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Material de la clase:
Introducción a las adicciones: El Cerebro Egoísta
El cerebro adicto
El cerebro humano es el centro de la adicción, es allí donde la adicción
produce las recompensas al estimular los centros de placer. El cerebro
entonces repite las experiencias placenteras y evita el dolor.
Hay mecanismos automáticos cerebrales que refuerzan el
comportamiento a través de sus recompensas inmediatas pero
desafortunadamente no puede aprender cuando los resultados negativos de
esa conducta ocurren con retraso. Mientras un comportamiento produce placer
inmediato, éste se repite, sin importar las consecuencias a largo plazo.
El "Cerebro egoísta" es como un niño pequeño, quiere algo y lo quiere
ya, no entiende que no se puede, no es bueno, no es oportuno…simplemente
lo quiere ya y no le importa más nada.
Las drogas “encienden” en el cerebro estas conductas "más, ahora". Los
intensos efectos emocionales producidos por el uso adictivo de alcohol y otras
drogas causan graves distorsiones, incluso permanentes, tanto en los
pensamientos como en las acciones. Estos estímulos repetidos cambian el
cerebro de una persona adicta para siempre. Las adicciones provocan una
intoxicación aguda y un deterioro crónico, porque son sustancias que perturban
el funcionamiento de un cerebro sano. Las drogas adictivas dañar también
otras áreas del organismo, principalmente los pulmones, el corazón y el hígado.
El uso de drogas adictivas promueve muchas otras enfermedades infecciosas,
desde bronquitis hasta el SIDA. El cuerpo no sufre solo. Los valores,
comportamientos y relaciones de las personas con adicciones también son
perjudicados por la creciente necesidad de la persona adicta a estas
sensaciones de placer destructivas.
Algunas personas son más vulnerables que otras, tanto por razones
biológicas como ambientales. La adicción puede afectar a cualquiera, pero al
igual que la mayoría de las otras enfermedades, es mucho más probable que
afecte más a algunas personas que a otras.
En la batalla para ayudar a las personas adictas, son éstos los que en
última instancia pueden librarla y eventualmente salir airosos. Pero inicialmente
no son propensos a empezar a luchar para salvarse a sí mismos hasta que los
que los rodean permiten que sientan todo el peso de sus decisiones
perjudiciales. Este cambio se llama enfoque ambiental en el abordaje de las
adicciones, porque significa cambiar el entorno en el que millones de
consumidores de drogas individuales deciden consumirlas. Aquellos valores
incompatibles con la adicción pueden aumentar la capacidad de los individuos,
las familias y las comunidades para prevenir los problemas derivados de las
adicciones y puede ser necesario hacer intervenciones arriesgadas para
afrontarlos antes de que se conviertan en letales. Las personas que rodean al
paciente pueden, sin saberlo, reforzar la adicción ya sea ignorando el uso de
alcohol y otras drogas a su alrededor como justificando los problemas (de los
menores a los mayores) que son causados por el uso de drogas adictivas.
Por otro lado, muchas personas ven a los adictos como tiranos, debido a
los efectos a menudo brutales del consumo de alcohol y otras drogas. La
experiencia interior de la persona adicta no es la de un tirano intencional, es la
experiencia de un esclavo obligado por los mecanismos cerebrales de la
adicción. Las personas adictas son esclavos de sus propios cerebros
enganchados y egoístas. Ellos son tanto las víctimas de la enfermedad de la
adicción al igual que sus familiares y otras personas a quienes adictos les traen
tanto sufrimiento.
Se puede alejar al adicto para que no tome alcohol y otras drogas mil
veces, pero van a volver una y otra vez al consumo. Una vez que los adictos
dejan el alcohol y otras drogas por sí mismos, pueden permanecer limpios y
sobrios. El patrón de conducta negativa y permisiva de quienes rodean al
adicto, a menudo basada en una compasión equivocada, se llama
codependencia. Los que rodean al adicto pueden ser cómplices involuntarios
de la adicción. Al superar la codependencia, los allegados no adictos pueden
acelerar el cambio de la adicción a la recuperación.
Enfermedades Adictivas
Debido a que la adicción al alcohol y otras drogas se propaga como una
enfermedad contagiosa, las estrategias ambientales reducen las posibilidades
de infección. La adicción es una enfermedad compleja que afecta y es afectada
por la familia y la comunidad, no simplemente una cuestión de efectos
cerebrales de las drogas.
La recuperación es un proceso de toda la vida, tanto para los adictos
como para aquellos que se preocupan por ellos. Para la mayoría de las
personas (adictos o allegados) la recuperación significa la participación en una
de los miles de grupos basados en los “Doce Pasos” como Alcohólicos
Anónimos, unos de los milagros más importantes del siglo XX.
La recuperación de la adicción es algo más que dejar el alcohol u otras
drogas. La recuperación significa encontrar mejores formas de vivir como
individuos, familias y comunidades. Aunque es más fácil prevenir que tratar las
adicciones, incluso los adictos más desesperados por lo general pueden
recuperar el control de sus vidas a través de un esfuerzo y compromiso serio.
Pero este no es siempre el caso. La adicción puede ser una enfermedad
grave que conduce inevitablemente a un sufrimiento increíble, incluso la
muerte. La codependencia y la adicción, a pesar de los más sofisticados
esfuerzos, puede ser muy difíciles de revertir. El mensaje esperanzador de este
artículo tiene que ser equilibrado, aceptando de manera compasiva los
esfuerzos de los involucrados a pesar de las caídas que se siguen
produciendo.
FUENTE: Robert Du Pont: “The selfish brain. Learning from Addiction”. Hazelden. 2000.