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Índice
1. El objetivo de un orador público es enseñar con las Escrituras de manera eficaz, ani-
mar y motivar a sus oyentes a amar a Jehová y ayudar a quienes ya están dedicados en
su camino a la vida (Mat. 22:37).
4. Organice su discurso de manera que analice una idea principal a la vez. Las ideas
principales comienzan en el margen izquierdo y contienen la información más importante
que quiere transmitir a los asistentes. Las ideas secundarias están desplazadas a la dere-
cha bajo la idea principal que apoyan.
5. Identifique los textos bíblicos clave, normalmente señalados con las palabras “lea”
o “léalo”, que sustentan las ideas principales. Dedique suficiente tiempo a explicar, ilustrar
y aplicar cada uno de ellos (w17.09 pág. 26 párr. 12; be págs. 53, 54).
1) Explicar. Asegúrese de que los asistentes saben por qué se lee el texto bíblico.
¿Qué nos enseña? Profundice la comprensión y el entendimiento que tienen de él
(Prov. 4:5; it-1 pág. 819 párr. 4). Destaque las palabras o frases clave. Analice
si explicar el contexto, las circunstancias, quién fue el escritor o las ideas de la
Guía de estudio puede ayudar al auditorio a entender la importancia del texto
(th lecciones 6 y 18).
2) Ilustrar. Utilice ejemplos sencillos que ayuden a los asistentes a entender mejor
y recordar una idea principal. Puede hacerlo comparando dos cosas, con un ejem-
plo bíblico o con una experiencia reciente. Utilice solo experiencias confirmadas
y evite las que son demasiado sensacionalistas. Se han presentado una gran va-
riedad de experiencias en nuestras publicaciones o en JW Broadcasting. No utilice
ejemplos que sean difíciles de explicar o que puedan ofender a alguno de los oyen-
tes (th lección 8).
3) Aplicar. Ayude a los asistentes a entender qué hay que hacer y cómo. Resalte el va-
lor práctico. Piense en los desafíos a los que se enfrentan distintos grupos de su audi-
torio, como las personas mayores, los matrimonios, los solteros o los jóvenes. Plantee
situaciones realistas para ayudar a sus oyentes a entender cómo pueden ayudarlos
las Escrituras a actuar con sabiduría en esas circunstancias (th lección 13).
6. Elija qué ideas secundarias y textos que no están señalados con las palabras “lea”
o “léalo” apoyan mejor cada idea principal. Puede dedicar más tiempo a unas ideas se-
cundarias que a otras.
7. Prepare sus notas personales basándose en el bosquejo facilitado por la organización.
Muchos usan un bosquejo con frases que resumen las ideas principales y secundarias.
Este tipo de bosquejo permite detallar más extensamente las ideas para explicarlas en
sus propias palabras durante la presentación. Otros prefieren un bosquejo temático con
las ideas principales y secundarias más concisas.
9. Aunque puede mostrar en los monitores textos bíblicos escogidos, siempre y cuando
se haga pocas veces, no sería apropiado mostrar cada texto citado. No utilice imágenes
en movimiento a menos que la organización así lo indique. (Debido a las necesidades es-
peciales de las personas sordas, los oradores en las reuniones de lenguaje de señas
pueden —como excepción— mostrar los textos bíblicos en video y hacer un uso prudente
de otros videos de nuestra organización como material didáctico visual). Los oradores
no deben solicitar a la sucursal imágenes, gráficos o ilustraciones para usarlos en sus
presentaciones.
11. Practique su discurso en voz alta antes de darlo. Cada vez que lo practique, busque
maneras de mejorar el contenido, el tiempo y la forma de presentarlo, y haga que sea más
específico, práctico y animador. Algunos graban sus discursos para conseguirlo
(th lección 15).
12. Hable con naturalidad. No lea su discurso a los asistentes. Exprese las ideas con sus
propias palabras y hable desde el corazón. Muestre lo que siente por sus oyentes y su
interés personal en ellos mediante el entusiasmo apropiado, ademanes naturales y una
cálida sonrisa (th lecciones 11 y 12; be págs. 166, 174-178).
13. Cuando introduzca un texto bíblico, genere expectación haciendo una pregunta
o diciendo a los asistentes en lo que deben fijarse. No se disculpe diciendo “todos cono-
cemos bien este texto” o “ya lo hemos leído muchas veces”. Antes de leerlo, permita sufi-
ciente tiempo para que los oyentes lo encuentren. Lea con exactitud y el énfasis acertado.
Después de leerlo, mantenga su Biblia abierta para que pueda referirse a las palabras
o frases clave (th lecciones 4 y 5).
16. Algo que puede ayudarlo es que, antes de presentar el discurso, le diga al consejero
auxiliar o a otro buen orador que después le gustaría escuchar sus impresiones
y consejos. Analice con frecuencia el folleto Maestros y el libro Benefíciese. Fíjese bien en
los métodos de enseñanza que se usan en los programas mensuales de
JW Broadcasting. Recuerde que todos podemos mejorar nuestro “arte de enseñar”, sin
importar cuánto tiempo llevemos dando discursos públicos (Tito 1:9).
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