos
como los que ahora son grandes en España» 200 • Pero, sobre
todo que pague suficientemente a los que han servido en la
conquista y población de las Indias, «pues conquistaron la
tierra justo es permanezcan ricos en ella y aya manera de
recompensar sus servicios» 2º9 •
No sólo por razón estricta de justicia, sino también por
razón de Estado y exigencias de orden público, el Conde de
Osorno, del Consejo de Indias, había dicho: «Los españoles
necesariamente han de ser gratificados para que negando sus
naturalezas quieran estar en las dichas yndias» 210 •
El interés de la Corona por «perpetuarse» en América su-
ponía como condición el asiento y la población de una minoría
española, porque «no hay duda que para que los naturales
obedezcan los reales mandamientos· de vuestra Magestad e
sirvan en lo que se les mandare, es necesario que haya en la
tierra copia de españoles e de tal manera que biban y esten
arraigados en ella. Esto no puede ser sino tienen con que sus-
tentarse de manera quel ynterese los obligue a permanecer
y olvidar su naturaleza, e ninguna otra ay sino haziendoles
vuestra Magestad parte para que por la que les cupiere sus-
tenten la de vuestra Magestad que ha de ser el todo» 211 •
206 Obispo de Cálahorra, Gutiérrez Velázquez y Gregorio López.
A.G.I., 1530, fol. 488 v.
2 01 Cardenal de Toledo. A.G.I., 1530, fol. 507 v.
20s A,G.I., 1530, fol. 68.
209 Obispo de Calahorra, Gutiérrez Velázqµez y Gregorio López.
A.G.I., 1530, fol. 488.
210 A.G.I., 1530, fol. 493.
211 El Marqués del Valle. A.G.I., 1530, fol. 523.
PROYECTOS DE SOLUCIÓN LXXXI
Todavía más sagazmente concluía Juan de Zúñiga, Comen-
dador Mayor de Castilla: «Su Magestad debe con brevedad
enbiar contentamiento con mercedes a los conquistadores y
pobladores de las yndias conforme a sus méritos, de manera
que no sea menester conquistar dos veces aquellas provin-
cias, una de los yndios y otra de los españoles» 212 •
Pero este «asiento y población» de españoles no podrá es-
tar en pugna con los intereses fundamentales de conserva-
ción, promoción y cristianización de los indígenas. Ni siquiera
un momento se dudó de este deber gravísimo de la coloni-
zación. La Corona tenía que hacer posible la convivencia entre
indígenas y colonizadores a base del respeto mutuo de sus
intereses legítimos. La dificultad consistía en arbitrar los me-
dios jurídicos y políticos más oportunos.
Mientras no pocos juristas proponían esta remuneración
por vía de foudo o juro de heredad 213 , o invitaban al Rey a
que concediera rentas vitalicias, que debían detraerse de los
tributos que cobraba la Corona sobre los indios 214 , otros abo-
gaban, sin embargo, por la perpetuidad de las encomiendas
en precio a los ·méritos y servicios contraídos con el Estado
por conqÚistadores y colonizadores 215 • Pero, esta concilia-
ción de intereses, volvía a limitar y condicionar el sistema de
encomiendas.
Se rechazó de lleno y por todos el repartimiento global
y total de los territorios del Perú y de sus habitantes. Por
lo menos la Corona debía reservarse « las cabeceras y pue-
blos principales y puertos de lo restante» 216 • El Estado no
podía arriesgar la soberanía de España. Porque éstos son
212 A.G.I., 1530, fol. 495.
213 Cardenal de Toledo. A.G.I., 1530, fol. 507; Obispo de Calahorra
Gutiérrez Velázquez, Gregorio López. A..G.I., 1530, fol. 488; Hernán Pérez,
folio 481; Comendador Mayor de León, fol. 500; Conde de Osorno,
folio 493.
214 Obispo de Cuenca. A.G.I., 1530, fol. 497, Comendador Mayor de
Castilla, fol. 495.
215 Cardenal de Sevilla. A.G.I., 1530, fol. 501 v.
216 Cardenal de Sevilla, A.G.I., 1530, fol. 519.
6
LXXXII ESTUDIO PRELIMINAR
llave a aquellas tierras. Y razonaba el Licenciado Ramírez,
<,quien en aquella tierra poseyera la mar y puertos de la tie-
rra, poseerá toda la fuerza que haya en ella» 217 •
Hasta el mismo concepto tradicional de encomienda pa-
recía sujetarse a revisión ante el riesgo de 11evolución, «por
el aborrecimiento grande que los indios han tomado con este
nombre de encomendero». Su alcance quedaba limitado hasta
convertir al encomendero en un protector de los indios 218 •
Se quie11e acabar con un sistema de explotación poniendo a
esta minoría dirigente bajo el control directo de la adminis-
tración del Estado. No tiene otro sentido el esfuerzo reite-
rado de juristas y políticos por conv.encer al Rey de que no
se k<i podía conceder la jurisdicción civil y criminal que pe-
dían los colonizadores.
Otra vez Diego de Robles 219 invocaba, como argumento
definitivo, el riesgo de revoluciones, alzamientos, tanto por
parte de los españoles, como por parte de los indios, que
podría provocar en última instancia la escisión de aquellas
provincias «porque los mismos vasallos del tal perpetuado,
serían los primeros que favoreciesen cualquiera liga o reve-
lión viendo que hera por su libertad».
Esta manera de perpetuidad, que polemiza Hernán Pé-
rez 220 , fue suficientemente precisada por Alfonso de Cas-
tro 221• Para que fuera lícita y políticamente aceptable esta
clase de repartimientos, suponía naturalmente el respeto de
los intereses legítimos de indios y españoles.
Los repartimientos no eran enajenación de tierras y per-
sonas. Alfonso de Castro partía del primer supuesto de que
«el titulo que tienen los Reyes de España al señorío de las
211 A.G.I., 1530, fol. 89.
218 Hernán Pérez, A.G.I., 1530, fol. 481 v.
219 A.G.I., Patronato, Est. 2, caj. 1, leg. 19. (Publicado por Colee. Doc.
Inéd. América, XI, 181.)
220 Hernán Pérez. A.G.I., 1530, fol. 481.
22 1 Parecer del Muy Reverendo Padre Fray Alonso de Castro, de la
Orden de San Francisco, cerca de dar los yndios perpetuos del Perú a
los encomenderos en «Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria»,
volumen IV (1931-32), pág. 238.
PROYECTOS DE SOLUCION LXXXIII
yndias es por la donación de la silla apostólica, la qua! el
Papa les concedió por fin de la conversión de los yndios a
la fe catholica, porque le parescio al papa que los reyes de
Castilla tenían mejor disposition y aparejo para hacer esta
conversión que otro cualquier príncipe cristiano».
Pero Alejandro VI -y era el segundo presupuesto- en
aquella donación de las Indias a los Reyes de Castilla «no
privó a los señores que estaban en las yndias del servicio
que ellos tenian sobre los indios de aquella tierra, ni a los
mismos yndios quitó la propiedad o el señorío que ellos te-
nían sobre las haciendas, porque estos tales señoríos no los
podía quitar el Papa, si no fuese por ser ellos pertinaces a
resistir a la predicación del evangelio y de la fe catolica».
La conclusión era tajante y definitiva. En los Reyes de
Castilla se da únicamente <iotro señorío más soberano sobre
todos ellos para poder tener en paz y justicia a todos aque-
llos otros s•eñores caciques y a todos sus vasallos». Y, preci-
samente para cumplir con esta función de pacificación y la
misión específica que se les confió de cristianizarlos, puede
el Rey de España «justamente imponerles algunos razonables
y moderados tributos como salario y estipendio de su tra-
bajo».
Para cumplir esta función colonizadora «es necesario
que se conserve ,este dominio supremo que los Reyes de Cas-
tilla tienen sobre aquellos yndios», porque creese firmemen-
te -Alfonso de Castro acude a la experiencia y al testimonio
de testigos fidedignos- «que faltando el señorío soberano de
los reyes de Castilla en aquella tierra muy poco duraría en
ella la fe cristiana y muy presto se tornarían todos a la
gentilidad antigua que solian tener».
Dentro de este cuadro general, las encomiendas tenían
sentido y valor en cuanto habían llegado a ser el medio polí-
ticamente más prudente de cristianización y pacificación.
Moralmente era válido -en cuanto respetaba los derechos fun-
damentales en juego. El repartimiento venía a ser una dele-
gación de poderes y jurisdicciones sobre tierras y súbditos
que correspondían al Rey en cuanto soberano.
LXXXIV ESTUDIOPRELIMINAR
El problema de la perpetuidad de las encomiendas se re-
ducía a la venta de «cargos y oficios de gobernación» para
colonizadores y sus descendientes. Alfonso de Castro diag-
nosticaba que moralmente era lícita aquella venta, a pesar
del abuso de algunos encomenderos, pero siempre que se
vendiesen a precio moderado «para remediar las grandes
necesidades», y a condición de «que antes que alguna venta
se haga, ordenen leyes en las quales se dedare distintamente
el mod'o que han de tener en sus gobernaciones los tales en-
comenderos. Las quales leyes sean tales que basten para
sofrenar y estorbar que hagan los males y vejaciones y tira-
nias que agora se dice que hacen».
Con Alfonso de Castro, la polémica entraba por los cauces
por donde iba a discurrir la tesis de Bartolomé de las Casas.
Expresamente se l,e citaba en el informe que había sido fü:-
mado en Londres el 13 de noviembre de 1554. ¿Es que el
Rey podía lícitamente vender cargos y jurisdicciones?
5. SOLUCIÓN OFICIAL DE COMPROMISO.
Para poner fin a esta polémica tan compleja y con el fin
de conciliar los intereses de todas las partes interesadas, pro-
ponían finalment,e los comisarios una solución de compro-
miso: «Por el parescer que enbiamos a Vuestra Magestad
entendera que, aunque los yndios sirviesen todos y el servi-
cio fuese de importancia por yncorporarse todos en la coro-
na Real, no sentimos ni nos parece que convenia para el
asiento, quietud y sosiego de estos estados se haga, sino tan
solamente de una tercia parte, como otra tercia parte se
perpetue en los encomenderos, y la otra t,ercia restante que-
dase para hacer bien y merced» 222 •
Este veredicto había sido ampliamente razonado por parte
de la Comisión en su informe de 4 de mayo de 1562. Preten-
día, en definitiva, llegar a un equilibrio político, que permi-
222 Gobernantes del Perú, Cartas y Papeles, pág. 470.
LXXXV
INTERVENCION
DE LASCASAS
tiera a Ja vez mantener el control directo de la Corona sobre
aquellos reinos.
«Y asi que aya tercia parte de encomiendas que no se
perpetuen, antes se provean por las causas y razones arriba
dichas y apuntadas, por solo una vida, asi para quietar los
animos de las pretensiones presentes que en estas partes ay,
como para que adelante tenga Vuestra Magestad de que ha-
cer bien y merced, y también para renovar y refrescar estos
estados con gente nueva nascida allá que dependan y tengan
amor a los Reyes y reinos de Castilla, que se deve mucho
considerar y mirar. Para que estos estados dependan y se
gobiernen por los Reyes de Castilla nos parece por las razo-
nes susodichas necesaria para provella Vuestra Magestad
como nos parece por una vida que esta tercia parte no se
deve perpetuar ni tampoco poner ni incorporar en la Coro-
na Real» 223 •
Esta solución política pareció tan acertada, que sobre
esta misma base decidió el Consejo de Indias. Y, en virtud
de estos informes, el R,ey suspende por el momento la eje-
cución de la venta. Había intervenido, sin embargo, un nue-
vo elemento que condicionó el proceso de la polémica. Frente
a las pretensiones, más bien señoriales de los encomenderos,
y las pretensiones regalistas del poder central, Bartolomé de
las Casas invocaba los derechos democráticos de los pueblos
indios. Constituye el tercer factor que iba a determinar su
tesis.
IV. INTERVENCION DE LAS CASAS
l. ANATEMA CONTRA LAS ENCOMIENDAS.
Bartolomé de las Casas se constituye en el mentor ideo-
lógico del partido que lucha contra el sistema de encomien-
das. Repetidas veces fue invocado su nombre durante la po-
223 Gobernantes del Perú, Cartas y Papeles, pág. 409.
LXXXVI ESTUDIO PRELIMINAR
lémica, para atacarle, como Alfonso de Castro, o para defen-
derle, como Bartolomé de Carranza. Conocemos ya el inci-
dente que provocó en la junta de Londres la obra que había
sido publicada subrepticiamente en Sevilla durante 1552. Este
tratado fue compuesto para defender su actitud ante las
Leyes de Indias. En nombre del derecho natural lanzaba su
anatema contra las encomiendas.
Ante las juntas de teólogos y letrados que, por mandato
del Emperador, se habían reunido en Valladolid durante 1542,
Bartolomé de las Casas conmina a los Reyes de España a
que «ordenen y manden y constituyan con la susodicha ma-
jestad y solemnidad en solemnes Cortes, por sus premáticas
sanciones e leyes reales, que todos los indios que hay en
todas las Indias, asi los ya subjetos como los que de aqui
adelante se subjetaren, se pongan y reduzgan y encorporen
en la Corona real de Castilla y León, en cabeza de Vuestra
Magestad, como subditos y vasallos libres que son, y ningu-
nos estén encomendados a cristianos españoli,:s, antes sea
inviolable constitución, determinación y- ley real, que ni ago-
ra ni ningún tiempo jamás perpetuamente puedan ser saca-
dos ni enajenados de la dicha corona real por servicio que
nadie haga, ni merescimiento que tenga, ni necesidad que
ocurra, ni causa o color alguna otra que se ofrezca o se pre-
tenda» 224 •
No sólo trataba de quitar valor a los títulos que invoca-
ban juristas y consejeros para justificar de alguna manera
la enajenación de bienes y personas, con el fin de premiar
a los conquistadores y colonizadores, sino, que se dirigía prin-
cipalmente contra la tesis· señorial de los encomenderos. Si
el emperador no quiere perder todas las Indias, no tiene otro
remedio que derogar para siempre, «jurándolo por su per-
sona real y por sus subcesores en estos reinos y en aque-
llos,,-, el sistema de encomiendas.
Para convencer al Emperador y a sus Consejeros, acudió
Bartolomé de las Casas al sentido espiritual de la empresa
224 1"ratado Sexto: Entre· los remedios, t. II, pág. 645.
INTERVENCION DE LAS CASAS LXXXVII
española 225 , e invocaba su experiencia en América 226 , inter-
pretaba los fines de la colonización y enjuiciaba la política
de España 227 • Lejos de ayudar y servir a los indios, las en-
comiendas prometían convertirse en un método de opresión,
despoblación y aniquilamiento de aquellas provincias. Su
tesis se centraba en un argumento definitivo que iba a ser el
nervio de sus intervenciones. «No deben de ser dados los in-
dios a los españoles ni por vasallos ni en encomienda, ni por
otra via alguna», porque constituiría un atentado contra su
libertad de hombres y de pueblos.
Aquí radica la verdadera aportación de Bartolomé de las
Casas a la polémica. Inicialmente, la tesis fue formulada en
la «Razón nona» de sus remedios 228 • Encontró una funda-
mentación jurídica y moral en su tratadillo: «Principia quae-
dam ex quibus procedendum est in disputatione ad manifes-
tandam iustitiam indorum» 229 • Y hace su primera aplicación
en su carta al Obispo de las Charcas acerca de los bienes
ganados por conquistadores y encomenderos 23º. Empezaba
a elaborarse la tesis democrática.
Partía de un primer supuesto fundamental: «aquellas gen-
tes todas y aquellos pueblos de todo aquel orbe son libres» 231 •
Y no perdieron los indios ni sus caciques su libertad natu-
ral por aceptar la soberanía de España, antes, por el con-
trario, la completaron y perfeccionaron. Fue declarado ofi-
cialmente por los Reyes de Castilla y defendido siempre por
sus Consejeros que <dos indios fueran tratados como perso-
nas libres que eran». Ningún título existía por el que se justi-
ficara la pérdida de su libertad natural. Ni siquiera la dona-
ción pontificia.
22s Entre los remedios, razón l.ª-8.ª, pág. 647-741.
22 6 Tratado cuarto: Aqui se contienen treinta proposiciones muy iu-
1 ídicas, párraf. 28-30, pág. 491-499.
221 Entre los remedios, razón 10.ª-20.•, págs. 759-845.
228 Entre los remedios, razón 9.•, págs. 74 1-759. Cfr. Apéndice II.
229 Principia quaedam, t. II, pág. 1235-1278. Cfr. Apéndice III.
23o ANTONIO M. FABIE, Vida y escritos de D. Fray Bartolomé de las
Casas. Madrid, 1879, tomo II, 649-665.Cfr. Apéndice V.
231 Entre los remedios, t. II, pág. 743. Cfr. Apéndice II.
LXXXVIII ESTUDIO PRELIMINAR
Un segundo princ1p10 quedaba formulado en estos tér-
minos: Cualquier límite a su libertad está «fundado en
el querer voluntario de aquellas gentes, y no en fuerza o
violencia alguna que se les, haga» 232 • Nada se les puede hacer
contra su voluntad, sino según y conforme a ella, y apro-
bando y consintiendo ellos». Ya que ningún poder existe
sobr:e la tierra capaz de aminorar jurídicamente la libertad,
«si no sale de su espontánea e libre, y no forzada voluntad,
de los mismos hombres libres aceptar, y consentir cualquier
perjuicio a la dicha libertad».
Se completaba con el tercer principio fundamental: En
consecuencia, el poder del Rey sobre los vasallos «se funda
sobre el voluntario consentimiento de los súbditos» 233 • Por
donde «sin su consentimiento no pueden ser enajenados y
poner esto debajo de ajeno señorío y subjeción, donde tanto
se deroga y perjudica la libertad»; sobre todo si esa trans-
ferencia a otros jefes políticos arriesga o implica un per-
juicio grave a su libertad individual o vida colectiva. La ena-
jenación de territorios y personas es un problema gravísi-
mo. «Y el príncipe no puede hacer cosa en que venga per-
juicio a los pueblos sin que los pueblos den su consenti-
miento».
Su «Principia quaedam» aportó los argumentos jurídicos
y morales a esta tesis democrática. Este tratadillo constituía
un primer esbozo de filosofía política para poner de mani-
fiesto y defender la justicia de los indios en la polémica
contra Juan Ginés de Sepúlveda.
Por lógica de estos principios democráticos la aplicación
era inevitable: «Como dar los indios a los españoles en enco-
mienda, o por vasallos, o de otra manera, sea servidumbre
tan perjudicial, tan excesiva y tan extraña y horrible que no
solamente los deteriore y apoque y abata o derrueque de
estado de libres hombres y pueblos llenos, a pueblos destrui-
dos y hombres si-ervos abyectísimos, pero a estado de puras
23
2 Entre los remedios, t. II, pág. 745. Cfr. Apéndice II.
33
2 Entre los remedios, t. II, pág. 747. Cfr. Apéndice II.
INTERVENCION DE LAS CASAS LXXXIX
bestias, y no paren aquí sino hasta ser deshechos como sal en
agua, y totalmente acabados y muertos, síguese que esto no
pudo ni puede hacerse sin consentimiento suyo, y que todos
de su espontanea voluntad a tal servidumbre se sometie-
sen» 234_
Esta segunda premisa se montaba sobre tres argumentos
importantes: 1.0 El sistema de encomiendas es ilegal y anti-
político por «el daño e disminución de su sublime corona y
acrecentamiento real», además de que va contra las orde-
nanzas reales y la voluntad de los Reyes Católicos, que «de-
terminó y declaró que los indios eran libres y debían ser
tratados rnmo libres» 235 • 2. 0 Porque tal sujeción o enajena-
miento es in3usta por ser onerosa, tiránica y horrible. Para
demostrar acude a su propia experiencia, sobre todo, en la
carta al Obispo de las Charcas 236 • 3.0 Pero, además, es intrín-
secamente mala, «porque es también contra Dios y su ley,
y en oprobio e infamia, y apartamiento, y opresion de su
santa fe, que se estorba e impide» 237 • Por donde «aunque los
mismos indios de su propia voluntad quisiesen someterse a
ella y deteriorar tan abatidamente su estado y perder su
total libertad, como en ella pierden, seria nula y de ningun
valor la tal voluntad y no la podrían hacer» 238 •
La conclusión parecía evidente: El Rey está obligado a
prohibir, estorbar y desterrar «la encomienda de los indios
a los españoles, que es más verdaderamente dura servidum-
bre o tiránica opresión» 239 • ¿Pero, en circunstancias especia-
les, no existían causas legítimas y justas que permitieran
esta limitación de la libertad por razón de Estado? Barto-
lomé de las Casas entraba de lleno en la polémica.
234 Entre los remedios, t. II, pág. 751. Cfr. Apéndice II.
235 Entre los remedios, t. 11, pág. 741. Cfr. Apéndice 11.
236 ANTONIO M. FABIE, Bartolomé de las Casas, t. 11, pág. 661. Cfr.
Apéndice V.
237 Entre los remedios, t. II, pág. 753. Cfr. Apéndice II.
238 Entre los remedios, t. II, pág. 753. Cfr. Apéndice 11.
239 Entre los remedios, t. 11, pág. 753. Cfr. Apéndice 11.
XC ESTUDIOPRELIMINAR
2. «CARTA GRANDE» A BARTOLOMÉ DE CARRANZA.
El 20 de julio de 1555 recibió carta de su amigo y hermano
de Orden, Bartolomé de Carranza 240 , en la cual le daba cuenta
dela junta de Londres y trasladaba los argumentos más im-
portantes de la polémica. A través de ella, se puede recons-
truir el proyecto de Antonio de Ribera, y refleja exactamente
la argumentación de Alfonso de Castro, que justificó la de-
cisión de la junta. Bartolomé de las Casas se vio así obligado
a int,ervenir en la polémica de la venta de las encomiendas
del Perú.
En el mes de agosto contestó a Bartolomé de Carranza,
con una larga y vigorosa carta que el mismo calificaba de
,,carta grande» y que difundió por América y España 241 • Su
tesis fue discutida por los dominicos en el capítulo provin-
cial de Guatemala primero y de Chiapa después. En la carta
que escribió a los dominicos de Chiapa y Guatemala nos da
el mejor comentario y valoración de este segundo tratadillo
sobre las encomiendas 242 •
Pretende con ella responder a las objeciones que ponían
en Londres Ios que procuraban la venta, con ,el fin de que
Bartolomé de Carranza tuviese plena información del hecho
y aún del derecho, pues «ha sesenta y un años que vide co-
menzar estas tiranías, y ha cuarenta y ocho años que trabajo
de inquirir a estudiar y sacar en limpio el derecho» 243 , escri-
bía en 1563. Se ha dicho que esta carta constituye el más
vigoroso compendio de todos sus escritos apologéticos y ju-
rídicos 244 • Hasta el mismo Obispo creyó que, gracias a ella,
impidió Carranza la venta de las encomiendas del Perú 245 •
24 º Para las relaciones entre Las Casas y Carranza,
cro TELLECHEA,Bartolomé de las Casas y Bartolomé Carranza en:
«Scriptorium Victoriense», VI (1939) 3-30.
241 ANTONIO M. FABIE, Bartolomé de las Casas, t. 11, págs. 591-628.
Cfr. Apéndice VII. Biblioteca de Autores Españolas, t. 110, págs. 430-450.
242 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala. (Biblioteca
Autores Cristianos, tomo 110, págs. 469-477). Cfr. Apéndice X.
243 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemal'a, pág. 470.
244 MANUELM. MARrfNEZ, Fray Bartolomé de las Casas, pág. 323.
245 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 469.
INTERVENCION
DE LASCASAS XCI
Se esforzó también, reiteradamente, por supervalorar su
«carta grande», y buscó el mejor aval de su tesis en los teó-
logos más eminentes de España. «Esta carta vieron primero
los regentes de nuestro colegio, que agora son maestros, los
padres Fray Felipe de Meneses y Fray Juan de la Peña y
otros doctos eolegiales a los cuales platicando y disputando
algunas veces en coloquios familiares no podía convencellos,
porque nunca o pocas veces desta manera se averiguan o al
menos se conceden las verdades; pero desde que vieron la
carta me vinieron a conceder que yo tenia razón, y que eran
las dichas encomiendas de sí malas» 246 • E inmediatamente
añade: « Vino en estos dias el maestro Cano a ser regente
superior al Colegió; dile la carta que la viese; vidola y leyola
y dijome: Basta que vuestra señoria tiene evidencia dello».
Fray Juan de Villagarcía «escribió estas palabras: Mill
veces hemos hablado el padre nuestro Carranza y yo de
vuestra carta grande, y dice que en su vida vida cosa. que
más le agradasse». Y el mismo Bartolomé de Carranza con-
testaba: «Vide vuestra carta y hame parecido muy bien; y
digo que tengo lo que vos teneis y deseo lo que vos deseais».
Hasta es invocada la autoridad de Domingo de Soto, a quien
ya en 1549 había escrito Bartolomé de las Casas, tratando de
persuadirle de que era necesario cambiar de política en el
gobierno de las Indias 247 • «Y el maestro y padre fray Domin-
go de Soto, que haya gloria, todo lo que acaecía ver o oir
de mis escriptos lo aprobaba y decía que él no sabria en las
cosas de las Indias decir mas que yo, sino que lo pornia
por otro estilo» 248 •
Se llega, por tanto, a la conclusión de que estaban de
véase JosÉ IGN.\- acuerdo con la «carta grande» teólogos tan insignes como
Felipe de Meneses, Juan de la Peña, Melchor Cano, Domingo
de Soto, Juan de Villagarcía, Pedro de Sotomayor y Barto-
de
246 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 470.
247 VICENTEBELTRÁNDE HEREDIA,Domingó de Soto. Estudio biográ-
fico documentado. Madrid, 1861, págs. 638-641.
248 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 471.
 INTERVENCiciN DE LAS CASAS XCIII
XCII ESTUDIO PRELIMINAR

tido en cuanto se hacía necesaria para el bien espiritual y

lomé de Carranza 249 • Ciertamente, en las Cátedras de Teolo-
el progreso material de los mismos indios. Porque «el título
gía Moral empezó a infiltrarse su tesis, invocándose los ar-
que los reyes de Castilla tuvieron y tiene para tener que en-
gumentos y el nombre de Bartolomé de las Casas 25 º, aunque
tender en las Indias, y el fin que han siempre de pretender
no fuera exacto, como pretendía el Obispo, que sus libros
y procurar, posponiendo su propio interese y de toda Espa-
«se han leido a la letra en las cátedras de las upiversidades
ña, cuánto más el de los propios españoles que allá pasan,
de Salamanca y de Alcalá» 251 • Hasta descubría su influencia
es la utilidad y bien común espiritual y temporal de los
en el tratado monumental «De iustitia et iure», que en aque-
indios. Este es el hito al cual todos los actos de su entrada
llos años publicaba Domingo de Soto 252 • La tesis de la «carta
y estada o enviada y gobernación allá son obligados a orde-
grande» parecía arrancada de Santo Tomás, «puesto que nin-
nar y ender.ezar. Y de tal manera han de tener siempre
guna proposición desta materia afirmo, por rigurosa y dura
aqueste fin por principal, que si algún riesgo se atravesase
que sea, que no la pruebe por principios cogidos de su doc-
a perder algo o al dicho bien y utilidad de aquellas indianas
trina» 253 •
gentes y a sus reinos, espiritual, corporal o temporal, o al
Si vuelve otra vez a enjuiciar la empresa española, es
bien y utilidad de los reyes de Castilla, temporal, y de los
sólo para poner de manifiesto la gravedad de aquella polé-
españoles temporal, corporal o espiritual, se ha de postponer
mica. :Bartolomé de las Casas pide «que en Inglaterra ni t)n
lo temporal de los Reyes, y lo temporal, corporal y espiri-
Flandes no se determine, sino que viniendo el Emperador o
tual de los españoles por salvar lo temporal, corporal y espi-
el Rey acá, se junte toda España, y que cosa tan grande se
ritual de aquellos reinos y naciones» 255 •
haga con grandes personas, presentes y en presencia de la
Para Bartolomé de las Casas se había convertido en axio-
persona Real, y con morosa y mo•rosísima deliberación» 254 •
ma político, ~si dogmático e incuestionable, esta función de
Además, el Rey no puede determinar aquel negocio «en per-
servicio de la política colonial española. Constituía un dato
juicio y daños irreparables de aquel orbe tan grande, donde
nuevo en la formulación de su tesis democrática.
tantas gentes y generaciones hay, y que tan agraviadas y ani-
«Los españoles que pasan a las Indias han de pasar por
quiladas tan grande parte dellas han sido y hoy son las que
bien de los mismos indios» 25 6, de manera que todo lo que
restan, sin ser oidas, llamadas ni defendidas, tratándose de
hiciesen, ordenaren y proveyeren ha de ser «para provecho
entregarlas perpetuamente a sus capitales enemigos que las
no del Rey ni de los españoles, sino del bi,en espiritual y
han destruido». La tesis democrática ganaba en precisión.
temporal de los indios». Porque «por esta causa final se, con-
Un pequeño tratadillo de filosofía política, y además es-
cedió a los reyes de Castilla aquella honorífica dignidad real
crito en latín, parecía haberse incrustado en estas cartas.
y cuasi como imperial, de ser sobre muchos reyes soberanos
La presencia de España en América tiene únicament,e sen-
principes» 257 • Los indios «tienen sus reyes y señores inme-
diatos, a quien no se les puede en un pelo perjudicar en sus
249 Cfr. LUCIANO PEREÑA VICENTE, La universidad de Salamanca, forja
del pensamiento político español durante el siglo XVI. Acta Salmanti-
estados y señorios, gobernaciones y jurisdicciones» 258•
censia, n. 2. Universidad de Salamanca, 1954, págs. 44-49. Y si, únicamente, el interés de España y de los españoles
250 LucIANO PEREÑA VICENTE, Misión de España en América. Madrid,
1956, pág. 292. 255 Carta al maestro fray Barto,omé Carranza, pág. 440.
251 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 470. 256 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 432.
252 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 471. 25 7 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 448.
2 53 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 471. 258 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 439.
254 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza de Miranda, pág. 430.

XCIV ESTUDIOPRELIMINAR
se pone por fin «para conseguir traer al Rey millones de las
Indias, y los españoles ser allá todos reyes en servicio y en
riquezas, este error pesimo y horrendo, tiránico e infernal,
será condenado por toda razon natural y humana, y mucho
más por la cristiana filosophia» 259 • No podrá, por tanto, el
Emperador enájenar o vender los súbditos indios para sacar
sds o siete millones, con el fin de «suplir las necesidades
de los Reyes y desempeñar la Corona de Castilla» 260 •
La tesis se va apretando para centrarse en el proyecto de
Juan de Ribera. Será inaceptable todo sistema de gobierno
o institución jurídica que arriesgue la libertad natural de
los indios. Como sería injusta toda política de explotación o
de engrandecimiento de España a costa de los indios. Barto-
lomé de las Casas incide en los mismos anatemas contra las
encomiendas. Se amontonan los argumentos ya conocidos,
que se enriquecen con nuevos documentos y declaraciones
de nuevos testigos. Su catálogo de abusos y crueldades puede
ser exacto o exagerado, pero en nada rompe el esquema doc-
trinal de su tesis democrática.
«Ille modus gubernandi homines !iberos est de se et in-
trinsice malus, per quem liberi homines sine iusta causa
privantur sua naturali libertate. Sed per dictas commendas,
distributiones sive repartimiento indorum ad hispanos, gentes
illae universae privantur sine causa iusta sua naturali li-
bertate, immo toto esse quod habent, ut patet per thenorem
scedularum quae dabantur de dictis commendis» 261 •
Las Casas parte de esta interpretación histórica y valora-
ción personal de las encomiendas para demostrar, contra los
encomenderos y sus defensores, que no pueden ser justifica-
das ni a título de recompensa para premiar los •servicios de
conquistadores y pobladores, ni para la promoción de la fe
y salvación de las almas, ni para la seguridad y prosperidad
de los pueblos indios, ni para dar asie:qto y pagar salarios
259 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 432.
2 60 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 431.
2 61 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 439.
INTERVENCION
DE LAS CASAS XCV
a los españoles allá necesarios, ni, mucho menos, para soco-
rrer y remediar las necesidades de España. Sus acusaciones
cargaban en definitiva la conciencia del Rey. Se había ac-
tuado en contra de la voluntad de los mismos indios.
Para cumplir con los fines auténticos de la colonización y
las funciones que le señaló el mandado de la Santa Sede, no
había más remedio que derogar el sistema de encomiendas
e incorporar a todos los indios a la Corona de Castilla 262 •
Hasta arbitraba medios concretos para llevar a cabo este
proyecto con garantías y seguridad. Puestos todos los indios
en libertad, servirían al Rey con alegría, con la sangre si
fuera menester y darían dos y tres millones para la Corona 263 •
Y concluía Bartolomé de las Casas: «El Rey de Castilla
ha de ser reoognoscido en las Indias descubiertas por supre-
mo principe y como emperador sobre muchos reyes, des-
pues de convertirdos a la fe y hechos cristianos los reyes y
señores naturales de aquellos reinos y sus súbditos los in-
dios, y haber sometido y subjetado al yugo de Cristo, con-
sigo mismos, sus reinos, de su propia voluntad, y no por
violencia ni fuerza, y habiendo precedido tractado y conve-
niencia y asiento entre el rey de Castilla y ellos, prometiendo
el rey de Castilla con juramento, la buena y util a ellos su-
perioridad, y la guarda y conservación de su libertad, sus
señorios y dignidades y derechos y leyes razonables antiguas;
ellos (los reyes y pueblo digo) prometiendo y jurando a los
reyes de Castilla de recognoscer aquella superioridad de su-
premo príncipe y obediencia a sus justas leyes y manda-
mentos» 264 •
El libre consentimiento de las poblaciones no sólo jus-
tificaba, en última instancia, el dominio de España en Amé-
rica, sino que condicionaba su política colonial. La tesis
democrática se acercaba a sus fórmulas definitivas: «Nulli
principum aut regum quantumcumque supremo de mundo
262 Carta al maestor fray Bartolomé Carranza, págs. 441-444.
263 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 449.
264 Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, págs. 444-445.
 XCVI ESTUDIO PRELIMINAR
licere vel statuere vel ordinare aliquid in praeiudicium aut
detrimentum populi sine subditorum eorum consensu libero
non requisito. Quod si fecerit nihil omnino valebit de iure» 265 •
3. MEMORIAL AL REY Y AL CONSEJO DE INDIAS.
Si bien Bartolomé de las Casas no tenía inconveniente
en que su carta a Bartolomé de Carranza fuera leída a Su
Alteza 266 , prometía, sin embargo, al final probar más jurí-
dicamente este derecho. El memorial que dirige a Felipe II,
en 1556 267, posiblemente no es más que el sumario de la pe-
queña obra que tituló «De non alienandis opibus a regia
corona, nec vendendis publicis officiis» 268 , a que haoe refe-
rencia el manuscrito de la biblioteca nacional de Madrid
y que fue incluida, sin duda, en su tratado «De imperatoria
seu regia potestate» 269 • Para completar esta tercera fase dia-
léctica habrá que tener en cuenta su memorial al Consejo
de Indias 270 y un parecer razonado sobre las personas y tie-
rras de los indios 271 •
Invocando su experiencia de «cerca de sesenta años que
trato y conozco las Indias y he visto por mis ojos, estando
allí presente, todas las cosas que en las principales han
265
Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 477.
266
Carta al maestro fray Bartolomé Carranza, pág. 435.
267
Memorial-Sumario a FeNpe II. (Biblioteca de Autores Españoles,
tomo 110, págs. 453-460.)
268
Madrid, Biblioteca Nacional, ms. R. 37, fol. 138.
26
9 Erudita et alegans explicatio quaestionis: utrum reges vel prín-
cipes iure aliquo vel titulo, et salva conscientia, cives ac subditos a
regia corona alienare et alterius domini particularis ditioni subicere pos-
sit. Francoforti 1571.
270
Memorial de Fray Bartolomé de las Casas al Consejo de Indias.
(Biblioteca de Autores Españoles, t. 110, págs. 536-538.)
2
71 Parecer razonado de un teólogo desconocido sobre el titulo del
dominio del Rey de España, sobre las personas y tierras de indios.
(MARIANO CUEVAS, Documentos inéditos del siglo XVI para la Historia
de México. México, 1914, pág. 176.)
·--------------------
INTERVENCION DE LAS CASAS XCVII
acaecido» 272 , Bartolomé de las Casas mantiene la critica que
hizo anteriormente sobre el sistema de las encomiendas. Se
descubren, sin embargo, elementos nuevos, sólo insinuados
en los textos anteriores y que aquí adquieren su desarrollo
teórico. Más que un arma nueva de estrategia en la polé-
mica, significó un paso decisivo en la elaboración de su
tesis democrática. El mismo promete hacer una síntesis de
sus teorías. Se sientan las bases de un tratado sobre el de-
recho de autodeterminación. Desde el punto de vista cientí-
fico, la intervención de Bartolomé de fas Casas había llegado
a un momento trascendental.
Se esfuerza, ante todo, por demostrar la trascendencia y
el riesgo de aquella polémica. Se trata, nada menos, que del
porvenir de América, de que España conserve el imperio con-
cedido por el Papa sobre los reinos de las Indias o se ponga
en peligro de perderlo. Y un problema tan importante, como
es la venta o enajenación de un orbe tan grande, con «mas
tierra que hay de Valladolid a Roma y Alemania», debe ser
tratado en Cortes con asistencia de todos los estados de
España 273 •
Además -aquí empezaba la novedad de su tesis- «según
la ley natural y divina deben ser llamados y citados y avi-
sados y oídos y que los indios informen de lo que conviene
a su derecho. Pues aqueste paso es donde se trata de un
gran perjuicio, como es que Vuestra Magestad venda por
dinero a los que siempre han sido sus capitales enemigos y
a quien, como al mundo es notorio, los han destruido» 274 •
Primero, porque es un derecho fundamental que corres-
ponde a todo hombre libre y ha sido ·reconocido por las leyes
del Reino. Y que «por J.ey natural y divina, y por las leyes
de Vuestra Magestad en estos reinos, no hay juez grande ni
chico, superior o inferior, que condene a un hombre por bajo
que sea, a que pague ciento rnarevedises y mucho menos a
2 12 Memorial-Sumario a Felipe ll, pág. 454.
273 Memorial-Sumario a Felipe ll, pág. 454.
214 Memorial-Sumario a Felipe II, pág. 455.
7
XCVIII ESTUDIO PRELIMINAR
que pierda toda su libertad, ni al señor su estado ni mucho
menos la vida (como aquellas gentes que si Vuestra Mages•
tad las vende todas las cosas dichas han de perder), sin que
primero sea llamado, oído y defendido, y al cabo vencido» 275 •
Segundo, porque debe respetarse su voluntad de pueblos
libres que desean ser súbditos del Rey, pero vinculados di-
rectamente a la Corona Real. «Porque cosa justa y razonable
es que, pues aquellas gentes son libres y nunca merecieron
ser cautivas ( como los Reyes Católicos declararon y el Em-
perador muchas y diversas veces lo declaró con parecer de
sus consejeros y letrados), y de su voluntad desean ser súb-
ditos de Vuestra Magestad, que Vuestra Magestad los reciba
y no los venda a particulares, porque manifiesto está cuanto
más alegres viven los pueblos, y cuanto mayor amor tienen
a sus reyes y cuan más prontos están a poner las vidas y las
haciendas por su servicio los que están en la Corona Real,
que los que viven so el regimiento de los particulares se-
ñores» 27 &_
Bartolomé de las Casas se arroga entonces el título de
defensor de las Indias contra las pruebas que aduce Antonio
de Ribera en defensa de su proyecto. Lejos de asegurar y
pacificar la tierra, la perpetuidad de las encomiendas pro-
vocará rebeliones y aun la guerra entre los españoles y la
despoblación y el exterminio de los indios; y hasta pondrá
en peligro la misma soberanía de España en aquellos terri-
torios si se venden a los encomenderos con jurisdicción civil
y criminal, mero mixto imperio. «Porque cuando los hijos y
herederos de estos se vean tan ricos y señores, y entiendan
que sus padres conquistaron la tierra y la compraron a
Vuestra Magestad por tantos millones no habiendo conocido
a rey ni sabido que sea obediencia y la fidelidad que se ha
de guardar, más que la lumbre de sus ojos al Rey, y habién-
dose criado en tanta riqueza, exenxión y señorio, y sin crian-
za ni cristiandad ni temor de Dios, ¿por qué habían de tener
275 Memorial-Sumario a Felipe II, pág. 455.
2 7& Memorial-Sumario a Felipe II, pág. 455.
INTERVENCION DE LAS CASAS XCIX
quien les predique y encaminen en vía de salvación? ¿ En
qué ternan levantarse, y este poco de nombre que vuestra
Majestad en aquella tierra terná, desechallo y olvidallo de sí,
desconociendo y aborreciendo oir su nombre de rey?» 277 •
Los argumentos son ya conocidos. Pero descubre aquí los
fundamentos de su tesis democrática. Porque ¿con qué dere-
cho, se pregunta, puede vender un rey tierras, vasallos y
jurisdicciones? ¿Es justo que por tantos millones puedan
ser vendidos los súbditos a sus mayores enemigos?
Si en los reinos de España «no puede el Rey enajenar los
hombres libres, ni las rentas reales, porque son inalienables
e imperdibles, y porque en ellos perjudica a sus sucesores»,
mucho menos puetle enajenar los hombres libres, reyes y
señores, súbditos de las Indias 278 •
«Y si Vuestra Majestad tiene necesidades, causadas por
estos reinos o por otros señorios que tiene por acá, de ellos
debe sacar el socorro para remediallas, y no vender aquellas
gentes libres, que ni las causaron ni jamás nos debieron
nada». Dicen las Partidas que «cuando el Rey huviese nece-
sidad, se ayude de sus subditos, pero que no ose enaje•
narlos» 279 •
Sería, finalmente, contra el derecho natural enajenar una
gran ciudad o parte del territorio, «porque resulta en per-
juicio del reino y contra el bien común y universal utilidad,
contra el cual bien común no hay en la tierra poder espiri-
tual ni temporal que lo pueda hacer dispensable». Y enaje-
nar aquellas tierras tan inmensas, con tantos pueblos libres
de indios, «no puede ser hecha cosa de mayor perjuicio» a
España; además de que vende por siete lo que vale ciento y
doscientos millones 28 º.
Para asegurar el dominio de España en las Indias, con-
cluía Bartolomé de las Casas, no está el remedio en vender
211 Memorial-Sumario a Felipe II, pág. 457.
2 78 Memorial-Sumario a Felipe I I, pág. 458.
279 Memorial-Sumario a Felipe II, pág. 458-459.
280 Memorial-Sumario a Felipe l l, pág. 459.
e ESTUDIO PRELIMINAR
aquellos reinos a los encomenderos «que no tienen. los mi-
llones que prometen», sino en devolver a los indio~ su li-
bertad natural, restituir a los caciques sus antiguos señoríos
y poner en aquellas tierras una guarnición de soldados para
defensa del derecho y ejecución de la justicia 281 •
La conclusión a que llega el informe razonado es verda-
deramente sorprendente. Difícilmente se puede encontrar
nada más avanzado. Representa la culminación de este pro-
ceso dialéctico sobre el derecho de autodeterminación.
«El título que S.M. tiene es solo este: que los indios todos
o la mayor parte, de su voluntad quieren ser sus vasallos y
se tienen por honrados, y de esta manera S. M. es rey natu-
ral dellos, también como de los españoles, y con buena
conciencia podrá recibir tributos moderados sustentandolos
en justicia y cristiandad. Y asi es el mayor servicio que
nadie lé puede hacer, en granjear las voluntades dellos con
buen tratamiento en su nombre, para que huelguen de ser
vasallos. De donde se sigue manifiestamente que con buena
conciencia no puede hacer repartimiento de aquella tierra
dándola a caballeros y a señores haciendoles vasallos dellas,
porque la tierra es de los indios, cuyo dominio tienen iure
gentium y las personas son libres, y ningún rey ni el Papa
les puede hacer esclavos ni vasallos de alguno caballero que
les apremie, sin grande injusticia, pues que esto repugna
cuanto puede» 282 •
Otra vez la derogación de las encomiendas se presenta
como el único remedio para el gobierno de las Indias. Este
documento, que aparece como anónimo, y quizá pueda du-
darse que ciertamente sea de Bartolomé de las Casas, sinte-
tiza, mejor que ningún otro y con fórmulas lapidarias, su
tesis democrática.
Su conclusión final se hace ya ineludible: «Que no sean
los indios distribuídos y repartidos mucho importa al esta:
do real de S. M., porque en dándoles a señores luego cada
28 1 Memorial-Sumario a Felipe ll, pág. 459.
2s 2 Parecer razanado, pág. 176.
INTERVENCION DE LAS CASAS CI
uno de ellos se terná por rey, y como no aman al rey ni al
aumento de la corona Real de España sino al suyp propio y
de su casa, con estar tan a trasmano, están dos dedos de se
levantar con la tierra como la experiencia lo ha demostrado
de pocos años acá, que ni los señores ni los encomenderos
aseguran la tierra,. antes la ponen en ocasión de se alzar., y
con mil de a pie y de a caballo que S.M. pusiese en la Nueva
?spaña y otros tanto en el Perú, no habiendo señores ni
comenderos, temían quieto y s·eguro de los indios todo
aquel nuevo mundo seguramente, sjn que haya rebeliones y
alborotos; y aun por tener esta manera de gobernar y no
ciar a nadie ciudad ni vida ni vasallo, el turco toda su tierra
tiene subjeta y segura. Y poniendo gobernadores muy bien
salariados y que después de cierto breve tiempo hubiesen
de hacer residencia en España, y por otra parte, en lo espi-
ritual, obispos siervos de Dios y amigos de paz, temía S. M.
todo aquel nuevo orbe en paz y tranquilidad y en lo espiri-
tual suficientemente doctrinado» 283 •
¿Pero cómo saber cuál es la voluntad de los indios?
Bartolomé de las Casas abrió el camino a la consulta· popu-
lar. Ha sido su intervención más sensacional.
4. ÜFERTA SENSACIONAL DE LAS CASAS.
En juntas y reuniones por diferentes ciudades del Perú,
los caciques indios manifestaron su voto contra la venta de
las encomiendas. ¿Pero cómo hacer llegar al Rey y sus con-
sejeros esta opinión radical y unánime de los representantes
naturales de la población india contra el proyecto de Anto-
nio de Ribera? Nombraron a Bartolomé de las Casas por su
representante en la Corte de Valladolid, para que en nombre
de los indios, defendiera ante el Rey y el Consejo sus puntos
de vista en la polémica.
Con este fin, los caciques del Cuzco otorgaron poder total
203 Parecer razonado, pág. 177.

CII ESTUDIO PRELIMINAR
a Bartolomé de las Casas 284 • Lo mismo hicieron los caciques
de Guanchogualas, Guamanga, Chuquil, entre otros muchos 285 •
Hasta que el 15 de julio de 1559, reunidos en la ciudad de
Los Reyes, los caciques más representativos por sí «y por
todos los demás caciques y principales de los indios del
Perú», nombraron por sus representantes a Fray Bartolomé
de las Casas, Domingo de Santo Tomás y Alonso Méndez, les
otorgaron ante notario poder total como procuradores ante
el R,ey y el Papa, y señalaron los objetivos concretos y con-
diciones de esta comisión. Por su trascendencia, el documento
debe ser reproducido íntegramente.
«Muy poderosos señores:
Sepan cuantos esta carta de poder vieren como nos, don
Gerónimo Comachas, cacique principal de Manxa, encomen-
dado en Gerónimo de Silva, vecino de esta ciudad de Los
Reyes; e yo don Carlos Corapacora, cacique principal del
Valle de Xauca de los Loringuancas, encomendado en el Ca-
pitán Peña, vecino de la ciudad de Guamanga; e don Anto-
nio Quispealaya, señor principal de Xauca de Hananguanca,
encomendado en don Antonio de Ribera; e don Alvaro Coxi-
chaca, señor de Xauca la grande, encomendado en Gómez
Macuelas Caravantes; e yo don Sebastian Mynabilca, caci-
que de Guadacheri, encomendado en Sebastián Sánchez de
Medo; e don Luis Quiquia, cacique de los Yauyos, que está
en cabeza de su magestad; e yo don Cristobal Paulo, señor
de Ayavire, encomendado en su magestad; e yo don Geróni-
mo, cacique de los Yauyos, encomendado en doña Maria
Mariele; y don Felipe Yanac, cacique de Chaclla, encomen-
dado en Francisco de Ampuero; e don Francisco Arcos, caci-
que de Canta, encomendado en Nicolás de Ribera el mozo;
e yo don Francisco Yarcoyanac, señor de Chicllas, encomen-
dado en Francisco de Talavera; e don Alonso Chaupic, cacique
de Antas, encomendado en Hernando de Montenegro; e yo
284 A.G.I., 1530, fol. 397-399.
2s5 A.G.I., 1530, fol. 400-406.
INTERVENCION DE LAS CASAS CUT
Gaspar Caxacontur, principal de Lanpas, encomendado en el
Licenciado Rodrigo Niño; e don Alonso Caxaguacxa, cacique
de Chincha, questá en cabeza de su magestad; e don Gonzalo
Taurichusa, señor deste valle de Lima, encomendado en su
magestad; e yo don Diego Tauri, cacique del Surco, questá
en cabeza de su magestad; e yo don Juan Cuchoguaclli, caci-
que de Pachacama, encomendado en Hernán González; e yo
don F,elipe Cuacachumbi, principal del Mibra, encomendado
en su magestad; e Pedro Pullay, principal de Cochabamba,
encomendado en Juan Pérez de Guevara, vecinos de las
Chacha poyas.
Estantes todos al presente en esta ciudad de los Reyes
destos reinos e provincias del Perú, todos de mancomún e
a voz de uno y cada uno de nos por sí e por el todo, re-
nunciando las leyes de mancomunidad como en ellas y en
cada una de ellas se contiene, por nos y por todos los de-
más caciques e principales de los indios destos dichos rei-
nos del Perú por quien debajo de la dicha mancomunidad
prestamos voz e acción de rato questarán e pasarán e ha-
brán por firme y valedero, e cumplirán todo lo que en este
poder será contenido e por virtud dél fuere hecho e otor-
gado en cualquier manera sospresa obligación que para ello,
si es necesario, hacemos de nuestras personas y bienes avi-'
dos e por aver, otorgamos y conocemos, por esta presente
carta damos y otorgamos todo nuestro poder cumplido li-
bre llenero bastante, según que lo nos y cada de nos lo
avernos e tenemos, e según que mejor e más cumplida-
mente lo podemos e devemos dar e otorgar, e de derecho
más puede y deve valer, al ilustrísimo y reverendísimo se-
ñor don fray Bartolomé de las Casas, del consejo de su
magestad, obispo de Chiapa de la provincia de la Nueva
España, y al muy reverendo padre fray Domingo de Santo
Tomás, que son ausentes como si fuesen presentes, y a
fray Alonso Méndez, questá presente, frailes de la orden y
convento del señor Santo Domingo:
A todos tres juntamente, e a cada uno de ellos por si
in solidum, para que por nos y en nuestros nombres y en
CIV ESTUDIO PRELIMINAR
boz y en nombre de todos los demás caciques e principales
deste dicho reino e de qualquier de nos e de ellos puedan
parescer y parescan ante su Santidad e ante nuncios e sus
delegados, e ante otros cualesquier sus jueces e comisarios
o a qualquier dellos, e les pedir e suplicar nos concedan
quálesquier gracias e indulgencias e perdones; e pedir e
suplicar a su magestad e a los señores de sus reales con-
sejos nos hagan qualesquier mercedes y libertades, fran-
quezas y esenciones e privilegios e otra qualesquier cosas
que nos convengan, aunque aquí no vayan declaradas ni
espresadas; e ansí hechas e concedidas las dichas gracias e
indulgencias, privilegios, mercedes e qualquier dellas pedir
e sacar las bulas apostólicas, cédulas, provisiones e testi-
monios e todos los otros recaudos que nos conviniere e
nos lo traer o enbiar a esta ciudad duplicado o triplicado,
como bien visto les fuere; e para que nos puedan ofrecer e
obligar a que daremos y pagaremos el servicio o servicios
que les pareciere, ansí de oro como de plata, ropa e otras
qua]esquier cosas e bienes que les pareciere; e otorgar sobre
ello las escripturas e contratos que convengan con las fuer-
zas, vínculos y firmezas que para su validación se requie-
1an; que siendo por vos hechas e otorgadas, nos obligamos
de las cumplir e aver por firmes, como ellas se contuvie-
ran so espresa obligación que para ello hacemos de nues-
tras personas e bienes avidos e por aver para que nos
las hagan cumplir como ellos se contuviere, ansí en juicio
como fuera del.
E otrosí, vos damos este dicho poder generalmente para
en todos nuestros pleitos, causas e negocios movidos e por
mover que nos o qualquier de nos avernos y tenemos y es-
perainos aver e tener con qualesquier personas y las tales
contra nos e cualquier de nos, en qualquier manera ansí
en demandando como en defendiendo e sobre razón de lo
que dicho es e de qualquier cosa y parte dello, si fuere
necesario entrar en contienda de juicio podais parescer e
parescais ante los dichos sefiores y ante otros qualesquier
sus jueces e justicias de qualquier parte que sean, e ante
INTERVENCION DE LAS CASAS CV
ellos e cada uno e cualquier de ellos podais poner cuales-
quier demandas e hacer cualesquier pedimientos, requeri-
mientos, protestaciones, embargos, emplazamientos, ejecu-
ciones, provisiones, ventas e permutas de bienes e jura-
mentos en nuestro nombre e sobre nuestras ánimas, de
verdad decir e los deferir en las otras partes e recusar jue-
ces y escrivanos, e las jurar e pedir costas e sacar quales-
quier escripturas e provanzas e otros recaudos que nos
convinieren de poder de qualesquier escrivanos e secreta-
rios, e presentar testigos e hazer en nuestro nombre quales-
quier provanzas ad perpetuam, o en otra manera; e hazer
e hagais todos los demás autos e deligencias judiciales y
extrajudiciales que convengan e menester sean de se hazer
e que nos haríamos e hazer podríamos presentes seyendo,
aunque para ello se requiera nuestro más especial poder e
mandado e presencia personal, y para que en vuestro lugar
y en nuestro nombre podais hazer e sostituir un procura-
dor dos o más los que quisierdes, y los rebocar y otros de
nuevo criar cada que vos pareciere quedando en vos este
dicho poder de procurador principal que quan cumplido
)' bastante poder como nos avernos y tenemos para lo que
dicho es.
Otro tal lo dainos y otorgamos a los dichos ilustre y
reverendísimo sefior don fray Bartolomé de las Casas, obis-
po de Chiapa, e fray Domingo de Santo Tomás e fray Alonso
Méndez e a vuestt"os sostitutos con sus incidencias e de-
pendencias, anexidades e conexidades e con libre e general
administración, para que en lo que dicho es y en lo demás
que nos oonvenga, e prometemos e nos obligamos de cum-
plir e aver por firme lo que en nuestro nombre y de los
demás caciques por virtud de este dicho poder fuere hecho
y otorgado en qualquier manera, so espresa obligación que
para ello hazemos de nuestras personas e bienes, muebles
y raizes avidos e por aver; y si es necesario relevación, los
relevarán y a sus sostitutos en presencia de derecho.
En testimonio de lo qua! otorgaron la presente carta
de poder ante mi el dicho escrivano, y aviéndosele leído y
CVI ESTUDIO PRELIMINAR
dado a entender de berbo ad berbum, como en él s.e contie-
ne, por Juan de Alvarado, intérprete y lengua, señalado por
el audiencia Reaí que por su magestad reside en esta di-
cha ciudad para la interpretación de los indios, del cual
dicho Juan de Alvarado fue tomado y rescebido juramentQ
para ello en presencia de derecho, so cargo del qual pro-
metió de interpretar verdad. Y los dichos caciques e indios
lo otorgaron como en él se contiene, estando en el hospital
de los indios de Señora Santa Ana de esta ciudad de los
Reyes, a diez e nueve del mes de Julio de mil y quinientos
y cinquenta e nueve años, estando presentes por testigos
Francisco Espinosa y Diego de lzaguirre y Pedro Quadrado
Chavino e Rodrigo Gutiérrez de Marchena, estantes en esta
dicha ciudad, los quales juraron en forma de derecho co-
nocer a los dichos caciques e llamarse ansí e ser los con-
tenidos en este poder; y el dicho don Diego Tauri que supo
escrevir lo firmó aquí de su nonbre, e por toq.os los demás
que no supieron escrevir lo firmaron los dichos Francisco.
Espinosa e Pedro Quadrado Chavino a su ruego. Don Diego
Tauri por testigo, y a ruego de los otorgantes que no su-
pieron escrevir Francisco Rodríguez y Pedro Quadrado Cha-
vino.» Alonso de Pomareda da fe y firma como notario de
su Majestad 286 •
En virtud de estos poderes concedidos legalmente por
los mismos caciques del Perú presentaron Bartolomé de las
Casas y Domingo de Santo Tomás un nuevo memorial al
Rey y al Consejo de Indias durante 1560 287 • En definitiva era
la contrapropuesta al proyecto de Antonio de Ribera.
Debidamente informados de las pretensiones de los en-
comenderos y de que el Rey después de haberlo tratado en
Inglaterra y Flandes había «concedido y determinado de
28 6 A.G.I., 1530, fol. 447-450.Publicado por HANKE, Festón de docu-
mentos, págs. 204-208,aunque su transcripción es poco fiel y demasiado
inexacta.
287 Memorh1l del Obispo fray Bartolomé de las Casas y fray Do-
mingo de Santo Tomás. (Biblioteca de Autores Españoles, tomo 110,
páginas 465-468.)
,,1-
f INTERVENCION DE LAS CASAS
daT perpetuos los pueblos con sus caciques y indios de
CVII
dicho reino, a los españoles que los tienen en kpartimiento
o encomiendas, por cierto servicio de oro y plata que le
f prometían hacer, y aun tan excesivo, que les era imposible
cumplir», los caciques en nombre de sus pueblos protestan
de aquella maniobra como de un atentado contra su libertad
y aun contra su misma supervivencia 288 •
Tratan de justificar su oposición y de razonar su voto
en contra de aquel proyecto con una serie de pruebas que
f demostrarán que al menos cinco grandes e irreparables
daños se seguirán al estado de Su Majestad en aquellas
tierras.
'
La Corona perderá gran número de fieles vasallos, de-
saparecerán todas las rentas, no podrá mantener justicia
f
'. I
en la tierra, dará ocasión a rebeliones de tiranos y se pon-
drá en peligro la cristiandad misma.
Para remediar todos estos daños y prevenir razonable-
mente aquellos peligros, Bartolomé de las Casas y Domingo
de Santo Tomás, usando de los poderes que les fueron en-
viados desde ·el Perú, ofrecen a Su Majestad «que los ca-
ciques y sus pueblos servirán con todo aquello que los
españoles se averiguare bona fide, y sin algún fraude que se
ofrecieren a dar, y sobre todo añadirán cien mil ducados
de Castilla; y si no hobiere comparación de lo de los espa-
ñoles, servirán a S. M. con dos millones de ducados en
cuatro años» 289 •
La oferta de los indios realmente era sensacional. Pero
iba condicionada a una serie de obligaciones que se im-
ponían a la Corona y el Rey debía corroborar bajo jura-
mento a los pueblos indios. Los caciques indios se com-
prometían a servir como fieles vasallos «en el dicho tiem-
po, en tanto que S. M. como Rey justo y católico tenga
por bien de ley prometer, y con efecto guardarles invio-
labiemente, por si y por sus subcesores, para siempre ja-
288 Memorial del obispo fray Bartolomé de las Casas, pág. 465.
2 59 Memorial del obispo fray Bartolomé de las Casas, pág. 466.
CVIII ESTUDIO PRELIMINAR
más, mandándoles dar todas las cartas y prov1s10nes nece-
sarias, con todas las firmezas y corroboraciones y juramen-
tos que los reyes justos y cristianos suelen cuando contra
tan hacer y dar, las cosas siguientes» 290 :
Primero, que S. M. prometa y conoeda que «ahora ni
en ningún tiempo dé ni consienta, ni permita ciar ni ena-
jenar ningún repartimiento de cuantos hoy hay en todas
aquellas provincias del Perú, sino que siempre sean y estén
inmediatamente en la Corona de Castilla, como lo están las
ciudades y pueblos realengos de estos reinos de España».
Segundo, «que se prohíba que ningún encomendero en-
tre por ninguna causa ni razón en los pueblos de los indios
que tienen encomendados, sino que los tales pueblos de
indios los pongan sus tributos en los lugares donde por las
tasaciones fuere determinado».
Tercero, «que los pueblos e indios que hoy están o es-•
tuvieren en cabeza del rey, y los que se fueren poniendo
en ella, paguen a S. M. no más de la mitad de los tributos
que hoy pagan».
Cuarto, «que si algún pueblo o pueblos de los enco-
mendados a españoles y de los de S. M. se hallaren agra-
viados en tener demasiados tributos, se tasen y desagra-
vien, imponiéndoles el tributo que según razón debieren
pagar».
Quinto, «que como fueren vacando los pueblos y repar-
timientos, los menos principales se vayan reduciendo a los
más principales, según la orden antigua de policía que te-
nían en tiempo de los reyes ingas».
Sexto, «que cuando no hobieren de tratar los negocios
generales tocantes al estado de sus repúblicas, que se con-
voquen procuradores en los pueblos y sus comunidades,
para que lo entiendan y consientan si fueren cosas útiles».
Séptimo, «que S. M. haga merced y dé privilegios como
los tienen de ley natural, que los señores más principales
de aquel reino sean libres y francos y no paguen pechos,
29 º Memorial del obispo fray Bartolomé de las Casas, pág. 466.
INTERVENCION DE LAS CASAS CIX
ni sean obligados a otras servidumbres, como los caballeros
e hijosdalgos de acá en España».
'
Octavo, «que no se permita tomar a los pueblos en co-
mún, ni a los vecinos indios en particular, tierras ni aguas,
ni otras cosas concejiles ni particulares, de aquí adelante».
La tesis democrática terminaba en un pacto entre el.
Rey y el pueblo. Así «terná S. M. oportunidad para libre-
.J mente cumplir la obligación que tiene a la buena goberna-
ción y conservación de aquellas gentes» 291 •
fi
El proyecto fue del Consejo de Indias a los comísarios
del Perú: pasó al informe de juristas y teólogos 292 • La Co-
rona nunca se pronunció sobre tales pretensiones. Todavía
Bartolomé de las ·casas intentó provocar una junta de teó-
logos. Durante el año 1563 se leyó este memorial ante el
1
pleno del Consejo de Indias 293 • Pero nada se resolvió, «sino
dijeron que lo verían». El tiempo dilataba una solución acep-
table.
Ante aquella situación para Bartolomé de las Casas in-
sostenible no le quedaba otra solución que recurrir al Papa,
como árbitro ,supremo de aquel negocio, ya qucr el Rey, en
última instancia, tenía el imperio de las Indias por «con-
cesión de la Silla Apostólica». Fue el último esfuerzo de su
vida como protector de los indios.
5. RECURSO AL SUMO PONTÍFICE.
En el mes de mayo de 1565, aproximadamente un año
antes de su muerte, Bartolomé de las Casas presentaba a
Felipe II su trabajo sobre las Doce dudas 294 • Venía a ser
algo así como su testamento político después de una larga
291 Memorial del obispo fray Bartolomé de las Casas, pág. 468.
292 Carta información a S. M. del Conde de Nieva (Gobernantes del
Perú, Cartas y Papeles, n. 9, pág. 498). Carta del Comisario Ortega de
Melgosa (Gobernantes del Perú, pág. 473).
293 Memorial de Bartolomé de las Casas al Consejo de Indias
(Bibl. Aut. Esp., t. 110, pág. 536).
294 Tratado de las doce dudas (Bibl. Aut. Esp., t. 110, pág. 478).
ex ESTUDIO PRELIMINAR
vida de agitación y de lucha en favor de los indios. El Rey
mandó el manuscrito al Consejo de Indias para el que hizo
el mismo obispo un compendio de sus ideas con una fran-
queza brutal e intransigente. Durante varias sesiones fue
leído el manuscrito, estando presente en alguna de ellas
el autor que se encontraba ya enfermo.
El tratado, que fue sin duda el último de su vida, puede
reducirse a ocho principios fundamentales:
Primero, todos los infieles, no importa cuáles fuesen su
religión o los pecados que hubieran cometido, poseen legí-
timamente sus propiedades y sus tierras.
Segundo, ningún rey o emperador, ni siquiera la Igle-
sia, pueden hacer una guerra justa contra las naciones de
las Indias.
Tercero, la única razón que abona la concesión papal
a los Reyes de Castilla y de León es la propagación de la fe.
Cuarto, por esta concesión el Papado no intentó privar
a los reyes y señores naturales de las Indias de ninguno de
sus derechos.
Quinto, los Reyes de Castilla y de León están obligados
a sufragar los gastos requeridos para convertir a los indios
y no pueden constreñir a los indios a pagarlos contra su
voluntad.
Sexto, para que el imperio de España en las Indias sea
justo se debe contar con el consentimiento de los Reyes
y pueblos de aquel orbe, de manera que acepten libremente
la donación del Papa a los reyes de Castilla.
Séptimo, las entradas todas que han realizado los es-
pañoles desde el descubrimiento de 1492 han sido «malas
y tiránicas».
Octavo, desde 1550 hasta 1564 no ha habido ni hay ahora
~ingún hombre en todas fas Indias que haya tenido hi obre
de buena fe.
Sin el consentimiento libre de los príncipes y pueblos
indios, el dominio español en América no se justificaba ni si-
quiera por la donación papal. Bartolomé de las Casas con-
cebía que el resultado de la conquista debía ser una con-
'ft...__
INTERVENCION DE LAS CASAS CXI
federación pacífica de reinos indígenas cristianos bajo el
alto dominio del emperador, que sería el Rey de Castilla.
j Dichos reinos conservarían sus propios gobiernos y sus cos-
tumbres en todo lo que fuera compatible con su incorpora-
ción al imperio cristiano.
En otro nuevo tratado «De Thesauris del Perú» 295 , que
también había remitido al Consejo de Indias, revivía su
¡1 tesis democrática con mayor precisión todavía. Los anate-
mas contra las encomiendas volvían a repetirse. Pero teóri-
camente nada nuevo añadían.
El tratado «Del único modo de atraer a todos los pue-
blos a la verdaderá religión» 296 , ,es probablemente el ma-
nuscrito que Bartolomé de las Casas envía al Papa para
que lo «mande examinar y si fuere justo estamparlo». En
su carta a Pío V brinda una síntesis: El esquema ideoló-
gico con el libro es tan idéntico, que difícilmente deja lugar
a dudas 297 •
En términos enérgicos pide que excomulgue y anatema-
tice a quien declare la guerra a los infieles «por causa de
idolatría o para que el ,evangelio sea mejor predicado». In-
siste que se fulmine con una condena parecida a todo el
que sostenga que los indios no son propietarios legítimos
de lo que poseen o son incapaces de recibir la fe «por más
rudos y de tardo ingenio que sean». Denuncia y protesta
contra los obispos y los eclesiásticos que se desentienden y
hasta se enriquecen, mientras sus propios súbditos mueren
de hambre. Pedía la intervención inmediata de la Santa
Sede en favor de los «oprimidos con sumos trabajos y ti-
295 Los tesoros del Perú. Traducción y anotación de Angel Losada.
Madrid, 1958. El texto es incompleto y a veces su transcripción es
inexacta, por lo que hemos preferido utilizar el manuscrito de la
Biblioteca Nacional de Madrid (ms. 17.641), de donde se toman los
textos todavía inéditos que se recogen en el apéndice.
296 Publicado en México (1942) por el Fondo de Cultura Econó-
mica.
297 Petición a Su Santidad Pío V (Bibl. Aut. Esp., t. 110, pág. 541).
CXII ESTUDIO PRELIMINAR
ranías». ¿ Cayó también en el vacío este último intento de
Bartolomé de las Casas?
A finales de 1566 enviaba Pío V a la Corte de Madrid
una instrucción «sobre la manera de tratar a los indios de
América» 298 • Había sido redactada detalladamente por una
comisión de cuatro Cardenales, y en España, el arzobispo
de Rossano, debía entregarla a Felipe II y sus ministros 299 •
En nombre de los príncipes cristianos, Pío V se cons-
tituía en preceptor de colonización. Recordaba que la con-
versión de los infieles había sido el fin por el que fue con-
cedida a los Reyes Católicos de España la conquista de
aquellos países y redacta el primer programa de coloniza-
ción cristiana:
Era necesario enviar predicadores y sacerdotes, suficien-
temente pagados, que sepan predicar el Evangelio e ins-
truir a los indios en la fe católica. Para formar y educar
a los indígenas en la vida cristiana y política, debían tener
maestros que no deshicieran con su ejemplo el efecto de
sus palabras. Los gobernadores y virreyes tenían el deber
de reprimir a los viejos cristianos y a los colonos ávidos
de enriquecerse.
España tenía obligación de fomentar aquella política para
agrup~ en reducciones a los indios que andaban dispersos
por los montes, a fin de que la justicia les fuera todavía
mejor garantizada y se castigara más eficazmente a los
malhechores.
El Papa pedía que los indios fuerah tratados con bene-
volencia y con generosidad. Insistía en la conveniencia de
que les fueran concedidos honores y tuvieran la posibilidad
de participar en las funciones civiles y públicas, en contra
de la opinión de algunos funcionarios que no veían en los
i.ndios más que vasallos obligados a trabajos no remune-
rados.
298 Da parte di N. S. a Mons. l'Arcivoscovo de Rossano, nuntio
in lspagna (LUCIANO SERRANO, Correspondencia dipl'Omdtica, t. I, pá-
gina 437).
299 LUCIANO PEREÑA, ¿Colonialismo? Madrid, 1958, pág. 92.
INTERVENCION DE LAS CASAS CXIII
Protestaba contra los encomenderos que esclavizaban a
los indios o les escatimaban los salados que se les debían
por sus servicios. El Rey tenía el deber de contrnlar mejor
la administración de justicia. Para ello se le recomendaba
enviar inspectores leales e imparciales con el fin de cono-
cer los méritos y los abusos para premiar a. los buenos y
castigar a los injustos.
Pero sobre todo el Rey debía ser intransigente con la
opresión de los pobres. Pío V exigía que se hiciera justicia
por igual a españoles e indios, y que a todos se dejara el
camino abierto para recurrir a los tribunales de justicia y
hasta el tribunal supremo del mismo Rey, cuando los in-
feriores fueran oprimidos por la minoría dominante.
Condenaba, es cierto, los tributos excesivos y con toda
vehemencia se oponía a los sistemas de represión y a las
guerras que hacía España en América sin haber cumplido
las condiciones necesarias de toda guerra justa. Aquel pro-
grama colonial tendía. a refrenar las ambiciones de los en-
comenderos que habían encontrado en las colonias la for-
ma mejor de enriquecerse.
Es difícil desconocer el paralelismo que existe entre es-
tas normas de política colonial expuestas en la carta de
Pío V, y los principios tan reiteradamente defendidos por
Bartolomé de las Casas. Además, el momento mismo de su
expedición denuncia una relación directa entre estos dos
documentos. Por lo menos no es av.enturado suponer que
esta posición oficial de la Santa Sede, en este preciso mo-
mento, había sido provocada por int,ervención del Obispo
de Chiapa.
Su tesis democrática había culminado en este proceso
dialéctico sobre el derecho de autodeterminación. Es posi-
ble comprender y valorar ya el tratado político «De impe-
ratoria seu regia potestate».
--
CXIV ESTUDIO PRELIMINAR
V. EL TRATADO «DE REGIA POTESTATE»
Para convencer al Rey y al Consejo de Indias, Bartolomé
de las Casas escribió su libro sobre el derecho de autode-
terminación. Constituye uno de los libros más sensacionales
de filosofía política que se publicaron durante el siglo XVI.
«Ningún Estado, ni Rey, ni Emperador puede enajenar te-
rritorios ni cambiar su régimen político sin consentimiento
expreso de sus habitantes.»
La tesis es genial, ,sistemáticamente desarrollada, pero
montada sobre un plagio y fraude científico. Sin duda, Bar-
tolomé de las Casas quería apabullar con textos jurídicos y·
glosadores inasequibles al gran jurista G11egorio López, que
formaba parte del Consejo de Indias y había informado fa-
vorablemente a favor de la venta de las encomiendas. Pero
por encima de ,su condicionamiento histórico y más allá
del confuso problema de sus fuentes, este tratado había
formulado un principio fundamental que iba a tener gran
influencia en los destinos de Europa.
l. AUTENTICIDAD DEL TRATADO.
Hasta principios del siglo XIX a nadie se le ocurrió du-
dar de la autenticidad del tratado sobre el poder del Em-
perador o del Rey. En una larga reseña a la edición de
Juan Antonio Llorerrte de las obras de Bartolomé de las
Casas 300 , Raynouard dudaba en la revista Journal des Sa-
vants 301 de que esta obra hubiera sido escrita por Las Ca-
sas. Sus argumentos se reducen a una serie de vagas su-
gerencias.
Trata únicamente de insinuar que no existen pruebas
materiales suficientes que demuestren que esta obra haya
300 Oeuvres de don Bartolomé de las Casas, évéque de Chiapa,
défenseur -de la liberté des naturels de l'Amérique, précédées de sa
vie, etc. París, Eymerys, Libraire-éditeur, rue Mazarin, n. 3°, 1822.
301 París, 1823, Janvier, págs. 42-45.
TRATADO DE REGIA POTESTATB CXV
salido de su pluma. Est-il suffisamment prouvé que Las Ca-
sas soit l'auteur du traité, Quaestio de imperatoria seu re-
gia potestate, etc?
El tr~tado no se publica durante la vida del autor. Es
una obra póstuma. Ningún filólogo español ha citado jamás
el manuscrito; no hay la menor noticia de su existencia en
España. Ni siquiera Bartolomé de las Casas lo menciona
en ninguna de sus obras. Se publica en Alemania por pri-
mera vez en 1571 y es un alemán quien prepara la edición
a base de una copia que dice ha llevado de España. Nin-
guna prueba nos asegura que haya visto el manuscrito au-
tógrafo, ni el intermediario que le facilita el original «per
virum quemdam doctum» puede ser un testigo digno de
confianza. Fallan, por lo tanto, las características externas
que críticamente se consideran neoesarias para ase~urar que
esta publicación es una obra verdaderamente de Bartolomé
de las Casas. Además, todas las referencias a esta obra
proceden de Nicolás Antonio, que cita únicamente el título
tomándolo de Tomás Tamayo.
Raynouard 'insinúa que acaso se invocara el nombre de
Las Casas con un propósito político. En 1571, cuando se
publica este tratado, la revolución de los Países Bajos es-
taba muy avanzada. Siguiendo a Antonio Touron 302 llega
a decir que aquel cuadro de crueldades cometidas por los
españoles en América y que había sido trazado por el mismo
Las Casas, había exaltado extraordinariamente los espíritus
de los flamencos. ¿No· es lícito suponer que en la publica-
ción de este tratado intervinieron motivos políticos para
propagarlo por Europa bajo el nombre de un autor tan
recomendable como Bartolomé de las Casas? La Vindiciae
contra Tyrannos, publicado en 1577, apareció con el nom-
bre d~ Sthephanus Junius Brutus Celsus. Llega así a con-
cluir qce el tratado «De imperatoria seu regia potestate»
fue publicado con seudónimo.
302 Histoire Générale du l'Amérique depuis de sa découverte. Pa-
rís, 1768-80.
CXVI ESTUDIO l?RBLIMINAR
Y en cuanto a los principios políticos que desarrolla el
tratado, estima Raynouard que existen datos más que su-
ficientes para creer que no son del autor. «Je me bomerai
a citer le passage ou l'on soutient qu'aucune charge, aucun
travail, ne peuvent etre imposés aux peuples sans son con-
sentement préalable et volontaire, attendu que l'élection
des rois, des princes, des magistrats, et l'autorité dont ils
sont investis pour gouvemer et pour établir l'impót, doivent
leur origine a une détermination libre des peuples, qui en
ont voulu l'établissement pour assurer leur bonheur».
¿Es siquiera verosímil que Bartolomé de las Casas haya
adoptado estos principios? Raynouard cree descubrir una con~
tradicción entre estos principios democráticos y la tesis que
estaba obligado a profesar, cuando defendía ]a causa de
los indios oprimidos. Porque esta doctrina de la soberanía
popular es inconciliable con su tesis de la soberanía pon-
tificia con poder directo y temporal para disponer de tro-
nos, reinos y coronas.
Est-il vraisembable que Las Casas ait a-la-fois énoncés
des principes fondés sur l'hypothese que les peuples, ayant
fait l'élection de leurs prémiers chefs, ont conservé des droits
de disposer des trones?
En virtud de estos argumentos quedaba en entredicho la
autenticidad de este tratado que se atribuía a Bartolomé
de las Casas. George Ticknor dice que «no se ha probado
absolutamente que le perteneciera» 303 , aunque no da razo-
nes en contra de la paternidad de Las Casas. Y parece ava-
lar esta tesis el silencio sobre este tratado en las coleccio-
nes lascasianas de obras completas que se han hecho pos-
teriormente.
Sin embargo, existen argumentos más que suficientes para
demostrar la autenticidad de esta obra que con anterioridad
unánimemente se atribuía a Bartolomé de las Casas y no
303 George Ticknor (1791-1877),Historia de la literatura española.
Madrid, 1651-56.LEw1s HANKE.Las teorías políticas de Bartolomé de
las Casas. Buenos Aires, 1935, págs. 23 y 24.
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXVII
fue publicada hasta 1571, exactamente cuatro años después
de morir su autor.
Wolffgang Griesstetter, abogado y miembro del tribunal
imperial de Spira, preparó la edición que se publica en
Francfurt durante 1571. Aparece bajo el título Erudita et
elegans explicatio quaestionis: utrum reges vel principes
iure aliquo vel titulo, et salva conscientia, cives ac subditos
a regia corona alienare et alterius domini particularis di-
tioni subicere possint?
Con fecha 22 de marzo dedica la obra desde la ciudad
de Spira al Barón de Hollenburgo, Finkenstein y Talberg,
Adam de Dietrichstein, Gran Chambelán del Emperador y
que había sido Embajador del Imperio en España y precep-
tor de los ilustrísimos Archiduques de Austria Rodolfo y Er-
nesto. Griesstetter había acompañado al Embajador en la Cor-
te de Madrid como agregado y consejero. Durante cinco años
permaneció en España entregado al estudio y a la investiga-
ción de la ciencia jurídica española.
Mientras estudiaba las obras publicadas o inéditas de los
maestros espafioles «me sucedió, nos cuenta él mismo, que
cierto insigne maestro entre otras obra,s me hizo conocer
el tratado de Las Casas, Obispo de Chiapa, que titulaba
sobre los reyes y príncipes en cuanto a la enajenación de
los bienes que pertenecen a los reinos 304 •
«En cuanto lo hube leído y constaté que planteaba, es-
tudiaba y analizaba, como ningún otro autor, una cuestión
tan importante y fundamental, pensé que merecía la pena
ocuparme de publicar y hacer asequible a otros una doc-
trina tan útil y el conocimiento de un autor tan incom-
parable.» Cuando regresa a Alemania (1570) entrega el ma-
nuscrito a varios amigos y otros especialistas que le con-
vencen definitivamente de que debe ser publicado este
tratado.
Wolffgang Griesstetter estaba convencido de que Las Ca-
304 Todos estos datos los proporciona el editor en la dedicatoria
que aparece en la edición príncipe.
CXVIII ESTUDIOPRELIMINAR
sas era el autor y ni siquiera suscitó la cuestión. Por los
datos que nos ofrece el editor se concluye que la época de
su estancia en Madrid coincide con los últimos años de Las
Casas que solía vivir en la Corte. Antonio M. Fabié 305 aven-
tura la posibilidad de que el sabio alemán conociese y tra-
tase al protector de los indios. Un dato hay cierto que el
manuscrito le fue entregado durante la vida del autor, en
un momento de su gran popularidad en la Corte y por un
amigo que sirvió de intermediario para Las Casas.
El Obispo de Chiapa estaba ocupado entonces en ulti-
mar algunos de sus tratados fundamentales que recogían de
manera general la doctrina jurídica que condicionaba sus
informes y gestiones políticos ante la Corte y el Consejo
de Indias. Este sentido tenía el tratado de las doce dudas
y su otro tratado sobre los tesoros del Perú. Ninguno de
estos tratados hasta muy recientemente ha sido publicado.
Además sabemos que Bartolomé de Las Casas intentaba
publicar en el extranjero algunos de sus manuscritos.
En su carta, por ejemplo, de 1566 escribía al Papa Pío V:
<1Qué cosas son necesarias para la justificada forma de
promulgar el ,evangelio y hacer lícita y justa guerra contra
los gentiles, en el libro que presenté a V. B. instantísima-
mente suplico, por la sangre de nuestra Redención, que
mande examinar el dicho libro, y si fuere justo estampar-
le, porque no se oculte la verdad en destrucción y daño
de toda la Iglesia, y venga tiempo (el cual por ventura está ya
muy cerca), en que Dios descubra nuestras manchas y ma-
nifiest·e a toda la gentilidad nuestra desnudez» 306 •
De sobra sabía Bartolomé de Las Casas que práctica-
mente estaba incapacitado para publicar sus manuscritos en
España. Después de haber publicado en Sevilla durante 1552
305 Fray Bartolomé de las Casas, pág. 321.
306 Véase apéndice XIV. Por la tesis parece referirse a su tratado
manuscrito Argumentum Apologiae (Paris, Bibliotheque Nationale,
ms. 12.926), o quizá mejor: «Del único modo de atraer a todos los
pueblos a la verdadera religión» (publicado por primera vez en Mé-
xico en 1942 por Fondo de Cultura Económica).
TRATADO
DEREGIAPOTESTATE CXIX
una colección de pequeños tratados sin la previa censura
oficial, que era obligatoria en virtud de las pragmáticas rea-
les, fueron prohibidos sus escritos y mandados recoger en
las Indias 307 • A decir de Antonio Sierra esta actitud rebelde
de Las Casas que «estimaba tener el monopolio de la ver-
dad, y con tal disppsición de ánimo se creía a sí mismo exénto
de la jurisdicción ordinaria» 308 , provocó una serie de cédulas
que mandan que no se puedan «imprimir ni vender en
estos Reynos ningunos libros que traten cosas de Indias
sin licencia expresa de su Magestad».
La pragmática fechada en Valladolid el 21 de septiembre
de 1556 ordena que «los tales libros que tratan de cosas
de las Indias no se impriman ni vendan, sin que primera-
mente sean vistos y examinados en el nuestro Consejo de
las Indias; y que sean recogidos y enviados a la Corte todos
los libros que «ay impresos en essas ciudades, villas y luga-
res sin expressa licencia nuestra». La impresión o la venta
de libros para el futuro sin cumplir estos requisitos legales
se castigaba con penas gravísimas. El .impresor y el libre-
ro «incurra en pena de doscientos mil maravedises para
nuestra Cámara y fisco, y que pierdan todas las obras que
ansí imprimieren, con todos los aparejos que para ello tu-
vieren en su imprenta» 309 • El incumplimiento de estas nor-
mas movió a las Cortes de Valladolid de 1558 a redactar y
promulgar la pragmática_ severísima, represiva y preventiva
a la v,ez de los excesos cometidos por medio de la impren-
ta 310.
307 ANTONIOSIERRA CORELLA, La Censura en España. Madrid, 1947,
págs. 174-185. '
308 ANTONIOSIERRA CoRELLA,La Censura en España, pág. 195. So-
bre este tema véase DEMETRIORAMOS,Etapa lascasiana de la presión
.Jle conciencias, en «Anuario de Estudios Americanos», XXIV (1967),
·9()1 SS.
309 Para el texto de la pragmática véase ANTONIOSIERRACoRELLA,
La Censura en España, págs. 198-200.
31 º La pragmática del 1 de septiembre de 1558 de las Cortes de
Valladolid .ordenaba «que ning:ín libro ni obra de cualquier facultad
que sea en latín ni en romance ni otra lengua se pueda imprimir ni
CXX ESTUDIO
PRELIMINAR
Llorente ha lanzado la tesis de que esta obra· «sobre el
poder de los reyes» 311 y su autor «Bartolomé de Las Casas»
fueron denunciados al Consejo de la Inquisición por defen-
der unos principios contrarios a la doctrina de San Pedro
y San Pablo sobre sujeción de los siervos y vasallos a sus
señores y reyes. « El autor sufrió grandes mortificaciones
por efecto de las amenazas que llegaron a su noticia. Pero
el Consejo no le intimó de oficio, más que la ent·rega de la
obra que se recogió manuscrita». Por su tesis sumamente
avanzada consideran Guillaume-Fran~ois De Bure 312 y G. Peig-
not 313 que fue objeto de persecución y censura.
Si es cierto que un español podía publicar sus libros en
el extranjero, quedaba, sin embargo, prohibida su impor-
tación en virtud de las pragmáticas r,eales en el siglo xv1.
A esta razón se debe que no exista en las bibliotecas espa-
ñolas ni un solo ejemplar de la edición príncipe de 1571.
Después de una investigación cuidadosa ha sido posible en-
contrar un ejemplar en la biblioteca Nacional de Madrid,
pero de la edición de Tubinga de 1625 314 y aun entonces ca-
muflado el tratado al final del volumen que se inicia con la
obra de Guillermo de Monserrat sobre la sucesión de los
se imprima en estos reinos sin que primero el tal libro o obra sean
presentados en nuestro Consejo y sean vistos y examinados por la
persona o personas a quien las del nuestro Consejo lo cometieren,
y hecho esto se dé licencia firmada de nuestro nombre y señalada
de los de nuestro Consejo. Y quien imprimiere o diere a imprimir
o fuere en que se imprima libro e obra en otra manera y no habien-
do precedido el dicho examen y aprobación, y la dicha nuestra licen-
cia en la dicha forma, incurra en pena de muerte y en el perdimiento
de sus bienes, e los tales libros y obras sean p·.'.tblicamente quemadas».
(Texto publicado por ANTONIOSIBRRACoRELLA,La Censura en Espa-
ña, págs. 97-98.)
3h Historia critica de la Inquisición en España. Barcelona, 1835,
vol. II, tomo IV, n. 24, págs. 260-261.
312 Bibliographie instructive ou traité de la connaissance des livres
rares et singuliers. París, 1763, n. 1.355, pág. 22.
313 Dictionnaire critique, Mttéraire et bibliographie des principaux
livres condamnés au feu, supprimés ou censurés. París, 1806, pág. 231.
3 14 Biblioteca Nacional de Madrid, sig. R/2283.
...
TRATADO
DEREGIAPOTESTATE CXXI
reyes. No olvidemos que durante el siglo XVII Bartolomé de
Las Casas era denunciado a la Inquisición por el Padre Min-
guijón S. J. «por decir cosas muy terribles y fieras de los
soldados españoles, que, aunque fueran verdad, bastaba pre-
sentarlas al Rey o a sus Ministros, y no publicarlas, pues de
ahí los extranjeros toman argumento para llamar a los es-
pañoles crueles y fieros» 315 • El tratado «De imperatoria seu
regia potestate» pasa totalmente inadvertido para los espa-
ñoJ.es. Es explicable su silencio, pero nunca podrá demostrar
que el tratado sea apócrifo.
Al margen de tantas conjeturas vamos a insistir en tres
argumentos decisivos. El proceso histórico de elaboración
demuestra con toda evidencia que el tratado «De imperato-
ria seu regia potestate» es la última fase de su tesis demo-
crática. Las cartas y los informes del protector de los indios
que dirigía al Rey o Consejo de Indias, principalmente para
impedir la venta de las encomiendas, obligaba a una funda-
mentación filosófica y jurídica de sus argumentos.
Existe, por· lo tanto, una integración progresiva de los
textos jurídicos que se centran alrededor de la idea de auto-
determinación. Más que un paralelismo se descubre así
una identidad externa entre el tratado «De imperatoria seu
regia potestate» y los documentos que se atribuyen con
toda certeza a Bartolomé de Las Casas. Este argumento nos
lleva inexorablemente a demostrar la continuidad de su
tesis democrática que evoluciona y progresivamente se per-
fecciona, a pesar de sus vacilaciones y contradicciones más ,
aparentes que reales. Para terminar con la tercera prueba
más bien externa y metodológica en la incorporación de
fuentes sobre las que monta su trabajo, que demuestran
hasta la evidencia la filiación lascasiana de este tratado.
315 Madrid, Arch. Hist. Nacional. Inquisición, ms. 424.
CXXII

2. PROCESO HISTÓRICO
ESTUDIO PRELIMINAR

DE ELABORACIÓN.
1 TRATADO DE REGIA POTESTATE

Para demostrar la identidad de sus fórmulas enfrente••

CXXIII

mos, a manera de ejemplo, el primer párrafo del tratado:

La estructura del tratado «De imperatoria seu regia po-
testate» es muy simple. La primera parte (notabilia) recoge
los principios fundamentales democráticos que sirven de base
! DE REGIA POTESTATE PRINCIPIA QUAEDAM
Tertiurn .principiurn:
a la tesis de la enajenación. La segunda parte (conclusiones)
es la aplicación lógica de los principios generales anteriores
' 1
,1
Omnis horno, ornnis rex, ornnis
§. Prirnus:
A principio gen~ris humani, orn-
terra, omnis iurisdictio et omne nis horno, et ornnis terra, et orn-
al fenómeno concreto de las encomiendas, que implican esen- • j

regimen sive dominium, tam re- nis res, de iure naturali et gen-
cialmente enajenación de pet'sonas, jurisdicciones y cosas.
La in~roducción plantea de manera general el problema de
la enajenación de territorios, personas y bienes, recogiendo
i rum quam hominum, de quibus tium primaevo fuit libera, et allo-
duo principia loquuntur, sunt vel dialis, id est, franca, nulli subiecta
saltem praesurnuntur libera, nisi servituti.
contrarium probetur.
todos los argumentos que ordinariamente se aducen para Probatur, quia ab origine crea- Et quidem quantum ad hom-
demostrar el derecho de la enajenación. Y la conclusión no turae rationalis ornnes liberi nas- nes probatur, quoniarn ab origi-
es más que la solución de los argumentos de la introducción cebantur, ut in l. rnanurnissiones, ne naturae rationalis liberi nas-
que se presentan a manera de objeciones. Cada una de las ff. De iustitia et iure; et in natu- cebantur, ut lex rnanurnissiones,
ra pari Deus non fecit unurn al- ff. De iustitia et iuri. Quia in na-
partes responde a una fase distinta en el proceso de ela- terius servurn, sed par ornnibus tura pari Deus non facit unurn
boración. liberurn concessit arbitrium; et alterius servum, sed par ornnibus
La primera parte que se divide en cuatro notabilia o ratio est quia creatura rationalis concessit arbitriurn. Cuius ratio
principios fundamentales incorpora literalmente un pequeño (quarnturn est de se) non ordina- est secundurn Thornam (2 senten-
tratado «Principia quaedam ex quibus procedendum est in tur ut ad finem; prout S. Tho- tiarum, dist. 44, quaest. 1, art. 3),
rnas dicit 2 sententiarum, dist. quia natura rationalis, quanturn
disputatione ad manifestandum iustitiam indorum» 316 • Había 44, quaest. 1, art. 3, Nam liber- est de se, non ordinatur ut ad
sido publicado por Bartolomé de las Casas en Sevilla du- tas est ius insitum hominibus de finern ad aliurn, ut horno ad ho-
rante 1552, y formula los principios filosóficos y políticos necessitate et per se ab .exordio minem. Narn libertas est ius in-
que condicionaban sus intervenciones en esta primera fase rationalis naturae, et sic de iure siturn hominibus de necessitate
naturali, ut 1 dist. ius naturale, et per se ab exordio rationalis
(1542-1551) de actividad política ante el Consejo de Indias. ibi omnium una libertas.
Se puede establecer la siguiente correspondencia: naturae, et sic de iure naturali,
ut dist. ius naturale, ibi: omniurn
una libertas.
NOTABILIA PRINCIPIA Servitus autem est accidentalis Servitus autem est accidentalis,
actus iniunctus hominibus a casu iniuncta hominibus a casu et a
l. Libertad del hombre. 111 principium et a fortuna: unurnquodque au- fortuna, unumquodque autern con-
11. Poder político. I y IV princípium tem consequitur speciern secun- sequitur speciem secundurn illud
111. Libertad-Autoridad. 111 principium dum illud quod est per se, non quod est per accidens, quia ea
secundum illud quod est per ac- quae sunt per accidens, sunt ex-
IV. Derechos y deberes po- 11 y IV principium. cidens. Hoc autem dicimus per tra rationem speciei: Hoc autern
líticos. accidens esse quod est praeter in- dicimus per accidens esse quod
tentionem, ut patet 2 Physicorum est praeter intentionem naturae,
et S. Thornas l. 2. quaest. 72, 1 ut patet 2 Physicorum et secun-
)16 Este pequeño tratado se reproduce íntegramente en el apén- cor. dum Thomam l. 2. quaest. 72,
dice III. art. 1 c •

.l..&r.
 ~
CXXIV ESTUDIO PRELIMINAR ' TRATADODE REGIA POTESTATE CXXV

Iudicium autem de rebus dan- ludicium autem de rebus dan-

No se da entonces una identidad literal, pero sí un parale-
dum est secundum illud quod est dum est secundum illud quod est lismo total, de conceptos y argumentos.
per se et non secundum illud quo per se, et non secundum illud Sin embargo en su carta a los dominicos de Chiapa y
est per accidens. quod est per accidens secundum Guatemala ( 1562) copia literalmente párrafos latinos sobre
Thomam, ubi supra dicta quaes- el principio específico de la autodeterminación:
tione 71, art. 5, c. Et sic servitus
regulariter non habet causam na-
turalem sed accidentalem, id est, § VIII: Carta de 1562
impositam vel praescriptam (§. ul-
timo lnstitutionum, De servitu- t Nulli principum aut regum, Nulli principum aut re g u m,
tibus et ff. De aqua et aquae
pluviae arcendae, lex antaeus, et f quamtumcumque supremo, licet in
regno statuere et ordinare aliquid,
concernens totam rempublicam,
quamtumcumque s u p r e m o de
mundo, licere vel statuere vel or-
dinare aliquid in praeiudicium aut
iustius legibus sequentibus).
in praeiudicium aut detrimentum detrimentum populi sive subdito-
populi vel subditorum, eorum rum, eorum consensu libero non
No se •trata de un simple paralelismo. Se da evidentemen- consensu non habit~, licito ve! requisito. Quod si fecerit, nihil
te una identidad de fórmulas, fuentes y referencias en casi debito; quod si facit, nihil nm- omnino valeret de iure.
toda la primera parte. Unicamente el tratado matiza al- nino valet de iurc.
gunos textos con nuevas palabras, se completan algunas
fuentes y se interpola alguna que otra frase más bi-en expli- Pero todavía es más continua la dependencia que se des-
cativa. Se encuentran a veces párrafos totalmente nuevos, cubre entre esta segunda parte del tratado «De regia po-
pero de carácter secundario y accidental. La filiación es in- testate» y el «De thesauris in Peru» (1562). Se descubre no
discutible. La elaboración fundamental de esta parte habrá solamente una paralelismo absoluto de principios y fuentes,
que vincularla a este período inicial (1542-1551). cuando trata del derecho a la enajenación. La coinciden-
Por lo que se refiere a la elaboración de la segunda par- cia li!teral vuelve a ser otra vez sorprendente en textos bási-
te sobre conclusiones y su aplicación a las encomiendas, no cos y muy característicos de Bartolomé de las Casas. El
podemos olvidar una serie de datos totalmente ciertos. enfrentamiento de textos sería interminable. Baste un ejem-
En su carta «grande» a Bartolomé de Carranza (agosto plo para denunciar esta mutua dependencia.
de 1555) promete demostrar jurídicamente al Rey la inmo-
ralidad de las enajenaciones: «Cuando V. P. quisiere o el De regia po(estate De thesauris .in Peru
Rey, que todo lo que en esta carta o tratado digo tocante §. XII, n. 8: Ms. 17.641, fol. 178:
al derecho, se lo dé probado por toda ley natural y divina, Tertia species bonorum princi• Aliud patrimonium habet rex
v también por humanas y canónicas, yo se lo daré más cum- pis sunt bona patrimonialia, pro- vel prínceps, quod leges commu-
plido que lo afirmo» 317 • pria ipsius principis, quae tan- nes appellant bona regis privata,
quam privatus possidet vel potest ut sunt bona patrimonialia, pro-
En el Memorial que presenta a Felipe II (1556) hace ya habere. Haec quidem sunt in du- pria ipsius principis, quae tan-
una síntesis de su tesis sobre la enajenación de vasallos. Si- plici differentia. Prima ve! quae quam privatus possidet vel ha-
guiendo su táctica tradicional, aquí Bartolomé de las Casas habuit iure haereditario a prae- bere potest, et ad eum noviter
no hace más que un sumario de un informe más amplio. decessoribus suis ad quos aliqua peruenire ex diversis causis, ut
causarum de sequentibus perve- puta ea quae ob crimen perdue-
nerant. De his bonis dicit Lucas llionis, praescriptionis, vacationis
de Penna (dicta lege quicum- vel ob aliam causam bona fuerint
317 Carta al Maestro Fray Bartolomé de Carranza, pág. 450.

i......__
CXXVI ESTUDIO PRELIMINAR fi
1
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXVII

que C. De omni agro deserto, ea
2 columna, circa finem libri 11),
Secunda quae ad eum noviter
pervenire potuerunt, ut puta vel
?a quae ob crimen perduellionis.
praescriptionis, vacationis, vel ob
1
ad fiscum suum privatum devolu-
ta (ut ff. De iure fisci, 1. 1 et 2,
C. De petitionibus bonorum su-
blatis libri X,, et C. De bonis va-
cantibus, 1. 3, et per totum li-
brum X.)
le había escrito una carta en 1548. Hizo la síntesis de la
Apología contra Sepúlveda en la polémica de 1551 y el mis-
mo Obispo de Chiapa afirma que le había enseñapo la carta
-<grande». No es de extrañar las referencias que hizo en sus
obras posteriores al tratado «De iustitia et iure» que Soto

aliam rationem bona fuerunt ad publicó en 1556.

fiscum privatum devoluta (lex 1 Cuando las Casas pretende demostrar por filosofía moral
et 2, ff. De iure fisci, lex 3 C. De que el Rey no puede vender cargos ni jurisdicciones, no sólo
bonis vacantibus, et per totum li- · se inspira en la tesis de Soto y sus contemporáneos Juan
brum 10, et C. De aquaeductu, de la Peña y Pedro Sotomayor, sino que manifiesta una
rex 2). 11 identidad sospechosa en fórmulas y. distinciones muy carac-
Aut si ex pecuniis quae pro- Aut si e:x precuniis quae perve-
venerunt ex reditibus regni, sci- nerunt ex reditibus regni, aliquas terísticas de Soto, y, sin embargo, no cita al maestro de Sa-
licet, ex proventibus seu emolu- possessiooes aut castra vel loca lamanca, porque su obra de «lusti.tia et iure» no se había
mentis, quae ad sui status et re- emeret a privatis personis, aut publicado en el momento de redactar el informe, aunque
giae personae sustentationem de- etiam quae per industriam iusto conocía su texto manuscrito que le sirvió de base 318 • Pudo
putantur, aliquas possessiones au bello contra infideles acquisierit,
castra vel loca emeret a privatis ut in c. Abbate sane, pro parte, ser concretamente este tratado «De non alienandis opibus»
personis vel etiam per industriam in fine, De re iudicata, lib. 6. denunciado a la Inquisición por contradecir la doctrina de
suam iusto bello contra infideles San Pedro y San Pablo sobre la obediencia a las autoridades
acquiserit (c. Abbate sane, pro superiores.
parte, in fine, De sententia et re
iudicata). La introducción y solución de objecciones responden a
una tercera fase en la elaboración del tratado (1563-1566).
Son las piezas nuevas que fueron elaboradas finalmente cuan-
Estos datos permiten llegar a la conclusión de que exis-
do se decidió dar unidad al tema para formar un tratado.
tía un texto básico que integró en esta segunda parte y le Bartolomé de las Casas se dedica en estos últimos años fi-
sirvió de fuente doctrinal para sus informes que aborda- nales de su vida a la redacción definitiva de sus grandes
ban el problema de la enajenación de personas, cosas y tratados que dejó inéditos 319 • Contaba ya con los elementos
jurisdicciones. Y a este manuscrito hace, sin duda, referen- fundamentales para su tratado «De imperatoria seu regia
cia el códice (17.641, fol. 138) del tratado «De thesauris», que potestate». Los principios y las fuentes son exactamente las
se encuentra en la biblioteca nacional de Madrid: «De non mismas que utilizaba entonces en la redacción de aquellos
alienandis opibus a regia Corona, nec vendendis publicis offi- dos tratados afines: «De thesauris in Peru» y «Del único
ciis». modo de atraer a los pueblos a la verdadera religión».
Este pequeño tratado jurídico parece haber sido redac-
318 Compárese los s. XIV y xv, De regia potestate, con lib. 11,
tado entre finales de 1555 y principios de 1556, entre la fe-
quaest. VI, art. 4. De iustitia et iure. Cfr. notas 294, 296, 2'Tl.
cha de la carta grande a Bartolomé de Carranza y el infor- 319 Por ejemplo los tratados De thesauris in Perú (1561-1563)y
me-sumario a Felipe II. Para esta tesis nos basamos en un Del único modo de atraer a todos rospueblos a la verdadera religión
argumento fundamental. (17 de marzo de 1564). Para el estudio de esta etapa lascasiana véase
Sabemos que Domingo Soto sirvió a las Casas de fuente el interesante estudio de DEMETRIO RAMOS, Etapa lascasiana de la
fundamental para trabajos sobre América. Sob!'e este tema presión de. conciencias, págs. 861-954.
CXXVIII ESTUDIOPRELIMINAR
Aún las fuentes más raras y características de las Casas
encuentra aquí su precedente. Excepto una fuente fundamen-
tal y definitiva. El tratado político de Lucas de Penna «In
tres posteriores libros Codicis lustiniani» constituye la fuen-
te más importante y definitiva. A él acude para matizar al-
gunos principios, completar algunos argumentos y enrique-
cer, sobre todo, la bibliografía jurídica. Hasta tal punto, que
a veces copia páginas enteras del gran glosador italiano y
muchos párrafos nuevos son transcritos, aunque no siempre
le cite. Nos encontramos con un verdadero plagio. Es un
fenómeno que tendremos que poner de manifiesto al estu-
diar el problema de las fuentes.
Y este autor que se constituye en la fuente básica, sobre
todo para los argumentos que no se recogían en sus manus-
critos o publicaciones anteriores, no es citado ni una sola
vez en ninguno de estos tratados. Otro hecho nos demuestra
que el tratado «De regia potestate» es postetior a todas estas
obras de las Casas, sobre todo si tenemos en cuenta el em-
peño reiterado del autor por incorporar y repetir siempre
las mismas fuentes. Pudo llegar a sus manos a última hora,
y por insinuación, sin duda, de algunos de sus amigos, la
magistral obra de Lucas de Penna que ie facilitaba, perfec-
tamente elaborado, un gran acerbo científico para su tesis
sobre la autodeterminación. ¿Acaso no pudo ser este descu-
brimiento el que le determinó a sistematizar, completar y
dar origen al nuevo tratado?
Desde una perspeot_iva estrictamente científica una cosa
parece cierta: el tratado «De imperatoria seu regia potesta-
te» representa la síntesis final de la filosofía política en
Bartolomé de las Casas. Porque se descubre en su tesis de-
mocrática una continuidad progresiva.
3. CONTINUIDAD DE LA TESIS DEMOCRÁTICA.
Partiendo de la libertad natural de todos los hombres
(§. 1) y del destino universal de todas las cosas (§. 2) Bar-
tolomé de las Casas define el poder político como servicio
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXIX
para defender y promover los derechos de los ciudadanos
( §. 3 ). Los reyes no tienen un derecho propio de soberanía
para disponer de los bienes pertenecientes al dominio parti-
cular de los súbditos. No son señores absolutos del reino
1
ni de sus ciudadanos. Las limitaciones a su libertad indi-
vidual tienen su fundamento jurídico en un pacto del so-
berano con el pueblo ( §. 4 ). No pueden imponerse a los
ciudadanos más cargas que las pactadas libremente por el
pueblo.
La potestad jurisdiccional de los Reyes no es arbitraria
(§. 5). El poder poHtico ti,ene un origen esencialmente de-
mocrático. El pueblo es la causa eficiente del poder de los
reyes. Los derechos de los gobernantes radican en la volun-
tad soberana de la comunidad política. Al elegir a sus go-
bernantes el pueblo no renunció a su libertad. Porque los
ciudadanos no obedecen ni se sujetan a un hombre, sino
a las leyes libremente consentidas y en cuanto se ordenan
al bien común. Al Rey se le concede la potestad con el. único
propósito de promover el bien del pueblo. El poder políti-
co cumple así una función democrática. Tiene su razón de
ser en esta función de servicio a la comunidad.
El Rey, por tanto, no es más que un administrador que
ejerce su autoridad para bien del pueblo a través de un
verdadero control democrático en los actos importantes de
gobierno. Pues no puede mandar ni ordenar nada que pueda
repercutir en perjuicio y sacrificio de los ciudadanos sin
que éstos den su expreso consentimiento, justo y lícito. So-
bre estos tres principios democráticos fundamentales define
Bartolomé de las Casas, a manera de conclusiones o conse-
cuencias prácticas, las relaciones jurídicas entre el Rey y
el pueblo, entre los ciudadanos y los gobernantes.
Si no quiere degenerar en abuso de poder, el Rey gober-
nará de acuerdo con las condiciones que consti:tucionalmen-
te le impuso el pueblo en el momento de la elección. Sin
el consentimiento expreso de los ciudadanos directamente
afectados, no puede imponer el sacrificio de una ciudad o
territorio ( § 6) para el bienestar de todo el reino, ni pueqe
9
CXXX ESTUDIO PRELIMINAR
sacrificar un reino contra la voluntad de sus ciudadanos
para socorrer a otro reino ( § 7) de la comunidad de pue-
blos, que gobierna un mismo rey.
Sin el consentimiento de los súbditos son inmorales las
ordenanzas reales que son grandemente gravosas para el
pueblo (§ 8). Las leyes, como las demás instituciones, tienen
el valor de instrumentos o medios para la reaJlización del
bien general en la promoción social de todos sus ciudada-
nos. La tiranía constituye el mayor atentado a la libertad
de los pueblos. El Rey sólo puede mandar a sus súbditos
de acuerdo con las leyes ( § 9). Obedeciendo a las leyes en
cuanto mandan lo justo y conveniente para el bien del pue-
blo, los ciudadanos permanecen libres y conservan su liber-
tad radical.
En consecuencia, los reyes no tienen der,echo a gobernar
por el miedo y el terror (§ 10), ni a disponer arbitraria-
mente de los bienes de los pueblos ( § 11), ni a enajenar su
jurisdicción (§ 12), disponer de los bienes de los súbdi-
tos (§ 13), o vender los oficios o empleos públicos (§ 13-16),
los bienes del Estado ( § 17) o conceder exenciones tributa-
rias (§ 18). No puede enajenar el reino, ni totalmente ni
parte de su territorio sin el consentimiento de sus habi-
tantes (§ 20-25). Traicionaría su fundón política y daría
causa más que justificada para la rebeldía. Porque el dere-
cho a reinar estriba precisamente en la voluntad popular 320 •
Desde estas bases democráticas lógicamente podía Bar-
tolomé de las Casas criticar las instituciones de las enco-
miendas en los títulos jurídicos que se invocaban. Era la
solución de objeciones ( § 26-37)), que específicamente teo-
rizaban la polémica sobre la perpetuidad de las encomien-
das. Esta tesis democrática había servido de base en sus
informes al Rey y al Consejo de Indias. Hasta llegar a esta
teorización definitiva se descubre una continuidad funda-
no Para una síntesis completa de la teoría política de Bartolomé
de las Casas véase LEwrs HANKE,Bartolomé de las Casas. Pensador
político, historiador, antropólogo. La Habana, 1949.
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXXI
mental de los princ1p10s democráticos a través de cierta
evolución histórica. Es absurdo hablar de una contradic-
ción doctrinal.
Tanto Lewis Hanke 321 como Antonio M. Fabié 322 han afir-
mado este hecho. No hace falta estar muy familiarizado con
los textos de Bartolomé de las Casas para descubrirlo fá-
cilmente. Iluminaremos, no obstante, sus líneas más gene-
rales, haciendo referencia a las obras claves que marcan un
hito en la evolución de su pensamiento político.
El poder político procede del pueblo a los gobernantes,
con el fin de servir al pueblo, a través de un necesario con-
trol del pueblo en los actos imporitantes de gobierno. Estos
tres dogmas democráticos son constante en todas las obras
de filosofía política de Bartolomé de las Casas. Es fácil
probarlo a través de un progresión selectiva de te~tos.
Aunque involucrados todavía en una serie de aplicacio-
nes prácticas, este esquema de principios se refleja perfec-
tamente en el tratado que titula: «Entre los remedios que
don Bartolomé de las Casas, obispo de la Ciudad Real de
Chiapa, refirió por mandado del Emperador rey, nuestro
Señor, en los ayuntamientos que mandó hacer Su Majestad
de perlados y letrados y personas grandes, en Valladolid,
el año de mil y quinientos y quarenta y dos, para r,eforma-
ción de las Indias.»
«El señorío del Rey sobre sus vasallos, dice, que es más
moderno y de iure gentium, se funda sobre el voluntario
consentimiento de fos súbditos y, por tanto, no trae consigo
natural fuerza ni absoluta necesidad» 323 • Porque es exigen-
cia de su libertad natural. Ya que «si no sale de su espon-
tánea e libre y no forzada voluntad de los hombres libres
aceptar y consentir cualquiera perjuicio a .la dicha su Úber-
tad, todo es fuerza e violento, injusto y perverso y, según
derecho natural, de ningún valor y entidad, porque es mu-
321 Bartolomé de las Casas (1474-1566). Bibliografía crítica. Santia-
go de Chile, 1954, n. 471, pág. 203.
32 2 Fray Bartolomé de las Casas, pág. 321.
323 Entre los remedios, pág. 747.
 ESTUDIOPRELIMINAR
CXXXII
tación de estado de libertad a servidumbre, que después de
la muerte no _hay otro mayor perjuicio. Porque si a las
personas libres no se les puede tomar su hacienda justa-
mente, sin culpa suya, contra su voluntad, mucho menos
deteriorar y abatir su estado y usurpar su libertad, que a
todo precio y estima es incomparable» 324 •
La función democrática del poder político exige que «el
privilegio que diere el Rey, si es contra el servicio y pro-
vecho del reino y contra el bien común, aunque lleven cláu-
sulas ,en genera[ o particular, derogatorias de los derechos,
no han de ser cumplidas» 325 • Por donde si un privilegio o
una ley en el proceso del tiempo empieza a ser nociva y
perjudicial al reino, deja de tener fuerza y pierde toda su
validez jurídica 326 •
El pueblo tiene derecho a controlar los actos más im-
portantes de gobierno. «Si la moneda del reino no se puede
mudar sin consentimiento de los pueblos e súbditos que en
ellos viven, porque de allí viene o puede venir perjuicio y
daño a ellos, como parece en el cap. quanto, De iureiurando,
mucho menos sin su consentimiento pueden ser enajenados
y puestos debajo de ajeno señorío y subjeción, donde tanto
se deroga y perjudica su libertad» 327 •
Estos principios democráticos se van clarificando y lo-
gran una mayor sistematización filosófica en los tratados
de 1552. El origen democrático del poder político logra ya
una fórmula más precisa: «Aquel decimos ser Rey, a quien
se le cometió y encomendó la summa y el totai poder y
autoridad de las cosas humanas por la comunidad o reino
que lo eligió» 328• Y da la razón: Porque «como la necesidad
324 Entre los remedios, pág. 747.
:ns Entre los remedios, pág. 761.
32& Entre los remedios, pág. 763.
321 Entre los remedios, págs. 748-749.
328 Tratado comprobatorio del imperio soberano y principado
universal q~ los reyes de Castilla y León tienen sobre las Indias
(Tratados. México, 1965), págs. 1066-1067.También en el tratado Prin-
cipia quaedam, prima 11, pág. 1244: «Iurisdictio et potestas regum
TRATADO
DE REGIAPOTESTATE _CXXXIII
de vivir los hombres en compañía los compeliese a juntar-
se y, por consiguiente, a tener quien los rigiese, no pudo
ser de otra manera tenello, como todos fuesen libres y no
uno más señor del otro que el otro de aquél, sino que
todos o la mayor parte convinieren o se concertasen en
uno, en escoger o elegir alguno que cognosciesen ser más
prudente o más esforzado o señalado por la naturaleza en
alguna especial gracia o virtud, o también de quien hubie-
sen en algunas necesidades que les acaesciesen algún bene-
ficio rescjbido o ,le pudiesen recibir, aquél por Rey o rector
sobre todos elegían, y de su propia voluntad y consenti-
miento se le sometían» 329 •
«Todo oficio, pbr tanto, de cualquiera príncipe o regente
espiritual o temporal sobre pueblo libre se ordena como a
fin al bien del pueblo que rige» 330 • Sólo por la función de-
mocrática del poder político «todo príncipe supremo en su
reino •tiene poder concedido por la república para con cau-
sa legítima poder agraviar o privar de sus propios bienes
in populo et multitudine erat eius et ab ipsa habuerunt immediate.»
Y en la pág. 1246: «Unde quemlibet regem vel multitudinis rectorem
oportet habere iurisdictionem tanquam necessariam ad exertitium
regiae vel gubernatoriae potestatis, quam tamen cum potestate ipsa
transtulit in ipsum ipsa communitas in qua originaliter residebat et
a qua in reges seu rectores processit.»
329 Tratado comprobatorio, pás. 1069-1070.Y en el tratado Princi-
pia quaedam, princ. II, pág. 1244: «Videntes homines se in communi
vivere non posse absque rectore, ex communi consensu seu condicto
totius multitudinis aliquem vel aliquos legerunt a principio qui
universam multitudinem dirigerent et gubernarent atque principaliter
curam gererent totius boni communis.» Y después en la pág. 1252: «Ex
consensu libero populi vel condicto totius multitudinis originaliter
a principio processerunt reges vel rectores populorum et omnis iuris-
dictfo.»
330 Tratado comprobatorio, pág. 1011. También en el tratado Prin-
cipia quaedam, princ. IV, pág. 1256: «Omnis rector cuiuscumque mul-
titudinis hominum liberorum spiritualis vel temporalis, obligatur re-
gimen suum ordinare ad bonum multitudinis et regere eam propter
ipsam.» También pág. 1260: «Sed reges seu rectores multitudinis con-
gregatae cuiuScumque sunt ordinati ad curandum et promovendum
bonum illius.»
CXXXIV ESTUDIO PRELIMINAR
algún súbdito o hacer otro perJu1c10, e la principal es el
bien e utilidad común de toda la república» 331 • Pero «nadie
tiene licencia ni poder, que sea persona pública o privada
para hacer cosa alguna de la cual puede nacer una punta
de perjuicio al bien común contra voluntad del pueblo,
tácita o expresa» 332 •
El tercer principio del control democrático todavía si-
gue latente hasta que logra su mayor precisión en los tra-
tados de 1562. En su tratado sobre los tesoros del Perú
exige el consentimiento del pueblo para el cambio de Rey
o del régimen político, para la fijación de impuestos y tri-
butos y para enajenar territorios o vasallos. En los actos
importantes de gobierno el Soberano viene condicionado
por el consentimiento expreso de sus ciudadanos. No señala
el mecanismo de este control, pero define con exactitud su
exigencia moral y jurídica a través de acuerdos, pactos o
convenciones.
Refiriéndose a los pueblos de América, que suponía li-
bres y soberanos, dice que «sin su propio consentimiento
libre y el beneplácito de sus ciudadanos no puede dárseles
un nuevo rey. Luego, con el fin de que otorguen tal consen-
timiento libremente, conviene moverlos, inducirlos, conven-
cerlos con palabras muy dulces, mansas y sencillas, con
métodos de pacífica atracción y buenos razonamientos» 333 •
No hay otra forma, concluía Bartolomé de las Casas, para
que pueblos libres acepten voluntariamente y ratifiquen un
331 Tratado comprobatorio, pág. 1143.
332 Tratado comprobatorio, pág. 1011.
333 De thesauris, págs. 170-172: «Regna illa et populi totius illius
orbis sunt vel erant iure naturae et gentium liberi tempore quo cos
invenimus, reges vel principes habentes non recognoscentes extra se
aliquem superiorem de iure nec de facto, ut saepe repetitum est. Ergo
sine consensu libero et beneplacito eorum non potest eis dari alium
novum regem [sic]. Ergo ad hoc quod eiusmodi consensum libere
praestent, oportet illos dulcissimis, mansuetissimis, immo simplicibus
verbis, suavibus inductionibus et bonis rationibus moveri, induci et
persuaden.»
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXXV
nuevo regunen político 334 • Sería un atentado contra la sobe-
ranía y la libertad natural de los pueblos imponerles nuevos
gobernantes o cambiar su régimen político sin el consenti-
miento y ratificación del pueblo 335 •
Y no se reduce al consentimiento y beneplácito de sus
dirigentes, sino que ,es indispensable el consentimiento de
todos los ciudadanos: «sobre todo se requiere el llamamien-
to, citación y consentimiento de todos aquellos que preten-
den tener algún interés o temen algún perjuicio futuro, siem-
pre que de cierto pueblo o gentes se exige obediencia, su-
jeción y demás derechos regios. Es, pues, manifiesto que
en este negocio deben ser convocados todos y cada uno;
deben prestar su, consentimiento tanto los poderosos como
son ilos gobernantes y potentados, príncipes, magnates, ma-
gistrados o cabezas de ciudades y pueblos, como los sim-
ples ciudadanos y gente sencilla. Si no se da este consen-
timiento general, nada valdrá cuanto en contra se hiciere» 336 •
De alguna forma se precisa el control permanente del pueblo
para el cambio de sus instituciones fundamentales.
Y los acut:;rdos, como las convenciones entre el Rey y el
pueblo, los gob~rnantes y los súbditos, sobre impuestos y
tributos, sobre su disminución y aumento o tal vez su per-
mutación, se deben cumplir y. no puede revocarlos el sobe-
rano 337 • El príncipe está obligado por el contrato que hizo
334
De thesauris, pág. 166: «Ergo oportet quod bonis rationibus
suadeantur, moveantur et inducantur ad hoc quod dictae institutioni
vel promotioni consentiant libere ac eam ratam habeant.»
335 De thesauris, pág. 172.
336
De thesauris, págs. 174-176: « Et maxime requiritur vocatio ve!
citatio et consensus omnium eorum qui aliquod interesse praetendunt
aut praeiudicium timent futurum quotienscunque ab aliquo populo
vel gente petitur oboedientia vel subiectio et caetera iura regalia.
Manifestum nempe est quod hac causa omnes tam magnos, id est
reges et dominos, principes, proceres et magistratus seu capita civi-
tatum et populorum, quam parvos et singulos oportet vocari, et omnes
et singuli habent consentire; alias nihil valebit quidquid facturo fue ..
rit in contrarium.» También págs. 184-186, 222, 270, 402.
337 De thesauris, pág. 272.
CXXXVI ESTUDIO PRELIMINAR
con los súbditos. Por donde «se deduce que no basta sólo
el consentimiento del Rey para gobernar, o su voluntad de
reinar, sino que es necesario que intervenga el consenti-
miento del pueblo para que este contrato tenga valor y el
Rey pueda reinar en derecho» 338 •
Y, finalmente, el rey no puede enajenar parte alguna del
territorio nacional sin consentimiento expreso de sus habi-
tantes .m_ El der,echo de autodeterminación adquiere ya en
este tratado su formulación ·definitiva y un primer esbozo
de su teoría. Los textos se amontonan, aunque de manera
desordenada, para demostrar que la cesión de territorios o
de poblaciones no es jurídicamente posible sin que los go-
bernantes consigan previamente el consentimiento libre del
pueblo y, sobre todo, de los ciudadanos directamente afec-
tados 340 • Con el control democrático intentaba garantizar fa,.
integridad nacional contra la ambición de los reyes al ser-
vicio de intereses dinásticos.
¿Se puede hablar de una contradicción entre los princi-
pios democráticos del tratado De imperatoria seu regia po-
testate y las obras políticas de Bartolomé de las Casas?
¿ Y cómo conciliar la soberanía pontificia de que habla Ray-
nouard y esta soberanía popular?
Cierto que Bartolomé de las Casas defiende que el título
jurídico más importante para justificar la presencia de Es-
paña ,en América se encuentra en la donación de Alejan-
dro VI en virtud de la soberanía universal del Papa 341 • Pero
el Sumo Pontífice era soberano en el orden espiritual con
335 De thesauris, pág. 276: «Ex quibus apparet non sufficere solum
consensum regis ad regnandum, ve! velle regnare, sed necessarium
est consensum populi intervenire ad hoc quod va!eat contractus et
per consequens ut rex iure possit regnare.»
339 De thesauris, pág. 312.
340 De thesauris, págs. 366, 430-442.
• 41 Véase el amplio y profundo estudio de ALFONSOGARCÍAGALLO,
Las Indias en el reinado de Felipe II. La solución de los problemas
de los justos títulos, en «Anuario de la Asociación Francisco de Vito-
ria», XIII (1960-61), 95-136.
fft.._
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXXVII
poder indirecrto sobre las cosas t,emporales y políticas 342 •
Existe una distinción clara de esferas, espiritual y temporal,
jerárquicamente subordinadas en virtud de una jerarquía
de fines. Por esta razón se opone a «los errores del Hos-
tiense », que nos dice en el tratado De regia po,tésta;te, él
había ampliamente criticado en otras obras suyas, concre-
tamente en el «tratado comprobatorio». Un nuevo argumen-
to para demostrar su autenticidad.
Pero aun esta donación papal, que ha concedido a los
Reyes Católicos el monopolio de intervención en las Indias
con respecto a los demás princi.pes crisrtianos, es válida y
eficaz con relación. a los indios, cuando éstos y sus gober-
nantes hayan libremente aceptado y ratificado este princi-
pado de los reyes de España. «Nuestros Reyes ínolitos de
las Españas, mientras los pueblos de aquel mundo de las
Indias, con sus reyes, no consientan libremente en la ci,t:ada
donación papal, hecha en favor de nuestros Reyes, la rati-
fiquen y les entreguen la posesión, sólo tienen un título,
esto es, una causa para conseguir el supremo principado
sobre dicho mundo y un derecho a los r,einos y a su supre-
macía o dominio universal, el cual nace del título, pero
no tienen derecho sobre ellos» 343 • «Luego si nuestros Reyes
tienen la concesión papal y carecen del consentimiento y
aoeptación voluntaria de tal donación por parte de aquellos
pueblos, les falta el derecho más principal» 344 •
Y una vez conseguido el consentimiento voluntario de
los pueblos y de sus reyes, «por el cual dicha designación y
donación papal a nuestros reyes les sea grata y la ratifiquen
y acepten, es necesario hacer un contrato entre los emba-
342 Ampliamente se defiende esta tesis en todas sus obras, pero
principalmente en el Tratado comprobatorio del imperio soberano Prin-
cipia quaedam y De thesauris in Perú.
3 43 De thesauris, pág. 287.
344 De thesauris, pág. 284: «Ergo habentes reges nostri solam pa-
palem institutionem et carentes consensu et voluntaria eiusdem insti-
tutionis acceptatione i!lorum populorum, deest sibi ius quod est prin-
cipalius.»
CXXXVIII ESTUDIO PRELIMINAR
TRATADO DE REGIA POTESTATE CXXXIX

jadores de nuestros reyes y aquellos pueblos y sus jefes SAN BERNARDO:

políticos sobre el modo de gobernar, y además una conven-
De praecepto et dispensatione (213).
ción sobre la forma de sumisión y los tributos que se deben
prestar, confirmándolo todo con juramento» 345 • Por lo me- TOMÁS DE AQUINO:
nos diailécticarnente habría quedado a salvo la soberanía Summa Theologica (48, 49, 159, 212, 312, 313).
popular. De regirnine iudaeorum ad Ducissam Brabantiae (146, 160,
294, 382).
Cornmentum in lib. II Sententiarum (45, 169, 170).
4. METODOLOGÍA DE LAS FUENTES. Commentum in lib. IV Sententiarum (181).
Tractatus de Rege et Regno (146).
Podernos estructurar las fuentes que cita Bartolorné dt> Quodlibeto XII (145).
las Casas de la manera siguiente: De eruditione Principum (146).
Commenturn in epistolam ad Corinthios (214 ).
I. FUENTES BIBLICAS. De angelorum natura (146).
ASTESANUS:
Antiguo Testamento. Nuevo Testamento.
Gen. 47, 20-21 (2). 2 Cor. 13, 10 ( 10). Sumrna de casibus (165).
Gen. 25, 5 (32). 2 Cor. 10, 8 ( 10). CAYETANO:
Gen. 27 (32). 2 Cor. 13, 10 (22). Summula (294 ).
Deut. 4, 17 (2). Rorn. 2 (29 ).
Deut. 21, 15-17 (32).
Ex. 46, 18 (9). III. FUENTES JURIDICAS.
1 Reg. 12, 1-5 (10).
1 Reg. 24 (10). a) DERECHO CANONICO.
3 Reg. 21 (10).
3 Reg. 9 (36). Decretum Gratiani.
I, 1, 5 (318). II, 7, 1, 39 (176).
11. FUENTES TEOLOGICAS. I, 1,7 (46). JI, 7, 1, 41 (177).
I, 4, 2(318). II, 9, 3, 7 (117).
SAN AGUSTÍN: I, 8, 1 (98 y 121). II, 12, 2 (57).
De civitate Dei (191 y 381). I, 93, 24 (152). II, 23, 4, 42 (210).
I, 99, 5 (350). II, 24, 1, 18 (374).
345 De thesauris, pág. 278: «Habito consensu voluntario populorum II, 1, 3, 7 ( 307). II, 33, 3, 19 (185).
et regum suorum, per quem dicta papalis de regibus nostris promotio II, 1, 7, 27 (301).
vel institutio sit eis grata et rata, habita vel acceptata, tractatum fieri
vel contractum ínter populos et reges illos, et nuntios regum nostro- Extravagantes communes
rum, de modo regnandi, et conventionem de oboedientia et tributis
exhibendis, quibus omnibus iuramento firmandis.» III, 4, 1 (324 y 331).
CXL ESTUDIO PRELIMINAR TRATADO DE REGIA POTESTATE CXLI

Clementinarum VII, 10, 4 (348). XI, 4, 1 (41).

VII, 11, 4 (349). XI, 5, 9, 7 (156).
III, 5, 1 ( 456 ). VII, 14, 13 (109). XI, 8, 2 (259 y 310).
VII, 22, 1 (88). XI, 43, 2 (265).
Decretalia Gregorii IX VII, 22, 3 (89). XI, 48, 7, 2 (31 y 483).
VII, 37, 2 (130). XI, 48, 22 (484).
I, 2, 7 (367). III, 24, 1 (35).
VII, 37, 3 (115, 125, 129 y 26í XI, 57, 1 (351).
I, 23, 7 (395). III, 24, 9 (12,36 y 460).
VII, 39, 6 (336 y 271). XI, 59, 7, 2 (384).
I, 29, 43 (474 y 477). III, 30, 9 (355).
VIII, 40, 12 (153). XI, 60, 1 y 2 (342).
I, 31, 11 (118). III, 34, 6 (9, 15 y 457).
VIII, 41, 1 (22). XI, 62, 11 (344).
II, 19,3 (54). III, 34, 7 ( 11).
IX, 26, 1 (306). XI, 63 (39).
II, 24, 10 (37). III, 34, 8 (131).
X, 1, 3 y 10 (264). XI, 63, 2 y 3 (346).
II, 24, 18 (215 y 391). III, 38, 7 (26 ).
X, 10, 3 (263). XI, 66, 7 (337).
II, 24, 30 (75 y 235). IV, 9, 4 (56).
X, 42, 10 (353). XI, 71, 5 (142).
II, 24, 33 (217). V, 5, 1 (302).
X, 49, 2 (40). XII, 35, 1 (14).
II, 27, 18 (30). V, 33, 12 (59).
II, 37, 26 (55). V, 36, 9 (311).
III, 19, 1 (8). V, 39, 32 (368). Digesto
Const. ornnem (1, 10) ( 134). 20, 11, 11 (285).
Sextus Decretalium. I, 1, 2 (108). 26, 7, 12, 3 (18).
I, 1, 4 (44). 26, 7, 41 (6).
I, 8, 2 ( 469). V, 12, 5, 4 (247). I, 1, 5 (74). 26, 7, 42 (372).
I, 16, 1 (119). V, 12, 5, 68 (19). I, 2, 28 y 29 (150). 28, 2, 11 (472).
II, 14, 2 (397). V, 12, 79 (314). I, 5, 4 (67 y 86). 30, 12, 2 (20).
II, 14, 3 (Í66 y 461). V, 12, 82 (454). I, 8, 2 (73). 30, 12, 3 (275).
V, 4, 1 (308).) I, 14, 3 (133). 35, 1, 3 (154).
III, 4, 7 (254). 35, 1, 60 (259).
b) DERECHO JUSTINIANEO. V, 3, 25, 11 (1). 37, 9, 1, 15 (181).
VI, 1, 15 (366). 39, 3, 14 y 15-26 (51 ).
Codex. VI, 1, 76 (375). 39, 4, 7 (93).
I, 2, 10 (42 y 330). IV, 19, 16 (78). VII, 1, 13, 1 (58). 39, 5, 27 (5).
I, 12, 4 (209). IV, 23, 10 (79). IX, 1, 8 (482). 41, 1, 62 (29 y 487).
I, 24, 3 y 4 (462). IV, 35, 21 (359). IX, 2, 13 (21 y 369). 41, 3, 15, 1 (87).
II, 3, 30, 4 (221). IV, 45, 1 (38). 11, 7, 14, 7 (108). 41, 3, 30 (376).
III, 19, 3 (94). V, 16, 26 (17). 14, 2, 4, 2 (352). 41, 4, 7, 3 (137).
III, 32, 9 (323). VI, 6, 1 (322). 14, 2, 9 (96). 42, 1, 38 (53).
III, 32, 15 ( 471 ). VI, 25, 4 (196). 18, 1, 24 (28 y 486). 43, 8, 2, 44 (256).
IV, 19, 2 (100). VI, 42, 32 (16). 18, 1, 28 (271 ). 43, 20, 3, 4 (345).
 ,
CXLII

43,29, 1 (149).
ESTUDIO PRELIMINAR

50, 2, 1 (182).
~1 d)
TRATADO DE REGIA POTESTATE

GLOSADORES Y DECRETALISTAS
CXLIII

43,29, 4, 2 (66). 50, 12, 2 (10).

45,
45,
46,
1, 83, 5 (270 y 273).
1, 131 (274).
3, 31 ( 475).
50, 15, 4, 1 (92)).
50, 16, 21 (25 y 488).
50, 16, 67 (334 ).
l
,,
ACCURSIO:
Glossa ordinaria ad Corpus iuris civilis (108, 109, 125, 133, 134,
236, 419, 440).
47,2, 57, 4 (136). 50, 16, 215 ( 120). ALEXANDER DE IMOLA:
49,1 y 2 (262). 50, 17, 20 (52). Consitiorum (51, 82, 97, 231, 232).
49,15, 19, 7 (19). 50, 17, 54 (220). ALVAROTO (]acabo):
so~1, 29 (91). 50, 17, 106 (207). Super feudis (85, 442, 443, 444).
ANDRÉS (Juan):
Institutiones Super secundo libro decretalium (3, 216, 392).
I, 3, 1 (68). 11, 1, 12 (72 y 77). Additiones ad Speculum (402, 464).
I, 4, 1 (32). 11, 3, 4 (50). Super primo libro decretalium ( 403).
11, 1, 6 (255). 11, 6, 9 (335). ANCH ONA (Pedro de):
11, 1, 10 (148). 11, 14 (196). Consilia (388).
II, 1, 11 (151 y 155). 11, 19, 1 y 2 (473). BALDO DE UBALDIS:
Super sexto libro Codicis (4, 33, 81, 429).
Novellae Ad quattuor Institutionum Pibro (62).
XVII (356). Super primo decretalium (64).
VI (332).
CXVI (343). Super tertio Codicis (63).
VIII (298).
XV, praef (481). ln usus feudorum (286, 287, 288, 328, 425, 426, 430).
In secundo decretalium libro (393).
Constitutiones Feudorum. Super octavo Codicis ( 427).
Super secundo Codicis (428).
I, 7, 1 (2). 11, 54, 1 (84). Prima pars Consiliorum (431).
I, 14 (252). 11, 55, 1 (398). Additiones ad Speculum (464).
11, 25 (406). 11, 56 (249). BARTOLO DE SASSOFERRATO:
11, 51, 1 (24 ). Super Constitutiones Extravaganti, ad reprimendum (139).
In primam Digesti Veteris partem (229).
e) DERECHO ESPAÑOL In secundam Digesti Veteris partem (285).
Las Siete Partidas. In tres posteriores libros Codicis (310, 315).
In secundam atque tertiam Codicis partem (317).
11, 16, 4 (456). BAYSIO (Guido):
In decretorum volumen (122, 144, 225).
Ordenanzas Reales de Castilla. BELVISIO (Jacobo de):

305. Aurea practica criminalis ( 441 ).

 r
.TRATADO DE REGIA POTESTATE CXLV
CXLIV ESTUDIO PRELIMINAR

BENEDICTO(Guillermo): PARMA (Bernardo de):

Repetiti,o c. Raynutius (111 ). Glossa Magna (61, 303, 377, 394, 420, 459).
BOICH (Enrique):- PENNA (Lucas de):
Rubrica de feudis (415). • In tres posteriores libros Codicis (319, 320, 321, 325, 327, 329,
In quinque decretalium libros (103). 333, 338, 339, 341, 342, 343, 345, 346, 350, 351, 353, 356,
BUTRIO (Antonio de): 359, 360, 363, 364, 365, 366, 379, 383, 434, 470,. 480, 483, 484).
Super quinque libros decretalium (244, 282, 283, 405). PEÑAFORT(Raimundo de):
CASTRO(Paulo de): Summa textuum sacrorum canonum (161).
Consilia et allegationes (106, 233). -PLATEA(Juan de):
CAZARIIS (Martín de): Super tribus ultimis libris Codicis (239, 439).
Tractatus de Principibus (446, 447). PONTANO(Luis):
CYNO DE PISTOIA: Rubrica de arbitris (365).
In codicem (23). RosCIATE (Alberico de):
CORSETTO(Antonio): In primam Digesti veteris partem (290).
De potestate ac excellentia regia ( 451 ). SANDEUS(Felino):
DECIO (Felipe): Ad V libros decretalium (104, 144, 224, 230, 416, 417, 418).
Consiliorum iuris utriusque volumen (389). SANTO GEMINIANO(Domingo de):
DURANDO(Guillermo): In VI decretalium (99, 227, 245).
Speculum iuris (107, 116, 357, 401, 463, 464, 485).
SANTO GEORGIO(Jacobo):
FABER (Juan): Tractatus de feudis (110, 387, 448).
In Institutiones iustinianeas (436, 450).
SANTO GEORGIO(Juan Antonio):
Glossa ad Decretum Gratiani (174, 467, 468).
Super usibus feudorum (445).
Glossa ordinaria (300, 304). Super volumen decretorum (226 ).
!MOLA (Juan de):
SEGUSIO(Enrique de):
Super primo decretalium ( 404 ).
In primum decretalium librum (400).
INOCENCIOIV:
Super libros quinque decretalium (27, 80, 11{ 224, 248, 278, In secundum decretalium librum (76, 101, 105, 243).
In tertium decretalium librum (131).
326, 354, 399, 476).
In quintum decretalium librum (280, 281 ).
!SERNA (Andrés de):
In usus feudorum (390, 422, 423). Summa aurea (123, 124, 162, 163, 164, 246).
TERRA RUBEA(Juan de):
JASON DE M.AYNO:
In primam Digesti novi partem ( 433 ). Contra rebelles suorum regum (449).
De actionibus lectura ( 438 ). TUDESCHI (Nicolás):
NEVIZANO(Juan):
In primum decretalium librum (113, 235, 237, 241, 316, 367,
Consilia sive Responsa (453 ). 408, 478, 479).
Commentaria primae partís in secundum decretalium librum
ÜLDRADODE PONTE:
Consilia et quaestiones (234, 452, 465, 466 ). (410, 411).
10
 ESTUDIO PRllLIMlNAR TRATADO DE REGIA POTESTATE CXLVII
CXLVI

In secundam secundi decretalium libri partem (44, 76, 90, 95, dominicos de Chiapa y Guatemala, refiriéndose a las enco-
102, 112, 240, 396, 409). miendas decía: «Porque esto no está así expreso en las par-
In tertium decretalium librum (355, 412). tes de Sancto Tomás, puesto que ninguna proposición desta
In quartum et quintum decretalium librum (242,278,284 368). materia afirmo, por rigurosa y dura que sea, que no la prue-
Consilia et quaestiones (276,386,413,414). be por principicrs cogidos de su d~trina» 34 &_ Aún las mis-
ZARABELLA (Francisco): mas citas de Aristóteles vienen incorporadas a través de
Lectura super clementinis (140). Santo Tomás para demostrar la igualdad y libertad natural
Consilia (228, 407). de todos los hombres y la función democrática del poder
político que prohibe a los gobernantes despojar a los ciu-
dadanos arbitrariamente de sus bienes.
Sólo cuando trata de probar la inmoralidad en la venta
IV. FUENTES FILOSOFICAS
de cargos públicos acude a Domingo de Soto como fuente
principal. Esta es la fuente moral rriás importante, aunque no
ARISTÓTELES:
sea expresamente citada, que pudo ser completada con al-
Ethica (7, 167, 199, 204).
gunas sugerencias de Juan de la Peña y Pedro de Sotomayor,
2 Physicorum (47, 200, 203).
a quienes Bartolomé de las Casas constantemente consulta-
Metaphysica (65, 201).
ba en el Colegio de San Gregorio 347 •
Politica (179, 190, 198, 292).
En el orden jurídico la fuente más importante es Lucas
CICERÓN(Marco Tulio):
de P,enna, con su comentario a los tres últimos libros del
De officiis ( 363).
Código. Esta obra esencialmente de filosofía política, que
SÉNECA(Lucio E.):
llegó a última hora a manos de Bartolomé de las Casas, cons-
Oedipus (168).
tituye la fuente sistemática más importante sobre la que
monta la doctrina de las enajenaciones, que sirve de argu-
mento básico a su tesis de la autodeterminación.
V. FUENTES LITERARIAS
En la -edición crítica son recogidos amplios textos en 52
notas fundamentales, aunque Bartolomé de las Casas haya
CASSIOD0R0 (F. M. Aurelio):
citado a Lucas de Penna únicamente siete veces. Una lectura
Variarum libri duodecim (361).
atenta de estos textos nos permite concluir que la mayor
SALUSTI0(Crispo):
parte de las citas jurídicas del derecho justinianeo y dere-
Bellum Iugurthinum (289).
cho canónico, así como gran número de glosadores y decre-
De coniuratione Catilinae (69).
talistas, han sido literalmente incorporados a través de
Lucas de Penna. Porque Bartolomé de las Casas copiaba li-
teralmente párrafos y hasta páginas enteras del gran jurista
El análisis de toda esta literatura citada por Bartolomé
italiano. El plagio entonces estaba a la orden del día.
de las Casas y cuyos textos completos han sido recogidos
en la edición crítica, lleva a las siguientes conclusiones:
Santo Tomás de Aquino constituye la única fuente teo- 34 & Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 471.
lógica que cita Bartolomé de las Casas. En su carta a los 347 Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 470.

CXLVIII ESTUDIO PRELIMINAR
Completaban esta fuente central los comentarios a las
Decretales de Inocencia IV, Guillermo Durando (Speculator),
Enrique de Segusio y Nicolás Tudeschi. Todos los demás
autores citados han sido incorporados indirectamente a tra-
vés de estos cuatro glosadores, o tienen un valor tan secun-
dario que fueron añadidas sus referencias con el fin de abul-
tar el argumento de autoridad. A través de todas sus obras
Bartolomé de las Casas utiliza siempre los mismos autores
y hace referencia a las mismas obras, a veces tan raras que
prácticamente eran inasequibles.
La inmensa literatura citada por Bartolomé de las Casas
en el tratado «De imperatoria seu regia potestate» se redu-
ce prácticament,e a estos siete autores que son los únicos
que tienen categoría de fuentes. Todos los demás auto,res,
incluido el extraordinario número de citas canónicas y jurí-
cicas, así como las pocas referencias filosóficas y literarias,
son citas indirectas, con frecuencia inexactas y a veces to-
talmente contrarias a la tesis que pretende demostrar. Su
manía por el argumento de autoridad para alcanzar objeti-
vos políticos le llevó a una verdadera falsificación científica.
El fenómeno es muy grave y muy poco frecuente en la
época.
Es sorprendente, a veces, la precisión técnica en la in-
terpretación de algunas leyes del Código o de algunos cá-
nones de las Decretales, que contrasta violentamente con la:
deformación del sentido de algunas otras citas que no hay
forma de encajarlas dentro del proceso dialéctico de su
tesis. Y no es que se trate de una trasposición de sentido
del derecho privado al derecho público, que era, por otra
parte, tan frecuente aun en los mismos juristas de la época;
es que a veces el sentido evidente del texto o del autor
que se cita es totalmente distinto del que Bartolomé de las
Casas pretende darle.
Hay algo más que una falta de formación jurídica, que
explicaría que ciertos textos que hablan «De servitute», Las
Casas los aplique a la esclavitud del hombre, cuando se
refieren evidentemente a servidumbres de cosas. Su deseo de
TRATADO DE REGIA P0TESTATE CXLIX
amontonar referencias a leyes, cánones y autores le llevó a
copiar párrafos enteros de las obras que utilizaba como
fuentes. Incorporaba así citas que unas veces apoyaban su
tesis, pero que otras muchas desbordaban totalmente su
propósito por más que originariamente fueran exactas den-
tro del contexto general del capítulo que copiaba.
Habrá que añadir la falta de precisión técnica, los innu-
merables errores de citación y que los textos que parece
citar literalmente (Haec Panormitanus, haec Speculator, haec
Hostiensis) no siempre son completos y, a veces, cortan el
sentido al copiar sólo la parte de la frase que le interesaba.
Siendo la tesis genial, y en este aspecto el valor de Las Ca-
sas es extraordinario, su montaje científico es inaceptable y
totalmente falso.
Fenómeno que, si es cierto fue denunciado por algunos
de sus contemporáneos, iba, sin embargo, a producir un
verdadero espejismo científico. Es lo que nosotros hemos
calificado de fraude intelectual.
·-
5. NUESTRA EDICIÓN CRÍTICA.
«Ha cuarenta y ocho años que trabajo de inquirir a estu-
diar y sacar en limpio el derecho. Creo, si no estoy engaña-
do, haber ahondado esta materia hasta llegar al agua de
su principio. Yo he escripto muchos pielgas de papel y pasan
de dos mili en latín y en romance, de los cuales han visto
muchos los más doctos teólogos de acá y se han leído a la
letra en las cátedras de las universidades de Salamanca y de
Alcalá, y en nuestro colegio muy largamente» 348 • Bart?lomé
de las Casas se nombraba a sí mismo el gran maestro del
derecho indiano.
Agustín Dávila Padilla 349 cTeó el mito. En su vida de Bar-
Carta a los dominicos de Chiapa y Guatemala, pág. 470.
348
a4 0 Historia
de la fundación y discurso de la provincia de San-
tiago de México de la Orden de Predicadores. Madrid, 1596, páginas
378-425.
CL ESTUDIOPRELIMINAR
tolomé de las Casas hace la apología del gran jurista, pro-
tector de los indios y defensor del derecho natural. Nos
dice que «estudió cánones con mucho cuidado y salió con
buen aprovechamiento» 350 • Después de embarcar para Amé-
rica ,e ingresar en la Orden de Santo Domingo, en Guate-
mala «dióse muy de veras al estudio de la teología y Sa-
grada Escritura, acompañado con estas letras las de sus
estudios de cánones en que había sido muy exercitado» 351 •
Por su experiencia y la exquisita formación jurídica de
Bartolomé de las Casas que «había tratado [las cosas de las
Indias] como jurista y como teólogo; experimentándolas
más de treinta años que gastó en sus estudios y más de
cuarenta en -Indias» 352 , Dávila Padilla le proclama el gran
jurista de la Corte para asuntos de América. <!Hablaba
como santo, informaba como jurista, decidía como teólogo,
atestiguaba de vista y hablaba con libertad de verdadero
fraile, desinteresado de las cosas temporales y deseoso del
bien de las almas» 353 • • i poca su humildad» 364 • Y el gran jurista Bartolomé Frías
Esta imagen idealizada de Bartolomé de las Casas, como
santo, jurista y teólogo, se va afianzando y se proyecta rá-
pidamente por Europa. En las traducciones de la destruo-
ción de las Indias 354 o para confirmar su autoridad que se
invoca para el derecho de autodeterminación 355 , se exalta
a Bartolomé de las Casas como insigne jurista. Migu,el
Agia 356 y Juan de Torquemada 357 se apoyan en su saber ju-
35 0 AGUSTÍNDÁVILAPADILLA,Historia de la fundación, pág. 378.
351 AGUSTÍNDÁVILAPADILLA,Historia de la fundación, pág. 381.
352 Historia de la fundación, pág. 404.
35 3 Historia de la fundación, pág. 383.
354 Relatione della Distruttione dell'lndia: del' Reverdmo. Vesco-
vo l. Bart. de las Casas o Casaus (Roma. Bib. Vat., Urb. Lat. 836,
0 362
fol. 48-197).
355 Vita di Fra Bartolomeo dalla Casa, vescovo di Chiapa in con-
firmatione di quanto si scrive nella precedente opera (Roma, Bib. Va-
ticana, Borg. Lat. 200, fol. 68).
356 MIGUEL AGIA, Servidumbres personales de las Indias. Ed. Sevi-
lla, 1946, pág. 54.
357 JUAN DE T0RQUEMADA,
Monarchia indiana. Sevilla, 1615, pág. 49.
TRATADO
DE REGIAPOTESTATE CLI
rídico «como hombre muy docto y leído en todas buenas
letras». Hasta que Jacobo Quetif y Jacobo Echard 358 hacen
a Bartolomé de las Casas estudiante de derecho en Sala-
manca para marchar, ya licenciado en ambos derechos 359 , a
las Indias, donde sigue cultivando la ciencia jurídica.
Modernamente han contribuido a difundir esta imagen-
de Bartolomé de las Casas, insigne teólogo, jurista y huma-
nista, Roberto Levillier 360 , Miguel Méndez Plancarte 361 y
Manuel Giménez Fernández 362 para afirmar Biermann 363 que
Vitoria y Las Casas «deben considerarse como iniciadores
del moderno derecho internacional».
Cuando la polémica sobre la perpetuidad de las enco-
miendas, fue ataca-da duramente esta exaltación utópica de
Bartolomé de las Casas como jurista. En su carta al Empe-
rador Carlos V, Fray Toribio de Motolinia advertía que
«por cierto, con unos poquillos cánones quel de· las Casas
oyó, él se atrf:-ye a mucho, i muy grande parece su desorden
de Albornoz, Catedrático de derecho civil en la recién fun-
dada Universidad de México, hizo la crítica más dura a su
formación jurídica.
«Pues en lo que toca a las Letras, las obras y escripturas
de cada uno ( aunque haia sido ayudado) da muestra de el
358 Scriptores Ordinis Praedicatorum. París, 1721, pág. 192.
59
3 Scriptores, pág. 192: «Continuo Bartholomeus iuris utriusque
Jicentiatus lndum sibi ab obsequiis libentissime dimissit.»
360
Quelques «Propositions juridiques» et la «Destruction des Indes»,
du P. Las Casas, en «Revue d'Histoire Moderne». París mai-juin, pá-
ginas 229-257.
361
LEWIS HANKE, Bartolomé de las Casas (1474-1566). Bibliografía
crítica, n. 454, pág. 192.
Breve biografía de Fray Bartolomé de las Casas. Sevilla, 1%6,
págs. 31-38.
363
B. BIERMANN, Der Kampf des Fray Bartolomé de las Casas um
die Menschenrecrte der Indianer, en «Der Neue Ordnung», 2 (1948),
27-39.
364
FRAY T0RIBIO DE BENAVENTE 0 M0TOLINIA, Historia de los indios
de la Nueva España (ed. de Fr. Daniel Sánchez García). Barcelona,
1914, pág. 260.
CLII ESTUDIOPRELIMINAR
pecho donde salieron, que tantas letras tema, una cosa sé
que lo dexaré a su juizio de quien leiere seis pliegos de sus
escriptos, y de ellos no quiero hazer btro juizio; y esto mis-
mo respondo a los años que dize haber gastado en -el es-
tudio de este derecho. Bien sé que leies (en que institulaba
licenciado) no las oió en Salamanca, ni Valladolid, ni fuera
de España; y no creo que es ciencia que se estudie ( sin
estudio) por sólo ingenio y práctica.
«Mas esto no quiero que valga sino su escriptura, y en
quanto al tiempo y años, paréceme que los higos hinverni-
zos que se quedan en la higera el invierno están más en
ella que los que maduran en su tiempo, y estos nunca aca-
ban de madurar. Los bancos que están en la escuela de
Salamanca, sin menearse de los Generales, oien todas las
licciones que se leen y al fin del año saben tan poco como
al principio; y el bedel tiene todos los libros de la librería,
y duerme en las Escuelas y habla cada día con los catedrá-
ticos y sabe menos que los estudiantes que van a comer y
dormir a sus casas.»
«Si su escriptura es buena, qué se me da a mi que lo haia
hecho sin estudiar, y si no lo es, qué .se me da a mi que
haia perdido el juizio estudiando en ella. Páganle al cazador
la caza que vende por el tiempo que gastó en cazarla o
por lo que caza. Torno a repetir otra vez lo que ciento he
dicho: que vean sus escriptos y por aquellos juzguen» 365 •
Cuando trataron de enjuiciar jurídicamente el derecho de
las encomiendas guardaron silencio absoluto sobre Barto-
lomé de las Casas Polo de Ondegardo 36 6, José de Acosta 367
y Solórzano Pereira 368 •
Bartolomé de las Casas nacía como signo de contr;:1.dición.
La politización de sus ideas se convirtió para muchos en un
365 BARTOLOMÉFRiAS DE ALBORNOZ,Arte de los contratos. Valencia,
1573, pág. 48.
3 66 Verdadero y legítimo dominio de los Reyes de España, en
«Historia del Perú», tomo IV, pág. 95-139.
367 De promulgando evangelio. Lugduni, 1670, pág. 189.
368 'Política indiana, lib. 11, cap. 32, pág. 387.
TRATADO
DE REGIAPOTESTATE CLIII
arma dialéctica en la lucha contra España. Raynouard 369 , apo-
yándose en Touron, señala la influencia que pudo tener en
la rebelión de Flandes. Valerio Fulvio Savoiano 370 , en nom-
bre del obispo de Chiapa, atacaba la ocupación de Sicilia
y Nápoles por los españoles. Pío Bolognese 371 invocaba el
derecho de autodeterminaciqn contra la conquista de la
Valtelina y el norte de Italia.
Gilbert Chinard 372 demostró el uso- que hicieron Ios fran-
ceses de Bartolomé de las Casas, y Antonello Gerbi 373 señaló
el uso y abuso sobre Las Casas en el umbral de la concien-
cia americana. Juan Antonio Llorente 374 hace una interpre-
tación «liberal» del Obispo de Chiapa para demostrar la
filiación lascasiana de la democracia moderna. No en vano
Otto Waltz hacía una paralelismo entre Las Casas y Rous-
seau 315_
En la edición de 1843 consideraba Gutiérrez 376 que las
ideas de Las Casas, tal como se desarrollan en su tratado
«De imperatoria seu regia potestate», pueden servir de só-
lido fundamento para la más espléndida constitución demo-
crática de una moderna república: «nada más liberal, más
democrático, más esencialmente popular y equitativo, ni
más coercitivo en principio de las facultades de los prínci-
pes y gobernantes se ha escrito y establecido en las cons-
tituciones modernas».
369 Oeuvres de Don Bartolomé áe las Casas, pág. 43.
a7 o Castigo essemplare de' Calunniatori. Antopoli, 1618.
371 Discurso sopra le ragioni della rivolutione fatta in Valtelina
contra la Tirannide de grisoni et heretici (Roma, Bib. Vat., Borg.
Lat. 200).
372 L'Exotisme Américain dans la littérature franr;aise au XVI
siecle. París, 1911.
373 Viejas polémicas sobre el Nuevo Mundo. Lima, 1946, págs. 59-66.
374 Oeuvres de Don Bartolomé de las Casas. París, 1822, introducción
375 Fray Bartolomé de las Casas: ein historisches Skizze. Bonn,
1905, págs. 5-6.
376 Derecho público. Escrito por don Bartolomé de las Casas. Ma-
drid, 1843. Introducción. LEWIS HANKE, Bartolomé de las Casas, pá-
gina 204.
CLIV ESTUDIOPRELIMINAR
Y en esta lucha por los derechos humanos vienen invo-
cando muchos pensadores, principalmente católicos, a Bar-
r TRATADO
tolomé de las Casas como la encarnación más pura al ser-
vicio de la paz y de la libertad contra la desorbitación del
j lonia ( 1701). Juan Antonio Llorente publicó una traducción
poder 377 • Es una gloria que nos pertenece a los españoles.
Por encima del fanatismo morboso de Bartolomé de las
Casas; de su especulación política sobre textos científicos
o sus contradicciones psicológicas, el tratado «De impera-
toria seu regia potestate» ofrece valores positivos que no
podemos silenciar y tenemos el deber de cultivar, reivindi-
car y actualizar. A todos estos imperativos obedece nuestra
edición crítica.
Para la edición crítica del texto se ha tomado como base
la edición príncipe de Franofurt, de.acuerdo con el ejemplar
que se conserva en la biblioteca universitaria de Freiburg i.
Br. (N. 4031 af). Se ha respetado totalmente la estructura
del texto (presentación, _introducción~ notabilia, conclusio-
nes, soluciones) y la división en párrafos (§) con el suma-
rio correspondiente que hace relación a los conceptos fun-
damentales que se desarrollan. · terado en no desbordar en lo más mínimo su pensamiento
Sin embargo, se han descifrado muchas siglas y comple-
tado in{inidad de abreviaturas, como también se han recti-
ficado no pocos errores de transcrición que se deben, sin
duda, al editor. A veces se han notado en el texto original
dicciones defectuosas que hacían incomprensible la lectura,
así como mutilaciones fundamentales en los textos transcri•·
tos, que cortaban totalmente el sentido. Estos defectos se
deben, a no dudarlo, al autor mismo, si tenemos en cuenta
la prisa con que actuaba en la composición de sus obras y
también su falta de precisión técnica y formación jurídica.
Uno y otro error se han subsanado, pero haciendo constar
en nota o con signos convencionales la notación defectuosa.
Para subsanar todos estos errores de nada nos han servi-
do las ediciones posteriores, que lejos de rectificar han
377 Cfr. A. SILVIO ZAVALA, La defensa de los derechos del hombre
en América latina (siglos XVI-XVIII). UNESCO. París, 1963.
'1
DE REGIAPOTESTATE CLV
aumentado todavía más sus muchos defectos anteriores. Exis-
ten las ediciones latinas de Tubinga (1625), Jena (1678) y Co-
francesa (1822) y una traducción española (18!2), que se
reproduce en 1843. Pero más que una traducción en senti-
do estdcto debería calificarse de una interpretación «libe-
rah> de la obra de Bartolomé de las Casas, que no sólo se
aleja del sentido inicial, sino que, a veces, lo transforma
y hasta lo traiciona. De ninguna manera es recomendable.
. Enfrentada al texto latino publicamos nuestra traduc-
ción española. Reconocemos las muchas dificultades que
hemos tenido que superar. Para huir de la traducción de
Llorente no podíamos caer en una traducción literal y de-
masiado servil, que prácticamente fuera ininteligible. Des-
pués de muchos tanteos y pruebas el equipo del «Corpus»
ha elaborado la traducción que presentamos.
Se esmera en mantener íntegramente la fidelidad del
pensamiento de Bartolomé de las Casas, conservando su
misma metodología y sistemática. Se nota un esfuerzo rei-
con la aceptación, a v,eces, de unas técnicas y unos térmi-
nos que vieneJ? indiscutiblemente condicionados por aque-
lla época científica y política. No se trataba únicamente de
traducir «del latín», sino de verter al castellano un pensa-
miento que había utilizado un latín balbuceante, incorrecto
e inexacto para expresarse.
La traducción así ha Sido un ejercicio de verdadera in-
terpretación. Para conseguir una traducción exacta del pen-
samiento de Las Casas, lo que realmente dijo o quería decir,
nos hemos servido de todos aquellos documentos, informes
o cartas, que abordaron el mismo tema en castellano y que
aquí se recogen en los apéndices. Pero, sobre todo, el medio
más eficaz de interpretación han sido todas y cada una de
las notas, que a manera de aparato crítico se recogen al pie
de página. Sólo a través de ellas ha sido posible fijar con
exactitud el sentido del texto.
La correspondencia a veces asimétrica entre el castellano
CLVI ESTUDIO PRELIMINAR SIGNOS Y SIGLAS CLVII

y el latín se debe a que la traducción se ha acomodado a

nuestra estructura mental moderna, mientras que el latín SIGNOS Y SIGLAS
respeta la estructura original acotada y numerada, siempre
que lo permite el sentido lógico del texto.
El aparato crítico, que ocupa el mayor espacio de la edi-
ción es, sin duda, nuestra mayor aportación. Dadas las ca- [ ] Completa textos o lagunas de original.
racterísticas del texto, que ya hemos estudiado y señalado Comprende interpolaciones.
suficientemente, era necesario cotejar todas y cada una de < >
las citas; pero muchas veces también debía reproducirse ín- A.G.I. Archivo General de Indias.
tegramente el texto. Se ha logrado así facilitar al lector una A.H.N. Archivo Histórico Nacional.
serie de fuentes prácticamente inasequibles y un material
precioso para descubrir hasta dónde llega la originalidad de R.A.H. Real Academia de la Historia.
Bartolomé de las Casas y dónde se encuentran las verda-
A.H.D.E. Anuario de Histo·ria de Derecho Español.
deras fuentes científicas de la tesis democrática.
El tercer elemento de la obra viene determinado por los B.P. Biblioteca de Palacio de Madrid.
apéndices. No se trata de completar un texto que conside-
ramos fundamental. Los dieciseis largos apéndices que re-
coge este volumen cumplen otra función muy distinta. El
tratado «De imperatoria seu regia potestate» no es más
que la teorización de las encomiendas. En definitiva, señala
las bases de la política colonial que propugnaba Bartolo-
mé de las Casas. Y todos estos documentos que son cartas,
informes y sumarios actualizan su tesis derµ.ocrática. Este
tratado viene a justificar y fundamentar toda la actuación
política de Las Casas al servicio de los indios.
Se han sistematizado aquí cronológicamente para que
pueda seguirse el proceso histórico de su tesis democrática,
pero, sobre todo, para .encuadrar políticamente sus princi-
pios democráticos. Es nada menos que la última parte fun-
damental del libro, que permite valorar con exactitud el
sentido y también el alcance de su tesis sobre el derecho de
autodeterminación.
 DE IMPERATORIA
SEU REGIA POTESTATE
 Generoso atque magnifico viro ac domino, D. Adamo
a Dietrichstain, libero Baroni in Hollenburg, Finkenstain
et Talberg, haereditario per Carinthiam Pincernae, Caesa-
reae Maiestatis Supremo Cubiculario, et Oratori apud
Serenissimum Hispaniarum Regem, necnon Illustrissimo-
rum Archiducum Austriae, Rudolphi et Ernesti, eius-
dem Caesareae Maiestatis charissimorum filiorum summo
curiae Magistro, cum oblatione servitiorum perpetuam
faelicitatem precatur Vuolffgangus Griesstetter.
Etsi, vir generose ac Domine observande, nonnullis
peregr.inationes ac perlustrationes exterarum gentium
plus periculi, sumptus et molestiae, quam suavitatis et
emolumenti habere videntur, tamen prudentissimorum
<;loctissimorumque virorum, qui non solum nostra, sed et
superiori aetate vixerunt, consilium diligentius perpen-
dentibus, notissimum esse scimus, ulysseam consuetudi-
nem, qua exterae et remotae regiones adeuntur, neuti-
quam ipsis improbatam fuisse, maxime si eo animo sus-
cipiantur, ut aliarum gentium leges, disciplinae, iudicia
et mores cognoscantur.
Sic etenim Pythagoras, philosophici nominis inventor,
ardenti virtutis studio, in Aegyptum profectus, transacti
temporis noticiam, et a sacerdotibus aegyptiis in Persi-
dem, inquam ipsam (ut Iustinus ait) Babyloniam, syde-
rum cursus omnemque coeli rationem ac mundi originem
a Persarum magis, Cretam deinde Spartamque rediens,
ab eorum sapientibus mores egregios, Minoisque et Ly-
curgi Instituta perdidicit. Similiter et sapicntissimus So-
lon, relictis Athenis, Aegyptum adiit, atque ibi apud Pse-
Al Ilustre y Magnánimo señor don Adam de Dietrichs-
tein, Barón de Hollenburg, Finkenstein y Talberg, Despen-
sero y Aposentador Mayor hereditario por Carintia, Emba-
jador ante la Serenísima Majestad del Rey de España, así
-como preceptor de los caros hijos de su Majestad Cesárea
los ilustres Archiduques de Austria, Rodolfo y Ernesto, le
desea eterna felicidad al presentarle este libro, Wolffgang
Griesstetter.
Aunque, oh magnánimo y respetado -señor, algunos creen
que los viajes y visitas a países extranjeros ocasionan más
peligros, gastos y dificultades que placer y utilidad, sin
embargo, sabemos con toda evidencia que hombres muy
prudentes y doctos no sólo de nuestros días, sino también
de épocas pasadas, con criterio más equilibrado, no des-
aprobaban en absoluto aventuras como las de Ulises de
visitar países extraños y remotos, sobre todo si se empren-
den con la intención de conocer las leyes, la cultura, las
normas y costu_mbres de otros pueblos.
Así Pitágoras, inventor del vocablo filosofía, impulsado
por un deseo ardiente de saber viajó a Egipto para conocer
la historia de labios de los sacerdotes egipcios, y de allí
pasó a Persia e incluso -según Justino- a la misma Ba-
bilonia para aprender de los magos persas los movimientos
de los astros, la ciencia de las estrellas y el origen del
mundo; volviendo luego a Creta y Esparta conoció con
detalle a través de los sabios sus celebradas costumbres
y las· instituciones de Minos y Licurgo.
11
3 DE REGIA POTESTATE
nophim Heliopolitam et Soncin Saitam, doctissimos inter
sacerdotes viras, philosophiae opequn navavit, et iisque
audivit Atlanticum sermonem, ut Plato scribit, eumque
aggressus est carmine Graecis interpretad.
Atque ipsius exemplum Plato, humanae sapientiae
longe princeps imitatus, cum Socratem aliquandiu audi-
visset, nec contentus esset illis popularibus disputationi-
bus de vita et moribus, sed adiungendam esse censeret
doctrinam de rerum natura, eandem Aegyptum petivit,
habuitque comites peregrinationis Eudoxum et Poetam
· completarlas con el estudio del mundo y de la naturaleza,
Euripidem, qui veteri et erudita philosophia de motibus
caelestibus, ex Aegypto in Graeciam adducta, eaque exci-
tata, optime de Graecia meríti fuere. Nec id consilium
romanis prudentissimis viris displicuisse, Ciceronis exem-
plum abunde testatur, qui cum Syllae dominatione elo-
quentiam rursus, tanquam instrumentum negocia publica
cum dignitate tractandi arripuisset, et ipse rhetoribus
Asianis Xenocli Adramytteno, Dionysio Magneti ac Menip-
po C.ari, Plutarcho teste, vacavit, ac Marcum filium Athe-
nas ad audiendum Cratippum, aliosque Philosophos misit,
quod non solum doctoris scientia, sed et urbis exemplis
filii ingenium erudiri, excolique posse existimaret. Quid
vero dicam de vertice legum nobilissimo Ulpiano, qui
Phaeniciae urbe Tyro patria sua relicta, Romam se con-
ferens ut Papiniani iuris asyli ac doctrinae legum thesau-
ri voce erudiretur, ea imbutus non solum insignem inter
iureconsultos, et vivens, et post fata famam, sed et am-
plissimos honorum _gradus adeptus est.
Quare cum adolescentiae annos ingressus, ex bonorum
auctorum lectione, prudentissimorum hominum consilium
cognovissem, capiendi cultus ingenii gratia, initio cele-
briores scholas germanicas adii; deinde in Gallias et Ita-
liam ad continuanda iuris civilis studia profectus sum,
ac illic. aliquot annis non citra maximos sumptus tran-
>'
DEDICATORIA 3
Igualmente, el sapientísimo Solón viajó desde Atenas a
Egipto y allí se dedicó al estudio de la filosofía, bajo la
dirección del heliopolita Psenofis y el saita Soncín, los más
célebres de aquellos sacerdotes, oyendo de sus labios la
leyenda de la Atlántida, como indica Platón, e incluso llegó
a traducirla en verso a los griegos.
Y su ejemplo fue imitado por el mismo Platón, ,el pri-
mero, con mucho, de todos los sabios, y luego de haber
frecuentado la enseñanza de Sócrates sin que le hubieran
satisfecho sus llanas explicaciones acerca de la vida y cos-
tumbres de los hombres, y pensando que era necesario
marchó a buscarla a Egipto, llevando por compañeros a
Eudoxo y al poeta Eurípides, los cuales trajeron a Grecia
esta sabiduría sobre el movimiento de los astros, promo·
viendo allí su estudio, con lo cual prestaron un servicio
excepcional a su patria.
Tampoco desagradó esta costumbre a los más sabios
entre los romanos, como lo demuestra palmariamente el
ejemplo de Cicerón, el cual en tiempos de la tiranía de
Sila, consagrándose a la elocuencia como el medio más
adecuado para intervenir con dignidad en los asuntos pú-
blicos, se hizo discípulo de los retóricos asiáticos Xenocles
Adramiteno, Dionisia Magneto y Menipo Caro -según ates-
tigua Plutarco-, y mandó a su hijo Marco a Atenas a la
escuela de Cratipo y de otros filósofos, por estimar que
la formación de su hijo podía ser enriquecida y cultivada
no sólo por la ciencia de los maestros, sino también por
la experiencia y ejemplo de otras naciones. Y para qué
hablar del famosísimo Ulpiano, el más ilustre de todos
los juristas, que saliendo de su ciudad natal, Tiro, en Fe-
nicia, se trasladó a Roma para aprender de labios de Pa-
piniano, emporio del derecho y arcap.o del saber jurídico.
Después de haber asimilado esta ciencia alcanzó entre los
juristas una fama excepcional y las más altas distinciones,
tanto durante la vida como después de su muerte.
Así que al entrar en la edad. de la adolescencia, ha bien-
4 DE REGIA POTESTATE
sactis, in Germaniam rediens, cognitioni usus eorum,
quae in exteris nationibus didicissem in amplissimo im-
perialis camerae iudicio Spirae me dedidí. Ea vero relic-
ta, cuma Caesarea Maiestate, tua magnificentia ad sere-
nissimum Hispaniarum Regem legationis muneri, et cha-
rissimorum filiorum eius Rudolphi et Ernesti, Archidu-
cum Austriae, curiae supremo magisterio praefecta me
comitatu suo non dedignaretur, tantam Hispaniae nobi-
lissimae nationis videndae occasionem minime negligen-
dam ratus, tuam magnificentiam sectatus sum eique ser-
vitia mea debita fide praestiti, hoc interim agens ne con-
silii quo exterae profectiones suscipiuntur, penitus obli-
tus esse viderer, sed in id intentus, ut cum Hispanorum
in illustrandis et interpretandis iuribus civilibus dexteri-
tas atque industria nulli fere nationi cedat, eorum vel
viva voce data occasione, vel scriptorum lectione infor-
marer, eruditiorque redderem.
In eo vero dum sedulo versor fit, ut mihi inter caetera,
Tractatus viri clarissimi doctissimique Bartholomaei de
las Casas, Episcopi Chiapensis, De potestate Regum ac
Principum in alienandis his, quae ad regna pertinent, per
virum quemdam doctum exhibeatur. Quo perlecto, cum
gravissimam ac utiHssimam materiam, ah eo, ut nullo
alio interpretum tractatam, discussam atque examinatam
cernerem, operae pretium facturum me existimavi, si
ipsam descriptam ad publicam utilitatem et laudem viri
eruditissimi in lucem proferri, et cum multis communi-
cari curarem. In qua sententia tanto magis perseveravi,
. quod ante annum in Germaniam reversus, cum hunc trac-
tatum doctis quibusdam viris atque amicis meis com-
monstrassem, eorum iudicia cum meo congruere, ac ip-
sum eorum calculo dignum editione censeri compererim.
Itaque et utilitate materiae, et- iudicio optimorum vi-
rorum motus, tractatum hunc typographo tradidi, eum-
DEDICATORIA 4
do leído en selectos autores el pensamiento de los más ex-
celsos pensadores, con intención de cultivar mi espíritu,
comencé a asistir a las mejores escuelas de Alemania. De
allí me trasladé a Francia e Italia para continuar los es-
tudios de leyes, y pasados allí varios años sin reparar en
esfuerzos, de vuelta en Alemania, durante el ejercicio de
mis funciones judiciales en el Tribunal Imperial de Spira,
seguí dedicándome al estudio de las prácticas y costumbres
que había aprendido en los países extranjeros.
Dejándo este cargo cuando V4estra Señoría fue designa-
do por su Majestad Cesárea para el cargo de embajador
ante el Serenísimo Rey de España y para la. suprema di-
rección del Consejo de sus hijos, los Archiduques de Aus-
tria, Rodolfo y Ernesto, como Vuestra Señoría no me juz-
gó indigno de formar parte de su séquito, pensé que no
podía en absoluto dejar pasar tan excepcional ocasión de
visitar nación tan nobilísima como es España, y acompañé
· a Vuestra Señoría y le presté mis servicios con la mayor
fidelidad. Y para que no se creyera que me olvidaba de las
razones que justifican las visitas al extranjero, y tenien-
do en cuenta la destreza y habilidad que tienen los espa-
ñoles para explicar e interpretar las leyes, que no es se-
guramente inferi~r a la de ningún otro pueblo, quise apren-
der, ya conversando cuando se presentaba ocasión, ya le-
yendo sus tratados, para volver así mejor formado.
Mientras estaba .ocupado seriamente en estas cosas me
sucedió que cierto insigne maestro, entre otras obras, me
hizo conocer el tratado del muy célebre y doctísimo escri-
tor Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapa, que titulaba
«Sobre los reyes y príncipes en cuanto a la enajenacion de
los bienes que pertenecen a los reinos». En cuanto lo hube
leído y constaté que planteaba, estudiaba y analizaba como
ningún otro autor una cuestión tan importante y funda-
mental, pensé que merecía la pena ocuparme de publicar y
hacer asequible a otros una doctrina tan útil y el conoci·
miento de un autor tan incomparable. Esta decisión se·
hizo aún más firme cuando al regresar a Alemania, antes
 5 DE REGIA POTESTATE
que cum tuae magnificentiae nominis inscriptione, publi-
ce apparere volui, cum quod dum ei per quinquennium
in Hispaniis servitia praesto, ipsum adeptus sim cum aliis
nonnullis utilibus monumentis, tum ut qualemcumque
animi gratitudinem pro multis, maximisque beneficiis,
quibus me_magnificentia tua non dico, ornavit sed cumu-
lavit, huius litterarii munusculi oblatione ei ostenderem.
Agnosco equidem, ac fateor lubens, id exile admodum
et impar magnitudini tuomm in me beneficiorum esse.
Verum magnificentiam tuam pro insigni benignitate, man-
suetudine ac comitate, mentem potius datoris, quam pre-
tium ac magnitudinem muneris, Optimi Maximi Dei, et
multorum praestantium heroum exemplo respecturam
confido. Nam Deum, sacrificia eorum qui cum thura non
habeant, mola falsa litant, minime despicere etiam eth-
nici scivere, magis animum ex quo ea proficiscuntur,
quam sacrificiorum splendorem ac magnificentiam in-
tuente:i;n, ut rectissime D. Ioannes Chrysostomus aureum
illud eloquentiae os, lib. 12 Moralium, scripserit: Abe-
lem non ex muneribus, sed ex Abel munera oblata pla-
cuisse, oh pietatem ergo suam illius sacrificia Deo grata
extitisse.
Et multi heroes in excelsissimo generis humani fasti-
gio collocati, hoc Dei exemplum considerantes saepissime
vilia atque exigua munera a suis, summa clementia et
humanitate accepisse leguntur. Multa ad id exempla re-
ferri possent, sed memoratu dignissimum, id est, quod de
Artaxerxe, Persarum Rege, qui a manu altera longiuscula
M a x. p oxz t r dictus est, litterarum monumentis prodi-
tum est. Ei siquidem nihil unquam tam pusillum aut
contemptum oblatum est, quod non summo cum gaudio,
et mira affabilitate et comitate morum acceperit.
DEDICATORIA 5
de un año, mostré dicho tratado a varios hombres enten-
didos y amigos míos, y me convencí de que su opmron
coincidía con la mía, y que, a su juicio, el libro merecía
ser publicado.
Así, pues, impulsado por el interés del tema y la opi-
nión de los mejores especialistas, decidí entregar a la im-
prenta este tratado y quise que saliera al público bajo el
patrocinio y el nombre de Vuestra Excelencia no sólo por-
que fue precisamente durante mi servicio de cinco años en
España cuando tuve la oportunidad de hallarlo junto con
otros documentos también inLeresantes, sino para demos-
trar, con d ofrecimiento de este pequeño obsequio inte-
lectual, mi modesto agradecimiento por los muchos y gran-
dísimos beneficios con los que no diré me ha honrado, sino
me ha colmado Vuestra Benevolencia.
Reconozco ciertamente, y lo confieso con gusto, que es
insignificante este obsequio y desproporcionado con los enor-
mes beneficios qu~ de vos he recibido. Pero confío en que
Vuestra .Magnificencia, dada su incomparable benevolencia,
simpatía y caballerosidad, mirará más la intención de mi
obsequio que el valor o importancia de la ofrenda, siguien-
do el ejemplo del buen Dios de los Cielos y el de muchos
héroes ilustres. Pues hasta los paganos saben que Dios no
rechaza los sacrificios de quienes, no teniendo incienso, ofre-
cen incluso ofrendas falsas, pues mira más la intención que
les impulsa que la solemnidad y valía de los sacrificios. Por
eso, con mucha razón, escribió San Juan Crisostomo, boca
de oro de la elocuencia, en el libro de la Moral, que Abel
había agradado a Dios no por los dones que ofrecía, sino
por el saCTificio de sí mismo, pues era grato a Dios por el
amor que con ellos le demostraba.
También sabemos que muchos héroes que alcanzaron el
puesto más alto de la humanidad, teniendo en cuenta el
ejemplo de Dios, aceptaron muchísimas veces, con la mayor
benignidad y benevolencia, pequeños e insignificantes obse-
quios que les ofrecían. Podrían citarse en este sentido mu-
chos ejemplos famosos, pero entre los más dignos de men-
6 DE REGIA POTESTATE
Unde cum illi quidam ex plebe malum punicum insig-
ni pulchritudine ac magnitudine dono dedisset, incredi-
bile dictu, qua illud laetitia, quamque gratanter acceperit,
ingenio hominis collaudato testatus, si commodus ei lo-
cus tribueretur, facile ingentem urbem ex pusilla factu-
rum. Alterius quoque rustid vel, ut alii volunt, fabri
lignarii, videntis ad regem varia donaria afferri, nec aliud
habentis quod largiretur, sed illi utraque cava manu
aquam ex proximo flumine haustam offerentis animum,
adeo non contempsit, ut hominis urbanitate excitatus,
ilico Phialam auream, atque mille daricos nummos ei
reddi iusserit, magis voluntatem atque sirnplicitatem suo-
rum, quam magna donaria aestimandam statuens.
Ac etsi minime ambigo rnagnificentiae tuae in exiguae
huius opellae oblatione, haec exempla ob oculos versa-
tura, eique hanc dedicationem minime ingratam futuram,
tamen consuetudine quadam magis quam necessitate ah
ea reverenter atque submisse peto, ut non solum hoc
dedicationis consilium benigne admittere et approbare,
sed et in posterum me, meaque studia sua benevolentia
prosequi, amplecti atque p:r'omovere dignetur, recorda-
tione dicti Isocratei, eos esse optimos clientes, qui non
tam praesentes, quam absentes dominas amplectuntur et
reverentur ut meritissimos.
Id quod si (ut spero) obtinuero, omni animi conten-
tione, totisque viribús enitar, ut licet magnificentia tua
cultores et admiratores quam plurimos habeat, qui no-
minis et famae et faelicitatis et successuum rerum illius,
ex toto corde suílt studiosi ac cupidi, ego tamen cum
ipsis certasse nullique cessisse, sed quae ad gratitudinem
animi declarandam et benevolentiam tuae magnificentiae
demerendam pertinere possint, expetiisse videri queam.
DEDICATORIA 6
ción cuentan las historias el caso de Artajerjes, Rey de los
Persas, al que por tener un brazo más largo. se le llamó
M ax p ó z z t p: cuentan que jamás se le ofreció nada, por mi-
núsculo y despreciable que fuera, que no lo aceptara con las
mayores demostraciones de alegría y con magníficas mues-
tras de afabilidad y cortesía.
'Por eso cuando un plebeyo le regaló una granada esplén-
dida por su belleza y tamaño parece increíble con qué in-
mensa alegría y satisfacción la recibió, y encomiando el in-
g~nio de aquel hombre comentó que si se le daba terreno
a propósito sería, sin duda, capaz de convertir un villorrio
en una gran ciudad.. Hablan también las historias de otro
campesino o, según dicen algunos, de un carpintero, que
viendo que traían diversos regalos al rey, y no teniendo
otra cosa que darle, se le ocurrió ofrecerle en sus propias
manos el agua que él mismo había sacado de un riachuelo
cercano. El rey no sólo no lo despreció, sino que, entusias-
mado por la atención de aquel hombre, mandó que en aquel
mismo momento se le diera una copa de oro y mil monedas,
demostrando que estimaba en más la intención y sencillez
de los suyos que los regalos suntuosos.
Y aunque no dudo de Vuestra Magnificencia que al ofre-
cerle una obra tan pequeña va a tener ante los ojos to-
dos estos ejemplos, y que no se disgustará en absoluto por
esta dedicatoria, sin embargo, siguiendo una costumbre más
que por imperativo de necesidad, os suplico con todo respe-
to y sumisión que os dignéis no sólo aprobar y aceptar con
benevolencia esta decisión mía de dedicaros esta obra, sino
para en lo sucesivo protegerme, favorecerme y ayudarme en
mi persona y en mis estudios, recordando la frase de lsó-
crates de que los mejores servidores son aquellos que son
fieles y reverencian como a más distinguidos a sus señores,
no tanto a los que están presentes como a los que están
lejos.
Si, como espero, llego a conseguirlo me esforzaré con to-
das las energías de rríi espíritu y con todas mis fuerzas por
emular y no dejarme aventajar por tantísimos servidores y
7 DB REGIA POTESTATB
Ad extremum, ut mea officia magnificentiae tuae in per-
petuum obligata esse volo, sic omni_ animi subie~tf one
peto; ut in quem numerum suorum chentum, magmficen-
tia tua me recepit, in eo me retinere dignetur. Quam u?a
cum suis florentem, salvam, incolumemque, quam dm-
tissime rectissimeque servari ex animo precor ac opto.
Datae Spirae Nemetum, XXII Martii, Anno
M.D.LXXI
DEDICATORIA 7
admiradores como tiene Vuestra Magnificencia, que se afa-
nan y preocupan con todo entusiasmo por vuestro nombre,
fama, felicidad y éxito en todos sus asuntos. Por el contrario,
podré demostrar que me preocupo con el mayor esmero por
manifestaros mi agradecimiento y merecer la generosidad de
Vuestra Magnificencia.
En fin, deseo vincular mis servicios para siempre a Vues-
tra Magnificencia, y por ello os suplico con todo el respeto
de mi alma que, puesto que Vuestra Magnificencia se dignó
aceptarme entre el número de sus servidores, se digne con-
servarme entre ellos. Deseo con toda mi alma y pido a
Dios que os conserve el mayor tiempo posible y con todos
los vuestros en gran prosperidad, salud y plenitud de dicha.
Spira, 22 de marzo de 1571.
 QUAESTIO
DE IMPERATORIA VEL REGIA POTESTATE
An videlicet Reges vel Principes iure aliquo vel titulo, et
salva conscientia, cives ac subditos suos a regia corona
alienare et alterius domini particularis ditioni subicere
possint?
Quoniam inter omnia gravamina, quae populis reges
inferre potuerunt, illud videtur gravius, immo gravissi-
mum quod cives sive oppidanos a regia corona alienent
et alterius domini particularis subiciantur ditioni, vel
per viam venditionis, donationis, delegationis sive con-
cessionis aut privilegii, an iure aliquo vel titulo, et salva
conscientia, reges id facere possint, quaeritur.
Dubitandi rationem facit, cum res sit valde onerosa,
et maxime pr<'~iudicialis populis, passim tamen in regnis
absque scrupulo fieri conspicitur. Sunt nimirum qui auli-
cis seu pallatinis, et collateralibus regum, aliquas dona-
tiones eiusmodi ambientibus favere satagentes, nec regni-
colarum angustias et intolerabilia incommoda, prout de-
berent considerantes, afferunt pro parte affirmativa non-
nullas speciales causas quibus praefatas alienationes vel
iustificare vel saltem colorare conantur.
Quarum quidem una est, si princeps vult remunerare
merita et servitia eorum qui ei servierunt, potissime
optime meritorum de republica, quibus princeps et tota
DISCUSION SOBRE LA POTESTAD REGIA E
IMPERIAL
¿Existe algún derecho o título jurídico que permita a
reyes y príncipes enajenar, con tranquilidad de concien-
cia, ciudadanos y súbditos de la Corona y someterlos a la
jurisdicción de otro señor particular?
Entre todos los perjuicios que pudieron de hecho in-
ferir los reyes a sus pueblos parece más grave, incluso el
de máxima gravedad, enajenar de la Corona y someter a
la jurisdicción de otro señor particular a ciudadanos o súb-
ditos por vía de venta, donación, delegación, concesión o
privilegio. Se plantea entonces el problema: ¿ Con qué de-
recho o título jurídico pueden hacerlo los reyes con tran-
quilidad de conciencia? ·
La razón de este problema radica en que, siendo esta
situación tan grave y extremadamente funesta para los
pueblos, se constata, sin embargo, que se repite a cada
paso dentro de los reinos y sin el menor escrúpulo. Hay
efectivamente reyes que deseando complacer a palaciegos
y cortesanos y a sus parientes que suspiran por esta cla-
se de donaciones y sin tener en cuenta, como debierap, las
angustias y los sufrimientos intolerables de los habitantes
de su reino, alegan en su defensa razones especiosas con
las que se empeñan en justificar, o al menos mitigar, tales
enajenaciones. Estas razones son las siguientes:
P,rimera: Cuando el gobernante quiere recompensar los
méritos y servicios que se le han prestado, sobre todo, de
los ciudadanos que más se han distinguido en servicio del
9 DE REGIA POTBSTATE
ipsa respublica eis obligata est (ad antidora, lex sed et
si lege, § consuluit 1 <ff.> De petitione haereditatis; c. 1,
De natura feudi, in usibus feudorum 2 , et quod notat
Ioannes Andreas, c. cum vennissent, de Iudiciis ª, et Bal-
dus lege cum multa, C. De bonis quae liberis 4 , lex Aqui-
lius Regulus, De donationibus fl, lex qui piures <ff.>, De
administratione <et periculo> tutorum 6 ). Immo potest
his addi quod princeps tenetur, ut servet iustitiam distri-
butivam de bonis communitatis et totius regni, eos qui
pro republica laborarunt, remunerare secundum merita
eorum, vel in honoribus vel in pecuniis vel aliis rebus,
mobilibus vel inmobilibus, quae dispartiri possunt inter
eos, qui communitate communicant, secundum Aristote-
lem (5 Ethicorum) 7 •
Secunda est, sectl.ndum eosdem, si princeps vult dare
ecclesiis vel piis locis pro remedio peccatorum suorum
( <liber> extra De rerum permutatione, c, 1) 8 vel eccle-
sias vel capellas fundare.
Tertia, quoniam per has donationes regales magnati-
bus, et genere nobilibus, praessertim de republica bene-
meritis, factas de oppidis, castris et aliis locis, quibus
sic divitiis et potentia donatis, regnum redditur illustrius
et famosius apud alios reges et exteras nationes, ac proin-
de regem ipsum magis reverenter et minus aliquid moliri
contra regnum, et quod in regni praeiudicium vergere
possit, audebunt.
Quarta, quia potest accidere regem in regimine regni,
male se habere, utpote regnicolas opprimere, tributis et
exactionibus iniustis vexare, nemo tamen popularium et
1 Digesta, De haereditatis petitione V, 3, 25, 11 (Corpus Iuris Civi-
lis, •t. I, ed. Mommsen-Krueger, 115): «Plane si d v, i1im"r; a acceperunt,
dicendum est eatenus locupletiores factos, quatenus acceperunt: velut
genus quoddam hoc esset permutationis.»
2 Constitutiones Feudorum I, 7, 1: «Natura feudi est, ut si prín-
ceps investierit capitaneos suos de aliquo feudo, non potest eos de-
vestire sine culpa, id est, et marchiones, et comites, et ipsos qui proprie
appellantur capitanei.»
INTRODUCCION 9
reino, a quienes el rey y la República toda les está espe-
cialmente obligada. Argumento que recogen el Digesto y
las Constituciones sobre feudos y que señala Juan Andrés
y Baldo de Ubaldis. Puede añadirse, además, que el príncipe
tiene el deber, cumpliendo con la justicia distributiva, de
gratificar con recompensas procedentes de los bienes de la
comunidad y de todo el reino, a los ciudadanos que han tra-
bajado por el bienestar de la República, de acuerdo con
sus méritos, ya con honores, ya con riquezas u otros bienes,
mueb1es e inmuebles, que puedan repartirse entre aquellos
que se entregan totalmente al servicio de la comunidad, como
dice Aristóteles.
Segunda: De acuerdo con las mismas fuentes, cuando
el soberano quiere hacer donaciones a iglesias o lugares sa·
grados o fundar iglesias y oratorios para remisión de sus
pecados, como señalan las Decretales extravagantes.
Tercera: Porque a través de estas donaciones regias a
magnates y nobles, sobre todo a los benefactores de la Re-
pública, encomendándoles plazas, ciudades y otros lugares,
dándoles así riqueza y poder, el reino alcanzará mayor pres-
tigio y fama entre los demás reyes y naciones ~tranjeras,
de donde resultará que el rey mismo será más respetado y
no se atreverán a atentar contra el reino, ni a tomar ini-
ciativas que puedan perjudicar al país.
Cuarta: Puede suceder que el rey se conduzca mal en el
gobierno del reino hasta oprimir a sus habitantes veján,
doles con tributos y exacciones injustas, sin que ninguno de
J IoANNES ANDRBAS, Novella Ioannis Andreae super secundo libro
decretalium. Venetiis 1489. [II, 1, 12]. '
4 BAI.DUS DE UBALDIS, Lectura Baldi super sexto libro Codicis. Co--
loniae 1480, [VI, 61, 7]. In textu l. cum mulier pro l. cum multa.
5 Digesta 39, 5, 27 (C. I. C., I, 653). In textu l. Attilius Reeulus pro
1. Aquilius Regulus.
6 Digesta 26, 7, 41 (C. I. C., I, 383).
7 ARISTOTBLBS, Ethica V, 2.
8 Decretadia Gregorii IX: III, 19, 1 (C~ I. C. ed. Friedberg II, 522).
 10 DE REGIA POTESTATE
quia aerumnas paterentur, auderet ad regem accedere
pro suis miseriis sublevandis. Et ideo videtur necessaria
causa in regno existendi viros potentia et divitiis magnos
magnaeque auctoritatis, etiam de bonis totius regni, sci-
licet, de oppidis et castris dicatos, qui libere possent
regem talem audenter adire, atque gravamina et quere-
las populi significare, necnon oportune et importune su-
pplici ter petere moderamen ac remissionem angustiarum
populi gravati.
Addunt alias causas, quas dicunt necessarias, et sit
quinta in ordine: Si prínceps voto praecedente, quod
eum obligat, ut in capite licet, De voto 9 , et lege si quís
rem <ff.>, De pollicitationibus 10 vult facere peregrina-
tionem, in qua facturus est magnas expensas (eodem ti-
tulo De voto, c. magnae) 11 praeter alias extraordinarias,
vult aliqua bona regni alienare, potest, ut dicunt.
Sexta, si vult construere monasterium vel pro dona-
tione Ecclesiae ( <líber> extra De donationibus, c. Apos-
tolicae 112, c. Abbate, De <sententia et> re iudicata
lib. 6 1 ª, ubi Rex Aragoniae donavit monasterio ad Bo-
nefacti quaedam loca).
Septima, si Rex habet solvere armigeris stipendium
in bello iusto (lege 1, C. De re militari, lib. 12 14 ).
Octava, si rex vult supplere vel implere ultimam vo-
luntatem patris cui succedit in regni gubernaculis, ut in
dicto capite licet 16 , et in lege finali et <in> Authenticis
posita 1 6, C. De fideicommissis.
Nona, si rex vult donare reginae (C. De donationibus
ínter virum et uxorem, lege donationes 11 ).
Decima, si vult dotare sorores, ac fratribus infantibus
9 Decretalia Gregorii IX: III, 34, 6 (C. I. C., 590).
10 Digesta 50, 12, 2 (C. I. C., I, 905).
11 Decretalia Gregorii IX: III, 34, 7 (C. L C., II, 591).
12 Decretalia Gregorii IX: III, 24, 9 (C. I. C., II, 536).
In textu c. Ad Apostol_icae pro c. Apostolicae.
13 Sextus Decretal'ium II, 14, 3 (C. I. C., II, 1011). De cisterciensi
monasterio «Ntra. Sra. de Benifazá» confer PASCUAL MADoz, Diccionario
INTRODUCCION 10
los súbditos, que experimentan tal tiranía, se atreva a acer-
carse al rey para pedirle que remedie situación tan mise-
rable. Por tanto, parece que es necesario que en el reino
haya magnates poderosos en riqueza y autoridad y respalda-
dos por bienes procedentes de la comunidad, como son pla-
zas y ciudades, que libremente puedan presentarse con deci-
sión ante el rey, exponerle las afrentas y quejas del pueblo
y, oportuna e inoportunamente, pedirle insistentemen~ ~ue
remedie y termine con los calamidades del pueblo oprnrudo.
Se añaden otras causas que dicen son necesarias. Por
orden sea ésta la quinta: Cuando el gobernante, obliga·
do por un voto que formuló, se propone realizar una pere:
grinación en la que ha de hacer grandes gastos, puede, s1
quiere, entre otras medidas extraordinarias, enajenar algu-
nos bienes del reino, como dicen, y según textos de las De-
cretales y el Digesto.
Sexta: Cuando quiere construir un monasterio para do-
narlo a la Iglesia, como cuando el rey de Aragón donó al
Monasterio de Nuestra Señora de Benifazá ciertos terri-
torios, como consta en el Libro sexto de las Decretales.
Séptima: Cuando el rey tiene que pagar el sueldo a los
combatientes en una guerra justa, de acuerdo con varias
leyes del Código justinianeo.
Octava: Cuando el rey quiere realizar o cumplir la últi-
ma voluntad del padre al que sucedió en el gobierno del
reino, según las Novelas y el Código de Justiniano. .
Novena: Cuando quiere el rey hacer donaciones a la re1·
na, según el mismo Código.
Décima: Cuando quiere dotar a sus hermanas Y aten-
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
Tomo IV, Madrid 1846, pág. 216.
14 Codex XII, 35, 1 (C. I. C. ed. Krueger II, 469).
1s Decretalia Gregorii IX: III, 34, 6 (C. I. C., II, 590). Cfr. n. 9.
16 Codex VI, 42, 32 (C. I. C., II, 273-274). Amplius Iustiniani Nove-
llae, (De heredibus et Falcidia I. ed. Schoell-Kroll TII, 1-10).
11 Codex V, 16, 26 (C. I. C., II, 211).
12

11 DE REGIA l'OTESTATE
de statu decenti providere secundum dignitatem (lege
cum piures, § penultima, ff. De administratione <et pe-
riculo> tutorum 18 ).
Undecima, adduci potest : Potest quis per alium /a-
cere, quod potest per se ipsum (lib. 6, De regulis iu-
ris) 19 et quae possum per me, possum per alium (l. si
mihi, § regula, ff. De legatis '2 'º).
Sed Rex potest gubernare et actu gubernat regnum et
singulas regni partes, scilicet, imperando per leges suas et
statuta, quorum executionem committit praesidibus, ma-
gistratibus, viceregibus, iudiciis et vicariis suis, et sic illis
mediantibus, qui non videntur differre a dominis, comi-
tibus, marchionibus vel ducibus, quibus rex donat et
alienat civitates et alia loca, nisi quia illi temporales, isti
autem sunt perpetui. Ergo potest Rex committere talibus
dominis autoritatem condendi leges faciendique statuta,
et sic imperio suo illa gubernare vel saltem iudicandi
secundum leges et statuta regis eiusmodi loca et civita-
tes sibi donatas et alienatas perpetuo, sicut illi iudicant
temporaliter, quod nihil aliud est in utroque casu, nisi
exercere rerum regalia mediate, id est, praedictis median-
tibus, quemadmodum temporaliter facit, donando eos titu-
lis honorariis, scilicet ducum, marchionum aut comitum,
ac loco mercedis stipendii et salariorum vel quotam par-
tero redituum, aut omnes concedendo, qui sibi debentur
ex tali provincia, oppido aut civitate.
Duododecima praedictis additur, quia licet horno liber,
ingenuus, non possit delegari, donari aut vendi per se,
cuius nulla est aestimatio (l. liber horno, ff. Ad legem
18
Digesta 26, 7, 12, 3 (C. I. C., I, 380).
1~
Sextus Decretalium V, 12, 5, 68 (C. I. C., 11, 1124): «Potest per
alium, quod potest facerc per se ipsum».
INTRODUCCION 11
der a sus hermanos los infantes para que vivan decente-
mente conforme a su dignidad real, a tenor de un fragmen-
to del Digesto. .
Como undécima razón puede aducirse aquel principio
recogido en el Libro sexto de las Decretales y en el Digesto:
Uno pue.de hacer a través de otro, lo que puede hacer por
sí mismo, y lo qué puedo hacer personalmente, puedo ha-
cerlo a través de otro.
Ahora bien, el rey puede gobernar, y de hecho gobierna
el reino y cada una de sus partes, mandando a través de
sus leyes y ordenanzas, cuya ejecución conña a goberna-
dores, magistrados, virreyes, jueces y delegados suyos, y de
esta manera gobierna por mediación de éstos, que no pa-
recen ser diferentes de los señores, condes, marqueses o
duques, a quienes el rey dona y enajena ciudades y otros
lugares, si no es en que aquellos cargos son temporales,
mientras éstos se perpetúan [mediante el régimen suceso-
rio]. Luego puede el rey confiar a tales señores la autoridad
de promulgar leyes y hacer ordenanzas y así gobema: por
su propio poder aquellos territorios, o por lo menos e1ercer
jurisdicción conforme a las leyes y ordenanzas. del rey so-
bre aquellos lugares y ciudades que les han sido. donad.as
y enajenadas a perpetuidad, al igual que los otros eJercen _Ju-
risdicción temporal. En uno y otro caso no se trata smo
de ejercer funciones administrativas mediatament~, o se~,
a través de los mediadores mencionados y por tiempo li-
mitado, distinguiéndoles con títulos de honor, es decir, d~
duques, marqueses o condes, y en lugar de sueldo o grati-
ficaciones pecuniarias, concediéndoles todos los que se de-
ben recaudar de tal provincia, pueblo o ciudad.
A los argumentos anteriores se añade la duodécima prue-
ba: Aunque el hombre naturalmente libre no puede ser
vendido, legado o donado en su persona, por no ser valo-
20 Digesta 30, 12, 2 (C. I. C., I, 456): «Regula iuri:; civilis est, quae
efficit, ut quibus ipsis legare possumus, eorum quoque servis legare
possimus».
12 DE REGIA. POTESTATE
Aquiliam 121, l. 1, C. De novationibus 2 ·2, et ibi per Cy-
num .2ª), potest tamen donari et alienari, ex consequenti
ac de per accidens, scilicet, cum curia, id est, cum vendi-
tur totus comitatus vel ducatus, et sic cum universitate.
Certum enim est, ut placet legistis licere alienari cum
universitate (cap. 1, De capitaneo qui curiam vendidit, in
usibus feudorum 124 ) sicut in generali donatione, puta
alicuius castri vel loci transfertur merum imperium, unde
cum universitas conceditur, etiam incorporalia veniunt
(I. Princeps <ff.>, De verborum significatione) ·25 • Et ideo
secundum Innocentium villa et castrum sunt quaedam
nomina universitatem quamdam designantia, quae in se
continent iurisdictionem, districtum et ius patronatus
(cap. ex litteris, De iure patrona tus ;2 ª et ibi notatur per
eum) 121 •
Unde etiam in specie non transmissibilia cum ista
universitate transferuntur, ut lege in módicis, ff. De con-
trahenda emptione '2 ª, dicta lege sunt quaedam 29 , et cap.
21
Digesta IX, 2, 13 (C. l. C., I; 157): «Líber horno suo1 nomine uti-
lem Aquiliae habet actionem: directam enim non habet, quoniam do-
minus membrorum suorum nemo videtur».
2
2 Codex VIII, 41, 1 (C. l. C., 11, 354): «Delegatio debiti nisi consen-
tiente et stipulanti promittente debitore iure perfici non potest: nomi-
nis autem venditio et ignorante vel invito eo, adversus quem actiones
mandantur, contrahi solet».
2
3 CYNUS DE PISTOIA, !n Codicem et aliquot titulas primi Pandec-
tarum tomi, id est, Digesti veteris, doctissima commentaria. Franco-
forti 1578, Lib. VIII, Rubrica XLII, De novationibus et delegationi-
bus, n. 2, fol. 513: «Nunquid possum vasallum vel hominem meum
invitum alii delegare, vel in alium transferre? Et dixerunt quidam
quod sic, quia curo in patrimonio nostro sit, potest delegari et in
alium transferri; quia nihil tam naturale est, quam servare volunta-
tem, etc., ut Institutiones, De rerum divisione, s. per traditionem. Azo,
cuius fuit haec quaestio, determinat quod sicut vasallus non potest
invito domino feudum alienare, ita nec dominus potest invito vasallo,
quadam i;:urte sua beneficium dedit militibus, et pastea eandem cu-
partium licere, quod alteri non licet».
INTRODUCCION 12
rable económicamente, tal como señalan el Digesto y el Có-
digo, puede, sin embargo, ser donado y enajenado consecuen-
te y accidentalmente con todas sus instituciones, o sea,
cuando se vende todo el cohdado o ducado y, por tanto, con
la totalidad de bienes, como se lee en el libro sobre feudos,
pues es cierto, como opinan los juristas, que es legal esta
clase de enajenación universal. En una donación general,
por ejemplo, de una plaza o territorio se transfiere el mero
imperio, por donde, al conceder la totalidad, se transfieren
también los bienes incorporales. Por eso, a decir de Inocen-
cia IV, plazas y villas son nombres que designan cierta
universalidad que contiene en sí jurisdicción, territorio ·y
derecho de patronato.
Resulta también que bienes no específicamente transfe-
ribles son transferidos juntamente con esa universa1idad.
Es evidente que también se transfieren y enajenan los hom-
24 Constitutiones Feudorum, II, 51, 1: «Quidam capitaneus in
quadam curte sua beneficium dedit militibus, et pastea eandem cu-
riam vendidit, non habita mentione beneficii. Controversia est ínter
capitaneum et emptorem, dicente emptore se curiam cum beneficio
emisse, domino vero contradicente, ad eum beneficium non pertinere.
Respondetur illud beneficium in venditione non contineri, nisi expresse
de eo actum sit».
2s Digesta 50, 16, 21 (C. l. C., I, 909): «Princeps bona concedendo
videtur etiam obligationes concedere».
26 Decretalia Gregorii IX: 111, 38, 7 (C. l. C., 11, 611).
21 INNOCENTIUS IV, Innocentii quarti Maximi super libros quinque
decretalium. Francofurti 1570, [111, 38, 7], fol. 441 v: «Sed si quis obli-
get vel vendat omnia iura quae habet in aliqua villa, cum non sit sua,
sed ibi tantum certos fundos habeat vel certa iura, et villa non sit sua,
numquid in tali contractu transit ius patronatus. Respondeo non, nam
ad hoc ut transeat, oportet quod res quae venditur sit talis quae etiam
sine expressione universitatem vel ius patronatus in se contineat sicut
est villa vel castrum quae in se continent iurisdictionem, honorem,
districtum et ius patronatus».
2a Digesta 18, 1, 24 (C. l. C., I, 264): «In modicis autem ex empto
esse actionem, quia non specialiter locus sacer vel religiosus venit; sed
emptioni maioris partis áccessit».
29 Forsan Digesta, 41, 1, 62 (C. l. C., I, 696): «Quaedam, quae non
possunt sola alienari, per universitatem transeunt».
 13 DE REGIA POTESTATE
cum Bertholdus. De <sententia et> re iudicata 30 • Et
quod etiam transferantur et alienentur homines cum uni-
versitate patet, quia cum praedio ascriptitii et originarii,
etiam inviti transferuntur et alienantur, ut lege quemad-
modum, C. De agricolis censitis lib. 11 31 , quamquam
ipsi ingenui sint, ut notatur in Institutionibus ª12•
Alii dixerunt, secundum Baldum 83 , in titulum De lege
Corradi, § ex eadem lege, quod etiam sine curia licitum,
dummodo totam proprietatem dominus alienet. E't quod
dicunt licitum esse, intelligunt quando dominus alienat
maiori vel pari, quia vasallus non debet descendere, quod
esset si forte dominus alienaret proprietates suas cuidam
rustico, etc. Haec Baldus. Patet igitur quod licet regí
transferre subditos in alium dominum vel per donatio-
nes vel venditiones cum aliqua universitate, id est, unam
provinciam vendendo, villam vel civitatem.
Decimamtertiam addamus, quia communis est opinio
doctorum post Bartolum (lex prohibere, § planea, ff. quod
vi aut clam) 3 '4 quod illas donationes et alienationes po-
test prínceps facere, quae non fuerint in detrimentum
magnum iurisdictionis aut dignitatis regalis, vel quod
ipsa regia dignitas sive regnum, enormiter laedatur.
Ergo etc. Rex potest aliqua loca regni doriare vel alienare,
cum id facere possit, sine hoc quod regnum et ipsa regni
dignitas, laedatur.
Item decimamquartam addamus, quia videtur illud
divina Scriptura approbare. Ecce Salomon dedit viginti
oppida in terra Galileae regi Tiro in recompensationem
ª In textu sane pro plane.
30 Decretalia Gregorii IX: 11, 27, 18 (C. I. C., 11, 402).
3
Codex XI, 48, 7, 2 (C. l. C. ed. Krueger 11, 440).
1 quid universale, puta plebs castrum vel villa etiam rustico potest
32 Institutiones I, 4, 1 (C. I. C., I, 2).
33
BAWUS DE UBALDIS, Lectura Baldi super sexto libro Codicis. Co-
loniae 1480, fol. 59 v.: Alii dixerunt quod etiam sine curia licitum est
dummodo totam proprietatem alienet. Nimirum videtur Iicere domin~
de sua proprietate disponere cum proprietas affecta non sit. Sicut
INTRODUCCION 13
bres con la universalidad, ya que los adscripticios u origina-
rios son transferidos y enajenados con el prediol aún con-
tra su voluntad, aunque ellos sean libres, como se ve en el
Código.
Otros dijemn, siguiendo a Baldo de Ubaldis, que es líci-
to enajenar una ciudad aun sin los órganos locales de gobier-
no, con tal que el señor enajene toda la propiedad. Y lo
que dicen de ser lícito se entiende cuando el señor enajene
en favor de otro superior o igual, porque un vasallo no debe
descender de categoría, como sería- si el señor enajenase
sus tierras en favor de un campesino. Son palabras de Bal-
do de Ubaldis. Se conduye lógicamente que el rey tiene po-
der para transferir los súbditos a otro señor mediante do-
nación o venta por estar dentro de la universalidad, o sea,
al vender una provincia, pueblo o ciudad.
Décimotercera: Después de Bártolo de Sassoferrato en
su comentario al Digesto, la interpretación general de los
juristas consiste en que el gobernante puede hacer dona-
ciones y enajenaciones que no sean en grave detrimento de
la jurisdicción y dignidad del rey o que no perjudiquen ex-
traordinariamente al país o a la dignidad misma del rey.
Podrá, pues, el rey donar o enajenar algunos territorios con
tal que pueda hacerlo sin perjuicio del reino ni de la digni-
dad del mismo.
Décimocuarta: Porque -todo esto parece conforme con
la Sagrada Escritura. Vemos que Salomón dio veinte ciu-
dades del territorio de Galilea al rey de Tiro para recom-
etiam Iicet alienare cum praedio ascriptitios et censitos etiam invi-
tos... quamquam ipsi ingenui sint. .. Et quod dicunt licitum esse, in-
telligunt quando dominus alienat maiori vel parí, secus enim si
minori, quia vasallus non debet descend·ere quod esset si forte do-
minus alienaret proprietates suas cuidam rustico. Sed si proprietas
alenari».
34 BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In primam Digesti _Novi partem. Ve-
netiis 1596, t. V, fol. 147: «Si rex alienaret aliqua quorum donatio esset
in magnam diminutionem iurisdictionis regalis, non potest hoc facere
etiam si iuramento donationem formaret».
14 DE REGIA POTESTATE
propter beneficium vel auxilium ah eo receptum, prae-
bente ligna cedrina et aurum pro aedificatione domus
Dom!ni et do:rp.us regis, ut 3 Regum, cap. 9, [10-11] ap-
paret.
Decimamquintam tandem non omittimus, quia si rex
non potuisset saltem donare inter vivos vel in morte le-
gare, nimis servilis esset conditio regalis, cum regum
sit proprium donare, ut capite 1, De donationibus 35 ,
apparet. Superiores igitur causas et similes appellant
necessarias, propter quas regibus licitum esse putant,
bona regni, civitates et alia loca, vel donare vel vendere
aut alienare, iuramento quod in sua coronatione praes-
tant de non alienando non obstante. · demostrarlo se invocan las Decretales extravagantes y el
Adducunt ad hoc cap. Apostolicae, • <liber> extra De
donationibus 36 , et cap. querelam, De iureiurando 3 '7 , et lex
unica, C. nemini licere ah emptione recedenda 38 , et C.
De man [cipiis] et co [lonis] lib. 10 39 , lex cum ad foelicis-
simam cum sequenti, C. de quibus munerihus vel praesta-
tionibus nemini liceat se excusare 40 , et lex multi C. de
navibus non excusandis, lib. 11 41 : Ibi omnes in com-
mune, si necessitas exegerit, convenit utilitatibus publicis
oboedire, et subiectionem sine dignitatis privilegio cele-
brare; Lex iubemus, C. De sacrosanctis ecclesiis 4'2 •
Fatentur nihilominus praefati quod illa vera iudicant,
dum tamen regnum per tales alienationes enormiter non
laedatur, quod quidem rationes et iura rem dubiam fa-
ciunt maioremque ingerunt difficultatem. Ad cuius dubii
tamen dictionem quid sentiant, dicam. Ad rem ergo ve-
niendo tria praemittam:
P r i m o notabilia.
Secundo inferam aliquas conclusiones.
T e r t i o respondebo ad rationes et causas, quae pro
parte affirmativa allegantur.
ª In textu ad Apostolicae pro Apostolicae.
3 s Decretalia Gregorii IX: III, 24, 1 (C. I. C., II, 532).
INTRODUCCION 14
pensarle del beneficio y apoyo que le había prestado al
darle oro y maderas de cedro para la construcción del Tem-
plo y del palacio real.
Finalmente la décimoquinta: si el rey no tuviera poder,
al menos para enajenar entre vivos o para legar con oca-
sión de su muerte, resultaría demasiado pobre la condición
de rey, cuando es propio de los reyes hacer donaciones.
Los motivos anteriores y otros similares se consideran
causas de urgente necesidad por las que los reyes pueden
lícitamente enajenar, vender o donar bienes del reino, ciu-
dades y otros lugares, no cbstante el juramento de no ena-
jenar que prestaron en el momento de su coronación. Para
Código de Justiniano. Todos de consuno dicen que si la ne-
cesidad lo exige, conviene que todos en general se atengan
a los intereses públicos y acepten con gusto la sumisión sin
privilegios de dignidad.
Afirman, sin ,embargo, los autores referidos que consi-
deran cierta esa tesis a condición de que tales enajenacio-
nes no perjudiquen gravemente al reino, pues en este caso
hay argumentos y leyes que ponen en tela de juicio la te-
sis y la hacen más difícil. Diré fo que yo pienso con el fin
de resolver este problema. Para ello estableceré tres partes:
Primera, las cuestiones.
Segunda, algunas conclusiones.
Tercera, solución a las objeciones y argumentos que se
alegan para la solución afirmativa.
36 n:
Decretalia Gregorii IX: III, 24, 9 (C. l. C., 11, 536). Cfr. 12.
37 Decretalia Gregorii IX: 11, 24, 10 (C. l. C., 11, 362).
3s Forsan I. 1, C. Quando liceat ab emptione dicedere: IV, 45, 1
(C. l. C. ed. Krueger 11, 180).
39 Forsan De man [cipiis] et ca [lonis] C. XI, 63 (C. l. C., 11, 448).
40 Codex, X, 49, 2 (C. l. C., II, 421).
41 Codex XI, 4, 1 (C. l. C., 11, 429).
42 Codex, I, 2, 10 (C. l. C., U, 13): «Quod etiam in omnibus causis
cupimus observari ut generaliter, si quid eiusmodi contra ius vel utili-
tatem publicam in quolibet negotio proferatur, non valeat».
PRIMA PARS PARTE PRIMERA
Notabilia Cuestiones
 NOTABILE I CUESTION PRIMERA
§ I
l. A principio generis humani omnia fuisse libera, late probatur.
2. Servitus non habet causam naturalerri, sed accidentalem.
3. Horno semper ·est liber, donec probetur contrarium.
4. Quis dicatur horno liber.
5. In quo d1fft:rat servus ab nomme.
A principio generis humani, omnis horno, et omnis
terra, et omnis res, de iure naturali et gentium primaevo
fuit libera et allodialis, id est, franca, nulli subiecta ser-
43
vituti •
l. Et quidem quantum ad homines probatur, quo-
niam ah origine naturae rationalis liberi nascebantur, ut
lex manumissiones <ff.> De iustitia et iure 44 • Quia in na-
tura pari Deus non facit unum alterius servum, sed par
omnibus concessit arbitrium. Cuius ratio est secundum
43 Cfr. BARTHOLOME. DE LAS CASAS, Principia quaedam ex quibus
procedendum ad manifestandam et defendendam iustitiam indorum, Ter-
tium principium: «Omnis horno, omnis res, omnis iurisdictio et omnc
regimen sive dominium, tam rerum quam hominum, de quibus prae-
dicta duo principia loquuntur, sunt, vel saltem praesumuntur libera,
nisi contrarium probetur».
44 Digesta, I, 1, 4 (C. I. C., I, 29): «Quae res a iure gentium originem
sumpsit, utpote cum iure naturali omnes liberi nascerentur, nec esset
§ I
l. Amplia demostración de que todas las cosas fueron libres desde
el principio del género humano.
2. La servidumbre no tiene causa natural sino accidental.
3. El hombre es libre si no se prueba lo contrario.
4. Qué se entiende por hombre libre.
5. En qué se distingue un esclavo de un hombre libre.
Desde el principio del género humano, todos los hombres,
todas las tierras y todas las otras cosas, por derecho natural
y de gentes, fueron libres y alodial.es, o sea francas y no suje-
cas a servidumbre.
En cuanto al hombre se demuestra, porque desde el origen
de la naturru.eza racional todos los seres humanos nacían li-
bres. Puesto que siendo todos los hombres de igual naturale-
za, no hizo Dios a un hombre siervo, sino que a todos con-
cedió idéntica libertad. Y la razón es que la naturaleza racio-
nota manum1ss10, cum servitus esset incognita: sed posteaquam iure
gentium servitus invasit, secutum est beneficium manumissionis». Cfr.
etiam NICOLAITUDESCHICATANENSIS (Abbatis Panormitani), In Secun-
dam Secundi Libri Partem. Venetiis 1605,t. IV, De iureiurando, cap. ni-
mis, n. 1, fol. 162: «Nam a primoevo iure omnis persona, et omnis terra
libera erat, 1 dist, can. ius gentium. Et facit auctoritas Genesis, quam
ponit Golos in cap. quamquam, De censibus lib. 6, per quam patet
quod non omnis res temporalis est feudalis».
 17 DE REGIA POTESTATE I I, 1-2
Thomam (2 sententiarum, dist. 44, quaest. 1, art. 3) 45 ,
quia natura rationalis, quantum est de se, non ordinatur
ut ad finem ad alium, ut horno ad hominem. Nam li-
bertas est ius insitum hominibus de necessitate et per
se ah exordio rationalis naturae, et sic de iure naturali,
ut prima distinctio, can. ius naturale, ibi: Omnium una
libertas 4 8 •
2. Servitus autem est accidentalis, iniuncta homini-
bus a casu et a fortuna, unumquodque autem consequitur
speciem secundum illud quod est per se, non secundum
illud quod est per accidens : quia ea quae sunt per acci-
dens, sunt extra rationem speciei. Hoc autem dicimus
per accidens esse quod est praete1 intentionem naturae,
ut patet <Aristotele> (2 Physicorum) 47 et secundurn
Thornam (1.2, quaest. 72, art. 1, c.) 48 •
Iudiciurn autern de rebus dandurn est secundurn illud
quod est per se, et non secundurn illud quod est per ac-
cidens, secundum Thomarn, ubi supra dicta quaestione 71,
art. 5 c. 49 • Et sic servitus regulariter non habet causam
naturalem, sed accidentalern, id est, impositam vel praes-
criptam (s. ultimo Institutionum, De servitutibus 50 et
<ff. De> aqua et <aquae> pluviae arcendae, lex Antaeus
et iustius legibus sequentibus) 81 ,
45 S. THOMAS, Commentum in lib. II Sententiarum, dist. 44, quaest.
1, art. 3, n. 5 (Opera, vol. VIII, Parisiis 1873, p. 587): «Sed creatura
rationalis, quantum est de se, non ordinatur ut ad finem ad aliam [ ... ]
quod natura omnes homines aequales in libertate fecit, non autem in
perfectionibus naturalibus [ ... ] Unus enim horno ex natura sua non
ordinatur ad alterum sicut ad finem».
46 Decretum Gratiani, I, 1, 7 (C. l. C., 1, 2): «lus naturale est com-
mune omnium nationum, eo quod ubique instinctu naturae, non cons-
titutione aliqua habetur, ut viri et feminae coniunctio, liberorum suc-
cessio et educatio, communis omnium possessio et omnium una liber-
tas, acquisitio eorum, quae celo, terra marique capiuntur».
LIBERTADNATURAL DEL HOMBRE 17
nal esencial y absolutamente no está ordenada a otro ser
como a su fin, como de hombre a hombre, según dice Santo
Tomás. Pues la libertad es un derecho inherente al hombre
necesariamente y desde el principio de la naturaleza racio-
nal, y es por eso de derecho natural, como se dice en el De-
Cl'eto: existe idéntica libertad para todos.
La esclavitud es un fenómeno accidental, acaecido al ser
humano por obra de la casualidad y de la fortuna, pues cada
cosa sigue su especie según lo que es esencial, y no según lo
que es accidental. Lo que es accidental no pertenece a ta esen-
cia de la especie. Decimos que algo es accidental cuando su- \'
cede al margen de lo que la naturaleza pretende, como se lee
en Aristóteles y Santo Tomás. El juicio sobre las cosas hay
que darlo según lo que éstas son esencialmente y no según
lo que son accidenta!lmente. Por eso la esclavitud de suyo no
tiene su origen en causas naturales, sino accidentales; es decir,
por haber sido impuesta o en virtud de una figura jurídica,
a decir de las Instituciones y el Digesto.
47 ARISTOTELES, 2 Physicorum V, 5. Cfr. s. THOMAM, in octo libros
Physicorum Aristotelis expositio. Marietti 1954, n. 214, p. 105: «Unde
quidquid provenit in efectu praeter intentionem, est per accidens».
48 S. THOMAS, I 11 72, 1, 3 (Opera omnia, VII, Romae 1892, 12): «Ea
quae sunt per accidens, sunt extra intentionem speciei». Cfr. n. 49.
49 S. THOMAS, I 11 71, 5, 3 (Opera omnia, VII, 8): «Hoc autem dici-
mus per accidens esse, quod est praeter intentionem, ut patet in II Phy-
sicorum»».
5o lnstitutiones II, 3, 4 (C. l. C., 1, 13) sed confer melius 1, 3, 2
(C. l. C., I, 2): «Servitus autem est constitutio iuris gentium, qua quis
dominio alieno contra naturam subicitur».
si Digesta 39, 3, 14 et 15-26 (C. l. C., I, 648). Nihil de hac re sed de
servitute aquae agitur. In prima editione l. Altius pro l. Antaeus legi-
tur forsan secundum lectionem erroneam ALEXANDRI DE IMOLA, Consi-
liorum Alexandri volumen, consilium 128, fol. 100.
 18 DE REGIA POTESTATEI I, 3 LIBERTADNATURAL DEL HOMBRE
3. Ex hoc manifeste sequitur quod non probato
quod aliqua sit servitus, et in dubio iudicium dandum est
pro libertate et secundum libertatem, et per consequens
praesumendum est quod horno sit liber nisi probetur con-
trarium, ut lex quotiens dubia, De <diversis> regulis
iuris 612 , ubi dicitur quotiens dubia interpretatio est liber-
tatis, respondendum erit secundum libertatem, ut in lege
inter pares, ff. De re iudicata 63 , et cap. ex litteris, De pro-
bationibus 64 , et cap. finale, De <sententia et> re iudica-
ta 68, et cap. finale, De coniugio servorum 56 , et 12,
quaest. 2, can. cum Redemptor 5 7 •
Et quia iuramentum fidelitatis, et ipsa f1delitas, est
quaedam servitus (lex si cuius, s. 1, ff. De usufructu) 58 ,
et nota in glossam (ex cap. cum olim 59 et <cum olim>
De privilegiis 60 , ibi: ius professionisª quod est contrarium
ª In textu possessionis pro professionis.
52 Digesta 50, 17, 20 (C. I. C., I, 921): «Quotiens dubia interpretatio
libertatis · est, secundum Iibertatem respondendum erit».
53 Digesta, 42, 1, 38 (C. I. C., I, 715): «Inter pares numero iudices
si dissonae sententiae proferantur, in liberalibus quidem causis, secun-
dum quod a divo Pio constitutum est, pro libertate statutum optinet,
in aliis autem causis pro reo, quod et in iudiciis publicis optinere
oportet».
54 Decretalia II, 19, 3 (C. I. C., II, 307): «Quod si forte ambarum
partium testes sint aeque idonii possessoris testes praeferentur, cum
promptiora sint iura ad absolvendum quam ad condemnandum, praeter-
quam. in liberali causa, in qua si utriusque partís testes forte aequales
fuerint, pro libertate tamen semper sententia proferetur».
55 Decretalia, II, 37, 26 (C. I. C., II, 409): «Duobus iudicibus, ut
accepimus, diversas sententias proferentibus, si ex iurisdictione ordi-
naria processerunt, tenet pro reo, non pro actore sententia, nisi in
causa favorabili, puta matrimonio, libertate, dote seu testamento, pro
ipso fuerit promuJgata». Cfr. n. 53.
56 Decretalia, IV, 9, 4 (C. I. C., II, 692-93): «Ideoque fraternitati tuae
per apostolica scripta mandamus, quatenus inquiras super bis diligen-
18
De donde resulta evidentemente que, no estando demostra-
da la existencia de alguna esclavitud, en caso de duda nuestro
juicio debe ser favorable a la libertad y según su libertad.
En consecuencia se presume que el hombre es libre, mientras
no se demuestre lo contrario, pues como dicen el Digesto Y las
Decretales, en caso de duda hay que decidir en favor de la
libertad.
Y por la razón de que el juramento de fidelidad y el deber
mismo de vasallaje son una forma de servidumbre según el
Derecho civil v canónico: Por lo que observa la Glosa que el
derecho de ex.igir profesión de fidelidad es contrario a la li-
bertad. Es evidente que ningún hombre es vasallo o persona
fiel al servicio de otro hombre, a menos que se demuestre que
tius veritatem et, si tibi constiterit, quod miles ipse ignoranter con-
tr¡y;it cum ancilla, ita quod postquam intellexit conditionem ipsius,
nec facto nec verbo consenserit in eandem, propter quod per cardina-
lem eundem ah eius fuerit consortio separatus, contrahendi cum alia
liberam ipsi concedas auctoritate apostolica facultatem».
57 Decretum Gratiani, II, 12, 2, 68 (C. l. C., I, 709): «Cum Redemptor
noster, totius conditor creaturae, ad hoc propiciatus humanam voluit
carnem assumere, ut divinitatis suae gratia dirupto, quo tenebamur cap-
tivi, vinculo servitutis, pristinae nos restitueret libertati, salubriter agi-
tur, si homines, quos ah intio natura !iberos protulit, et ius gentium
iugo substituit serv~tutis,. in ea, qua nati fuerant, manumittentis bene-
ficio libertati reddantur». Cfr. n. 44.
. sa Digesta, VII, 1, 13, 1 (C. I. C., I, 128).
59 Decretalia Gregor¡i IX: V, 33, 12 (C. l. C. ed. Friedberg II, 853-54).
"º El cap. cum olim 1 presenta un supuesto de hecho homogéneo
con el cap. cum olim 2: la confirmación de un privilegio de inmunidad
a favor de un monasterio y contra el obispo de la diócesis en la
que se encontraba enclavado. Esta confirmación se logra a , través
de un procedimiento de los llamados de «pesquisa» en la doctrina
de la época, que el Papa ordena «post haec dominus Papa manifeste
cognoscens, tam per depositiones testium, quam assertionem quo-
rundam cardinalium tenorem dicti priviligii» glossa cum olim 1,
col. 1812, puesto que el original se había perdido. Esa identidad de
problema básico hace que se citen casi siempre juntos ambos textos.
Sin embargo, las frases que interesan a la tesis de Bartolomé de
las Casas sólo aparecen en el cap. cum olim 2.
13
 DEREGIAPOTESTATE
I I, 4-5
19
libertati ª1 • Constat quod nemo est alterius horno vel va-
sallus seu fidelis, nisi hoc esse probetur; et probatur
esse, probato quod debeat esse. Ita dicit Baldus (lex
<et> libertas, <Institutionibus> De iure personarum) 62 •
Et idem Baldus lege 1 Codicis, De servitutibus et agua
pluviae arcendae 63 et cap. cum omnes, in 11 columna ad
finem <libri> extra, De constitutionibus 64 •
4. Est autem considerandum quod ille dicitur líber
horno qui est sui arbitrii, secundum Aristotelem ( 1 meta-
physica 65 ; lex finalis ff. De homine libero exhiben-
do) 66 • Unde habent facultatem libére de personis pro-
priis et rebus disponendis, prout volunt.
5. Nam in hoc differt servus ah homine : omnis enim
prohibitio, sive temporalis sive perpetua, contradicit li-
bertati (lex libertas <ff.> De statu hominum) 67 • Unde
definitio libertatis est <institutionibus> § servitus, De
iure personarurri 68 • Ideo libertatem nemo bonus nisi cum
61 Glossa X 5, 33, 14 (Editio Decretalium una cum glossa BERNAR·
DI PARMIENSISsub titulo Nova Decretalium compihltio Gregorii IX
impressa. Venetiis 1468), col. 1816: «Verum quia per privilegia antedicta
consistit monasterium Iiberum et exemptum, et quod tanto tempore
fuerat in possessione Iibertatis, quod aliis cessantibus eam praescrip·
sisset, libertatem illam monasterio concessam dominus Papa confir-
mavit, episcopo super hoc silentium imponendo. Per hoc tamen non
derogatur sententiae priorum iudicum, cum ipsi de hac non cogno-
verint Iibertate. Pronuntiavit etiam monasterium non teneri ad ius
professionis, quod est contrarium libertati, non derogando iudicibus
delegatis, quibus privilegia Iibertatis non fuerunt praesentata. In cete-
ris vero articulis sententiam pro Columbriense ecclesia promulgatam
confirmavit». In textu possessionis pro professionis.
62 BALDUS DEUBALDIS,Commentaria ad quattuor Institutionum libros.
Lugduni 1585, fol. 8, s. v. summa itaque; «Libertas est facultas a na-
turali iure proveniens quicquid placuerit faciendi, nisi iure gentium
vel civili prohibeatur, hoc dicitur usque ad s. servitus. In glossa ibi
iure gentium die primo iure civili, ut patet in libero homine qui pa-
titur se venundare».
LIBERTAD
NATURAL
DELHOMBRE 19
esto es así; y se demuestra que lo es, cuando se ha probado
que debe serlo [ conforme a derecho], según dice Baldo de
Ubaldis en su comentario a las Instituciones y al glosar fa ley
del Código y las Decretales. Hay que tener en cuenta, además,
que hombre libre es aquel que es dueño de sí mismo, como
dice Aristóteles. Por eso los hombres libres gozan de la facul-
tad de disponer libremente de sus propias personas y cosas
conforme a su propia voluntad.
Y en esto se diferencia el esclavo del hombre libre: Pues
toda prohibición, sea temporal o perpetua, se opone a la li·
bertad. De ahí deriva la definición de libertad que se da en
las Instituciones. Y por eso dice Salustio que ningún hombre
63 BALDUSDE UBALDIS, Lectura Baldi super tertia Codicis. Coloniae
1481 [111, 34, 1, si quas actiones]. Erronee additur pluviae arcendae
forsan titulo Digestorum miscendo (De aqua et aquae pluviae arcen-
dae, 39, 3) in quam glossa Baldi non invenitur.
64 BALDUS DEUBALDIS,Lectura super primo decretalium. Venetiis 1495
[I, 2, 6], fol. 11: «Quid e contra si constitutio episcopi dictet quod in
curia sua clerici non possint apponere exceptionem non numeratae
pecuniae, et videtur quod non valeat quia est contra Iibertatem cleri-
corum. Nam si oneratur libertas eorum adimendo eis privilegia, ergo
multo fortius si auferretur eis ius commune quid difficilius tollitur».
65 ARISTOTELES, Metaphysica I, 2, 29.
66 Digesta 43, 29, 4, 2 (C. I. C., 1, 752): «Nullo tempore dolo malo
retineri hamo liber debet, adeo ut quidam putaverint nec modicum
tempus ad eum exhibendum dandum, quoniam praeteriti facti poena
praestanda est».
67 Digesta I, 5, 4 (C. I. C., I, 35): «Libertas est naturalis facultas
eius quod cuique facere libet, nisi si quid vi aut iure prohibetur.
Servitus est constitutio iuris gentium, qua quis dominio alieno contra
naturam subicitur».
6B Institutiones I, 3, 1 (C. l. C., I, 2): «Et libertas quidem est, ex
qua etiam liberi vocantur, naturalis facultas eius quod cuique facere
libet, nisi sit quod aut vi aut iure prohibetur».
20 DEREGIAPOTESTATE
I II, 1
anima simul amittit, ut dicit Salustius in Catilinam 69 ,
De hoc pulchre Lucas de Penna (lex unica Codicis, De capi-
tatione civium censibus eximenda, columna 3, lib. 11) 10 •
§ II
l. Res inanimatas iure naturali primaevo fuisse liberas.
2. Servitus non praesumitur, nisi probetur.
3. Traditur definitio bonorum allodialium.
4. Sola negligentia sufficit ad praescriptionem servitutis.
5. Libertas nullo tempore praescribi potest.
l. Quantum autem ad res inanimatas 71 , ut sunt terra,
praedia, et quaelibet res aliae, similiter est dicendum quod
fuerint originaliter de iure naturali primaevo liberae,
ut § ferae Institutionum, De rerum divisione 12 et lex 1
ff. eodem titulo cum sequentibus legibus 73 , e;, hoc iur~
<ff.>, De iustitia et iure 74 , cap. nimis, De iureiurando 75 ,
et quae ibi notant doctores 176 •
69
SALusrrns, De coniuratione Catilinae, n. 33 (Colección Hispánica
de autores griegos y latinos, vol. I, p. 41): «At nos non imperium ne-
que divitias petimus, quarum rerum causa bella atque certamina om-
nia inter mortales sunt, sed libertatem, quam nema bonus nisi cum
anima simul amittit.»
70
LucAs DE PENNA,Commentaria D. Lucae de Penna iurisconsulti
cfarissimi. ~n tres posteriores libros Codicis lustiniani. Lugduni 1582,
hb XI, t1t. 48, De capitatione civium censibus examinanda, lex uni-
ca,. ~- 10, p. 520: «Est enim libertas lumen vitae nostrae, supra De
off1c10 praefecti praetorio Africae, lib. 1 s. optamus. Servitus vero
q~aed~m ~o.rtis in:1ago secundum Polli., lib. 7, cap. 17. Et ideo prin-
c1pes mst1 hbertatls sunt amatores, in Autenticis, constitutionem I
qua~ ex . adscriptio et li~era, multa in principio. Nihil quippe alicui
gratms hbertate praestan potest, ff. De fideicommissariis libertatibus,
Paulus s. l. Nihil autem odiosius et deterius servitute, quae morti
com~aratur, ff. De regulis iuris, quod attinet, et extremum malorum
ommum non solum bello, sed morte etiam repellendum secundum
Tullium in Philippicam 2. Unde paria sunt quem non esse in rerum
IIBERTADORIGINAL
DE,LASCOSAS 20
íntegro pierde la libertad si no es quitándole a la vez la vida.
Bellamente escribió sobre este tema Lucas de Penna.
§ 11
l. Originariamente las cosas inanimadas por derecho natural fue,
ron libres.
2. No se p r e s u m e que existe servidumbre, mientras no se de-
muestre.
3. Se definen los bienes alodiales.
4. El simple abandono basta para la prescripción de servidumbre,
5. La libertad jamás puede prescribir.
Y en cuanto a las cosas inanimadas, como tierras, fincas y
otras por el estilo, hay que decir por analogía que originaria-
mente fueron libres por derecho natural. Véanse las leyes de
las Instituciones, el Digesto y las Decretales y los comentarios
de los glosadores.
natura, vel esse et non esse liberum, ut colligitur, ff. De verborum sig-
nificatione, qui ,mortui; quin immo melior est mors quam vita ducta
in amaritudine servitutis. Iuxta illud Ecclesiastici 30: Melior est mors
quam vita amara, et ideo libertatem nemo bonus, nisi cum anima si-
mul amitti, dicit SALUSTIUS in Catilinario. Et breviter haec est ipsa
veritas sicut evangelium.»
7l Cfr. BARTOLOME DE LASCASAS,Principia, tertium principium. Si-
militer dicendum est de reous inanimatis.
12 lnstitutiones II, l, 12 (C. l. C., 1, 10).
73 Digesta I, 8, 2 (C. l. C., I, 39).
74 Digesta I. 1, 5 (C. l. C., I, 29).
1s Decretalia Gregorii IX: II, 24, 30 (C. l. C., II, 372).
76 Cfr. HosTIENSEM,In secundum Decretalium librum commenta-
ria. Venetiis 1581, De iure iurando, cap. 30, n. 4, fol. 137: «Ratio diver-
sitatis haec est, quia non praesumitur res feudalis, nisi probetur cum
et multa alodia sint, et a iure primaevo omnis persona, et omnis terra
libera est, nisi in quantum violentia est illata, ut patet Institutionibus,
De iure naturali, s. ius autem gentium, et De libertinis, s. 1, gen. 47.»
Cfr. etiam PANORMITATUM (Nicolai Tudeschis Cataniensis), In secundam
secundi Decretalium libri partem, t. IV, De iure iurando, cap. 29,
fol. 162, (cfr. n. 44).
 21 DE REGIAPOTESTATE
l II, 1-2
Et probatur per illud Genesis 47, [20-21], ubi legitur
quod Ioseph tempore famis omnem terram aegyptiorum
subiecit Pharaoni, hoc est, tributariam fecit, quod antea
non erat. Ergo sequitur, si de ea solvebatur quinta pars,
quod ante libera erat. . parte de la producción de las tierras, es evidente que antes
Apparet etiam hac ratione: omnis terra et omnis res
antequam occuparetur, in nullius bonis erat, ut pate;
Insti_tutionibus De rerum di visione, § fe rae 111• Ergo
omms res ante occupationem libera erat. Ex hoc etiam
sequitur quod nulla res inanimata, nulla terra vel haere-
ditas, praesumitur serva vel obligata.
2. Item nulla subiectio vel servitus praesumitur, nisi
probetur per asserentem (ut lex sive possidetis, C. De
78
probationibus , lex nec creditores, C. De actione pigno-
• • 179 d
ratltia , secun 1;1mInnocentium in cap. bonae <memo-
80
riae> , et <bonae memoriae> 2, De po~tulatione prae-
latorum; et hoc unusquisque scire debet secundum Bal-
dum dicta lege 1, C. De servitutibus et aqua pluviae ar-
81
cendae ; Alexander, consilium 15, 5 volumen 82 ; Iason,
lex si priusquam <ff.>, De operis novi nuntiatione 13
columna ·83 • '
n Institutiones II, 1, 12 (C. I. C., I, 10-11): «Ferae igitur bestiae et
volucres et pisces, id est .omnia animalia, quae in terra, mari, caelo
nascuntur, simul atque ab aliquo capta fuerint, iure gentium statim
illius esse incipiunt; quod enim ante nullius est, id naturali ratione
occupanti conceditur.»
78
Codex IV, 19, 16 (C. I. C., II, 157): «Sive possidetis praedia, quae
a- patre communi sibi emancipati dona ta conténdentes vindicant, ipsis
incumbit facti probationis necessitas.»
7
'i Codex IV" 23, 10 (C. I. C., II, 165): «Ut autem creditor pignoris
defensionis se tueri possit, extorquetur ei necessitas probandi debiti
vel, si tu teneas, per vindicationem pignoris, hoc idem inducitur et
tibi non erit difficilis vel solutione vel oblatione atque solemni depo-
sitione pignoris liberatio.»
LIBERTAD
ORIGINAL
DE LAS COSAS 21
Y pruébase por el capítulo del Génesis, donde se lee que
en tiempo del hambre José sometió a Faraón todo el territorio
de los egipcios, es decir, que hizo tributaria la tierra, la cual
se presume que antes no lo era. Pues si pagaban una quinta
eran libres.
Se demuestra también por esta razón: Las tierras y las
otras cosas no pertenecían a nadie antes de ser ocupadas,
como consta por las Instituciones. Luego todas las cosas eran
libres antes de su ocupación. De aquí resulta también que
ninguna cosa inanimada, territorio o heredad, se presume
que está sujeta a servidumbre u obligación.
Asimismo no se presume que exista ninguna sujeción o
servidumbre, mientras no lo pruebe positivamente quien lo
afirma. Es ley de I Código y lo comenta Inocencia IV en las
1
Decretales. Principio es éste que nadie debe ignorar, según
Baldo de Ubaldis; y glosan Alejandro de !mola y Jasón de
Mayno.
80 INNOCENTIUS IV, Super libros quinque Decretalium [I, 5, 4],
fol. 38 v.: «Si autcm ageretur pro aliquo iure, tune dicerem quod in-
cumberet agenti probatio, quia nec vi, nec. clam, nec precario posse-
dit.» La identidad del problema básico hace que se citen casi siem-
pre juntos los textos cap. bonae memoriae 1 y cap. bonae memoriae 2,
aunque a la tesis de LASCASASinterese únicamente la glosa al cap. bo-
nae memoriae 2.
81 BALDUSDE UBALDIS, Super sexto libro Codicis, fol. 58 b: ((Ultimo
dicit hic Guilielmus quod si unus intentat negatoriam, et alter potest
intentare confessoriam, hoc est dicere quod non proceditur tantum
super libello primo agentis.» Cfr. n. 63
82 ALEXANDER DE!MOLA,Consiliorum Alexandri. Lugduni 1585, vol. V,
cons. 15, n. 1, fol. 16: «Bona an praesumantur feudalia vel allodalia.»
8 3 IASONDE MAYNO,In primam Digesti novi partem commentaria.
Lugduni 1572 [39, 1, 15], fol. 36: Quarta et ultima conclusio est quod
quaelibet res praesumitur esse libera, nisi probetur servitus imposita.
22 DEREGIAPOTESTATE
I II, 3-5
3. Bona autem allodialia dicuntur res propriae, quae
ah alio non recognoscuntur, nisi a solo Deo ( cap. De allo-
dalibus, in usibus feudorum 84 , et ibi Alvarotus 85 ), quia
cuneta, quae Deus creavit, fecit in ministerium cunctis
gentibus quae sub coelo sunt (ut dicitur Deuterono-
mio 4, [19]). Unde horno quilibet concessione divina po-
testatem habuit praeoccupandi possessionem cuiuscum-
que rei, quae a principio erat communis, et omnis~ res
praesumitur allodialis, donec probetur contrarium (lex
libertas, ff. De statu hominum) 86 •
4. Hinc fit quod sufficit ad praescriptionem servitu-
tis sola negligentia non petentis (lex si is qui pro emp-
tore § si servus, ff. De <usurpationibus et> usucapioni-
bus 87 , et lex 1, C. De longi temporis <praescriptione> 88
,
quae pro libertate et non contra libertatem <est>.
5. Libertas vero nullo tempore praescribi potest (lex
finalis dicti tituli) 89 •
84 Consuetudines Feudorum II, 54, l (C. l. C., ed. Lehman 11, 1382):
«Ad hoc, qui allodium suum vendiderit, districtum et iurisdictionem
lmperatoris vendere non praesumat: et si fíat,, non valeat. Si vero con-
tigerit aHodium aliquod etiam infeudatum conferri Ecclesiae, vel pro
oblatione fidelium, vel per emptionis et venditionis alteriusve huius-
modi contractum; infeudatus nisi per gratiam Ecclesiae, tamquam de
novo receperit feudum quod habebat, retinere non poterit.»
85 IACOBUS Ar.VAROTUS, Super feudis. Venetiis 1477, cap. Humanum
genus, decima quinta: «Insuper habemus diferentiam ínter feudum et
allodalium, quoniam feudum recognoscitur a domino, allodalium vero
a nemine recognoscitur, et dicitur allodalium res haereditaria quae
propria est et libera, ut probatur, c. ti infra, si de feudo fuerit contro-
versia.» Etiam cap. inter filiam: «lbi allodalium, id est liberum et
proprium quod a nullo recognoscitur, nisi a solo Deo, ut patet infra,
De pace iuramento firmanda, in s. ad hoc.»
LIBERTAD
ORIGINAL
DE LASCOSAS 22
Se llaman propiamente bienes «alodiales» aquellas cosas
que no reconocen más señor que a Dios. Es interpretación
del libro sobre feudos que comenta Jacobo Alvaroto, pues
Dios creó todas las cosas para servicio de los hombres
todos que viven debajo del cielo. Luego por concesión divina
todos los hombres tuvieron derecho a apropiarse de las cosas
por medio de la ocupación, pues al principio todas eran
comunes y se presume que son alodiales mientras no se
pruebe lo contrario.
De aquí se concluye que para la prescripción de una ser-
vidumbre basta la simple negligencia del titular que no la
exige, conforme a las leyes del Digesto y del Código. Pues
la prescripción va en favor de la libertad y nunca contra la
libertad. La libertad, por el contrario, jamás puede perder-
se por prescripción.
86 Digesta I, 5, 4 (C. l. C., I, 35): «Libertas est naturalis facultas
eius quod cuique· facere libet, nisi si quid vi aut iure prohibetur. Ser-
vitus est constitutio iuris gentium, qua quis dominio alieno contra
naturam subicitur.»
87 Digesta, 41, 3,, 15, 1 (C. l. C., I, 704-705): «Si servus, quem pos-
sidebam, fugerit, si pro libero se gerat, videbitur a domino possideri:
sed hoc tune intelligendum est, eum, si adprehensus fuerit, non sit
paratus pro sua libertate litigare: nam si paratus sit litigare, non
videbitur a domino possideri, cui se ·adversarium preparavit.»
88 Codex VII, 22, 1 (C. l. C., 11, 305): «Solam temporis longinquita-
tem, etiamsi sexaginta annorum curricula excesserunt, libertatis iura
minime mutilare oportere congruit aequitati.»
89 Codex VII, 22, 3 (C. l. C., 11, 305): «Mala fide morato in libertate
diu prodesse non potest temporis praescriptio.»
23 DEREGIAPOTESTAIB
I III, 1
§ III
l. Imperator et rex non est dominus super rebus singulorum, sed
tantum quoad iurisdictionem.
2. In concessione allodiorum, an comprehendatur iurisdictio.
3. Quomodo intel!igendum quod dicitur Imperatorem esse dominum
totius orbis.
4. •Pronomina «meum et tuum» non semper denotant proprieta-
tcm rei.
5; Probatio servitutis incumbit dicenti.
6. In temporalibus omnis res praesumitur libera.
7. Quilibét possessor praesumitur proprietárius.
8. Imperatores et reges sunt tantum protectores et defensores, et
non domini directi rerum privatarum.
9. Verbum Potestatis pluribus modis accipitur.
10. Refutatur error Hostiensis.
11. Ratione protectionis Imperator dicitur dominus mundi.
12. Traditur intellectus legis bene a Zenone C. De quadrienii praes-
criptione.
l. Ex quibus colligitur secundum doctores 90 quod
nec reges nec imperator fundant intentionem suam super
rebus singulorum hominum, et possessionibus ipsarum
rerum, seu provinciarum, seu terrarum sitis in eis, nec
super utili, nec super directo dominio. Unde illarum pos-
sessores non possunt dici respectu illarum vasalli regum
vel dominorum, sed tantum subsunt, vel dicuntur subditi
vel subiecti dominis vel regibus locorum, quantum ad
iurisdictionem.
9
°Cfr. PANORMITANUM, In secundam secundi Decretalium libri par-
tem, Venetiis 1605, t. IV, De iure iurando, cap. nimis, n. 1, fol. 162 v.:
« Ex quibus collige quod reges et alii domini terrarum non fundant in-
tentionem suam super singularibus rebus et possessionibus ipsarum
provinciarum seu terrarum, nec super utili, nec super directo domi-
nio, unde illarum rerum possessores, non possunt dici respectu illa-
rum vasalli. Nec obstat, si opponatur de capite onznes Basilicae, 16.
quest. 7, ubi dicitur a.uod omnes ecclesiae existentes in dioecesi, sunt
sub potestate episcop1, quia subsunt quoad iurisdictionem non autem
DERECHOSDELREY SOBREBIENESDE PARHCULARES 23
§ III
l. Los emperadores y los reyes no son dueños de las haciendas de
los particulares, sino únicamente en cuanto a la jurisdicción.
2. ¿En la concesión de alodios está incluida la jurisdicción?
3. Cómo hay que entender la expresión de que el emperador es
señor de todo el orbe.
4. Los pronombres «mío» y «tuyo» no siempre indican derecho de
propiedad.
5. La prueba de una servidumbre recae sobre quien la alega.
6. En cuestiones temporales hay que presumir la situación de liber-
tad de todas las cosas.
7. Se presume propietario a todo poseedor.
8. Los emperadores y reyes son únicamente protectores y defenso-
res, y no dueños directos de las cosas privadas.
9. La palabra poder se emplea en varias acepciones.
10. Se refuta el error de Enrique de Segusio.
11. Se dice que el emperador es señor del mundo por razón de
protección.
12. Se expone la interpretación de la ley del C ó di g o «bene a
Zenone».
Se concluye con juristas y canonistas que ni los reyes ni
los emperadores tienen poder fundado sobre las haciendas
de los ciudadanos, ni sobre la posesión de sus territorios,
provincias o tierras del reino ni tampoco sobre el dominio
úti,1 ni directo de los habitantes. Por lo cual los poseedores
de ta'les cosas no puede decirse que son por ello vasallos de
los reyes o señores, sino que solamente les están sometidos,
o se llaman súbditos o sujetos a la autoridad de los reyes
o señores del territorio por lo que se refiere a la jurisdic-
quoad dominium.» Etiam IOANNESLOPEZDE PALACIOS RUBIOS, Repeti-
tio cap. Per vestras, De donationibus inter virum et uxorem (Opera
varia. Autuerpiae 160~), n. 43, p. 335: «Rex in suo regno fundat inten-
~ionem suam de iure communi quoad civitates et loca, intra regni sui
limites constituta.» In additionibus referens glossas Gregorii López, Avi-
lés, Meneses, Didaci Pérez, Covarrubias, Vázquez de Menchaca, Roderi-
ci Suárez, Otalora.
24 DE REGIA POTESTATE I III, 1-3
Et sic potest intelligi lex incola, ff. Ad municipalem 91 ,
et lex forma, § .si vites, ff. De censibus 92 , lex imperato-
res, ff. De publicanis 93 , lex finalis, C. ubi in rem actio
<exerceri debet> 94 secundum Panormitanum 95 •
Aliud namque est res particularium seu singularium
personarum, et quibus de iure competunt, et aliud rei
proprietas, aliud autem iurisdictio. Sufficit enim ad rei
allodii substantiam quod a nemine recognoscatur, licet
sit iurisdictio alterius.
2. Ideo in concessione allodiorum nunquam cense-
tur iurisdictio principis comprehendi, sed semper exci-
pitur, cum allodium et iurisdictio sint diversa et sepa-
rata, et sic concluditur per omnes quod lmperator aut
rex quicumque cognoscens vel non cognoscens superio-
rem in suo regno et in qualibet eius parte habet funda-
tam de iure communi suam intentionem; ergo ad iuris-
dictionem supremam, quia nemo est qui non ei subsit.
3. Et quoad haec dicitur ipse Imperator dominus
orbis (lex deprecatio <ff .>, Ad legem Rodiam de iactu) 96
et rex in suo regno. Nec obstat quod dicant reges regnum
esse suum, quia intelligitur suum esse quoad iurisdictio-
nem et protectionem 97 •
91 Digesta SO, 1, 29 (C. I. C., I, 895): «Incola et bis magistratibus
parere debet, apud quos incola est, et illis apud quos civis est: nec
tantum municipali iurisdictioni in utroque municipio subiectus est,
rerum etiam omnibus publicis muneribus fungi debet.»
92 Digesta 50, 15, 4, 1 (C. l. C., I, 908). Si vites pro si vires in textu.
93 Digesta 39, 4, 7 (C. I. C., I, 650): «Imperatores Antoninus et Verus
rescripserunt in vectigalibus ipsa praedia, non personas conveniri et
ideo possessores etiam praeteriti temporis vectigal solvere debere eoque
exen¡plo actionem, si ignoraverint habituros.»
94 Codex III, 19, 3 (C. I. C., II, 129).
?s PANORlllITANUS, In secundam secundi Decretalium partem. Ve-
netiis 1605, t. IV, De iureiurando, cap. nimis, n. 1, fol. 162 v: «Et
ita potest dici secundum Hostiensem quoad bona temporalia, ut quoad
iurisdictionemt subsint dominis locorum. Et idem videtur in incolis,
et sic potest intelligi ff. ad municipalem, l. incola, et ff. De censibus, l.
forma, s. si vires, et l. ff. De publicanis, l. Imperatores, et C. ubi in
DERECHOS DEL REY SOBRE BIENES DE PARTICULARES 24
c1on. De esta manera pueden interpretarse varias leyes del
Digesto y alguna otra del Código Civil, de acuerdo con la
glosa de Nicolas Tudeschi, pues son cosas distintas fos bienes
de los particulares o de cada uno de los ciudadanos, a
quienes pertenecen por derecho, es decir, _que una cosa es
la propiedad y otra muy distinta la jurisdicción. Para la
esencia de las cosas alodiales es suficiente que no estén atri-
buidas a nadie, aunque estén bajo la jurisdicción de alguien.
Por esto se estima que la concesión de alodios nunca com-
prende la jurisdicción soberana, sino que queda exduida
siempre, siendo conceptos distintos y específicamente dife-
rentes la propiedad alodial y la jurisdicción. Así que todos
están de acuerdo en que el emperador o cualquier rey, reco-
nozca o no reconozca un superior en su propio reino o en
alguna parte de su territorio, tiene su propio poder fundado
en el derecho común. Luego tiene poder de sobéranía, ya
que no hay ningún ciudadano que no le esté sometido. En
este sentido se afirma que el Emperador es señor de todo el
orbe y que el rey lo es de su reino. Y no importa que digan
los reyes que el reino es suyo, pues ha de entenderse única-
mente en lo relativo a la jurisdicción y a la protección del
reino.
rem actio, l. finalis, De officio praefecti urbis, l. l, s. cum urbem.
Non autem subsunt quoad dominium directum vel aliam servitutem,
nisi probetur imposita vel anexa.»
96 Digesta 14, 2, 9 (C. I. C., I, 221): «Petitio Eudaemonis Nicomeden-
sis ad imperatorem Antoninum: Domine imperator Antonine, cum
naufragium fecissemus in Italia, direpti sumus a publicis, qui in Cycla-
dibus insulis habitant. Antoninus dicit Eudaemoni: Ego orbis terrarum
dominus sum, lex autem maris.»
97 A.LEXANDER DE !MOLA, Consiliorum Alexandri volumen, cons. 76,
n. 7, fol. 53 v: « Unde videmus quod imperator quamvis sit dominus
totius mundi quoad iurisdictionem et protectionem (l. deprecatio, ff.
Ad legem Rhodiam De iactu, et l. bene a Zenone, C. De quadriennii
praescriptione), non tamen intelligitur dominus rerum particularium,
ut notat glossa et Bartolus in proemio ff. in principio.» Cfr. etiam
GREGORIUM LOPEZ, Código de las Siete Partidas. Madrid, 1848, t. I, Par-
tida 2, tít. 1, ley 5, p. 325.
25 DE REGIA POTESTATE I III, 4-5
4. Quia pronomina ista «meum et tuum» non sem-
per denotant proprietatem rei cui adiunguntur, sed quan-
doque designant dominium respectu iurisdictionis vel gu-
bernationis, ut notat glossa (octava dist. cap. quo iure) 98
<secundum>, Dominicum de Sancto Geminiano (cap. 1,
2 colum. De Summa Trinitate, lib. 6) 99 •
5. Et probatio quae super servitute fieri debet, in-
cumbit hoc dicenti vel asserenti (lex 2, De probationi-
bus 100 , et plene in cap nimis, De iureiurando 10 1, et Pa-
normitanus 1'º2 , Henricus Boich 1 ºª, Felynus 104 et alii De
praescriptionibus 105 , ubi concludunt quod in temporali-
bus omnis res, licet intra regnum vel imperium sita,
98 Decretum Gratiani emendatum et notationibus illustratum una
cum glossis. Lugduni 1584 [I, 8, 1; I, 12-13], col. 22: «Haec verba meum
et suum spectant ad dominum, non ad bonae fidei' possessorem.»
99 DOMINICUS A SANCTO GEMINIANO, Clarissimi utriusque iuris in-
terpretis excelentissimi domini Dominici de Sancto Geminiani. In ·vI
Decretalium. Mediolani 1481, col. 5: «Nec obstant iura quae dicunt
Ecclesiam meam vel tuam, quia istud pronomen meus ettuus non
semper denotat proprietatem rei cui adiungitur, sed quandoque desig-
nat tantum dominium respectu iurisdictionis vel gubernationis, ut no-
tat glossa VIII dist., qua iure, et De postulatione praelatorum, c. l,
et De praebendis, pro illorum.»
100 Codex IV, 19, 2 (C. I. C., II, 156): «Possessiones quas ad te per-
tinere dicis, more iudiciorum persequere. Nec enim possessori incum-
bit necessitas probandi eas ad se pertinere, cum te in probatione ces-
sante dominium apud eum remaneat.»
101 HosTIENSIS, In secundum Decretalium librum commentaria. Ve-
netiis 1581. De iureiurando, [II, 24, 30; II, 372], cap. 30, n. 4, fol. 137:
«Et sic patet hic quod non eo ipso quod aliquis habet temporalia infra
regnum alicuius sive provintiam tenetur fidelitatem ei facere, et si tem-
poralia teneat, nisi et ipsa se habere a Rege vel alio terrae domino
in feudum recognoscat. Sed causa XVI, quaest. 7 omnes basilicae,
ubi probatur quod eo ipso ecdesia sita est infra dioecesi alicuius sub-
iecta episcopo. Solve aliud hic et alius ibi. Ratio diversitatis haec est,
quia non praesumitur res foedalis, nisi probetur, aum et multa allo-
dia sunt, et a iure primaevo omnis persona et omnis terra libera est,
nisi in quantum violentia est illata, ut patct Institutionibus. De iure
naturae, s. ius autem gentium, et De Iibertinis, s. infra gen. 47.)
DERECHOS DEL REY SOBRE BIENES DE PARTICULARES 25
Los pronombres «mío» y «tuyo» no siempre indican pro-
piedad sobre el objeto al que se refieren, sino que a veces
expresan poder de jurisdicción o gobierno, como explica la
glosa al Decreto de Graciano y Domingo de Santo Gemi-
niano.
Y la carga de la prueba de una servidumbre sobre cosa
ajena siempre incumbe al que la afirma y alega, de acuerdo
con la ley del Código. Enrique de Segusio, Nicolás Tudeschi,
Enrique Boich, Felino Sandeo y otros canonistas conC'luyen
que en cuestiones temporales todo objeto, incluso situado
dentro del territorio del reino o del imperio, se presume
102 PANORMITANUS, In secundam secundi Decretalium librum par-
tem. Venetiis 1605, t. IV, De iureiurando, cap. nimis, n. 1, fol. 162 v:
«Non ergo sufficit quod obtineant temporalia in provincia Iaicorum,
nisi obtineant ab eis, et hoc voluit Innocentius in c. solitae, De ma-
ioritate et obedientia. Sic intellige hic textus; hoc etiam videtur velle
Hostiensis dicens quod non hoc ipso quod aliquis tenet temporalia in-
tra regnum vel provinciam alicuius, debet illi fidelitatem nisi ipsa se
habere in feudum cognoscat, quia praesumitur feudatarius, nisi pro-
betur.»
103 HENRICUS BOICH, Henrici Boich lugdunensis. s. I. V. D. cla-
rissimi in quinque Decretalium libros commentaria. Venetiis 1576, De
praescriptionibus Rubrica, cap. si diligenti, n. 3, p. 316: «Idem no-
tat Hostiensis supra de iureiurando, c. nimis de iure dicens quod ex-
ilio capite, quod non eo ipso quod aliquis tenet temporalia infra ali-
cuius regnum sive provinciam, tenetur ei f~delitatem facere, nisi se
habere a rege vel de alio certo domino in feudum recognoscat. Nam
non praesumitur res feudalis, nisi probetur, cum et multa allodia
sunt, et a iure primaevo omnis persona et terra libera est.»
104 FELYNUS SANDEUS, Commentarium Felini Sandei iuris canonici
interpretis acutissimi ad V l'ibros Decretalium. Augustae Taurinorum
1578, vol. III, titulus de praescriptionibus, cap. 13, ad audientiam,
n. 4, fol. 49 v.: «Plus dixit Hostiensis in c. delecti, De maioritate et
obedientia, quia invitis civibus non potest rex unam civitatem ven-
dere, neque dominus castrum, quia eorum interest non mutare do-
minum ut dicit Innocentius in c. auditis.»
105 HOSTIENSIS, In secundum Decretalium librum commentaria. Ve-
netiis 1581, De praescriptionibus, cap. 17, n. 4, fol. 153 v.: «Et ideo
nota hic quod non sufficit dicere, nisi et probetur.»
 26 DE REGIAPOTESTATE
I III, 6-7
praesumitur libera nisi asserens contrarium probet, quia
si esset castrum cum territorio, diceretur provincia ha-
bens de per se iurisdictionem secundum eos; et consuluit
Paulum de Castro (Consilium 163, incipit in causa) 106 ,
6. Etsi iurisdictio regi vel alteri pertineret, non mi-
nus diceretur francum vel liberum dominium possessori
pertinens quoad liberam dispositionem. Quia sicut <nec>
libera rerum proprietas iurisdictionem {ut dictum est), ita
nec iurisdictio includit proprietatem. Non enim sequitur:
res est in tua iurisdictione, ergo tenetur a te in feudum
aut emphyteosim, nisi aliud per asserentem probaretur
secundum Speculatorem, tit. · De locato, § nunc aliqua,
versiculo 60 et 61 1 º 1 • Ideo qui petit se dominium direc-
tum, et petit a possessore censum, tenetur rem ostendere
ad causam cuius praetendit censum.
7. Immo quilibet possessor praesumitur proprieta-
rius, nisi aliud probetur. (glossa legis et si quis, § sed
interdum, ff. De religiosis et sumptibus <funerum> 108 ,
et lex penultima C. De ingenuis manumissis) 109 • De hac
materia vide Iacobum de Sancto Georgia in tractatu feu-
dorum, § dictisque, fol. 9, 1 et 2 columna 11 º, Guilielmum
1º6 PAULUS DE CASTRO,Consilia et allegationes a Bartholomeo Ce-
polla edita. Norimbergae 1485, cons. 163: An vasallus possit dispone-
re quod primogenitus succedat in feudo aliis exclusis. Et an praesu-
matur res feudalis seu allodalis si non constat de feudo.
1º7 SPECULATOR, Speculum iuris, vol. III, lib. 4, part. 3, tit. De
emphyteusi 1, s. nunc aliqua, p. 129.
ios Corpus Juris Civilis lustiniani cum commentariis Accursii. Lug-
duni 1612, vol. I, p. 1227 [Digesta XI, 7, 14, 7, I, 188]: «Praesumitur ut
supra eadem lege scriptus in principio. Sed argumentum in contra,
Codex De repudianda haereditate lex l. Solutio ibi plus fecit, quia
stabat in domo et alia Ímde contra eum praesumitur nisi probetur
contrarium, scilicet quod non animo adeundi fecerit.»
DERECHOS
DELREY SOBREBIENESDE PARTICULARES
que es libre, mientras no pruebe lo contrario quien así Io
afirme. Pero si este objeto fuera una plaza fuerte con su
territorio, se consideraría como una provincia que tiene pro-
pia jurisdicción. Consultar a Paulo de Castro.
Si bien la jurisdicción pertenece al rey o a otro señor, no
es menos cierto que es franco y libre el dominio que tiene
el titular en lo que se refiere a la libre disposición. Pues
analógicamente a como la propiedad libre de las cosas no
implica la jurisdicción (como quedó demostrado), tampoco
la jurisdicción incluye la propiedad. Es falsa la conclusión:
está bajo tu jurisdicción esta cosa, luego te pertenece en
feudo o enfiteusis, a menos que sea probado en contrario por
algún demandante, a decir de Guillermo Durando. En conse-
cuencia, quien solicita se le reconozca como dueño directo
y exige al poseedor que le pague la renta, está obligado a
mostrar el título por el que pretende la prestación.
Hay más, todo poseedor se presume que es propietario,
mientras no se demuestre lo contrario. Principio que recoge
la glosa de Accul"sio en su comentario al Digesto y al Código.
109 Corpus Iuris Civilis Justiniani cum commentariis Accursii. Lug-
duni 1612, vol. IV [Codex VII, 14, 13, II, 300], p. 1794: «Si de possesio-
ne libertinitatis in ingenuitatem provocasti, nec probasti; an libertus
sis quaeritur? Dicitur quod sic.»
110 !ACOBUS DE SANCTO GEORGIO,Tractatus de Feudis. Coloniae 1574,
cap. dictisque, n. 6, fol.· 271 s.: «In primis adduco vobis auctoritatem
Hostiensis in cap. nimis, extra De iureiurando, ubi dicit quod non
etiam hoc ipso quod quis possidet praedia ínter regnum et provin-
tiam alicuius domini, constringitur ei ad fidelitatem, quia non prae-
sumitur feudatarius nisi probetur.»
14
27 DEREGIAPOTESTATE
I III, 8
Benedictum in repetitione c. Raynutius, De testamentis,
super verbo et uxorem nomine, decissione 1 et 2 111 •
8. Reges igitur et Imperatores, et alii quicumque
supremi principes, et minus inferiores eis, non sunt re-
rum privatorum domini directi, nec etiam utiles, sed pro-
tectores, defensores cum sua suprema iurisdictione. Ita
doctores, dicto cap nimis, De iureiurando ª 2 , et cap. quae
in ecclesiarum, De constitutionibus 11 ª, et in cap. quia
vlerique, De immunitate ecclesiarum, per Innocentium 114 ,
et lex bene a Zenone, C. De quadrienii praescriptione 115 •
111 GUILIELMUS BENEDICTUS, Repetitio admodum solemnis c. Raynu-
tius, extra De testamentis. Lugduni 1530, sect. Et uxorem nomine Ade-
lasiam, prima decisio, n. 268, fol. 74 v-97 v; secunda decisio, n. 293,
folius 74 v-97 v. Praesertim n. 311, fol. 76 v: «Attamen in temporali-
bus omnis res licet infra regnum sita praesumitur allodialis, nísi
asserens contrarium probaret. Immo si esset castrum cum territo-
rio, diceretur provintia habens de per se iurisdictionem secundum
eos, et consuluit Paulum, cons. 163, incipit in causa, quia et si iuris-
dictio regí et alteri pertineret, non minus diceretur allodium, id est
francum dominium possessori pertinens quoad liberam dispositio-
nem, quia sicut allodium seu libera rerum proprietas iurisdictionem
superioris non includit rerum proprietatem, quia non sequitur: res
est in sua iurisdictione, ergo tenetur ad feudum aut emphyteosim
vel censum, nisi aliud per asserentem probaretur,, secundum Specu-
latorem, tit. De locato s. nunc aliqua, versículo 60, 61 et 62. Ideo qui
praetendit se dominum directum, et petit a possessore censum, te-
netur rem ostendere ad causam cuius praetendit censum.» Et infra,
n. 212, fol. 76: «Immo quicumque possessor in possessione libertatis
rerum suarum existens praesumitur illarum fuisse et esse plenus et
allodialis proprietarius, nisi aliud per contrarium allegantem proba-
retur, ut dicit glossa in lege et si quis, s. sed interdum, ff. De religio-
sis et sumptibus funerum, et in lege penultima C. De ingenuis rña-
numissis.
112 PANORMITANUS, In secundam secundi Decretalium partem. Ve-
netiis 1605, t. IV [Decretalia 11, 24, 30; 11, 372]. De iureiurando, cap. 29,
n. 1, fol. 162 v. (Cfr. n. 90.)
11.3 PANORMITANUS, In primum Decretalium librum. ·venetiis 1605,
vol. U, De constitutionibus, cap. quae in Ecclesiarum (Decretalia II,
24, 30; 11, ,372), n. 11, fol 21: «Si autem non subest causa et est cer-
tum, non potest prínceps statuere vel rescribere in preiudicium pri'
vati in bis, quae sunt de iure naturali secundum opinionem canonista-
DERECHOS
DELREYSOBREBIENESDE PARTICULARES 27
Léase sobre esta materia a Jacobo de Santo Georgia y Gui-
llermo Benedicto.
Por tanto, ·los reyes, emperadores, todos los demás sobe-
ranos y otros señores inferiores a ellos, no tienen dominio
directo ni siquiera útil sobre las propiedades particulares,
sino que son protectores y defensores con suprema jurisdic-
ción. Es tesis de canonistas como Nicolás Tudeschi, Sinibal-
do de Fiaschi y de la ley del Código be"!e a Zenone.
Tllm et legistarum, ut in Clementinis, pastoralis, De re _iudicata, u~i
dicitur Imperatorem non posse tollere ea quae sunt de ~ure naturah,
et sic non potest Imperator alicui aufferre rem suam ~me cau~a.»
114 INNOCENTIUS IV, Innocenti quarti Maximi super libros quinque
decretalium. Francofurti 1570 [111, 49, 8], fol. 461 v: «:.. sed de ~oc
forte probabiliter dubitari posset si sine causa impeditur, vel ahus
prínceps faceret aliquam constitutionem contra ius natu_rale, p~ta ~u~d
dominia de uno in alium transferrentur sine causa, s1 constitutlo m
foro animae esset servanda. Et videtur nobis quod non, immo nec in
foro iudiciali quod plus est... Immo plus videtur quod eti~ si consti-
tutio iusta fuerit ex causa scilicet iusta, sed illa causa msta cessat
in casu de quo modo agitur, vel in foro animae vel communi, tamen
constit~tio tantum restringenda est ad eum casum, ubi fuit iusta cons-
titutio, ut verbi gratia, iusta constitutio quae dat exception~II\ Mace-
doniani propter iustam causam, sed si certum esset quod 1lla c~usa
non subesset, ut si in necessitate mutuasset, peccaret qui except1one
se defenderet.»
us Codex VII, 37, 3 (C. l. C., II, 310): «Bene a Zenone divae memo-
riae fiscalibus alienationibus prospectum est, ne h~min_es,_qui.ex nost~o
aerario donationis vel émptionis vel cuiuslibet ahen~t10ms titulo_ qu1c-
quam accipiunt, si quid circa contractum cont.~num emersent vel
evictionis vel alterius inquietudinis gratia ad dom1mum vel hypotheca~
respiciens, aliquid sustineant detrimentum: ~ed advers1:1s.emptores qu1-
dem vel donationem accipientes vel donatlonem acc1p1entes 1'el per
alios títulos alienationis quicquam detinentes minime quaecumque ac-
tiones moveantur, sed tantummodo contra aerarium. usque ad qua-
drienium tantum quo translapso neque adversus fiscum remaneat
1
aliqua actio. Sed scimus hoc quidem in ffscalibus alienati~nibus navi-
ter observari, sed non simili modo rem fuisse observatam c1rca eas re_s
quae a sacratissimis imperatoribus non a fis~al~bus .rebu~, sed ex pn-
vata eorum substantia procedunt. Quod satis 1rrat1onab1le est .Quac
enim differentia introducitur, cum omnia principis esse intelligantur,
sive a sua substantia sive ex fiscali fuerit aliquid alienatum?»
 28 DEREGIAPOTESTATE
I III, 9
9. Ita l~re~ulat?r (titulo _De feudi~, § quoniam,
quaest. 14) , mqmens quod ltcet magm barones scili-
cet comites palatini, duces et alii similes sint im»:.ediate
1
vasalli sive homines ligii regis, in cuius regno sunt, vel
lmperatoris (11, quaest. 1, c. nullus 117 <et> extra De
officio iudicis ordinarii, c. pastoralis 118 et c. romana
eodem titulo libri 6) 119 [ ... ]. Bene tamen omnes homine;
qui sunt in regno Franciae, sunt sub potestate et princi-
l!ªt1:'-~egfs ~ranciae, et in eis habet imperium generalis
zurzsdzctz~nis e~ ~otestatis. Nam verbum Potestatis pluri-
bus modzs acczpztur (ut ff. De verborum significatione
Iex Potestatis verbum) 1·20 • Sicut omnia sunt Imperatori;
quantum ad iurisdictionem, cum sit dominus mundi sic
~t ~m7:i~ ea quae sunt in regno, regis sunt quantu-r:z ad
zurzsdzcttonem generalem (8 dist., can. quo iure) 1121 • Haec
Speculator.
. Item Archidiaconus (~ost glossam § quamvis sub cap.
trzbutum 23, quaest. 8, zn glossam ibi imperatores) re-
fert verba Speculatoris 122 • Is et eum sequitur reprehen-
116
SPEcuuro~, _Speculum iuris cum Ioannis Andreae, Baldi, reli-
qu~~umque cl?nsszmorum I. V. doctorum visionibus hactenus addi
solztzs. Lugdum 1578, vol. III, pag. 146: «Decimoquarto quaeritur utrum
h_om_o_ ho~ninis mei sit horno meus? Respondeo non, ff. De ve~borum
s1gmflcahone M~destinus, sicut nec libertus Iiberti mei est meus li·
b~rtus,. ff. De ahmentis et cibrariis, l. alimenta, s. 1, et facit LXXXI
d1. leg1tur. Ex qua patet quod licet magni barones, scilicet comites
Pal~ti~i, du~es et alii símiles sint inmediate vasalli sive homines ligii
regts. tn °!'ius regno sunt, vel Imperatoris si sunt in Imperio tamen
homme~ 1psorum Baronum non sunt homines ipsius Regis vel Im-
pera~oris (XI, q. 3 nullus primas, et extra De officio ordinario pas-
toralis et c. . Romana lib. 6. Bene tamen omnes homines qui s~nt in
r~gno Fran~iae s_unt sub potestate et principatu regís Franciae et in
ets habet imperium generalis iurisdictionis et potestatis. Nam ver-
~um Potestatis P_luribus modis accipitur, ut ff. De verborum significa-
~zo~e, _z._potestatts verbum, sicut omnia sunt Imperatoris quantum ad
t~rtsdicttonem cum sit mundi dominus, ut C. de quadrienii praescrip-
tione, bene a Zenone ff. ad legem Rhodiam De iactu I. deprecatio et
24, q. 2 ~ut_ur~m: Sic et omnia quae sunt in regno Regís sunt q~an-
tum ad tunsdtctzonem generalem. 8 dist. quo iure.»
DERECHOS
DELREY SOBREBIENESDE PARTICULARES 28
Por lo que dice Guillermo Durando que, aunque grandes
señores como son los condes palatinos, los duques y otros
cargos semejantes, son vasallos inmediatos y personas al ser-
vicio del emperador o del rey en cuyo territorio viven [no
son por eso propiedad del mismo· rey o del emperador]. Es
cierto, por ejemplo, que todos los hombres que residen den-
tro del reino de Francia están bajo el poder y gobierno del
rey de Francia, y éste tiene sobre ellos el poder de Ja juris-
dicción y soberanía política. Porque el término poder se
emplea en varias acepciones: como son del Emperador todas
las cosas en lo relativo a la jurisdicción por ser señor del
mundo, así también son del Rey, por lo que se refiere a la
jurisdicción, todas las cosas que hay en su reino. Son pala-
bras textuales de Guillermo Durando.
m Decretum Gratiani II, 9, 3, 7 (C. I. C., II, 608).
ns Decretalia Gregorii IX, I, 31, 11 (C. I. C., II, 190).
119 Sextus Decretalium I, 16, 1 (C. I. C., II, 985-6).
120 Digesta 50, 16,·215 (C. I. C., I, 918).
121 Decretum Gratiani I, 8, 1 (C. I. C., I, 12).
122 ARCHIDIACONUS, In Decretorum volumen commentaria. Venetiis
1601, Pars II, Causa XXIII, quaest. 8, n. 6-7, fol. 317: «In glossam ibi
Imperatores. Adde de hoc lege et nota super eo convenior in princi-
pio, sed Hostiensis scripsit in summa, De praescriptione, s. quae exi-
guntur, vers. et licet etc., quod Iicet aliqui intelligant quod omnia sint
principis quoad iurisdictionem, tuitionem et defensionem, tamen ve-
rius est secundum eum quod etiam quoad proprietatem et maius .do-
minium, et ut in alium possit maius dominium transferre, non so-
Ium quoad utilitatem, sed fructuum perceptionem, et ideo videtur po-
tius dare suam quam alienam secundum Hostiensem, quod alii non
admittunt. De hoc satis notat C. De quadriennii praescriptione, l. bene
a Zenone, et 12, q. 2, quicumque militum, ibi videas. Dicas ergo quod
omnia sunt imperatoris quoad iurisdictionem. Sic et omnia quae sunt
in regno, sunt regis quantum ad iurisdictionem generalero (8 dist.,
qua iure, supra c. q. proxima, can. 1). Unde omnes homines qui sunt
in regno Franciae sunt sub potestate et principatu regís Franciae,
et in eis habet imperium generalis iurisdictionis et potestatis. Nam
verbum, potestatis, pluribus modis accipitur, ff. De verborum signi-
ficatione, l. potestatis verbum. De hoc satis notatur in Speculatore,
De feudis, s. quoniam, ver. 14 per principalem, ubi de hoc in glossa
non dixit in fine.»

29 DEREGIAPOTESTATE
1 111,9-10
dens Hostiensem dicentem in Summa contra omnes doc-
tores ( tit. De praescriptione, § qua e exigantur verba, sed
num quid maius) r 23 , ubi dicit quod omnia sunt principis,
et· quantum ad proprietatem et maius dominium, et quod
possit in alium transferre non solum quoad utilitatem,
sed fructuum peréeptionem. Quod si non intellexit Hos-
tiensis iuxta ea quae notantur ( dictam legem bene a Ze-
none vide) 112·4 quod possit imperator rem alterius donare
vel alienare putans esse suam, ut ibi notat glossa 1•25 ; et
Andreas de Iserna (libro feudorum, c.· quae sint regalía,
in verbo bona committentium crimen laessae maiesta.
tis) 1126 • In quo casu, quernadmodum in privato, iustus
error habetur pro titulo, et dat causam usucapiendi (lex
quod vulgo, ff. Pro emptore 1'21 , et lex finalis, ff. Pro
suo) 12 ª. Ita in principe dominium transfert, reserva ta
domino actione ad pretium intra quadriennium (ut dicta
lege bene a Zenone 1'2 9, et Ie7 2 eodem titulo) 130 •
10. Si intellexit, inquam, Hostiensis secundum prae-
dicta, magnus error suus fuit loquens contra sententiam
omnium doctorum, sicut alias maxime erravit contra ra-
tionem et etiam ius naturale et divinum, quando dixit
quod omne dominium et iurisdictio in adventu Christi
substracta fuerunt omni infideli, et ad fideles translata
123 HosTIENSIS,Summa aurea. Lugduni 1568, tit. De praescriptione
rerum inmobilium, n. 3, fol. 168 v, col. a. [Sed num quid maius]: «Nam
hoc est ius principis quod potest rem alienam donare, quia quantum-
cunque aliena sit, ipse tamen est dominus, ut patet in bis quae notan-
tur in eodem versu. Item hoc intelligas, et supra, eodem versu pro-
ximo et Iicet aliqui intelligant quod omnia sint principis quoad iuris-
dictionis tuitionem et defensionem, verius est tamen quod etiam quoad
proprietatem et maius dominium, et ut in alium dominium possit trans-
ferre non solum quoad utilitatem vel fructuum perceptionem ideo po-
tius videtur dare suam quam alienam.» ' communem distinctionem.»
• 124 HosTIENSIS,Summa Aurea. Ut ibi notat Gloss, tit. De praescrip-
tlone, 'I!-·3, fo!. 168 v. col. 1;>:«Item hoc intelligas quando tamquam
suam, 1lla rat10ne qua dommus est omnium, alienavit, secus si tan·
quam alienam.» Et cfr. n. 115.
DERECHOS
DELREY SOBREBIENESDE PARTICULARES 29
Guido de Baysio cita estas mismas palabras en el comen-
tario al Decreto de Graciano. Acepta la misma tesis cuando
refuta la interpretación de Enrique de Segusio que defiende
contra todos los juristas que todas las cosas son del sobe-
rano, en cuanto a la propiedad y al dominio eminente, y que
puede en consecuencia el príncipe transferirlas a otro no
sólo por lo que se refiere al dominio útil, sino también a
la percepción de los frutos. Si Enrique de Segusio no lo
entendió en el sentido de los textos comentados, véase la
citada ley del Código que se titula bene a Zenone. En ella
se dice que el Emperador podía dar o enajenar la propiedad
de los particulares creyendo que era suya, como comenta la
glosa de Accursio. También lo dice Andrés de Iserna en su
libro de los feudos. En este caso, al igual que sucede en la
adquisición de la prQpiedad, el error de buena fe se tiene
por justo título susceptible de producir la usucapión: De
acuerdo con las leyes del Código puede el príncipe transferir
la propiedad, pero conservando el verdadero dueño derecho
a reclamar judicialmente su precio dentro del plazo de cuatro
años.
125 Corpus Juris Civilis Justiniani cum commentariis Accursii. Lug-
duni 1612, vol. IV [Codex VII 37, 3], p. 1867: «Si aliquis emebat a
fisco statim securus erat ut in lege superiori; non ita erat quando
aliquis emebat ab imperatore aliquod praedium de proprio patrimo-
nio suo, sed idem de caetero debet observari de eo qui emit a prin-
cipe, quia statim securus erit.»
12& ANDREAS DE !SERNA,In usus feudorum commentaria. Francofur-
ti 1598 fol. 779 s.: «De bis dictum et supra proximum super verbo con-
demndtorum et proscriptorum in Authenticis ut nulli iudicum, supra
de bona proscriptione Authenticis, bona. Haec Regí quaesita donat et
remittit, prout vult, tamquam quilibet de re sua facit, nam et poe-
nas corporales ex delictis debitas princeps remittit prout vult ... Sed
quantum interest pecuniariter alterius, illud non posset remittere,
quia sicut non potest dare meum, sic nec mihi debitum, secundum
121 Digesta 41, 4, 11 (C. l. C., I, 709).
12s Digesta, 41, 10, 5 (C. l. C., I, 712).
129 Codex VIII, 37, 3 (C. l. C., 11, 310).
130 Codex VII, 37, 2, (C. l. C., 11, 309).
 30 DE REGIA POTESTATE I III, 10-11
(cap. quod super his, De voto) 131 • Qui error perniciosis-
simus est, et contra sacram Scripturam et doctrinam
omnium sanctorum, et etiam piissimam Ecclesiae consue-
tudinem, aditum praebens mille rapinis, bellis iniustis,
homicidiis innumeris, et omni genere peccatorum, ut alibi
contra eum et suam sententiam esse haereticam proba-
vimus 132 •
11. Et quoque illa opinio Hostiensis est contra glos-
sam (lex barbarius <ff.>, De officio praetorum 133 , et
glossa in 1 constitutionem, ff. veteris) 134 , et utrobique
Bartolus qui in secundo loco dicit quod ratione protectio-
nis et iurisdictionis Imperator dicitur dominus mundi,
quia tenetur mundum, id est, Ecclesiam defendere. Nam
videmus, inquit Bartolus 135 , quod ratione protectionis
quis dicitur dominus ( ut lex interdum, § qui tutelam,
131
HosTIENSIS, In tertium Decretalium librum commentaria. Ve-
netiis 1581 [Decretalia III, 34, 8], cap. 8, n. 26, fol. 128 v: «Mihi tamen
videtur quod in adventu Christi omnis honor, et omnis principatus, et
omne dominium et iurisdictio de iure et ex causa iusta et per illum qui
supremam manum habet, nec errare potest, omni infideli substracta
fuerit et ad fideles translata, quod hoc iusta. causa fuerit, probatur.»
132
Cfr. BARTHOLOMEUM DE LAS CASAS, Tratado comprobatorio del
imperio soberano y principado universal que los reyes de Castilla y
León tienen sobre las Indias, compuesto por el Obispo don Fray Bar-
tolomé de las Casas o Casaus, de la Orden de Sµnto Domingo. Año
1552. (Tratados de Bartolomé de las Casas. Fondo de Cultura Econó-
mica. México-Buenos Aires 1965, p. 1081-1097): «De las cosas probadas
Y cerca de este artículo arriba dichas, parece manifiesto el error del
Hostiensis, o de quien se lo impone, en el cap. Quod super his, De
voto, donde dicen que sólo por haber venido Cristo al mundo, ipso
iure o ipso facto, fueron privados todos los infieles de sus señoríos,
jurisdicciones, dignidades, honras, reinados, y estados. Cosa absurdísi-
ma, vanísima, sin fundamento alguno de razón ni de autoridad.»
133
Corpus Iuris Civilis Iustiniani cum commentariis Accursii. Lug-
1
duni 1612, vol. I [Digesta I, 14, 3], col. 130: «Sed ideo dixit, quia faci-
lius consentit solus prince:ps in manumittendo vel aliud faciendo, quam
populus ... Unde Persus: Mille hominum species et rerum discolor usus.
Velle suum cuique est nec voto venitur uno. Et secundum hoc di-
DERECHOS DEL REY SOBRE BIENES DE PARTICULARES 30
Por tanto, si Enrique de Segusio lo interpretó según lo
que acabamos de decir, incurrió en un grave error al enfren-
tarse con la opinión de todos los demás juristas: como erró
sobre todo en otra ocasión contra toda lógica y aun contra
el derecho natural y divino, al decir que con la venida de
Cristo fueron quitados a todos los infieles todo dominio y
jurisdicción, y transferidos a los creyentes. Tal error es
del todo nocivo y opuesto a la Sagrada Escritura y a la
doctrina de todos los santos, incluso a la práctica permanen-
te de la Iglesia, legitimando tantas rapiñas, guerras injustas,
matanzas innumerables y todo género de pecados, como di-
ces quod ius, scilicet in conferendo libertatem, non dico in facien-
dum servum praetorem, immo et ídem de praetore. Sed an vel Impe-
rator vel populus teneatur ad pretium serví? Respondeo non, maxi,
me si propter publicam utilitatem· faciat... Et sic nota quod ex causa
iusta prínceps alienum servum manumittit, non alias, ut puto, quia
licet omnia principis intelligantur, verum est quoad protectionem.»
134 Digesta, De concepcione Digestorum, const. omnem rei, pr. (C.
I. C. ed. Mommsen-Krueger I, 10; ed. Scialoja, 4): Corpus Iuris Civi-
lis Iustinianei cum commentariis Accursii. Lugduni 1612, vol. I, col. 42:
«Et quod hic dicit, omnem totius reipublicae nostrae, id est totius
imperii, quod est suum et res in eo contentae, ratione iurisdictionis
vel protectionis, non proprietatis. [In margine sequitur: Haec opinio
ab omnibus reprobatur adde glossam famosam in l'. ber¡e a Zenone
Cod. de quadriennii praescriptione. Proinde res in imperio sitae privato-
rum, iurisdictione et protectione imperatoris sunt, at non proprietate.
Sunt enim quaedam iure gentium privatorum propria.»
135 BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In Primam Digesti Veteris Partem.
Venetiis 1596, t. I, fol. 4, a: «Quid dicendum, glossa hic determinat
per opinionem Bulgari quod lmperator non sit dominus particula-
rium rerum. Ad leges contrarias et ad textum istum quae dicit nostrae,
et ad l. deprecatio, et ad l. bene a Zenone, respondetur quod ratione
protectionis et iurisdictionis Imperator dicitur dominas mundi, quia
tenetur totum mundum defendere et protegere et appositio verbi
nostrae potest referri ad dominium et tune refertur ad Principem.
Iterdum ratione protectionis et tune refertur ut hic. Item probatur
quia ego video quod ratione protectionis vel administrationis, dicitur
quis esse dominus, ut l. interdum s. qui tutelam, ff. De furtis, et l. qui
fundum, s. si tutor, ff. Pro emptore.»
 31 DEREGIAPOTESTATE
I III, 12
ff. De furtis 13 ª, et lex qui fundum, § si tutor, ff. Pro
emptore) 137 •
12. Idem Bartolus dicit lege 1, § per hanc <ff.> De
rei vindicatione 138 ; idem ait in extravaganti ad reprimen-
dum, in verbo totius orbis 139 • Item Cardinalis Zabarella
in Clementinas, pastoralis, § ut illud. De <sententia et>
re iudicata, n. 2 140 ; Andreas de Iserna super feudum, tit.
De capitaneo, qui curiam vendidit § similiter potest, 4
columna in fine 141 • Lucas de Penna lege praedia domus,
ultima columna, C. De locatione praediorum civilium,
lib. 11 142 , ubi ponit intellectum legis bene a Zenone refe-
rens Hostiensem 1 ·43 • Archidiaconus 144 etiam sequitur
136 Digesta 47, 2, 57, 4 (C. I. C., I, 821).
137 Digesta 41, 4, 7, 3 (C. I. C., I, 709).
138
BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In Primam Digesti Veteris Partem.
Venetiis 1596, t. I, fol. 169 v-170: «Pro hoc ego sum consuetus dicere
in prima constitutione huius libri quod cum Imperator sit dominus
totius mundi. Et glossatores dicunt dominum quoad protectionem, quia
cum alii sunt domini singulariter, piures non poterunt esse domini in
solidum. Ego dico quod Imperator est dominus totius mundi vere.
Nec obstat quod alii sunt domini particulariter, quia mundus est uni-
versitas quaedam. Unde potest quis habere dictam universitatem, li-
cet singulares non sint suae. Unde si alius teneret mundum, ipse Im-
perator posset vendicare.»
139
BARTOLUS DE SASSOFERRATO,. Tractatus Bartoli Saxoferrato, cum
adnotationibus iuris utriusque Doctoris D. Thomae Diplovatatii, Ber-
nardini Laudriani, et aliorum eruditorum, et primo super Constitu-
tione Extravaganti, Ad reprimendum (Opera,• Venetiis 1590), n. 7, ver-
bo totius orbis, fol. 95: «Imperator recte dicitur dominus mundi, sci-
licet universalis, licet singulares sint domini praediorum suorum. Unde
a possessoribus ipse posset vindicare mundum, ut l. bene a Zenone,
C. De quadriennii praescriptione, et ff. Ad legern Rhodiam, de iactu, 1.
deprecatio, Nec est opus quod dicamus quod omnia sunt sua quoad
protectionem etc., ut notatur in prima constitutione Digestorum in
principio, quia omnia sunt ipsius, si universaliter consideretur.»
14
° FRANCiscusZABARELLA, Lectura super Clementinis. Venetiis 1487,
[Clementinarum II, 11, 2]: «Dico in quaestione prima ad prospositum
autem dicit quod imperator dicitur obtinere iurisdictionem in solidum
in universo mundo qui solus est cui a Deo committitur gladius tan-
quam vicario ... , et in hot: fundat intentionem suam de iure communi
quoad ius reddendum et ius gladii exercendum, secus quoad proprie-
DERECHOS
DELREYSOBREBIENESDE PARTICULARES 31
jimos en otro lugar contra él, y demostramos que su tesis
es herética.
Esta teoría de Enrique de Segusio está en contradicción
también con la glosa de Accursio y la interpretación de Bárto-
lo de Sassoferrato, quien en un segundo texto afirma que
se llama .al Emperador señor del mundo por razón de pro-
tección y de jurisdicción, ya que está obligado a defender al
mundo, es decir, a la Iglesia. Pues vemos, dice Bártolo, que
es señor en razón de la prdtección, segiín las 1e y e ·s del
Digesto..
Lo mismo afirma Bártolo en otra ley del Digesto y en su
comentario a los Decretales. Es la tesis de Francisco Zaba-
rella, Andrés de !serna y Lucas de Penna, que cita a Enrique
de Segusio en su glosa al Código Civil. Guido de Bayso sigue
tatem rerum in quibus de iure communi ius non habet, cum multa
sint allodia».
141 ANDREAS !SERNA,In usus feudorum commentaria. Francofor-
ti 1598, fol. 586: «Bona subditorum sunt Principis quantum ad pro-
tectionem, dominium et proprietas non est Principis, non obstante
errare Azo in l. bene a Zenone».
142 Codex XI, 71,5 (C. I. C., 11, 451).
143 LuCAs DE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani.
Lugduni 1582, De locatione praediorum civilium lib. 11, n. 31!,fol. 628:
«Hunc puto verum intellectum dictae legis bene, quamvis Hostiensis
in summa De praescriptionibus, s. quae exigantur, vers. sed numqqid
maius peccatum etc. dicat omnia esse principis, nedum quoad tuitio-
nem, iurisdictionem et protectionem, sed etiam quoad proprietatem et
maius dominium, ita quod potest rem alienam in alium transferre,
non solum quoad utilitatem, sed etiam quoad fructuum perceptionem.
Potest namque princeps alienam rem alienare ex certa scientia, non
per errorem, ut suam per c. 8, dist. quo iure, et ff. ad l. Rhod. de
iactu, deprecatio, et de evic. Lucius. Potest alienam etiam ut alienam
vendere prout traditur supra si propter publicas pensitationes, l. 1
et 2. Haec ut plurimum a doctoribus impugnantur, et contrarium
notat Archidiaconus 23, quaest. ult. s quamvis, de hoc etiam notat 12,
quaest. 2, quincumque militttm, et hoc verius est. Quod autem ibi
dicitur omnia principis esse intelliguntur; verum est de patrimonia-
libus et fiscalibus, ut manifeste ibi littera subdit, non autem hoc
verum est de bonis aliis privatorum ut ibi notat».
144 ARCHIDIACONUS, In Decretorum volumen commentaria. Vene-
tiis 1601, Pars II, causa IX, quaest. 3, n. 1, fol. 200 v: «Princeps bene
32 DEREGIAPOTBSTAm
I III, 12
hanc opm1onem secundum Thomam, quodlibeto 12,
art. 15 ad 1 ubi dicit quod omnia sunt principum ad gu-
bernandum, non ad retinendum sibi, vel dandum aliis,
etc.uª. Idem in libro de regimine pr~ncipum, opuscu-
lo 20 146 •
potest auferre actionem perpetuam et temporalem, sed si vult auferre
rem meam rescripto, non potest, quia dominia rerum sunt de iure
naturali (Institutiones, De rerum divisione, s. per traditionem), et
naturabilia immutabilia sunt (Institutiones, De iure naturale, s. ultima)
securidum Acursium et Oldradum, qui ita notat C. De precibus impe-
ratori offerendis, l. quotiens. Sed pro dicto Ioannes facit ff. De rei
vindicatione; l. item si verberatum, ff. De evictionibus, l. Lucius; sed
non obstant istae leges quae volunt, quia imperatori licet dare praedia
nostra militibus ob publicam utilitatem, nam istud verum est precio
nobis dato (C. Pro quibus causis servi<praemium> accipiunt, lib. 7.
ult. Die ergo quod omnia sunt principis, ut dicit lex hic allegata bene
a Zenone omnia, scilicet fiscalía». Ad Archidiaconi interpretationem
DERECHOS
DELREY SOBREBIENESDE PARTICULARES 32
también esta doctrina de acuerdo con Santo Tomás en uno
de sus quodlibetos, cuando dice que todas las· cosas son _de
los príncipes para gobernar, no para guardarlas para. si o
dárselas a otros. Lo mismo dice en el libro sobre el gobierno
de los príncipes.
confer Felinum Sandeum, vol. I, tit. De constitutionibus, cap. 13, n. 28,
fol. 26.
145 SANCTUS THOMAS,Quodlibeto XII, quaest. 15, art. 24, ad. l. p.
607 (Opera omnia, vol. XV): «Ad primum ergo dicendum quo~ verum
est quod omnia sunt principum ad gubernandum, non ad r~tmendum
sibi vel ad dandum aliis; et si quae leges tales sunt, tyranmcae sunt,
et non absolvunt a conscientia, sed a foro iuc;liciali et violentia».
146 SANCTUS THOMAS, Tractatus de Rege et Regno (Opera, Pari-
siis 1875) Opusculum XVI. lib. I, cap. 10, p. 351; lib. 111, cap. 11,
p. 380. Cfr. etiam De Eruditione Principum, opusculum XXVI, lib. III,
cap. 2, p. 587; De Angelorum natura, Opusculum XIV, cap. 15, p. 301;
De regimine iudaeorum, opusculum XVII, p. 415.
 NOTABILE 11
§ IV
l. Nullum onus populo imponi potest, nisi voluntarie consentiat.
2. Civilia iura quando esse coeperunt.
3. Populus est causa effectiva regum.
4. Populus eligendo regem, libertatem non amisit.
5. Quod omnibus est profuturum et nocere potest, omnium con-
sensus requiritur.
8. Prínceps non potest petere quicquam a subditis, nisi de quibus
cum populo convenit.
l. Nulla subiectio, nulla servitus, nullum onus un-
quam impositum fuit, nisi populus qui subiturus illa
onera erat, impositioni eiusmodi voluntarie consenti-
ret 147 •
Immo a principio idem populus ea constituit cum ipso
principe, probatur. Ah initio omnis res, omnis populus
fuit liber; si contra populi vel privati dominii alicuius
rei voluntatem imponerentur, forent absque dubio vio-
lenta, et sic prohiberetur populus uti sua libertate, quae
de iure naturali competebat. ·
Nihil enim tam disconveniens naturali aequitati quam
contra voluntatem domini nolentis rem suam vel pro-
priam amittere aut ea carere, sive alieno dominio subid
quocumque modo illicito (§ ·per traditionem, Institutio-
147 Cfr. BARTOLOMB DB LAS CASAS, Principia quaedam, tertium. prin-
cipium, De regimine et iurisdictione. Sed melius, Primum principium.
CUESTION SEGUNDA
§ IV
l. Ninguna carga puede imponerse al pueblo sin que voluntaria-
mente la acepte.
2. 'Cuándo empezaron a existir normas jurídicas en las sociedades.
3. El pueblo es la causa efectiva de los reyes.
4. No pierde la libertad el pueblo cuando elige a sus reyes.
5. Se requiere el consentimiento de todos 'los interesados en asun-
tos que pueden beneficiar o perjudicar a todos.
8. El príncipe no puede exigir a sus ciudadanos nada que previa-
mente no haya sido pactado con el pueblo.
Ninguna sumis1on, ninguna servidumbre, ninguna carga
puede imponerse al pueblo sin que el pueblo, que ha de
cargar con ella, dé su libre consentimiento a tal imposición.
Incluso puede demostrarse que al principio [ del régimen
político] el pueblo mismo lo concertó así con el propio so-
berano: originariamente todas las cosas y todos los pueblos
fueron libres; luego si llegase a imponerse cualquier tipo de
carga u obligación contra la voluntad del pueblo o del dueño
privado, habrá de ser sin duda por coacción, impidiendo en
consecuencia al pueblo el uso de su propia libertad que le
corresponde por derecho natural.
Pues nada hay tan contrario a la equidad natural como
verse obligado el dueño, sin consentimiento suyo, a perder
violentamente lo que es propio, cayendo de modo ilícito
bajo dominio ajeno. Es principio de las Instituciones y del
 34 DE REGIA POTESTATE I IV, 2-3
nes, De rerum divisione 148 , a contrario sensu arguitur
lege 1 et 2, ff. De libero homine exhibendo) 149 , Praete-
rea originaliter ah ipso populo libero reges et principes,
ac quilibet supremi magistratus per qu,os census et tri-
buta imposita sunt, omnis eorum auctoritas, potestas et
iurisdictio, per liberam voluntatem processerunt (lex 2,
§ deinde, <ff.> De origine iuris) 15 'º.
2·. Civilia autem iura tune esse coeperunt, et cum ci-
vitates condi et magistratus creari coeperunt 151 • Et popu-
lus romanus omnem potestatem in principem transtulit
quoad onus.
3. Unde imperium immediate processit a populo, et
populus fuit causa effectiva regum seu principum, aut
quorumcumque magistratuum, si iustum habuerunt, in-
gressum (93 dist., cap. legimus) 152 • Ergo si populus fuit
causa effectiva seu efficiens, et finalis regum et princi-
pum, ut a populo per liberam electionem originem duxe-
runt, non potuerunt imponere populo a principio nisi tri-
buta et servitia quae ipsi populo grata essent, et quorum
impositioni libenter populus consensisset. Patet conse-
quens: Populus eligendo principem seu regem, liberta-
tem suam non amisit, nec potestatem commisit aut con-
cessit gravandi se, sibi violentiam inferendi aut aliquid
14s Institutiones II, l. 10 (C. I. C., I, 12-13): «Nihil enim tam con-
veniens est naturali aequitati quam voluntatem domini volentis rem
suam in alium transferre ratam haberi».
14 9 Digesta 43 [De homine libero exhibendo], 29 (C. I. C., I, 752), l.
1: «Ait praetor: Quem liberum dolo malo retines, exhibeas. Hoc inter-
dictum proponitur tuendae libertatis causa, videlicet ne homines liberi
retineantur a quoquam»: l. 2: «(Nihil enim multum a specie servien-
tium differunt, quibus facultas non datur recedendi)». Cfr. LUCAM DE PEN-
NA, De capitatione civium censibus eximenda, lib. XI, tit. 48, n. 7, p. 520.
150 Digesta I,2,2,8 et 9 (C. I. C., I, 30): «Deinde cum esset in civitate
lex duodecim tabularum et ius civile, essent et legis actiones, evenit,
ut plebs in discordiam cum patribus perveniret, et secederet sibique
PACTO CONSTITUCIONAL SOBRE PRESTACIONES 34
Digesto. Además, los reyes, príncipes, señores y altos fun ..
cionarios que impusieron las contribuciones y tributos tuvie-
ron su origen en el libre consentimiento del pueblo, y toda su
autoridad, potestad y jurisdicción les vino a través de la
voluntad popular.
Las normas jurídicas empezaron a existir precisamente
con la fundación de ciudades y la creación de magistrados.
También el pueblo romano transmitió al principio todo su
poder con derecho a imponer cargas. En consecuencia, el
poder de soberanía procede inmediatamente del pueblo. Y es
el pueblo la causa efectiva de los reyes o príncipes y de
todos los gobernantes, si es que tuvieron un comienzo justo.
Luego si el pueblo fue la causa efectiva o eficiente y tam-
bién Ia causa final de los reyes y príncipes, de forma que
tuvieron su origen en el pueblo a través de elecciones libres,
no pudieron desde el principio imponer más tributo y ser-
vicios que los aceptados por ,el pueblo mismo y a cuya impo-
sición hubiera él consentido de buena voluntad. La conse·
cuenda es clara: cuando un pueblo eligió sus príncipes o su
rey, no perdió su propia libertad ni renunció o concedió
poder de gravarle, coaccionarle, ordenar o imponerle cargas
en perjuicio de todo el pueblo o comunidad política. Y no
fue necesario que expresamente se aclarase todo esto en el
sua constitueret, quae iura. plebi scita vocantur. Mox cum revoca ta est
plebs, quia multae disc.ordiae nascebantur de bis plebis scitis, pro le-
gibus placuit et ea observari lege Hortensia: et ita factum est, ut
inter plebis scita et legem species constituendi interesset, potestas
autem eadem esset. Deinde quia difficile plebs convenire coepit, po-
pulus certe multo difficilius in tanta turba hominum, necessitas ipsa
curam reipublicae ad senatum deduxit: ita coepit senatus se ihterpo-
nere et quidquid constituisset observabatur, idque ius appellabatur
senatus consultum». Cfr. etiam s. 6, 22, 25, 26, 29.
151 Institutiones II, 1, 11 (C. I. C., I, 10): «Civilia enim iura tune
coeperunt esse, cum et civitate condi et magistratus creari et leges
scribi coeperunt».
152 Decretum Gratiani I, 93, 24 (C. l. c., I, 327-29). Cfr. BARTOLOME
DE LAS CASAS, Principia, primum principium, secundum coroUarium.
15
35 DE REGIAPOTESTATE
I IV, 4-5
aliud in praeiudicium totius populi sive communitatis
faciendi aut constituendi,
4. Neque oportuit hoc explicari eo tempore quo re-
gem eligebant, quoniam quae insunt, etsi non dicantur
expressa et dicta, non immutant vel addunt ( <lex blandi-
tur>, C. De fideiusoribus) 153 lex 3, ff. De conditionibus
et demonstrationibus) 154 • Ergo ad hoc quod populus non
gravaretur, nec eius libertati derogaretur, toti communi-
tati violenta inferretur, et sic necesse erat consensum po-
puli intervenire.
Item probatur: antequam fuissent reges et magistra-
tus, omnia bona praedicta totius communitatis erant, et
ad ipsam iure naturae pertinebant (Institutiones, De re-
rum divisione) 155 • Populus prior fuit natura et tempore
ipsis regibus. Sed populus tenebatur exhibere de publico
aliqua ex quibus rex sustentari possit. Ergo populus prae-
dicta iura regalia fecit vel decrevit.
5. ltem, id quod est omnibus profuturum, et potest
esse nocivum, de consensu omnium est agendum (lex qui-
cumque, § 2, C. De omni agro deserto, lib. 11) 156 , Propter
quod requirendus est omnium hominum liberorum con-
sensus in omni tali negotio. Ergo totus vocandus erat 1111 •
Sed non erat aliud unde assignarentur, nisi ea quae totius
universitatis erant 158 • Ergo ipse populus ea decrevit.
Vide etiam secundum Thomam 2.2. quaest. 62, art. 7 c. 159
15 3 Codex, 8, 40, 12 (C. l. C., 11, 352): «Blanditus tibi est, qui non
dixisti, cum
teneri te persuasit, quod, cum pro alio intervenires, rJ.nvfü11-at
et bis verbis obligationem verborum contrahi pridem receptum est».
154 Digesta 35, 1, 3 (C. l. C., I, 539): «Obtinuit impossibiles condicio-
nes testamento adscriptas pro nullis habendas».
l55 lnstitutiones 11, 1, 11 (C. l. C., I, 10): «Singulorum autem ho-
minum multis modis res fiunt».
156 Codex XI, 59. 7 (C. l. C., 11, 446).
157 LucAs DE PENNA,In tres posteriores l'ibros Codicis lustiniani.
Lugduni 1582, De capitatione civium censibus eximenda, lib. XI,
PACTOCONSTITUCIONAL
SOBREPRESTACIONES 35
momento de elegir al rey, puesto que se supone que ni dis·
minuye ni aumenta lo que es derecho natural, aunque no
se haya declarado ni se mencione expresamente. Luego fue
necesario que interviniese el consenso del pueblo para que
no se le gravase, ni se le privara de su libertad, ni se infirie-
se violencia alguna a la comunidad.
Otra prueba: antes de que existieran los reyes y los go-
bernantes, los bienes indicados eran comunes y pertenecían
a toda la comunidad en virtud del mismo derecho natural.
Por esencia e históricamente el pueblo fue anterior a los
reyes. Pero el pueblo estaba obligado a deducir de iJ.osbienes
públicos las prestaciones necesarias para el mantenimiento
del rey. Luego el pueblo ordenó o decretó los derec~os del
Rey.
Además, en asuntos que han de beneficiar o perjudicar a
todos, es preciso actuar de acuerdo con el consentimiento
general. Por esta razón en toda clase de negocios pú?licos
se ha de pedir el consentimiento de todos los hombres hbres.
Habría, por tanto, que citar a todo el pueblo [para recabar
su consentimiento]. Y no habiendo otros fondos a que car-
gar estos gástos si no es de los bienes que pertenecenª. toda
la colectividad, parece lógico que los fije el pueblo mismo.
tit. 48, n. 8, p. 520: «ltem quia id quod est omnibus profuturum, de
consensu omnium est agendum, infra De omni agro deserto, quincum-
que 2, in fine. Fortius exquirendus est cons~nsus homi:11um libe~orum
in huiusmodi negotio, quod est perpetuo noc1turum, et ideo ommmodo
sunt vocandi».
158 LOCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis lustinian_i,
De Tyronnibus, lib. 12, tít. 43, l. 3, n. 12, p. 897: «Tutela et procuraho
Reipublicae ad eorum utilitatem quibus commissi sunt, non ad eorum
quibus est commissa, gerenda est. Adde quae scripsi infra De divers~s
officiis ad explendoris, in verbo studio exercendae. Unde negot1a
regni dicuntur negotia universitatis».
159 SANCTUS T M o M As, 11 11 (Opera omnia, vol. 111, Parisiis 187~).
quaest. 62, art. 7, n. 3, p. 515: «Sicut príncipes qui tenentur custod1re
iustitiam in terra, si per eorum defectum .Iatrones increscant, ad
restitutionem tenentur, quia redditus quos habent, sunt quasi stipen-
dia ad hoc instituta, ut iustitiam servent in terra».
36 I IV, 6
DE REGIAPOTESTATE
ltem in Epistolam ad Ducissam Brabantiae, opuscu-
lo 21 1 ªº.
6. Quinto probatur ex summa Raymundi (tit. De
raptoribus) 161 , et Hostiensis in summa (tit. De immuni-
tate Ecclesiae 10 ·2, et tit. De censibus, § ex quibus cau-
sis 163 , sed expressius tit. De poenitentibus et remissio-
nibus, § quibu.s et qualiter, ver s. quid de mili ti bus 16 •,
et in summa astesana (lib. 1, tit. 32, art. 5) 1 ª', et alii
doctores, qui omnes determinant quod prínceps vel do-
minus non potest petere a subditis, ni~i ea de quibus
inter eum vel eius antecessores et ipsos subditos aut
antecessores eorum, plane bona fide, sine dolo et coac- ·
tione, conventa fuerint. Ergo omnia iura regalía, reditus
et tributa, pacta fuerunt ab initio inter reges et populos,
et per consequens non sine consensu libero populi sunt
constituta. Ergo nulla subiectio imposita' fuit sine con-
sensu populi.
1&0SANCTUSTHOMAS, De regzmine iudaeorum ad Ducissam Bra-
bantiae (Opera, vol. 27, p. 414): «Ita enim et per suam culpam prin-
cipes defraudarentur redditibus propriis, si permitterent suos subditos
ex solo latrocinio vel furto lucrari. Tenerentur enim ad restitutioném
eius quodcumque ab eis exigerent».
lél RAYMUNDUS DE PEÑAFORT, Sancti Raymundi Ordinis Praedicato-
rum Summa. Lugduni 1718, lib. 11, tit. 5, quaest. 11, p. 169: «De
quaestis et talleis et similibus dico quod regulariter [non] non debet
dominus a subditis petere, nisi ea quae inter ipsum et suos antecesso-
res plane bona fide, sine dolo ac coactione convenit, sicut fieri solent
cum mansi vel villae conceduntur de novo colonis vel aliis personis;
solent etiain inde fieri instrumenta quae continent censum annuum
et alias servitutes et pactiones bine inde».
PACTOCONSTITUCIONAL
SOBREPRESTACIONES 36
Consultar la Suma Teológi.cade Santo Tomás, así como su
carta a .la Duquesa de Brabante.
Para una quinta prueba se invoca un texto de San Rai-
mundo de Peñafort, que comenta Enrique de Segusio y repro-
duce la Suma Astesana. Todos estos y otros doctores sostie-
nen que ningún príncipe o señor puede exigir lícitamente a
los súbditos más contribuciones que las convenidas anterior-
mente por pacto entre ellos o sus antecesores por una parte,
y los propios súbditos o sus antepasados por otra, dentro
de una evidente buena fe, sin engaño ni coacción. Resulta,
pues, que todas las regalías, rentas reales y tributos fueron
pactados entre los reyes y los pueblos desde el comienzo
del régimen político. Por consiguiente, sólo por libre con-
sentimiento del pueblo han adquirido valor jurídico. Así que
ninguna limitación a la libertad es legítima sin el consenti-
miento popular.
1&2 HosTIENSIS, Henrici Cardinalis Hostiensis Summa Aurea. Lug-
duni 1568. De immunitate ecclesiarum, n. 12, fol. 281 v.
163 HosTIENSIS,Summa aurea, De censibus, n; 8, fol. 269 v.: «Ve-
rum is qui mutavit pro lucro temporali in gravamen populi, tenetur
ad satisfactionem, etiam si rex sit: maxime iuraverat tenere».
1 64 HosnENSIS, Summa Aurea, De poenitentiis remissionibus, n. 61,
fol. 430, s. v. Quod de militibus.
léS AsTESANUS, seu ASTAXASUS, Summa de casibus. Lugduní 1518,
art. 5, de 'pedagiis, fol. 43: «Secundum ergo, secumdum Raymundum,
tit. De raptoribus, et Hostiensem, tit. De immunitate ecclesiarum,
quod regulariter dominus petere non debet a subditis nisi ea de qui-
bus inter eum vel eius antecessores vel ipsos vel eorum antecessores
plane bona fide sine dolo et coactione convenit. De bis· solet fieri
instrumentum».
 N OT AB I L E III
§V
1. Iurisdictio regum, quam late extendatur.
2. Possessio quomodo proprie accipiatur.
3. Bona regni, an sint proprie ipsius regis.
l. Potestas ac iurisdictio regum non se extendit, nisi
ad procurandam utilitatem communem populorum dun-
taxat, nec ullum impedimentum vel praeiudicium affert
libertati 166 •
Probatur: qui ah alio regitur, per modum iurisdic-
tionis est illi subiectus; sed qui iurisdictionem habet non
~i~it1;1r.sub sua potestate habere omnes illos in 'quos
1~sd1cttonem e~ercet. Causa est haec, quia omnis prin-
c1patus habet v1m coercendi subditum in aliquo, sed non
coercet omnes aequaliter. Habet enim super eos po-
testatem non suam, sed legis, subiectam bono communi.
Id~o non sunt illi sub potestate sua, sed sub potestate
leg1s, ~uia non sunt. sub homine, sed sub recta lege.
Ita Anstoteles (S eth1corum, cap. 9·1 3 ethicorum 1 cap
12) 167 . Unde constat quod, quamvis reges possideant ci-'
v~s sive sub~it<?s, non tamen sunt eorum totalis et pro-
p1ae possess1oms.
166
BARTOLOME
DE LAS CASAS,Principia quaedam, quartum
cipium.
CUESTION TERCERA
§V
1. Límites de la juri~icción de los reyes.
2. Sentido exacto del término posesió:µ.
3. Si los bienes del reino son propiedad del rey.
La potestad y la jurisdicción de los reyes se aplica ex-
clusivamente a promover los intereses colectivos del pueblo,
sin poner estorbos ni perjudicar a su libertad.
Esto se demuestra porque quien está gobernado por
otro, '1e está sometido jurisdiccionalmente; pero quien tiene
jurisdicción no se dice que tenga bajo su poder a todos
aquellos sobre quienes ejerce jurisdicción. La razón consiste
en que todos los gobernantes tienen poder de coacción sobre
los súbditos de alguna manera, pero no ejercen su potestad
coactiva sobre todos por igual. Pues tienen sobre los súbditos
un poder que no es suyo propio, sino de la ley, y que está
subordinado al bien común. Por esta razón los súbditos no
están sometidos a la potestad del rey, sino que están bajo
la potestad de la ley, ya que no están bajo un hombre sino
bajo una ley justa, a decir de Aristóteles. Resulta, en con-
secuencia, que aunque los reyes posean ciudadanos o súbdi-
tos, estos no son, sin embargo, objeto de total y plena po-
sesión.
prin-
167 ARISTOTELES,
Ethica V, 6, 5; VIII, 12, 2.
 38 DEREGIAPOTESTATE
I V, 1
2. Nam accipiendo proprie possessionem, appellatur
possessio, id quod est totaliter alterius. Ex quibus col-
ligitur dominium (quod improprie dicitur) quod reges
super regna sua obtinent, nullum praeiudicium afferre
libertati secundum Aristotelem, cuí consonat Seneca qui
in libro tragoediarum 168 loquens de libertate, ait quod
nulla maior libertas quam vivere sub rege pío. Sanctus
Thomas praedicta confirmat (2 sententiarum, dist. 44,
quaest. 1, art. 3 ad 1 10 9, et quaest. 2, art. 2 ad 1 17 º et
4 sententiarum, dist. 24, quaest. 1, art. 1, quaestiun;ula
171
1 ad 1) • Colligitur reges et principes, proprie Ioquen-
do, non ~s~e dominos regnorum, sed rectores, praeposi-
tos, adm1mstratoresque rerum publicarum 1 1 2.
168
L, A. SENECA,Omnia Opera quae vu [go exstant sub nomine
L. A. Senecae, philosophica declama t orzca
· et tragica. Parisiis 1832,
vol. II, Aedipus, v. 521-27, p. 171 s.:
OED. Mitteris Erebo vile pro cunctis caput,
arcana sacrl voce ni retegis tua.
CREON. Tacere liceat: nulla libertas minor
a rege petitur. OED. Saepe vel lingua magis
Regí atque regno multa libertas obest.
CREON. Ubi non licet tacere, quid cuiquam licet?
OED. Imperia solvit, qui tacet, iussu'.s Ioqui».
169
SANCTUSTHOMAS, Commentum in librum secundum senten-
tiarum (Opera, vol. VIII, 44, 1, 3, 1, p. 587): «Ad primum ergo dicen-
dum, quod natura omnes homines aequales in libertate fecit, non
autem in perfectionibus naturalibus; Iiberum enim secundum philo-
so~hum, in I Methaphysicae, l:ap. 3, est quod sui causa est. Unus
emm horno ex natura sua non ordinat.ur ad alterum sicut ad finem·
et ideo secundus modus praelationis non fuisset qui libertate~
subditis tollit, sed primus modus esse posset qui nullum praeiudi-
cium Iibertatis affert, dum .subditi ad bonum praepositi non ordinan-
tur, sed e converso regimen praepositi ad bonum subditorum· unde
non incongrue se eorum servos appellant». '
LIMITESDE LA JURISDICCION
DE LOS REYES 38
Porque en sentido propio se llama posesión lo que es
totalmente de otro. Por donde resulta que el dominio (como
se llama impropiamente) que tienen los reyes sobre sus
:rseinosen nada debe perjudicar a la libertad de los ciuda-
danos. Es opinión de Aristóteles. Séneca está de acuerdo
cuando dice, al hablar de !la libertad, que no hay libertad
mayor que vivir sujeto a un rey justo. Santo Tomás apoya
este aserto. Se concluye que los reyes y gobernantes no son,
propiamente hablando, señores de los reinos, sino presiden-
tes, gerentes y administradores de los intereses públicos.
110 SANCTUS THOMAS, Commentum in librum secundum sententia-
rum (Opera, vol. VIII, 44, 2, 2, 1, p. 590): «Ad primum ergo dicendum,
quod illa praelatio quae ad utilitatem subditorum ordinatur, liberta-
tem subditorum non tollit».
111 SANCTUS THOMAS,Commentum in IV librum Sententiarum (Ope-
ra, vol. 11, dist. 24, quaest. I, art. 1, quaestiuncula I, ad primum,
p. 24): «Ad primum ergo dicendum, quod subiectio servitutis repug-
nat Iibertati; quae servitus est quando aliquis dominatur ad sui uti-
litatem subiectis utens».
172 IOANNES LóPEZ DE PALACIOS RUBIOS,De obtentione et retentiane
Regni Navarra, Pars IV, s. 6, p. 758: «Et propterea rex dicitur regni
administrator, ut colligitur ex lege 2 in principio, De origine iuris-
dictionum, cum dicit quod initio civitatis Romae omnia manu regia
gubernata fuere. Ergo rex est gubernator vel administrator, non do
minus, ut l. una, s. 1, ibi regimentis, ff. De officio praefecti praetorio.
Haec autem gubernatio ad utilitatem reipublicae, non ipsius regis data
est regi[ ... ] Non ergo potest rex de rebus ipsius regni libere et ad
Iibitum disponere, vel aliter eas alienare». DIEGO DE CovARRUBIAS,
Relectio c. Quamvis de pactis in sexto, s. 11, n. 4 (Opera. Gene-
vae 1762), vol. I, p. 364: «Est enim alienatio facta a rege rerum ad
regiam dignitatem pertinentium in maximum praeiudicium reipubli-
cae, cuius ipse administrator est, non dominus; atque ideo etiam
iurata alienatio in praeiudicium tertii non tenet, c. cum contingat,
De iureiurando. Quod autem rex non possit alienare bona et rex ipsius
regiae potestatis, quia ipsa potius sunt regni quam regis, notant late
Abbas et alii in dicto cap. imtellecto, Hostiensis, et Felynus in cap. di-
lecti, De maioritate et obedientia, loannes Lupus, in cap. per vestras
2, not. s. 1, n. 40».
 39
I V, 3
DEREGIAPOTESTATE
3. Unde bona regni non sunt proprie ipsius regis,
sed173 dignitatis regalis, ut probatum fuit in primo notabi-
li • Hinc glossa in cap. Moyses 7, quaest. 1: Regem
eligendum per1174electionem, licet contrarium servetur de
consuetudine (nota cap. intellecto, De iureiurando) 175 ,
Sicut inter maritum et uxorem matrimonium contrahi-
tur, et inter Ecclesiam et episcopum matrimonium spi-
rituale (7, quaest. 1, c. sicut) 176 , ita inter regem et reg-
num, 1177et prínceps in republica (7, quaest. 1, c. in api-
bus) , ubi comparantur rex, Imperator et episcopus 17 ª.
13
1 Cfr. Notabile primum, s. 3, n. 8-12.
174
Decretum Gratiani emendatum et notationibus illustratum una
cum glossis. Lugduni 1584 (Decretum 11, 8, 1, 6, I, 591), col. 849: «Reges
debent fierl per electionem ... , nisi habeant ex privilegio constituere
successorem •.
175
GLOSSAX, 2, 24, 33 (&litio Decretalium cum glossa BERNARDI
PARMIBNSISsub titulo Nova Decretalium ~ompilatio Gregorii IX im-
pressa. Venetiis 1468>, col. 830: «Rex Hungariae fecit quasdam aliena-
~iones in praeiudicium regni sui et contra honorem regís, interposito
IUramento de ipsis non revocandis. Significatum fuit hoc domino Pa-
pae, unde scripsit archiepiscopo collosensi et eius suffraganeis et
eidem regi super hoc, ut alienationes praedictas studeat revocare, non
obstante iuramento illo, quia in coronatione sua iuravit iura regni sui
et honorem illibata servare, unde illicitum fuit iuramentum si quod
praestitit, de non revocandis huiusmodi alienationibus, et ideo non
servandum et priore iuramento licite praestito obediendum».
UMITESDE LA JURISDICCION
DE LOS REYES 39
Por tanto, los bienes del reino no son p:opiedad de la
persona del rey, sino que pertenecen a la dignidad real, _como
quedó demostrado en la cuestión primera. Por eso dice. _Ia
glosa al Decreto que los reyes debían nombrars: por eleccion
popular, aunque por costumbre se venga haciendo lo. con-
trario. Al igual que se contrae matrimonio entra _el mando. Y
la mujer 'Y matrimonio espiritual entre la Iglesia Y el o~is-
po hay también un matrimonio virtual entre el rey Y el remo,
v del príncipe con la república. A estos efectos el. canon del
Decreto compara al rey y al emperador con el obispo.
116 Decretum Gratiani II, 7, 1, 39 (C~l. C., 1, 581).
111 Decretum Gratiani 11, 7, 1, 41 (C. l. C., I, 582). . . .
11s LucAs DE PENNA,Commentaria D. !-~cae d: ~e~na iurtsc?nsultt
elanssimi
· · · in
· tres posteri'ores
· libros Codtcts [ustiniam. Lugdum I . m 1582,
rin
lib XI De omni agro deserto, tít. 58, !ex. 7, n. 8, p. 563: « te P -
ce;s si verum dicere ve! agnoscere volumus, ut di~itur 23,_quaest. 4,
si ecclesia, et est simile 24, quaest. 1, c. scis_ma,50 d~st. Abstt, et ff .. De
conditionibus et demonstrationibus, cum ita, ad fm~m, ~st mantus
reipublicae. Nam sicut inter virum et uxo~em matnmomu~ carnale
contrahitur et oeconomlcum, sic inter princ1pem e~ re~pubhcam ~a-
trimonium morale contrahitur et politicum. lte~ s1cut 1~t~r eccles1am
et prae!atum matrimonium spirituale contrah~tur et d1vi~um, ~t 7,
quaest. 1, sicut, et extra De immunitate eccles1_arum, quoniam, lib. 6,
ita inter principem et rempublicam rnatrirnomum temporale contra-
hitur et terrenum».
 NOTABILE IV
§ VI
l. Rex habens plura regna, an teneatur tempore belli et necessi-
tatis alteri subvenire, et quid de civitatibus.
2. Ouilibet originarius nascitur propriae patriae.
3. Solutio obiectionis.
4. Definitio civitatis.
l. S_i:ex aut princeps habere contingat plura regna,
plures c1vltates, quarum aliqua patitur bellorum moles-
tias, ~e! alias incurrit graves necessitates, licet alia regna
vel c1v1tates debeant ex charitate aut pietate quadam
natur~l! eide?I subvenire, intelligitur tamen sine proprio
notab1h detrimento et provisis prius propriis necessita-
tibus, et quod voluntarie illud agat, nec propter vitandum
quodcumque malum vel incommodum, sive promoven-
dum quodlibet bonum et utilitatem alterius civitatis, obli-
gatur lege aliqua expohere se tali periculo, quod vergat
in totalem sui ipsius destructionem aut grave damnum.
Probatur hoc, et hoc quidem de civitate, quae mem-
brum est regni, quia civitas quaecumque communitas
cum sit perfecta, est per se sufficiens, cuius vita est res-
publica sua, secundum Aristotelem (1 et 4 Politico-
1179
rum) • Ergo prius sibi debet consulere in omnibus, quae
ad sui defensionem spectant, et conservationem, et per
179
ARISTOTBLES, Política I, 1, 8, 483; IV, 2, 1, 544; IV, 3, 2, 545.
CUESTION CUARTA
§ VI
l. Cuando un rey posee varios reinos, ¿está obligado un reino o
una ciudad independiente a acudir en socorro de otro en tiempo de
guerra o calamidades públicas?
2. Todo individuo es ciudadano de su propia patria.
3. Respuesta a la objeción.
4. Concepto de comunidad política,
Cuando un rey o príncipe posee varios reinos o ciuda-
des independientes, y uno de sus reinos o ciudades sufre
la desgracia de la guerra o es víctima de otras graves cala-
midades, aunque es cierto que las demás ciudades y reinos
tienen el deber de ayudar por caridad o por cierta soli-
daridad natural, se comprende, sin embargo, que deben ha-
cerlo sin perjuicio grave de sus propios intereses y ha-
biendo cubierto de antemano sus propias necesidades, y
haciéndolo si-empre de propia voluntad. Pues nadie está
obligado jurídicamente a exponerse a un peligro tan grave
que repercuta en daño grave y total destrucción de sí mis-
mo, aunque se trate de evitar algún mal o desgracia, o de
promover algún bien o el interés de otra ciudad.
La razón es porque la ciudad es una parte del reino, y
siendo toda ciudad una comunidad perfecta es en cierto
sentido autosuficiente y su vida consiste en la realización
de los intereses de su pueblo, en expresión de Aristóteles.
Por tanto, debe mirar ante todo por su propia defensa y
 41 DE REGIA POTESTATE I VI, 2-3
consequens non tenetur propter vitandum quodcumque
malum vel incommodum; sive promovendum quodcum-
que bonum et utilitatem regni vel alterius partis regni,
saltem tali periculo se exponere quod vergat in totalem
sui ipsius destructionem vel etiam in grave damnum.
2. Probatur sequentia cum sua sequela. Quoniam
quilibet originarius civitatis naturaliter nascitur patriae
propriae atque oboedire tenetur eidem, ac pro defensione
illivs pugnare (ut lex veluti, <ff .> De iustitia et iure 180 ,
et ff. De ventre in possessionem mittendo, lex 1, § et ge-
neraliter 181 • Et est ratio, quoniam civitates habent suos
cives in potestate. Arguitur lege 1, ff. De decurionibus 182 •
Cum igitur cives propriae patriae nascantur, prius tenen-
tur patriae consulere, ac proinde nulla lex eos obligat,
vel eandem civitatem pro iuvanda alía civitate vel regni
parte, vel etiam pro toto regno vitandoque malo quocum-
que, vel quaerendo illius bono aliquo tali periculo saltem
se exponat quod vergat in eversionem sui totalem, vel
aliud grave damnum.
3. Hoc etiam probatur C. De aquaeductu, lex si quis
legis 2, libri 11 183 , et lex praeses C. De servitutibus
<et de aqua> 184 , ubi sitientibus agris nostris aquam non
dabimus alienis. Et quilibet prius sibi eleemosynam fa-
cere debet, deinde proximis (De poenitentia 3, c. sane) 185 •
Non obstat quod quaelibet civitas est pars regni. Pars
autem omnis ad sui totum ordinatur, quia pars non so-
180 Digesta I, 1, 2 (C. l. C., I, 29).
181 Digesta 37, 9, 1, 15 (C. l. C., I, 599).
182
Digesta SO, 2, 1 (C. l. C., I, 895): «Decuriones, quos sedibus ci-
vitatis, ad quam pertinent, relictis in alía loca transmigrasse proba-
bitur, praeses provinciae in patrium solum revocare et muneribus
congruentibus fungí curet».
183
Codex, XI, 43, 2 (C. I. C., II, 438): «Si quis de caetero vetiti
furoris audacia florentissimae urbis commoda voluerit mutilare aquam
ad suum fundum ex aquaeductu publico derivando, sciat eundem
fundum fiscalis tituli proscriptione signatum privatis rebus nostris
adgregandum».
SOLIDARIDAD ENTRE REINOS 41
conservac1on, y en consecuencia no está obligada a expo-
nerse a un peligro tan grande que le precipite en su total
destrucción y en daño irreparable, só"Iopor tratar de evitar
algún mal o desgracia o de promover el bienestar de todo
el reino o de otra parte del reino.
Se prueba la conclusión con sui; consecuencias. Pues todo
el que nace en una ciudad es natural de su propia patria,
y está obligado a obedecerla y a luchar por su defensa,
como dicen distintas leyes del Digesto. La razón es que las
ciudades tienen poder sobre sus propios ciudadanos. Se ar-
gumenta con la ley del Digesto. Y teniendo como patria
suya aquella en que han nacido, los ciudadanos tienen ante
todo el deber de mirar por su patria, y por tanto ninguna
ley les obliga a exponerse a sí mismos o a su ciudad por
ayudar a otra ciudad o a otra parte del reino, o incluso para
ayudar a todo el reino y evitar cualquier mal y conseguir
cualquier bien, cuando es a riesgo de un peligro tan grande
que pueda precipitarlos a la propia destrucción total o al-
gún otro daño irreparable.
Se prueba también esta tesis con las leyes del Código,
específicamente con aquella que dice que no estamos obli-
gados a proporcionar agua para regar los campos ajenos,
cuando los nuestros están sedientos; y según la ley canó-
nica uno debe darse limosna a sí mismo primero y después
al prójimo. Cada uno debe empezar por sí mismo y des-
pués cuidarse del prójimo.
Y no es obstáculo el hecho de que una ciudad es parte
del reino, ya que toda parte se ordena a su propio todo,
puesto que una parte no es sólo parte de otro, sino que per-
184 Codex III, 34,6 (C. l. C., II, 141): «Cum sit durum et crudeli-
tati proximum ex tuis praediis aquae agmen ortum setientibus agris
tuis ad aliorum usum viciñorum iniuria propagari».
18 5 Decretum Gratiani, Pars 11, Causa 33, Dist. 3 De paenitentia,
cap. 19: «Qui vult eleemosynam ordinate dare, a seipso debet incipere,
et eam sibi primum dare». (C. l. C., I, 1214).
 42
DE I VI, 3
REGIAPOTESTATE
42
!urnest alterius
ideo pro salute
pars, sed eti
t t'
.
~m omnmo alterius 18a Et
SOLIDARIDAD ENTRE REINOS

. o ius corpons n t 1· . tenece totalmente a otro. Por tanto resulta, y ejemplos de

penculo sui perditionis . a ura iter omnis pars ello vemos cada día, que es natural que un miembro se
tidie. Nam unumquod ex-?omtur, hoc satis videmus quo-
quod est alterius ide!ue ·t~re~us naturalibus secundum
arriesgue a perecer por salvar a todo el cuerpo. Pues en
la naturaleza todo lo que es parte de otra cosa, se ordena
clinatur in id, cui~s est p:1rs1 p~mciRalius: ideo magis in- a esta que es más importante, por donde se orienta al todo
quo? manus, quae est natd )·ªm m se ipsum. Sic patet del que es parte más que a sí misma. Así resulta que la
pomt se periculo suae er/ª is. p~rs et membrum, ex- mano que es parte y miembro nacural, se expone a ser cor-
totius corporis. Cum igit~r ~Pt!o~1s pro conservatione tada por conservar la vida de todo el cuerpo. Y siendo exacto
corporis, scilicet physic· . sic sit m membris utriusque este principio para los miembros del cuerpo, tanto físico
civilis, ergo civitas, qua: ~;~bnaturalis, et politici seu o natural como político o civil, lógicamente la ciudad, que
naturali obligatione tenet rum quoddam est regni es como un miembro del reino, tiene la obligación natural
propriae peremptionis p ur sel expon~re, etiam pericul~
E ro sa ute totms regni 18 7 de exponerse, incluso a costa de la propia destrucción, para
h .st namque bona consequenti . salvar a la totalidad del reino.
p ys1co ad civile sive myst' R a arguendo a corpore La consecuencia es válida si aceptamos el argumento del
eadem, nec tam fortis o~l~m. . es~u?lica quod non est cuerpo físico para el cuerpo político o místico. Pero no es
quamvis sit regni pars v 1 gatb10 c1v1tatis ad regnum lo mismo la comunidad política, ni se da una obligación
b t · · e mem rum '
e c1v1s,qui est pars civitatis ad b cum. e.a, qua quili- tan fuerte de la ciudad para con el reino, aunque sea parte
et malum vitandum et ·t' onum 1Ums tuendum o miembro del reino, corno la que tiene todo ciudadano,
t ~m tenetur propriae , 188 E prae
t erendam
. . pu bl 1cam
· utilita- que es parte de la ciudad, de defender sus intereses y pre-
d1stahtia seu differentia: s emm mter utrumque magna f.erir el bienestar público a su propia utilidad. Porque entre
Civis namque ad civitatem . . . - ambas situaciones hay gran distancia o diferencia.
quam civitas ad regnum mton. vmculo astringitur El ciudadano, en efecto, está más fuertemente vinculado
se cu.ic?mque mortis peric:~oper oc ille ad exponendu~ con su ciudad de lo que está la ciudad con el reino, y por
vel c1v1tatis, non autem s1·c . ~ro salute propnae patriae ello está aquél obligado a exponerse a cualquier peligro
·
P nmo, . c1v1tas pro en defensa de su patria o ciudad; lo que no ocurre con la
quia regnum non est . . . ~egno. Hoc patet
tas est patria civis in patna c1v1tatis, sicut civi- ciudad respecto al reino. Esto es evidente, en primer lugar
quo tota fundatur ratio obligatio- porque el reino no es la patria de la ciudad, tal como lo
186 D
OMINICOSSoro De iust't" .
«Pars omnis ad suum 'totum n::: e~ zure, lib. I, quaest. 1 art 2· unius corporis sibi copulari». Lib. 111, quaest. 2, art. 5: «Nam respu-
~ectum a~ ~erfectum; quicumque a::m or~i~e dirigitur sicuti im~e;_ blica ac princeps eam administrans respectum habet ad omnes cives
x ergo illis praescripta in bon c1vmm partes sunt civitatis utque ad ipsum singuli. !taque sicut in corpore humano membrum
eos_ constituere, veluti partes un· um comi:nune totius civitatis debe{ verum comparatur, et ad alterum et ad totum, ad quod partes ipsae
ordmem habent». ius corpons quae ad servitium totius ordinantur, sic et in republica se habent cives».
187 188 DOMINICOSSOTO, De iustitia et iure, lib. V, quaest. 1, art. 7:
N DOMINICOS Sor D · .. et ·
o, e zustztza .
" on. quod ~on singulis ~ivitatibus v zure, hb. I, ~u.aest. 1, art. 2: «P1imum quia respublica ius habet exponendi cives patenti morti
dae smt Particulares, sed quod deb Po earum. ~ond1t10ne permitten- pro salute totius, ut patet in bello; sicut totum, suas partes. Deinde
ent omnes c1v1tates veluti membra quod et ipse tune innocens, cuius marte salus totius civitatis agitur,
tenetur se hosti dedere, ergo ad id potest respublica ipsum coge~e».
16
 43 DE REGIAPOTESTATE
I VI, 4
nis, qua civis nascitur patriae, atque ad exponendum se
periculo pro illius salute tenetur, quoniam totum bonum
· civile ah ipsa habet, et non a se nec in se, quia imper-
fectus in se est; ergo leviori iure astringitur civitas ad
regnum, quam civis ad civitatem suam vel patriam, ergo
non est eadem obligatio in utrisque 189 •
4. Secundo, civitas est per se suffi.ciens secundum
Aristotelem ( 1 Politicorum, cap. 2) 190 • Augustinus (lib. 15,
cap. 8, De civitate Dei) 191 definit eam esse hominum
multitudinem aliquo societatis vinculo colligatam, iuncta
hominum multitudine ad politice convivendum, quae civi-
tas dicitur; unus ah alío adiuvatur, et diversi diversis inve-
niendis per rationem occupantur, puta unus in medicina,
unus in hoc, alius in alío, et sic acquisita est civitatis per
se sufficientia, quae sine hoc quod sit intra regnum, potest
sibi consulere per se ipsam absque regno de necessariis,
nisi in aliquo accidentali casu, puta tempore belli vel
alterius urgentis necessitatis. Civis autem, inquam, plu-
rimis non sibi sufficit, nec potest per se sufficienter vi-
tam transigere absque auxilio et communicatione suae
civitatis; ergo maiori vinculo astringitur civis ad civi-
tatem, qtiam civitas ad regnum teneatur 192 •
Tertio, si civitas naturaliter teneretur exponere se
periculis pro regno, etiam eversionis totalis, ea obligatio-
ne •qua civis pro patria vel civitate, videretur naturaliter
189 DoMINICUS Soro, De iustitia et iure, lib. I, quaest. 1, art. 2:
«At vero regna diversa, etiam si sub uno sint rege, non debent sic
gubernari, ut unius res, divitiae scilicet et politia, in utilitatem alte-
rius inaequaliter pertrahantur, sed per se quodlibet ob suum ipsius
commodum administretur: verbi gratia, si non alia ratione transma-
rina regna acquirerentur, nisi ut omnia eorum bona Hispaniae ob-
venirent, eorumque leges in rem nostram essent mancipia, non ser-
varetur aequitatis decor; secus si commerciorum ratione vicariis sibi
operis inservirent».
190 ARISTOTELES, Política I, 1, 8, p. 483.
191 SANCTUS AUGUST1NUS, De civitate Dei, lib. 15, cap. 8 (P L 41, 447):
SOLIDARIDAD
ENTREREINOS 43
es la ciudad para el ciudadano. Toda la relación de obli-
gación estriba en que el ciudadano es natural de una pa-
tria y está obligado a defenderla, aun a riesgo de su vida,
ya que es en la misma ciudad donde recibe todo el bien
de la convivencia, y no aisladamente y por sí solo, pues el
hombre es individualmente imperfecto. Lógicamente, P1!es,
estará jurídicamente menos obligada la ciudad al reino que
el ciudadano para con su patria o ciudad. .Luego no es
idéntico el deber de ayuda en ambos casos.
En segundo lugar, la ciudad tiene en sí misma una cierta
suficiencia de vida, según Aristóteles. San Agustín define
la comunidad política diciendo que es una colectividad hu-
mana coaligada por vínculos de solidaridad, o sea que es
una pluralidad de hombres que se reúnen para convivir
políticamente, donde unos ayudan a otros y cada uno se
ocupa por la división de trabajo en diferentes actividades.
Uno, por ejemplo, se dedica a la medicina, éste a otra pro-
fesión, aquél a la otra, y de esta manera se consigue una
cierta autosuficiencia de la ciudad; aun sin tener en cuenta
que forma parte de un reino, puede ella disponer por ·sí
misma de tod<? lo que necesita, sin depender del reino, a
no ser en situaciones especiales de emergencia, como en
tiempo de guerra o de otras necesidades urgentes. El ciu-
dadano, por el contrario, no se basta a sí mismo en muchas
cosas, y no puede por sus propios medios resolver satis-
factoriamente su vida sin el apoyo y la solidaridad de su
ciudad. El ciudadano, por tanto, está más estrechamente
obligado para con su ciudad, que la ciudad para con el
reino.
En tercer lugar, si una ciudad estuviera naturalmente
obligada a exponerse a los mayores peligros por el reino,
incluso al de su propia destrucción, igua:l que el ciudadano
«Civitas quae nihil aliud est quam hominum multitudo aliquo socie-
tatis vinculo colligata.»
192 BARTOLOME DE LAS CASAS,Principia quaedam, primum princi-
pium.
44 DE REGIA POTESTATE I VI, 4 SOLIDARIDAD ENTRE CIUDADES
teneri ad hoc quod sit causa privativa magni et intolera-
bilis damni ipsius regni, si tota civitas periret, quia des-
tructa tota una- civitate, facilius regnum totum pericli-
taretur, quod non evenit propter mortem unius vel mul-
torum civium civitati. Non ergo tenetur una civitas se
exponere periculo eversionis vel ulterius gravissimi dam-
ni pro regno liberando, sicut civis quilibet tenetur pro
civitate, et per consequens non est eadem obligatio.
Quarto, civitas est ipsa civium multitudo, sed ista
civium multitudo naturaliter magis inclinatur et obli-
gatur civitati, et propriae patriae ac eius reipublicae quam
regno et eius incolumitati. Ergo magis inclinabuntur na-
turaliter ad defendendam patriam seu civitatem, et pro
eius salute pugnare quam pro regni incolumitate. Ergo
magis tenentur iuvare, defendere ac conservare patriam
quam regnum. Ergo civitas magis tenetur se conservare
quam exponere se periculo peremptionis. Minor patet,
quoniam horno civitati et patriae suae in specie, sed
regno vel provinciae nascitur <in genere>, sicut quis
nascitur patri et avo (lex postliminium, § filius, <ff.> De
captivis, et <de> postliminio, <et> redemptis) 193 : Bal-
dus, authenticis sed omnino, C. Ne uxor pro marito 194 •
§ VII
l. An civitas civitati subvenire teneatur?
2. Civitas sive regnum est multitudo sive communitas perfecta.
3. Quando regnum recte regí dicatur.
193
Digesta 49, 15, 19, 7 (C. l. C., I, 886).
194 BALDusDE UBALDIS, Commentaria in quartum et quintum Codicis.
Lugduni 1585, lib. 4, tit. 12, fol. 29: «Nam horno nascitur civitatis suae
ln specie, secl provinciae nascitur in genere, sicut quis nascitur patri
et avo ut l. postliminium, s. si filius, de captivis et l. assumptio, Ad
44
lo está por su patria o ciudad, parece que estaría natural-
mente obligada a librar ella al propio reino de todo daño
grave o intolerable, aun a costa de perecer toda b ciudad.
Cuando es destruida totalmente una ciudad, se facilita el
total derrumbamiento del reino, cosa que no ocurre a la
ciudad, aunque muera a:lguno o muchos de sus ciucladanos.
Por tanto, una ciudad no está obligada a exponerse a pe-
ligro de destrucción o de algún otro daño muy grave para
liberar al reino, igual que lo ,está el ciudadano por su ciu-
dad. Por consiguiente, no se trata de la misma obligación.
En cuarto lug&r, tenemos que ]a ciudad es la propia
comunidad de ciudadanos, pero esta pluralidad de ciuda-
danos naturalmente se indina y está más obligada a servir
a la ciudad, a su propa patria y a su pueblo, que a sacri-
ficarse por la integridad de la monarquía. Por lo tanto,
será más fuerte su tendencia natural a defender su patria
o ciudad y a luchar por su salvación que por la libertad del
reino. Luego los ciudadanos se sentirán más obligados a
ayudar, defender y conservar su patria que a la monarquía.
Y lógicamente 'la ciudad estará más obligada a salvarse a
sí misma que a exponerse al peligro de destrucción. Pues
el hombre pertenece por nacimiento a su ciudad o patria,
como miembro de una especie, pero al reino o a la provin-
cia sólo genéricamente, de la misma manera que uno dice
relación al padre o al abuelo.
§ VII
l. Deber de una ciudad de socorrer a otra.
2. La ciudad o el reino es una pluralidad o comunidad perfecta.
3. Cuándo se dice que un reino es gobernado con acierto.
municipium si ergo quaelibet civitas redacta est per se ad instar unius
praesidis, tune ídem in ista provincia... ltem scias quod advertenda
sunt multum verba statutorum et de quibus personis loquatur."»
45 DE REGIA POTESTATE I VII, 1-3
l. Ex iam dictis constabit quid dicendum de auxilio
praestando a civitate vel regno necessitatibus alterius
regni, curn sub uno rege sunt plura vel diversa regna.
Ad hoc facilis est responsio quod, scilicet minus quam
regno, cuius pars civitas est, subvenire alteri regno te-
netur, nisi voluntarie succurrere velit (extra casum quem
supra diximus ), licet ei superabundarent facultates in
auro et argento, et multis aliis divitiis 195 •
2. Cuius ratio est, quia non solum regnum vel civi-
tas, cum sit multitudo sive communitas perfecta per se
suffi.ciens, debet considerare res et statum regni vel civi-
t~t~s. praesentem, sed etiam damna et pericula, quae pos-
s1b1ha sunt futura, eo quod eventus sunt in considera-
tione hominum (ut lex <si> pater filium, De haeredibus
instituendis, cum similibus) 196 • Praeterea regnum illud
gravaretur.
,3. Non enim regnum regitur recte, cum bona ipsius
ad bonum, velut ad finem alterius, ordinantur vel di-
riguntur.
.
195
• FRANCISCUS DE VITORIA, Quid possint Hispanorum principes erga
illos tn temporalibus et civilibus, De Indis II, 14, 112-113(Corpus His-
panorum de Pace, vol. V, Madrid, 1%7): «Undecima Conclusio: Talis
pri~ceps qui obtin~ pri~cipatum apud illos, tenetur facere Ieges con,
veme~tes eorum re1pub1Icae, etiam in temporalibus, ita ut bona tem-
poralia c?nserventur et augeantur, et non spolientur pecunia et auro.
Pate~, qma ~enetur curare bonum temporale reipublicae. Unde patet
seqw quod m hoc non debet haberi ratio ad utilitatem aliorum sub-
SOLIDARIDAD ENTRE CIUDADES 45
Por los argumentos anteriores quedan suficientemente
aclaradas las obligaciones de un reino o ciudad de acudir
en ayuda de otro reino, cuando estos reinos distintos y di-
ferentes están bajo la jurisdicción de un mismo rey. La
respuesta es sencilla si se considera que la ciudad está
menos obligada a socorrer a un reino extraño que al reino
del que forma parte, a no ser que decida ayudarle libre-
mente (con las salvedades antes apuntadas); y esto aunque
sean muchas sus reservas en oro y dinero, y muchas sus
posibilidades en otros medios económicos.
La razón es que en cada reino o ciudad, siempre que
se trate de una colectividad o comunidad perfecta y na-
turalmente autosuficiente, no debe considerarse solamente la si-
tuación y el estado presente del reino o ciudad, sino también
los riesgos y daños que podrían presentarse en el futuro,
puesto que son eventualidades que los hombres deben pre-
ver. En todo caso, el reino ese quedaría perjudicado. Y un
país no está bien gobernado, cuando sus propios bienes se
orientan o desvían para servir los intereses de otro reino.
ditorum, sed illius solum reipublicae. Patet quia illa respublica non
est pars huius nec ordinatur ad istam. ltem si proprius rex non fa-
ceret illis leges convenientes, scienter delinqueret et ageret infideliter.
Sed tantum obligatur rex advena. Ergo, etc. Unde sequitur quod si
expedit illi reipublicae quod aurum non trahatur extra patriam, male
faceret prínceps hoc permittendo.»
196 Codex VI, 25, 4 (C. I. C., II, 258), cum similibus Institutio-
num 11, 14 (C. I. C .. 11, 20).
SECUNDA PARS PARTE SEGUNDA

Conslusiones Conclusiones
 CONCLUSIO I CONCLUSION PRIMERA
§ VIII
l. An rex vel princeps possit in praeiudicium populi aliquid statue-
re vel ordinare.
2. Omnia sunt ordinata in finem gubernationis.
3. Obligatus aliquid efficere, contrarium illius tenetur effugere.
4. Libertati populorum nemo praeiudicare potest.
5. Libertas est res inaestimabilis.
l. Nulli principum aut regum, quantumcumque su-
premo, licet in regno statuere et ordinare aliquid, con-
cernens totam republicam, in praeiudicium aut detri-
mentum populi vel subditorum, eorum consensu non
habito, licito vel debito, quod si facit, nihil omnino valet
de iure 1917 •
Prima pars conclusionis probatur auctoritate et ratio-
ne. Ratione sic: Populus fuit causa efficiens et finalis re-
gum et principum, unde ordinantur ad poprilum, siye ad
bonum populi et utilitatem communem, sicut ad fmem.
Ergo non possunt reges aliquid in praeiudicium vel de-
trimentum populi, et contra utilitatem subditorum sta-
tuere, ordinare et demolirh
Patet consequentia ex eo quod ad aliud ordinatum,
naturae ordine non dicitur impedimentum ei, aut malum
191 BARTOLOME DE LAS CASAS, Principia quaedam, Tertium princi-
pium; quartum plincipium.
§ VIII
l. ¿Puede el rey o el gobernante establecer o determinar algo en
perjuicio del pueblo?
2. En la comunidad política todo se ordena a los objetivos de bien
gobernar.
3. El· que está obligado a tomar una actitud determinada debe
evitar la contraria.
4. Nadie puede atentar contra la libertad del pueblo.
S. La libertad es un valor incalculable.
Ningún rey o gobernante, por soberano que sea, puede
ordenar o mandar ninguna cosa concerniente a la comuni-
dad política, en perjuicio o detrimento del pueblo o de los
súbditos, sin haber optenido antes el consentimiento de los
ciudadanos, en forma legal y adecuada. Y si se hiciera otra
cosa, no tendría absolutamente ninguna validez jurídica.
Se prueba la primera parte ·de la conclusión por autori·
dad y argumentos racionales. Racionalmente, porque el pue-
blo fue la causa eficiente y también final de los reyes y
gobernantes. De donde resulta que han de subordinarse al
pueblo ordenándose a su bienestar y a los intereses de la
comunidad como a finalidad propia. En consecuencia, los
reyes no tienen jurídicamente ningún poder para estable-
cer, ordenar o anular nada que vaya contra los intereses de
los ciudadanos o en perjuicio y detrimento del pueblo.
Tal conclusión es. evidente por el hecho de que todo
lo que está ordenado a otra cosa, nunca se dice, dentro siem-
 48 DE REGIA POTESTATE II VIII, 1-2
aliquod provenire, sed auxilium. Cuius ratio est, quia id
quod ad aliud ordinatur, sicut ad finem, est medium pro-
portionatum eidem; medium enim non assumitur nisi ad
consecutionem finis (ut patet 1 Politicorum 198 , et 7 Ethi-
corum
199
, et 2 Physicorum
2ºº); sed populus assumpsit
pro medio eligere et constituere super se reges vel prín-
cipes sive rectores, ad consecutionem proprii finis, hoc
est, prosperitatis, utilitatis, promotionis et conservatio-
nis boni communis, cum sit causa sui ipsius ( ex 1 Meta-
physica 2º 1 ). Ergo ex ipso rege vel príncipe non debet nec
potest secundum ordinem naturae, qui semper est ser-
vandus, provenire bono comrnuni malum aliquod, sed
auxilium. Ergo nulli principum aut regum, quamtumcum-
que supremo, licet statuere aut ordinare aliquid in praeiu-
dicium populi vel subditorum 2012 . ni ordenar nada en perjuicio del pueblo o de sus súbditos.
2. Secundo, omnium ordinandorum in finem guber-
nationis, sicut in coeteris rebus vel negotiis, regulara ex
fine sumi necesse est, ut patet 2 Physicorum 2ºª et 7 Ethi-
corum'2'º', quia tune unaquaeque res optime disponitur,
cum ad ~mum finem convenienter deducitur. Sed finis
uniuscuiusque populi liberi est bonum, etiam utilitas ip-
sius, quod consistit in hoc quod homines gubernandi et
tota communitas dirigantur in his quae agenda sunt con-
venienter, ut suppleantur eorum defectus, corrigantur
mores ut sint virtuosi, vivant in pace, defend~ntur ah
hostibus, non solum externis sed internis etiam, augean-
198 ARISTOTELES, Politica I, 8, 483,
199
ARISTOTBLES, Ethica I, 7, 4, 6.
2
ºº
201
ARISTOTELES, Physica H, 2, 23, 87.
ARISTOTBLES, Metaphysica I, 2, 29; cfr. n. 65.
º LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani
2 2
lib. XI, tit. 18, De superindicto, n. 11, 83: «Debent itaque regnantes sig~
nanter attendere, ut subiectos non spolient sub colore iustitiae, gra-
vius enim ipsi quam inferiores delinquunt [ ... J Debent quippe reges
NULIDAD EN LOS ACTOS DE GOBIERNO 48
pre del orden natural, que le sirva de estorbo o le aporte
algún daño, sino una ayuda. Pues todo lo que está orde-
nado a otro, como a fin, es un medio relacionado con ese
fin, ya que el medio no se emplea más que para conseguir
el fin, comp dice Aristóteles. Ahora bien, el pueblo fue quien
decidió y aceptó elegir y nombrarse reyes, príncipes y jefes
como medios para conseguir sus propios fines, que con-
sisten en el progreso y servicio, promoción: y salvaguardia
del bienestar colectivo, puesto que el pueblo es causa de
sí mismo. Por tanto, de acuerdo con el orden natural, que
siempre hay que cumplir, los reyes y gobernantes no deben
ni pueden hacer nada en perjuicio del bien común, sino
que su misión es protegerlo. Luego ni a los gobernantes ni
a los reyes, por soberanos que sean, les ,es lícito decretar
En segundo lugar, la norma que debe regular los actos
todos de gobierno hay que sacarla, al igual que en los
demás asuntos o negocios, del fin al que tienden, como
dice Aristóteles. Pues entonces una cosa es ordenada per
fectamente, cuando se la orienta de modo conveniente a su
propio fin. Es así que el fin de cualquier pueblo libre es su
propio bienestar y prosperidad, que consiste precisamente
en que los hombres, a quienes se gobierna, y la comunidad
toda se la dirija hacia los objetivos que prudentemente de-
ben cumplirse para salvar sus deficiencias y enderezar sus
costumbres, para que sean buenos los ciudadanos, convi-
van pacíficamente, prosperen y sean defendidos de sus ene-
studere, ut non exactores, sed Dei rectores nominentur, non in subditos
sr,evire crudeliter, sed illos amplecti regulariter, ut sint forma ipso-
rum, non dominatores eorum, eadem quaest. ultima quia cognovinus.»
203 ARISTOTELES, Physica II, 2, 23 (cfr. s. THOMAM, In Physicam
Aristotelis, n. 172, p. 87: «Et hoc ideo quia ratio éorum quae sunt ad
finem, a fine sumitur» ).
204 ARISTOTELES, Ethica I, 7, 4, p. 6.
49 DE REGIA POTESTATE II VIII, 3-5
tur. Ergo regi aut principi non erit licitum statuere ali-
quid contra directionem defectuum 2 -0 5 •
3. Prima probatur per locum a contrariis, ubicumque
alterum contrariorum praecipitur, alterum prohibetur. Et
ubi quis unum aliquod obligatur efficere, contrarium illius
tenetur effugere ac repeliere.
4. Tertio, nemini licet sine legitima causa praeiudi-
cium inferre libertati populorum suorum, sed si aliquis
aliquid statueret sine consensu populi, contra populi com-
munem utilitatem praeiudicaret libertate populi et subdi-
torum; ergo etc. 206 •
5. Libertas est res preciosior et inaestimabilior cunc-
tis opibus quae populus liber habet (lex libertas, <ff.>
De < diversis > regulis iuris) 12'º7 • Ergo praeiudicando li-
berta ti, princeps faceret contra iustitiam 2 ·0 .ª.
20s LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
liber XI, tit. 62, n. 74, p. 1025: «Omnis ergo princeps licet sit legiti-
me institutus, debet tamen vitare opera tyrannorum quae sunt inius-
tis legibus populum subiectum opprimere, collectis et tributis indebi-
tis aggravare, rebus propriis spoliare, muneribus ind~bitis angariare,
ab invadentibus hostibus non defendere, magistratus iniquos ad exco-
riandos populos veluti aliquam ex Aegipti plagis constituere, et bis si-
milia, ut ait Augustinus 2 De Civitate Dei. Rex cum iniustus tyrannus
est. De hoc dicit Aristoteles 8 Ethicorum. Tyrannus est qui quod sibi
conferens intendit, rex qui qtiod est utile subditorum. Rex qui per se
sufficiens est, et superexcellens, et talis nullo indiget, utilia non sibi,
sed subditis intendit, ut ibidem. Exercere quippe dominationem in sub-
ditos, et censum exigere magis ad tyrannidem quam ad regimen per- ·
tinet.»
20& LuCASDE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 48, De capitatione civius, n. 6. p. 520: «Regibus quoque
subici non sic est ad detrimentum libertatis. In communi enim con-
ditione universorum servire quaedam libertas est, quoniam dignitate
dominationem honestantur obsequia servorum.»
201 Digesta 50, 17, 106 (C. I. C., I, 923): «Libertas inaestimabilis res
est.»
20s LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 48, De capitatione civium censibus eximenda, n. 9 et
NULIDAD BN LOS ACTOS DE GOBIERNO 49
migas exteriores y también interiores. Luego ningún rey o
gobernante tiene poder para tomar decisiones que no sean
para rectificar los defectos de la comunidad. Se prueba la
primera afirmación por la situación opuesta: siempre que
se manda una cosa, queda prohibida la contraria. Y cuando
a uno se le obliga a realizar una acción determinada, tiene
el deber de evitar y rehuir la contraria.
En tercer lugar, ningún gobernante puede lícitamente,
sin motivo justificado, inferir perjuicio alguno a la liber-
tad de sus pueblos. Ahora bien, si alguien decidiera en con-
tra de los intereses colectivos del pueblo, sin contar con
su expreso consentimiento, perjudicaría la libertad del pue-
blo y de sus ciudadanos. Luego serían nulas las decisiones
del rey que perjudican al pueblo. La libertad es un valor
más preciado y estimado que todas las riquezas que un
pueblo libre pudiera tener, según ley del Digesto. Por tan-
to, el gobernante que atentara contra la libertad del pueblo
obraría contra la justicia.
10, p. 520: «Cum ergo hic agatur de libertate, quae cunctis rebus hic
est favorabilior, ff. De regulis iuris, libertas, pro ipsa et non contra
ipsam iudicare debemus, ff. De re iudicata, inter pares extra eodem
titulo, cap. ultimo. Ad hanc debemus restituere christianos, quos Chris-
tus sanguine suo redemit, 12, quaest. 2, cum re·demptor, non eos de
libertate adicere servituti, et bene facit supra ne quis liber invitus,
l. 1 et 2. Est enim libei:tas lumen vitae nostrae, supra De officio prae-
fecti praetorio Africae, l. 1, s. optamus. Servitus vero quaedam mor-
tis imago secundum Polli. lib. 7, cap. 17, Et ideo principes iusti liber-
tatis sunt amatores, in Authenticis, constitutionem, quae ex adscrip-
titio et libera natos, in principio. Nihil quippe alicui gratius lipertate
praestari potest, ff. De fideicommissis lib., Paulus, s. l. Nihil autem
odiosius et deterius servitute, quae morti comparatur, ff. De regulis
iuris, quod attinet, et extremum malorum omnium non solum bello,
sed marte etiam repellendum secundum Tullium. in Philippica 2. Unde
paria sunt quae non esse in rerum natura, vel esse et non esse liberum, ·
ut colligitur ff. De verborum significatione, qui mortui, quin immo
melior est mors quam vita ducta in amaritudine servitutis, iuxta illud
Ecclesiastici 30: melior est mors qua:m vita amara, et ideo nemo bo-
nus nisi cum anima simul amitti, dicit Salustius in Catilinaria.»
so DB REGIA POTBSTATB II IX, 1-3
§ IX
l. Rex sive prínceps non potest imperare civibus prout vult, sed
secundum leges.
2. Prínceps imperat subditis sicut minister legis.
3, Quare quis dicatur rex.
4. Nemo potest facere impossibile, cuius contrarium est neces-
sarium.
5. Faciens prínceps in praeiudicium regni est facere contr¡¡ ordinem
naturalem.
l. Itera quilihet rector, rex vel princeps, cuiuscumque
regni vel communitatis, quamtumcumque sit supremus,
non habet libertatem aut potestatem imperandi civibus
prout vult et secundum libitum suae voluntatis, sed so-
lum secundum leges politicas. At leges dehent esse cons-
criptae ad comunera omniuni utilitatem, et non in praeiu-
dicium reipublicae, quin potius accomodandae sunt ad
rempublicam et publicum bonum; non e contra respublica
ad leges. Ergo nemo habet potestatem aliquid statuendi
in praeiudicium populi.
2. Quia rex vel princeps non imperat subditis ut
horno, sed sicut minister legis. Unde non dominatur, sed
administrat populum per leges (lex, digna vox, C. De le-
2 9
gibus <et constitutionibus principum et edictis> · º • Et
propterea dicuntur reges, quia Deo servant leges, iusta
praecipiendo et contraria prohibendo (23, quaest. 4, c. si
Ecclesia) 121 º, et sic cives manent liberi., nec oboediunt ho-
mini, sed legi.
3. Quinto probatur: nemo potest contra ea, in qui-
bus dispensare non potest, facere, alioquin e:x:cederet li-
mites suae potestatis, et nihil valeret de iure quicquid
faceret. Sed indispensabilia sunt principi cuicumque
<quibus> bonum commune conservatur. Ergo princeps
20, Codex, 1, 12, 4 (C. l. C., 11, 68). Cfr. LUCAM DE PBNNA, In tres
posteriores libros Codicis lustiniani, lib. XI, tit 62, n. 7, p. 1025; lib.
XI, tít. 48, p. 520: n. 157.
SUJBCION DBL RBY A LAS LBYBS so
§ IX
l. El rey o gobernante no puede mandar arbitrariamente a los ciu-
dadanos, sino conforme a lo establecido por las leyes.
2. El gobernante manda a los ciudadanos en calidad de ministro
de la ley.
3. Qué significa el nombre de «rey ...
4. ~adie· tiene autoridad para hacer lo que es imposible, por ser
contrano a lo que es necesario.
5. El gobernante que actúa en perjuicio del pueblo, quebranta el
orden natural.
. Toda autoridad pública, rey o gobernante, de cualquier
r~mo o co~unidad política, por soberano que sea, no tiene
hbertad m poder para mandar a los ciudadanos arbitra-
riamente Y al capricho de su voluntad, sino únicamente de
acuerdo con las leyes de la comunidad política. Es· así que
las leyes deben ser promulgadas para promover el bienes-
tar d~ todos los. ciudadanos y nunca en perjuicio del pue-
blo, smo .más bien ~an de ajustarse al interés público de
la c~mumdad, y no por el contrario ésta a las leyes. Luego
nadie tiene poder para establecer nada en perjuicio del
pueblo. Porque el rey o gobernante no manda a los súbditos
en calidad de hombre, sino como ministro de la ley. Y así
no es dominador, sino administrador del pueblo por medio
de las leyes. Por ello se les da el nombre de reyes, porque
observan las leyes en conciencia, mandando fo que es justo
Y prohibiendo lo que es injusto; y así es cómo los ciuda.
danos continúan siendo libres, ya que no obedecen a un
hombre, sino a la ley.
Quinto argumento: nadie puede actuar contra lo esta-
blecido en materias en las que no tiene poder para dis·
pensar, pues en otro caso iría más allá de los límites de
su propio poder, y lo que hiciera carecería de toda vali-
dez jurídica. Ahora bien, ningún príncipe puede dispensar
210 Decretum Gratiani 11, 23, 4, 42 (C. l. C., 1, 922-923): «Quia rex
est, servat leges iusta praecipientes et contraria convenienti vigore
sanctiendo ... Cfr. LUCAM DB PENNA,n. 206.
17

DE REGIAPOTESTATE
II IX, 4-5
51
quicumque non potest statuere aut facere aliquid in prae-
iudicium communis boni et populi, subditorum consensu
non requisito et habito' 2 n. S. Thomas, prima secundae
(quaest. 100, art. 8, et in solut~onib~s triu~ argumento-
rum) ·212 , ubi dicit quod intentw legislatons, etc.
4. Sexto, nullus supremus potest facere impossibile,
cuius contrarium est necessarium. Necessarium autem
est ius divinum et ius naturale, ut dicit Bernardus in li-
bro De praeceptis et dispensationibus
12 3
~ • Unde princep_s
non potest peierare, non potest furan, non adulteran.
Sed si reges statuerent aliquid in praeiudicium_ populo-
rum sive subditorum, eorum consensu non habito, face-
rent quae per ius naturale et divinum prohibentur, quae
Deo valde displicerent, et sic attentarent efficere sibi non
possibilia. Ergo nulli licet facere in praei~diciu°:. M:inor
probatur, quia manifestum iure naturah prohiben ut
quis alteri faciat quod sibi rationabiliter nollet fieri.
5. Septimo, quicquid princeps agit in praeiudicium
totius regni contra eorum consensum et voluntatem, est
facere contra ordinem naturalem inditum divinitus rebus,
et sic facit contra ius naturale. Probatur, quia illud facit
211 LucAs DE PENNA,In Jy;es posteriores libros Codicis Justiniani,
lib. XI tit. 48 De captione civium, n. 6, p. 520: «Quod si subiectorum
seu se;vorum' interest dominos non conmutare, quanto fortius inte-
rest liberorum hominum non exire de gubernatione regia, qui non do·
minus sed rex est, et de liberis fieri servos et (quod nunquam sense-
runt) domiru.um experiri. Nomen quippe regium ad dignitatem, hono-
rique potestatem pertinent. Nomen vero domini potius ad tyrannidem,
ut colligitur, 95 dist. esto post principium, et 94 dist, cap. ultimo. Vo-
cantur enim tales domini sicut Nemroth robusti venatores, id est, op-
prcssores, et extinctores hominum, 6 dist. in fine, coram domino, id
est amore dominandi, ut hoc exponit ibi Hugo et Archidiaconus, ad
ide~ supra, De susceptoribus et arcariis, nemínem, ad finem, ibi _domi·
natione. Unde Augustus summae moderationis seu modestiae pnnceps
abhorruit a suis vocari dominus, et ne de cetero dominus vocaretur,
gravi edicto cprrupuit, .ut refert Orosius 6 ad August. propre si. Rex
SUJECION
DEL REYA LASLEYES 51
en aquellas materias que son garantía del bien común. Lue-
~º.~ngún ?obe~nante podrá ordenar ni hacer nada en per-
JUICIO del mteres general de la comunidad sin recabar y
º?tener P;eviamente el consentimiento general del pueblo.
Tiene razon Santo Tomás cuando dice que la intención del
legislador primordial y principalmente se orienta al bien
común.
Sexto argumento: Ningún soberano tiene autoridad para
hacer lo imposible moralmente por ser contrario a lo que
es necesario. Y necesario es el derecho divino y el derecho
natural, como dice San Bernardo. Por ello el gobernante
no tiene poder para perjurar, robar o adulterar. Ahora bien,
si los reyes mandaran algo en perjuicio del puebio o de los
ciudadanos, sin obtener previamente su consentimiento, ha-
rían lo que está prohibido por derecho divino y natural, que
desagradaría mucho a Dios e intentarían de esta manera
hacer cosas que moralmente les son imposibles. Luego nin-
gún gobernante puede moralmente actuar en perjuicio del
pueblo, ya que es claro que por derecho natural está pro-
hibido que nadie haga a otro lo que razonablemente no qui-
siera que se le hiciera a él.
.. ~éptima razó~: Todo lo que un gobernante haga en per-
.1mc10de la totalidad del país contra el consentimiento y vo-
luntad de sus ciudadanos, lo hace contra el orden natural
impreso por Dios en la esencia de las cosas, y en conse-
cuencia actúa contraviniendo el derecho natural. Se prueba
por el hecho de que lo consiguiese mediante coacción o sem-
cnim sibi subditos vocat amicos, ff. De iure patronatus divi et
vide quae spripsi infra De metallis, devotum in principio.» ' '
n2 sANCTUSTHOMAS, III, 100, 8, 4 (Opera ' omnia, II, 621): «In-
tentio autem legislatoris cuiuslibet ordinatur primo quidem et princi-
paliter ad bonum commune.»
213 SANCTUS BERNARDUS, Sancti Bernardi .4bbatis De praecepto et
Dispensatione líber (PL 182-864)cap. III, n. 6: «Necessarium deinde
quod inviol_abile nominavi, illud intelligo quod non ab homine tradi~
t~m, sed divinitus promulgatum, nisi a Deo qui tradidit, mutari om-
nmo non patitur.» Melius cap. II, n. 4, col. 863.
52 DE REGIA POTESTATE II X, 1 ARGUMENTOS DE AUTORIDAD
per vim aut metum subditis inferendo, quae causant invo-
luntarium, lnvoluntarium autem est c:ontra naturalem in-
clinationem voluntatis, quae de sui natura est libera, et
non potest cogí (Ezechiel 46, [18]): Non accipiet princeps
de haereditate populi per violentiam, et de possessione
eorum [ ... ] ut non dispergatur populus meus, unusquis-
que a possessione sua.
§X
l. Probatur multis auctoritatibus oppressiones subditorum damnari.
l. Deinde probatur auctoritate omnia detrimenta et
oppressiones, quae in praeiudicium subditorum fiunt dam-
nari atque reprehendi (1 Reg. 12 [1-5], Reg. 24). Legitur
etiam (3 Reg. 21) de Achab et Ieza:bel, quia abstulerunt
vineam Naboth contra voluntatem illius, et offerentes
pretium pro vinea, et tamen rapina illius simul, et quia
eum occiderant, dictum fuit per prophetam: occidisti in-
super et possedisti; (2 Cor. 10 [8], et cap. ultimo [13,101)
inquit Apostolus: Agam secundum potestatem nostram
quam nobis dedfr Dominus in aedificationem et non in
destructionem, ubi S. Thomas '214 • Auctoritas iuris huma-
ni est (ut c. quanto, De iureiurando) 215 , ubi est textus;
ubi Ioannes Andreas 21 ª, et textus c. intellecto, eodem ti-
tulo ·211 , ubi prohibetur principem facere alienationem
in praeiudicium regni sui.
214 SANCTUS THOMAS, Commentarii in epistolam ad co_rinthios 11
(opera omnia, 21, lect. II, p. 134): «Dedit, inquam, mihi potestatem
hanc specialem ad convertendum gentes in aedificationem, scilicet Ec-
clesiae, et non in destructionem, sicut faciunt pseudo, abutentes po-
testate eis data in contrarium ad quod data est.»
21s Decretalia Gregorii IX, II, 24, 18 (C. I. C., II, 365-366): «Qui-
dam consiliarii tui, quin immo potius deceptores, tuum animum in-
duxerunt, ut iurares irrequisito assensu populi usque ad certum tem-
52
brando el miedo entre los ciudadanos, métodos estos que mo-
tivan una total ausencia de libertad. Y lo que es involuntario
es contrario a la inclinación natural de la voluntad, que es
libre por su propia naturaleza y no puede ser coaccionada,
según el texto del profeta Ezequiel: El príncipe no podrá
tomar nada de la heredad del pueblo, despojándole de su
posesión, a fin de que mi pueblo no sea desplazado de Za
posesión que a cada uno corresponde.
§X
l. Se prueba con textos de la Sagrada Escritura que están prohi-
bidas las vejaciones perpetradas contra los súbditos.
Finalmente se prueba con t,extos de la Sagrada Escritu-
ra que las vejaciones perpetradas contra los súbditos están
prohibidas y son castigadas. Cuando Acab y Jezabel se apo-
deraron de la viña de Nabot contra su voluntad, a pesar de
que ofrecieron un precio por la viña, cometieron, sin em-
bargo, un atropello llegando al asesinato y les dijo el pro-
feta: Has matado, y encima has tomado posesión. En la car-
ta a los Corintios dice San Pablo: Haré según la potestad
que me dio el Señor para edificación y no para destrucción,
que comenta Santo Tomás. La autoridad es de derecho hu-
mano, como dice el texto de las Decretales en glosa de Juan
Andrés. Otro texto de las Decretales prohibe que el gober-
nante haga enajenaciones en perjuicio de su propio reino.
pus patris tui conservare monetam, quae tamen circa mortem eius
fuerat legitimo pondere defraudata.»
216 IOANNES ANDREAS,' Novelta loannis Andreae super secundo libro
decretalium. Venetüs 1498 [II, 24, 18, II, 365]: «Si is qui praest, iura-
vit non alienare non valet alienatio quam postea fecit etiam si iura-
verit non contravenire.»
217 Decretalia Gregorii IX, II, 4, 33 (C. I. A., II, 373): «Alienatio-
nes quasdam fecerit in praeiudicium regni sui et contra regis ho-
norem.»
 CONCLUSIO 11
§ XI
l. An princeps donare vel transigere de rebus subditorum possit?
2, Constitutio Imperatoris, quod certo casu dominium rerum de
uno in aijum transferatur an valeat, copiose hic tractatur.
3. An transactio principis cum inimicis ne fiat querela per subdi-
tos, de damnis hinc inde datis, noceat subditis?
l. Non licet principi, quantumcumque supremo, do-
nare aut remittere seu componere vel transigere de re-
bus vel damnis subditorum eorum consensu elicito vel
1218
debito, non requisito et habito .
Probatur primo per ea quae dicta sunt in primo nota-
bili 1219. Nemo enim. plus iuris in alium transferre potest
quam ipse habet (lex nemo facit, ff. De <diversis> regu-
lis iuris 122º; vide legem finalem Codicis, De pactis, ibi cum
222
in alienis 1221. Secundo probatur per tertium notabile •
Tertio probatur per primam partero primae conclusio-
nis •212a.
2. Quarto per sententiam Innocentii c. quia plerique,
218 Cfr. LUCAMDE PENNA, n. 143 et 157 et 205. Etiam: Lib. x. tit.
59, De his qui in exilium dati, l. l, n. 22, p. 304: «Sic et reges,
quamvis nova rectigalia possint imponere, peccant tamen si hoc fa-
ciunt sine causa.»
21q Notabile I, s. 3, n. 8.
220 Digesta 50, 17, 54 (C. l. C., I, 922): «Nemo plus iuris ad alium
transferre potest quam ipse haberet.»
CONCLUSION SEGUNDA
§ XI
l. ¿Puede el gobernante donar o negociar con los bienes de sus
súbditos?
2. Se ex~lica ampliamente si es válida la ley de Justiniano según
la cual ~ ciertos casos puede transferirse de dueño la propiedad.
3. Si el acuerdo del soberano con los enemigos de que los ciuda-
d:i,nos no reclamen por los daños ocasionados, es perjudicial a los
ciudadanos.
Por más soberano que sea, no tiene el gobernante ,.,0 •
testad para donar, conceder, permutar o negociar con bie-
nes o daños de los súbditos sin haber requerido y obtenido
legalmente su consentimiento expreso.
Esto co~~ta primeramente por lo que se dijo en la pri-
mera c~estion. Pues nadie puede transmitir en favor de
otro mas d~rechos de los que uno mismo tiene, según pala-
bras del Digesto. Confróntese la ley del Código sobre con-
trato~. Se prueba en segundo lugar por lo que se dijo en la
cuestión tercera. Y .una tercera prueba se da en la primera
parte de la conclusión primera.
Un cuarto argumento pudiera ser la .opinión de Inocen-
221 C?~ex II, 3, 30, 4 (C. l. C., II, 94): «Cum in alienis rebus con-
tra domm1 voluntatem aliquid fieri vel pacisci secta temporum m
rum non patitur.» eo-
222 Notabile III, s. 5, n. l.
223 Conclusio I, s. 8, n. J.
54 DE REGIAPOTESTATE
II XI, 2
De immunitate Ecclesiae, circa finem, ubi dicit quod si
prínceps, quantumcumque supremus, vel Imperator sta-
tuerit sine causa legitima quod certo casu dominium re-
rum de uno in alium transferatur, nec in foro animae,
nec in foro civili, servanda est talis constitutio 212 4 •
Sequitur Archidiaconus '2125 , et Dominus et Cardinalis
Praepositus, c. ius civil e, 1 dist 12•2 6 • Idem Dominicus c. 1,
2 columna, De Summa Trinitate, lib. 6 1221 ; Cardinalis,
consilium 147, incipiens dominus Papa, ad finem 112ª; Bar-
tolus in proemio, ff. 2 colum. 12129 ; Alexander, 1 quaest. et
224INNOCENTIUS IV, Innocentii quarti maximi super libros quinque
decretalium. Francofurti 1570 [III, 49, 8], fol 461 v. Cfr. n. 114. Fm..Y-
NOS SANDEOS, Commentariorum Felini Sandei Ferrariensis iuris cano-
nici interpretis acutissimi et Rotae auditoris celeberrimi, ad libros V
Decretalium Pars Prima. Augustae Taurinorum 1578, vol. I, De cons-
titionibus, cap. XIII, in ecclesiam, n. 26, fol. 25 v-26: «Et hic etiam
quod si imperator, vel alius princeps, statueret sine causa, quod certo
casu dominium de uno in alium transferatur, nec in foro animae, nec
in foro dvili servanda est talis constitutio, secundum Archidiaconum et
Dominicum in c. ius civile, I dist., et quamvis non dicant verba In-
nocentü in c. quia plerique, paulo ante f. si I De immunitate Ecclesiae,
de quibus facit festum dominus cardinalis, cons. 147.» LOCASDE PEN-
NA,In tres posteriores libros <;odicis Iustiniani, lib. X, tít. 26, De con-
ditis in publ_icis horreis, l. 3, n. 5, p. 120: «Princeps sine causa iusta
statuit aliquid contra ius naturae, puta quod dominia de uno in alium
transferantur, nunquid talis constitutio est servanda? Innocentius et
Hostiensis scripserunt extra De immunitate ecclesiarum, quia. pleri-
que, quod talis constitutio nec in foro animae, nec in foro iudiciali
est servanda.»
22s ARCHIDIACONOS, In Decretorum volumen commentaria. Venetiis
1601. Pars I, Dist. II, c. ius civile, n. 4, fol. 5: «De hac materia notat
plene Innocentius in glossa extra De constitutionibus, quae in eccle-
siarum et De immunitate ecclesiae, quia plerique, ubi dicunt quod si
imperator vel aliquis prínceps sine iusta causa fecerit aliquam cons-
titutionem contra ius naturale, puta quod dominia divina de uno in
alium transferantur sine causa, talis constitutio nec in foro animae,
nec civili observanda est.»
El.. RRYY LAPROPIEDAD
PRIVADA 54
cio IV, cuando al comentar una disposición canónica afirma
que si el príncipe, por soberano que sea, o el J:\mperador
estableciese sin causa legítima que en determinado caso
pase de unos ciudadanos a otros la propiedad de las cosas,
no hay obligación de cumplir ni moral ni jurídicamente se-
mejante disposición.
Mantienen esta misma doctrina Guido de Baysio, Juan
Francisco Zarabella, Bártolo de Sassoferrato, Alejandro de
!mola, Paulo de Castro y Oldrado de Ponte.
226 IOANNES ANTONINOS DE SANCTOGEORGIO,Commentum super vo-
lllmina Decretorum. Mediolani 1494, cap. ius civile: «Ad hoc quod ius
civile vel lex humana sit iusta, nedum debet respicere ut non ten-
dat contra ius divinum, sed etiam ne sit contra bonum humanum,
et propter hoc dicit. Innocentius in c. quae in ecclesiarum, De cons-
titutione, et recitat Archidiaconus hic, quod [si] sine causa prínceps
facit aliquam constitutionem per quam dominium reí suae aufert uní
et dat alteri, talis constitutio non est servanda.»
227 DOMINICOS DESANCTO .GEMINIANO, Super sexto Decretalium, cum
notis Bernardi ex Capitaneis. Venetiis 1495-6[I, 1]: «... unde dicit Ar-
chidiaconus quod forte propter hoc Innocentius et Hostiensis scrip-
serunt, De immunitate ecclesiarum, quia pl·erique, ut ibi Innocen-
tius annotat in glossa magna quod si imperator vel prínceps sine ius-
ta causa faceret constitutionem quod dominia rerum transferantur in
alios, non valet constitutio, et -nec in foro civili servanda est.,.
228 FRANCISCOS ZARABELLA, Consilia. Lugduni 1552, cons. 147, Redemp-
toris [pro Dominus Papa in textu], fol. 89 v: «Pro quo quia, ut supra
dictum est, per hunc contractum acquisitum est ius utile dominiwn
ipso domino Iacobus quo dominio privari non potest, etiam per prin-
cipem sine legitima causa... et quod ibi notat Innocentius in dicto c.
quae in ecclesiarum et De iureiurando, debitores, De immunitate eccle-
siae, quia plerique, ubi dicit quod si princeps sine causa facit consti-
tutionem contra ius naturale, per qua dominia de uno transferuntur in
alium, non est servanda · etiam in foro iudiciali, quod est singulare.»
229 BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In Primam Digesti veteris partem.
Venetiis 1596, t. I, fol. 4, n. 4: «lmperator an possit rem meam alteri
dare»; n. 5: «Civitas legem condendo non potest auferre dominium
rei meae»; n. 6: «Imperator quando possit mihi auferre dominium rei
meae per rescriptum».
SS DE REGIAPOTESTATE
II XI, 2
ff. in rubricamsi certum petatur 230, et in quarta parte
consiliorum, GOnsilium 93 1231
, et in prima parte 136 232.
Paulus de Castro, consilium 1051233 , et Oldradus consi-
lium 123 .234
Et est communis sententia canonistarum (cap.
quae in Ecclesiarum, De constitutionibus) 235 et docto-
res (lex finalis C. Si contra ius vel utilitatem publi-
cam)123ª; Panormitanus 237, Felynus (c. quae in Ecclesia-
3
2 o ALEXANDERDE IMOLA,Alexandri Imolensis in secundam Digesti
Veteris Partem Commentaria, quibus accesserunt Francisci Curtii, Be-
nardini de Landriano, Antonii Francisci et Thomae Diplovatatii adno-
tamenta. Venetiis 1586, Si certum petatur Rubrica, quaest 1, glossa
Rubricae, n. 2, p. 114: «lmperator mihi non potest auferre dominium
rei meae, nisi ex causa, puta publicae utilitatis.»
2 3 1 ALEXANDERDE IMOLA,Consiliorum Alexandri volumen IV. Lug-
duni 1586, «Alia ratione etiam non relevat illa concessio quia licet im-
perator sit dominus totius mundi quoad protectionem, l. deprecatio,
ad legem Rhodiam, De iactu, et l. bene a Zenone, C. De quadriennali
praescriptione, tamen non est dominus rerum particularium, ut notat
Beronius post glossam in proemio digestorum in principio et in l. 1, s.
per hanc digesto De rei venditione, et glossa, et "doctores in ·dicta
Jege bene a Zenone. Ergo non potuit imperator concedere dominium
rerum particularium, quia non est dominus nisi ad protectionem.»
232 ALEXANDER DE !MOLA,Consiliorum Alexandri volumen primum.
Lugduni 1586, cons. 136, n. 13, fol. 106 v: Princeps an possit auferre
ius tertii sine causa.
233 PAULUS DE CÁSTRO,Consilia et allegationes, Consilium 105: «Es-
set autem iniuria ius quaesitum auferre sine voluntate eius cui quae-
situm est, ff. De regum iurisdictione, l. id quod nostrum; unde posito
quod hic constaret de voluntate principis quod voluerit confirmare in
praeiudicium illarum et ius eis quaesitum auferre, videtur quod non
valeat.»
234 ÜLDRADUS DE PONTE,Consilia et quaestiones. Viennae 1481, cons.
121: «An recognoscens se tenere castrum in feudum ab aliquo videa-
tur recogn~scere territorium et iurisdictionem territorii, et an si con-
cedat quis feudum hoc modo, sicut genitor meus tibi contulit, ita ergo
EL REY Y LAPROPIEDAD
PRIVADA 55
Es también opinión común de canonistas y juristas. La
expone principalmente Nicolás Tudeschi; y en su comen-
tario a los Decretales dice Felino Sandeo: Aunque el Empe-
rador tenga jurisdicción sobre todo el mundo, no por eso
puede disponer de las propiedades particulares, que ante-
riormente fueron concedidas por título de ocupación; esta
doctrina es válida incluso para los bienes de los infieles.
Y no pudiendo el gobernante hacer por ley que las propie-
dades particulares pasen de unos a otros contra la voluntad
concedo sit necesse ostendere concessionem et de praeceptione rega-
lium ratione castri.»
235 Cfr. PANORMITATUM, In primum Decretalium librum. Venetiis
1605, vol. 11, De Constitutionibus, cap. quae in ecclesiarum (Decreta-
lia 11, 24, 30, ed. Friedberg 11, 372). In additionibus (n. 12, fol. 21 v)
citantur canonistae hanc sententiam defendentes, inter quos Anchona,
Oldradus, Cardinalis, Dominicus et Abbas.
236 Codicis ... Iustiniani Accursii commentariis, ac Contii, et Dio-
nysii Gottofredi, atque aliorum quorumdam illustrium Iurisconsul-
torum lucubrationibus illustrati. Lugduni 1612 [I, 22, 6], fol. 270: «Et
distingue qui ei rescriptum est contra ius Dei vel Evangelium non
valet (Distinguere tamen potest lex humana legem Dei, ut illud In
ore duorum, etc., nam distinguitur testamentum ab aliis, et est ratio
ut l. De fideicommissis, l. fin. curo et apostolus Petrus I, 2, dicat:
Estate subditi principi, tamquam praecellenti et ducibus ab eo missis).
Si vero contra ius humanum, si contra ius naturale vel gentium, non
valet, ut si petam qu~d res alterius mihi detur, nam dominia rerum
sunt de iure gentium... et tune non valet, cum sint inmutabilia.»
231 PANORMITANUS, Commentaria Primae partis in Primum Decre-
talium librum, De constitutionibus, c. quae in ecclesiarum. n. 10,
fol. 205: «lmperator licet habeat iurisdictionem in universos, non ta-
men dominium rerum privata,rum quae ab olim fuerunt concessae
occupantibus, ut lnstitutiones, De rerum divisione, quasi pro eorum.
Sed causa existente potest, ut supra dixi, et est causa legitima favor
publicus, ut l. item si verberatum, s. 1, ff. de rei vindicatione, et notat
in lege antiochensium, ff. De privilegiis creditorum quod populus sibi
constituere legem. Et haec procedunt etiam respectu bonorum in-
fidelium.»
56 DE REGIAPOTESTATE
II XI, 3
rum) 238 : Licet habeat iurisdictionem in universo, non
tamen dominium rerum privatarum, quae olim fuerunt
concessae occupantibus; et procedit haec sententia etiam
respectu bonorum infidelium. Cum igitur princeps non
possit per legem facere ut dominium rerum particularium
invitis subditis de uno in alium transferatur, nec auferre
veris dominis sine legitima causa, sequitur quod non pos-
sit donare: Ioannes de Platea (lex praedia, 3 columna in
fine, C. De locatione praediorum fiscalium civilium, lib.
11)'239.
3. Sexto probatur per aliam sententiam doctorum
(cap. quanto, De iureiurando 1240 , et cap. finale, De maio-
ritate et oboedientia '241 , et cap. in natura, De iniuriis et
damno dato)' 24 '2 , ubi est communis doctrina quod si prin-
ceps, lmperator, rex aut populus, habens iura principis,
componat cum inimicis, paciscendo quod de damnis bine
inde datis non fiat per subditos querela, talis transactio
non nocet subditis, nec valet.
Sic Hostiensis '243 singulariter dicto capite quanto, et
238 FELYNUS SANDEUS, Ad libros V Decretalium Pars Prima. Augus-
tae 1578, vol, I, cap. 13, n. 26, fol. 26: «Et dicit hic dominus Abbas
hanc esse rationem opinionum legistarum et canonistarum quod ubi
certum est causam subesse, non potest princeps statuere in damnum
privati in his quae sunt de iure naturali, per Clementinas Pastoralis,
De re iudicata, ubi etiam imperator non potest tollere ea quae sunt
de iure naturali, et sic non potest alicui auferre rem suam sine cau-
sa, quia licet habeat iurisdictionem in universo, 1. deprecatio, ff. ad
legem Rhodiam, De iactu, non tamen habet dominium rerum priva-
t arum quae olim fuerint concessae occupantibus, Institutiones, De re-
rum divisione, quasi per totum. Et procedit conclusio etiam respectu
bonorum infidelium, nam sine causa nec Papa nec imperator potest
cis auferre bona. De quo remittunt ad Innocentium et alios plene
in c. quid super his, infra De voto.»
239 IOANNES DEPLATEA, Super tribus ultimis libris Codicis, fol. 107 v:
«Non enim potest princeps sine iusta causa dominium rei meae vel
obligationem mihi quaesitam mihi auferre, quia ea que sunt iuris na-
turalis vel gentium non possunt per rescriptum principis vel eius
constitutionem vel per statutum auferri.»
EL REYY LAPROPIEDAD
PRIVADA 56
de los súbditos, ni despojar a sus legítimos dueños sin causa
legítima, se sigue lógicamente que tampoco puede donarla,
a decir de Juan de Platea.
Se encuentra una sexta prueba en otros argumentos de
los decretalistas: Es doctrina común que si el gobernante,
Emperador, rey o pueblo que conserva los derechos de so-
beranía, pacta: con los ene¡migos acordando que los ciu-
dadanos no puedan reclamar indemnización por los daños
ocasionados, tal acuerdo no tiene validez ni puede ser per-
judicial a los ciudadanos.
24 o PANORMITANUS, In Secundam Secundi Decretalium libri Partem.
Venetiis 1605, t. IV, [II, 24, 17], n. 1, fol. 140: «Princeps non ·debet
aliquid agere in praeiudicium populi, ipsius assensu non requirito se-
cundum Ioanem Andream, et ad cap. ad haec, De officio archidiaconi
quod non, et facit textus iste in arg. secundum Hostiensem quod prin-
ceps per se non potest componere de damnis populo datis ratione
guerrae, de quo remittit ad summam, de poenitentiis s. si, verbo, sed
pone, quod guerra ex his notat principem non posse disponere ad
libitum de substantia subditorum.»
2 4 1 PANQRMITANUS, Commentaria Secundae Partis in Primum De-
cretalium librum, t. II, n. 2, fol. 136 v: «Nota bene glossa iuncto tex-
tu [in c. disciplina, 45 dist.] quod dominus non potest componere su-
per iure superioritatis in praeiudicium subditorum, nisi subditi consen-
tiant; nam interest subditorum non habere multos dominas, vel non
mutare dominum ut in c. imperialem, in s. praeterea ducatus. De pro-
hibenda feudi alienatione per Fridericum, colum. 10.»
242 PANORMITANUS, In Quartum et Quintum Decretalium librum,
t. VII, n. 5, fol. 216 v: «Videtur enim quod statutum editum 'a com-
muni non valuerit quatenus ligabat singulares de populo, ut non pos-
sent petere damna eis illata, quoniam licet populus possit statuere
superioribus universitatis, non tamen super iuribus singulorum. In
additionibus: «Constitutio But. dicit quod quancioque populus vult
obligare illos de universitate, ut singulos, et non possunt nisi soli
consentientes ... ; quandoque vult obligare bona universitatis pro de-
licto vel obligatione, et tune si consentit maior pars, potest; alias
non potest.»
243 HosnENSIS, In secundum Decretalium librum commentaria. Ve-
netiis 1581, tit. I, De iure iurando II, 24, cap. 18, n. 3. p. 130: «Prin-
ceps per se non potest componere de damnis datis populo occassione
guerrae... quia negotium regis reputatur negotium universitatis regni,
et ideo etiam sufficit consensus partis maioris maiorum regni.»
 DE REGIA POTESTATE II XI, 3 EL REY Y LA PROPIEDAD PRIVADA
57
dominus Antonius in secundo notabili 244 , et notat Domi-
nicus post glossam quae hoc probat cap. auctoritate,
§ finalis, De privilegiis liber 6 245 • Et Hostiensis in summa
titulorum, De poenitentiis et remissionibus, penultima co-
lumna, verbo pone 246 , et ita de facto respondit regula
peccatum, De regulis iuris, liber 6 247 ; esset absurdum
quod dominus per suam renunciationem auferret ius sub-
ditis secundum lnnocentium ( c. dilecti filii circa finem,
De appellationibus) 248 •
244 ANTONIUS DE BUTRIO, Completus super quinque libris Decreta-
lium cum repertorio eiusdem. Venetiis 1503 [Decretalia 11, 24, 18], se-
cunda pars, fol. 89 v: «Nota 11, dominum pricipem quemlibet vel re-
gem nihil posse statuere vel determinare ad praeiudicium populi abs-
que consensu populi, cum consensu populi sic... Nota quod iuramen-
to de aliquo implendo sub opinione liciti et credulitate obligat iuran-
tem in quantum et quatenus illud est licitum, in quantum est illici-
tum non obligat ex mente iurantem nisi quatenus illud sit ad licitum
reducibile vel reduci possit... Quaero an sit licitum venire aliquo casu
propria auctoritate contra iuramentum?, dicit lnnocentius quod si iu-
ramentum est illicitum ubi est certum, licet propria auctoritate ve-
nire contra illud ... si omnino non est certum servandum est ... ; in du-
bio est ad Papam recurrendum... secundum Innocentium et Hostien-
sem; vide quod notant in dicto c. veneraQilem per hanc d.ecretalem;
dicunt quidam quod dominus et rex non potest aliquid stamere ad
praeiudicium populi sine eius consensu. Ad hoc De officio archidia-
coni, ad hoc, et est argumento quod princeps non possit per se com-
ponere de damnis populo datis ratione guerrae de quo remittit ad
summam, De penitentia s. si vi, sed pone quod guerra.»
245 DOMINICUS DE SANCTO GEMINIANO, Super Sexto Decretalium, cum
notis Bernardmi ex Capitaneis de Landriano. Venetiis 1495-96, vol. 11,
De privilegiis et excesibus praelatorum Rublica [V, 7, , 11, 1084],fol.
57
Es texto de Enrique de Segusio concretamente en su
comentario a las Decretales; también de Antonio de Butrio,
y lo explica Domingo de Santo Geminiano at comentar esta
glosa. Y vuelve a exponer esta tesis Enrique de Segusio
en la Suma Aurea y en el comentario al Libro Sexto de las
Decretales. Sería absurdo que el gobernante por razón de
su renuncia privara de sus derechos a los ciudadanos, como
dice el Papa Inocencio IV.
104 v: «Notat bene glossa quod vult, quia dominus non possit re-
mittere ius subditi, quod facit ut reges qui habuerunt guerram facien-
do pacem non possint remittere damna illata suis subditis nisi ipsi
consentiant.»
24" HosnENSIS, Henrici Cardinalis Hostiensis Summa Aurea. Lug.
duni 1568, De poenitentiis et remisionibus Rublica, n. 62, fol. 434:
«Sed pone quod guerra fuit inter duos milites, vel principes, et hinc-
inde iniusta, multa etiam damna hicinde data sunt, postea facta
est pax inter ipsos, et damna hincinde data remissa, nunquid haec
remissio extenditur ad homines, et valitores utriusque? Non videtur
nisi de consensu eorumdem sit facta, argumentatur C. De transactio-
nibus, l. 1 et l. transactionis placitum.»
247 Sexius Decretalium, V, 12, 5, 4 (C. l. C., 11, 1122): «Peccatum
non dimittitur, nisi restituatur ablatum.»
24a INNOCENTIUS IV, Super libros quinque Decrata2ium, [II, 28, 1;
11, 409-10], fol. 332 v: «Nam si hic dominus iure suo posset petere,
ergo eadem. ratione et pactum facere de non petendo, quia et cui-
cumque [sic] licet renunciari iure suo et hoc esset absonum dicere,
quod dominus per suam renunciationem auferret ius subditi sui, quan-
do autem criminaliter agitur in publicis iudiciis, omnes admittuntur
principaliter accusando, nam per procuratore~ haec expediri non
possunt.»
 CONCLUSIO 111
§ XII
1: An princeps subditos suos aliquo modo alienare possit?
2. Princeps quattuor species bonorum habet.
3. Prima species bonorum est iurisdictio.
4. Secunda species bonorum sunt fiscalla.
5. Quae dicantur bona fiscalia?
6. Bonorum fiscalium rex est tantum administrator, non dominus.
7, Dictio quasi denotat imperfectionem.
8. Bona patrimonialia sunt propria ipsius principis.
9. In rebus et bonis singulorum princeps nihil agere potest.
10. An prínceps iurisdictionem alienare possit?
11. Definitio iurisdictionis.
12. Iurisdictio aestimationem non recipit.
13. An iurisdictio mere temporalis vendí possit, Jatissime discutitur.
H. lurisdictiones publici iuris sunt.
l. Nemini principum aut regum, quantumcumque su-
premo, licet aut donatione, venditione, permutatione aut
alio alienationis modo, alienare civitatem, villam, cas-
trum, quantumcumque parvum sibi subiectum, alicui do-
mino, seu etiam componere super iure superioritatis, nisi
subditi, cives aut oppidani vel incolae talis civitatis, villae
vel loci, voluntarie tali alienationi consentiant. Quod si
de facto eis invitis aut ad consensum coactis rex facit,
peccat mortaliter et nihil de iure valet talis alienatio, com-
positio et subiectio, et donatarius aut emptor peccat etiam
mortaliter, nec salvari poterit, nisi totis viribus institerit
apud principem, quatenus donationi renunciaverit vel
CONCLUSION TERCERA
§ XII
l. ¿Puede el gobernante enajenar a sus súbditos de alguna manera?
2. El soberano tiene cuatro clases de bienes.
3. La primera es la jurisdicción.
4. La segunda son los bienes fiscales.
5. A qué se da el nombre de bienes fiscales.
6. El rey es únicamente administrador y no dueño de los bienes
fiscales.
7. La expresión «cuasi» indica aproximación.
8. Los bienes patrimoniales son personalmente propios del soberano.
9. Ningún poder tiene el gobernante sobre bienes y propiedades de
los ciudadanos.
10. ¿Puede el gobernante enajenar la jurisdicción?
11. Definición de jurisdicción.
12. La jurisdicción no es susceptible de valoración económica.
13. Se discute amplísimamente si la jurisdicción meramente civil
puede ser vendida.
14. Las jurisdicciones son de derecho público.
Ningún rey o príncipe, por soberano que sea, puede le-
gítimamente por donación, venta, permuta o de cualquier
otro modo de enajenación, ceder ciudades, villas, castillos,
ni rincón alguno de su país por insignificante que sea, en
favor de otro señor; ni puede tampoco negociar sobre el
derecho de soberanía, a menos que consientan libremente
en esta enajenación los súbditos, vecinos o residentes de
tal ciudad, villa o comarca. Y ·si lo hace el rey de hecho
contra su voluntad o forzando su consentimiento, peca mor-
talmente y no tiene absolutamente ninguna validez jurídica
tal enajenación, negociación o sometimiento, y el donatario
18
59 DEREGIAPOTESTATE
II XII, 2-5
contractus venditionis et alienationis dissolvatur seu re·
vocetur.
2. Hic praemittendum principem quadruplicem spe-
ciem bonorum habere in suo principatu, sive rex in suo
regno:
3. Prima species bonorum est iurisdictio principis,
id est, potestas civilis et criminalis comprehendens me-
rum et JI}ixtum imperium ( tit. quae sint regalia, in usibus
feudorum) 249 • Est enim haec potestas apud principem,
postquam reges esse coeperunt, tanquam apud fontem a
quo fluunt et refluunt omnes iurisdictiones, sicut flumina
ad mare, ita quod ab eo in inferiores per concessiones,
commissiones et confirmationes fluunt, sed ad eum re-
fluunt per apellationes et nullitates et querelas. Prima-
rius tamen fons et origo omnium potestatum et iurisdic-
tionum ipse populus fuit ;25 'º.
4. Seéunda species bonorum principis sunt bona,
quae dicuntur proprie, similiter fiscalia, id est, ad fiscum
et rempublicam vel regnum pertinentia, publicumque pa-
trimonium. Sunt dicta fiscalia a fisco, qui est saccus
regni, in 'quem omnes fructus redditusque atque proven-
tus reipublicae ponuntur ;:isi. Nam fiscus secundum Bal-
dum in titulo de feudis Marchiae c. 1 252 , est pars rei-
publicae.
5. Sunt ergo fiscalia haec, itinera publica, .flumina,
navigalia, mare, portus, atirifodinae, salinae et similia, et
proventus qui ex illis colliguntur ( titulo quae sunt rega-
249 Consuetudmes Feudorum II, 56. Cfr. Corpus Iuris Civiiis 11, 1383.
2SO BARTOLOME DE LAS CASAS,Principia, Secundum principium.
251 LucAs DE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 9, p. 564: «Satis qui-
dem absurdum est quod in suis bonis reipublicae quae iure non pos-
sidet, posse ad alios transferre vel pignori obligare vel manumittere,
supra Communia de legatis, l. si, s. sed quia. Dicuntur autem isto
casu bona fiscalia, scilicet bona reipublicae imperii romanorum ad
ENAJENACION
DE TERRITORIOS 59
o comprador también peca gravemente y no podrá salvar-
se, a no ser que apremie con todas sus fuerzas al soberano,
mcluso renunciando a la donación o al contrato de venta
o enajenación, para que se rescinda o se anule.
Efectivamente hay que tener en cuenta que el sobera-
no en sus Es.tactos o el rey en su reino tienen cuatro clases
de bienes:
La primera es la jurisdicción soberana. Es la potestad
civil y criminal con mero y mixto imperio. Desde que co-
menzó a haber reyes este poder pertenece al gobernante
como a manantial de donde proceden y adonde vuelven
todas las jurisdicciones, al igual que los ríos al mar. De
esta manera derivan de· él las jurisdicciones a los subalter-
nos en virtud de concesiones, de nombramientos y de con-
firmaciones, para revertir otra vez a él por apelaciones, por
casaciones y por querellas. Pero la fuente primordial y ori-
ginal de todos los poderes y jurisdicciones fue siempre el
pueblo mismo.
La segunda clase de bienes del soberano son los bienes
fiscales, como se llaman propiamente, o sea los que per-
tenecen al fisco, al Estado o al reino; y constituyen el pa-
trimonio público. Se les llama fiscales por razón del fisco,
que es la bolsa del reino en la que se depositan todos los
beneficios, rentas y ganancias del Estado. Pues el fisco es
parte del Estado, según Baldo de Ubaldis.
Y son bienes fiscales las comunicaciones públicas, ríos,
canales, mar, puertos, las minas, salinas y similares, así
como las rentas que se sacan de ellos. Hay que añadir los
bienes que son comunes a la colectividad.
usum principis qui exercet imperium deputata. Sunt enim bona rei-
publicae quodam usu loquentium dicta fiscalia a fisco, qui est saccus
imperii, in quem omnes fructus reditusque et proventus reipublicae po-
nebantur tanquam a nobiliori sua parte_ Nam fiscus est pars reipu-
blicae, ut patet ex bis quae scripsi infra De numerata in provintiis.•
252 BALDUS DE UBALDIS, In usibus feudorum commentaria. Augustae
Taurinomm 1578 [Consuetudines Feudorum, I, 14], fol. 23: « ... sicut
vivacitas sensuum fiscus est rei publicae stomachus, sacus et fir-
mitudo.»
60 DE REGIA POTESTATE II XII, 6-8
253
lia) His etiam addi possunt ea quae universitatis sunt
communia (ut notat ff. Quod cuiuscumque universitatis,
Iex sicut 254 , et lex 1, De rerum divisione) 255 •
6. Quae quidem numerata in hac secunda specie, sunt
bona non propria regis solius, sed regiae coronae, sive re-
galia, quia iurium huiusmodi fiscalium princeps non est
dominus, sed administrator seu quasi dominus (ff. Ne-
quid in loco publico, lex 2, § interdictum) 256 , ibi quasi
proprie et private 257 •
7. Dictio enim quasi denotat imperfectionem 258
(Iex in facto, De condicionibus et demostrationibus) 259 •
8. Tertia species bonorum principis sunt bona patri-
monialia, propria ipsius principis, quae tanquam privatus
possidet vel potest habere. Haec quidem sunt in duplici
differentia. Prima, vel quae habuit iure haereditario a
praedecessoribus suis ad quos aliqua causarum de se-
quentibus pervenerant. De his bonis dicit Lucas de Penna
( dicta lege quicumque C. De omni agro deserto, et 2 co-
lumna circa finem, libri 11) 260 • Secunda, quae ad eum
noviter pervenire potuerunt, ut puta vel ea quae oh cri-
men perduellionis, praescriptionis, vacationis, vel oh aliam
253
LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI. tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 2, p. 562: «Prima spe-
cies [bonorum] in quibus nullus privatus iure succedit, et haec sunt
fiscalia quae recte non sunt nisi in fisci bonis, ut lacus transimerius
et huiusmodi nullius privatae personae patrimonio deputata, Item por-
tus aurofodinae salinae et similia, ut lib. feudorum, quae sint regalia,
et haec nulli sunt concedenda, quae sunt pro camera imperii sive re-
gis, et pro vita privata principis supportandisque oneribus rei publi-
cae destinata sunt. Si enim talium alienatio libere permitteretur, iam
totum paulatim periret imperium, dicit glossa in Authenticis, quo
modo oportet episcopus, in principio.»
5
2 4 Digesta III, 4, 7 (C. I. C., I, 732).
ENAJENACIÓN DE TERRITORIOS 60
Entre las cosas enumeradas en la segunda categoría, es-
tán los bienes o regalías, que no son propios de la persona
del rey, sino de la Corona, porque el rey no es dueño de tales
bienes fiscales, sino administrador o casi dueño, como cons-
ta por la ley del Digesto, donde se añade el sufijo quasi pro-
prie et priva.te. Esta exprsesión quasi indica sentido apro-
ximado.
La tercera clase de bienes del soberano son los patri-
moniales. Son propiedad personal del Gobernante, que los
posee o puede tener a título privado. Entre ellos hay dos
tipos de bienes: Primero, los que. recibió en herencia de
sus propios predecesores que los habían ganado por alguno
de los títulos que se ponen a continuación. Lucas de Penna
habla de estos bienes. Segundo, los bienes que pudieron ve-
nirle posteriormente, por ejemplo, aquellos que fueron ad-
255 Institutiones II, l, 6 (C. I. C., I, 10).
25& Digesta 43, 8, 2, 44 (C. I. C., I, 732).
257 LucAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniarni,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 6, p. 563: «At rei fiscalis
quantum ad veritatem princeps non est dominus, ut patet, f_f.m, quid
in loco publico, l. 2, s. hoc interdictum, ibi quasi proprie et prívate.»
Cfr. DIDACUMPÉREZ, Ordenanzas Reales. Madrid 1780, lib. III, tit. I,
l. 2, p. 442: «Huiusmodi regalía sunt de iuribus coronae, et illi annexa,
et inseparabila, nec sunt in commercio, l. apud Iulianwn, s. constat, ff.
De legatis, 1, l. fin. ff. ut in possessione legatorum in tantum,
quod non sunt alienabilia, etiam per ipsum principem».
258 LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tití. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 7, p. 563: «Dictio enim
quasi denotat imperfectionem, ff. De conditionibus et demonstratio--
nibusi in facto depositi, l. si quis servum, v. quod si opere et hoc est
regulare.»
259 Digesta, 35, 1, 60 (C. I. C., I, 544).
2&0 LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 3, p. 262: «Nam et re-
gulariter et bona partrimonialia ve! ad usum principis specialiter depu-
tata, et praedia Caesaris quae in eius patrimonio sunt redacta, non
nisi iussu principis alienabilia sunt, ff. De legatis 1, apud Iulianum s.
ultimo.»
 61 VE REGIA POTESTATE II XII, 8-9
rationem bona fuerunt ad fiscum privatum devoluta 25 1
(lex 1 et 2, ff. De iure fisci 2612 , lex 3, C. De bonis vacan-
2
tibus ' ªª, et per totum librum 10 264 , et C. De aquaeduc-
tu, lex 2) '2 ª 5 •
. ~ut si ex pecuniis quae provenerunt ex reditibus regni,
sc1hcet, ex proventibus seu emolumentis, quae ad sui sta·
tus et r~giae personae sustentationem deputantur, aliquas
posse~s1ones aut castra vel loca emeret a privatis personis
vel etiam quae per industriam suam iusto bello contra
infideles acquisierit ( c. Abbate sane, § pro parte, in fine,
De < sen ten tia et> re iudicata, libri 6) 2 6 6 • Praedicta dif-
ferentia principis patrimonii duplicis probatur apperte
lege bene a Zenone, C. De quadrienii praescriptione 26 1 •
Idem in Authenticis, ut omnes oboediant iudicibus provin-
ciarum, § si vero, cap. 3, colla t. s 268 •
9: .
Est quarta species bonorum super quibus princeps
dommmm habet et potestatem, scilicet, bona et res singu-
lorum de regno .P:ivatorum, et in his nihil habet princeps
a~ere, nec dommmm habet, nec quoad utile, nec quoad
directum, sed quantum ad iurisdictionem et protectionem
dumtaxat 269 •
261
LucAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7. n. 3, p. 563: «Item praedi~
~atrimonialia principis in imperio, et regís in regno praeterquam si
1psum r~gnum s~~ alterius dominio tenerentur. Nam ipsum regnum
sub alterms dom1mo tenerentur. Nam tune rex noviter investitus et ex-
te~ae ~~t!onis adven_iens nihil. ibi diceretur habere quod possit sui pa-
tnmonn mre censen. Ouod s1 tempore procedente aliqua bona ex cri-
mine. pe~duellionis ve! ob aliam causam ex qua bona alicuius devolvun-
tur ~n _frs~um ad eum pervenient, aut si ex pecunia quam percepit e,r
rern1 mnbus possessiones aliquas quaesiverit a privatis talia bona
patrimonialia iuste censentur, supra, De bonis vacantib~s, I. 3., De
aquaeductu, l. 2. in fine, et quod scripsi infra tit. 3, l. 2 et 3 in fine. Ad
idem de re iudicata, c. Abbate sane, s. pro parte, in fine, s. lib. 6.»
62
2 Digesta, 49, 1 et 2 (C. I. C., I, 879).
263 Codex, X, 10, 3 (C. I. C., II, 398).
264
Codex, lib. X, t. 1, 3 et 10 (C. I. C., II, 398 ss.).
ENAJENACION DE TERRITORIOS 61
judicados al fisco por crimen de alta traición, prescripción,
carencia de dueño u otras razones.
También el dinero que procede de las rentas del reino,
o sea de la asignación o emolumentos que están destinados
al mantenimiento de su casa y persona real, así como cier-
tas posesiones y plazas fuertes o compradas a particulares
o bienes que haya ganado por su propio esfuerzo en gue-
rra justa contra infieles. Esta doble clasificación de los bie-
nes patrimoniales aparece clara ei;i las leyes del Código y
también de las Novelas del Emperador Justiniano.
La cuarta clase de bienes sobre los que se ejerce auto-
ridad política, son los bienes y propiedades de los ciuda-
danos particulares, y sobre ello~ ningún poder ni derecho
de propiedad, útil ni directo, tiene el gobernante, sino que
sólo ejerce potestad de jurisdicción y de protección.
26s Codex, XI, 43, 2 (C. I. C., II, 436).
266 Sextus Decretalium, II, 14, 3 (C. I. C., II, 1012-1014).
267 Codex VII, 37, 3 (C. I. C., II, 310): «Bene a Zenone divae me-
moriae fiscalibus alienationibus prospectum est, ne homines, qui ex
nostro haerario donationis vel emptionis vel cuiuslibet alienationis
titulo quicquam accipiunt, si quid circa contractum contrarium emer-
serit vel evictionis vel alterius inquietudinis gratia ad dominium
vel hypothecam respiciens, aliquid sustineant detrimentum: sed ad-
versus emptores quidem vel donationem accipientes vel per alios
títulos alienationis quicquam detinentes minime quaecumque actiones
moveantur, sed tantummodo contra aerarium usque ad quadriennium
tantum, quo translapso neque adversus fiscum remaneat aliqua ac-
tio. Sed scimus hoc quidem in fiscalibus alienationibus naviter obser-
vaii, sed non simili modo rem fuisse observatam circa eas res, quae a
sacratissimis imperatoribus non a fiscalibus rebus, sed ex privata eo-
rum substantia procedunt. Quod satis irrationabile est. Quae enim
differentia in!roducitur, cum omnia principis esse intellegantur, sive
a sua substantia sive ex fiscali fuerit aliquid alienatum?»
268 Authenticae V, 24, 3 (Novellae, C. I. C. ed. Schoell-Kroll, III, 352).
26q LucAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 70, De locatione praediorum civilium, l. 5, n. 51, p. 633:
«Leges vero dicentes regem non posse tollere fundos alterius, loquun•
tur in bonis privatorum in quibus nullum ius habet, nisi solam pro
tectionem et iurisdictionem, ut saepius dictum est.»
62 DE REGIA POTESTATE II XII, 10-12
· 10. His praemissis discurrendum per singulas species
supra positas bonorum. Quoad primam bonorum spe-
ciem, scilicet iurisdictionem, ponitur sequens conclusio:
Non licet principi, quantumcumque supremo, venciere
iurisdictionem, neque ius pignorum constituere aut quo-
quo modo alienare; alioquin princeps peccat mortaliter,
et tenetur ad restitutionem omnium damnorum quae ea
ratione passi fuerint illi, super quibus praedicta iurisdic-
tio datur; peccant similiter emptores talis iurisdictionis
mortaliter, nec excusat principem nec emptores contraria
consuetudo
Prima pars conclusionis probatur : nemo potest ven-
ciere aut alienare rem, quam in suo dominio non habet,
nec iure privati esse potest, quod si agit, furtum vel rapi-
nam committit (lex inter stipulantem, § sacram <ff.> De
verborum obligationibus <270 , lex rem alienam, De contra-
henda emptione)' 211 • Sed princeps non habet in suo pa-
trimonio privato iurisdictionem, nec est dominus ipsius,
sicut nec caeterorum regalium, sed est publici iuris.
11. lurisdictionem Azo definit esse iuris potestatem
de iure publico introductam cum necessitate iurisdicen-
di '212 • Non est ergo in bonis et patrimonio publico totius
regni, ideo non est in alicuius etiam principis commercio
( ut dicta lege in ter stipitlantem, § sacra '21 ª, et dicta lege
apud Iulianum)' 274 • Ergo non licet Principi, quantumcum-
que supremo, venciere iurisdictionem.
12,Patet antecedens, quia contra vim et auctoritatem
legum commercium nullum est (lex si quis inquilinus, §
finalis, De legatis) 2115 • Patet consequens, quia iurisdictio-
210 Digesta, 45, l; 83, 5 (C. l. C., 1, 776).
211 Digesta, 18, 1, 28 (C. l. C., 1, 264).
212 Azo, Aurea Summa Azanis. Augustae Taurinorum 1578 [in glos.
111, 13, l], fol. 44: «Videamus ergo in primis quod sit iurisdictio et
qualiter distinguatur et postea dicemus de foro quod ipsum sit et qua-
ENAJENACIÓN DE mRRITORIOS 62
Aclarados todos estos conceptos vamos a estudiar ahora
cada una de esta clase de bienes que se han definido ante-
riormente. Por lo que se refiere a la primera, es decir, a la
jurisdicción, la conclusión es la siguiente: No puede el go-
bernante, por más soberano que sea, vender la jurisdicción
ni contratarla, ni enajenarla de alguna manera. De lo con-
trario el gobernante peca mortalmente y está obligado a
reparar todos los daños ocasionados por tal motivo en aque-
llos ciudadanos sobre los que ejerce la tal jurisdicción, y
pecan también gravemente los que compran tal jurisdicción
al soberano o a los compradores, sin que valga para el so-
berano ni para los compradores la excusa de la costumbre
contraria.
Se prueba la primera parte de la conclusión. Nadie pue-
de vender o enajenar algo que no le pertenece ni puede
tener en derecho de propiedad, y si lo hace comete un robo
o rapiña. Pero el príncipe no tiene ia jurisdicción en su
patrimonio privado, ni es el dueño de ella como tampoco
de las restantes regalías, sino que son facultades de dere-
cho público.
Azo define la jurisdicción como poder jurídico introdu-
cido por derecho públic<? con el deber de hacer justicia.
No pertenece, pues, a los bienes o al patrimonio público <Je
todo el pueblo. Ni puede ser, por tanto, objeto de tráfico
por nadie, incluido el gobernante. Luego el príncipe, por
más soberano que sea, no tiene autoridad para vender la
jurisdicción.
El principio general es evidente, porque nada puede ser
objeto de tráfico contra la autoridad y la sanción de las
liter quis sortiatur forum. Est autem iurisdictio potestas de publico
introducta cum necessitate iurisdicendi et aequitatis statuendae.» ,
213 Digesta, 45, 1, 83, 5 (C. l. C., 1, 76).
214 Digesta, 45, 1, 131 (C. l. C., 1, 781).
21s Digesta, 30, 1, 112, 3 (C. l. C., 1, 468).
63 DE REGIAPOTESTATB
II XII, 12-13
nes aestimationem non recipiunt, maxime merum impe-
rium, quod excercetur in personas, quarum nulla est aes-
timatio 211 6 •
Secundo probatur per Authenticas (ut iudices sine
quoquo suffragio, Collat. 2) '211 , ubi textus prohibet ne
princeps vendat iurisdictionem in principio et post prin-
cipium, propter multa damna quae inde proveniunt et
provenire solent, ut in plurimum quae ibi Imperator con-
numerat.
Tertio probatur per ea, quae communiter doctores 21 ª
notant post Innocentium 1219 et Hostiensem (cap. 1 et 2,
Ne praelati vices <suas vel Ecclesiae sub annuo censu>
concedant) 12'8 º, ubi patet imposibilitas de iure in princi-
pibus vendendi iurisdictiones aut quoquo modo alienandi.
13. Dicunt enim per illum textura iurisdictionem
etiam mere temporalem vendí vel obligari non posse, ne
subditi per illius emptores illicitis graventur extorsioni-
276 PANORMITATUS, Secunda Pars Consiliorum, cons. 3, n. 1, fol. 67 v:
«Et est notandum secundum eum [Baldum] quod rusticus potest emere
dignitates et iuris, quae fiunt propium patrimonium venditionis,
quod dicit menti tenendum, quin immo plus dicit ibi Baldus, quod
Iicet de iure communi iurisdictiones non possunt vendi, quia publici
iurisdictionis sunt, et aestimationem non capiunt, et maxime merum
imperium quod exercetur in personas, quarum nulla est áestimatio,
ut ff. Ad legem aquiliam l. liber hamo, dicit tamen quod -per consue-
tudinem usurpatum est, et ideo quotidie vendentur castra et vi-
llae vendi, et emi cum mero et mixto imperio et omnímoda iuris-
dictione».
m Authenticae, collat. 11, tit. 2, praef. (C. l. C. Novella VIII,
III, 64).
278 PANORMITANUS, Super quinto Decretalium, t. VII, cap. 1 «Ne
praelati», n. 1, fol. 105 v: «Nota ex textu quod iurisdictio episcopalis
non potest pretio vendi. Est enim quid spirituale, pro hoc quod nota
in c. decernimus, supra De iudiciis, et idem dicendum est de alia
iurisdictione temporali,. non eam debet vendi, ne subditi graventur, in
Authenticis, ut iudices sine quoque suffragio, et Authenticis, De man-
ENAJENACION
DE TERRITORIOS 63
leyes. La aplicación del principio es clara, porque la juris-
dicción no ,es susceptible de tasación monetaria sobre todo
•
el mero imperio que se ejerce sobre las personas, que no
admiten valoración económica ninguna.
Se prueba en segundo lugar por la constitución impe-
rial cuyo texto al principio (y lo reitera después) prohibe
al gobernante vender la jurisdicción por los muchos daños
que de ahí se pueden derivar, y de hecho se producen en
tantos casos que allí enumera el Emperador.
Se prueba en tercer luga:. por la doctrina comúnmente
admitida por los canonistas después de Inocencio IV y En-
rique de Segusio. Por sus comentarios resulta evidente la
imposibilidad jurídica de que los gobernantes vendan o
enajenen de cualquier modo que sea las jurisdicciones.
Comentando un texto de las Decretales dicen que la ju-
risdicción, incluso la puramente civil, no puede ser ,ven-
dida ni objeto de contratación, para evitar que los súbdi-
datis principum, s. illud .tamen, secundum Innocentium et Hostien-
sem, ubi venditur iurisdictio spiritualis, simonía committitur, secus si
venditur temporalis iurisdictio, licet tale lucrum sit turpe et contra
legem ut supra dixi, dans ergo pecuniam ut habeat iurisdictionem
temporalem, non committit simoniam licet alias graviter peccet,,.
279 INNOCENTIUS IV, l'Ylnocentii Quarti Pontificis Maximi super libros
quinque Decretalium. Francofurti 1570, lib. V, tít. 4, Ne Praelati, cap. I,
n. 1, Iurisdictio licet vendi non possit, tamen obventiones temporales
vendi possunt, fol. 504: «quia iurisdictio non debet vendí, in Authen-
ticis, ut iudices sine quoquo suffragio in obventionibus est co~cessum.
Officia autem temporalia, ut castaldiam, si pro pecunia conc~dat, licet
alias sit turpis quaestus, non tamen est simonía, nisi habeat ·spirituale
annexum».
280 HosrrnNsrs, In quintum Decretalium librum commentaria, Ne
praelati vices suas sub annuo censu concedant Rubrica [Decretalia V,
4, 1, et 2, 11, 767], cap. 1, n. 2, fol. 27 v: «Tales enim emptores, ubi
ctiam secularem iurisdictionem et honorem emunt in legem Iuliam
De ambitu incidunt, C. Ad legem Iuliam, De ambitu, l. unica, quae
hodie cessat in urbe».
64 DE REGIA POTESTATE II XII, 13-14
bus '281 • Ibi (gravamen et suversionem iudiciorum) domi-
nus Antonius (cap. 2, Extra Ne praelati vices) inquit quod
venditio et loca(io iurisdictionis tendit in perniciem sub-
ditorum; qui enim emit per fas et per nefas aliquid ultra
vult extorquere, et de minima culpa facit quandoque ma-
ximam 1282 • Et tandem concludit esse illicitum venderc
iurisdictionem, et graviter peccari '28 ª.
14. Similia dicit Panormitanus (dicto cap. 1 et 2) di-
cens graviter peccari '284 , et Bartolus (lex si is qui, § iura
praediorum, ff. De singulis <rebus per fideicommissum
relictis> 12811 ) ait quod ius iurisdictionis obligari non po-
test, quod habet dominus in vasallum, neque ius pignoris
in ea consistere. Baldus (in cap. ex eadem lege, tit. De
lege Corradi) 1286 dicit quod de iure communi iurisdictio-
nes non possunt vendi, quia publici iuris sunt. Idem ti-
281 HosrrnNSIS, In quintum Decretalium Ubrum commentaria, Ne
praelati vices suas ab annuo censu concedant Rubrica, cap. 2, n. 1,
s. v. gravamen et subversionem, fol 105: «ille enim, qui debet dare cen-
tum libras, ipsas per fas et nefas, et forsan aliquid ultra vult omnibus
modis extorquere, et ideo de culpa minima magnam facit».
282 ANTONIUS DE BurRIO, In quintum Decretalium praelectiones eru-
ditae. Lugduni 1556, lib. V, tit. 4 Ne praelati vices suas vel Ecciesias
annuo censu concedant, cap. 2, Quoniam in quibusdam, n. 1, fal. 35
v: «Nota secundo quod venditio et locatio iurisdictionis ad perniciem
subditorum; qui enim emit per fas vel nefas aliquid ultra vult extor-
quere, et de mínima culpa facit quandoque maximam».
283 ANTONIUS DE BUTRIO, In quintum Decretalium praelectiones eru-
ditae, lib. V, tít. 4, cap. 2, n. 3, fol. 35 v: «Et per hoc dico quod si
praelatus haberet iurisdictionem in feudum a príncipe seu a domino
temporali, iuxta notata in c. Romana, s. debet, De apellationibus,
lib. VI, quod ipsam vendens non committeret simoniam, quamquam
graviter peccaret vel illicitum committeret».
284 PANORMITANUS, Commentaria in quartum et quintum Decreta·
lium libros. Venetiis 1605, t. VII, fol. 105-106.Cfr. n. 278.
ENAJENACIÓN DE TERRITORIOS 64
tos sean dañados con extorsiones ilícitas por parte de los
compradores. Sobre este mismo texto dice Antonio de Bu-
trio que la venta y arrendamiento de la jurisdicción tiende
al aniquilamiento de los ciudadanos, pues quien la compra
querrá explotarlos al máximo lícita o ilícitamente, transfor-
mando la mínima culpa e,n grave delito. Y concluye · final-
mente que es ilícito vender la jurisdicción, y que se peca
gravemente.
Algo parecido dice Nicolás Tudeschi cuando afirma que
se peca gravemente. Bártolo de Sassoferrato sostiene tam-
bién que no puede contratarse sobre el derecho de jurisdic- ·
ción que tiene el señor sobre el vasallo, y el derecho de hi-
poteca no cabe en ella. Baldo de Ubaldis dice que por de-
recho común no pueden ser vendidas las jurisdicciones, por-
que son de derecho público.
28S BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In Secundam Digesti Veteris Partem.
Venetiis 1596 [Digesta, lib. 20, tít. 1 De pignoribus et hypothecis et
qualiter ea contrahantur et pactis eorum, l. 11 si is qui, s. iura prae-
diorum], n. 3, fol. 131: «An alía iura, puta iurisdictionis, praeminentiae,
honores, ius praecipiendi pedagia, ius patronatus in ecclesia vel in
homine et similia possint obligari? Respondeo quidam sunt iura quae
consistunt in hominibus ut iuridictio quam habet dominus in vasallum,
et ius quod habet patronus in libertum et similia, et haec non possunt
obligari nisi in casu maximae necessitatis ... Quaedam sunt iura in re,
non in homine ut ius patronatus ecclesiae et ius percipiendi pedagia
et similia, et siquidem sint talia ex quibus non praecipitur com-
modum aliquod pecuniarium non possunt obligari... Si vero ex bis
commodum aliquod percipitur, possunt obligari».
286 BALDus DE UBALDIS, In usus feudorum commentaria. Augustae
Taurinorum 1578, fol. 59v: «Sed de iure communi iurisdictiones non
possunt vendi, quia iuris publici sunt et aestimationem non recipiunt
et maxime merum imperium quod exércetur in personas quarum nulla
est aestimatio ... Sed per consuetudinem usurpatum est et quotidie
videmus castra et villas emi et vendi cum mero et mixto imperio et
omnímoda iurisdictione, quae consuetudo vincit legem».
 65 DE REGIAPOTESTATE
II XIII, 1
tulo Quae sint regalia 287 • Idem in titulo De Feudo Mar-
chiae 288 allegans dictum Salustii 1289 quod non sine pe-
riculo emitur ah uno quod multitudinis est. Albericus
(lex quaecumque, De officio eius cui mandata est iuris-
dictio, penultima columna) 1290 •
§ XIII
l. Prínceps contra ius naturale et divinum nihil facere potest.
2. Vendens iurisdictionem, vendit rem alienam.
3. Humana societas ad convivendum politice congregata est.
l. Quarto probatur praedicta prima pars conclusio-
nis: Principi non licet facere aliquid contra ius naturale
aut ius divinum, ut probatur supra § 5, in 3 notabili 291 •
Sed vendere iurisdictionem est contra ius naturale et
divinum. Ergo principi non licet iurisdictionem vendere.
Minar probatur, quia vendere alienum est contra ius na-
turale atque divinum, quia est· committere furtum. At
iurisdictio est quippiam alienum, in quantum huiusm.odi
non recipit iurisdictionem aut dominus illius est, nec
populus eam in eum transtulit ad abutendum illa, sed
287 BALDUS DEUBALDIS, In usus feudorum commentaria [2, 56], fol 86:
«Et an iurisdictiones possunt vendí? vide ff. de publicanis, l. cotem
per Bartolum et probatur hic quod non, quia _principis sunt, ergo vendi
non possunt de iure romano loquendo». . mentaria. Venetiis 1585, p. 86v, n. 34: «Sed quid si rex dedit alicui
288 BALDUS DEUBALDIS, In usus feudorum commentaria [I, 14], fol. 23:
«Cum ergo dignitas sit proprium munus et decus totius universitatis,
ideo nemo privatus in alium privatum transmittere potest: hac ratione
nec vendí possunt iurisdictiones ... Dicit Salustius qzwd non sine peri-
culo emitur ab uno quid muUitudinis est, sed est hodie usurpatum,
nam in multis locis dignitates et iurisdictiones venduntur tanquam
haereditarium pecus et ovile».
289 SALUSTIUS CRISPO, Bellum Iugurthinum 8, 2 (Colección Hispá-
nica de autores griegos y latinos. Barcelona, 1956>, p. 28: « Sed post-
quam Numantia deleta P. Scipio dimittere auxilia et ipse reverti do-
ENAJENACION
DE JURISDICCIONES 65
Comentando el libro sobre feudos cita aquella frase de
Salustio que es peligroso que se compre por uno solo lo
que pertenece a la colectividad. También defiende la misma
tesis Alberico de Rosciate.
§ XIII
l. Nada puede hacer el gobernante contra el derecho natural y
divino.
2. Quien enajena la jurisdicción vende cosa ajena.
3. Se formó la sociedad humana para vivir políticamente.
Se demuestra con un cuarto argumento la primera par-
te de la conclusión antes enunciada: No está permitido al
gobernante hacer nada contra el derecho divino y natural,
como quedó demostrado en el párrafo quinto de la cuestión
primera. Pues bien, vender la jurisdicción va contra el de-
recho natural y divino. Luego el gobernante no puede ena-
jenar la jurisdicción. Se prueba la premisa menor: La ven-
ta de cosa ajena está prohibida por el derecho natural y
divino, pues sería cometer un hurto. Ahora bien, la juris-
dicción es, en cierto modo, cosa ajena en cuanto que el go-
bernante no la recibió en calidad de dueño, ni el pueblo se
la transfirió para que abusara de ella, sino para emplearla
mum decrevit donatum atque laudatum magnifice pro contione
Iugurtham in praetorium abduxit ibique secreto monuit ut potius
publice quam privatim amicitiam populi romani coleret neu quibus
largiri insuesceret; periculose a paucis emi, quod multorum esset».
29 º ALBERICUS DE ROSCIATE, In Primam Digesti Veteris Partem Com-
castrum cum omni iure, quod habebat in eo, nunquid videtur ius
regium concessisse quod habebat in eo tanquam rex, non tanquam
illius castri dominus: nam duplex ius habebat in castro. Unum tan-
quam dominus specialis ipsius castri, quod forte emerat, aliud tan-
quam rex, qui habet dominium in toto regno. Dicendum quod ex tali
generali concessione non videatur ius regium transtulisse, licet forte
posset specialiter remittere vel donare, quia sub tali generali con-
cessione non videtur concessisse, quae non esset specialiter concessu-
rus, ut infra De pignoríbus l. obligatione cum si».
291 Notabile III, s. 5, n. l.
66 DB REGIA POTBSTATB II XIII, 2-3
ut ea utereter per se et per suos iudices et magistratus,
viros quidem probos ad protegendum.
2. Ergo Princeps vendendo iurisdictionem, vendi t
alienum sive rem alienam invito domino, scilicet populo,
et sic est contra ius naturale et divinum. Probatur: illud
est contra ius naturale, per quod datur occasio probabilis
et propinqua, ut subditi extorsionibus et oneribus indebi-
tis graventur. Sed talis est iurisdictionis venditio. Ergo
est contra ius naturale. Ex tali enim venditione de facili
emptores pluriman faciunt iniustitiam, subditos compel-
lunt ad magnam inopiam devenire, qui non solum triplum,
sed decuplum quam emerunt ex iurisdictione sunt con-
tenti habere.
3. Quinto probatur : humana societas civitatis vel
regni aut cuiuslibet alterius multitudinis, ad conviven-
dum politice congrega ta est de iure naturali ( 1 Politi-
corum)'292. Ergo omnia necessaria ad promovendum bo-
num commune. Sed venditio iurisdictionis est contraria
bono et utilitati communi civitatis vel regni. Ergo talis
venditio est contra ius naturale. Idem probatur secundum
203
doctores vendendo iurisdictionem peccari graviter •
ltem haec venditio vergit in damnum reipublicae.
§ XIV
l. An Princeps possit vendere publica officia, egregie tractatur
cum distinctione.
2. Officia habentia annexam iurisdictionem vendi non possunt.
3. Officia nudam administrationem habentia vendí possunt.
4. An venditio officiorum contineat in se iniustitiam, pulchre dis-
tinguitur.
5. Vendens officia privat viros dignos honoribus et stipendiis.
6. Vendere officia est symoniacum.
'l. Solutio obiectiónis.
292 ARISTOTELES, Politica I, 1, 8, 483; 11, 1, 4, 497.
m Cfr. n. 278, 283, 284.
VENTA DB CARGOS POBLICOS 66
personalmente y a través de sus jueces y magistrados, varo-
nes honrados, con fines de protección.
Por ello el gobernante que enajena la jurisdicción, vende
lo ajeno, es decir, cosa ajena, contra la voluntad de su due-
ño, esto es el pueblo, y eso va contra el derecho natural y
divino. Se demuestra por el hecho de que es contrario al
derecho natural aquello que da una ocasión probable y pró-
xima de extorsionar a los ciudadanos y de gravarles injus-
tamente. Y esto sucede con la enajenación de la jurisdicción.
Luego es contraria al derecho natural. Con tal clase de venta
los compradores caen con toda facilidad en las mayores in-
justicias y precipitan a los ciudadanos a la mayor indigen-
cia, pues ya no se conforman con el triple, sino que exigen
hasta diez veces más de lo que les costó la jurisdicción que
compraron.
Quinto argumento: La asociación de hombres de una ciu-
dad, reino o de cualquier otra colectividad, está formada por
vínculos de derecho natural con el fin de vivir políticamen-
te. Comprende, pues, todo lo que es imprescindible para
la promoción del bien común. Ahora bien, la venta de la
jurisdicción es contraria al bien y a la prosperidad de toda
la ciudad o de todo el reino. Luego tal enajenación va contra
eJ derecho natural. Pruébase también por aquellos textos de
los canonistas, cuando dicen que vendiendo la jurisdicción
se peca gravemente. Además esta enajenación repercute en
daño de la comunidad.
§ XIV
l. ¿P.uede el gobernante vender los cargos públicos? Se estudia con
las distinciones necesarias.
2. Los cargos que llevan anejo poder de jurisdicción, no pueden
ser vendidos.
3. Los cargos meramente administrativos no pueden ser vendidos.
4. Se hacen las distinciones precisas sobre el problema de si la
venta de cargos implica esencialmente injusticia.
5. Quien vende los cargos públicos priva a hombres dignos de los
honores y retribuciones que merecen.
6., Vender los cargos es simonía.
'l. Solución de objeciones.
-----
19
67 DE REGIAPOTESTATE
II XIV, 1-3
l. Ex praedictis colligitur decisio quaestionis: Utrum
princeps licite possit vendere publica officia 1294 •
2. Est dicendum quod aut officia publica habent
annexam iurisdictionem sive potestatem talem quam
ementes possint aliquo modo subditos gravare, nisi ex-
torsioni quam intendunt ab eis habere consentiant, ut
officia de alcaldías, corregimientos, alguazilazgos, quaes-
tores, proquaestores regni. Haec enim nullo modo potest
princeps licite vendere.
3. Aut officia quae regi incumbit providere, nudam
habet administrationem puta officiales regiae domus vel
mensae, cuiusmodi sunt magister domus regiae minis-
tri, quae utique bene possunt principes vendere ad libi-
tum, quia in eis non versatur periculum cives quoquo
modo gravandi aut ipsi reipublicae generandi praeiudi-
cium, nisi propriae principis substantiae sive privati pa-
trimonii regalis, vel quod in illis ministeriis aliquos defec-
tus rex ipse patiatur, ut de se apparet.
Unde si huiusmodi officiales ministri domus regiae non
fideliter res privatas regni tractarent, quas cum officio
in administrationem susceperunt, ipsi regi imputetur qui
officia domus suae talibus pro pecuniis vendidit. Unde
non merito haec etiam officia, quia non expedit nec prin-
cipem decet vendere, vendi aut emi prohibentur ( ut C.
De murilegulis, lex 2, lib. 11) ·2 ·95 : ubi textores et tinctores
294 Cfr. SANCTUMTHOMAM, De r,egimzne iudaeorum ad Ducissam
Brabantiae (Opera, Parisiis 1875, t. 27); CAIETANUM (Thomam de Vio),
Summula Caietani. Salmanticae 1561, Venalitas, s. v. «Officiorum saecu-
larium venalitas»; DoMINICUM Soro, De iustitia et iure libri decem.
Salmanticae 1556, lib. 111, quaest. VI, art. 4, dubitatio: «An videlicet
rex possit huiusmodi magistratus et officia vendere»; PETRUMDE Soro-
MAYOR,De iustitia et iure, quaest. 63, ms. Roma, Ottob. Lat. 397, fol.
155v: «An possit Rex hos magistratus et officia vendere»; loANNEM
DE LA PEÑA,De iustitia, ms. Roma, Ottob. Lat. 1016 (3), fol. 256 v, De
VENTA
DE CARGOS
PÚBLICOS 67
Por la doctrina anterior podrá resolverse el problema de
si lícitamente puede el gobernante vender los cargos pú-
blicos.
Hay que distinguir: Primero, los cargos que llevan con-
sigo la jurisdicción o algún poder que permita a fos com-
pradores gravar de algún modo a los súbditos, a menos que
consientan en la extorsión que se pretende inferirles; tales
son los cargos de alcaldías, corregimientos, alguacilazgos, te-
soreros y vicetesoreros del reino. Estos cargos no puede ven-
derlos lícitamente el gobernante bajo ningún pretexto.
Segundo, los cargos a proveer por el rey, que son me-
ramente administrativos, como funcionarios de la casa o
mesa real, cuales son el mayordomo, el despensero, el caba-
llerizo mayor y otros jefes de servicios palaciegos por el.
estilo, pueden ciertamente· los monarcas venderlos a su
gusto, por no implicar necesariamente el peligro de que
sean gravados de alguna manera los ciudadanos o de que
se ocasione perjuicio a los intereses del Estado, sino que
afectan sólo a la hacienda personal del gobernante o al pa-
trimonio particular del rey; y las deficiencias que se pro-
duzcan en tales funciones las soportará solamente el mo-
narca, como es natural.
Por tanto, si estos funcionarios que son servidores de la
casa real, no desempeñan lealmente los asuntos de palacio,
para cuya administración han recibido el cargo, debe cul-
parse al rey que les vendió por dinero las funciones de su
casa. Por lo tanto, no sin razón se prohibe también vender
o comprar estos cargos, ya que no conviene ni está bien que
officiis publicis, quaest. 3: «An possit licite vendere»; DOMINICUMBA-
ÑEZ, De iure et iustitia decisiones. Salmanticae 1594, quaest. 63, art. 2,
dubitatur sexto: De officiis saecularibus, p. 301: «Utrum rex habeat
dominium istorum officiorum, et utrum possit ista officia vendere».
His praesertim universitatis salmanticensis magistris palam et clam,
verbis et scriptis Bartholomeum de las· Casas de hac materia consul-
tasse satis constat.
29s Codex, XI, 8, 2 (C. l. C., 11, 430).
68 DE REGIAPOTESTATE
II XIV, 4-5
pannorum, principis suffragio, .id est, pretio ~~usmo~i
officia obtinere satagebant, et ideo poena gladn proh1-
bebatur.
4. Superiora vero officia nequaquam vendi possunt.
Pro quorum intelligentia pleniori considerandum est,
quod si res absolute et n?-de ac~ipiatur, ~~t secundu~
aliquos speculative, non v1detur m se off1c1orum pubh-
corum venalitas continere iniustitiam vel absurditatem,
nude inquam et speculative, id est, ut viris quidem dig-
nis et probis conscientiae timoratae '29 ª.
Si autem non nude, sed practice ac per ampliationem
ad mores humanos, et qui ut in plurium in dies magis
corruptiores fiunt, rem consideremus, iniquissima est
praedicta officiorum venditio reipublicae. Hoc probatur
primo, quia communiter ubi officia publi~a sunt venalia,
illi qui officia emunt, sunt peiores hommes de p_opulo,
ambitiosi et pecuniae amatores absque prudentia, ca-
rente litteris; ideo lex praesumit quod ut accumularent
pecunias, emerunt dicta officia et per ~onseq1;1ensquo_d
subditos, praesertim pauperes et plebe1os, m11le mod1s
gravantur et bona omnia, quoad poterunt, diripient 29 '1 •
5. Quarto, princeps vendendo publica officia, pri-
vat viros dignos, bene meritos, honoribus, gratiis et sti-
pendiis publicis, quibus princeps ex iustitia distri?utiv~
tenetur viros dignos et virtute praeditos, ex boms re1-
ptiblicae honorare et remunerare, cum sibi incumbat ex
296 DoMINICUSSoro, De iustitia et iure, lib. -111, quaest. V, art.; 4,
p. 268: «Prima conclusio: si munia haec, magistratus et officia per se
nude absque circunstantiis quae usu veniunt speculative tantum, ut
aiunt, existimentur, scilicet ut vere dignis personis venderentur, qui
iustitiam recta bonaque fide administrarent, neque ullum eis offerre-
tur periculum petendi quicquam aut recipiendi praeter ius suum, nihil
in se habent quominus licite venalia sunt».
297 DoMINICUSSoro, De iustitia et iure, lib. 111, quaest. V, art. 4,
p. 270: «Secunda conclusio: Si res haec non ita speculative, sed prac-
DE CARGOS
VENTA PÚBLICOS 68
el príncipe trafique con ellos. Nos informa una ley del Có-
digo cómo los tejedores y tintoreros procuraban conseguir
sus oficios con licencia del príncipe, que obtenían pagándole
cierta cantidad, y hubo de prohibirse esto pajo pena de
muerte.
Sin embargo, los cargos públicos más importantes de nin-
guna suerte pueden ser vendidos. Para su mejor compren-
si9n hay que tener en cuenta que si se considera la cuestión
abstracta y teóricamente, o especulativamente según dicen
algunos, no parece que la venta de cargos públicos implique
de suyo injusticia o arbitrariedad, repito que considerán-
dolo teórica y especulativamente, o sea siempre que se venda
a hombres dignos, honrados y de buena conciencia.
-Pero si consideramos la cuestión no en abstracto, sino
en la práctica, y considerando cómo las costumbres de los
hombres se hacen cada día más corrompidas, semejante
venta de cargos públicos es totalmente inicua. La primera
prueba es que ordinariamente, cuando los cargos públicos
son venales, quienes los adquieren suelen ser de la peor
gente del país, ambiciosos, codiciosos sin límites e incuitos.
Por eso la ley presume que habrán comprado tales cargos
para amontonar dineros y, por consiguiente, que gravarán
de mil maneras a los ciudad~nos, sobre todo a los pobres y
plebeyos, y arrebatarán todos los bienes que puedan.
En cuarto lugar, el soberano que venda los cargos pú-
blicos priva a hombres dignos y beneméritos de las distin-
ciones, honores, recompensas y rentas públicas. Por deber
de justicia distributiva el gobernante está obligado a hon-
rar y premiar a los ciudadanos distinguidos y beneméritos
tice et per applicationem ad usus atque ad effectuum absurditatem,
qui ferme necessario inde sequuntur, consideretur, non solum nun-
quam aut expedit, aut decet verum secundum moralem politiam, licet.
Conclusio haec multis modis demonstratur. Primum eo ipso quod offi-
cium res sit venalis, non penditur persona cui vendjtur meritis, sed
pecunia quo nihil potest iniquius esse. Obveniunt enim tune plurimum
magistratus viris ambitione et avaritia corruptis, sanguine infimis,
absque prudentia et litteris, quo nihil in republica pestilentius».
69 DEREGIA
POTESTATE
II XIV,5 VENTA
DECARGOS
PÚBLICOS 69

officio regio, virtutes praemiare, quemadmodum vitia a cargo de los bienes del Estado, por la obl~ación que
punire, unde iniuriam facit bonis et maiorem irrogat ipsi tiene, por su cargo de rey, de premiar las virtudes ciuda-
reipublicae. danas, así como de castigar los vicios sociales. Cometería,
Quinto, qui prius emit officium, cum non emat, nisi por tanto, injusticia contra los buenos ciudadanos, además
ut lucretur, oportet vendat actus officii. de que perpetraría una mayor contra la comunidad.
Sexto, quoniam nimirum exinde magistratus et officia Quinto, quien primero compra un cargo público, como
regalia, quae semper in reverentia et magno honore cunc- no lo compra sino para ·enriquecerse, podrá vender a su
tis esse opportet, incorruptis et infamibus personis exis- vez el ejercicio del cargo.
tentia vilescunt, quod in magnum dedecus resultat princi- Sexto, naturalmente, los cargos públicos y regalías, que
pi, ut Imperator ipse fatetur (ut dictis Authenticis ut iu- siempre debieran gozar de gran prestigio y honor para to-
dices sine quoquo suffragio) '29ª. dos los ciudadanos honrados, se envilecen al estar ocupados
Septimo, quia huiusmodi, qui officia emerunt iuris- por gente corrompiqa. Esto perjudicaría gravemente el buen
dictionem habentia indebite gravant populum, ut quae nombre del gobernante, como reconoce el Emperador· Jus-
tiniano.
dederunt pro officiis habendis ultra triplum et quadru-
plum, et his non contenti ex substantia miserorum ci- Séptimo, de esta manera los que compraron cargos pú-
vium recompensent, quod per experientiam satis constat. blicos con poder de jurisdicción gravan injustamente al
Vide Sanctum Thomam in opusculo 21 respondens ad pueblo para recuperar más de tres o cuatro veces la can-
quaestionem Ducissae Brabantiae '299 • tidad que les costaron. Y no contentos con esto se lucran
Possunt etiam addi sequentia, ut glossa (lex Baphii de las haciendas de los pobres ciudadanos, según se acredi-
C. De murilegulis, liber 11) 30'0 quae dicit quod vendere ta de sobra por la experiencia. Véase lo que de ello opina
officia est symoniacum. Facit textus canonis finalis <cau- Santo Tomás en su opúsculo dedicado a la Duquesa de
Brabante.
sae> 1, quaestionis 7 301, et est casus cap. 1 3012, iuncta
Puede añadirse también lo que dice la glosa: vender los
cargos públicos es simonía. Lo dice un canon del Decreto
298 Novellae VIII [coll. 2, t. 2 nov. 8] (C. l. C., 111, 65 v).
299 SANCTUS THOMAS, Opusculum XVII: De Regimine iudaeorum ad primendos. Omnia enim crimina ad comparationem ' symmoniacae bae-
Ducissam Brabantiae (Opera, Parisiis 1875, t. 27, p. 414-15): «Sequitur resis quasi pro nibilÓ reputantur».
igitur quod ut plurimum illi officia in terra vestra suscipiant qui sunt 302 Decretalia Gregorii IX, V, V, 5, 1 (C. l. C., 11, 768-769): «Quoniam
peiores, ambitiosi et pecuniae amatores; quos etiam probabile est ecclesia Dei et in bis, quae spectant ad subsidium corporis, et in iis,
subditos vestros opprimere, et vestra etiam commoda non ita fideliter quae. ad profectum proveniunt animarum, indigentibus, sicut pia mater,
procurare». prov1dere tenetur; ne pauperibus, qui parentum opibus iuvari non pos-
300 Volumen legum parvum, quod vocant, in quo haec insunt tres sunt, legendi et proficienrli oportunitas subtrabatur, per unamquamque
posterioris libri Codicis Divi Iustiniani sacratissimi principis Authen- catbedralem ecclesiam magistro, qui clericos eiusdem ecclesiae et sebo-
ticae seu Novellae Constitutiones. Lugduni 1612 [Codex 11, 8, [7], 2 lares pauperes gratis doceat, competens aliquod beneficium praebea-
Procuratores rei privatae Bapbii], col. 130: «et accipe bic abstineant tur, quo docentis necessitas sublevetur, et dicentibus via pateat ad
suffragiis inquinatae adluvionis et non quaerant simoniace boc offi- doctrinam. In aliis quoque restituatur ecclesiis seu monasteriis. si
cium»; col. 131 «suffragiis id simonía». r~troactis temporalibus aliquid in eis ad · boc fuerit depuiatum. Pro
301 Decretum Gratiani 11, 1, 7, 27 (C. l. C., I, 437): «Patet symonia- hcentia vero· docendi nullus omnino pretium exigat, vel sub obtentu
cos, veluti primos et praecipuos baereticos, ab omnibus fidelibus res- alicuius consuetudinis ab eis, qui docent, aliquid quaerat, nec docere
puendos, et si commoniti non resipuerint, ab exteris potestatibus op- quemquam, qui sit idoneus, petita licentia interdicat».
70 II XV, 1
DEREGIAPOTESTATE
glossa, ibi super verbo consuetudinis <Liber> ext [ra], De
magistris 303 , quod canonistae vocant symoniacum, le-
gistae dicunt ambitum 30 ', qui committitur in redemp-
tione pecuniaria officiorum. ltem glossa pragmaticae
sanctionis (titulo De armatis, verbo ecclesiasticis) 305 qui
emunt, incidunt in legem Iuliam de ambitu, (lex Julia de
ambitu, ff. Ad legem Iuliam de ambitu) 306 •
7. Nec obstat, si obiciatur quod iurisdictio non emi-
tur, sed emuntur salaria et stipendia officii iurisdictiona-
lis, quia si quis horum alterum vendit, sine qua nec alte-
rum provenit, neutrum invenditum relinquit (can. si quis
obiecerit, <causa> 1, quaest. 3) 307 • Ñeque cessarent prae-
dicta inconvenientia et tyrannides pravorum hominum,
etiamsi salaria sive stipendia dumtaxat venderentur, cum ·
semper remansurus sit gladius in manu frenetici, scilitet
iurisdictio vel potestas apud cupidum et iuris inhiantem
ementem. Vide Innocentium (cap. 1, De homicidio, libri
sexti) 308 • Hodie tamen officia publice venduntur.
§ XV
l. Princeps peccat mortaliter vendens iurisdictionem et publica
officia.
2. Rex vendens officia, tenetur ad restitutionem omnium damnorum.
l. Secunda pars conclusionis, quod peccet mortali-
ter princeps et ad restitutionem tenetur: Nam vendendo
iurisdictionem et publica officia, facit contra iustitiam .,.
commutativam et distributivam Ergo peccat mortaliter.
303 .GLOSSA X, 5, 5, 1 (Nova Decretalium Compilatio. Venetiis 1468),
col. 1650: «quasi simoniacum reputatur hoc, quia consuetudo hic non
habet locum, sicut nec in sacramentis ecclesiasticis».
304 GtossA ordinaria ad Institutiones 4, 18, 11 [Volumen legum.
Lugduni,.1612, col. 590 in marg. sub. verbo Ambitum]: «Caeterum quod
iura civilia iure dicunt, iura canonica simoniam appellant».
INDEMNIZACION
DE DAÑOS 70
y lo recoge el caso de las Decretales que anota la glosa.
Simonía es para los canonistas lo que los juristas llaman
soborno que se comete al comprar por dinero un cargo.
También la glosa de la ley real afirma que los compradores
de cargos públicos incurren en delito de soborno.
Y no es un obstáculo, si se objeta que no se compra la
jurisdicción, sino el derecho a recibir las retribuciones y
salarios propios del ejercicio del cargo jurisdiccional, pues
si de estas dos l:Osas · alguien vende aquella que presupone
la otra, vende de hecho ambas cosas. Y no desaparecerían
los perjuicios de que se ha hablado, ni las tiranías de in-
dividuos indeseables, aunque únicamente se pusiera a la
venta el derecho a exigir sueldos o retribuciones. Siempre
quedaría en manos de un tirano la espada, o sea, que el
poder de jurisdicción estaría a disposición de un comprador
ambicioso que se burlaría del derecho. Léase el canon de
Inocencio IV. Sin embargo, en nuestros días públicamente
son vendidos los cargos.
§ XV
l. El gobernante que vende la jurisdicción y los cargos públicos
peca gravemente.
2. El rey que vende los cargos está obligado a indemnizar todos
los daños.
La segunda parte de la conclusión era que el gobernan-
te peca mortalmente y tiene el deber de indemnizar. Por-
que al vender la jurisdicción y los cargos públicos actúa
contra la justicia conmutativa y distributiva. Luego peca gra-
3os Forsan Ordenanzas Reales de Castilla, lib. VIII, tit. 18, ley l.
Cfr. DOMINICUM BAÑEZ,De iure et iustitia decisiones, quaest. 63, art. 2,
concl. 5, p. 303. GREGORIUM LoPEz, Las siete Partidas, II, 15, 4, 421;
IOANNEM TERRAMRUBEAM, Repetitio, n. 41, 42, 43, p. 334.
306 Codex IX, 26, 1 (C. I. C., 11, 384).
301 Decretum Gratiani 11, 1, 3, 7 (C. I. C., I, 413).
308 Sextus Decretalium V, 4, 1 (C. I. C., 11, 1080).
71 DE REGIA POTESTATE II XV, 1-2
Maior probatur, quia rex ex officio regio et redditibus
seu tributis, quae populus sufficienter, tanquam stipen-
dia et mercedem, pro eo quod servit reipublicae in pro-
tectione civium, tenetur constituere in rempublicam mi-
nistros idoneos pro publicis exercendis officiis. Sed ven-
dendo iurisdictionem et officia, constituit ministros, ut
plurimum, inidoneos, reipublicae nocivos, cives pauperes
crudeliter vexaturos. Ergo rex facit contra iustitiam com-
mutativam talia faciens ªº 9 •
Idem probatur per iustitiam distributivam, quia pec-
catur per acceptionem personarum, quae est iniustitia,
qua praefertur persona personae propter causam inde-
bitam. Quod autem comrnittát rex praedicta officia et
iurisdictionem, iam omnibus defectuosis crimen accep-
tionis personarum, et eo ipso, quod illa emunt iura prae-
sumunt esse, ut plurimurn, ímprobos et iniustos et reipu-
blicae valde nocituros et contra iudices ad iudicandi
officium pecunia inedia aspirantes, notat Bartolus (lex 2.
C. De rnurilegulis, líber 11) ª 1'º. Iudex procurans officium
data opera, cum animum male administrandi habere prae-
surnitur, et rex praeferat personas indignas, non prop-
ter merita, sed propter conditionem personarum non
congruentem ad dicta rnunera. Item facit in praeiudicium
et detrirnentum populi vel subditorum, quod non Hcet
cum non habeat potestatern rnagis quam privatus iuris-
dictione carens illud faciendi. Item praebet causam rex
vendens officia ad peccatum rnortale.
2. Secunda pars conclusionis: qu<>d teneatur rex ven-
dens talia officia ad restitutionem ornnium oppressio-
309 Cfr. DOMINICUM Soro, De iustitia et iure, lib. III, quaest. VI,
art. 4, concl. 5, p. 271.
31º BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In tres posteriores libros Codiczs
commentaria [vol. VIII], Venetiis 1604, [Codex XI, 8, 2], fol. 31:
«Ultimo nota argumentum quod qui dat pecuniam ut habeat officium,
habet animum malefaciendi et indebite lucrandi».
INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS 71
vísimamente. La premisa mayor resulta de que todo rey, por
deber de su cargo y en razón de las rentas y tributos que le
asignó el pueblo holgadamente· como sueldos y gratificación
por el hecho de que sirve a la comunidad protegiendo a los
ciudadanos, está obligado a poner al frente del Estado mi-
nistros bien preparados para cumplir las funciones públicas.
Ahora bien, al vender la jurisdicción y los cargos, nombra
ministros que por lo menos son ineptos, perjudiciales para
los intereses del pueblo y que tratarán cruelmente a los ciu-
dadanos pobres. Luego actuando de esta manera atenta el
rey contra la justicia conmutativa.
Se prueba también por razones de justicia distributiva:
Peca porque hay acepción de personas, lo cual es una in-
justicia en cuanto se prefiere uno a otro por motivos no jus-
tificados. Por el hecho de entregar el rey los cargos y juris-
dicciones de que veníamos hablando, se da ya el delito de
acepción de personas con todos sus defectos. Por esto ad-
vierte Bártolo de Sassoferrato que los compradores de estos
cargos se sienten legitimados a cometer, las más de las veces,
arbitrariedades ,e injusticias, a ser hasta perjudiciales al
pueblo pretendiendo, al revés que los jueces, sustituir el
ejercicio de la justicia por una avaricia insaciable. El juez
que alcanza el cargo con tales medios se presume que tiene
intención de administrar mal la justicia; y el rey prefiere
personas indignas si hace tales nombramientos no en razón
de los méritos, sino por circunstancias personales que nada
tienen que ver con tales cargos. Además, actúa en perjuicio
y daño del pueblo o de los súbditos, lo cual no está permiti-
do, dado que para hacer esto no tiene más poder que el de
un simple particular que carece de jurisdicción. Finalmente
el rey que vende cargos públicos da ocasión de pecar gra-
vemente.
La segunda parte de la conclusión afirma que el vey que
vende tales cargos está obligado a r,eparar todos los daños
causados por esos abusos. Pruébase por las Decretales de
 72 DE REGIA POTESTATE II XV, 2 INDBMNIZACION DE DAÑOS
num, probatur per cap. si culpa, De iniuriis et damno 311 ,
de restitutione ecclesiae indignum promovens ad officium
v~l. beneficium, quandoquidem probat omnem qui dam-
mficat alterum de damnis illatis (Sanctus Thomas, 2.2,
quaest. 62, art. 4, in corpore specialiter de principibus
31 2
inquit ' ) teneri ad restitutionem (art. 7, in corpore 313 ).
Eadem criminis gravitate principem teneri, si prae-
dicta officia gratis donando aulicis suis cum facultate pos-
sint ea volentibus emere, vendendi aut conductoribus pro
pretio locandi, probatur: quia princeps non habet illa
officia, ut possit quibuscumque pecuniosis emere volenti-
bus, vendere aut conductoribus pro pretio locare, sed ut
gratis distribuat viris dignis et exacte quaesitis et delec-
tis ex melioribus de populo, qui ea ex bono exerceant.
Ergo nec potest ea donare alicui, qui ea non sit adminis-
traturus cum facultate illa vendendi seu locandi. Proba-
tur consequentia, quia quod princeps per se de iure non
potest neque aliis ut faciant demandere. Nemo enim plus
iuris potest transferre in alium quam sibi competere dig-
noscatur (ut regula <79>, De regulis iuris, liber 6) 314 ,
Cum igitur princeps taliter donando aulicis suis officia
publica, faciat pro illis, quadam iuris interpretafione,
quod ipse absque pecato mortali et obligatione ad resti-
tutionem nullo pacto facere potest. . mismo no puede hacer sin cometer pecado mortal y quedar
311
Decretalia Gregorii IX, V, 36, 9 (C. I. C. ed. Friedberg II, 880):
«Si culpa tua datum est damnum vel iniuria irrogata seu aliis irro-
gantibus opem forte tulisti, aut haec imperitia tua sive negligentia eve-
nerunt: iw-e super his satisfacere te oportet, nec ignorantia te excusat,
si scire debuisti, ex facto tuo iniuriam verisimiliter posset contingere
vel iacturam».
312
SANCTUS THOMAS, II II, quaest. 62, art. 4, n. 3 (Opera Omnia,
vol. III, Parisüs 1872), p. 511: «Et ideo horno tenetW' ad restitutionem
eius in quo aliquem damnificavit».
313
SANCTUS THOMAS, II II, quaest. 62, art. 7 (Opera omnia, vol. III,
1872), p. 515: «Quinto, tenetw- ille qui non obstat, cum obstare tenea-
tur; sicut principes, qui tenetur custodire iustitiam in terra, si per
72
Gregario IX sobre la restitución que se debe a la Iglesia,
cuando se promueve para un cargo o beneficio a un hombre
indigno, puesto que a decir de Santo Tomás, está obligado
a reparar los daños que ha ocasionado todo aquel que per-
judica a otro.
Se demuestra que el gobe1nante está obligado a resti-
tuir por un delito de idéntica gravedad, cuando después de
conceder gratuitamente estos cargos a sus cortesanos con
poderes para venderlos o entr,egarlos mediante precio a
los arrendatarios, puedan venderlos a quienes quieran com-
prarlos. Porque el gobernante no posee esos cargos para po-
der venderlos o arrendarlos a cualquier adinerado que quiera
comprarlos, sino para distribuirlos gratuitamente entre ciu-
dadanos dignos, cuidadosamente examinados y selecciona-
dos entre los mejores del pueblo para que cumpl8J?.su deber
con toda rectitud. Luego tampoco puede conceder estos car-
gos, con derecho a venderlos o arrendarlos, a quien no va
a desempeñarlos personalmente. Porque aquello que el gober-
nante no puede en derecho hacer personalmente, tampoco
puede pedir a otros que lo hagan. Pues nadie puede trasladar
a otro más derechos de los que reconoce le corresponden a él
mismo. Por lo tanto, cuando el gobernante entrega de esta
manera a sus cortesanos los cargos públicos, les concede,
por una interpretación muy especial del derecho, lo que él
obligado a la reparación.
eorum defectum latrones increscant, ad restitutionem tenentur, quia
redditus quos habent sunt quasi stipendia ad hoc instituta ut iustitiam
conservent in terra». Et infra: «Ad tertium dicendum quod non semper
ille qui non manifestat latronem, tenetur ad restitutionem, aut qui
non obstat vel qui non reprehendit, sed solum quando incumbit alicui
ex officio, sicut principibus terrae. Quibus ex hoc non multum imminet
periculum; propter hoc enim potestate publica potiuntur, ut sint ius-
titiae custodes».
314 Sextus Decretalium, V, 12, Reg. LXXIX (C. l. C. ed. Fried-
berg II, 1124): «Nemo potest plus iuris transferre in alium, quam sibi
competere dinoscatur».
73 DE REGIA POTESTATE JI XVI, 1-2 ¿QUIENES DEBEN INDEMNIZAR? 73

§ XVI § XVI
l. Emptores iurisdictionum et publicorum officiorum peccant mor-
taliter. l. Los compradores de jurisdicciones y cargos públicos pecan gra-
2. Statutum puniens venditorem extenditur etiam ad emptorem. vemente.
3. Contraria consuetudo non excusat principem vendentem et 2. La ley que sanciona al que vende se aplica t a m b i é n al que
compra.
ementem.
3. La costumbre contraria no libera de responsabilidad al gober-
4. Quid sit consuetudo?
nante que vende o compra.
5. Consuetudo dicitur iniusta quae non habet conditiones legis 4. ¿Qué es la costumbre?
iustae. 5. Se califica como injusta una costumbre que no reúna los requi
sitos de la ley justa.
l. Emptores iurisdictionum et publicorum officio-
rum, quibus annexa est iurisdictio vel talis potestas, qua
Pecan gravemente los compradores de jurisdicciones y
faciliter possint cives gravari vel populum, peccant mor-
cargos públicos que llevan anejo tal poder jurisdiccional con
taliter.
el que fácilmente pueden imponer cargas al pueblo y a los
Probatur: Quicumque cooperatur alicui ad actum pec- ciudadanos. ·
cati mortalis, peccat mortaliter. Sed emptores iurisdictio~
Porque cualquiera que coopera con otro en un acto que
num et officiorum cooperantur principiad actum peccati
es pecado mortal, peca gravemente. Ahora bien, los compra-
mortalis, quod princeps committit vendendo. Erg? emp~
dores de jurisdicciones y cargos cooperan con el gobernan-
tores eiusmodi peccant mortaliter. Maior patet, qma nulh
te en el pecado mortal que comete con esta especie de trá-
licet velle quod proximus peccet mortaliter, tum propter
fico. Luego tales compradores pecan gravemente. Evidente-
offensam quam Deo facit, tum propter damnum quod
mente nadie puede lícitamente desear que otro peque grave-
inde incurrit, scilicet mortem animae. Venditor ac e_mptor
mente, bien porque es una ofensa contra Dios, bien por los
sunt correlativa, quorum si unum non est, nec re!1qu~1:1
perjuicios que de allí se derivan, como es la muerte del alma.
est, et quod dispositum in uno, intelligitur d1spos1t10
Vendedor y comprador son sujetos correlativos, que faltan-
in alio.
do uno el otro no llega a existir, y lo prescrito para uno se
2. Per hoc iuristae dicunt quod statutum puniens ven-
entiende prescrito para el otro.
ditorem, punit etiam emptorem propter. correlationerr_i,
Por eso dicen los juristas que la Iey que sanciona al ven-
supponens quod si venditor iniuste vendlt, emptor emlt
dedor, castiga también al comprador por su estrecha rela-
iniuste, quando eadem subest ratio in utroque li~et, _in
ción, por suponer que si el vendedor vende injustamente,
statuto nulla fiat mentio de emptore (Bartolus, lex fmahs,
también el comprador compra injustamente, ya que en am-
C. De indicta viduitate 315 ; Panormitanus in proemio De-
bos se da la misma situación jurídica, aunque ninguna men-
cretalium) ª1 ª.
ción se haga del comprador en la ley, a decir de Nicolás Tu-
315 BARTOI.US DE SASSOFERRATO, In libros Co,dicis commentaria, vol. deschi.
VIII, [Codex VI, 403], fol. 96. Ex Panormitani co~mell;tariis excipit~r
Commentaria Primae Partis in Primum Decretalium librum. Venetns 316 PANORMITANUS, Commentaria Primae Partis in Primum Decreta-
1605, t. I, n. 20, fol. 7v. In additionibus, lit. g. Bartolus (in l. fin. C. lium librum. Venetiis 1605, t. I, proemium, n. 20, fol. 7v: «Et ideo si
de indicta viduitate tolenda cum Parmensis, Baldus, Andreas, Angelus constitutio seu statutum itnponit poenam vendenti certam rem, illa
citantur. poena intelligitur repetita respectu ementis».
 74 DE REGIA POTESTATE II XVI, 3-4
3. Nec excusat principem, venditorem et emptorem,
contraria consuetudo.
4. Nam consuetudo rationabilis est, usus rationabilis
introductus usuque communi utentium comprobatus. Sed
consuetudo, quod publica officia venderentur et emeren-
tur, non fuit introducta usuque communi utentium po-
puli totius, nec maiorís partis comprobata, sed per solum
abusum regiae potestatis princeps agit contra populi con-
sensum et voluntatem, quod recte praesumitur, cum sit
contra communem populi utilitatem. Ergo consuetudo
vendendi et emendi publica officia est irrationabilis, et
per consequens non excusat príncipem vendentem nec am-
bitiosum et vitiosum ementem a peccato.
Secundo, talis consuetudo est irrationabilis, et sic
non excusans actum qui virtute illius agitur, sed illa con-
suetudo inducta fuit per príncipes sine consensu populi.
Ergo consuetudo talis fuit irrationabilis, et non excusat
príncipem nec emptores talium. Probatur per Bartolum
et omnes doctores, ut ipse dicit (lex consuetudinis, C.
quae sit longa consuetudo, quaest. 18) 317 quod si populus
fuit coactus per iudicem, tanquam privatum, non valet
consuetudo, sed quoties prínceps aliquid agit contra con-
sensum et populi utilitatem, censetur privatus. Ergo con-
suetudo ut officia publica venderentur et emerentur, in-
ducta fuit per príncipes, populo invito et coacto.
Tertio, illa consuetudo est irrationabilis et non excu-
sat actum, quae non est communis et generalis quoad
subditos, sicut lex, nec est super eo quod communiter
omnes tenentur observare. Sed consuetudo ut iurísdictio-
nes venderentur, non est communis aut generalis quoad
317 BARTOLUS DE SASSOFERRATO, In secundam atque tertiam Codicis
partem. Venetiis 1602, vol. VIII [Codex VIII, 52, 2], fol. 114v: «Decimo
octavo quaero an per consensum coactum consuetudo inducatur? Res-
pondeo secundum omnes doctores quod aut populus fuit coactus per
privatum et tune non... aut fuit coactus per iudicem et tune aut
¿oumNESDEBEN
INDEMNIZAR? 74
Y tampoco la costumbre contraria exime de culpa al go-
bernante, al comprador ni al vendedor. Pues la costumbre
racional es el uso razonable que ha sido introducido y
ratificado por el consenso de los que lo practican. Pero la
costumbre de que se vendan y compren los cargos p~blicos
nunca ha sido introducida ni ratificada por la práctica co-
mún de todo el pueblo ni por una mayoría comprobada, sino
exclusivamente por abuso de poder el rey actúa contra el
consentimiento y la voluntad del pueblo, como justamente es
de presumir por ir contra la común utilidad de la comuni-
dad. Luego es irracional la costumbre de vender y comprar
los cargos públicos y, por consiguiente, no exime de culpa
ni al gobernante que vende ni al ambicioso y usurero que
compra.
Segundo, al ser tal costumbre irracional es, por tanto,
incapaz de legitimar una conducta que se apoya. en ella,
puesto que ha sido introducida por los gobernantes sin con-
sentimiento del pueblo. Esta costumbre, pues, es ilegítima
y no excusa al gobernante ni a los compradores. Bártolo de
Sassoferrato y demás juristas afirman que si un pueblo ha
sido coaccionado por un juez, no nace costumbre, tal como
si actuase un mero particular, y así tantas veces como un
gobernante haga algo contrariando el consentimiento y los
intereses del pueblo, se estima que está actuando como sim-
ple particular. Luego la costumbre de vender y comprar car-
gos públicos fue introducida por los gobernantes mediante
coacción y contra la voluntad del pueblo.
Tercero, tal costumbre es irracional y no exime de res-
ponsabilidad por no ser común y general respecto de los
ciudadanos, como lo es la ley, ni referirse a algo que todos
estén obligados a cumplir unánimemente. Ahora bien, la
costumbre de vender las jurisdicciones no es común ni gene-
per ipsum excercentem iurisdictionem et in vim iurisdictionis circa
illos casus et nunc sic... Ratio quia tune voluntas iudicis repraesentat
voluntatem partis... aut fuel1Jllt coacti per iudicem tanquam privatum
et tune, non, quia tune ut privatus debet censeri».
20
75 DE REGIA POTESTATB II XVI,
subditos, sed quoad principes qui ipsam introduxerunt
contra subditorum voluntatem et utilitatem, non tenen-
tur eam observare, immo tenerentur illam impugnare.
Ergo est irrationabilis.
5. Quarto illa consuetudo est prava quae non habet
conditiones legis iustae, id est, secundum naturalem ra-
tionem (dicto cap. erit autem lex, 1 dist.) 318 • Sed haec
consuetudo non est iusta, quia non potuit princeps illam
sine consensu populi introducere; cum in introducenda
illa fuerit persona privata, est contra civium et communis
boni utilitatem. Praeterea est onerosa reipublicae talis
consuetudo. Tendit enim in perniciem reipublicae. Ergo
illa consuetudo etiam est irrationabilis, quae est inducta
per abusum et usurpationem; sed venditionem iurisdic-
tionum fatentur fuisse introductam per abusum. Ergo etc..
318 Decretum Gratiani I, 4, 2 (C. l. C., I, 5). Cfr. etiam I, 1, 5 (1, 2).
5 ¿QUIENES DEBEN INDEMNIZAR? 7S
ral respecto a los ciudadanos, sino sólo respecto_ a los go-
bernantes que la han introducido en contra de la voluntad
y de los intereses de los ciudadanos, los cuales no están por
tanto obligados a respetarla, sino que más bien están obli-
gados a impugnarla. Luego es irracional.
Cuarto, es costumbre irracional aquella que no cumple las
condiciones de una ley justa, o sea, que no está de acuerdo
con la razón natural. Ahora bien, esta costumbre no es jus-
ta, ya que el gobernante no ha podido introducirla si no es
con el consentimiento del pueblo, y actuando como simple
particular, al introducir esta costumbre, va en contra de los
intereses de los ciudadanos y de la comunidad. Además es
perjudicial esta costumbre para el pueblo, pues degenera en
destrucción de la patria.
Luego dicha costumbre es también irracional por haber
sido introducida por abuso y usurpación. Ahora bien ellos
mismos reconocen que la venta de la jurisdicción tiene su
origen en el abuso de poder. Luego [es una costumbre in-
justa].
 eoN eLusI o IV
§ XVII
l. An prínceps bona fiscalía alienare possit, late tractatur.
2. Praelatus iniuriam Ecclesiae illatam remittere non potest.
3. Fiscus est pars reipublicae.
4. Praelatus bona Ecclesiae alienare non potest.
5. Praescriptio et alienatio aequipollent.
Circa secundam speciem bonorum principis, quae pro-
prie dicuntur fiscalia, id est, ad fiscum et rempublicam
pertinent, ponuntur sequentes conclusiones :
CONCLUSIO PRIMA:
l. Non licet principi vendere vel donare, aut alio
quovis modo alienare (praeter propria emolumenta), quae
proprie dicuntur fiscalia, alioquin peccat mortaliter et te-
netur ad restitutionem, quae propter talem venditionem
regnum vel respublica patitur.
Primo probatur, quia donat res alienas, non suas, nec
h~bet _in su~ patrimonio privato, sed sunt patrimonia reg-
m, cums prmceps non est dominus 319 •
Secundo, princeps ~s! 1 communis omnium civium pa-
319
LucAs DE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani
li~. XI! tit. 58, De onu_u agro deserto, l. 7. n. 8, p. 563: «Unde princep~
ahenat10 rerum fiscalmm quae in patrimonio imperii et reipublicae
sunt et separatae consistunt á patrimonio suo iuste poscitur interdicta».
CONCLUSION CUARTA
§ XVII
l. Se estudia extensamente el problema de si el gobernante puede
enajenar los bienes fiscales.
2. El obispo no puede perdonar la injusticia causada a la Iglesia.
3. La hacien.da pública pertenece al Estado.
4. El obispo no puede enajenar los bienes de la Iglesia.
5. La prescripción y la enajenación son títulos equivalentes.
En cuanto a los bienes públicos clasificados en segundo
lugar, que estrictamente se llaman bienes fiscales, o sea, los
que pertenecen a la hacienda pública y al pueblo, se pro-
ponen las conclusiones siguientes:
PRIMERA CONCLUSIÓN:
No puede el gobernante vender, donar o enajenar del
modo que sea ( a excepción de sus propios emolumentos) los
bienes estrictamente fiscales. De hacerlo peca gravemente y
está obligado a indemnizar los perjuicios que por razón de
esta enajenación haya sufrido el país o el reino.
Primero, porque dona lo ajeno y no las cosas propias ni
lo que está incluido en su patrimonio particular, sino lo que
es patrimonio público del que el gobernante no es dueño.
Segundo, porque el gobernante es como padre común de
 77 DE REGIA POTBSTATB II XVII, 2-3
ter 320 • Item est maritus reipublicae 3 '21. Sed patri prohi-
bita est alienatio rerum maternarum vel aliarum rerum
filii sui (lex 1, C. De bonis maternis) ª212• Viro quoque pro-
hibita est alienatio rerum dotalium, quamvis alias domi-
nus censeatur (lex doce, C. De rei vindicatione) 3'23 • Et
praelato res Ecclesiae prohibetur alienare (Extravagan-
tes, De rebus Ecclesiae non alienandis) ª~'. Ergo principi
iuste prohibetur alienatio rerum 325 •
2. Tertio, praelatus non potest remittere iniuriam
-Ecclesiae illatam, eo quod est procurator, non dominus,
ut notat Innocentius ( cap. contingit, I;>esen ten tia excom-
municationis )'3128.Ergo fortius prínceps non potest fisca-
lem rem alienare, quae plus est in bonis reipublicae quam
actio iniuriarum in bonis Ecclesiae 327 •
3. Quarto, fiscus est pars reipublicae, ut per Baldum
titulo De feudo marchiae 328 • Ergo si prínceps alienaret
res fisci, etiam ipsa republica interiret 3129 •
3 326 INNOCENTIUS IV, lnnocentii quarti Maximi super libros quinque
20 LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 8, p. 564. «Unde princeps
est communis pater omnium, in Authenticis».
3 filius potest remittere iniuriam quantum ad patrem ... immo nec epis-
21 LucAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 8, p. 564: «ltem princeps ...
est maritus reipublicae». Cfr. n. 179.
3
22 Codex, VI, 6, 1 (C. l. C., 11, 246).
323 Codex, 111, 32, 9 (C. l. C., 11, 138).
3
24 Extravagantes communes, 111, 4 (C. I. C., 11, 1269).
325
LUCAS DB PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58 De omni deserto, l. 7, n. 9, p. 564: «His ergo et similibus
diligenter attentis quaemadmodum viro prohibita est alienatio rerum do-
talium, quamvis alias dominus censeatur, supra De rei vindicatione,
doce, lnstitutiones quibus alienare licet in princ. et patri rerum ma-
ternarum et aliarum filii, supra De bonis maternis, l. 1, et praelato
rerum ecclesiae, extra De rebus ecclesiae non alienandis, per totum
supra De sacrosanctis ecclesiis, iubemus, in princ. Nam aequiparantur
quantum ad hoc etiam iuramentum super bis praestitum de aliena-
tione facta non revocanda, episcopus et rex».
ENAJENACION DE BIENES FISCALES 77
todos los ciudadanos y como marido de la república. Ahora
bien, el padre no está autorizado a enajenar los bienes de la
madre ni las cosas pertenecientes a sus hijos; tampoco el
marido tiene facultad para enajenar la dote de la mujer,
aunque, por otra parte, se estime que es su dueño; también
se prohibe al obispo enajenar los bienes de la Iglesia. Luego
con justicia está prohibido que el gobernante enajene los
bienes fiscales.
Tercero, porque tampoco el obispo puede perdonar las
injusticias cometidas contra la Iglesia precisamente porque
es administrador y no dueño, como advierte Inocencia IV.
Luego con mayor razón estará prohibido al gobernante ena-
jenar bienes fiscales, pues es más grave atentar contra los
bienes de la comunidad que contra los bienes de la Iglesia.
Cuarto, porque el fisco es parte del Estado, a decir de
Baldo de Ubaldis. Y si el gobernante llegase a enajenar bie-
nes fiscal,es, aun la comunidad misma peligra~ia.
decretalium. Francofurti 1570 [V, 39, 36, 11 904], fol 552v: «Sed dicitur
iniuriosam quoad Ecclesiam, cuius iniuriam remittere non potest ... nec
copus solus potest remittere cum sit procurator».
327 LucAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58 De omni agro deserto, l. 7, p. 564: «Item sicut praelatus
non potest remittere iniuriam illatam Ecclesiae, eo quod est procura-
tor, non dominus, ut notat Innocentius, extra De sententia excommuni-
cationis, contingit, vel dammum cum iniuria datum, ut notat Archidia-
conus, De eleemosyna, quia saepe, lib. 6. Ita et fortius non potest
princeps fiscalem rem alienare, quae plus est in bonis reipublicae quam
actio iniuriarum in bonis Ecclesiae».
328 BALDUS DE UBALDIS, In usus feudorum commentaria, fol. 23.
Cfr. n. 288.
329 LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 10, p. 564: «Nam fiscus
est pars reipublicae, ut patet ex his quae scripsi infra De numerata,
in provinciis. Et obtinet in corpore reipublicae instar stomachi a quo
membra singula recipiunt nutrimentum, et in quem omnia congerun-
78 DE REGIA POTESTATE II XVIII, 4-5
4. I tem praelatis prohibetur alienare bona Ecclesiae
(ut lex iubemus, C. de sacrosanctis Ecclesiis 330 , et Extra-
vagantes communes, per totum titulum <De rebus Eccle-
siae non alienandis> 331 , et in Authenticis, De non alie-
332
nandis) • Ergo nec princeps, quia non est dominus fis-
calium magis quam praelatus bonorum Ecclesiae 333 •
5. Praescriptio et alineatio aequipollent (lex aliena-
tionis, De verborum significatione) 334 • Sed praescriptio
bonorum fiscalium omnino est prohibita (§ res fisci, Ins-
titutiones, De usucapionibus) 335 • Unde in tributis nullo
temporis spatio praescribitur contra principem ( ut C. De
praescriptione triginta <ve! quadraginta> annorum, !ex
comperit) 336 • At contra principem in patrimonialibus bo-
nís secus est ( dicta lege finali C. De fundis rei priva-
337
tae) • Ergo alienatio rerum fiscalium est prorsus pro-
hibita. Alienationes ergo rerum fiscalium, quae actae sunt,
non procedunt 338 •
Praedicta argumenta refert Lucas de Penna (lex qui-
cumque, § 1, C. De omni agro deserto, liber XI) 339 , quem
vide. Andreas autem de Iserna (lex imperialem, § praete-
rea ducatus, De <prohibita> feudi alienatione per Fride-
tur ut ibi, quemadmodum ergo si stomachus exinaniretur ad praecep-
tum capitis, id est, rationis, quae est in capite, membra corporis de-
perirent. Sic et fortius si bona reipubiicae quae sunt in fisco, id est,
in sacco principis alibi vel alii quam ad necessitates publicas quas
fiscus debet implere, traderentur, i::tiam ipse fiscus et respubiica qua-
dam consequentia interirent.» · ita et alienatio. Unde et in tributis nullo temporis spatio praescribi-
3 3 0 Codex, I, 2, 10 (C. I. C., II, 13).
331 Extravagantes Communes III, 4, 1 (C. I. C., II, 1, 269).
332 Novella VI (C. I. C., III, 48).
333
LUCAS DE PENNA, ln tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, p. 10, p. 564: «Amplius
sicut praelatus prohibetur alienare bona ecclesiae supra De sacrosanc-
tis ecclesiis, iubemus, in Authenticis De non alienandis, in rubro et
nigro, extra eodem titulo per totum, ita et prínceps bona fiscalía ...
quorum non est dominus imperator nisi quemadmodum praelatus bo-
norum ecclesiae.»
ENAJENACION DE BIENES FISCALES 78
Además, está prohibido al obispo enajenar los bienes de
la Iglesia; se dará también esta prohibición en el gobernan-
te, porque no es más dueño del patrimonio fiscal que el
obispo de los bienes de la iglesia.
La prescripción y la enajenación son títulos equivalen-
tes. Ahora bien, la prescripción de bi,enes fiscales está abso-
lutamente prohibida. De ahí que en materia de tributos nun-
ca sea posible la pvescripción contra el Estado por largo que
sea el plazo transcurrido. P.ero ocurre lo contrario con el
príncipe en cuanto a la disposición de los bienes patrimo-
niales. Luego está absolutamente prohibida la enajenación
de bienes fiscales. Y, por tanto, ninguna validez tienen las
enajenaciones que se hayan efectuado.
Véase Lucas de Penna que refleja la argumentación an-
terior. Andrés de Iserna cree que tales donaciones no tienen
validez si originan graves perjuicios al país y a la Corona.
334 Digesta 50, 16, 67 (C. I. C.,I, 911).
335 Institutiones II, 6, 9 (C. I. C., II, 15).
336 Codex, VII, 39, 6 (C. I. C., II, 311).
337 Codex, XI, 66, 7 (C. I. C., II, 450).
338 LUCAS DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, l. 7, n. 12, p. 564: «Quin immo
cum praescriptio et alienatio aequipollent, ut scripsi supra l. 2, sicut
praescriptio bonorum fiscalium quae in fisci patrimonio sunt redac-
ta, omnino prohibita est, Institutiones De usucapionibus, s. r,es fisci,
tur contra fiscum, supra De praescriptione triginta annorum, l. com-
petit. At contra principem in bonis patrimonialibus secus est, dicta
lege finali, infra De fundis rei privatae. Concluditur itaque fortius
prohibitam fore alienationem rei fiscalis, quia si prohiberetur dimi-
nutio tributorum, iustius prohiberetur diminutio rerum, ex quibus tri-
buta praestantur. Alienationes ergo rerum fiscalium quae actae sunt,
non procedunt.»
339 LUCAS DE PENNA In. tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 58 De omni agro deserto, l. 7, n. 1-13, p. 562 ss. Cfr. n. 319,
320, 321, 325, 327, 329, 332, 337.
79 OE RBGIAPOTESTATE
II XVIII, 1
ricum) 340 sentit quod si in grave praeiudicium regni et
coronae haec fierent, tales donationes non valeant. Secus
autem si non minuerentur graviter pro sustentatione regís
deputati 341 • Ex iisdem rationibus prohibetur vendere
agros limitaneos, ad usum militum custodientium limites
imperii deputatos (lex 1 et 3, C. De fundí limitrophis) 34 ·2 •
§ XVIII
l. Rex sine causa reditus quos provinciales tribuunt fisco, remit-
tere non potest.
2. Praescriptio et privilegium principis aequipollent.
3. Liberare colonos a servitiis debitis est species alienationis.
4. An prínceps aliquibus personis immunitatem concedere possit?
5. lmmunitatem concedere est contra naturalem aequitatem.
6. Privilegia principum quomodo sint intelligenda?
l. Primum corolarium: Rex non potest reditus sine
legitima causa remittere quos provinciales tribuunt fisco,
neque possessiones, fundos limitosos aut castra deputata
pro vita et sustentatione militum (Authentica, neque mi-
lites, neque foederatos) 343 ; si praescriptione hoc fieri ne-
340 ANDREAS DE ISERNA,In usus feudorum commentaria. Franco-
furti 1598, fol. 692: «... quod si in grave praeiudicium regni et digni-
tatis regalis haec fierent et dignitas regís in eo graviter laederetur,
non valeat.»
341 LUCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XI, tit. 58, De omni agro deserto, n. 14, fol. 565: «In hoc autem
dominus Andreas de !serna, lib. De feudis, De prohibita feudi aliena-
tione per Fridericum imperialem, s. praeterea ducatus vers. nec domi-
nus, motus ex bis quae notat lnnocentius et Hostiensis, dicto cap. in-
tellecto, sentit quod si in grave praeiudicium regni et coronae seu
regiae dignitatis haec fierent, et dignitas regni exinde graviter lae-
deretur, non valeant. Alias si non inminuitur graviter honor corónae et
redditus regni pro sustentatione et victu regio deputati possit rex
alienare demania et donare.»
342 Codex, 11, 60, 1 et 2 (C. I. C., II, 447). Cfr. LUCAMDE PENNA,In
EXENCION
DEIMPUESTOS 79
Otra cosa sería si no sufrieran grave detrimento los bienes
que se destinan al sostenimiento del rey. Por las mismas ra-
zones está prohibido vender zonas fronterizas que se emplean
para abastecer a las tropas que defienden las fronteras del
imperio.
§ XVIII
1. El rey no puede sin causa legítima eximir a los ciudadanos del
pago de las contribuciones que deben al fisco.
2, La prescripción y el privilegio otorgado por el soberano son de
idéntico valor.
3. Eximir a los. colonos de las prestaciones que deben es cierta
forma de enajenación.
4. ¿Puede el gobernante otorgar inmunidades a algunos ciudadanos?
5. Conceder inmunidad va contra la equidad natural.
6. ¿ C ó m o hay que interpretar los privilegios otorgados por los
príncipes?
Primer corolario: El rey no puede condonar sin causa le-
gítima las contribuciones que pagan a la hacienda los súbdi-
tos, ni ceder tierras, zonas fronterizas o plazas de armas que
están destinadas al mantenimiento de los soldados. Puesto
que no pueden adquirirse por prescripción, tampoco pueden
tres posteriores libros Codicis lustiniani, lib. XI, tít. 58, De fundís
limitrofis, I. 3, n. l, p. 576: «Omnes agri limitanei cum paludibus et
omni iure antiqua dispositione ad usum militum custodientium limites
deputati, sunt immunes ab omni munere, et ab omni onere collationis
qui ipsi milites colere consueverunt.»
343 Novellae CXVI ([Authenticis 108, 8, 9] C. l. C., Kroll iII, 549).
Neque mi. neque foe. in textu erronee transformatur neque minar neque
foemina pro neque mi [lites] neque foe [deratos]. Cfr. LucAM DE PEN-
NA,In tres posteriores libros Codicis lustiniani, lib. XI, tit: 61, De fundís
patrimonialibus n. 3, p. 589: «ltem cum castra et baroniae deputatae
sint pro vita militum ad defensionem regni et propulsationem hostium
inventorum, cum Dei quidem benevolentia ad custodiam subiectorum
militarium rerum est ordinatio in Autenticis neque mi. neque foederat.
in princ., non videtur ea posse rex diminuere, nam et fundos ad huius-
modi servitium usumque dispositos alienare non potest.»

80 DE REGIA POTESTATE lf XVIII, 2-4
quit, nec rescripto seu privilegio principis fieri potest (ut
Iex ius emphyteutici, C. De fundis patrimonialibus, cum
ibi notat liber 11) 344 •
2. Nam praescriptio et privilegium princ1p1s aequi-
pollent (lex ex hoc iure, § ductus, ff. De aqua cottidiana
et aestiva) 345 •
3. 'Secundo, liberare colonos seu vasallos a servitiís
debitis est species alienationis (lex 2 et 3, De mancipiis
et colonis <patrimonalium> liber 11) 346 • Vide de hoc
plura apud Andream de !serna ( titulo De capitaneo qui
curiam vendidit, 7 et 8 colum) 347 •
4. Corollarium secundum: Princeps non potest ali-
quibus personis immunitatem ab oneribus et tributis ad
illa solvenda obligatis concedere, quia datio vel concessio
huiusmodi immunitatis est quaedam alienatio (lex si non
proprietatem, C. De his qui a non dominis 348 ; lex si
minor, C. Qui manumittere non possunt) 349 • Sed prin-
ceps non potest alienare aut minuere reditus, proventus,
collectas, ut dictum est. Ergo nec privilegium immunita-
tis concedere, quia ista omnia aequiparantur. Quod enim
nobilibus plusquam ratio exposcit impeditur, civibus et
rusticis iniuste substrahitur, neque honorem esse dicen-
34
Codex, XI, 62, 11 (C. I. C., II, 448).
4 legis finalis, De fundís patrimonialibus, communes, die quod si dicat,
345
Digesta 43, 20, 3, 4 (C. I. C., I, 743). Cfr. LUCAMDEPENNA,In tres
posteriores libros Codicis Iustiniani, lib. XI, tit. 61, De fundis patrimo-
nialibus, n. 3, p. 589: «Si enim hoc praescriptione fieri nequit, ergo
nec praescripto seu privilegio principis, l. proxima [ius emphyteutici]
et quod ibi dictum est, et nota eodem, l. finalis. Nam praescriptio et
privilegium principis aequipollent, ff. De aqua cuottidiana et aestiva,
hoc iure, s. ductus.»
346
Codex, XI, 63, 2 et 3 (C. I. C., II, 448). Cfr. LUCAMDE PENNA,In
tres posterior-es libros Codicis Iustiniani, lib. XI, tit, 61, De fundís pa-
EXBNCION
DEIMPUESTOS 80
enajenarse por decreto o por privilegio del gobernante, pues
la prescripción y el privilegio otorgado por el soberano son
de idéntico valor. En segundo lugar, eximir a los colonos o
vasallos de las prestaciones que deben es una especie de
enajenación. Véase sobre el tema a Andrés de !serna.
Segundo corolario: El gobernante no puede conceder in-
munidades fiscales a los ciudadanos que están obligados a
pagar tributos, porque esta donación o concesión sería una
cierta forma de enajenación. Ahora bien, ningún gobernante
puede lícitamente enajenar o disminuir renta~, repartimien-
tos y derramas, como queda dicho. Luego tampoco se puede
conceder privilegios de exención fiscal, dado que todas estas
cosas son equivalentes. Todo. lo que se concede a los nobles
más allá de lo que exige la justicia, se lo sacan a los ciuda-
danos y campesinos, y no se va a decir que es un honor
trimonialibus, n, 3, p. 589: «Liberare autem colonos seu vasallos a ser-
vitiis debitis, species est alienationis. Ad hoc infra De mancipiis et
colonis, l. 2 et 3, ubi videtur casus pro hoc et supra De hisque a non
dominis manumissi sunt, l. si non proprietatem.»
347 ANDREASDE !SERNA,In usus feudorum commentaria, praeterea
ducatus, s. nec dominus, n: 53, foI: 697: An princeps potest diminue-
re servitia feudalia: «Item servitia ista sunt ad defensionem regni, eis
diminutis, diminuetur bonum commune, contra publicam utilitatem
non videtur posse, articulo eorum quae supra proxime dicta sunt, et
hac lege in principio, immo tale rescriptum est eo ipso cassus dictae
non obstante lege, videlicet articulo glossae legis 2, de fluminibus; non
enim est potestas regís similis baroni et comiti, per ea quae supra
dicta sunt, etsi cum causa faciat, si sine causa, et esset in detrimentum
honoris regü, et coronae praeiudiciale per c. intellecto, De iureiurando
secus videtur quod non valeat, alioquin sicut demania, in const. dignum
alienabit et hoc si non vergat in grave praeiudicium reipublicae suae.»
348 Cod·ex, VII, 10, 4 (C. l. C., 11, 298).
349 Codex, VII, 11, 4 (C. l. C., 11, 299).
 81 II XVIII, 5-6
DEREGIA POTESTATE
dum est conferri nobilibus, in quo reliqui honores perde-
re cognoscuntur (cap. ecce, 99 dist.) 315º.
S. Item esset contra naturalem aequitatem immuni-
tatem concedere, probatur lege unica (C. Ut nullus ex vi-
canis pro alienis, liber 11) 351 ubi dicitur: grave est, etc.
Est etiam contra aequitatem ut subditi duplici onere gra-
ventur (ut lex navis onusta, § cum autem, De lege Rho-
dia de iactu) 352 • Portatur levius quod portatur a pluribus
(dicta lege finali, C. De muneribus patrimoniorum) 353 •
6. Ius autem commune est ut ius alterius non tolla-
tur. Et privilegia principum accipienda sunt quod sint ex
eis iura alterius semper salva, ut patet ex his quae notat
Innocentius ( cap. finale, De confirmatione utili) 354 • Sic
etiam privilegium restringitur ne contineat id quod inci-
pit esse iniquum ( Cap. suggestum f!Sl, De decimis) 35 5 • Im-
350 Decretum Gratiani, I, 99, 5 (C. l. c., I, 351). Cfr. LUCAMDEPENNA,
In tres posteriores libros Codicis Iustiniani, lib. XI, tit. 28, De privi-
legiis eorum qui in sacro palatio militant, l. l, pag. 783. Sed melius
lib. XI, tit. 60, De fundís limitrofis, l. 3, n. 7, p. 377.
351 Codex, XI, 57, 1 (C. l. C., 11, 444): «Grave est et non solum legi-
. bus, verum etiam aequitati naturali contrarium pro alienis debitis alios
molestari.» Cfr. LUCAMDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Ius-
tiniani, lib. XI, tít. 56, ut nullus ex vicaneis, l. 1, p. 542. Sed melius
lib. X, tit. 19, De exactionibus tributorum, 1, 8, p. 25.
352 Digesta 14, 2, 4, 2 (C. l. C., I, 220).
353 Codex, X, 42, 10 (C. I. C., 11, 419). Cfr. LUCAM DE PENNA,In tres
posteriores libros Condicis Iustiniani, lib. X, tit. 14, De muneribus pa-
trimoniorum, l. 2, n. 2, fol. 237. Sed melius lib. XI, tit. 19, De exacti-
onibus tributorum, l. 8, n. 30, p. 98: «Portatur autem num l~vius quod
portatur a pluribus, dicta lege actores. Item quia immunitas consessa
non debet esse cum alterius iniuria sive damrno.»
354 INNOCENTIUS IV, Innocentii IV Maximi super libros quinq11e
decretalium [II, 30, 9], fol. 347 v: «Papa enim vel legatus concedendo
EXENCION
DEIMPUESTOS 81
otorgar a los nobles lo que se sabe que va contra el honor y
los derechos legítimos de los demás ciudadanos.
Otorgar semejante inmunidad iría además contra la equi-
dad natural. Pruébalo la ley del Código cuando dice que no
es sólo contrario a las leyes sino también a la equidad na-
tural perjudicar a unos por lo que otros deben. Y la ley del
Digesto añade que va contra la equidad natural gravar a los
ciudadanos con impuestos dobles. Y es más leve la carga
que se lleva entre muchos.
Pues es principio del derecho común que no se prive a
nadie de su derecho. Y los privilegios que los gobernantes
conceden han de ser entendidos de forma que, a pesar de
ellos, queden siempre a salvo los derechos de los demás,
como resulta evidente por lo que indica Inocencio IV. Por
eso también se interpretan los privilegios res-trictivamente,
vel supponendo alii ecclesiam, nihil alieno iuri detrahere intelligitur,
sed tantum ius subiciendo ecclesiae, id est, ut ex tune ei fit subiecta
sibi concedere videtur salvo iure aliorum [ ... ] In omnibus ergo salva
erunt episcopis et metropolitanis iura episcopalia et metropolitana,
illi autem quibus donantur, poterunt tanquam patroni de temporali-
bus exigere rationem. Et pro bis, si rnale ministrent excommunicare,
iste etiam cui legatus hoc donavit, poterit inquirere et forte etiam extra
· ordinem non derogando iuribus aliorum, sed et cum sunt negligentes
vitare potuerunt.»
3SS Decretalia Gregorii IX, 111, 30, 9 (C. l. C., II, 559). Cfr. PANOR-
MITATUN, In tertium Decretalium librum, De decimis, cap. suggestum, t.
VI, fol 138 v: «Secundo nota quod privilegium simpliciter a principe
concessum, debet ita interpretari, ut enorme praeiudicium tertio non
inferatur.» LuCAMDEPENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. X, tit. 19, De exactionibus tributorum, l. 8, n. 24, p. 97: «Unde et
privilegium etiam diu post concessionem, si in alterius praeiudicium
vergi coeperit, quasi revocatur, et interpretatur quod in alterius praeiu-
dicium non redundet, extra De decimis, suggestum.»
82 DI! REGIA POTBSTATE II XVIII, 6
pium dicitur lucrum quod fit cum aliena iactura (Authen-
ticis, De mandatis principum) 356 • Huius etiam sententiae
fuit Speculator (§ nunc dicendum; tit. De censibus, verbo
quid sit universitas) 357 •
356 Novellae XVII (Auth. Coll. III, tit. 4, C. {c., III, 117). Cfr. Lu-
CAM DB PBNNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani, lib. X, tit. 19,
De exactionibus tributorum, l. 8, n. 29, p. 98.
3S7 SPECULATOR (Guilielmus Durando), Speculum luris, lib. IV, par-
tic. III, De censibus, exactionibus et procuratoribus 2, s. Nunc dicen-
dum, vol. III, n. 9, p. 198: «Quid si universitas alicuius loci tenetur
alicui domino ad certam annuam praestationem dominus autem con·
cedit privilegium alicui personae de universitate nec praestare tene-
tur, unde universitas nunc solvit tantum minus quantum illum pri·
vilegiatum de collecta contingebat, quaeritur utrum teneatur universi-
tas ad integram collectam?, et videtur quod sic; argumentatur C. libro
EXENCION DE IMPUESTOS 82
para que no haya en ellos ningún principio de injusticia. Pues
se dice que es injusta la ganancia que se logra a expensas
del sacrificio de otros. Defendió también esta otra doctrina
Guillermo Durando.
XII De decurionibus, l. vacuatis. Nam privilegium uni concessum, non
est universitati concessum, ff. De rerum divisione, in tantum, unde
non debet ad eam extendí, Inst. De iure naturali quodcumque, ff. De
constitutionibus principum l. l. ldem in pactis ff. De pactis, si unus, s.
ante omnia. Privilegia enim singulorum legem communem non faciunt,
ut XXV, q. 11 non exemplo. Dico contra, quod universitas possit se
pro parte illius excusare. C. De poenis creditores, C. si contra ius
vel utilitatem publicam, l. si, ff. De legibus l. si fundus, s. si liber-
tus, ff. De alimentis et cibariis legatis, l. 4, ff. De censibus curo POS·
sessionibus, ff. De exceptione doli, si a patre.»
21

CONCLUSIO V
§ XIX
l. Princeps debet officia reipublicae gratis distribuere.
2. Princeps tenetur iustitiam administrare.
l. Princeps, vel quicumque supremus administrator,
tenetur naturali iure officia reipublicae, tum quae ad bella
gerenda ordinantur, tum pro tempore pacis distribuere
gratis cum suis emolumentis, privilegiis et salariis, non-
nullaque donare de eiusmodi fiscalibus sive regni patri-
monialibus, non quidem perpetuo, sed pro tempore li-
mitato.
2. Quia tenetur iure naturali princeps semper pro-
videre de bono et recto regimine, atque iustitia admi-
nistranda. Tempore autem belli, princeps obligatur ad
regnum tuendum adversus hostes extraneos praesidia
deputare. Ergo iure naturali tenetur officia publica dis-
tribuer~. Quod gratis teneatur distribuere probatur, quia,
iure naturae atque divino est prohibita venditio eiusmodi
officiorum. Ergo, etc., ut supra 358 •
§ XX
l. Princeps bona privati patrimonii alienare potest.
2. In imperante periculosa est tenuitas.
3. Reipublicae expedit principem esse divitem.
358 Conclusio III, s. XIII, n. l.
CONCLUSION QUINTA
§ XIX
l. El gobernante está obligado a proveer gratuitamente los cargos
p:íblicos.
2. Es deber del gobernante administrar justicia.
El príncipe, o cualquier otra autoridad soberana, e s t á
obligado por derecho natural a proveer gratuitamente los
cargos públicos, tanto militares como civiles, junto con sus
sueldos, privilegios y gratificaciones, y dar para ello algunos
bienes fiscales o del patrimonio regio, siempre que no sea
a perpetuidad sino por tiempo limitado.
El derecho natural obliga al gobernante a procurar siem-
pre lo mejor para el buen gobierno y administración de la
justicia. Por ejemplo, en tiempo de guerra está obligado a
buscar medios de protección para defender al país contra
sus enemigos exteriores. [Y no puede hacerlo más que nom-
brando jefes militares aptos]. Luego está obligado por de-
recho natural a proveer los cargos públicos. Se demuestra
que el gobernante tiene el deber de proveerlos gratuitamen-
te, puesto que la venta de estos cargos está prohibida por
el derecho natural y por derecho divino. Luego el nombra-
miento de cargos debe ser gratuito.
§ XX
l. El gobernante puede enajenar bienes de su patrimonio particular.
2. Es peligrosa la pobreza en el gobernante.
3. Es políticamente conveniente que el gobernante disponga de
suficientes medios económicos.
84 DE REGIAPOTESTATE
II XX, 1-2
l. Quoad tertiam bonorum speciem, quae ipsum prin-
cipem tangunt, scilicet res privatas vel privatum regís pa-
trimonium, ponitur sequens conclusio: Ea quae prínceps
habet privati patrimonii et privatae suae incorruptae subs-
tantiae, alienare potest vel alii donare ut sua, prout vult,
moderate tamen id ei agendum est.
Probatur, quia illarum rerum est prínceps proprie et
perfecte dominus directus, idcirco habet proprietatem et
omnem usum natum circa rem vendendo, donando, dis-
trahendo. Ergo potest prínceps illa alienare, donare, ut
vult. Iustum enim est ut hoc liberius principí permitta-
tur, cum etiam privato cuilibet sit a lege concessum (lex
in re, C. Mandati) 859 •
Secunda pars probatur, tum quia prínceps tam multis
indigeat si in alienationibus vel donationibus etiam sui
patrimonii privati modum excesserit, procul dubio illud
minus habebit et paulatim minui et attenuari eius poten-
tia oportebit 86 '0 •
2. Et ut dicit Casiodorus ( <liber> 1 variarum epis-
tolarum, 19 epístola) 861 : periculosa res est in imperante
tenuitas 362 • Tum quia secundum Tullium (liber De offi-
359
Codex, IV, 35, 21 (C. l. C., II, 175). Cfr. LUCAMDE PENNA,In tres
posteriores libros Codicis Iustiniani, lib. XI, tit. 58, De omni agro deser-
to, l. 7, n. 6, p. 563: «Et nota quod fortius et strictius prohibita est
alienatio rei fiscalis quam patrimonialis: illa quidem pura fiscalis forte
nullo modo alienari potest: haec autem scilicet patrimonialis alienari
poterit iussu principis, ff. De legatis 1 apud Iulianum, s. si cum multis
sit. lustum est enim ut haec liberius permitatur cum etiam privato sit
hoc a lege concessum, ut supra mandati, in re.»
360
LucAs DE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. X, tit. 18, De superindicto, l. 1, n. 9 et 10, p. 83: «Contingit ali-
quando quod príncipes non habebunt sufficientes redditus ad custo-
diam terrae et alia quae inminent principibus rationabiliter expenden-
da, et in tali casu iustum est quod subditi exhibeant unde possit
communis eorum utilitas procurari. Et inde est quod in aliquibus
terris ex ant,j.qua consuetudine domini suis subditis tallias certas im-
ponunt, quae si non sunt inmoderatae exigi possunt ... Unde príncipes
BIENESPATRIMONIALES
DELREY 84
En cuanto a la tercera clase de bienes que pertenecen al
rey, es decir sus propiedades o patrimonio particular, se
establece la siguiente conclusión: puede lícitamente el go-
bernante enajenar bienes de su patrimonio privado y hacien-
da particular, y puede donarlos a otro como quiera por ser
propiamente suyos, con tal que lo haga con cierta JI?,Ode-
ración.
La razón es ésta: El gobernante es perfecta y propiamen-
te dueño directo de todos -esos bienes. Por eso los tiene en
propiedad y puede disponer totalmente de ellos vendiéndo-
los, donándolos o repartiéndolos. Puede, por tanto, el gober-
nante enajenarlos o donarlos libremente. Pues es razonable
que se conceda con más liberalidad este derecho al príncipe,
cuando legalmente viene concedido incluso a cualquier par-
ticular.
Argumento para la segunda parte de la conclusión: Pri-
mero, porque el gobernante puede verse en graves necesida-
des si se excede en sus enajenaciones o donaciones, aunque
sean de su propio patrimonio, dado que éste habrá dismi-
nuido y paulatinamente quedarán reducidas y cada vez más
qui militant pro utilitate communi debent etiam de communibus vi-
vere, et communitatis negotia procurare, vel per redditus deputatos,
vel si huiusmodi desint aut si sufficientes non fuerint, per ea quae a
singulis colliguntur.»
36 1 CASSIODORUS, Variarum Libri duodecim (PL 69, 521): « ... perni-
ciosa res est in imperante tenuitas.»
36 2 LucAs DE PEN.NA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. X, tít. 18, De superindicto, l. 1, n. 10, p. 83: «Et similis ratione
videtur si aliquis casus de novo emergat in quo oporteat multa ex-
pendere pro utilitate communi vel pro honesto statu principis conside-
rando ad quae non sufficiunt redditus proprii vel exactiones consuetae,
puta si hostes terram invadunt vel aliquis similis casus emergat, tum
etiam praeter solitas exactiones possunt licite terrarum príncipes a
suis subditis aliqua exigere pro bono communi. Periculosa enim res
est in imperante tenuitas, dicit Cassiodorus primo variarum epísto-
la 19. Si vero vo!unt exigere ultra id quod est eis constitutum, pro
sola libidine habendi vel propter inordinatas , et inmoderatas ex-
pensas, hoc eis omnino non Iicet.»
 85 DE REGIAPOTESTATE
II XX, 1 DEBERES
363
ciis) largitas est exercenda cum ordinata intentione et
~on ad pompam seu iactantiam, sed profectum suscipien-
tium. Nam fatuam largitionem sequuntur rapinae, itaque
non sua sed aliena distribuunt.
3. Tum qu!ª. ~xpedit utilitati reipublicae ut prin-
ceps abundet d1v1tns tempore necessitatis (lex finalis c.
De privilegiis domus augustae) 364 • Et ideo inquit Lucas
~e Penn 3~pex omnes f_undi, C. De fundis patrimonialibus
hb. 11) quod prohzbetur quodam modo princeps rem
suam patrimonialem alienare, hoc ideo, quia expedit rei-
publicae.
§ XXI
l. In causa publicae utilitatis principi succurrendum est.
l. Restat dicere de quarta bonorum specie. Ponitur
sequens conclusio : Nihil ad principem, quantumcumque
supremum, de quarta bonorum specie, nisi qliantum ad
pr?!ect.ionem et gube~nationem; in casu tamen publicae
utihtat1s magna est etiam in hac specie bonorum eius po-
testas. Est _communis conclusio doctorum (lex item si ver-
beratum, ff. De rei vindicatione) 366 , et per canonistas
363
MARCUSTuums CICERO, De officiis (TEUBNERIANA, 48, lib. II,
n. 54, p. 95): «Nonnunquam tamen est Iargiendum nec hoc benignitatis
g.enus omnino repudiandum est et saepe idoneis hominibus indigen-
tibus de re familiari impertiendum, sed diligenter atque moderate »
364
. Code~ XI, 75, 5 (C. I. C., II, 452). Cfr. LUCAMDE PENNA,In tres
postenores libros Codicis lustiniani, lib. XI, tít. 74, De privilegíis domus
au~tae, l. l, p. 643. Et melius: Lib. XI, tít. 18, l. 1, n. 4, p. 82: «Iustus
q?1~~e rex ~alle ~e~et subiectos abundare quam fiscum. Et inteIIigitur
d1VItns regm dom1mum inopem esse non posse.»
365
LUCAMDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis lustiniani
lib. XI, tit. 61, De fundís patrimonialibus, l. 8, p. 587: «Prohibitur igi~
~ur qu~dammod? p~nceps rem suam patrimonialem alienare: hoc
ideo quia exped1t re1publicae. Unde ipsorum quidem redditus prin-
DE UTILIDAD
PUBLICA 85
limitadas sus posibilidades. Y como dice Casiodoro, es peli-
grosa la pobreza en el gobernante. Además, porque según
Tulio Cicerón la generosidad hay que practicarla con tiento
y prudencia, no por vanidad ni presunción, sino en provecho
de los beneficiarios. Pues tras generosidades incontroladas
viene la rapiña, y termina por darse no lo propio sino lo
ajeno.
Finalmente, porque es conveniente para los intereses del
Estado que el gobernante pueda echar mano de suficientes
recursos en casos de necesidad. Por eso dice Lucas de Penna
·que en cierto sentido se prohibe al gobernante enajenar sus
bienes patrimoniales, precisamente porque así conviene a
los intereses de la comunidad.
§ XXI
l. En materias de utilidad pública hay que facilitar recursos al
soberano.
Queda por hablar de la cuarta clase de bienes. Se formula
la conclusión siguiente: Nada tiene que ver el gobernante,
por soberano que sea, con esa cuarta clase de bienes [las
propiedades particulares de los ciudadanos], sino en lo que
se refiere a su protección y control. Pero en caso de utili-
dad pública su poder es grande, incluso en esta clase de
bienes. Es doctrina unánime de juristas y canonistas.
ceps necessitatibus publicis frequentissime deputa, infra De pnvile-
giis domus augustae, l. finalis et leviandorum provincialium causa man-
•
dat rem suam privatam ea conditione qua cunctos subire neccesitates
canonicas eodem titulo, l. 2.»
366 Digesta, VI, l, 15 (C. I. C., I, 121). Cfr. LUCAMDE PENNA,In tres
posteriores libros Codicis lustiniani, lib. X, tít. 5, De venditione fisca-
lium, n. 7, p. 32: «Cum enim prínceps distrahere possit rem alienam
ut suam, supra De quadriennii praescriptione, l. 2, et si et privatorum
bona capere et donare,, militibus, ff. De evictionibus Lucius, De rei
vindicatione, l. item si verberatum, s. 1, et hoc tantum pro utilitate
reipublicae quae privatae prefertur».
 86 DE REGIA POTESTATE II XXII, 1 ENAJENACION DEL REINO 86

latissime (cap. quae <in> ecclesiam, De constitutioni-
bus) 367.
Probatur haec conclusio : non licet principi vendere
iurisdictionem, ut dictum est. Ergo neque civitatem sive
regni partem aut locum. Consequens probatur per locum
a ~inori: cui non licet quod est minus, nec quod est
mams ( cap. cum illorum, De sen ten tia exommunicatio-
388
nis) , et quod non licet in minori, non licet in maiori;
longe minus est vendere et alienare iurisdictionem cum
sit instrumentum et res quaedam et quidem maxi~a po-
puli, ut puta potestas et gladius sive clypeus eius, quam
ip~e populus sive respublica, id est, omnes et singuli ho-
mmes de populo, quorum nulla est aestimatio (lex liber
homo, ff. ad legem Aquiliam) 369 • Secundo probatur per
omnes fere rationes adductas in probatione primae par-
tis 370 •
Demostración de esta tesis: El gobernante no puede líci-
tament,e enajenar la jurisdicción, como quedó demostrado,
luego tampoco puede vender ciudades, ni partes o territorios
del reino. Probamos la conclusión argumentando de lo me-
nos a lo más. A quien no le está permitido lo menos, tam-
poco le está permitido lo más, a decir de las DecretaJes; y
lo que no es lícito en lo menor, tampoco será lícito en lo
mayor. Y tiene mucho menos importancia vender o enajenar
la jurisdicción, aunque ésta sea el instrumento y la cosa
más importante del pueblo por ser su poder, su espada y
su escudo, que [si lo que se vende] es el pueblo mismo o
la comunidad; es decir, todos o cada uno de los hombres
del pueblo, que no admiten valoración económica. Podría
demostrarse también esta tesis por casi todos los argumen-
tos que se han aducido en la prueba de la primera parte de
la conclusión.

§ XXII § XXII

l. Regnum, rtec totum, nec pro
2. Valet argumentatio a corpore
3. Solutio obiectionis.
4. Nemini permissum facere ea
ficii sui.
5. Rex est in regno, sicut anima
6. Reges patres vocantur.
parte, alienari potest .
naturali ad mysticum.
quae sunt contra SJlbstantiam of-
in corpore.
l. El reino no puede ser enajenado ni total ni parcialmente.
2. Los argumentos sobre el organismo físico son válidos para el
organismo moral.
3. Solución de una objección.
4. A nadie le está permitido obrar contra lo que es esencial a su
cargo.
5. El rey es para el reino lo que el alma para el cuerpo.
6. Se da a los reyes el nombre de padres.

l. Item regnum non est alienable, nec in toto, nec in

parte, quia non est praescriptibile (lex comperit, C. De El reino es inalienable total y parcialmente, dado que no
praescriptione triginta <vel quadraginta> annorum 371 • puede ser objeto de prescripción. Es evidente por la ley del
lex ex pluribus, ff. De administratione <et periculo> tuto: Código, del Digesto y por las ordenanzas reales de Castilla
rum) rn,. Hoc patet per leges Castellae ordinationum cuando el rey Juan II, en las Cortes de Valladolid, el año

367 MITATUM, In Quartum et Quintum Decretalium libros, t. VII, De sen-

Decretalia Gregorii IX,
TUM: .In. Primum Decretalium
additiombus pro hac sententia
gelus, Alexander, Romanas et
368
Decretalia Gregorii IX,
I, 2, 7 (C. l. C., 11, ). Cfr. PANORMITA-
Librum, n. 12, fol. 21 v (nota 237): in
citantur Bartolas, Felynus, Baldus, An-
Oldradus.
V, 39, 32 (C. l. C., I, 902). Cfr. PANOR-
tentia excommunicationis, c. cum illomm. n. 3, fol. 244 v.
369 Digesta, IX, 2, 13 (C. I. C., I, 157).
310 Conclusio V, §. XX, n. l.
311 Codex, VII, 39, 36 (C. I. C., II, 311).
372 Digesta, 26, 7, 42 (C. l. C., 1, 383).
 87 DB REGIA POTESTATE JI XXII, 2 BNAJBNACION DEL REINO
3173
(lib. 5, tit. 9, lex 3) , ubi rex Ioannes II in curiis Valli-
soleti, anno Domini 1442, ad petitionem procuratorum, ci-
vitatum, villarum et locorum sui regni statuit quod omnes
civitates, villae, de sui natura sint inalienabilia.
I tem, quod nec rex, nec successores eius illa in totum,
nec in partem alienare possint; de toto quidem regno non
videtur aliquo modo dubitabile, nisi de parte. Quod autem
alienabile non sit in parte probatur, quia regnum est
quoddam corpus mysticum, sed corpori naturali non licet
amputare aliquod membrum, etiam mínimum sine legiti-
ma et necessaria causa (24, quest. 1, can. loquatur) 374 •
Ergo corpori mystico non licet amputari civitatem, villam
vel castrum, quantumcumque parvum.
2. Nam valet argumentum a corpore naturali ad mys-
ticum seu civile. Nam sicut corpus hominis physicum,
abscisso sive amputato aliquo membro, deforme remane-
. ret et monstrosum et debilius quam antea, ita regnum,
substracto et alienato aliquo loco, praesertim notabili, re-
rnaneret imperfectum et deforme atque minus valens. Si-
cut etiam magna iniuria et damnum irrogaretur corpori
humano, si quis medicorum vel iudex amputaret aliquod
membrum, quantumcumque parvum, sine causa necessa-
ria, ita rex, qui locum medici habet in societate humana,
si aliquam partem regni, hoc est, civitatem, villam vel
castrum alienaret, contra civium consensum et volunta-
tem, magnam iniuriam et damnum toti reipublicae face-
ret. Eadem enim ratione, qua valeret alienatio unius civi-
tatis, castri aut loci aut provinciae unius, valeret omnium
aliarum, et sic regnum destrueretur de facili. Sicut ergo
rex non potest totum regnum alienare, similiter nec illius
373 Los Códigos españoles concordados y anotados, Madrid 1849.
Tomo VI: Ordenanzas Reales de Castilla, lib. 5, tit. 9, ley 3, p. 413:
«Que todas las Ciudades, e Villas y Lugares, que el Rey· tenia, y po-
seia, y a las fortalezas, aldeas, y terminos, e jurisdicciones de su
naturaleza sean inalienables, y perpetuamente, e imprescriptibles, y
permanezcan, y queden siempre en la corona real de sus reynos.»
87
1442, a petición de los procuradores, ciudades, villas y luga-
res de su reino decretó que todas las ciudades y villas «de
su natural sean inalienables». Además [añaden las ordenan-
zas], que ni el rey ni sus sucesores puedan enajenarlas total
ni parcialmente. No parece que haya duda alguna sobre la
totalidad del reino, y sí en cuanto a la enajenación parcial.
Que aún parcialmente es inalienable se prueba por el hecho
de que el reino constituye cierto organismo moral, y en
ningún organismo natural está permitido amputar ningún
miembro, por pequeño que sea, sin causa legítima y nece-
saria. Luego tampoco ·será lícito amputar en el organismo
moral una ciudad, villa o plaza fuerte por pequeña que sea.
Porque es válido aplicar al organismo moral o político
los argumentos del organismo físico. Así como el cuerpo
físico del hombre, al cortarle y amputarle alguno de sus
miembros, quedaría deforme, monstruoso y más débil que
antes, de la misma manera el reino, al quitarle y enajenarle
algún territorio, sobre todo si ,es importante, quedaría im-
perfecto, deforme y menos poderoso. Y del mismo modo que
se causaría grave injusticia y perjuicio al cuerpo humano si
algún médico o juez hiciera que se le cortara un miembro,
por poco importante que fuese, sin verdadera necesidad, así
también el rey, que- cumple en la sociedad humana las fun-
ciones de un médico, causaría una grave injusticia y perjui-
cio al pueblo enter:o sf enajenase alguna parte del país, como
es una ciudad, villa o plaza fuerte, en contra de la voluntad
y el consentimiento de los ciudadanos. Y por la misma razón
que sería válida la enajenación de una sola ciudad, plaza,
lugar o comarca, valdría también para todas las demás, y
el país quedaría abocado inevitablemente a la destrucción.
Y, por tanto, al igual que el rey no tiene poder para enaje-
nar todo el reino, tampoco una parte de él, porque las mis·
374 Decretum Gratiani II, 24, 1, 18 (C. I. C., I, 971).
88 DE REGIA POTESTATE II XXII, 3-4
partem, quia eadem ratio est de parte ad partem quae de
toto ad totum (lex quae de toto, De rei vindicatione) 375 •
3. Nec obstat, si dicatur non dividi unitatem regni,
propterea quod prínceps aliquas civitates vel loca regni
alienet, cum remaneat ordinis : Nam licet corpus physi-
cum unitum sit ex partibus unione compaginis, corpus
tamen mysticum unitum est solum unione voluntatis, non
unione compaginis, cu1n constet ex distantibus sive sup-
positis, ut declarat textus legis rerum, De <usurpationi-
bus, et> usucapionibus 376 , et glossa cap. dilecta, De exce-
sibus praelatorum 3 77 •
Responde: licet unitas consistat non in unione com-
paginis, sed in unione voluntatis, unitas tamen ista, quan-
to eiusmodi donationibus et alienationibus donatarii fiunt
potentiores, tanto redditur ipsa debilior et propensior,
hoc est, inoboedientia ac rebellione, cum experientia vi-
sum fuerit insolentiores et typo superbiae petulantiores
effici. Et quando piures sunt tales in regno uno ad invi-
cem consentiunt, confoederationes et pacta non multum
honesta ineuntes, ex quibus simultates civiles, seditiones
oriri solent.
4. Nemini licet per officium sibi commissum facere
quae sunt contra illud vel ipsius substantiam iuxta sen-
tentiam Apostoli (2 ad Corinthios 13, [10]) qui ait: secun-
dum potestatem quae data est nobis in aedificationem, et
non in destructionem 3 78 • Sed alienare vel donare aliquas
375Digesta VI, 1, 76 (C. I. C. ed., I, 125).
376Digesta, 41, 3, 30 (C. I. C., 1, 705).
377GLOSSA X, 5, 31, 14 (Editio Decretalium una cum glossa BER-
NARDJ..PARMIBNSIS sub titulo Nova Decretalium computatio Grego-
rii IX impressa. Venetiis 1468, col. 1729-93: «Unde nota quod corpus
multis modis dicitur: omnes enim fideles possunt appellari unum
corpus sive una ecclesla per fidem et charitatem sive perlectionem
gratiaé ..•, ita quod aliter alterius onera portet... Item collegium sive
universitas dicitur unum corpus, cuius praelatus dicitur caput... et
tale corpus potest habere sigillum ... , sed cum isti clerici taliter non
BNAJENACION DEL REINO 88
mas razones que se dan con relación al todo son válidas con
relación a las partes, según la ley del Digesto.
No sirve decir que no se rompe la unidad del reino por
el hecho de que el soberano enajene algunas ciudades o te-
rritorios del reino siempre que se conserve la unidad políti-
ca, dando como razón que el cuerpo físico se mantiene
unido por la integración orgánica de sus partes, mientras el
cuerpo moral o político mantiene su unidad únicamente por
la unión de voluntades y no en virtud de una integración
orgánica, ya que el pueblo consta de partes separadas, como
son los ciudadanos, a decir del Digesto y la glosa de Bernar-
do de Parma.
La respuesta es ésta: si bien la unidad política no con-
siste en una integración puramente orgánica sino en una·
unión de voluntades, aun esta misma unidad resulta tanto
más debilita~a y propensa a desobediencias y rebeliones,
cuanto más poderosos lleguen a ser los beneficiarios de tales
donaciones y enajenaciones. La experiencia demuestra que
impulsados por la soberbia cada vez se hacen más insolentes
y petulantes. Y cuando este tipo de ciudadanos llega a ser
numeroso o dentro de un mismo reino se confabulan entre
sí, tramando . conspiraciones y compromisos no demasiado
honestos que degeneran con frecuencia en desórdenes y gue-
rras civiles.
Nadie puede lícitamente, valiéndose del cargo que se le
ha encomendado, obrar contra lo que es esencial a ese
cargo, según el texto deí Apóstol San Pablo, que dice: según
la potestad que nos fue dada para edificación y no para
destrucción. Ahora bien, enajenar o donar algunas partes del
fuerint unum corpus sigillum commune habere non debeant ut hic
patet. Item unum dicitur corpus quodi uno clauditur spiritu ut horno,
lignum, animal. Aliud dicitur corpus quod habet partes integrales seu
cohaerentes, ut domus. Aliud quod habet partes distanctas, ut grex,
populus, collegium.»
378 2 Cor. 13, 10: «Ideo haec absens scribo, ut non praesens du-
rius agam secundum potestatem, quam Dominus cj.edit mihi in ae-
dificationem, et non in destructionem.» Melius 2 Cor. 10, 8; cfr. n. 214.
 89 DE REGIA POTESTATE II XXII, 5-6
regni partes est contra substantiam officii regalis, quod
non fuit sibi commissum, sed potius conservare, defende-
re atque augmentare.
5. Rex est in regno, sicut anima incorpore. Unde si-
cut anima corpus immediate regit et movet alia membra,
ita pariter regem oportet per exercitium propriae rationis
et suorum consiliariorum, quod totum computatur pro
uno, immediate regerc regnum suum, et sic erit salus et
vita civium, sicut anima est salus et vita corporis, quod
utique vere amittitur per indebitas donationes et aliena-
tiones 3 ·79 •
6. Item rex in regno est, sicut pater familias in domo,
cuius cura domestica et continua tota domus immediate
gubernatur, ·nec abdicat a se alicuius partis domus curam
et gubernationem. Ergo ita tenetur facere rex in regno
suo, et propter hoc interdum reges patres vocantur, ut
dicit Aristoteles (8 Ethicorum) 380 , Augustinus (lib. 19,
cap. 16, De civitate Dei) 381 , et Sanctus Thomas (lib. 1,
cap. 1 in fine, De regimine principum) 38 '2 • Rex in regno
habet officium pastoris 383 • Ergo etc.
379 LUCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Justiniaini
lib. XII, tit. 43, De Tyronnibus, l. 3, n. 12, p. 897: «Et sicut anim~
regit corpus, et conservat, ita rex statuitur ad regni gubernationem
et regimen, et sicut anima est salus et vita corporis, sic et rex et huius-
modi principes si recte praecipiantur, sunt salus et vita regnorum,
patet Aristotele, 4 Politicorum. Et sicut se habent media ad corpora,
sic se habent reges et legumlatores ad animas subditorum, ut patet
l. rhetor.»
380 .ARI$TOTBLBS, Ethica 8, 10, 4.
381 SANCTUS AUGUSTINUS, De civitate Dei (PL, 41, 645): «Ita fit, ut
ex lege civitatis praecepta sumere patremfamilias oporteat, quibus do-
mum suam sic regat, ut sit pací accommodata civitatis.»
BNAJENACION DEL REINO 89
reino constituye un atentado a la esencia misma de la fun-
ción real, que no se le concedió sino para conservar, defen-
der y engrandecer el reino.
El rey es para el reino lo que es el alma para el cuerpo
humano. Y al igual que el alma dirige inmediatamente al
cuerpo y pone en movimiento los otros miembros, de la
misma manera conviene que el rey gobierne directamente
su reino, empleando su propio ingenio y el talento de sus
consejeros, pues todos constituyen conjuntamente un solo
principio. Así vendrá a ser el rey salud y vida de los ciuda-
danos a la manera que el alma es salud y vida del cuerpo.
Todo esto desaparece automáticamente en cuanto se llevan
a cabo donaciones o enajenaciones injustificadas.
También suele decirse que el rey es para el pueblo lo
que el padre de familia es para su casa, a la que gobierna
cuidadosamente y de un modo recto y continuo sin renunciar
al cuidado y gobierno de ninguna parte de ella. De esta mis-
ma forma deberá portarse el rey en su propio reino, que por
eso a veces se da a los reyes el nombre de padres, como
dicen Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás. En cita de
Lucas de Penna el rey, respecto de su pueblo, tiene el oficio
de pastor.
382 SANCTUS THOMAS,Opusculum XVI, Tractatus de Rege et Reg-
no (opera, Parisiis 1875, p. 338): «Aliquando reges, populorum patres
vocantur.»
383 LuCAs DE PENNA, In tres posteriores libros Codicis lustiniani,
lib. XII, tit. 43, De Tyronnibus, l. 3, n. 18, p .. 898: «Et breviter se-
cundum Aristotelem (8 Ethic.) similis est comparatio regis ad subdi-
tos, patris ad filios, pastoris ad oves. Paterno enim more pie debet
regere populum.»
90 DEREGIAPOTESTATE
II XXIII, 1-2
§ XXIII
l. Omnium consensus requiritur ut a!ienatio sit vzilida.
2. Declaratur theorica Andreae de !serna.
3. Princeps non potest disponere de substantia subditorum.
4. Regnum non dividitur inter filios post mortem regis.
l. Consensus omnium requiritur ad hoc ut alienari
possint (lex quicumque, la 2, C. De omni agro deserto,
líber 11) 384 • Vide Ludovicum Romanum in rubricam De
arbitris .aes, et Panonnitanum (II volumen consiliorum,
consilium 3,10 quaest. 386 , facit quod dicit Iacobus in sua
investitura, in verbo cum mero et mixto imperio) 387 , Pe-
trum de Anchona (consilium 10) 388 , Philipum Decium
(consilium 151) 389 • · naciones por imperativos de urgente necesidad-así
2. Neccessitate vero exigente donatio fieri potest, ita
intelligitur Andreas de !serna (De prohibita feudi aliena-
384 Codex, XI, 59, 7, 2 (C. l. C., II, 44ó): « ... sed in quantum fieri va-
let pro interiecto spatio sibimet cohaerentes pro modo et aequitate sus-
cipiat, ut id consensu omnium fiat quod omnibus profuturum est.»
In textu hispanice «la 2» intelligitur pro secunda lege quicumque, quae
in hoc titulo continetur; prima vero quicumque sub lege 3 compre-
henditur.
385 Luoovrcus PoNTANUS RoMANUS,Rubrica de arbitris (s. a.) s. XV
(Roma, bibl. nazionale, sig. 70-4,G-ll, 1): «Late etsi non ita praeci-
se, de consilio maioris partis civitatis in usibus feudorum varia dis,
putantur in secunda limitatione praesertim».
386 PANORMITANUS (Nicolai Tudeschi), Consilia et Quaestiones. Au-
gustae Taurinorum 1577, cons. 111, quast. 10, nos 7, fol. 60: «Respon-
deo quod immo poterat praetendere magnum praeiudicium, quia sicut
interest domini non perdere subiectum, dicto c. cum super, ita inte-
rest subiecti non mutare dominum, ut notabiliter dicit Innocentius in
dicto c. auditis, De rescriptis, et dicto c. cum super, facit l. principaliter,
C. De liberali causa, et videtur aperte probari in casu nostro in c. im-
perialem, s. praeterea ducatus, De prohibenda feudi alienatione per
Fridericum, et c. 1, De Corradi, ubi dicitur dominum non posse sine
vasalli voluntate in alium feudum transferre.»
CONDICIONES
DBLA BNAJENACION 90
§ XXIII
l. Para que una enajenación sea válida se requiere el consentimien-
to de todos los interesados.
2. Doctrina de Andrés de Isema.
3. El gobernante no puede disponer de las haciendas de los ciu,
dadanos.
4. No debe repartirse el reino entre los hijos del rey a la muerte
de su padre.
Para que una enajenación pueda ser válida se requiere el
consentimiento de todos los interesados. Consúltese a Luis
de Ponte, Nicolás Tudeschi, Jacobo de Santo Georgia, Pedro
de Ancona y Felipe Decio. Sin embargo, pueden ltacerse do-
deb e
interpretarse la tesis de Andrés de Iserna-y que el rey pue-
da hacer donaciones ( entiéndase por causa de utilidad públi-
ca) a un colaborador eficaz y diligente, si no tiene otra cosa
que darle.
Se demuestra la tesis anterior con textos sagrados. Pri-
mero, en un capítulo de las Decretales se dice que el rey no
387
IACOBUS DE SANCTOGEORGIO,Tractatus de feudis. Coloniae 1574:
in investitura [nobilis], n. 1, cum mero et mixto imperio et ommimo-
da iurisdictione, fol. 94. Per totum caput, fol. 94 v-103, sed praeser-
tim n. 8: «Investitus [nobilis] cum iurisdictione de aliquo castro, an
possit facere confiscationem omnium bonorum alicuius aut gratiam
dare condemnato ad mortem.»
388
PETRUSDE ANCHONA,Consilia, Taurini 14%, cons. 10, fol. 5, sub
titulo: «Communitas Castragani submisit se communitati Anconae, et
ut illam defenderent certam summam pecuniae annuam solvere pro-
misit.»
389
PHILIPPUS DEcIUs, Consiliorum luris utriusque volumen pri-
mum, Lugduni, 1536, n. 131, fol. 94-95, not. 1: «Post mortem vasalli
si ad ecclesiam feudum revertatur potest praelatus libere concedere
cui velit»; et not. 3: «Iura feudorum etiam procedunt de iure cano-
nico.»
22
91 II XXIII, 3
DEREGIAPOTESTATE
tione per Fridericum, § nec dominus, 3 columna) 390 , et
quod rex possit donare, intellige ob publicam utilitatem,
ministro strenuo, si non haberet quid aliud daret.
3. Probantur praecedentia auctoritate sacrae scrip-
turae. Primo cap. quanto, De iureiurando 391 , ubi habetur
quod monetam diminutam non potest rex permittere in
regno sine consensu populi, propterea quod est populo
praeiudiciale secundum Ioannem A n d re a m 39 •2 , Bal-
dum
393
et alios auctores 394 (cap. ad hoc, § finalis, Be
officio archidiaconi) 395 ubi inter caetera notabilia ponunt
doctores principem, scilicet, non posse disponere ad libi-
tum de substantia subditorum, vel aliquid aliud quod
vergat in praeiudicium populi absque consensu eorum 396 ,
Ergo longe minus potest pro libito disponere de perso-
nis, et trahere illas in servitutem in praedictas donatio-
nes vel alienationes. Facit quaedam extravagantia Inno-
3
qo ANDREAS DE !SERNA,In usus feudorum commentaria. Franco-
furti 1598, fol. 697: «Sed an princeps potest diminuere servitia feu-
dalia, quia const. reg. sic constitut. divae memoriae reg. Rog, in
fine, dicit quod comes, et baro excadentias locat sub eodem annuo
redditu, qúo locatae fuerunt ah antiquo, ita quod in nullo debita
servitia vel redditus minuantur, ea quae dicit rex in aliis, dicit et
dicere debet in seipso; arguitur C. de naturalibus liberis cum alias in
Authenticis ut non fiant pignora, s. illud. Item servitia ista sunt ad
defensionem regni, eis diminutis, diminuitur bonum commune, con-·
tra publicam utilitatem non videtur posse, art. eorum quae supra
dicta sunt et hac lege in princ., immo tale respcriptum est eo ipso cas-
sum dicta lege finali, De fundis patrimonialibus, communes. Die quod
si dicat non. obstante lege, videlicet articulo glossae legis 2, De flumini-
bus; non en1m est potestas regis similis baroni et comiti, per ea quae .
su:;mt dicta sunt, et hoc si cum causa faciat; si sine causa et esset in
detrimentum honoris regii, et coronae praeiudiciale per c: intellecto.
De iureiurando; secus videtur quod non valeat. Alioquin sicut dema-
niá, in é:onst. dignum alienabit, et hoc si non vergat in grave prae-
iudicium reipublicae suae art. l. apud Iulianum, in fin. De legatis.»
3
n Decretalia Gregorii IX, 11, 24, 18 (C. l. C., 11, 365).
Jqz IOANNESANDREAS,Super secundo libro decretalium. Venetiis
1498. Cfr. textum in n. 216.
CONDICIONES
DELA ENAJENACION 91
puede permitir en su reino que sea alterado el valor legal
del dinero sin consentimiento del pueblo, porque sería per-
judicial para el pueblo, como dicen Juan Andrés, Baldo de
Ubaldis y otros canonistas. Al glosar un capítulo de los
Decretales entre otras cuestiones dicen estos autores que
el príncipe no puede disponer arbitrariamente de las hacien-
das de los ciudadanos, ni realizar nada que pueda repercutir
en perjuicio del pueblo, a no ser que ellos estén de acuerdo.
Luego mucho menos podrá el rey disponer a su antojo de
Zas personas reduciéndolas a esclavitud mediante esa especie
de enajenaci6n o donaci6n que hemos indicado. Hay también
unos cánones de lnocencio IV que prohiben bajo excomu-
393 BALDusDE UBALDIS, Commentarium iuris utriusque luminis do-
mini Baldi de Perusio in secundo decretalium libro. Venetiis 1495,
[11, 24, 33], cap. intellecto, De iureiurando: «Rex esse tutor regni
non depopulator nec lapidator ... ltem debet capere consilium pro re-
publica sicut pater pro filiis suis.»
394 Cfr. Corpus iuris Canonici (Editio Decretalium cum glossa BER·
NARDIPARMIENSIS sub titulo Nova Decretalium Compulatio Gregorii IX
impressa. Venetiis 1468, fol. 810) ubi inter alios doctores Godofredus,
Tancredus, Bernardus Parmiensis citantur.
395 Decretalia Gregorii IX, I, 23, 7 (C. l. C., 11, 152): «Ad hoc bre-
viter respondemus quod cum iuxta imperialis sanctionis autoritatem
ah omnibus Q. [quod] ó. [omnes] t. [tangit] approbari debeat, et cum
commune eorum decanus officium exerceat, communiter est eligendus,
vel etiam amovendus.» Quoad principium Q. o. t. confer GAINESPosr,
Studies in Medieval Legal Though. Public Law and the State 11()().1322.
Princeton, New Jersey 1964.A. MARRONGUI, ll parlamento in Italia nell'
Medio Evo e nell'eta moderna. Milano 1962, pág. 34 ss.
396 PANORMITANUS, In secundum decretalium librum, t. IV, De
iureiurando, cap. 18, n. 1, fol. 140: «Princeps non debet aliquid agere
in praeiudicium populi, ipsius assensu non requisito secundum loan-
nem Andream, et ad hoc c. ad haec, De officio archidiaconi, quod no-
tat et facit textus iste in argumento secundum Hostiensem quod prin-
ceps per se non potest componere de damnis populo datis ratione gue-
rrae, de quo remittit ad summam, De poenitentia, s. si verbo sed
pone, quod guerra. Ex bis nota principem non posse disponere ad
libitum de substantia subditorum, pro quo facit quod notat lnno-
centius in c. quae in ecclesiarum, De constitutionibus, et legistae in
l. si, C. contra ius vel utilitatem publicam.»
92 DEREGIAPOTESTATB
II XXIII, 4
centii IV quae- alienationes fiscalium et diminutiones
redditum et bonorum ad fiscum pertinentium, sub ex-
communicatione damnavit 391 7.
4. Item < 1. imperialem> § praeterea ducatus, De pro-
hibita <feudi> alienatione pe Fridericum 398 , lnnocentius
(cap. auditis, De praescriptionibus) 399 , Hostiensis (cap. di-
lecti, De maioritate et oboedientia, ibi super verbum
praeiudicium) 4 'ºº; idem tenet Speculator (tit. De feudis,
§ quoniam, versiculo 29) • 01 et Ioannes Andreas ibidem 4 ·º2 ;
3
97 Sextus Decretalium, II, 14, 2 (C. I. C., Ii, 1008-1011). Ad Bullam'
Ad exped. Innocentii IV in concilio Lugdunensi (1245) datam refertur
(cfr. MANsI, XXIII, 651-674) vel melius ad enciclicam Aeger cui levia
ad ipso Innocentio IV vel forsam ab Alberto de Béham redactam (Cfr.
WINKELMANN, Acta lmperii medita II, 697). De hac quaestione confer
STEPHANKurrNER, Die Konstitutionem des ersten allgemeinen Konzils
von Lyon, en: «Studia et documenta historiae iuris», 6 (1940). L'édition
romaine des conciles generaux et les actes du premier concile de Lyon.
Roma 1940. Decretalistica, en: «Zeitschrift de Savigny-Stiffung für
Rechtsgeschichte Kanonnistche Abteilung», 26 (1937), 436467.
398 Consuetudines Feudorum, II, 55, 1 (C. I. C., II, 1383): «Praeterea
Ducatus, Marchia, Comitatus, de caetero non dividatur: aliud autem
feudum si consortes voluerint, dividatur; ita ut orones qui partem
feudi habent iam divisi, vel dividendi, fidelitatem faciant: ita tamen
ut vasallus pro uno feudo piures dominos habere non compellatur:
nec dominus feudum sine voluntate vasalli ad alium transferat.»
399 INNOCENTIUS IV, Super libros quinque decretalium [II, 26, 15],
fol. 299 v: «... ut ·notatur, infra, De sententia et re iudicata cum su-
per quia non tantum praelatorum interest non perdere iura quae ha-
bent in subditis, sed subditorum interest etiam non mutare dominas.»
400 HosrIENSIS, In Primum Decretalium librum commentaria. Ve-
netiis 1581, vol. I, n. 2, fol. 173 v: «Quia nova servitus imponebatur,
et est argumentum quod si aliquis nobilis velit se et terram suam
subicere alieno dominio hominum suorum contradictio admittetur,
quia et interest sua, quod dominus eorum sit liber, et tot domi-
nus non habere ar. ad idem 1, eodem c. si et ff. De appellationibus,
non tantum, et quia omnes tangit et c. ut nostrum, supra De tem-
poribus ordinationum, si archiepiscopus, s. si. Et est expressum quod
dominus in alium feudum non trasferat sine vasalli voluntate, ut in
DBLA ENAJENACION
CONDICIONES 92
mon enajenar bienes fiscales que suponen disminución de
las rentas e ingresos pertenecientes al erario público.
Esta misma doctrina defienden las Consuetudines Feudo-
rum, Inocencia IV, Enrique de Segusio, Guillermo Durando,
Juan Andrés y Juan de Imola. Antonio de Butrio dice que
si algún señor quisiera someter alguno de sus territorios al
poder de otro, se debe dar audiencia a la reclamaci<m de sus
habitantes. Hay también un texto de las Consuetudines feu-
dorum en este sentido. Francisco Zarabella analizó minucio·
lib. feuqorum, De feudis non alienandis, sine consensu ma. do. im-
perialem s. praeterea ducatus.»
401 GuILIEI.MUSDuRANDUS, Speculum iuris. Lugduni 1578, fol. 147 v:
«Vigesimonono quaeritur, utrum vasallus tenetur iurare fidelitatem
omnibus filiis domini sui defuncti? Respondeo, non quia non cogi-
tur pro uno feudo piures dominos habente, maxime in comitatibus et
marchionatibus et ducatibus, qui hodie dividi non debent nec potest
dominus sine voluntate vasalli ea alienare, ut in constitutione feu-
dorum De prohibita feudi alienatione per Fridericum imperialem, s.
praete;ea, et De feudo sine culpa non amittifur, s. scimus, ver. vel si
qua.o
402 IOANNESANDREAS, Additiones ad Speculum ludiciale G. Du-
randi, editio citata, fol. 147 v: «Alienare. Et hanc rationem inducit Azo
in quaestione qua queritur, an possim vasallum vel hominem meum
invitum alii delegare vel in alium transferre. Nam, ut dicit, cum va-
sallus invito domino non possit vendere feudum ne uni parti liceat,
quod alteri non licet, facit C. De fructibus et litis expensis, l. finalis,
non debet licere domino eum alienare, et videtur expressum De pro-
hibenda alienatione feudi per Fridericum, s. praeterea 2, in fine, et in-
cipit quaeritur an dominus rex et Dy. idem ff. Soluto matrimonio, l. 2.
nisi casus necessitatis immineat quia tune sibi non expedit vasalli
servitium ff. De operis libertorum, patronus et l. meldicus feudum pig-
norare non possit, ut in c. imperialem in principio, an dominus sine
consensu vasalli obligare possit proprietatem suam est prohibitum
alleg. ff. De pignoraticia actiones, tutor in fine, e~ C. De usuf~tum
l. 2 ubi tenet idem Guilielmus de Suza ita tamen quod per 1d non
sit vasallus obligatus creditori; allegatur l. si quis arbitratu, ff. De
verborum obligationibus.»

93 DEREGIAPOTESTATE
II XXIII, 4
item dicto cap. dilecti, De maioritate et oboedientia 4 ºª, et
ibi loannes de !mola 4104 , Antonius de Butrio, dicto cap.
dilecti, 8 notabile: Si quis dominus velit terram subicere
alieno domino, admittatur contradictio subditorum 405 ,
Est etiam textus tituli De feudis non alienandis 406 • Car-
dinalis Zabarella ( consilium 137) incipit : Redemptoris
omnium, qui rex est regum, in penultima et ultima co-
lumna, ibi secunda ratio: Nam rex etc. usque ad verba
et alios in proemio digestorum 407 • Panormitanus dicto
cap. dilecti 408 • Idem cap. intellecti De iureiurando: No-
tat primo regem non pos se alienationem facere de bon is
403 IoANNESANDREAS, Novella loannis Andreae super primo li-
bro decretalium. Venetiis 1849 [Decretalia I, 33, 13]: «... si aliquis do-
minus velit subicere terram suam alieno domino, admittetur contra-
dictio subditorum, quia et interest sua quod dominus ipsorum sit
liber et tot dominos non habere ... ; videtur expressus quod dominus
sine voluntate vasalli ius suum non transferat in alium.»
404 IoANNES DE IMOLA,Super primo decretalium. Lugduni 1547 [De-
cretalia I, 33, 13], fol. 277 v: «Nota quod episcopus non videtur pos-
se facere aliquam subiectionem contra ecclesiam, et sic facit in ar-
gumento quod si aliquis dominus velit terram subicere alteri domi-
no admitti debeat contradictio subditorum quia ipsorum videtur in-
teresse quod dominus suus sit liber et quod tot dominas non ha-
beant.,.
405 ANTONIUS DE BUTRIO, Super primo decretalium. Venetiis, 1503
[Decretalia I, 33, 13]: «Nota quod episcopus invito capitulo non po-
test aliquam subiectionem quaerere contra ecclesiam, et est argumen-
tum quod si quis dominus velit terram subicere alieno dominio ad:
mittatur contradictio subditorum quod interest sua quod dominus
suus sit liber, et tot dominas non habere ... , et videtur expressum
quod dominus sine voluntate vassalli ius suum non transferat in
alium, in libro feudorum, De feudis non alienandis sine voluntate
ma. do. imperialem s. praeterea ducatus.»
406 Consuetudines Feudorum 11, 25.
407 FRANCISCUS ZARABELLA, Consilia. Lugduni 1551, cons. 137, fol. 79 y:
«Nam rex tenetur iura regni, et honorelll coronae iilibata servare, De
CONDICIONES
DELAENAJENACION 93
samente los fundamentos de este principio. Nicolás Tudeschi
dice literalmente: Nótese, en primer lugar, que el rey carece
de autoridad para disponer de los bienes y derechos del
reino, porque· no son propios de la persona del rey sino de
la dignidad real, aunque él tenga el poder de jurisdicción y
su administración. De aquí resulta que no se puede repartir
el reino, condado o cualquier otra dignidad soberana entre
iureiurando, intellecto, ar. De supplenda negligentia praelatorum, gran-
di lib. VI, et sic ei regni procuratio, non autem concessio, id est, con-
cedendi alteri potestas data est, ff. quod vi aut clam prohibere, s.
plane; unde deqet suo ingenio dignitatem augere, ff. De officio obser-
vandum in filio et sic non scindere et partem aliis tribuere de pre-
bendis maioribus alienationes, itaque per quas graviter laeditur dig-
nitas regalis, facere non potest, dicto c. intellecto, ubi etiam hoc no-
tat Innocentius et Bartolus in d. s. plane, nam etiam imperator qui
habet summum imperium, Inst. De iure naturali s. sed quod prin-
cipi, non potest donare ea quae spectant ad imperium, segregando
ipsa ab império pro hoc quod notat glossa in Authenticis, quomodo
episcopos, in princ. quod plene notat Baldus X, col. in principio, nec
per hoc infertur quod non valuerit donatio Constantini, quae appro-
batur, De electione, fundamenta, rd. ne autem lib. VI, et De iureiuran-
do, element. uni. s. porro, ubi de hoc in glos. disputant quia in ea est
alia ratio, ut patet ex notatis per Guilielmum de Suza, et alias in
prohemio ff.»
40s PANORMITANUS, In primum decretalium librum. Venetiis 1605,
t. 11, cap. 13, n. 1, fol. 133 v: «Et facit iste textus optime in argu-
mentum secundum Hostiensem, quod si dominus alicuius Joci vult sub-
icere illum locum alieno domino possunt homines illius loci contra-
dicere, quia eorum interest ut eorum dominus sit liber ut non habeant
piures dominas, ar. c. fin. infra eo et in l. non tamen, ff. De appella- .
tionibus et in regula, quod omnes tangit, De regulis in lip. VI, et pro
hoc facit textus in c. imp.erialem, in s. praeterea ducatus, De prohibita
feudi alienatione, col. 10, ubi singulariter habetur quod dominus fun-
dí non potest invito vasallo dominium in alium transferre, ne iste
vasallus cogatur habere alienum dominum.»
94 DEREGIAPOTESTATE
II XXIII, 4
et iuribus regni. Bona enim sunt dign,itatis et non propria
ipsius regis, licet ipse habeat iurisdictionem et adminis-
trationem ipsius. Hinc est quod regnum et comitatus seu
alia dignitas non dividitur post mortem regis inter filios
defuncti, ut legitur et nominatim cap. licet, De Voto 409 •
Eadem tenet Panormitanus ( cap. cum deputati, De iudi-
ciis 410 , et cap. exposuit, De dilationibus 411 , et cap. cum
dilectus, De religiosis domibus 412 , et in prima parte con-
siliorum, consilium 12 413 , secunda parte consilium 3) 414 •
Henricus Boich (cap. finali ad finem, De feudis) m, Fe-
lynus (quoque dicto cap. dilecti) 416 dicens quod homini-
bus invitis non potest dominus alicuius loci subicere lo-
409 PANORMITANUS, In secundam secundi decretalium libri par-
tem. Venetiis 1605, t. IV, cap. 33, n. 1, fol. 164: «Nota primo regem
non posse alien~tionem facere de bonis et iuribus regni. Bona enim
sunt dignitatis et non propria ipsius regis, licet ipse habeat iurisdic-
tlonem et administrationem ipsius. Hinc est quod regnum vel comita-
tus seu alia dignitas non dividitur post mortem regís ínter filios de-
functi, ut legjtur et nominatim in c. licet, De voto.»
410 PANOR.MITANUS, Commentaria primae partis in secundum de-
cretalium librum. Venetiis 1605, t. III, n. 20, fol. 41.
411 PANORMITANUS, Commentaria primae partis in secudum decre-
talium librum. Venetiis 1605, t. III, n. 17, fol. 140. «Ita interest subdi-
torum non mutare dominos.»
412 PANORMITANUS, Commentaria in tertium decretalium librum.
Venetiis 1605, t. VI, n. 7: «Ubi dicit quod si suhditi alicuius volunt
etiam expresse mihi praestare oboedientiam, non debeo eam capere,
quia non possunt illi in me transferre ius in eis per alium possessum.»
413 PANORMITANUs, Abbatis Panormitani Consilia. Venetiis 1605, cons.
12, n. 3, p. 7 v.: «Sciendum est enim quod Regnum, Ducatus, Mar-
chionatus, et Comitatus non dividuntur inter filios praemortui, sed
deferuntur ordine geniturae propter bonum publicum, ut unus ut prin-
ceps. Nam multitudo principum noxia est, attestante philosopho et
ordine naturae, unus debet esse princeps 7. quaest. 1 in c. in apibus.
Nec dividuntur dignitates, cum sint indivisibiles».
CONDICIONES
DELA ENAJENACION 94
los hijos del rey cuando éste muera, como expresamente se
dice en un capítulo de las Decretales. Lo mismo sostienen
Nicolás Tudeschi, Enrique Boich y Felino Sandeo cuando
dicen que sin contar con. la voluntad de la población el jefe
de un territorio no puede pasarlo a la jurisdicción de otro
[ como el rey no puede enajenar una ciudad de su reino cuan-
do se oponen sus habitantes; y si intenta realizarlo los ciuda-
danos del territorio tienen derecho a reclamar y oponerse,
414 PANORMITANUS, Consilia, cons. 111, n. 2, fol. 58 v: «Moveor guia
in istis dignitatibus cum sint indivisibiles, ut in c. lmperialem, s.
praeterea, De prohibenda feudi alienatione per Fridericum, debet suc-
cedere primogenitus, deferuntur enim ordine geniturae, ut est textus
in c. licet, De voto. Adeo quod alii filii nequeunt in bis dignitatibus
petere legitimam, ne fiat divisio regni seu comitatus».
41s HENRICUSBorcH, Rubrica de Feudis, cap. ex parte, n. 12, p. 430:
«Nunc restat videre utrum e contra dominus sine voluntate vasalli
possit feudum in alium transferre [ ... ]. Azo cuius fuit haec quaestio
determinat quod sicut vasallos non potest invito domino feudum alie-
nare, quin immo talis alienans ipso iure cadit a iure feudi secundum
Innocentium, Abbatem et loannem Andream. Hic ita nec dominus
potest invito vasallo, nec debet ex contracto uni partium licere quod
alteri non licet».
416 FELYNUS SANDEUS, Ad V libros Decretalium, vol. I, De maioritate
et obedientia titulus 33, cap. 13, n. 1, fol. 239: «Hominibus invitis non
potest dominus alicuius loci subicere locum alteri. Hostiensis hic quem
alii late extollunt, et sequitur Baldus 1, c. in generali, si de feudo suo
controvertitur dominus et agnatus, inferens quod rex Franciae non
potest vendere unam de civitatibus regni invitis civibus. Et ideo quan-
do Constantinus donavit urbem Silvestro fecit cum consensu populi
romani secundum eum; vide eundem in c. l, s. ff. in principio in tit, quo
tempore miles, ubi dixit quod si aliquis dominus vult terram suam
subicere, admittitur contradictio hominum suorum et maxime si velit
alienare partem et partem retinere, quia interest subditorum non habe-
re tot domii:J.os».
95 II XXIV,1-2
DEREGIAPOTESTATE
cum alteri [... ] eo quod interest subditorum non habere
tot dominas. Eadem refert in cap. ,ad audientiam, 2 co-
lumna 4117 , et cap. auditis, 13 columna, De praescriptioni-
418
bus •
§ XXIV
l. Dominus non potest alienare ius vasalli.
2. Donatio de rebus imperii est invalida.
3. An rex civitatem vel castrum in feudum dare possit.
l. Post canonistas et illustres doctores oportet addu-
cere primam glossam legis invitus, De fi.deicommisariis,
quae dicit quod dominus non potest in alium alienare ius
vasalli vel feudi invito vasallo 419 • Et post glos~am omnes
fere doctores: glossa in authenticam quomodo oporteat
episcopos, quae dicit de iure non valere donationem aut
concessionem de rebus imperii 4 ;2 ·0 •
2. Post glossam secundo loco ponamus Azo 421 , An-
dream de !serna in cap. Jmperialem, § Praeterea ducatus,
De prohibita feudi alienatione per Friderkum, verbo
411 FELYNUS SANDEUS, Ad V libros Decretalium, vol. 111, De praes-
criptionibus -Rubrica, cap. XIII ad audientiam, n. 4, fol. 49 v. Cfr. Tex-
tum in n. 104.
418 FELYNUS SANDEUS, Ad . V libros Decretalium, vol. 111, cap. 15,
n. 26, fol. 56: «Bene facit dictum Hostiensis in cap. dilecti, De maio-
ritate et obedientia, ubi dixit quod subditis invitis non potest dominus
subicere castrum alteri, in quo soleo hic latius insistere per concor-
dantias et limitationes, sed quia plenius dixi in cap. dilecti vers. si
hominibus invitis, ideo omitto». Cfr. tamen iGREGORIUM LóPEZ, Los
Códigos Españoles, t; 11, Partida 11, tit. 15, ley 5, p .. 424: «Rex non
potest taliter alienare. civitates et castra regni sine consensu omnium
principum et populorum regni, per dictum cap. intellecto et cap. non
liceat Papae 12, quaest. 2; et etiam de consensu illorum populorum,
qui sunt in terris donatis, sine quorum consensu non possunt in alios
transferri».
ENAJENACIONES
NO VALIDAS 95
sobre todo si quiere enajenar una parte y quedarse con- la
otra parte], porque no interesa a los ciudadanos que haya
tantos señores sobre una misma ciudad.
§ XXIV
l. El señor no puede enajenar el derecho de vasallaje.
2. Es inválida la donación de bienes del Imperio.
3. ¿Puede el rey enfeudar ciudades y fortalezas?
Después de tan ilustves canonistas y juristas conviene ci-
tar la glosa de Accursio, que dice que el señor no puede
enajenar a otro el derecho de vasallaje o feudo contra la vo-
luntad del propio vasallo. Y después de Accursio es doctrina
de casi todos los juristas. La glosa ordinaria a las Institu-
ciones dice que jurídicamente es inválida la enajenación o
donación de los bienes del Imperio.
Después de la Glosa citaremos en segundo término a
Azo, Andrés de Iserna, Bártolo de Sassoferrato y Baldo de
Ubaldis. En su tratado Consiliorum, rectificando un texto
419 Corpus /uris civilis Iustiniani cum commentariis Accursii [Di-
gesta 40, 5, 30], vol: III, p. 265: «Et sic est argumentum quod dominus
non potest in alium alienare ius vasalli vel feudi invito vasallo».
420 GLOSSA,I, 6, Volumen legum, col. 49-50: «Ergo apparet quod
nec Papa in temporalibus nec lmperator in spiritualibus se· debeant
immiscere. Non habet ergo Papa temporalem iurisdictionem in iis,
quae sunt imperii, quod Constantinus Imperator donavit beato Syl-
vestro Papa.e? Videtur quod sic, Iicet immensa fuerit donatio ... prae-
terea quod vult prínceps, hoc est lex: ... Item sicut patrimonialia, ita
imperialia donare potest cum nul!a sit differentia... E contra videtur
quod non».
421 Azo, Brocardica seu generalia iuris. Augustae Taurinorum 1577,
fol. 118 v.: «lmperator non debet adimere, quae concessit».
96
DEREGIAPOTESTATE
II XXIV,2-3
nec dominus feudi 4 ·22 • Idem titulo De lege Corradi § ex
eadem lege 412 ª, Bartolus (lex prohibere, § plane, ff. Quod
vi aut clam) 424 , Baldus in praeludium feudorum, § ex-
pedita 4'25 • Idem titulo Quo tempore miles investituram
petere debeat, c. l. si quis ait 426 • Idem Baldus (lex 2, C.
De donationibus "'211 , et lex debitorum, C. De pactis 428 , lex
in testamento, C. Ad legem Falcidiam) 4129 •
3. · Idem Baldus (si de feudo fuerit controversia inter
dominos et agnatos vasalli) 00 • Idem in suis consiliis 326
et 327 secundae partis 'ª 1, sibi tamen . contrarius in ru-
bricam C. De novo codice componenda, 3. columna, di-
cens quod potest rex in feudum dare civitates, et castra
regni concedere, quia ramanet sibi iús superioritatis et
422 ANDREAS DE !SERNA,In usus feudorum commentaria. Francofur-
ti 1598, [11, 55, l], fol. 691: «Tertium dictum huius partis est quod
vasallus sine domini voluntate feudum non potest vendere et utile
dominium suum. Sed an dominus vendet sine voluntate vasalli? dici-
tur quod non potest transferre id sine voluntate vasalli».
4¿3 ANDREAS DE !SERNA,In usus feudorum commentaria, [11, 24,
l], fol. 466: «Quod dominus sine vasalli voluntate non potest feudum
alienare».
424 BARTOLUSA SASSOFERRATO, In primam Digesti Novi Partem.
Venetiis 1596, t. V, fol. 147 v. Cfr. Textum in n. 34.
425 BALDUS DE UBALDIS, In usibus feudorum commentaria. Augustae
Taurinorum 1578, n. 32, 33, fol. 3 v., concl. t.• et 2.•: «lmperator an
possit concedere ex causa donationis vel alio titulo castrum im-
perii».
426 BALDUS DE UBALDIS, In usibus feudorum commentaria, [I, 26, l],
fol. 26 v.: «CAsus.Traditur regula quae est. Si dominus de beneficio
sui militis alium investivit vel feudum sui militis alienavit, pro non
facto habetur. Hoc dicit. Nota quod dominus non potest feudum
vasalli sui conferre sine eius consensu et si facit pro non facto habe-
tur, et non tamen per hoc dominus cadit a proprietate sua et in hoc
est differentia, an dominus alienet, an vasallus, et hoc intendit istud
capitulum. Quaerit glossa an possit locare, et dicit quod non in praeiu-
dicium vasalJi. Nam conductor tenetur stare vasallo, quia vasallus
habet ius in re».
ENAJENACIONES
NO VALIDAS 96
de su comentario al libro del Código, dice este jurista que
puede el rey dar ciudades en feudo y conceder castillos
del reino, porque retiene siempre el derecho de soberanía y
427 BALDUS DE UBALDIS, Lectura Baldi super octavo Codicis, Colo-
niae 1481, VIII, 53, 2: «Nunquid idem si habeo vasallum quod possum
eum invitum donare vel cedere alteri puta duriori domino. In servo
non est dubium quod sic, nisi talis esset servus qui deberet ad liber-
tatem perduci. Nam ille potest eligere sibi patronum utrum velit
alienantem in patronum an suscipientem ... Sed in vasallo dico ut...
quod si volo alienare vasallum per se non possum in duriorem do-
minum».
4 2a BALDUS DE UBALDIS, In primum, secundunz et tertium Codicis
librum commentaria. Venetiis 1596, [11, 3, 25], fol. 110 v.: «Quaero
quid e contra,· utrum dominus possit pacisci in praeiudicium subdito-
rum, vel eos alienare in duriorem dominium? Glossa ordinaria dicit
quod non. ff de fideicommissis lib. l. invitus et ubi videas».
429 BALDUSDE UBALDIS,In Sextum Codicis Librum Commentaria.
Venetiis 1599, fol. 715 v.: «Et nota quod in usibus feudorum cavetur
quod in generali alienatione non continentur vasalli, nisi nominatum
actum sit. Verb,igratia, dominus habet quoddam castrum et de posses-
sionibus dicti castri fecit quasdam singulares investituras vasallis, dein-
de vendidit castrum cuidam nobili: Certe ista venditio intelligitur sine
praeiudicio iuris alieni. Unde vasalli non coguntur habere dominum
ipsum emptorem et ideo remanent vasalli et feudatarii venditoris,
quia non poterat vendere curiam et castrum in praeiudicium vasallo-
rum, et ideo nec terras eis infeudatas nisi quoad directam proprie-
tatem ipsius dominii».
43 0 BALDUS DE UBALDIS, In usibus feudorum commentaria, [11, 26],
fol. 49 v.: «Quaero utrum Rex Franciae posset alienare unam de civi-
tatibus regni invitis civibus? Respondeo non ... Et ideo Constantinus
quando donavit urbem beato Sylvestro fecit cum consensu populi».
431 BALDUSDE UBALDIS, Prima pars consiliorum. Mediolani 1489,
cons 326: «De potestate regia et quid debet posse et quid debeat
observare in suo regimine. Item territorium et diocesis in quo conve-
niunt in quo differant et quid habeant amplecti». Cons. 327: «Ad idem
quod in consilio praecedenti et in consilio 274». Cfr. «Qui teneantur
obedire imperatori «et» An concessa seu vendita civitati vel castro
veniet iurisdictio?»
97 DEREGIAPOTESTATE
II XXIV,3
directi dominii; sed si vellet civitatem, non potest, cui
tamen resistunt :i;nulta iura 43 .2.
Sequitur praedicta Iason (lex si non sortem, § liber-
tus, 9 columna, ff. De conditione indebiti) 483 , Lucas de
Penna (lex unica, C. De capitatione civium, liber 11 434 ,
et lex servos, C. De agricolis et censitis, eodem libro) 435 ,
loannes Faber (Institutiones, De successione libertorum,
§ multis autem aliis, circa finem) 436 , Angelus (Institutio-
nes, De actionibus, § item Serviana) 437 , ubi etiam la-
son u.a, Ioannes de Platea (lex praedia, C. De locatione
praediorum <civilium et> fiscalium, 3 columna, liber
11) 439 qui disputant hanc quaestionem in utramque par-
tero, tandem concludunt imperatorem res immobiles im-
perii donare non posse. Idem tenet glossa 44 -0 et Iacobus
de Belvisio 441 •
432 BALDUS DE UBALDIS,In primum, secundum et tertium librum
Codicis Iustiniani lectura. Venetüs 1481, fol. 5 s.
4 33 !ASONDE MAYNO,In primam Digesti novi partem commentaria.
Lugduni 1572, [12, 6, 24, 12], fol. 158: «Adde etiam in materia quod
vasalli inviti non possunt alienari per dominum... Limita istam con-
clusionem. quod vasalli inviti non possunt alienari in alium principem,
verum est quod quam de per se alienarentur cum universitate terri-
torii».
434 LUCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 48, l. unica, n. 5, p. 520: «Praeterea sicut interest domi-
norum non perdere iura quae halJent in subditis, ita etiam subditorum
interest non commutare dominos, -ut notat Innocentius, extra De
pra~criptionibus, auditis; pro quo etiam facit ff. D~ usufructu, hac-
tenus, s. fin. et l. sequens et de usu et habitatione, l. finalis De
fideicommissáriis, l. non tantum, s. cui in fine cum concor., et l. cum
vero, s. 1, in fine, ubi plus favetur libertati. Et adde quae de bis
scripsi dicta l. servos in verbo dominas, in fine ipsius notae. Quod si
subiectorum seu servorum interest dominos non commutare, quanto
fortius interest liberorum hominum non exire de gubematione regia,
qui non dominus sed rex est, et de liberis fieri servos, et (quod nun-
quam senserunt> dominium experiri».
435 LUCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis Iustiniani,
lib. XI, tit. 48, l. 12, p. 490: «Hic nota quod sicut interest dominorum
non perdere iura quae in eorum subditis habent, ita et subditorum
ENAJENACIONES
VALIDAS 97
el dominio directo; pero si quisiera ,enajenar una ciudad, no
podría, porque a elio se oponen muchas normas jurídicas.
Defienden la tesis anterior Jasón de Mayno, Lucas de
Penna, Juan Faber, Angelo Gambliglioni d'Arezzo y Juan de
Platea. Todos estos juristas, al plantearse esta misma cues-
tión en ambos planos, concluyen, sin embargo, que no puede
el emperador donar los bienes inmuebles del Imperio. Esta
misma doctrina sostiene la glosa de Accursio y J acabo de
Belvisio.
interest non commutare dominas, ut notat Innocentius extra De praes-
criptionibus, auditis».
436 IOANNESFABER,In Institutiones Iustinianeas commentarii. Lug-
duni 1565, De ·successione libertorum Rubrica, s. multis aliis casibus,
n. 2, p. 78. Nihil de hac re, quamvis in adnotationibus per Angelum
suppletur.
437 ANGELUS ARETINUS(Angelo Gambliglioni d'Arezzo), Ad quatuor
Institutionum Iustiniani libros commentaria. Augustae Taurinorum 1578,
IV, 6, 7, fol. 200 v.: «In glossa de qua re ibi, corporalis vel incorporalis,
an autem iura possunt obligari? Dico, aut iura quaae consistunt
in personis- ut iurisdictio quae dominus habet in vasallum, vel ius
patrona tus in libertum, et ista non possunt obligari sine iusta causa ...
et pro hoc adduco optimum textum cum glossa in l. invitus in princ. ff.
de fitleicommisariis lib. ubi dominus non potest ius vasalli alienare
invito vasallo, quod nota contra vendentes terras sine voluntate homi-
num seu vasallorum. Quaedam sunt iura in re et non in homine, ut
ius patronatus ecclesiae et ius percipiendi pedagium et similia et
tune si sunt tales ex quibus non percipit commodum pecuniarium non
possunt alienare».
438 JASONDE MAYNO,De actionibus. Lectura praeclarissima. Lugdu-
ni 1540, [IV, 6, 7], fol. 40 v.
439 IOANNESDE PLATEA, Super tribus ultimis libris Codicis, [11, 71,
5], fol. 205.
44D Codicis ... Iustiniani, Accursii commentariis, 11, 71, 5, col. 222,
in marg.: «Quaerit hic Ioannes de·Platea an lmperator possit donare
res inmobiles imperii. Et argumentat quod sic per multa iura et ra-
tiones demum concludit. pluribus rationibus et iuribus».
441 IACOBUS DE BELVISIO,Aurea practica criminalis Iacobi de Bello
Visu. Coloniae 1580, lib. I, cap. 3, n. 69, p. 34: lmperator est pater
subiectorum. Cap. 7, n. 28, p. 77-89: Cuilibet imperator sive princeps
quid cum iusta causa aufferre potest.
98 II XXV,1
DE REGIAPOTESTATE
§XXV
l. Regís, proprium est regnum augere.
l. Adstipulantur etiam dictae opinioni Iacobus Al-
varotus super feudis, et quidem primo in secundo capite,
2 columna, quo tempore miles, ibi ponit quattuor conclu-
siones, quem vide 44 '2 • Idem tenet titulo De lege Corradi,
§ex eadem 443 • Idem disputat et tenet capite imperialem,
§ praeterea ducatus, De prohibita <feudi> alienatione
per Fridericum 44
4. Praepositus autem dicta § ex eadem
lege, titulo, De lege Corradi Ha. Mart [inus] de Cazar
[iis] in tratatu De principibus, n. 471 446 ; ibidem, n. 14 44 7;
Iacobus de Sancto Georgia super libro feudorum, fol. 4
in codice parvae formae, verbo ulterius quaero 448 , loan-
44 2IACOBUSALVAROTUS, Super feudis. Venetiis 1477, lit. f.:. «Quo
tempore miles, cap. II, Si quis fecerit: Dominus non potest feudum
vasalli sui conferre alii sine consensu dicti vasalli et si facit haberi
debet per non facto».
44 2 IACOBUS ALVAROTUS, Super feudis. Venetiis 1477, De lege Corra-
di, cap. ex eadem: «Nota quod dominus absque vasalli voluntate non
potest feudum alienare, ut hic et supra quo tempore miles, cap. II,
et infra De prohibita feudi alienatione per Fridericum in s. praeterea
ducatus, sicut e contra vasallus non potest alienare ius suum absque
domini voluntate, alias perdit feudum».
441 !ACOBUS ALVAROTUS, Super Feudis. Venetiis 1477, De prohibita
feudi alienatione per Frydericum, lex lmperialem, s. praeterea duca-
tus: «Nota quod dominus non potest ius suum quod habet in feudo
transferre in alium extraneum absque voluntate vasalli, ut hic et
supra quo tempore miles, in cap. II, et est ratio quia per contrarium
vasallus similiter non potest ius suum in alium transferre sine volun-
tate domini». · Ioannes Andreas, Panormitanus et !mola, in c. dilecti filii, extra De
4 45 IOANNES ANTONIUSDE SANCTOGEORGIO,Praepositus super usibus
feudorum. Venetiis 1498, cap. De lege Corradi, verb. ex eadem, fol.
p. IV: «Feudum sine voluntate vasalli dominus alienare non potest,
FUNCTON
DELREY 98
§ XXV
l. Función del rey es engrandecer el reino.
Comparten también esta opinión otros muchos feudistas.
Léanse las cuatro conclusiones que pone Jacobo Alvaroto en
una serie de capítulos de su tratado sobre feudos. Lo mismo
defienden Juan Antonio de Santo Georgia, Martín Garrati,
Jacobo de Santo Georgio y Juan de Terra Rubea en su
tratado contra los rebeldes cuando dice que todo rey tiene
quia vasallus est libera persona. Notat secundum Iacobum quod sicut
vasallus invito domino suo non potest ius suum in alium transferre ... ,
ergo nec dominus invito vasallo alteri delegare». . . .
446 MARTINUS DE CAZARIISLANDENSIS, Clarissimi iurisconsultt domint
Martini de Cazariis Landensis solemnis et quotidianus ac practicabili~
tractatus de principibus. Lugduni 1528, n. 471, fol. 17: «Interest subd1-
torum non habere piures dominas, ideo prínceps non· P_otest ~arte~1
civitatis alienare et partem retinere, secundum Baldum m c. si quis,
titulo Quo tempore miles investituram».
447 MARTINUS DE CAZARIIS,Tractatus de principibus, n. 14, fol. 2 v.:
«Quando Jmperator donat, non exigitur insinuatio, lex penultima C.
De donationibus inter virum et uxorem, lex sacimus cum autem sua·
c. De Donationibus. Idem dicendum est de regibus et principibus, et
ita servatur de facto secundum Ioannem Andream in additionibus ad
Speculatorem, et refert et sequitur dominus Ioannes de Im.ola in
repetitionibus Codicis, cum contingat, De iureiurando in VI follo». Et
etiam n. 514, fol. 18: «Vacanti Imperio nihil de inmobilibus potest
alienari, glossa in c. identitatibus, et C. si cui procurator, De elec-
tione Lib. VI».
448 !ACOBUS DE SANCTOGEORGIO,Tractatus de Feudis. Coloniae 1574,
n. 1, fol. 23, cap. ulterius quaero: «Dux vult submittere se et terram
alteri domino, nunquid subditi possint contradicere? Hostiensis et
maioritate et obedientia, dicunt quod hoc casu admitti debet contra-
dictio subditorum, quia quemadmodum interest domini non perdere
subditum, ita interest subditi non mutare dominum».
23

99 II XXV,1
DEREGIAPOTESTATE
nes de Terra Rubea in opusculo contra Rebelles: Cuius-
libet enim regis est regnum augere proprium, et dimi-
nuere alienum 449 •
Fabianum quoque de Monte adduco in tractatu de
emptjone et venditione, secunda quaestione 460 , Antonium
Corsettum in tractatu de regia excellentia et potestate 451 ,
Adde Oldradum, consilia 2,34 et consilium 94 45 .l!. Item
loannes de Navizano, consilium 12,20 columna 453 , qui
latissime hanc materiam prosequitur, et sic concluditur
alienationes locorum, civitatum, invitis civibus seu sub-
ditis fieri non posse: Qui enim contra iura mercatur, bo-
nam fidem praesumitur non habere (De regulis iuris, li- ·
ber 6) 454 •
449 IOANNESDE TERRA RuBEA, Contra Rebelles suorum Regum.
Aureum singulareque opus /oannis de Terra Rubea J.U.D. celeberrimi
regii quondam apud Nemausum advocati meritissimi accuratissime
castigatum nuperrimeque prelo commissum in se tres continens tracta-
tus. Lugduni 1526, Tract. primus, art. 1, tertia decima conclusio, fol. 14:
«Caeterum succesor in patrimonialibus dominiis habet multo plenius
ius quam rex in regno, nam ille potest vendere, alienare, diminuere,
et etiam per alienationes patrimonialia in alios auferre, sic quod con-
sequenter liberi ali,;i,ui nihil ex eis vendicabunt, quae tamen rex agere
non potest; nec per aliquas alienationes ad alios regimines transferre
cum cuiuslibet enim regis est regnuni augere proprium, et id diminue-
re alienum: dominium quod rex habet in regno est alterius speciei a
dominio rerum quae patrimonialiter habentur».
450 loANNESFABERDE MONTE,Tractatus contractuum celebris, utilis
et copiosus, et primo De emptione et venditione (Tractatus diversi,
tomus VIII), secunda quaestio principalis, n. 17, fol. 26:· Undecimo
quaero, an rex possit vendere unam de civitatibus sui regni sine
consensu civium. Tertia quaestio principalis, n. 10: bona publica an
et quando vendi possint; n. 11: lurisdictiones et merum et mixtum
imperium vendi possint.
DELREY
FUNCION 99
el deber de engrandecer su propio reino y debilitar a los
ajenos.
Cito también a Juan Faber de Monte y Antonio Corsetti.
Añádase Oldrado de Ponte. Juan Navizano discute amplia-
mente esta cuestión para concluir que no se pueden hacer
enajenaciones de territorios o ciudades sin consentimiento
de los ciudadaµ.os o súbditos, pues a quien negocia contra
derecho, no se le presume buena fe.
451 ANTONIUSCORSETTUS Excellentis;imi ac famosissimi tempestate
nostra ante· alios iura po;tificia legentis Paduae domini Antonii Cor-
soti Siculi Neptini De potestate ac excellentia Regia excellentissimus
tractatus (Tomus V, Tractatuum Diversorum. Venetiis,. fol._222 v.), .P~-
ma pars, n. 16, fol. 224: «Plus dixit Hostiensis in c. dtlectt, De. ~aion-
tate et obedientia, quod invitis civibus non potest rex unam c1v1tatem
vendere, neque dominus castrum, quia eorum interest non mutare
dominum ut dicit Innocentius in dicto canone auditis, De praescrip-
tionibus ~ per modernos in dicto canone düecti, et Abbas in can. si.
im. i. non De causa possessionis et proprietatis, et donatio prin~!pis
parvi praeiudicii videtur secundum Oldradum in preallegato cons1Iio~.
Et in tertia parte, n. 59, fol. 229 v.: «Quaero trigessimo secundo: quid
sit officium regum: die quod est deprimere malos, et exaltare bonos c.
regum 23, quod videlicet defendere oppressos, et viduas et pup~l~s, ea
causa et quod administratores et dicto cap. regum, furta et crimina a
rege sunt cohibenda, impii de terra prodendi» ... Pars tertia, n. 2~, ~ol.
231: «Quaero sexagessimoprimo. An rex possit inf~udare bo1?a .a11~u1~s
regni sui, quorum. infeudatio sit in magna diminu!1one regal1s 1unsd1c-
tionis. Iacobus Alvarotus in c. 1 in IX col. s, vers1culo quaero an rex».
452 OLDRADUS DEPONTE,Consilia et Quaestiones. Viennae 1481, quaest.
94: An reges possint facere donationes non ledentes graviter regnum.
453 IOANNESNEVIZANO,Consilia sive responsa. Lugduni 1559, cons.
20, n. 12, p. 165.
454 Sextus Decretalium, V, 12, 82 (C. l. C., 11, 1124): «Qui contra
iura mercatur, bonam fidem praesumitur non habere».
SOLUTIO OBIECTIONUM SOLUCION DE OBJECIONES
 § XXVI
l. Iustum est eos remunerare propter beneficia in rempublicam
collata.
2. Princeps eiam Ecclesiae vel piis locis donare ·nori potest.
3. Traditur intellectus cap. 1, De rerum permutatione.
l. Restat respondere ad contraria. Ad primum quod
diximus iustum esse eos qui servitia principi fecerunt,
maxime propteF beneficia in rempublicam collata, debere
a rege vel principe de bonis publicis sive regni patrimo-
nialibus honorari. Nam potest princeps ipse remunera-
re de bonis mobilibus regni, hoc est, fiscalibus. Item de
bonis reipublicae, non tamen de ipso regno vel eius radi-
cibus, id est, civitatibus et locis, ex quibus constat reg-
num, cum esset ipsum mutilare et paulatim ad nihilum
deducere.
2. Ad secundum supra responsum, ubi apparet quod
princeps etiam ecclesiis vel piis locis non potest tales
donationes facere absque consensu libero subditorum,
quia loea quae ecclesiis et piis locis donantur, incurrunt
etiam eandem servitutem atque inconvenientiam; unde
non erit minus iniustum ecclesiis vel piis locis civitates
et loca donari. Sed Ecclesia, quae cultrix est iutitiae,
quicquam iniustum, sicut in aliis, in se quoquo modo
esse non patitur.
§ XXVI
l. Es de justicia recompensar a los ciudadanos por los servicios
prestados a la comunidad.
2. El soberano no puede hacer donaciones ni siquiera a la Iglesia
o lugares sagrados.
3. Interpretación de un texto del derecho canónico.
Queda por responder a las objeciones. A la primera, diji-
mos que. es justo que los ciudadanos que han servido al
rey sean recompensados, sobre todo por los beneficios que
han hecho a la comunidad, y que el rey o gobernante tiene
el deber de honrarlos con recompensas procedentes de los
bienes públicos o del patrimonio del reino. Puede el rey
corresponder· con bienes muebles del reino, o sea, bienes
fiscales, y también con los otros bienes del país, pero nunca
con medios que afecten al reino mismo o a sus elementos
esenciales, como son las ciudades y los territorios de que
consta el reino, pues sería mutilarlo y poco a poco irlo redu-
ciendo l} la nada.
A la segunda, ya quedó respondido cuando se evidencia
que el soberano no puede hacer donaciones ni siquiera a
Jas iglesias o lugares sagrados sin el libre consentimiento
de los ciudadanos, pues los lugares donados a tales institu-
ciones incurren en idéntica servidumbre e inconveniencia.
De lo que resulta que no seria menos injusto donar ciudades
y territorios a las iglesias o lugares sagrados, Pero la Iglesia,
amante siempre de la justicia, no toiera en sí misma nada
que sea injusto, sea como fuere, ni tampoco lo permite en
los demás.
 102 DE REGIA POTESTATE III XXVI, 2-3
Nec obstat quod in Hispania, praesertim in regno Cas-
tellae, fuerunt ecclesiae permultae plurimis insignibus
villis, castris et locis aliis, a regibus donatae et locuple-
tatae. R~spondeo illud factum fuisse a principio, quando
reges Hispaniarum loca illa iusto bello ab infidelibus ca-
piebant, remanentibus ipsis infidelibus indigenis in locis
praedictis, quia tune pauci erant chdstiani in Hispania.
Successu vero temporis creverunt fide et numero veteres
christiani, quorum aliqui voluntarie in isto loco, alii in
a~ia villa vel castro, ecclesiis iam assignatis sive donatis,
domicilium eligebant vel quia ipsi sarac_eni ad fidem con-
vertebantur, unde iuste omnes isti sub dominio vel regi-
mine immediato remanebant ecclesiarum.
Ad id quod subditur quod pro remedio peccatorum
suorum ecclesias fundare potest, id faciat ex bonis pro-
priis et privati patrimonii, non de bonis regni, et longe
minus de regni substantia. Et hoc patet expresse prohibi-
tum in legibus Castellae, ut in lege 4 secundae partitae,
titulo 16, ubi habetur quod regis succesor tenetur ad de-
bita solvencia vel faciendas eleemosynas pro remedio ani-
mae suae, non tamen quod ob ea solvencia vel efficienda
immobilia regni alienet 455 •
3. Ad caput primum, De rerum permutatione, quod
satis absurde per doctores et praecipitanter allegatur,
dicimus quod ibi non loquitur quod princeps aut Eccle- •
siae praelatus possit alienare aut permutare aliquam ci-
455
Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso el Sabio. Madrid 1807
t .. II, Partida II, tit. 15, ley 4, p. 421: «Habiendo el rey niño la edat qu;
dice la l_eyante de sta, o seyehdo tamaño quando comenzase a regnar
que pudiese gobernar el regno, tenudo es por derecho et por bienestanza
de facer estas cosas por el rey finado, asi como dar alemosnas por
su alma, et facer decir misas et otras oraciones rogando a Dios que!
haya merced; et otrosi en pagar sus debdas et en complir sus mandas,
et en facer algo a los suyos que lo hobieren menester que no fin-
quen desaIJU)arados [ ... ] Por esto debe ser hecho, de manera que no
mengue el soñorio, asi como vendiendo o enagenando los bienes del,
SOLUCION
DE OBJECIONES 102
Y no importa que en España, sobre todo en Castilla, los
reyes hayan donado y se hayan enriquecido muchas iglesias
con importantes pueblos, castillos y otras tierras. Mi res-
puesta es que esto se hizo al principio,. cuando los reyes de
España acababan de conquistar a los infieles aquellas tierras
en guerra justa y quedándose los mismos infieles como
pobladores de tales territorios, pues eran pocos entonces
los cristianos en España. Pero con el correr del tiempo o
bien creció el número y la fe de los cristianos viejos, algu-
nos de los cuales se domiciliaban voluntariamente en ese
territorio, pueblo o plaza fuerte, cuando ya habían sido do-
nadas o asignadas a las iglesias, o bien los mismos sarrace-
nos se convertían a la fe, justamente continuaban todos ellos
bajo dominio y el gobierno inmediato de las iglesias.
En cuan.to al argumento que se alega de que el rey puede
fundar iglesias para remisión de sus propios pecados, hágalo
con bienes particulares de su patrimonio privado, pero no
con los bienes del pueblo, y todavía menos con los recursos
indispensables para el Estado. Así ,está expresamente pro-
hibido por las leyes de Castilla. Concretamente una ley de
las Partidas dice que el sucesor del rey está obligado a pagar
las deudas o a hacer limosna para remedio de su alma, pero
esto debe ser hecho de manera que no tenga que vender o
enajenar los bienes inmuebles del reino.
Y en cuanto al capítulo de las Constituciones de Clemen-
te V, que tan absurda y precipitadamente se al,ega por los
canonistas, afirmo que allí no se dice que el soberano o el
obispo pueda enajenar o permutar una ciudad o territorio
del país, sino que se da licencia para intercambiar un bien
que son como rayzes del Reyno; más puedefo fazer de las otras cosas
muebles que oviese». Sed melius ley 5, p. 423: «Fuero o establecimiento
fizieron antiguamente en España, que el señorío del Reyno no fuesse
dapertido, ni enajenado». Cfr. Glossam Gregorii López in n. 418.
Eiusdem opinionis est , IOANNESL6PBZ 00 PALACIOS RUBIOS, (Repetitio
cap. Per vestras, De donationibus inter virum ef uxorem: opera varia.
Autuerpiae 1615, n. 41-43, p. 334) referens multas pragmaticas tegni.
 103 DE REGIA POTESTATE III XXVII,
vitatem vel locum regni, Ecclesiae, sed datur licentia ut
res immobilis Ecclesiae cum re immobili principis me-
liori vel aequali, puta praedium vel fundum Ecclesiae
prope palatium principis, quod est sibi necessarium ad
palati:um ampliandum vel quid simile 456 ,
§ XXVII
l. Princeps tenetur proceres regni sui ob benemerita locupletes
facere.
l. Ad tertiam rationem respondetur quod in pe-
cuniis et titulis honorariis, nudis iurisdictionis, scilicet
comitum, marchionum, ducum etc, debet prínceps exal-
tare et locupletes facere proceres et nobiles regni sui,
qui egregiis facinoribus in rempublicam meruerunt, sicut
in responsione ad primam diximus, et sic verius regnum
illustrius et famossius apud alias nationes reddetur, non
autem donando civitates et loca regni, per quas donatio-
nes et fortius per talium venditiones, regnum et rex red-
duntur minus pretiabiles.
§ XXVIII
l. In regno oportet esse divitias.
l. Ad quartum concedimus posse accidere regnum
in regimine male se habere populos iniuste vexando, opor-
tereque in regno esse divitias, et auctoritate magnos vi-
ros, ut audenter se supplicantibus humilibus oportunis,
regis iniustitiae opponant, quatenus cesset a poptdi gra-
vamine, etc. Verumtamen ad hanc sententiam et naturali-
ter debitam, per magnates regni pro revelatione angus-
456 Clementinarum lib. III, 5, 1 (C.I.C. ed. Friedberg II, 1161):
«Nec concessione iuris utentibus praesertim circa spiritualia illuda-
tur, si qua beneficia, ex causa permutationis ab aliquibus resignata,
1
SOLUCION DE OBJECIONES 103
inmueble perteneciente a la iglesia con otro bien inmueble
más valioso o de igual valor perteneciente al rey, como por
ejemplo una finca o predio eclesiástico que está junto. al _pala-
cio del rey y es necesario para hacer obras de ampliación o
algo parecido.
§ XXVII
l. El soberano tiene el deber de recompensar a los notables del
país en proporción a sus méritos.
-----
Al tercer argumento se responde que el soberano tiene
el deber de enaltecer económicamente y concediendo títulos
nobiliarios carentes de jurisdicción, como son títulos de
condes, m:U.queses Y. duques, y hacer ricos a nobles y pró-
ceres del reino que se hayan hecho merecedor~s por sus
hazañas en servicio de la comunidad, como ya se dijo en la
respuesta a la primera objeción. Realmente así alcanzará el
reino mayor prestigio y será más respetado entre las demás
naciones y no cediendo ciudades y .territorios . del r~ino.
Porque con estas cesiones, y más todavía con tales enaJena-
ciones, tanto el rey como el reino serán cada día menos
respetados.
§ XXVIII
1. Conviene que en el reino abunden los medios económicos.
En cuanto a la objeción cuarta admitimos que puede
ocurrir que un recto gobierno degenere en tiranía maltratan-
do injustamente al pueblo, y que el gobernante esté dotad~ rle
medios económicos y que haya magnates de gran autondad
para que, en defensa de los súbditos más débiles, se opon-
gan valientemente a las arbitrariedades del rey, hasta que
deje de oprimir al pueblo. Sin embargo, para llevar a cabo
esta defensa, exigida incluso por el derecho natural, y para
alüs quam ipsis permutare volentibu~ conferantur: nullius hoc esse
volumus firmitatis».
104 DE REGIA POTESTATE (II XXIX, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
tiarum populi efficiendam, sufficit esse divites divitiis pe-
cuniarum et honorariis titulis, et ap1,1dregem valere auc-
toritate, potissimum si sapientia et virtutibus polleant, ut
eos decet. Neque oportet eos habere civitates, villas, for-
talitia et castra, quae potius eos ad insolentiam et con-
temptum regis, rebelliones, turbationes et simultates in
regno, quibus magna etiam regna perire solent, incita-
bunt.
§ XXIX
l. Traditur intellectus cap. Iicet, De voto.
l. Ad quintum responsum in solutione ad secundum,
ubi apparet quod si rex vult ecclesias vel capellas fun-
dare, id faciat de bonis sui patrimonii, non de bonis reg-
ni. Similiter si vult facere peregrinationem praecedente
voto, de bonis proprii patrimonii expensas facere debet.
Non enim mala sunt facienda ut bona ex illis eliciantur
(ad Rom. 2). Nec cap. licet, De voto 467 , dicit quod rex pos.-
sit vendere aut alienare bona regni, sed quod rex Unga-
riae prosequatur votum emissum a patre, et ah ipso suc-
cesore voluntarie promissum impleret in subsidium, sci-
licet Terrae Sanctae, quod tamen implendum erat sine
gravi dispendio regni, quae conditio generalis semper in
omni voto et in omni negotio est intelligenda, ut dicit
glossa (cap. non est, eodem titulo): et sic subintelligitur,
si id commode fieri potest 458 • Et sic patet quod cum gra-
4 57 Decretalia Gregorii IX, III, 34, 6 (C. I. C., II, 590).
458 GLOSSAX, 3, 34, 5 (Editio Decretalium una cum glossa BERNAR·
DI PARMIENSIS, sub tit. Nova Decretalium compulatio Gregorii IX
impressa. Venetiis 1468), col. 1282: «Sed cum vota ex necessitate sint
104
que los grandes del reino puedan aliviar los sufrimientos del
pueblo, basta con que sean ricos en dinero y en títulos hono-
ríficos que les permitan hacer valer ante el rey la autoridad
que tienen, sobre todo por su sabiduría y virtudes ciudadanas,
como sería lo normal. Pero ninguna necesidad hay de que
ellos tengan ciudades, villas, fortalezas o castillos, que más
bien les animarían a la insubordinación y al desprecio del rey,
fomentando rebeliones, tumultos y rivalidades dentro del país,
que suelen terminar hasta con los mayo:t1esimperios.
§ XXIX
l. Interpretación de un texto de las Decretales.
Para la quinta objeción vale la solución que se dio a la
segunda. Vimos entonces que si el rey quiere fundar iglesias
y oratorios, lo haga con los bienes de su patrimonio, y no
con las riquezas del reino. Analógicamente, si quiere hacer
peregrinaciones para cumplir alguna promesa debe cubrir los
gastos con los bienes de su propio patrimonio. Pues no se
ha de hacer lo malo para que de ello resulte un bien. Y el
capítulo de las Decretales no dice que el rey pueda vender
o enajenar los bienes del reino, sino que el rey de Hungría
cumplía un voto hecho por su padre cumpliendo voluntaria-
mente el sucesor en persona la promesa de ayudar a Tierra
Santa, pero esto se debía de cumplir sin grave daño del
reino, lo cual es condición general que hay que sobreenten-
der siempre en todo voto y toda clase de negocios, comQ
dice la glosa de Bema:t1dode Parma: se sobreentiende que sí
[estd obligado a cumplir su voto], si buenamente puede ha-
solvenda, [ ... ] et de iure naturali non videtur quod ibi habeat Iocum
dispensatio quia dictum est, Vovete et reddite Domino vota vestra ...
unde in his votis non dispensat, sed declarat cum eum quis vovet
peregrinari subintelligitur si commode fieri potest».
 105 DE REGIA POTESTAm III XXX, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
vi praeiudicio regni, ut est alienando civitates ac loca
regni, alias tale votum impleri non debeat; facit cap, fi-
nale, eodem titulo 459 •
§ XXX
l. Traditur intellectus cap. Abbate, De re iudicata.
l. Ad sextam rationem patet solutio ex dictis ad cap.
autem Apostolicae, De donationibus 460 , dicitur, et in cap.
Abbate, de <sententia et> re iudicata, Liber sextus 461 •
Ita primo cavetur quod rex vel episcopus debet illud
maderamen in donationibus pro constructione etiam mo-
nasterii observare, non solum in mensura illa, quae a iure
sibi permissa est donare, puta quinquagesimam vel cente-
simam ut amplius non conferat, sed nec tantum, nec mi-
nus gravi Ecclesiae vel regni detrimento. Unde colligitur
quod rex pro construendo monasterio vel pro donanda
ecclesia poterit civitates vel loca, quantumcumque mini-
ma, invitis civibus alienare; sed die quod magis patroci-
netur nostrae opinioni quam contrarietur.
Caput autem Abbate minus facit pro eis, quod illud
cap. Abbate habet quod rex Aragoniae donavit cuidam
monasterio de beneficio quaedam bona, quae conquisie-
rat bello iusto ah infidelibus, et ideo illa loca erant pro-
prii patrimonii, et sic erant sua propria ah aliis bonis
haereditariis, id est, regni separata, ut dicit ibi textus.
459 GLossA X, 3, 34, 11, col. 1289: «Et ita non vult Papa propter
succursum terrae sanctae ecclesias istas enormiter aggravari in absentia
istorum in quo casu cessat privilegium... et si non potest alter sub-
veniri quin alter laedatur,- commodius est neutrum iuvare quam alte-
rum laedere... Item nota quod hic non praefertur publica utilitas
privatae».
105
cerse. Y así resulta evidente que no debe ser cumplido tal
voto con grave perjuicio del reino, como sería ·enajenar ciu-
dades o lugares del reino. Es la interpretación que hace la
glosa.
§ XXX
1, Se interpretá un texto del libro sexto de las Decretales.
La solución á la sexta objeción resulta por lo que se dice
en la Constitución de Inocencio III, y el capítulo de la Co-
lección canónica llamada Libro Sexto de las Decretales.
Se advierte en el. primer texto que tanto el rey como el
obispo debeh tener moderación en sus donaciones, incluso
para la construcción de un monasterio, no sólo en la medida
en que el derecho les permite hacer donaciones, por ejemplo,
que no hagan donación más de la cincuentava o centésima
parte de su patrimonio, sino mirando que ni siquiera en esa
proporción o en menor todavía reciban daño alguno la
iglesia o el réin~. Lógicamente se concluye que por construir
un monasterio o por dotar una iglesia podrá lícitamente el
rey enajenar alguna ciudad o comarca, con tal de ser sufi-
cientemente pequeña, incluso contra la voluntad de sus ha-
bitantes, pero [este carlicter excepcional de la enajenación]
más que· contradecirla apoya nuestra tesis.
Y menos les favorece el capítulo del libro sexto de las
Decretales. Se dice allí que el rey de Aragón donó a un
monasterio ciertos poblados que acababa de conquistar en
guerra justa contra los infieles, y, por tanto, aquellos terri-
torios pertenecían al propio patrimonio y en consecuencia
eran bienes privativos del rey y separados de los bienes que
había heredado o del reino, como dice el mismo texto.
460 Decretalia Gergorii IX, III, 24, 9 (C. I. C., II, 536).
461 Sextus Decretalium, II, 14, 3 (C. I. C., II. 1011). Cfr. n. 13.
 106 DE REGIA POTESTATE III XXXI, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
§ XXXI
1. Pro solvendis armigeris alienatio fieri debet.
l. Ad septiman rationem respondetur quod pro sol-
vendo armigeris stipendio in bello iusto, etiam pro de-
fensione totius reipublicae, non oportet civitates vel loca
regni alienare contra voluntatem subditorum. Tune enim
contingere posset quod regnum paulatim diminueretur
immo am1ihilaretur, et sibi ipsí esset magis nocivu~
quam hostium bellum. Sed ad solvendum armigeris sti-
pendium, si facultates principis non sufficiunt, petat a
regno, imponat tributa super tributis, addat collecta co-
llectis, si necessitas tantum urgeret dum tamen civitates
et loca regni non vendat. Quod si adhuc non sufficerent
emendet rex et populus vitam, et speret auxi'lium de coe-
lo, quod indubitanter mittet ille, qui est refugium et vir-
tus, adiutor in tribulationibus. Sed raro vel nunquam ita
acc1dit.
§ XXXII
l. An rex reginae donationem facere possit, distinguitur.
2. An ius primogeniturae sit iuris divini.
3. Res duobus vendita, is praefertur cui est tradita.
l. Ad octavum patet responsum in responsione ad
secundam et quintam rationem. Ad nonam et decimam
dicimus quod non negamus regem posse reginae aliquas
donationes facere secundum dignitatem regalem utrius-
que, scilicet regis donantis. Sed hae donationes regales
ex utraque parte simpliciter debent intelligi posse fieri
de bonis regni mobilibus vel de rebus patrimonialibus ip-
sius principis, quae habet ut privatus. Quod si ampliori-
bus donationibus reginam voluerit rex honorare, scilicet
106
§ XXXI
1, ¿Deben hacerse e1?-ajenaciones para pagar al ejército?
A la séptima objeción respondo que para pagar el sueldo
de los combatientes en guerra justa, aun tratándose de la
defensa del país entero, no es lícito vender ciudades o terri-
torios contra la voluntad de sus habitantes. Pues podría
ocurrir entonces que el reino se fuera achicando· poco a poco,
.hasta reducirse a la nada, y esto le sería más perjudicial que
la guerra que le hacen sus enemigos. Ahora bien, para pagar
el sueldo de los combatientes, si el rey no tiene bastante
dinero, pídalo al pueblo, exija impuestos, imponga nuevos
tributos, exija derramas adicionales si la necesidad es tan
urgente, COI\ tal que no venda ni ciudades ni territorios del
reino. Y si no bastá todavía, pueblos y gobernantes mejoren
su vida y esperen la ayuda del cielo, que sin duda la enviará
aquel que es refugio y fortaleza y el remedio en las tribu-
laciones. Pero nunca o raras veces sucederá así.
§ XXXII
l. Casos en que un rey puede hacer donaciones a la reina.
2, Si el derecho de primogenitura es de derecho divino.
3. Cuando se ha vendido un mismo objeto a dos personas distintas,
tiene preferencia aquel a quien ha sido entregado.
La respuesta a la octava objeción está evidentemente im-
plícita en la solución que se dio a la segunda y a la quinta.
Y con relación a la novena y décima diremos que no negamos
que el rey pueda hacer donaciones a la reina· de acuerdo
con la dignidad regia de ambos, incluyendo al donante. Pero
estas donaciones entre personas reales se han de entender
ordinariamente referidas a los bienes muebles del reino o a
los bienes patrimoniales que el mismo rey tiene como par-
ticular. Y si el rey quisiera distinguir a la reina con dona-
24
107 DE REGIA POTESTATE 11! XXXII, 1 SOLUCION DB OBJECIONES
aliquás civitates vel loca egregia regni, donando ad tem-
pus tamen, scilicet pro vita reginae et quantum ad fruc-
tuum perceptionem.
At sine hoc quod regnum propter tales donationes
graviter laedatur, crederem illa regem posse reginae do-
nare propter casus seu rationis singularitatem, etiam sub-
ditorum consensu non habito. Eadem ratio videtur esse
de donationibus, quas rex vellet facere principi, hoc est,
primogenito, post vitam eorum in alium transire non pos-
sunt. De aliis autem filiis regis vel fratribus vel sororibus,
qui appellantur infantes, diversa est ratio.
Et ideo sufficit quod rex pater aut frater infantibus
viris vel foeminis assignet aliqua mobilia regni, hoc est,
de fiscalibus et etiam proprii regis patrimonii, ut alimen-
ta habeant unde vivant secundum eorum statum. Sic fe-
cit Abraham, qui cuneta quae possidebat, filio suo Isaac
dedit, aliis autem largitus est munera (Genesis 25, [5]). Et
licet primogenito in patrimonialibus et duplicia in bonis
debeantur, tamen et aliis debentur aliqua tribui et assig-
nari, ut haoetur Deuteronomio (21, [15-17]).
Se,Sl,Iíaec fieri debent sine subditorum magno grava-
miné, quia scriptum est honorem domini non debere mo-
lestiam esse, nec onera subditorum (lex penúltima et fi-
nalis C. De statutis et imaginihus) 46 ·2 • Et de his vide Spe-
culatorem ( tit. De feudis, § quoniam verba et nota quod
vasalli), ubi ponit sex casus in quibus tenentur homines
subditi subvenire domino suo 463 , cui tamen contrariatur
462 Codex I, 24, 3 et 4 (C.I.C. ed. Krueger II, 76).
463 SPECULATOR, Speculum iuris, lib. IV, vol. III, n. 67, p. 149:
«Et nota quod vasalli comitum vel baronum Imperii tenentur dominis
suis in sex obedire et servire propter feuda, quae ab eis recipiunt.
Primo pro exercitu Imperatoris tenetur conferre vasallus secundum
qualitatem et quantitatem sui feudi. Secundo pro corredo imperiali,
ut videlicet quando Imperator transierit . per illum locum, contribuat
in sumptibus eius, et in bis duobus casibus servit vasallus pro curia
in quatuor vero sequentibus servit pro utilitate domini. Tertio pro
filia maritanda. Quarto pro se vel filio milite faciendo. Pro filio autem
uxorando non confert vasallas et est ratio, quia tune dominas recipit
107
ciones más importantes, como dándole algunas ciudades o
partes importantes del reino, sería por tiempo limitado, o
sea durante la vida de la reina y en cuanto al disfrute de
sus rentas.
Y ,siempre que no se perjudique gravemente al reino por
causa de tales donaciones, yo aceptaría que el rey, por moti-
vos excepcionales, podría hacer aquellas donaciones, incluso
sin el consentimiento de los ciudadanos. Las mismas razones
parecen válidas para las donaciones que quisiera hacer el
rey al presunto sucesor que es el primogénito y no pueden
pasar a otro después de la muerte de alguno de ellos. Otra
cosa muy distinta sucede con los restantes hijos del rey o
con sus hermanos o hermanas, que llamamos infantes. En
tal caso basta con que el rey, como padre o como hermano,
asigne a los infantes, varones o hembras, algunos bienes del
reino, o sea, rentas procedentes de los recursos fiscales y
también del patrimonio particular del rey, para que dispon-
gan de medios con que vivir conforme a su categoría social.
Así hizo Abraham, que dio a su hijo Isaac todo lo que poseía
y a los demás otorgóles donaciones. Y aunque el primogé-
nito tenga derecho a percibir doble patrimonio, deben desti-
narse, sin embargo, algunos bienes a repartirse entre los
demás, como se dice en el Deuteronomio.
Pero esto debe hacerse sin causar grave daño a los ciu-
dadanos, porque está escrito que los honores conferidos por
el señor no deben ser carga ni ocasionar perjuicio a los ciu-
dadanos. Sobre esta materia léase a Guillermo Durando, que
et sit ditior sed quando maritat filianí, tune dat de suo et sic paupe-
rior, ideoque vasallus tune de iure conferre pro eius redemptione.
Sexto pro emenda aliqua terra. In primis autem duobus casibus regem
seu imperatorem tangentibus non potest dominus liberare vasallum.
In quatuor vero sequentibus sic: qui eum principaliter tangunt. Sed
et si dominus in aliis quam in praedictis sex vel etiam illis sex ultra
qualitatem et quantitatem feudi sui velit gravare vasallum, sicut cen-
situs directo intentato officio iudicis, ut relevetur ab illo onere, ita
et vasallas utiliter iudicis officium intentabit, ideo dico utiliter quia
vasallus non est censitus•:
 108 DE REGIA POTESTATE
III XXXII, 1-2
in 3 et 4 casu Ioannes Andreas in additionibus ad Specula-
torem, quos vide 484 •
Et secundum praedicta debet intelligi et limitari 01--
dradus, in consilio 94 circa finem, et ea pro se allega- ---
4
ta aa•• Facit etiam idem consilio scilicet 95, ubi late vult
probare quod etiam filiis de alia regina quam forte mor-
tua prima duxit in uxorem, debet rex pater providere aut
rex frater sorores dotare 40 •
2. Ius primogeniturae est iuris divini (Deut. 21, [19-
17] et Gen. 27, et Glossa 7, quaest. 1, cap. quam periculo-
4117
sum) • Hinc conquerebatur ad Bethsabee Adonias, fra-
ter Salomonis, primogenitus David, quod regnum ad se
pe:tinebat iure primogeniturae, sed ex divina dispositione
fu1t translatum ad Salomonem (3 Reg. cap. 2, facit glos-
sa, c. Moyses, 8, quaest. 1) 468 • Convenit iuri canonico ut
habetur cap. grandi, De supplenda negligentia praelato-
rum, liber 6 489 • Convenit etiam satis rationibus civilibus:
qui prior est tempore, potior est iure 470 •
464
Speculum iuris cum Ioannis Andreae, Baldi reliquorumque cla-
rissimorum I. U. doctorum visionibus hactenus addi solitis. Lugdu-
ni 1578, lib; IV, vol. III, n. 67, p. 149: «In tertio casu de filia maritan-
da, dicunt se non videre, quare dixerit: nam mater non tenetur filium
dotare, nec filius matrem, nec frater sororem nec tutor pupilli talibus
munera nuptialia conferre [ ... ]. De quarto etiam casu dicunt se non
videri quan, dixerib.
465
OwRADusDE PONTE,Consilia et Quaestiones. Viennae 1481, quaest.
94: «Opus fuit et est ad unitatem et pacem huiusmodi inducendam
nutriendam et conservandam aliquo regente et dirigente per quem ips~
multitudo regatur et dirigatur [ ... ] quanto igitur regnum efficacius
fuerit ad unitatem et pacem conservandam, tanto erit utilius. Manifes-
tum autem quod efficacius unitatem efficere et conservare potest ad
id quod est per se unum quam piures».
466
01.DRADUs DE PONTE,Consilia et quaestiones. Viennae 1481, quaest.
95: «Et si ad hoc ut matrimonium contrahatur iura permittunt res
prohibitas alienan posse ut dos vel donatio constituatur ut c. com-
munia de Iegatis autem res quae attenta simplici utili;ate quae ex
m~trimonio resultB:t .P~Opter procreationem liberorum, multo magis
et1am debent penmtt1 m casu, ubi tot tantae uti~itates possint resul-
tare, quia non solum pax concordiae, immo expugnatio infidelium
DE OBJECIONES
SOLUCION 108
enumera seis casos en que los vasallos están o..bligados a
acudir en ayuda de su propio señor. En sus adiciones a
Guillermo Durando se opone Juan Andrés al tercero y cuarto
caso.
De acuerdo con estos principios deben interpretarse y
matizarse los argumentos que Oldrado de Ponte en uno de
sus «Consejos» alega en favor de su fesis. En otro «Consejo»
intenta demostrar largamente que el rey, como padre, debe
preocuparse también de los hijos de la segunda reina, con
1a que tal vez se casó después de morir la primera, y que
el rey, como hermano, debe dotar a las hermanas.
El derecho de primogenitura es de derecho divino, a
decir de la glosa de acuerdo con textos del Génesis y Deute-
ronomio. Por eso Adonías, hermano de Salomón, primogénito
de David, se quejaba a Betsabee de que el reino le pertene-
cía por derecho de primogenitura, pero por disposición divi-
na fue trasladado a Salomón. Este criterio coincide con el
derecho canónico, y está de acuerdo con diferentes normas
de derecho romano, como es aquella fórmula: quien es
anterior en el tiempo, tiene mayor derecho.
etiam potuisset matrimonium fieri nisi magnae donationes fierent».
467 Decretum Gratiani emendatum et notationibus illustratum una
cum glossis. Lugduni 1584 [II, 7, 18], col. 819: «lus ergo primogeniturae
(ut dicunt) cst talis, quia primog~niti prae aliis in festis sacrificia
offerebant, et quod sedebant ad dexteram patris, et quod cibos du-
plicatos recipiebant. Et dicit Gandulphus Esau commisisse simoniam
quia ius spirituale fuerat quod vendidit». Cfr. LUCAMDE PENNA,In tres
posteriores libros Codicis, lib. XII, tit. 28, l. 1, n. 6, p. 784; lib. XII,
LóPEz, Las Siete Partidas, Part. 11,
tit. 43, l. 3, n. 10, p. 896; GREGORIUM
tit. 7, l. 9, n. 2, p. 356.
46B Decretum Gratiani emendatum et notationibus illustratum una
cum glossis [II, 8, 1, 6J, fol. 849: «quod autem David in vita sua Sa-
lomonem sibi successorem instituit, instinctu Spiritus Sancti est fac-
tum». Cfr. n. 174.
469 Sextus Decretalium, 1, 8, 2 (C. l. C., II, 972-74). Cfr. LUCAM DE
PENNA,In tres posteriores libros Codicis, lib. XII, tít. 28, l. 1, n. 16,
p. 789.
470 LUCASDE PENNA,In tres posteriores libros Codicis, Lib. XII,
tít. 28, l. 1, n. 4-6, p. 783.
 109 DE REGIA POTESTATE 111 XXXIII, 1
3. Et ideo re aliqua duobus data vel vendita, ille po-
tior est cui prior fuit tradita, sive qui prior est effectus
dominus (lex qúotiens, De rei vindicatione) 471 , Sed suc-
cessiones et dominia regnorum sunt iura regalia; igitur
cum primogenitus ratione primogeniturae in nativitate
morum fiat dominus (iuxta legem in suis, De liberis et
47
postumis ª, et§ 1, Institutionum, De haeredum qualita-
te et differentia et § sui 47 8; ergo etc. Et sic patet quod
convenit antiquiorem praeferri iunioribus in successione
regni, quia illi iuniores obsequi tenentur.
§ XXXIII
l. Explicatur regula: quod quis potest per alium, etc.
. l. Ad undecimam rationem quod potest quis per
al~um fecere! pot~st per se ipsum, respondeo quod inter
ahos casus, m qu1bus nullo modo quis per alium potest
facere, quod per se ipsum facere debet, est quando alicui
c?m~i~titur. aliquo~ negotium ex officio expediendum, et
sic ehg1tur mdustna personae, et fides simul et dignitas
(ut ca~. _ultimo De officio e! potestate iudicis delegati 4 •74 ,
lex artifices, <ff.> De solutionibus) 475 ,
Cognoscitur autem electa esse industria personae: pri-
~o~ quando ~egotium commissum non est pariter expe-
d1b1Ie per ahos, secundum Innocentium dicto capite fi-
4176
nali et dicto canone is cui, De officio <et potestate
4
n Codex III, 32, 15 (C. l. C;, II, 139): «Quotiens duobus in solidum
praedium iure distrahitur, manifesti iuris est eum, cui priori traditum
est, fo detinendo dominio esse potiorem».
4 2
1 Digesta 28, 2, 11 (C. l. C., I, 412).
473
lnstitutiones 11, 19, 1 et 2 (C. l. C., I, 22).
474
Decretalia Gregorii IX, 1, 29, 43 (C. l. C., 11, 182).
475
Digesta 46, 3, 31 (C. l. C., I, 798). Cfr. PANORMITANUM Secundae
Partis in Primum Decretalium Librum. Venetiis 1605 t. II n '6 fol 109
in additionibus, lit. e. ' ' · ' ·
SOLUCION DE OBJECIONES 109
Por esto cuando es vendida o donada una misma cosa a
dos personas, prevalece jurídicamente aquél a quien prime-
ro se le entregó o quien primero haya tomado posesión como
dueño. Ahora bien, la sucesión y la potestad sobre los reinos
son derechos de los reyes, y así como es costumbre que, tal
como señalan las «Instituciones», el primogénito se convier-
te en dueño por razón de su primogenitura, así parece con-
veniente que en la sucesión del reino sea preferido el mayor
a los menores, estando éstos obligados a prestarle acata-
miento.
§ XXXIII
l. Explicación dé la regla «lo que se puede hacer a través de otro,
se puede hacer por uno mismo».
Al undécimo argumento de que «aquello que se puede
hacer a través de otro, también se puede hacer por uno
mismo», respondo que entre las cosas que uno mismo debe
realizar, de ningún modo puede dejarse a otro algún asun-
to que le compete resolver en virtud del cargo, pues para
éste han sido elegidas las personas adecuadas, fieles y p.ignas.
Y es evidente que son elegidas las personas por su apti-
tud, primero cuando el despacho de los asuntos no lo po-
drían hacer otros con parecido acierto, como dice Inocen-
cio IV o como añade Nicolás Tudeschi, de acuerdo con la
índole del asunto, es decir, por suponer gran responsabili-
476 INNOCENTIUS IV, Super libros quinque decretalium [I, 29, 43],
fol. 144: «Si enim haberet iurisdictionem, delegare posset... vel aliud
generale est aut speciale, vel melius quando aliquis sua auctoritate
potest aliquid facere, tune non est vis, sive per se sive per alium faciat,
nisi specialiter prohibeatur, ut in contrariis, sed ibi sua auctoritate
non potest facere sed alterius tune locum habet quod bine dicitur, sci-
' licet quod non potest alii committere•.
 110 DE REGIA POTESTATE III XXXIV, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
iudicis> delegati, liber sextus 4177 , vel ut dicit Panormita-
nus secundum subiectam materiam 4 '78 , hoc est, quia ma-
teria sive causa est magnae ponderositatis et difficultatis:
summaeque urgentis sollicitudinis et laboris 4179 • Secun-
do, ex magnitudine dignitatis. Tertio, ex magna perfectio-
ne personae. Respondeo gubernationem regiam esse cau-
sam quasi per se, et de sui natura bonam, et ad utilita-
tem populorum ordinatam cum sit naturalis et similis
paternae, et ei quam exercet pastor super oves sibi com-
missas 480 •
§ XXXIV
l. An alienatio cum universitate valeat?
2. Reprehensio eorum qui volunt subditos posse tranferri per alie-
nationes .
3. · Quomodo intelligendum alienationem cum universitate valere?
l. Ad duodecimam rationem in contrarium respon-
demus quod licet secundum iura humana res corporales
quae continentur in universitate bonorum, de quibus uni-
versitas praedicatur et a quibus ipsa dependet, transeant
cum ea, ut si donatur vel alienatur una villa, consequen-
ter transeunt cum ea ecclesiae, hospitalia et alia sacra et
religiosa, et flumina, et itinera, et palatia, et caetera quae
sunt publica, quae quidem per se specialiter nec vendi nec
477
Decretalia Gregorii IX, I, 29, 43, 1 (C. I. C., II, 182): «Is autem
cui iniungitur, ut personaliter negotium exequatur, potest, dummud~
partes consentiant, hoc aliis delegare, praeterquam si inquisitionem
fieri, vel ecclesiis de praelatis vel aliis ministris provideri mandare-
mus, cum in bis omnibus casibus industriam et fidem personae, cui
talia committimus, eligere videamur».
478
Cfr. PANORMITANUM, Secundae Partis in Primum Decretalium
Librum. Venetiis 1605, t. II, n. 6, fol. 109v: «Item videtur eligere indus-
triam personae, quando negotium commissum non est pariter expedi-
bile per alios, quod sentit Innocentius hic, et pro hoc adduco textum
notatum in dicto cap. is cui, ubi non opponitur aliquod verbum quod
denotet industriam personae, sed solum ex subiecta materia».
110
dad y dificultad, y reclamar el máximo esmero y capacidad;
segundo, por la gran dignidad que representa; tercero, por
la extraordinaria calidad de la persona. Mi conclusión es que
el gobierno del rey es. causa como por esencia y natural-
mente buena, que está ordenada al bienestar del pueblo en
cuanto que se produce naturalmente y se parece a la admi-
nistración del padre de familia o a la que ejerce el pastor
sobre las ovejas que se le han confiado.
§ XXXIV
l. ¿Es válida la enajenación con la totalidad [de la jurisdicción]?
2. Censura de la tesis que defiende que puede transferirse a los
ciudadanos por medio de enajenaciones territoriales.
3. ¿Cómo interpretar que es válida la enajenación con la totalidad
de la jurisdicción?
A la duodécima objeción es nuestra respuesta: aunque en
derecho privado las cosas corporales contenidas en una
totalidad patrimonial-las que integran esta totalidad de
bienes y las que dependen de ellas-se transmitan juntamen-
te con ella, de tal manera que si se dona o enajena una
ciudad, consiguientemente se transmitiría también sus igle-
sias, hospitales y demás cosas sagradas y religiosas, ríos,
caminos, palacios y los restantes bienes públicos, a pesar de
que esta clase de bienes no pueden de suyo ser vendidos
individualmente, ni ser objeto de propiedad. No obstante, en
479 Cfr. PANORMITANUM, .Secundae Partis in Primum Decretalium Li-
brum. Venetiis 1605, tit. De officio et potestate iudicis delegati, c. is
autem, n. 3, fol. 109, in additionibus, lit. e.
4Sc LUCAS ne PENNA, In tres posteriores Libros Codicis, lib. X, tit. 18,
n. 3, p. 82: «Non enim debent príncipes eorum subditis graves existere,
cum debeant potius boni parentis moribus eis veluti filiis thesauros
praeparare, quosque debent in cunctis necessitatibus pastoris vice fa.
vore, dicto s. sustinemus. Est enim prínceps communis pastor omnium
in Authenticis, neque virum quod ex donatione, ad finem, Collat. s...
111 DE REGIP POTESTATE III XXXIV, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
possideri possunt; tamen in casu nostro de rege et regno
aut partibus eius, secundum iura divina et naturalia do~
nari, vendí aut quoquo modo alienad tota ipsa universi-
tas damnatur.
Unde falsissimum est quod dicunt licitum esse sine
curia et universitate posse alienad, dutnmodo proprieta-
tem dominus alienet, et maiori domino aut pari, quoniam
rex, qutcquid sit de dominio feudi, non potest proprieta-
tem regni vel alicuius partís eius, quantumcumque parvae,
a se et industria regali abdicare, nec maiori vel pari, scili-
cet Imperatori, regí, sicut nec minori, id est, uni rustico
vel vili personae, quamvis si magnae constitutae in digni-
tate, quia interest subditorum vel vasallorum habere
dominum magnum, maxime dotatum regali dignitate (ar-
gumentum in Authenticis, De defensoribus civitatum, § 1,
in fine 481 , et lex foeminae, ff. De senatoribus) 482 •
Ad illud quod dicitur lege quemadmodum C. De agri-
colis et censitis 483 , per quam homines ingenui, scilicet
ascriptitii et originarii transferuntur et alienantur cum
fundís vel praediis,tanquam nati ruri, respondemus quod
ascriptitii voluntarii se tali conditioni submiserunt per
scripturam, in qua promiserunt dorr.ino solí, se nunquam
a solo terrae discedere, et ex illa scriptura constituitur
ascriptitius, et in ea confitetur se esse ascriptitium et a
gleba quam colit, nec volens recedere permittitur, nec
invitus compelli ad recedendum, nec sine gleba potest
alienad, sicut horno líber potest se submittere cui vult, et
sic gravare conditionem suam, ita et se facere alicuius as-
criptitium.
481 Novellae, 15, praef. (C. I. C., III, 110).
4 a2 Digesta IX, l, 8 (C. I. C., I, 40). Expianatio regiminis in dicta
lege descripti, in G. DE VALDEAVELLNO, Cttrso de historia de las institu-
ciones españolas. Madrid 1968, pág. 139.
483 Codex, 48, 7 (C. I. C., 442). Cfr. LUCAM DE PENNA, In tres posterio-
res libros Codicis. lib. XI, tit. 48 De agricolis et censitis, l. 7, p. 480 ss.
111
el caso que aquí nos ocupa sobr·e el rey y el reino o partes
de su territorio, está condenado por derecho divino y natu-
ral que precisamente la totalidad entera sea donada, vendida
o enajenada de alguna manera.
Por tanto, es completamente falsa la tesis de los que
defienden que es lícito que se pueda enaj,enar una ciudad
sin contar con los organismos locales de gobierno y la tota-
lidad de los ciudadanos, siempre que se transmita la propie-
. dad de un dueño a otro que no sea igual o mayor, pues el
rey, aparte de lo que ocurre con el dominio feudal, no puede
desprender de sí mismo ni de las facultades reales la propie-
dad del reino ni de ninguna de sus partes por pequeña que
sea en favor de otro superior o igual, como sería un empe-
rador o rey, ni tampoco inferior, como sería un simple
campesino o persona de la plebe, o incluso una persona de
gran categoría social. Porque importa a los súbditos o vasa-
llos tener un gobernante poderoso, pero sobre todo que esté
investido de la dignidad real.
Respecto a lo que establece una l,ey del Código, por la
cual hombres libres desde su nacimiento eran transferidos
y enajenados con las fincas o predios en calidad de colonos
adscripticios y originarios, de igual modo que los colonos
nacidos con tal condición, respondemos que los adscripti-
cios voluntarios se sometieron a esa suerte mediante un
documento en el que prometían al dueño del suelo que nunca
abandonarían la tierra, y en virtud de esa escritura se cons-
tituían en colonos adscripticios y en ella prometían quedar
adscritos a la gleba que cultivaban, no permitiéndoseles mar-
char cuando quisieran, ni obligándoseles a marchar contra
su voluntad, ni pudiéndose enajenar sin ellos la tierra. Así
como un hombre libre puede someterse a quien quiera y de
este modo agravar su condición, así algunos se hacían colo-
nos adscripticios.
 112 DE REGIA POTESTATE 111 XXXIV, 2-3
2. Potest enirn horno pacto prornittere per se, suos-
que haeredes, quod sit horno meus,· et certurn servi-
tiurn mihi facere (lex cum scimus, C. De agricolis et cen-
484
sitis, liber 11) • Ad hoc vide Speculatorem titulo de feu-
dis, § quoniam super homagiis, verba Primo autem circa
hoc quaerendum est 485 , et ideo iniuria eis non fit. Ergo
falsum est quod inferunt subditos !iberos posse transfe-
rri per donationes, venditiones <etc.> Unde limitari de-
bent dicta doctorum, quando dicunt et arguunt de rebus
quae licet per se non possint in specie alienari, quia non '
sunt in commercio horninum, possunt tamen secundum
iura, ut dicunt, cum universitate alienad.
3. At alienationes quas reges interdum faciunt de
civitatibus, villis et aliis locis, regni partibus quae ha-
bent, intelligi vel de rebus rnobilibus vel immobilibus,
quae non sunt regalia vel regni partes seu radices; que-
madmodum si quis vendidisset vel emisset aliquem fun-
dum, in quo aliqua ecclesia esset sita, cui anexum esset
ius patronatus vel hermitorium, sive aedicula, sive se-
pulchru:rn, sive aliquid sacrum, ista non possunt vendi,
aut in specie alienad (lex in modicis, ff. De contrahenda
48
emptione °', lex quaedam <ff.> De acquirendo rerum
4811
dominio) , transeunt tamen vendito fundo curn illo (ut
Iex princeps <ff.> De verborum significatione) 488 •
484 Codex XI, 48, 22 (C. l. C., 11, 442). Cfr. LUCA!li DE PENNA, In tres
posterio1'es libros Codicis, lib. XI, t. 48, l. 21, n. 3, p. 512.
485 SPECULATOR, Speculum luris, vol. 111, p. 144: «Primo autem cir-
ca hoc quaerendum est utrum et qualiter quis alterius fiat horno. Res-
pandeo liber horno potest pacto mihi promittere per se suosque here-
des quod sit horno meus, et certum mihi servitium faciat tale pactum
servandum est ut' extra De pactis, c. I et 11, ff. ead' l. 1, s. 1, l. iuris
gentium, s. ait praetor, nam per stipulationem potest quis gravare con-
SOLUCION DE OBJECIONES 112
Puede todo hombre convenir en contrato para sí Y para
sus herederos convertirse en si~rvo mío y hacerme un deter-
minado servicio; en estas condiciones no se comete con él
ninguna injusticia. Véase sobre el tema a Guillermo Duran-
do. Luego es falsa la tesis de los que defienden que ciudada-
nos libres pueden ser transferidos por donaciones o ventas.
Por tanto, deben interpretarse restrictivamente las tesis de
los juristas cuando sostienen y alegan que aunque de suyo
no se pueden vender directamente las cosas que no caen den-
tro del comercio humano, pueden, sin embargo, ser enajena-
das conforme a derecho, dentro-como dicen-de una uni-
versalidad de bienes.
P.ero las enajenaciones que los gobernantes hacen a veces
de ciudades, pueblos y otros lugares o partes del reino que
ellos detentan, se entienden en cuanto a los bienes muebles
o inmuebles que no pertenecen al patrimonio público o no
son partes o bienes raíces del reino. De la misma manera
que si uno vende o compra alguna finca dentro de la cual
está situada una iglesia que lleva anejo derecho de patro-
nato, o un convento, capilla o sepulcro u otro lugar sagrado,
éstos no pueden ser vendidos ni enajenados específicamente,
aunque al v'?nderse la finca pasan a depender del que la
adquirió.
ditionem suam. Hinc est quod per pactioncm scriptura interveniente
potest quis se constituere ascriptitium».
486 Digesta 18, l, 24 (C. l. C., I, 264).
487 Digesta 41, 1, 62 (C. l. C., 1, 6%).
48B Digesta SO, 16, 21 (C. l. C., I, 909).
 113 DE REGIA POTESTATE III XXXV, 1-3
§ XXXV
1. Taxatur eorum opinio qui volunt príncipes alienationes facere
posse.
2. Rex ea vendere potest quae sunt de patrimonio.
3. Declaratio communis opinionis.
l. Ad decimam tertiam rationem dicendum quod si
communis opinio haec intelligitur, quod princeps possit
aliquas donationes et alienationes facere de civitatibus
et partibus regni, vel de regalibus immobilibus, quae non
fuerunt in grave detrimentum regiae dignitatis, vel unde
regnum enorrniter non laedatur, cornrnunis op1mo evi-
denter falsa et detestabilis, cum sit contra legem divinam
et naturalem, contra populorum qui liberi ~unt, amabi-
lem libertatem, faveat magnae iniustitiae tyrannidis, gra-
vissimis peccatis mortalibus, magnis incommodis pupi-
llorum, populos liberas ad servitutem damnaret.
2. Restat ergo regem vendere posse de rebus, quae
sunt de patrimonio regni, etiam de privato regis patri-
monio, de officiis, magistratibus, dignitatibus, honoribus,
exemptionibus et privilegiis, pecuniis regni, ea quae rex
aut princeps licite potest facere, nisi ex tali donatione,
venditione aut alienatione dignitas regia vel ipsum reg-
num enormiter laedatur.
3. Sic nimirum intelligenda est communis opinio in
ratione decimatertia allegata, ut honor (Bartolus et se-
quacium lege prohibere, ff. Quod vi aut clam) 489 servetur
ii:J.violabilis, sic namque vera et indubitata est. Superior
autem falsa.
489 BARTOJ.US DE SASSOFERRATO, In primam Digesti Novi Partem. Ve-
netiis 1596 [43, 24, 3], t. V, fol. 147v: «Sed si donaret aliqua quae non
SOLUCION DE OBJECIONES 113
§ XXXV
l. Se valora la opinión de aquellos que defienden que los gober-
nantes pueden hacer enajenaciones.
2. El rey puede vender bienes patrimoniales.
3. Comentario a la opinión más general.
En cuanto al argumento decimotercero hay que contes-
tar que si esta opinión general se interpreta en el sentido
de que el soberano puede hacer donaciones y enajenaciones
de ciudades y partes del reino, o de los bienes inmuebles del
rey, mientras no repercutan en grave detrimento de la auto-
ridad real ni consecuentemente perjudiquen en gran mane-
ra al reino, tal opinión dominante es evidentemente falsa
y detestable por atentar contra la ley divina y natural y
contra la preciosa libertad de los pueblos que son libres,
fomenta la gran injusticia de la tiranía, gravísimos excesos
y daños enormes de los débiles, condenando a esclavitud a
los pueblos libres.
Queda en pie que el rey puede vender bienes pertene-
cientes al patrimonio público, e incluso a su patrimonio par-
ticular, los cargos, magistraturas, dignidades, honores, exen-
ciones y privilegios y rentas del reino, en la proporción que
se ha visto puede lícitamente hacerlo el rey o gobernante,
a menos que con tales donaciones, enajenaciones o ventas
se perjudique gravemente la dignidad real o el reino mismo.
Así es cómo hay que interpretar la opinión común que se
alega en el argumento decimotercero para que el honor [del
rey y del reino] quede incólume. Sólo en este sentido es
cierta e indudable. La interpretación anterior es falsa.
diminuerunt ita iurisdictionem suam valeret, et donatio facta a rege
praeiudicaret successori in regno».
114 DE REGIA POTESTATE III XXXVI, 1 SOLUCION DE OBJECIONES
XXXVI
l. Declaratur dictum Salomonis.
l. Ad decimamquartam rationem respondetur quod
divina scriptura, et sic lex divina, non consuevit approba-
re in uno loco quod reprobat in alio. Reprobat autem
alienationes praefatas multis in locis. Ergo eas in nullo
approbat. Ad facturo autem Salomonis dicimus quod Sa-
loman non alienavit aut donavit, vel vendidit simpliciter
illa oppida regi Hyran gentili, quod deberent remanere
apud Hyran perpetuo et pasteros eius, et esset dorninus
directus illarum civitatum, et regnum Israel deinceps ca-
reret eiusdem pariibus.
Quia Saloman non poterat hoc facere absque gravísi-
mo peccato mortali; potuit tamen forte facere illurn do-
minurn utilem aut saltem usufructuariurn ad tempus ali-
quod aut ad tempus vitae suae forsitam, et postea reddi-
rent oppida illa ad regnum Israel, et interirn de iuribus et
redditibus, qui Salomoni debebantur, satisfaceret sibi rex
Hyran de· centum 20 talentis auri et lignis cedrinis, quae
misserat Salomoni pro aedificatione domus domini et
domus regiae (3 Reg 9).
§ XXXVII
l. Rex non efficitur servilis conditionis, eo quod ei prohibita
alienatio.
l. Ad decimamquartam rationem et ultimam breviter
respondendum quod non ideo rex efficitur servilis condi-
tionis, quod abstineat a donationibus et alienationibus
civitatum et aliorum locorum regni, quod est mutilare
114
§ XXXVI
l. Explicación de las palabras de Salomón.
Al decimocuarto argumento se responde que la Sagrada
Escritura, y por tanto la ley divina, no acostJ!lmbra a aprobar
en un pasaje lo que condena en otro. Y desde !~ego condena
en muchos textos las enajenaciones de que vemmos hablan-
do. Luego en ningún otro son tenidas por aceptables.' Salo-
món concretamente, es mi respuesta al hecho qu~ se mvoca,
no enajenó ni donó o vendió en absoluto aquellas _ciudades
fronterizas a Jiram, que era un rey pagano, constituyéndo-
le para siempre a él y a sus sucesores como señor directo ?e
aquellas ciudades de forma que el reino de Israel renuncia-
ra en adelante. a estos territorios.
Salomón no hubiera podido hacerlo sin incurrir en gra-
vísima responsabilidad; pero muy bien podía constituir!~
dueño útil O al menos usufructuario por cierto tiempo o q~1·
zás vitaliciamente, para que después volviesen aquellas cm-
dades al reino de Israel; y entre tanto, con los derech.os Y
tributos que se entregaban a Salomón se le pagase al rey
Jiram para compensarle la suma de veinte talento~ ~e oro
y maderas de cedro enviadas a Sa]omón para ed1f1car el
templo y el palacio de Jerusalén.
§ XXXVII
sit 1. El rey no desmerece en su dignidad ~I por el hecho de que le
esté prohibido hacer enajenaciones.
Al decimocuarto y últim,o argumento responderé breve-
mente que el rey no desmerece en su dignidad real por abs-
tenerse de donar o enajenar ciudades y otros lugares del
reino, que equivaldría a mutilarlo sustancialmente, aislarlo
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115 DE REGIA POTESTATE 111 XXXVII, 1 SOLUCtON DE OBJECIONES 115

a suo capite, et sic separare et sine influentia iusti et natu-
ralis regiminis arcere, et causare incorpore político mons-
truositatem, ad quod efficiendum rex nullam prorsus ha-
bet potestatem, cum non sit dominus eorum,. sed admi-
nistrator.
y dejarlo sin la protección de un orden justo y natural, con-
virtiendo el cuerpo político en una monstruosidad. Para
hacer esto no tiene el rey absolutamente ningún poder, ya
que no es dueño de los bienes del reino, sino su adminis-
trador.

FINIS FIN