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CAPÍTULO 4
El cabal cumplimiento de los procedimientos y las reglas establecidas, así como la correcta
utilización de los recursos: máquinas, materiales, tecnología y factor humano, asignados para el
logro de metas
Es una “verdad absoluta” bajo sus premisas, sin embargo, quiero citar la siguiente reflexión:
“Hecha la ley, hecha la trampa. Hecho el proceso y el algoritmo, hecha la trampa, en el sentido de
que quedas atrapado sin salida”
Recordando las tres leyes de robótica de Asimov, la primera regla es que un robot no debe dañar a
los seres humanos, sin embargo, los “eficientistas” taylorianos con sus famosos tiempos y
movimientos veían al ser humano como un recurso al que se le debía sacar el máximo provecho,
contradiciendo las leyes de Asimov. Muchas empresas prefieren usar términos diferentes para la
administración de personal (como factor humano, capital humano) con el propósito de que no se
piense que las personas son un recurso de la empresa.Los programas, tanto administrativos como
las normas rígidas, están priorizando la eficiencia, sin embargo, omiten —por razones del sistema,
el algoritmo o el manual del proceso administrativo— que la eficacia es:
Alcanzar los objetivos, sin aplicar estrictamente el procedimiento, sus normas y las políticas.
La eficacia es una facultad que usa la “discreción” por la más alta jerarquía para resolver cir-
cunstancias muy complejas. Para salvar las finanzas de la empresa en una negociación colectiva es
necesario “brincarse las trancas” para librar situaciones difíciles. Un buen director debe ser el
prime-ro en observar las reglas de la eficiencia y sus procedimientos; sin embargo, también debe
saber que el “qué” está arriba del “cómo” ante los problemas relativamente insalvables, pero si
utiliza su criterio correctamente debe buscar alternativas para lograr la eficacia. Se recomienda
analizar y discutir en clase el caso del doctor Narvarte. La eficacia se usa más en la gestión o
gerencia que en la administración. La administración se rige por el algoritmo, es decir, las
decisiones preestablecidas desde la planeación. Esto se debe a que hay circunstancias en la
gerencia de la empresa que implican tomar decisiones ocasionadas por alguna contingencia.
El concepto se aprecia en esta frase que escuché hace poco: “El médico operó perfectamente bien
la pierna equivocada”. El ejemplo tal vez es muy dramático, pero muestra una realidad muy
común en nuestro amado mundo del marketing y las comunicaciones.
Se puede recrear esta situación en un negocio, donde el desequilibrio del flujo entre sus entradas
de materia prima (insumos) y sus salidas de productos causa situaciones como: almacenes con
inversiones superiores a lo requerido, clientes insatisfechos si la empresa falla continuamente por
restricciones, carencia del surtido, cancelación de pedidos por demoras en la entrega, pleitos
entre producción, ventas y almacén por visiones segmentadas y no como un conjunto o sistema.Es
común que los restaurantes tengan muchos problemas de atención a su clientela en horas pico
(las de mayor demanda) y, por lo tanto, la clientela tenga un grado de tolerancia para esperar a
que se le asigne su mesa y le sirvan los alimentos.Algunos administradores resuelven el problema
con café gratis en el desayuno a los clientes que esperan o, incluso, una bebida alcohólica gratis en
la comida, pues saben que les cuesta más perder el cliente. También ponen bufés para que el
comensal se sirva, a fin de evitar la espera; en este caso, la comida se prepara muy temprano y no
en la hora pico, lo cual aumenta la satisfacción del cliente y disminuye inversiones en la cocina.En
términos de un principio administrativo se dice que “la capacidad del sistema se determina por la
capacidad del cuello de botella”.