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Orbitales hidrogenoides
 

Orbitales hidrogenoides
Estructura y visualización

Luis Perissinotti y Sara Mendiara


 

Luis, Perissinotti
Orbitales hidrogenoides : estructura y visualización / Perissinotti Luis y Mendiara Sara. - 1a
ed. - Mar del Plata : EUDEM, 2013.
324 p. ; 25x17 cm.

ISBN 978-987-1921-13-3

1. Química. 2. Enseñanza Universitaria. I. Sara, Mendiara II. Título


CDD 540.711

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723 de Propiedad Intelectual.

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio o método, sin


autorización previa de los autores.

ISBN: 978-987-1921-13-3

Este libro fue evaluado por el Dr. Martín Labarca

Fecha de edición: Agosto 2013

© 2013 EUDEM
Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata
EUDEM / Formosa 3485 / Mar del Plata / Argentina

© 2013 Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Diagramación: D.I. Luciano Alem

Impreso en: Imprenta El faro, Dorrego 1401, Mar del Plata


Dedicamos este libro, con mucho amor,

a Laurita y a Pauli

a Ari y a Jorgito
 

PRÓLOGO Y AGRADECIMIENTOS

Puede decirse que nuestro interés en los Orbitales nace con nuestro primer
contacto con la Química, extendiéndose a lo largo de nuestra vida como
Docentes e Investigadores.

Como Docentes, la enseñanza de este tema, siempre presente en las distintas


ramas de la Química, nos condujo a una permanente profundización de
nuestros conocimientos y al replanteo del modo de presentarlos.

A pesar del papel central que juegan los orbitales tanto en Química Orgánica
como Química Inorgánica, no se los presenta en su verdadera naturaleza y en
consecuencia no se analizan apropiadamente. Recién, tardíamente, en las
asignaturas de Fisicoquímica se enfatiza su condición de funciones matemáticas
y se presentan sus correspondientes expresiones. Con ellas pueden realizarse
cálculos de densidad de probabilidad, que permiten por primera vez al
Estudiante la comprensión de su significado.

En el pasado, hubo dificultades en la representación gráfica de las funciones


Orbitales, no existiendo acuerdo en que propiedad matemática se representaba.
Esto originó confusas representaciones gráficas lo cual dificultó la
interpretación de la matemática asociada.

Con la popularización de la computación y el advenimiento de programas de


asistencia matemática adecuados, estas dificultades fueron desapareciendo.
Actualmente es posible construir representaciones gráficas más acordes con la
naturaleza de la función orbital. Nos hemos preocupado por explicar
detalladamente la aplicación correcta de estos programas para obtener las
correspondientes figuras y reconocer sus características particulares y su
simetría.

Hemos cuidado de presentar distintos niveles de entrada a la lectura de nuestro


libro. Quien solamente desee construir orbitales puede entrar en los Capítulos
III y IV. Quien necesite los conceptos fundamentales para la representación de
las funciones necesitará comenzar con el Capítulo II. Quien desee conocer la
diferencia entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica leerá además,
detalladamente, el Capítulo I. Quien desee profundizar en temas claves de la
mecánica cuántica se introducirá en el Capítulo V.
Puede ser que algunos lectores se interesen particularmente en el
Capítulo VI, que es un desarrollo histórico y filosófico de temas relacionados
con los orbitales que han tenido y continúan teniendo mucha relevancia.
Pedimos disculpas a nuestros lectores por los errores, que a pesar de
nuestros cuidados, se habrán deslizado.

5
 

Nos sentiríamos muy felices si después de leer, analizar y estudiar lo que, con
mucha dedicación hemos volcado en esta obra, el lector considerara ampliado y
enriquecido su conocimiento sobre los orbitales.

Deseamos agradecer en primer lugar, muy especialmente, a la Doctora en


Ciencias Matemáticas Vera M. W. de Spinadel, Profesora Emérita de la
Universidad Nacional de Buenos Aires , por haber alentado nuestra
participación en las Conferencias de Matemática y Diseño, en las cuales
comenzamos a presentar nuestras ilustraciones de los Orbitales Hidrogenoides
a partir del año 2004. La extensión y profundización de esta labor culminó en
diversas publicaciones.

Deseamos también agradecer a la Asociación de Docentes en la Enseñanza de


la Química de la República Argentina (ADEQRA) por brindarnos la posibilidad
de dictar Talleres, en sus Reuniones de Educadores en la Química (REQ), sobre
el tema de Orbitales ( REQ realizados en los años 2006 y 2008 ).

También deseamos destacar que nuestros alumnos, de todos los tiempos,


fueron los que contribuyeron a nuestro interés por esclarecer los temas que
hemos desarrollado, sembrando la duda en nuestras explicaciones,
sorprendiéndonos con sus interesantes preguntas. A todos ellos nuestro muy
grande agradecimiento y cariño.

Vaya también nuestro agradecimiento a:

El Profesor visitante, Doctor Alvaro Lorenzo Salas Brito de la Universidad


Nacional de México (UNAM), quien allá por los principios de la década de los
90, nos proporcionara tan gentilmente el programa MAPLE II, con el cual
iniciamos nuestro trabajo.

Especialmente al Doctor Martín Labarca, revisor de esta obra, por sus


sugerencias desde el punto de vista de la Filosofía de la Química y por el aliento
para la publicación de nuestra obra.

Finalmente al equipo de la editorial EUDEM, por su paciencia en el arduo


trabajo de corrección y su amabilidad.

Sara y Luis
Mar del Plata, mayo de 2013

6
 

ÍNDICE GENERAL DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN 11

CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN COMPARATIVA ENTRE LA MECÁNICA
CLÁSICA Y LA MECÁNICA CUÁNTICA 15

DESDE EL PRIMER MODELO DEL ÁTOMO HASTA LA MECÁNICA


CUÁNTICA 17
TRAYECTORIAS, ÓRBITAS Y ORBITALES 18
Breve repaso de la Mecánica Clásica 18
INTRODUCCIÓN A LA MECÁNICA CUÁNTICA 20
Densidad de probabilidad 20
Ejercicio 1.1: Demostrar que el máximo está efectivamente en el radio de
BOHR para el átomo de hidrógeno. 23
¿Cómo se obtiene la función de onda? 24
Comentarios sobre la degeneración 28
Ejercicio 1.2: ¿Cuántas funciones degeneradas hay para cada “n”? 30
Ejercicio 1.3: Es usual la analogía del átomo con el sistema solar. Pero, no
debe olvidarse que el electrón, a diferencia de los planetas, no tiene trayectoria
ni órbita y, puede estar con distintas probabilidades en cualquier punto del
espacio. Resulta interesante llevar esta comparación al campo numérico. 30
Ejercicio 1.4: Estimación de la velocidad media del electrón en el orbital 1s. 32
REFERENCIAS HISTÓRICAS 34
RESUMEN SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA FUNCIÓN DE ONDA 35

CAPÍTULO II
VISUALIZACIÓN DE FUNCIONES DE TRES VARIABLES 37

INTRODUCCIÓN 39
REPRESENTACIÓN GRÁFICA EN COORDENADAS CARTESIANAS
DE FUNCIONES MATEMÁTICAS 40
PARTE A 42
A1) Representación de funciones con una variable independiente 42
INSTRUCCIONES para el uso del programa 43
A2) Representación de funciones con dos variables independientes 45
A3) Representación de funciones con dos variables independientes, expresadas
en forma de función implícita 47
PARTE B 49
B1) Representaremos las curvas de nivel correspondientes a
x 2 + y 2 + z 2 = 64 , como una función implícita 50
B2) Representaremos las curvas de nivel correspondientes al cono 51
PARTE C 53
Representación de funciones de onda 53
 

CAPÍTULO III
REPRESENTACIÓN DE FUNCIONES DE ONDA, ORBITALES 59

INTRODUCCIÓN 61
DESCRIPCIÓN DEL ÁTOMO DE HIDRÓGENO 61
DISCUSIÓN GENERAL DE LA FORMA MATEMÁTICA DE LOS
ORBITALES 62
ESQUEMA DE TRABAJO PARA ANALIZAR LOS ORBITALES
ATÓMICOS DEL ÁTOMO DE HIDRÓGENO 66
PARTE A) La representación de armónicos esféricos y de la función de onda 66
Los Ejemplo 3.A.I. y 3.A.II., permiten apreciar como modifica la función
radial a la función angular 67
PARTE B) La representación de las funciones matemáticas correspondientes
a los orbitales p, para n=2, 3 y 4 68
El Orbital p y el análisis de sus características, Ejemplo 3.B.I. y 3.B.II., para
n=2 71
Los Orbitales p y el número cuántico n. En el Ejemplo 3.B.III., se analiza el
efecto que se observa al variar el número cuántico principal. 74
Ejemplo 3.B.IV. Representación del orbital 3pz 77
PARTE C) Análisis de otros tipos de orbitales, por ejemplo, los “d” 79

CAPÍTULO IV
LOS NÚMEROS CUÁNTICOS n, ℓ, m y LA FORMA DE UNA DADA
ISOSUPERFICIE 81

INTRODUCCIÓN
ANÁLISIS DE LAS SUPERFICIES NODALES DE LOS ORBITALES 83
PARA n = 5
ANÁLISIS DEL SIGNO Y DE LA SIMETRÍA DE LOS ORBITALES 84
EXPRESIONES MATEMÁTICAS DE LAS FUNCIONES ORBITALES
PARA n = 5 y m = 0 85
REPRESENTACIONES DE LAS FUNCIONES ORBITALES
PARA n = 5 y m = 0 86
Representación del orbital 5s 86
Representación del orbital 5p 88
Representación del orbital 5d 88
Representación del orbital 5g 89
REPRESENTACIONES DE LAS FUNCIONES ORBITALES
PARA n = 5 y m ≠ 0 91
Representación del orbital 5f3 92
Representación del orbital 5f1 93
OPERACIONES DE SIMETRÍA ALREDEDOR DEL EJE “z”
Y EL NÚMERO CUÁNTICO MAGNÉTICO “m” 96
Caso 1. El número cuántico magnético es cero y ψ es real, m = 0 98
Caso 2. El número cuántico magnético puede tener diversos valores, distintos
de cero. 99
CONCLUSIONES 102
EJERCICIOS PROPUESTOS 104
ARTE ORBITAL 111

8
 

CAPÍTULO V
BREVE EXPOSICIÓN Y COMENTARIOS SOBRE ALGUNOS
CONCEPTOS BÁSICOS DE LA MECÁNICA CUÁNTICA 119

I) DESDE UNA ONDA MECÁNICA EN UNA CUERDA A LA


ECUACIÓN DE SCHRÖDINGER 121
A) La onda en la física clásica 121
B) Ondas y partículas 126
C) La ecuación de onda correspondiente a una partícula 128
D) Comentario final 131
II) LOS PRINCIPIOS DE LA MECÁNICA CUÁNTICA (MQ) 133
A) El PRIMER AXIOMA se refiere a las propiedades de la Función
de Onda, más adecuadamente llamada Función de Estado o Vector de Estado. 133
B) El SEGUNDO AXIOMA de MQ se refiere a que instrumentos
matemáticos se requieren para “extraer” la información de Ψ . 135
C) En un TERCER AXIOMA nos referiremos a como resulta la
extracción de información de la función de onda, o sea al resultado de una
medición. 142
D) El CUARTO AXIOMA se refiere a que en MQ observar es
perturbar. 144
E) El QUINTO AXIOMA se refiere a la evolución en el tiempo del
estado de un sistema al que le corresponde la función de onda Ψ ( x, y, z , t ) =
146
Ψt ( x, y, z) .
F) EL SEXTO AXIOMA, se refiere a sistemas formados por
partículas idénticas. 147
Ejercicios
III) COMO SE OBTIENEN LOS ORBITALES HIDROGENOIDES
REALES 159
EJEMPLOS
5.III.1) Un ejemplo de los conceptos introducidos, relacionado con 162
los orbitales hidrogenoides.
5.III.2) Análisis del concepto de degeneración. En los orbitales
hidrogenoides el electrón tiene el mismo estado energético en todos los
orbitales correspondientes al mismo número cuántico “n”. ¿Sucede lo mismo
167
con los demás observables?
IV) PROPIEDADES DE LOS CONMUTADORES Y SU EMPLEO 169
A) Evaluación de los conmutadores. 169
B) Casos de operadores que no conmutan. 170
V) EVOLUCIÓN TEMPORAL
DEL VALOR MEDIO DE UN OBSERVABLE 171
VI) EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
TEOREMA DE EHRENFEST 173
VII) FUNDAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
PROBABILÍSTICA DE LA FUNCIÓN DE ONDA 176
VIII) DEMOSTRACIÓN DEL PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN 180

9
 

CAPÍTULO VI
TEMAS RELACIONADOS CON LOS ORBITALES 189

LA TABLA PERIÓDICA 191


Desde la Tabla Periódica hasta la configuración electrónica 191
Comentarios de algunos autores ordenados cronológicamente 193
LA DISCUSIÓN ACERCA DE LOS ORBITALES ATÓMICOS 197
¿Qué debería enseñarse a los estudiantes? 197
Los Orbitales Atómicos: ¿son reales? 197
COMENTARIOS DE LOS AUTORES 207
Acerca de la Teoría Atómico-Molecular 207
Ejemplos sobre la aplicación exitosa del concepto de orbital 208
I) Los átomos poli electrónicos 208
II) Orientación espacial de la unión química 208
III) Empleo de los Orbitales en Química Orgánica 209
IV) Empleo de los Orbitales en cálculos Mecánico Cuánticos Moleculares 209
REFLEXIONES SOBRE LAS CRÍTICAS REFERENTES A LA
EXISTENCIA DEL ORBITAL 210
Respuesta a las críticas formuladas por J. Ogilvie 210
Respuesta a las críticas formuladas por E. Scerri 212
REFLEXIONES FINALES 217

APÉNDICE I
ANATOMÍA DE UN ORBITAL HIDROGENOIDE 219
INTRODUCCIÓN 221
CLASIFICACIÓN DE LAS ECUACIONES EN BLOQUES 222
BLOQUE I 222
BLOQUE Ia 222
BLOQUE Ib 223
BLOQUE II El Polinomio radial 226
BLOQUE III Es común a todos los orbitales del mismo número cuántico n 228
BLOQUE IV Es el que determina la normalización del Orbital y sus
unidades 232
BLOQUE V Es simplemente un coeficiente numérico 233

APÉNDICE II
EXPRESIONES MATEMÁTICAS 235

BIBLIOGRAFÍA 305

10
 

INTRODUCCIÓN
PROPUESTA Y OBJETIVOS

En los libros de texto de Química actuales, cualquiera sea la subdisciplina que


traten (Química General, Inorgánica, Analítica, Orgánica, Fisicoquímica,
Química Biológica), es usual encontrar imágenes gráficas de orbitales atómicos,
orbitales híbridos y orbitales moleculares. Estas imágenes construidas mediante
programas de computación cada vez más potentes, muestran diferencias
apreciables con las imágenes clásicas de los textos de 30 o más años de
antigüedad. Dichas diferencias se deben no solo a la mayor exactitud y calidad
de las imágenes actuales sino también a que se están representando cosas
distintas.
En esta propuesta, de las muchas posibilidades de representación
gráfica de un orbital, nos limitaremos a la representación de orbitales atómicos
hidrogenoides, mediante isosuperficies de densidad de probabilidad. Para
ello emplearemos un programa de asistencia matemática. Nuestro objetivo es la
enseñanza práctica de dicho programa para lograr las más variadas imágenes de
cualquiera de los tantos orbitales atómicos hidrogenoides, correspondientes a
los números cuánticos principales que van desde n = 1 hasta n = 7 inclusive.
Así, en el Capítulo 2 se trata de familiarizar a los lectores con la representación
de funciones de complejidad creciente y con la utilización del programa
MAPLE.
Sin embargo, el objetivo del Libro no se limita a la simple construcción
de las imágenes gráficas, sino también a permitir entender como dependen esas
imágenes de los números cuánticos: n, l y m, del valor de la densidad de
probabilidad constante elegida y también del número atómico Z.
Nuestro Libro tiene distintas entradas que pueden abordarse
independientemente. Quien deseara solamente construir orbitales, entrará por
ejemplo a los Capítulos 3 y 4. En los Capítulos 5 y 6 se desarrollaron algunos
conceptos que si bien no son imprescindibles para el objetivo primario de este
Libro son básicos del tema y pueden satisfacer el mayor interés de algunos
lectores.
Para que haya independencia entre los Capítulos, consideramos
conveniente repetir ciertos conceptos fundamentales en los Capítulos 3 y 4. Lo
mismo ocurre con los conceptos de Mecánica Cuántica que se introdujeron en
el Capítulo 1 y que luego se profundizan en el Capítulo 5.
Este Libro está dirigido a estudiantes de grado y a Profesores de nivel
Secundario y Universitario, con el propósito de facilitar el aprendizaje y la
enseñanza de los temas que se abarcan. Los estudiantes pueden ser de Ciencias,
Ingeniería, Arquitectura y estudiantes interesados en los diseños y en el arte.
Solamente se requieren conocimientos básicos universitarios de matemática. En
el Capítulo 4, en la parte de ARTE ORBITAL, se muestran conjuntos de
diseños que pueden lograrse según el tipo de funciones introducidas.

11
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

COMENTARIOS GENERALES

Cuando se describen fenómenos naturales empleando herramientas


matemáticas, es usual que estas sean funciones. Comúnmente se trata de
funciones de una variable real, a la que se asigna unívocamente otro número
real. La representación gráfica de dicha función, ya sea en coordenadas
cartesianas, polares, etc., es un modo de establecer un puente entre la fórmula
matemática y los conceptos físicos.
En Química Cuántica las funciones orbitales para los estados
estacionarios correspondientes a los electrones son, como veremos, de
particular interés ya que su módulo al cuadrado corresponde a la densidad
volumétrica de probabilidad para dicha partícula. Aún en el caso que la función
orbital pertenezca al campo de los números reales estaríamos frente a una
función de tres variables independientes (x, y, z), que requiere para su
representación en coordenadas cartesianas de un espacio de cuatro dimensiones
(x, y, z,ψ).
Hasta la década de 1980, la solución más común al problema pasaba
por la mutilación de la función orbital, consistente en quitarle la parte radial y
representar en tres dimensiones la parte angular en coordenadas esféricas:
r=r(θ,ϕ). La distancia al origen r en función de la dirección (θ, ϕ) representaba
el valor de la parte angular de la función orbital. Era mucho lo que se perdía
procediendo de esa manera, ya que la parte radial marca la influencia del
número cuántico n en la función orbital. Se creaba así la idea errónea que, por
ejemplo, los orbitales atómicos 2p, 3p, 4p, etc., eran todos iguales debido a la
desaparición del efecto de los nodos radiales que es originado precisamente por
la parte radial. Además, la función radial contribuye significativamente a la
densidad de probabilidad y produce la dependencia de la densidad de
probabilidad con r lo cual determina concretamente el tamaño efectivo del
átomo.
A partir de la década de 1980, comienza a imponerse en los libros de
texto la representación de los orbitales mediante superficies de nivel, que son
aquellas en las cuales la función de onda toma un valor constante (ψ (x, y,
z)=cte). De este modo puede representarse la función orbital íntegra que
incluye tanto la parte angular como la radial. El resultado fue en primer lugar un
cambio de forma apreciable en las imágenes de los orbitales, que dependía del
valor elegido para la constante.
La mayoría de los libros de texto representan a los orbitales atómicos
en su “primera aparición”, es decir:
1s ; 2p ; 3d ; 4f
Lo cual mantiene la ilusión que todos los orbitales del mismo número cuántico
l pero de distinto n son iguales.
Algunos textos representan los orbitales 3p (segunda aparición de los
orbitales p) y allí puede verse el papel que juega la función radial, al modular y
cerrar las distintas superficies de nivel, apareciendo nuevos nodos. No se

12
Introducción

exponen usualmente las superficies de nivel correspondientes a los orbitales


atómicos 4p, 5p,…4d, 5d,…5f, 6f,… etc.
Existen en Internet páginas donde se pueden obtener las imágenes de
los orbitales atómicos, pero no se brindan las expresiones completas de las
correspondientes funciones matemáticas, lo cual impide modificarlas e
interpretarlas para comprender sus propiedades.

Cuando se quiere representar estas funciones se encuentran tres


dificultades claves:

1) La manera clásica de representar la función ψ (x, y, z)=cte, es despejar una


de las variables, por ejemplo z en función de x e y, z = f (x, y), obteniéndose
una superficie en el espacio mediante un programa de asistencia matemática.
Sin embargo, en general las funciones orbitales ψ (x, y, z) tienen la forma de un
producto de un polinomio en r = x 2 + y 2 + z 2 por una exponencial del
ζn
− r
tipo e 2 , siendo en general imposible despejar z, y o x salvo en casos
excepcionales.
ζn
− r
ψ nl m s ( x, y, z ) = Polinomio nl (r ).e 2
.Fl m s ( x, y, z )
Polinomio nl ( r ) = a + b.r + c.r 2 + d .r 3 + ...

2) Aún cuando fuera posible despejar alguna de las variables cartesianas, la


función obtenida resultaría en general multiforme, no sería función en un
sentido matemático estricto ya que asignaría a un valor de las variables más de
un valor de la función. Como resultado se vería representada solamente parte
de la superficie correspondiente.

3) Una buena comprensión de la superficie de nivel requiere poder observarla


desde distintas perspectivas y poder efectuar cortes, ya que estas superficies que
suelen ser cerradas pueden ocultarse parcialmente a sí mismas.

Los programas de asistencia matemática permiten superar las


dificultades anteriores:

Afortunadamente, estos programas (como el MAPLE) tienen cada vez


versiones más avanzadas y permiten representar funciones implícitas de tres
variables del tipo ψ (x, y, z)=cte, mostrando las superficies cerradas completas
de acuerdo a las condiciones impuestas, aunque respecto a una o a todas las
variables correspondan funciones multiformes. Además, los programas
permiten girar la superficie en la pantalla según cualquiera de los ejes de modo
de poder observarla desde cualquier punto de vista. También se pueden
efectuar cortes según ciertos planos que podemos seleccionar. Finalmente, es

13
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

posible generar en poco tiempo superficies de nivel para distintos valores de la


constante (cte).
2
En el caso de trabajar con ψ ( x, y, z ) , la constante es la densidad de
probabilidad. De este modo, puede observarse como van cambiando en forma
y tamaño las superficies de nivel, o isosuperficies, según el valor de dicha
constante (cte).
Mediante estas manipulaciones resulta posible establecer el puente
entre las funciones matemáticas y los conceptos físicos que encierran los
orbitales.
En la mayoría de los dibujos de los orbitales, se representaron
ψ ( x, y, z ) = + δ 0 y ψ ( x, y, z ) = − δ 0 ; siempre se utilizaron los siguientes
colores: azul, verde y amarillo. Dichos colores, en la escala de grises, se
corresponden con: negro, gris oscuro y gris claro. El amarillo o gris claro
siempre se usó para representar a las zonas nodales.

COMENTARIOS FINALES

El objetivo de este libro es volcar no solamente nuestra experiencia adquirida


en la práctica docente universitaria, al emplear orbitales atómicos en la
enseñanza de distintos temas de Química Inorgánica, Química Orgánica,
Fisicoquímica y Cursos de Postgrado (Simetría orbital en Química Orgánica
y Reacciones por radicales libres en la preparación de compuestos
orgánicos y en sistemas biológicos), sino también la obtenida en dos
Talleres sobre Representaciones de Orbitales Atómicos que hemos dirigido
(Congresos de ADEQRA 2006 y 2008). También hemos presentado trabajos
sobre el tema en las Conferencias de la Asociación Internacional de
Matemática y Diseño, que culminaron en publicaciones (Mendiara y
Perissinotti, 2004, 2005 y 2008).
Los resultados obtenidos y el interés manifestado por los participantes
Docentes a los Talleres, tanto del nivel Medio como Universitario, nos han
alentado a realizar esta contribución al aprendizaje de un Tema que aunque
clásico en la Enseñanza de la Química, nos parece poco o subexplotado en
relación con las posibilidades que ofrecen las actuales herramientas
computacionales.

14
 

CAPITULO I

INTRODUCCIÓN COMPARATIVA
ENTRE LA MECÁNICA CLÁSICA
Y LA MECÁNICA CUÁNTICA
 

DESDE EL PRIMER MODELO DEL ÁTOMO HASTA LA


MECÁNICA CUÁNTICA

El primer modelo del átomo, con un soporte experimental, fue el de E.


Rutherford, en 1911. En ese modelo un núcleo cargado positivamente está
rodeado de electrones negativos que giran a su alrededor, de manera análoga a
lo que se observa en el sistema solar. Así surgieron las imágenes planetarias de
los átomos que todavía suelen utilizarse para representar su estructura, es la
imagen popular del átomo.
La Teoría que se desarrolló, posteriormente denominada Primera
Mecánica Cuántica, era una mecánica clásica a la cual se había agregado de manera
axiomática la cuantización del impulso angular, en múltiplos de h ( h ).

N. Bohr, en 1913, basándose en la hipótesis de Planck y en la noción
que la luz está formada por fotones, realizó un desarrollo cuantitativo para el
más sencillo de los átomos, el de hidrógeno, constituido por un protón y un
electrón. El resultado fue que solamente ciertos valores de energía eran
posibles para el electrón y, en consecuencia, solo ciertas órbitas circulares
estaban permitidas. El espectro del átomo de hidrógeno logró atribuirse a
transiciones del electrón entre dichas órbitas cuantizadas. La Teoría de Bohr
explicaba exitosamente las series de Balmer y de Paschen del espectro de emisión
del átomo de hidrógeno y permitió calcular la constante de Rydberg (conocida
empíricamente desde 1885), a partir de constantes universales,
me .e 4
RH = . Además, esta Teoría, también predijo acertadamente
ε o 2 .c.( 4π .h ) 3
otras series espectroscópicas para el átomo de hidrógeno: Lyman, Brackett y
Pfund. La teoría de Bohr también permite calcular correctamente el espectro de
cualquier átomo o ión hidrogenoide. Los átomos o iones hidrogenoides son
aquellos que tienen un solo electrón, por ejemplo: H, He+, Li2+, C5+, etc.
La Teoría de Bohr no resultó exitosa para átomos con más de un
electrón. Gradualmente se fue tomando conciencia que la Mecánica Clásica
(MC) no podía explicar la estructura atómica, no bastando con agregarle los
conceptos de cuantización de la energía y del impulso angular surgidos a
principios del siglo XX.
Se imponía la construcción, desde los cimientos, de una nueva
mecánica que coincidiera en el límite de los objetos macroscópicos con la MC.
Esto fue logrado entre 1925 y 1926, cuando W. Heisenberg y E. Schrödinger
(*1) desarrollaron la Mecánica Cuántica (MQ) (Heisenberg, 1925;
Schrödinger, 1926, 2 publicaciones; Heisenberg, 1927).
Las dificultades matemáticas de los cálculos mecánico cuánticos eran
tan grandes que se podían obtener soluciones exactas solamente para sistemas
atómicos con pocas partículas (Leighton, 1959; Hiller, 1960; Steiner, 1997;
Chang, 2008).

17
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

TRAYECTORIAS, ÓRBITAS Y ORBITALES

Realizamos un breve repaso de la Mecánica Clásica

En la MC se resuelve el problema del movimiento de un cuerpo de masa “m”


en un campo de energía potencial V que origina un campo de fuerzas, como se
muestra en la ecuación (1), aplicando las leyes de la dinámica de Newton,
fundamentalmente la ecuación (2).

r r ⎛ ∂V ∂V ∂V ⎞
F = −∇V = − ⎜⎜ ; ; ⎟⎟ (1)
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠
v
r r r dυ
F = m.a a= (2)
dt
El resultado obtenido, en el caso más general son tres funciones del
tiempo que determinan en cada instante t0 el correspondiente valor de las
coordenadas (x0, y0, z0):
x = f (t ) = x(t )
y = g (t ) = y (t )
z = h(t ) = z (t )
Estas tres funciones describen respecto del parámetro t, tiempo, una
curva plana o alabeada inmersa en el espacio tridimensional.
En la Figura 1.1 se puede observar una curva en tres dimensiones que se
denomina trayectoria del cuerpo (partícula) de masa “m”.

Figura 1.1. Trayectoria de un cuerpo de masa “m”

18
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Si la trayectoria es cerrada se denomina órbita. Las trayectorias pueden variar


en el tiempo o no. En este último caso se denomina trayectoria estacionaria.
En este caso la partícula se mueve pero la trayectoria no cambia en el tiempo.
Un buen ejemplo es la vía del ferrocarril, que determina su trayectoria invariable
en el tiempo.
Otro ejemplo son los planetas que recorren respecto del sol órbitas
estacionarias (o prácticamente estacionarias, en tiempos astronómicamente
cortos), ver la Figura 1.2.

Figura 1.2. Trayectorias invariables en el tiempo.

Resumiendo, la MC asigna a las partículas objetos matemáticos de una


dimensión llamados trayectorias.

19
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

INTRODUCCIÓN A LA MECÁNICA CUÁNTICA

En MQ, en cambio, dada una partícula como el electrón, moviéndose en el


campo eléctrico generado por el núcleo, se le asigna al mismo una función de
cuatro variables: x, y, z, t, llamada función de onda Ψ ( x, y, z, t ) . Al igual que
en la MC, pueden tenerse sistemas estacionarios en los cuales la función de
onda no es función del tiempo ψ ( x, y, z ) .
En general ψ es una función compleja de variables reales, (no
confundir con función compleja de variable compleja).
La MQ no determina trayectorias y por lo tanto, tampoco órbitas, sino
la probabilidad de encontrar a la partícula (electrón) en una determinada región
del espacio. Si consideramos en to un punto de coordenadas ( x 0 , y 0 , z 0 , t 0 ) en
una región de volumen V, en toda la región habrá una probabilidad P de
P
encontrar a la partícula (electrón) en el instante t0. Podemos definir , como
V
la probabilidad media por unidad de volumen. Si se toman volúmenes cada vez
P
más pequeños en torno del punto ( x0 , y 0 , z 0 ) , el límite de cuando V→0
V
será la densidad de probabilidad, δ , en ( x 0 , y 0 , z 0 , t 0 )
P
lím = δ ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 ) (3)
V →0 V

Para un sistema estacionario, que no evoluciona con el tiempo, será


δ ( x0 , y 0 , z 0 ) .
La densidad de probabilidad se obtiene a partir del cuadrado del
módulo de la función de onda.

2
δ = Ψ = Ψ * .Ψ (4)

En el caso de un electrón en un átomo, como sería el átomo de hidrógeno, las


funciones de onda estacionarias se denominan: orbitales.
Esta interpretación de la función de onda es debida a M. Born y a W.
Heisenberg (ver en el Capítulo 5).

20
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Ilustramos con el siguiente ejemplo:

Consideremos por ejemplo la función orbital ψ 100 correspondiente al


comúnmente llamado orbital 1s, que para el átomo de hidrógeno es:

r

aH
e
ψ 100 ( x, y, z ) = r= x2 + y2 + z2
π .a 3
H
r : es la distancia al protón

me (me + m p ) me .m p
a H = a0 . = a0 . μH =
μH mp me + m p
μ H : es la masa reducida del átomo de H

4πε 0 h 2
a0 = 2
= 5.29177208 ⋅ 10 −11 m = 52.9177208 pm
me .e

a0 : es el radio de Bohr, que correspondería a un átomo hidrogenoide con un


núcleo de masa infinita.
aH = 52.9465407 pm

Si calculamos ψ 100 para r = 100 pm = 100 x 10-12 m , tenemos:

3

ψ 100 ( para r = 100 pm) = 2.21522461 ⋅ 10 m 14 2
y por lo tanto,

ψ 100
2
( para r = 100 pm) = 4.90722009 ⋅ 10 28 m −3
= 4.90722009 ⋅ 10 −8 ( pm) −3

1 m = 1010 Å ≡ 1012 pm ∴ 1 m −1 = 10 −12 (pm) -1


1 m −3 = 10 −36 (pm) -3

2
Vemos que el valor de ψ 100 = ψ 1002
(porque ψ 100 es una función real), tiene
unidades de volumen a la -1 y que su valor depende fuertemente del sistema de
unidades empleado. La probabilidad, P, en cambio es un número real positivo

21
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

adimensional que varía entre 0 ≤ P ≤1 y su valor obviamente es absoluto, no


depende de ningún sistema de unidades.
2 2
En consecuencia ψ = ψ 2 no es una probabilidad. Las unidades de ψ
corroboran lo deducido y que se muestra en las ecuaciones (3) y (4).

O sea, veamos nuevamente, se tiene una densidad de probabilidad


definida como:

dP ΔP
δ ( x, y , z ) = = límΔV →0
dV ΔV

ΔP , es la probabilidad del electrón de hallarse dentro del volumen ΔV .


ΔP
Como el límite de es δ un número finito, cuando ΔV → 0 se tiene que
ΔV
ΔP → 0 y por lo tanto la probabilidad de un electrón(o partícula) de estar
exactamente en un punto es siempre cero (esto también ocurre en la MC), salvo
que esté en reposo. Si δ es una densidad, es comprensible su dependencia
con las unidades, por ejemplo, la densidad del agua es 1 g/cm3 o 1000 kg/m3
2
Si ΔV es lo suficientemente pequeño como para que δ = ψ apenas
varíe (relativamente), podemos estimar la probabilidad del electrón de estar en
un dado ΔV :
ΔP = δ ( x0 , y 0 , z 0 ).ΔV
2
Por ejemplo: δ = ψ 100 ( para r = 100 pm) = 4.907 ⋅ 10 28 m −3
Y veamos como varía si aumentamos en un 1% la distancia:

2
δ = ψ 100 ( para r = 101 pm) = 4.725 ⋅ 10 28 m −3

Entonces, ¿cuál es la probabilidad del electrón de estar en un cubito de 1pm de


lado centrado en cualquier punto situado a 100 pm del protón?:

( )
3
ΔP = 4.907 ⋅ 10 28 m −3 ⋅ 1.10 −12 m = 4.907 ⋅ 10 −8

Como todos los puntos del espacio ubicados a 100 pm del núcleo, tienen en el
orbital 1s la misma densidad de probabilidad, podemos estimar la probabilidad
total de que un electrón se halle en un casquete esférico de 100 pm de radio y 1
pm de espesor:

22
Capítulo I: Introduucción comparativva entre la mecánicaa clásica y la mecán
nica cuántica

ΔP = δ .ΔV = 4.907 ⋅ 10 288 m −3 ⋅ 4π (100 pm


p ) ⋅ 1 pm
2

resulta 0 −3
ΔP = 6.167 ⋅ 10 (0.61%)

Tabla 1.1. Densidad de proobabilidad (a) y probabilidades


p efeectivas (b y c) de encontrar
al electrón en los entornos indiccados en función
n del radio “r”.*

r ( pm
p ) a) b) c)
ψ ( r ) .(Δr )
2 2 2
ψ (r ) (m ) −3 3
ψ ( r ) .4π .r 2 Δr
10 1.47 x 1030 1.47 x 10-6 1.85 x 100-3
aH = 522.95 2.90 x 1029 2.90 x 10-7 1.02 x 100-2
100 4.91 x 1028 4.91 x 10-8 6.17 x 100-3
2
*Unidades: r en picometros (pm
m) y ψ (r ) en metros-3 (m-3).
a) Densidad de probabilidad.
b) Probabiliddad en un cubo de 1 pm a una distanccia “r” del centro.
c) Probabiliddad de encontrar al
a electrón en un casquete
c esférico del radio indicado y espesor de
1pm.

Observam
mos en la Tablaa 1.1 que, fijado o un espesor Δr , el casquete donde es
e electrón, es aqquel cuyo radio es el radio de Bohr.
más probaable encontrar el B

Ejercicio 1.1: Demostraar que el máxim


mo está efectivvamente en ell radio de
BOHR paara el átomo ded hidrógeno.

r

aH
e 2
Dada ψ 100 ( x, y, z ) = y δ =ψs = ψ s = ψ 100
2 2

π .a 3
H

δ, es la proobabilidad por unidad


u de volum
men

ΔP
Sabemos que
q δ= ΔP = ψ s .ΔV
2

ΔV

23
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Para un orbital s, ψ es independiente de θ y ϕ y es constante en una capa


delgada. Consideremos:

4 4
ΔV = .π .(r + dr ) 3 − π .r 3 = 4π .r 2 dr ,
3 3

En la resolución se despreciaron los términos con dr2 y dr3.

Entonces, tenemos:
ΔP = ψ s .4π .r 2 dr
2

Se denomina función de distribución radial (Fdr), a: Fdr = ψ s .4π .r 2


2

2. r

aH
e
Reemplazando ψs, Fdr = .4π .r 2
π .a 3
H
Derivando respecto de r, tenemos,

4 ⎛ 2 − ⎞
2.r 2.r
dFdr −
= 3 ⎜− e aH
.r + 2.r.e
2 aH ⎟
dr a H ⎜⎝ a H ⎟

dFdr
Buscando el máximo, se obtiene de = 0,
dr
2.r 2. r
2 − −
− e aH
.r 2 + 2.r.e aH
=0, y
aH

Finalmente, r = aH
aH es el radio de Bohr para el átomo de hidrógeno

¿Cómo se obtiene la función de onda?

Para obtenerla debe resolverse la Ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo


(Levine, 2002, p 757):

∂Ψ 1 ˆ
= HΨ con Ψ ( x, y , z , t ) (5)
∂t ih
dónde Ĥ se conoce como el OPERADOR HAMILTONIANO(*2), es un
operador diferencial,

24
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

h2 ⎛ ∂2 ∂2 ∂2 ⎞
Hˆ = − ⎜⎜ 2 + 2 + 2 ⎟⎟ + V ( x, y, z, t )
2 me ⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠
h
h=

me , es la masa de la partícula (electrón)

∂2 ∂2 ∂2
∇2 = + + , OPERADOR LAPLACIANO (*3),
∂x 2 ∂y 2 ∂z 2
nabla al cuadrado

V ( x, y , z , t ) , es la energía potencial de la partícula (electrón) que equivale al


potencial eléctrico multiplicado por la carga eléctrica.

En los átomos V no depende del tiempo si V es solo originada por el núcleo


atómico:
V ( x, y , z )
∂V ∂Hˆ
∴ =0 =0
∂t ∂t

En este caso, se puede proponer que Ψ ( x, y, z, t ) sea el producto de una


función ψ ( x, y, z ) que solo depende de las coordenadas espaciales por otra
función, f (t ) , que solo depende del tiempo:

Ψ ( x, y , z , t ) = ψ ( x, y , z ) . f (t ) (6)

y, por lo tanto Hˆ Ψ = f (t ) . Hˆ ψ

∂ ∂f
Diferenciando (6) respecto del tiempo: Ψ =ψ .
∂t ∂t

Entonces la ecuación de Schrödinger queda:

∂f 1
ψ = f (t ).Hˆ ψ
∂t ih

25
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ih ∂f (t ) Hˆ ψ
Separando variables: = (7)
f (t ) ∂ t ψ

Ahora realicemos el siguiente razonamiento que es clásico en la resolución de


ecuaciones diferenciales en derivadas parciales. El primer miembro de la
igualdad (7) solamente puede ser función del tiempo, ∴

ih ∂f (t )
= a lo sumo es una función del tiempo
f (t ) ∂t

∂Hˆ
El segundo miembro de la igualdad (7), con ψ ( x, y , z ) y = 0 , solamente
∂t
es función del espacio:
Ĥψ
= a lo sumo es g ( x, y, z )
ψ

Para no caer en una contradicción la única solución posible es el caso particular


que la función del tiempo y g ( x, y, z ) sean una función constante:

ih ∂f (t ) Hˆ ψ
= = cte (8)
f (t ) ∂t ψ

En consecuencia, Hˆ ψ = cte . ψ
Esta ecuación no depende del tiempo y es una ecuación de autovalores
y autofunciones, que para el átomo de hidrógeno, por ejemplo, tiene un
número infinito, aunque numerable de soluciones:

Hˆ ψ n ( x, y , z ) = E n ψ n ( x, y , z )

Como Ĥ es el operador correspondiente a la energía, los autovalores


E n ( E1 , E 2 , E 3 ,...) son los únicos valores que pueden ser observados para la
energía de la partícula (electrón). Se dice entonces que la energía está cuantizada
y el conjunto de los {E n } se denomina Espectro discreto de energías.
No siempre es así, en la MQ. Por ejemplo, para una partícula libre (no
sometida a un potencial variable) el espectro de energía es continuo. En los
átomos, los electrones están sometidos al potencial del núcleo y no son
partículas libres, por lo cual su espectro de energía es discreto.

26
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Los autovalores de la energía, {En } , se corresponden con una o más


autofunciones ψ n que corresponden al mismo autovalor. Más adelante
ampliaremos el tema, en el subtítulo: degeneración.
Obviamente los {En } no dependen del tiempo y volviendo a la
ecuación de Schrödinger (8) tenemos:
ih ∂f (t ) Hˆ ψ
= = En
f (t ) ∂t ψ

Separando las variables f y t, escribimos:


df E n i.E
= dt = − n dt (9)
f ih h

df i.E
Integrando (9), ∫ f
= − n ∫ dt
h

i.E n
Resolviendo, ln f = − t + cte
h
i . En i . En
− t − t
Expresando en f, f (t ) = e .e
cte h
= cte .e
' h

En este caso la dependencia con el tiempo es un factor de fase que debe tener
módulo unitario, o sea f * (t ). f (t ) = 1 y se asigna arbitrariamente cte’=+1.
iEn
− t
Reemplazando en (6) Ψn ( x, y, z , t ) = ψ n ( x, y, z ).e h
(10)

En el caso del átomo de hidrógeno la energía potencial V no cambia con el


tiempo, luego la ecuación de Schrödinger da soluciones de la forma (10).

iEn
− t En E
e h
= cos t − i.sen n t y ψ n ( x, y, z ) , puede ser
h h
real o compleja

Ψn ( x, y, z , t ) Se suele decir que corresponde a un


estado estacionario

27
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

¿Porqué?, si es función del tiempo.


Para comprenderlo calculemos la densidad de probabilidad, δ ( x0 , y 0 , z 0 , t ) ,
en un punto, P0, para cualquiera sea el tiempo t:

iEn iEn
t − t
δ ( x0 , y0 , z0 ) = Ψ .Ψn = ψ ( x, y , z ).e
*
n
*
n
h
.ψ n ( x, y , z ).e h

iEn iEn
t − t
Pero, e h
.e h
= e0 = 1
Por lo tanto,
δ ( x0 , y0 , z0 , t ) = Ψn* .Ψn = ψ n* ( x, y, z ).ψ n ( x, y, z )
O sea que δ depende de la posición en el espacio pero no del tiempo. En
consecuencia solo se requiere la parte espacial de la función de onda u orbital
para hallar la densidad de probabilidad.
Recordemos lo que se planteó acerca de la trayectoria estacionaria en
MC (Capítulo 1, página 18).
En MQ describimos que en estado estacionario el electrón no está
quieto, la densidad de probabilidad si está quieta.
Como el electrón tiene una masa <<< que la masa del núcleo, se
mueve >>> rápido respecto del núcleo, de modo que la densidad de
probabilidad en promedio no depende del tiempo. Como el electrón se mueve
tan rápido, si se tomara una foto se vería como una nube. Puede decirse que el
orbital tiene su sentido debido a este rápido movimiento.
Las funciones unielectrónicas correspondientes al átomo de hidrógeno
estarán entonces constituidas por el producto de una función temporal por una
función espacial ψ n ( x, y, z ) , esta última se denomina orbital atómico.

Comentarios sobre la degeneración

Dadas las soluciones de la ecuación de Schrödinger:

∂Ψ
Hˆ Ψn = ih n = E n .ψ n n = 1, 2, 3… ∞
∂t

28
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Resulta que a cada solución ψ n le corresponde una energía total del electrón
E n , llamada también: nivel de energía n.
Hay ∞ soluciones ψ n , ∞ E n , pero el conjunto es discreto, esto
quiere decir que, por ejemplo entre ψ 3 y ψ 4 no hay otra función de onda
intermedia, así como entre E 3 y E 4 no hay un nivel de energía intermedio. La
energía se dice que está cuantizada.
A cada función de onda le corresponde un único nivel de energía, pero
a veces varias funciones de onda distintas pueden compartir el mismo nivel de
energía, este fenómeno se llama degeneración y es muy común en el átomo de
hidrógeno y demás átomos.
Por razones históricas las soluciones de la ecuación de Schrödinger se
conocen como funciones de onda. En el caso de electrones en un átomo, las
funciones se denominan orbitales atómicos. El concepto de orbital atómico
reemplazó el de órbitas.

ψ n1
En general, puede suceder En
ψ n2

Veamos ahora como es la degeneración en el átomo de hidrógeno. De la


resolución de la ecuación de Schrödinger independiente del tiempo:

Hˆ ψ ( x, y , z ) = E.ψ ( x, y , z )

Surge que las autofunciones están caracterizadas por tres índices, n, l , y m,


conocidos como números cuánticos, los detallamos a continuación:

n: número cuántico principal n = 1, 2, 3, … número natural

l : número cuántico angular l = 0, 1, 2, … n-1 entero positivo

m: número cuántico magnético m = - l , … 0 … + l número entero

Para un dado n, l toma n valores de 0 a n-1 y por cada l , m toma 2 l +1


valores de – l a + l pasando por 0. La energía solamente depende del número
cuántico principal, entonces tenemos la siguiente ecuación:

Hˆ ψ n;l;m = E n .ψ n;l;m

29
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Por ejemplo si n = 2 tendremos 4 funciones de onda para el nivel E 2

ψ 2; 0; 0 ψ 2;1; −1 ψ 2;1;0 ψ 2;1;1

E2

Ejercicio 1.2: ¿Cuántas funciones degeneradas hay para cada “n”?


ψ n ,l , m ( x , y , z )
Indique para todos los posibles “n” el número de funciones que tienen la
misma energía

Debe hacerse una acotación, para caracterizar totalmente un electrón en un


estado estacionario, además de las coordenadas se requiere especificar su estado
de espín. La función de onda completa requiere además de los números
cuánticos n, l y m, de un cuarto número m s que solo puede tomar dos valores
1 1
+ ó − . Como la orientación del espín no afecta a la posición del
2 2
electrón en condiciones normales, ignoraremos esta cuarta variable.
Sin embargo, gracias a esta cuarta variable habrá en cada orbital dos
electrones solamente. Esto se comentará en más detalle cuando se trate sobre
átomos polielectrónicos.
En los átomos polielectrónicos se rompe la degeneración debida a l ,
sin embargo la simetría y la forma de los orbitales se mantiene, entonces, el
concepto de orbital sigue siendo muy útil.
Para romper la degeneración debida al número cuántico m se debe
aplicar un campo magnético. En 1896, P. Zeeman observó que la aplicación de
un campo magnético externo producía el desdoblamiento de las líneas
espectrales atómicas, en su honor se conoce su descubrimiento como efecto
Zeeman (Levine, 2000, p 154).

Ejercicio 1.3: Es usual la analogía del átomo con el sistema solar. Pero,
no debe olvidarse que el electrón, a diferencia de los planetas, no tiene
trayectoria ni órbita y, puede estar con distintas probabilidades en
cualquier punto del espacio. Resulta interesante llevar esta comparación
al campo numérico.

30
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Primera comparación:
a) El radio del sol es 6.9599 x 108 m y la distancia media Tierra-Sol es 1.4959787
x 1011 m, siendo el radio medio de la Tierra 6371 km. El radio de Neptuno es
24764 km y su distancia media al Sol es 4.49707 x 1012 m.
En una escala en la cual el radio del Sol fuera 1 cm. ¿A qué distancia se
hallarían la Tierra y Neptuno del Sol.
b) El protón tiene un radio de 0.8768 x 10-15 m y la distancia a la que es más
probable hallar al electrón es aH = 5.29465 x 10-11 m.
Si representáramos al protón por una esfera de radio 1 cm. ¿A cuál
distancia sería más probable hallar al electrón?

Compare los resultados de a) y b). Dados en la misma escala comparativa, ¿Cuál


es más grande, el sistema solar o el átomo de hidrógeno?

Segunda comparación:
a) En realidad tanto el Sol como los planetas giran en torno al centro de masa
(CM) del sistema. Si el Sol tuviera como único planeta a la Tierra, ubique el CM
del sistema teniendo en cuenta que la distancia del mismo al centro del Sol, ρs,
mT
es: ρ s = ⋅ RTS
mT + ms
RTS = 1.4959787 x 1011 m (distancia Tierra-Sol)
mT = 5.9742 x 1024 kg (masa de la Tierra)
mS = 1.9891 x 1030 kg (masa del Sol)

¿Dónde se halla el CM, dentro o fuera del Sol?

b) Repita el cálculo anterior para el átomo de hidrógeno, cuando el electrón se


halla a la distancia más probable, aH. La distancia del centro de masa al centro
me
del protón ρP es: ρ p = ⋅ aH
me + m p
me = 9.10938 x 10-31 kg
mp = 1.67262 x 10-27 kg
aH = 5.29465 x 10-11 m

¿Dónde se halla el CM, dentro o fuera del protón?

Tercera comparación:
En el átomo de hidrógeno, el protón y el electrón se atraen además de
electrostáticamente, gravitatoriamente, lo cual es ignorado al resolver la
ecuación de Schrödinger. Para comprender porque, compare ambas fuerzas.

31
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

a) Las fuerzas de atracción (negativas) son respectivamente:

me .m p
Fuerza gravitatoria Fg = − G ⋅
r2
1 e2
Fuerza electroestática Fe = − ⋅
4πε 0 r 2

G = 6.673 x 10-11 m3 s-2 kg-1;


e = 1.60217646 x 10-19 C;
ε0 = 8.85418782 x 10-12 C2 s2 kg-1 m-3

Fe
Calcule la relación
Fg

b) Una balanza analítica de alta precisión tiene una sensibilidad de:


0.01 mg ≡ 10-8 kg
El peso de 0.01 mg corresponde a 9.8 x 10-8 N, y podemos tomarlo como el
límite inferior de una fuerza macroscópica.

Calcule la fuerza con que se atraen el electrón y el protón en el átomo de


hidrógeno cuando se encuentran a la distancia más probable aH. Comparar con
el peso de 0.01 mg.

c) Calcule la fuerza con que se repelen dos protones que se tocan o sea cuya
distancia entre sus centros es 2 rp.

¿Cuál es la masa cuyo peso es igual a esa fuerza?

Ejercicio 1.4: Estimación de la velocidad media del electrón en el orbital


1s.
La energía del electrón en el estado fundamental (1s), E, en el átomo de
hidrógeno, con n=1 es:

E = -2.17868542 x 10-18 J ≡ -13.5982861 eV


2
1 ⎛ Ze2 ⎞ 1
E
Se calcula a partir de la siguiente ecuación: n = − μN ⎜ ⎟.
2 ⎜⎝ 4πε 0 h ⎟⎠ n 2

Se trabaja con esta última ecuación en las páginas 168 y 303.


h = 1.054571628 (53) ⋅ 10−34 J s , ( CRC Handbook, 2009)

32
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

Si < T > y < V > son los valores medios de la energía cinética y de la energía
potencial del electrón, debe cumplirse: E0 = < T > + < V >

Por otro lado el Teorema del virial, de mecánica clásica (Kittel, 1968, p 296),
establece que en sistemas que interactúan mediante una fuerza inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia, se cumple:

2<T> + <V> =0

Calcule la energía cinética media < T > del electrón, suponiendo que
1
T = me ⋅ υ 2
2
Calcule la velocidad media del electrón en 1s, υ2
υ2
y compárela con la velocidad de la luz, c = 2.99792458 x 108 m s-1,
c

¿Se justifica haber empleado la fórmula clásica de la energía cinética en vez de la


relativista?

33
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

REFERENCIAS HISTÓRICAS

(*1) W. Heisenberg y E. Schrödinger


Heisenberg escribió: Quizá yo ya estaba en ese momento más preparado que
Bohr para abandonar los modelos y dar un paso más hacia la abstracción matemática. Ese
paso lo dio en el verano de 1925 cuando descubrió la mecánica de matrices
(Selleri, 1986, p 110).

Félix Bloch, en un Discurso en la American Physical Society, en 1976, dijo:


Al final de un coloquio oí decir una vez a Debye algo parecido a esto:
-Schrödinger, realmente usted no está ahora mismo trabajando en problemas de
verdadera importancia… ¿porqué no nos expone la tesis de De Broglie que parece haber
atraído la atención de algún sector? -Así, en un coloquio posterior, Schrödinger dio una
bellísima explicación de cómo De Broglie asoció una onda con una partícula y cómo obtuvo las
reglas de cuantización… exigiendo que una órbita estacionaria tuviera un número entero de
ondas. Cuando Schrödinger hubo terminado, Debye observó que esta manera de hablar era un
tanto pueril…
-Para tratar apropiadamente con ondas, debemos tener una ecuación de ondas.
(French y Taylor, 1982, p 98).

Planck, en una carta fechada el 24 de mayo de 1926, le dice a Schrödinger:


-Puede imaginar el interés y entusiasmo con los que me sumergí en el estudio de sus
trabajos, que son de los que hacen época (Selleri, 1986, p 92).

(*2) Hamiltoniano
La expresión para la energía como una función de las coordenadas y
momentos se denomina hamiltoniano, H , del sistema. Dicho nombre es
debido a William Rowan Hamilton (1805-1865), quien formuló la segunda ley
de Newton en términos de H . Para abreviar la escritura se introdujeron los
operadores, se observa en el texto el operador hamiltoniano (Levine, 2002, p
774).

(*3) Laplaciano
Se introduce el operador de Laplace o laplaciano para escribir las
ecuaciones más compactamente (French y Taylor, 1982, p 180). Pierre Simon
Marqués de Laplace (1749-1837).

34
Capítulo I: Introducción comparativa entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica

RESUMEN SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA


FUNCIÓN DE ONDA

Al pasar de la MC a la MQ hemos reemplazado las tres funciones


x = f (t ); y = g (t ); z = h(t ) por una única función Ψ( x, y, z, t ) de cuatro
variables. La función Ψ toma valores reales o complejos, de modo que:

Ψ : 3 x  → ℂ

3, es el espacio Euclídeo de tres dimensiones. , esta recta real se identifica


con el tiempo (Moreschi, 2000). ℂ, es el campo complejo.

Mecánica Clásica Mecánica Cuántica

x(t)
f

ψ
g (x;y;z;t) z=a+bi
t y(t)

h
z(t)

Es evidente que la MQ me va a dar menos información que la MC.


Si ahora en un dado punto del espacio ( x1 , y1 , z1 ) y en un dado
instante t1 calculamos el cuadrado del módulo del número complejo
Ψ( x1 , y1 , z1 , t1 ) = z1

2
Ψ ( x1 , y1 , z1 , t1 ) = Ψ ( x1 , y1 , z1 , t1 ).Ψ ∗ ( x1 , y1 , z1 , t1 ) = z1. z1*=
=(a+bi).(a-bi) = a2+b2 ≥ 0

Obtendremos siempre un número real positivo (incluyendo el cero). Antes de


interpretar este resultado veamos que ocurre en el caso de una función de onda
estacionaria con el cuadrado del módulo:

35
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

En En
2 −i t +i t
Ψ = ψ ( x, y, z ).e h
.ψ ( x, y, z ).e
∗ h
, ponemos ψ * porque puede
ocurrir que la función sea compleja.

2 2
Ψ = ψ ( x, y , z ).ψ * ( x, y , z ).e 0 = ψ ( x, y , z )

Vemos que en el caso de una función de onda estacionaria el cuadrado del


módulo es igual al cuadrado del módulo de la función orbital (en el caso de un
átomo) que solo depende de la posición pero no del tiempo. Por eso se llama a
este tipo de función de onda, función estacionaria.
En los inicios de la MQ hubo un gran debate acerca del significado de
esta magnitud. Schrödinger pensaba que la materia era siempre ondas (que no
había dualidad onda-partícula) y que al igual que en la óptica física el cuadrado
del módulo de la función de onda era el cuadrado de la amplitud de dicha onda,
que en el caso de la luz es proporcional a la intensidad luminosa. Esta
interpretación mostraba muchas dificultades especialmente en el caso de
sistemas formados por muchas partículas.
2
Finalmente se impuso la interpretación de Born-Heisenberg que Ψ
estaba relacionado con la densidad de probabilidad de hallar la partícula en una
dada posición e instante. En el caso de una función de onda estacionaria esta
densidad de probabilidad no dependerá del tiempo sino solamente de la
posición.

36
 

CAPITULO II

VISUALIZACIÓN DE FUNCIONES
DE TRES VARIABLES
 

INTRODUCCIÓN
2
El módulo cuadrado, ψ = ψ * . ψ , es siempre un número real positivo,
aunque las funciones de onda sean en general funciones complejas, ψ : 3→ℂ.
Posteriormente, desarrollaremos cómo reemplazar las funciones complejas por
reales y que consecuencia trae esta transformación en el caso de los orbitales
atómicos. Podemos justificar que el cuadrado del módulo de la función de onda
es la densidad de probabilidad de hallar la partícula en determinada posición
(ver en el Capítulo 5).

Existen diferentes formas de representar la densidad de probabilidad, δ. La


dificultad radica en que la función de onda es una función de tres variables: x, y,
z. La representación usual en coordenadas cartesianas de ψ ( x, y, z ) o
2
ψ ( x, y , z ) requeriría cuatro dimensiones y no sería visualizable. Podemos
forzar la función a ser una constante en el espacio tridimensional y por lo tanto
representamos superficies de contorno, de nivel o isosuperficies (Larson, 2004;
Stewart, 2002).
Recordemos que, cuando los topógrafos o geólogos representan un
accidente geográfico, generalmente construyen mapas bidimensionales con un
conjunto de líneas de contorno. Una línea de contorno une los puntos con la
misma altura, es una curva de nivel.
Sea la altura una función de coordenadas que representan la latitud y la
longitud, h = f ( x, y ) . Entonces para una altura seleccionada, h0 , tenemos
una función implícita h0 = f ( x, y ) de la cual se obtiene la curva y = g (x) , en
dos dimensiones.
De la misma manera, vamos a asignar un valor a la función de densidad
2
de probabilidad, δ 0 . La función, δ 0 = ψ ( x, y , z ) , es una función implícita de
la cual se puede obtener la superficie z = f ( x, y ) , la cual usualmente es
complicada. En consecuencia, se representa la función implícita con programas
de computación adecuados. Así, puede lograrse una de las mejores
visualizaciones de los orbitales atómicos.
Por ejemplo, si tenemos en cuenta cuatro densidades de probabilidad
para el mismo orbital, δ 1 , δ 2 , δ 3 y δ 4 , resultarán cuatro superficies cerradas de
la misma forma, pero de diferentes tamaños. Estos gráficos pueden ser
confusos, así que conviene representar sólo una superficie seleccionada
correspondiente a un cierto valor de δ.

Pueden encontrarse diversos comentarios sobre otros tipos de representaciones


orbitales que tienen como objetivo facilitar la visualización (David, 1981 y
1995; Kikuchi, 1985; Mulder, 1985; Liebl, 1988; Breneman, 1988).

39
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Existen pocos programas matemáticos que permiten desarrollar


representaciones de funciones implícitas con una perspectiva tridimensional.
Un software apropiado es el de MAPLE, (MAPLE, 2008) que permite además
girar las superficies logradas y apreciar todos sus detalles. En este libro hemos
utilizado solamente MAPLE.
Mathcad y el software de Mathematica han sido aplicados por otros
autores, (Ramachandran, 1995, 2 publicaciones).

REPRESENTACIÓN GRÁFICA EN COORDENADAS


CARTESIANAS DE FUNCIONES MATEMÁTICAS

Nuestro objetivo es preparar al lector para que logre representar las funciones
orbitales y su correspondiente visualización e interpretación.
En la bibliografía encontramos la siguiente función para el orbital 1s
del átomo hidrogenoide (ψ 100 ( x, y , z ) ):
x2 + y2 + z2 r
− −
aH aH
e e
ψ 100 ( x, y, z ) = = (1)
π .a 3
H π .a 3
H

Recordamos a continuación lo que representa la constante a H , e introducimos


el parámetro ζ , el cual cómo podemos consultar en el Apéndice ha permitido
una mejor presentación de las expresiones matemáticas.
4πε o h 2
Radio de Bohr ao : ao = = 52.9177208 pm
e 2 me
me + m N
Radio de Bohr corregido para un núcleo de masa mN : aN = ao
mN
m + mH
Radio de Bohr corregido para un núcleo de masa mH : aH = e ao
mH
2Z 2
Parámetro ζn : ζ n = , para el átomo de hidrógeno ζn =
n.a N na H
n , es el número cuántico principal
Así, en lugar de la ecuación (1) en el Apéndice encontramos:
ζ 1r
3 −
ζ1 ⋅e 2 2
ψ 100 ( x, y, z ) = = 1s (2)
2 ⋅ 2π
Podríamos representar ψ 100 versus r en vez de versus (x, y, z), tal como se
muestra en la Figura 2.1.

40
Capítullo II: Visualización
n de funciones de trres variables

Podemos observar que laas ecuaciones (1) y (2) tienen laa misma represeentación.

F
Figura 2.1. Repressentación de las ecuaaciones (1) y (2), donde r es la variablee.

Puede aprreciarse, como se muestra en n la Figura 2.1 que, la introduucción de


parámetro os y distintoss reordenamieentos no modificaron la expresión
matemáticca. Será usual quue las expresion
nes de la biblioggrafía, aparentem
mente, no
coincidan con las del Ap péndice. Será paarticularmente importante,
i porr lo tanto,
analizar attentamente los parámetros
p y los reordenamien ntos realizados.

Observareemos que otross orbitales, com


mo los del tipo p, d, f, etc., no
n pueden
ponerse como
c dependiiendo solo dee r, ya que presentan orieentaciones
direccionaales.

La represeentación anterio
or no nos brindda la visualización que común
nmente se
observa en
n los textos.

Con el objeto de resaltar los problemas y facilitar la com mprensión resuultará muy
adecuado comenzar repaasando represen ntaciones matem máticas sencillaas y luego
recién enccarar la represen
ntación de las fuunciones orbitalles.

Por lo tan
nto, dedicaremo os este Capítulo o al análisis dee las representaaciones en
forma prááctica, utilizando el software MAPLE.
M En laa Parte A, trab bajaremos
con funciiones muy con nocidas de un na y de dos variables
v indepeendientes.
Avanzaremmos con ejem mplos de com mplejidad crecieente hasta lleggar a las
funciones implícitas del tiipo de los orbittales.

41
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

PARTE A:

A1) Representación de funciones con una variable independiente

Comencemos con las funciones reales de una variable:


y = f(x)
Por ejemplo, la función y = x2, se representa usualmente en un sistema de
coordenadas cartesianas en el plano (2), resultando una curva plana. Es una
parábola, como observamos en la Figura 2.2.

Figura 2.2. Representación de la función y = x2. Es una curva en un plano.

También, podríamos hacer una representación alternativa, mucho más pobre,


en una dimensión, poniendo sobre cada punto de la recta real un cartel,
indicando cuanto vale f(x) en dicho punto.

16 9 4 1 0 1 4 9 16

x
-4 -3 -2 1 0 1 2 3 4

42
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

A1) Práctica:
El objetivo de esta actividad es la representación de funciones
matemáticas con una variable independiente, tal como se ejemplifica a
continuación utilizando el software MAPLE.

Función y = f (x)

Por ejemplo f ( x) = x 2 = G

f ( x) = sen( x) = F

INSTRUCCIONES
Se inicia el programa MAPLE.
Se abre la ventana de trabajo y se pueden seguir nuestras instrucciones o
consultar la ayuda del software. Si bien el programa brinda una extensa parte de
ayuda, los guiaremos con el lenguaje para facilitar el aprendizaje.
En ayuda o “help” se encontrará una forma bien sencilla para representar una
parábola. Nuestra selección de sentencias tiene como objeto prepararlos para la
representación de las funciones orbitales y es así que introduciremos aquellas
más completas, con mayor información.
En primer lugar se debe escribir la función en la ventana, de la siguiente
manera:

> with(plots):
> G:=plot(x^2,x=-5..5,y=-5..5,color=red):
> display({G});

EXPLICACIÓN DE LAS CONSIGNAS


with(plots) informa que se desea representar una función.
G:=plot(x^2,x=-5..5,y=-5..5,color=red) En este caso se eligió la letra G
para denominar este tipo de función, y = x2. Se escribe x y luego con “shift”
presionado se teclea el símbolo de ángulo “^”y se escribe 2.
x=- 5..5 así se indica el intervalo de variación de la variable x, ídem para
y.
color=red En el help pueden consultarse los nombres de los colores
disponibles en el programa.
display({G}) Sentencia final que mostrará el gráfico en la pantalla.

Observe que al final de cada renglón se escriben dos puntos y luego se presiona
“enter”. En cambio, al final de la sentencia que ejecuta se escribe punto y coma
y se presiona “enter”.

43
Orbitales hidrogenoiides. Estructura y visualización
v / Luiss Perissinotti y Saraa Mendiara

El gráfico obteniido se puede selleccionar y copiiar, por ejemplo


o en un archivo
o de
W
Word o de Poweer Point o se puuede exportar.

Ahora dibujarem
A mos las dos funnciones propueestas juntas, asiignaremos coloores
diistintos a cada una de ellas. La
L ventana debeerá quedar escrrita de la siguiente
m
manera:

> with(plots):
> G:=plot(x^2,x==-5..5,y=-5..5,coolor=red):
> F:=plot(sin(x),,x=-5..5,y=-5..5,,color=blue):
> display({G,F});;

Debemos ser cuiidadosos y seguuir el lenguaje requerido


D r por el
e programa. Enn el
“hhelp” podremos consultar com mo se nombran n las distintas funciones,
f aquí en
luugar de “sen” deebemos escribirr “sin”.
Al presiionar “enter” después
d del puunto y coma, a continuación de
diisplay({G,F}), aparece el dibuujo de la Figura 2.3.

d funciones: f ( x) = x
Figura 2.3. Representación de dos
2
y f (xx) = sen( x)

444
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

A2) Representación de funciones con dos variables independientes

Ahora vamos a representar una función de dos variables: z = f( x,y)


La representación cartesiana es ahora una superficie inmersa en el
espacio tridimensional 3. La superficie en general no será plana. En la Figura
2.4 se muestra una superficie con ondulaciones.

z0

y0 y 

x0

Figura 2.4. z0, es un punto de la superficie ondulada. Existen otros puntos de f ( x, y) que tendrán
igual valor de z.

También aquí podríamos intentar una representación de dos dimensiones,


colocando sobre cada punto (o algunos puntos) x, y del plano un cartel que
indique el valor de f (x, y) = z en ese punto.

Es preferible que lo ilustremos con las siguientes funciones que corresponden,


respectivamente, al cono y a la semiesfera:

Cono z = x2 + y2

Semiesfera z = R2 − x2 − y

45
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ahora, practiquemos nuevamente con el software MAPLE, interpretando y


entendiendo las representaciones. Paralelamente seguiremos familiarizándonos
con el lenguaje del software.
Representaremos una hemiesfera para z ≥ 0

La ecuación de una esfera con centro en el origen de los ejes coordenados es:
x2 + y2 + z2 = r 2

Si tomamos r = 8 x 2 + y 2 + z 2 = 64

f ( x, y ) = + 64 − x 2 − y 2 hemiesfera con z ≥ 0

Podemos observar que el lenguaje de la sentencia que representa a la


función ha variado ya que se construirá un gráfico con tres coordenadas.

> with(plots):
> F:=plot3d(sqrt(64-x^2-y^2),x=-10..10,y=-10..10,color=green):
> display({F});

Figura 2.5. Representación de la hemiesfera: f ( x, y ) = + 64 − x − y


2 2

En la pantalla se observa la Figura 2.5 y procedemos a seleccionarla. Para


lograrlo situamos el puntero del mouse en la imagen y presionamos la parte
izquierda del mouse. En la barra superior puede ahora buscar “axes” y ensayar
lo que realizan cada una de las opciones mostradas. Con la opción “boxed”
queda la imagen dentro de una caja, como se puede observar en la Figura 2.5.
En la barra superior encuentra diversas opciones, además de axes, que
puede explorar. Puede ubicar el mouse en la imagen y arrastrar para reorientar,
se deja de presionar el mouse cuando la imagen tenga la orientación deseada.

46
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

En la Figura 2.5 se observa que parte de la hemiesfera no aparece bien definida,


lo cual se debe a que la resolución empleada por la computadora es baja, tiene
pocos puntos disponibles para el gráfico.
Usualmente, en los programas de asistencia matemática se logran
imágenes sin esos defectos empleando ecuaciones paramétricas. En el programa
MAPLE se puede lograr lo mismo, más fácilmente, utilizando funciones
implícitas.

A3) Representación de funciones con dos variables independientes,


expresadas en forma de función implícita.

a) Por ejemplo, en el caso de la hemiesfera:

x 2 + y 2 + z 2 = 64

En la Figura 2.6 puede observarse que hemos representado en forma implícita


la ecuación, tomando para el eje z el intervalo [0,10]. En 2.6b) y 2.6c) se
muestran distintas perspectivas.
En la Figura 2.6a se observan las curvas de nivel como circunferencias
en planos paralelos al plano xy contenidas en el contorno de la esfera. Los
respectivos orígenes están a intervalos, igualmente espaciados, en el eje z. Se
dibujó con la opción “style” de la barra superior y dentro de ella con “contour”.

47
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

z
b
a

c esfera

64 = x2 + y2 + z2

> with(plots):
F:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2=64,
x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=green,grid=[30,30,30]):

> display({F});

Figura 2.6. Representación implícita.b) y c) son hemiesferas. En a) se muestran las líneas de nivel.

En esta representación se ingresó “grid=[30,30,30]”, los números son enteros


positivos que especifican que el gráfico será construido en una malla o “grid”
que en este caso es de 30x30x30 que tendrá puntos igualmente espaciados en
los rangos asignados a x, y, z respectivamente. Aquí se generarán
aproximadamente 303 puntos.

b) Por ejemplo, en el caso del cono (Nicolini, 1999; Stewart, 2002):

f(x,y)= x 2 + y 2
z = f(x,y)

48
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

En la Figura 2.7 puede observarse el empleo de la forma implícita de la


ecuación, tomando para el eje z el intervalo [0,10]. En b) se muestra la
superficie en el espacio.
En la Figura 2.7a se observan las curvas de nivel como circunferencias
en planos paralelos al plano xy contenidas en la superficie cónica. Los
respectivos orígenes están a intervalos, igualmente espaciados, en el eje z.

a b

x2 + y2 + z2 = 0

> with(plots):
F:=implicitplot3d(x^2 + y^2 - z^2=0,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=green,grid=[30,30,30]):

> display({F});

Figura 2.7. Curvas de nivel y superficie cónica.

PARTE B:

El objetivo es la representación de curvas de nivel o mapas de contorno


de imágenes o superficies espaciales.

Observemos las Figuras 2.6 y 2.7. En el plano es posible unir con una curva
aquellos puntos para los cuales f (x, y) toma el mismo valor. Estas curvas se
denominan curvas de nivel y equivalen a cortar la superficie z = f (x, y) con planos
paralelos al plano coordenado x, y. Estos planos quedan definidos por las
siguientes condiciones:
z1 = cte 1 ; z2 = cte 2 ; z3 = cte 3 ; z4 = cte 4 ; ...
Las curvas de nível, en el plano (x, y), quedan definidas por las funciones
implícitas:
f1 (x, y) = cte 1 ; f2 (x, y) = cte 2 ; f3 (x, y) = cte 3 ; f4 (x, y) = cte 4 ; …

En general se prefiere que los planos sean equidistantes, o sea que:

49
Orbitales hidrogenoiides. Estructura y visualización
v / Luiss Perissinotti y Saraa Mendiara

cte 2 = cte 1 + a ; cte 3 = ctee 2 + a ; cte 4 = cte 3 + a ; ...

Sii las curvas de nivel


n se construyyen de este moddo es más fácil interpretarlas.
Por ejemmplo, si se repreesentan todas en
n un plano, cuaanto más apretaddas
esstán entre si, inddican una zonaa de mayor penddiente en la dirrección vertical del
eje z. Este sistem ma es muy em mpleado en la construcción de d cartas o map pas
to
opográficos en Geología
G y en Geografía.
G Se muestra
m una cartaa en la Figura 2.8.

Figura 2.8. Se mueestran curvas de iguaal altura. Las curvaas de nivel se obtieneen cortando la superf
rficie
t
terrestre con una serrie de planos horizonntales paralelos, de esta
e manera las inteersecciones de un plano
corresponden a puntos de igual altura sobre
s el nivel del maar.

A continuación se
s trabajará con el software parra ilustrar como o se representan
n
en
n un mismo plaano las líneas dee nivel. Desarrolllaremos los ejeemplos B1 y B2.

B1) Representtaremos las curvas de nivel correespondientes a


x + y 2 + z 2 = 64 como unaa función imp
2
plícita. Le asign
namos a z valo
ores
iggualmente espacciados desde 0 hasta 8. Com
mo puede observvarse en la Figgura
2.9, en realidad reepresentamos x + y = 64 − z 2 :
2 2

x2 + y2 64 63 60 55 4
48 39 28
2 15 0
z 0 1 2 3 4 5 6 7 8

500
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

Figura 2.9. Curvas de nivel o Mapa de contorno de la hemiesfera. Se observa perfectamente


que cada curva de nivel une los puntos de igual z de la hemiesfera y está proyectada en el
plano xy.

Sentencias que deben escribirse en el programa MAPLE:

> with(plots):
> G:=implicitplot(x^2 + y^2 = 64,x=-10..10,y=-10..10,color=red,grid=[20,20]):
> H:=implicitplot(x^2 + y^2 = 63,x=-10..10,y=-10..10,color=yellow,grid=[20,20]):
> F:=implicitplot(x^2 + y^2 = 60,x=-10..10,y=-10..10,color=red,grid=[20,20]):
> M:=implicitplot(x^2 + y^2 = 55,x=-10..10,y=-10..10,color=magenta,grid=[20,20]):
> L:=implicitplot(x^2 + y^2 = 48,x=-10..10,y=-10..10,color=green,grid=[20,20]):
> A:=implicitplot(x^2 + y^2 = 39,x=-10..10,y=-10..10,color=brown,grid=[20,20]):
> B:=implicitplot(x^2 + y^2 = 28,x=-10..10,y=-10..10,color=orange,grid=[20,20]):
> C:=implicitplot(x^2 + y^2 = 15,x=-10..10,y=-10..10,color=black,grid=[20,20]):
> E:=implicitplot(x^2 + y^2 = 0,x=-10..10,y=-10..10,color=green,grid=[20,20]):
> display({G,H,F,M,L,A,B,C,E});

B2) Representaremos las curvas de nivel correspondientes al cono:


x2 + y2 − z2 = 0 como una función implícita

Como en el caso anterior le asignaremos a z valores igualmente espaciados


desde 0 hasta 7. En este caso, tomamos z = + x 2 + y 2

51
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

En la Figura 2.10 se proyectaron todas las curvas de nivel de la Figura 2.7a, en


este caso circunferencias, en el plano xy. Así, en el mapa de contorno se puede
apreciar que las curvas están equiespaciadas.
Obsérvese la diferencia con el caso de la hemiesfera, en el cual las
curvas se van juntando, revelando la variación de las pendientes en la
superficie. En el caso del cono las pendientes son constantes.

Sentencias que deben escribirse en el programa MAPLE:

> with(plots):
> G:=implicitplot(6=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=red,grid=[60,60]):
> H:=implicitplot(5=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=yellow,grid=[60,60]):
> F:=implicitplot(7=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=blue,grid=[60,60]):
> M:=implicitplot(4=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=green,grid=[60,60]):
> L:=implicitplot(3=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=black,grid=[50,50]):
> A:=implicitplot(2=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=magenta,grid=[50,50]):
> B:=implicitplot(1=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=orange,grid=[100,100]):
> C:=implicitplot(0=(sqrt(x^2 + y^2)),x=-20..20,y=-20..20,color=black,grid=[50,50]):
> display({G,H,F,M,L,A,B,C});

f ( x, y ) = + x 2 + y 2

Figura 2.10. Curvas de nivel de una superficie cónica. Representación en el plano de la


función con valores de z = f(x,y) igualmente espaciados.

52
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

Podemos imaginar a la hemiesfera y al cono como accidentes geográficos de la


superficie terrestre. Un ejemplo común de curvas de nivel se presenta en los
mapas topográficos de las regiones montañosas, como el que se muestra en la
Figura 2.8. Las curvas de nivel son curvas de elevación constante sobre el nivel
del mar. Si caminamos a lo largo de una de estas líneas de contorno no subimos
ni bajamos.

PARTE C:
Representación de funciones de onda

Finalmente pasemos a la función de onda que en general es:

Ψ ( x, y , z , t ) = W

Donde W son números complejos.

Para realizar una representación cartesiana necesitaríamos 4 dimensiones para


representar la posición en el espacio y el tiempo y dos dimensiones más para
representar el resultado complejo, W. En total serían 6 dimensiones. Pero, si
solo nos interesan las funciones estacionarias, tenemos:

E E
− i .t − i .t
W = Ψ ( x, y, z, t ) = ψ ( x, y, z ).e h
= w.e h

Podemos observar que la información de interés está en la función orbital


estacionaria:

w = ψ ( x, y , z ) ; ψ : 3 → ℂ

De modo que eliminamos el tiempo. En el caso de los orbitales atómicos, w es


en general un número complejo (no siempre) y requeriremos entonces de 5
dimensiones.
Sin embargo, en el caso de los orbitales atómicos, es posible a partir de
la combinación lineal de dos funciones orbitales complejas obtener dos
funciones orbitales reales, como desarrollaremos más adelante. Por lo tanto
siempre es posible lograr que w = ψ ( x, y, z ) sean números reales. Es decir que
ψ : 3 → , por lo cual necesitaríamos de un espacio de 4 dimensiones,
como se muestra en la Figura 2.11.

53
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Figura 2.11. ¿Cuatro dimensiones? El dibujo es: El grito, de Eduard Munch (1863-1944),
¿sorpresa o angustia?

El eje w debería ser perpendicular a los ejes x, y, z simultáneamente. Como


esto no puede hacerse recurrimos a una extensión de la idea de las curvas de nivel.

Análogamente, puede rever la descripción de las curvas de nivel, consideramos


para ψ ( x, y, z ) un valor real constante, cte.
ψ ( x, y, z ) = w = cte

Observamos y concluimos que esta expresión es la ecuación implícita de una


superficie en 3; es una superficie de nivel.

w = ψ ( x, y, z ) = cte → análogo a → z = f ( x, y ) = cte , para las


curvas de nivel

Por ejemplo, si consideramos el caso de la hiperesfera:

w = ± R2 − x2 − y2 − z 2

54
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

Si tomamos w = cte1 , tendremos:

cte12 = R 2 − x 2 − y 2 − z 2

∴ x 2 + y 2 + z 2 = R 2 − cte12 , observemos que debe ser cte1 ≤ R

∴ z = ± ( R 2 − cte12 ) − x 2 − y 2

Pero, esta es la ecuación de una superficie esférica de radio R1

R1 = R 2 − cte12

Entonces la hiperesfera vendrá representada por una serie de superficies


esféricas concéntricas de radios:

R1 = R 2 − cte12 ; R2 = R 2 − cte22 ; R3 = R 2 − cte32 ; …

Hay que notar que si elegimos, como debe ser, las cte1 , cte2 , cte3 , …
equiespaciadas,

R1 ; R2 ; R3 ; … no lo estarán.

Si elegimos cte = 0 resultará R0 = R , que es la mayor esfera posible.

Para el caso de los orbitales atómicos no siempre es posible que, dada:

ψ ( x, y, z ) = w = cte , podamos despejar z = f ( x, y )

Sin embargo, se pueden representar funciones implícitas de tres variables. Así


se generan las superficies de nivel deseadas.

Las superficies de nivel presentan algunos inconvenientes que no presentan las


curvas de nivel. Uno de ellos es que puede ocurrir que una superficie de nivel
cubra totalmente a otra y no la haga visible. Esto se soluciona cortando las
representaciones con planos adecuados.

55
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ilustrando la Parte C con el software MAPLE:

El objetivo es la representación de superficies de nivel ISOSUPERFICIES

Superficies de Nivel o Isosuperficies

La curva de nivel es una manera de visualizar una función de dos variables, se


asigna al punto (x, y) el escalar z = f (x,y). Se tiene, entonces, un campo escalar
que queda caracterizado por sus curvas de nivel o líneas de contorno a lo largo
de las cuales el valor de f (x,y) es constante.

Las curvas de nivel forman los mapas de contorno.

Ahora se asigna al punto (x, y, z) del espacio el escalar ψ = f(x, y, z)

La gráfica de la ecuación ψ = f(x, y, z) habría que realizarla en cuatro


dimensiones, lo cual no resulta posible. Entonces, se la representa como una
superficie de nivel de la función f(x, y, z).

Las curvas de nivel pasan a ser superficies de nivel cuando se añade una
dimensión.

Como ejercicio mostramos la construcción de superficies de nivel de la siguiente función de tres


variables,

ψ = R2 − x2 − y2 − z2

En la Figura 2.12 representamos esta ecuación en forma implícita como,

x 2 + y 2 + z 2 = R 2 −ψ 2

Hemos considerado R = 8 unidades y variamos ψ en forma equiespaciada y


asignándole 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7.

Cuando ψ = 0, tenemos la esfera de radio igual a 8 unidades.

Por lo tanto cuando se tienen cuatro dimensiones, la superficie de nivel


representa las zonas donde f(x, y, z) alcanza el mismo valor.

56
Capítulo II: Visualización de funciones de tres variables

Isosuperficies

Isoesferas

Se diseñaron las isosuperficies para valores de ψ equiespaciados


x 2 + y 2 + z 2 = R 2 −ψ 2 Se consideró R=8 unidades

Figura 2.12. Superficies de nivel. Representan la superficie que tiene el mismo valor de ψ
en un espacio de cuatro dimensiones

Sentencias que deben escribirse en el programa MAPLE:


> with(plots):
> M:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 =64,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=green,grid=[30,30,30]):
> G:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 = 63,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=red,grid=[30,30,30]):
> H:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 = 60,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=blue,grid=[30,30,30]):
>N:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 = 55,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=orange,grid=[30,30,30]):
> A:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 = 48,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=yellow,grid=[30,30,30]):
>B:=implicitplot3d(x^2+y^2+z^2=39,x=-10..10,y=10..10,z=0..10,color=aquamarine,grid=[30,30,30]):
> C:=implicitplot3d(x^2 + y^2 + z^2 = 28,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=pink,grid=[30,30,30]):
>E:=implicitplot3d(x^2+y^2 + z^2 = 15,x=-10..10,y=-10..10,z=0..10,color=magenta,grid=[30,30,30]):
> display({M,G,H,N,A,B,C,E});

Por ejemplo, podemos considerar que la cuarta dimensión es la


temperatura, las isoesferas serían superficies isotérmicas. Podemos
imaginar una esfera con un punto central muy caliente. Observen que la
representación como hemiesfera nos permite apreciar las distintas
isosuperficies.
De más está hacer notar que si representamos las esferas solo
observaríamos la de R=8, las restantes quedarían ocultadas.

57
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

58
 

CAPITULO III

REPRESENTACIÓN DE FUNCIONES
DE ONDA ORBITALES

59
 

INTRODUCCIÓN

Existen distintos caminos o formas de representar la función de onda o la


densidad de probabilidad ya que por depender de tres variables la
representación cartesiana clásica requeriría un gráfico de cuatro dimensiones.
Una de esas técnicas de representación consiste en el empleo de superficies de
nivel. Recordemos que cuando los topógrafos o geólogos representan un
accidente geográfico, pueden hacerlo en un mapa de dos dimensiones mediante
una serie de curvas de nivel que unen todos aquellos puntos que están a la
misma altura respecto del nivel del mar. Si llamamos a esa altura h, será una
función de x y de y que serían respectivamente la latitud y la longitud,
h = f ( x, y ) . Para una dada altura fija, ho, tenemos una función implícita que
determina una curva y = g (x) .
Análogamente, si consideramos una determinada densidad de
2
probabilidad, δ 0 , será δ 0 = ψ ( x , y , z ) , una función implícita, la cual
2
determina una superficie en el espacio sobre la cual ψ vale δ 0 . De esta
manera puede lograrse una visualización de los orbitales atómicos. Si se
consideran, por ejemplo, cuatro densidades de probabilidad para el mismo
orbital: δ 1 , δ 2 , δ 3 y δ 4 , se obtendrán por ejemplo cuatro superficies cerradas
de la misma forma, pero de distinto tamaño que se incluirán entre si. Como
estos dibujos pueden resultar muy confusos, ya que son semejantes, los
orbitales suelen representarse con una sola superficie elegida para una dada
densidad de probabilidad.
Así, los dibujos que mostraremos son representaciones de funciones
implícitas. Son funciones multiformes, es decir que para un par de valores de las
coordenadas x, y pueden corresponderles varios valores de z. La complejidad
de la función ψ no permite, en la mayoría de los casos despejar z = z ( x, y ) .
Muy pocos programas están diseñados para representar funciones
implícitas con perspectiva tridimensional de manera sencilla. Uno de los
programas que permite esta representación es el MAPLE, que además habilita
para girar las figuras obtenidas, apreciando todos sus detalles, tal como ya
hemos trabajado en el Capítulo 2.
Realizaremos algunos comentarios sobre las funciones unielectrónicas.
Si bien estos conceptos se encuentran en libros sobre el tema, nos pareció muy
conveniente recordarlos para que se puedan apreciar los detalles de las
funciones seleccionadas y de los correspondientes dibujos (Atkins, 1997).

DESCRIPCIÓN DEL ÁTOMO DE HIDRÓGENO

El átomo de hidrógeno puede presentar distintos niveles de energía y varios


orbitales posibles. Según la energía que tenga un electrón estará asociado a
determinados orbitales.

61
Orbitales hidrogenoiides. Estructura y visualización
v / Luiss Perissinotti y Saraa Mendiara

Po
or ejemplo, parra el nivel de en nergía n = 1 hayy un solo orbitall que se denom
mina
ψ 100 ó 1s, la letraa “s” se utiliza para
p identificar lal forma del orbbital.
Paara n = 2 hay dos
d tipos de orb bitales, 2s ≡ ψ 2000 y 2p ≡ ψ 21m , los últimos tien nen
tres orientaciones espaciales possibles: 2px, 2py, 2p
2 z.
Paara n = 3 hay tres
t tipos de orb bitales, 3s ≡ ψ 3000 , 3p ≡ ψ 31m y 3d ≡ ψ 32 m . Íddem
quue en el caso annterior, existen tres orientaciones posibles paara Ψ31m . Mienttras
quue para los orbiitales d hay cinco orientacioness posibles.
Paara n = 4 hay cuatro
c tipos de orbitales:ψ 400 ,ψ 41m ,ψ 42 m ,ψ 43m . Los últim
mos
tieenen siete orien
ntaciones posiblles en el espacioo.

El electrón del átomo


á de hidróggeno tiene en el d energía un solo
e primer nivel de
orrbital disponiblee, en el segundo o nivel disponee de cuatro orbiitales, uno del tiipo
s y tres del tipo p.
En el teercer nivel dispo one de nueve orbitales,
o d tipo s, tres del
uno del
tip
po p y cinco dell tipo d.
En el cuuarto nivel de en nergía el electró
ón dispondrá dee 16 orbitales: uno
u
deel tipo s, tres deel tipo p, cinco del
d tipo d y sietee del tipo f.
Y así sucesivameente.
Y,

DISCUSIÓN GENERAL
D G DE
E LA FORMA
A MATEMÁTIICA DE LOS
O
ORBITALES

Expresamos a continuación
c la función de onda o original para
p el átomo de
hiidrógeno, ecuaación (1), la cuual está dada en coordenadaas esféricas. Esta E
eccuación tiene laa ventaja de estaar formada por funciones sepaarables, es decirr su
so
olución puede expresarse
e commo producto dee funciones de r, θ y ϕ . Esta E
caaracterística perrmite encontrar una solución analítica. Luego, dichas solucion nes
puueden expresarse en función de d x, y, z, que es la forma que nosotros hem mos
elegido.
ψ n ,l ,m ( r ,θ ,ϕ ) = ℜ n ,l ( r ).S l ,m (θ ).Tm (ϕ ) (1)

Las coordenadas
c (r, θ, ϕ) se llaman
n
coorddenadas esfériicas del punto P
Es im
mportante alertar que
q en los textos de
d
mática a θ se lo dennomina ϕ y a ϕ se
matem s
lo denominna θ.

622
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

Dadas las coordenadas esféricas del punto P, las siguientes relaciones permiten
pasar de coordenadas esféricas a coordenadas cartesianas ortogonales.
x = r sen θ cos ϕ r= x2 + y2 + z2
z
y = r sen θ sen ϕ θ = arc cos
x + y2 + z2
2

y
z = r cos θ ϕ = arc tg
x

Los subíndices n, l , m son los NÚMEROS CUÁNTICOS


Se denomina n al número cuántico principal. Indica niveles de energía y
toma como valores los números naturales.
Se denomina l al número cuántico de momento angular. Está relacionado con
el momento angular del electrón y puede tomar valores enteros desde 0 hasta el
valor que precede al asignado a n l = 0, 1, 2, 3,…(n-1)
Por ejemplo, para n = 5, tenemos: l = 0, 1, 2, 3, 4.
Para l = 0, tenemos el orbital s; para l = 1 el orbital p; para l = 2 tenemos
el orbital d; para l = 3 tenemos el orbital f ; para l = 4 el orbital g; para l =
5 el orbital h y para l = 6 el orbital i.
Se denomina m al número cuántico magnético. Está relacionado con los
valores que pueden tomar las proyecciones del impulso angular sobre el eje z.
Puede tener como valores los números enteros entre – l a + l, pasando por
cero. Por ejemplo, si l = 3, m tendrá los siguientes valores –3, -2, -1, 0,
1, 2, 3.

Si observamos la ecuación (1), tenemos que ℜ n ,l ( r ) , denominada


FUNCIÓN RADIAL, solo depende de r, que es la distancia al núcleo. En
matemáticas, estas funciones radiales se conocen como funciones asociadas de
Laguerre. Es un conjunto de funciones ortonormales que en general consisten
en el producto de un polinomio de r por una función exponencial decreciente:
cte .r

e n
, para que cumpla con la condición: lím ℜ n ,l (r ) = 0
r →∞
Para conocer el significado del término ortonormal, puede consultar el
Capítulo 5.
Podemos ilustrar, como ejemplo, que para n = 4 se tienen las funciones
que se muestran en la Figura 3.1, donde Z es el número de electrones que para
el átomo de hidrógeno es igual a uno y aH es una constante denominada radio
de Bohr para el átomo de hidrógeno, aH=52.95 pm, puede consultar los detalles
en el Capítulo 2 en la página 40. En los dibujos de las superficies de nivel se ha
tomado aH como unidad de longitud de la escala de la caja. Es una función
radial tipo. En el Apéndice II: Expresiones matemáticas, pueden encontrar
las funciones radiales detalladas, a partir de la página 256.

63
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

S l ,m (θ ) , se conoce como funciones asociadas de Legendre y consiste en polinomios


ortonormales cuya variable es el cosθ .
Tm (ϕ ) , es la única función simple:
1 1
Tm (ϕ ) = e i.m.ϕ = (cos mϕ + i.senmϕ ) ,
2π 2π
pero tiene el inconveniente de ser una función compleja.
Las funciones S l ,m (θ ) y Tm (ϕ ) , se multiplican entre si y se obtienen
los armónicos esféricos de superficie , Ylm (θ , ϕ ) ,
1
Ylm (θ , ϕ ) = .S l ,m (θ ).e imϕ

Los armónicos esféricos son también funciones complejas, salvo para el caso
de m=0. Para resolver este problema se toman pares de armónicos esféricos
con el mismo l y m , pero para m se toman signos contrarios. Los pares se
1
suman, se restan y se multiplican por y eventualmente se multiplican por
2
la unidad imaginaria. Así, es posible obtener una nueva pareja de funciones que
ahora son reales. Para más detalle puede consultarse el Apéndice II donde
también se encuentran los armónicos esféricos.
Por ejemplo, para el caso de los orbitales p, para ℓ = 1, se tienen los
siguientes armónicos esféricos, ecuaciones (2), (3) y (4).
1 3
Y1,1 (θ , ϕ ) = .senθ .e iϕ (2)
2 2π
2 3
Y1,0 (θ ) = − . cosθ (3)
2 2π

1 3 − iϕ
Y1, −1 (θ , ϕ ) = − .senθ .e (4)
2 2π
Este conjunto se transforma en otro de funciones reales, que son funciones
angulares, las (5), (6) y (7). Se muestran, además, las funciones pasadas a
coordenadas cartesianas, dónde r = x 2 + y 2 + z 2 . Obsérvese que los tres
orbitales p son muy similares y difieren en el factor x, y o z.
i 1 3 y
− (Y1,1 (θ , ϕ ) + Y1, −1 (θ , ϕ )) = . = ℑ11s (5)
2 2 π r
1 1 3 x
(Y1,1 (θ , ϕ ) − Y1, −1 (θ , ϕ )) = . = ℑ11c (6)
2 2 π r

64
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

A partir de (3) se obtiene, directamente, cambiando las coordenadas:


1 3 z
Y1, 0 (θ ) = . = Y10 (7)
2 π r

En primer lugar consideramos que será muy importante que representemos la


función denominada armónico esférico y que observemos como influye el
agregado de la función radial correspondiente, según el caso. Se ilustran estas
particularidades en los Ejemplos 3.A.I y 3.A.II, que se desarrollan más
adelante.

En nuestro trabajo, sólo hemos analizado los orbitales atómicos del átomo de
hidrógeno, con número atómico Z=1. Para los demás átomos, no funciona
simplemente la sustitución por el correspondiente valor de Z. Además de la
interacción entre el electrón y el núcleo, deben tenerse en cuenta otro tipo de
interacciones. La repulsión entre los electrones es particularmente importante y
también la necesidad de antisimetrizar la función de onda total del átomo para
tener en cuenta la indistinguibilidad de los electrones. No es posible obtener
entonces, funciones matemáticas que puedan ser expresadas analíticamente. Sin
embargo, se comprobó que el ordenamiento de los orbitales hidrogenoides es la
base de la Tabla Periódica (ver el Capítulo 6). La repulsión electrónica
neutraliza en parte el efecto de la contracción que se produce cuando aumenta
Z, (Atkins, 1991).
Observando la tabla periódica, podemos notar que para el elemento
potasio, Z=19, comienza la ocupación con electrones de los orbitales atómicos
correspondientes a n=4, que se completa en el elemento iterbio, Z=70.
El nivel n=4 es muy relevante, ya que involucra alrededor de cincuenta
elementos.

Funciones de onda radiales para el número cuántico principal, n = 4:


1
3 − ⋅ζ 4 r
ζ42 ⋅e 2
⋅ [24 − 36 ⋅ ζ 4 r + 12 ⋅ (ζ 4 r ) − (ζ 4 r ) ]
2 3
ℜ 40 (r ) = 35 ⋅
8!
1
5 − ⋅ζ 4 r
ζ4 ⋅e 2 2
⋅ [20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ] ⋅ r
2
ℜ 41 (r ) = 21 ⋅
8!
1
7 − ⋅ζ 4 r
ζ4 2 ⋅e 2
ℜ 42 (r ) = 7 ⋅ ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ r 2
8!
1
9 − ⋅ζ 4 r
ζ 4 2 ⋅e 2
ℜ 43 ( r ) = ⋅r3
8!

65
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ℜ 43 (r ) ℜ 42 (r )

r r

ℜ 41 ( r ) ℜ 40 (r )

r r

Figura 3.1. Funciones de onda radiales, ℜ nl ( r ) . Puede observarse que la función radial resulta
más complicada cuanto menor es el valor de l, el número cuántico angular. Para n= 4 los valores
permitidos para l son: 3, 2, 1 ó 0.
r, es la distancia del electrón con respecto al núcleo. Está dada en unidades de aH .

ESQUEMA DE TRABAJO PARA ANALIZAR LOS ORBITALES


ATÓMICOS DEL ÁTOMO DE HIDRÓGENO

PARTE A) La representación de armónicos esféricos y de la función de


onda. Trabajaremos con dos ejemplos con n = 4. Ejemplos 3.A.I y 3.A.II.

PARTE B) La representación de las funciones matemáticas


correspondientes a Los orbitales p, para n = 2, 3 y 4.

El análisis de sus características. Ejemplos 3.B.I y 3.B.II.


Los orbitales p y el número cuántico n. Ejemplos 3.B.III.

PARTE C) Análisis de otros tipos de orbitales. Por ejemplo, los d

66
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

PARTE A) LA REPRESENTACIÓN DE ARMÓNICOS ESFÉRICOS


Y DE LA FUNCIÓN DE ONDA

Ejemplo 3.A.I. Podemos observar en la Figura 3.2a la representación del


cuadrado de la función angular ( ℑ11s ) 2 , que genera una superficie cónica
infinita. En la Figura 3.2b podemos apreciar el cuadrado del módulo de la
2
función ψ 411s . Observar que la función orbitalψ 411s , que se expresa en la
ecuación (9), se generó multiplicando las ecuaciones (5) y (8), el armónico
esférico y la correspondiente función radial, resultando la generación de
superficies cerradas comúnmente denominadas lóbulos.
4py
1
5 − ⋅ζ 4 r
ζ4 ⋅e 2 2
⋅ [20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ] ⋅ r
2
ℜ 41 (r ) = 21 ⋅ (8)
8!
ζ 4r
5 −
ζ 4 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 411s (x, y, z ) = ℜ 41 .ℑ11s = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ y = 4 p y (9)
2

16 ⋅ 10π

Ejemplo 3.A.II. Resulta interesante mostrar otra figura, donde también la


función radial modifica considerablemente la función angular. En la Figura
3.3a, se puede ver el gráfico del cuadrado de la función angular expresada en
( )2
coordenadas cartesianas Y2 , 0 ( x, y, z ) , ecuación (10). En la Figura 3.3b, se
ilustra un orbital tipo 4dz. Al igual que en el ejemplo anterior las figuras
representan el cuadrado de las funciones. Podemos observar también el cierre
de las superficies y la generación de lóbulos, un anillo y la existencia de regiones
nodales. Las ecuaciones (11) y (12) son las correspondientes funciones radial y
total.

1 5! 1 1
Y20 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ (3 z 2 − r 2 ) (10)
2 ⋅ 2! 2π r 2 3
2

1
7 − ⋅ζ 4 r
ζ4 2 ⋅e 2
ℜ 42 (r ) = 7 ⋅ ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ r 2 (11)
8!
ζ 4r
7 −
ζ 4 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 420 (x, y , z ) = ℜ 42 .Y20 = ⋅ [6 − ζ 4 r ]⋅ 3 z 2 − r 2 = 4d z 2 (12)
32 ⋅ 6π 3

67
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

a) b)

Figura 3.2. a) Tenemos aquí la representación del cuadrado de la función angular


(Y11s ( x, y , z )) 2 . Podemos observar una superficie cónica infinita que está cortada por los límites
fijados por la caja. b) Aquí, podemos observar una representación del cuadrado de la función de onda
2
total, la función de densidad de probabilidad δ = ψ 411s ( x, y , z ) . La superficie generada está
totalmente dentro de la caja. Ambas cajas tienen la misma escala.

a) b)

2
Figura 3.3. a) Forma generada del cuadrado de la función angular (Y420 ( x, y , z ))
b) Representación de la función de densidad de probabilidad
2
δ = ψ 420 ( x, y , z )
Aunque no se muestran las cajas, la escala de ambas figuras es la misma.

PARTE B) LA REPRESENTACIÓN DE LAS FUNCIONES


MATEMÁTICAS CORRESPONDIENTES A LOS ORBITALES p,
para n=2, 3 y 4

Relación entre las superficies de nivel de la densidad de probabilidad y la


superficie de nivel del correspondiente Orbital Hidrogenoide

68
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

Para representar los orbitales atómicos mediante superficies de nivel seguimos


la siguiente metodología. En principio nos interesa la densidad de probabilidad,
si escogemos ψ ( x, y, z ) siempre como función real, tenemos:

2
δ ( x , y , z ) = ψ ( x, y , z ) = ψ 2 ( x , y , z )

Fijando la densidad de probabilidad δ ( x, y, z ) = δ 0 obtenemos la superficie


de nivel:

δ 0 = ψ 2 ( x , y , z ) = f ( x, y , z )

f ( x, y , z ) = δ 0 Es una función implícita cuya representación será una


superficie de nivel o isosuperficie, en la cual la densidad de probabilidad se
mantendrá constante e igual a δ 0 .
Si ahora extraemos la raíz cuadrada, tenemos,

ψ ( x, y , z ) = ± δ 0

Tendremos dos superficies de nivel:

ψ ( x, y , z ) = + δ 0 y ψ ( x, y , z ) = − δ 0

Pero las zonas de 3 donde ψ ( x, y, z ) vale + δ 0 o − δ 0 coinciden


exactamente con las zonas donde la función:

f ( x, y , z ) = ψ 2 ( x , y , z ) , vale δ 0

Esto significa que la superficie de nivel, como puede observarse en la Figura


3.4:

ψ 2 ( x, y, z ) = δ 0 = cte , coincide con las dos superficies de nivel:

ψ ( x, y , z ) = + δ 0 y ψ ( x, y , z ) = − δ 0

69
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ψ ( x, y , z ) = + δ 0

ψ ( x, y , z ) = − δ 0

ψ 2 ( x, y, z ) = δ 0 = cte

Figura 3.4. No hay diferencias entre las superficies de nivel gris oscura y texturada con la superficie
de nivel de color gris claro. Siempre y cuando la constante asignada a ψ sea el cuadrado de la
2

constante asignada a ψ .

En Química son mucho más útiles las representaciones de ψ ( x, y, z ) = + δ 0

y ψ ( x, y, z ) = − δ 0 que la representación de ψ 2 ( x, y , z ) = δ 0 = cte .

Esto es debido a que en Química interesa el solapamiento de orbitales que


conduce a la unión química. Cuando ocurre esto la MQ muestra que para
calcular la densidad de probabilidad en el nuevo orbital, producto de la
superposición de otros dos debe elevarse al cuadrado (suponiéndolos reales).
En el caso de una suma se tiene:
(ψ 1 + ψ 2 )2 = ψ 12 + 2ψ 1 .ψ 2 + ψ 22 ≠ ψ 12 + ψ 22

ligante

Si en cambio se restan, tenemos:


(ψ 1 − ψ 2 )2 = ψ 12 − 2ψ 1 .ψ 2 + ψ 22 ≠ ψ 12 + ψ 22

antiligante

70
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

La densidad de probabilidad, δ, de la suma o resta de dos orbitales no coincide


con la suma de las densidades de probabilidad individuales ψ 12 + ψ 22 . En un
caso hay un refuerzo y en el otro caso un debilitamiento, dando origen a la
unión ligante y antiligante.

En la mayoría de los dibujos de los orbitales, se representaron ψ ( x, y, z ) = + δ 0 y


ψ ( x, y, z ) = − δ 0 . Se utilizaron los siguientes colores: azul, verde y amarillo. Dichos colores, en
la escala de grises, se corresponden con: negro, gris oscuro y gris claro. El amarillo o gris claro siempre se
usó para representar a las zonas nodales.

El Orbital p y el análisis de sus características

Ejemplo 3.B.I. Trabajaremos con la representación de la función para el


orbital 2 pz, ecuación (13).

ζ 2r
5 −
ζ 2 ⋅e 2 2
ψ 210 (x, y, z ) = ⋅ z = 2 pz (13)
4 ⋅ 2π

Podemos apreciar que los subíndices son los números cuánticos que
caracterizan a este orbital. En los ejemplos que vamos a desarrollar, tal como se
indicó en la página 40 y en el Apéndice I y II, se considera el número atómico
Z=1. También se toma aH = aN =1, como el factor de escala
Escribimos la función en un archivo nuevo del MAPLE, siguiendo las
indicaciones que mostramos a continuación. También podría haberse escrito
todo más sencillo reemplazando previamente Z y aN, hemos preferido dejarlos
para que no se olvide que son orbitales hidrogenoides y para dejar abierta la
posibilidad de investigar las variaciones que se ocasionarían al ingresar valores
distintos de la unidad en Z y en aN. Al dar entrada a cada sentencia el programa
escribe la ecuación desarrollada y vemos Z y aN. La sentencia p20 se escribe
nuevamente y así al entrar la sentencia se muestra la ecuación con aN y Z
reemplazados, en este caso con 1.

Utilizando el software MAPLE, se escribe en la ventana:

> Z2:=Z/(aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
> p20:=(1/(4*(sqrt(2*Pi))))*(Z2^(5/2))*exp(-Z2*r/2)*z;
> aN:=1;
> Z:=1;
> p20:=( 1/(4*(sqrt(2*Pi))))*(Z2^(5/2))*exp(-Z2*r/2)*z;
> with(plots):
> F:=implicitplot3d(0.00001=p20,x=-40..40,y=-40..40,
z=-40..40,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.00001=p20,x=-40..40,y=-40..40,z=-40..40,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=p20,x=-40..40,y=-40..40,z=-40..40,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

71
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Aclaración con respecto a la elaboración del archivo:

Cuando se da entrada luego de las sentencias o sea luego de los “punto y


coma”, el programa escribirá y dibujará lo que se está indicando.
Luego de los “dos puntos” puede escribir comentarios o indicar que hay un
error.
Puede observarse en la Figura 3.5 que se han representado un valor
positivo de la función orbital, el mismo valor negativo, y un valor cero. La
superficie de nivel en la cual,ψ 210 = 0 , se denomina nodo o superficie nodal.

Investiguemos las superficies de nivel que se generan al variar el valor que se


asigna a ψ 210 .

Figura 3.5. Representación de un orbital 2pz. Un orbirtal con número cuántico principal n=2,
angular l =1 y magnético m=0. Es una superficie de nivel con ψ 210 = +0.00001 y
ψ 210 = −0.00001 . Se observa también un plano nodal, con ψ 210 = 0 .

En el dibujo de la Figura 3.5, ψ 210 = +0.00001 y ψ 210 = −0.00001 .

72
Capítulo III: Representación de
d funciones de on
nda orbitales

Ejemplo 3.B.II. Las sup perficies de niivel correspond den a la zona del espacio
donde la función
f orbital,, la cuarta variaable, tiene un vaalor constante. El orbital
diseñado, es una superficcie de nivel, para un dado valorr de la función orbital. Si
se varía ese valor, variará el tamaño y en algunos casos la l forma del orbbital.
V
Vemos en la Figgura 3.6, repressentaciones del orbital 2pz en las cuales
las isosupeerficies correspo onden a distinto nados a ψ 210 . Se puede
os valores asign
observar, que las tres prrimeras cajas tieenen la misma escala que la caja de la
Figura 3.55. A medida que q el valor asiggnado aumentaa la caja tiende a quedar
vacía, en cambio
c a medidda que ψ 210 dissminuye la den nsidad de probaabilidad es
menor, haasta que en ceero tenemos el e nodo. Veam mos que la forrma de la
isosuperficcie varía según el valor constan nte que se asignne a ψ . Puede ser
s que no
sea tan senncillo encontrarr la escala de la caja y el valor de la constantee que sean
adecuadoss para mostrar laas isosuperficies y los correspo ondientes nodoss.
Puuede ocurrir quue se propongaan valores para la constante taales que el
orbital noo los alcanza en n ningún lugar de la caja. En n ese caso, cajaa vacía, el
programa muestra la siguuiente leyenda “eempty plot”. Po or ejemplo, esto
o sucederá
en el ejemmplo de la Figuura 3.6, si se co ontinúa incremeentando la consstante por
encima dee 0.05.

d un orbital 2pz See asignaron distintoss valores a la funciónn ψ 210 , la


Figura 3.66. Representación de
cual se representó
tó como una función implícita de tres varriables (x, y, z).

73
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Los Orbitales p y el número cuántico n

Ejemplo 3.B.III. En este caso nuestro propósito es analizar el efecto que se


observa al variar el número cuántico principal. Se trata de observar y comparar
los orbitales representados por: ψ 211s , ψ 311s y ψ 411s , que corresponden a n =
2, 3 y 4, recuerde buscar las funciones en el Apéndice y leer allí sobre su
naturaleza.
En la Figura 3.7 se observan diferencias notables que se deben a la
diferente naturaleza de la parte radial de las ecuaciones. En este caso se
representaron los cuadrados de las funciones. En las representaciones se utiliza
la misma escala, pero se ha variado la perspectiva para resaltar adecuadamente
las zonas nodales.
Los dibujos se muestran con un corte en el plano yz que corta en x=0.
Se muestra por lo tanto la mitad de una caja y para que la figura no quede
deformada debe ser ajustada entrando en “projection” y “constrained”, en la
barra de herramientas (ajustada=constrained).
Se deduce que a medida que el número cuántico aumenta la función
radial presenta más nodos. Puede apreciarse esta característica analizando las
expresiones matemáticas de las funciones que se muestran a continuación de la
Figura 3.7.

2 2 2
ψ 411s ( x, y, z ψ 311s ( x, y, z ψ 211s ( x, y, z

Figura 3.7. Se observa la representación de la densidad de probabilidad para orbitales del tipo “p”.
Podemos comparar tanto el tamaño como las diferentes formas para n = 4, 3 y 2. Los dibujos se
muestran con un corte en el plano yz. En todos los casos se ha considerado la misma escala.

1
5 − ⋅ζ 2 r
ζ 2 2 ⋅e 2
2py ℜ 21 ( r ) = ⋅r (14)
4!
ζ 2r
5 −
ζ2 2 ⋅e 2
ψ 211s ( x, y , z ) = ⋅ y = 2 py (15)
4 ⋅ 2π

74
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

1
5 − ⋅ζ 3r
ζ3 ⋅e 2 2
3py ℜ 31 (r ) = 5 ⋅ ⋅ [4 − ζ 3 r ] ⋅ r (16)
6!
ζ 3r
5 −
ζ 3 2 ⋅e 2
ψ 311s ( x, y, z ) = ⋅ [4 − ζ 3 r ]⋅ y = 3 p y (17)
8 ⋅ 3π
1
5 − ⋅ζ 4 r
ζ4 2 ⋅e 2
⋅ [20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ] ⋅ r
2
4py ℜ 41 (r ) = 21 ⋅ (8)
8!
ζ 4r
5 −
ζ 4 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 411s ( x, y, z ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ y = 4 p y
2
(9)
16 ⋅ 10π

Ilustraremos con detalle, siempre utilizando el MAPLE, la función:


ψ 411s
Que se denomina orbital 4 py

Escribimos las sentencias, que originan la Figura 3.8 como se indica a


continuación.

> Z4:=Z/(2*aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
> p41:=((1)/(16*sqrt(10*Pi)))*(Z4^(5/2))*((Z4*r)^2-10*Z4*r+20)*y*exp(-Z4*r/2);
> aN:=1;
> Z:=1;
> p41:=(( 1)/(16*sqrt(10*Pi)))*(Z4^(5/2))*((Z4*r)^2-10*Z4*r+20)*y*exp(-Z4*r/2);
> with(plots):
> F:=implicitplot3d(0.001=p41,x=-50..0,y=-50..50,z=-50..50,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.001=p41,x=-50..0,y=-50..50,z=-50..50,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=p41,x=-50..0,y=-50..50,z=-50..50,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

75
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Figura 3.8. Representación del orbital 4py


Se ha considerado ψ 411s = 0.001 ; ψ 411s = −0.001 y ψ 411 s = 0
ψ 411s = 0 , es la superficie nodal, representada por un plano nodal y dos superficies esféricas nodales
concéntricas.

Pueden apreciarse las diferencias entre los distintos tipos de orbitales p


hidrogenoides. Puede trabajarse poniendo en práctica todo lo ya descripto:
• Representar solamente ψ 411s = 0.001
Representar (ψ 411s ) = 0.001 2 ; (ψ 411s ) = 0.001 y ψ 411s =
2 2
• 0.001
• Asignar distintos valores a ψ 411s
• Representar la figura o isosuperficie entera y con cortes. En la Figura 3.8. se
realizó un corte en el plano zy, se representó x solamente entre el valor 0 y
hasta (–x). Este corte permite visualizar muy bien las zonas nodales.
• Mover la figura, arrastrando con el mouse y presentando distintas
perspectivas.
• También se puede representar dando distintos valores a Z

76
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

Ejemplo 3.B.IV. Ejercicio opcional: Representación del orbital 3pz


Verifique las Figuras 3.9 y 3.10

ζ 3r
5 −
ζ 3 ⋅e2 2
ψ 310 ( x, y, z ) = ℜ 31 .Υ10 = ⋅ [4 − ζ 3 r ]⋅ z = 3 p z (18)
8 ⋅ 3π

Para obtener la Figura 3.9 escriba la siguiente secuencia de sentencias en el


MAPLE:

> Z3:=(2*Z)/(3*aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
> p30:=((1)/(8*sqrt(3*Pi)))*(Z3^(5/2))*(-Z3*r+4)*z*exp(-Z3*r/2);
> aN:=1;
> Z:=1;
> p30:=(( 1)/(8*sqrt(3*Pi)))*(Z3^(5/2))*(-Z3*r+4)*z*exp(-Z3*r/2);
> with(plots):
> F:=implicitplot3d(0.001=p30,x=-35..0,y=-35..35,z=-35..35,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.001=p30,x=-35..0,y=-35..35,z=-35..35,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=p30,x=-35..0,y=-35..35,z=-35..35,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

Figura 3.9. Representación del orbital 3pz


Se ha considerado ψ 310 = 0.001 ; ψ 310 = −0.001 y ψ 310 = 0
ψ 310 = 0 , es la superficie nodal, representada por un plano nodal y una superficie esférica nodal
concéntrica.

77
Orbitales hidrogenoiides. Estructura y visualización
v / Luiss Perissinotti y Saraa Mendiara

Cuuando las imággenes se cortan, se muestra commo es el caso de


d la Figura 3.9 la
m
mitad de la cajaa. Para que la figura no quedde deformada debe ser ajustaada
(cconstrained).

Paara obtener la Figura


F 3.10 a, suprima
s en la última
ú secuenciaa la letra H, o sea
teendrá:
diisplay({F,G});

H está indicandoo la sentencia que


q forma las superficies nod
dales, en este caaso
do
os, un plano no
odal y una superrficie esférica no
odal.

Paara obtener la Figura


F 3.10 b, debe
d reemplazarr en los renglon
nes de F y G 0.0001
po
or 0.01.

aH es la unidad de
d la escala, se indicó
i aproxim
madamente en unidades
u de aH el
taamaño de las im
mágenes (aN = aH). Puede halllar las dimensio
ones de la caja que
q
coorresponden a la
l imagen agrandada del caso 3.10
3 c).

a b c

Figura 3.110 Representación del


d orbital 3pz
En el caso derado ψ 310 = 0.001
c a) se ha conside 0 ; ψ 310 = −0.001
e caso b) se ha consiiderado ψ 310 = 0.01 ; ψ 310 = −0.01
En el
En el caso c) se ha connsiderado ψ 310 = 0.01 ; ψ 310 = −0.01 , las dimeensiones de la caja seerán
menores y la longitud será tam
mbién 28 aH.

788
Capítulo III: Representación de funciones de onda orbitales

PARTE C) ANÁLISIS DE OTROS TIPOS DE ORBITALES POR


EJEMPLO, LOS “d”

Analizaremos la función orbital para el número cuántico principal n=3, para el


angular l =2 y para el magnético m=2,

ζ 3r
7 −
ζ 3 2 ⋅e 2
ψ 322 s (x, y, z ) = ℜ 32 .Υ22 s = ⋅ 2 xy = 3d xy (19)
16 ⋅ 3π

Sentencias en el Maple:

> Z3:=(2*)Z/(3*aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
> d32:=((2)/(16*sqrt(3*Pi)))*(Z3^(7/2))*x*y*exp(-Z3*r/3);
> aN:=1;
> Z:=1;
> d32:=(( 2)/(16*sqrt(3*Pi)))*(Z3^(7/2))*x*y*exp(-Z3*r/3);
> with(plots):
> F:=implicitplot3d(0.001=d32,x=-25..25,y=-25..25,z=-25..25,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.001=d32,x=-25..25,y=-25..25,z=-25..25,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=d32,x=-25..25,y=-25..25,z=-25..25,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

En la Figura 3.11 observamos que para ψ 322 s hay solo dos planos nodales.

Observando los orbitales analizados hasta ahora tenemos que para un dado
número cuántico n el número de nodos es n-1
Efectivamente: para el orbital 2p n=2 1 superficie nodal
3p n=3 2 superficies nodales
4p n=4 3 superficies nodales
En el Capítulo siguiente estudiaremos estas características.

Como conclusión es importante revisar las figuras, rever las ecuaciones y


observar las características de los nodos y analizar el tipo de
superficie nodal

79
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

a) b)

a) ψ 322 s = 0 ψ 322 s = −0.001 ψ 322 s = +0.001


b) ψ 322 s = 0 ψ 322 s = +0.01 ψ 322 s = −0.01

c) d)

Figura 3.11. Representación de ψ 322 s = ±0.001 , en a),c) y d).


a) y b) están realizados en la misma escala.
El corte en d) permite apreciar que no hay nodos aparte de los planos nodales.

80
 

CAPITULO IV

LOS NÚMEROS CUÁNTICOS n, l , m


y LA FORMA DE UNA DADA ISOSUPERFICIE
 

INTRODUCCIÓN

En este Capítulo se realizará el análisis de diversos orbitales hidrogenoides


correspondientes, en general, a números cuánticos principales mayores de n =
3. Se analizarán detalladamente orbitales con n = 5, veremos los distintos casos
de l para distintos números cuánticos magnéticos m. Se analizarán también
ejemplos con n = 6 y n = 7. Estos orbitales, descriptos por el producto entre
funciones angulares y radiales, muestran imágenes complicadas e interesantes
porque tienen mayor número de nodos que los correspondientes a números
cuánticos menores.
Los nodos radiales son superficies esféricas y deben su origen a las
raíces de la función radial.
Los nodos angulares son originados por las raíces de las funciones
armónicas esféricas.
En este capítulo, además, explicaremos la siguiente relación entre la
cantidad y tipo de nodos y los números cuánticos, Esquema 4.1.

Nodos radiales = n-1- l


ESQUEMA 4.1. Nodos Totales = n-1
Nodos Angulares = l

En la Tabla Periódica el primer elemento que ocupa, en el estado fundamental,


el nivel n = 5 es el que corresponde al número atómico 37, un metal alcalino: el
rubidio.
El nivel n = 5 permanece aún incompleto. No está totalmente ocupado
por electrones, ni en los últimos elementos de la Tabla Periódica. No se conoce
elemento alguno, en el estado fundamental, que tenga ocupados los orbitales
tipo “5g” (CRC Handbook, 2008-2009). Aunque estamos desarrollando
orbitales de tipo hidrogenoide, es muy importante tener en cuenta que los
orbitales en otros elementos siguen el mismo patrón angular. Esta característica
ayuda a explicar la geometría de los enlaces químicos.
Los distintos tipos de orbitales del nivel n = 5 muestran
particularidades que no se observan en los orbitales comparables, que
comúnmente aparecen en los libros de texto, los cuales corresponden a n más
bajos, n = 1, 2 ó 3.
La forma conocida de los orbitales se refiere casi siempre a su primera
aparición en la Tabla Periódica. Como característicos de los orbitales “s”, se
toma al 1s. De los “p”, se toma a los 2p. De los “d”, se toma a los 3d. y de los
“f”, a los 4f, aunque ya estos últimos están mucho menos difundidos (Kikuchi,
1985; Clementi, 1989). En el Capítulo anterior hemos trabajado con orbitales
pertenecientes a n = 2, n = 3 y n = 4. Podemos citar trabajos que utilizan
métodos teóricos que involucran a los orbitales correspondientes a n = 5, por
ejemplo para el estudio de la química del uranio (Sonnenberg, 2005). También,

83
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

es posible la consulta, en internet, sobre las características de estos orbitales


(Winter, 2013) y sobre los números cuánticos (Senese, 2005).
Los orbitales, están constituidos por el producto de un armónico esférico,
Yl ,m (θ , ϕ ) y la parte radial, ℜ n ,l (r ) .

ANÁLISIS DE LAS SUPERFICIES NODALES DE LOS ORBITALES


PARA n = 5

Las superficies nodales son superficies donde la función de onda,ψ , vale cero. En
los armónicos esféricos, Yl , m (θ , ϕ ) , el número de superficies nodales angulares es
igual al número “ l ” y salvo en el caso l = 0, donde no hay superficie nodal
angular, estas son planos que pasan por el origen o conos con vértice en el
origen. Llamaremos a estos nodos, nodos angulares. Como los nodos angulares
incluyen al origen, al contabilizar los nodos radiales no consideraremos el “0” ni el
“∞”. Con esta restricción, el número de nodos de la función radial, ℜ n ,l (r ) ,
sería igual a n- l -1. Las superficies nodales radiales son superficies esféricas con
centro en el origen.
Para realizar el análisis de estas propiedades tomaremos un
representante de cada número cuántico “ l ”, aquel correspondiente al número
cuántico “m = 0”, el cual tiene siempre una simetría axial en torno el eje z. El
tener una simetría axial significa que, para este tipo de orbitales, un giro con
respecto a cualquier ángulo, en torno al eje z, los deja invariantes.

Puede observarse en la Tabla 4.1, un resumen de los tipos de orbitales, las


funciones radiales y los nodos respectivos para n = 5.

Tabla 4.1. Número de nodos en los distintos orbitales


correspondientes a n = 5 y m = 0.*

Orbital Función Número de Función Número de


angular nodos radial Nodos radiales
angulares
“s” Y0 , 0 (θ , ϕ ) 0 ℜ 5, 0 4
“p” Y1, 0 (θ , ϕ ) 1 ℜ 5,1 3
“d” Y2 , 0 (θ , ϕ ) 2 ℜ 5, 2 2

“f” Y3, 0 (θ , ϕ ) 3 ℜ 5,3 1


“g” Y4 , 0 (θ , ϕ ) 4 ℜ 5, 4 0
*Se puede observar que la suma de los nodos radiales y angulares es siempre igual a cuatro.

84
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

ANÁLISIS DEL SIGNO Y DE LA SIMETRÍA DE LOS ORBITALES

Los orbitales atómicos tienen una propiedad de simetría característica respecto


de la operación de inversión espacial, también conocida en física como paridad.
La propiedad queda representada por los siguientes operadores, (1) y (2):

Pˆ (x, y , z ) = (− x,− y ,− z ) ) (1)

o bien, lo que es equivalente


r r
Pˆ (r ) = − r (2)

Cuando se aplican estos operadores, los orbitales atómicos pueden comportarse


de dos maneras:
1- Si el número cuántico “ l ” es par permanecen invariantes.
2- Si el número cuántico “ l ” es impar cambian de signo.
Esta característica se expresa en la ecuación (3).

Pˆ ψ ( x, y, z ) = (− 1) . ψ ( x, y, z )
l
(3)

Esta propiedad puede verificarse en las distintas ilustraciones, de la siguiente


manera: se toma un punto en la zona de una determinada tonalidad y se traza
una recta uniendo ese punto con el origen. Se observa que prolongando la
recta, un punto ubicado en la dirección opuesta se hallará en una zona de la
misma tonalidad si la función es par (gerade) o de distinta tonalidad si la
función es impar (ungerade).

EXPRESIONES MATEMÁTICAS DE LAS FUNCIONES


ORBITALES PARA n = 5 y m = 0

2.Z
Se define ζ n = ,
n.a N

“aN”, es el radio de Bohr corregido de acuerdo a la masa de cada núcleo. En


esta parte se ha tomado Z = 1 (átomo de hidrógeno) y aN = aH , siendo aN el
factor de escala. Utilizar aN es conveniente, ya que permitirá resolver
aproximadamente las funciones para un dado núcleo, ingresando en lugar de Z
el correspondiente Zefectivo.
“n”, es el número cuántico principal.

85
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 5r
3 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 500 ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 240 ⋅ ζ 5 r + 120 ⋅ (ζ 5 r ) − 20 ⋅ (ζ 5 r ) + (ζ 5 r ) = 5s
2 3 4

240 ⋅ 2π

ζ 5r
5 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 510 (x, y, z ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ z = 5 p z
2 3

240 ⋅ π
ζ 5r
7 −
ζ 5 2 ⋅e
[ ] 13 (3z )
2
ψ 520 ( x, y, z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅
2 2
− r 2 = 5d z 2
32 ⋅ 105π
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 530 (x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ]⋅ ⋅ 5 z 2 − 3r 2 ⋅ z = 5 f z 3
192 ⋅ 10π 5
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 540 ( x, y, z ) = ⋅ 35 z 4 − 30 z 2 r 2 + 3r 4 = 5 g z 4
768 ⋅ 5π 35

REPRESENTACIONES DE LAS FUNCIONES ORBITALES PARA


n=5 ym=0

Ilustraremos a continuación las funciones con l = 0, 1, 2 y 4.

Es útil tener en cuenta que la exponencial siempre debe tener exponente


negativo, para que la función de onda esté acotada y sea cuadráticamente
integrable.

Representación del Orbital 5s. La función matemática correspondiente se


escribe tal como lo requiere el MAPLE. La Tabla 4.1 nos ayudará en estos
ejemplos con n = 5, en este caso vemos que es posible identificar 4 nodos y
todos radiales!
ζ 5r
3 −
ζ 5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 500 ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 240 ⋅ ζ 5 r + 120 ⋅ (ζ 5 r ) − 20 ⋅ (ζ 5 r ) + (ζ 5 r ) = 5s
2 3 4

240 ⋅ 2π

Sentencias en el MAPLE:

> Z5:=2*Z/(5*aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
>s5:=(Z5^(3/2)/(240*sqrt(2*Pi)))*(120-240*Z5*r+120*(Z5*r)^2-20*(Z5*r)^3+(Z5*r)^4)*exp(-
Z5*r/2);
> aN:=1;
> Z:=1;

86
L números cuántiicos n, l , m y la fo
Capítulo IV: Los orma de una dada isosuperficie
i

>s5:=(Z5^(33/2)/(240*sqrt(2*Pii)))*(120-240*Z5*r+ +120*(Z5*r)^2 -20*((Z5*r)^3+(Z5*r)^4))*exp(-


Z5*r/2);
> with(plots)):
> F:=impliciitplot3d(0.0002=s5,xx=0..70,y=-70..70,z=
=-70..70,color=greeen,grid=[40,40,40]):
> G:=impliciitplot3d(-0.0002=s5,x=0..70,y=-70..70,zz=-70..70,color=blu
ue,grid=[40,40,40]):
> H:=impliccitplot3d(0=s5,x=0...70,y=-70..70,z=-70...70,color=yellow,grrid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

Figura 4.11A. Representación del orbital 5s. Se trrabaja con un corte, se grafica la coordennada x entre
0 y 70, conn el objeto de permittir apreciar las zonaas nodales.

Figura 4.1B(a, b, c, d). La


L escala está ampllificada desde “a” hacia
h “d ” con el prop
opósito de
p
permitir una mejor visualización del orrbital y de todas sus superficies nodales.

87
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

A las funciones de onda se les asignaron determinados valores o sea se


representaron como funciones implícitas. Los valores asignados son aquellos
que permiten evidenciar todas las superficies nodales. En todos los casos se
muestran figuras con cortes en x = 0, lo cual permite analizar el interior de los
dibujos.
Comenzando con l = 0, se puede observar en la Figura 4.1A la
representación del orbital “5s”, como una superficie de nivel. En la Figura
4.1B(a, b, c, d) se muestran cortes con una amplificación creciente de las cajas o
los entornos, para favorecer la visualización de los nodos radiales. Al prestar
atención a la variación en la escala, puede notarse que entre “a” y “d” la
amplificación es en un factor de 10. La parte central de la Figura 4.1B“a” está
representada en la Figura 4.1B“b” y así sucesivamente. Pueden distinguirse, sin
contar el infinito, 4 nodos, no observándose ningún nodo angular, consultar la
Tabla 4.1. Los nodos son los lugares o superficies donde la función cambia de
signo, lo cual se aprecia en el dibujo como un cambio de tonalidad. Se puede
observar, además, la distribución de la función positiva y la de la negativa. Se
trata de una función par, concepto que se desarrolló en la introducción de este
Capítulo.
Para l = 1, l = 2 y l = 4 se diseñaron los mismos tipos de esquemas:
una superficie de nivel completa, una con un plano que realiza un corte en x =
0 y otros dos dibujos semejantes donde se muestran la escala y las superficies
nodales, en una tonalidad más clara. En las Figuras 4.2“a”, 4.3“a” y en la
4.4“a” el dibujo está sombreado para resaltar las zonas huecas, evidenciando
mejor aún las superficies nodales. Se muestran más comentarios solamente en la
Figura 4.2 con el objeto de evitar tantas repeticiones. Además, en el Capítulo 3
se describieron en mucho detalle las observaciones de importancia.

Representación del Orbital 5p. En la Figura 4.2“a”, pueden apreciarse un


semiplano nodal que es el nodo angular y tres semiesferas centrales, contenidas
una dentro de otra, que son los nodos radiales. Por otro lado se observa que la
función es impar.

Representación del Orbital 5d. En la Figura 4.3“a”, se observan un semicono


superior y un semicono inferior, son dos nodos angulares y dos semiesferas
centrales, son los dos nodos radiales. La función es par.
En este caso el número cuántico principal es n = 5, por lo tanto
esperábamos identificar cuatro nodos. Consultando la Tabla 4.1 verificamos
los dos nodos angulares y dos nodos radiales. Como ayuda, se muestran para
este caso las sentencias requeridas en el programa Maple.
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ] 1
( )
2
ψ 520 (x, y, z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅
2
3 z 2 − r 2 = 5d z 2
32 ⋅ 105π 3

88
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Sentencias en el MAPLE:

> Z5:=2*Z/(5*aN);
> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);
>d50:=(Z5^(7/2)/(32*sqrt(105*Pi)))*(1/(sqrt3))*(3*z^2-r^2)*(42-14*Z5*r+(Z5*r)^2)*exp(-Z5*r/2);
> aN:=1;
> Z:=1;
>d50:=(Z5^(7/2)/(32*sqrt(105*Pi)))*(1/(sqrt3))*(3*z^2-r^2)*(42-14*Z5*r+(Z5*r)^2)*exp(-Z5*r/2);
> with(plots):
> F:=implicitplot3d(0.001=d50,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.001=d50,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=d50,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

Representación del Orbital 5g. En la Figura 4.4“a”se observan dos


semiconos superiores y dos inferiores, con considerable diferencia angular, son
cuatro nodos angulares, verificándose la ausencia de nodos radiales. Puede
comprobarse que la función, también, es par.

Orbital 5p

n=5 ℓ=1 m=0

Figura 4.2. Las isosuperficies son la expresión implícita de la función de onda, orbital 5pz. Se
asignaron a la función valores positivos y negativos (ψ5,1,0 = ± 2.10 -3), se indica en el dibujo que el
positivo se simboliza con el color verde. De las isosuperficies que no están delimitadas por una caja, la
de la izquierda es la isosuperficie de la función completa, las restantes están cortadas en la mitad, en x
= 0. “a” y “b” muestran las cuatro superficies nodales, una angular y tres radiales. En “a” se destacó
el dibujo con un sombreado. En las cajas se muestran las coordenadas cartesianas. La función es
impar.

89
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Orbital 5d

n=5 ℓ=2 m=0

Figura 4.3. En “a” se destacan los huecos y las superficies nodales con el sombreado. Se observan dos
nodos angulares y dos nodos radiales. La función es par.

Orbital 5g

n=5 ℓ=4 m=0

Figura 4.4. Se destaca la simetría axial y la paridad. Se observan las cuatro superficies nodales
angulares, aquí se verifica la ausencia de nodos radiales.

90
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

REPRESENTACIONES DE LAS FUNCIONES ORBITALES PARA


n=5 ym≠0

Para ampliar el Esquema 4.1, se presenta en forma detallada como se relaciona


la cantidad de los distintos tipos de nodos con los tres números cuánticos en el
Esquema 4.2.

Cuando se representan orbitales, en los cuales, el número cuántico magnético


tiene un valor distinto de cero, encontraremos planos nodales verticales, como
vimos en algunos ejemplos del Capítulo 3. El Esquema 4.2 ayuda a relacionar
las Figuras con el tipo de orbital.

Nodos radiales=n-1- l

Nodos Totales=n-1 Planos verticales= m

Nodos Angulares= l
Conos o planos
horizontales= l - m

Nodos angulares = planos verticales + superficies cónicas = l

Nodos Totales = nodos angulares + nodos radiales = n-1

ESQUEMA 4.2.
Relaciones entre los números cuánticos y las superficies nodales.

Como ejercicio se pueden revisar los ejemplos realizados hasta ahora y


comparar o completar con las relaciones que se muestran en el Esquema 4.2.

También se pueden investigar las posiciones que sean indistinguibles, como se


muestra en el siguiente cuadro:

91
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

POSICIONES INDISTINGUIBLES

Otro aspecto importante que se puede observar es:


Al girar la isosuperficie 360° en torno al eje z
¿Existen posiciones que sean indistinguibles respecto de la de origen?

Cuando la isosuperficie está centrada en z y todas las posiciones son


indistinguibles
El número cuántico magnético, m, es cero. m=0

Cuando solo una posición es indistinguible, m=1


o sea es necesario realizar un giro de 360°

Cuando existen dos posiciones indistinguibles m=2


o sea es necesario realizar un giro de 180°

Cuando hay tres posiciones indistinguibles m=3


o sea es necesario realizar un giro de 120°

Representación del Orbital 5f3. En la Figura 4.5, al realizar un giro de 360º se


encuentran 3 posiciones indistinguibles o lo que es lo mismo un solo giro de
120° deja la figura indistinguible.

Por lo tanto m = 3.

Pueden observarse las superficies nodales.

ζ 5r
9 −
ζ 5 ⋅e
( )
2 2
ψ 533c (x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ]⋅ x x 2 − 3 y 2 = 5 f xy 2
192 ⋅ 10π

92
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Orbital f

n=5 ℓ=3 m=3

x.(x2 – 3.y2)

Figura 4.5. Se muestran distintas cajas, o sea distintas orientaciones, para que puedan visualizarse
las posiciones indistinguibles. La letra “z” muestra dicha coordenada.

Hemos elegido la siguiente notación para identificar a los orbitales con m≠0:
ψ nlmc o ψ nlms . En la bibliografía se suele usar una notación que usa los
factores que contienen x e y en la correspondiente función orbital. Se muestra
esa notación en la Figura 4.5, acompañando a los números cuánticos.

Representación del Orbital 5f1. En la Figura 4.6 se puede observar que solo
luego de girar en torno al eje z 360º, puede obtenerse la isosuperficie de partida
y por lo tanto m= 1

Se observa un plano nodal vertical. Se observan dos planos nodales cónicos y la


superficie nodal esférica está oculta. La superficie nodal esférica será puesta en
evidencia en la Figura 4.7.
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 3
( )
2
ψ 531c (x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ x = 5 f xz 2
192 ⋅ 10π 5

Recuerde consultar el Apéndice I, página 223. También puede consultar en la


bibliografía, (Mendiara y Perissinotti; 2008).

93
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Orbital f

n=5 ℓ=3 m=1

(4.z2-x2-y2).x

Figura 4.6. a, b, c y d, son cajas que contienen Isosuperficies de la función ψ531c en distintas
orientaciones.

A continuación se muestra en detalle la ventana del Maple para el ejemplo de la


Figura 4.6.
Luego de tipear cada sentencia y oprimir “enter”, el programa escribe
en azul o sin negrita la correspondiente ecuación matemática.

Sentencias en el MAPLE, para la Figura 4.6 (color rojo o negrita en escala de


grises):

> Z5:=2*Z/(5*aN);

2Z
Z5 :=
5 aN

> r:=sqrt(x^2+y^2+z^2);

r := x2 + y2 + z 2

> f51:=(Z5^(9/2)/(192*sqrt(10*Pi)))*exp(-Z5*r/2)*(8-Z5*r)*sqrt(3/5)*(5*z^2-
r^2)*x;

94
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

⎛9⎞ ⎛ 2 2 2 ⎞
⎜⎜ ⎟⎟ ⎜ Z x +y +z ⎟
⎝2⎠ ⎜⎜ − ⎟⎟ ⎛ 2 2 2 ⎞
⎛ Z ⎞ ⎝ 5 aN ⎠⎜ 2Z x +y +z ⎟ 2 2 2
2 5 ⎜⎜ ⎟⎟ 10 e ⎜⎜ 8 − ⎟⎟ 15 ( 4 z − x − y ) x
1 ⎝ aN ⎠ ⎝ 5 aN ⎠
f51 :=
1875000 π

> aN:=1;

aN := 1

> Z:=1;

Z := 1

> f51:=(Z5^(9/2)/(192*sqrt(10*Pi)))*exp(-Z5*r/2)*(8-Z5*r)*sqrt(3/5)*(5*z^2-
r^2)*x;

⎛ 2 2
x +y +z
2 ⎞
⎜ ⎟
⎜⎜ − ⎟⎟
⎛ x2 + y2 + z 2 ⎞
2 5 10 e
⎝ 5 ⎠ ⎜8 − 2 ⎟ 15 ( 4 z 2 − x 2 − y 2 ) x
⎜ ⎟
f51:= 1
1875000
⎝ 5 ⎠
π

> with(plots):
Warning, the name changecoords has been redefined

> F:=implicitplot3d(0.001=f51,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=green,grid=[40,40,40]):
> G:=implicitplot3d(-0.001=f51,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=blue,grid=[40,40,40]):
> H:=implicitplot3d(0=f51,x=-70..70,y=-70..0,z=-70..70,color=yellow,grid=[40,40,40]):
> display({F,G,H});

En la Figura 4.7, es posible encontrar las superficies nodales. Con la ayuda del
Esquema 4.2, se verifica que corresponde a ψ 5,3,1 ( x, y, z ) . Vemos un corte
central (y=0) en el plano xz, el cual permite apreciar muy bien las superficies
nodales y especialmente la superficie nodal esférica.

Recuerde consultar el Apéndice I, página 223.

95
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Figura 4.7. Es la misma función orbital que en la Figura 4.6, ψ531c con ψ = ± 1.10-3. Se observa
que se ha realizado un corte de la isosuperficie y sus planos nodales por la mitad con un plano xz en
y=0. Este corte permite apreciar muy bien las cuatro zonas nodales: un plano nodal vertical, dos
superficies nodales cónicas y un nodo radial esférico.

Nuestro propósito es ir completando paso a paso los temas desarrollados,


hemos mostrado como identificar el número cuántico magnético observando
las posiciones indistinguibles de la isosuperficie.

A continuación, justificaremos las relaciones del Esquema 4.2, se presentará el


tema en forma más detallada y destacando las propiedades de simetría.

OPERACIONES DE SIMETRÍA ALREDEDOR DEL EJE “z”


Y EL NÚMERO CUÁNTICO MAGNÉTICO “m”

Las funciones de onda completas del átomo de hidrógeno dependen de tres


números cuánticos: n, l and m. Las funciones de onda pueden ser
representadas por la siguiente expresión compleja,

96
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

ψ n,l ,m (r ,θ ,ϕ ) = ℜ n,l (r ).Yl ,m (θ ,ϕ ) =


1 (4)
ℜ n,l (r ).S l ,m (θ ).Tm (ϕ ) = Rn,l (r ).S l ,m (θ ).e imϕ .

Nuestro objetivo es estudiar la relación entre las propiedades de simetría de “ψ”


and m.
Aplicamos el operador de rotación a “ψ”. Alrededor del eje z, en un
ángulo α, se realiza la operación que denominamos Cz(α).

Cz(α) es el símbolo para una rotación en torno al eje z en un ángulo α en


sentido antihorario.
Si deseamos que el orbital gire en sentido antihorario un ángulo α en
torno al eje z, debemos aplicarle el operador de rotación ÔC Z (α ) , que actuará
de la siguiente manera:

ÔCZ (α )(ψ n ,l ,m ( r , θ , ϕ ) ) = ψ n ,l ,m ( r , θ , ϕ − α )

Puede sorprender que para girar un ángulo α en torno al eje z haya que restar el
ángulo α a ϕ en vez de sumarlo. Para comprender esto consideremos el
siguiente ejemplo con la traslación:
• Supongamos el gráfico de una parábola, y = x2.
• Deseamos desplazarlo hacia la derecha, las “x” positivas, en 3 unidades.
• Se puede comprobar que para ello se tiene que representar la función:
y = (x – 3)2
• Con las rotaciones ocurre exactamente lo mismo.

ÔC Z (α ) Operador de rotación. Un operador es un símbolo que


ordena hacer algo a aquello sobre lo que está aplicado,

Aplicando el operador rotación a la ecuación (4),

ÔCZ (α )(ψ n ,l ,m ( r , θ , ϕ ) ) = Rn ,l ( r ) S l ,m (θ )e im (ϕ −α ) .
1

97
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ahora deseamos buscar un cierto ángulo β, tal que después de realizar la


rotación en sentido horario o anti horario permite a la función permanecer
como antes de la rotación realizada. A continuación, podemos construir la
siguiente expresión,

1
ÔC z ( m β )(ψ n , l , m ( r , θ , ϕ ) ) = Rn , l ( r ) Sl , m (θ )eim (ϕ ± β ) . =

1
= Rn , l ( r ) S l , m (θ )eimϕ .

Donde, podemos considerar en general,

R n ,l ( r ) ≠ 0 y S l ,m (θ ) ≠ 0

Teniendo en cuenta que la función exponencial imaginaria es periódica y que el


período es 2π, tenemos

eim (ϕ ± β) = eimϕ = ei(mϕ±2πk )

Ahora, teniendo en cuenta que k puede tener los siguientes valores: 0, 1, 2, 3, ...

Resolviendo para β,

eim (ϕ ± β) = ei(mϕ ± 2πk)

eim ϕ e ± i m β = eim ϕ e ± i 2πk

eim β = ei 2πk

m β = 2πk (5)

Ahora podemos considerar los siguientes dos casos.

Caso 1. El número cuántico magnético es cero y ψ es real, m = 0.


k , a continuación, también debe ser cero y podemos apreciar que β sería capaz
de tener cualquier valor. Estas funciones se refieren a los orbitales s, pz, dz2 ,
fz2 , etc.

98
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Caso 2. El número cuántico magnético puede tener diversos valores,


distintos de cero, por ejemplo m = ±1, ±2, ±3. Reescribiendo la ecuación (5),

β= .k
m

, es la mínima rotación alrededor del eje z que deja la función compleja
m
invariante. Esta operación puede ser hecha k veces en una dirección or – k
veces, en la dirección opuesta, dejando siempre la función ψ invariante. Lo
mismo ocurre si reemplazamos m por –m.
En este último caso, cuando el número magnético no tiene el valor
cero, la función ψ sigue siendo compleja. Convencionalmente podríamos
desarrollar funciones reales combinando un par de funciones complejas que
tienen los mismos números cuánticos n y l , pero número cuántico magnético
m con signo opuesto. Estas nuevas funciones reales tienen constantes de
normalización apropiadas c1 y c2 . Hemos seguido la forma con la cual trabaja
Levine, con los números cuánticos magnéticos, m, (Levine, 2000, p 148).

ψ n,l, m ,c = c1.(ψ n,l,m + ψ n,l, − m ) = c1 .ℜ n ,l ,m (r ) S l ,m (θ )(e imϕ + e −imϕ )


ψ n,l, m ,s = c2 .(ψ n,l,m − ψ n,l, − m ) = c2 .ℜ n ,l ,m (r ) S l ,m (θ )(e imϕ − e −imϕ )

Podemos reemplazar la parte exponencial como de costumbre y tener en cuenta


1 −i
los siguientes valores de los coeficientes c1 y c2: c1 = ; c2 =
2 2
imϕ − imϕ
(e +e ) = 2. cos mϕ y (e imϕ
−e − imϕ
) = 2.i.sen mϕ

Puede consultarse en el Apéndice la deducción que conduce a c1 y c2.

A continuación, obtenemos las siguientes funciones reales,


2
ψ n,l, m ,c = c1.(ψ n,l,m + ψ n,l, − m ) = .ℜ n ,l ,m (r ) S l ,m (θ ). cos mϕ
2

2
ψ n,l, m ,s = c2 .(ψ n,l,m − ψ n,l, − m ) = .ℜ n ,l ,m (r ) S l ,m (θ ).sen mϕ
2

Los subíndices “c” y “s” aluden a la aparición en las correspondientes


expresiones de cos mϕ y sen mϕ.
Las funciones reales se comportarán como las componentes complejas
frente a la rotación alrededor del eje z, porque son una combinación lineal de
ellas. Por lo tanto, las rotaciones alrededor del eje z permitirían deducir el valor

99
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

de m , debido a que las funciones reales son mezclas de las funciones de onda
compleja con +m y –m, que se comportan análogamente frente a la rotación.

Con el objeto de profundizar en el conocimiento de la naturaleza y


características de las zonas nodales, resulta conveniente ampliar la discusión
realizada hasta ahora de las isosuperficies. Primero, ampliaremos el análisis de
dos ejemplos anteriores: ψ5, 1, 0 y ψ5, 3, 1.

Ejemplo de la Figura 4.2 ψ5, 1, 0


n = 5, l = 1, m = 0, (función orbital, 5 pz),

Se expresa la función en Coordenadas esféricas y cartesianas,

ζ 5r
5 −
ζ 5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 510 (r ,θ ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ r ⋅ cosθ = 5 p z
2 3

240 ⋅ π
ζ 5r
5 −
ζ 5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 510 ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ z = 5 p z
2 3

240 ⋅ π

Dado que m = 0, tenemos el caso 1 de la sección de operaciones de simetría.


Cualquier rotación alrededor del eje z deja la imagen orbital o
isosuperficie invariante. Nosotros podemos verificar esto observando que la
función no dependen de ϕ y podemos mirar la isosuperficie que se muestra en
la Figura 4.1a). Cuando m = 0 no encontramos planos nodales verticales que
contengan el eje z.

Analizando la función polar esférica podemos observar que cuando el ángulo θ


alcanza 90°, el coseno es cero y, en consecuencia, la función es cero. Esto
significa que el plano horizontal xy es una región nodal. Cuando r toma el valor
cero, la función resulta cero y el origen es un nodo pero, está contenido en el
plano horizontal nodal, ya descripto. Ahora, analizando la expresión polinomial
radial, vemos que es de tercer grado, este hecho lleva a la existencia de tres
raíces reales, tres nodos radiales o superficies esféricas nodales.

En la Figura 4.2, mostramos en una isosuperficie completa del orbital 5 pz, m =


0. Las restantes imágenes están cortadas por la mitad. En a) y b) descubrimos,
muy fácilmente, el plano nodal horizontal y las tres superficies nodales esféricas.
Nosotros podemos observar el corte en el plano zy.

100
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Ejemplo de las Figuras 4.6 y 4.7 ψ5, 3, 1


n = 5, l = 3, m = 1, función orbital, 5f

Se expresa la función en Coordenadas esféricas y cartesianas,

ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 3 3
( )
2
ψ 531c (r , θ , ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 5 f xz 2
192 ⋅ 10π 5
ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e 3
( )
2 2
ψ 531c (x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ x = 5 f xz 2
192 ⋅ 10π 5

En este ejemplo tenemos el caso 2, las rotaciones alrededor de eje z en


(ϕ+360º) dejan la imagen orbital invariante, como se puede apreciar en las
Figuras 4.6 a, b, c y d. Cuando el ángulo θ alcanza 0º, el seno es cero y esto
significa que el eje z es un nodo. Nosotros podemos observar que cuando el
ángulo "ϕ" llega a 90 º, cos ϕ= 0 y esto muestra la presencia de un plano nodal
vertical.

Ahora, vamos a analizar la isosuperficie nodal cuando 5. Cos2θ -1 = 0

Resolviendo, tenemos:

1
cos2 θ = 1/5 cosθ = ±
5

Este resultado representa dos isosuperficies nodales cónicas.

Hay un único nodo radial porque la ecuación radial es de primer grado.

En la Figura 4.7 analizamos el orbital 5f(5z2-r2)x, con m=1. El corte permite


apreciar muy bien las cuatro superficies nodales: un plano nodal vertical, dos
superficies nodales cónicas y un nodo esférico.

101
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

CONCLUSIONES

Si aprendemos y trabajamos con los orbitales hidrogenoides es más probable


que estemos mejor preparados para entender proposiciones de mayor
complejidad. En este capítulo, hemos puesto en evidencia la relación entre las
imágenes de los orbitales atómicos hidrogenoides, llamados isosuperficies y los
tres números cuánticos n, l y m (más precisamente m ).
Después de un cuidadoso estudio de cualquier imagen orbital o
isosuperficie, los estudiantes tendrán éxito en la búsqueda de los números
cuánticos correspondientes. Es muy conveniente tener presente la siguiente
secuencia de análisis:

• 1- Ubicar el eje z. Ahora, es posible realizar rotaciones en torno al


mismo y apreciar el mínimo ángulo de rotación que deja la imagen
orbital indistinguible. Se está desarrollando una operación de simetría.

• 2- Si cualquier rotación deja siempre la misma isosuperficie, se deduce


que m=0.

• 3- Cuando el ángulo mínimo que deja la isosuperficie indistinguible es


β, obtenemos de la ecuación (5) y k = 1


m =
β

• 4- Una vez que m se conoce, también tenemos que l ≥ m , ver el


Esquema 4.2.

• 5- A fin de encontrar exactamente l debemos averiguar todos los


nodos angulares, aquellos que se originan de planos nodales verticales,
cónicos y horizontales. Los planos nodales verticales igualan el número
cuántico m. Es especialmente importante notar que el plano nodal
horizontal es el resultado concreto de una isosuperficie nodal cónica,
cuando la función orbital se multiplica por cos θ.

• 6- Buscar los nodos radiales, son superficies esféricas nodales.

• 7- Finalmente, el número cuántico principal se logra después de sumar


todos los nodos y agregar uno.

102
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

En el Esquema 4.2 hemos resumido todas las relaciones. En la Tabla 4.1 se


muestran los orbitales y los nodos correspondientes para el número cuántico
n=5, seleccionado para llevar a cabo varios análisis en este capítulo. Sin duda,
después de nuestra discusión los estudiantes claramente tendrán en cuenta las
funciones orbitales relacionadas con un determinado conjunto de nodos.
El propósito de nuestra enseñanza es que se pueda aplicar a otros
ejemplos. Los estudiantes podrán verificar las relaciones propuestas en el
esquema 4.2 con todo ejemplo que investiguen. En el Apéndice ofrecemos las
funciones de onda, desde n=1 hasta n=7.

Finalmente, proponemos para completar este capítulo el desarrollo y


visualización de otro tipo de orbital "g". Al representar la función implícita con
la ayuda del software MAPLE se girará su isosuperficie apreciando todos sus
detalles. Seleccionar la orientación más apropiada.

ζ 5r
11 −
ζ 5 2 ⋅e 2 4
( )
2
ψ 541c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅2 ⋅ r ⋅ 7 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 5 g xz 3
768 ⋅ 5π 7

ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 541c (x, y, z ) = ⋅2 ⋅ 7 z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ x = 5 g xz 3
768 ⋅ 5π 7

Observar que no hay nodos radiales, encontrará un nodo vertical, uno


horizontal y dos cónicos.

Complete y justifique, tal como se ha propuesto.

103
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

EJERCICIOS PROPUESTOS

Guía general:

a) Si es necesario halle el número cuántico que falta, con la ayuda del


Esquema 4.2

b) Escriba la función Orbital polar y cartesiana correspondiente (las


encontrará en el Apéndice) y puede relacionar, tal como se realizó en los
casos mostrados, su estructura con las superficies nodales.

c) Interprete los valores de la raíz cuadrada de la densidad de


probabilidad.

d) También puede comparar con la Tabla de Orbitales que se muestra


en The Orbitron, (Winter, 2013, consultada aproximadamente desde 2007).

Ejercicio 4.1:

Busque las funciones polares y cartesianas. Realice un análisis detallado.


¿Cuál es la paridad de la función?

Figura 4.8. Se indica que en a, b y c, la función tiene asignada la misma constante y se tienen la
misma escala. En a’, b’ y c’, la función también tiene asignada una misma constante, pero distinta de
la de a, b y c.

104
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Ejercicio 4.2: ψ 5,?,2c ( x, y, z )

¿Cuál es el valor del número cuántico l ?


Busque las funciones polares y cartesianas. Realice un análisis detallado.
Comente cuáles elementos podrían tener ocupado este orbital en el estado
fundamental y que modificaciones aproximadas habría que introducir para
mejorar la representación.
Describa detalladamente cada una de las figuras.

Figura 4.9. Todas las cajas tienen la misma escala.

105
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ejercicio 4.3: ψ ?,1,1s ( x, y, z )

¿Cuál es el valor del número cuántico n ?


Busque las funciones polares y cartesianas. Realice un detallado análisis.
Comente cuáles elementos químicos podrían tener ocupado este orbital en el
estado fundamental y que modificaciones aproximadas habría que introducir
para mejorar la representación.
Describa detalladamente cada una de las figuras.
Compare, interprete las figuras a) y d).

ψa= +0.0001
a)
ψa= - 0.0001

ψd= +0.001

ψd= - 0.001 b)
c)
d)

x= -70..0

Figura 4.10. En b), c) y d), la función tiene asignada la misma constante y las cajas tienen la
misma escala.

106
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Ejercicio 4.4: ψ 6, 2,? s ( x, y, z )


¿Cuál es el valor del número cuántico m ?
Busque las funciones polares y cartesianas. Realice un detallado análisis.
Comente cuáles elementos químicos podrían tener ocupado este orbital en el
estado fundamental y que modificaciones aproximadas habría que introducir
para mejorar la representación.
Describa detalladamente cada una de las figuras.
Compare y comente sobre las figuras a) y b).

ψa= +0.0005 ψb= +0.0001

ψa= - 0.0005 ψb= - 0.0001

a) b)

c) d)

Figura 4.11. En a), c) y d), la función tiene asignada la misma constante y


las cajas tienen la misma escala.

   
107
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ejercicio 4.5: ψ 4,1,1s ( x, y, z )


¿Cuál es el valor del número cuántico m ?
Busque las funciones polares y cartesianas. Realice un detallado análisis.
Comente cuáles elementos químicos podrían tener ocupado este orbital en el
estado fundamental y que modificaciones aproximadas habría que introducir
para mejorar la representación.
En este caso proceda a reemplazar Z, el número atómico por el número
atómico efectivo del elemento que se muestra.
Compare, interprete las imágenes que se muestran:

Galio Galio
Zefectivo=6.222 Zefectivo=6.222

ψ = +0.05
ψ = +0.005
ψ = - 0.05
ψ = - 0.005

a) c)

ψ = +0.005
ψ = - 0.005
diámetro=9.aN
b) Hidrógeno, Z=1

Figura 4.12. Se muestran las isosuperficies del orbital correspondiente p41y considerando para el
Galio su número atómico efectivo. Se presenta la isosuperficie con un corte en x=0. Están indicados los
valores asignados a las constantes.

Además de realizar el análisis de las funciones polares y cartesianas, se trabajó


con el elemento que podría tener ocupado este orbital en el estado
fundamental, el Galio.
El valor del Zefectivo se extrajo de la bibliografía común disponible
(Mingos, 1998). En la Figura 4.12 se puede apreciar que la estructura de la
isosuperficie no es afectada al considerar el Zefectivo, solamente varía el tamaño
en relación a Z=1. La Figura 4.12 c), muestra que si para Z=6.222 se asigna un
valor mayor a la función, ψ = ±0.05, se logra una isosuperficie como la que
vemos para Z=1. En c) el diámetro mayor de la isosuperficie es
aproximadamente 9.aN, como puede apreciarse de la escala.

108
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

Ejercicio 4.6: ψ 4,3, 2 s ( x, y, z ) . Siga la guía general en el análisis.

Figura 4.13. Las tres isosuperficies tienen la misma escala. En la primera está representada
solamente la función que tiene asignada la constante negativa para permitir apreciar la distribución
tetraédrica

Ejercicio 4.7: ψ 7,3, 2 s ( x, y, z ) . Siga la guía general en el análisis.

Figura 4.14. Las tres isosuperficies tienen la misma escala. En la primera está representada
solamente la función que tiene asignada la constante positiva para permitir apreciar la distribución
tetraédrica y que en el interior hay más distribuciones.

109
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ejercicio 4.8: ψ 7,6, 4c ( x, y, z ) . Siga la guía general en el análisis.

ψverde = +0.0005
ψazul = -0.0005 c)
a)

b)

d) e)

Figura 4.15. La caja de la isosuperficie b) no se muestra, pero tiene la misma escala de todas las
mostradas.

Observemos que si la Figura 4.15 e) se modificara de tal modo que se muestre


el plano xy, se apreciarían bien solamente los 4 planos nodales verticales y una
zona nodal horizontal que no podría precisarse si es: ¿horizontal, cónica o
ambas, o cuántas cónicas?

110
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

ARTE ORBITAL

Se elaboraron conjuntos de diseños con imágenes correspondientes a un dado


orbital.

Más allá del nivel n = 7, l = 2 no tenemos elemento químico que pueda


tener electrones en esos orbitales en su estado fundamental. Sin embargo si
podrán existir en estados excitados.

El objetivo de los diseños es jugar y encontrar las características que llevan al


reconocimiento del orbital involucrado.

Los conjuntos de dibujos, I, II, III, IV, V y VI se armaron con orbitales que ya
hemos analizado, algunos corresponden a los ejercicios planteados en la parte
final del Capítulo 4. En este ejercicio pedimos que se identifiquen: n, l y m .

Vamos a elaborar una ayuda que permitirá realizar un rápido análisis:

a) Lea nuevamente el Esquema 4.2.

b) En alguno de los 3 dibujos de cada ejercicio centre su atención en dos o tres


figuras y busque planos nodales verticales. Es muy probable que con esta
simple observación usted descubra el “m”. Además, en los casos donde los
planos nodales están representados, podrá distinguir muy bien los verticales.

c) En las Figuras con cortes centrales pueden apreciarse los nodos radiales.

d) En las figuras con superficies nodales es conveniente tener en cuenta que


cuando se muestran cortes que no son centrales es muy probable que sea para
evitar un nodo vertical u horizontal y así permitir la visualización de los nodos
radiales.

e) En los casos en que la información visual no es suficiente, pudiendo


responder a más de una propuesta, recurra a representar en el MAPLE esas
propuestas para confirmar la correcta. También puede repasar los ejemplos ya
vistos en este Capítulo.

111
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

112
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

II

113
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

III

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Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

IV

115
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

116
Capítulo IV: Los números cuánticos n, l , m y la forma de una dada isosuperficie

VI

117
 

CAPÍTULO V

BREVE EXPOSICIÓN Y COMENTARIOS SOBRE


ALGUNOS CONCEPTOS BASICOS DE LA
MECANICA CUANTICA
I) DESDE UNA ONDA MECÁNICA EN UNA CUERDA A LA
ECUACIÓN DE SCHRÖDINGER

A) LA ONDA EN LA FÍSICA CLÁSICA

En la Figura 5.1 podemos observar una onda constituida por una perturbación
que se mueve en la dirección +x, a una velocidad constante υ . La línea sólida
muestra la perturbación en un tiempo t1 y la línea de trazos en un tiempo t2 = t1
+ Δt. La forma de la perturbación está descripta por la función y = f(x, t).

x1 x2 x

Figura 5.1. Onda constituida por una sola perturbación.

En el tiempo t1 tenemos que x es igual a x1 y en t2 = t1 + Δt, tenemos que


x2 = x1 + υ.Δt
Resulta x 2 − x1 = υ.(t 2 − t1 ) y agrupando, x2 − υ.t 2 = x1 − υ.t1
y = f ( x2 − υ.t 2 ) = f ( x1 − υ.t1 ) = f ( x − υ.t ) = f ( x' ) (1)
En la Figura 5.1 podemos observar que se toma para x1 y para x2 el mismo
valor de y. Además de la función, también las respectivas derivadas tienen el
mismo valor en x1 y x2.
Se puede interpretar que para x ' = x m υ .t , f (x' ) es la función vista desde
un sistema de referencia que se mueve junto con la perturbación. En ese
sistema de referencia la onda estaría en reposo.
• Perturbación que va hacia la derecha:
∂f ∂f ∂x' ∂f ∂f ∂f 1 ∂f
= = (−υ ) = −υ =− (1a)
∂t ∂x´ ∂t ∂x´ ∂x´ ∂x´ υ ∂t
• Perturbación que va hacia la izquierda:
∂f ∂f ∂x' ∂f ∂f 1 ∂f
= = .υ = (1b)
∂t ∂x' ∂t ∂x' ∂x' υ ∂t

De acuerdo con (1), tenemos que:

∂f ∂f ∂x' ∂x' ∂f ∂f
= . , como =1 =
∂x ∂x' ∂x ∂x ∂x ∂x'
Reemplazando con las ecuaciones (1a) y (1b) tenemos:
121
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

∂f 1 ∂f
=m (2)
∂x υ ∂t
Realizando la derivada segunda de (2) respecto de x ,
∂2 f ∂ ⎛ 1 ∂f ⎞ 1 ∂f ⎛ ∂f ⎞ 1 ∂f ⎛ 1 ∂f ⎞ 1 ⎛ 1 ⎞ ∂2 f
= ⎜m ⎟=m ⎜ ⎟=m .⎜ m ⎟ = m .⎜ m ⎟. 2
∂x 2 ∂x ⎝ υ ∂t ⎠ υ ∂t ⎝ ∂x ⎠ υ ∂t ⎝ υ ∂t ⎠ υ ⎝ υ ⎠ ∂t

y se obtiene la siguiente expresión,


∂2 f 1 ∂2 f
= . (3)
∂x 2 υ 2 ∂t 2
Esta ecuación se denomina ecuación de onda para una dimensión y vale tanto
para una onda que viaja hacia la derecha como para una que viaja hacia la
izquierda.
Como objetivo de este desarrollo vamos a buscar soluciones que
respondan a (2) y (3). Hay gran variedad de soluciones para esta ecuación
diferencial.
En principio, vamos a proponer el caso particular que la solución sea
un producto de funciones, una respecto del espacio y otra respecto del tiempo.
El objetivo es separar las variables, por ejemplo:
f ( x, t ) = g ( x ) . h (t ) (4)

Diferenciando con respecto a cada variable, tenemos


∂f ∂g ( x) ∂f ∂h(t )
= h(t ). y = g ( x).
∂x ∂x ∂t ∂t
Reemplazando ambos resultados en la ecuación (2) obtenemos,
∂g ( x) 1 ∂h(t )
h(t ). = m .g ( x).
∂x υ ∂t
Separando las variables,

1 ∂g ( x) 1 1 ∂h(t )
. =m . . = cte (5)
g ( x) ∂x υ h(t ) ∂t
En la igualdad (5) el primer miembro es función de x y el segundo solamente lo
es de t. La única manera para que la igualdad sea posible es que ambas sean
iguales a la misma constante.
Por lo tanto, consideremos en la relación (5) la parte con h(t) y resolvemos en la
siguiente serie de pasos:
1 1 ∂h(t ) 1 ∂h(t ) dh
m . . = cte m . = cte.dt = m cte.υ .dt
υ h(t ) ∂t υ h(t ) h(t )
dh
∫ h(t ) = m cte.υ.∫ dt
122
Capítulo V: I. Desde una onda mecánica en una cuerda a la ecuación de Schrödinger

ln h(t ) = m cte .υ .t + cte '


m cte .υ .t m cte .υ .t
h(t ) = e .e cte' = Ch .e
m cte .υ .t
h(t ) = Ch .e (6)
Realizando los mismos pasos a partir de la relación (5) con g(x) llegamos a:
cte . x
g ( x) = C g .e (7)
Reemplazando (6) y (7) en la ecuación (4), tenemos:
cte . x m cte.υ .t
f ( x, t ) = Ch .Cg .e .e = A . ecte.( xmυ .t ) (8)

A continuación vamos a analizar las propiedades de la función obtenida para


llegar a precisar la naturaleza de la constante de la exponencial.
Se hallan las derivadas primera y segunda de la función,

∂f
= A . cte . e cte.( xmυ .t ) = cte . f ( x, t )
∂x
∂2 f
= A . cte 2 . e cte.( x mυ .t ) = cte 2 . f ( x, t )
∂x 2

Analizando,

a) Si la cte 2 > 0 tenemos las siguientes posibilidades:


∂ f2
si f>0 > 0 la función tiene una concavidad hacia la zona de
∂x 2
“y+” siempre y si x ∞ sucederá que: f tenderá a ∞
∂ f2
si f<0 < 0 la función tiene una concavidad hacia la zona de
∂x 2
“y-” siempre y si x ∞ sucederá que: f tenderá a - ∞

Esto significa que la perturbación crece indefinidamente con x, lo cual no es


razonable para una onda.

b) Cuando la cte 2 < 0

123
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

∂2 f
si f>0 < 0 la función tiene una concavidad hacia la zona
∂x 2
de “y-”, después de pasar por un máximo termina decreciendo hasta cortar el
eje de abscisas, entonces pasa a ser f <0
∂2 f
si f<0 > 0 la función ahora tiene una concavidad hacia la
∂x 2
zona de “y+”, después de pasar por un mínimo termina creciendo hasta cortar
el eje x, entonces vuelve a ser f(x)>0, vemos que se repite el ciclo.
Por lo tanto, cuando cte < 0 , según x, se tiene una variación periódica, la
2

perturbación permanece acotada y podemos tomar:


cte 2 < 0 cte 2 = −k cte = ± − k cte = ± i.κ
Tengamos en cuenta que κ es un real positivo. Reemplazando el valor de la
cte en la ecuación (8),
± i.κ .( x mυ .t )
f ( x, t ) = A . e (9)
Si bien hemos obtenido una función compleja (9), tanto la parte real como la
imaginaria son funciones periódicas. Recordando la expresión de Euler,
± i.α
e = cosα ± i.senα , observamos que lo importante es que la función
tiene la parte real e imaginaria acotadas, como debe corresponder a una onda.
La expresión (9) es una función periódica de período 2π y viendo que
κ tiene unidad de (distancia)-1, es posible introducir:

κ= (9 a)
λ
Podemos encontrar el significado de λ de la siguiente manera:
Consideremos una fotografía de la onda tomada en t0, y cuando el valor de la
función es x+λ,

± i.κ .( x +λ mυ .t0 ) ± i.κ .( x mυ .t0 )± i .κ .λ ± i.κ .( x mυ .t0 ) ± i .κ .λ


f ( x + λ, t0 ) = A . e =A. e =A. e .e
± i .κ .λ ± i .2π
De la igualdad (9 a) κ .λ = 2π y entonces, e e
± i .2π
y según la expresión de Euler calculamos e =1

y, f ( x + λ , t0 ) = f ( x, t0 )
En consecuencia estas funciones tendrán en x, t0 y en x+λ, t0 el mismo valor y
todas sus derivadas iguales,

λ se denomina longitud de onda

124
Capítulo V: I. Desde una onda mecánica en una cuerda a la ecuación de Schrödinger

Repitiendo el mismo razonamiento, pero ahora para un punto fijo x0 y dejando


que varíe el tiempo buscamos que tiempo mínimo es necesario para que la
función y sus derivadas tomen el mismo valor que en x0, t0
f ( x0 , t0 + T ) = f ( x0 , t0 ) (9 b)
Entonces, dada f ( x0 , t0 + T ) , reemplazamos en (9) con x0 y t0+T
± i .κ .( x0 mυ .( t0 +T )) ± i .κ .( x0 mυ .t0 ) ± i .κ .( m υ .T )
f ( x0 , t 0 + T ) = A . e =A. e .e
± i .κ .( m υ .T )
O sea, f ( x0 , t0 + T ) = f ( x0 , t0 ).e
Pero, si queremos que se cumpla la ecuación (9 b), lo más simple es suponer:
± i .κ .( m υ .T )
e = 1 = e−i.κ .υ .T = e−i.2π

y, por lo tanto κ .υ .T = 2π T=
κ .υ

Al tiempo T se lo denomina período

En general f ( x + n.λ , t + m.T ) = f ( x, t ) , donde n y m son números


enteros

κ= se denomina número de onda angular
λ
1
También se define el número de onda, λ =
λ
1
la frecuencia, ν=
T

y la frecuencia angular, ω= = 2π .ν = κ .υ
T
Reemplazamos el valor de κ en la ecuación (9),
i .(κ . x−ω .t )
f ( x , t ) = A.e (10)
Es la llamada onda plana, se mueve en la dirección “x”. En el plano “y z” la
función no cambia. La expresión (10) de la función es genérica. En general
cualquier combinación lineal del tipo:

f ( x, t ) = A.e i.(κ . x−ω .t ) + B.e − i.(κ . x−ω .t ) + C.e i.(κ . x+ω .t ) + D.e − i.(κ . x+ω .t )
Satisface la ecuación de onda.

125
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Eligiendo adecuadamente los coeficientes A, B, C, D, pueden lograrse


funciones reales. Las funciones reales serían senos o cosenos o combinaciones
lineales de ambos. Sin embargo, conviene continuar con la función exponencial
compleja cuya matemática es más sencilla.
De todas maneras, estas funciones derivadas de la exponencial
compleja serán periódicas tanto respecto del espacio como del tiempo. No es el
caso de la Figura 5.1, que muestra una perturbación aislada, que se tomó como
ejemplo para facilitar la comprensión de los conceptos básicos de una onda.

B) ONDAS Y PARTÍCULAS

Según la Física clásica una partícula que se mueve en un potencial V(x, y, z)


tiene una energía, igual a la suma de la energía cinética (Ec) y la energía potencial
(Ep):

1
E = Ec + E p = m.υ 2 + V ( x, y, z )
2
r r
Siendo el impulso, p = m.υ , la energía cinética puede escribirse:

rr r r rr
m.υ 2 m.υ .υ (mυ ).(mυ ) 1 p. p 1 p 2
Ec = = = = =
2 2 2.m 2 m 2 m
Se llama hamiltoniano clásico de la partícula a la energía expresada como función
del impulso y la posición:

p2
H= + V ( x, y, z) (11)
2.m
La función hamiltoniana es la base de la llamada formulación de Hamilton de la
mecánica clásica (Gillespie, 1976, p 35). Para una dimensión espacial “x”, se
tienen las siguientes ecuaciones simétricas:

dx ∂ dp ∂
= H ( x, p ) = − H ( x, p )
dt ∂p dt ∂x
Estas ecuaciones constituyen la formulación de Hamilton, que es una manera
alternativa de formular la ley de Newton, F= m.a

126
Capítulo V: I. Desde una onda mecánica en una cuerda a la ecuación de Schrödinger

Comentario histórico sobre el electrón y el fotón

A principios del siglo XX, en 1905, A. Einstein explica el efecto fotoeléctrico


suponiendo que la luz, un fenómeno clásicamente ondulatorio está constituida
por partículas, los fotones, cuya energía es E = h.ν = h.ω .
En 1923 L. De Broglie propone que las partículas subatómicas como el
electrón podrían comportarse como ondas, estando su impulso “p” vinculado
con su longitud de onda.
h
p= o, bien p = h.κ
λ
En 1927, C. Davisson y L. Germer verificaron la hipótesis de De Broglie
estudiando la interferencia de electrones reflejados por un cristal de níquel.
G. P. Thomson compartió con C. Davisson el Premio Nobel en 1937
por haber verificado que los electrones se comportaban como ondas trabajando
en otros sistemas, por ejemplo cuando atravesaban finos films de metales.
Nace así la dualidad onda-partícula.

¿Cómo sería la función de onda asociada a una partícula libre?


Tenemos, por un lado una partícula que la consideramos una partícula libre
(sometida a una energía potencial 0 o constante, o sea que no está sometida a
r
fuerza alguna). Dicha partícula tendrá un impulso p y una energía cinética Ec .

h E
Si consideramos el fotón E = h.ν = .2πν = h.ω y ω=
2π h

Aunque la partícula no sea un fotón asociamos su energía a la frecuencia


angular ω.
Por otro lado, De Broglie propuso que una partícula tiene asociada
una onda de longitud λ, que está relacionada con el impulso en forma
inversamente proporcional. Relacionaremos el impulso con el número de onda
angular:

h h 2π p
Si consideramos De Broglie p= = . = h.κ y κ=
λ 2π λ h

Por otro lado tenemos a la onda plana que tiene la ecuación (10). Si, en lugar de
considerar una sola coordenada, consideramos las tres coordenadas:
r
En lugar de la coordenada “x” r = ( x, y , z ) y tenemos:

127
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

h 2π r
px = = h. = h.κ x y κ = (κ x , κ y , κ z )
λx λx
r
r r r p
p = h.κ κ=
h
Consideramos, entonces, una partícula material de masa m y con una energía
Ec = h.ω
i r r
.( p.r − Ec .t )
Entonces, en lugar de (10) φ = A. e h
(12)

Así, queda asignada la ecuación (12) a una partícula libre de impulso p y energía
cinética Ec .

C) LA ECUACIÓN DE ONDA CORRESPONDIENTE A


UNA PARTÍCULA

Para hallar la ecuación de onda correspondiente a una partícula se podría, por


ejemplo, encarar el despeje de “p” pero esta forma no conduce a resultados
fructíferos. Se siguió un camino que resultó exitoso aunque no todas sus etapas
se puedan fundamentar. Es el camino que lleva a la ecuación de Schrödinger.
Como estamos buscando una ecuación diferencial, procederemos a
diferenciar la función (12) con respecto a “x” y con respecto a “t ”.
a) Derivando (12) respecto de x. Considerando las siguientes variables como
independientes: “x, y, z”; “px, py, pz” ; “t ” ; tenemos:
i
∂ .( p .r − Ec .t ) i ∂
r r
rr
φ = A . eh . ( p.r − Ec .t )
∂x h ∂x
∂ rr ∂
( p.r − Ec .t ) = ( px .x + p y . y + pz .z − Ec .t ) = px
∂x ∂x
∂ i i ∂φ
φ = φ . px = . pxφ − i.h = p xφ (13)
∂x h h ∂x

Si interpretamos − i.h , como un operador, (13) es una ecuación de
∂x
autofunciones, en la cual px es el autovalor.
Aplicando el operador descripto, por segunda vez, a la ecuación (13),
tenemos:
∂ ∂φ 2 ∂ φ
2
∂ ∂φ
− i.h (−i.h ) = −h = −i.h ( p xφ ) = p x (−i.h ) = p x2 .φ
∂x ∂x ∂x 2
∂x ∂x

128
Capítulo V: I. Desde una onda mecánica en una cuerda a la ecuación de Schrödinger

∂ 2φ
− h2 = p x2 .φ
∂x 2
Análogamente, para las otras coordenadas,
∂ 2φ ∂ 2φ
− h 2 2 = p y2 .φ ; − h 2 2 = p z2 .φ
∂y ∂z
⎛ ∂ 2φ ∂ 2φ ∂ 2φ ⎞
− h 2 ⎜⎜ 2 + 2 + 2 ⎟⎟ = ( p x2 + p y2 + p z2 ).φ = p 2 .φ
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠
h2
− h 2 ∇ 2φ = p 2 .φ p 2 = − ∇ 2φ (14)
φ
b) Diferenciando (12) respecto de t

i rr
∂ .( p.r − Ec .t ) i ∂ r r i i
φ = A . eh . ( p.r − Ec .t ) = −φ. Ec = − Ecφ
∂t h ∂t h h
∂φ i.h ∂φ
i.h = Ecφ Ec = (15)
∂t φ ∂t
Según la física clásica podemos plantear la siguiente igualdad para la
energía cinética Ec :
p2
= Ec (16)
2.m
Reemplazando (14) y (15) en la ecuación (16) obtenemos la expresión que
corresponde a una onda plana de una partícula libre.
1 h2 2
Reemplazando p 2
− . ∇ φ = Ec
2m φ
1 h2 2 i.h ∂φ
Reemplazando Ec − . ∇φ= (17)
2m φ φ ∂t
Si resolvemos (17), obtendremos entre las posibles soluciones, la función de
onda de partida, la ecuación (12):
i r r
.( p .r − Ec .t )
φ = A. e h

Si tenemos una partícula ligada habrá que añadir ahora una energía potencial,
r
V ( x, y, z ) asociada a una función Ψ(r , t ) y la energía total será:
E = Ec + V ( x, y, z)

129
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Reemplazando Ec según la igualdad (16)


1 2
E= p + V ( x, y, z ) (18)
2m
Ahora proponemos, sin mayor fundamento, que las ecuaciones (14) y (15) son
r
válidas para Ψ(r , t ) correspondiente a la partícula ligada. Reemplazando en
(15) la energía cinética por la total.
r
h2 r i.h ∂Ψ(r , t )
p = − r ∇ 2 Ψ (r , t )
2
y E = r
Ψ (r , t ) Ψ (r , t ) ∂t
Finalmente, reemplazando en (18), tenemos:
r
i.h ∂Ψ(r , t ) 1 h2 r
r =− r ∇ Ψ(r , t ) + V ( x, y, z )
2

Ψ(r , t ) ∂t 2m Ψ(r , t )
r
Multiplicando ambos miembros por Ψ(r , t ) ,
r
∂Ψ(r , t ) h2 2 r r
i.h =− ∇ Ψ(r , t ) + V ( x, y, z ).Ψ(r , t ) (19)
∂t 2m
Ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo

∂ h2 ⎛ ∂2 ∂2 ∂2 ⎞
i.h. Ψ ( x, y, z, t ) = − .⎜⎜ 2 + 2 + 2 ⎟⎟Ψ ( x, y, z, t ) + V ( x, y, z ).Ψ ( x, y, z, t )
∂t 2m ⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠

Se encuentran desarrollos del tipo presentado en la siguiente bibliografía


consultada, (Boeyens, 1995, p 413; Feynman, 1971, Cap. 16; Leighton, 1959,
p 662). Ya hemos trabajado con la ecuación (19) en el Capítulo 1 (ecuación (5)),
Veamos:

∂Ψ 1 ˆ
= HΨ con Ψ ( x, y , z , t )
∂t ih
dónde Ĥ se conoce como el OPERADOR HAMILTONIANO, es un
operador diferencial,
h2 ⎛ ∂2 ∂2 ∂2 ⎞
ˆ
H =− ⎜ + + ⎟ + V ( x, y , z , t )
2m ⎜⎝ ∂x 2 ∂y 2 ∂z 2 ⎟⎠
h
h= ; m, es la masa de la partícula (electrón)

130
Capítulo V: I. Desde una onda mecánica en una cuerda a la ecuación de Schrödinger

También, se pueden reemplazar las diferenciales segunda por el operador


Laplaciano:
∂2 ∂2 ∂2
∇2 ≡ + + , OPERADOR LAPLACIANO
∂x 2 ∂y 2 ∂z 2
El operador hamiltoniano se obtiene reemplazando formalmente en la función
hamiltoniana (11):
p2
H= + V ( x, y, z)
2.m

p 2 = px2 + p y2 + pz2 p x → pˆ x = −i.h , lo mismo para “py” y para “pz”
∂x
Es una regla general el reemplazar variables clásicas por operadores. El
operador energía potencial Vˆ ( x, y, z ) , es un operador multiplicativo. Esto
significa que actúa multiplicando a la función de onda por lo cual:
Vˆ ( x, y, z )Ψ = V ( x, y, z ).Ψ

D) COMENTARIO FINAL

El desarrollo anterior no debe tomarse como una demostración de la ecuación


de Schrödinger ya que el razonamiento presenta arbitrariedades. Si fuera posible
deducir la ecuación de Schrödinger a partir de la mecánica clásica de una
manera rigurosamente lógica la mecánica cuántica sería parte de la mecánica
clásica y no una nueva teoría. En cambio de la mecánica cuántica puede
deducirse la mecánica clásica, como un caso particular.
Nuestro objetivo es solamente mostrar la razonabilidad de la ecuación
de Schrödinger. En realidad dicha ecuación ocupa en la mecánica cuántica una
⎛ d 2x ⎞
posición análoga a la de la fórmula de Newton F = m.⎜⎜ ⎟ en mecánica
2 ⎟
⎝ dt ⎠
clásica (Moore, 1977, p 694).
Resulta muy apropiada la descripción que realiza el historiador Franco
Selleri sobre Schrödinger y un mundo de ondas, (Selleri, 1986, pp 92-97).
Selleri refiere que Schrödinger interpretó que la función de onda era una onda de
materia, onda del electrón, (no confundamos con una onda electromagnética,
que se propaga siempre a la velocidad de la luz). Schrödinger creía que su
Teoría ondulatoria hacía posible el retorno a la física clásica determinista. El
deseaba interpretar los electrones sólo como ondas, sin ninguna partícula
asociada y atribuir las propiedades corpusculares observadas de los electrones al
confinamiento de la perturbación de la onda a una pequeña región del espacio,
serían los denominados paquetes de onda. La suposición que las partículas eran

131
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

en realidad paquetes de ondas de materia presentaba muchas dificultades que


fueron señaladas por Bohr, Heisenberg, Born, etc.
Schrödinger tuvo que admitir que su interpretación era insuficiente y
que incluso no podía explicar la ley de Planck.
Finalmente, Born introdujo la presentación probabilística. Las ondas de
Born no son de hecho propiedades reales del mundo físico. Se consideran
2
observables sólo a través de la medida de ψ como densidad de probabilidad
de una partícula, tal como hemos descripto en el Capítulo 1. Esta es la
interpretación ortodoxa o de Copenhague de la mecánica cuántica y es la
utilizada usualmente.
Se muestra a continuación una ilustración de M. Escher citada por
Selleri con la siguiente leyenda: ¿Pájaros o peces? Depende de cómo se mire el
dibujo. En el mundo atómico se plantea una pregunta similar: ¿ondas o
partículas?

¿Pájaros o peces?
Maurits Escher (1898-1972), artista holandés

132
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

II) LOS PRINCIPIOS DE LA MECÁNICA CUÁNTICA (MQ)


Brevísimo resumen.

INTRODUCCIÓN

La Mecánica Cuántica (MQ), como toda Teoría Científica, se basa en una serie
de Postulados o Axiomas que no se demuestran y a partir de los cuales se
construye lógicamente toda la Teoría. El primer ejemplo histórico de esta
manera de proceder es la Geometría de Euclides donde los Postulados son
autoevidentes. Por ejemplo: Por dos puntos diferentes sólo se puede trazar una única
línea recta.
Actualmente no se exige que los Axiomas de una Teoría sean
autoevidentes, sino que las consecuencias lógicas de ellos se puedan contrastar
exitosamente con los hechos experimentales. Este es precisamente el caso de la
MQ donde los Axiomas resultan extraños, en un principio, al sentido común.
A diferencia de la Termodinámica, donde hay un acuerdo unánime
acerca del número y contenido de sus cuatro Principios, en MQ el número y
contenido de los Axiomas varía con los textos consultados. Lo que es un
Axioma en un texto puede ser un Teorema en otro y viceversa.
En este breve resumen preferimos, por lo tanto, no enunciar
rigurosamente cada Axioma sino exponer los fundamentos de la MQ de un
modo informal, mencionando los Axiomas que usualmente la fundamentan.

A) El PRIMER AXIOMA se refiere a las propiedades de la Función de


Onda, más adecuadamente llamada Función de Estado o Vector de
Estado.

En primer lugar la Función de Onda, Ψ ( x, y , z , t ) o Ψt ( x, y , z ) es un


elemento de un espacio de Hilbert, que es un Espacio Vectorial construido
sobre los números complejos, continuo, con producto escalar o interno y
usualmente de dimensión infinita.
La función Ψ es generalmente una función compleja de variables
reales (no confundir con las funciones de variable compleja), aunque a veces
también puede ser una función real de variables reales. El producto escalar
hermítico de dos funciones f y g cualesquiera se define en coordenadas
cartesianas como:

f g =∫ ∫∫ f
*
( x, y , z ).g ( x, y , z ).dx.dy.dz
−∞

o, más abreviadamente: f g = ∫ f * .g .dτ , donde dτ = dx.dy.dz , es el


diferencial de volumen. La integral se extiende a todo el espacio.
La notación f g debida a Dirac es una manera de abreviar la
exposición, ya que el uso de integrales triples la haría muy engorrosa.

133
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Las propiedades fundamentales del producto interno o escalar, que se


verifica fácilmente a partir de las propiedades de las integrales son:

A.1) No es en general conmutativo ya que: f g = g f *


A.2) f cte.g = cte. f g cte. f g = cte * . f g

* conjugada

En muchos textos de matemática se sigue la convención inversa. La constante


“cte” sale conjugada si multiplica a “g”, en oposición a todos los textos de
Física y Química Cuántica.

A.3) f g + h = f g + f h y f +g h = f h + g h

A.4) Se define la norma de la función f como:

[∫ f * f .dτ ] = [∫ f ]
1 1
2
f =+ f f = 2 .dτ 2

2
y se cumple que: f = f f ≥0 ∴ f es un número real
positivo y,
f =0 ⇔ f =0

Si dadas dos funciones f y g tales que f g = 0 , se dice que son ortogonales.


En el caso de las funciones de onda que se emplean en la MQ se exige que
estén normalizadas
2
Ψ Ψ = Ψ = Ψ = +1
En consecuencia toda función de onda está indeterminada en un factor de fase
e i.α ya que

e i.α .(e i.α ) * = 1

Esto indica que ψ no es cualquier función sino que debe ser cuadráticamente
integrable, o sea que la integral del módulo al cuadrado de la función sea finita.
Como ya vimos, en cuántica se exige además que su valor sea uno.

∫ ∫∫Ψ
−∞
t * ( x, y , z ).Ψt ( x, y , z ).dx.dy.dz = +1

Un polinomio por si solo no puede ser una función de onda ya que la integral
daría ∞.

134
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Por ejemplo, en los orbitales hidrogenoides aparecen polinomios de x, y, z y de


r, en los cuales r = x 2 + y 2 + z 2 , pero están siempre multiplicados por una
− cte.r
función exponencial decreciente: e , la cual garantiza que Ψ tienda a 0
en el ∞ y que las integrales existan.
A las funciones Ψ también suele exigírseles que sean continuas y de
derivada continua y obviamente univaluadas.

El PRIMER AXIOMA también afirma que la función de onda contiene


toda la información relevante del sistema.

Algo de esto ya lo vimos en el Capítulo 1, donde se explicaba que mientras que


la mecánica clásica (MC) determinaba la trayectoria de una partícula, la MQ
determina la densidad de probabilidad de encontrar a una partícula en un dado
punto del espacio ( x0 , y 0 , z 0 ) en un instante t 0 .

δ ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 ) = Ψ * ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 ).Ψ ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 )

Sin embargo Ψ contiene mucha más información. Más adelante se demostrará


que:
dP 2
δ ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 ) = = Ψ ( x0 , y 0 , z 0 , t 0 )

B) El SEGUNDO AXIOMA de la MQ se refiere a que instrumentos


matemáticos se requieren para extraer la información de Ψ .

En MQ los extractores de información son los Operadores lineales y hermíticos. Un


Operador es una aplicación sobre el espacio de Hilbert que le asigna a una
función f otra función F. Podemos también pensarlo como un transformador
de funciones, así si Α̂ es un operador:

ˆ ( f ( x, y , z , t )) = F ( x, y , z , t )
Α

Los Operadores Α̂ son lineales porque cumplen que f y g son funciones y c1, c2
son constantes reales o complejas,

ˆ (c . f + c .g ) = c .Α
Α ˆ ( f ) + c .Α
ˆ (g)
1 2 1 2

Y son hermíticos, porque cumplen:

135
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ˆ (g) = Α
f Α ˆ(f) g

O sea: ∫ f * .Αˆ ( g ).dτ = ∫ [Αˆ ( f )] * .g.dτ


Los Operadores tienen las siguientes propiedades:

B.1) Se pueden hacer combinaciones lineales de Operadores; que actúan sobre


una función f de la siguiente manera:

ˆ + c .Βˆ )( f ) = c .Α
(c1 .Α ˆ ( f ) + c .Βˆ ( f ) = Α
ˆ (c . f ) + Βˆ (c . f )
2 1 2 1 2

B.2) Se pueden multiplicar, con el significado que el operador a la derecha actúa


(
ˆ ⋅ Βˆ f = Α
primero y el de la izquierda en segundo lugar: Α )
ˆ [Βˆ ( f )]
ˆ ⋅Β
La multiplicación de Operadores no es conmutativa , en general: Α ˆ ≠Β ˆ
ˆ ⋅Α
ˆ ; Βˆ ] = Α
Esto lleva a definir el superoperador: conmutador, [ Α ˆ ⋅ Βˆ − Βˆ ⋅ Α
ˆ
Cumpliéndose obviamente: ˆ ; Βˆ ] = 0 ⇔
[Α Α̂ y Β̂ conmutan

Existen ciertas funciones { ϕ } características de cada operador que tienen la


j
virtud de permanecer prácticamente inalteradas cuando el operador actúa sobre
ellas, son las autofunciones (o mejor funciones propias, eigenfunction del alemán)
a las cuales el operador las modifica solo multiplicándolas por una constante.
Α̂ϕ j = a j ⋅ ϕ j
El número a j se denomina autovalor, valor propio, eigenvalue.

Las autofunciones y autovalores de un operador tienen las siguientes


propiedades, siempre que el operador Α̂ sea hermítico y pueden demostrarse
como teoremas.

B.3) Los autovalores son reales.

B.4) El número de autofunciones es igual a la dimensión del espacio.


Puede ocurrir que varias autofunciones compartan un mismo autovalor, este
fenómeno se llama degeneración. En consecuencia el número de autovalores
puede ser igual o menor que el número de autofunciones.

B.5) Las autofunciones son obligatoriamente ortogonales (se demuestra como


teorema) si corresponden a autovalores distintos y en caso que correspondan a

136
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

un mismo autovalor, es posible por combinaciones lineales entre ellas


transformarlas en ortogonales.
Si además están normalizadas, como es obligatorio en MQ, resulta:

ϕk ϕ j = δ k 1 si k=j
j
0 si k≠j
En este caso se dice que las autofunciones son ortonormales.

B.6) El conjunto de autofunciones ortonormales {ϕ j } correspondientes al


operador Α̂ son una base completa del espacio de funciones.
Esto significa que cualquier función f de dicho espacio puede expresarse de una
forma única como una combinación lineal de las autofunciones de Α̂ :
f = ∑ c k .ϕ k (20)
Los coeficientes c k son únicos y característicos de la función f que puede
⎛ c1 ⎞
⎜ ⎟
⎜ c2 ⎟
v ⎜c ⎟
representarse como el vector: f t ( x, y , z ) → f = ⎜ 3 ⎟
⎜ ⋅ ⎟
⎜ ⋅ ⎟
⎜⎜ ⎟⎟
⎝ ⋅ ⎠
Según la Teoría de los espacios de Hilbert los coeficientes siempre pueden
obtenerse a partir de la siguiente fórmula:
c k = ϕ k f = ∫ ϕ k* ⋅ f ⋅ dτ
Cuando se suman funciones entre si o se las multiplica por una constante, los
correspondientes vectores se suman entre si o multiplican por una constante de
la manera usual. Ahora comprendemos porqué dijimos que el Espacio de
Funciones es en realidad un Espacio Vectorial.

El conjunto de autovalores de un operador se denomina: Espectro del


Operador y hasta aquí supusimos que podía ser finito o infinito pero siempre
discreto o sea que se podía poner en correspondencia biunívoca con los números
enteros, es decir que se podía numerar:
…; a-3; a-2; a-1; a0; a1; a2; a3; …
…; ϕ-3; ϕ-2; ϕ-1; ϕ0; ϕ1; ϕ2; ϕ3; …

Sin embargo pueden existir Operadores en los cuales el espectro es continuo y


tienen un conjunto infinito y continuo de autovalores y autofunciones no
numerables, en este caso la sumatoria en (20) se transforma en una integral y

137
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

todo se complica mucho. Esta situación se presenta cuando la partícula está


libre, no sometida a ningún potencial, ni restricción espacial. En cambio en
partículas sometidas a potenciales o restricciones espaciales, resultan Estados
Ligados y el espectro de energías es discreto. Afortunadamente esta última
situación es la que se presenta generalmente en la Mecánica Cuántica Química
(MQQ).
Podemos volver ahora a la obtención de información de la función de
onda. Una propiedad del sistema cuya medida puede expresarse mediante un
número real “A” se denomina observable A y se le asigna como extractor de
dicha información al Operador lineal y hermítico Α̂ . Es obvio que no
podemos seguir avanzando si no conocemos como son estos Operadores y
como se relacionan con los observables. En muchos textos se dedica un
Axioma a describir la expresión concreta de los Operadores, aquí lo incluimos
en el segundo axioma.

Podríamos dividir los Operadores de la MQ en dos categorías:

B.7) Primordiales o Elementales

B.8) Derivados o Compuestos

Entre los primeros podemos mencionar a los multiplicativos, son los más
simples y actúan multiplicando la función de onda.

B.7.1) Operadores de posición: xˆ , yˆ , zˆ ; por ejemplo, xˆ (Ψ ) = x.Ψ


Con cada uno de ellos se puede construir el operador vectorial
⎛ xˆ ⎞
r̂ ⎜ ⎟
r = ⎜ yˆ ⎟
⎜ zˆ ⎟
⎝ ⎠
B.7.2) El operador energía potencial

Vˆ ( x, y , z )[(ψ ( x, y , z )] = V ( x, y , z ).ψ ( x, y , z ) = ψ ( x, y , z ).V ( x, y , z )

B.7.3) Otros Operadores Elementales son diferenciales y actúan derivando la


función de onda.
Por ejemplo, el operador impulso lineal según la coordenada x:
∂ h ∂
pˆ x = −i.h. =
∂x i ∂x
Que actúa sobre la función Ψ derivándola parcialmente:

138
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)


pˆ x Ψ( x, y, z, t ) = −i.h. Ψ( x, y, z, t )
∂x
La expresión poco intuitiva de este operador puede justificarse si recordamos la
expresión ya vista en este Capítulo, ecuación (13).
Para las coordenadas y, z análogamente, tenemos:

∂ ∂
pˆ y = −i.h ; pˆ z = −i.h
∂y ∂z
v
Con estos tres Operadores puede construirse el operador vectorial p̂ :

⎛ ∂ ⎞
⎜ ⎟
⎜ ∂x ⎟
∂ r
p = −i.h⎜ ⎟ = −i.h.∇

⎜ ∂y ⎟
⎜ ∂ ⎟
⎜ ⎟
⎝ ∂z ⎠

⎛∂ ⎞
⎜ ⎟
⎜ ∂x ⎟
r r ⎜∂ ⎟
∇ : operador nabla; es un operador vectorial ∇=
⎜ ∂y ⎟
⎜∂ ⎟
⎜ ⎟
⎝ ∂z ⎠

B.8.1) Mostramos algunos Operadores derivados que se obtienen


reemplazando por los Operadores elementales los correspondientes
observables de la MC,

r r
pˆ 2 = pˆ ⋅ pˆ

139
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

⎛ ∂ ⎞
⎜ ⎟
⎜ ∂x ⎟
⎛∂ ∂ ∂⎞ ∂ r r
⎟⎟.(−i.h )⎜ ⎟ = −h 2 .∇.∇ = −h 2 .∇ 2
rˆ rˆ
pˆ = p ⋅ p = −i.h⎜⎜
2
⎜ ∂y ⎟
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠ ⎜ ∂ ⎟
⎜ ⎟
⎝ ∂z ⎠
⎛∂ 2
∂ 2
∂ ⎞
2
pˆ 2 = −h 2 .⎜⎜ 2 + 2 + 2 ⎟⎟ = −h 2 ∇ 2 pˆ 2 = −h 2 ∇ 2
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠

B.8.2) El famoso Operador Hamiltoniano correspondiente a la energía total


del sistema:

1 2
E= p + V ( x, y, z )
2m
Reemplazando E por Ĥ , p 2 por p̂ 2 y V ( x, y, z ) por Vˆ ( x, y, z ) ,

ˆ h2 2 ˆ
H =− ∇ + V ( x, y , z )
2m

B.8.3) El operador vectorial correspondiente al impulso angular, L
v r r
Clásicamente tenemos el siguiente producto vectorial, L = r ∧ p y se obtiene
el operador:
( ( (
i j k ⎡ y. pˆ z − z. pˆ y ⎤ ⎡ Lˆ x ⎤
v r r ⎢ ⎥ ⎢ ⎥
Lˆ = rˆ ∧ pˆ = x y z = ⎢ z. pˆ x − x. pˆ z ⎥ = ⎢ Lˆ y ⎥
pˆ x pˆ y pˆ z ⎢⎣ x. pˆ y − y. pˆ x ⎥⎦ ⎢⎣ Lˆ z ⎥⎦

Reemplazando resulta,
⎛ ∂ ∂ ⎞
Lˆ x = −i.h⎜⎜ y − z ⎟⎟
⎝ ∂z ∂y ⎠
⎛ ∂ ∂⎞
Lˆ y = −i.h⎜ z − x ⎟
⎝ ∂x ∂z ⎠

140
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

⎛ ∂ ∂⎞
Lˆ z = −i.h⎜⎜ x − y ⎟⎟
⎝ ∂y ∂x ⎠

También se define: Lˆ2 = Lˆ2x + Lˆ2y + Lˆ2z


Estos Operadores también pueden ponerse en términos de coordenadas
polares esféricas. En estas coordenadas, que se emplean en sistemas con
simetría esférica como los átomos, la coordenada cartesiana “z” tiene una
categoría distinta que las coordenadas x, y. Entonces el operador L̂z adquiere,
después de un complicado cambio de coordenadas, una expresión muy simple.
Lo cual no sucede con L̂x ni L̂ y , (Levine, 2000, pp 106-108).

Lˆ z = −i.h
∂ϕ
B.8.4) Finalmente existen observables que no tienen análogo clásico como el
Impulso Angular Intrínseco o Espin, que no pueden expresarse como
función de las coordenadas espaciales. En este caso la Función de Estado no es
una función sino un Vector de Estado llamado Espinor que para el caso
particular del electrón es un vector de dos componentes complejas, es decir que
los espinores pertenecen a ԧ2 en vez de a 2.
Los correspondientes Operadores ya no pueden ser derivadas, sino que
son matrices de 2x2 pertenecientes a ԧ2x2.
A continuación, mostramos las componentes del operador vectorial
correspondiente a espin=1/2:

1 ⎛0 1⎞ 1 ⎛0 − i⎞ 1 ⎛1 0 ⎞
Sˆ x = h⎜⎜ ⎟ ; Sˆ y = h⎜⎜ ⎟ ; Sˆ z = h⎜⎜ ⎟
2 ⎝ 1 0 ⎟⎠ 2 ⎝ i 0 ⎟⎠ 2 ⎝ 0 − 1⎟⎠

3 ⎛1 0⎞
Sˆ 2 = Sˆ x2 + Sˆ y2 + Sˆ z2 Sˆ 2 = h 2 ⎜⎜ ⎟
4 ⎝ 0 1 ⎟⎠

En general cualquier operador puede representarse mediante matrices respecto


de cierto conjunto completo de funciones base. Lógicamente para que esto
tenga sentido práctico es necesario que el espacio de Hilbert sea de dimensión
finita.
La primera publicación fundacional de MQ no fue de Schrödinger sino
de Heisenberg, expresada en términos de vectores y matrices, por lo cual

141
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

recibió el nombre de Mecánica Matricial, así se llamó a la MQ en los primeros


tiempos. Schrödinger demostró que su Mecánica Ondulatoria y la Mecánica
Matricial de Heisenberg eran la misma Mecánica Cuántica expresada en dos
lenguajes distintos.
En los primeros tiempos la Mecánica Ondulatoria expresada mediante
ecuaciones diferenciales resultó más familiar a los Físicos. Sin embargo, el
lenguaje matricial es el que mejor se adapta a la Mecánica Cuántica Química que
trabaja generalmente en un espacio de Hilbert de dimensión finita. Las bases de
estos espacios son conjuntos finitos de funciones que suelen ser a veces
orbitales atómicos, funciones gaussianas, etc.

C) El TERCER AXIOMA se refiere a como resulta la extracción de


información de la función de onda, o sea al resultado de una medición.

Se presentan dos situaciones bien diferenciadas cuando se mide el observable


“A”
C.1) La función de Estado del sistema coincide con una de las autofunciones
ϕ j del operador  . Entonces el valor observado es exactamente el autovalor
a j y la probabilidad de obtener este resultado es exactamente 1, es decir hay
certeza en la medición.
La MQ se comporta de forma determinista como la MC.

C.2) La función de Estado del sistema es Ψ( x, y, z, t ) y no coincide con

ninguna de las autofunciones del operador  . En este caso, que debería ser el
más común la MQ da la siguiente “receta”:
C.2.1) Se desarrolla Ψ respecto de la base constituida por las autofunciones
{ϕ k } del operador  , lo cual siempre es posible porque sabemos que dicha
base es completa:

Ψ = ∑ ck .ϕ k con ck = ϕ k Ψ

Entonces la MQ afirma que el resultado de la medición puede ser cualquier


autovalor a k del Espectro de autovalores del operador  . Es imposible
predecir con certeza cuál de dichos autovalores será el resultado.
C.2.2) Pero la MQ puede predecir la probabilidad de obtener un resultado
concreto, por ejemplo aj . La probabilidad será:

142
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Ρ (A = a j / Ψ ) probabilidad de medir aj en el estado Ψo


que el observable A tome el valor aj en el estado Ψ.
2 2
Ρ( A = a j / Ψ) = c j = c*j .c j = ϕ j Ψ

Es decir, la probabilidad de medir el autovalor “aj” es igual al cuadrado del


módulo del coeficiente “cj”, correspondiente a la autofunción ϕj en el desarrollo
de Ψ.
2
Como la probabilidad es ϕj Ψ no es necesario hacer el desarrollo

completo de Ψ respecto de la base {ϕ k }. Pero para que el módulo de cj


2

∑c
2
sea una probabilidad es necesario que j = 1 , vamos a verificar que esta
relación es cierta. Para ello es necesario hallar el cuadrado de la norma de la
función de onda:

∑ c .ϕ ∑ c .ϕ =∑ ∑ c .ϕ
2
Ψ = ΨΨ = k k j j k k c j .ϕ j =
k j k j

∑ ∑ c .c
k j
*
k j ϕk ϕ j

La base {ϕ } es ortonormal,
j ϕk ϕ j = δ kj , entonces para k=j tenemos:

= ∑ c *j .c j .δ kj = ∑ c *j .c j = ∑ c j
2 2
Ψ
j j j

∑c
2
Si Ψ está normalizada Ψ
2
= 1 y luego j =1
j
Podemos apreciar la importancia de la normalización de la función de onda ya
2
que de no ser así, a los cj no los podríamos interpretar como
probabilidades.

En este Axioma pueden verse dos de las principales características que


diferencian a MQ de la MC

143
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

C.3) Las mediciones suelen estar cuantizadas (estados ligados, comunes en


Química), de aquí proviene la denominación: Cuántica.
C.4) La incertidumbre en el resultado de una medición.

Vemos que la MQ puede decir muy poco acerca de cómo era el sistema antes
de la medición. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el estado del sistema
inmediatamente después de la medición.

D) El CUARTO AXIOMA es rara vez mencionado en los textos de MQ,


de química, salvo en Levine. También puede verse en Gillespie (Levine, 2000,
p 194; Gillespie, 1976, p 56)

Este Axioma “perdido” afirma lo siguiente:


Inmediatamente después de una medición, si el Estado original era ϕ j , una
autofunción de  , el sistema seguirá en dicho Estado y las mediciones del
observable A pueden repetirse con el mismo resultado: aj (determinismo,
C.1).
Pero si el Estado original era Ψ y no coincidía con ninguna
autofunción ϕj de  , (caso C.2), entonces si el resultado fuera a j con una
2
probabilidad cj el Estado original Ψ es destruido y reemplazado por la

autofunción ϕ j . En consecuencia si se realizara inmediatamente otra medición


se volvería a obtener el valor de aj .

Aquí aparece una tercera característica de MQ. En MC la medición también


puede perturbar al sistema, pero ello es consecuencia del método experimental,
que puede mejorarse y hacer dicha perturbación tan pequeña como se quiera.
En cambio en MQ la perturbación del sistema por la medición es
intrínseca y viene dada por su Teoría matemática y por lo tanto no puede
eliminarse mejorando el método experimental.

En MQ observar es perturbar.

Como cada medición destruye el Estado en el caso C.2, para determinar


experimentalmente los coeficientes ck a través de la medición de las
probabilidadesΡ(ak ; Ψ ) deben realizarse mediciones sobre muchos Sistemas
en el mismo Estado Ψ (preparación del Estado).

144
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Sin embargo, la MQ si puede darnos una forma sencilla de predecir el valor


medio o de expectación A de las mediciones del observable A , es decir el
valor promedio esperado de la medida ak como,

A = Ψ Aˆ Ψ = ∫ Ψ * Aˆ Ψ.dτ

Esta fórmula no es un Axioma, se puede demostrar fácilmente.

A = Ψ Aˆ Ψ = ∑ c .ϕ Aˆ ∑ c .ϕ
i
i i
k
k k = ∑ c .ϕ ∑ c .Aˆ ϕ
i
i i
k
k k

Las ϕ k son autofunciones de  Aˆ ϕ k = ak .ϕ k

A = ∑ c .ϕ ∑ c .a .ϕ
i
i i
k
k k k =∑
i
∑ c .c .a . ϕ
k
*
i k k i ϕk = ∑
i
∑ c .c .a .δ
k
*
i k k ik

Para i=k, tenemos:

A = ∑ ck* .ck .ak = ∑ ck .ak = ∑ Ρ( A = ak Ψ ).ak


2

k k

Es decir que el valor medio es la sumatoria de todos los autovalores, cada uno
multiplicado por su probabilidad de ser medido.

El valor medio no siempre será un valor observable. El autor Levine cita, como
ejemplo, que el promedio de hijos en las familias norteamericanas es 2,2
(Levine, 1980, p 52).

Es importante insistir que el buen funcionamiento de todo lo afirmado sobre la


probabilidad de una medición, el valor medio y demás, depende de la
normalización de la función de Estado Ψ y de la ortonormalidad de las
autofunciones.

145
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

E) El QUINTO AXIOMA se refiere a la evolución en el tiempo del estado de


un sistema al que le corresponde la función de onda Ψ( x, y, z, t ) =
Ψt ( x, y, z ) .
La evolución en el tiempo de un Estado no perturbado descripto por la
función de onda Ψ( x, y, z, t ) está dada por la ecuación de Schrödinger
dependiente del tiempo:
∂Ψ − i ˆ
= HΨ (21)
∂t h
En el caso particular que el sistema se halle en un autoestado Ψn de la energía

y el operador Ĥ no dependa del tiempo:

∂Ψn − i ˆ
= HΨn y como Hˆ Ψn = En Ψn
∂t h

∂Ψn − i
Queda: = En Ψn (22)
∂t h

Ejercicio 5.II.1: Resolvamos la ecuación diferencial anterior. Tener en cuenta


que el autovalor En no depende del tiempo porque Ĥ tampoco depende del
tiempo.
dΨn − i
Reordenando (22), = En dt
Ψn h

− i
Se integra y tenemos ln Ψn = E n t + f n ( x, y , z )
h

Donde f n ( x, y , z ) es la constante de integración, la cual no depende del


tiempo.
i i
− En .t + f n ( x , y , z ) − En .t
Ψn ( x, y, z ) = e h
=e h
.e fn ( x , y , z ) (23)

146
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Si llamamos, ψ n ( x, y, z) = e f n ( x, y , z )

i
− En .t
Ψn ( x, y, z, t ) = ψ n ( x, y, z ).e h

Vemos que si el sistema se halla en un autoestado de la energía, Ψn se


descompone en el producto de una función espacial ψ ( x, y, z) y su factor
i
− En .t
de fase temporal e h
.

En este caso, la densidad de probabilidad no depende del tiempo:


2 2
Ψ =ψ , y estamos en un estado estacionario.

Entonces si Ĥ no depende del tiempo, sus autofunciones (por ejemplo los


orbitales hidrogenoides) son necesariamente estados estacionarios.
En cambio si ψ no es autofunción del Hamiltoniano y el mismo
depende del tiempo resulta una función que evoluciona temporalmente. Es lo
que ocurre cuando se produce cualquier tipo de transición en espectroscopía
(Levine, 1975, Cap 3).

F) EL SEXTO AXIOMA, se refiere a sistemas formados por partículas


idénticas.
La función de estado que contiene toda la información de un sistema de
N partículas idénticas debe ser simétrica a la permutación de dos
cualesquiera de ellas si sus espines son enteros y antisimétrica si sus
espines son semienteros.

Sistemas formados por varias partículas


Consideremos un sistema formado por N partículas, cada una de las
cuales está caracterizada, además de por sus parámetros intrínsecos fijos (masa,
r
carga eléctrica, etc.) por sus coordenadas espaciales r j = ( x j , y j , z j ) y su
estado de espín (en caso de poseerlo). Si llamamos qj al conjunto de
coordenadas espaciales y espinoriales de la partícula j la función de onda será en
general:
Ψ(q1 , q2 ,...q j ,...q N , t ) = Ψt (q1 , q2 ,...q j ,...q N )

Si consideramos ahora el diferencial de probabilidad “dP” para que cada


partícula “j” se halle en un entorno “dqj” de su posición “qj” y con un
determinado estado de espín en el tiempo “t”, tenemos:
2
dP = Ψt dq1 dq2 ... dq j ... dqN

147
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

2 *
y Ψt = Ψt .Ψt ,
será entonces la densidad de probabilidad para que las partículas 1, 2,…j…N se
hallen, en el instante “t”, en determinadas posiciones y estados de espín.
Un caso de mucho interés es aquel en el cual las N partículas sean
idénticas, como ocurre con los electrones en un átomo o molécula. En la MC,
si en un instante t identificamos las N partículas idénticas mediante su posición;
en cualquier instante posterior t+Δt dicha identificación subsiste, porque es
posible calcular la trayectoria de cada una de ellas y se pueden conocer las
posiciones individuales en función del tiempo.

Por lo tanto en la MC las partículas idénticas son distinguibles.

En cambio en MQ se presenta un hecho novedoso, el Principio de Indeterminación


impide la existencia de trayectorias. Sucede que si identificamos en el instante t
las N partículas idénticas, en un t+Δt dicha identificación se ha perdido.

En consecuencia en la MQ las partículas idénticas son indistinguibles.

Consideremos el siguiente ejemplo en un sistema estacionario unidimensional


para la función de onda de las partículas idénticas 1 y 2:

2 2
ψ ( x1 , x2 ) = A ⋅ e − x ⋅ e − ( x −1)
1 2
A: constante de normalización (24)

Si x1 = 0.8 y x2 = 0.3

2 2
ψ ( x1 , x2 ) = ψ (0.8,0.3) = A ⋅ e−0.8 ⋅ e−(0.3−1) = 0.323033 ⋅ A

Si intercambiamos x1 con x2 , es decir a la partícula 1 la ubicamos en x2 y a la


partícula 2 la ubicamos en x1:
2 2
ψ ( x2 , x1 ) = ψ (0.3,0.8) = A ⋅ e−0.3 ⋅ e−(0.8−1) = 0.878095 ⋅ A

Vemos que al intercambiar las partículas 1 y 2 la función de onda cambia, lo


cual nos permitirá distinguir ambas partículas. La función propuesta entonces
no es aceptable para describir a dos partículas indistinguibles.

En realidad debemos exigir a cualquier función Ψt , que pretenda describir un


sistema de 2 o más partículas indistinguibles, que Ψt que nos da la
2

distribución en el espacio de las N partículas y sus espines, permanezca


invariante a cualquier intercambio entre ellas.

148
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Como cualquier intercambio de las N partículas puede realizarse por


intercambios sucesivos entre 2 partículas, bastará estudiar este último caso.
Consideremos por ejemplo el intercambio de las partículas 2 y 7.
Definamos el operador permutación:

Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N ) = Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...q N )

Deberá ser:
2 2
Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N ) = Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...qN )

Esto implica que los módulos, siempre positivos, de ambas funciones de onda
deben ser iguales,
Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN ) = Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...qN )
Deducimos que estas funciones de onda solo pueden diferir en un factor de
fase, por ejemplo:
i .ε
b=e
Entonces,

Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN ) = Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...qN ) =


b.Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN )
Si aplicamos por segunda vez el mismo operador, tenemos:

Pˆ2 7 Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN ) = Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...qN )

Pero como 2 y 7 son indistinguibles, cada vez que las intercambiamos aparecerá
el factor “b”.

Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...qN ) = b.Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N )

Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N ) = b.Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...q N )

149
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N ) = b.b.Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N )

Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN ) = b 2 .Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN )


Vemos que al intercambiar dos veces las mismas partículas volvemos al estado
inicial y por lo tanto b2 = 1 b=± 1
En consecuencia el intercambio de dos partículas idénticas puede causar en la
función de onda total solamente dos efectos:

Pˆj k Ψt = +Ψt o Pˆj k Ψt = −Ψt


Se dice que en el primer caso la función de onda es simétrica respecto de la
permutación de dos partículas. En el segundo caso se dice que es antisimétrica.

Pauli demostró en 1940, mediante la mecánica cuántica relativista que el caso


simétrico se da para las partículas de espín entero, que se conocen como
bosones*1 y el caso antisimétrico se da para las partículas con espín semientero
denominadas fermiones*2.

El electrón, protón y neutrón son fermiones, en tanto que el fotón, los núcleos
de deuterio y de 14N son bosones.

En consecuencia en la MQ no relativista debemos introducir el sexto postulado


o axioma, ya mostrado al iniciar este ítem F). Para destacarlo lo mostramos
nuevamente:

La función de estado que contiene toda la información de un sistema de


N partículas idénticas debe ser simétrica a la permutación de dos
cualesquiera de ellas si sus espines son enteros y antisimétrica si sus
espines son semienteros

El enunciado del SEXTO AXIOMA también es conocido como


PRINCIPIO DE PAULI

Este principio tiene una consecuencia notable para el caso de los fermiones y
de los electrones en particular. Para las funciones de onda de un conjunto de
fermiones idénticos se cumplirá:

150
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

Pˆ2 7 Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN ) = −1.Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...q N )

Ψt (q1 ,...q7 ,...q2 ,...q N ) = − Ψt (q1 ,...q2 ,...q7 ,...qN )

Si ahora consideramos la posibilidad que los fermiones 2 y 7 ocupen la misma


posición en el espacio con el mismo estado de espín:
q 2 = q7 = c
Entonces, tenemos Ψt (q1 ,...c,...c,...q N ) = − Ψt (q1 ,...c,...c,...q N )
Por lo tanto, Ψt = − Ψt 2.Ψt = 0 Ψt = 0

2
Como la integral de Ψt sobre todo el espacio va a ser 0, la probabilidad que
se presente semejante situación es estrictamente 0.
Este fenómeno se conoce como: Repulsión de Pauli, es una repulsión
matemática, no física.

Observemos que, en principio, sería posible que dos fermiones con distinto
estado de espín ocuparan el mismo lugar. Consistentemente con este resultado
se puede demostrar (Leighton, 1959, p 244) que dos electrones con los espines
apareados (singulete) tienden a estar más cerca entre sí, que dos electrones con
espines paralelos (triplete). Como los electrones interactúan entre sí
repulsivamente, se obtiene así que el estado triplete tiene menor energía que el
estado singulete.

Como Ejercicio 5.II.2, el lector puede repetir el razonamiento para el caso


posible que dos bosones ocupen el mismo lugar con el mismo estado de espín.
Hallará que, en principio, no hay impedimento para que ello ocurra (Levine,
2000, p 295).

Construcción de una función antisimétrica

Volviendo a la ecuación (24) del ejemplo ya desarrollado:


2 2
ψ ( x1 , x2 ) = A.e − x .e − ( x −1)
1 2

Construyamos la nueva función:

1
Φ( x1 , x2 ) = [ψ ( x1 , x2 ) − Pˆ1 2ψ ( x1 , x2 )] (25)
2

151
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1
El factor se coloca para mantener normalizada a Φ.
2
Ahora en la nueva función (25), reemplazamos con (24),

A − x12 −( x2 −1)2 2 2
Φ( x1 , x2 ) = .[e .e − e − x2 .e −( x1 −1) ]
2
Se puede verificar inmediatamente que:

Pˆ1 2 Φ( x1 , x2 ) = ψ ( x2 , x1 ) = −ψ ( x1 , x2 )

Entonces, por ejemplo, con los valores que habíamos usado anteriormente:

Φ(0.3,0.8) = 0.392488228 ⋅ A
y Φ(0.8,0.3) = − 0.392488228 ⋅ A

Ejercicio 5.II.3, se puede probar en general que, si dada una expresión como
(25), pero para g y f
1
g ( x1 , x2 ) = [ f ( x1 , x2 ) − Pˆ1 2 f ( x1 , x2 )]
2
Se tiene:
Pˆ1 2 g ( x1 , x2 ) = − g ( x1 , x2 )]

Si escribimos ψ ( x1 , x2 ) como un producto de funciones:


−x2 −( x2 −1) 2
ϕ a ( x1 ) = B.e 1
y ϕb ( x2 ) = C.e con B.C = A

Entonces, con: ψ ( x1 , x2 ) = ϕ a ( x1 ).ϕ b ( x2 )

Y la función antisimetrizada Φ , resulta:

152
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

1
Φ( x1 , x2 ) = [ϕ a ( x1 ).ϕb ( x2 ) − ϕ a ( x2 ).ϕ b ( x1 )]
2
Que puede escribirse como un determinante de 2 x 2:

1 ϕ a ( x1 ) ϕb ( x1 )
Φ( x1 , x2 ) =
2 ϕ a ( x2 ) ϕ b ( x2 )
En el determinante, vemos que en cada columna está la misma función aplicada
a las partículas 1 y 2; y en cada fila están las dos funciones aplicadas a la misma
partícula.
Nosotros seguimos la convención de Levine, que coloca en cada fila la
misma partícula y en cada columna la misma función. Algunos autores siguen la
convención contraria.
Procedemos a generalizar esta idea para un sistema de N fermiones
idénticos, por ejemplo, electrones. Para ello tomamos cada electrón “j” y una
función unielectrónica orbital-espín φn ( q j )
Para mayor simplicidad, suponemos que estamos en un estado estacionario, de
modo que no aparece el tiempo:

ϕn ( x j , y j , z j ) . α ( j)
φn ( q j ) = o
ϕn ( x j , y j , z j ) . β ( j)

α ( j) y β ( j ) , son los dos posibles estados del espín del electrón y ϕ n es


un orbital cualquiera, que podría ser un orbital hidrogenoide.
Entonces, la función polielectrónica ψ será un determinante de “Slater”:

φa (q1 ) φb (q1 ) ... ... φn (q1 )


φa (q2 ) φb (q2 ) ... ... φn (q2 )
1
ψ (q1.........q N ) = ... ... ... ... ...
N!
... ... ... ... ...
φa (q N ) φb (q N ) ... ... φn (q N )

153
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1
, es el factor de normalización.
N!
Recordemos que una propiedad general de los determinantes es que el
intercambio de dos filas o dos columnas cambia el signo de ellos. De lo cual, se
deduce que un determinante con dos filas o dos columnas iguales es nulo.
Entonces, si por ejemplo los electrones 1 y 2 tienen las mismas
coordenadas espaciales y de espín, el determinante tendrá dos filas iguales. Sea,
q1= q2=k,

φa (k ) ... φb (k ) ... φn (k )
φa (k ) ... φb (k ) ... φn (k )
1
ψ (k , k , q3 ......q N ) = ... ... ... ... ...
N!
... ... ... ... ...
φa (q N ) φb (q N ) ... ... φn (q N )
Por lo tanto, ψ (k , k , q3 ......q N ) = 0
Como ya hemos visto para el caso de dos electrones en el mismo lugar y estado
de espín.

Hay otro caso, en el cual dos electrones tienen asignadas la misma función
orbital-espín, supongamos que sea φa:

φa (q1 ) φa (q1 ) ... ... φn (q1 )


φa (q2 ) φa (q2 ) ... ... φn (q2 )
1
ψ (q1.........q N ) = ... ... ... ... ...
N!
... ... ... ... ...
φa (q N ) φa (q N ) ... ... φn (q N )
El determinante tiene ahora dos columnas iguales y será:
ψ (q1 , q2 , q3 ......q N ) = 0
En consecuencia una función orbital-espín no puede “estar ocupada” por más
de un electrón. Para cualquier orbital, solo pueden originarse dos orbitales-
espín.
Se tiene así, el famoso Principio de Exclusión de Pauli:

154
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

En un sistema constituido por fermiones (electrones) idénticos, una


función orbital no puede ser asignada a más de dos fermiones o lo que es
lo mismo, ocupada por más de dos fermiones.
Ejercicio 5.II.4: Si llamamos 1s al orbital hidrogenoide ψ 100 1s = ψ 100
Dadas las funciones orbital-espín: 1s(qj) α(j) y 1s(qj) β(j)
La función de onda para dos electrones en el orbital 1s será,

1 1s(q1 )α (1) 1s(q1 ) β (1)


ψ (q1 , q2 ) =
2 1s(q2 )α (2) 1s(q2 )α (2)
Si quisiéramos ubicar 3 electrones en el orbital 1s, tendríamos:

1s(q1 )α (1) 1s(q1 ) β (1) 1s(q1 )α (1)


1
ψ (q1 , q2 , q3 ) = 1s(q2 )α (2) 1s(q2 )β (2) 1s(q2 )α (2)
3!
1s(q3 )α (3) 1s(q3 )β (3) 1s(q3 )α (3)

Y, como la primera y tercera columnas son iguales tenemos que


ψ (q1 , q2 , q3 ) = 0
El Principio de Exclusión de Pauli evita que en un átomo todos sus electrones se
ubiquen en el orbital ψ 100 = 1s , el nivel más bajo de energía. Al ubicarse solo
dos electrones por orbital, a partir del quinto elemento (boro) se comienzan a
ocupar los orbitales con l ≠ 0 que carecen de simetría esférica y muestran
orientaciones espaciales, dando origen a la unión química direccional.

Hay que tener en cuenta que un determinante de Slater constituido por


orbitales-espín hidrogenoides es en realidad una aproximación de orden 0, en la
cual se ignoran las repulsiones interelectrónicas. En este contexto, expresar la
función de onda polielectrónica como un determinante implica representarla
como sumas y restas de productos de funciones de onda unielectrónicas. Estos
productos de funciones unielectrónicas, de electrones que no interactúan, son
coherentes con la naturaleza probabilística de las funciones de onda, ya que las
probabilidades de eventos independientes se multiplican.

Cuando se tienen en cuenta las repulsiones interelectrónicas, como en el


método de Hartree-Fock del Campo Autoconsistente, los orbitales de Slater
constituyen una base respecto de la cual se desarrolla la función de onda
polielectrónica (Levine, 2000, Cap 11).

155
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Aunque el Principio de Exclusión de Pauli surge de una aproximación y en


consecuencia es más “débil” que el Principio de Pauli, es en definitiva el que
determina la estructura de la Tabla Periódica.

Puede decirse que el Principio de Exclusión de Pauli ha sido avalado por la Tabla
Periódica.

*1 Bosones: siguen la estadística de Bose-Einstein.

*2 Fermiones: siguen la estadística de Fermi-Dirac.

156
Capítulo V: II. Los principios de la Mecánica Cuántica (MQ)

MAPA CONCEPTUAL

Principio de indeterminación

No hay trayectorias

Las partículas idénticas son indistinguibles


Ecuación de Schrödinger

Independiente del tiempo

Principio de Pauli
Funciones de onda
Simétricas o antisimétricas Orbitales Hidrogenoides

Determinantes de Slater

Principio de Exclusión de Pauli

Principio de Aufbau Unión


Química
direccional

Tabla Periódica

Nos parecieron muy oportunas las siguientes palabras de Popper, aunque el


autor no se refería específicamente a este caso:
“Esto muestra, sorprendentemente, que una hipótesis como la del indeterminismo puede tener
consecuencias estructurales” (Popper, 1985).

157
Capítulo V: III. Cómo se obtienen los orbitales hidrogenoides reales

III) COMO SE OBTIENEN LOS ORBITALES HIDROGENOIDES


REALES

Dado que los orbitales atómicos hidrogenoides provenientes de la resolución de


la ecuación de Schrödinger son mayoritariamente funciones complejas, resulta
difícil su visualización gráfica*.
El teorema que vamos a demostrar permite convertir los orbitales
hidrogenoides en una base ortonormal constituida exclusivamente por
funciones reales aunque esto implique cierta pérdida de información, como
veremos en un ejemplo más adelante.
Es necesario demostrar la siguiente propiedad general de los Espacios
de Hilbert (Cap.5, II. A):

Si en una base ortonormal (que es el caso de los orbitales


hidrogenoides), se reemplazan dos de sus constituyentes cualesquiera
por su suma y su diferencia, multiplicadas por constantes adecuadas, se
obtiene una nueva base ortonormal.

{
Es decir que si se tiene la base φ1 ; φ 2 ;...φ k ;...φ q ;...} = Β1
Que es ortonormal: φ i φ j = δ ij ∀ i, j dónde

∫∫∫ϕ ϕ dxdydz = δ ij ∀
*
i j i, j

Si se construye otra base en la que φ k y φ q están reemplazados por su suma y


diferencia:
{
Β 2 = φ1 ; φ 2 ;...cte + (φ k + φ q )...;...cte − (φ k − φ q );...} , sigue verificándose la
ortonormalidad.

Empecemos por ver que φ + = cte + (φ k + φ q ) es ortogonal a cualquier φ j


de la base anterior que sigue estando en la nueva base.

φ j φ + = φ j cte+ (φ k + φ q ) = cte+ φ j φ k + cte+ φ j φ q


φ j φ − = cte+ (δ jk + δ jq ) = cte+ ⋅ 0 = 0

Porque j≠k y j≠q porque φ k y φ q ya no están en la nueva base.


Análogamente se prueba que
φ j φ− = 0
Solo resta probar que φ+ y φ− son también ortogonales entre sí:

159
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

φ + φ − = cte+ (φ k + φ q cte− (φ k − φ q ) = cte+∗ cte− [ φ k φ k +


+ φq φk − φk φq − φq φq ]

φ + φ − = cte+∗ cte− (δ kk + δ qk − δ kq − δ qq ) = cte+∗ cte− (1 + 0 − 0 − 1) = 0


Ahora solamente resta normalizar las dos nuevas bases φ+ y φ− mediante la
elección de las constantes cte+ y cte−
Por ejemplo consideremos el caso de φ− :
2
Deseamos que φ− = φ− φ− = 1
2
φ− = φ− φ − = cte− (φ k − φ q cte− (φk − φ q ) = cte−∗ cte− [ φ k φ k −
φk φq − φq φk +
2 2
+ φ q φ q ] = cte− (1 − 0 − 0 + 1) = cte− ⋅ 2 = 1
2 1
∴ 1 = cte − ⋅ 2 y cte− =
2
Vemos que si en general cte− es un número complejo su módulo queda
1
perfectamente determinado y vale , pero no ocurre lo mismo con su
2
e iθ
argumento θ que permanece indeterminado: cte− =
2
Esta es una propiedad característica de las funciones de onda, están
siempre indeterminadas en un factor de fase e iθ .
Este factor de fase puede elegirse o bien arbitrariamente o con el objeto
de lograr dotar de alguna propiedad útil a las nuevas funciones base.
Un ejemplo de lo anterior es la transformación de los orbitales
hidrogenoides complejos a reales. En general un orbital hidrogenoide tiene la
forma, en coordenadas esféricas:
e imϕ
Ψnlm (r , θ , ϕ ) = ℜ nl (r ) ⋅ Ylm (θ , ϕ ) = ℜ nl (r ) ⋅ S lm (θ ) ⋅ = f nlm (r ,θ ) ⋅ e imϕ

n = 1, 2, ...
Con l = 0, 1, ... n-1
-l ≤ m ≤ l
La función f nlm ( r , θ ) es siempre real, mientras que e imϕ es compleja salvo si
m=0.

160
Capítulo V: III. Obtención de los orbitales hidrogenoides reales

Ψnlm (r ,θ ,ϕ ) = f nlm (r ,θ ) ⋅ (cos mϕ + i ⋅ senmϕ )


Si m=0 el orbital hidrogenoide es real:
Ψnl 0 (r ,θ ,ϕ ) = f nl 0 (r ,θ )
Ahora tomamos parejas de orbital hidrogenoide con los mismos
números cuánticos n y l y valores de m≠0 pero de signo contrario lo cual
siempre es posible ya que para cada m existe un –m. Dichos orbitales
hidrogenoides son conjugados: Ψnl , − m ( r , θ , ϕ ) = Ψn*lm (r , θ , ϕ )
Como los orbitales hidrogenoides constituyen una base ortonormal, si
aplicamos la propiedad demostrada anteriormente y reemplazamos
Ψnlm y Ψnl , − m por su suma y su diferencia, obtendremos otra base
ortonormal.
Pero teniendo en cuenta que dichos orbitales son conjugados:
e imϕ + e − imϕ
= 2 ⋅ cos mϕ = 2 ⋅ Re( e imϕ )
e imϕ − e − imϕ
= 2 ⋅ i ⋅ sen mϕ = 2 ⋅ i ⋅ Im(e imϕ )
Resulta,
Ψnl m c ( r ,θ ,ϕ ) = cte+ f nl m ( r ,θ ) ⋅ 2 cos mϕ
Ψnl m s (r ,θ ,ϕ ) = cte− f nl m ( r ,θ ) ⋅ 2 i sen mϕ
e iθ
Donde las constantes son de la forma
2
La primera es una función evidentemente real, de modo que elegimos θ = 0:
1
cte + =
2
La segunda parecería en principio una función imaginaria, pero si elegimos
3
θ = π ≡ 270 o
2
3
i ⋅ .π 3 3
e 2
= cos π + i ⋅ sen π = −i
2 2
Y como i.(-i) = 1 obtenemos otra función real. Entonces,
2
Ψnl m c (r ,θ ,ϕ ) = f nl m (r ,θ ) ⋅ cos mϕ
2
2
Ψnl m s (r ,θ ,ϕ ) = f nl m (r ,θ ) ⋅ sen mϕ
2
Finalmente teniendo en cuenta que:
1
f nlm (r ,θ ) = ℜ nl (r ) ⋅ S l m (θ ) ⋅

Resulta:

161
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1
Ψnl m c (r , θ , ϕ ) = ℜ nl (r ) ⋅ S l m (θ ) ⋅ cos mϕ
π
1
Ψnl m s (r , θ , ϕ ) = ℜ nl (r ) ⋅ S l m (θ ) ⋅ sen mϕ
π
Repitiendo este proceso para cada pareja de orbitales hidrogenoides conjugados
obtenemos los orbitales hidrogenoides reales. Veremos en el ejercicio A que el
precio que hay que pagar por estos orbitales hidrogenoides reales es que no son
autofunción del operador L̂ z , si bien siguen siendo autofunción de L̂2 y Ĥ .
Como los niveles de energía de un átomo polielectrónico dependen de los
números cuánticos n y l (en un átomo hidrogenoide solo de n), los orbitales
hidrogenoides reales siguen siendo útiles en la descripción de los átomos.
Esta degeneración de los niveles de energía de los átomos respecto del
número cuántico m se rompe en presencia de un campo magnético (efecto
Zeeman).

Ejemplos
Consideremos ahora un ejemplo de los conceptos introducidos
relacionado con los orbitales hidrogenoides.
Ejemplo 5.III.1:
Sean los orbitales atómicos con ψ 21m compleja, en coordenadas esféricas
polares:

eimϕ
ψ 21m (r,θ ,ϕ ) = ℜ21 (r ).S1m (θ ).

Teniendo en cuenta que,
5
ζ 2 −
1
⋅ζ 2 r
ℜ 21 (r ) = 2
⋅e 2
⋅r
4!
2 3!
S10 (θ ) = − ⋅ ⋅ cosθ
2 2
1 3!
S11 (θ ) = ⋅ ⋅ senθ
2 2
1 3!
S1, −1 (θ ) = − ⋅ ⋅ senθ
2 2

162
Capítulo V: III. Obtención de los orbitales hidrogenoides reales

Obtenemos, reemplazando en ψ 21m ,


5
ζ ⎛ 2 ⎞ 3!
1
2 − ⋅ζ 2 r e0
ψ 210 = ⋅ r ⋅ ⎜⎜ − ⎟⋅
⋅e ⎟ 2 ⋅ cosθ ⋅ 2π
2 2

4! ⎝ 2 ⎠
5
ζ 2 −
1
⋅ζ 2 r 1 3! e iϕ
ψ 211 = 2
⋅e 2
⋅r ⋅ ⋅ ⋅ senθ ⋅
4! 2 2 2π
5
− iϕ
ζ 2 −
1
⋅ζ 2 r ⎛ 1 ⎞ 3! e
ψ 21, −1 = 2
⋅e 2
⋅ r ⋅⎜− ⎟⋅ ⋅ senθ ⋅
4! ⎝ 2⎠ 2 2π

Operando con las constantes numéricas,


5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ .e 2 2
ψ 210 = − 2
⋅ r ⋅ cosθ
4 2π
5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e 2 2
ψ 211 = 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ e iϕ
4 2 2π
5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e 2 2
− iϕ
ψ 21, −1 = − 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ e
4 2 2π


Si aplicamos a las 3 funciones el operador Lˆ z = −i.h correspondiente a
∂ϕ
r
la componente Lz del vector impulso angular L resulta:


Lˆ zψ 210 = −i.h ψ 210 = 0 = 0.ψ 210 , la función no depende de ϕ y
∂ϕ
r
resulta una autofunción de L̂z para el autovalor 0 de la proyección de L sobre
el eje z.

163
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Para ψ 211 tengamos en cuenta que al aplicar el operador sobre el exponencial,


resulta:

∂ iϕ
− i.h e = −i.h.i.e iϕ = h.e iϕ , y por lo tanto Lˆ zψ 211 = h.ψ 211
∂ϕ

Y análogamente: Lˆ zψ 21, −1 = −h.ψ 21, −1

En consecuencia diremos que ψ 211 , ψ 210 y ψ 21, −1 son autofunciones de


L̂z para los autovalores + h, 0, −h .
Por ejemplo, en el auto Estado ψ 211 se medirá con certeza el valor de
r
+ h para la proyección Lz del vector L sobre el eje z,ψ 211 permanecerá
intacto. Análogamente ocurrirá en los autoestados ψ 210 y ψ 21, −1 con 0 y
−h.

Ahora vamos a analizar los orbitales reales 2pz, 2py y 2px.

El orbital 2pz 2 pz = ψ 210 , ya vimos que es autofunción de L̂z para


Lz = 0
Busquemos las expresiones en coordenadas polares esféricas para 2py, 2pz en el
Apéndice II:

5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e2 2
2 py = ψ 211s = 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ
4 2π
5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e 2 2
2 px = ψ 211c = − 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ cosϕ
4 2π
Si aplicamos L̂z a 2py

164
Capítulo V: III. Obtención de los orbitales hidrogenoides reales

⎛ 52 − 12⋅ζ 2 r ⎞
⎜ ζ ⋅ e ⎟
Lˆ z (2 py) = Lˆ z (ψ 211s ) = Lˆ z ⎜ 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ ⎟ =
⎜ 4 2π ⎟
⎝ ⎠
⎛ 5 − 1 ⋅ζ 2 r ⎞
∂ ⎜ ζ 22 ⋅ e 2 ⎟
= −i.h ⎜ ⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ ⎟
∂ϕ ⎜ 4 2π ⎟
⎝ ⎠
5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e 2 2
Lˆ z (2 py) = −i.h 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ cosϕ
4 2π

Lˆz (2 py) = Lˆz (ψ 211s ) = −i.h.ψ 211c

Observemos que ψ 211c es el orbital 2px, por lo tanto reemplazando en la


igualdad anterior:

Lˆz (2 py) = −i.h.(2 px)  

Luego 2py, ¡¡ no es autofunción de L̂z !!

¿Qué ocurriría si se midiera L̂z en el Estado 2py?


Para ello debemos primero desarrollar 2py en términos de las autofunciones de
L̂z . En este caso resulta fácil, recordemos la siguiente relación:

( ) ( )
− iϕ
e iϕ − e i iϕ − iϕ i − iϕ
senϕ = =− e −e = e − e iϕ
2i 2 2

Reemplazando en 2py:

165
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

5 1
− ⋅ζ 2 r
ζ ⋅e
(
i − iϕ iϕ
),
2 2
2 py = ψ 211s = 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ e −e
4 2π 2
1 1 1
considerando =
2 2 2
5 1 5 1
− ⋅ζ 2 r − ⋅ζ 2 r
i ζ ⋅e 2 2
− iϕ i ζ ⋅e 2 2
2 py = 2
⋅ r ⋅ senθ ⋅ e − ⋅ r ⋅ senθ ⋅ eiϕ 2

2 4 2 2π 2 4 2 2π
i i
2 py = ψ 211s = − ⋅ψ 21, −1 − ⋅ψ 211
2 2
−i
2 py = ψ 211s = c1 ⋅ψ 21, −1 + c2 ⋅ψ 211 con c1 = c2 =
2
Según la MQ si medimos el observable Lz en un gran número de orbitales
reales 2py obtendremos los autovalores correspondientes a ψ 21, −1 y ψ 211 de
modo imprevisible pero con las probabilidades que se calculan a continuación:

*
⎛ −i ⎞⎛ −i ⎞ 1
−h con probabilidad c1.c = ⎜
*
1 ⎟.⎜ ⎟ =
⎝ 2 ⎠⎝ 2 ⎠ 2
*
⎛ −i ⎞⎛ −i ⎞ 1
+h con probabilidad c2 .c = ⎜
*
2 ⎟.⎜ ⎟ =
⎝ 2 ⎠⎝ 2 ⎠ 2

Si se mide Lz = +h , el Estado 2py real queda destruido y pasa


inmediatamente después de la medición al autoestado ψ 211 que es una función
compleja.

Se mide +h
2py ψ 211
Se mide −h
2py ψ 21, −1

166
Capítulo V: III. Obtención de los orbitales hidrogenoides reales

Este es un ejemplo en el cual el valor medio de Lz sería 0, valor que nunca


es medido en este caso. El mismo razonamiento es aplicable al orbital 2px.

Vemos que el precio que hay que pagar para que los orbitales hidrogenoides
sean todos funciones reales es que aquellas con un m≠0 no serán ya
autofunciones de L̂z , pero seguirán siendo autofunciones de L̂2 y del

Hamiltoniano Ĥ con autovalores de la energía bien definidos.


Ejemplo 5.III.2:
Vamos a analizar el concepto de degeneración. En los orbitales
hidrogenoides el electrón tiene el mismo estado energético en todos los
orbitales correspondientes al mismo número cuántico “n”. ¿Sucede lo
mismo con los demás observables?

A partir de los axiomas de la MQ, se demostraron las propiedades de los


conmutadores. Los operadores  y B̂ conmutan si y solo si es posible hallar un
conjunto completo de autofunciones comunes a ambos. Conmutar significa que
si se cambia el orden de aplicación de los operadores el resultado es el mismo.

[ Aˆ ; Bˆ ] = Aˆ .Bˆ − Bˆ . Aˆ = 0

Esta propiedad implica que existe un conjunto completo de funciones {ϕ j }


tales que cumplen:
Aˆ ϕ j = a j .ϕ j y Bˆ ϕ j = b j .ϕ j
Esto vale para más de dos operadores siempre que todos conmuten, por
ejemplo:

Ĥ ; L̂2 ; L̂z , para ellos se verifica [ Hˆ ; Lˆ2 ] = 0 = [ Hˆ ; Lˆ z ] = [ Lˆ2 ; Lˆ z ]


Entonces tiene que existir una base completa común a todos y que son los
orbitales atómicos en la forma compleja: ψ nlm

ψ 300 ; ψ 310 ; ψ 311 ; ψ 31−1 ; ψ 320 ; ψ 321 ; ψ 32−1 ; ψ 322 ; ψ 32−2


3s 3pz 3dz2

Hˆ ψ nlm = Enψ nlm ; Lˆ2ψ nlm = l(l + 1)h 2ψ nlm ; Lˆ zψ nlm = mhψ nlm

167
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Estas expresiones pueden encontrarse en cualquiera de los libros de Cuántica


citados. Aplicando las expresiones anteriores a las funciones de nuestro
problema, tenemos:

Hˆ ψ 3lm = E3ψ 3lm nueve funciones con el mismo valor de energía


2
1 ⎛ Ze 2 ⎞ 1 1 h2 ⋅ Z 2 1
En = − μ N ⎜⎜ ⎟⎟ . 2 = − ⋅
2 ⎝ 4πε 0 h ⎠ n 2 μ N ⋅ a N2 n 2
2
1 ⎛ Ze 2 ⎞ 1
E3 = − μ N ⎜⎜ ⎟ .
2 ⎝ 4πε 0 h ⎟⎠ 32
Lˆ2ψ 300 = l(l + 1)h 2ψ 300 = 0.ψ 300
Lˆ2ψ 31m = l(l + 1)h 2ψ 31m = 2h 2 .ψ 31m triple degeneración

Lˆ2ψ = l(l + 1)h 2ψ = 6h 2 .ψ


32 m 31m 32 m quíntuple degeneración

A continuación mostramos solamente los resultados de aplicar L̂z para m≠0,


Lˆ zψ 311 = hψ 311 ; Lˆ zψ 31−1 = −hψ 31−1
Lˆ ψ = hψ
z 321 321 ; Lˆ ψ
z 32−1= −hψ 32−1

Lˆ zψ 322 = 2h.ψ 321 ; Lˆ zψ 32−2 = −2h.ψ 32−2

Por lo tanto, los orbitales serían todos distintos.

Sin embargo, cuando consideramos a las funciones orbitales reales, por


ejemplo, para ℓ=2:
Hˆ ψ 322 s = E3ψ 322 s
Lˆ2ψ 322s = l(l + 1)h 2ψ 322s = 6h 2 .ψ 322 s
Lˆ ψ
z = −i.h.ψ
322 s 322c no es autofunción

*Por ejemplo, si se construyeran superficies de nivel correspondientes a un dado módulo constante de la


función compleja, todos los orbitales con el mismo número cuántico “ℓ ” y el mismo módulo de “m”
tendrían la misma representación gráfica, (Breneman, 1988).

168
Capítulo V: IV. Propiedades de los conmutadores y su empleo

IV) PROPIEDADES DE LOS CONMUTADORES Y SU EMPLEO

El orden en que se aplican los operadores en MQ es relevante, ya que puede


ocurrir que no conmuten. El Conmutador es un Superoperador que pone esto en
evidencia:
[ Bˆ ; Cˆ ] = Bˆ .Cˆ − Cˆ .Bˆ
B̂ y Ĉ conmutan [ Bˆ ; Cˆ ] = 0
Las propiedades más importantes del Conmutador son:
i) [ Bˆ ; Cˆ ] = −[Cˆ ; Bˆ ]
ii) [ Bˆ ; Bˆ n ] = 0
iii)[cte.Bˆ ; Cˆ ] = [ Bˆ ; cte.Cˆ ] = cte.[ Bˆ ; Cˆ ]
ˆ ; Cˆ + Dˆ ] = [ Bˆ ; Cˆ ] + [ Bˆ ; Dˆ ]
iv) [ B

[ Bˆ + Cˆ ; Dˆ ] = [ Bˆ ; Dˆ ] + [Cˆ ; Dˆ ]
ˆ .Cˆ ; Dˆ ] = Bˆ .[Cˆ ; Dˆ ] + [ Bˆ ; Dˆ ].Cˆ
v) [ B

[ Bˆ ; Cˆ .Dˆ ] = Cˆ .[Bˆ ; Dˆ ] + [ Bˆ ; Cˆ ].Dˆ


Estas propiedades se demuestran fácilmente con solo desarrollar ambos
miembros.

A) Evaluemos los conmutadores utilizando algunos de los operadores


introducidos:
A.1)
[ xˆ;Vˆ ( x, y, z )] = x.V ( x, y, z ) − V ( x, y, z ).x = 0
= [ yˆ ;Vˆ ( x, y, z )] = [ zˆ;Vˆ ( x, y, z )]
Por ser operadores multiplicativos.
A.2)
[ pˆ x2 ; pˆ x ] = [ pˆ y2 ; pˆ y ] = [ pˆ z2 ; pˆ z ] = [ pˆ x ; pˆ y ] = [ pˆ x ; pˆ z ] = [ pˆ y ; pˆ z ] = 0
Los primeros tres conmutadores son 0 por la propiedad ii). Los demás son 0
por ser derivadas parciales respecto de distintas variables independientes:
∂ ∂ ∂ ∂
=
∂x ∂y ∂y ∂x
Por la misma razón también conmutan:
[ pˆ x ; yˆ ] = [ pˆ x ; zˆ] = [ pˆ y ; xˆ ] = [ pˆ y ; zˆ] = [ pˆ z ; xˆ ] = [ pˆ z ; yˆ ] = 0

169
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

B) Veamos ahora casos de operadores que no conmutan:

B.1)
∂ ⎛ ∂ ⎞ ⎛ ∂ ∂ ⎞
[ pˆ x ; xˆ ] = −i.h .x − x.⎜ − i.h ⎟ = −i.h.⎜ .x − x. ⎟
∂x ⎝ ∂x ⎠ ⎝ ∂x ∂x ⎠
Para hallar el conmutador, supongamos que lo aplicamos a una función f(x,y,z),

⎛ ∂ ∂f ⎞ ⎛ ∂f ∂x ∂f ⎞
[ pˆ x ; xˆ ]( f ) = −i.h.⎜ ( x. f ) − x. ⎟ = −i.h.⎜ x. + f . − x. ⎟
⎝ ∂x ∂x ⎠ ⎝ ∂x ∂x ∂x ⎠
[ pˆ x ; xˆ ]( f ) = −i.h. f ( x , y , z )
[ pˆ x ; xˆ ] = −i.h = [ pˆ y ; yˆ ] = [ pˆ z ; zˆ ]

B.2)
[ pˆ x2 ; xˆ ] = pˆ x [ pˆ x ; xˆ ] + [ pˆ x ; xˆ ]. pˆ x = pˆ x .(−i.h) + (−i.h). pˆ x = −2i.h. pˆ x
[ pˆ x2 ; xˆ ] = −2i.h. pˆ x , Análogamente sucede para y,z

B.3)
∂ ∂
[Vˆ ( x, y, z ); pˆ x ] = V ( x, y, z ).(−i.h ) − (−i.h ) .V ( x, y, z )
∂x ∂x
Si lo hacemos simbólicamente,
⎛ ∂ ∂ ⎞
[Vˆ ( x, y , z ); pˆ x ]( ) = ( −i.h )⎜V ( x, y, z ). ( ) − .V ( x, y , z )( ) ⎟
⎝ ∂x ∂x ⎠
[Vˆ ( x, y , z ); pˆ x ]( ) = ( −i.h )
⎛ ∂ ∂ ∂V ( x , y , z ) ⎞
⎜V ( x, y , z ). ( ) − V ( x, y , z ) ( ) − ( )⎟
⎝ ∂ x ∂ x ∂ x ⎠
∂V ( x, y, z )
[Vˆ ( x, y , z ); pˆ x ] = i.h
∂x
Y si consideramos el operador-vector,
r r r
p̂ [Vˆ ( x, y , z ); pˆ ] = i.h∇V ( x, y , z )
Ver el CAPÍTULO V, II, p 139.

170
Capítulo V: V. Evolución temporal del valor medio de un observable

V) EVOLUCIÓN TEMPORAL DEL VALOR MEDIO DE UN


OBSERVABLE

Consideremos un observable A que se mide en un estado Ψ cualquiera. El


valor medio será:
A = Ψ Aˆ Ψ
Si queremos saber cómo A evoluciona en el tiempo, hallamos la derivada
respecto del tiempo:

d d d
A = Ψ Aˆ Ψ = ∫ ∫ ∫ Ψ * Aˆ (Ψ)dxdydz =
dt dt dt −∞

d
=∫ ∫ ∫ dt [Ψ Aˆ (Ψ)]dxdydz =
*

−∞

∂Aˆ

∂Ψ * ˆ ∂Ψ
= ∫ ∫ ∫[ A(Ψ) + Ψ * Aˆ + Ψ* Ψ ]dxdydz =
−∞
∂t ∂t ∂ t
∞ ∞
∂Ψ * ˆ ∂Ψ
= ∫ ∫∫ A(Ψ )dxdydz + ∫ ∫ ∫ Ψ * Aˆ dxdydz +
−∞
∂t −∞
∂t
∂Aˆ

+∫ ∫∫ Ψ *
Ψdxdydz =
−∞
∂t
∂Ψ ˆ ∂Ψ ∂Aˆ
= AΨ + Ψ Aˆ + Ψ Ψ
∂t ∂t ∂t

Recordando el QUINTO AXIOMA:


∂Ψ i
= − Hˆ Ψ
∂t h
Estamos en condiciones de expresar la variación temporal del observable:

d A i ⎛ i ⎞ ∂Aˆ
= − Hˆ Ψ Aˆ Ψ + Ψ Aˆ ⎜ − Hˆ Ψ ⎟ + Ψ Ψ
dt h ⎝ h ⎠ ∂t

Teniendo en cuenta que el operador Ĥ es hermítico,

171
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

i ˆ i ˆ i
− HΨ Aˆ Ψ = HΨ Aˆ Ψ = Ψ Hˆ Aˆ Ψ
h h h
⎛ i ⎞ i
y Ψ Aˆ ⎜ − Hˆ Ψ ⎟ = − Ψ Aˆ Hˆ Ψ
⎝ h ⎠ h

d A
Reemplazando en ,
dt
d A i i ∂Aˆ
= Ψ Hˆ Aˆ Ψ − Ψ Aˆ Hˆ Ψ + Ψ Ψ
dt h h ∂t

d A i ∂Aˆ
= Ψ ( Hˆ Aˆ − Aˆ Hˆ )Ψ + Ψ Ψ
dt h ∂t
Si definimos el conmutador de dos operadores B̂ y Ĉ , como
[ Bˆ ; Cˆ ] = Bˆ Cˆ − Cˆ Bˆ
d A i ∂Aˆ
Es posible expresar, = Ψ [ Hˆ ; Aˆ ]Ψ + Ψ Ψ
dt h ∂t

Si el operador  no depende del tiempo (lo cual es muy común):


d A i
= Ψ [ Hˆ ; Aˆ ]Ψ
dt h
La importancia de esta ecuación radica en que si un operador conmuta con el
[ ]
ˆ = 0 , entonces la propiedad correspondiente a dicho
Hamiltoniano, Hˆ ; A
d A
operador se conserva, ya que =0
dt

Sobre las propiedades de los Conmutadores y de los Operadores puede


consultarse la bibliografía correspondiente (Levine, 2000, pp 35-40).

172
Capítulo V: VI. El principio de correspondencia. El Teorema de Ehrenfest

VI) EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA


TEOREMA DE EHRENFEST

Calculemos la derivada respecto del tiempo del valor medio de la posición de


una partícula de masa m. Podríamos considerar a dicha derivada como la
velocidad media de la partícula. Si la partícula se halla en el estado definido por
la función de onda Ψ(x,y,z), para la componente x de la velocidad, tendremos:

d i
υx = x = Ψ [ Hˆ ; xˆ ]Ψ
dt h
Si calculamos el conmutador,
1
[ Hˆ ; xˆ ] = [ ( pˆ x2 + pˆ y2 + pˆ z2 ) + V ( x, y, z ); x]
2m

Aplicando los resultados anteriores,


1
[ Hˆ ; xˆ ] = {[ pˆ x2 ; xˆ ] + [ pˆ y2 ; xˆ ] + [ pˆ z2 ; xˆ ]) + [V ( x, y, z ); xˆ ]}
2m

0 0 0

1 1 i.h
[ Hˆ ; xˆ ] = [ pˆ x2 ; xˆ ] = .(−2i.h ) pˆ x = − . pˆ x
2m 2m m

d i i.h 1
υx = x = Ψ − pˆ x Ψ = px
dt h m m

Y análogamente para υ y y υz
r
∴ υ
r
=
d r
=
1 r
p
dt m

∴ r r
p = m. υ ,

r r
que corresponde a la ecuación de la Mecánica Clásica p = m.υ

Derivemos ahora respecto del tiempo el valor medio del impulso:


d r i r
p = Ψ [ Hˆ ; pˆ ]Ψ
dt h

173
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

r
Si lo hacemos para cada componente del Operador vector p̂ :

d i
pˆ x = Ψ [ Hˆ ; pˆ x ]Ψ
dt h
Calculando el conmutador:
1
[ Hˆ ; pˆ x ] = [ ( pˆ x2 + pˆ y2 + p z2 ) + V ( x, y, z ); pˆ x ] = [V ( x, y, z ); pˆ x ]
2m
Ya que evidentemente p̂ x conmuta con p ˆ x2 , pˆ y2 y pˆ z2

∂V ( x, y, z )
Vimos que, [Vˆ ( x, y, z ); pˆ x ] = i.h
∂x
Entonces:
r r ⎛ ∂V ∂V ∂V ⎞ r
[ Hˆ ; pˆ ] = [V ( x, y, z ); pˆ ] = i.h⎜⎜ ; ; ⎟⎟ = i.h∇V ( x, y, z )
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠

d r i r r r
∴ p = Ψ i.h∇VΨ = − Ψ ∇VΨ = − ∇V
dt h
Pero la fuerza es el gradiente de la energía potencial cambiado de signo,
r r
F = −∇ V ( x , y , z )

d r r
∴ p = F
dt
r
r r dυ r
y como p = m. υ m. = F
dt
Si a la derivada respecto del tiempo del valor medio de la velocidad la llamamos
r r r
aceleración media a , tenemos: m. a = F ,
r r
que se corresponde con la Segunda Ley de Newton F = m.a

174
Capítulo V: VI. El principio de correspondencia. El Teorema de Ehrenfest

∂V ∂V ∂V
Si V(x,y,z)=cte = = =0
∂x ∂y ∂z

d r r
p = − ∇V = 0
dt
r r
p = m υ = cte

Esta última expresión se corresponde con la Primera Ley de Newton de inercia.

La función de onda de una partícula clásica vale prácticamente cero en todos


los puntos del espacio, salvo en la vecindad de una línea que es la trayectoria
clásica. Vemos como la MQ contiene como caso particular a la MC. Este es un
ejemplo del Principio de Correspondencia establecido por Bohr.

El Principio de Correspondencia afirma que cuando una Teoría supera a una


anterior, debe poder explicar los mismos fenómenos racionalizados por la
Teoría“vieja”, además de explicar las anomalías que falsaron la Teoría superada.
También debe predecir nuevos hechos experimentales.

En la Historia de la Química hay una notable excepción parcial de este


principio. A fines del siglo XVIII Lavoisier desplaza la Teoría del Flogisto por
la Química basada en el oxígeno.
La nueva Teoría que junto con la Teoría Atómica de Dalton funda la
Química del siglo XIX supera ampliamente a la anterior, pero no puede explicar
porque todos los metales son parecidos.
La Teoría del Flogisto explicaba fácilmente este hecho al suponer que
el Flogisto era un componente común de todos los metales.

Recién en el siglo XX y gracias a la MQ puede entenderse porque los metales


tienen tantas propiedades físicas y químicas en común.

La MQ determina que los metales tienen niveles de energía denominados


bandas de conducción en las cuales se ubican los electrones de mayor energía.
Estos electrones dan a los metales las propiedades de elevada conductividad
eléctrica y térmica, la opacidad y la capacidad de reflejar la luz produciendo el
característico brillo metálico.

En 1948, Partington comentó que los electrones eran comunes a todos los
metales tal como era el flogisto. Textualmente, escribió:

Así, si el antiguo flogisto imponderable se identifica con el casi ingrávido electrón, las dos
Teorías son sorprendentemente análogas:

175
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Teoría antigua: oxidación = pérdida de flogisto


Teoría nueva: oxidación = pérdida de electrones
En la nueva Teoría un metal está compuesto de iones metálicos (esto es su forma oxidada) y
de electrones libres; si se eliminan los electrones el metal se oxida. (Partington, 1962).

176
Capítulo V: VII. Fundamentación de la interpretación probabilística de la función de onda

VII) FUNDAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN


PROBABILÍSTICA DE LA FUNCIÓN DE ONDA

Trataremos de entender porqué el cuadrado del módulo de la función de onda


es la densidad de la probabilidad de la posición de la partícula.
Consideremos primero el caso Clásico de una partícula en un espacio
de una dimensión, para simplificar el problema. Supongamos que se realizan un
gran número de mediciones de la posición de dicha partícula:

En primer lugar buscamos algún tipo de valor medio x de la posición de


la partícula.
Por ejemplo, elegimos el x y queremos tener una medida de la dispersión de las
mediciones x j .

Podemos hacer las diferencias x j − x y luego sumarlas:

∑ (x
j
j − x) (26)

Las diferencias pueden ser tanto positivas como negativas y por lo tanto
pueden compensarse entre sí. Resultaría que distribuciones muy distintas de x j
podrían dar el mismo valor de (26). Si, en cambio definimos una dispersión “s”,
2

s = ∑ (x j − x ) ≥ 0
N
(27)
j =1
Ahora, la dispersión solamente será cero

si y solo si todos los x j son iguales a x

x j = x , ∀j s=0

s, nos daría una idea del “desparramo” de los valores x j .


Si s = 0 todos los valores de x j son iguales entre si y serán el valor medio.
Así, es conveniente el siguiente criterio:
Se elige a x de modo que haga mínima a s considerada como función de x :
2

s = s ( x ) = ∑ (x j − x )
N

j =1

Bastará con derivar s (x ) respecto de x e igualar a 0:


2 2
d N
(x j − x ) = ∑ d (x j − x ) = ∑ 2.(x j − x ).(−1) = −2.∑ ( x j − x )
N N N
ds
= ∑
dx dx j =1 j =1 dx j =1 j =1

177
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara


N
ds
= −2.∑ ( x j − x )
dx j =1
y la derivada segunda será:
d 2s N
d 2s
= −2.∑ (−1) = −2.(− N ) = 2 N > 0 = 2 N > 0 , será
dx 2 j =1 dx 2
una función cóncava y tendrá un mínimo.
N N
ds
El mínimo ocurrirá cuando: = −2.∑ ( x j − x ) = 0 ∑ (x j − x) = 0
dx j =1 j =1
N N N N
Al distribuir la sumatoria ∑ ( x j − x ) = ∑ x j − ∑ x = ∑ x j − N .x = 0
j =1 j =1 j =1 j =1


N
1
x=
N
∑x
j =1
j (28)

Llegamos a la conclusión que si elegimos como x el promedio aritmético de


los xj , la dispersión “s” será mínima.

Ahora, vamos a calcular x de una manera un poco más complicada.


Supongamos que subdividimos el eje x en intervalos de longitud variable Δx k .
Dentro de cada intervalo Δx k caen nk mediciones:
{xk1 ; xk 2 ; xk 3 ;...} ε Δxk
Los intervalos Δx k son contiguos pero no se intersecan de modo que ningún
valor x j pueda estar en dos intervalos simultáneamente.
N K nk
1 1
Entonces: x=
N

j =1
xj =
N
∑ ∑x
k =1 i =1
ki , donde K es el número de

intervalos.
nk

Si consideramos en particular el intervalo k y la suma ∑x


i =1
ki , a la

cual la multiplicamos y dividimos por nk (el número de mediciones que caen en


el intervalo k), tenemos:

⎛ 1 nk
⎞ 1 ⎛ nk ⎞
⎜⎜ ∑ xki ⎟⎟.nk = xk .nk , dónde x k = ⎜⎜ ∑ xki ⎟⎟ , esta es la posición
⎝ nk i =1 ⎠ nk ⎝ i =1 ⎠

178
Capítulo V: VII. Fundamentación de la interpretación probabilística de la función de onda

promedio de la partícula en el intervalo de longitud Δxk.

Entonces podemos reescribir el valor medio de la posición de la partícula


como:

N
1 1 K 1
x=
N
∑xj =
j =1

N k =1
xk .nk y al ingresar
N
en la sumatoria

K
n
x = ∑ xk . k
k =1 N

El número de mediciones que caen en el intervalo k nk , dividido por


el número total de mediciones realizadas N es la probabilidad que la partícula
esté en el intervalo k:

nk K K
nk 1 K
N
Ρk =
N
∑ Ρk = ∑
k =1 k =1 N N
= ∑n
k =1
k =
N
=1 (29)
K
Entonces: x = ∑ x k .Ρk (30)
k =1
Lógicamente la probabilidad Pk es directamente proporcional al tamaño (en este
caso longitud) del intervalo k Δxk
Podemos definir una densidad lineal de probabilidad δ(xk) como:

δ ( xk ) =
Ρk
Δxk
∴ Ρk = δ ( x k ).Δx k (31)

Entonces, podemos escribir para el valor medio


K
x = ∑ x k .δ ( x k ).Δx k
k =1

Si, ahora tomamos una infinidad de mediciones e intervalos con Δx k → 0 ,


K →∞ ∞
x= ∑x k .δ ( x k ).Δx k x = ∫ x. δ ( x).dx (32)
−∞
k =1

δ ( x 0 ) , es la densidad de probabilidad puntual de la partícula en la posición x0.


Cada posición x está “ponderada” por δ (x) . Integrada sobre toda la recta x se
obtiene la posición media x .
Para el caso particular de la posición x debería ser, según la MQ:

x = x = Ψ xˆ.Ψ = ∫ ∫∫Ψ
*
.xˆΨ dxdydz
−∞
Como x es un operador multiplicativo,

179
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

x̂Ψ = xΨ y ∴ Ψ * xΨ = xΨ *Ψ
∞ ∞
2
x= x =∫ ∫ ∫ xΨ Ψdxdydz = ∫
*
∫ ∫ x Ψ dxdydz
−∞ −∞
Que en el caso de una dimensión sería
2 2

x = x = ∫ x. Ψ dx y si comparamos con (32), es claro que Ψ puede
−∞
interpretarse como una densidad de probabilidad,
2
δ ( x) = Ψ ( x)
2
Y, en general: δ ( x , y , z ) = Ψ ( x, y , z )

Un tratamiento más riguroso de este tema, empleando la función delta de Dirac (no
confundir con nuestra delta de densidad de probabilidad), puede verse en Levine
(Levine, 2000, pp 187-189) y en Gillespie (Gillespie, 1976, pp 117-121).

180
Capítulo V: VIII. Demostración del PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN

VIII) DEMOSTRACIÓN DEL


PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN

En el contexto de una presentación axiomática de la Mecánica Cuántica, como


la que se ha realizado, el comúnmente denominado Principio de Indeterminación no
es un verdadero Principio ya que puede ser demostrado como un teorema.

Primera Parte
Se desarrolla la siguiente propiedad matemática de la cual se deriva el Principio de
indeterminación:

La desigualdad de Schwarz

Si f, g son funciones o vectores de un espacio de Hilbert y “w” es un número


complejo, siempre se cumplirá:
2
f + w⋅ g ≥0 y ∴
f + w⋅ g f + w⋅ g = f f + f w⋅ g + w⋅ g f + w⋅ g w⋅ g ≥ 0
2 2
f + w ⋅ f g + w* ⋅ g f + w* ⋅ w g ≥0
Sacando w* factor común:
2 2
f + w ⋅ f g + w* ( g f + w g ) ≥ 0
Si consideramos el caso particular en que w toma un valor wo tal que el
paréntesis se anule:
2
f + wo ⋅ f g ≥ 0 , (33)
2
dónde wo debe satisfacer g f + wo g =0 y ∴
2 *
wo ⋅ g =− g f =− f g
2
El caso g = 0 es trivial y lleva a f ≥ 0 , que también es trivial.
*
2 f g
Si g ≠ 0, entonces g > 0 , y resulta despejando wo wo = − 2
g
*
2 f g
Y reemplazando en (33): f − 2
⋅ f g ≥0
g

181
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

2
* 2 2 f g
Pero, f g ⋅ f g = f g ∴ f − 2
≥0
g
2
⎛ f g⎞
−⎜ ⎟ ≥0
2
f
⎜ g ⎟
⎝ ⎠
⎛ f g ⎞ ⎛ f g ⎞
Que se puede escribir: ⎜ f + ⎟⋅⎜ f − ⎟≥0
⎜ g ⎟ ⎜ g ⎟
⎝ ⎠ ⎝ ⎠
⎛ f g ⎞
Como, ⎜ f + ⎟ ≥ 0 por ser una suma de números reales positivos,
⎜ g ⎟⎠

debe ser:
⎛ f g ⎞ f g
⎜ f − ⎟≥0 y∴ f ≥ y∴ f ⋅ g ≥ f g
⎜ g ⎟ g
⎝ ⎠

Que es la desigualdad de Schwarz

Como, f g ≥ Re( f g )
Re( f g )
f ⋅ g ≥ Re( f g ) ∴ 1≥
f ⋅ g
Re( f g )
y −1 < ≤ 1 , lo cual permite definir el ángulo α entre f y g como:
f ⋅ g
⎡ Re( f g ) ⎤
α = arccos ⎢ ⎥
⎣⎢ f ⋅ g ⎦⎥

Segunda Parte
Al principio de la sección VII del Capítulo 5, definimos una función s que nos
da una idea del “desparramo” o dispersión de los valores de una medición de
posición. Consideremos ahora la extensión a cualquier conjunto de mediciones
“aj”:
2

s a = ∑ (a j − a )
N

j
Hemos visto que la función sa tiene un mínimo si se elige como valor medio a
al promedio aritmético de las mediciones.

182
Capítulo V: VIII. Demostración del PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN

Sin embargo esta función no es conveniente como medida de la dispersión de las


mediciones por dos razones:
1) El valor de sa aumenta no solo con la separación de las mediciones sino
también con el número de mediciones. Puede ocurrir entonces que pocas
mediciones muy dispersas tengan el mismo valor de sa que muchas mediciones
“compactas”.
2) Las unidades de la función sa son el cuadrado del observable a y en
consecuencia sa no puede ser relacionada con el error de la medición de a.
Lo primero se resuelve dividiendo sa por el número de mediciones N y el
segundo inconveniente extrayendo la raíz cuadrada. Definimos entonces la
dispersión σ a :
1 1
σa = ∑
N j
(a j − a ) 2 y a=
N
∑a
j
j

Si desarrollamos:
∑ (a
j
j − a ) 2 = ∑ (a 2j − 2a j a + a 2 ) = ∑ a 2j − 2a ∑ a j + a 2 ∑1 =
j j j j

∑a
j
2
j − 2a ⋅ N a + a ⋅ N 2

∑ (a
j
j − a ) 2 = ∑ a 2j − a 2 ⋅ N
j

1
Y ∴ σ a2 =
N
∑aj
2
j − a 2 = a2 − a 2 ≥ 0

1 1
σ a2 = a 2 − a 2 =
N
∑a j
2
j −(
N
∑aj
j )2

En MQ al observable A le corresponde un operador  y los resultados aj de


las mediciones.
Entonces definimos el operador dispersión Δ̂ a asociado al observable A, de la
siguiente manera:

Δˆ a = Aˆ − ... Aˆ ... ⋅ 1 dónde:

⋅ ⋅ ⋅ Aˆ ⋅ ⋅ ⋅ ⋅ 1 1 es el operador identidad y

en ⋅ ⋅ ⋅ , se colocará la función de onda

Consideremos la función de estado Ψ , si le aplicamos Δ̂ a :

183
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Δˆ a Ψ = Aˆ Ψ − Ψ Aˆ Ψ ⋅ Ψ

Recordemos que en MQ

Ψ Aˆ Ψ = A = a valor medio del observable “a”

Δˆ a Ψ = Aˆ Ψ − a ⋅ Ψ

Es fácil ver las siguientes dos propiedades del operador Δ̂ a :

1) Si  es hermítico, Δ̂ a también lo es. (El operador 1̂ es hermítico. El valor


medio a es un número real y la suma de operadores hermíticos es un operador
hermítico).

2) Podemos enunciar el siguiente teorema: Si Ψ es una autofunción ϕ n del


ˆ ϕ =0
operador  , se verifica que Δ ϕ n es autofunción de Â
a n

∴ se puede demostrar que en un sentido:

Δˆ aϕ n = 0 = Aˆ ϕ n − a ϕ n Aˆ ϕ n = a ϕ n , luego a es el
correspondiente autovalor, a = a n

Y se puede demostrar que en el sentido contrario:

Si Aˆ ϕ n = a nϕ n y tenemos en cuenta que

ϕ n Aˆ ϕ n = ϕ n a nϕ n = a n ϕ n ϕ n = an

Entonces,
Δˆ aϕ n = Aˆ ϕ n − ϕ n Aˆ ϕ n .ϕ n = Aˆ ϕ n − a n ⋅ ϕ n = a n ⋅ ϕ n − a n ⋅ ϕ n = 0 y ∴
en el autoestado del operador, la dispersión es cero. La dispersión que evalúa el
operador Δ̂ a se refiere a la evaluación de la dispersión de los autovalores
medidos para el estado Ψ . Esta dispersión es cero cuando se mide siempre el
mismo autovalor en el autoestado ϕ n . El operador Δ̂ a no mide el error
individual de la medición de an sino la dispersión del espectro de autovalores

184
Capítulo V: VIII. Demostración del PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN

obtenido. Obviamente el error individual tiene que ser mucho menor que la
diferencia entre los autovalores.

Vamos a ver que podemos definir el número real positivo dispersión, Δ a , del
observable “a” en el estado Ψ como:

Δ a = Δˆ a Ψ

2
Efectivamente, Δˆ a Ψ = Δˆ a Ψ Δˆ a Ψ = Ψ Δˆ a ⋅ Δˆ a Ψ = Ψ Δˆ 2a Ψ

Dónde Δ̂ a atraviesa la barra por ser un operador hermítico.


Δˆ 2a = Δˆ a ⋅ Δˆ a = ( Aˆ − a ⋅1̂) 2 = Aˆ 2 + a 2 ⋅1̂2 − Aˆ ⋅ a ⋅1̂ − a ⋅1̂ ⋅ Aˆ

Δˆ 2a = Δˆ a ⋅ Δˆ a = Aˆ 2 + a 2 ⋅ 1̂2 − 2a Aˆ

ˆ 2 Ψ = Aˆ 2 Ψ + a 2 Ψ − 2a Aˆ Ψ
∴ Δ a

Entonces,
2
Δˆ a Ψ = Ψ Δˆ a Ψ = Ψ Aˆ 2 Ψ + a 2 Ψ Ψ − 2a Ψ Aˆ Ψ
2

2
Δˆ a Ψ = Ψ Aˆ 2 Ψ + a 2 − 2a ⋅ a = Ψ Aˆ 2 Ψ − a 2 = a 2 − a 2

Expresión que recuerda:

σ a2 = a2 − a 2

Luego Δ a = Δˆ a Ψ equivale a σ a

Tercera Parte
Consideremos ahora un estado Ψ y dos observables A y B, las dispersiones
respectivas serán:

Δ a = Δˆ a Ψ ; Δ b = Δˆ b Ψ

185
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Realicemos el producto de las dispersiones: Δ a ⋅ Δ b = Δˆ a Ψ ⋅ Δˆ b Ψ


Aplicando la desigualdad de Schwarz:
Δˆ a Ψ ⋅ Δˆ b Ψ ≥ Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ
Vamos ahora a estudiar el producto encontrado. Por ser Δ̂ a y Δ̂ b operadores
hermíticos:
Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ = Ψ Δˆ a ⋅ Δˆ b Ψ y también: (34)

Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ = Δˆ b ⋅ Δˆ a Ψ Ψ (35)

Vemos que aparecen los dos operadores Δ̂ a y Δ̂ b aplicados en distinto orden,


lo cual sugiere obtener un conmutador. Si conjugamos la segunda igualdad,
(35):
* *
Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ = Δˆ b ⋅ Δˆ a Ψ Ψ = Ψ Δˆ b ⋅ Δˆ a Ψ (36)

Restando (36) de (34),


*
Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ − Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ = Ψ Δˆ a ⋅ Δˆ b Ψ − Δˆ b ⋅ Δˆ a Ψ

Dado un número complejo, en general: z = Re(z) + i Im(z), calculamos z – z* ,


z – z* = 2 i Im(z)

∴ [
2 i Im( Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ ) = Ψ Δˆ a ; Δˆ b Ψ ] (37)

Si desarrollamos conmutadores de Δ̂ a y Δ̂ b ,
[Δˆ ; Δˆ ]
a b = ( Aˆ − a ⋅ 1̂) ⋅ ( Bˆ − b ⋅ 1̂) − ( Bˆ − b ⋅ 1̂) ⋅ ( Aˆ − a ⋅ 1̂) =
= Aˆ ⋅ Bˆ − b Aˆ ⋅ 1̂ − a ⋅ 1̂ ⋅ Bˆ + a ⋅ b ⋅ 1̂ − Bˆ ⋅ Aˆ + a ⋅ Bˆ ⋅ 1̂ + b ⋅ 1̂ ⋅ Aˆ − b ⋅ a ⋅ 1̂

1̂ conmuta con  y B̂
Tenemos,
[Δˆ ; Δˆ ] = [Aˆ ; Bˆ ]
a b

∴ , reemplazando en (37) 2 i Im( Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ ) = Ψ Aˆ ; Bˆ Ψ [ ]


Ψ [Aˆ ; Bˆ ] Ψ
1
y i Im( Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ ) =
2

186
Capítulo V: VIII. Demostración del PRINCIPIO DE INDETERMINACIÓN

La componente imaginaria del producto interno de dos operadores dispersión Δ̂ a y Δ̂ b ,


aplicados a un mismo estado Ψ es igual a la mitad del valor medio del conmutador de los
operadores originales  y B̂ en el estado Ψ .

Como obviamente si z = Re(z) + i Im(z), tenemos:

i Im( z ) ≤ z = [Re( z )]2 + [Im( z )]2


∴ Aplicando la desigualdad de Schwarz, tenemos:

Δ a .Δ b = Δˆ a Ψ ⋅ Δˆ b Ψ ≥ Δˆ a Ψ Δˆ b Ψ ≥ i Im( Δˆ a Ψ Δˆ B Ψ ) =
1
2
[ ]
Ψ Aˆ ; Bˆ Ψ

Finalmente, nos quedamos con las siguientes expresiones:

Δˆ a Ψ ⋅ Δˆ b Ψ ≥
1
2
[ ]
Ψ Aˆ ; Bˆ Ψ

Δa ⋅ Δb ≥
1
2
[ ]
Ψ Aˆ ; Bˆ Ψ (38)

ˆ = xˆ y h ∂
Por ejemplo si A Bˆ = pˆ x =
i ∂x

∂ h ∂ h ∂ h h ∂
[xˆ; pˆ ] = x h −
h
( x⋅) = x − − x = − = i h
i ∂x i ∂x i ∂x i i ∂x i

Ψ [xˆ; pˆ ] Ψ = Ψ i hΨ = i h Ψ Ψ = i h

1 h
y Δ x ⋅ Δ px ≥ ih = (39)
2 2

Que es la famosa relación de indeterminación del impulso y la posición.

187
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

La relación (39) es un caso muy particular de la relación (38). Para el caso


general de dos operadores  y B̂ debe realizarse un análisis detallado de cada
caso en particular.
En realidad la expresión (38) es trivial si el valor medio de los
conmutadores es cero, ya que afirma que el producto de los números positivos
es mayor que cero. Solamente si el valor medio del conmutador es distinto de
cero tenemos que no se pueden hacer ambas dispersiones tan pequeñas como
se quiera.

188
 

CAPITULO VI

TEMAS RELACIONADOS CON LOS ORBITALES


 

LA TABLA PERIÓDICA
LOS ELECTRONES EN LOS ÁTOMOS

Desde la Tabla Periódica hasta la configuración electrónica

Hacia 1869 el químico ruso D. Mendeleev y el químico alemán L. Meyer


sugirieron independientemente la posibilidad de ordenar los átomos en orden
creciente de Peso Atómico (PA). Pronto encontraron similitudes que
permitieron agrupar los átomos en lo que se denominó familias. Se realizaron
interesantes generalizaciones y predicciones que crecieron de la mano de
diversos métodos experimentales.

En 1910 E. Rutherford junto con H. Geiger y E. Marsden realizaron una serie


de experimentos que permitieron a Rutherford proponer la existencia del
núcleo positivo en los átomos.
A. van den Broek estudió profundamente la Tabla periódica de
Mendeleev con el propósito de mejorarla y ello lo condujo al descubrimiento de
un número ordinal asociado a cada elemento; sus investigaciones también lo
guiaron hacia la identificación de dicho número con la carga nuclear tanto
como con el número de electrones en cualquier átomo (van den Broek, 1911).
H. Moseley trabajó sobre los modelos de Rutherford y de Bohr y sobre los
estudios acerca de los rayos X de C. Barkla, con la explícita idea de testear la
Teoría propuesta por van den Broek y entre 1912 y 1914 sus experimentos
demostraron que los elementos, al ser bombardeados con rayos catódicos,
producían rayos X de longitud de onda característica y proporcional a sus
correspondientes cargas nucleares positivas o Números Atómicos (Z). Sus
investigaciones condujeron a la construcción de una nueva Tabla Periódica en
la cual las propiedades químicas de los elementos eran una función periódica de
Z.
Durante la década de 1920 el hecho que los átomos de un mismo
elemento podían diferir en sus pesos atómicos demandó una reconsideración y
en 1923 la IUPAC reglamentó que los átomos debían definirse por su número
atómico adoptando la sugerencia realizada por F. Paneth en 1916. El Número
Atómico resultó la forma correcta de ordenar los elementos y desaparecieron
las discrepancias o anomalías que habían existido. Mendeleev había dispuesto
los elementos en orden de peso atómico creciente pero tuvo que alterar en
algunos casos el orden para mantenerlos agrupados en familias. Uno de los
ejemplos fue el caso del teluro (PA: 127.60) y el yodo (PA: 126.90). El
problema se desentrañaría en 1932 cuando J. Chadwick demostró la existencia
de los neutrones. Así, en el lenguaje actual, el teluro tiene ocho isótopos
estables, los más abundantes tienen los siguientes Números Másicos (A): 126,
128 y 130. Por otro lado el yodo solamente tiene un isótopo estable, A: 127. Es
importante recordar que el PA y A, aunque el único isótopo estable tenga una
abundancia del 100%, en general no coinciden debido al intercambio de energía

191
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

al formarse los núcleos a partir de los protones y neutrones (Aston, 1923;


Chang, 2007; Scerri 2007).

La ecuación de onda de E. Schrödinger junto con el principio de exclusión de


W. Pauli proveyeron la base teórica que permitió describir la arquitectura
atómica (Hiller, 1960). Los números cuánticos se derivan de la solución
matemática de la ecuación de Schrödinger para el átomo de hidrógeno y se
utilizan para identificar los orbitales atómicos (Chang, 2007).
En general, en la bibliografía, se cita El principio de construcción
denominado también El principio Aufbau (aufbau, significa construcción en
alemán) para armar las configuraciones electrónicas. El principio dice que
solamente se pueden ocupar los orbitales con un máximo de dos electrones, en
orden creciente de energía orbital o sea que los orbitales de menor energía se
llenan antes. Además, se suele recomendar el uso del diagrama o regla
mnemónica (conocida antiguamente como regla de Madelung) para escribir
rápidamente y bien una dada configuración, (ver la Figura 6.1). Sin embargo, el
diagrama responde a una secuencia de llenado de los orbitales más que a un
ordenamiento de niveles de energía.
Por ejemplo, se puede corroborar leyendo una Tabla Periódica que 3d
tiene menor energía que 4s. O sea, que una vez armada la configuración se
consulta la Tabla Periódica para escribir correctamente el orden de energía. Así,
los datos espectroscópicos muestran que las configuraciones, en el estado
fundamental, de los átomos del bloque d son de la forma 3d n 4s2 y con la ayuda
del diagrama se obtiene 4s2 3d n. Existen otras anomalías, por lo cual siempre es
conveniente consultar la Tabla Periódica o un Handbook, en los cuales se
tuvieron en cuenta los datos espectroscópicos.

Figura 6.1. En la izquierda se muestra el orden comparativo de energías para un átomo hidrogenoide
y en la derecha para uno polielectrónico de la Tabla Periódica (en general). En la parte central se
muestra el diagrama o regla mnemónica que se aconseja utilizar para el rápido armado de una dada
configuración.

192
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

A continuación reproducimos comentarios de algunos autores ordenados


cronológicamente
(El texto que corresponde propiamente a los autores consultados está escrito en letra itálica)

1) En 1978, ya F. Pilar insistía en que: 4s siempre está por encima de 3d!

Muchos libros de texto de Química General representan los niveles de energía de los electrones
dentro de un átomo y muestran que la energía de un electrón en un nivel 4s es menor que en
un nivel 3d para el número atómico 19 en adelante. Se utiliza un diagrama que no tiene
una base de rigurosidad experimental, ni teórica. En primer lugar, los electrones individuales
en átomos polielectrónicos no existen en niveles de energía (al menos en el sentido de estados
estacionarios cuánticos) y en segundo lugar cuando las energías de los orbitales (lo que es
apropiado en lugar de niveles) están correctamente definidas, la energía del orbital 4s
siempre está por encima de la energía del orbital 3d.
Las funciones de onda hidrogenoides se pueden mejorar utilizando la carga nuclear
efectiva como un parámetro ajustable que representa el apantallamiento nuclear realizado por
los electrones en el átomo polielectrónico; esto es una cruda e incompleta manera de tener en
cuenta las repulsiones interelectrónicas. Los orbitales de Hartree-Fock o SCF (campo
autoconsistente) permiten remover la degeneración, por ejemplo, de los orbitales 2s y 2p, debido
a la inclusión de la repulsión electrónica.
El significado físico de la energía orbital, εj, es esclarecido en el Teorema de
Koopmans, el cual muestra que las εj son aproximaciones de las energías de ionización
experimentales. Las energías orbitales calculadas mediante Hartree-Fock coinciden
excelentemente con los valores experimentales, (Pilar, 1978).
El Teorema de Koopmans establece que en la teoría de Hartree-Fock de
capa cerrada, la primera energía de ionización de un sistema molecular es igual
al valor negativo de la energía del Orbital Molecular de mayor energía ocupado
(HOMO). Este Teorema debe su nombre a Tjalling Koopmans, quien publicó
este resultado en 1934. Resulta notable que Koopmans recibió el Premio Nobel
en 1975, pero no de Química, ni de Física, sino de Economía.

2) Los átomos con muchos electrones no difieren mucho del átomo de hidrógeno. Sus
estructuras electrónicas se describen con los mismos tipos de niveles de energía y orbitales
derivados para el hidrógeno, excepto que los diferentes estados l dentro de un dado estado n
no están degenerados y todos los orbitales disminuyen en energía y tamaño a medida que la
carga nuclear aumenta.

Según el principio Aufbau el orden en energía de los orbitales no cambia con el aumento de la
carga nuclear y pueden construirse los elementos más allá del hidrógeno paso a paso,
adicionando protones (y neutrones) al núcleo y los correspondientes electrones en los orbitales,
del tipo hidrogenoide, vacantes de menor energía (Butler, 1989).

193
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

El autor alerta sobre anomalías, pero presenta algunos elementos de transición


con un llenado que no tiene en cuenta la energía. Finalmente muestra en una
Tabla las configuraciones electrónicas del estado fundamental de todos los
elementos conocidos hasta entonces, determinadas según las mediciones de
espectroscopía atómica en fase gaseosa. Allí, para los elementos de transición
los orbitales 4s, 5s, 6s y 7s, según el caso, son los de mayor energía del
correspondiente nivel, siendo la única excepción el paladio.

A pesar de mostrar la Tabla con las configuraciones a partir de los datos


experimentales, recomienda el uso del diagrama mnemónico para un rápido
armado de las configuraciones.

3) Para la mayoría del bloque 3d, las determinaciones espectroscópicas de los estados
fundamentales muestran que es ventajoso que estén ocupados los orbitales de mayor energía
(los orbitales 4s). La explicación es que al estar ocupados los orbitales de mayor energía (4s)
resulta una reducción de las repulsiones entre los electrones. Los datos espectroscópicos
muestran que la configuración del estado fundamental de los átomos del bloque d es de la
forma: 3d n 4s2 (Shriver, 1994).

4) El autor I. Levine explica:

El concepto de orbital y el principio de exclusión de Pauli nos permiten entender la Tabla


Periódica de los elementos. Un orbital es la función de onda espacial para un electrón.
Nosotros hemos usado los orbitales para obtener funciones de onda aproximadas para átomos
polielectrónicos, escribiendo la función de onda como un determinante de Slater de orbitales con
un espín electrónico. En la aproximación más cruda, se desprecian todas las repulsiones
interelectrónicas y se obtienen orbitales como los del átomo de hidrógeno.
Los mejores orbitales posibles son las funciones de Hartree-Fock SCF (de campo
autoconsistente), en las cuales se tienen en cuenta las repulsiones interelectrónicas.
Para ayudar a explicar las configuraciones electrónicas de los elementos de transición
y de sus iones, Vanquickenborne y colaboradores calcularon las energías Hartree-Fock de los
orbitales atómicos 3d y 4s para los átomos e iones desde Z=1 a Z=29.

Una complicación es que una dada configuración electrónica puede dar origen a muchos
estados.
La energía orbital se halla resolviendo la ecuación de Hartree-Fock para un electrón
que contiene términos de energía potencial para las repulsiones promediadas entre el electrón en
un orbital “j” y los demás electrones en el átomo; “εj”, depende de los valores de esas
repulsiones y de los orbitales que están ocupados. Para la primera serie de elementos de
transición, el orbital 4s es mucho más grande que el 3d. Vanquickenborne y colaboradores,
hallaron los siguientes valores para los radios en el escandio:

194
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

3d …….. r = 1.68 Å y 4s ………. r = 3.96 Å


para la configuración, 3d14s2;

3d …….. r = 2.09 Å y 4s ………. r = 4.32 Å


para la configuración, 3d24s1;

Debido a estas diferencias en tamaño, las repulsiones que involucran a los electrones 4s son
bastante menores que las repulsiones que involucran a los electrones 3d. Nosotros tenemos
(4s,4s) < (4s,3d) < (3d,3d), dónde (4s,3d) representa la repulsión promedio entre un
electrón distribuido en los orbitales 3d y un electrón en el orbital 4s. (Estas repulsiones se
expresan en términos de las integrales de Coulomb y de intercambio). Cuando un electrón es
desplazado desde el orbital 4s al 3d, el aumento en repulsión electrónica como consecuencia de
las desigualdades citadas produce una elevación en las energías orbitales, ε3d y ε4s. Por
ejemplo, para el escandio (Sc): la configuración 3d14s2 tiene:
ε3d= -9.35 eV y ε4s= -5.72 eV
Mientras que, para la configuración 3d24s1 tiene:
ε3d= -5.23 eV y ε4s= -5.06 eV

Para la configuración 3d14s2, la suma de las energías de los orbitales de los electrones de
valencia es -9.35 eV +2.(-5.72 eV)= -20.79 eV, mientras que para la configuración
3d24s1, la suma es 2.(-5.23 eV) -5.06 eV= -15.52 eV. Así, a pesar del hecho que ε3d <
ε4s para cada configuración, la transferencia de un electrón desde el 4s al 3d eleva la suma de
la energía de los orbitales de los electrones de valencia, (Levine, 2000, pp 312-315).

5) El autor I. Levine en un texto posterior, explica:

La Tabla Periódica es una consecuencia de la forma de los niveles de energía hidrogenoides, de


los números cuánticos permitidos y del principio de exclusión. El tercer período acaba con el
argón, cuya configuración del estado fundamental es 1s22s22p63s23p6.
Para Z=19 y 20, la capa 4s cae por debajo de la 3d y el potasio (K) y el calcio
(Ca) tienen las configuraciones electrónicas más externas 4s y 4s2, respectivamente. La
relación de energía cambia en los metales de transición. Es importante observar que las
energías de ionización muestran claramente la estructura en capas de los átomos. Por ejemplo
para extraer el electrón 2s del litio se necesitan 5.4 eV y para extraer un electrón 1s del litio
se necesitan 122.5 eV, (Levine, 2002, pp 826-829).
Levine recomienda la lectura de publicaciones para realizar un análisis
más profundo sobre la configuración electrónica de los átomos e iones de los
metales de transición, (Vanquickenborne, 1989 y 1994; Melrose, 1996).

6) Los autores T. Engel, P. Reid y W. Hehre analizan que: El observable que puede
asociarse a las energías orbitales es la siguiente propiedad física: la energía de ionización. Los
valores dependen de la configuración asignada. Cuando las configuraciones se hallan según el
principio Aufbau, habrá átomos que se desvían del orden (Engel, 2006, pp 464- 465).

195
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

7) Las interacciones electrón--electrón y electrón-+núcleo en un átomo neutro pueden ser muy


diferentes de las que se presentan en su ión. En un metal de transición el orbital 4s siempre se
llena antes que los orbitales 3d, sin embargo para formar cationes se pierden primero los
electrones del 4s, dado que para un ión los orbitales 3d son los más estables, (Chang,
2007).

8) El autor E. Scerri muestra los resultados sobre la energía de las


configuraciones alternativas [Ar] 4s23dn y [Ar] 4s13dn+1 para cuatro elementos
de transición: el escandio, el cromo, el cobre y el níquel. Los datos fueron
obtenidos por investigadores que utilizaron el método de Hartree-Fock con la
Mecánica Cuántica ordinaria y también obtuvieron resultados en los cuales se
incluyeron los efectos relativistas. Se obtuvo concordancia con el resultado
experimental solamente en el caso del escandio.
-Por supuesto, los cálculos pueden mejorarse agregando términos adicionales hasta
que finalmente sea corregido el error, pero estas medidas adicionales se toman sólo después del
hecho. Lo lejos que los teóricos se ven obligados a ir para conseguir el correcto orden
experimental de términos no da demasiada confianza en el poder predictivo estrictamente de
los cálculos de la Mecánica Cuántica en este contexto, (Scerri, 2007).

9) Los autores W. Schwarz y R. Rich plantean que es un interesante problema


científico-filosófico explicar porqué muchos químicos insisten en la validez de
la regla de Madelung de la década de 1930 para describir la configuración
electrónica de todos los elementos de transición.
Las propiedades químicas de los elementos están gobernadas por sus
configuraciones electrónicas. Actualmente, con el soporte de los datos
espectroscópicos, se conoce el orden energético.
Los autores recomiendan que los dos principales criterios, para dar
buenos modelos y esquemas ordenados, sean los siguientes:
I) Suficiente exactitud empírica y
II) Compatibilidad con los principios químico cuánticos. (Schwarz, 2010)

Se utilizó el CRC Handbook (CRC Handbook, 2009) para controlar las


configuraciones electrónicas en el estado fundamental de los átomos, dadas en
la bibliografía consultada.
El CRC Handbook utilizado muestra las configuraciones hasta el elemento 104,
Rf, Rutherfordio.
B. Douglas, D. McDaniel y J. Alexander (Douglas, 1994) presentaron en su
libro una Tabla periódica con configuraciones electrónicas hasta el elemento
172.

196
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

LA DISCUSIÓN ACERCA DE LOS ORBITALES ATÓMICOS


(El texto que corresponde propiamente a los autores consultados está escrito en letra itálica)

¿Qué debería enseñarse a los estudiantes?

Los Orbitales Atómicos: ¿ son reales(*1)?

Iniciamos el tema con las definiciones de Ira N. Levine:


Una función de onda unielectrónica (sea o no hidrogenoide) se denomina un orbital. Más
precisamente, un orbital es una función de onda unielectrónica espacial, donde la palabra
espacial significa que la función de onda depende de las tres coordenadas espaciales x, y, z o
de r, θ, ϕ. Veremos, más adelante, que la existencia del espín electrónico agrega una cuarta
coordenada a la función de onda unielectrónica. Un orbital para un electrón en un átomo se
denomina Orbital Atómico. Utilizaremos esos orbitales atómicos para construir funciones
de onda aproximadas para átomos con muchos electrones. Los orbitales también se utilizan
para construir funciones de onda aproximadas para moléculas (Levine, 2000, p 134).

Es importante releer el CAPÍTULO 5, dónde se explica porqué el cuadrado del


módulo de la función de onda es la densidad de probabilidad de la posición de
la partícula, lo cual la vincula para el caso de los electrones con un observable
como es la medición de la densidad electrónica. También es importante releer el
CAPÍTULO 3 Parte B).
Es necesario recordar que nuestro trabajo se refiere a los orbitales
atómicos, correspondientes al átomo hidrogenoide. Los conceptos
desarrollados son muy útiles para fundamentar la Tabla Periódica. Otra
aplicación de los orbitales atómicos es que las combinaciones lineales con
orbitales de un mismo átomo originan los orbitales híbridos y las
combinaciones lineales con orbitales de átomos distintos conducen a la
construcción de los orbitales moleculares.
El concepto de orbital ha sido objeto de cuestionamientos por algunos
autores en el siglo pasado y últimamente, la aparente visualización experimental
de orbitales a partir de 1999 dio origen, en este siglo XXI, a un interesante
debate. El debate tuvo lugar no solamente desde el punto de vista científico,
sino también desde el punto de vista epistemológico y filosófico.

A continuación realizamos una pequeña pero representativa selección de


comentarios de trabajos sobre los temas enunciados. Se seleccionó lo más
característico de la opinión del respectivo autor o autores y los comentarios se
ordenaron en función de la fecha de aparición de las respectivas publicaciones.
El objetivo es esclarecer problemas de interpretación, de conocimiento,
de enseñanza y que el lector conozca los diversos puntos de vista que surgieron
y que pueden surgir respecto de este tema.

1) C. Jφrgensen, expresa: Los orbitales son, estrictamente hablando, las funciones de onda
de estados estacionarios de los sistemas que contienen un electrón. Desde el punto de vista de la

197
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Mecánica Cuántica es en absoluto evidente que los átomos o iones monoatómicos que contienen
más de un electrón pueden describirse en términos de configuraciones electrónicas en las que
cada electrón es asignado a un orbital, el cual tiene como máximo dos electrones.
Así, la construcción o Aufbau de la Tabla Periódica se basa en esta imagen.
Quizás, es aún más sorprendente que el estado fundamental y los niveles de baja excitación
de las moléculas e iones poliatómicos puedan clasificarse espectroscópicamente en términos de
las configuraciones unielectrónicas.
Los espectros Fotoelectrónicos y de Rayos X de los compuestos, claramente muestran
la persistencia de capas internas (orbitales internos) en un elemento determinado,
(Jφrgensen, 1971).

2) El educador J. Morwick se planteó la siguiente pregunta: ¿Deberían


enseñarse los orbitales en la Escuela media?
Comenta que el estudiante medio no será afectado porque se figure al
orbital como una nube de probabilidad cargada negativamente. Estas imágenes no
solamente son útiles, son herramientas intelectuales indispensables para el
desarrollo de la unión química y de la arquitectura molecular.
-Es necesario exponer a los estudiantes una amplia visión de diferentes aspectos de
la química y uno de ellos es la química cuántica. Es muy adecuada la introducción de una
representación física sencilla del átomo, basada en el modelo mecánico cuántico. Las
controversias filosóficas y los argumentos acerca de los reales(*1) significados pueden
posponerse para estadios más avanzados de la educación de los estudiantes. Las introducciones
no complicadas son las que hacen posible que se pueda volver a ellas y estudiarlas nuevamente
matemáticamente y en forma abstracta (Morwick, 1979).

3) H. Bent, aconseja que en los primeros Cursos de Química la parte descriptiva


sea la fundamental. Comenta que el aprendizaje de los orbitales suele ser
memorístico y guiado a responder una dada evaluación. El tema de orbitales
moleculares es generalmente repetido en los Cursos más avanzados y debe
posponerse. Bent, comenta que la hibridización funciona en dos maneras. Uno
puede llegar a los orbitales tetraédricos a partir de los orbitales s y p, pero uno
también puede partir de los orbitales tetraédricos y llegar a los orbitales
atómicos. Lo fundamental es que se llega a la hibridización a partir de los
hechos, eso es lo verdadero.

Bueno, cuando tengas dudas, dijo Mark Twain, cuenta la verdad, la verdad científica.
Cuenten tal como sucedió. No avancen ninguna idea que no sea una consecuencia necesaria
de la observación (Bent, 1984).

4) J. Ogilvie, escribió que el principal objetivo de toda su discusión es realizar


una declaración crítica de algunos conceptos cualitativos de la Teoría Cuántica,
tales como orbitales atómicos y moleculares, y electronegatividad, que surgieron
desde la publicación de Pauling (Pauling, 1928) y quedaron establecidos en la
educación química moderna. Dice que los orbitales no existen, son un artefacto

198
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

de una particular Teoría basada en un modelo de partículas independientes, que


no considera la repulsión entre los electrones. Comenta que innumerables
químicos han atribuido todo tipo de fenómeno físico y químico a inexistentes
orbitales. En realidad, Ogilvie cuestiona muchos aspectos: el principio aufbau,
la hibridización, la electronegatividad, la resonancia, las uniones sigma y pi, la
hiperconjugación, HOMO, LUMO, los efectos inductivos y mesoméricos, la
retrodonación y otros “excesos”. También se pregunta porque el metano tiene
una estructura tetraédrica y considera esta pregunta al nivel de querer explicar
porque nuestro sistema solar tiene nueve planetas. Dice que son cuestiones
teológicas, por lo tanto extra científicas. El expresa que la Química, en la
comunidad moderna, debe su importancia a sus materiales no a sus moléculas.
Formalmente una molécula consta de sólo electrones y núcleos,
ciertamente no hay orbitales ni átomos. Ogilvie se pregunta si el progreso de la
Ciencia es una ilusión. Ogilvie declara que en su publicación trató de presentar
las razones por las cuales debe cambiar nuestro pensamiento sobre la enseñanza
de la Química, sin considerar los átomos ni las moléculas. En realidad,
podemos leer que a Ogilvie le molestan las explicaciones cualitativas sobre la
estructura molecular y las reacciones basadas en los orbitales (Ogilvie, 1990).

5) J. Simons, responde a la publicación de Ogilvie.


Comenta que Ogilvie concluye, en relación a la educación química, que
la química cuántica o las explicaciones cualitativas de la estructura molecular, las
reacciones basadas en orbitales y todo lo que se le parezca no es ciencia (no
tiene sentido) y debería ser completamente descartado. Simons opina que sería
con respecto a la exactitud de las predicciones que Ogilvie podría haber
razonablemente criticado a la Teoría Cuántica.
Las objeciones de Ogilvie son con respecto a los orbitales y lo que
deriva de ellos, piensa que hay algo fundamentalmente mal con los orbitales,
mientras que no hay algo igual y fundamentalmente mal con las construcciones
de los modelos y las Teorías que describen otros fenómenos químicos (ej., los
espectros rotacionales/vibracionales, la cinética química, la difracción por rayos
X, los espectros de RMN). Simons, cree que los orbitales están aquí para
quedarse hasta que sean reemplazados por una idea que permita un encaje más
eficiente (exacto y compacto) con los datos experimentales de la espectroscopía
electrónica y las formas moleculares. Ciertamente se debe trabajar para mejorar
la exactitud del modelo de campo-medio sobre el cual se basa la figura del
orbital. Mientras tanto, deberíamos continuar enseñando a los estudiantes de
Química la Tabla Periódica, la unión química, la espectroscopía electrónica y la
reactividad utilizando los orbitales: 1s, 2s, 2p, 3s, 3p, 4s, 3d, ……….

Por supuesto, deberemos advertir a nuestros estudiantes que los conceptos sobre los orbitales
(como muchos otros que encontrarán a través de su estudio de la Química y otras Ciencias)
son aspectos del mejor modelo experimental disponible; no son reales(*1) en el mismo sentido
que lo son las mediciones (Simons, 1991).

199
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

6) L. Pauling, considera que el trabajo de Ogilvie de 1990 tiene muchos errores


y por lo tanto se dedica a enunciar algunos y a corregirlos. Con respecto al
subtítulo del trabajo de Ogilvie: No hay tales cosas como orbitales!, Pauling
explica que se basa en una idea equivocada del significado de la palabra “cosa”
(“thing”). Una de las definiciones del diccionario de cosa es: Todo lo que es o puede
ser un objeto del pensamiento, en otras palabras, una cosa no necesita ser tangible,
puede estar representada por un símbolo (Pauling, 1992).

7) R. Gillespie, opina que la forma como la unión química debe tratarse en


cualquier Curso dependerá del nivel del mismo, de las necesidades de los
estudiantes y del interés del docente. El tratamiento más simple podría ser
utilizar solamente las estructuras de Lewis. Esto podría continuar con un simple
tratamiento empírico del modelo de Repulsión de los Pares Electrónicos de la
Capa de Valencia (RPECV). Para muchos estudiantes se podría proceder
directamente con el modelo del dominio electrónico y una discusión más
completa de RPECV.
Una descripción simple de resonancia es también muy adecuada.
Lógicamente, el siguiente paso sería la discusión de la unión covalente
y el modelo de orbitales moleculares, aunque estas discusiones pueden dejarse
para cursos posteriores de química inorgánica y orgánica. Así, el estudiante
reconocerá que se tienen simplemente modelos y entenderá que todos tienen
utilidad y desventajas. Gillespie observa que, con el modelo de orbitales
atómicos, el problema es de exactitud de presentación de conceptos, no es
sencillo desarrollarlos con los estudiantes que comienzan (Gillespie, 1996).

8) J. Zuo et al. explicaron que el Cu2O presenta una estructura cúbica, en la cual
la disposición de los enlaces Cu-O forma dos redes compenetradas. Para que
tenga lugar la interpenetración debe invocarse a alguna interacción atractiva de
corto alcance Cu+-Cu+ , los resultados sugirieron una fuerte unión covalente.
Como el Cu+ tiene una configuración 3d10 se explicó la participación en la
unión de orbitales electrónicos de número cuántico mayor, ya sea 4s o 4p,
generándose un agujero en el orbital d del ión metálico. Para investigar la
propuesta, los investigadores, utilizaron un método de difracción electrónica
combinado con difracción de rayos X para obtener la distribución de la
densidad de carga. Los resultados fueron comparados con cálculos de
estructura electrónica. Lograron registrar imágenes de densidad electrónica de
los agujeros d, y observaron que guardan semejanza con la isosuperficie
correspondiente a un orbital 3dz2 (Zuo, 1999).
En la Figura 6.2 mostramos la isosuperficie de un corte del orbital
3dz2:
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 1
(3z 2 − r 2 ) = 3d0
2
                       ψ 320 ( x, y , z ) = ⋅
16 ⋅ 3π 3

200
C
Capítulo VI: Temass relacionados con los orbitales

Se puedee consultar la im
mágen mostradaas por Zuo et all. en la correspo
ondiente
bibbliografía y obseervar la semejan
nza.

Fiigura 6.2. Isosupeerficie que guarda seemejanza con lo obseervado por Zuo et al.
a
Tiene semejaanza con lo que muuestra en color azul en
e su mapa.

9) M. Jaco oby escribe el siguiente


s comen ntario, de un Prrofesor de la Un niversidad
Park de Pennsylvania,
P r
respecto del trrabajo de Zuo o et al.: es agraadablemente
excitante veer que una observvación experimenttal confirma una predicción
p teóricaa (Jacoby,
1999).

10) E. Sceerri, concluye que


q habitualmen nte se adoptan posiciones reaalistas(*1)
en la inveestigación cienttífica. Se atribuuye realidad físiica a entidades definidas
teóricamen nte, aunque la Teoría
T misma in nforme que no existen
e físicameente.
M
Mientras no exisste nada en el formalismo
f de la Mecánica Cuáántica que
prohíba laa observación de átomos o densidad electrrónica, la mism ma Teoría
impone quue los orbitales no son observaables.
Sccerri aconseja que
q los educado ores de química eviten ser seduucidos por
este reciennte reporte y afirma que los orbitales de los libros nun nca serán
observadoos, aunque perddurará su utilidaad en muchas ramas de la Ciiencia. En
Química Computacionall, el método de campo auutoconsistente (SCF) se
implementó originalmen nte para realizzar cálculos atómicos
a y moleculares
utilizando diversos méto odos orbitales. Actualmente
A crrece en importaancia y es
computaciionalmente sup perior el método de funcion nal de densidadd, el cual
considera la densidad elecctrónica en lugaar de los orbitales y la función de onda.

201
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Scerri comenta que el lector podría preguntarse si sería algo similar a la


observación de átomos en registros realizados con el microscopio de efecto
túnel, ya que ambas son mediciones indirectas. Claro, la observación de Zuo et
al., sería análoga en el sentido que la densidad electrónica es una observación
indirecta. Pero, para el caso de la observación orbital simplemente no hay
analogía con el caso de los átomos. No es sólo que los orbitales no pueden observarse
directamente. No pueden ser observados, período (Scerri, 2000). (En lugar de período,
nosotros diríamos “punto”, como para poner punto final a una discusión).

11) Los investigadores Zuo et al. comentan que están de acuerdo con E. Scerri
en que el modelo orbital es muy útil pero que es solamente un modelo.

-En nuestro trabajo -aclara Zuo- utilizamos la Teoría polielectrónica en todos los cálculos.
Sin embargo, sería perverso no mencionar la indudable
semejanza de nuestro resultado final con el modelo simple de un electrón
correspondiente a la distribución de densidad de carga de un orbital d.
Esta semejanza destaca que el modelo de un electrón tiene validez, aún para un óxido de un
metal de transición.
No sería adecuado expulsar los conceptos originados del modelo del átomo
hidrogenoide. Esta Teoría es una aproximación muy útil como para ser abandonada. Por
supuesto que es importante conocer cuando se realizan aproximaciones, pero el éxito en una
ciencia como la Química depende de hallar aproximaciones útiles: esto es lo que debería
enseñarse a los estudiantes.

El autor cita que en el The New Shorter Oxford English Dictionary se


define Orbital en parte como Un real o potencial patrón de densidad electrónica (Zuo,
2001).

12) T. Koritsanszky y P. Coppens, comentan que uno debe tener presente que
el observable sobre el cual informa la experiencia de difracción es la
distribución de densidad electrónica y no sobre los orbitales electrónicos, los
cuales son conceptos matemáticos y no pueden ser observados como bien lo
señaló Scerri en su trabajo (Koritsanszky, 2001)

13) R. Gillespie y P. Popelier, dicen, en su libro, que los núcleos en una


molécula se mantienen unidos por los electrones y por lo tanto la densidad
electrónica es fundamental para entender la unión. Recientemente, ha sido
posible obtener con razonable exactitud distribuciones de densidad electrónica
para moléculas de tamaño moderado: ya sea experimentalmente por
cristalografía de rayos-X o más convenientemente a partir de una función de
onda obtenida por computación.

202
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

La hibridización no es un fenómeno físico. Es una operación matemática utilizada para


construir orbitales localizados para describir la unión en una molécula. Notar, también que es
estrictamente incorrecto decir que una unión doble C=C consiste de una unión σ y una unión
π, se trata solamente de una descripción conveniente. También es estrictamente incorrecto
definir una unión como la superposición de orbitales atómicos u orbitales híbridos. Esto es
simplemente una descripción conveniente de procesos hipotéticos. Los modelos de unión, el
método de unión de valencia y el de orbitales moleculares proveen descripciones alternativas
pero equivalentes de la unión en una molécula.
Cuando nos interesan las propiedades de la unión como la longitud y energía y la
geometría, la descripción con los orbitales localizados de la Teoría de unión de valencia es la
más adecuada.
El método de orbitales moleculares abarca la molécula entera, es adecuado para la
descripción de las excitaciones electrónicas en las cuales toda la molécula participa, como en un
espectro electrónico y la fotoionización (Gillespie, 2001).

14) E. Scerri, en otra publicación, dice que tendría que quedar claro que el
punto de vista generalmente aceptado es que los orbitales son estrictamente no
referentes, en cuanto a que el término Orbital no denota ninguna entidad que
podría decirse que existe físicamente en el mismo sentido que una órbita(*2)
planetaria existe (pág. S84). En la página S87 comenta que, después de todo, el
hecho que los orbitales solamente podrían proveer una aproximación del
movimiento de los sistemas polielectrónicos no es una razón suficiente para la
completa negación de que los orbitales o algo relacionado con ellos
posiblemente pueda existir.
Scerri propone otro argumento y declara que es el más decisivo. Se
refiere a la amplitud de probabilidad y principalmente a que la expresión
matemática para la mayoría de los orbitales involucra al número “i”(la raíz
cuadrada de menos uno), convirtiéndola en un número imaginario:
-Por lo tanto, solamente podemos observar el cuadrado del orbital atómico, que
daría “-1” y que tendría sentido físico. El cuadrado transforma a la cantidad imaginaria en
una real.
Y, por si esto no fuese suficiente, surge que los orbitales atómicos están descriptos en
un espacio de Hilbert polidimensional y nosotros solamente podemos ver los objetos en un
espacio tridimensional. ¿Cómo, entonces, puede alguien declarar que los orbitales han sido
observados directamente? Y esto fue publicado en Nature y en muchas otras revistas
(Scerri, 2001).

15) E. Scerri, en otra publicación, contestó a los investigadores Zuo et al. que le
agradó leer que reconocieran que los orbitales no pueden observarse sino que el
observable es la densidad de carga. Sin embargo, Scerri considera que no parece
que dichos autores estén muy convencidos.
-De acuerdo con la Mecánica Cuántica convencional, los orbitales no son
observables ni siquiera en el caso del átomo de hidrógeno (Scerri, 2002).

203
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

16) L. Cardellini entrevistó al Doctor Roald Hoffmann.

Roald Hoffmann, en 1981 compartió el premio Nobel en Química con Kenichi


Fukui por las Teorías que desarrollaron independientemente, relacionadas con
el curso de las reacciones químicas.
Transcribimos a continuación, en forma textual, una de las preguntas y
la correspondiente respuesta (Cardellini, 2007).
L. Cardellini comenzó con el siguiente comentario :
-Los orbitales atómicos son construcciones sólo matemáticas y algunos de nosotros,
me incluyo, enseñamos los orbitales sin tener un conocimiento adecuado de la Mecánica
Cuántica. Desde los tiempos de La conservación de la simetría orbital usted ha
realizado muchos trabajos con orbitales –y a continuación preguntó a Roald Hoffmann.
-¿Qué ideas sobre los orbitales deberíamos enseñar para que los estudiantes no sean
luego inexpertos en el tema? ¿Cómo enseñar este tema?

R. Hoffmann respondió: -Creo que los orbitales son reales(*1) y a partir de ellos
podemos construir el mundo de la química. Son la forma más profunda y unificadora para ver
los fenómenos químicos. También tienen una curiosa afinidad gráfica con las fórmulas
estucturales de la química y, una vez que se han aprendido, de alguna manera encajan en la
intuición geométrica de los químicos.

17) M. Labarca, comenta en relación a la afirmación de Scerri en su trabajo del


2001(pág. S84), lo siguiente:

La afirmación de Scerri es particularmente interesante porque sugiere de inmediato la analogía


con el problema clásico de los tres cuerpos. Como es bien sabido en mecánica clásica, en un
sistema de n cuerpos, con n ≥ 3, que interactúan gravitacionalmente entre sí, las ecuaciones de
movimiento no tienen solución analítica puesto que son no-separables.
Por ejemplo, en el sistema solar, estrictamente no se puede adjudicar una ecuación de
movimiento independiente a cada planeta, salvo bajo la aproximación basada en despreciar las
interacciones gravitatorias de los planetas entre sí. Pero como aquí la cuestión en disputa no es
epistemológica sino ontológica, el problema consiste en decidir si esta limitación matemática
implica la inexistencia de las órbitas(*2) planetarias. Por supuesto, si por órbita planetaria
se entiende los puntos del espacio que ocuparía el planeta en su movimiento en ausencia de los
demás planetas que interactúan con él, es claro que en el sistema solar las órbitas no existen y
son sólo ficciones matemáticas útiles para los cálculos. Pero esta interpretación del término no
sólo ontologiza(*3) una limitación matemática, sino que nos deja sin un nombre para
designar la trayectoria que efectivamente describe el planeta, trayectoria cuya existencia no
puede cuestionarse en mecánica clásica. Si, como parece más razonable, utilizamos el término
órbita planetaria para referirnos a la trayectoria que describe el planeta como consecuencia
de su interacción con los restantes cuerpos del sistema, la no-separabilidad del sistema de
ecuaciones de movimiento no implica la inexistencia de las órbitas planetarias.
Claro está que no se trata aquí de adoptar un modelo planetario del átomo ni de
afirmar que los electrones poseen trayectorias definidas: el argumento debe comprenderse por

204
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

analogía. Así como la no-separabilidad de las ecuaciones de movimiento clásicas no implica la


inexistencia de las órbitas planetarias, la no-separabilidad de la función de onda del átomo no
implica la inexistencia de los orbitales entendidos como las regiones del espacio donde es más
probable que se encuentre cada electrón.

M. Labarca, también comenta que el concepto de orbital es un


concepto clave en la enseñanza: se utiliza para explicar uniones químicas,
reactividad y estructura química. La posición natural de los docentes es aceptar
los orbitales como entidades reales(*1), existentes. Pero esta perspectiva
contrasta con lo que nos dice la Mecánica Cuántica. Cada Teoría aceptada, tiene
su ontología(*3) que corresponde a su esquema conceptual. No existe una
única ontología(*3) verdadera, el orbital es tan real(*1) como el observable
físico. Esta perspectiva filosófica de un pluralismo ontológico puede salvar
muchas dificultades conceptuales que los docentes de Química enfrentan en la
clase, ya que la misma les brinda un adecuado sustento filosófico a su posición
realista(*1) natural, habitualmente adoptada en forma ingenua o de pre
reflexión.
Los orbitales atómicos también existen en la ontología(*3) de la química
molecular (Labarca, 2006, 2009, 2010a y b).

Finalmente, citamos una publicación del año 2011 realizada por un equipo de
investigación que lleva más de una década trabajando sobre Mecánica Cuántica
Molecular.

18) I. Mayer et al., explicaron que sus primeros cálculos mecánicos cuánticos
moleculares utilizaron los orbitales ocupados en los átomos libres. Luego
utilizaron conjuntos de bases mínimas que se reemplazaron mayormente por
orbitales Gaussianos. Adjuntamos, a continuación comentarios textuales de los
autores sobre su investigación extraídos del trabajo y de las conclusiones de su
publicación del 2011:

-Uno podría argumentar que usar los conjuntos de bases centradas en el átomo
influencia los procedimientos de localización y conduce hacia la formación de orbitales de tipo
atómico. En otras palabras, uno se atreve a pensar que el enfoque de la combinación lineal de
orbitales atómicos (CLOA, LCAO en inglés), de alguna manera induce más que describe la
química. Es, por lo tanto, una cuestión conceptual importante si la existencia de conjuntos de
bases mínimas efectivas con orbitales s, p, y de tipo d o sus híbridos constituyen una Ley de
la naturaleza o un artefacto de la computación.

Para solucionar este problema, hemos realizado los respectivos análisis de funciones de onda
obtenidas con los cálculos sobre onda plana, sin introducir ningún conjunto de bases centradas
en el átomo en el curso de los cálculos.
Los resultados mostraron que en el caso de átomos no hipervalentes hay tantos
orbitales atómicos efectivos, con significativos números de ocupación, como hay

205
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

orbitales en el conjunto de bases mínimas clásicas del átomo dado. Esto significa que, para
los sistemas no hipervalentes, es posible presentar los orbitales moleculares como sumas de
orbitales atómicos efectivos que se asemejan mucho a las bases mínimas de orbitales atómicos
de los átomos individuales (o de sus híbridos). Para los átomos hipervalentes también son
importantes algunos orbitales adicionales, básicamente del tipo d; son necesarios para describir
la retro donación hacia estos átomos positivos. Parece ser que los orbitales tipo d cumplen
también un rol similar para los átomos de carbono fuertemente positivos, (Mayer, 2011).

(*1) realismo; realista; posición realista natural.


En un sentido filosófico amplio, se considera que lo real es aquello que existe
independientemente de cualquier sujeto cognoscente (realismo mínimo)a, y esa realidad se nos
presenta como un mundo ya hecho o estructurado (realismo metafísico)b, al que es factible
conocer, al menos, aproximadamente (realismo gnoseológico)c. Por tanto, bajo el rótulo
realismo queda incluida toda posición filosófica que admita lo real como un elemento filosófico
relevante.
a) Las cosas existen independientemente de que los humanos tengamos la capacidad de
observarlas.
b) La realidad existe independientemente de que la ciencia pueda proporcionar conocimiento
sobre ella.
c) Las teorías científicas permitirían descubrir o acercarnos a esta realidad.

-En la comunidad química es improbable encontrar a un no realista, ni a un escéptico en cualquier nivel. Al


mismo tiempo los Químicos se dan cuenta de la esencia simbólica de sus representaciones moleculares y de la
multiplicidad de formas de mirar una molécula. Los Químicos también son conscientes de la naturaleza efímera de
las Teorías. Pero en sus actividades productivas subyace un realismo sólido. ¿Dónde está el realismo intuitivo del
Químico? Creo que deriva del refuerzo de la percepción sensual ocasionado por las transformaciones inherentes a la
química (Roald Hoffmann, 2007).

(*2) órbitas, se definen centradas con respecto al centro de masa.

(*3) La ontología es el capítulo de la filosofía (metafísica en particular) que estudia la realidad, su


estructura y las entidades existentes en ella.
Ontología, esta palabra es un neologismo acuñado en 1692 por el teólogo Jean Le Clerc,
proviene de dos voces griegas: ontos, que significa ser y logos, que significa estudio, (como es en
biología y geología).

206
COMENTARIOS DE LOS AUTORES Y CONCLUSIÓN

Acerca de la Teoría Atómico-Molecular

En primer lugar es conveniente hacer algunas reflexiones sobre la Teoría


Atómico Molecular, la cual es fecunda porque explica y predice una gran
cantidad de hechos experimentales, generando nuevos conceptos. La constante
síntesis de nuevos compuestos orgánicos e inorgánicos y la obtención de
nuevos materiales no es cuestión del azar sino de la aplicación intensiva de esta
Teoría sobre el conocimiento adquirido.
La Teoría se desarrolló a lo largo de todo el siglo XIX. Comenzó con la
Teoría Atómica de J. Dalton (conjuntos de átomos formando moléculas),
continuó con el concepto de valencia de F. Kekulé y A. Couper (unión selectiva
de los átomos en las moléculas, unión química, conectividad y topología
molecular) y culminó con J. Van’t Hoff y J. Le Bel (unión química orientada
espacialmente, el carbono tetraédrico).
En resumen, al terminar el siglo XIX las moléculas estaban constituidas
por átomos unidos selectivamente entre sí y con orientaciones espaciales bien
determinadas. Nacen los conceptos de enlace químico y estructura molecular.
La unión química tiene las siguientes propiedades, a las cuales se llega de la
mano de una abrumadora evidencia experimental acumulada en más de dos
siglos, que no puede ser puesta en duda.

1- Saturación: esta propiedad indica que un dado átomo se une a un número


determinado de otros átomos.
2- Orientación espacial: las uniones químicas son direccionales.
3- Estabilidad: las moléculas perduran indefinidamente, sin mostrar desgaste
ni deformaciones frente a la constante colisión con otras moléculas, dentro de
cierto rango de presión y temperatura.

El primer modelo consistente del átomo es el de Rutherford, y sobre él Bohr


construye una Teoría que explica cuantitativamente el espectro de emisión del
hidrógeno atómico.
Pronto se cae en cuenta que la estructura molecular es consecuencia de
la disposición espacial de los núcleos atómicos y los electrones deben ser los
responsables de la unión química. Entre 1902 y 1916 Lewis propone átomos
cuyos electrones externos se ubicarían en los vértices de un cubo cuyo centro es
el núcleo atómico más los electrones internos (core). De esta manera Lewis
llega a la regla del octeto y logra explicar algunas uniones químicas y el carbono
tetraédrico.
Pero, se plantea el problema que un sistema de cargas eléctricas no
puede formar una configuración estática en equilibrio estable dentro de los
conceptos de la física clásica (Harnwell, 1961).
En consecuencia, dentro de los conocimientos físicos previos a 1925-
1926 la unión química era físicamente inexplicable.

207
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

La Mecánica Cuántica logra resolver el enigma de la unión química,


representada por los electrones. Se reemplaza el concepto de órbita por el de
orbital, que implica una densidad de probabilidad para el electrón localizada en
el espacio. Este hecho, más el principio de exclusión de W. Pauli que limita la
cantidad de electrones en cada orbital, permite la explicación de los ítems 1 y 2.
En cuanto, a la relativa estabilidad molecular puede explicarse por la
cuantización de los niveles energéticos que impide cualquier cambio si la
perturbación no tiene la energía necesaria. No se produce un efecto
acumulativo por sucesivas colisiones (como pueden ser los sucesivos choques
entre dos moléculas con energía insuficiente para romper un enlace), no se
produce el efecto que se conoce como: gota que horada la piedra. Esta
particularidad ya había sido notada por Max Born en 1926, (*4).

A continuación expondremos solamente cuatro de los muchos ejemplos


que existen sobre la aplicación exitosa del concepto de orbital:

I) Los átomos polielectrónicos


Los sistemas polielectrónicos, como todos los átomos y las moléculas,
salvo el átomo de hidrógeno, tienen obviamente repulsiones interelectrónicas y
la necesidad de antisimetrización de la función de onda polielectrónica, para
cumplir con la indistinguibilidad de los electrones. Estos sistemas darán origen
a una función de onda de gran complejidad y seguramente muy distinta de los
orbitales hidrogenoides.
Sin embargo, y de un modo sorprendente, los orbitales hidrogenoides
pueden ser empleados cualitativamente para construir la Tabla Periódica, con
las salvedades ya vistas en la primera parte de este Capítulo. También el estado
fundamental y los niveles energéticos más bajos de moléculas e iones
poliatómicos pueden ser clasificados espectroscópicamente en términos de las
configuraciones unielectrónicas (Jφrgensen, 1971).

II) Orientación espacial de la unión química


Una manera muy simple de explicar la orientación espacial del Enlace
Químico es construyendo Combinaciones Lineales de Orbitales Atómicos
Adaptados a la Simetría (CLOAS). En el caso de un átomo son los orbitales
híbridos, con orbitales correspondientes al mismo nivel de energía o incluso de
niveles de energía cercanos. De esta manera es posible mediante la combinación
lineal de tres orbitales 2p y un orbital 2s obtener cuatro orbitales híbridos sp3
orientados tetraédricamente, como ocurre en el metano (CH4). Una explicación
alternativa es que el metano es tetraédrico porque así se minimizan las
repulsiones entre los protones de los hidrógenos. Se han estudiado (Müller,
1992) las configuraciones geométricas que minimizan la repulsión de diversos
números de puntos de igual carga eléctrica sobre una esfera, obteniéndose por
ejemplo para 4 el Tetraedro, para 6 el octaedro, para 8 el antiprisma cuadrado
(anticubo), para 12 el icosaedro, etc. Es claro que el cuadrado plano no puede
minimizar la repulsión de 4 átomos o grupos de átomos equivalentes. Sin

208
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

embargo el níquel (Z = 28) forma un complejo cuadrado plano con 4 iones


cianuro, lo cual prueba que la minimización de la repulsión no es el único factor
a tener en cuenta. Cálculos Cuánticos realizados con programas de
computación, confirman que la energía se minimiza para este complejo en la
forma cuadrada plana. Existen otros ejemplos de cuadrados planos pero con Z
mayor al del níquel. No hay cuadrados planos centrados en átomos livianos. La
Teoría de la Hibridización explica este hecho, mediante la Teoría de Grupos,
porque para construir un cuadrado plano se requiere al menos un orbital d
(ℓ=2) (el Hibrido es dsp2 ) que no es accesible energéticamente en los átomos
“livianos”.

III) Empleo de los Orbitales en Química Orgánica


Un caso notable es el de las reacciones Pericíclicas, en las que la
apertura o el cierre concertado (en un solo paso) de un anillo de carbonos, no
depende solo de consideraciones estéricas, sino de ciertas reglas halladas
empíricamente.
Estas reglas determinan que el comportamiento depende de si el
número de átomos de carbono del ciclo es par múltiplo de 4 o es par, pero no
múltiplo de 4. Además estas reglas se invertían según que la reacción química se
realizara térmica o fotoquímicamente.
R. Woodward y R. Hoffmann, introduciendo el concepto de
Conservación de la Simetría Orbital durante la reacción química lograron
racionalizar íntegramente dichas reglas empíricas.

IV) Empleo de los Orbitales en cálculos Mecánico Cuánticos


Moleculares
Actualmente es común el empleo de programas de Mecánica Cuántica
que calculan energías de formación, conformación espacial, etc., de moléculas
con una concordancia con los resultados experimentales que va aumentando
constantemente.
Una actitud positiva sería emplear estos programas para tratar de
explicar las razones del éxito del empleo de orbitales atómicos en la Mecánica
Cuántica Molecular. Esto es lo que han hecho I. Mayer, I. Bakó y A. Stirling
muy recientemente, al resolver diversas moléculas Inorgánicas y Orgánicas,
evitando el empleo como funciones Base del Espacio de Hilbert de orbitales
atómicos, híbridos o cualquier función centrada en los átomos. Ellos emplearon
el método de cálculo de funcional de densidad (DFT) con ondas planas como
bases, sin introducir cualquier función centrada en los átomos.
Los orbitales moleculares ocupados obtenidos, tenían formas
(superficies de nivel) que recuerdan fuertemente a orbitales atómicos s, p, d, y
diversos orbitales híbridos. Esto explicaría el éxito en el empleo de orbitales
atómicos e híbridos, al emplearlos en la obtención de la función de onda
molecular.

209
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

REFLEXIONES SOBRE LAS CRÍTICAS REFERENTES A LA


EXISTENCIA DEL ORBITAL

A continuación, presentaremos nuestra opinión sobre las distintas posturas


críticas enunciadas fundamentalmente por J. Ogilvie y E. Scerri.

Respuesta a las críticas formuladas por J. Ogilvie:

J. F. Ogilvie es un miembro del: Centre for Experimental and Constructive


Mathematics.
Ha comentado:
-La espectroscopía molecular, las aplicaciones de las matemáticas a la química, la
naturaleza del enlace químico y los aspectos de la comunicación científica son cuatro campos
principales de mi esfuerzo académico.
Ha escrito más de cien trabajos de investigación sobre los espectros de
compuestos simples, en su mayoría sobre las moléculas diatómicas.
Más comentarios del autor:
-Mucho del progreso logrado en el análisis de los espectros moleculares resultó del uso
de computadoras. Desde mi primer contacto, en 1959, con computadoras digitales
electrónicas, ALWAC 3 G de la Universidad de Columbia Británica y, a continuación,
EDSAC-2 de la Universidad de Cambridge, he mantenido un interés en la aplicación de
computadoras como auxiliares de la enseñanza. Un primer proyecto fue preparar un
programa que permitiera la reducción de los datos de la cristalografía de rayos X de polvos
para obtener los parámetros de las celdas unidad; este programa fue empleado por los
estudiantes para procesar los datos medidos en un laboratorio universitario. En 1967 en la
Universidad de Newfoundland incorporé el uso de calculadoras programables en cursos de
pregrado en química y posteriormente continué promoviendo aplicaciones educativas de las
computadoras.

Es Editor y autor de parte del siguiente libro, pp 341-365:


Models, Mysteries and Magic of Molecules, Editores:
Jan C.A. Boeyens, University of Pretoria, South Africa y J.F. Ogilvie,
Universidad de Costa Rica, Costa Rica
ISBN 978-1-4020-5940-7 (HB), ISBN 978-1-4020-5941-4 (e-book)
Editorial Springer,The Netherlands. 2008.

Sería conveniente releer el resumen sobre la publicación de J. Ogilvie y los


resúmenes sobre los respectivos comentarios de J. Simons y el Premio Nobel
L. Pauling, que ya se presentaron en este capítulo.
En realidad toda Ciencia comienza con una acumulación de
conocimientos descriptivos. En una etapa posterior van surgiendo Teorías que
comienzan dando explicaciones parciales, sistematizando los conocimientos y
prediciendo nuevos fenómenos. En las Ciencias Naturales los conocimientos se
expresan muchas veces en forma matemática, permitiendo una contrastación de
la Teoría correspondiente con los valores experimentales numéricos.

210
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

Nosotros consideramos que la enseñanza de la Química tiene que acompañar


de alguna manera este desarrollo y no puede limitarse a la presentación
exclusivamente descriptiva en ningún nivel de la Educación.
Ogilvie, considera que no son convenientes las explicaciones
cuantitativas en los niveles básicos de la enseñanza de la Química con lo cual
coincidimos. Pero al descalificar, además, toda explicación cualitativa, Ogilvie
reduce la Química a una Enciclopedia de propiedades de substancias y a un
recetario de métodos de preparación, que los estudiantes deberán memorizar.
Pensamos que este tipo de actitud dificulta el desarrollo de la capacidad crítica y
deductiva del estudiante, subestimando su racionalidad. Las interpretaciones
cualitativas muestran una sorprendente proporción de aciertos y es importante
destacar que no solamente se utilizan en la enseñanza sino también como
herramientas heurísticas(*5) en la investigación.
Ogilvie compara cualquier intento de explicar la estructura tetraédrica
del metano con querer fundamentar la existencia de nueve planetas en nuestro
sistema solar. Al respecto es conveniente explicar lo siguiente:
Si bien, últimamente se descubrieron planetas extrasolares, estos son los de
mayor tamaño en los correspondientes sistemas. El único sistema planetario
conocido en detalle es el solar, por lo cual no tiene sentido buscar un
significado especial en el número de sus planetas. Pero, en el caso del metano,
no hay evidencia que exista una molécula de metano cuya estructura espacial
sea distinta. Las moléculas de metano son todas iguales y por lo tanto es lícito y
obligatorio que la Ciencia proponga una explicación de este fenómeno.

Una Teoría aproximada o defectuosa solo puede ser reemplazada por una
Teoría mejor.

Nosotros consideramos que el Vacío Teórico jamás puede ser una alternativa
válida ante los defectos de una Teoría.

211
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Respuesta a las críticas formuladas por E. Scerri :

E. Scerri es el Filósofo de la Química más relevante en la actualidad y uno de


los padres fundadores de la disciplina.
E. Scerri es el editor y fundador del Journal de Springer: Foundations
of Chemistry, que actualmente tiene una antigüedad de 12 años.
También es autor de:

Eric Scerri, The Periodic Table, Its Story and Its Significance, Oxford
University Press, 2007. Este libro ha sido uno de los más vendidos de esta
editorial y fue nombrado como Outstanding Academic Title, por elección de
la Library Magazine. Es coeditor de The Philosophy of Chemistry: The
Synthesis of a New Discipline, Baird, D., Scerri, E.R., McIntyre, L., (eds.),
volume 242 of Boston Studies in the Philosophy of Science, Springer,
Heidelberg, 2005. E. Scerri ha escrito muchas publicaciones sobre la Filosofía
de la Química, sobre la Tabla Periódica y sobre los elementos.

Podemos destacar las dos principales objeciones que realiza Scerri a la


existencia de los orbitales:

• A- Cuestiona los orbitales, en el sentido que no son una solución


analítica para un sistema polielectrónico (sea átomo o molécula).
• B- Propone un segundo argumento: la expresión matemática para la
mayoría de los orbitales involucra al número “i”, (la raíz cuadrada de menos uno),
convirtiéndola en un número imaginario. Por lo tanto, solamente podemos observar
el cuadrado del orbital atómico, que daría “-1” y que tendría sentido físico
(Scerri, 2001, S87).

A- Debido a la repulsión interelectrónica y a la necesidad de antisimetrizar la


función de onda polielectrónica, esta última es de una gran complejidad y no
tiene una expresión analítica como la de los orbitales hidrogenoides. Aunque la
función de onda polielectrónica sea muy distinta de los orbitales hidrogenoides,
estos últimos proveen de una guía efectiva para la construcción de la Tabla
Periódica según el principio Aufbau.
Como comenta Labarca (ver Cap 6, p 204), una situación semejante se
presenta en mecánica clásica cuando se estudia la trayectoria de un único
Planeta en torno al Sol. El resultado, en un sistema de referencia fijado en el
centro de masa, es una trayectoria cerrada u órbita, que es una elipse en uno de
cuyos focos se ubica el centro de masa Planeta/Sol. La órbita elíptica se
transforma así en el elemento básico de la Astronomía del Sistema Solar. De
manera semejante podríamos hallar las órbitas elípticas de todos los planetas del
sistema. Sin embargo, se trata de una evaluación aproximada del sistema Solar,
que no ha tenido en cuenta las interacciones gravitacionales entre los planetas
que se añaden a la interacción Planeta/Sol. Si se pretende resolver el sistema
teniendo en cuenta todas las interacciones posibles, surge el denominado:

212
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

problema originado por 3 o más cuerpos. En este caso el sistema no admite


solución analítica y no puede garantizarse que las trayectorias sean cerradas y en
consecuencia que existan órbitas planetarias. Como agravante, el tratamiento de
un único planeta y el Sol mediante la Teoría General de la Relatividad dio
trayectorias levemente no cerradas. La explicación de las anomalías de la órbita
de Mercurio fue una de los primeros éxitos de dicha Teoría (Will, 2005, p 80).
Sin embargo, el concepto de órbita planetaria independiente (para cada planeta),
permite ordenar el Sistema Solar y caracterizar los parámetros: excentricidad,
perihelio y afelio.
Por ejemplo: el efecto relativista, aludido al planeta mercurio, anteriormente, se
denomina: precesión del perihelio.
Vemos así una excelente analogía con el átomo polielectrónico. Si somos
coherentes, si el orbital no existe, la órbita planetaria tampoco debería existir.
Si procedemos de otro modo estaríamos, según Labarca, ontologizando una
dificultad en el cálculo matemático.
Scerri es consciente del hecho anterior y propone un segundo argumento para
defender su Tesis: Los orbitales no existen (Scerri, 2001, S87).

B- Realizaremos, a continuación, un análisis de su argumento, el cual se basa en


que la expresión matemática para la mayoría de los orbitales involucra números
complejos (a+bi).

En primer lugar conviene recordar que en física, hay ejemplos de casos, en los
cuales el número complejo puede ser la medida de un observable. En la Teoría
de la corriente alterna se puede plantear una extensión de la ley de Ohm, en la
cual el papel de la resistencia lo juega la impedancia (z). En un sistema
constituido por una resistencia (R), un capacitor (C), y una inductancia (L),
conectados en serie, la impedancia tiene la forma:
1
z = R + i (ω.L − )
ω.C
z es un número complejo que representa una propiedad física medible. Sin
embargo, hay que reconocer que este no es el caso de la Mecánica Cuántica.
Efectivamente, en el usualmente considerado Segundo Postulado de la
Mecánica Cuántica se impone que a cada observable le corresponde un
operador hermítico, cuyos autovalores son los únicos resultados posibles de las
mediciones. Pero, como los autovalores de un operador hermítico son números
reales (se demuestra por un Teorema), las mediciones en Mecánica Cuántica
deben ser números reales. La condición de hermeticidad de los operadores
tiene consecuencias muy importantes en Mecánica Cuántica, por ejemplo
permite la demostración que a autovalores distintos corresponden
necesariamente autofunciones ortogonales.
La función de onda y en particular un orbital, en cambio, pueden ser
funciones reales o complejas de variables reales (x,y,z). (No confundir con las
funciones complejas de variable compleja, w = f (zi) ). En el caso de los
orbitales hidrogenoides, muchos son convertidos en reales, para poder

213
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

visualizarlos, mediante combinaciones lineales adecuadas de los orbitales


hidrogenoides originales complejos provenientes de la resolución de la
ecuación de Schrödinger. En el Apéndice I y en el Capítulo 5 se puede leer
como esto se logra, combinando adecuadamente dos orbitales con los mismos
números cuánticos n y ℓ pero con números cuánticos m de signo contrario.
Esta estrategia es innecesaria para los orbitales con número cuántico m=0 que
son reales de “nacimiento”. Sugestivamente, este es el caso de los orbitales dz2.
En Mecánica Cuántica se demuestra que la densidad de probabilidad (δ), de
encontrar una partícula en el punto (x,y,z) es el cuadrado del módulo de la
función de onda en dicho punto, ver el Capítulo 5:
2
Ψ ( x0 , y 0 , z 0 ) = δ ( x0 , y 0 , z 0 )
En una partícula, con carga eléctrica, la densidad electrónica es prácticamente
una medición directa de la densidad de probabilidad. Es necesario aclarar, que
la densidad de probabilidad es siempre un número real positivo, como debe
corresponder a una probabilidad.
2
Ψ ( x 0 , y 0 , z 0 ) = Ψ.Ψ* ≥ 0
En cambio Ψ 2 en tanto sea el cuadrado de un complejo puede tomar valores
reales positivos y negativos, imaginarios puros y complejos:

( a + b.i ) 2 = ( a 2 − b 2 ) + 2ab.i
2
a + b.i = ( a + b.i ).( a − b.i ) = a 2 + b 2
2
22 = 4 2 =4
2
(2.i ) 2 = −4 2.i = 4
2
(1 + i ) 2 = 2.i 1+ i = 2
2
(1 + 2.i ) 2 = −3 + 4.i 1 + 2.i = 5

Evidentemente en los tres últimos casos los valores de los cuadrados no pueden
ser una densidad de probabilidad, mientras que si pueden serlo los cuadrados de
los módulos en todos los casos. Es importante recordar que la densidad de
probabilidad puede ser mayor que uno, pero jamás un número negativo.

Por lo tanto, si consideramos el caso más general en que Ψ ( x 0 , y 0 , z 0 ) sea un


número complejo, escribiremos: Ψ = a + b.i = Ψ .e i.α
Mediante mediciones de densidad electrónica solamente es observable de
2
manera casi directa Ψ o lo que es prácticamente lo mismo Ψ ≥ 0 .
No puede observarse por mediciones de densidad electrónica la fase α de la
función de onda orbital. Por ello suele decirse que las funciones de onda están

214
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

indeterminadas por un factor de fase e i.α . Sin embargo, la diferencia de fases


entre funciones de onda puede determinarse mediante experimentos de
interferencia.

En consecuencia una función de onda estacionaria como un orbital molecular


es observable parcialmente, de un modo indirecto, a través de las mediciones de
la densidad electrónica.

Esto no es ninguna novedad en Química, donde actualmente la avalancha de


métodos instrumentales empleados en las determinaciones de las más variadas
propiedades, nos plantea la pregunta sobre lo que es una observación directa
de una propiedad química.

Un ejemplo interesante de un observable proveniente de la Termodinámica


Química Clásica (no estadística) es el pH. Su medición es indirecta, ya sea a
través de la visualización del color de un papel indicador o del potencial
eléctrico (FEM) de un electrodo de vidrio que un equipo electrónico traduce en
una expresión digital como pH.
En los niveles básicos de enseñanza se define el pH como,
pH = − log c H +
Donde c H + es la concentración molar de H+, por lo cual es una función de la
concentración de iones hidrógeno. Sin embargo, su definición rigurosa es,
(Lunelli, 2009):
mH +
pH = − log a H + = − log γH +
mo
• a H + es la actividad del protón.
• m H + es la molalidad del protón, que es medible.
• m o es la molalidad unitaria, concentración de referencia para eliminar
las unidades.
• γ H + es el coeficiente de actividad (estado de referencia solución
diluida ideal o estado de Henry) del protón hidratado.

Este coeficiente de actividad γ H + no es observable, ya que solo pueden


determinarse experimentalmente los γ ± (promedios geométricos ponderados
de los coeficientes de actividad de aniones y cationes).
El γ H + se calcula, entonces, mediante la Teoría de Debye-Hückel o
algunas de sus extensiones, todas las cuales fallan a fuerza iónica >1 m. Así
γ H + y por lo tanto el pH son, en realidad, una entidad semiempírica cuya
determinación indirecta se realiza con un pH metro mediante la medición de

215
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

una FEM (fuerza electromotriz). Como este instrumento se calibra con


soluciones patrones cuyo pH se ha calculado con ayuda de la Teoría de Debye-
Hückel, el pH es una entidad con una importante contribución teórica.

En consecuencia, tanto el orbital como el pH son entidades teóricas, no son


objetos materiales y pueden ser visualizados indirectamente.
Resultaría muy extraño para un Químico y poco recomendable
didácticamente la expresión: el pH no existe.

Así como la microscopía de efecto túnel permite la observación indirecta de


átomos, que son objetos materiales, la densidad electrónica y el pHmetro
permiten la observación indirecta del módulo del orbital molecular y del pH
respectivamente.

También merece algunas reflexiones la pertenencia de los orbitales a un


Espacio de Hilbert, cuya dimensión puede ser cualquiera, aunque usualmente
en Mecánica Cuántica es infinita. Los espacios de Hilbert son espacios
abstractos de funciones de modo que aunque su dimensión sea 2 ó 3 tampoco
serían visibles.

Según la Mecánica Cuántica las autofunciones de un operador hermítico


correspondiente a un observable constituyen una base completa del Espacio de
Hilbert. Este es el caso de los orbitales hidrogenoides en tanto son
autofunciones del operador Hamiltoniano. Los orbitales hidrogenoides pueden,
entonces, utilizarse en el desarrollo de orbitales moleculares, orbitales híbridos,
etc. Hay que tener en cuenta que este desarrollo de Fourier, que no es más que
una de las tantas técnicas matemáticas que emplea la Física Clásica, en la
Mecánica Cuántica tiene un significado mucho más profundo y fundamental, ya
que forma parte de su base axiomática, como fue visto en el Capítulo 5.
Por eso, aunque pueda observarse indirectamente el orbital molecular y
no los orbitales atómicos, estos constituyen una base posible para el desarrollo
del primero y son una herramienta de gran utilidad en el trabajo de la Química
Teórica.

La publicación de Mayer et al., del año 2011 y trabajos anteriores relacionados


tuvieron como objeto rescatar que los orbitales atómicos, los orbitales híbridos,
pares libres, uniones sigma y pi, retro donación, etc., persisten en aparecer aún
cuando no se use ningún conjunto de bases centrada en el átomo (Mayer, 2004
y 2009; Torre, 2005). Sus resultados contrastan con las declaraciones que había
realizado J. F. Ogilvie en 1990.

216
Capítulo VI: Temas relacionados con los orbitales

FINALMENTE,
CONCLUIMOS CON LAS SIGUIENTES REFLEXIONES:

La historia de la Ciencia muestra que muchas predicciones negativas fueron


más tarde superadas, así por ejemplo:

• “Nunca podrán verse los átomos”


El 11 de octubre de 1955, el profesor Erwin W. Müller y Kanwar Baladur, en
ese momento su estudiante de doctorado, fueron los primeros en obtener una
imagen de átomos individuales con la primera técnica utilizada: Field Ion
Microscopy (FIM). Varios investigadores trabajaron en el perfeccionamiento,
hasta que en 1970 Albert V. Crewe y sus colaboradores desarrollaron la técnica
de: Transmission Electron Microscopy (TEM).
Finalmente, con el microscopio de efecto túnel: Scanning Tunneling
Microscopy (STM), se logró una alta resolución. Gerd Binning y Heinrich
Rohrer recibieron, por su trabajo, el Premio Nobel de Física en 1986.
(Müller, 1956; Crewe, 1970; Binning, 1983)

• “Nunca se podrá medir el potencial absoluto de un electrodo individual


en un sistema electroquímico”
Esto fue realizado en 1977 por R. Gomer et al., puede observarse el sistema de
medición desarrollado en la bibliografía.
(Engel, 2006, p 267 y Gomer, 1977)

• “Nunca se observará que una rotación de 360° cambie el signo de la


función de onda de una partícula de espín ½”
Es lo que se decía en los textos de Mecánica Cuántica de 1960 (*6). En 1975,
sin embargo, esta predicción de la mecánica cuántica fue comprobada
experimentalmente por H. Rauch et al. y por S. Werner et al., simultáneamente.
Constituye un ejemplo de la detección de diferencia de fase entre funciones de
onda mediante experiencias de interferencia.
(Rauch, 1975; Werner, 1975)

• “La función de onda solamente puede observarse de manera parcial e


indirecta a través de la densidad de probabilidad, determinada por
ejemplo, por la densidad electrónica”
Sin embargo, resultados que constituyen la culminación de investigaciones
iniciadas en la década de 1980 informan sobre nuevos métodos de medición,
algunos de ellos directos. Mostramos, a continuación, dos de las últimas
investigaciones:
1- J. Lundeen et al. muestran que la función de onda puede medirse
directamente. Comentan: -El resultado es que las componentes real e imaginaria de la
función de onda aparecen directamente en nuestro aparato de medición.
2- Recientemente, en su publicación del 20 de mayo de 2013, A. Stodolna et al.
describen la visualización de la estructura nodal de Orbitales Hidrogenoides

217
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

correspondientes a átomos de hidrógeno sometidos a un campo eléctrico


(efecto Stark) y llevados a un estado excitado de número cuántico principal:
n=30.
(Lundeen, 2011; Stodolna; 2013)

Hay que destacar el aspecto positivo de la crítica realizada por algunos autores
con respecto a los orbitales ya que ayuda a perfeccionar el concepto de orbital.
Cuando todos piensan igual, nadie piensa, parte del título de una
conferencia de Pablo D. Sisterna (Gangui, 2007).

(*4) Pero la suposición que las fuerzas son puramente eléctricas entraña dificultades. Hay un teorema matemático
que afirma que un sistema de cargas eléctricas no puede estar en equilibrio estable, por lo que Rutherford se vió
obligado a suponer que los electrones giran alrededor del núcleo de forma que la fuerza centrífuga equilibra la
fuerza eléctrica resultante. Pero si se pueden aplicar las leyes del electromagnetismo a un sistema como este, debería
radiar energía hasta que los electrones cayeran sobre el núcleo. Una segunda dificultad surge de la teoría
cinética de los gases. Sabemos que todo átomo o molécula de un gas en condiciones
normales colisiona con otras moléculas o átomos unos 100.000.000 de veces por segundo. Si
se cumplieran las leyes normales de la mecánica, se esperaría un ligero cambio de las
órbitas de los electrones tras cada colisión, y estos cambios se acumularían hasta que, un
segundo después, se alteraría materialmente el sistema. Pero sabemos que cada molécula
tiene un conjunto preciso de propiedades. Por lo tanto, es necesario encontrar un principio
de estabilidad que no es derivable de las leyes clásicas de la mecánica.
Extraído de: Problems of Atomic Dynamics. Massachusetts Institute of Technology, 1926.
Charla de Max Born, (Hawking, 2011)

(*5) Una Teoría científica tiene un alto valor heurístico si es capaz de generar nuevas ideas o
inducir nuevas invenciones. Para ello sin ser irrelevante, no es imprescindible que la Teoría sea
cierta o incierta.

(*6) En consecuencia, se requiere de una rotación de 720° para que la función de onda
permanezca invariante.

218
APENDICE I

ANATOMÍA DE UN
ORBITAL HIDROGENOIDE
INTROD
DUCCIÓN

En esta parte vamos a estudiar la expresión mattemática de un n Orbital


hidrogenooide, desde el punto de vista de
d sus propiedaades de interés mecánico
cuántico.
E
Elegimos os n, l y m permiten
un Orrbital cuyos núúmeros cuántico
exhibir coon mayor generaalidad la estructtura del Orbitall. Evidentemen nte existen
muchas fo ormas de expreesar y ordenar los
l distintos facctores que consstituyen la
expresión matemática. Hemos
H elegido el ordenamien nto que nos paarece más
convenien nte, sin alejarno
os demasiado de
d las fórmulas usualmente prresentadas
en los libro
os de texto.
Consideremos primero
p un Orbbital 7h3c (luegoo nos referirem mos a este
tipo de noomenclatura), cuuya denominación más precisa es: 7 h3c = ψ 753c
Su expresiión en coordenaadas cartesianass y polares esférricas es respectiivamente:
ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 5
( )
2 2
ψ 753 c ( x , y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ 9 z 2 − r 2 ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 7 h3 c
15360 ⋅ 21π 3

ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 5 5
( )
2 2
ψ 753 c (r , θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ r 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ cos( 3ϕ ) = 7 h3 c
15360 ⋅ 211π 3

En la Figuura 1 mostramo os nuevamente las ecuaciones y hemos señalado cinco


orrespondiente función u
regiones o bloques o facttores cuyo prodducto arma la co
Orbital.

Figura 1. LasL ecuaciones se cllasificaron en regionnes o bloques con ell propósito de realizzar un mejor
análisis que permita
p justificar la forma de agrupar.

221
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

CLASIFICACIÓN DE LAS ECUACIONES EN BLOQUES

BLOQUE I

En la forma cartesiana contiene de modo explícito las tres coordenadas x; y; z.


Existen casos particulares en que una, dos y hasta las tres coordenadas pueden
faltar, por ejemplo en los Orbitales ns = ψ n 00 este bloque no existe.
En la forma cartesiana este bloque puede subdividirse en Ia y en Ib.

BLOQUE Ia

Contiene solamente las variables x, y entremezcladas, como un polinomio de


grado m . Este polinomio está formado por monomios constituidos por el
producto de potencias de x e y tales que el grado total es siempre m
(Polinomios Homogéneos) como se ve en el ejemplo elegido:
m =3 x( x 2 − 3 y 2 ) = x 3 − 3xy 2
Se denominan Polinomios Homogéneos Armónicos en x, y, en el Apéndice II
se muestra como se construyen. Están expresados como sumas de monomios
en x e y de grado m y también se ofrece una expresión equivalente factorizada
que se emplea en los Orbitales. Esta forma factorizada además de su elegancia
presenta la ventaja que al igualarla a cero permite una fácil determinación de los
planos nodales verticales.
Efectivamente, el bloque Ia es el responsable de los nodos verticales
que ya hemos estudiado, especialmente desde el punto de vista de la simetría,
en el Capítulo 4.

x=0 (plano que contiene


a los ejes y, z)
Para hallar
x( x 2 − 3 y 2 ) = 0
los nodos
y 1
(x2 − 3y 2 ) = 0 =± = tgϕ
x 3
ϕ = ± 30°

Tenemos así tres planos nodales formando ángulos de 120°, o seis semiplanos
formando ángulos de 60°. Como todos ellos contienen al eje z serán planos
verticales.
Dejamos como ejercicio para el lector determinar los planos nodales
verticales correspondientes al Polinomio Armónico con m =6 de ψ 766 c

222
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

BLOQUE Ib

Contiene explícitamente solo la variable z, pero implícitamente contiene


también las variables x e y que están “escondidas” en r2.
9 z 2 − r 2 = 9 z 2 − x 2 − y 2 − z 2 = 8z 2 − x 2 − y 2

El bloque Ib siempre puede expresarse como un polinomio de z y de r, pronto


veremos que ello es muy conveniente.
Este polinomio es de grado l− m y está constituido por monomios
en los cuales las variables z y r están en general entremezcladas pero de tal
modo que el grado total sea siempre l− m
En este caso, 9 z 2 − r 2 , ambos términos son de segundo grado y
l − m =5-3=2, pero no hay términos con z y r mezclados, más adelante
veremos otro ejemplo en que esto ocurre.
El bloque Ib es el responsable de los nodos cónicos y como caso
particular tendremos el nodo horizontal. Cuando el bloque Ib se anula,
tenemos:
z 1
9z 2 − r 2 = 0 = ± = cosθ θ =70.53° ó θ =109.47°
r 3
En coordenadas esféricas las superficies con ángulos θ constantes son
conos verticales con vértice en el origen. Si θ=90° tendremos el caso particular
del plano horizontal x, y.
Los bloques Ia y Ib están fusionados en la expresión del Orbital en
coordenadas esféricas, la expresión consta de cuatro subfactores (en el caso más
general):

sen θ .
m
rl. Polinomio de grado . sen( m .ϕ )
(l − m ) en cosθ o cos( m ⋅ ϕ )

Veamos nuestro ejemplo:


( )
r 5 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ )
Escribimos r5 como r2. r3:
( )
r 2 9 cos 2 θ − 1 ⋅ r 3 .sen 3θ ⋅ cos(3ϕ )

Conociendo que: cos(3ϕ ) = cos 3 ϕ − 3. cos ϕ .sen 2ϕ

reemplazando y reordenando, tenemos:

223
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

(9(r. cosθ ) 2
− r 2 ) ⋅ ((r.senθ ⋅ cosϕ ) 3 − 3(r.senθ . cosϕ ).(r.senθ .senϕ ) 2 )

(9(r. cosθ ) 2
− r 2 ) ⋅ (r.senθ ⋅ cosϕ ).((r.senθ ⋅ cosϕ ) 2 − 3(r.senθ .senϕ ) 2 ) (1)

Y teniendo en cuenta que:


r. cosθ = z ; r.senθ .cosϕ = x ; r.senθ .senϕ = y
Resulta, reemplazando en (1):

(9 z 2
)
− r 2 ⋅ x ⋅ (x 2 − 3y 2 )

Aclaración:
En las coordenadas esféricas: r, θ y ϕ son respectivamente la coordenada radial,
cenital o polar y azimutal. La denominación es la empleada en todos los textos
de Física y de Química. En los textos de Matemática las asignaciones de θ y ϕ
están invertidas.

El bloque I=Ia.Ib es el que muestra la direccionalidad del Orbital en el espacio y


determina su simetría. Por lo tanto, cuando solamente interesan las propiedades
de simetría y direccionalidad se representan los Orbitales exclusivamente a
través del bloque I, ya que los restantes bloques tienen simetría esférica, como
veremos.

Una propiedad de los Orbitales atómicos es que tienen paridad definida. Si


consideramos al operador paridad como: O ˆ f ( x, y, z ) = f (− x,− y,− z ) ,
I
vemos que la forma cartesiana es la más adecuada para estudiar el efecto de este
operador.
Si se efectúa el producto de los bloques Ia y Ib se obtiene en general un
polinomio de x, y, z cuyos términos tienen todos el mismo grado total l
Comprobemos en nuestro ejemplo:
( ) ( )
9 z 2 − r 2 ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 8 z 2 − x 2 − y 2 ⋅ ( x 3 − 3 y 2 .x ) =
− x + 3 y .x − y .x + 3 y .x + 8 z .x − 24 y 2 .x.z 2
5 2 3 2 3 4 2 3

(9 z 2
)
− r 2 ⋅ x( x 2 − 3 y 2 ) = − x 5 + 2.x 3 . y 2 + 3.x. y 4 + 8.x 3 .z 2 − 24.x. y 2 .z 2

Vemos que los cinco términos son de quinto grado de modo que al aplicar el
operador paridad cada término quedará multiplicado por (-1)5= -1 y en este
caso el Orbital será impar (ungerade)
En general entonces: OIψ nl m
ˆ = (−1) l .ψ nl m

224
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

El bloque Ia por ser de grado m desaparece para m=0 y en este caso el bloque

Ib es de grado l . En cambio si m = l el bloque Ia alcanza su grado máximo


mientras que el bloque Ib desaparece.
Ambos desaparecen si l = 0, es el caso de los Orbitales ns.

Comentarios sobre nomenclatura

En primer lugar veamos nuevamente nuestro orbital tomado como ejemplo, en


coordenadas esféricas:
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 5 5
( )
2
ψ 753c (r , θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ r 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 7h3c
15360 ⋅ 21π 3
y lo comparamos con su compañero:
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 5 5
( )
2
ψ 753s (r , θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ r 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 7 h3 s
15360 ⋅ 21π 3

Observemos que solo difieren en la dependencia funcional con la variable ϕ:


ψ 753c es función de ϕ depende de cos(3ϕ)
ψ 753 s es función de ϕ depende de sen(3ϕ)

Así queda explicado porqué se utilizaron los subíndices c y s, por coseno y


seno. Ambas funciones corresponden al mismo valor del módulo del número
cuántico m:
m =3

Ambas son diferentes combinaciones lineales reales (suma o resta) de las


verdaderas, que son complejas:

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e e i 3ϕ
5 5
( )
2
ψ 753 (r , θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ r 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅
15360 ⋅ 21π 3 2

y
ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e e −i 3ϕ
5 5
( )
2 2
ψ 75, −3 (r , θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ r 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅
15360 ⋅ 21π 3 2

Se verifica fácilmente que:

225
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 −i
(ψ 753 + ψ 75, −3 ) = ψ 753c y (ψ 753 − ψ 75, −3 ) = ψ 753 s
2 2
ψ 753c y ψ 753 s tienen la ventaja que son funciones reales y pueden
representarse mediante las superficies de nivel. La diferencia es que ψ 753 y
ψ 75, −3 son simultáneamente autofunciones de los operadores Ĥ , L̂2 y L̂z ,
en tanto que ψ 753 c y ψ 753 s solo son autofunciones de Ĥ y L̂2 , pero no de
L̂z . En el brevísimo resumen de MQ, Capítulo 5, tratamos el tema con más
detalle.

En segundo lugar veamos el problema de utilizar como subíndice el Polinomio


Armónico.
Para l = 1, l = 2 y l = 3 ó sea los orbitales p, d y f es usual colocarles
como subíndice el Polinomio Armónico, por ejemplo: 2py, 4dxy, 4fz(x2- y2) y en
particular nuestro ejemplo que sería:
7h x(x2-3y2)(9z2-r2)
Esta nomenclatura nos parece muy engorrosa, no da información sobre el
número cuántico m y tiene el agravante que algunos autores, cuando la
expresión polinómica es demasiado grande, suelen mutilar la expresión y
escriben una parte según su parecer. Nosotros hemos decidido que es mucho
más ilustrativo colocar como subíndice el módulo del número cuántico m y las
letras s, o c según aparezca el sen( m ϕ), o el cos( m ϕ) en la expresión. Así, en
todas las expresiones de los orbitales que se muestran en el Apéndice II
mostramos estos subíndices, por ejemplo:
2py 2p1s
4dxy 4d2s
4fz(x2- y2) 4f2c
7h(x(x2-3y2)(9z2-r2) 7h3c
Sin embargo, en los Capítulos III y IV hemos mostrado la nomenclatura que
suele encontrarse comúnmente en la bibliografía y en el The Orbitron.

BLOQUE II El Polinomio radial


Es un polinomio de ζ n .r , que es una variable adimensional:
2Z me + m N
ζn = ; aN = ao
na N mN
4πε o h 2
Donde ao es el radio de Bohr ao = = 52.9177208 pm
e 2 me
me: masa del electrón

226
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

mN: masa del núcleo


Z: número atómico Z ε 
N: número cuántico principal n ε 
Como las unidades de ζ n son metro-1, ζ n .r es una distancia adimensional en
unidades de aN, el radio de Bohr corregido, para un núcleo de masa mN

lím a
mN →∞
N = a0

El parámetro ζ n se define de modo que el polinomio radial coincide con la


expresión usual encontrada en los textos.
El polinomio radial es de grado: n-1- l y se mantiene para todos los
Orbitales del nivel n con el mismo número cuántico l . Alcanza su máxima
complejidad para l = 0, en los Orbitales ns. En cambio desaparece cuando
para un dado n, l alcanza un valor máximo, l máximo= n-1.
El polinomio radial es el responsable de los nodos radiales que son
superficies esféricas, se caracteriza por tener sus n-1- l raíces reales y distintas y
por lo tanto tendrá n-1- l nodos radiales. El máximo de nodos radiales se tiene
en los Orbitales ns, que carecen de cualquier otro tipo de nodos. En cambio si
l = n-1 no existirán nodos radiales siendo r≠0. Este es el caso de los Orbitales:
2p ; 3d ; 4f ; 5g ; 6h y 7i

Dado que el origen, r = 0, es el punto común de intersección de los nodos


verticales y cónicos todos los Orbitales tienen un nodo en el origen con la
excepción de los Orbitales ns que tienen un máximo de nodos radiales, pero
ninguno en el origen.
Consecuentemente en los Orbitales ns existe cierta posibilidad que el
electrón se encuentre en el núcleo en un dado instante y esto puede causar en
los isótopos inestables la reacción nuclear de captura electrónica en la cual un
átomo de número atómico Z se transmuta, emitiendo un neutrino, a un átomo
de número atómico Z-1.
Por ejemplo, 49 23V → 22 Ti + ν e ( neutrino electrónico)
49

79 Au + ν e ( neutrino electrónico)
Hg →197
197
80

John Dee, filósofo, matemático,


astrónomo, ocultista, marino, geógrafo,
espiritista, alquimista, Firmaba con
una sigla que se transcribe como “007”
Inglaterra (1527 – 1608)

Esta última reacción tiene una vida media de 2.69 días (~65 horas) (CRC
Handbook; 2009, Table of the isotopes, 11-172).

227
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Si el electrón capturado pertenece a un orbital 1s interno, el hueco producido


en dicho Orbital es llenado por la transición de un electrón de un orbital de
mayor n con la correspondiente emisión de rayos X.

En nuestro ejemplo el polinomio radial es (12 − ζ 7 r )


y tendrá un solo nodo radial en (12 − ζ 7 r ) = 0 ζ 7 r0 = 12
12 12 42
r0 = = = aN
ζ7 2Z Z
7.a N

BLOQUE III Es común a todos los orbitales del


mismo número cuántico n

Es la función exponencial
ζ 7r

e 2
Que garantiza el “buen comportamiento” de los Orbitales hidrogenoides:

límψ
r →∞
nlm =0

Y logra que las integrales entre -∞ y +∞ puedan converger, de modo que las
ψ nlm puedan ser normalizadas.
Según la MQ los átomos no tienen un tamaño definido, ya que los
Orbitales se prolongan hasta el ∞. Pero, este bloque III que es el responsable
del tamaño de los átomos, es una exponencial decreciente que decae muy
rápidamente. En r=0 vale 1 y podemos determinar a qué distancia del núcleo
(re), vale e-1=0.3678…
Para ello debe ser:

1 n
− ζ n re = −1 ∴ re ( Z , n) = a N
2 Z

Vemos que para el átomo de Hidrógeno, r es el radio de Bohr corregido a H


A la distancia re el valor del exponencial se reduce a un 36.78 % y su cuadrado,
relacionado con la densidad de probabilidad puntual se reduce en un 13.53 %.
A 7 re , el exponencial y su cuadrado han decaído al ∼ 9.1 x 10-2 % y ∼ 8.3 x

228
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

10-5 % respectivamente y podemos considerar que ya estamos fuera del radio de


acción del átomo.
Se ve también como este parámetro re aumenta de modo directamente
proporcional con el número cuántico principal n y disminuye, de forma
inversamente proporcional con el Número Atómico Z. Este último efecto es
correcto si el átomo (en realidad catión) es Hidrogenoide, o sea tiene un solo
electrón. Si en cambio el átomo es neutro y posee Z electrones, este efecto no
es tan pronunciado debido a la repulsión interelectrónica. Este efecto puede
interpretarse como un apantallamiento del núcleo por los electrones y puede
simularse empleando un Zefectivo menor que el Z real.
Hasta aquí hemos empleado la densidad de probabilidad puntual, en un
dado punto del espacio. Sin embargo puede interesarnos la densidad de
probabilidad radial de encontrar al electrón a cierta distancia del núcleo, en
cualquier dirección. En el Capítulo 5, ya hemos realizado para el Orbital 1s un
cálculo de este tipo.
En primer lugar debemos calcular la probabilidad diferencial de hallarlo
en un casquete esférico de radio r y espesor dr. Si tomamos un Orbital
cualquiera ψ nl m a real, (recordar que “a” significa “s” o “c”), el diferencial de
probabilidad será su cuadrado por el volumen diferencial del casquete:

dP = ψ n2l m a ⋅ 4π ⋅ r 2 ⋅ dr

Luego la nueva densidad radial de probabilidad será:

dP
δr = = 4 ⋅ π ⋅ r 2 ⋅ψ n2l m a
dr

Derivando δ r respecto de r, igualando a 0 y resolviendo la ecuación en r


correspondiente, podríamos hallar a qué distancia del núcleo esta densidad
radial alcanza lo que presumimos un máximo. En el caso general el Orbital
tiene polinomios en r, que elevados al cuadrado y multiplicados por el
exponencial y r2, después de derivar, serían igualados a 0, conduciendo a una
ecuación algebraica de grado elevado.
Pero hay un tipo de Orbital particular que tiene la función radial más
simple; es el caso en el cual el número cuántico l alcanza su máximo valor: l =
n-1

1
1 − ⋅ζ n r
ζ n n+ 2 ⋅ e 2
ψ n;n−1; m a = ℜ n;n−1 (r ) ⋅ ℑn−1; m a (θ ,ϕ ) = ⋅ r n−1 ⋅ ℑn−1; m a (θ ,ϕ )
(2n)!

Entonces en este caso la densidad de Probabilidad radial queda:

229
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

2
⎡ n+ 1 − 12 ⋅ζ n r ⎤
2 ⎢ζ n
2 ⋅e
δ r = 4π ⋅ r ⋅ ⎢ ⋅ r ⋅ ℑn−1; m a (θ ,ϕ )⎥
n −1

(2n)! ⎥
⎢⎣ ⎥⎦
Teniendo en cuenta que:
(r )
n −1 2
⋅ r 2 = r 2n
Queda:
ζ n 2 n+1 ⋅ e − ζ
[ ]
nr
2
δ r = 4π ⋅ ⋅ r 2 n ⋅ ℑ n −1; m a (θ ,ϕ )
( 2n)!

Si el Armónico Esférico al cuadrado y las demás constantes los reunimos en


una función f(θ,ϕ):
δ r = f (θ , ϕ ) ⋅ e − ζ r ⋅ r 2 n
n

Que es una función muy fácil de estudiar. Hallando las derivadas primera y
segunda respecto de r:
dδ r
= f (θ , ϕ ) ⋅ e − ζ n r ⋅ r 2 n −1 ⋅ (2n − ζ n r )
dr

d 2δ r
dr 2
(
= f (θ , ϕ ) ⋅ e − ζ n r ⋅ r 2 n − 2 ⋅ ζ n r 2 − 4nζ n r + 4n 2 − 2n
2
)
Si anulamos la derivada primera:

dδ r
= f (θ , ϕ ) ⋅ e − ζ n r ⋅ r 2 n −1 ⋅ (2n − ζ n r ) = 0
dr

− ζ r
El factor r2n-1 se anula en r = 0 y el exponencial e n se anula en r = ∞ ;
ambos casos no nos interesan. Finalmente el paréntesis se anula en r=rn:

n2
2n − ζ n rn = 0 ⇒ rn = ⋅ aN
Z

Si calculamos el valor que toma la derivada segunda en rn y tenemos en cuenta


que:

2Z n 2
ζ n ⋅ rn = ⋅ a N = 2n
na N Z

230
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

2n−2
⎛ d 2δ r ⎞ ⎛ n2 ⎞
⎜⎜ 2
⎟⎟ = f (θ , ϕ ) ⋅ e − 2n
⋅ ⎜⎜ a N ⎟⎟ ⋅ (− 2n ) ≤ 0
⎝ dr ⎠ rn ⎝Z ⎠

Ya que los tres primeros factores son positivos, la derivada segunda en rn es


negativa y no queda duda de que allí la densidad radial de probabilidad alcanza
su máximo.
Entonces un electrón en un orbital ψn;n-1;|m|a tiene la mayor
probabilidad de ser hallado a una distancia del núcleo de

n2
rn = ⋅ aN
Z

Ahora bien, en la teoría semiclásica de Bohr el electrón gira torno al núcleo en


órbitas circulares de radio, precisamente:

n2
rn = ⋅ aN
Z

Vemos así como la teoría más avanzada de Schrödinger obtiene como caso
particular y reinterpretados clásicamente, los resultados de la teoría de Bohr.

Pero debemos puntualizar las diferencias:

1) Donde Bohr ubica Orbitas clásicas cuantizadas, la Mecánica


Cuántica coloca solo la máxima probabilidad de encontrar el electrón (con
impulso angular l = n − 1 ) a esa distancia del núcleo, en cualquier dirección,
para los orbitales (ψ n , n −1, m a ).
Por ejemplo, para n=4 dicha máxima densidad radial de probabilidad
corresponde a los orbitales 4 f (l = 3) cualquiera sea su valor de m .
2) Bohr supone que en la Órbita n el electrón tiene un único valor del
Impulso Angular: n ⋅ h , mientras que la Mecánica Cuántica asigna a los
electrones en el nivel n impulsos angulares cuantizados de
0 ; h ; 2h ; 3h ;.....( n − 1)h , que corresponden a los Orbitales ns ; np ;
nd ; nf ; ng ; etc.).
3) En la teoría de Bohr los impulsos angulares tienen sus valores
desplazados en una unidad de h respecto de la MQ. Así, para Bohr, el electrón
en el estado fundamental tiene impulso angular h mientras que según MQ en el
orbital 1s el electrón tiene impulso angular cero.

231
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

BLOQUE IV Es el que determina la normalización


del Orbital y sus unidades

En principio, se comienza por las unidades. Toda función de onda, al tener la


propiedad que el módulo al cuadrado es la densidad de probabilidad y que la
probabilidad no tiene unidades deberá tener dimensión de:

{ψ } ∴
3
1
{ψ } = 13 = m
2 −
= 3 2
m m

Como el exponencial y el polinomio radial son adimensionales nos queda por


ver las unidades de los bloques angulares I. Como ya vimos son polinomios de
x, y, z cuyos términos son todos de grado total l , luego tendrán unidades de
3
− − l
2
(metro) . Es necesario un factor de ajuste con unidades de (metro )
l
,
este papel lo juega el parámetro ζ n cuyas unidades son (metro) y que aparece
-1

elevado a 3/2+ l ,
3 3 13
ζ n 2 +l En nuestro ejemplo, con ψ 753 , tenemos ζ n2 + 5
=ζn 2

Finalmente hay una constante numérica. En este bloque se muestra un factor


numérico en el denominador, formado por un número natural multiplicado por
la raíz cuadrada de otro número natural por π.
En nuestra presentación hemos forzado a que ese factor numérico sea
igual a la constante numérica de los orbitales que presenten los mismos
números cuánticos l y m simultáneamente.

Así, en nuestro ejemplo se impuso el factor numérico de


1
ψ 755 c y ψ 755 s
15360 21π

Todos los Orbitales con ψ 75 m s tienen el mismo factor numérico en IV.


c
Cada orbital tiene su propia constante numérica y se completa el factor
numérico con un coeficiente de homologación que está destacado en el bloque
V.

232
Apéndice I: Anatomía de un orbital hidrogenoide

BLOQUE V Es simplemente un coeficiente numérico

Los orbitales ψ nl l , o ψ nll con l = m, serían los Orbitales de referencia


respecto de los cuales se homologan los demás orbitales con el mismo n y l ,
pero distinto m mediante el coeficiente.
Consideramos conveniente esta convención en los casos en que se
emplea como representación del Orbital el bloque I, que contiene toda la
información que tiene que ver con la simetría y la direccionalidad del Orbital.
En estos casos debe usarse el bloque I junto con el bloque V, especialmente si
se emplea Teoría de Grupos.
Conjuntos de orbitales de los mismos n y l expresados como
polinomios de x, y, z suelen utilizarse como bases para representaciones
irreducibles de Grupos de Simetría. Si se estudia como estas bases se
transforman por distintas operaciones de simetría que constituyen un grupo
Matemático, se obtienen las matrices correspondientes a una determinada
Representación Irreducible del Grupo. Si estas matrices son Unitarias (matrices
cuya inversa se obtiene transponiendo y conjugando) valen una serie de
Teoremas de las Representaciones Irreducibles.
Para que las matrices obtenidas sean Unitarias es fundamental que las
funciones base sean ortogonales, pero no es imprescindible que estén
normalizadas, en realidad basta con que todas tengan la misma norma. Esto es
justamente lo que se logra con el empleo de los coeficientes del bloque V.
Si los polinomios orbitales no tienen estos coeficientes, las matrices
obtenidas no son unitarias, lo cual puede traer problemas en la aplicación de la
Teoría. Por ejemplo, no se cumple el Gran Teorema de la Ortogonalidad.
Lamentablemente, en la Tabla de caracteres las funciones base se
presentan sin estos coeficientes.
Por ejemplo tienen escrito: ( xy ; x 2 − y 2 ) ,
1
Debería escribirse: ( 2 xy ; x 2 − y 2 ) o [ xy ; ( x 2 − y 2 )]
2

233
 

APÉNDICE II

EXPRESIONES MATEMÁTICAS
 

ORBITALES ATÓMICOS HIDROGENOIDES DE n = 1 HASTA n = 7

Y FÓRMULAS RELACIONADAS

Contenidos

A) Coordenadas Polares Esféricas

B) Funciones Asociadas de Legendre. Fórmula de recurrencia.

C) Armónicos Esféricos de Superficie Complejos y Reales

D) Funciones Radiales. Fórmula de recurrencia

E) Funciones Orbitales Hidrogenoides, en coordenadas cartesianas


y en coordenadas esféricas

F) Verificación de los Orbitales Hidrogenoides

Las Funciones Asociadas de Legendre, los Armónicos Esféricos, las Funciones


Radiales y los Orbitales Hidrogenoides fueron obtenidos a partir de las
funciones y fórmulas de recurrencia contenidas en este Apéndice.
En todas las funciones se verificó la condición de normalización y para los
Orbitales Hidrogenoides, además se comprobó su condición de Autofunciones
de los operadores Hamiltoniano e Impulso Angular al cuadrado, así como su
comportamiento frente al operador Lz ( ver ítem F), de este apéndice.
Todas las funciones han sido contrastadas con las funciones presentadas
por Pauling y por Winter, denominadas funciones hidrogenoides estándar, en
inglés se conocen como: General Set. Se realizaron los correspondientes
cambios de variables ( r por ρ / ζn ) y se calcularon las correspondientes
constantes numéricas.
En la página web The Orbitron de Winter se presenta, además, para
ciertos Orbitales como los “f ”, el Cubic Set que es una base de Funciones
Orbitales adaptadas para átomos en un entorno de Simetría Cúbica. Estas
nuevas funciones son combinaciones lineales de las Funciones Orbitales
estándares o del General Set. (Pauling, 1965; Winter, 2013).
En el ítem F) Verificación de orbitales hidrogenoides, se muestra como
comprobar que una función de onda es correcta.

237
Orbitales hidrogenoiides. Estructura y visualización
v / Luiss Perissinotti y Saraa Mendiara

A) Coorden
nadas Polares Esféricas
E (r;θ;ϕ)

r = x2 + y2 + z2

⎛z⎞ ⎛ z ⎞
θ = arccos⎜ ⎟ = arccos⎜ ⎟
⎝r⎠ ⎜ x2 + y2 + z 2 ⎟
⎝ ⎠
⎛ y⎞
ϕ = arctg ⎜ ⎟
⎝x⎠

x = r ⋅ senθ ⋅ coos ϕ
y = r ⋅ senθ ⋅ seenϕ
z = r ⋅ cos θ

Las coordenadas (r, θ, ϕ) se llaman


coorrdenadas esfériccas del punto P
Ess importante alertar que en los textos
de matemática a θ se lol denomina ϕ y
a ϕ se lo denoomina θ.

B) Funciones Asociadas
A de Legendre
L S lm (θ )

B.1) Fórmula de recurrencia

See comienza defiiniendo la funciión:

S ll (θ ) conn l ∈ Z + (l = 0,1,2,3,4,5,...)

como:

1 (2l + 1)!
S ll (θ ) = ⋅ sen l (θ )
2 ⋅ l!
l
2
2338
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Luego se definen para cada l fijo, 2l + 1 funciones asociadas:

S lm (θ ) con m ∈ Z y − l ≤ m ≤ l

según la fórmula de recurrencia derivada de bibliografía, (Landau, 1967; Das,


1981), (se aclara que el valor de m corresponde al de la función de partida):
−1 ⎡ d ⎤
S l ,m −1 (θ ) = ⋅⎢ S lm (θ ) + m ⋅ S lm (θ ) ⋅ cot g (θ ) ⎥
l(l + 1) − m( m − 1) ⎣ dθ ⎦

Verificándose:
S l , − m = ( −1) m ⋅ S lm

Luego, basta hallar la mitad mas uno de estas funciones S lm (θ ) , de l = m


hasta l = 0 aplicando m veces la fórmula de recurrencia.
Las funciones S´lm (θ ) y S´l ' m ' (θ ) son ortonormales respecto del
índice l y la función de peso sen(θ ) , bajo la condición:
π


Si m = m' ⇒ S lm S l 'm ' = S lm (θ ) ⋅S l 'm (θ ) ⋅ sen(θ ) ⋅ dθ = δ ll '
0

Si en cambio m ≠ m' nada puede afirmarse en general sobre el valor de la


integral.

B.2) Tabla de Funciones S lm (θ ) .

l=0

1
S 00 =
2

l =1

1 3!
S10 (θ ) = − 2 ⋅ ⋅ cosθ
2 2

1 3!
S11 (θ ) = ⋅ senθ = − S1, −1 (θ )
2 2

239
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

l=2

2 1 5!
S 20 (θ ) = ⋅ 2 ⋅ (3 cos 2 θ − 1)
3 2 2! 2

1 5!
S 21 (θ ) = −2 ⋅ ⋅ cos θ ⋅ senθ = − S 2, −1 (θ )
2 2 2! 2

1 5!
S 22 (θ ) = ⋅ sen2θ = S 2, −2 (θ )
2 2 2! 2

l=3

1 1 7!
S 30 (θ ) = −2 ⋅ 3 ⋅ (5 cos 2 θ − 3) ⋅ cosθ
5 2 3! 2

3 1 7!
S 31 (θ ) = ⋅ ⋅ (5 cos 2 θ − 1) ⋅ senθ = − S 3, −1 (θ )
5 233! 2

1 7!
S 32 (θ ) = − 6 ⋅ 3
⋅ cosθ ⋅ sen 2θ = S 3, −2 (θ )
2 3! 2

1 7!
S 33 (θ ) = 3
⋅ sen3θ = − S 3, −3 (θ )
2 3! 2

l=4

2 1 9!
S 40 (θ ) = ⋅ ⋅ (35 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 3)
35 2 4 4! 2

2 1 9!
S 41 (θ ) = −2 ⋅ 4 ⋅ (7 cos 2 θ − 3) ⋅ cos θ ⋅ senθ = − S 4, −1 (θ )
7 2 4! 2

240
Apéndice II: Expresiones matemáticas

2 1 9!
S 42 (θ ) = ⋅ 4 ⋅ (7 cos 2 θ − 1) ⋅ sen 2θ = S 4, −2 (θ )
7 2 4! 2

1 9!
S 43 (θ ) = −2 2 ⋅ 4
⋅ cosθ ⋅ sen3θ = − S4, −3 (θ )
2 4! 2

1 9!
S 44 (θ ) = 4
⋅ sen 4θ = S 4, −4 (θ )
2 4! 2

l=5

2 1 11!
S 50 (θ ) = − ⋅
5
⋅ (63 cos 4 θ − 70 cos 2 θ + 15) ⋅ cosθ
3 7 2 5! 2

10 1 11!
S 51 (θ ) = ⋅ ⋅ (21cos 4 θ − 14 cos 2 θ + 1) ⋅ senθ = − S 5, −1 (θ )
21 255! 2

10 1 11!
S 52 (θ ) = −2 ⋅ 5 ⋅ (3 cos 2 θ − 1) ⋅ cosθ ⋅ sen 2θ = S 5, −2 (θ )
3 2 5! 2

5 1 11!
S 53 (θ ) = ⋅ 5 ⋅ (9 cos 2 θ − 1) ⋅ sen3θ = − S 5, −3 (θ )
3 2 5! 2

1 11!
S 54 (θ ) = − 10 ⋅ 5
⋅ cosθ ⋅ sen 4θ = S 5, −4 (θ )
2 5! 2

1 11!
S 55 (θ ) = ⋅ sen5θ = − S 5, −5 (θ )
255! 2

l=6

2 1 13!
S 60 (θ ) = ⋅ 6 ⋅ (231cos 6 θ − 315 cos 4 θ + 105 cos 2 θ − 5)
231 2 6! 2

241
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

2 1 13!
S 61 (θ ) = −2 ⋅ 6 ⋅ (33 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 5) ⋅ cos θ ⋅ senθ = − S 6, −1 (θ )
11 2 6! 2

5 1 13!
S 62 (θ ) = ⋅ 6 ⋅ (33 cos 4 θ − 18 cos 2 θ + 1) ⋅ sen 2θ = S 6, −2 (θ )
11 2 6! 2

5 1 13!
S 63 (θ ) = −2 ⋅ ⋅ (11cos 2 θ − 3) ⋅ cosθ ⋅ sen3θ = − S 6, −3 (θ )
11 2 6 6! 2

6 1 13!
S 64 (θ ) = ⋅ 6 ⋅ (11cos 2 θ − 1) ⋅ sen 4θ = S 6, −4 (θ )
11 2 6! 2

1 13!
S65 (θ ) = −2 ⋅ 3 ⋅ 6
⋅ cosθ ⋅ sen5θ = − S6, −5 (θ )
2 6! 2

1 13!
S 66 (θ ) = 6
⋅ sen 6θ = S 6, −6 (θ )
2 6! 2

C) Armónicos Esféricos de Superficie, Complejos y Reales

C.1) Armónicos Esféricos de Superficie Complejos

Los Armónicos Esféricos de Superficie (AES), se definen como:

1
Ylm (θ , ϕ ) = ⋅ S lm (θ ) ⋅ e imϕ

Cumpliéndose la propiedad:
Yl , − m (θ , ϕ ) = (−1) m ⋅ Y ∗lm (θ ,ϕ )

El asterisco ( * ) como supraíndice derecho significa: complejo conjugado.

Como S lm (θ ) es una función real, de aquí se deduce que:

S l , − m (θ ) = ( −1) m S lm (θ )

242
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Además como conjugar eimϕ equivale a cambiar el signo de m, basta hallar la


mitad mas uno de estos Armónicos Esféricos, de l = m a l = 0 aplicando m
veces la fórmula de recurrencia.
Los Armónicos Esféricos así definidos son Ortonormales:

2π π

∫∫ Y (θ ,ϕ ) ⋅ Yl 'm ' (θ ,ϕ ) ⋅ sen(θ )dθ ⋅ dϕ = δ ll ' ⋅ δ mm '



Ylm Yl ' m ' = lm
0 0

C.2) Armónicos Esféricos de Superficie Reales (AESR)


Solo los AES con m=0, Yl 0 (θ ) son funciones reales, en cambio si
m≠0 se tendrán funciones complejas. Sin embargo es posible, manteniendo la
Ortonormalidad, reemplazar cada pareja compleja: (Ylm ; Yl , − m ) por otra pareja
real (Yl m s ; Yl m c ) mediante la transformación:

cte cte
ℑl m a (θ ,ϕ ) = [Ylm (θ ,ϕ ) ± Yl , − m (θ ,ϕ )] = ⋅ Sl m (θ ) ⋅ (eimϕ ± e −imϕ )
2 2

Teniendo en cuenta que:

⎧2 cos(mϕ )
eimϕ ± e − imϕ = ⎨
⎩i 2 sen(mϕ )

Y, eligiendo en cada caso una cte que puede ser ± 1 ó ± i, pueden obtenerse
funciones reales. Como subíndice “a” se coloca “s”, si aparece en el Armónico
Esférico de Superficie Real (AESR) el término sen(mϕ) y “c” si aparece el
término cos(mϕ).

C.3) Armónicos Esféricos de Superficie Reales en coordenadas cartesianas

Los AESR como funciones de θ y ϕ , tienen la siguiente forma general:

1
Si m=0: ℑl 0 (θ ,ϕ ) = Yl 0 (θ ) = ⋅ Sl 0 (θ )

Si m≠0:

243
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ℑl m s (θ ,ϕ ) = Cte(l, m ) ⋅ Pl − m [cos(θ )] ⋅ sen (θ ) ⋅ sen( m ϕ )


m

ℑl m c (θ ,ϕ ) = Cte(l, m ) ⋅ Pl − m [cos(θ )] ⋅ sen (θ ) ⋅ cos( m ϕ )


m

Donde la Cte depende de los índices l y m; siendo Pl− m [cos(θ )] un

Polinomio de grado l − m en coseno de θ.

Para poner los AESR en función de x,y,z se procede del siguiente modo:

• 1) Se sustituye:
z z
cos θ = =
r x + y2 + z2
2

de modo que:

1
Pl − m [cos(θ )] = l− m
⋅ Pl − m [ z, r ]
r

• 2) Las expresiones cartesianas de los factores:


sen (θ ) ⋅ sen ( m ϕ ) sen (θ ) ⋅ cos( m ϕ )
m m
y

Se obtienen muy simplemente procediendo del siguiente modo:


Se construye la función compleja:
Α m (θ , ϕ ) = sen (θ ) ⋅ cos( m ϕ ) + i ⋅ sen (θ ) ⋅ sen( m ϕ ) =
m m

sen (θ ) ⋅ [cos( m ϕ ) + i ⋅ sen( m ϕ )]


m

Entonces la parte real ( RE ) y la parte imaginaria ( IM ) de A|m|(θ,ϕ) son los


factores que nos interesan.
Teniendo en cuenta que:

[cos( m ϕ ) + i ⋅ sen( m ϕ )] = e i mϕ

A|m|(θ,ϕ) puede ponerse como:

244
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Α m (θ ,ϕ ) = sen θ ⋅ e
m i mϕ
[
= eiϕ ⋅ senθ ] m
= [senθ ⋅ (cosϕ + i ⋅ senϕ )]
m

                        Α m (θ ,ϕ ) = [sen(θ ) cos(ϕ ) + i ⋅ sen(θ ) sen(ϕ )]


m
 

Y recordando que,

x x
senθ ⋅ cos ϕ = =
r x + y2 + z2
2

y y
senθ ⋅ senϕ = =
r x + y2 + z2
2

Resulta,
m
⎡x y⎤ 1
Α m (θ ,ϕ ) = ⎢ + i ⋅
m
= ⋅ ( x + iy ) = Α m ( x, y, r )
⎣r r ⎥⎦ r
m

Entonces:

{ ⎧ 1
} m ⎫
sen (θ ) ⋅ cos( m ϕ ) = RE Α m ( x, y, r ) = RE ⎨ m ⋅ ( x + iy ) ⎬ =
m

⎩r ⎭
1
{
= m ⋅ RE ( x + iy )
r
m
}

{ ⎧ 1
} m ⎫
sen (θ ) ⋅ sen( m ϕ ) = I M Α m ( x, y, r ) = I M ⎨ m ⋅ ( x + iy ) ⎬ =
m

⎩r ⎭
1
{
= m ⋅ I M ( x + iy )
r
m
}

m
Si tenemos en cuenta que ( x + iy ) = a + ib , luego:

m +1
( x + iy ) = ( x + iy ) ⋅ (a + ib ) = ( x ⋅ a − y ⋅ b) + i ( x ⋅ b + y ⋅ a )

Se verifica, entonces, la siguiente relación de recurrencia:

245
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

{
RE ( x + iy ) }= x ⋅ R { ( x + iy) }− y ⋅ I { ( x + iy ) }
m +1
E
m
M
m

IM { ( x + iy) }= x ⋅ I { ( x + iy) }+ y ⋅ R { ( x + iy ) }
m +1
M
m
E
m

• 3) Acoplando la parte de z con la de x e y obtenemos las siguientes


expresiones generales de los Armónicos Esféricos Reales en
Coordenadas Cartesianas:

ℑl m s ( x, y, z ) = Cte(l, m ) ⋅
r
1
l− m
⋅ Pl − m [ z , r ] ⋅
r
1
m
{
⋅ I M ( x + iy )
m
}
ℑl m c ( x, y, z ) = Cte(l, m ) ⋅
r
1
l− m
⋅ Pl − m [ z, r ] ⋅
r
1
m
{
⋅ RE ( x + iy )
m
}

Y finalmente,

ℑl m s ( x, y, z ) = Cte(l, m ) ⋅
1
r l
{
⋅ Pl − m [ z , r ] ⋅ I M ( x + iy )
m
}
ℑl m c ( x, y, z ) = Cte(l, m ) ⋅
1
⋅ P [ z, r ] ⋅ RE ( x + iy )
r l l− m
{
m
}

C.4) Polinomios Homogéneos Armónicos

Las partes imaginarias y reales de (x+iy)|m| se denominan Polinomios Homogéneos


Armónicos de x e y . Están expresados como sumas de monomios en x e y de
grado m y también se ofrece una expresión equivalente factorizada que se
emplea en los Orbitales Hidrogenoides. Esta forma factorizada además de su
elegancia presenta la ventaja que al igualarla a cero permite una fácil
determinación de los planos nodales verticales.
Sus expresiones hasta m=6 son las siguientes, y pueden ser obtenidas
fácilmente por la relación de recurrencia anterior.

246
Apéndice II: Expresiones matemáticas

{
⎧⎪ I ( x + iy ) = y
m =1⇒ ⎨ M
}
{
⎪⎩ RE ( x + iy ) = x }
{
⎧⎪ I M ( x + iy ) 2 = 2 xy
m =2⇒⎨
}
{ }
⎪⎩ RE ( x + iy ) 2 = x 2 − y 2

{ }
⎧⎪ I M ( x + iy )3 = 3x 2 y − y 3 = y (3x 2 − y 2 )
m =3⇒ ⎨
{ 3
}
⎪⎩ RE ( x + iy ) = x − 3xy = x( x − 3 y )
3 2 2 2

{ }
⎧⎪ I M ( x + iy ) 4 = 4 x 3 y − 4 xy 3 = 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 )
m =4⇒⎨
{ }
⎪⎩ RE ( x + iy ) 4 = x 4 − 6 x 2 y 2 + y 4 = ( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2

{ } [
⎧⎪ I M ( x + iy )5 = 5 x 4 y − 10 x 2 y 3 + y 5 = y 5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4
m =5⇒⎨
]
{ } [
⎪⎩ RE ( x + iy )5 = x 5 − 10 x 3 y 2 + 5 xy 4 = x 5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ]
{ } [
⎧⎪ I ( x + iy ) 6 = 6 x 5 y − 20 x 3 y 3 + 6 xy 5 = 2 xy ⋅ 3( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy ) 2
m =6⇒⎨ M
]
{ } [
⎪⎩ RE ( x + iy )6 = x 6 − 15 x 4 y 2 + 15 x 2 y 4 − y 6 = ( x 2 − y 2 ) ⋅ ( x 2 − y 2 ) 2 − 3(2 xy ) 2 ]

C.5) Tabla de Armónicos Esféricos de Superficie Reales (AESR)

Debe tenerse en cuenta que cuando las variables son las coordenadas
cartesianas, estas están también contenidas implícitamente en r,
r = + x2 + y2 + z2

l=0

1
Y00 =
2 π

l =1

1 3!
Y10 (θ ) = ⋅ ⋅ cosθ
2 2π

247
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 3! 1
Y10 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅z
2 2π r

1 3!
ℑ11s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 2π

1 3! 1
ℑ11s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅y
2 2π r

1 3!
ℑ11c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ senθ ⋅ cosϕ
2 2π

1 3! 1
ℑ11c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅x
2 2π r

l=2

1 5! 1
Y20 (θ ) = ⋅ ⋅ (3 cos 2 θ − 1)
2 ⋅ 2! 2π
2
3

1 5! 1 1
Y20 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2⋅ (3 z 2 − r 2 )
2 ⋅ 2! 2π r
2
3

1 5!
ℑ21s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 ⋅ 2! 2π
2

1 5! 1
ℑ21s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 2 ⋅ zy
2 ⋅ 2! 2π
2
r

1 5!
ℑ21c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 cosθ ⋅ senθ ⋅ cosϕ
2 ⋅ 2! 2π
2

1 5! 1
ℑ21c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 2 ⋅ zx
2 ⋅ 2! 2π
2
r

248
Apéndice II: Expresiones matemáticas

1 5!
ℑ22 s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen2θ ⋅ sen(2ϕ )
2 ⋅ 2! 2π
2

1 5! 1
ℑ22 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 2 xy
2 ⋅ 2! 2π r 2
2

1 5!
ℑ22c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen2θ ⋅ cos(2ϕ )
2 ⋅ 2! 2π
2

1 5! 1
ℑ22c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ ( x2 − y 2 )
2 ⋅ 2! 2π r
2

l=3

1 7! 2
Y30 (θ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (5 cos2 θ − 3) ⋅ cosθ
2 ⋅ 3! 2π
3
5

1 7! 2 1
Y30 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 3 ⋅ (5 z 2 − 3r 2 ) z
2 ⋅ 3! 2π
3
5 r

1 7! 3
ℑ31s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (5 cos2 θ − 1) ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 ⋅ 3! 2π
3
5

1 7! 3 1
ℑ31s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ ⋅ (5 z 2 − r 2 ) y
2 ⋅ 3! 2π
3
5 r3

1 7! 3
ℑ31c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (5 cos2 θ − 1) ⋅ senθ ⋅ cosϕ
2 ⋅ 3! 2π
3
5

1 7! 3 1
ℑ31c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 3 ⋅ (5 z 2 − r 2 ) x
2 ⋅ 3! 2π
3
5 r

1 7!
ℑ32 s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 6 ⋅ cosθ ⋅ sen2θ ⋅ sen(2ϕ )
2 ⋅ 3! 2π
3

249
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 7! 1
ℑ32 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 6 ⋅ 3 ⋅ 2 zxy
2 ⋅ 3! 2π
3
r

1 7!
ℑ32c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 6 ⋅ cosθ ⋅ sen2θ ⋅ cos(2ϕ )
2 ⋅ 3! 2π
3

1 7! 1
ℑ32c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 6 ⋅ 3 ⋅ z( x2 − y2 )
2 ⋅ 3! 2π
3
r

1 7!
ℑ33s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ )
2 ⋅ 3! 2π
3

1 7! 1
ℑ33 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ y (3x 2 − y 2 )
2 ⋅ 3! 2π r 3
3

1 7!
ℑ33c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ )
2 ⋅ 3! 2π
3

1 7! 1
ℑ33c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 3 ⋅ x( x 2 − 3 y 2 )
2 ⋅ 3! 2π r
3

l=4

1 9! 1
Y40 (θ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (35 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 3)
2 ⋅ 4! 2π
4
35

1 9! 1 1
Y40 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 4 ⋅ (35 z 4 − 30r 2 z 2 + 3r 4 )
2 ⋅ 4! 2π
4
35 r

1 9! 2
ℑ41s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ (7 cos2 θ − 3) ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 ⋅ 4! 2π
4
7

1 9! 2 1
ℑ41s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ 4 ⋅ (7 z 2 − 3r 2 ) zy
2 ⋅ 4! 2π
4
7 r

250
Apéndice II: Expresiones matemáticas

1 9! 2
ℑ41c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ (7 cos2 θ − 3) ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ cosϕ
2 ⋅ 4! 2π
4
7

1 9! 2 1
ℑ41c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ 4 ⋅ (7 z 2 − 3r 2 ) zx
2 ⋅ 4! 2π
4
7 r

1 9! 2
ℑ42 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (7 cos 2 θ − 1) ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4
7

1 9! 2 1
ℑ42 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 4 ⋅ (7 z 2 − r 2 ) ⋅ 2 xy
2 ⋅ 4! 2π
4
7 r

1 9! 2
ℑ42c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (7 cos 2 θ − 1) ⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4
7

1 9! 2 1
ℑ42 c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 4 ⋅ (7 z 2 − r 2 ) ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 4! 2π
4
7 r

1 9!
ℑ43s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 2 ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4

1 9! 1
ℑ43s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 2 ⋅ 4 ⋅ zy(3x 2 − y 2 )
2 ⋅ 4! 2π
4
r

1 9!
ℑ43c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 2 ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4

1 9! 1
ℑ43c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 2 ⋅ 4 ⋅ zx( x 2 − 3 y 2 )
2 ⋅ 4! 2π
4
r

1 9!
ℑ44 s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen4θ ⋅ sen(4ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4

1 9! 1
ℑ44 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 4 ⋅ 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 4! 2π r
4

251
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 9!
ℑ44c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ sen4θ ⋅ cos(4ϕ )
2 ⋅ 4! 2π
4

ℑ44c ( x, y, z ) =
1

9! 1
[
⋅ 4 ⋅ ( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2
2 ⋅ 4! 2π r
4
]

l=5

1 11! 1 2
Y50 (θ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (63 cos 4 θ − 70 cos 2 θ + 15) ⋅ cosθ
2 ⋅ 5! 2π 3 7
5

1 11! 1 2 1
Y50 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 5 ⋅ (63z 4 − 70r 2 z 2 + 15r 4 ) z
2 ⋅ 5! 2π 3 7 r
5

1 11! 10
ℑ51s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (21cos4 θ − 14 cos 2 θ + 1) ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 ⋅ 5! 2π
5
21

1 11! 10 1
ℑ51s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 5 ⋅ (21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ) y
2 ⋅ 5! 2π
5
21 r

1 11! 10
ℑ51c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (21cos4 θ − 14 cos2 θ + 1) ⋅ senθ ⋅ cos ϕ
2 ⋅ 5! 2π
5
21

1 11! 10 1
ℑ51c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 5 ⋅ (21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ) x
2 ⋅ 5! 2π
5
21 r

1 11! 10
ℑ52 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅2 ⋅ (3 cos 2 θ − 1) ⋅ cos(θ ) ⋅ sen2θ ⋅ sen(2ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5
3

1 11! 10 1
ℑ52 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2 ⋅ 5 ⋅ (3z 2 − r 2 ) ⋅ z ⋅ 2 xy
2 ⋅ 5! 2π
5
3 r

1 11! 10
ℑ52c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅2 ⋅ (3 cos2 θ − 1) ⋅ cosθ ⋅ sen2θ ⋅ cos(2ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5
3

252
Apéndice II: Expresiones matemáticas

1 11! 10 1
ℑ52c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2 ⋅ 5 ⋅ (3z 2 − r 2 ) ⋅ z ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 5! 2π
5
3 r

1 11! 5
ℑ53s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (9 cos2 θ − 1) ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ )
2 ⋅ 5! 2π 3
5

1 11! 5 1
ℑ53s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 5 ⋅ (9 z 2 − r 2 ) ⋅ y (3x 2 − y 2 )
2 ⋅ 5! 2π 3 r
5

1 11! 5
ℑ53c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (9 cos 2 θ − 1) ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ )
2 ⋅ 5! 2π 3
5

1 11! 5 1
ℑ53c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ ⋅ (9 z 2 − r 2 ) ⋅ x( x 2 − 3 y 2 )
2 ⋅ 5! 2π 3 r 5
5

1 11!
ℑ54 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ 10 ⋅ cosθ ⋅ sen4θ ⋅ sen(4ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5

1 11! 1
ℑ54 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 10 ⋅ 5 ⋅ z ⋅ 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 5! 2π
5
r

1 11!
ℑ54c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ 10 ⋅ cosθ ⋅ sen 4θ ⋅ cos(4ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5

1 11! 1
ℑ54c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 10 ⋅ 5 ⋅ z ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2 ]
2 ⋅ 5! 2π
5
r

1 11!
ℑ55 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ sen5θ ⋅ sen(5ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5

1 11! 1
ℑ55 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ y[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4 ]
2 ⋅ 5! 2π r 5
5

1 11!
ℑ55c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ sen5θ ⋅ cos(5ϕ )
2 ⋅ 5! 2π
5

253
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 11! 1
ℑ55c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 5 ⋅ x[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ]
2 ⋅ 5! 2π r
5

l=6

1 13! 2
Y60 (θ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (231cos6 θ − 315 cos4 θ + 105 cos2 θ − 5)
2 ⋅ 6! 2π
6
231

1 13! 2 1
Y60 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ (231z 6 − 315r 2 z 4 + 105r 4 z 2 − 5r 6 )
2 ⋅ 6! 2π
6
231 r 6

1 13! 2
ℑ61s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅2 ⋅ (33 cos4 θ − 30 cos2 θ + 5) ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ
2 ⋅ 6! 2π
6
11

1 13! 2 1
ℑ61s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2 ⋅ 6 (33z 4 − 30r 2 z 2 + 5r 4 ) zy
2 ⋅ 6! 2π
6
11 r

1 13! 2
ℑ61c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅2 ⋅ (33 cos4 θ − 30 cos2 θ + 5) ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ
2 ⋅ 6! 2π
6
11

1 13! 2 1
ℑ61c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2 ⋅ 6 (33z 4 − 30r 2 z 2 + 5r 4 ) zx
2 ⋅ 6! 2π
6
11 r

1 13! 5
ℑ62 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (33 cos4 θ − 18 cos2 θ + 1) ⋅ sen2θ ⋅ sen(2ϕ )
2 ⋅ 6! 2π 11
6

1 13! 5 1
ℑ62 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 6 ⋅ (33z 4 − 18r 2 z 2 + r 4 ) ⋅ 2 xy
2 ⋅ 6! 2π 11 r
6

254
Apéndice II: Expresiones matemáticas

1 13! 5
ℑ62c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (33 cos 4 θ − 18 cos 2 θ + 1) ⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ )
2 ⋅ 6! 2π 11
6

1 13! 5 1
ℑ62c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 6 ⋅ (33z 4 − 18r 2 z 2 + r 4 ) ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 6! 2π 11 r
6

1 13! 5
ℑ63s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ (11cos2 θ − 3) ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6
11

1 13! 5 1
ℑ63s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ 6 ⋅ (11z 2 − 3r 2 ) ⋅ zy(3x 2 − y 2 )
2 ⋅ 6! 2π
6
11 r

1 13! 5
ℑ63c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ (11cos2 θ − 3) ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6
11

1 13! 5 1
ℑ63c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅2⋅ ⋅ ⋅ (11z 2 − 3r 2 ) ⋅ zx( x 2 − 3 y 2 )
2 ⋅ 6! 2π
6
11 r 6

1 13! 6
ℑ64 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (11cos 2 θ − 1) ⋅ sen4θ ⋅ sen(4ϕ )
2 ⋅ 6! 2π 11
6

1 13! 6 1
ℑ64 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 6 ⋅ (11z 2 − r 2 ) ⋅ 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 )
2 ⋅ 6! 2π 11 r
6

1 13! 6
ℑ64c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ ⋅ (11cos2 θ − 1) ⋅ sen4θ ⋅ cos(4ϕ )
2 ⋅ 6! 2π 11
6

1 13! 6 1
ℑ64c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 6 ⋅ (11z 2 − r 2 ) ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2 ]
2 ⋅ 6! 2π 11 r
6

1 13!
ℑ65 s (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ cosθ ⋅ sen5θ ⋅ sen(5ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6

255
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1 13! 1
ℑ65 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ 6 ⋅ z ⋅ y[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4 ]
2 ⋅ 6! 2π
6
r

1 13!
ℑ65c (θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ cosθ ⋅ sen5θ ⋅ cos(5ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6

1 13! 1
ℑ65c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ 6 ⋅ z ⋅ x[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ]
2 ⋅ 6! 2π
6
r

1 13!
ℑ66 s (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ sen6θ ⋅ sen(6ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6

1 13! 1
ℑ66 s ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ ⋅ 2 xy ⋅ [3( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2 ]
2 ⋅ 6! 2π r 6
6

1 13!
ℑ66c (θ , ϕ ) = ⋅ ⋅ sen6θ ⋅ cos(6ϕ )
2 ⋅ 6! 2π
6

1 13! 1
ℑ66c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 6 ⋅ ( x 2 − y 2 ) ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − 3(2 xy) 2 ]
2 ⋅ 6! 2π r
6

D) Funciones Radiales

D.1) Formula de recurrencia

Radio de Bohr a0 :

4πε o h 2
ao = = 52.9177208 pm
e 2 me

Para un átomo Hidrogenoide con un núcleo de masa mN , su masa reducida μN


es:
me ⋅ m N
μN =
me + m N

256
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Entonces el Radio de Bohr corregido para dicho átomo, aN es:


4πε o h 2 me + m N
aN = = ao ⋅
μN ⋅ e 2
mN

Se define el parámetro ζn como:


2Z
ζn =
n ⋅ aN

Y la distancia radial adimensional ρ :


2Z
ρ =ζn ⋅r = ⋅r
n ⋅ aN

La Función Radial :
⎧n ∈ Ν(n = 1,2,3,4,5,....)
ℜnl ( ρ ) = ℜnl (ζ n r )con⎨ +
⎩l ∈ Ζ (l = 0,1,2,3,4,....)

Se define del siguiente modo; en función de ρ o de r :

1
3 − ⋅⋅ ρ
ζn 2 ⋅e 2
ℜ n,n−1 ( ρ ) = ⋅ ρ n−1
(2n)!

1
3 − ⋅ζ n ⋅r
ζn ⋅e 2 2
ℜ n ,n−1 (ζ n r ) = ⋅ (ζ n r ) n−1
(2n)!

Con la relación de recurrencia (Das, 1981); en función de ρ o de r (se aclara que


el valor de l corresponde al de la función de partida):

⎧ 2(l + 1) 1
ℜ n ,l−1 ( ρ ) =
nl
⋅ ⎨[
2 d
− ] ⋅ ℜ nl ( ρ ) + ⋅ [ℜnl ( ρ )]⎫⎬
n − l ⎩ nρ
2 2
l n dρ ⎭

nl ⎧ 2(l + 1) 1 2 d ⎫
ℜn,l−1 (ζ n r ) = ⋅ ⎨[ − ] ⋅ ℜ (ζ r ) + ⋅ [ℜ (ζ r ) ]⎬
n 2 − l 2 ⎩ nζ n r n d (ζ n r )
nl n nl n
l ⎭

257
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Las funciones Radiales ℜ nl (r ) y ℜ n 'l ' ( r ) son ortonormales respecto del


índice n y la función de peso r2, bajo la condición:


Sí l = l' ⇒ ℜnl ℜn ', l ' = ∫ ℜnl (r ) ⋅ℜn ', l (r ) ⋅ r 2 ⋅ dr = δ nn '
0

Si en cambio l ≠ l ' nada puede afirmarse en general sobre el valor de la


integral.

D.2) Tabla de Funciones Radiales

n=1

1
3 − ⋅ζ 1r
ζ1 ⋅ e 2 2
ℜ10 ( r ) =
2

n=2

1
3 − ⋅ζ 2 r
ζ2 ⋅e 2 2
ℜ 20 ( r ) = 3 ⋅ ⋅ (2 − ζ 2r )
4!
1
5 − ⋅ζ 2 r
ζ2 2 ⋅e 2
ℜ 21 (r ) = ⋅r
4!

n=3

1
3 − ⋅ζ 3 r
ζ3 2 ⋅e 2
⋅ [6 − 6 ⋅ ζ 3r + (ζ 3r ) ]
2
ℜ30 (r ) = 10 ⋅
6!
1
5 − ⋅ζ 3 r
ζ3 ⋅e2 2
ℜ31 (r ) = 5 ⋅ ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ r
6!

258
Apéndice II: Expresiones matemáticas

1
7 − ⋅ζ 3 r
ζ3 ⋅e 2 2
ℜ32 ( r ) = ⋅ r2
6!

n=4

1
3 − ⋅ζ 4 r
ζ4 ⋅e 2 2
⋅ [24 − 36 ⋅ ζ 4 r + 12 ⋅ (ζ 4 r ) − (ζ 4 r ) ]
2 3
ℜ 40 (r ) = 35 ⋅
8!
1
5 − ⋅ζ 4 r
ζ4 2 ⋅e 2
⋅ [20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ] ⋅ r
2
ℜ 41 (r ) = 21 ⋅
8!
1
7 − ⋅ζ 4 r
ζ4 ⋅e 2 2
ℜ 42 (r ) = 7 ⋅ ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ r 2
8!
1
9 − ⋅ζ 4 r
ζ4 2 ⋅e 2
ℜ 43 ( r ) = ⋅ r3
8!

n=5

1
3 − ⋅ζ 5 r
ζ5 2 ⋅e 2
⋅ [120 − 240 ⋅ ζ 5r + 120 ⋅ (ζ 5r ) − 20 ⋅ (ζ 5r ) + (ζ 5r ) ]
2 3 4
ℜ50 (r ) = 3 14 ⋅
10!

1
5 − ⋅ζ 5 r
ζ5 2 ⋅e 2
⋅ [120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ] ⋅ r
2 3
ℜ51 (r ) = 2 21 ⋅
10!

1
7 − ⋅ζ 5 r
ζ5 ⋅e 2 2
⋅ [ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ] ⋅ r 2
2
ℜ52 ( r ) = 6 ⋅
10!

259
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

1
9 − ⋅ζ 5 r
ζ5 ⋅e 2 2
ℜ53 ( r ) = 3 ⋅ ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ r 3
10!
1
11 − ⋅ζ 5 r
ζ5 2 ⋅e 2
ℜ54 ( r ) = ⋅ r4
10!

n=6

1
3 − ⋅ζ 6 r
ζ6 2 ⋅e 2
ℜ60 ( r ) = 462 ⋅ ⋅
12!
[720 − 1800 ⋅ ζ 6 r + 1200 ⋅ (ζ 6 r ) − 300 ⋅ (ζ 6 r ) + 30 ⋅ (ζ 6 r ) − (ζ 6 r )5 ]
2 3 4

1
5 − ⋅ζ 6r
ζ6 2 ⋅e 2
ℜ61 (r ) = 330 ⋅ ⋅
12!
[840 − 840 ⋅ ζ 6 r + 252 ⋅ (ζ 6 r ) − 28 ⋅ (ζ 6 r ) + (ζ 6 r ) ] ⋅ r
2 3 4

1
7 − ⋅ζ 6r
ζ6 2 ⋅e 2
⋅ [336 − 168 ⋅ ζ 6 r + 24 ⋅ (ζ 6 r ) − (ζ 6 r ) ] ⋅ r 2
2 3
ℜ62 (r ) = 165 ⋅
12!

1
9 − ⋅ζ 6 r
ζ6 2 ⋅e 2
⋅ [72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ] ⋅ r 3
2
ℜ63 (r ) = 55 ⋅
12!

1
11 − ⋅ζ 6r
ζ6 2 ⋅e 2
ℜ64 (r ) = 11 ⋅ ⋅ [10 − ζ 6 r ] ⋅ r 4
12!

1
13 − ⋅ζ 6 r
ζ6 2 ⋅e 2
ℜ65 (r ) = ⋅ r5
12!

260
Apéndice II: Expresiones matemáticas

n=7
1
3 − ⋅ζ 7 r
ζ7 2 ⋅e 2
ℜ 70 ( r ) = 2 429 ⋅ ⋅
14!
[5040 − 15120 ⋅ ζ 7 r + 12600 ⋅ (ζ 7 r ) − 4200 ⋅ (ζ 7 r ) + 630 ⋅ (ζ 7 r ) − 42(ζ 7 r ) 5 + (ζ 7 r ) 6 ]
2 3 4

1
5 − ⋅ζ 7 r
ζ7 ⋅e 2 2
ℜ71 (r ) = 3 143 ⋅ ⋅
14!
[6720 − 8400 ⋅ ζ 7 r + 3360 ⋅ (ζ 7 r ) − 560 ⋅ (ζ 7 r ) + 40 ⋅ (ζ 7 r ) − (ζ 7 r )5 ] ⋅ r
2 3 4

1
7 − ⋅ζ 7 r
ζ7 2 ⋅e 2
ℜ 72 (r ) = 715 ⋅ ⋅
14!
[3024 − 2016 ⋅ ζ 7 r + 432 ⋅ (ζ 7 r ) − 36 ⋅ (ζ 7 r ) + (ζ 7 r ) ] ⋅ r 2
2 3 4

1
9 − ⋅ζ 7 r
ζ7 2 ⋅e 2
⋅ [720 − 270 ⋅ ζ 7 r + 30 ⋅ (ζ 7 r ) − (ζ 7 r ) ] ⋅ r 3
2 3
ℜ 73 ( r ) = 286 ⋅
14!
1
11 − ⋅ζ 7 r
ζ7 ⋅e 2 2
⋅ [110 − 22 ⋅ ζ 7 r + (ζ 7 r ) ] ⋅ r 4
2
ℜ 74 ( r ) = 78 ⋅
14!
1
13 − ⋅ζ 7 r
ζ7 2 ⋅e 2
ℜ 75 ( r ) = 13 ⋅ ⋅ [12 − ζ 7 r ] ⋅ r 5
14!

1
15 − ⋅ζ 7 r
ζ7 ⋅e 2 2
ℜ 76 ( r ) = ⋅ r6
14!

261
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

E) Funciones Orbitales Hidrogenoides

E.1) Orbitales Complejos

eimϕ
ψ nlm (r ,θ ,ϕ ) = ℜnl (r ) ⋅ Ylm (θ ,ϕ ) = ℜnl (r ) ⋅ Slm (θ ) ⋅

E.2) Orbitales Reales en Coordenadas Esféricas

ψ nl 0 (r ,θ ) = ℜ nl (r ) ⋅ Yl 0 (θ )

ψ nl m s ( r , θ , ϕ ) = ℜ nl ( r ) ⋅ ℑ l m s (θ , ϕ )

ψ nl m c ( r ,θ , ϕ ) = ℜ nl ( r ) ⋅ ℑl m c (θ , ϕ )

E.3) Orbitales Reales en Coordenadas Cartesianas

ψ nl 0 ( x, y, z ) = ℜ nl (r ) ⋅ Yl 0 (r , z )

ψ n l m s ( x , y , z ) = ℜ nl ( r ) ⋅ ℑl m s ( x , y , z )

ψ nl m c ( x , y , z ) = ℜ n l ( r ) ⋅ ℑl m c ( x , y , z )

E.4) Condiciones de Ortonormalidad

ψ nl m ψ n ' l ' m ' =


2π π ∞

∫ ∫ ∫ψ (r ,θ ,ϕ ) ⋅ψ n 'l ' m ' (r ,θ ,ϕ ) ⋅ senθ ⋅ r 2 ⋅ dr ⋅ dθ ⋅ dϕ = δ nn ' ⋅ δ ll ' ⋅ δ mm '



n lm
0 0 0

262
Apéndice II: Expresiones matemáticas

⎛ ⎧s ⎫ ⎞
o para ψ nl m a reales ⎜⎜ a = ⎨ ⎬ ⎟⎟ :
⎝ ⎩c ⎭ ⎠

ψ nl m a ψ n ' l ' m ' a ' =


2π π ∞

∫ ∫ ∫ψ
0 0 0
nl m a
( r ,θ ,ϕ ) ⋅ψ n 'l ' m ' a ' (r ,θ ,ϕ ) ⋅ senθ ⋅ r 2 ⋅ dr ⋅ dθ ⋅ dϕ = δ nn ' ⋅ δ ll ' ⋅ δ m m ' ⋅ δ aa '

o en coordenadas cartesianas :

ψ nl m a ψ n ' l ' m ' a ' =


∞∞∞

∫ ∫ ∫ψ
0 0 0
nl m a
( x, y, z ) ⋅ψ n 'l ' m ' a ' ( x, y , z ) ⋅ dx ⋅ dy ⋅ dz = δ nn ' ⋅ δ ll ' ⋅ δ m m ' ⋅ δ aa '

E.5) Tabla de los Orbitales Hidrogenoides en Coordenadas Cartesianas

y Polares Esféricas de n = 1 a n = 7

Se recomienda antes de hacer uso de esta tabla de funciones, consultar el


Apéndice I : Anatomía de un Orbital Hidrogenoide . Debe tenerse en
cuenta que cuando las variables son las coordenadas cartesianas, estas están
también contenidas implícitamente en r, r = + x 2 + y 2 + z 2 .

Cuando la Expresión del Orbital Hidrogenoide es muy extensa, se la escribe en


dos líneas.

En general, en la primera se colocaron los bloques II, III y IV y en la segunda


los bloques I y V. En la parte de “n=7 ” , en muchas expresiones, se
colocaron en la primera línea los bloques III y IV.

263
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

n=1

Orbital 1s :

ζ 1r
3 −
ζ1 2 ⋅e 2
ψ 100 ( x, y, z ) = = 1s
2 ⋅ 2π

n=2

Orbital 2s :

ζ 2r
3 −
ζ2 ⋅e 2 2
ψ 200 ( x, y, z ) = ⋅ [2 − ζ 2 r ] = 2 s
4 ⋅ 2π

Orbitales 2p :

ζ 2r
5 −
ζ2 ⋅e 2 2
ψ 210 ( x, y, z ) = ⋅ z = 2 p0
4 ⋅ 2π
ζ 2r
5 −
ζ2 2 ⋅e 2
ψ 210 (r ,θ ) = ⋅ r ⋅ cosθ = 2 p0
4 ⋅ 2π
ζ 2r
5 −
ζ2 ⋅e 2 2
ψ 211s ( x, y, z ) = ⋅ y = 2 p1s
4 ⋅ 2π
ζ 2r
5 −
ζ2 ⋅e 2 2
ψ 211s (r ,θ , ϕ ) = ⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 2 p1s
4 ⋅ 2π
ζ 2r
5 −
ζ2 2 ⋅e 2
ψ 211c ( x, y , z ) = ⋅ x = 2 p1c
4 ⋅ 2π

264
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 2r
5 −
ζ2 ⋅e 2 2
ψ 211c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ r ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 2 p1c
4 ⋅ 2π

n=3

Orbital 3s :

ζ 3r
3 −
ζ3 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 300 (x, y , z ) = ⋅ 6 − 6 ⋅ ζ 3r + (ζ 3r ) = 3s
2

12 ⋅ 2π

Orbitales 3p :

ζ 3r
5 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 310 (x, y , z ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ z = 3 p0
8 ⋅ 3π
ζ 3r
5 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 310 (r ,θ ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ r ⋅ cos θ = 3 p0
8 ⋅ 3π
ζ 3r
5 −
ζ3 ⋅e 2 2
ψ 311s ( x, y , z ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ y = 3 p1s
8 ⋅ 3π
ζ 3r
5 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 311s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 3 p1s
8 ⋅ 3π
ζ 3r
5 −
ζ3 ⋅e 2 2
ψ 311c (x, y , z ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ x = 3 p1c
8 ⋅ 3π
ζ 3r
5 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 311c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ [4 − ζ 3r ] ⋅ r ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 3 p1c
8 ⋅ 3π

265
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Orbitales 3d :

ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 320 (x, y, z ) = ⋅ 3 z 2 − r 2 = 3d 0
16 ⋅ 3π 3
ζ 3r
7 −
ζ3 ⋅e 1 2
( )
2 2
ψ 320 (r ,θ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 3 cos 2 θ − 1 = 3d 0
16 ⋅ 3π 3
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 321s (x, y , z ) = ⋅ 2 z ⋅ y = 3d1s
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 ⋅e2 2
ψ 321s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 3d1s
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 321c (x, y , z ) = ⋅ 2 z ⋅ x = 3d1c
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 321c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 3d1c
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 ⋅e 2 2
ψ 322 s (x, y , z ) = ⋅ 2 xy = 3d 2 s
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 322 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 2 ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 3d 2 s
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 ⋅e
( )
2 2
ψ 322 c (x, y , z ) = ⋅ x 2 − y 2 = 3d 2 c
16 ⋅ 3π
ζ 3r
7 −
ζ3 2 ⋅e 2
ψ 322 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 2 ⋅ sen 2θ ⋅ cos( 2ϕ ) = 3d 2 c
16 ⋅ 3π

266
Apéndice II: Expresiones matemáticas

n=4

Orbital 4s :

ζ 4r
3 −
ζ4 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 400 ( x, y, z ) = ⋅ 24 − 36 ⋅ ζ 4 r + 12 ⋅ (ζ 4 r ) − (ζ 4 r ) = 4 s
2 3

48 ⋅ 2π

Orbitales 4p :

ζ 4r
5 −
ζ4 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 410 ( x, y , z ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ z = 4 p0
2

16 ⋅ 10π
ζ 4r
5 −
ζ4 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 410 (r ,θ ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ r ⋅ cos θ = 4 p0
2

16 ⋅ 10π
ζ 4r
5 −
ζ4 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 411s (x, y , z ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ y = 4 p1s
2

16 ⋅ 10π
ζ 4r
5 −
ζ4 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 411s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 4 p1s
2

16 ⋅ 10π
ζ 4r
5 −
ζ4 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 411c ( x, y, z ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ x = 4 p1c
2

16 ⋅ 10π
ζ 4r
5 −
ζ4 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 411c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 20 − 10 ⋅ ζ 4 r + (ζ 4 r ) ⋅ r ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 4 p1c
2

16 ⋅ 10π

Orbitales 4d :
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 420 ( x, y, z ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 3 z 2 − r 2 = 4d 0
32 ⋅ 6π 3

267
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 4r
7 −
ζ4 ⋅e 1
( )
2 2
ψ 420 (r ,θ ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ ⋅ r 2 ⋅ 3 cos 2 θ − 1 = 4d 0
32 ⋅ 6π 3
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 421s (x, y, z ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 2 z ⋅ y = 4d1s
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 ⋅e 2 2
ψ 421s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 4d1s
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 421c ( x, y, z ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 2 z ⋅ x = 4d1c
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 421c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 4d1c
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 ⋅e 2 2
ψ 422 s ( x, y, z ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ 2 xy = 4d 2 s
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 422 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ r 2 ⋅ sen 2θ ⋅ sen( 2ϕ ) = 4d 2 s
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 ⋅e
( )
2 2
ψ 422 c ( x, y, z ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ x 2 − y 2 = 4d 2 c
32 ⋅ 6π
ζ 4r
7 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 422 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [6 − ζ 4 r ] ⋅ r 2 ⋅ sen 2θ ⋅ cos 2ϕ = 4d 2 c
32 ⋅ 6π

Orbitales 4f :
ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 430 ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 5 z 2 − 3r 2 ⋅ z = 4 f 0
192 ⋅ π 5

268
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 2 3
( )
2 2
ψ 430 (r ,θ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ = 4 f 0
192 ⋅ π 5

ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e 3
( )
2
ψ 431s (x, y, z ) = ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ y = 4 f1s
192 ⋅ π 5

ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 3 3
( )
2 2
ψ 431s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ senϕ = 4 f1s
192 ⋅ π 5

ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e 3
( )
2
ψ 431c ( x, y , z ) = ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ x = 4 f1c
192 ⋅ π 5

ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e 3 3
( )
2
ψ 431c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 4 f1c
192 ⋅ π 5

ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 2 2
ψ 432 s (x, y, z ) = ⋅ 6 ⋅ z ⋅ 2 xy = 4 f 2 s
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 432 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cos θ ⋅ sen 2θ ⋅ sen( 2ϕ ) = 4 f 2 s
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e
( )
2 2
ψ 432 c ( x, y, z ) = ⋅ 6 ⋅ z ⋅ x 2 − y 2 = 4 f 2c
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e 2
ψ 432 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cos θ ⋅ sen 2θ ⋅ cos( 2ϕ ) = 4 f 2 c
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e
( )
2
ψ 433 s (x, y , z ) = ⋅ y 3x 2 − y 2 = 4 f3s
192 ⋅ π

269
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 2 2
ψ 433 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 3 ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 4 f 3 s
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 2 ⋅e
( )
2
ψ 433c (x, y , z ) = ⋅ x x 2 − 3 y 2 = 4 f 3c
192 ⋅ π
ζ 4r
9 −
ζ4 ⋅e 2 2
ψ 433c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 3 ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 4 f 3c
192 ⋅ π

n=5

Orbital 5s :
ζ 5r
3 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 500 ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 240 ⋅ ζ 5r + 120 ⋅ (ζ 5 r ) − 20 ⋅ (ζ 5r ) + (ζ 5r ) = 5s
2 3 4

240 ⋅ 2π

Orbitales 5p :
ζ 5r
5 −
ζ5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 510 ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ z = 5 p0
2 3

240 ⋅ π
ζ 5r
5 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 510 (r ,θ ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ r ⋅ cos θ = 5 p0
2 3

240 ⋅ π
ζ 5r
5 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 511s (x, y , z ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ y = 5 p1s
2 3

240 ⋅ π

ζ 5r
5 −
ζ5 ⋅e2 2
ψ 511s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
240 ⋅ π
[120 − 90 ⋅ ζ r + 18 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 5 p
5 5
2
5
3
1s

270
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 5r
5 −
ζ5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 511c ( x, y, z ) = ⋅ 120 − 90 ⋅ ζ 5 r + 18 ⋅ (ζ 5 r ) − (ζ 5 r ) ⋅ x = 5 p1c
2 3

240 ⋅ π

ζ 5r
5 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 511c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
240 ⋅ π
[120 − 90 ⋅ ζ r + 18 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ r ⋅ senθ ⋅ cosϕ = 5 p
5 5
2
5
3
1c

Orbitales 5d :
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ] 1
( )
2
ψ 520 (x, y , z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅
2
3 z 2 − r 2 = 5d 0
32 ⋅ 105π 3
ζ 5r
7 −
ζ5 ⋅e
[ ] 1 2
( )
2 2
ψ 520 (r ,θ ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅
2
⋅ r ⋅ 3 cos 2 θ − 1 = 5d 0
32 ⋅ 105π 3
ζ 5r
7 −
ζ5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 521s ( x, y , z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ 2 z ⋅ y = 5d1s
2

32 ⋅ 105π
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 521s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5r + (ζ 5r ) ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 5d1s
2

32 ⋅ 105π

ζ 5r
7 −
ζ5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 521c (x, y , z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ 2 z ⋅ x = 5d1c
2

32 ⋅ 105π
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 521c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 5d1c
2

32 ⋅ 105π

ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 522 s (x, y , z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ 2 xy = 5d 2 s
2

32 ⋅ 105π

271
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 5r
7 −
ζ5 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 522 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ r 2 ⋅ sen 2θ ⋅ sen( 2ϕ ) = 5d 2 s
2

32 ⋅ 105π
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]( )
2
ψ 522 c (x, y , z ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5 r + (ζ 5 r ) ⋅ x 2 − y 2 = 5d 2 c
2

32 ⋅ 105π
ζ 5r
7 −
ζ5 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 522c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 42 − 14 ⋅ ζ 5r + (ζ 5r ) ⋅ r 2 ⋅ sen2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 5d 2c
2

32 ⋅ 105π

Orbitales 5f :
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 530 ( x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ 5 z 2 − 3r 2 ⋅ z = 5 f z 0
192 ⋅ 10π 5

ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e 2 3
( )
2 2
ψ 530 (r , θ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ = 5 f 0
192 ⋅ 10π 5

ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e 3
( )
2 2
ψ 531s ( x, y , z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ y = 5 f 1s
192 ⋅ 10π 5

ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 3 3
( )
2
ψ 531s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ senϕ = 5 f1s
192 ⋅ 10π 5

ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e 3
( )
2 2
ψ 531c ( x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ x = 5 f1c
192 ⋅ 10π 5

ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 3 3
( )
2
ψ 531c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ ⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 5 f1c
192 ⋅ 10π 5

272
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e 2 2
ψ 532 s ( x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ 6 ⋅ z ⋅ 2 xy = 5 f 2 s
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 532 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cos θ ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 5 f 2 s
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e
( )
2 2
ψ 532 c (x, y , z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ 6 ⋅ z ⋅ x 2 − y 2 = 5 f 2 c
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 532c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cosθ ⋅ sen2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 5 f 2c
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e
( )
2 2
ψ 533 s ( x, y , z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ y 3 x 2 − y 2 = 5 f 3 s
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 533 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ r 3 ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 5 f 3 s
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 2 ⋅e
( )
2
ψ 533c ( x, y, z ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ x x 2 − 3 y 2 = 5 f 3c
192 ⋅ 10π
ζ 5r
9 −
ζ5 ⋅e2 2
ψ 533c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [8 − ζ 5 r ] ⋅ r 3 ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 5 f 3c
192 ⋅ 10π

Orbitales 5g :
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 540 (x, y, z ) = ⋅ 35 z 4 − 30 r 2 z 2 + 3r 4 = 5 g 0
768 ⋅ 5π 35
ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 1
( )
2 2
ψ 540 (r ,θ ) = ⋅ ⋅ r 4 ⋅ 35 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 3 = 5 g 0
768 ⋅ 5π 35

273
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 541s ( x, y, z ) = ⋅2 ⋅ 7 z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ y = 5 g1s
768 ⋅ 5π 7

ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2 4
( )
2
ψ 541s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅2 ⋅ r ⋅ 7 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 5 g1s
768 ⋅ 5π 7

ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 541c ( x, y, z ) = ⋅2 ⋅ 7 z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ x = 5 g1c
768 ⋅ 5π 7

ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2 4
( )
2
ψ 541c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅2 ⋅ r ⋅ 7 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 5 g1c
768 ⋅ 5π 7

ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 542 s ( x, y, z ) = ⋅ 7 z 2 − r 2 ⋅ 2 xy = 5 g 2 s
768 ⋅ 5π 7
ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 542 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r 4 ⋅ 7 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 5 g 2 s
768 ⋅ 5π 7
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
( )( )
2
ψ 542 c ( x, y, z ) = ⋅ 7 z 2 − r 2 ⋅ x 2 − y 2 = 5 g 2c
768 ⋅ 5π 7
ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 542 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r 4 ⋅ 7 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 2θ ⋅ cos( 2ϕ ) = 5 g 2 c
768 ⋅ 5π 7
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e
( )
2
ψ 543 s (x, y, z ) = ⋅ 2 2 ⋅ z ⋅ y 3x 2 − y 2 = 5 g3s
768 ⋅ 5π
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 543 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 2 2 ⋅ r 4 ⋅ cos θ ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 5 g 3 s
768 ⋅ 5π

274
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e
( )
2 2
ψ 543c ( x, y, z ) = ⋅ 2 2 ⋅ z ⋅ x x 2 − 3 y 2 = 5 g 3c
768 ⋅ 5π
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 543c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ 2 2 ⋅ r 4 ⋅ cos θ ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 5 g 3c
768 ⋅ 5π
ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e
( )
2 2
ψ 544 s ( x, y, z ) = ⋅ 4 xy ⋅ x 2 − y 2 = 5 g 4 s
768 ⋅ 5π
ζ 5r
11 −
ζ5 2 ⋅e 2
ψ 544 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ sen( 4ϕ ) = 5 g 4 s
768 ⋅ 5π
ζ 5r

[( ]
11 −
ζ5 2 ⋅e
)
2
ψ 544 c ( x, y, z ) = ⋅ x 2 − y 2 − (2 xy ) = 5 g 4 c
2 2

768 ⋅ 5π
ζ 5r
11 −
ζ5 ⋅e 2 2
ψ 544 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ cos( 4ϕ ) = 5 g 4 c
768 ⋅ 5π

n=6

Orbital 6s :
ζ 6r
3 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 600 ( x, y, z ) = ⋅
1440 ⋅ 2π
[720 − 1800 ⋅ ζ r + 1200 ⋅ (ζ r ) − 300 ⋅ (ζ r ) + 30 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ] = 6s
6 6
2
6
3
6
4
6
5

275
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Orbitales 6p :
ζ 6r
5 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 610 (x, y, z ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r )
6 6
2 3
]
− 28(ζ 6 r ) + (ζ 6 r ) 4 ⋅ z = 6 p0

ζ 6r
5 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 610 (r , θ ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r )
6 6
2 3
]
− 28(ζ 6 r ) + (ζ 6 r ) 4 ⋅ r cos θ = 6 p0

ζ 6r
5 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 611s (x, y, z ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r )
6 6
2 3
]
− 28(ζ 6 r ) + (ζ 6 r ) 4 ⋅ y = 6 p1s

ζ 6r
5 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 611s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r ) − 28(ζ r ) + (ζ r ) ]⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 6 p
6 6
2
6
3
6
4
1s

ζ 6r
5 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 611c (x, y, z ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r )
6 6
2 3
]
− 28(ζ 6 r ) + (ζ 6 r ) 4 ⋅ x = 6 p1c

ζ 6r
5 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 611c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
96 ⋅ 210π
[840 − 840 ⋅ ζ r + 252 ⋅ (ζ r ) − 28(ζ r ) + (ζ r ) ]⋅ r ⋅ senθ ⋅ cosϕ = 6 p
6 6
2
6
3
6
4
1c

276
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Orbitales 6d :
ζ 6r
7 −
ζ 6 ⋅e 2 2
ψ 620 ( x, y, z ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r )
6 6
2
− (ζ 6 r ) ⋅
3
] 1
3
(3z 2 − r 2 ) = 6d 0

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 620 (r ,θ ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅
6 6
2
6
3 1 2
3
⋅ r ⋅ (3 cos 2 θ − 1) = 6d 0

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 621s (x, y, z ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) 6 6
2 3
]
− (ζ 6 r ) ⋅ 2 z ⋅ y = 6d1s

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 621s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ 2 ⋅ r
6 6
2
6
3 2
⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 6d1s

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 621c (x, y, z ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) 6 6
2 3
]
− (ζ 6 r ) ⋅ 2 z ⋅ x = 6d1c

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 621c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ 2 ⋅ r
6 6
2
6
3 2
⋅ cosθ ⋅ senθ cos ϕ = 6d1c

277
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 622 s ( x, y, z ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) 6 6
2 3
]
− (ζ 6 r ) ⋅ 2 xy = 6d 2 s

ζ 6r
7 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 622 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ r sen θ ⋅ sen(2ϕ ) = 6d
6 6
2
6
3 2 2
2s

ζ 6r
7 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 622c (x, y, z ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r )
6 6
2 3
]
− (ζ 6 r ) ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6d 2c

ζ 6r
7 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 622 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
384 ⋅ 21π
[336 − 168 ⋅ ζ r + 24 ⋅ (ζ r ) − (ζ r ) ]⋅ r sen θ cos(2ϕ ) = 6d
6 6
2
6
3 2 2
2c

Orbitales 6f :
ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e
[ ] 2
2
ψ 630 (x, y, z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅
2
⋅ (5 z 2 − 3r 2 ) ⋅ z = 6 f 0
1152 ⋅ 6π 5

ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 630 (r , θ ) = ⋅
1152 ⋅ 6π

[72 − 18 ⋅ ζ r + (ζ r ) ]⋅
6 6
2 2 3
5
⋅ r ⋅ (5 cos 2 θ − 3) cos θ = 6 f 0

278
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ] 3
2 2
ψ 631s ( x, y , z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅
2
(5 z 2 − r 2 ) ⋅ y = 6 f1s
1152 ⋅ 6π 5

ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 631s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 6π

[72 − 18 ⋅ ζ r + (ζ r ) ]⋅
6 6
2 3 3
5
⋅ r ⋅ (5 cos 2 θ − 1) ⋅ senθ ⋅ senϕ = 6 f1s

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ] 3
2 2
ψ 631c ( x, y, z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅
2
(5 z 2 − r 2 ) ⋅ x = 6 f1c
1152 ⋅ 6π 5

ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 631c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 6π

[72 − 18 ⋅ ζ r + (ζ r ) ]⋅
6 6
2 3 3
5
⋅ r ⋅ (5 cos 2 θ − 1) ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 6 f1c

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 632 s ( x, y, z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ 6 ⋅ z ⋅ 2 xy = 6 f 2 s
2

1152 ⋅ 6π

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 632 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 6π
[72 − 18 ⋅ ζ r + (ζ r ) ]⋅
6 6
2
6 ⋅ r 3 ⋅ cosθ ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 6 f 2 s

ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 632 c (x, y , z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ 6 ⋅ z ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6 f 2 c
2

1152 ⋅ 6π

279
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 632 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅
2

1152 ⋅ 6π
6 ⋅ r 3 ⋅ cosθ ⋅ sen 2θ cos(2ϕ ) = 6 f 2 c

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 633 s (x, y, z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 6 f 3 s
2

1152 ⋅ 6π
ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 633 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ r 3 sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 6 f 3 s
2

1152 ⋅ 6π

ζ 6r
9 −
ζ6 ⋅e
[ ]
2 2
ψ 633c (x, y, z ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 6 f 3c
2

1152 ⋅ 6π
ζ 6r
9 −
ζ6 2 ⋅e
[ ]
2
ψ 633c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 72 − 18 ⋅ ζ 6 r + (ζ 6 r ) ⋅ r 3 sen 3θ cos(3ϕ ) = 6 f 3c
2

1152 ⋅ 6π

Orbitales 6g:

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 1
( )
2
ψ 640 ( x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 35 z 4 − 30r 2 z 2 + 3r 4 = 6 g 0
1536 ⋅ 15π 35

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 640 (r , θ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅
1536 ⋅ 15π
1
(
⋅ r 4 ⋅ 35 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 3 = 6 g 0 )
35

280
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
2
ψ 641s (x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 ⋅ ⋅ (7 z 2 − 3r 2 ) ⋅ z ⋅ y = 6 g1s
1536 ⋅ 15π 7

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 641s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 15π
2 4
(10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 ⋅ ⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 3) cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 6 g1s
7

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
2
ψ 641c ( x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 ⋅ ⋅ (7 z 2 − 3r 2 ) ⋅ z ⋅ x = 6 g1c
1536 ⋅ 15π 7

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 641c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅
1536 ⋅ 15π
2 4
2⋅ ⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 3) cosθ ⋅ senθ cos ϕ = 6 g1c
7

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
2
ψ 642 s (x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ ⋅ (7 z 2 − r 2 ) ⋅ 2 xy = 6 g 2 s
1536 ⋅ 15π 7

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 642 s (r , θ , ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅
1536 ⋅ 15π
2
⋅ r 4 ⋅ (7 cos 2 θ − 1) ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 6 g 2 s
7

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
2
ψ 642 c (x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ ⋅ (7 z 2 − r 2 ) ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6 g 2 c
1536 ⋅ 15π 7

281
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 6r
11 −
ζ 6 ⋅e 2 2
ψ 642 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅
1536 ⋅ 15π
2 4
⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 1) ⋅ sen 2θ cos(2ϕ ) = 6 g 2 c
7

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 643 s ( x, y, z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 2 ⋅ z ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 6 g 3 s
1536 ⋅ 15π
ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 643 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 2 ⋅ r 4 ⋅ cos θ ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 6 g 3 s
1536 ⋅ 15π

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 643c ( x, y, z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 2 2 ⋅ z ⋅ x( x 2 − 3 y 2 ) = 6 g 3c
1536 ⋅ 15π

ζ 6r
11 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 643c (r , θ , ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅
1536 ⋅ 15π
2 2 ⋅ r 4 ⋅ cos θ ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 6 g 3c

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 644 s ( x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6 g 4 s
1536 ⋅ 15π
ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 644 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ sen( 4ϕ ) = 6 g 4 s
1536 ⋅ 15π

282
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 644 c ( x, y , z ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy ) 2 ] = 6 g 4 c
1536 ⋅ 15π
ζ 6r
11 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 644 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ (10 − ζ 6 r ) ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ cos(4ϕ ) = 6 g 4c
1536 ⋅ 15π

Orbitales 6h :

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 1 2
( )
2 2
ψ 650 (x, y, z ) = ⋅
⋅ 63 z 4 − 70r 2 z 2 + 15r 4 ⋅ z = 6h0
7680 ⋅ 6π 3 7
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 1 2 5
( )
2
ψ 650 (r ,θ ) = ⋅ r ⋅ 63 cos 4 θ − 70 cos 2 θ + 15 cos θ = 6h0

7680 ⋅ 6π 3 7

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 10
( )
2 2
ψ 651s (x, y, z ) = ⋅ ⋅ 21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ⋅ y = 6h1s
7680 ⋅ 6π 21

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 651s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
7680 ⋅ 6π
10 5
21
(
⋅ r ⋅ 21cos 4 θ − 14 cos 2 θ + 1 ⋅ senθ ⋅ senϕ = 6h1s )

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 10
( )
2 2
ψ 651c (x, y , z ) = ⋅ ⋅ 21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ⋅ x = 6h1c
7680 ⋅ 6π 21

283
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 651c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
7680 ⋅ 6π
10 5
21
(
⋅ r ⋅ 21cos 4 θ − 14 cos 2 θ + 1 ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 6h1c )

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 10
( )
2
ψ 652 s (x, y , z ) = ⋅2 ⋅ 3 z 2 − r 2 ⋅ z ⋅ 2 xy = 6h2 s
7680 ⋅ 6π 3

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 652 s (r , θ , ϕ ) = ⋅
7680 ⋅ 6π

2
10 5
3
( )
⋅ r ⋅ 3 cos 2 θ − 1 ⋅ cos θ ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 6h2 s

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 10
( )
2
ψ 652 c ( x, y, z ) = ⋅2 ⋅ 3 z 2 − r 2 ⋅ z ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6h2 c
7680 ⋅ 6π 3

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 652c (r , θ , ϕ ) = ⋅
7680 ⋅ 6π

2
10 5
3
( )
⋅ r ⋅ 3 cos 2 θ − 1 ⋅ cos θ ⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 6h2c

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 5
( )
2
ψ 653 s (x, y , z ) = ⋅ ⋅ 9 z 2 − r 2 ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 6h3 s
7680 ⋅ 6π 3

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 5 5
( )
2
ψ 653 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 6h3 s
7680 ⋅ 6π 3

284
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 5
( )
2 2
ψ 653c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 9 z 2 − r 2 ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 6h3c
7680 ⋅ 6π 3

ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 5 5
( )
2
ψ 653c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 9 cos 2 θ − 1 ⋅ sen 3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 6h3c
7680 ⋅ 6π 3

ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 654 s ( x, y , z ) = ⋅ 10 ⋅ z ⋅ 4 xy ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 6h4 s
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 654 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 10 ⋅ r 5 ⋅ cos θ ⋅ sen 4θ ⋅ sen( 4ϕ ) = 6h4 s
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 654 c ( x, y, z ) = ⋅ 10 ⋅ z ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − ( 2 xy ) 2 ] = 6h4 c
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 654 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 10 ⋅ r 5 ⋅ cos θ ⋅ sen 4θ ⋅ cos( 4ϕ ) = 6h4 c
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 655 s (x, y , z ) = ⋅ y[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4 ] = 6h5 s
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 ⋅e 2 2
ψ 655 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 5 ⋅ sen 5θ ⋅ sen(5ϕ ) = 6h5 s
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 655 c ( x, y, z ) = ⋅ x[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ] = 6h5c
7680 ⋅ 6π
ζ 6r
13 −
ζ6 2 ⋅e 2
ψ 655 c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ r 5 ⋅ sen 5θ ⋅ cos(5ϕ ) = 6h5c
7680 ⋅ 6π

285
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

n=7

Orbital 7s :
ζ 7r
3 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 700 (x, y, z ) = ⋅
10080 2π
⋅ [5040 − 15120ζ 7 r + 12600(ζ 7 r ) 2 − 4200(ζ 7 r )3 + 630(ζ 7 r ) 4 − 42(ζ 7 r ) 5 + (ζ 7 r ) 6 ] = 7 s

Orbitales 7p :

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 710 (x, y, z ) = ⋅
6720 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r )3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ z = 7 p0

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 710 (r ,θ ) = ⋅
6720 ⋅ 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r ) 3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ r cos θ = 7 p0

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 711s (x, y, z ) = ⋅
6720 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r )3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ y = 7 p1s

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 711s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
6720 ⋅ 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r )3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ r ⋅ senθ ⋅ senϕ = 7 p1s

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 711c (x, y, z ) = ⋅
6720 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r )3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ x = 7 p1c

286
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 7r
5 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 711c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
6720 ⋅ 2π
[6720 − 8400ζ 7 r + 3360(ζ 7 r ) 2 − 560(ζ 7 r )3 + 40(ζ 7 r ) 4 − (ζ 7 r )5 ] ⋅ r ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7 p1c

Orbitales 7d :

ζ 7r
7 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 720 (x, y, z ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅
1
( )
⋅ 3z 2 − r 2 = 7d 0
3
ζ 7r
7 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 720 (r ,θ ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅
1 2
( )
⋅ r ⋅ 3 cos 2 θ − 1 = 7d 0
3

ζ 7r
7 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 721s (x, y, z ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ 2 z ⋅ y = 7d1s

ζ 7r
7 −
ζ 7 2 ⋅e 2
ψ 721s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r ) 3 + (ζ 7 r ) 4 ]
8064 ⋅ 2π
⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 7d1s

ζ 7r
7 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 721c (x, y, z ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ 2 z ⋅ x = 7 d1c

287
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
7 −
ζ 7 2 ⋅e 2
ψ 721c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ [3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r ) 3 + (ζ 7 r ) 4 ]
8064 ⋅ 2π
⋅ 2 ⋅ r 2 ⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7 d1c

ζ 7r
7 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 722 s (x, y, z ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ 2 xy = 7 d 2 s

ζ 7r
7 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 722 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ r 2 sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 7 d 2 s

ζ 7r
7 −
ζ7 ⋅e2 2
ψ 722 c (x, y, z ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r ) 3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 7 d 2 c

ζ 7r
7 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 722 c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
8064 ⋅ 2π
[3024 − 2016ζ 7 r + 432(ζ 7 r ) 2 − 36(ζ 7 r )3 + (ζ 7 r ) 4 ] ⋅ r 2 sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 7d 2 c

Orbitales 7f :
ζ 7r
9 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 730 ( x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


2
5
( )
⋅ 5 z 2 − 3r 2 ⋅ z = 7 f 0

288
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 730 (r ,θ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


2 3
5
( )
⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 3 ⋅ cos θ = 7 f 0

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 731s (x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


3
5
( )
⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ y = 7 f1s

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 731s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


3 3
5
( )
⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ senϕ = 7 f1s

ζ 7r
9 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 731c (x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


3
5
( )
⋅ 5 z 2 − r 2 ⋅ x = 7 f1c
ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 731c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π

[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅


3 3
5
( )
⋅ r ⋅ 5 cos 2 θ − 1 ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7 f1c

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 732 s ( x, y, z ) = ⋅ [720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r ) 3 ] ⋅ 6 ⋅ z ⋅ 2 xy = 7 f 2 s
1152 ⋅ 210π

289
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
9 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 732 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cosθ ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 7 f 2 s

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 732c (x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ 6 ⋅ z ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 7 f 2c

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 732c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ 6 ⋅ r 3 ⋅ cosθ ⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 7 f 2c

ζ 7r
9 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 733s (x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 7 f 3 s

ζ 7r
9 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 733s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ r 3 ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 7 f 3 s

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 733c (x, y, z ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ x( x 2 − 3 y 2 ) = 7 f 3c

ζ 7r
9 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 733c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1152 ⋅ 210π
[720 − 270ζ 7 r + 30(ζ 7 r ) 2 − (ζ 7 r )3 ] ⋅ r 3 ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 7 f 3c

290
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Orbitales 7g :

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 740 ( x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
1
(
⋅ 35 z 4 − 30r 2 z 2 + 3r 4 = 7 g 0 )
35
ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 740 (r ,θ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
⋅ r 4 ⋅ (35 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 3) = 7 g 0
1
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
35

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 741s (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π

⋅ (7 z 2 − 3r 2 )⋅ z ⋅ y = 7 g1s
2
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 2
7
ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 741s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π

⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 3)⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 7 g1s


2 4
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 2
7
ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 741c ( x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π

[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 2
2
7
( )
⋅ 7 z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ x = 7 g1c

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 741c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π

⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 3)⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7 g1c


2 4
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 2
7

291
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 742 s (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
⋅ (7 z 2 − r 2 )⋅ 2 xy = 7 g 2 s
2
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
7
ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 742 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 1)⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 7 g 2 s
2 4
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
7

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 742c (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
⋅ (7 z 2 − r 2 )⋅ ( x 2 − y 2 ) = 7 g 2c
2
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
7
ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 742 c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
⋅ r ⋅ (7 cos 2 θ − 1)⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 7 g 2c
2 4
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅
7

ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 743 s (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 8 ⋅ z ⋅ y (3x 2 − y 2 ) = 7 g 3s

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 743 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 8 ⋅ r 4 ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 7 g 3s

292
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 743c ( x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 8 ⋅ z ⋅ x( x 2 − 3 y 2 ) = 7 g 3c

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 743c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 8 ⋅ r 4 ⋅ cosθ ⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 7 g 3c

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 744 s (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ 4 xy ( x 2 − y 2 ) = 7 g 4 s

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 744 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ sen(4ϕ ) = 7 g 4 s

ζ 7r
11 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 744 c (x, y, z ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy ) 2 ] = 7 g 4 c

ζ 7r
11 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 744c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
1536 ⋅ 385π
[110 − 22ζ 7 r + (ζ 7 r ) 2 ] ⋅ r 4 ⋅ sen 4θ ⋅ cos(4ϕ ) = 7 g 4 c

293
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Orbitales 7h :
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 1 2
( )
2
ψ 750 ( x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ 63 z 4 − 70r 2 z 2 + 15r 4 ⋅ z = 7 h0
15360 ⋅ 21π 3 7

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 750 (r ,θ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (63 cos 4 θ − 70 cos 2 θ + 15)⋅ cos θ = 7h0


1 2 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅
3 7

ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 751s ( x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅
15360 ⋅ 21π
10
21
(
⋅ 21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ⋅ y = 7 h1s )
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 751s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (21cos 4 θ − 14 cos 2 θ + 1)⋅ senθ ⋅ senϕ = 7h1s


10 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅
21

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 751c ( x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅
15360 ⋅ 21π
10
21
(
⋅ 21z 4 − 14r 2 z 2 + r 4 ⋅ x = 7 h1c )
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 751c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (21cos 4 θ − 14 cos 2 θ + 1)⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7h1c


10 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅
21

294
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 10
( )
2 2
ψ 752 s ( x, y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ 2 ⋅ 3 z 2 − r 2 ⋅ z ⋅ 2 xy = 7 h2 s
15360 ⋅ 21π 3
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 752 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (3 cos 2 θ − 1)⋅ cosθ ⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 7h2 s


10 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅ 2
3

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 10
( )
2
ψ 752 c ( x, y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ 2 ⋅ 3 z 2 − r 2 ⋅ z ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 7 h2 c
15360 ⋅ 21π 3
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 752c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (3 cos 2 θ − 1)⋅ cosθ ⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 7h2c


10 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅ 2
3

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 5
( )
2
ψ 753 s (x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ 9 z 2 − r 2 ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 7 h3 s
15360 ⋅ 21π 3
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 753 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (9 cos 2 θ − 1)⋅ sen3θ ⋅ sen(3ϕ ) = 7h3s


5 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅
3
ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 5
( )
2 2
ψ 753c (x, y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ ⋅ 9 z 2 − r 2 ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 7 h3c
15360 ⋅ 21π 3
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 753c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π

⋅ r ⋅ (9 cos 2 θ − 1)⋅ sen3θ ⋅ cos(3ϕ ) = 7h3c


5 5
(12 − ζ 7 r ) ⋅
3

295
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 754 s (x, y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ 10 ⋅ z ⋅ 4 xy ( x 2 − y 2 ) = 7 h4 s
15360 ⋅ 21π
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 754 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π
(12 − ζ 7 r ) ⋅ 10 ⋅ r 5 ⋅ cosθ ⋅ sen 4θ ⋅ sen(4ϕ ) = 7h4 s

ζ 7r
13 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 754c ( x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ 10 ⋅ z ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy) 2 ] = 7h4c
15360 ⋅ 21π
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 754c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
15360 ⋅ 21π
(12 − ζ 7 r ) ⋅ 10 ⋅ r 5 ⋅ cosθ ⋅ sen 4θ ⋅ cos(4ϕ ) = 7h4c

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 755 s ( x, y, z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ y[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4 ] = 7 h5 s
15360 ⋅ 21π
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 755 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ r 5 ⋅ sen5θ ⋅ sen(5ϕ ) = 7 h5 s
15360 ⋅ 21π

ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 755 c (x, y , z ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ x[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ] = 7 h5c
15360 ⋅ 21π
ζ 7r
13 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 755c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ (12 − ζ 7 r ) ⋅ r 5 ⋅ sen5θ ⋅ cos(5ϕ ) = 7h5c
15360 ⋅ 21π

296
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Orbitales 7i :
ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 760 (x, y, z ) = ⋅ ⋅ 231z 6 − 315r 2 z 4 + 105r 4 z 2 − 5r 6 = 7i0
92160 ⋅ 7π 231

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 760 (r , θ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π
2
231
(
⋅ r 6 ⋅ 231 cos 6 θ − 315 cos 4 θ + 105 cos 2 θ − 5 = 7i0 )

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
( )
2
ψ 761s ( x, y , z ) = ⋅2 ⋅ 33 z 4 − 30r 2 z 2 + 5r 4 ⋅ z ⋅ y = 7i1s
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 761s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

⋅ r ⋅ (33 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 5)⋅ cos θ ⋅ senθ ⋅ senϕ = 71s


2 6
2
11

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2
( )
2 2
ψ 761c (x, y , z ) = ⋅2 ⋅ 33 z 4 − 30r 2 z 2 + 5r 4 ⋅ z ⋅ x = 7i1c
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 761c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

⋅ r ⋅ (33 cos 4 θ − 30 cos 2 θ + 5)⋅ cosθ ⋅ senθ ⋅ cos ϕ = 7i1c


2 6
2
11

297
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 5
( )
2 2
ψ 762 s (x, y , z ) = ⋅ ⋅ 33 z 4 − 18r 2 z 2 + r 4 ⋅ 2 xy = 7i2 s
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 762 s (r ,θ , ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

⋅ r ⋅ (33 cos 4 θ − 18 cos 2 θ + 1)⋅ sen 2θ ⋅ sen(2ϕ ) = 7i2 s


5 6
11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 5
( )
2
ψ 762 c ( x, y , z ) = ⋅ ⋅ 33 z 4 − 18r 2 z 2 + r 4 ⋅ ( x 2 − y 2 ) = 7i2 c
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 762c (r ,θ , ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

⋅ r ⋅ (33 cos 4 θ − 18 cos 2 θ + 1)⋅ sen 2θ ⋅ cos(2ϕ ) = 7i2c


5 6
11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 5
( )
2
ψ 763 s ( x, y, z ) = ⋅2⋅ ⋅ 11z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ y (3 x 2 − y 2 ) = 7i3 s
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 763s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

2⋅
5 6
11
( )
⋅ r ⋅ 11cos 2 θ − 3 ⋅ cosθ .sen3θ .sen(3ϕ ) = 7i3s

298
Apéndice II: Expresiones matemáticas

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 5
( )
2 2
ψ 763c ( x, y , z ) = ⋅2⋅ ⋅ 11z 2 − 3r 2 ⋅ z ⋅ x ( x 2 − 3 y 2 ) = 7i3c
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 763c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅
92160 ⋅ 7π

2⋅
5 6
11
(
⋅ r ⋅ 11cos 2 θ − 3 ⋅ cosθ .sen3θ . cos(3ϕ ) = 7i3c )

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 6
( )
2 2
ψ 764 s (x, y, z ) = ⋅ ⋅ 11z 2 − r 2 ⋅ 4 xy.( x 2 − y 2 ) = 7i4 s
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 6 6
( )
2
ψ 764 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 11cos 2 θ − 1 ⋅ sen 4θ .sen( 4ϕ ) = 7i4 s
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 6
( )
2
ψ 764 c ( x, y, z ) = ⋅ ⋅ 11z 2 − r 2 ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy ) 2 ] = 7i4 c
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 6 6
( )
2 2
ψ 764 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ ⋅ r ⋅ 11cos 2 θ − 1 ⋅ sen 4θ . cos( 4ϕ ) = 7i4 c
92160 ⋅ 7π 11

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 765 s ( x, y , z ) = ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ z ⋅ y[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 y 4 ] = 7i5 s
92160 ⋅ 7π
ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 765 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ r 6 ⋅ cos θ ⋅ sen 5θ ⋅ sen(5ϕ ) = 7i5 s
92160 ⋅ 7π

299
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 765 c (x, y , z ) = ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ z ⋅ x[5( x 2 − y 2 ) 2 − 4 x 4 ] = 7i5c
92160 ⋅ 7π
ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 765 c (r ,θ , ϕ ) = ⋅ 2 ⋅ 3 ⋅ r 6 ⋅ cos θ ⋅ sen 5θ ⋅ cos(5ϕ ) = 7i5c
92160 ⋅ 7π

ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 766 s (x, y , z ) = ⋅ 2 xy ⋅ [3( x 2 − y 2 ) 2 − (2 xy ) 2 ] = 7i6 s
92160 ⋅ 7π
ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 766 s (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 6 ⋅ sen 6θ ⋅ sen(6ϕ ) = 7i6 s
92160 ⋅ 7π

ζ 7r
15 −
ζ7 2 ⋅e 2
ψ 766 c ( x, y, z ) = ⋅ ( x 2 − y 2 ) ⋅ [( x 2 − y 2 ) 2 − 3(2 xy ) 2 ] = 7i6 c
92160 ⋅ 7π
ζ 7r
15 −
ζ7 ⋅e 2 2
ψ 766 c (r ,θ ,ϕ ) = ⋅ r 6 ⋅ sen 6θ ⋅ cos(6ϕ ) = 7i6 c
92160 ⋅ 7π

F) Verificación de los Orbitales Hidrogenoides reales

Para verificar la exactitud de los orbitales hidrogenoides presentados en este


Apéndice pueden realizarse una serie de controles.
Para realizarlos es conveniente el empleo de las funciones de onda
expresadas en Coordenadas Polares Esféricas, en las cuales las variables están
separadas multiplicativamente.

300
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Las integrales y los operadores se aplican a las funciones con la ayuda de


programas de asistencia matemática, como Maple, Derive (particularmente
recomendable), etc., que efectúan los cálculos en décimas de segundo.

Controles

• 1) Condición de Normalización

⎛ ⎧s ⎫ ⎞
para ψ nl m a reales ⎜⎜ a = ⎨ ⎬ ⎟⎟ :
c ⎝ ⎩ ⎭⎠
2π π ∞
ψ nl m a ψ nl m a = ∫ ∫ ∫ [ψ
0 0 0
nl m a
(r , θ , ϕ )]2 ⋅ senθ ⋅ r 2 ⋅ dr ⋅ dθ ⋅ dϕ = 1

• 2) Condición de autofunción del Hamiltoniano

Siendo el operador Hamiltoniano en coordenadas polares esféricas:

⎧ ∂ ⎛ 2 ∂{...} ⎞ ⎫
⎪ ⎜ r ⋅ ⎟ + n ⋅ ς n ⋅ r ⋅ {...} + ⎪
h2 ⎪ ∂r ⎝ ∂r ⎠ ⎪
H {...} = −
ˆ ⋅
2 ⎨ ⎬
2μ N ⋅ r ⎪ 1 ⎡∂ ⎛ ∂{...} ⎞ 1 ∂ {...}⎤ ⎪
2
+ ⋅ ⎜ sen(θ ) ⋅ ⎟+ ⋅
⎪⎩ sen(θ ) ⎢⎣ ∂θ ⎝ ∂θ ⎠ sen(θ ) ∂ϕ 2 ⎥⎦ ⎪⎭

En {...} debe colocarse el Orbital Hidrogenoide ψ nl m a ( r ,θ , ϕ ) a controlar.

Debe verificarse:

{
Hˆ ψ nl m a (r , θ , ϕ ) } h2 ⋅ Z 2 1 1 ⎛ Z ⋅ e2 ⎞ 1
2

= En = − ⋅ 2 = − μ N ⎜⎜ ⎟⎟ ⋅ 2
ψ nl m a ( r , θ , ϕ ) 2μ N ⋅ a N
2
n 2 ⎝ 4πε 0 h ⎠ n

301
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Todas las autofunciones con el mismo índice n dan idéntico resultado y por ser
el Hamiltoniano un operador hermítico las autofunciones con distinto n serán
ortogonales.

• 3) Condición de autofunción del operador Impulso Angular al


cuadrado.

Siendo el operador Impulso Angular al cuadrado, en coordenadas polares


esféricas:

h2 ⎡∂ ⎛ ∂{...} ⎞ 1 ∂ 2 {...}⎤
Lˆ2 {...} = − ⋅ ⎢ ⎜ sen(θ ) ⋅ ⎟+ ⋅
sen(θ ) ⎣ ∂θ ⎝ ∂θ ⎠ sen(θ ) ∂ϕ 2 ⎥⎦

Debe verificarse:

{
Lˆ2 ψ nl m a (r ,θ ,ϕ ) } = l ⋅ (l + 1) ⋅ h 2

ψ nl m a ( r , θ , ϕ )

Todas las autofunciones con el mismo índice l dan idéntico resultado y por ser
el operador hermítico las autofunciones con distinto l serán ortogonales.

• 4) Comportamiento frente a L̂z

Los Orbitales Hidrogenoides Reales no son autofunciones del operador


componente z del Impulso Angular, pero es fácil probar que deben cumplir las
siguientes relaciones:

Siendo el operador Componente z del Impulso Angular, en coordenadas polares


esféricas:

∂{...}
Lˆ z = −ih ⋅
∂ϕ

302
Apéndice II: Expresiones matemáticas

Debe verificarse:

{
Lˆ z ψ nl m s (r ,θ ,ϕ ) } = −ih ⋅ m ⋅ cot g ( m ϕ )
ψ nl m s (r ,θ ,ϕ )

{
Lˆ z ψ nl m c (r ,θ , ϕ ) } = +ih ⋅ m ⋅ tg ( m ϕ )
ψ nl m c (r ,θ ,ϕ )

Finalmente recordemos que los orbitales hidrogenoides complejos son


ortogonales para distintos valores de m (que toma valores enteros entre − l y
+ l ). Los orbitales hidrogenoides reales se construyen a partir de parejas de
los anteriores, según se explica en el ítem C.2) , de tal manera que resultan
ortogonales para distintos valores del módulo de m. También son ortogonales
si teniendo el mismo valor del módulo de m, uno es del tipo “s” y el otro es del
tipo “c”.

303
 

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313
 

ÍNDICE ALFABÉTICO

Antiligante, 70, 71
Antisimetrizar / Antisimetrización, 65, 152, 208, 212
Argón, 195
Armónicos esféricos, 64-7, 84, 230, 237,242-3, 246-7
Átomo de hidrógeno, 17, 20-1, 23-32, 40, 60-3, 65-6, 85, 96, 192-4, 204, 208,
218, 228
Átomo hidrogenoide, 17, 21, 40, 162, 192, 197, 202, 229, 237, 256
Átomos polielectrónicos, 30, 162, 193-4, 202, 208, 212-3
Autoestado, 164-6, 184
Autovalores y autofunciones, 26-7, 29, 128, 136-7, 142-7, 162-8, 183-4, 213,
216, 226, 237, 302-4
Autofunciones ortogonales/ortonormales, 134-7, 213, 233, 303-4
Axiomas, 133, 167
Axiomas de la Mecánica Cuántica,
Primer axioma, 133, 135
Segundo axioma, 135, 138
Tercer axioma, 142
Cuarto axioma, 144
Quinto axioma, 146, 171
Sexto axioma, 147, 150
Barkla, C. 191
Base ortonormal, 159, 161
Bent, H. 198
Bloque, clasificación de ecuaciones, 221-233, 263
Bloque 3d, 192, 194
Bohr, N. 17, 21, 23-4, 34, 40, 132, 175, 191, 207, 231
Born, M. 20, 36, 132
Calcio, 195
Capas internas, 198
Cardellini, L. 203-4
Carga nuclear, 191, 193
Carga nuclear efectiva, 193
Chadwick, J. 191
Cobre, óxido cuproso, Cu2O, 196, 200
Combinación lineal, 205, 208, 214
Entre orbitales de un mismo átomo, 197
Entre orbitales de átomos distintos, 197
Concavidad, 123-4
Configuración electrónica, 191, 195-6
unielectrónica, 198, 208
Cono/semicono, 45, 48, 51-3, 84, 88-9, 91
Conmutador, 169-172
propiedades, 169, 172

314
Indice alfabético

su empleo, 169, 173-4


Conmutar, 167
Coordenadas cartesianas ortogonales, 12, 39, 40, 42, 63-4, 67, 89, 133, 221, 237,
243, 246, 262-3
Coordenadas esféricas polares, 62-3, 100-1, 141, 160, 162, 164, 221, 237-8,
301-3
Coppens, P. 202
Couper, A. 207
Cromo, 196
Cuadráticamente integrable, 134
Cuatro dimensiones, 12, 39, 54-7, 61
Curva/s de nivel, 39, 47-56, 61
Datos espectroscópicos, 192, 194, 196
Dalton, J. 207
Davisson, C. 127
De Broglie, L. 127
Degeneración, 27-9, 30, 136, 162, 167-8, 193
Degenerados, 193
Densidad de carga, 200, 202-4
Densidad electrónica, 197, 200-2, 214-7
Densidad de probabilidad, 20-3, 28, 36, 39, 61, 68-74, 104, 132-5, 147-8, 176-9,
197, 208, 214, 217, 229, 231-2
Densidad lineal de probabilidad, 178
Desigualdad de Schwarz, 180, 186
Determinante de Slater, 153, 155, 157, 194
Dispersión, 176-8, 181-5
Dualidad onda-partícula, 36, 127
Ecuación de onda, 34, 122, 125, 128, 192
Ecuación de Schrödinger, 24-31, 121, 128, 131, 159, 192, 214
dependiente del tiempo, 24, 130, 146
independiente del tiempo, 29, 157
Ecuaciones simétricas, 126
Efecto Zeeman, 30, 162
Ehrenfest, P. 173
Einstein, A. 127
Elementos de transición, 193-6
Engel, T. 195, 217
Energía, 17, 26-34, 61, 126-8, 192-5
cinética, 32-3, 126-130
potencial, 18, 25-8, 32, 126-7, 129, 131, 174
total, 29, 129
cuantizada, 17, 26-7, 29
del orbital, 61-2, 192-5
de ionización, 193, 195
de las configuraciones, 196

315
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Enseñanza de los orbitales, 103, 197, 199, 205, 210, 211


Epistemológica/o, 197, 204
Escandio, 194-6
Escher, M. 132
Espacio de funciones, 137
Espacio vectorial, 133, 137
Espacio de Hilbert, 133, 135, 141-2, 180, 203, 209, 216
Propiedad general, 159
dimensión, 133, 142, 216
Espectroscopía atómica, 194
Espectroscopía electrónica, 199
Espín electrónico, 194, 197, 217
Espín, espines enteros, espines semienteros, 30, 147, 150, 153-5
Estabilidad molecular, 208
Estados ligados, 138, 144
Estructura molecular, 199, 207
Evolución temporal, 171
Expresión de Euler, 124
Factor de fase, 27, 134, 147, 149, 160, 215
Fotón, 127, 150
Frecuencia, 125, 127
Frecuencia angular, 127
Función/funciones, 20, 24-31, 39-40, 42-3, 44-5, 54-5, 61-2, 64-5, 69, 71, 73,
85-6, 88-9, 94, 97, 99-101, 104, 106-9, 121-5, 133-7, 147-8, 151, 153
angular, 67-8, 84
compleja, 20, 64, 99, 124, 133, 166, 168, 244
compleja de variables reales, 20, 133
con una sola variable independiente, 42-3
con dos variables independientes, 45, 47
cóncava, 178
de distribución radial, 24
de estado, 133, 141-2, 145, 147, 150
delta de Dirac, 180
de onda, 20-1, 25, 29-30, 35-6, 39, 53, 61-2, 65-8, 84, 89, 127, 129,
131, 133-5, 138,
141-3, 146, 148, 150, 155, 177, 183, 194
antisimétrica, 151, 152
simétrica, 150, 157
unielectrónica, 28, 61, 153, 155, 197-8, 208
de onda radial, 66
exponencial decreciente, 63, 135
exponencial imaginaria, 98
hamiltoniana, 126, 131
imaginaria, 161
implícita, 39-41, 47-51, 54-5, 61, 69, 73, 103

316
Indice alfabético

orbital, 21, 36, 53, 67, 71-3, 79, 93, 96, 100-2, 104, 154
par, 85, 88-90
periódica, 124, 126
radial, 63, 65-7, 74, 83-4
Geiger, H. 191
Gillespie, R. 200, 202-3
Geometría, 83, 133, 203
Gerade, 85, 224
Germer L. 127
Hamilton, W. 34
Hamiltoniano clásico, 126
Hamiltoniano, 34, 167, 172
Hehre, W. 195
Heisenberg, W. 131
Hemiesfera, 46-7, 51-3, 58
Hibridización, 198-9, 202, 209
Hoffmann, R. 203-4, 206, 209
Indeterminación, 148, 157, 181, 188
Indistinguible; indistinguibilidad, 65, 91-3, 96, 102, 148-9, 157, 208
Interpretación probabilística, 177
Interacción electrón-electrón. Interacción electrón-núcleo, 196
Isoesfera, 57
Isosuperficie, 39, 56-7, 69, 73, 76, 81, 89, 92-4, 96, 100-3, 108-110, 200
IUPAC, International Union of Pure and Applied Chemistry, 191
Jacoby, M. 201
Jφrgensen, C. 197-8
Kekulé, F. 207
Koritsansky, T. 202
Labarca, M. 204-5, 212-3
Laplace, P. 34
Lavoisier, A. 175
Le Bel, J. 207
Levine, I. 194-5, 197
Lewis, G. 200, 207
Ley de Planck, 131
Ligante, 70-1
Litio, 195
Longitud de onda, 124, 127, 191
Mayer, I. 205-6, 209, 216
Marsden, E. 191
Mecánica clásica, 173
Mecánica cuántica, 133, 135, 138, 142, 150, 181, 196, 198, 201, 203-5, 208-9,
213, 216-7
Mediciones
compactas, 183

317
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

muy dispersas, 183


Mendeleev, D. 191
Método
Experimental, 191, 215
de Hartree-Fock, 196
de difracción electrónica, 200
de campo autoconsistente, 201
de funcional de densidad, 201, 209
de unión de valencia, 203
de orbitales moleculares, 203
Meyer, L. 191
Modelos, 191, 196, 199, 200, 203
Módulo cuadrado, 39
Morwick, J. 198
Moseley, H. 191
Newton, I. Leyes de la dinámica, 18
Niveles de energía, 29, 61, 63, 175, 192-4, 198, 208
Níquel, 196, 209
Nodos, 72-4, 79-80, 83, 84, 88, 91, 100-3
angulares, 83, 84, 88-91, 102
radiales, 83, 84, 88-91, 96, 101, 102
Normalizada, 137, 143-152
Número atómico, 191, 193
Número atómico efectivo/Zefectivo, 85, 108, 229
Números cuánticos, 30-1, 63, 66, 74, 79, 81, 83, 92-3, 96, 99, 102, 104, 105, 200,
214
Número cuántico principal, 30, 40, 63, 65, 72, 74, 79, 85, 88 102
angular, 30, 63,66, 84, 105
magnético, 30-1, 63, 91-2, 96, 99, 102, 106, 107
Número de onda angular, 125, 127
Números complejos, 213-4
Número másico, 191
Observable, 138-9, 141-5, 166-7, 171, 183-4, 186, 195, 197, 201-3, 205, 213-6
Ogilvie, J. 198-200, 210-1, 217
Onda mecánica, 121
Onda plana, 125, 129, 205
Ontología, ontológico, ontolologiza, ontologizando, 204-6, 213
Operador, 34, 85, 95, 128, 135-142, 146, 149, 162-5, 167, 169, 170, 172, 180,
182-7, 213
energía potencial, 131-138
espectro del operador, 137
derivado o compuesto, 138-9
dispersión, 187
hamiltoniano, 24-6, 34, 130-1, 140, 146, 216, 302
hermítico, 135, 171, 186, 213, 216

318
Indice alfabético

Laplaciano, 25, 34, 131


lineal, 135
multiplicativo, 130-1, 169, 180
paridad, 85
primordial o elemental, 138
propiedades, 136
posición, 138
rotación, 97
vector, 170
vectorial correspondiente al impulso lineal y angular, 139-141, 163-7
Orbital atómico/orbitales atómicos, 17, 29, 39, 55, 61, 65-6, 68, 85-159, 197,
203, 212
efectivo, 206
hidrogenoide, 65, 68, 71, 76, 83, 102, 135, 147, 153, 155, 157, 159,
160-2, 167, 208, 212-4, 216-7, 219, 221, 228, 237, 246, 256, 262-3, 302
hidrogenoide real, 159, 161-2, 302, 304
hidrogenoide complejo, 160, 304
hidrogenoide conjugado, 162
Orbital/Orbitales, 29, 39, 40, 41, 43, 53, 61-4, 66-7, 70-4, 76-9, 83-94, 97-8,
100-8, 192-9,
200-6, 208-10, 212-7, 221-2, 227, 229
Signo, 85, 88, 99
Simetría, 84, 85, 90, 96-7, 100, 102
orbital de Hartree-Fock, 193
orbitales internos, 198
orbitales moleculares, 193, 197-8, 200, 203, 209, 215-6
Órbitas planetarias, 204-5, 213
Orientaciones espaciales, 61, 207
Paneth, F. 191
Paladio, 194
Paridad, 85, 90, 104
Partícula clásica, 175
Partícula libre, 127, 128, 129
Partícula ligada, 129, 130
Partington, 175
Pauli, W. 150, 192, 194, 208
Pauling, L. 198, 200, 210
Pilar, F. 193
Planck, M. 131
Plano nodal/planos nodales 72, 76-80, 222
Polielectrónica/o, 30, 153, 155, 162, 193-4, 208, 213
Polinomio/s, 13, 63-4, 134-5, 222-6, 229, 232-3, 244
Polinomios homogéneos armónicos, 222, 226, 229, 232-3, 246
Polinomio radial, 226-8, 232
Popelier, P. 202

319
Orbitales hidrogenoides. Estructura y visualización / Luis Perissinotti y Sara Mendiara

Potasio, 195
Principio Aufbau, 192-3,195, 198-9, 212
Principio de correspondencia, 175
Principio de indeterminación, 181
Principio de Pauli, 150, 154-7
Probabilidad, 166, 179-180
Probabilidad de encontrar al electrón, 22
Producto escalar/ interno/ hermítico, 133
Química cuántica, 198-9
Rayos X, 191, 198-9, 200, 210
Radio de Bohr, 21, 23-4, 40, 63, 85, 226-8, 256
Reacciones pericíclicas, 209
Realismo/ reales, 206, 197-9, 201, 204-5
Reid, P. 195
Regla de Madelung, 196
Repulsiones interelectrónicas, 193-5, 208
Rich, R. 196
Rutherford, E. 17, 191, 207
Rutherfordio, 196
Schwarz, W. 196
Schrödinger, E. 121, 128, 130-1, 192, 214
Scerri, E. 192, 196, 201-4, 210, 212-3
Segunda ley de Newton, 174-5
Simetría, 84-5, 90, 96-7, 100, 102
Simons, J. 199, 210
Sistema polielectrónico, 192-4, 202-3, 208, 212-3
Sistema solar, 199, 204, 211, 213
Superficie/s, 39, 45, 49, 50, 52-3, 57, 61, 67-8, 83-4, 88, 91
de contorno, 39
de nivel, 54-7, 61, 63, 68, 70, 72-3, 88, 168, 209
nodal, 72, 76-9, 84, 87-92, 95, 101, 104
angular, 84
esférica, 76-8, 84, 93, 95, 96, 100
Tabla Periódica, 65, 83, 191-2, 194-5, 197, 199, 212
Teluro, 191
Teoría
Atómica de Dalton, 175
Atómico-Molecular, 207
Cuántica, 198-9
de Debye-Hückel, 215
del Flogisto, 175
Teorema de Ehrenfest, 173
Teorema de Koopmans, 193
Thomson, G. P. 127
Transferencia de un electrón, 195

320
Indice alfabético

Trayectoria, 18-9, 29, 31


clásica, 175
cerrada, 20
estacionaria, 20, 29
Unidad, 20-3, 56-7, 63, 66, 78, 97, 124, 183, 227, 231-2
Unión química, 198-9, 200, 207-8
Vacío teórico, 211
Valor medio, 145, 167, 171, 173-4, 177, 179, 182, 184, 187-8
Van den Broek, A. 191
Van’t Hoff, J. 207
Variación temporal de un observable, 171
Velocidad, 33
Woodward, R. 209
Yodo, 191
Zuo, 200-3

321
 
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en el mes de agosto de 2013, en la ciudad de Mar del Plata
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