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Maestrante:
Dr. Daniel A. Ponce T.
Médico Cirujano
Tutor:
Dr. Marvin Flores
Considera Díaz Polanco (1996) que la finalidad perseguida por esa comisión no era
establecer un conjunto de leyes que orientaran el sistema de salud, como se argumentó en
sus inicios, sino ser un instrumento de defensa del sistema político en sí. El resultado de ese
proceso y de las circunstancias que rodearon la aprobación de la ley fueron factores que
contribuyeron a la acentuación de la crisis. La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social
Integral, fue aprobada por el Presidente Rafael Caldera dos meses antes de dejar el cargo en
octubre de 1998, lo que provocó, a posteriori un “VACATIO LEGIS” de un año.
En materia de salud, para regir los destinos del sector, se crea en 1999 el Ministerio de
Salud y Desarrollo Social (MSDS), el cual a partir del 2000 establece su estructura
organizativa orientada formalmente a incrementar la capacidad de conducción estratégica
gubernamental en las funciones de formulación de políticas, planificación, coordinación y
regulación de los respectivos sectores de la actividad pública en el área de su competencia,
en la perspectiva de contribuir a la gobernabilidad del sistema social en su conjunto,
facilitando la coordinación de políticas sociales, considerando el ámbito de desarrollo social
como un eje transversal a diversos sectores de actuación del Estado (www.msds.gov.ve,
Consultada el 02/07/02).
En virtud del carácter de las transformaciones y de los impactos generados por todo
este proceso de reformas, se hace necesario efectuar estudios que den cuenta de los
avances que esto ha suscitado. En esta dirección, un primer acercamiento tendría que ver
con una reflexión sobre la política de salud en el gobierno del presidente Hugo Chávez,
tema de este trabajo, con lo cual consideramos se deba abrir un debate sobre una realidad
que apenas comienza a ser estudiada.
Políticas Públicas
La política pública puede entenderse como un conjunto de decisiones bien
fundamentadas generadas por cualquiera de las ramas y en todos los niveles del gobierno, y
enmarcadas en un conjunto de normativas. Las políticas públicas comunican objetivos,
medios, estrategias y reglas para la toma de decisiones, utilizados en la administración
pública y la legislación. Las leyes, normas, reglamentaciones, interpretaciones y decisiones
operativas y judiciales, los estatutos, los tratados y las órdenes ejecutivas son un ejemplo de
la expresión real de las políticas.
Como tal, implica relaciones de poder, influencia, cooperación y conflicto en donde los
valores, los intereses y las motivaciones determinan el diseño final y su implementación. De
hecho, las políticas determinan, en realidad, quién obtiene qué, cuándo y cómo en la
sociedad. Las políticas de salud son importantes porque afectan directa o indirectamente
todos los aspectos de la vida cotidiana, las acciones, los comportamientos y las decisiones.
Pueden prohibir conductas que se perciben como riesgosas, alentar las que se consideran
beneficiosas, proteger los derechos y el bienestar de algunas poblaciones, impulsar ciertas
actividades o proporcionar beneficios directos a los ciudadanos necesitados.
Un punto importante es que, pese a las crecientes demandas que generan las
tendencias demográficas y epidemiológicas, la competencia entre las necesidades y la
limitación de los recursos, los gobiernos de las Américas, solos o asociados con finalidades
específicas, mantienen el compromiso de alcanzar sistemas de alto rendimiento que puedan
garantizar el acceso equitativo a los servicios, ampliar la cobertura y fortalecer las redes de
protección social.
Sin embargo, aun cuando el marco legal y normativo del sistema de salud, incluidos los
aspectos relacionados con la administración, la regulación, el financiamiento, el seguro, la
calidad y la armonización han mejorado, los persistentes problemas relacionados con la
producción, la adquisición y la regulación de productos farmacéuticos, vacunas y tecnologías
médicas todavía no han podido ser solucionados. La renovación de la atención primaria de
salud representa una contribución sustancial a esos objetivos; el proceso renueva
compromisos de larga data y constituye un paso hacia el futuro para mejorar la salud de la
población.
En esta parte se reconoce el importante papel que desempeñan las políticas de salud y
los sistemas y servicios de salud en responder a las necesidades, mitigar los riesgos y
proteger a las poblaciones contra daños, enfermedades y discapacidades, y al mismo tiempo
su potencial para, por el contrario, aumentar las disparidades y la exclusión.
Si bien se justifica un análisis más detallado, algunos de los factores que podrían
posibilitar uno u otro desempeño, parecen incluir: condiciones estructurales iniciales
posiblemente defectuosas, débil gobernabilidad, o incluso el período de maduración de
algunos beneficios. En otras instancias, o en forma concomitante, la capacidad limitada para
formular políticas por parte de sectores públicos frecuentemente desvalorizados, incluido el
de la salud, obstaculizó la posibilidad de utilizar el conocimiento disponible, de elaborar
argumentos exitosos y de diseñar e implementar políticas.
Condiciones
Condiciones difíciles de manejar pueden frustrar las mejores intenciones. Por ejemplo,
sociedades permeables y plurales, situaciones de incertidumbre, panoramas institucionales
turbulentos y una base organizativa heterogénea, aumentan la dificultad de alcanzar
soluciones en el campo de la salud. Por cierto, no existen recetas universales para las
políticas, y en realidad tampoco una buena decisión garantiza un buen resultado. Más aún, la
calidad de las políticas de salud y la viabilidad de cambios en el sistema de salud orientados
hacia una mayor equidad están limitadas por la historia, la cultura, la política, la economía y
los fundamentos sociales de los contextos en los que se aplican.
Casi todos los aspectos de la política económica y social influyen sobre las condiciones
de salud, y por ende sobre las disparidades en salud. Una mayor armonización entre las
políticas de salud y de desarrollo social orientadas hacia una mayor equidad, y que también
consideren los temas de efectividad y responsabilidad, es alentadora.
Igualmente, la OMS, creada en ese mismo año y con sede en Ginebra, tuvo como fin
esencial proporcionar a todos los pueblos, el nivel más elevado de salud que fuese posible
conseguir. En su carta de creación, se establece que la salud es un derecho de todas las
personas, sin distinción de raza, religión, ideología política y condición económica o social.
Para 1974, la Asamblea General de la ONU decide trabajar para corregir las
desigualdades y reparar las injusticias; para lo cual propone sean eliminados las
disparidades crecientes entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
Posteriormente, en 1977, la OMS en la 30° Asamblea Mundial de la Salud, señaló que la
principal meta social de los gobiernos en los próximos decenios debía consistir en alcanzar
para todos los ciudadanos del mundo en el año 2000 un grado de salud que le permitiera
llevar una vida social y económicamente productiva (Rodríguez, 1995). Para alcanzar dicha
meta se trazó la estrategia de Atención Primaria en Salud, entendida como «la asistencia
sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticas, científicamente fundados y
socialmente aceptados, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad
mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en
todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y
autodeterminación” (OMS, 1980). La declaración de Alma-Ata señalaba que la atención
primaria era la base para alcanzar un nivel adecuado de salud para toda la población y
recomendaba la aplicación de programas de salud coherentes con la planificación sanitaria
de los diferentes países como instrumento para el logro del objetivo global (OMS, 1978).
Sin embargo, Jaime (2016) expone que en el caso de sistemas de salud fragmentados,
“por el contrario, la heterogeneidad de valores y principios impide esta integración, y si bien
pueden existir niveles altos de participación, se coexiste en una sensación de conflicto e
inseguridad latente” (p.47), lo cual se manifiesta en la incongruencia o debilidad entre el
aporte del conocimiento y la voluntad de la población en el proceso de construcción y puesta
en práctica de las políticas.
Hay que asumir responsablemente, que las políticas púbicas en el sistema de salud
fragmentado de Venezuela no han podido construir conductas sociales sostenibles que
impongan la concepción de la salud como sinónimo de felicidad; por el contrario, se ha
acentuado exageradamente la prestación de servicios para curar o prevenir afecciones, que
se traduce en una representación construida sobre un sistema de salud centrado en atender
la enfermedad como un proceso social.
Este supuesto no excluye los esfuerzos realizados por el Estado, con la política de
Barrio Adentro, que promueve una mirada integral del proceso de atención pero denota una
fuerte medicalización para la atención a la salud, la necesidad de tecnologías apropiadas y
suministros médicos básicos para su funcionamiento. Asimismo, existe la percepción, por
parte de los decisores, que el sistema de salud venezolano debe dar solución a la
morbimortalidad epidemiológica prioritariamente, promoviendo la biomedicina y la
infraestructura sanitaria de alta complejidad, como formas favoritas de aplicar políticas para
asegurar la salud a la población; contradicción que lleva a preguntarnos:
Por tal razón, las brechas que existen entre la subjetividad y necesidades de la
población, la interpretación de los decisores y la posibilidad de construir políticas de salud
que faciliten la integración de los servicios; se muestran como retos pendientes.
De allí que la determinación social de la salud podría ser la principal base teórica que
aborda los estudios de equidad social y la epidemiología vista desde la teoría crítica. Esta
teoría a menudo se confunde con las determinantes de la salud que, por el contrario, es una
postura contrahegemónica que considera a las determinantes desde la perspectiva del riesgo
con algunas ampliaciones en su visión (Álvarez, 2009). El enfoque del riesgo de la
epidemiología convencional tiene sus limitaciones, dada su exagerada visión biológica,
individual y fragmentada de las causas de los daños a la salud; aunque es una estrategia
muy útil para abordar enfermedades desde su óptica de investigación clínico- epidemiológica
sobre poblaciones. (Ruiz y Morillo, 2008).
Balance y Perspectivas
El sistema público de salud venezolano mantiene una marcada segmentación financiera
que profundiza la fragmentación organizativa de los servicios que, en medio de una drástica
reducción del gasto público, experimentan un problema de funcionamiento y operatividad
afectando la cobertura y la calidad de éstos. Esta conclusión evidencia una fuerte influencia
del modelo de atención de la salud venezolano por parte de la episteme de la salud pública
hegemónica, que va de la mano con el capital, la segmentación financiera poblacional y la
fragmentación de los servicios de salud.
La postura teórica de la salud colectiva defiende que a través del diálogo social
participativo acompañado de un financiamiento unificado, es posible regionalizar los servicios
de salud en sus bases operativas, bajo una sola dirección, un solo plan de trabajo y un
equipo de salud bien formado para garantizar la salud a las personas, la familia y la
comunidad desde la red comunal de salud hasta los hospitales de alta complejidad técnica.
Este el mayor reto que hoy en día tienen las Áreas de Salud Integral comunitarias.
Conclusiones
La interpretación hasta aquí presentada giró en torno a los aspectos normativos, sin
embargo es prematuro aseverar sí la introducción de estos cambios van a traer resultados
positivos o negativos, eficaces o eficientes en atención a su meta máxima que es el logro de
la equidad y una mejor calidad de vida. Podemos indicar algunos aspectos, que a nuestro
juicio reportan un avance significativo con respecto al soporte legal, donde además, se
evidencia una articulación entre los distintos instrumentos que se han generado en política de
salud.
Referencias Bibliográficas
Asamblea nacional. Anteproyecto de la Ley del Subsistema de Salud Pública.
Arias, V. (2017). Epidemiología, equidad en salud y justicia social. Rev. Fac. Nac. Salud
Pública. 35(2), 186-196. https://dx.doi.org/10.17533/udea.rfnsp.v 35n2a03.
Arredondo, A. (1992). Análisis y reflexión sobre modelos teóricos del proceso salud-
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