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CON LA
SOLEDAD
EN CAMINO
CON LA SOLEDAD
OBRA ANTOLÓGICA
Escrita por:
Adela Yepes
Ana María Giraldo Figueroa
Victoria Bedoya Robecchi
Leidy Dayana Pire Torres
Paola Andrea García Bojaca
Daniela Fernanda Pinta Vásquez
Mario Julián Hurtado Figueredo
Andrés García Suárez
Nicolás Alejandro Villota
Esteban Coronel
Brian Salas Hernández
Adriana Marcela Bedoya Puello
Esperanza Cuayal Chapues
Darwin Josué Meléndez Cox
Leonardo Niño
Andrés Felipe Suárez Oviedo
Jaime Alberto Noguera Igua
John Emanuel Pérez Gómez
Laura Sofía Ossa Martínez
Fernando Estupiñan
Angie Paola González Mantilla
Luis Fernando Gómez
Kevin Andrés
Danny Joel Pérez Zárate
Daniel Mozo
Germán Alberto Ocampo Marquez
Joel Antonio Sarmiento Arevalo
Fanny Estella Posada Vargas
María del Rosario Lanao
Aviso legal: Se prohíbe la reproducción total o parcial de la presente obra, restringiendo, además,
cualquier compendio, mutilación o transformación de la misma por cualquier medio o procedimiento.
Los comentarios descritos en la presente obra, realizados a título personal, no corresponde a
pensamientos de la compañía, sino a aseveraciones particulares de los autores. Se permite la
reproducción parcial, con el debido crédito a los autores y a la Editorial.
Título:
Publicado en el año: 2020
Número de páginas: 127
Editado en Colombia
Página web: www.itabooks.com
ISBN: 9798694492485
Sello: Independently published
Autores: ©Adela Yepes, ©Ana María Giraldo Figueroa, ©Victoria Bedoya Robecchi, ©Leidy Dayana
Pire Torres, ©Paola Andrea García Bojaca, ©Daniela Fernanda Pinta Vásquez, ©Mario Julián Hurtado
Figueredo, ©Andrés García Suárez, ©Nicolás Alejandro Villota, ©Esteban Coronel, ©Brian Salas
Hernández, ©Adriana Marcela Bedoya Puello, ©Esperanza Cuayal Chapues, © Darwin Josué Meléndez
Cox, ©Leonardo Niño, ©Andrés Felipe Suárez Oviedo, ©Jaime Alberto Noguera Igua, ©John Emanuel
Pérez Gómez, ©Laura Sofía Ossa Martínez, ©Fernando Estupiñan, ©Angie Paola González Mantilla,
©Luis Fernando Gómez, ©Kevin Andrés, ©Danny Joel Pérez Zárate, ©Daniel Mozo, ©Germán Alberto
Ocampo Marquez, ©Joel Antonio Sarmiento Arevalo, ©Fanny Estella Posada Vargas, ©María del
Rosario Lanao.
Diseño de portada: ©Editorial ITA S.A.S.
Ilustración de portada: ©Yousuf Mohammed
Índice
Frío traidor
que roza mi ser,
en la más sombría
oscurana te encontré.
Amiga inseparable
que moja mis mejillas,
mi cómplice, mi verdad,
resplandor en la oscuridad.
Me sumerges en el infinito
océano de mi ser,
allí donde el silencio reina
y cura mis heridas.
Confidente inseparable
no puedo contener
la emoción de mirar en ti
cuánta verdad hay en mí.
No te vayas de mi lado
que aún el camino apremia,
son tantos los sueños anhelados
por cumplir, esa es tu promesa.
Aislada estoy
sujeta a ti,
más vivo plena
y por ti quiero revivir.
Eres en ocasión
mi más fiel lamento,
que ahonda mis heridas
sin medida y sin pretexto.
Un escrito a la soledad
Distancias
No dejes huella
No dejes partes de ti
donde el olvido no tibia fuerzas ajenas,
donde al irte, como puede ser natural,
no sientan otros,
que te quedas para siempre.
Déjame ir
Amores imposibles
Al caer la noche
Ni la renovada primavera
que se viste de orgulloso rocío
y que de su seno germina y florece
la belleza porvenir
podrá nunca opacar la sutil y misteriosa gracia
de un otoño que lúgubre y gris,
las hojas y el color en los prados ponen en calma.
Extraviada
Morir
Mejor escribo
Debilidad
Libre
Escondite
Indecisión
Frustración.
Enojo.
Decepción.
Mi mente me lastima,
le ha dado ese poder.
Gruño sin saber qué hacer,
tiemblo de rabia
y quedo sin fuerzas.
Al día siguiente despierto.
De nuevo empieza esto.
Era sutil
Yo
Reflexión en soledad
En la soledad te amas, con tristezas y alegrías, florecen en ti tus miedos que aún no
entendías.
Tres soledades
Soledad infinita
Ahora,
en la soledad infinita.
Recuerdo y pienso en ti
como si estuvieras aquí,
como si nunca te hubieras ido.
Y es cierto,
nunca te perdí
porque estás en mi corazón,
en mi mente.
Hay tres formas de soledad latentes que en alguna etapa de tu vida se pueden percibir,
o en algunas ocasiones pasan inadvertidas detrás de tus sentimientos o emociones sin
que te llegue hacer daño o hacer sufrir.
Soledad inexplicable cuando te dejan sin presentir la razón, se alejan sin decirte la
verdad, tratando de evitar un dolor o por miedo a querer dejar a la mejor persona que
en ningún momento podrá encontrar, buscando en otras lo que ya estaba en ti,
aparentando haber obtenido una recompensa que no es satisfactoria y en pocos días
desaparece la luz que la hacía brillar. Mientras tu soledad te enseña a afrontar la
realidad y a curar las heridas sin mirar hacia atrás, buscando nuevos retos y alguno que
otro amor escondido donde nunca te hubieras puesto a mirar.
La costumbre nos da comodidad pero la soledad nos da un horizonte que si lo
observamos detenidamente hallamos serenidad.
Soledad que me dejaste, sin mirar hacia atrás, ya no vuelvas cuando entiendas que no
había nada mejor allá, interpretaciones indirectas que tuve que afrontar sintiendo en mi
pecho ausencia y tristeza que rayaba mi existir. Cada día con los recuerdos salían a
relucir momentos inolvidables que me hacían resistir, una monotonía incontrolable de
felicidad momentánea que no me dejaba seguir.
En Camino Con La Soledad | 23
Ahora con cabeza fría y corazón sin mentiras, estoy dispuesta a afrontarte sin negar tu
presencia, te di todo lo que creí te merecías por estar junto a mí, pero ahora te puedes
ir, la soledad no es tan mala cuando no te has perdido a ti.
Soledad absoluta
Después
de hallarme entre la gente,
invisible entre voces latentes
que escuchas como canciones que no entiendes,
rodeada de fantasmas inminentes
que me muestran lo que ya está en mi mente,
roces de manos que no sientes
y te consideras ausente.
Tu subconsciente,
rodeada de tanta gente, no siento el presente,
para qué quiero vivir sin sentir la realidad
de un mundo que yo siento en soledad,
cansada de todo o cansada del ambiente,
lo único que deja es un desierto
espejismo de amistades, que se van de repente.
Cuando no sientes la presencia de los demás, no ves cosas buenas y características que
resalten más allá de tus pensamientos y tu forma de mirar la vida con más claridad,
sientes que te falta todo porque no sabes apreciar lo que es una fortuna para alguien
más. Sabes quejarte pero no valorar el esfuerzo de los demás, nada llena tu mente
porque vives lamentando el pasado y dejas pasar el futuro que te quiere alcanzar.
Nunca nadie está tan solo para no poder abrazar una sombra o una luz en la oscuridad,
acariciando la ausencia de alguien que en tu presencia no está. Pones muros que
muchos no pueden trepar, aprender a soltar el pasado para ver el futuro llegar, con
todos los retos que tienes que pasar sin pensar lo negativo, buscando la solución que
tienes que acertar pasando desafíos que hacen que valga la pena encontrar una
recompensa que está guardada para los que saben esperar.
Hacer sentir que nadie está a tu altura y necesitan esforzarse más, pensando que eres
indispensable y tu grandeza te hace brillar, pero cuando te das cuenta todos cansados
se alejan de tu lado por percibir que no aprecias lo esencial, tus expectativas se
engrandecen por lo material y los sentimientos pasan a un segundo plano que no tiene
prioridad. No esperes que sea demasiado tarde para reaccionar y evalúa si vale la pena
tanta soberbia que hace que no puedas mirar todo lo que te rodea y te da felicidad.
24 | En Camino Con La Soledad
Prohibido sentirse solo cuando tienes seres que te aprecian y te quieren como a nadie
más. Recuerda que el tiempo no se puede devolver para volver a encontrar esas lindas
personas que la vida te regalo para acompañarte a caminar.
Soledad incomprensible
Cuando
te pierdes a ti mismo y no te quieres encontrar,
estás ausente del mundo y sin horizonte ves los días pasar,
ciegamente encantado, te sientes menos que los demás,
abusiva incontrolable
que en cada instante solo encuentra maldad,
un sosiego en tu mente que no te deja pensar.
Cuando pierdes lo más esencial, tu compañía que es lo más primordial, no sabes lo que
quieres pero tampoco te das la oportunidad de encontrar esa persona de una gran
personalidad, deja ya de aparentar, nadie está interesado en encontrar tesoros que se
desvanecen con el viento y con la mar. Se puede perder todo y volver a empezar, a
veces los nuevos comienzos te hacen acertar, cuando no tienes afán de figurar salen a
flote valores que tenías escondidos en el alma y el más allá.
Puedes esconderte, pero nunca abandonar el ser que te hace único y diferenciarte de los
demás, ausentarte por un momento sin llegar a olvidar quién eres y adónde quieres
llegar. La única persona que nunca te abandonará eres tú y en la única que puedes
confiar, no te acobardes cuando alguien te viene a criticar, solo las personas que no
tienen vida están pendientes de tus actos y cada paso que das. No dejes que los
crepúsculos que ocultan lo bello que te hace brillar te haga creer que no vale la pena
luchar por tus sueños y tu libertad, cientos de personas quisieran ostentar cualidades
ocultas en tu ser y valores que aunque tú no los ves si los demás.
En Camino Con La Soledad | 25
Si pierdes tu brújula, busca y crea un mundo donde puedas caminar, paso a paso y
lograr encontrarle un sentido a tu vida y tu transitar, no permitas dejarte solo entre
tanta adversidad, hasta nuestra sombra está dispuesta a cuidarnos cuando no hay nadie
más. Cada situación tiene sus contras pero también lo ideal, tú escoges el camino que
quieres tomar, para hacerte la vida más fácil y lograr encontrar el sendero que quisiste
circular. Quítale el poder a las energías negativas que vienen a arruinar momentos
maravillosos que te logran animar, no te sientas prescindible para los que hacen el mal.
Quiérete tanto que nunca puedas truncar tus sueños y ambiciones por una simple
ansiedad.
26 | En Camino Con La Soledad
Prosas de recuerdo
Éter
Los perfumes se diversifican y apaciguan mis ansias. Yo que te encontré entre lunas
adyacentes susurro tu nombre en mi almohada. Veo a través de los espejos de lienzo,
rezo por ti y te superpongo en la llama de una veladora. Me recuesto sobre tu mejilla
imaginaria y oigo palpitar palabritas de amor en tono de gracia. Volamos en una sutil
luciénaga de hojalata, vemos los cielos del mañana, los castillos del ensueño. Abono
en la bella comisura de tus labios los árboles de raíz duradera y con tus ojos en los
míos, yo te amo para siempre.
Ojos
Ojos grandes como el cielo, ojos que amo más que a mis ojos. Ojos color de esperanza,
ojos de poesía. Bajo esas pestañas se encuentra mi parada. En esas pupilas hondas yo
navego bajo una luz lunar. Yo bebo esos ojos, yo recorro esas líneas que dibujan su
rostro, yo me enamoro con esos ojos. Ojos viajeros en vía láctea, ojos de los que se
habla en infinito. Dulces ojos claros como los amo, como los extraño.
Te busco, te encuentro y me miras. Entonces, haces magia. La calle duerme, cierro los
ojos, la calle duerme. El sueño me desvela ¿tu magia lo hace? ¿Cómo lo hace? Aahh
¡claro! En mis sueños eres un bonito cronopio de esos que salen a la calle y les llueve y
piensan que a todos les pasa eso. Pero, al final siempre dicen: “Hermosa calle,
hermosísima calle”. Me encanta que seas un cronopio; además, amas la lluvia, pero la
amas más conmigo. Un cronopio mágico, ¡por supuesto! En la calle del sueño, esa que
aún recuerdo.
Sueños lunares
Anoche fui a la luna y le hablé de usted, del pequeño y viejo teatro, de las rosas que
caen del cielo, de los autos que se cuidan solos, de las mascotas que guardan nuestras
madrugadas, de los árboles que se plantan con mamás y abuelas, de las chirriantes
bicicletas que viajan a montañas místicas, de los viajes astrales dignos de una historia.
Le hablé de las flores amarillas que acompañan nuestros sueños.
Al rato me preguntó la hora exacta en la que le amo
y entonces yo dije…
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Le amo a las dos de la mañana, bajo una luna llena, en su merma, un jueves a las
cuatro de la tarde. Mientras me ubico con la única brújula del mundo, la que usted,
amado mío, me obsequió, esa que tiene muchos nortes. De regreso, miré un rato por la
ventana, en el borde de mi cama encontré su figura. La abrace fuerte, muy fuerte, solo
así pude dormir.
Corazón
Distancia
Diez mil millones en un millar a distancia lo volví a ver. Pude notar que volvió a
fumar, lo vi coger el cigarro con su mano derecha. Lo vi viendo a la memoria y
esparciendo el humo de cigarro. Lo abracé, así como se abraza en los sueños, fuerte y
preciosamente. Y después, desperté. Su aroma se había impregnado en mi cabello, lo
guardé en una pequeña caja y le puse una cinta azul. Se lo entregaré en nuestro
próximo sueño.
…
Ahora, a un millar de distancia, nos juntamos, doy el obsequio y dormimos abrazados.
Recuerdo
Reina de mi mundo
El tiempo es su cómplice,
no me va a dejar darme cuenta de su éxito
¿o yo soy el cómplice que trajo a su compañero?,
para ella solo existo.
Es eterno el desaparecer,
cada parte de mi ser no se acaba,
soy uno con este mundo que no me deja partir
ni ser parte de otro ser.
Un monólogo de un loco,
un trabajo de un ciudadano ejemplar,
un estado insufrible después de caer,
un ejemplo de calma que le miente a quien lo ve.
Nunca va a parir,
soy su creación, y ella la mía,
aunque creo que ella es anacrónica,
yo soy invasor de su resurgir.
Mi piel es una porcelana que se descuida con los tratos que me da,
la fragilidad de mi ser le deja ver mi alma a través de las grietas,
su risa son ondas que estremecen los sitios más oscuros de mis esperanzas,
hacen brotar las luces de mis anhelos más retorcidos.
Se ha acabado su monarquía,
he decidido no estar más aquí,
no me aferraré a otra reina,
estoy en el momento de la anarquía.
Ya no le pertenezco,
su estado fue la necesidad de emprender un nuevo mundo.
Cuando la necesite la buscaré para devorarla,
ella lo aceptará, si no me estremezco.
Sed de mí,
y sed de mi piel en la agonía del ocaso,
en la cruel secuencia de los días sin noche
y las noches sin descanso.
Lumbre díscola,
días agotados,
días en cenizas,
pasos embotados de estas ciudades perdidas,
estos cielos expropiados de la memoria,
este eterno retorno al comienzo de todo final.
Ni los caminos
ni los pasos
ni los besos de despedida
ni los odios de bienvenida
ni las causas del destino vaporoso te darán el aliento del retorno,
el punto cero del abrazo.
Y caigo,
siempre,
perpendicular,
desarmado,
diluido,
confuso.
Caigo en el vértice de la noche con un alivio etéreo.
Fuerza,
fuerza es saber moverse sin quebrar nuestras huellas.
fuerza es dejarte y entender el ocaso de tu compañía,
tú,
que me hiciste tan feliz y ahora mueres en el aire,
tú,
extendiendo tus alas azules frente al sol tímido del miedo.
Adiós,
te veo partir con tu equipaje suelto.
Adiós,
pequeño presente en la luz de mi vida.
Quemar el tiempo
Te rescato,
a ti,
porque todo valió la pena,
porque hiciste de mí un sol azul en tus brazos,
porque cada fracción de vida me traía al cuarto.
Ese,
ese cuadrilátero de muchas ventanas y tan pocas puertas,
ese milagro de un espacio que fue propio,
que fue de ambos,
y ahora solo está coloreado con el color polvo del desprecio.
Te rescato,
con ambas manos de una tormenta silenciosa,
una espora negra que cubre al mundo,
un espacio ajeno de luces difusas,
un secreto tan grande como solo tú pudiste guardar.
Hasta siempre,
hoy, ayer, nunca,
hasta siempre.
Violencia
Lo violento en los hilos del conflicto no es magullar la historia ni los libros, todos esos
tomos copados de partes de carne chamuscada y hace parte de una colección
enigmática de lugares deatrás del sol, lugares donde la violencia no es la clasificación
de los muertos ni antologías de formas de matarnos. Hay lugares donde la sangre se
coaguló en la noche y el hierro se pegó al oxígeno, hay lugares donde los ayeres son la
narrativa de las lápidas. Los laberintos de los lagrimales dolidos. El sentido sin sentido
de los caminos salvajes. La excusa de la violencia es la diatriba sonsa; las manos de
Caín. Cuerpo que siente las quemaduras del hielo, pulsión de caballos con colmillos de
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La violencia, que empieza con su buitre en vuelo pleno y el sonido del arcángel
disfónico.
La violencia empieza y termina en los ojos de las tripas.
Ahí donde parimos los sueños,
también la vida se torna pesadilla.
Es la hoja arrugada,
piel manchada
todo el fuego se consume en su centro.
Mausoleo
Como un hierro humeante que corta las texturas de una tierra inviolable,
bajan los metales de la discordia a partir los besos del silencio,
caen las máquinas y el odio como un precipicio de dolor lento,
alumbra el sol con un signo negro.
Carbón de maquinaria,
engranaje de roca,
de tiempo,
de silenciosa paz inexacta.
Sed
Todo culmina,
muere y vuelve a comenzar,
en las secuencias de la mano invisible,
esas narrativas de improbable eternidad.
Revelación
Oblación
Un cigarro es la ofrenda.
Hoguera al viento,
huracanes como labios que incineran las horas.
Nadie sonríe
Nadie sonríe…
44 | En Camino Con La Soledad
En esta medianoche,
cuando apague los ojos
pensando que la lluvia
se lleva nuestros recuerdos
por las aceras de la madrugada,
y que son el cigarro,
el papel y el esfero
en la penumbra de la noche
mi única y fatal compañía,
y que hay corazones,
pies y pasos tras esa puerta
esperando algo de satisfacción
antes de morirse;
un antídoto para
remendar sus penas,
un consuelo ignoto
que se parezca al cielo,
ese imaginario lugar
que se destruye
cuando despiertas
a mitad de camino
entre la condena y la gloria,
entre el asfalto y la almohada
entre la cantina y los parques.
Buscando un consuelo
en los escombros perdidos
de esta medianoche, amor mío,
corazón profano, luz intermitente,
en cada maldito segundo
donde una voz se forma
y se niega a perecer,
donde el guardián del miedo
desata un embrujo
de locura y desesperación
capaz hacer a temblar a cualquiera
de joder terriblemente a cualquiera.
46 | En Camino Con La Soledad
Soleado recuerdo
Patético soñador
Ahogado entre los llantos que provocaban las risas de un recuerdo que ya nunca
volvería,
nuestro sujeto se doblaba de dolor en su cocina,
aprendiendo una vez más el sabor que tiene un desamor
cuando lo mezclas una noche con unos tragos de tequila
y unas lágrimas que queman al rodar por sus mejillas.
— ¡Márchate ya! —gritó al dolor que le quería arrancar las tripas desde dentro.
— ¡Márchate ya! —dijo a sí mismo en la soledad que le provocaba ahora echar atrás y
recordar con amargura, lo triste que una vez fue verle sonreír junto a la luna.
En Camino Con La Soledad | 49
Amorfa compañía
Empeñado está el maldito en hacer que vomite a diario mi vida a sus pies,
calmando ansias de niño berrinche,
con lágrimas atoradas de arena y sal.
Canciones a la soledad
Aglomeración
Cinco
Cuatro
Dos
Uno
En ruinas
Y aquí no pasó nada, todo está como nuevo, el cadáver de mis sentimientos parece
estar vivo, por suerte pude sacar las mentiras que enterraste que antes parecían rosas y
que ahora son solo como mil agujas incrustada en mí.
Senté a la soledad a su lado para que charlaran, ninguno hablaba, ambos tenían la vista
fija en la nada y un rostro inexpresivo.
La puerta estaba asegurada, quizá alguien pudo tocar muchas veces porque quería
hacerse un espacio, refugiarse en este corazón, pero los muertos no escuchan y a la
soledad le fastidia las visitas.
Se fueron apagando poco a poco las luces de afuera, ahora mi rostro lucía igual que el
del cadáver que habitaba dentro de mí corazón.
Mi mirada se perdía en la angustiosa vida que llevaba, ya no podía ocultar que algo
dentro de mí agonizaba, o más bien algo dentro de mí había muerto.
El olor de aquel cuerpo ya se podía notar en mi sonrisa apagada, en mi cara
inexpresiva y en las marcas en mis muñecas que dejaban ver que la vida ya me
importaba poco pero que era tan cobarde como para acabar con ella,
quizá porque esperaba que regresaras,
pero ya no volverás. El desorden escapó del cuarto, la soledad abrazó por completo mi
corazón, el cadáver lo escondí,
la casa parece embrujada, ya nadie se acerca, la casa espanta al igual que mi mirada.
Costumbre
Mis ojeras están pronunciadas porque a pesar de estar acostado en esta grande y fría
cama con mis ojos cerrados, no dormía, simplemente pensaba en el miedo que me daba
abrir los ojos y que no estuvieras, temía aceptar que te esfumaste, te fuiste,
desapareciste no con restos, sino con todo de mí.
El vacío en mi pecho es grande, pero con mis ojos cerrados aparentaba que era la más
terrible de mis pesadillas mientras mi mente me susurraba que era la realidad, pero con
todo y eso jugaba conmigo creando la falsa esperanza de que aún seguías a mi lado,
esperanza que al amanecer se convirtió en un puñal que atravesaba la nada que dejaste,
nada que duele, que hace daño.
Me siento tan pero tan solo y no es que no lo hubiera estado antes, este sentimiento es
diferente, cuando ves la luz te acostumbras a ella, pero si luego se va es peor que nunca
haberla visto;
no poder caminar después de correr kilómetros es peor que nunca haber caminado.
Así mismo, estaba acostumbrado a la soledad, pero llegaste derrumbando paredes,
como una heroína, llegaste para cambiar mis metas, mis objetivos, mis pensamientos,
mi manera de ser, definitivamente cambiaste todo de mí.
Me fui acostumbrando a tu presencia, a esa sonrisa, a esos labios, a esos ojos, a esos
abrazos llenos de alegría, a esas malas costumbres, a esa personalidad tan única y tan
insoportable, pero de la que me enamoré,
Me acostumbré a la compañía, a la sala llena de amigos, a las tardes de paseos, a las
noches de secretos, a los chistes sin gracia, a las rabietas y celos,
pero nunca, nunca pensé que debía acostumbrarme nuevamente a la soledad, no pensé
que tenía que acostumbrarme a estar sin ti y no quiero, deseo infinitamente que
vuelvas.
Pupiales, Nariño-Colombia
En confinamiento,
soledades ausentes
por la ventana.
Brillante presencia,
plácida mañana,
soledad termina.
Praderas verdes.
Amaneceres de sol.
Es tu presencia.
Lunas de marzo
trajeron luz, voces tiernas,
sonidos de amor.
Soledad de lago,
brisas de mayo
alumbran tu rostro.
Siete de noviembre
borró soledades.
Tierna y amada.
Sonidos de lluvia,
soledades claras.
Suenan canciones.
Hanna es dulce,
un campo brillante,
regalo de Dios.
Cantos de pájaros
surcan los cielos,
mi Hanna canta.
En Camino Con La Soledad | 55
Apacibles aguas.
Hermanos del alma.
Brillan sonrisas.
Suelos fértiles,
abundantes cosechas.
Papá trabaja.
Ojos soñadores,
manantiales de luz.
Alegras el alma.
Gratitud al cielo,
llegaste cálida.
Se fue el invierno.
Soledades disueltas,
sonrisas sinceras,
cada mañana
Lluvias de soles,
radiantes sonrisas,
son mis hermanas.
Canciones tiernas
en cada casa,
es cuarentena
Virus ocultos
cambiaron los mundos
tras el invierno.
Maestros llaman,
estudiantes escuchan,
todos aprenden.
56 | En Camino Con La Soledad
Trabajadores,
asueto obligado.
Se detuvo el tiempo.
Tantas promesas,
recuerdos a solas,
flores marchitas.
Aleteos suaves,
mariposas azules,
vientre fecundo.
Llega la tarde,
aceleran los días,
sueños dormidos.
Lluvia de hojas.
Reflexión del alma.
Otoño de vida.
Blancas montañas
Estación dormida,
En soledad.
Huellas dejaron,
estaciones vividas
Tiempos pasados.
Cantan las aves
alegres noticias.
Vuelves a casa.
Mamá saluda,
amorosa y tierna.
Es primavera.
Cae la lluvia.
Palabras de Hanna,
sonidos dulces.
Sueños fallidos
Historias perdidas
Cantos al viento
Final
Añoranzas
Soledad
Soledades errantes
II
III
IV
El tiempo extendido
de la soledad endurecida
y el miedo y los efectos telúricos
del aislamiento deprimente.
Ojalá el fenómeno acompañado.
La distracción, la herida hecha
compañía en el grupo fraterno
y aislado, con sus vinos salubres
y sus risas desoladas.
60 | En Camino Con La Soledad
VI
La oscuridad decolorada
de sus negras manos de heridas,
severas e indelebles.
Hacían eco de sus demonios mismos
y la presencia incorporada de sus raíces
deslucidas. Hablaban de sus jardines
floridos en universos casquivanos.
VII
VIII
XIX
XI
Ejemplares de dependencia
en las relaciones y la incapacidad
de caer en la continuidad infinita
de nuestra vorágine. Mujeres solas,
hombres estériles: sabían negarse,
inconmensurables, indefensos e
indecisos. Alejados en sus soledades
fértiles, veían su atado de ridículo
en los espejos que de lejos alumbraban
el risible reflejo de ser ellos mismos.
XII
El abandono a placer
y la falsa grandeza.
Las noches de personalidad.
Noches personificadas, obstinadas.
Su semejanza torpe y su cansancio
Bohemio. Sus plenilunios de soledad maldita.
62 | En Camino Con La Soledad
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
retornamos abrazados
en las máscaras de luchas
sordas del cuerpo indefenso.
XVIII
XIX
XX
XXI
Se enternecen en ignorancia
de los mensajes olvidados.
Desgarra la timidez absorbida
en soledad. La esperanza ebria
de envidia y anhelante de
quienes somos, desdobla
las almas viejas y nefelibatas.
XXII
Plétora de etopeyas
y seguimos en un
mundo de extraños;
64 | En Camino Con La Soledad
XXIII
XXIV
XXV
Metáfora aprendida en
las mareas de soledad y
en las cuales imitamos a los demás,
asumiendo que ellos mismos se nos
presentaron como son de veras por dentro.
Sobresalían sus cicatrices y locuras;
las vidas aguerridas y las vidas acompañadas
de inenarrable mediocridad.
XXVI
XXVII
XXVIII
Movimiento incesante
Así es el movimiento.
Partir hacia mi destino,
volver por el mismo camino.
A mi gran compañero, Juan José.
Continuidad
Yo también he visto,
las olas del mar romper,
arrastrar los años.
En Camino Con La Soledad | 67
Un espíritu libre
no tiene límites,
verás que vale la pena conocer
un viaje por la rebeldía.
Estamos aquí
Estamos aquí
para desprendernos de las entrañas,
estamos aquí
para fumar su esencia,
estamos aquí
para tomarnos la vida sin sentido,
estamos aquí
para burlarnos del destino,
estamos aquí
para matar la vida,
estamos aquí
para temblar las nalgas,
estamos aquí
para recibir las enseñanzas,
estamos aquí
para fruncir el ceño,
estamos aquí
para dar la espalda a aquella mujer perturbada,
estamos aquí
para escupir la envidia en el rostro,
estamos aquí
para despertar desnudo a su lado,
estamos aquí
para tener discusiones inútiles,
estamos aquí
para besar tocándole el alma,
estamos aquí
para desear amarla y tomarla.
Para London
70 | En Camino Con La Soledad
Soliloquio
¿Y qué hay de la libertad? Esa extraña que busco incansablemente y que me resisto a
perder, tal vez me confundí. Esta historia es un poema acerca de la soledad:
Ella lo sabía y nunca lo admitió, el resto se disipó durante esos segundos estirados por
mí, solo habitaban miradas desencontradas entre nosotros y una profunda
intranquilidad; una de sus hermanas rompió el hielo seco de la situación ante la mirada
de todos, incluso la de su prima desconocida que me invitaba con su semblante y al
parecer dicha situación y pasado le importaba un comino.
— Ellos eran amigos, Felipe iba a casa a visitar a mi hermana en Navidad y para su
cumpleaños pero después no sé qué sucedió…
Con sus ojos clavados en mí como culpándome por este terrible destino, algo que
causó gracia y abucheos en el público que asistió azarosamente a nuestro espectáculo
de desamor y soledad; estaba avergonzado, sin embargo ella al igual que yo jamás me
volvió a mirar, dirigía su ojos hacia la ventana. ¿Acaso no le importaba? ¿Sentía
también vergüenza?
En Camino Con La Soledad | 71
Simplemente no lo discerní, sentí dolor y rabia, no contra ella, contra mí, sabía que era
mi culpa, todos lo sabían, yo era un tonto en mi propia casa, atravesado por los dioses
del amor desde hace tiempo y no dije nada en lo absoluto, entonces el silencio creó una
brecha irreconciliable entre nosotros; ella era parte de mí y yo también de ella, lo podía
reconocer en su silencio y esquivas emociones, conozco esa sensación y también
conozco su desdén ante mi inmovilidad.
Ahora no puedo salir de esa disyuntiva ya que por más que pasa el tiempo no junto tal
valor para atravesar sus barreras, cada intento ha sido fallido, actos frustrados que solo
crean una grieta más vasta, batallas perdidas del pasado que resuenan hoy; dicha
hiancia me ciega y su indiferencia me causa gran aflicción, razón por la que decido
ausentarme de la fiesta al menos por un rato, en lugar de ello decido ir en pos de su
prima, la desconocida, ante su indiferente actitud con respectos a estos embrollos se
abre una posibilidad, qué más da una mala decisión, ceder a la tentación buscando
alivio como sustituto a los ojos que nunca tendré.
La fiesta transcurre y el vino hace su trabajo, traer olvido, las risas, la música y el
juego acallan la incomodidad, mientras mis primos entablan con ella una conversación
yo desaparezco de la escena tras el rastro de la prima, quien con la excusa de ir al baño
se halla ahora en mi habitación escondida y esperando a mi encuentro. La contemplé
bella y atrayente pero la emoción y la pulsión se diluyó; mi corazón estaba en el primer
piso, el cuerpo ante el que me encontraba carecía de toda ella, su voz tenue con acento
de mar, su cabello ardiente como un día de verano no lo podía tener, no obstante no
podía renunciar a él.
Decidí bajar, empecé a cambiarme, a arreglarme, habían llegado todos los invitados, la
casa estaba llena, los acordeones sonaban y hacían que el mundo desapareciera, solo
estaba ella; cuando bajé debía saludar a todos, de oídas escuché a mi papá preguntar
por mí, había estado ausente mucho tiempo pero evadí a todos, nada más importaba,
solo ella y al reencontrarla en la multitud no supe más de mí, me encontré por vez
primera con sus ojos y las palabras volvieron a fallar, el uno frente al otro nos miramos
a través de la personas pasar y bailar.
No alcanzaban cuando nos juntábamos a mirarnos, éramos solo los dos y la nada,
entonces nos abrazamos y experimente la eternidad, ella me besó tiernamente en la
72 | En Camino Con La Soledad
Irremediablemente la había perdido una vez más y había vuelto a mi soledad, tosca y
cruda, experimenté entonces el completo vacío de la libertad, presente, continuo
pausado y somnífero, aferrado a la mesa ansío de encontrar las palabras que puedan
descubrirla, despertarla de su sueño profundo de olores púrpuras en el que debo entrar
para encontrarla. Aguanto la respiración para sobrevivir en sus dominios, los de la
danza y de algas venenosas, todo lo arriesgo aunque intuya poco su paradero estelar, es
un océano oscuro, lleno de polvo y nada de oxígeno; el velo y la muerte por doquier
habitan su mundo, le custodian y detrás de sus infranqueables fronteras coexiste con el
infinito y reserva su fortuna a quien no la desea.
Ella nada reserva a su poderío, nada esconde y no lo intenta, más bien se regocija en el
ondear de sus polleras a su caricia disidente.
Su nombre es London y puede que vuelva; tan poderosa, tan callada y tan dueña que se
ensaña imbatible, ella magna se enseñorea de mis sueños, aun los diurnos; se resiste al
tiempo, me vacía, sus palabras me arrullan en su abrazo, el que tanto deseo, me hace
olvidar el placer y corro desmesurado a través de sus sueños, de mis sueños y jamás
me detengo ante invitaciones, ella me suple de amor genuino en su mundo de
semblantes.
Durante su abrazo anfibio me pregunta ¿cómo soy?, nunca antes habíamos tenido tanta
intimidad, tanta afinidad, tanta infinitud. Me dice:
—¿Siempre eres feliz? —mientras el agua nos cubre en su distensión, prueba de la
atracción nos hace saber que deseamos el uno al otro, ella sonríe ante mi respuesta:
— No todo el tiempo —mientras el gozo inunda mi boca que acecha la suya, la
persigue, la contempla y sin decir nada busca su respuesta.
Ella me dice:
— Yo a veces soy un poco melancólica… —no nos vendemos abismos.
Acaso por una timidez osada me lancé al vacío, huyendo de la soledad del mundo
circundante y real hacia su mundo terrorífico cual polluelo a la incertidumbre del
vuelo, del devenir deshabitado; con certeza de barrotes de palabras busco el sueño, una
oportunidad, una invitación a otro mundo, ¿y qué hay de la libertad? Esa extraña que
busco incansablemente y que me resisto a perder, tal vez me confundí, lo que busco es
la puerta para entrar a su mundo.
En Camino Con La Soledad | 73
Locura, locura llena de ternura, lujuria, lujuria que corre por las venas,
amor y lujuria dentro de un panal sin abertura, que quedó en el olvido después de una
declaración tenaz.
En campos de hostigamiento arrasados por los seres con el tiempo
son seres engrandecidos sin sentimiento armados del poder sin resentimiento.
Hoy no digo que ahora ya nada queda, solo somos pasajeros de un viaje sin descanso
que motiva al viajero a no recibir moneda y quien tan solo se niega a viajar como
cordero manso,
sin ninguna protección, pidiendo auxilio, sin animación,
moldeado de ternura, convertido en molestia para quien lo encumbra.
Tiempos solitarios
Real soledad
Soledad sabía
Tú y yo
Verdades de la vida
Verano de desconsuelo
Tu imagen en mi recuerdo
En todo momento
en mi mente siempre estás;
tu imagen en mi recuerdo
clavada estará,
y aunque intento olvidarte,
no lo he podido lograr.
No encuentro calma
ni puerto para arribar,
una nueva alternativa
para solucionar,
esta inmensa pesadilla
que no me deja despertar.
Es tan difícil,
difícil de olvidar
algo que siempre es tan fácil
de recordar.
Dime, nena, qué me hiciste
que no logro percatar.
Siempre en mi mente
eres tú quien viaja;
si me encuentro presente
te he de pensar,
y si estoy ausente
la misma cosa me da.
86 | En Camino Con La Soledad
Sin saber de ti
Versos a mi soledad
(Auto) estima
Sé que te arrepientes
y sé que no me arrepiento
nunca de haberte conocido,
a pesar de lo pasado,
que al pasado pisado
que pesa cargar el cadáver
de nuestro amor, del naufragio.
Sé que me quieres
y que te equivocaste.
Sé que me quiero
y que quiero encontrarme.
Sé que toda esta travesía
ha dado paso a mi nueva yo,
y a estos versos a mi soltería.
Sé que en la soledad te veo
y sé que aún te extraño,
pero estamos mejor lejos.
Me quiero.
Rompimiento
En casa
Octubre
Es tu culpa ciertamente
que ahora me encuentre hundida,
que seas también la salida
y el barco con el que me salve.
No es bueno,
lo sé y lo quiero,
pero es más lo que te quiero
que la venganza que anhelo.
Y es que la diferencia
que siempre hubo entre nosotros,
más que la estatura y los gustos,
fue que desde un principio te amaba
y en tanto tiempo tú a mí no.
Venganza
Brecha
Visitante
"Estoy toda mi vida dispuesto a ser poesía, pues en la muerte, estoy profundamente
obligado a ser epitafio",
El autor.
Noche de sangre
Finaliza la menguante
y la noche se torna obscura
y se escucha a la locura
afilar un alma errante.
La oscuridad siempre ha sido
fiel amiga del asesino,
y de su sed no ha sentido
la sangre de Pedro Infante,
el resonar del atacante.
El amor y su nitidez
traen alegría y desgracia,
tormenta y calma sedante,
y algunas muertes burdas y frágiles,
como la de Pedro Infante.
En Camino Con La Soledad | 93
El rayo de la linterna
no alumbró la cuerda oscura,
e inocente de la trampa
y de la burda locura
del amante que lo ataca.
El alma y su infortunio
a nadie le pertenece,
pero el amor enceguece
y no da tregua ni paz;
y la violencia nace
cuando dos seres o más
se congregan en una dama
y el hombre no reconoce
más solución que una daga
y el pecho del rival.
El amanecer se vino,
campesinos encontraron
la sangre de Pedro Infante
en la zona de Cádiz,
y un pecho sin cicatriz
por la sangre aún goteante.
Pain # 1
Te quiero.
Ahora bien,
no estás obligada a quererme porque yo te quiera
ni en mí interesarte
ni obligados tus labios a hablarme palabras amorosas certeras;
tampoco tu corazón a latir por el mío.
El destino me ha escrito que te quiera,
porque al final de los días, en las horas postreras
vendrán tus labios a mí
solo a decirme: te quiero.
Tu sombra.
siento tu fragancia,
la fragancia de los viernes del mes de agosto,
porque nunca pude entender por qué tenías una fragancia exclusiva
para cada día de la semana
y para cada mes del año.
Espero no me recuerdes, amiga, como la daga filosa que traspasó tu virtud virginal de
flor del campo radiante,
Nunca pensé que después de veinte años me arrepentiría de haber roto lo que más
cuidaste junto a mamá, pensando algún día casarte.
Miro hacia atrás y viajo en el tiempo, puedo ver cómo acariciabas con tus manos
jabonosas tu virtud en el baño, como quien cuida una caja de sueños y anhelos,
que después un ladrón hurtara en su arrebato por ser el primero,
prometiendo incluso ser el único, logrando su objetivo, sintiéndose campeón, alzando
las manos,
dando la vuelta olímpica en su cuarto, gritando ¡lo he logrado!,
no sabiendo el idiota que fabrica su propio engaño,
su propio hueco en que será enterrado.
Uno celebra mientras la niña aquella llora por sus anhelos ya alejados,
como se ha alejado también quien los ha roto,
los ha dejado tirados en las sábanas, en un mueble, o quizás un pasto, en una piscina,
o qué sé yo en cuantos lugares se pueda perder la virtud,
dejando solo una lágrima de sangre cuyo origen ya se sabe.
Ya no me siento campeón, quizás estás realizada, tal vez tus sueños se cumplieron,
de pronto alguien vino de otros lugares y reconstruyó tus anhelos,
tal vez para hacerlo tuvo también que dejar a otras llorando y sufriendo,
pero seré egoísta con las otras y le daré las gracias a ese tipo por cumplir lo que yo
prometí,
sin él haberlo prometido.
Recuérdame, amiga,
recuérdame, pero recuérdame bien si así lo consideras.
Ya mis promesas se fueron y otro ha llegado a tu vida con buenas nuevas,
mientras yo solo me pudro en los recuerdos de las flores de su virtud por mis
deshojadas;
ahora ellas son campeonas,
y yo solo un viejo cincuentón olvidado a sus expensas en el cigarro, la poesía y la
cerveza y el verso.
¿Y qué pasa?
Y qué pasa,
y qué pasa si te abrazo y qué pasa si me abrazas,
qué pasa si me besas entre efímeras palabras al viento,
qué pasa si de nuestros abrazos y el calor de nuestros cuerpos
se enciende una braza de amor.
Qué pasa si tu huida no siento, mas que te quedes presiento, y qué pasa.
Pasa nada, pasa nada cuando tus ojos se pierden entre tristezas y llanto,
mas el tiempo pasa, y yo con él esperando que te acerques y me abraces y me beses,
para que pase algo,
porque nada pasa si me piensas pero no me actúas,
porque nada pasa si me quieres, pero tu piel en mi piel no tatúas.
Pasa nada si quiero hacer de las dos mil estatuas de estaturas simples,
con detalles dulces, pero no te encuentro.
Espero que el futuro venga para que pase algo,
deseo que el futuro llegue en un momento alegre y no amargo,
espero que te quedes porque espero y, sin embargo,
En Camino Con La Soledad | 99
Pain # 2
La consolé,
no como hubiera querido consolarla realmente durante nueve días,
justo los días de las novenas si ellas las hubiese hecho.
Me dijo: “Bien dice la Biblia, hijo mío, que hay que enterrar a los muertos”.
Lluvia
pero en tus besos y en tus rosas yo no lo pude notar ni verlo venir: Lluvia.
Es un nuevo día, y las gotas que caen sobre el zinc te mencionan: Lluvia.
Anudada soledad
Recuerdos
La tristeza de tus recuerdos la refleja hasta mi sombra, que se hace triste y larga
perdiéndose en la oblonga.
Recuerdos entretejidos de nostalgia, sin lámpara ni seducción.
Recuerdos que causan lo que la sonrisa al alma, que hacen feliz, que llenan de calma.
Recuerdos que entretejen aquellos momentos donde el mar y el cielo se hacían uno
solo, donde todo tenía el mismo color.
Recuerdos que resbalan una lágrima de amor profundo por un rostro triste y
moribundo.
Recuerdos que a oscuras mueven las fibras más íntimas de lo que queda de un corazón
que disfrutó tenerte.
Recuerdos dispuestos a tu indiferencia que repite: “Tocó perderte”.
Recuerdos que acarician las noches donde solo yo, en el misterioso silencio que
envuelve mi alma, decido perderte.
Recuerdos que permiten acariciar tu olor, tocar tus besos, y oler tu risa.
Los recuerdos más dulces de la mujer más bella, los recuerdos más precisos de ti, dulce
doncella.
En una noche fresca y serena como tus besos, descubrí cada secreto de tu cuerpo, como
en esplendor de pleno día, como agua que riega un jardín, actuaron mis caricias en tu
cuerpo.
Por qué hoy decides borrar de tus recuerdos mi imagen, quitar de tu cuerpo mi
recuerdo.
En Camino Con La Soledad | 103
Por qué hoy deseas olvidar el olor de mis caricias, mis palabras de tus oídos, y mis
besos que alteraban tus sentidos.
Por qué hoy niegas las noches, donde la luna fue cómplice, y desconoces las palabras
que al oído nos decía.
Por qué hoy desconoces que fui el agua que calmó tu sed y apagas la luz que encendió
tu alma.
Por qué hoy decides caminar entre sombras y llegar al abismo.
Solo tú, en tu silencio profundo, que hace eco en tu alma y entreabre tus labios que
nunca volveré a besar hallarás respuesta.
Solo tú, serás tú, en tu silencio, y solo yo fui por ti, lo que la vida me permitió tenerte.
Capítulo II
Ayúdame a olvidarte o permíteme tenerte
Ayúdame a olvidarte o
permite tenerte.
Solo, cuando solo estás, alejado, triste y nostálgico, el alma no ríe, llora, el corazón no
palpita, se detiene, los labios no pronuncian, callan, los ojos no ven, la mirada está
perdida.
Solo, cuando solo estás, alejado, triste y nostálgico, la máxima expresión de vida es
una lágrima que brota de un seco corazón.
Solo, cuando solo estás, alejado, triste y nostálgico, el alma se ahoga en su llanto, uno
en el licor, y el corazón en su pena.
Solo, cuando solo estás, alejado, triste y nostálgico, se camina sin rumbo, se canta sin
son, los únicos sentimientos son tristeza, rabia y dolor.
104 | En Camino Con La Soledad
Solo, cuando solo estás, alejado, triste y nostálgico, no ruborizan las mejillas, no
sonríen los labios, se lucha con la fuerza de la suavidad, se vive intensamente
buscando la felicidad.
Sin ti
En esta triste soledad, y la mirada fija en la ventana, con la ilusión de verte asomar, tu
rostro se dibuja triste diciéndome adiós, y una gota de agua al caer mientras serena
semeja una lágrima resbalar por tu mejilla.
Más allá de lo posible intentaría tenerte, porque solo en ti vivo de nuevo, en tus
rincones quedaron mis sueños, en tus días se fueron mis ilusiones, hoy sin tu amor me
encuentro, y con ganas de vivir lo nuestro, escondidos en tus instantes se quedaron los
besos que tu cuerpo cubrían.
Sin ti ya no hay caminos nuevos, sin ti es tiempo sin tiempo, sin ti no estoy aquí, sin ti
ya el sol no quema, sin ti la vida es un instante.
Aun sin ti, y más allá de tu ausencia te sigo amando.
Aun sin ti, y más allá de haberte perdido te sigo amando.
Aun sin ti, y tú en el cielo te estaré esperando, porque en tus recuerdos viviré por
siempre, porque al irte te llevaste en tus silencios mi amor, porque pronto estaré a tu
lado cubriendo de besos tu cuerpo, jugando entre las nubes, como en vida soñabas
hacerlo.
En tu ausencia te amaré por siempre, por siempre, por siempre.
Son efímeras siempre las ganas que nacen de seguir luchando en este mar que te
agobia, como si del destiempo irreal y errante se tratase.
Uno que te mantiene cuerdo en esta oscuridad que añora dejar de existir.
Has fingido tanto, que de a momentos todo lo que nace muere, y vuelve a nacer.
Dices que no te duele, pero ambos sabemos que la herida jamás cesa y deja de sangrar.
Abriendo camino libre a la inquietante nostalgia que te arropa del frío y fallecimiento
eterno.
Bostezo de mis versos empolvados de dolor, que no puede desenredar la lejanía que
dentro se anida en mi corazón,
acelerado y desconsolado, sin un cielo a donde ir a descansar, causante de mis
enamoros y la exuberante raíz de mi amor,
con tus ojos llenos de las verdades casuales que no me gusta mencionar, riendo con las
frases suicidas, poetizando cada punto de quiebre en mi pobre y acallada alma.
Así gana la razón hoy y desolado, el conteo que le persigue hasta el final de los
suspiros malhablados que profesa desde su interior.
¡Ay de tu abandono, amor!
Obligándole a levantar muros y poner escudos para permanecer en pie de guerra.
En forma y sin bajar la guardia.
Arrancando cada una de mis máscaras, para darles el descanso eterno que me libera de
la hipocresía,
jurando al desconcierto la rápida aceptación de mis mil juicios venideros.
Jugando a ser quien quiero y no soy.
En Camino Con La Soledad | 107
Estaba tan acostumbrado a huir de la tormenta, que apenas sabía correr sin dejar
marcas de mi andar,
temblaba de miedo cuando escuchaba la fuerte brisa en mi memoria al nublarse, estaba
arropado conmigo y eso me asustaba.
Podía irme a veces, perderme en mí, y hundirme en frágiles pero difíciles decisiones.
Me dije adiós un par de veces y robé pizcas de sal para sazonar mis pupilas llorosas,
cuando estando bien, el insomnio arrebataba mis sueños lucidos.
Sé que actué con cinismo y nerviosismo, pero me ausentaba distantemente de los
ideales que tenía.
El miedo me inundó en ocasiones, dejándome a la merced de mis desarmados errores,
aquellos que han muerto en lo profundo de mis quereres.
No sé en qué momento me convertí en la versión que soy hoy ni sabré cuándo
cambiaré a una mejor o peor,
solo sé que estoy encadenado a las sombras de mis grandes penas, las que no se acallan
ni disimulan.
Sombras fúnebres y nefastas.
Día 5: me enamora
Es extraño, ¿no?
Querer despertar sintiéndose diferente y preguntándose si algún día alguien sabrá lo
que se siente ser yo.
Es extraño, ¿no?
108 | En Camino Con La Soledad
Añorar volar sin que cada aleteo de mis ambiciones resuene quebradizo en mi pesada y
vieja espalda.
Es extraño, ¿verdad?
No saber quién eres e imitar a diario las creencias vanas idealizadas, de la funesta y
rara desazón que me inunda estando solo.
Es mucho más extraño, ¿sabes?
Que me haya enamorado completamente de su compañía, aun sin saber dónde se
encuentra, cuando vendrá o si ya está aquí.
Es extraño porque nadie desea lo que no puede tocar, sin embargo, estoy aquí,
recostado en la cama, esperando que llegues. Querida melancolía.
Día 6: siempre
Día 7: ven
Día 8: grillos
Día 9: ayer
Día 12: no sé
De nada sirve dar vueltas en círculo y regresar siempre a donde nos hacen daño.
Es un vicio eterno que produce dolor.
No soltar. No llorar. No hacer nada que valga la pena.
Solo arrinconarse en lo más oscuro y lamentarse por lo que fue y lo que tuvo que ser y
no sucedió.
Construimos realidades falsas que se derrumban y se esfuman.
Soñamos despiertos, creyendo que valdrá la pena.
Amamos con toda el alma, fingiendo que vale la pena sentir el fugaz soplo de la vida.
Nos llenamos de penas que más tarde ahogamos con alcohol. Y pareciera fácil
sacarlas, lo sé.
En Camino Con La Soledad | 111
Pero al final, solo somos hojas secas que el viento arrastra hasta donde se atasca.
Encontramos en nuestra desolación la semilla para curarnos por dentro. Dejando anidar
y florecer, el abandono.
Que mordiendo nuestros dientes, solo escurre intriga y arraiga a nuestro espíritu el
infinito mal de la locura.
Entre el desastre que provoca mi raciocinio y el bullicio que tengo dentro, no hay más
que fruición, desagrado, repugnancia.
La inmundicia pide a gritos un corto pestañeo a mi torpeza, hoy y mil noches.
Magreando con pólvora lo integro y virginal de la mendacidad, junto con el infortunio
de haber nacido con la mente quebrada y llena de crujidos.
Tengo marcada la desdicha del tiempo imaginando todo el silencio que debería tener,
sin saber cómo se siente.
Mis pensamientos tienen incrustados esquirlas que hacen añicos su propia paz. Se
tambalean, y sombras ajenas oscurecen nuestro campo lirio, que entre espinas, cieno,
rosas marchitas, me dejan derruido. Abandonado en las grageas del sueño, esas que se
llevan el miedo, los estallidos, ayudando a conciliar lo desorientado de mi juicio.
Dejándome al éxtasis de una somnolencia que no dura toda la vida, pero al menos
calma mis demonios.
Para cuando lo merezca, sé que no estarás dispuesta, o quizá ya hayas huido de mis
infieles temores.
Para cuando lo merezca, mis oraciones estarán llenas de lágrimas y sin respuesta
alguna, habrá delatado entre quejidos el enmarque de mi felicidad, sin rastro alguno y
abandonado en su propio dolor.
Para cuando lo merezca y raye el alba, no creo que quiera querernos, abandonaría
cualquier rastro de tu sombra, rociaría mi cuerpo con el extracto de tu veneno, llenando
mis poros con la vasta memoria del descanso eterno.
Para cuando lo merezca, no querré merecerlo.
Sabré que te has ido y que detrás de ti, he querido correr, pero sin alcanzarte,
y aunque quisiera ser fuego rebelde, tú, eres el cólera en vendaval, arrasador,
arrollador, enceguecedor y desastroso.
Como la vida misma sin ti, en absoluto silencio y con el aliento perdido.
Sin saber a dónde hemos llegado, niebla frustrante y penumbrosa.
Solo, como nunca, sin tu amor, como siempre.
¡Ay!
Suspiro de mis almas negras.
Desbalanceo de mis crucifijos.
Adorno del cielo, estrella de la mañana.
Mírame como nadie más sabe hacerlo.
Léeme un cuento para volar.
Mientras desnudas mis ojos y escapas con la vida detrás.
Quédate conmigo y recoge mis penas con un poco de humor.
112 | En Camino Con La Soledad
Fantasma
En la mitad de la nada
Tengo una tristeza cósmica que quema con la intensidad de mil soles, y entre ella estás
tú. Atrapada entre mi piel y mi alma, ya no sé si voy o vengo de un lugar donde nunca
estuve. O si estoy en la mitad de la nada.
Si igual fuiste como las estrellas fugaces, que iluminan universos por unos instantes,
y justo ahí. Me encontraba yo, atrapado en una constelación por tus besos efímeros.
En Camino Con La Soledad | 115
No te aferres
Capítulo 7
Vieron a una mujer pensativa en su alcoba, presa en una acogedora jaula de pequeñas
ventanas abiertas con algunas cortinas, llevaba puesto aún su pijama color azul cielo de
ligero estampado, sus pies con las medias puestas para escapar de la fría realidad sentada
en su cama, aferrándose a una cobija de lana.
Cierra sus ojos para recordar de nuevo el viaje donde los abrazos, besos, caricias con
sentimiento del deseo pasional a través del idioma de las miradas y sus únicos intérpretes
en el mundo que se importaban. Ese tiempo presente no estaría ocupando un espacio
físico, pero sí el tiempo vivido en su memoria, única razón para que sus párpados
volviesen a cerrarse con más fuerza y rememorar aquellas vivencias una y otra vez.
Ella respiraba con más fuerza la cobija, esa misma que una vez abrigaron sus cuerpos
en los momentos fugaces al encuentro de dos seres, podrían ser las feromonas u
experimentar una y otra vez el sexo con dosis de un amor desenfrenado en cada uno de
los rincones de la amoblada jaula, donde hubiera oportunidad de estar a solas ¡y solo con
él! No por el hecho de ser egoísta, en ese hombre hallaba el complemento que buscó
tiempo atrás en otros cuerpos y una mente sin compromisos; esa persona le suministraba
a su alma placebo, algo adictivo e intangible como la palabra felicidad.
Así estaba ella, y luego algunas lágrimas recorren sus mejillas, pero el viento de una
forma fugaz entra por la abierta ventana, las acaricia con el propósito de no permitir que
su bello rostro exprese tristeza por una ausencia. Mientras él vuelve, nuevamente aprieta
su cobija antes de iniciar un nuevo día de labores en la fría realidad de los primeros días
de mayo.
En Camino Con La Soledad | 117
Saludando al vacío
Inhale
Solo yo,
este saco de huesos y pieles,
aún en esta paz,
era capaz de sentirme una miserable estampa,
que para muchos era trofeo,
un recordatorio de un viaje o una simple tapa para el rayón del auto.
Solo yo
era capaz de sentirme como un ente vacío,
sin vida y sin razón de ser,
como el peón usado para abrir campaña en la mesa de ajedrez
que sabe cuál es su destino final,
ser el cebo que no tendría otra función más en la mesa que morir como carnada de
paso.
Revelando nostalgias
2. Deseos atados
Despierto.
Mi cuerpo se menea, mis piernas
cerradas, encogidas fuertemente contra mi vientre, ciñendo el deseo estremecedor de
esa sensación que me recorre, en el amanecer sofocando mi cuerpo.
¡Qué sola me encuentro en mi amplio lecho! Transpirando el fuego de una birria,
En Camino Con La Soledad | 121
3. La monita
4. La fulana
luego te desechan”.
Llanto y risa,
risa y llanto comienzan
su danza en mis pensamientos.
5. Pieles
La respuesta era tortura, golpes, bofetadas, nadie le respondía una sola palabra.
Fue llevado como el peor de los criminales encerrado entre cuatro muros de grandes y
gruesos barrotes que desde arriba le veían.
Solo los alzaban para tirarle comida peor que un perro, le tiraban agua como lavando
cerdos.
Él callado frunció el ceño sin dar respuestas, sus ojos solo reflejaban tristeza.
El sabio, que podía leer en cada mirada lo que el corazón guardaba, advirtió que aquel
hombre había sido engañado y traicionado igual que él.
Mandó llamar a cierta damisela.
Cuando ella entró, observó aquel hombre y sintió su cuerpo flaquear, sus lágrimas
comenzaron a rodar,
El preso comenzó a gritar:
“Mi diosa, mi amada, amor, amor de mi alma estás aquí, estás aquí”,
ella salió corriendo conmocionada. Él trató
de alcanzarle mas lo detuvieron las cadenas que lo ataban, la sala se llenó de
murmullos.
Bitácora
Soy noche, soy luz, soy luna, soy mar, soy elocuente silencio que rompe las olas del
alma…
Empiezo de nuevo. Sin ganas… con ganas. En una intensa lucha interior donde trato
de vencerme a mí misma. Con mil sentimientos dentro que no tienen final, con la voz
que me acompaña haciéndome desertar. Quitándome las ganas, robándose mi fuerza. La
poca que me queda.
Con el corazón lastimado pero vivo, sola, abriéndome paso por las tortuosas
adversidades, esas que no son de este mundo. Sin saber si hago bien o mal. Sorda a lo
Divino, inmersa en el infierno con ganas de ver el sol.
Cargando mi realidad depresiva y un poco desequilibrada, dejándome llevar por una
luz que no sé si es real o me lleva de nuevo al golpe del abismo del que al parecer nunca
podré escapar. Miro mis escritos regados por todos lados. Mi mente retumba, no tengo
claridad, no sé lo que hago.
Leo mis pensamientos como si se tratara de una extraña ocultando el alma de una
completa desconocida, llena de verborrea sin sentido aparente, entre blancos y negros,
entre luces y sombras. Luchando por sobrevivir. La muerte a mi lado de forma
permanente, siento su suave respiración, la pregunta eterna de por qué. Paso mis dedos
rápido por las letras entretejiendo palabras locas. Buscando la mejor manera de expresar
lo que hay dentro.
Me miro. No me encuentro. A veces no me reconozco ni físicamente. Mi cuerpo oscila
entre la amplitud de la salud y la discapacidad de la enfermedad. Quiero… no quiero.
Cuando creo que no hay forma de enloquecer más, me doy cuenta de que sí la hay.
Ruido en mi mente que no me deja pensar con claridad. Necesito silencio. Soledad.
No hay certeza. Nada me sabe.
Un nuevo amanecer. Mientras digiero lo que pasa en mí y trato de buscar como una
niña la enseñanza en medio de la tormenta, mil cosas siguen rondando mi cabeza, pero
esta vez con más calma. Resignada, incierta, pero con la mirada al frente, con la
esperanza de tener un punto de llegada en algún lugar.
Esperando respuestas sin saber claramente ni las preguntas y sabiendo que muy
seguramente serán la puerta de un fin que significa siempre un comienzo.
Sin nada y mucho por hacer, mis pasos vacilan porque no sé la brújula de mi destino.
Paradójicamente, al encontrar la solución a la parálisis mental y descubrir que me escribo
a mí misma y aprendo mientras lo hago, vivo situaciones constantes que me obligan a
poner en práctica lo que hago.
Personas, situaciones, quietud, enfermedad. Todo me confronta, los segundos, un
bombardeo de emociones que debo aprender y reconocer para trascender.
¿Qué he notado que me acompaña? La soledad y la paz… la paz que viene de lo alto,
porque sin duda, es algo que no puedo conseguir por mí misma y ya lo reconozco. Eso,
debo reconocer, me ayuda. Caminar con pasos más sólidos, pero no del todo firmes.
Sigo descubriendo.
Desde mis cortos pasos de juventud he aprendido a descubrir que lo mejor viene
acompañado de uno mismo. Desde que la vida me presentó a la flotante soledad hemos
128 | En Camino Con La Soledad