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TRÁMITES Y DOCUMENTACION
Emprendedores
En este apartado, vamos a analizar cómo surgieron dos importantes empresas españolas de
proyección internacional, así como los pasos y trámites que siguieron para su constitución.
El ambiente lujoso, la sensualidad y las mujeres elegantes sedujeron a Lluís, que se propuso
aprender las técnicas para embellecer a la mujer. Sin contar con medios económicos ni con el apoyo
de su padre, su única alternativa era convertirse en un autodidacta.
Meses después, con apenas veinte años, esboza un informe de su idea de negocio para solicitar un
préstamo en una entidad bancaria.
Abre su primer salón de peluquería y, desde entonces, el negocio no ha parado de crecer, incluso
fuera de España. Lluís Llongueras tiene fama de ser uno de los tres mejores peluqueros del mundo y
de tener una creatividad incesante. Revolucionó la peluquería con el primer salón unisex; luego, con
un salón autoservicio; más tarde, con el servicio nocturno; y, recientemente, con el Espacio Fashion,
la única peluquería que integra actividades de ocio.
Forjando un nombre
En sus comienzos, Llongueras fue un empresario individual. Con este tipo de empresa, el
emprendedor asume de manera personal e individual todos los riesgos de su actividad
emprendedora, a la vez que los trámites de constitución resultan sencillos y rápidos.
Más tarde, creó la academia de peluquería C&C Llongueras, como una sociedad limitada. Con esta
forma jurídica, todos los socios se conocen y solo pueden transmitir su participación en la empresa a
los otros socios o a familiares directos. Los trámites son más complejos, pero, a cambio y como en
cualquier sociedad, las deudas de la empresa solo se pagarán con el patrimonio de la compañía y
nunca con los bienes personales del empresario.
Llongueras constituyó también una sociedad anónima: la empresa Peluquería y Maquillaje: PEYMA,
S.A. En esta figura societaria, el capital de la empresa se divide en acciones. Cada socio posee un
número proporcional al dinero aportado y, en función de ello, se reparten los beneficios y el peso
del voto cuando hay que tomar decisiones. Las acciones se pueden vender libremente a quien se
quiera, por lo que no tiene por qué haber una relación cercana entre los socios, como sucede en la
sociedad limitada. En este caso, interesa más la aportación económica de los socios que la
familiaridad en el trato.
Por último, Llongueras se decidió a constituir una franquicia. Es una forma segura y rentable para los
principiantes de atraer clientela, reducir riesgos y generar beneficios desde el inicio, ya que el
nombre Llongueras, su prestigio de marca y toda su experiencia, su know-how, respaldan el negocio.
A cambio, Llongueras, como cualquier otro franquiciador, fija qué requisitos son necesarios para
poder abrir un local con su nombre y recibe un beneficio económico por ello, al inicio por medio del
canon de entrada y, posteriormente, de forma periódica, a través de los royalties.
■ Kukuxumusu
Otra empresa española que también ha logrado prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras por la
creatividad de sus diseños es Kukuxumusu.
El inicio fue casual. Tres amigos intentaron conseguir algo de dinero para disfrutar los sanfermines
vendiendo camisetas de recuerdo. Sin embargo, los plazos fallaron y no pudieron distribuir su
producto a través de las tiendas, por lo que decidieron vender ellos mismos las camisetas por la
calle. El éxito fue tan sorprendente que surgió la idea de crear su propia empresa: un negocio al por
mayor de prendas textiles.
En concreto, Kukuxumusu registra cada uno de sus dibujos en el Registro de la Propiedad Industrial.
Un paso que encarece su producto final, pero que resulta necesario, pues, aunque no elimina en su
totalidad el plagio, sí les confiere ciertas garantías y la tranquilidad de que pueden defenderse con
instrumentos legales de quienes quieren explotar la rentabilidad de un diseño idea sin haberlo
creado.
El Registro de la Propiedad Industrial garantiza que no se explota de forma ilícita el ingenio de sus
autores. Es preciso proteger el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de cada creación. Si no fuera así,
no habría estímulo para hacer cosas diferentes, innovadoras, y el mundo no avanzaría. Sin embargo,
todavía es frecuente vulnerar los derechos de autor bajo el pretexto de que el precio que se paga
por el producto es excesivo.
Tal vez convendría considerar cuál sería el precio a pagar si los autores, de cualquier ámbito
profesional, renunciaran a hacer públicas sus creaciones. Ellos no tendrían una ganancia, mientras
que los demás tendríamos una gran pérdida.
Empresas públicas. Son aquellas empresas que están bajo el control del Gobierno, ya sea
central, autonómico o local. La Administración será, por tanto, titular de la compañía o de
parte de ella.
Empresas privadas. Son entidades creadas por individuos particulares para desarrollar una
actividad económica a fin de conseguir beneficios. Según el número de personas que las
constituyan, el capital social mínimo necesario y la responsabilidad de los socios, adquieren
una denominación u otra.
Según su forma jurídica se dividen en:
Empresario individual. Empresas constituidas por un socio. Es la forma jurídica más sencilla,
ya que solo hay un propietario. No puede tener socios, aunque sí contratar trabajadores.
Sociedades. Empresas constituidas por uno o varios socios. Aunque sean unipersonales, la
característica que las diferencia de las anteriores es que sí pueden tener socios. Igualmente,
pueden contratar trabajadores.
La forma jurídica elegida es libre, según decidan los socios. Esta elección marcará una serie de
aspectos fundamentales, como veremos en la fase de Simulación empresarial.
Siempre es posible cambiar de una forma jurídica a otra; por ejemplo, podrías constituirte como
empresario individual y, más adelante, cambiar a sociedad limitada, pero eso supondría realizar
nuevos trámites y, con ello, abonar las cantidades requeridas.
1.1. Franquicias
Una de las maneras de reducir el riesgo en el momento de iniciar un negocio es a través de una
franquicia.
Una franquicia consiste en la cesión por parte de un empresario «franquiciador» a una tercera
persona, «franquiciado», del derecho de explotación de una propiedad industrial o intelectual
propia y de la asesoría técnica necesaria, a cambio de una compensación económica y de un
porcentaje sobre los beneficios producidos.
La franquicia representa una situación ventajosa para los dos partes. El franquiciador puede
expandir su proyecto empresarial sin tener que realizar inversiones económicas y sin asumir en su
totalidad el riesgo de fracaso. Y el franquiciado se beneficia de iniciar un negocio que ya está siendo
rentable en el mercado, incluso sin ser un especialista en el sector y, si la franquicia es bien
conocida, tiene garantizada una clientela desde el primer momento y una tasa de retorno de su
inversión en poco tiempo.
En España, los empresarios que quieran hacer una franquicia con su marca deben inscribirse en el
registro de franquiciadores, bien sea en el registro autonómico o en el registro central. No obstante,
están exentos de esta obligación aquellos emprendedores que tengan franquicias en otros Estados
de la Unión Europea; en este caso, solo deberán comunicar el inicio de sus actividades en España.
El registro es un trámite administrativo que tiene una función meramente informativa, de manera
que no conlleva la obligación de poner en marcha la franquicia, si el franquiciador cambiara de
opinión. No obstante, saltarse este trámite es desaconsejable, ya que conlleva una sanción.
Con el fin de facilitar el desarrollo de este tipo de fórmulas empresariales, es habitual que se
celebren ferias y salones de franquicias en diferentes puntos de la geografía española. Las más
conocidas son SIF&Co (Salón Internacional de la Franquicia, las Oportunidades de Negocio y el
Comercio Asociado), en Valencia, Expofranquicia, que organiza IFEMA en Madrid, y el Salón
Emprendedor, que tiene lugar en Barcelona.
No obstante, esta elección no es un aspecto fijo que deba permanecer invariable durante toda la
vida de la empresa.
Las nuevas circunstancias pueden aconsejar otro tipo de forma jurídica, para lo cual será necesario,
además del acuerdo de todos los socios, volver a realizar algunos trámites legales (como una nueva
escritura y la inscripción en el Registro Mercantil). Estos trámites suponen un coste en tiempo y
dinero, razón por la cual es preferible sopesar bien al inicio la forma jurídica más adecuada al
proyecto empresarial.
Las normas que los socios acuerdan, como cuántas veces reunirse, si pueden vender su parte a
cualquier persona, etc., se recogen en los estatutos. Las decisiones del día a día se toman en las
reuniones conjuntas de todos los socios, que son convocadas de forma periódica.
La Junta General de Socios es la reunión periódica de los socios donde se toman decisiones que se
recogen en un acta (similar a una junta de vecinos); por ejemplo, dónde invertir los beneficios, si es
necesario aportar más capital, quién será el administrador, modificar los estatutos, etc.
El administrador se encarga de ejecutar las decisiones tomadas en la Junta General de Socios (como
el administrador de una comunidad de vecinos). También tiene la representación legal de la
empresa, lo que significa que es responsable ante los tribunales por las actuaciones inadecuadas de
la empresa.
Capital inicial
Empresario No requiere capital inicial, puesto que no tiene que inscribirse en el Registro
individual Mercantil ni constituirse ante notario.
Se exige la aportación de un capital mínimo para empezar la actividad. En
Sociedades función de la personalidad jurídica de la empresa, la cantidad a desembolsar
es distinta.
Responsabilidad legal de los socios
La responsabilidad es ilimitada, afectando al patrimonio personal del
Empresario
empresario cuando los bienes de la empresa no cubren el importe de las
individual
deudas.
La responsabilidad por las deudas contraídas está limitada exclusivamente al
Sociedades
patrimonio social de los socios.
Cuestiones fiscales
Empresario Tiene la obligación de tributar el IRPF. El tipo impositivo varía en función de
individual los beneficios obtenidos.
Tiene la obligación de tributar el IRPF o el impuesto sobre sociedades en
función de la forma jurídica de la empresa. En el caso del IRPF, el tipo
impositivo varía en función de los beneficios obtenidos hasta un máximo del
Sociedades
52 %. En el caso del impuesto sobre sociedades, el tipo impositivo es siempre
el mismo porcentaje (30 % o 25 % para las empresas de reducida dimensión,
que son aquellas cuya facturación es inferior a los diez millones de euros).
Trámites a realizar
Empresario
Requiere menos requisitos para iniciar la actividad económica.
individual
Sociedades Deben cumplir varios requisitos para iniciar la actividad económica.
Transmisión de porcentaje en la empresa
Empresario
Al ser el único socio, no tiene limitaciones al respecto.
individual
Sociedades
Están sujetas a unas normas:
A. Aclaraciones
La responsabilidad de los socios. Se refiere, en este contexto, a la manera de afrontar el pago de
deudas cuando estas superan los bienes que posee la empresa.
Responsabilidad limitada: las deudas se cubren solo con los bienes de la empresa
(patrimonio mercantil). Si no fuera suficiente, la empresa no podría pagar a sus acreedores.
Responsabilidad ilimitada: las deudas se pagan con el patrimonio mercantil, es decir, los
bienes corporativos. Si no fuera suficiente, se cubrirían las deudas restantes con el
patrimonio personal del o los empresario/s. El riesgo que se asume es mayor.
Impuesto de sociedades. El tipo es fijo, de manera que no cambia cuando la empresa tiene
buenos resultados, ni cuando obtiene pocos beneficios. Se liquida (paga) en julio, aunque
hay que presentar una declaración trimestral y pagos fraccionados en los meses de abril,
octubre y diciembre.
IRPF. El tipo impositivo se incrementa cuando el empresario tiene grandes beneficios, pero
se reduce cuando no está generando ingresos. Sin embargo, el tipo mayor es superior al del
impuesto de sociedades. Se liquida al hacer la declaración de la renta en el mes de mayo,
pero hay que presentar una declaración trimestral donde se abona el 20 % de los beneficios
obtenidos hasta el momento. Para empresas de reciente creación, este porcentaje trimestral
es del 9 %.
Para calcular los beneficios de su actividad empresarial, los empresarios individuales pueden optar
por dos regímenes: estimación directa y estimación objetiva (o por módulos).
El resto de los impuestos que tienen que pagar las empresas no dependen de la forma jurídica, sino
del elemento objeto de tributación. Ampliaremos esto más adelante en otra unidad didáctica.
Los tipos impositivos que se aplican son los siguientes:
2. En el IRPF los tipos que se aplican dependen de los beneficios conseguidos, agrupados en
tramos. Actualmente hay cinco tramos, cuyos tipos impositivos son: 19 %, 24 %, 30 %, 37 % y
45 %.
La mayoría de las empresas que se crean en nuestro país son sociedades limitadas, según los datos
publicados cada año por el INE (Instituto Nacional de Estadística). Hay tres modalidades distintas.
Aunque no es muy habitual, tanto la sociedad limitada como la sociedad anónima pueden estar
constituidas con un único socio. Se trata de la sociedad limitada unipersonal (S. L. U.) y de la
sociedad anónima unipersonal (S. A. U.), cuya condición debe hacerse constar en toda la
documentación, correspondencia, facturas y en los anuncios legales. En ocasiones, esta situación
sucede cuando todas las participaciones o acciones pasan a ser de un único socio, lo que debe
hacerse constar en escritura y en el Registro Mercantil. El emprendedor y socio único pueden
considerar innecesario, en tales circunstancias, inscribir la empresa en el Registro Mercantil, pero la
decisión acarrea consecuencias importantes, ya que una vez que hayan transcurrido seis meses
desde su creación, sin haberse inscrito en el Registro Mercantil, el socio único responderá personal,
ilimitada y solidariamente de las deudas sociales contraídas durante el periodo de sociedad
unipersonal.
Tanto la sociedad laboral como la cooperativa son un tipo de empresa donde la mayoría de los
socios trabajan en ella, a diferencia de una S. A. o una S. L., donde puede haber socios o accionistas
que no trabajen, tal como sucede con los accionistas minoritarios de las grandes corporaciones.
En una S. L. o en una S. A., los socios no están obligados a trabajar en la empresa, sino a aportar el
capital. En una sociedad laboral y en una cooperativa, la mayoría de los socios están obligados a
trabajar en la empresa con un contrato indefinido (a tiempo completo o parcial). Incluso aunque
arroje muchos beneficios, deben permanecer como empleados fijos, ya que el objetivo de estas
sociedades es crear y mantener puestos de trabajo.
La diferencia entre las políticas de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas y una
empresa social radican en que el primero es un mecanismo compensador que busca contrarrestar el
impacto negativo que la empresa ejerció (las externalidades), mientras que la empresa social se
propone generar un impacto positivo en la sociedad.
Sociedad civil. Es un contrato de colaboración por el cual dos o más personas se obligan a
poner en común bienes o dinero (llamados socios capitalistas), trabajo o industria (llamados
socios industriales) con ánimo de repartir entre sí las ganancias.
Comunidad de bienes. Es una agrupación de varias personas que comparten la propiedad de
una cosa o derecho pro indiviso, esto es, el objeto pertenece indistintamente a más de una
persona.
Sociedad comanditaria. Sociedad que integra socios colectivos (aportan capital, trabajan y
responden personal, subsidiaria y solidariamente de las deudas sociales) y socios
comanditarios (aportan capital y tienen responsabilidad limitada a su aportación). Puede ser
comanditaria simple, si no está obligada a auditar sus cuentas anuales ni a depositarlas en el
Registro Comercial, o comanditaria por acciones, en caso contrario.
Sociedad colectiva. Sociedad mercantil de carácter personalista en la que, al menos, dos
socios actúan en nombre colectivo. No requiere un capital social mínimo. La responsabilidad
es ilimitada, respondiendo subsidaria, personal y solidariamente de las deudas sociales.
Además, la normativa ha creado otro tipo de formas jurídicas, como la sociedad agraria de
transformación, la sociedad de garantía recíproca, las entidades de capital riesgo y la agrupación de
interés económico, cuyo estudio trasciende los objetivos de este libro.
La Ventanilla Única Empresarial dispone de una red de centros presenciales de tramitación (uno o
dos por Comunidad Autónoma), así como de un servicio gratuito de asesoramiento on-line.
Del mismo modo, para facilitar la tramitación con otras Administraciones Públicas, hay dos recursos:
Sistema RED. Cualquier empresa puede realizar aquí sus gestiones ante la Seguridad Social.
Recientemente, se ha creado la Ventanilla Única del Emprendedor, un nuevo recurso que no debe
confundirse con la Ventanilla Única Empresarial, enfocada a la información y asesoramiento. Así,
informa sobre ayudas y subvenciones, cuestiones legales y jurídicas y permite tutelar el plan de
negocio.
En esta unidad, se analizarán todos los trámites necesarios para el inicio de un negocio,
distinguiendo entre trámites de constitución y trámites de puesta en marcha. Como ves en la , se
distingue entre trámites obligatorios para el empresario individual y los que deben realizar las
sociedades. Una sociedad es una empresa que puede estar integrada por varios socios, de ahí que
sus trámites sean más complejos. Veremos las distinciones en la sección Simulación empresarial de
esta unidad didáctica.
3. Trámites de constitución
Una persona tiene capacidad de comprar y vender por su cuenta. Una empresa, en cambio, si está
constituida por varios socios, plantea una serie de problemas: ¿a nombre de quién se pone el local
comprado? ¿Quién paga los gastos? ¿En qué cuenta bancaria se domicilian los pagos? ¿Quién pide
un préstamo? ¿Quién abona la deuda si la empresa no obtiene beneficios?
La legislación mercantil ha resuelto este problema creando la figura de persona jurídica, para
aquellas empresas que, sin tener existencia individual física, puedan actuar «como personas», es
decir, están sujetas a derechos y obligaciones y responden con su patrimonio (patrimonio mercantil)
de las deudas contraídas.
Los trámites de constitución son los que hacen que la empresa tenga personalidad jurídica.
Una vez confirmado que el nombre está libre, el RMC lo reserva durante un tiempo mientras se
cumplen el resto de los trámites. A este nombre se le añadirán obligatoriamente las siglas que
indican la forma jurídica de la sociedad.
El Registro Mercantil (RM) es una oficina pública donde todas las empresas tienen obligación de
inscribirse y de hacer constar cualquier cambio sustancial que se produzca. La documentación
recogida por el Registro Mercantil de cada provincia se traslada al Registro Mercantil Central (RMC),
que centraliza toda la información de acceso público y la ofrece a las personas interesadas previo
pago.
En caso de disolución de la sociedad, los bienes se liquidan y, después de pagar las deudas, se
reparten entre los socios. En este caso, también se paga este impuesto, ya que los socios han
recibido una transmisión patrimonial.
También se sellan los libros y se registran las cuentas anuales de las empresas.
Una vez inscritas, las sociedades están obligadas a hacer constar en toda la documentación que
generan (cartas, correspondencia, notas de pedido y facturas) los datos identificadores en el
Registro Mercantil. El incumplimiento de esta norma puede originar una multa de hasta 3 000 €.
Estos trámites se agrupan en tres grandes categorías que seguidamente se analizarán: obligaciones
fiscales con Hacienda, obligaciones con la Seguridad Social y otros trámites.
Obtención del NIF definitivo. Recuerda que el NIF provisional debe reemplazarse por el NIF
definitivo.
Alta en el Censo de Empresarios, Profesionales y Retenedores. La Administración Tributaria
dispone de un Censo de Obligados Tributarios, es decir, de personas físicas o jurídicas
obligadas al pago de impuestos, para que la Agencia Tributaria conozca a las personas y
empresas obligadas a tributar. Es una manera de evitar el fraude que perjudica a ciudadanos
y contribuyentes. Dentro de este, se encuentra el Censo de Empresarios, Profesionales y
Retenedores, en el que deben darse de alta las personas o entidades que vayan a desarrollar
actividades empresariales o profesionales. Además, las personas jurídicas deben incluirse en
el Censo de Tributarios Obligados.
Alta en el censo de IVA (impuesto sobre el valor añadido). Es necesario para retener el IVA
en las facturas que se emitan y deducirlo en las que se abonen.
Alta en el IAE (impuesto sobre actividades económicas). Es un tributo que grava el ejercicio
de actividades empresariales, profesionales o artísticas. Están exentos del pago los
empresarios individuales y las sociedades que tengan una cifra de negocios inferior a un
millón de euros. Pese a ello, todos deben darse de alta.
Recuerda que, en base a las cantidades ingresadas en este organismo, se decidirán después las
prestaciones económicas a las que tiene derecho el trabajador o el socio que se encuentre en una
situación de enfermedad, jubilación, maternidad/paternidad, etc.
Es preciso que la empresa esté inscrita en este organismo e identificada con un número propio,
teniendo en cuenta que debe informarse de todos los centros de trabajo de que dispone la
compañía.
Los empleados, al ser trabajadores por cuenta ajena, se dan de alta en el Régimen General de la
Seguridad Social. Los socios, al ser trabajadores por cuenta propia, se dan de alta en un Régimen
Especial, el de los autónomos, más conocido como RETA (Régimen Especial de Trabajadores
Autónomos).
Para ayudar a emprendedores que inicien su actividad por primera vez, se ha constituido la
tarifa plana para autónomos. Durante 30 meses, las cuotas a la Seguridad Social son
inferiores, comenzando por los seis primeros meses, donde se abonan alrededor de 50
€/mes.
Alta de los trabajadores en el Régimen General de la Seguridad Social. El alta del trabajador
en el Régimen General genera el derecho a estar cubierto por este organismo y la obligación
de cotizar mensualmente. Estas cuotas son abonadas en un 6,7 % por el trabajador y entre el
25-35 % por la empresa.
Si fuera la primera vez que trabaja, previamente hay que solicitar la afiliación del trabajador.
Una vez concertado el contrato o bien la prórroga de este, debe ser comunicado al Servicio
Público de Empleo en un plazo de diez días.
5. Otros trámites
Además de los trámites en la Seguridad Social y en Hacienda, el emprendedor debe realizar unas
gestiones en el Servicio de Empleo, el Ayuntamiento y, a veces, en la Oficina de Patentes.
Simulación empresarial
El objetivo en esta unidad es que elijas la forma jurídica más conveniente para constituir tu empresa
y sepas realizar los trámites necesarios para su puesta en marcha.
La forma jurídica puede beneficiarnos y actuar a nuestro favor o, por el contrario, convertirse en un
hándicap al impedirnos, por ejemplo, en una cooperativa contratar trabajadores si no se cuenta con
un número concreto de socios cooperativistas; o en una sociedad limitada nueva empresa,
incorporar un nuevo socio si la empresa ya está integrada por cinco.
Por ello, no solo deben tenerse en cuenta los aspectos fiscales o el desembolso inicial de capital
preciso, sino todos los criterios que son determinantes, como número de socios, el capital inicial
mínimo o máximo necesario, la protección del patrimonio personal de los socios en caso de deudas,
los impuestos a pagar, los trámites exigibles para su constitución, la mayor o menor facilidad a la
hora de transmitir a terceros el porcentaje de participación en la empresa y la imagen ante los
clientes.
Las invenciones realizadas por el trabajador a raíz de una actividad de investigación contenida en su
contrato pertenecen al empresario.
Un diseño industrial supone una modificación en la apariencia del producto, es decir, en su estética,
y no en su funcionalidad o utilidad, como sucede en el modelo de utilidad. Se protege la innovación
en la totalidad o en parte del producto relativa a su línea, contorno, color, forma, textura u
ornamentación. Los diseños pueden ser bidimensionales o tridimensionales. La protección se otorga
por cinco años, aunque admite renovaciones de otros cinco años hasta alcanzar el máximo de
veinticinco años.
El registro de una marca se otorga, renovable indefinidamente, por periodos de diez años. El registro
da derecho a su titular o titulares a usar esa marca y a impedir que la utilicen otros sin su
consentimiento o que usen signos similares que puedan inducir a error.
El registro de una marca exige el trámite previo de comprobar que no está siendo ya utilizada,
certificado que emitirá la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). El precio del trámite oscila
y tiene un coste mínimo de 18 €. Sin embargo, es posible realizar una búsqueda gratuita desde su
web, aunque las garantías no son las mismas.
Plan de empresa
En nuestro país, la creación de sociedades mercantiles ha ido en aumento estos últimos años.
Por sectores, baja el peso de empresas dedicadas a industria o agricultura, mientras que suben las
sociedades enfocadas a construcción, comercialización inmobiliaria, hostelería y comercio.
Un dato relevante es que también se han incrementado las empresas constituidas que declaran
como actividad principal las relacionadas con investigación e innovación.
En cuanto a las formas societarias, las sociedades limitadas mantienen su predominio absoluto,
representando el 98,9% del total.