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EL DESEADO DE TODAS LAS

GENTES
#6
“CONSUMADO ES”
La misión estaba cumplida
Mateo 27:50,51
“Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. En ese
momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.”
Juan 19:30
“Cuando Jesús hubo probado el vinagre, dijo: Consumado es. Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”
¿Qué estaba en juego en esta batalla?
• “Cristo no entregó su vida hasta que hubo cumplido la obra que
había venido a hacer, y con su último aliento exclamó: “Consumado
es.” La batalla había sido ganada. Su diestra y su brazo santo le
habían conquistado la victoria. Como Vencedor, plantó su estandarte
en las alturas eternas. ¡Qué gozo entre los ángeles! Todo el cielo se
asoció al triunfo de Cristo. Satanás, derrotado, sabía que había
perdido su reino.” (DTG, 706).

• ¿Qué reino perdió Satanás? ¿Cuál es el reino que esta en


disputa?
¿Qué reino se disputa en esta batalla?
• Ezequiel 28:13-17
“En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu
vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro,
carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron
preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te
puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de
fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste
creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus
contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del
monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín
protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes
te pondré para que miren en ti.”
¿Qué reino se disputa en esta batalla?
• Isaías 14:12-14
!!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste
por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios,
levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los
lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante
al Altísimo.
Lo que se disputa es la morada de Dios, su santuario.
¿Qué estaba en juego en esta batalla?
Apocalipsis 12:7-10
“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se
halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la
serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero;
fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una
gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el
reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche.”
Se puso en tela de juicio el carácter de Dios, delante de los santos ángeles. Se
inicia una disputa por el controlar del centro de mando. El santuario celestial.
La casa del Dios. El santo monte de Dios.
¿Qué otro reino estaba en juego?
• Salmos 8:4-8 El hombre fue echo rey de toda la creación de Dios.
• Mateo 4:8,9 Después del pecado, Satanás la reclamó como suya.
“El clamor, “Consumado es,” tuvo profundo significado para los ángeles
y los mundos que no habían caído. La gran obra de la redención se
realizó tanto para ellos como para nosotros. Ellos comparten con
nosotros los frutos de la victoria de Cristo. Hasta la muerte de Cristo,
el carácter de Satanás no fue revelado claramente a los ángeles ni a los
mundos que no habían caído. El gran apóstata se había revestido de tal
manera de engaño que aun los seres santos no habían comprendido
sus principios. No habían percibido claramente la naturaleza de su
rebelión. (DTG, 706).
PRINCIPIOS QUE RIGEN EL REINO DE DIOS
• Dios podría haber destruido a Satanás y a los que simpatizaban con él
tan fácilmente como nosotros podemos arrojar una piedrecita al
suelo; pero no lo hizo. La rebelión no se había de vencer por la
fuerza. Sólo el gobierno satánico recurre al poder compulsorio. Los
principios del Señor no son de este orden. Su autoridad descansa en
la bondad, la misericordia y el amor; y la presentación de estos
principios es el medio que quiere emplear. El gobierno de Dios es
moral, y la verdad y el amor han de ser la fuerza que lo haga
prevalecer. (DTG, 707)
La diferencia de principios
• Era el propósito de Dios al colocar las cosas sobre una eterna
base de seguridad, y en los concilios del cielo fue decidido que se
le debía dar a Satanás tiempo para que desarrollara los principios
que constituían el fundamento de su sistema de gobierno. El
había aseverado que eran superiores a los principios de Dios. Se
dio tiempo al desarrollo de los principios de Satanás, a fin de que
pudiesen ser vistos por el universo celestial. Satanás indujo a
los hombres a pecar, y el plan de la redención fue puesto en
práctica. Durante cuatro mil años Cristo estuvo obrando para
elevar al hombre, y Satanás para arruinarlo y degradarlo. Y el
universo celestial lo contempló todo. (DTG, 707).
¿Por qué el mal continúa después de la
muerte de Jesús en la cruz?
• Sin embargo, Satanás no fue destruido entonces. Los ángeles no
comprendieron ni aun entonces todo lo que entrañaba la gran
controversia. Los principios que estaban en juego habían de ser
revelados en mayor plenitud. Y por causa del hombre, la existencia
de Satanás debía continuar. Tanto el hombre como los ángeles
debían ver el contraste entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las
tinieblas. El hombre debía elegir a quién quería servir. (DTG, 709)
¿Satanás no acepta la ley símbolo del
carácter de Dios?
• Al principio de la gran controversia, Satanás había declarado que la ley de
Dios no podía ser obedecida, que la justicia no concordaba con la
misericordia y que, si la ley había sido violada, era imposible que el
pecador fuese perdonado. Cada pecado debía recibir su castigo, sostenía
insistentemente Satanás; y si Dios remitía el castigo del pecado, no era un
Dios de verdad y justicia. Cuando los hombres violaban la ley de Dios y
desafiaban su voluntad, Satanás se regocijaba. Declaraba que ello
demostraba que la ley de Dios no podía ser obedecida; el hombre no podía
ser perdonado. Por cuanto él mismo, después de su rebelión, había sido
desterrado del cielo, Satanás sostenía que la familia humana debía quedar
privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser
justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador. (DTG,
709)
Conclusión:
Los seres humanos debemos decidir
• Por su vida y su muerte, Cristo demostró que la justicia de Dios no
destruye su misericordia, que el pecado podía ser perdonado, y que la
ley es justa y puede ser obedecida perfectamente. Las acusaciones de
Satanás fueron refutadas. Dios había dado al hombre evidencia
inequívoca de su amor.
• La guerra contra la ley de Dios, que empezó en el cielo, continuará
hasta el fin del tiempo. Cada hombre será probado. El mundo entero
ha de decidir si quiere obedecer o desobedecer. Todos serán
llamados a elegir entre la ley de Dios y las leyes de los hombres. En
esto se trazará la línea divisoria. Habrá solamente dos clases. Todo
carácter quedará plenamente definido; y todos demostrarán si han
elegido el lado de la lealtad o el de la rebelión. (DTG, 712)
Conclusión:
La victoria esta asegurada para nosotros
“Entonces, habiendo sido completado el plan de la redención, el carácter
de Dios quedará revelado a todos los seres creados. Se verá que los
preceptos de su ley son perfectos e inmutables. El pecado habrá
manifestado entonces su naturaleza; Satanás, su carácter… Cristo mismo
comprendía plenamente los resultados del sacrificio hecho en el Calvario.
Los consideraba a todos cuando en la cruz exclamó: “Consumado es.”
(DTG, 713).

Por eso Pablo dijo en Fil. 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Desafío: ser victoriosos sobre el pecado, y guardar su santa ley, por la
Gracia de Jesús.

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