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ESTUDIOS

UN PLATO LIMOSNERO
DE NUREMBERG Y UNA
CAMPANILLA DE MALINAS:
DOS PIEZAS DE ORIGEN
NÓRDICO EN LA IGLESIA DE
SAN ESTEBAN DE VALDUEZA
Sergio Pérez Martín / Josemi Lorenzo Arribas

Son varios los estudios que material de las relaciones comer-


hasta la fecha se han acercado al ciales e intercambios culturales que
patrimonio de esta iglesia (fig. 1), los Países Bajos establecieron con

P
aunque todos se han centrado en su el resto de Europa desde fines de
asan desapercibidas a fábrica y en el interesante conjunto la Edad Media, y particularmente en
la vista, como por otra retablístico que conserva en su inte- España, favorecidos en reinados de
parte debe de ser dada rior2. Las mal llamadas “artes meno- Felipe el Hermoso y Carlos I por los
su función, y han pasa- res”, y no solo por su tamaño –como vínculos familiares, políticos y cultu-
do inadvertidas también además aquí ocurre–, continúan rales con Flandes.
para la historiografía local. Habla- siendo uno de los capítulos más Sería interesante rastrear su
mos de dos piezas artísticas, englo- desconocidos de los ajuares de es- llegada al Bierzo, pues por lo que
bables dentro de lo que común- tos templos bercianos, a pesar de la hoy sabemos el trayecto de es-
mente se conoce como orfebrería o existencia de algunas monografías tas producciones desde Flandes
metalistería, que hoy forman parte de carácter general como las dedi- hacia Castilla obedecía en última
del ajuar litúrgico de la parroquia de cadas a la orfebrería de la diócesis instancia a las rutas comerciales
San Esteban, en la berciana locali- de Astorga por Luengo Ugidos o Ji- marcadas desde los puertos del
dad de San Esteban de Valdueza. ménez García y Martín Sánchez3, o Cantábrico. Desde allí, el Camino
Su reciente hallazgo viene motivado a su reflejo en los protocolos nota- de Santiago y las ferias (principal-
por los trabajos de “Patrimonio Te- riales leoneses, aspecto en el que mente Burgos y Medina del Campo)
baida. Inventario y catalogación de profundizó Llamazares Rodríguez4. y mercados castellanos y leoneses
bienes del Patrimonio Cultural” lle- Pero como ya se ha avanzado, fueron los principales propagadores
vados a cabo en el contexto del Pro- no son las producciones auríferas de las mismas por las casas, pala-
yecto Patrimonio Tebaida Berciana las que nos ocuparán aquí sino dos cios e iglesias del tránsito del gótico
del Ayuntamiento de Ponferrada, la obras ejecutadas con otros metales al renacimiento. Y en concreto en
Cátedra de Territorios Sostenibles menos valiosos, al menos en lo que las tierras bercianas, además del
y Desarrollo Local de la UNED de a su carácter crematístico se refiere, Camino, no puede obviarse el auge
Ponferrada, el Obispado de Astorga pero apreciables tanto por su origen comercial de la ciudad de León o
y la Junta de Castilla y León1. foráneo como por ser el testimonio los mercados francos de Benavides,

1
http://repositorio-tebaida.catedraturismosostenible.es/
2
FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, V. (2000), Arquitectura religiosa en El Bierzo Siglos XVI-XVIII. Ponferrada, p. 60;
FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, V. (2003), “La iglesia parroquial de San Esteban de Valdueza”, Bierzo, pp. 89-95.
3
LUENGO UGIDOS, J. V. (1988), La orfebrería de la diócesis de Astorga en la provincia de León. Del gótico al
neoclásico. Universidad de Salamanca, Tesis doctoral inédita; LUENGO UGIDOS, J. V. (1993), Orfebrería del
bajo renacimiento en la diócesis de Astorga (Provincia de León). Salamanca; JIMÉNEZ GARCÍA, J. A. y MARTÍN
SÁNCHEZ, L. (2000), “Diócesis de Astorga”, en CASASECA, A. (coord.), La Platería en la época de los Austrias
Mayores en Castilla y León. Valladolid, pp. 115-119.
4
LLAMAZAREZ RODRÍGUEZ, F. (1987), La platería astorgana del siglo XVII a través de documentos del Archivo
Histórico Provincial de León. León.

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BIERZO

Fig. 1. Vista de la parroquial de San Esteban de Valdueza desde el norte.

Sahagún, Villafranca del Bierzo, el entorno agreste y rural, no siem- es fundamental, y en la gran mayo-
pero sobre todo el de Ponferrada5. pre bien comunicado, dificultó la lle- ría de los casos la mejor medida de
Se desconoce si en el caso de las gada de maestros itinerantes y de protección, especialmente cuando
piezas de San Esteban de Valdueza mercaderes o marchantes, que con dichos objetos nunca han sido ca-
fue este el recorrido, pues también asiduidad –y sobre todo en las igle- talogados o incluidos en ningún tipo
sabemos que este tipo de objetos sias menos pudientes– cobraban su de inventario.
fueron donados frecuentemente por trabajo en especie o trocaban las
parte de particulares desde fines del nuevas piezas que acarreaban en
UN PLATO LIMOSNERO
siglo XV hasta las primeras décadas su equipaje por otras “anticuadas”,
LLEGADO DESDE
de la centuria siguiente6. no adaptadas al gusto de la épo-
NUREMBERG
Se trataba de obras de carácter ca o por aquellas que habían sido
funcional, lo que, unido a su materia retiradas del culto o habían perdido No es de extrañar que esta pie-
prima no noble, favoreció su conser- su uso. za haya pasado inadvertida hasta
vación hasta nuestros días. Bien es En resumidas cuentas, muchas hoy en las publicaciones de carác-
cierto que su uso diario como piezas son las circunstancias que nos han ter científico o en los sucesivos in-
del ajuar litúrgico forzó su paulatina hecho apreciar especialmente estas ventarios realizados durante el siglo
renovación al irse deteriorando, lo dos piezas y darlas a conocer, unas pasado. Solo un trabajo extremada-
que hoy las hace menos numero- obras que en apariencia resultarán mente minucioso como el llevado a
sas de lo que debieron ser en su insignificantes al lado de otras de la cabo ahora ha permitido reparar en
momento. Pero, además, la falta misma iglesia, y que ojalá, a partir toda una suerte de objetos que por
de apreciación por sus poseedores de ahora pasen a enjuiciarse junto su ubicación o por su consideración
más modernos ha hecho que en a lo que tradicionalmente se han ve- han permanecido a la espera de
la última centuria muchas de ellas nido considerando las obras de arte que alguien se detuviera en ellos.
hayan pasado al mercado del arte, con mayúsculas de la parroquial de En este caso, además, encon-
donde las hallamos hoy por doquier. San Esteban de Valdueza. Además, tramos una complicación añadida,
No ocurrió así, por suerte, en el no debemos obviar el hecho de que, y es que nuestro plato había sido
caso que nos ocupa, como con tan- a pesar de la gran antigüedad de reutilizado como basa de la lámpara
tas interesantes obras artísticas del muchos de los asentamientos reli- del Santísimo, colgada en el ábsi-
entorno del valle del Oza. Las razo- giosos de estos edificios que el pa- de, concretamente en el muro del
nes resultan bien conocidas, siendo dre Flórez asimiló a la Tebaida, son Evangelio (fig. 2). Su pescante o pa-
la fundamental la pobreza genera- escasos los testimonios plásticos lomilla, hincado en la pared, es una
lizada de buena parte de estas fá- conservados en ellos anteriores al pieza metálica de forma triangular y
bricas eclesiásticas, incapaces de concilio de Trento, como es el caso factura moderna, aunque popular,
renovar su mobiliario y ajuares con de los dos objetos que estudiamos a diferencia de las cadenas de las
la ligereza que lo hacían otras más en estas páginas. Apreciar y advertir que pende la lámpara propiamente
próximas a la capital. Pero también el valor de este tipo de creaciones dicha, que son de clara factura in-

5
LADERO QUESADA, M. A. (1994), Las ferias de Castilla. Siglos XII-XV. Madrid, pp. 20-43.
6
RODRÍGUEZ DOMINGO, J. M. (2005), “La campanilla de Malinas del convento de la Concepción de Guadix”, Boletín
del Centro de Estudios Pedro Suárez: Estudios sobre las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, 18, p. 183.

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se adapta, pues encaja casi a la per-


fección (39 Ø cm) sobre la moldura
superior del mismo (40,5 Ø cm).
Ambas piezas se unieron me-
diante tres argollas que horadaron
toscamente el borde exterior del
plato, aunque una de ellas se ha
visto sustituida en la actualidad por
un fragmento de alambre que no
permite separarlas, sino cortándolo.
Así, pues, el plato quedó oculto a la
vista de los fieles y de los visitantes,
salvo que se acercasen. y mucho,
a la lámpara, lo que redunda nue-
vamente en la falta de conocimiento
de la pieza en sí. No sabemos si ese
reúso del plato se inauguró por vez
primera con esta lámpara o si esta
pieza formaba ya parte de una lám-
para anterior.
El plato posee un borde moldu-
rado, orilla ancha con cenefa es-
tampillada de trifolios de tallo bífido,
Fig.2. Vista general falda cóncava con ondas relevadas
de la lámpara del en su contorno y asiento con círcu-
Santísimo colgada en los concéntricos que acogen entre
el ábside. ellos una corola de gallones ondu-
lantes o entorchados (39 Ø x 7 cm
alt.). Todos estos detalles nos sitúan
ante un tipo ampliamente repetido
de platos limosneros de importación
vinculados con Flandes y el imperio
germánico (fig. 3).
Con certeza sabemos que des-
de finales del siglo X se fabricaban
dustrial, realizadas seguramente tó en latón, y parece una producción estos platos en el valle del Mosa
en el tránsito del siglo XIX al XX y más vetusta, aunque no anterior al (Alemania), pero sobre todo en la
con paralelos en algunos templos siglo XIX, pese a que su remate in- ciudad belga de Dinant, una serie
del entorno, pues idénticas las he- ferior remeda el nudo de los cálices de objetos litúrgicos labrados en
mos visto en la lámpara del retablo y custodias del Seiscientos. latón y azófar que gozaron de gran
mayor de la iglesia de San Pedro de A pesar de que a simple vista fortuna entre la clientela eclesiásti-
Montes de Valdueza y en la homó- plato y vaso de la lámpara de San ca y civil por su asequible precio e
loga de la iglesia de Nuestra Señora Esteban puedan parecer dos partes innegable atractivo8. Estas dinande-
de la Asunción de Villanueva de Val- de una misma pieza, su color y su ries, tras la decadencia de aquellos
dueza. Curiosamente no coinciden tamaño no deben llevarnos al equí- centros a mediados del siglo XV y
los vasos de sus lámparas. Mientras voco, pues nada tienen que ver ni el consiguiente traslado de sus artí-
estos dos van en consonancia con en su hechura ni en su cronología. fices, pasaron a elaborarse en otras
las cadenas, y por lo tanto son pie- Da la impresión de que la lámpara ciudades de Flandes y Alemania.
zas industriales, de metal plateado, nace condicionada por la existencia Pero será Nuremberg, a partir de
ornados con cabezas de querubes7, del otrora plato limosnero, que ha- ese momento y durante cerca de
el de San Esteban tiene un resabio bía perdido su función primitiva, al dos centurias, el centro que domi-
popular más que evidente, se ejecu- diámetro de cuyo vaso parece que nará la producción, en parte por la

7
En Montes, colocada en 1913 pues puede leerse la inscripción “A FA 1913” en el pescante férreo del que cuelga la
lámpara, en este caso insertado en dos goznes que actúan como bisagra y permiten un giro limitado a la lámpara.
8
IBÁÑEZ ABELLA, Mª. B. (2016), “Encuadernaciones góticas francesas de planchas en la Biblioteca Capitular de la
Seo de Zaragoza”, Artigrama, 31, pp. 341-345; CAPELLÀ GALMÉS, M. A. (2016), “Objetos e influjos de Flandes en
la cultura material en la ciudad de Mallorca”, Hortus Artium Medievalium, 22, p. 377; MARTINS, J. P. (2010), Pratos
e bacias de latāo dos séculos XV-XVI de temática religiosa da Casa Museo Guerra Junqueiro. Tesis doctoral inédita,
Universidad de Oporto, pp. 13-203; BARRÓN GARCÍA, A. A. (1998), La época dorada de la platería burgalesa: 1400-
1600. Burgos, pp. 457-460; KUILE, O. (1986), Koper & Brons. Catalogi van de verzameling kunstnijverheid van het
Rijksmuseum te Amsterdam: Deel 1, Amsterdam, pp- 150-170; CRUZ VALDOVINOS, J. M. (1981), “Apuntes para una
historia de la platería en la basílica de San Gregorio Ostiense”, Príncipe de Viana, 163, pp. 335-384.

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Fig. 3. Anverso y reverso del plato limosnero. No se desprendió de la lámpara para no


romper la única arandela que une ya ambos objetos, como se ve en la imagen derecha.

especial importancia alcanzada por detalla el Tesoro de Sebastián de y museos. Algunos, sin duda, han
su corporación de artesanos del Covarrubias10, aunque también se empleado el mismo prototipo, otros,
cobre –que prácticamente llegó a conoce su uso bautismal, para ad- por el contrario, incorporan ligeras
monopolizar la exportación de este ministrar la extremaunción, presen- variantes. Cabe mencionar los vistos
metal y sus aleaciones a toda Eu- tar ofrendas, recoger las gotas de en los museos Victoria & Albert de
ropa–, pero también por la extensa aceite o cera de velas y lámparas Londres (nº 693-1892), Guerra Jun-
red mercantil que supo organizar –su uso postrero en San Esteban queiro de Oporto (nos 391-397)11,
para su distribución desde ciudades de Valdueza–, como aguamanil e in- Artes y Costumbres Populares de
hanseáticas. Las intensas relacio- cluso como objeto decorativo. Este Sevilla-Colección González Abreu
nes comerciales mantenidas entre último se dará fundamentalmente (nos DE00082-DE00083), Artes De-
estos países motivó, como ya he- cuando dichas obras tomaron un corativas de Madrid (nº CE02564),
mos avanzado, la abundancia de destino civil, formando parte de las o provinciales de Palencia y Valla-
estos platos en España. Es más, vajillas de casonas y palacios no- dolid12, todos ellos fechados entre
su amplia aceptación y creciente bles o de los exornos que adornaron 1450 y 1500. Conocemos bien los
demanda hizo posible, incluso, que algunas de sus estancias. de la parroquial de Curiel de Duero
algunos de ellos se repujasen ya en De entre todos los modelos co- (Valladolid)13 y las iglesias guipuz-
talleres locales, copiando a molde nocidos, el ejemplar de San Este- coanas de San Martín de Tours de
obras flamencas o alemanas, lo que ban de Valdueza se encuentra entre Berastegui, Nuestra Señora de Itziar
explicaría la desvirtuación de los los más sencillos, distinción alusiva en Deba, San Miguel de Oñate, los
modelos o la pérdida de significado esencialmente al aparato ornamen- conventos de la Santísima Trini-
de las inscripciones petitorias o de tal, aquí apenas desarrollado. Mien- dad de Bidaurreta en Oñate y San
súplica que ornan los ejemplares tras que los platos con otros asuntos Francisco y Santa Clara en Tolosa,
más ricos9. iconográficos no resultan tan abun- o el santuario de Nuestra Señora de
La función principal de estos dantes, los de este tipo –conocidos Arrate en Eibar, conjunto datado en-
platos o bacías fue la de recoger vulgarmente como de “Girasol”– se tre los siglos XV y XVI14. Igualmente
las limosnas de los fieles tras las han podido localizar en gran núme- abundan en la actual Bretaña fran-
celebraciones religiosas, tal y como ro por otras provincias, colecciones cesa, caso de las iglesias de Saint

9
PÉREZ MARTÍN, S. (2014), ficha nº 93 del cat. de la exp. Eucharistia. Las Edades del Hombre. Valladolid, pp. 316-317;
RAMOS GONZÁLEZ, F. (2010), “Platos litúrgicos con la representación de la tentación de Adán y Eva y con un motivo
floral de tipo girasol”, Civitates. Ciudades y comercio en la Europa de los siglos XVI y XVII. Valladolid, pp. 35-36.
10
COVARRUBIAS, S. (1611), Tesoro de la lengua castellana o española. Madrid, p. 110.
11
PINTO FERREIRA, J. A. y REIS SANTOS, L. (1965), Os Pratos de Nuremberga da Casa-Museu Guerra Junqueiro.
Porto, pp. 40-41.
12
WATTENBERG GARCÍA, E. (1996), Colecciones. Museo de Valladolid. Guía. Salamanca, p. 224.
13
BRASAS EGIDO, J. C. (1980), La platería vallisoletana y su difusión. Valladolid, pp. 123-124.
14
MIGUÉLIZ VALCARLOS, I. (2003), “Platos limosneros en Guipúzcoa”, Ondare, 22, pp. 293-297.

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ESTUDIOS

Pierre en Maël-Carhaix, Sainte Marie Ese mismo aceite se convirtió en guas de campanas documentadas
Madeleine en Châteulin, Saint Alour la Modernidad en protagonista de en suelo hispano son precisamen-
en Pont-l’Abbé, o Saint Germain en múltiples milagros, y el de ciertas te las documentadas en el siglo X,
Plogastel-Saint Germain15, entre lámparas de santuarios célebres se tanto en el Testamento de san Ge-
muchas otras. Para no alargar este recogía como reliquia en sí misma. nadio, como en las de Ordoño II21.
listado excesivamente diremos ya Desconocemos a qué tipo de cam-
solamente que los ejemplares ras- panas se refieren, pero testimonian
treados en el mercado del arte es- UNA CAMPANILLA DE una tradición veneranda, del mismo
pañol e italiano resultan incontables. MALINAS FECHADA EN 1557 modo que insiste en ella el campa-
Queda claro, por lo tanto, que nillo del siglo XI exhibido desde el
estamos ante uno de los tipos de El plato anterior no es la única año 2006 en el Museo de León (con
platos de Nuremberg más comu- pieza de procedencia nórdica que inscripción alusiva a Iohannes y al
nes y menos sofisticados. Aunque hemos localizado en esta parro- presbítero Fortis), de procedencia
de discreto valor artístico, dado su quia berciana. Aunque en una ubi- desconocida.
carácter seriado, casi industrial, no cación bien distinta, junto al resto Se trata de una pieza de peque-
podemos obviar su valor como testi- del ajuar litúrgico, encontramos ño tamaño (8 Ø x 10,5 cm alt.), de
monio de una época, de un modo de una campanilla de mano que nada bronce fundido, en regular estado
hacer, o de la presencia de piezas tiene que ver con los cálices, cus- de conservación (con una raja en su
de importación en un ámbito rural y, todia, cruz… que aún hoy atesora parte inferior) y que, como el plato
por ende, alejado de los centros cul- la iglesia de San Esteban. Como la limosnero estudiado anteriormente,
turales de primer orden. Comparán- primera pieza mencionada, también también ha perdido su uso. De una
dolo con algunos de los ejemplares ha perdido su uso primigenio, no sola pieza, incluyendo el mango,
anteriormente mencionados todo obstante, su paradero habla acerca luce perfil marcadamente esquilo-
parece indicar que su cronología, de su carácter, eminentemente litúr- nado. Su mango está ornamentado,
dada la perpetuación en el tiempo gico –usada durante la elevación de aunque con formas irreconocibles,
de los modelos, deberá situarse ya las especies sacramentales recién dado que ha llegado fracturado en
en el siglo XVI. consagradas–, pero también para su parte superior y con mucho des-
acompañar al viático, costumbre ya gaste, fruto de su continuado uso.
Es sabida la importancia de es-
prescrita desde al menos el siglo El hombro ha sido agujereado para
tas lámparas litúrgicas en el ima-
XIII18 (se preveían indulgencias para introducir y sostener un badajo, de
ginario popular16, y los mandatos
quienes lo acompañasen “quando hierro, posiblemente repuesto. Era
episcopales insistían en la necesi-
lo llevan a los enfermos y no pu- el modo habitual de sujetarlo en es-
dad de que siempre ardiese aceite
diendo acompañarle se hincare de tas campanillas, que no disponían
en la lámpara principal del templo.
rodillas, en oyendo la campanilla, y en origen de enganche interior. En
No solamente cumplían con un
rezaren un Pater Noster y un Ave su tercio ostenta un cordón encima
cometido funcional, el obvio de ilu-
María por la exaltación de la fe”19). y uno debajo de la inscripción, y en
minar un interior, de por sí oscuro,
Otros ejemplares de estas caracte- su medio pie otros tres cordones
sino que fueron objetos mediadores
rísticas hubieron de estar presentes encima y uno debajo de la inscrip-
entre los humanos y la divinidad.
en las iglesias del entorno. Así, en ción, pues hay dos bandas epigrá-
Era preceptivo que la lámpara del
Santísimo ardiera perpetuamente. el primer inventario de la iglesia pa- ficas. En su medio apenas se dis-
Así se recoge en las Constituciones rroquial de Santiago de Peñalba, tinguen, por su desgaste, motivos
sinodales de Astorga: “Mandamos fechado en 1637, se recogen “dos iconográficos renacentistas, pero
que en todas las iglesias de nuestro esquiloncillos” entre los objetos de se intuye un medallón y dos efigies
obispado aya lámpara que arda de “plata y metal”20, que todavía perma- antropomorfas, además de algunos
noche y de día delante del Sanc- necían in situ a finales del siglo XIX, elementos vegetales que actúan
tíssimo sacramento”, y se conce- pero este es el único ejemplar que como separadores (fig. 4).
dían cuarenta días de indulgencias ha llegado a nuestros días. Dos inscripciones se distribuyen
a quienes dieren limosna con este Reseñamos, finalmente, la an- perimetralmente. Ambas, con letras
fin17. Así, muchas mandas testa- tigüedad de la tradición campanera mayúsculas y minúsculas, carac-
mentarias dispusieron arrobas de en esta parte del Bierzo, pues al- teres aún gotizantes, y en lengua
aceite para que ardieran en ellas. gunas de las donaciones más anti- vernácula –holandés/flamenco–. La

15
Datos extraídos de: https://www.pop.culture.gouv.fr [Consultado: Mayo, 2020, con la búsqueda “Plat de quête”].
16
LORENZO ARRIBAS, J. (2015), “Para el aceite de la lámpara…”, en Gran Enciclopedia Cervantina, vol. IX. Carlos
Alvar (dir.), Alcalá de Henares, pp. 9.343-9.345.
17
Constituciones sinodales del obispado de Astorga, compiladas, hechas y ordenadas por fray don Pedro de Rojas,
obispo y del Consejo de S.M, (1595), Salamanca, En casa de Juan Fernández, cap. VII, p. 40.
18
GARCÍA ALONSO, Ireneo (1958), “El manual toledano para la administración de sacramentos a través de los siglos
XIV-XVI”, Salmanticensis, 5/2, pp. 367, 377, 415, 420.
19
Constituciones sinodales…, cap. VII, pp. 40-41.
20
Archivo Diocesano de Astorga. 1637, marzo, 27 (Libro 38/11, F. 1, f. r).
21
ÁLVAREZ, A. (2016), El testamento de san Genadio, obispo de Astorga y eremita del Valle de Silencio, §8, pp. 59 y
74-75.

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BIERZO

superior, muy erosionada, se pue-


de leer con no poca dificultad: “DA
GOT BOVEN [A V …]” (Alabado sea
el Señor sobre todas las cosas).
Esta invocación parece guardar
relación con el fragmento de algún
texto de Libro de los Salmos. La
inscripción inferior, del mismo tipo,
reza lo siguiente: “GHEGOTEN INT
IAER M[D]LVII •” (Fundida en el año
1557) (fig. 5).
Todos estos elementos no ha-
cen sino repetir características co-
munes a un tipo de producciones de
extraordinario éxito que durante los
siglos XV y XVI se exportaron desde
los Países Bajos al resto de territo-
rios europeos, entonces unidos en
gran medida bajo una misma coro-
na. Una de las piezas que gozaron
de mayor difusión fueron estas cam-
panillas, denominadas “de Malinas”
por proceder principalmente de esta
ciudad flamenca de la región de Bra-
bante22. La fortuna de los modelos,
artesanales y artísticos en su ori-
gen, pronto tornó su producción en
cuasi industrial realizándose moldes
con los que obtener copias absolu-
tamente idénticas que satisficieran
las demandas de tan amplio merca-
do (iglesias, conventos y monaste-
Figs. 4 y 5. Vista general de la campanilla y fragmento rios, tesoros catedralicios, etc.). Se
de la inscripción inferior, donde se lee: GHEGOTEN.
ha llegado a pensar, incluso, como
ocurrió con los platos limosneros,
que los propios moldes pudieron
llegar a convertirse en objeto de co-
mercio, lo que nos situaría ante la
fundición de ejemplares en talleres
hispanos, cuestión harto espinosa23.
El hecho de su “seriación” facilita
tanto como dificulta su estudio. Por
un lado, la existencia de innumera-
bles piezas en entornos geográficos
absolutamente dispares, algunas
mejor conservadas que esta de San
Esteban, posibilita la lectura y com-
prensión de las inscripciones, por
ejemplo, e incluso permite que la
iconografía casi imperceptible de la
banda central pueda ser comparada
con otros ejemplares salidos de los

22
GUDIOL, J. (1919), “De les campanetes litúrgiques”, Vell i nou, V, 90, pp. 163-167; VAN DOORSLAER, G. (1922),
L’ancienne industrie du cuivre à Malines. Malinas. Una buena aproximación a este tipo de producciones, recogiendo
algunos ejemplares conocidos, es: RODRÍGUEZ DOMINGO, J. M. (2005), “La campanilla de Malinas del convento
de la Concepción de Guadix”, Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez. Estudios sobre las comarcas de Guadix,
Baza y Huéscar, 18, pp. 175-184.
23
Al respecto de esta circunstancia se habló, por ejemplo, al estudiar una campanilla procedente del Tesoro de la
catedral de Ávila (PÉREZ HERNÁNDEZ, M. (2014), ficha nº 85 del cat. de la exp. Eucharistia. Las Edades del
Hombre. Valladolid, pp. 300-301) o los dos ejemplares que conserva el Museo de Valladolid (WATTENBERG
GARCÍA, E. (1996), Colecciones. Museo de Valladolid. Guía. Salamanca, p. 225), aunque estos todavía parecen
fundidos en Malinas.

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Figs. 6. Campanillas de Malinas salidas de los mismos moldes que la de San Esteban de Valdueza, procedentes
del Museo de las Ferias (Valladolid), Museo Sefardí (Toledo) y Museo Arqueológico Provincial de Ourense.

mismos moldes. Así, gracias al ha- que, desde luego, como data orien- mando durante los últimos años ha
llazgo de hasta seis esquilas idén- tativa resulta de absoluta validez. sido posible rescatar los nombres
ticas en los museos de las Ferias En nuestro caso, 1557, parece con- de afamados broncistas y fundido-
de Medina del Campo (Valladolid), cordar con el resto de ejemplares res, como la familia Van den Guein
de las Peregrinaciones de Santiago conocidos, más allá de que buena (Johannes I y II, Petrus I y II), Jo-
de Compostela, Sefardí de Toledo, parte de estos modelos se fechen hannes (o Jan) van den Eynde o
Arqueológico Provincial de Orense por extensión en las décadas cen- Adriaen Steiilaert. Del mismo modo,
y en el mercado del arte de Madrid, trales del siglo XVI, particularmente la aproximación biográfica a estos
podemos afirmar que las aludidas las de 1540 y 1550. A pesar de lo maestros, pero sobre todo la data
efigies representaban a San Miguel estereotipado de su iconografía, no que se marcó en muchas de ellas,
venciendo al demonio, y a Santiago extraña la presencia de Santiago, sirve para contextualizar el arco
a caballo24 (fig. 6). Otras, muestran finalmente, en un lugar tan cercano temporal en que fueron llegando a
completo su mango, con frecuen- a Ponferrada y, por tanto, al Camino la Península. Entre las más tem-
cia compuesto por tres amorcillos francés, si bien en su imagen militar, pranas conocemos una del Museo
erguidos y unidos por la espalda o y no de peregrino. Diocesano de Palencia, fechada en
por hojas de acanto que se unen Lamentablemente, la campanita 154325. De la década de los 50 son
en el remate del mango. Pero, por de San Esteban permanece muda las más abundantes –entre ellas la
otro lado, el empleo recurrente de acerca de su autoría, dato que sí re- nuestra–, y van escaseando en las
los mismos moldes hasta que se gistran otras –no de este molde– en siguientes. De los 60 conocemos,
tornaban inservibles pone en duda una de sus cintas epigráficas. Gra- por ejemplo, las de los conventos de
la absoluta fiabilidad de la fecha cias al estudio de los ejemplares y Santa María Magdalena y San José,
registrada en muchas de ellas, aun- colecciones que se han ido exhu- de Medina del Campo (Valladolid),

24
SANCHEZ DEL BARRIO, A. (1999), Bronces sonoros. Campanas de mano. Barcelona; SANCHEZ DEL BARRIO, A.
(1998), “Campanillas de Malinas”, en Mercaderes y cambistas. Medina del Campo, pp. 70-71.
Idénticas en inscripciones, cronología y asuntos iconográficos son las de Santiago de Compostela (nº D-628), Toledo
(nº 0314/001) –aunque las inscripciones de esta última no fueron leídas al momento de su catalogación en Ceres– y
Orense (nº CE000564), estudiada como pieza del mes en abril de 2007 por Ana María VEIGA ROMERO (En: http://
www.musarqourense.xunta.es/peza_me/campainas [Consultado: mayo, 2021]. Hermana con ellas otra custodiada
en el Museo Nacional de Artes Decorativas (nº CE02709), aunque la imposibilidad de leer sus inscripciones por
su avanzado proceso de corrosión nos impide afirmarlo con total certeza. Otras tres burgalesas, fundidas también
en 1557 (Melgar de Fernamental, Villanueva de Teba y Moradillo de Sedano) se referencia en BARRÓN GARCÍA,
A. (1997), “Campanillas de altar y bacías para la extremaunción”, en GÓMEZ, E. y GUERRERO, J. (eds.), Las
campanas. Cultura de un sonido milenario. Actas del I Congreso Nacional. Santander, pp. 167-177.
Creemos innecesario referir aquí la amplia bibliografía existente sobre campanillas malinesas que portan otros
modelos iconográficos e inscripciones, habiéndonos ceñido, en exclusiva, a las que son similares o idénticas a la de
San Esteban de Valdueza.
25
SEGUÍ GONZÁLEZ, M. (1990), Catálogo de Platería del Museo Diocesano de Palencia. Palencia, p. 26.

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BIERZO

fechadas en 1565. Y excepcional


resulta la subastada recientemen-
te en Ansorena, idéntica a la de la
parroquia de San Esteban, pero
fundida en 1599 según la ficha del
correspondiente catálogo26.
Poco más se puede decir acer-
ca de esta campanita, salvo llamar
la atención sobre la escasez tipoló-
gica de estas piezas en su entorno
próximo. Tan solo en la iglesia de
San Pedro, del otrora monasterio
de Montes, se ha podido localizar
otra campana manual, de similar
cronología, cuyas características
permiten adscribirla a moldes pro-
venientes de los mismos talleres
centroeuropeos. Pese a su acusado
desgaste aún puede reconocerse
parte de la inscripción de su bor-
de inferior: BENE[DIC]TVM [SIT]
NOM[EN] DOMINI, así como restos
de las guirnaldas que adornaban su
medio27 (fig. 7).
Junto al plato de Nuremberg
estas campanas constituyen una
excelente muestra del grado de
penetración de las producciones
norteñas en puntos tan distantes de
los principales centros de comercio
o de los focos artísticos de primer
orden. Quizá estas piezas llegaron
al mismo tiempo a la Valdueza, fru-
to de alguna donación particular o
fueron adquiridas por algún inquie-
to párroco en las ferias y mercados
que recibían este tipo de mercadu-
rías de importación.

Fig. 7. Campana de la iglesia del monasterio de Montes.

26
ARIAS MARTÍNEZ, M., HERNÁNDEZ REDONDO, J. I. y SÁNCHEZ DE BARRIO, A. (1999), Clausuras. El Patrimonio
de los Conventos de la provincia de Valladolid. I. Medina del Campo. Valladolid, pp. 170 y 199. A la vendida en la
Sala Ansorena el pasado año 2019, vista en: https://www.ansorena.com/lotes/2019/03/813 [Consultado: mayo, 2021],
se pueden añadir catorce lotes (nos 872–885), compuestos por un total de 43 campanillas, subastados en Durán
en septiembre de 2019. De entre todas ellas –aunque el catálogo no detalla ni sus inscripciones ni iconografía–,
al menos 15, parecen gemelas a la de San Esteban: https://www.duran-subastas.com/es/subasta/subasta-574-
septiembre-2019_574-001 [Consultado: mayo, 2021].
27
Esta campana tiene el mango repuesto. Sus medidas son: 15,2 (alto, con mango) 8 (sin mango) x 7,5 Ø cm.

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