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CORROSIÓN EN SUELOS

ALANDETE JIMENEZ MILEISIS


BERMÚDEZ ESPINOSA RONNI JAVIER
GIRALDO JIMÉNEZ STHEFANIA
RODRIGUEZ JARAMILLO EDUARDO JUNIOR
OROZCO CANTILLO STEVEEN DANIEL

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO


FACULTAD DE INGENIERÍA
INGENIERÍA QUÍMICA
BARRANQUILLA, COLOMBIA
2021
CORROSIÓN EN SUELOS

INTRODUCCIÓN 4
2. OBJETIVOS 5
2.1 OBJETIVO GENERAL 5
2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 5
3. DESARROLLO DEL PROYECTO 6
3.1 SUELOS 6
3.1.1 Estructura de los suelos 7
3.1.2 Etapas del proceso de formación de un suelo. 8
3.1.3 Diferenciación del perfil: horizontes del suelo 9
3.2 TIPOS DE SUELOS 12
3.2.1 Suelos zonales 12
3.2.2 Suelos intrazonales 14
3.2.3 La erosión del suelo. 15
3.2.4 Factores antrópicos y naturales 15
3.3 CORROSIÓN 17
3.3.1 Medidas preventivas para la corrosión 19
3.3.2 Inhibidores 20
3.3.3 Recubrimientos 21
3.3.4 Protección catódica 21
3.4 APLICACIÓN 23
CONCLUSIÓN 24
BIBLIOGRAFÍA 25

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RESUMEN

La corrosión es un proceso electroquímico, a través de este proceso, las partes metálicas


que están expuestas a las condiciones ambientales específicas que propician el proceso se
degradan y se involucran reacciones de oxidación y reducción, una parte muy importante es
el intercambio electrónico.
El impacto de esta degradación de los materiales metálicos incluye aspectos económicos,
medioambientales y de seguridad. Hay diferentes tipos de corrosión que se destacan entre
ellas como la corrosión uniforme, galvánica, termo-galvánica, crevice, pitting,
intergranular, erosión, cavitación, desgaste, bajo tensión y por fatiga por mencionar
algunas. En este trabajo se abordó como principal tema de estudio la corrosión en suelos.
El suelo es un ambiente corrosivo muy complejo y, por lo tanto, la corrosión de los metales
en este medio es extremadamente variable. El motivo de dicha inestabilidad se fundamenta
en que el ambiente subterráneo está cambiando constantemente, no hay dos suelos iguales,
incluso cuando están geográficamente cerca.

PALABRAS CLAVE: Corrosión, suelo, electroquímicos, oxidación, reducción.

ABSTRACT

Corrosion is an electrochemical process, through this process, the metallic parts that are
exposed to the specific environmental conditions that favor the process degrade and
oxidation and reduction reactions are involved, a very important part is electronic
exchange.
The impact of this degradation of metallic materials includes economic, environmental and
safety aspects. There are different types of corrosion that stand out among them such as
uniform, galvanic, thermo-galvanic, crack, pitting, intergranular, erosion, cavitation, wear,
under stress and fatigue corrosion to mention a few. In this work, the main topic of the
study of corrosion in soils was addressed.
Soil is a very complex corrosive environment and therefore the corrosion of metals in this
environment is extremely variable. The reason for this instability is based on the fact that
the underground environment is constantly changing; no two soils are alike, even when
they are geographically close.

KEY WORDS: Corrosion, soil, electrochemicals, oxidation, reduction.

1. INTRODUCCIÓN

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Los proyectos de ingeniería a menudo necesitan utilizar estructuras metálicas que se
encuentran parcial o totalmente enterradas en el suelo. Por lo tanto, alrededor hay millones
de toneladas de estructuras metálicas subterráneas en el mundo. Ejemplos de este tipo de
estructura son los tanques de almacenamiento, un elemento estructural que soporta otros
componentes, o tuberías que transportan gas natural y líquidos peligrosos entre países, por
ejemplo, para proporcionar a los clientes pozos de petróleo, puertos o refinerías de petróleo.

Los principales problemas relacionados con la vida útil de este tipo de estructura son la
corrosión. Este factor es fundamental en una misma etapa de diseño, no solo por su
importancia en los cálculos económicos, si no por su impacto en la resistencia estructural.
La precisión dimensional permite el ajuste de tolerancias, por lo que genera cotizaciones
más económicas que cumplan con las garantías requeridas, por lo tanto, la probabilidad de
éxito es mayor.

La intensidad de este ataque dependerá, por un lado, de la naturaleza del metal, del sistema
de protección y por otro de la agresividad del terreno. La corrosión de estructuras
enterradas es un fenómeno electroquímico, en el cual la reacción anódica es la oxidación
del metal, mientras la catódica es la reducción del oxígeno, para que el proceso corrosivo se
prolongue es necesario que ambas reacciones se den de manera simultánea.Si queremos
estudiar los mecanismos de corrosión en suelos y obtener los medios para proteger las
estructuras, es necesario definir que es el suelo, y que propiedades físicas y químicas tiene.

2. OBJETIVOS

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2.1 OBJETIVO GENERAL

Realizar una investigación, siempre lleva como objetivo informar sobre un tema en
específico, en este caso, sobre la corrosión en los suelos, explicar todo lo que conlleva esta,
desde su formación hasta las consecuencias que radicaría hacer algún tipo de trabajo en
esas condiciones.

2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

– Explicar y exponer claramente temas como:Tipos de suelos, Erosiones, Corrosión, y


no menos importante, juntando todos esos temas para profundizar en corrosión en
suelos.

– Dar una nueva forma de visión acerca de estas situaciones, la corrosión es un tema
conocido, sin embargo, que esta se dé en los suelos es muy poco escuchado, ahí la
importancia de mostrar todo lo que podría llevar esta.

3. DESARROLLO DEL PROYECTO

3.1 SUELOS

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Para poder abordar de una forma concreta, la temática de este trabajo, se deben tener
algunos conocimientos previos sobre el área de estudio, teniendo en cuenta esta
consideración, se presentarán algunos conceptos básicos del material de estudio, es decir,
los suelos.

El Suelo: es la capa más superficial de la corteza, es dinámica (constante cambio) y de


escaso grosor (normalmente de pocos centímetros a pocos metros) en la que se asienta la
vida y actúa de interfase de la atmósfera, hidrosfera, geosfera y biosfera, ya que contiene
elementos de todas ellas.

Edafosfera; es la capa de suelo que rodea la Tierra.


Edafología; ciencia que estudia el suelo (también pedología).
Composición del suelo; fase sólida, líquida y gaseosa.

Fase sólida: se divide en orgánica e inorgánica:


– La inorgánica son los fragmentos de rocas y minerales producto de la
meteorización. Gravas > 2mm y arenas 2mm – 0,02 mm; limos 0,02 – 0,002,
arcillas < 0,002. Las arcillas forman agregados con el humus muy importantes para
la fertilidad del suelo al retener sales minerales.
– La orgánica está compuesta por materia orgánica procedente de restos de seres
vivos como excrementos, madera…, en mayor o menor grado de descomposición.
Cuando la descomposición está muy avanzada la materia orgánica se llama
“humus”. La materia orgánica retiene más agua, favorece la aireación del suelo al
aglutinar partículas minerales haciéndolo más poroso y aumenta la fertilidad del
suelo. Hay una inmensa variedad de seres vivos, entre los que destacamos los
descomponedores que degradan la materia orgánica a inorgánica y los que
remueven el suelo permitiendo la aireación y evitando su endurecimiento.

Fase líquida: es el agua que lleva en disolución sales minerales y coloides de arcillas y
humus. El agua generalmente se encuentra en los poros del suelo de tamaño pequeño o
mediano (agua absorbible), si los poros son demasiado pequeños no puede ser absorbida
por las raíces (agua retenida que es la que no circula) y si los poros son demasiado grandes
tampoco porque se escurre por gravedad (agua de gravitación) para formar parte del agua
de acuíferos subterráneos.

Fase gaseosa: es el aire que ocupa los poros de tamaño grande y aquellos en los que el agua
se ha consumido, su composición es similar a la del aire atmosférico, pero con una menor
proporción de O2 (20%) y mucho mayor de CO2 (0,5-1%), debido a la gran actividad
biológica que se desarrolla en el suelo (respiración). La cantidad de CO2 aumenta con la

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profundidad, la existencia de materia orgánica y en condiciones óptimas de temperatura y
humedad (primavera y verano).

Figura 1

3.1.1 Estructura de los suelos

Es la disposición y estado de agregación de las partículas del suelo. Las partículas finas del
suelo suelen estar unidas formando agregados o grumos, en la mayoría de los casos gracias
a la acción de la materia orgánica (el complejo arcilloso-húmico). Los espacios entre estos
agregados se llaman poros, por ellos circulan aire y agua. Determinan hasta el 50% del
volumen del suelo. Como se ha dicho, normalmente el aire ocupa la mayor parte de los
poros grandes y el agua los pequeños. A su vez, los agregados se juntan formando grupos
mayores. La forma en que se unen las diversas partículas recibe el nombre de estructura, y
tiene gran importancia sobre las propiedades del suelo (igual que la textura) como son la
permeabilidad, dureza, aireación... Por ejemplo, un suelo arcilloso, en el que el movimiento
del agua es lento y la aireación escasa, puede no presentar estos problemas si existe una
buena estructura (si la materia orgánica agrega las partículas de arcilla forma complejos de
mayor tamaño que permiten el paso de aire y agua). Se habla de estructura como una
propiedad y es más bien un estado, ya que cuando el suelo está seco, se agrieta y se
manifiesta la estructura, pero si está húmedo, el suelo se vuelve masivo, sin grietas y la
estructura no se manifiesta.
Tipos
Según su estructura los suelos se clasifican en:

– Sin estructura.
– Estructura granular; gránulos más o menos esféricos.
– Laminar; se forman agregados aplanados.

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– Estructura poliédrica; con agregados poliédricos más o menos regulares. Si tiene
aspecto de columna se llama columnar.

La textura y estructura influyen en el tamaño de los poros que tenga el suelo y éstas a su
vez determinan la permeabilidad. En la textura arcillosa las partículas son tan pequeñas que
no dejan huecos produciéndose compactación del terreno (sin poros) y asfixia de las raíces,
además de favorecer el encharcamiento.

En la textura arenosa las partículas dejan muchos huecos entre ellas siendo un suelo tan
permeable que el agua baja en profundidad donde no tienen acceso las raíces.

En suelos sin estructura éste es impermeable porque no deja poros y un suelo con estructura
es permeable. Los mejores suelos en cuanto a porosidad y permeabilidad son aquellos con
una buena estructura que deje suficientes poros y con textura franca que es equilibrada con
poros de todos los tamaños para el agua y el aire.

3.1.2 Etapas del proceso de formación de un suelo.

El primer paso para la formación del suelo es la meteorización de la roca madre debido
fundamentalmente a los agentes climáticos, provocando por una parte una disgregación
física de sus componentes, y por otra una alteración química de sus constituyentes
mineralógicos. Así al cabo de un cierto tiempo la roca estará más o menos modificada.

Sobre este sustrato alterado y sobre la roca desnuda se asientan los primeros colonizadores,
1º los líquenes, cianobacterias (fotosintéticas y autótrofas también) y posteriormente los
musgos. Estos colonizadores contribuyen a transformar el sustrato sobre el que se asientan.
Las bacterias, algas y hongos del suelo liberan sustancias capaces de atacar los compuestos
minerales del suelo. Los ácidos liquénicos disuelven la roca permitiendo la absorción de las
sales para su nutrición. Todos ellos aportan materia orgánica al suelo con su muerte o
restos.

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Figura 2

Cuando existe una capa de algunos mm de material meteorizado pueden aparecer los
primeros vegetales con raíz enriqueciendo el suelo (todavía más) en materia orgánica. Los
vegetales con sus raíces instaladas en las grietas de las rocas aceleran su meteorización. Al
final, al actuar la meteorización física, química y biológica durante un largo período de
tiempo se va desarrollando un suelo mucho más profundo que alberga todo tipo de
vegetales como árboles con raíces de grandes dimensiones. Cuando cesa la evolución del
suelo se le llama suelo clímax (punto de máximo desarrollo del suelo y en equilibrio con las
condiciones ambientales). El proceso de formación del suelo se llama edafogénesis.

3.1.3 Diferenciación del perfil: horizontes del suelo

Se llama perfil de un suelo al corte vertical del suelo que aparece caracterizado por una
serie de capas horizontales llamadas “horizontes”. Un perfil completo (algunos tipos de
suelos no contienen todos los horizontes) consta de los siguientes horizontes:

– Horizonte A (horizonte de lixiviación o lavado): generalmente presenta un tono


oscuro debido a la abundancia de materia orgánica, es decir es rico en humus; por el
contrario es pobre en minerales solubles ya que el agua de lluvia los disuelve
arrastrándolos hacia horizontes inferiores. Es una capa muy importante porque
proporciona al suelo los elementos nutritivos para las plantas. Si esta muy
desarrollado el horizonte A, se le pueden distinguir 3 subniveles: en la superficie del
horizonte A suele haber una gran acumulación de materia orgánica poco
descompuesta llamado horizonte 0 o Ao, le sigue una zona rica en humus elaborado
o A1 y en el subnivel A2 predominan los minerales sobre el humus.

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– Horizonte B: (horizonte de precipitación o acumulación) donde se acumulan
(precipitan) las sales minerales disueltas provenientes del horizonte A. Se
caracteriza por tener mayor cantidad de arcilla (el tamaño pequeño de la arcilla hace
que pueda ser arrastrada del horizonte A y acumularse en el B, además de la arcilla
que ya pudiera haber en el B y que no provenga del A) y un color más claro que el
anterior (por la escasez de materia orgánica y la riqueza de sales minerales). En
climas con una clara estación seca se pueden producir costras por la precipitación
intensa de minerales.

– Horizonte C (o de transición): constituido por la roca madre en proceso de


meteorización, es decir, lo conforman fragmentos de la roca madre rodeados de una
matriz de naturaleza arenoso- arcillosa integrada por minerales heredados y de
alteración. El suelo crece hacia abajo, ya que al alterarse la roca madre se incorpora
al nivel C del suelo.

– Horizonte D (o roca madre): roca madre sin alterar.

Figura 3

Factores de edafogénesis

La formación del suelo y su resultado final (es decir, el tipo de suelo originado) dependen
de una serie de factores que son elementos que intervienen en el origen y evolución del
suelo; entre estos factores de edafogénesis destacan los factores físicos y biológicos.

– Clima: es el más importante condicionando la formación del suelo debido


principalmente a la temperatura y humedad. A mayor temperatura y humedad
mayor es la meteorización y la actividad de los seres vivos. Ambos influyen en la
formación del suelo al alterar la roca madre. En climas húmedos y cálidos la

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meteorización química es muy intensa dando suelos profundos, pero en climas fríos
y secos la meteorización es tan escasa que tarda mucho tiempo en formarse el suelo,
que además suele ser poco profundo; además los climas húmedos y cálidos también
provocan una gran densidad de seres vivos que favorecen también la meteorización.
La mayor o menor precipitación influirá también en la formación de los horizontes
al ser responsable del lavado o lixiviación de partículas del horizonte A al horizonte
B, y en caso de fuerte evaporación y escasez de agua, se produce un ascenso de
agua por capilaridad, pudiendo originar el ascenso de sales disueltas en el agua que
al evaporarse precipitan formando costras de sal en la superficie del suelo. El clima
es tan importante que dos suelos que parten de rocas muy distintas, pero con el
mismo clima, con el tiempo producen el mismo tipo de suelo. Por último, el clima
determina la intensidad de la erosión (pérdida de suelo), por ejemplo, un clima con
escasas lluvias como el nuestro, pero que cuando llueve lo hace con gran intensidad
(lluvias torrenciales) erosiona fácilmente nuestro suelo con escasa vegetación.
– Roca Madre: la roca madre aporta al suelo la mayor parte de sus componentes
minerales (fertilidad del suelo) e influye en las primeras etapas de la formación del
suelo, sobre todo por su mayor o menor resistencia a la meteorización. Si la roca se
altera con facilidad, se forman suelos profundos en relativamente poco tiempo; por
el contrario, si la roca es muy resistente a la meteorización, se originan suelos de
poco espesor y sin horizonte B. También es importante la permeabilidad de la roca
puesto que la humedad influye en la formación del suelo (por meteorización y
porque a más agua más seres vivos que intervienen también en la formación del
suelo).
– Topografía: afecta a la formación del suelo debido a la pendiente y a la orientación
geográfica. En zonas llanas se forman suelos profundos (menos erosión, más
meteorización y mayor infiltración de agua), mientras que en zonas de pendiente el
suelo es escaso, tanto por la mayor erosión del suelo como por la menor infiltración
de agua (ya que el agua produce mayor meteorización directamente e
indirectamente al permitir una mayor cantidad de seres vivos). La orientación hacia
el sur (solana) da peores suelos que la orientación hacia el norte (umbría) que
permite más humedad y vegetación.
– Tiempo: un suelo bien formado puede tardar unos 10.000 años en formarse. Suelos
muy profundos (selvas tropicales) han tardado más de un millón de años en
formarse. La degradación del suelo por los humanos es de muy poco tiempo
comparado con lo que tarda en formarse, por lo que el suelo se considera un recurso
renovable. Los suelos inmaduros o jóvenes son aquellos que no han tenido tiempo
para desarrollarse totalmente; en cambio, son maduros aquellos suelos que están en
equilibrio con el medio (clima). El tiempo que tarda en formarse un suelo maduro

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varía desde cientos de años en un clima cálido y húmedo a miles de años en climas
fríos y secos.

3.2 TIPOS DE SUELOS

3.2.1 Suelos zonales


Son aquellos que se forman cuando la influencia del clima domina sobre los demás
factores, son suelos maduros y evolucionados. Ejemplos:
Suelos de latitudes altas: son suelos poco desarrollados, frecuentemente con una capa
superficial helada, permafrost, que solo se deshiela en el corto verano, la vegetación es muy
pobre a base de musgos, líquenes y algún arbusto; son los suelos de la tundra.

Suelos de latitudes medias:


– Podsoles (suelos de taiga); son suelos de clima frío o templado fresco, donde las
abundantes precipitaciones provocan un lavado intenso del horizonte A. son suelos
ácidos (las abundantes precipitaciones y la gran cantidad de humus de
descomposición muy lenta provocan la acidez), con humus poco elaborado (las
bajas temperaturas enlentecen la descomposición de la materia orgánica). El fuerte
lavado al que se somete el horizonte A provoca que sea de color claro (podsol
significa ceniza en ruso) y un horizonte B rico en minerales. Son suelos fértiles y
suelen sustentar grandes bosques de coníferas (taiga) como abetos, pinos….
– Los suelos desérticos son pobres, carentes casi por completo de materia orgánica,
son esqueléticos, costrosos o salinos En zonas de clima extremo como la baja
temperatura (tundra) o escasez de precipitaciones (desierto) los suelos no pueden
formarse bien (horizontes mal definidos).
– Chernozen o chernozem (suelos negros esteparios) se encuentran en las praderas de
Europa Oriental con clima continental. De color negro con un horizonte A muy
grueso y rico en materia orgánica (mueren muchas plantas en el período seco y no
se descomponen con facilidad por la poca humedad) y sin horizonte B. No sustenta
vegetación arbórea, sino herbácea y son muy fértiles. Es el suelo característico de
las zonas de pradera y pastizales que ocupan grandes extensiones en Rusia, EEUU y
Argentina. Son zonas continentales de veranos cálidos e inviernos fríos. Los
períodos de sequía con fuerte evaporación, resecan el suelo y los bosques no pueden
subsistir. Por el contrario, abundan las gramíneas, que pueden soportar la sequedad.
– Suelos pardos; caracterizados por presentar los horizontes A y B bien
diferenciados. Sobre estos suelos se desarrolla una vegetación de árboles de hoja
caduca (roble, haya, arce) por eso es abundante la materia orgánica. Las raíces de
estos árboles absorben los cationes del horizonte B y los devuelven a la superficie

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en forma de hojas secas. Este hecho, unido al ascenso iónico por capilaridad durante
la estación seca, contribuye a la recuperación de cationes del suelo. También se
forman suelos pardos en las zonas mediterráneas (suelos pardos mediterráneos) con
vegetación de arbustos y encinas, pero más pobres en humus (debido a que el clima
subárido no facilita el desarrollo de la vegetación) que los correspondientes a las
áreas de bosque denso.
– También se encuentran los suelos rojos mediterráneos (terra rossa), en los que el
clima seco crea condiciones oxidantes que proporcionan el color rojo. Son
arcillosos, con un nivel B bien desarrollado y más pobres en materia orgánica que el
anterior. El hierro, que es un elemento presente en casi todas las rocas, en contacto
con el oxígeno se oxida; cuando el hierro está oxidado en estado trivalente, es
insoluble y no puede ser transportado por el agua, quedando retenido entre los
materiales resultantes de la meteorización y tiñéndolos de color ocre rojizo, tan
común en muchos terrenos.

Suelos de latitudes tropicales y ecuatoriales:

– Suelos lateríticos; se dan en climas cálidos con abundantes precipitaciones (clima


ecuatorial, suelos de selvas tropicales). Debido a la alta temperatura y humedad son
suelos de gran espesor por la intensa meteorización química. Sobre ellos se
desarrolla una abundante vegetación, pero la elevada temperatura (25ºC) y la
intensa precipitación favorecen de tal manera la actividad bacteriana que la
descomposición de la materia orgánica excede siempre a la acumulación de humus;
por lo cual, el horizonte A es muy delgado y desprovisto de materia orgánica. La
ausencia de humus propicia un pH básico (8), lo cual hace que los óxidos de
aluminio y hierro sean prácticamente insolubles, en tanto que la sílice se hace
soluble, de forma que las arcillas son destruidas y el hierro y el aluminio se
acumulan progresivamente en el horizonte B en forma de óxidos e hidróxidos,
dando lugar a una costra de gran dureza denominada laterita. La fertilidad de estos
suelos es muy baja (hay mucha vegetación por la rápida descomposición y reciclaje
de la materia, pero si se deja de aportar constantemente materia de los restos de
seres vivos como sucedería con una deforestación antrópica, el suelo sería muy
poco productivo. Por eso, la destrucción de estos bosques para hacer zonas de
cultivo, por ejemplo, en poco tiempo ya no se puede cultivar por carecer el suelo de
nutrientes, lo que hace que el bosque no se pueda recuperar con facilidad y el
agricultor ha de destruir otra zona de bosque. En conclusión: los bosques
ecuatoriales son muy frágiles, por eso desaparece tanta selva ecuatorial y debería de
ser una zona muy protegida para evitar la mayoría de las actividades humanas que la
están destruyendo, desgraciadamente estas selvas se encuentran en países del tercer

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mundo con leyes en general permisivas o simplemente gobiernos corruptos que solo
les interesa los beneficios económicos a corto plazo que le dan las empresas
extranjeras que explotan estas selvas). Según la roca madre sea rica en hierro,
aluminio o níquel, se forman lateritas de estos mismos elementos, pero con una
concentración mucho mayor que la que presentaban en la roca original. La
concentración de estos elementos hace que el potente horizonte B de estos suelos
posea importantes reservas minerales, cuya explotación además resulta muy
económica al poderse realizar a cielo abierto (por esto importantes extensiones de
selva tropical son destruidas por la minería, como por ejemplo para fabricar las latas
de aluminio de los refrescos). Cuando las lateritas son ricas en aluminio se
denominan bauxitas (hidróxido de aluminio).

3.2.2 Suelos intrazonales

Son aquellos condicionados por factores distintos al clima como son la roca madre o un mal
drenaje (encharcamiento), es decir, el clima no es el factor predominante en la formación de
estos suelos.
– Leptosoles; debido a la roca madre.
– Ranker (o leptosoles úmbricos); aparecen cuando la roca madre es silícea.
– Rendzinas (o leptosoles rendsicos); cuando la roca madre es caliza (Ca CO3).
– Suelos halomorfos o Suelos salinos; suelos con muchas sales.
– Suelos hidromorfos. Debido al encharcamiento:
‐ Gley. Se caracterizan por permanecer encharcados y saturados de agua la
mayor parte del año. En estas condiciones no se produce ni la lixiviación ni
el ascenso por capilaridad. Por otra parte, el hierro no puede oxidarse (medio
anaerobio) al no entrar en contacto con el aire, acumulándose en estado
ferroso y dando lugar a coloraciones verdosas o gris azulada (gley).
‐ Turberas. En suelos encharcados la materia orgánica se acumula en
superficie y cuando la vegetación es abundante, llegan a formarse las
turberas, en las cuales se alcanzan condiciones anaeróbicas que permiten la
conservación del carbono (la turba es rica en C).

Suelos azonales

Suelos no evolucionados, son formados en fuertes pendientes o sobre materiales recientes,


por lo tanto, son poco desarrollados e inmaduros.

– Litosuelos: fuertes pendientes, en los que la erosión es muy intensa.

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– Regosoles: sobre materiales recientes (dunas, aluviones...), son suelos conformados
por materiales sueltos no consolidados carentes de horizontes, como suelos
arenosos, en los que el agua se infiltra con rapidez, sin producir apenas
meteorización química ni la aparición de un manto importante de vegetación.

3.2.3 La erosión del suelo.

La degradación del suelo es la pérdida de la productividad de un suelo, debido a la


contaminación, una disminución de la fertilidad y/o erosión.

La erosión del suelo consiste en la remoción, arranque y transporte de los materiales que
constituyen la capa más superficial del suelo, sea cual sea el agente responsable: agua,
viento, hielo, actuaciones humanas, etc. Como resultado de los procesos erosivos, el suelo
manifiesta un descenso neto de su fertilidad natural y productividad biológica. La erosión
produce la reducción del espesor efectivo del perfil edáfico y, por tanto, del volumen de
suelo explotable por la vegetación o el cultivo. Dado que la pérdida de material afecta
fundamentalmente a las capas superficiales del suelo, en las que reside la mayor fertilidad,
su pérdida supone una merma significativa de los contenidos de materia orgánica y
nutrientes. La acción de los agentes erosivos provoca una degradación progresiva de la
estructura física del suelo lo que, a su vez, aumenta la vulnerabilidad de este a ser
degradado y afecta al resto de las funciones del suelo. Por todo lo anterior, el suelo
manifiesta una disminución progresiva en su capacidad de retención de agua y nutrientes
disponibles para las plantas, lo que repercute en una reducción drástica de su fertilidad.

3.2.4 Factores antrópicos y naturales

La degradación puede ser debida al hombre (factores antrópicos) o a causas naturales


(factores naturales).

Antrópicos:

– Deforestación; facilita la erosión por la pérdida de la cubierta vegetal.


– Pastoreo excesivo; afecta tanto por eliminación de la cubierta vegetal, como por la
pérdida de estructura del suelo debido a la compactación por el pisoteo, que impide
la aireación del suelo y disminuye su porosidad.
– Prácticas agrícolas inadecuadas; contaminación (plaguicidas y herbicidas), quema
de rastrojos que elimina el aporte de materia orgánica, la roturación a favor de
pendiente que favorece la erosión, el exceso de fertilizantes en climas cálidos que

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asciende por capilaridad formando costras salinas en la superficie del suelo, suelos
sin vegetación (entre cultivo y cultivo) o con poca densidad vegetal (el cultivo de
árboles frutales deja mucho suelo desnudo entre árbol y árbol)…
– Extensión inadecuada del regadío; se trata de explotar suelos de muy poca calidad
agrícola (inadecuados para el cultivo). Como por ejemplo suelos salinizados. Pero
que se explotan porque hay agua.
– Sobreexplotación de acuíferos; hace descender el nivel freático, por lo que muchas
plantas no pueden superar una época de sequía prolongada. También puede acabar
por agotar el agua disponible para el riego o puede producir la entrada en el acuífero
de agua de mar; si el acuífero está cerca del mar se saliniza el agua del acuífero y se
riega con agua salada que degrada el suelo.
– Minería y canteras a cielo abierto; producen desmontes facilitando la erosión al
igual que las grandes obras de infraestructura, además en muchos casos la minería
suele contaminar el suelo con metales pesados.
– Roturación de terrenos marginales; en terrenos fácilmente erosionables como
aquellos de pendientes acusadas (elevadas) o de climas áridos, la roturación del
terreno con el tractor facilita enormemente la erosión.
– Abandono de tierras de cultivo; después de muchos años las tierras de cultivo no
son productivas porque la agricultura intensiva ha acabado con todos sus nutrientes,
con lo que su abandono deja un suelo poco productivo y muy degradable que será
fácilmente erosionable por la escasa vegetación que puede asentarse en este tipo de
suelo.

Naturales:

– Climáticos; los factores climáticos más importantes en la degradación del suelo son
las precipitaciones y el viento ya que son los que producen la erosión, no sólo es
importante la cantidad de precipitación que cae en una zona sino también su
distribución temporal. Por ejemplo: en nuestra región la mayor cantidad de
precipitaciones se concentran en unos pocos días con lluvias muy torrenciales con
gran capacidad de erosión, y sin apenas vegetación que frene la erosión por llover
poco el resto del año.
– Características edáficas y sustrato litológico; la naturaleza del suelo, la textura,
estructura, composición mineralógica y la cantidad de materia orgánica del suelo
condicionan la mayor o menor susceptibilidad a la erosión. Por ejemplo: en terrenos
permeables la erosión es menor, suelos muy cohesionados (buena estructura) son
más resistentes a la erosión, dureza del suelo, tamaño de las partículas del suelo…
– Topografía; en terrenos con pendiente la erosión es mucho mayor. La orientación
hacia el norte tiene más humedad y más vegetación que protege de la erosión.

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– Cobertura vegetal; cuanta más vegetación menos erosión porque la vegetación frena
el avance del agua en las pendientes y amortigua el golpeteo de las gotas de lluvia,
además la vegetación ejerce una pantalla contra el viento.

3.3 CORROSIÓN

Conociendo todo el contenido de Suelos, hay que tener en cuenta un tema muy importante
como es la corrosión, la corrosión en éstos, cuando se empezaron los estudios acerca de
este tema, como llega a suceder este hecho, y las consecuencias que tiene un suelo corroído.
El fenómeno de corrosión consiste en el proceso de deterioro de materiales metálicos
mediante reacciones químicas y electroquímicas, debido a que estos materiales buscan
alcanzar un estado de menor potencial energético. La corrosión tiene muchas repercusiones
a nivel económico, de seguridad y de conservación de materiales, por lo que su estudio y
mitigación es de suma importancia.

La corrosión puede ir de despreciable (suelos porosos secos) a muy importante (suelos


húmedos con gran salinidad y actividad bacteriana). En general: Intermedia entre
atmosférica y en solución.
La corrosión en suelos es de tipo electroquímico: el suelo ha de poseer una cierta
conductividad eléctrica (humedad). Las predicciones del comportamiento de un suelo a
partir de su análisis, se refieren a un suelo natural, no perturbado. Ej: situación de una
tubería en una zanja: La tubería (T) va asentada en un lecho de arena y rodeada por ella
(A), cubierto todo por una subbase de relleno (S) y con una capa última de base con
mayor compactación que la inferior (B). ZONA REMOVIDA = menor compactación
→ mayor permeabilidad al aire y al agua.

Figura 4. Situación de una tubería en una zanja, O, suelo original; A, arena; S, sub-base; B, base.
Entre las variables que hay que tener en cuenta:

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– Naturaleza y tamaño de partícula.
– Humedad.
– Contenido en sales solubles.
– Aireación.
– Acidez y alcalinidad totales.
– Materia orgánica.
– Presencia de bacterias anaerobias.

Presencia de agua: El agua en estado líquido representa el electrolito esencial para las
reacciones de corrosión electroquímicas. Por lo tanto, deben tenerse en cuenta factores
como la humedad del suelo, la capacidad de retención de agua, el nivel freático y la
movilidad del agua en el suelo.

Textura de la tierra: Consiste en la distribución del tamaño de las partículas minerales que
forman el suelo. El terreno se compone de arcillas (diámetros inferiores a 0,002 mm), limos
(diámetros entre 0,002 y 0,5 mm) y finalmente las arenas son las partículas más grandes
(diámetros superiores a 0,05). Dependiendo de los valores tomados por los porcentajes de
arena, arcilla y limo, se define la clasificación del suelo (Burstein, Shreir, & Jarman, 1994).
Las partículas más finas del suelo se consideran el medio corrosivo peor para las estructuras
enterradas del acero. El contenido mineral de arcilla absorbe más agua porque tiene más
superficie por lo que es altamente eficaz en el deterioro de los metales (Ismail, & El-
Shamy, 2009).

pH: La gama de valores de pH comunes en los suelos está entre 5 y 8. En este intervalo se
considera generalmente que el pH no es un factor dominante en los mecanismos de
corrosión. Sin embargo, los suelos más ácidos tienen un riesgo mucho mayor de corrosión
en materiales estructurales como el acero. Por otro lado, los suelos alcalinos tienden a
presentar altas concentraciones de magnesio y calcio que tienden a formar depósitos sobre
superficies enterradas con propiedades protectoras contra la corrosión.

Resistividad: Históricamente se ha considerado la principal variable a estudiar en el campo


de la corrosividad del suelo. Como el flujo de corrientes iónicas está asociado con las
reacciones de corrosión, los suelos altamente resistivos tienden a retardar sus efectos. La
resistividad del suelo generalmente disminuye con el aumento del contenido de agua y la
concentración de especies iónicas. Es importante remarcar que la resistividad por sí sola no
es suficiente para evaluar el riesgo de corrosión, por lo que su utilidad como único
indicador absoluto es muy limitada.

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Potencial redox: Es esencialmente una medida del grado de aireación del suelo, un alto
potencial redox indica un alto nivel de oxígeno. Bajos valores de potencial redox pueden
sugerir que las condiciones son favorables para la actividad microbiológica anaeróbica.

Bacterias: A veces la corrosión puede deberse al efecto de la presencia y la actividad de los


microorganismos. Ha habido casos de tasas de corrosión extremadamente rápidas como
resultado de la actividad bacteriana, y cada vez es más evidente que la gran mayoría de las
aleaciones metálicas son susceptibles a este tipo de corrosión. Diversas investigaciones han
demostrado que la corrosión microbiológica es una de las causas de fallo en las tuberías
enterradas en los suelos más dañinas (Maruthamuthu, 2011), (Bastin, 1926), (Beech, &
Gaylarde, 1999). De una manera cuantitativa, se ha llegado a establecer que más del 20%
de los fallos que se producen en las tuberías están relacionados con los microorganismos
(Javaherdashti, 2016).

3.3.1 Medidas preventivas para la corrosión

El suelo por su contenido variable de humedad, sales y materia orgánica en descomposición


es el electrolito más complejo de todos que se pueden encontrar, por lo que, por cuestiones
mecánicas, económicas y de seguridad ha sido una fuente de apoyo en la que se han
enterrado numerosas y muy variadas estructuras de acero, las cuales se ven sometidas a un
proceso de corrosión que en algunos casos son muy complicadas, por ello para tener un
buen control de la corrosión de estas estructuras se han de combinar algunos métodos más
comunes de protección:

– Modificación del medio: Consiste en cambiar el medio que rodea la estructura


metálica por otro de menor o nula agresividad, o bien mezclarlo con algún producto
químico o de otra naturaleza, para neutralizar su corrosividad.
– Cambio de material: Utilizando otro material más resistente a la corrosividad e
idóneo para el fin, bien en su totalidad o en parte de la estructura, teniendo en
cuenta que para lo segundo hay que aislarla para evitar la corrosión galvánica.
También puede ser suficiente el cambio de metal superficialmente, es decir
galvanizado.
– Aislamiento del metal: El aislamiento se puede hacer mediante un revestimiento de
pintura bituminosa o asfáltica, cintas protectoras, vainas de material plástico, o bien
recubriendo con hormigón.
– Protección activa: Mediante corriente eléctrica. La protección catódica se utiliza
como protección complementaria a los revestimientos.

En este orden de ideas se puede decir que lo mencionado anteriormente es una base general
para los métodos anticorrosivos, a continuación, se explicará más detalladamente cómo
funcionan algunos de estos métodos:

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3.3.2 Inhibidores

Los inhibidores son sustancias químicas que protegen al metal contra el ataque
electroquímico de soluciones agresivas. Son usados ampliamente por la industria para
modificar el comportamiento de las aguas, a efectos de un mejor control de la corrosión. El
principio del funcionamiento de los inhibidores es formar en la superficie misma de los
electrodos de la pila causante de la corrosión, sea un compuesto insoluble, sea la fijación de
una determinada materia orgánica, con el objeto de polarizar la pila de corrosión.

Los hay de dos tipos, aunque a veces se utiliza una combinación de ambos:

– Inhibidores anódicos: Son aquellos que actúan formando un compuesto insoluble,


el cual precipita en los lugares anódicos, evitando la reacción anódica y, por tanto,
inhibiendo todavía más la corrosión. Ejemplos: Hidróxido sódico, carbonato,
silicato y barato de sodio, ciertos fosfatos, cromato sódico, nitrito y benzoato de
sodio, etc;
– Inhibidores catódicos: Son aquellos que actúan sobre toda la superficie y son
menos eficaces. Reducen la corrosión mediante la formación de una capa o película
de alta resistencia eléctrica sobre la superficie, la cual funciona como una barrera
para la corriente de corrosión. Ejemplos: Sulfato de cinc, sulfato de magnesio,
bicarbonato de calcio, etc.

3.3.3 Recubrimientos

Estos recubrimientos se utilizan para aislar el metal del medio agresivo, existen de
diferentes tipos tales como:

– Recubrimientos no-metálicos: Se pueden incluir dentro de éstos las pinturas,


barnices, lacas, resinas naturales o sintéticas. Grasas, ceras, aceites, empleados
durante el almacenamiento o transporte de materiales metálicos ya manufacturados
y que proporcionan una protección temporal.
– Recubrimientos orgánicos de materiales plásticos: Esmaltes vitrificados
resistentes a la intemperie, al calor y a los ácidos.
– Recubrimientos metálicos: Pueden lograrse recubrimientos metálicos mediante la
electrodeposición de metales como el níquel, zinc, cobre, cadmio, estaño, cromo,
etcétera.
– Inmersión en metales fundidos: Cinc (galvanización en caliente), aluminio
(aluminizado), etc.

3.3.4 Protección catódica

Para poder determinar si se puede utilizar el método de protección catódico es necesario


medir la resistencia del suelo o terreno, de manera que se puedan presentar resultados
óptimos a la hora de poner en funcionamiento dicho método.

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La investigación de la resistividad de un suelo consiste, por lo general, en una serie de
medidas tomadas a lo largo de una línea, utilizando normalmente el método de los cuatro
electrodos, que en general consiste en una medida en la que se obtiene un valor promedio a
una determinada profundidad aproximadamente igual que el espaciado entre los electrodos,
el cual es previamente establecido. Dicha resistividad de puede determinar teniendo en
cuenta que en la práctica la distancia entre los electrodos es mucho mayor que la
profundidad de enterramiento, por lo que la ecuación se queda de la siguiente manera:

El esquema general es presentado a continuación:

Figura. Medición de la resistividad del suelo por el método de los cuatro electrodos, en la que (a)
representa a los electrodos y (b) la profundidad.

El espaciamiento “a” del electrodo se interpreta como la profundidad aproximada a la cual


se lee la resistividad del suelo. Para caracterizar la variación de la resistividad del suelo
dentro de un área específica, se deben realizar varios grupos de medidas en diferentes
direcciones.

Diferentes lecturas tomadas con varios espaciamientos alineados dan un grupo de


resistividades, que cuando son graficadas contra el espaciamiento, indican si hay capas
diferentes de suelo y dan una idea de su respectiva profundidad y resistividad, también cabe
resaltar que los resultados obtenidos por este procedimiento se grafican en un diagrama en
el cual la escala de resistividad es logarítmica, ya que es más importante la relación de
resistividades que sus diferencias. A partir de estos diagramas se pueden localizar
fácilmente las áreas de mayor corrosividad del suelo.

Ahora bien, después de realizar el adecuado estudio de la resistividad del suelo se procede a
aplicar la protección catódica la cual tiene ciertos parámetros a considerar. Primero que
todo se puede resaltar que este método funciona cuando el metal a proteger está en medio
electrolítico (agua o suelo húmedo); por lo que no es eficaz en estructuras situadas sobre el
nivel freático o en terreno muy seco. Así se puede detallar que este tipo de protección
consiste básicamente en la neutralización de una corriente destructora (corriente que va del
ánodo al cátodo a través de la solución acuosa) que servirá para la protección del metal ante
la corrosión, de manera más específica se puede decir que la superficie de dicho material a
proteger actúa completamente como un cátodo cuando se encuentra enterrado o sumergido

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en un electrolito eliminando o disminuyendo la corrosión, esto se alcanza cuando el
potencial de circuito abierto del metal a proteger se vuelva más electronegativo mediante la
aplicación de una corriente directa o la unión de un material de sacrificio. Existen dos
técnicas en las que se fundamenta este método:

Protección por ánodos de sacrificio: Consiste en acoplar al metal que se quiere proteger
un ánodo que aporte metal y que tenga un potencial más bajo: éste se corroe antes
sacrificándose y neutralizando las corrientes corrosivas y formando capas protectoras. Cabe
resaltar que los ánodos de sacrificio a utilizar serán aquellos metales y aleaciones cuyo
potencial sea inferior al de protección del hierro, es decir situados en el dominio de
inmunidad de este metal, si bien se habrán de elegir aquellos que sean más idóneos, y entre
ellos están: cinc, aluminio, magnesio y sus aleaciones.

Protección por corriente impresa: La protección del metal se consigue al ponerle en


contacto con el borne negativo de una fuente exterior de corriente continua. Como ánodos
auxiliares, que actúan como dispersores de corriente, más utilizados son: chatarra de hierro,
grafito, aleaciones de plomo-plata y titanio.

3.4 APLICACIÓN

Tanto el acero como el cobre, plomo y bronce son algunos de los metales que pueden ser
protegidos de la corrosión por este método. Las aplicaciones incluyen barcos, tuberías,
tanques de almacenamiento, puentes, etc. La protección se logra aplicando una corriente
externa a partir de un rectificador que suministra corriente continua de bajo voltaje. El
terminal positivo de la fuente de corriente se conecta a un ánodo auxiliar (grafito, por
ejemplo) localizado a una determinada distancia de la estructura a proteger y el terminal
negativo se conecta a la estructura metálica.

En la práctica, la corriente necesaria para proteger una estructura desnuda suele ser
demasiado grande como para ser rentable económicamente. La estructura entonces, se
recubre con algún revestimiento para proporcionarle protección frente al medio agresivo,
reservándose la protección catódica para proteger la estructura sólo en aquellos puntos en
que no pueda lograrlo el revestimiento.

CONCLUSIÓN

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Del presente trabajo se puede concluir que la corrosión en suelos de los materiales tiene múltiples
factores a los cuales atribuirse tales como el clima, las bacterias, el tipo de suelo o material , estos
últimos relacionados entre sí, de manera que teniendo en cuenta lo anterior los efectos pueden ser
vistos a corto o largo plazo, por ello es importante tomar medidas preventivas como sustancias en el
material tales como inhibidores o recubrimientos en el exterior por mencionar algunos, los cuales
son fundamentales para prever algún daño o realentizarlo, asimismo el cuidado del suelo el cual es
la clave para que cualquier estructura pueda asentarse.

BIBLIOGRAFÍA

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- TEMA 6: LA EDAFOSFERA. (s. f.). Recuperado 9 de octubre de 2021, de
https://www.um.es/sabio/docs-cmsweb/materias-may25-45/tema_6.pdf
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http://descargas.adif.es/ade/u18/GCN/NormativaTecnica.nsf/v0/E2D4B567C1FAE
A6FC12573AE0032E883/$FILE/NAP%202111.pdf?OpenElement
- Corrosión en suelos (ingeniería química). Construcción general Microsoft Word -
Cap9.doc (ua.es)
- Erosión y manejo del suelo. importancia del laboreo ante los procesos erosivos
naturales y antrópicos. José Antonio Novais, s/n. 28040 - Madrid Layout 1
(core.ac.uk)

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