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ALUMNA:

ARANZA MEZA MOGUEL

PROFESOR:

SALAM ATIK VILLATORO.

TEMA:

CUENTO

ESCUELA:

CEBECH EMILIO RABASA ESTEBANEL

CINTALAPA CHIAPAS A; 4 DE ENERO DE 2022.


NAVIDAD

Esta navidad es diferente a las demás pues fue un poco loca jajaja pues pensamos que
podríamos ver a Santa, les voy a contar lo que nos pasó. El cuento es el mismo que mi
hermana pues somos gemelas y obvio vivimos en la misma casa  y siempre hacemos lo
mismo juntas. Así que no es copia jajajaja.

Este fin de semana nos tocaba ir a casa de mi abuelita. Como quedaban pocos días para
que nos diesen las vacaciones de Navidad y no teníamos deberes, mis padres nos dejaron
quedar a dormir el viernes y el sábado.

Mi tía, como de costumbre, nos preparó un fin de semana de películas y palomitas. Nos
buscó películas en Disney Chanel para que las viéramos el viernes y el sábado nos preparó
un rico desayuno.

La tarde-noche del viernes la pasamos viendo las pelis. Tanta magia y tantas aventuras
suele dejarnos las neuronas bastante tocadas. Así que antes de irnos a la cama para seguir
discutiendo sobre las películas y sobre cómo podríamos entrar nosotros ahí, decidimos
bajar a la cocina por leche y unas galletas de vainilla y chocolate, que habíamos comprado
con mi madre esa misma tarde.

Entre mordiscos y sorbos de leche, nos pareció escuchar un ruido extraño en el jardín. Nos
asomamos por la ventana y coincidimos en que era el ruido de unos cascabeles.

Pensamos que sería el gato del vecino, que casi siempre se escapa de su casa y se mete a
la casa de mi abuela. Tal vez sus pequeñas y malvadas dueñas, de las vecinas, le han
colgado un cascabel para encontrarlo mejor, pensamos nosotras.

Después de haber mojado tres o cuatro galletas más en la leche, volvimos a oír el mismo
ruido. Nos acercamos de nuevo, pero en esa ocasión nos pareció ver una rama que se
movía tras un árbol del jardín. ¿Una rama moviéndose? pensamos que era bastante difícil
diferenciar la realidad de la ficción porque, como ya he dicho, ver muchas películas suele
dejarnos en estado de shock durante algunas horas.

Pero entonces, mis primas tuvieron un pensamiento revelador.

Son muchas coincidencias. ¿No les parece?

¿Coincidencias de qué? contestamos al tiempo que pensaba que mi prima estaba bastante
peor que yo.
Pues coincidencias de todo…

Primero: quedan pocos días para que venga Santa Claus.

Segundo: seguro que sus ayudantes andan comprobando si de verdad somos niños
buenos, o es sólo que lo ponemos en nuestra carta.

Tercero: Hemos escuchado un cascabel, como el de Santa Claus.

Y, por último, ¿alguna vez has visto una rama moverse de ese modo sin que haya viento?
Está claro, es un reno.

Mi prima tenía razón, ¿cómo no lo habría pensado yo? Ella siempre me sorprendía.

Tenemos que hacer algo para llamar su atención. ¡Ya lo tengo! Vamos a dejarles unas
galletas de chocolate y vainilla en la puerta del jardín para que, al entrar por ellas, nos
vean jugando tranquilamente. Así, no les quedará ninguna duda de que somos tan buenas
como hemos dicho en nuestras cartas.

Eres muy inteligente me dijo mi prima.

Y así lo hicimos. Preparamos el regalo perfecto y nos fuimos a la cama, para no despertar
sospechas.

Al día siguiente fuimos al jardín para ver si se habían comido las galletas, y estaba claro
que las habían devorado, porque no quedo nada.

¿Lo ves? Se han comido las galletas. – dijo mi prima.

Lo que todavía nos generaba dudas era si el que estaba en el jardín era Santa Claus o su
ayudante.

Decidimos preparar algo más de comida para dejar en el jardín por la noche y como no
teníamos mucho tiempo, porque mi mamá llevaba llegaría por nosotras, buscamos
comida en el refri pusimos manos a la obra con unas ricas sincronizadas de navidad.

Nos quedaron deliciosas con forma de estrella y de bola de Navidad, seguro que
sorprendería a nuestro observador.

Justo cuando habíamos terminado nuestras sincronizadas apareció mi hermano Raúl que
ya venía por nosotras.
Por si las moscas, escondimos todo porque es de los que come primero y después
pregunta si eso tenía dueño. Vamos que, si no lo escondíamos bien, podíamos
encontrarnos sin nada y, lo que es peor, no podríamos dejar nada a Santa Claus.

Mientras mi prima hablaba con mi hermano, yo saqué las sincronizadas y las dejé sobre la
mesa del jardín.

Pronto mi hermano se fue a la casa para regresar después por nosotras. Nuestro plan
había salido a la perfección, pues los adolescentes suelen estar demasiado ocupados con
sus propios pensamientos, como para prestar atención a nuestras locuras.

Cuando dejé las sincronizadas en la mesa del jardín, me dio la sensación de que estaban
un poco solas allí sobre la mesa, así que, en un abrir y cerrar de ojos, decore la mesa.

¡Oh!, ha quedado genial. A Santa Claus le va a encantar dijo mi prima.

O a su ayudante dije yo.

Estaba siendo un fin de semana increíble. La visita de Santa Claus o su ayudante y las pelis.

AL final de todo descubrimos que no era Santa sino la perrita que tiene mi prima y se
llama cenicienta, resulta que mi tía le compro un cascabel porque siempre se sale a la
calle, así que no fue Santa el que se comió todo sino cenicienta.

Después de nuestra aventura, Santa si nos trajo nuestros regalos y lo pasamos increíble
con mis primas.

FIN

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