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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales
“Rómulo Gallegos”
Área de Postgrado
Maestría de Gerencia en Salud Pública

Diseño de Políticas de Salud

Maestrante:
Dr. Daniel A. Ponce T.
Médico Cirujano
Tutor:
Dr. Marvin Flores

Guárico; Agosto 2021.


Introducción
A partir de 1989 en Venezuela se inició un cambio en la política social, enmarcado en el
proceso de reforma global del Estado, que estuvo caracterizado por la reforma en la política
en los distintos sectores y la modernización del aparato estatal, teniendo como ejes
fundamentales: la descentralización y la privatización. El sector salud no escapó al proceso
de reformas emprendido en Venezuela cuyo antecedente descansó en una comisión
tripartita conformada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la
Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (FEDECAMARAS) y el
Gobierno Nacional, para proponer los fundamentos jurídicos. Esta estrategia pretendía, no
sólo apuntalar el marco legal en salud y la seguridad social, sino mantener también la paz
social, que se había logrado hasta ese momento (Díaz Polanco, 1996).

Considera Díaz Polanco (1996) que la finalidad perseguida por esa comisión no era
establecer un conjunto de leyes que orientaran el sistema de salud, como se argumentó en
sus inicios, sino ser un instrumento de defensa del sistema político en sí. El resultado de ese
proceso y de las circunstancias que rodearon la aprobación de la ley fueron factores que
contribuyeron a la acentuación de la crisis. La Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social
Integral, fue aprobada por el Presidente Rafael Caldera dos meses antes de dejar el cargo en
octubre de 1998, lo que provocó, a posteriori un “VACATIO LEGIS” de un año.

Posteriormente, en el contexto de la Ley Habilitante de 1998, se le otorgan poderes para


legislar al nuevo presidente electo Hugo Chávez, éste designó una comisión presidencial de
Seguridad Social, que tenía por objeto producir un anteproyecto que todavía hoy no ha
generado el suficiente consenso para ser aprobado. Actualmente, la normativa específica en
salud se rige por un decreto con fuerza de ley especial que regula el funcionamiento del
subsistema de salud, aprobado en octubre de 1999 en el marco de la Ley Habilitante.

El componente social se erige como uno de los aspectos más característicos de la


Constitución Bolivariana, en ella se contemplan cuestiones, como: la garantía del derecho a
la salud; gratuidad del servicio; descentralización y participación ciudadana, esta última es
concebida como pilar fundamental en la construcción del nuevo modelo de gestión pública y
está vinculada al afianzamiento de una democracia participativa (MSDS, 2000).

En materia de salud, para regir los destinos del sector, se crea en 1999 el Ministerio de
Salud y Desarrollo Social (MSDS), el cual a partir del 2000 establece su estructura
organizativa orientada formalmente a incrementar la capacidad de conducción estratégica
gubernamental en las funciones de formulación de políticas, planificación, coordinación y
regulación de los respectivos sectores de la actividad pública en el área de su competencia,
en la perspectiva de contribuir a la gobernabilidad del sistema social en su conjunto,
facilitando la coordinación de políticas sociales, considerando el ámbito de desarrollo social
como un eje transversal a diversos sectores de actuación del Estado (www.msds.gov.ve,
Consultada el 02/07/02).

En virtud del carácter de las transformaciones y de los impactos generados por todo
este proceso de reformas, se hace necesario efectuar estudios que den cuenta de los
avances que esto ha suscitado. En esta dirección, un primer acercamiento tendría que ver
con una reflexión sobre la política de salud en el gobierno del presidente Hugo Chávez,
tema de este trabajo, con lo cual consideramos se deba abrir un debate sobre una realidad
que apenas comienza a ser estudiada.

Diseño de Políticas en Salud


La salud es una condición indispensable para el logro de los objetivos planteados en las
políticas sociales diseñadas para alcanzar las metas nacionales de crecimiento económico y
bienestar, incluidos el desarrollo social y de la salud así como aspecto central en la
concreción de tales objetivos, el abordaje de las políticas de salud que determinan las
características del funcionamiento del sistema sanitario sigue siendo problemático, porque
las necesidades sociales son multidimensionales, los efectos adversos tienden a ser
acumulativos, los recursos son limitados y las soluciones a menudo se hallan fuera del marco
del sector salud.

En consecuencia, llevar a cabo transformaciones que refuercen la importancia del


sistema de salud como institución social central, capaz de crear oportunidades diferenciales
en el diseño y la prestación de bienes y servicios, requiere un abordaje sistémico de las
políticas públicas y de su formulación.

Políticas Públicas
La política pública puede entenderse como un conjunto de decisiones bien
fundamentadas generadas por cualquiera de las ramas y en todos los niveles del gobierno, y
enmarcadas en un conjunto de normativas. Las políticas públicas comunican objetivos,
medios, estrategias y reglas para la toma de decisiones, utilizados en la administración
pública y la legislación. Las leyes, normas, reglamentaciones, interpretaciones y decisiones
operativas y judiciales, los estatutos, los tratados y las órdenes ejecutivas son un ejemplo de
la expresión real de las políticas.

Pese a la falta de definiciones universalmente acordadas, las políticas públicas reflejan


la respuesta del gobierno a las condiciones o circunstancias que generan o generarán
necesidades a una cantidad considerable de personas. En teoría, estas respuestas coinciden
con el interés público. Más aún, los gobiernos utilizan políticas públicas por razones políticas,
morales, éticas o económicas, o cuando el mercado no resulta eficiente. No responder
también es una opción, por lo que la política pública se convierte en “lo que el gobierno hace
y lo que el gobierno decide ignorar”. Por el contrario, la determinación de políticas públicas es
una función primordial del gobierno y un proceso político esencial.

Como tal, implica relaciones de poder, influencia, cooperación y conflicto en donde los
valores, los intereses y las motivaciones determinan el diseño final y su implementación. De
hecho, las políticas determinan, en realidad, quién obtiene qué, cuándo y cómo en la
sociedad. Las políticas de salud son importantes porque afectan directa o indirectamente
todos los aspectos de la vida cotidiana, las acciones, los comportamientos y las decisiones.
Pueden prohibir conductas que se perciben como riesgosas, alentar las que se consideran
beneficiosas, proteger los derechos y el bienestar de algunas poblaciones, impulsar ciertas
actividades o proporcionar beneficios directos a los ciudadanos necesitados.

Las políticas reguladoras pueden definir acreditaciones profesionales, establecer


controles de precios para los bienes y servicios, determinar criterios de calidad, seguridad y
eficacia para los servicios de la salud, y abordar cuestiones de regulación social, tales como
las relacionadas con la seguridad social y ocupacional, la inmunización, los alimentos y
medicamentos, y la contaminación ambiental. Al examinar el contenido de este capítulo, el
lector descubrirá que la gran variedad de experiencias regionales, nacionales y locales que
se presentan reflejan tanto la diversidad regional como algunas tendencias, logros y desafíos
comunes.

Por ejemplo, las presiones en procura de mejoras más sustanciales generaron


tendencias en el sistema de salud que incluyen: la redefinición del papel del Estado, que dejó
de ser proveedor único en materia de atención de salud para asumir las funciones de
regulación y coordinación; la expansión asimétrica del seguro privado de salud; la
privatización de las instituciones de seguridad social (que afectó a las pensiones así como a
otras formas de protección social) y de los servicios médicos, y la expansión de las
asociaciones entre instituciones públicas y privadas.

Sin embargo, simultáneamente a la penetración generalizada en el mercado, la


sociedad civil aumentó su participación en el desarrollo de políticas en toda la Región por
medio de sociedades, asociaciones, grupos organizados o representantes para promover
temas de interés. Uno de los legados más importantes que nos dejaron las reformas en
salud, y en particular de los procesos de descentralización y devolución, es que las
transformaciones no siempre lograron mejorar el acceso, la equidad, la calidad de los
servicios, o la rendición de cuentas, o inclusive aumentar la participación local.
En algunos casos, el logro incompleto de estos objetivos estuvo asociado con
peculiaridades de las condiciones locales a las que no se prestó la debida atención. En el
contexto de la “modernidad globalizada”, este es un factor de importancia creciente debido a
la naturaleza de las dialécticas globales y locales, en las que los límites de la “comunidad”
son cada vez más difusos y, al mismo tiempo, más heterogéneas. Las experiencias actuales
muestran cada vez más que las intervenciones que alcanzan buenos resultados son las que
valoran el conocimiento y la capacidad locales y funcionan mejor cuando se adaptan a
condiciones y poblaciones heterogéneas, y que los países han intensificado el intercambio, la
adaptación y la adopción de las lecciones exitosas.

Las innovaciones en políticas de salud y en la atención de la salud es una proeza difícil,


especialmente porque, en una era de cambio global, las transformaciones sistémicas
desafían los valores y las prácticas predominantes, requieren asumir compromisos
significativos respecto de los recursos, y a menudo suponen riesgos políticos.

Un punto importante es que, pese a las crecientes demandas que generan las
tendencias demográficas y epidemiológicas, la competencia entre las necesidades y la
limitación de los recursos, los gobiernos de las Américas, solos o asociados con finalidades
específicas, mantienen el compromiso de alcanzar sistemas de alto rendimiento que puedan
garantizar el acceso equitativo a los servicios, ampliar la cobertura y fortalecer las redes de
protección social.

Sin embargo, aun cuando el marco legal y normativo del sistema de salud, incluidos los
aspectos relacionados con la administración, la regulación, el financiamiento, el seguro, la
calidad y la armonización han mejorado, los persistentes problemas relacionados con la
producción, la adquisición y la regulación de productos farmacéuticos, vacunas y tecnologías
médicas todavía no han podido ser solucionados. La renovación de la atención primaria de
salud representa una contribución sustancial a esos objetivos; el proceso renueva
compromisos de larga data y constituye un paso hacia el futuro para mejorar la salud de la
población.

Atención Primaria en Salud


Los sistemas de salud basados en la atención primaria contribuirán a galvanizar las
acciones en curso tendientes a brindar una atención integral centrada en la promoción, la
prevención y la rehabilitación, juntamente con los pacientes, sus familias y las comunidades
donde viven. Sin duda, el componente crítico que significan los recursos humanos para la
salud ocupa un lugar destacado en la agenda regional, y parece casi irrefutable afirmar que,
a menos que esos recursos sean competentes, estén distribuidos con equidad y sean
debidamente remunerados, los objetivos de los sistemas de salud resultarán inalcanzables.

En esta parte se reconoce el importante papel que desempeñan las políticas de salud y
los sistemas y servicios de salud en responder a las necesidades, mitigar los riesgos y
proteger a las poblaciones contra daños, enfermedades y discapacidades, y al mismo tiempo
su potencial para, por el contrario, aumentar las disparidades y la exclusión.

Si bien se justifica un análisis más detallado, algunos de los factores que podrían
posibilitar uno u otro desempeño, parecen incluir: condiciones estructurales iniciales
posiblemente defectuosas, débil gobernabilidad, o incluso el período de maduración de
algunos beneficios. En otras instancias, o en forma concomitante, la capacidad limitada para
formular políticas por parte de sectores públicos frecuentemente desvalorizados, incluido el
de la salud, obstaculizó la posibilidad de utilizar el conocimiento disponible, de elaborar
argumentos exitosos y de diseñar e implementar políticas.

La ejecución tardía y los desajustes organizativos y administrativos pueden haber


puesto en riesgo los objetivos deseados de calidad y seguridad de los servicios de salud,
incluida la eficacia de los medicamentos, las tecnologías médicas y los servicios clínicos, que
dependen de la calidad de la atención que se provee.

Condiciones
Condiciones difíciles de manejar pueden frustrar las mejores intenciones. Por ejemplo,
sociedades permeables y plurales, situaciones de incertidumbre, panoramas institucionales
turbulentos y una base organizativa heterogénea, aumentan la dificultad de alcanzar
soluciones en el campo de la salud. Por cierto, no existen recetas universales para las
políticas, y en realidad tampoco una buena decisión garantiza un buen resultado. Más aún, la
calidad de las políticas de salud y la viabilidad de cambios en el sistema de salud orientados
hacia una mayor equidad están limitadas por la historia, la cultura, la política, la economía y
los fundamentos sociales de los contextos en los que se aplican.

Casi todos los aspectos de la política económica y social influyen sobre las condiciones
de salud, y por ende sobre las disparidades en salud. Una mayor armonización entre las
políticas de salud y de desarrollo social orientadas hacia una mayor equidad, y que también
consideren los temas de efectividad y responsabilidad, es alentadora.

Sin embargo, en la mayoría de los países la coherencia entre la política social y la


económica, y la subordinación de las políticas sociales y de salud a decisiones en otras
esferas políticas, son asuntos que aún quedan por resolver. Por último, si consideramos la
complejidad de los temas tratados y su interdependencia, parecería que salvaguardar el
principio del acceso universal y alcanzar beneficios significativos en salud requerirá no solo la
modificación de la perspectiva actual de las políticas sanitarias y de los sistemas y servicios
de salud, sino también enfrentar el desafío de nuevas formas de gobernanza en el Estado y
la sociedad, temas que trascienden al sector de salud.

La Salud derecho fundamental


La idea sobre la incorporación del derecho a la salud tiene una trayectoria histórica que
rebasa los doscientos años. Esta aparece vinculada en la edad contemporánea con la
Revolución Francesa, pero, es después de la Segunda Guerra Mundial cuando pasa a
formar parte de acuerdos internacionales, por lo que es incorporada en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos 3 de la ONU en 1948, en su artículo 25, se indica que
toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y el
bienestar.

Igualmente, la OMS, creada en ese mismo año y con sede en Ginebra, tuvo como fin
esencial proporcionar a todos los pueblos, el nivel más elevado de salud que fuese posible
conseguir. En su carta de creación, se establece que la salud es un derecho de todas las
personas, sin distinción de raza, religión, ideología política y condición económica o social.

En ambas se consagra que la salud es un derecho de todo ciudadano, el cual debe


ser disfrutado sin ningún tipo de condicionamiento, ello con el propósito de garantizarles a
las personas el desarrollo de las condiciones materiales de vida.

Para 1974, la Asamblea General de la ONU decide trabajar para corregir las
desigualdades y reparar las injusticias; para lo cual propone sean eliminados las
disparidades crecientes entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
Posteriormente, en 1977, la OMS en la 30° Asamblea Mundial de la Salud, señaló que la
principal meta social de los gobiernos en los próximos decenios debía consistir en alcanzar
para todos los ciudadanos del mundo en el año 2000 un grado de salud que le permitiera
llevar una vida social y económicamente productiva (Rodríguez, 1995). Para alcanzar dicha
meta se trazó la estrategia de Atención Primaria en Salud, entendida como «la asistencia
sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticas, científicamente fundados y
socialmente aceptados, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad
mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en
todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y
autodeterminación” (OMS, 1980). La declaración de Alma-Ata señalaba que la atención
primaria era la base para alcanzar un nivel adecuado de salud para toda la población y
recomendaba la aplicación de programas de salud coherentes con la planificación sanitaria
de los diferentes países como instrumento para el logro del objetivo global (OMS, 1978).

Políticas públicas en salud de Venezuela y su sostenibilidad


La creación del Sistema Público Nacional de Salud y la puesta en marcha de Barrio
Adentro en el 2003, que se inicia con un incremento significativo en la cobertura de servicios
de atención primaria de salud, trajo consigo la concreción de un modelo de atención integral
y la creación de una red complementaria de diagnóstico y tratamiento (Organización
Panamericana de la Salud, 2006, p.34).

La Organización Panamericana de la Salud (2014) contempla dentro de sus estrategias


para la salud universal: incrementar el acceso y mejorar la cobertura a los servicios de salud,
enunciados presentes en las políticas públicas venezolanas; no obstante, el común
denominador es que han sido planteadas para resolver problemas específicos o “partes” de
problemas complejos de solución intersectorial.
Tales políticas, constituyen un componente de la política social venezolana
gestionadas a través de las misiones sociales, las cuales fueron fundadas por el Gobierno
nacional para superar la burocracia habitual del Estado y coadyuvar a la equidad con
inclusión social. Este mecanismo de misiones tuvo logros significativos de 1999 a 2014
(Carosio, 2018) las cuales, a partir de la voluntad política nacional, se le fueron designando
encargos sociales específicos pero fragmentados, con la capacidad financiera y mandatos
institucionales limitados dependientes de recursos procedentes de la renta petrolera
venezolana.

En la actualidad, al develar el modelo económico en crisis regido por el capital, la lógica


rentística ha dejado entrever nuevamente, la dependencia, los vicios y problemas
estructurales de un sistema de salud más segmentado y fragmentado que antes. (Elizalde,
2012). En éste, se realizan intervenciones a la salud con resultados parciales, que difieren
de lo establecido en el Plan Nacional de Salud 2014-2019 y sus 19 políticas (Ministerio del
Poder Popular de Salud, 2016).

¿Cómo se formulan las Políticas de Salud en Venezuela?


La formulación de las políticas públicas, incluyendo las de salud, puede ser a través de
dos vías: bien sea, por medio de la representación política de los colectivos o “democracia
representativa”, o por la participación directa de la población o “democracia participativa”.
Esta última es la que constitucionalmente se ha adoptado en Venezuela y está declarada
como principio de integración social para el sistema de salud de la población. (Perales
Arreste, s.f., p. 5).

Sin embargo, Jaime (2016) expone que en el caso de sistemas de salud fragmentados,
“por el contrario, la heterogeneidad de valores y principios impide esta integración, y si bien
pueden existir niveles altos de participación, se coexiste en una sensación de conflicto e
inseguridad latente” (p.47), lo cual se manifiesta en la incongruencia o debilidad entre el
aporte del conocimiento y la voluntad de la población en el proceso de construcción y puesta
en práctica de las políticas.

En este contexto, el proceso de gestación y gestión de políticas de salud en Venezuela


carece de una participación social real; en consecuencia, se impone una visión utilitaria que
favorece la reproducción de la enfermedad a través de las políticas, dejando el campo a las
corrientes hegemónicas centradas en el enfoque de riesgo y el gasto, con un invariable
curso que deja de lado la concepción de inversión sostenible de la salud como un bien
público, ético y como un derecho humano.

Hay que asumir responsablemente, que las políticas púbicas en el sistema de salud
fragmentado de Venezuela no han podido construir conductas sociales sostenibles que
impongan la concepción de la salud como sinónimo de felicidad; por el contrario, se ha
acentuado exageradamente la prestación de servicios para curar o prevenir afecciones, que
se traduce en una representación construida sobre un sistema de salud centrado en atender
la enfermedad como un proceso social.

Este supuesto no excluye los esfuerzos realizados por el Estado, con la política de
Barrio Adentro, que promueve una mirada integral del proceso de atención pero denota una
fuerte medicalización para la atención a la salud, la necesidad de tecnologías apropiadas y
suministros médicos básicos para su funcionamiento. Asimismo, existe la percepción, por
parte de los decisores, que el sistema de salud venezolano debe dar solución a la
morbimortalidad epidemiológica prioritariamente, promoviendo la biomedicina y la
infraestructura sanitaria de alta complejidad, como formas favoritas de aplicar políticas para
asegurar la salud a la población; contradicción que lleva a preguntarnos:

¿Cuál es la relación entre el conocimiento de su salud por parte de la población y las


políticas de salud actuales promovidas por los dirigentes?

¿Cuál es la relación entre la carga de enfermedad, la fragmentación y segmentación


producto de la aplicación de dichas políticas?

Por tal razón, las brechas que existen entre la subjetividad y necesidades de la
población, la interpretación de los decisores y la posibilidad de construir políticas de salud
que faciliten la integración de los servicios; se muestran como retos pendientes.

Posibilidades desde la salud colectiva


Las bases teóricas de la salud colectiva plantean el derecho a la salud como una
garantía universal y responsabilidad del Estado, la determinación social de la salud, la
promoción y fomento de sistemas públicos de salud universales con políticas integrales e
integradoras, la participación social como pilar fundamental y el desarrollo de una militancia
en los movimientos sociales, académicos e intelectuales, (Feo, 2019, p.3).

De allí que la determinación social de la salud podría ser la principal base teórica que
aborda los estudios de equidad social y la epidemiología vista desde la teoría crítica. Esta
teoría a menudo se confunde con las determinantes de la salud que, por el contrario, es una
postura contrahegemónica que considera a las determinantes desde la perspectiva del riesgo
con algunas ampliaciones en su visión (Álvarez, 2009). El enfoque del riesgo de la
epidemiología convencional tiene sus limitaciones, dada su exagerada visión biológica,
individual y fragmentada de las causas de los daños a la salud; aunque es una estrategia
muy útil para abordar enfermedades desde su óptica de investigación clínico- epidemiológica
sobre poblaciones. (Ruiz y Morillo, 2008).

¿Una nueva mirada conceptual de la salud para la integración?


La salud colectiva se posiciona como una postura emergente que reinterpreta a la salud
como hecho socio histórico, esta corriente epistémica confronta al modelo hegemónico
convencional y se plantea la integración como un producto teórico derivado del pensamiento
crítico. Los movimientos sociales e intelectuales latinoamericanos la han fundamentado en
los últimos años a los fines de buscar nuevas miradas e interpretaciones salubristas alejadas
de los métodos dominantes y las relaciones de poder clasistas de la sociedad. Las corrientes
del pensamiento emergente han dinamizado la búsqueda de nuevas soluciones donde, la
participación de la población se hace imprescindible involucrando los saberes histórico-
sociales, su voluntad y la cogestión de un modelo de salud adaptado a las condiciones de los
pueblos del sur, quienes determinan, a través de ésta, su salud y su forma de vivir.

Como perspectiva, la salud colectiva y sus bases teóricas plantean el estudio y la


transformación permanente de la salud como un producto social y como un proceso socio
histórico (Cardona Arias, 2016); emerge de sí misma la posibilidad de generar conocimientos
para una práctica emancipadora de la salud que garantice la permanencia, reproducción y
evolución de la vida.
Por su parte, el concepto de determinación social plantea que la praxis es el elemento
que sustenta y determina la relación objeto-sujeto, y es determinada por ellos (Breilh, 2013,
p.22).

La defensa del derecho a la salud y la transformación del sistema de salud hacia la


universalidad e integración; son dos pretensiones teóricas que promueve la salud colectiva.
Estas dos categorías se encuentran como mandato en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999, en sus artículos 83, 84 y 85. Allí se describen las bases
que dan la oportunidad de profundizar la integración del sistema de salud de Venezuela y
convertirla en un punto de encuentro entre el Estado y la sociedad. Este proceso debe ser el
resultado de una amplia concertación de la vida pública nacional. (Feo & Curcio, 2004).

Balance y Perspectivas
El sistema público de salud venezolano mantiene una marcada segmentación financiera
que profundiza la fragmentación organizativa de los servicios que, en medio de una drástica
reducción del gasto público, experimentan un problema de funcionamiento y operatividad
afectando la cobertura y la calidad de éstos. Esta conclusión evidencia una fuerte influencia
del modelo de atención de la salud venezolano por parte de la episteme de la salud pública
hegemónica, que va de la mano con el capital, la segmentación financiera poblacional y la
fragmentación de los servicios de salud.

Es un desafío inminente trascender la cultura neocolonial de administrar un Estado con


economía rentista hacia la aplicación de una política social que posibilite la estabilidad
financiera e integración de sus servicios, mejorar la salud y la calidad de vida. Para ello, es
indispensable descolonizar la práctica de la salud haciendo uso de la democratización en la
producción económica y ejercicio de los saberes como mecanismo de construcción de una
cultura del Bienestar-Buen Vivir desde el ejercicio del Poder Popular. Las oportunidades que
da la teoría de la salud colectiva dan lugar a plantear la posibilidad de integrar el
financiamiento de la salud en un solo fondo que asuma toda la política de salud, la visión de
los servicios de salud integrados debe ser promovidos por un ente rector facultado por la vía
del hecho y ante las leyes, esto requiere un mayor fortalecimiento institucional del Ministerio
del Poder Popular para la salud. Hay una necesidad de entablar un diálogo social que
permita superar la barrera que se establece entre el conocimiento social y la forma en cómo
se operan las políticas de salud en los servicios asistenciales, cuyo esfuerzo de ser
asegurado de una sistematización respetuosa que reconozca en la población el saber
originario de la salud.

La postura teórica de la salud colectiva defiende que a través del diálogo social
participativo acompañado de un financiamiento unificado, es posible regionalizar los servicios
de salud en sus bases operativas, bajo una sola dirección, un solo plan de trabajo y un
equipo de salud bien formado para garantizar la salud a las personas, la familia y la
comunidad desde la red comunal de salud hasta los hospitales de alta complejidad técnica.
Este el mayor reto que hoy en día tienen las Áreas de Salud Integral comunitarias.

Para consolidar la idea de un sistema de salud integrado en Venezuela, la sociedad y el


Estado deben estar convencidos que la Salud Colectiva ofrece el rescate de acciones que
abordan el enfoque histórico-social alrededor de los problemas de salud con la efectiva
participación de los movimientos sociales en todo el proceso, de allí surgen una nueva lógica
de diseño, gestión y control social de políticas de salud.

La realización de todas estas propuestas teóricas requiere urgentes cambios políticos,


económicos y culturales; cambiar el sistema hegemónico de producción capitalista y
colonizador y construir la salud en su concepto amplio, obliga a modificar sus determinantes
para cambiar la forma en cómo nacer, vivir, pensar y morir.

Conclusiones
La interpretación hasta aquí presentada giró en torno a los aspectos normativos, sin
embargo es prematuro aseverar sí la introducción de estos cambios van a traer resultados
positivos o negativos, eficaces o eficientes en atención a su meta máxima que es el logro de
la equidad y una mejor calidad de vida. Podemos indicar algunos aspectos, que a nuestro
juicio reportan un avance significativo con respecto al soporte legal, donde además, se
evidencia una articulación entre los distintos instrumentos que se han generado en política de
salud.

El hecho de que el Estado garantice el derecho a la salud y la gratuidad del servicio,


brinda un sentido de seguridad porque el ciudadano se siente protegido, y al mismo tiempo,
se convierte en un factor que frena los intentos de la privatización que adquirieron presencia
con la aplicación de políticas sociales de corte neoliberal. Ya que queda explícita la definición
de una estrategia política de seguridad de Estado en materia de salud, que persigue la
integración intra e intersectorial. El planteamiento de la integración de lo biológico, cultural y
social en salud remite a la adopción de un enfoque de salud que trasciende la concepción
biologista, donde el individuo se concibe como un ser solamente biológico y no sujeto a la
circunstancia del entorno, por ello, la relación de lo biológico y lo social busca entrar en
sintonía con aquellos factores en los cuales el individuo desempeña sus distintos roles en la
sociedad, que también, puede, afectar su condición de salud, de allí que, se plantee la
atención integral del individuo, la familia, la comunidad y los miembros del equipo de salud
para que en su conjunto sean resueltos los principales problemas mediante la formulación de
estrategias dirigidas a resolverlos, colocando el énfasis en la participación de los individual,
así como aquellas organizaciones de la sociedad, tanto de la economía social como de las
ONG´s que actúan a favor de la comunidad, que sirvan de enlace entre los organismos
dispensadores de salud y la comunidad en general.

Para finalizar, creemos estar ante la presencia de la generación de una estrategia


apoyada en los preceptos constitucionales que han dado paso al diseño del nuevo sistema
de salud y crear conciencia por parte de los sujetos con respecto a la relación entre los
factores del medio ambiente, los valores culturales y los económicos que condicionan su
estilo de vida y el mantenimiento de su salud.

Referencias Bibliográficas
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