Hilo de Luz

[Burbujas de sueños 1] 2
Sello editorial:
Teléfonos: 062015939/0967606017/ 0991653160
inblueedit@gmail.com
Primera edición, enero 2021

Números publicados: 100
PhD. Nayade Caridad Reyes Palau
Edición/Revisión
Maquetación y diagramación
Lenín Wladimir Tapia Ortiz

Leninw77@gmail.com
ISBN: 978-9942-38-940-4
Quito – Ecuador
2021
Autora:
Yéssica Alexandra Tapia Ortiz, nace en el año de 1989 en la

ciudad de Quito, es licenciada en Educación Básica trabaja
como docente del bachillerato internacional en el eje troncal de
Teoría del Conocimiento y de la asignatura de Inglés. Desde
sus fundamentos teóricos y epistemológicos incursiona en la
construcción de cuentos con creatividad y maestría en este
campo de creación literaria.
Presentación
Hilo de luz no es solamente una expresión que nombra un
cuento: es un símbolo de vida, como marcó Yéssica, la autora
Te llena de colores porque es para ti, para mí, para ustedes... para
todos los que podemos vivir y amar al prójimo.
Simboliza la unión de los americanos, de la América
nuestra, soñadora, impredecible, Es un símbolo de ternura,
que invita a recorrer y mantener viva la naturaleza.
El hilo de luz nos une para que podamos andar juntos
floreciendo en otros y continuar con la luz de la esperanza
que nunca nos abandonará, en el mundo natural, en la vida
dinámica y la armonía del conjunto de los seres vivos, con
Ana, que siempre nos vendrá a buscar para renacer.
4
Si queréis hallar luz: acércate, si queréis ver girar el
mundo de colores que brinda esta preciosa historia:
encuentra la plasticidad de su mundo interior; si queréis
recordar siempre la belleza inolvidable de un sueño real:
léeme.
DrC. Ana del Carmen Durán Castañeda
Centro de Estudios Pedagógicos “Manuel F. Gran”
Universidad de Oriente
Santiago de Cuba, Cuba
2021
HILO DE LUZ
En medio de un oscuro bosque, vivía una pequeña
niña que habitaba en el único hilo de luz que penetraba en
la densa penumbra. La pequeña era de cabellos negros
muy largos que llegaban más allá de sus rodillas; y sus
ojos de un verde profundo que al mirarlos se podía
entender que la vida anterior de aquel lugar se había
encerrado en los bellos ojos de la niña.
Todos los días la pequeña caminaba alrededor del
estanque de aguas azul marino que se hallaba cerca del
hilo de luz, allí pasaba el tiempo recogiendo bolitas de
cristal que se formaban de tanto en tanto a orillas del
estanque.
Una a una las juntaba y al contemplarlas se
sorprendía de los hermosos colores que tenían cada una
de ellas en su interior. Al mismo tiempo se preguntaba:
cuándo empezaron a aparecer y el por qué guardaban un
color que no podía salir para iluminar aquella oscuridad.
Un día en su rutina de siempre y con la mirada fija
en el hilo de luz, escuchó un ruido que no lograba
reconocer pero que extrañamente hacía que su corazón
sientiera algo extraño.
-Qué es?- sólo se escuchaba un lamentable sollozo.
La niña gritó: -qué eres?- dónde estás?-
Y allí, de dónde iniciaba el hilo de luz, le
respondieron: Soy Ana.
-Ana?- quieres jugar conmigo?; preguntó la
pequeña.
- No puedo, respondió Ana.

- Por qué? – Estoy sola y quiero jugar contigo!;
dijo la pequeña.
- No debo.
- Por qué? Preguntó nuevamente la niña.
- Porque descubrirías quién eres.
- Quién soy? Repitió la pequeña. – Mmm… no
quiero saber quien soy. Sólo quiero jugar contigo!
-Lo siento. Aún no puedo, dijo Ana.
- Entonces, puedo preguntar por qué tengo esta
sensación en mi corazón? Eres tú, quien hace que sienta
esto?
- Al parecer si, soy yo. Debes entender que lo que
yo guardo en mi corazón es lo que hace que te sientas así.
Terminada sus palabras, Ana se despidió de la
pequeña niña y prometió que la próxima vez, jugarían
juntas.
Después de aquel encuentro, la pequeña como
todos los días, salía a jugar al estanque, pero ahora
esperaba a que Ana se comunicara con ella. Solía pasar
prolongados momentos en silencio tratando de escuchar
algún sonido lejano; pero no había respuesta.
Pronto, la pequeña empezó a ordenar las piedras
del lugar y a limpiar las ramitas de alrededor del estanque
para recibir a Ana y poder jugar con ella. También se
preguntaba, por qué no había vuelto aquella sensación en
su corazón; pero guardaba sus preguntas para cuando
llegara su amiga.
Pasó el tiempo, cuando al fin la pequeña niña pudo
escuchar a Ana. Está vez el sonido no era un sollozo, en
lugar de ello, se trataban de gritos desesperados que
ingresaban por el hilo de luz.

-Ana?- Qué sucede? Vas a jugar conmigo? Gritó
la pequeña.
-Lo siento. Hoy tampoco podré jugar contigo,
respondió Ana.
De repente, la niña empezó a exclamar: Basta!
Haces que duela. Mi corazón se oprime fuertemente.
-Perdóname por favor. Haré que calme tu dolor;
dijo Ana. Es momento de contarte una historia:
Soy una niña al igual que tú que vive en la selva
del Ecuador; es un lugar maravilloso y la naturaleza es
inimaginable.
Nací en este lugar y tú naciste conmigo. Nunca has
estado sola, yo siempre te he acompañado y el hilo de luz
en el que vives no siempre fue así.

El bosque tenía vida y estaba lleno de colores; la
luz penetraba por completo y el estanque era de aguas
cristalinas.
-Pero, por qué está diferente?
Guardé en tus bellos ojos verdes la naturaleza y el
bosque en donde vivíamos. El pequeño hilo de luz en que
ahora habitas es la esperanza; es decir, el pequeño refugio
donde te mantengo con vida y las bolitas de cristal
mantienen la magia de los colores que ya no puden
iluminar el oscuro bosque que ahora hay; respondió Ana.
Me tengo que despedir pequeña, este ya no es el
mismo lugar; está muriendo y con él, mis ganas de soñar.
Ya lo entendiste? Eres el sueño de un niño de
mantener vivo su hogar. Y ahora te dejo ir para que vivas
en alguien más.
- No lo hagas por favor! Gritó la pequeña.

- Ya es tarde, no queda nada de la belleza de este
lugar.
- Ana!... No!
La pequeña niña despertó de un abismo sin fin. Al
abrir bien sus ojos, se hallaba en un nuevo lugar; cantos,
colores y animales por doquier. Todo era diferente!
La pequeña se dio cuenta que ahora era la
esperanza de una nueva niña con la que quería jugar.
- Y tú; vas a dejar de soñar?


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Primera edición, enero 2021

Lenín Wladimir Tapia Ortiz

Yéssica Alexandra Tapia Ortiz, nace en el año de 1989 en la

Hilo de luz no es solamente una expresión que nombra un

cuento: es un símbolo de vida, como marcó Yéssica, la autora

todos los que podemos vivir y amar al prójimo.

Simboliza la unión de los americanos, de la América

nuestra, soñadora, impredecible, Es un símbolo de ternura,

que invita a recorrer y mantener viva la naturaleza.

El hilo de luz nos une para que podamos andar juntos

floreciendo en otros y continuar con la luz de la esperanza

que nunca nos abandonará, en el mundo natural, en la vida

dinámica y la armonía del conjunto de los seres vivos, con

Ana, que siempre nos vendrá a buscar para renacer.

Si queréis hallar luz: acércate, si queréis ver girar el

mundo de colores que brinda esta preciosa historia:

encuentra la plasticidad de su mundo interior; si queréis

recordar siempre la belleza inolvidable de un sueño real:

DrC. Ana del Carmen Durán Castañeda

Centro de Estudios Pedagógicos “Manuel F. Gran”

Santiago de Cuba, Cuba

En medio de un oscuro bosque, vivía una pequeña

niña que habitaba en el único hilo de luz que penetraba en

la densa penumbra. La pequeña era de cabellos negros

muy largos que llegaban más allá de sus rodillas; y sus

ojos de un verde profundo que al mirarlos se podía

entender que la vida anterior de aquel lugar se había

encerrado en los bellos ojos de la niña.

Todos los días la pequeña caminaba alrededor del

estanque de aguas azul marino que se hallaba cerca del

hilo de luz, allí pasaba el tiempo recogiendo bolitas de

cristal que se formaban de tanto en tanto a orillas del

Una a una las juntaba y al contemplarlas se

sorprendía de los hermosos colores que tenían cada una

de ellas en su interior. Al mismo tiempo se preguntaba:

cuándo empezaron a aparecer y el por qué guardaban un

color que no podía salir para iluminar aquella oscuridad.

Un día en su rutina de siempre y con la mirada fija

en el hilo de luz, escuchó un ruido que no lograba

reconocer pero que extrañamente hacía que su corazón

sientiera algo extraño.

-Qué es?- sólo se escuchaba un lamentable sollozo.

La niña gritó: -qué eres?- dónde estás?-

Y allí, de dónde iniciaba el hilo de luz, le

respondieron: Soy Ana.

-Ana?- quieres jugar conmigo?; preguntó la

- No puedo, respondió Ana.

- Por qué? – Estoy sola y quiero jugar contigo!;

- Por qué? Preguntó nuevamente la niña.

- Porque descubrirías quién eres.

- Quién soy? Repitió la pequeña. – Mmm… no

quiero saber quien soy. Sólo quiero jugar contigo!

-Lo siento. Aún no puedo, dijo Ana.

- Entonces, puedo preguntar por qué tengo esta

sensación en mi corazón? Eres tú, quien hace que sienta

- Al parecer si, soy yo. Debes entender que lo que

yo guardo en mi corazón es lo que hace que te sientas así.

Terminada sus palabras, Ana se despidió de la

pequeña niña y prometió que la próxima vez, jugarían

Después de aquel encuentro, la pequeña como

todos los días, salía a jugar al estanque, pero ahora