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Nunca podrá ser demasiado cuidadoso de lo que dice, porque las palabras que habla, muestran

qué poder controlar su mente y su corazón. Si Cristo reina en su corazón, sus palabras revelarán la
pureza, la belleza y la fragancia de un carácter moldeado y formado por su voluntad ... (pág. 135.2
(La Voz: Su Educación y Uso Correcto)

El Señor requiere que nuestras palabras sean de la mejor calidad; que nuestra lengua sea veraz en
todo momento. Cualquier vestigio de mentira es una ofensa a Dios. Toda palabra que hablemos,
requiere la más cuidadosa consideración, no sea que extravíe a los que son débiles en la fe. Por la
luz que Dios me ha dado, sé que por sus palabras indiscretas, usted ha dejado impresiones
equivocadas en las mentes de algunos en Sydney, y se necesitará mucho tiempo, para
contrarrestar los efectos de esas impresiones. Lo que usted ha expresado en palabras, no ha sido
cierto, sino que ha sido el resultado de su propia imaginación. No siga dependiendo de una
espiritualidad falsa.— Carta 69, 1896 . (pág. 135.3 La Voz: Su Educación y Uso Correcto).

El don del habla es uno de los grandes dones de Dios. Las palabras son el medio mediante el cual
se comunican los pensamientos del corazón. Con las palabras convencemos y persuadimos. Con
las palabras consolamos y bendecimos, suavizando el alma magullada y herida. Con las palabras
podemos dar a conocer las maravillas de la gracia de Dios. Con la lengua también podemos
pronunciar cosas perversas, hablando palabras que muerdan como una víbora . (pág. 21.2 La Voz:
Su Educación y Uso Correcto).

La lengua es un miembro pequeño, pero las palabras que formula tienen un gran poder. El Señor
declara: “Ningún hombre puede domar la lengua”. Ella ha puesto a nación contra nación, y ha
provocado guerras y derramamientos de sangre. Las palabras han encendido fuegos muy difíciles
de apagar. También han llevado gozo y alegría a muchos corazones. Y cuando se hablan palabras
porque Dios ha dicho “habladles a ellos mis palabras”, muchas veces han sido la causa de que la
tristeza se convierta en arrepentimiento. . (pág. 22.1 La Voz: Su Educación y Uso Correcto).

La voz es un talento que nos ha sido confiado y debe usarse para ayudar, alentar y fortalecer a
nuestros semejantes. Si los padres aman a Dios y se mantienen en el camino del Señor para obrar
con justicia y juicio, su lenguaje no tendrá sabor de sentimentalismo enfermizo. Será de índole
sana, pura y edificante. Estén ellos en el hogar o fuera de él, sus palabras serán bien escogidas. No
se rebajarán a la vulgaridad. (pág. 394.1 El hogar Cristiano)

Toda palabra pronunciada por los padres ejerce su influencia sobre los hijos, para bien o para mal.
Si los padres hablan coléricamente, si manifiestan el mismo espíritu que los hijos de este mundo,
Dios los tiene por tales, no como hijos suyos (pág. 394.2 El hogar Cristiano)

Una palabra en sazón puede ser como una buena semilla en las mentes juveniles y contribuir a que
unos piecitos sean conducidos por la senda recta, mientras que una palabra incorrecta puede
llevar esos pies por una senda de ruina (pág. 394.3 El hogar Cristiano)
Los ángeles oyen las palabras que se pronuncian en el hogar. Por lo tanto, no regañéis; antes sea la
influencia de vuestras palabras de tal índole que ascenderá al cielo como fragante incienso (pág.
394.4 El hogar Cristiano)

La voz y la lengua son dones de Dios, y si se las usa correctamente son un poder para Dios. Las
palabras significan muchísimo. Pueden expresar amor, consagración, alabanza, melodía para Dios,
u odio y venganza. Las palabras revelan los sentimientos del corazón; pueden ser un sabor de vida
para vida o de muerte para muerte. La lengua es un mundo de bendición o un mundo de
iniquidad. (Pág. 594. 2 Mente Carácter y personalidad tomo 2)

Los gemidos que causa el pesar del mundo se oyen en todo nuestro derredor. El pecado nos
apremia con su sombra, y nuestra mente debe estar lista para toda buena palabra y obra.
Sabemos que poseemos la presencia de Jesús. La dulce influencia del Espíritu Santo está
enseñando y guiando nuestros pensamientos para inducirnos a hablar palabras que alegren la
senda de otros. (Pág. 594. 3 Mente Carácter y personalidad tomo 2)

Las palabras de los hombres expresan sus propios pensamientos humanos, pero las de Cristo son
espíritu y son vida. (Pág. 595.2 Mente Carácter y personalidad tomo 2)

Cuando hablamos de las cosas divinas, ¿por qué no hablar en tonos claros, y de una manera que
ponga de manifiesto que sabemos de qué hablamos, que no nos avergonzamos de desplegar
nuestra bandera? ¿Por qué no oramos como quienes tienen una conciencia libre de ofensa, y
pueden allegarse al trono de gracia con humildad, aunque con santa osadía, alzando manos santas
sin ira ni duda? No nos postremos hasta cubrir nuestros rostros como si hubiese algo que
deseamos ocultar; antes alcemos nuestros ojos hasta el santuario celestial, donde Cristo nuestro
mediador está delante del Padre, para ofrecer, como fragante incienso, nuestras oraciones
mezcladas con sus propios méritos y su justicia inmaculada (Pág. 228.4 Concejos para los
maestros)

Haced claras vuestras explicaciones; porque sé que son muchos los que poco entienden de las
cosas que se les dicen. Dejad que el Espíritu Santo amolde vuestro lenguaje, limpiándolo de toda
escoria. Hablad como niñitos, recordando que hay muchos de edad madura que son tan sólo
niñitos sin comprensión. (Pág. 132.1 El evangelismo)

Por oración ferviente y esfuerzo diligente, debemos alcanzar idoneidad para hablar. Esta
idoneidad incluye el pronunciar cada sílaba claramente, poniendo la fuerza y el énfasis donde
pertenecen. Hablad lentamente. Muchos hablan velozmente, apresurándose de una palabra a
otra, con tal rapidez que se pierde el efecto de lo que se dice. Poned el espíritu y la vida de Cristo
en lo que decís... Para los que oyen, el Evangelio es poder de Dios para la salvación. Presentadlo en
su sencillez. . (Pág. 132.2 El evangelismo)

El hombre débil y pecaminoso tiene el privilegio de hablar a su Hacedor. Podemos pronunciar


palabras que alcanzan el trono del Monarca del universo. Podemos hablar con Jesús mientras
andamos por el camino, y él dice: Estoy a tu diestra (Pág. 7.1 la Oración)
La obra del Señor es una gran obra, y se necesitan hombres sabios para llevarla a cabo. Se
requieren hombres que puedan adaptarse a las necesidades de la gente. Si deseáis ayudar a la
gente no debéis colocaros en una posición superior, sino que debéis estar entre ellos. Este es el
gran error del hermano O. Es demasiado formal. No le resulta natural comportarse sencillamente.
No es capaz de discernir entre la causa y el efecto. No ganará el afecto y el amor de la gente. No se
hace entender por los niños ni les habla de un modo conmovedor que pueda penetrar en sus
corazones. Se levanta y habla a los niños sabiamente, pero esto no los beneficia. Sus charlas son
generalmente largas y cansadoras. A veces si sólo dijera una cuarta parte de lo que generalmente
dice, dejaría una mejor impresión en las mentes (Pág.391.2 Testimonios para la Iglesia, Tomo 2)

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