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El art. 180 de la Ley de Sociedades de Capital impone como norma de ius cogens
que es deber de los administradores la asistencia a las juntas generales. Esta
norma encuentra su justificación en la labor esencial que desarrollan los
administradores para el adecuado funcionamiento de la sociedad. Por un lado,
la Junta General posee una función controladora de las funciones del
administrador. Por otro, es en la Junta General donde tiene lugar el
desenvolvimiento del derecho de información de los socios. Este derecho tiene
una gran importancia: se reconoce en el art. 93 de la LSC, siendo irrenunciable e
imposible de derogar a instancia de los estatutos sociales. Sus particularidades,
dependiendo de si se trata de una sociedad de responsabilidad limitada o de
una sociedad anónima, se encuentran recogidos en los arts. 196 y 197 LSC. Es
relevante señalar que los administradores no pueden ser representados, al
contrario que los socios, pues sus competencias son indelegables.
Por lo tanto, para el Tribunal Supremo, existe una limitación del derecho de
información desde la misma constitución de la Junta, una limitación que debe
traducirse en la nulidad de la Junta, ya que falta un requisito imprescindible
para su validez.