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VALDIZÁN
FACULTAD DE MEDICINA
E.A.P. MEDICINA HUMANA
INMUNOLOGÍA DE ENFERMEDADES
INFECCIOSAS. ENFERMEDADES
EMERGENTES Y REMERGENTES
INFECTOLOGÍA
INTEGRANTES:
ALEGRÍA CORAL, Brandon
ALVARADO PIMENTEL, Henry
ANCO ROSALES, Asunción
APONTE TORRES, Yamina
BRAVO VALDEZ, Luis Fernando
BENAVIDES ROJAS, Jorge
BUSTILLOS VIDAL, Lenith
HUÁNUCO – 2021
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INDICE:
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GENERALIDADES DE LAS RESPUESTAS
INMUNITARIAS A LOS MICROBIOS
Aunque las respuestas defensivas antimicrobianas del anfitrión son numerosas y variadas, existen
varias características generales importantes comunes a todas ellas.
La defensa contra los microorganismos se lleva a cabo mediante los mecanismos efectores
de las inmunidades innatas y adaptativa. El sistema inmunitario innato proporciona la
defensa inicial, mientras que el adaptativo se encarga de dar una respuesta más potente y
mantenida. Muchos microbios patógenos han evolucionado para resistirse a la inmunidad
innata, y la protección contra tales infecciones depende de forma fundamental de las
respuestas inmunitarias adaptativas. En las respuestas adaptativas se genera un gran
número de células efectoras y moléculas de anticuerpo que actúan para eliminar a los
microbios y de linfocitos memoria que protegen al sujeto de infecciones repetidas.
El sistema inmunitario responde de una forma concreta y especializada a las distintas
clases de microbios para combatir con la mayor eficacia posible a cada uno de los
microorganismos infecciosos. Diferentes microbios requieren diferentes mecanismos para
su eliminación, y el sistema inmunitario adaptativo ha evolucionado para responder de
forma óptima a los microbios. La generación de los subgrupos Th 1, Th2 y Th 17 de linfocitos
T efectores CD4+ y la producción de diferentes isotipos de anticuerpos son ejemplos
excelentes de la especialización de la inmunidad adaptativa. Ambas se han descrito en los
capítulos precedentes; su importancia en la defensa contra diferentes tipos de microbios se
mencionará en este capítulo.
En la supervivencia y la patogenicidad de los microbios en un anfitrión influye de forma
importante la capacidad de los microbios de evadirse de los mecanismos efectores de la
inmunidad o de resistirse a ellos. Los microbios infecciosos y el sistema inmunitario han
evolucionado juntos y participan en una lucha constante por la supervivencia. El equilibrio
entre las respuestas inmunitarias del anfitrión y las estrategias microbianas para resistirse
a la inmunidad determina, a menudo, el resultado de las infecciones. Como veremos más
adelante en este capítulo, los microorganismos han desarrollado varios mecanismos para
sobrevivir en presencia de defensas inmunitarias poderosas.
Muchos microbios establecen infecciones latentes o persistentes en las que la respuesta
inmunitaria controla, pero no elimina, al microbio, y el microbio sobrevive sin propagar la
infección. La latencia es una característica de las infecciones producidas por varios virus,
especialmente virus ADN de las familias herpes y poxvirus, y algunas bacterias
intracelulares. En las infecciones víricas latentes, el A D N vírico puede integrarse en el ADN
de las células infectadas, pero no se produce ningún virus infeccioso. En las infecciones
bacterianas persistentes, como la tuberculosis, la bacteria puede sobrevivir dentro de las
vesículas endosómicas de las células infectadas. En todas estas situaciones, si el sistema
inmunitario del anfitrión se vuelve defectuoso por cualquier razón (como el cáncer o el
tratamiento del cáncer, la inmunosupresión para tratar el rechazo del trasplante o la
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infección por el VIH), el microbio latente puede reactivarse, lo que da lugar a una infección
que causa problemas clínicos significativos.
En muchas infecciones, la lesión tisular y la enfermedad pueden deberse a la respuesta del
anfitrión frente al microbio en lugar de al propio microbio. La inmunidad es necesaria para
la supervivencia del anfitrión, pero también tiene el potencial de producir lesiones en el
anfitrión.
Los defectos hereditarios y adquiridos en la inmunidad in nata y adaptativa son causas
importantes de propensión a las infecciones. Muchos de ellos son bien conocidos, incluidos
trastornos adquiridos como el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida) causado
por el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), y otros síndromes por inmunodeficiencia
hereditarios menos frecuentes. Además, defectos sutiles y mal definidos en las defensas del
anfitrión pueden subyacer a muchas infecciones frecuentes.
MUCOSAS: Debido a la humedad intrínseca de las mucosas, éstas contienen un espectro mucho
más amplio de microorganismos que la piel. La mayoría de las células epiteliales poseen el mismo
escudo peptídico que la piel; sin embargo, las secreciones corporales, incluidas la saliva, el moco
cervical, el líquido prostático y las lágrimas, tienen propiedades antimicrobianas únicas. Dos de las
sustancias antimicrobianas más potentes son la lisozima y la N-acetilmuramil-L-alanina amidasa
(NAMLAA). Ambas sustancias son particularmente eficaces frente a las bacterias grampositivas
porque hidrolizan el esqueleto de aminoácidos del peptidoglucano.
VIA RESPIRATORIA: La vía respiratoria tiene una serie formidable de mecanismos de defensa
antimicrobianos. Las partículas inhaladas deben sobrevivir y atravesar el sistema de filtración
aerodinámico de la vía superior y el árbol traqueo bronquial. El flujo de aire presente en estas zonas
es turbulento, lo que produce partículas grandes que entran en contacto con las superficies mucosas
y se enfrentan a la serie completa de esos mecanismos de defensa.
VIA INTESTINAL: El pH ácido del estómago y el efecto antibacteriano de varias enzimas pancreáticas,
la bilis y las secreciones intestinales son factores de defensa antimicrobianos inespecíficos eficaces.
Las células de Paneth del intestino delgado, localizadas en las criptas de Lieberkühn, secretan
sustancias antimicrobianas, como las (3-defensinas, la lisozima y la fosfolipasa A tipo II2,
OJO: El baño constante del ojo con las lágrimas es un medio eficaz de protección. Las sustancias
extrañas son diluidas y lavadas continuamente a través de los conductos lacrimales hacia la cavidad
nasal. Las lágrimas también contienen grandes cantidades de lisozima, lactoferrina y lipocalina..
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b. INMUNIDAD INNATA E INMUNIDAD ADAPTATIVA
Una respuesta inmunitaria específica, como la producción de anticuerpos contra un agente
patógeno particular o sus productos, se conoce como una respuesta inmunitaria adaptativa porque
aparece durante el lapso de vida de un individuo como una adaptación a la infección por ese agente
patógeno. En muchos casos, una respuesta inmunitaria adaptativa también da por resultado el
fenómeno conocido como memoria inmunitaria, que confiere inmunidad protectora de por vida a
reinfección por el mismo agente patógeno. Ésta es sólo una de las características que distinguen
entre respuesta inmunitaria adaptativa y la respuesta inmunitaria innata, o inmunidad innata, que
siempre está inmediatamente disponible para combatir una amplia gama de agentes patógenos,
pero no lleva a inmunidad duradera, y no es específica para microorganismo patógeno individual
alguno.
Muchos microorganismos pueden ser envueltos y digeridos por células fagocíticas, llamadas
macrófagos. Estas células siempre están presentes y listas para actuar y son un componente de
primera línea de las respuestas inmunitarias innatas. En cambio, una respuesta inmunitaria
adaptativa tarda en aparecer y es muy específica; por ejemplo, los anticuerpos contra el virus de la
gripe no protegerán contra el virus de la poliomielitis.
Para proteger al individuo con eficacia contra enfermedad, el sistema inmunitario debe satisfacer
cuatro tareas principales. La primera es el reconocimiento inmunitario: es necesario detectar la
presencia de una infección. Esta tarea es llevada a cabo tanto por los leucocitos del sistema
inmunitario innato, que proporcionan una respuesta inmediata, como por los linfocitos del sistema
inmunitario adaptativo. La segunda tarea es contener la infección y de ser posible eliminarla por
completo, lo que pone en marcha funciones efectoras inmunitarias, como el sistema de proteínas
sanguíneas del complemento, los anticuerpos y las capacidades destructivas de los linfocitos y de
los otros leucocitos. Al mismo tiempo, la respuesta inmunitaria debe mantenerse controlada de
modo que no dañe por sí misma al organismo. De esta manera, la regulación inmunitaria, o la
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capacidad del sistema inmunitario para autorregularse, es una importante característica de las
respuestas inmunitarias, y el fracaso de esa regulación contribuye a enfermedades como alergia y
enfermedad autoinmunitaria. La cuarta tarea es proteger al individuo contra enfermedades
recurrentes debidas a los mismos agentes patógenos. Una característica singular del sistema
inmunitario adaptativo es que tiene la capacidad de generar memoria inmunitaria, de modo que
una vez expuesta a un agente infeccioso, una persona monta una respuesta inmediata y más fuerte
contra cualquier exposición subsiguiente al mismo; es decir, tendrá inmunidad protectora contra
dicho agente. Encontrar maneras de generar inmunidad duradera a agentes patógenos que no la
desencadenan de modo natural es uno de los más grandes desafíos que encaran los inmunólogos
en la actualidad.
La piel y los epitelios mucosos que revisten las vías respiratorias y el intestino son la primera defensa
contra agentes patógenos invasores; forman una barrera física y química contra infección. Los
microorganismos que violan estas defensas son enfrentados por células y moléculas que montan
una respuesta inmunitaria innata inmediata. Los macrófagos residentes en los tejidos son la primera
línea de defensa contra bacterias, por ejemplo, que reconocen por medio de receptores que se unen
a constituyentes comunes de muchas superficies bacterianas. La ocupación de estos receptores
hace que el macrófago fagocite a la bacteria y la degrade internamente, y que secrete proteínas
llamadas citocinas y quimiocinas, así como otras moléculas que tienen actividad biológica. Citocina
es un nombre general para cualquier proteína secretada por células y que afecta a la conducta de
células cercanas que portan receptores apropiados (fig. 1-1). Las citocinas y quimiocinas liberadas
por macrófagos activados inician el proceso conocido como inflamación. La inflamación de un tejido
infectado tiene varios efectos beneficiosos en el combate de la infección. Recluta células y moléculas
de inmunidad innata que salen de la sangre y entran al tejido donde se necesitan para destruir al
agente patógeno de modo directo. Además, incrementa el flujo de linfa que porta microbios y
células portadoras de antígeno hacia tejidos linfoides cercanos, donde activan linfocitos e iniciarán
la respuesta inmunitaria adaptativa. Por último, una vez que se ha desencadenado la respuesta
inmunitaria adaptativa, la inflamación también recluta a los efectores del sistema inmunitario
adaptativo (moléculas de anticuerpo y células T efectoras) hacia el sitio de infección.
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La inducción de una respuesta inmunitaria adaptativa empieza cuando una célula dendrítica
inmadura ingiere un agente patógeno en el tejido infectado. Estas células fagocíticas especializadas
residen en casi todos los tejidos y, al igual que los macrófagos, tienen una vida prolongada en
comparación con otros leucocitos. Se originan en la médula ósea, y si bien todavía no están por
completo maduras, migran a través del torrente sanguíneo hacia sus estaciones periféricas, donde
buscan agentes patógenos en el ambiente local. Al igual que los macrófagos y los neutrófilos, las
células dendríticas inmaduras portan receptores sobre su superficie que reconocen características
comunes de muchos agentes patógenos, como lipopolisacárido bacteriano., la función principal de
las células dendríticas no es destruir agentes patógenos, sino transportar antígenos de dichos
agentes hacia órganos linfoides periféricos y ahí presentarlos a linfocitos T. En el momento en que
capta agentes patógenos y sus componentes, la célula dendrítica migra hacia tejidos linfoides
periféricos, donde madura hacia una muy eficaz célula presentadora de antígeno. Despliega
fragmentos de antígenos de agentes patógenos sobre su superficie y empieza también a producir
proteínas de superficie celular conocidas como moléculas coestimuladoras que, como su nombre lo
sugiere, proporcionan señales para actuar junto con antígeno para estimular al linfocito T para que
prolifere y se diferencie hacia su forma por completo funcional final (fi g. 1-2).
Los sistemas de defensa de inmunidad innata son eficaces para combatir muchos agentes
patógenos. Como quiera que sea, son restringidos al depender de un repertorio limitado e invariable
de receptores para reconocer microorganismos. Los receptores de reconocimiento de agentes
patógenos de los macrófagos, de los neutrófilos y de las células dendríticas reconocen moléculas
simples y modelos regulares de estructura molecular conocidos como patrones moleculares
vinculados a patógenos (PAMP) que están presentes en muchos microorganismos, no así en las
células propias del cuerpo (fig. 1-3). Estos receptores se conocen en general como receptores de
reconocimiento de patrones (PRR), y reconocen estructuras como oligosacáridos, peptidoglucanos
y lipopolisacáridos con alto contenido de manosa en la pared celular bacteriana, y CpG DNA
desmetilado, que son comunes a muchos agentes patógenos y se han conservado durante la
evolución. De esta manera, el sistema inmunitario innato tiene amplia capacidad para distinguir
entre lo propio (el organismo) y lo extraño (agentes patógenos) y montar un ataque contra
invasores.
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endoteliales. Muchas exotoxinas son citotóxicas, y otras producen enfermedades por varios
mecanismos. Por ejemplo, la toxina diftérica interrumpe la síntesis de proteínas en las células
infectadas, la toxina del cólera interfiere con el transporte de iones y agua, la toxina
tetánica inhibe la transmisión neuromuscular y la toxina del carbunco interrumpe varias vías
transmisoras de señales bioquímicas cruciales en las células infectadas. Otras exotoxinas interfieren
en las funciones celulares normales sin eliminar las células, y otras estimulan la síntesis de citocinas,
que son las que producen la enfermedad.
La inmunidad humoral es una respuesta inmunitaria protectora importante contra las bacterias
extracelulares y actúa bloqueando la infección, eliminando los microbios y neutralizando sus toxinas.
Las respuestas de anticuerpos contra las bacterias extracelulares se dirigen contra antígenos de la
pared celular y toxinas secretadas y asociadas a células, que pueden ser polisacáridos o proteínas.
Los polisacáridos son antígenos prototípicos independientes del timo y la inmunidad
humoral es el principal mecanismo de defensa contra las bacterias encapsuladas ricas en
polisacáridos. Los mecanismos efectores usados por los anticuerpos para combatir estas infecciones
son la neutralización, la opsonización y la fagocitosis, y la activación del complemento por la vía
clásica. La neutralización está mediada por los isotipos IgG, IgM e IgA de afinidad alta, esta última,
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sobre todo, en las luces de los órganos mucosos. La opsonizacion está mediada por algunas
subclases de IgG y la activación del complemento se inicia mediante la IgM y las subclases de IgG.
Los antígenos proteínicos de las bacterias extracelulares también activan los linfocitos T CD4+
cooperadores, que producen citocinas que inducen la inflamación local, aumentan las actividades
fagocítica y microbicida de los macrófagos y los neutrófilos, y estimulan la producción de
anticuerpos. Las respuestas TH17 inducidas por estos microbios reclutan neutrófilos y monocitos y
así promueven la inflamación local en los lugares de infección bacteriana. Los pacientes
con defectos génicos en el desarrollo de los TH17 y los que producen autoanticuerpos neutralizantes
específicos frente a la interleucina 17 (IL-17) tienen una mayor propensión a las infecciones
bacterianas y micóticas, con la formación de múltiples abscesos cutáneos. Las bacterias también
inducen respuestas TH1, y el interferón y (IFN-7) producido por los linfocitos Th1 activa los
macrófagos para que destruyan los microbios fagocitados. Esta citocina también puede estimular la
producción de isotipos de anticuerpos opsonizadores y fijadores del complemento.
Las principales consecuencias lesivas de las respuestas del anfitrión frente a las bacterias
extracelulares son la inflamación y el choque séptico. Las mismas reacciones de neutrófilos y
macrófagos que erradican la infección también provocan la lesión tisular mediante la producción
local de especies reactivas del oxígeno y enzimas lisosómicas. Estas reacciones inflamatorias
son habitualmente autolimitadas y controladas. Las citocinas secretadas por los leucocitos en la
respuesta a los productos bacterianos también estimulan la producción de proteínas de fase aguda
y causan las manifestaciones sistémicas de la infección. El choque séptico es una consecuencia
patológica grave de la infección diseminada por algunas bacterias gramnegativas y grampositivas.
Es un síndrome caracterizado por un colapso circulatorio y una coagulación
intravascular diseminada. La primera fase del choque séptico se debe a las citocinas producidas por
los macrófagos activados por los componentes de la pared celular bacteriana, como el
LPS y los peptidoglucanos. El factor de necrosis tumoral (TNF), la IL-6 y la IL-1 son los principales
mediadores citocínicos del choque séptico, pero el IFN-'y y la IL-12 también pueden
contribuir. Este estallido temprano de grandes cantidades de citocinas se llama, a veces, tormenta
citocínica.
Hay algunos indicios de que la progresión del choque séptico se asocia a respuestas inmunitarias
defectuosas, quizás relacionadas con el agotamiento o supresión de los linfocitos T, lo que da lugar
a una propagación descontrolada de los microbios. Ciertas toxinas bacterianas estimulan a todos los
linfocitos T de un sujeto que expresan una familia particular de genes de Vp de receptores del
linfocito T (TCR). Tales toxinas se llaman superantígenos, porque se parecen a los antígenos en que
se unen al TCR y a las moléculas de la clase II del MHC (aunque no en la hendidura de unión a los
péptidos), pero activan muchos más linfocitos T que los antígenos peptídicos tradicionales. Su
importancia radica en su capacidad de activar muchos linfocitos T, con la consiguiente producción
de grandes cantidades de citocinas que también pueden causar un síndrome inflamatorio sistémico.
Una complicación tardía de la respuesta inmunitaria humoral a la infección bacteriana puede ser la
generación de anticuerpos causantes de enfermedad. Los ejemplos mejor definidos son dos raras
secuelas de las infecciones estreptocócicas de la faringe o de la piel que se manifiestan semanas o
incluso meses después de controladas las infecciones. La fiebre reumática es una secuela de la
infección faríngea por algunos tipos serológicos de estreptococos β-hemolíticos. La
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infección lleva a la producción de anticuerpos contra una proteína de la pared bacteriana (proteína
M). Algunos de estos anticuerpos muestran reactividad cruzada con proteínas miocárdicas y se
depositan en el corazón, donde pueden provocar la inflamación (carditis). La glomerulonefritis
postestreptocócica es una secuela de la infección de la piel o de la faringe por otros serotipos de
estreptococos fS-hemolíticos. Los anticuerpos producidos contra estas bacterias forman complejos
con antígenos bacterianos, que pueden depositarse en los glomérulos renales y causar una nefritis.
La virulencia de las bacterias extracelulares depende de varios mecanismos que capacitan a los
microbios para resistir la inmunidad innata del anfitrión. Las bacterias
con cápsulas ricas en polisacáridos resisten la fagocitosis, por lo que son mucho más virulentas que
las cepas homologas que no disponen de cápsula. Las cápsulas de muchas bacterias
grampositivas y gramnegativas patógenas contienen ácido siálico, que inhibe la activación del
complemento por la vía alternativa.
Un mecanismo más importante de defensa bacteriana frente a la inmunidad humoral es la variación
de sus antígenos de superficie. Algunos de los antígenos de la superficie
de las bacterias, como el gonococo y Escherichia coli, se encuentran en sus vellosidades, unas
estructuras responsables de la adhesión de estos microorganismos a las células del anfitrión. El
antígeno principal de las vellosidades es una proteína denominada pilina. Los genes de la pilina de
los gonococos experimentan conversiones génicas extensas, gracias a las
cuales la progenie de un microorganismo dado puede producir
hasta 10°6 moléculas de pilina con propiedades antigénicas distintas. Esta capacidad para modificar
sus antígenos ayuda a las bacterias a escapar del ataque de los anticuerpos específicos
frente a las pilmas, aunque su mayor importancia para los microorganismos podría radicar en la
selección de las vellosidades que proporcionan una mayor adhesión a las células del anfitrión, para
aumentar así la virulencia de la bacteria. Los cambios en la formación de glucosidasas causan
alteraciones químicas en el LPS de superficie y de otros polisacáridos que les permiten evitar las
respuestas inmunitarias del anfitrión frente a estos antígenos. Las bacterias también pueden alterar
la producción de antígenos de superficie a lo largo del tiempo, o liberar estos antígenos en ampollas
membranarias.
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INMUNIDAD FRENTE A LAS BACTERIAS
INTRACELULARES
Una característica de las bacterias intracelulares es su capacidad para sobrevivir e incluso replicarse
en el interior de los fagocitos. Dado que estos microorganismos pueden encontrar un nicho donde
son inaccesibles a los anticuerpos circulantes, su erradicación requiere la participación de la
inmunidad celular.
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en concreto, los linfocitos T CD4+ que activan los macrófagos y los CTL CD8+ funcionan en
colaboración en la defensa contra las bacterias intracelulares.
La activación del macrófago que se produce en respuesta a los microbios intracelulares es capaz de
causar lesiones tisulares. Esta lesión puede ser resultado de reacciones de hipersensibilidad del tipo
retardado (HTR) a antígenos proteínicos microbianos. Como las bacterias intracelulares han
evolucionado para resistirse a ser eliminadas dentro de los fagocitos, a menudo persisten durante
períodos largos y causan un estímulo antigénico crónico y la activación del linfocito T y del
macrófago, lo que puede dar lugar a la formación de granulomas alrededor de los microbios. La
principal característica histológica de la infección por algunas bacterias intracelulares es la
inflamación granulomatosa. Este tipo de reacción inflamatoria puede servir para localizar y evitar la
propagación de los microbios, pero también se acompaña de un deterioro funcional acentuado
causado por la necrosis tisular y la fibrosis.
La tuberculosis es un ejemplo de una infección por una bacteria intracelular en la que coexisten la
inmunidad protectora y la hipersensibilidad patológica, y en la que la respuesta del anfitrión
contribuye significativamente al trastorno. En una infección primaria por M. tuberculosis, los bacilos
se multiplican lentamente en los pulmones y solo causan una inflamación leve. Los macrófagos
alveolares (y probablemente las células dendríticas) contienen la infección. Más del 90% de los
pacientes infectados permanecen asintomáticos, pero las bacterias sobreviven en los pulmones,
sobre todo en los macrófagos porque los componentes de su pared celular inhiben la fusión de las
vacuolas fagocíticas con los lisosomas. A las semanas 6 a 8 del inicio de la infección, los macrófagos
han viajado a los ganglios linfáticos de drenaje y se activan los linfocitos T CD4+, después también
pueden activarse los linfocitos T CD8+. Estos linfocitos T producen IFN-γ, que activa los macrófagos
y potencia su capacidad de matar a los bacilos fagocitados. El TNF producido por los linfocitos T y
los macrófagos también interviene en la inflamación local y en la activación del macrófago. La
reacción del linfocito T es adecuada para controlar la propagación bacteriana. La activación
prolongada del linfocito T lleva a la formación de granulomas, que intentan aislar a las bacterias y
se acompañan, a menudo, de una necrosis central, llamada caseosa, que se debe a los productos
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del macrófago como las enzimas lisosómicas y las especies reactivas de oxígeno. Los granulomas
necróticos y la fibrosis (cicatriz) que acompañan a la inflamación granulomatosa son causas
importantes de lesión tisular y de enfermedad clínicas en TBC. Los bacilos pueden ser contenidos
sin ninguna consecuencia patológica, pero pueden reactivarse en cualquier momento,
especialmente si la respuesta inmunitaria se hace incapaz de controlar la infección.
c. EVASIÓN INMUNITARIA POR PARTE DE LAS BACTERIAS INTRACELULARES
Las bacterias intracelulares han elaborado varias estrategias para resistirse a ser eliminadas
mediante la fagocitosis. Entre ellas están la inhibición de la fusión de las fagolisosomas o su escape
hacia el citosol, con lo que se ocultan de los mecanismos microbicidas de los lisosomas, y la
desintoxicación o inactivación directa de sustancias microbicidas, como los intermediarios reactivos
del oxígeno. El resultado final de la infección por estos microorganismos depende, a menudo, de
quién gane la primera mano del juego, los mecanismos microbicidas de los macrófagos estimulados
por los linfocitos T o la resistencia de los microorganismos. La resistencia a la fagocitosis también
es la razón por la que estas bacterias tienen a provocar infecciones crónicas que pueden durar años,
con recidivas o reactivaciones frecuentes tras una curación aparente, y que son difíciles de erradicar.
Los diferentes hongos que infectan al humano pueden vivir en tejidos extracelulares o en el interior
de los fagocitos. Por tanto, las respuestas inmunitarias frente a ellos suelen ser combinaciones de
las inducidas por las bacterias intracelulares y extracelulares. Sin embargo, la inmunidad
antimicótica se conoce menos. Esta ignorancia se debe, en parte, a la escasez de modelos animales
de micosis y, en parte, al hecho de que estas infecciones afectan a menudo a pacientes incapaces
de desencadenar respuestas inmunitarias eficaces.
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La inmunidad celular es el principal mecanismo de la inmunidad adaptativa contra las infecciones
micóticas. Histoplasma capsulatum, un parásito intracelular facultativo que vive en los macrófagos
se elimina por los mismos mecanismos celulares que son eficaces contra las bacterias intracelulares.
Los linfocitos T CD4+ y CD8+ cooperan para eliminar las levaduras de C. neoformans, que tienden a
colonizar los pulmones y el encéfalo en los anfitriones inunodeficientes. Pneumocystis jiroveci es
otro hongo que causa infecciones graves en los sujetos con un defecto de la inmunidad celular.
Muchos hongos extracelulares desencadenan fuertes respuestas TH17, dirigidas, en parte, por la
activación de las células dendríticas debida a la unión de glucanos micóticos a la dectina 1, un
receptor para este polisacárido micótico. Las células dendríticas activadas a través de este receptor
lectina producen citocinas inductoras de TH17, como la IL-6 y la IL-23. Los linfocitos TH17 estimulan
la infamación, y los neutrófilos y monocitos reclutados destruyen los hongos. Los sujetos con
respuestas TH17 defectuosas son proclives a las infecciones mucocutáneas crónicas por Candida.
Las respuestas TH1 protegen frente a las infecciones micóticas intracelulares, como la
histoplasmosis, pero estas respuestas pueden desencadenar una inflamación granulomatosa, que
es una causa importante de lesión tisular en el anfitrión en estas infecciones. Los hongos también
desencadenan respuestas de anticuerpos específicos que tienen un valor protector.
Cinética de las respuestas inmunitarias Mecanismos por los que las inmunidades innata y adaptativa
innata y adaptativa frente a la infección impiden y erradican las infecciones víricas.
vírica. La inmunidad innata está mediada por interferones del tipo I,
que evitan la infección, y linfocitos NK, que eliminan las
células infectadas.
La autoinmunidad adaptativa está mediada por anticuerpos y
CTL, que bloquean la infección y matan a las células
infectadas, respectivamente.
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a. INMUNIDAD INNATA FRENTE A VIRUS
Los principales mecanismos de la inmunidad innata contra los virus son la inhibición de la infección
por los interferones del tipo l y la muerte de las células infectadas por los linfocitos NK. Los
interferones del tipo I inhiben la replicación vírica en las células infectadas y sin infectar.
Los linfocitos NK matan otras células infectadas por diversos virus y son un mecanismo importante
de inmunidad contra los virus al principio de la infección, antes de que se desarrollen las respuestas
inmunitarias adaptativas.
La inmunidad adaptativa contra las infecciones víricas está mediada por anticuerpos, que bloquean
la unión y entrada del virus en las células del anfitrión, y por los CTL, que eliminan la infección,
matando a las células infectadas.
Los anticuerpos son eficaces contra los virus solo durante el estadio extracelular de las vidas de
estos microbios. Los virus pueden ser extracelulares al principio de la infección, antes de que
infecten a las células del anfitrión o cuando se liberen de las células infectadas por gemación, o si
las células infectadas mueren. Los anticuerpos antivíricos se unen a la cubierta vírica o a antígenos
de la cápside y funcionan, sobre todo, como anticuerpos neutralizadores para impedir la unión del
virus y su entrada en las células del anfitrión.
Los anticuerpos neutralizadores bloquean la infección vírica de las células y la propagación del virus
de una célula a otra, pero, una vez que el virus entra en las células y comienza a replicarse en su
interior, es inaccesible a los anticuerpos.
La eliminación del virus que reside dentro de las células está mediada por los CTL, que matan a las
células infectadas.
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La mayoría de los CTL específicos frente a los virus son linfocitos T CD8+ que reconocen péptidos
víricos citosólicos, habitualmente sintetizados dentro de la célula, presentados o por moléculas de
la clase I del MHC. Si la célula infectada es una célula tisular y no una célula presentadora de
antígenos (APC) profesional, como una célula dendrítica, la célula infectada puede ser fagocitada
por la célula dendrítica, que procesa los antígenos víricos y los presenta a los linfocitos T CD8+
vírgenes.
Los linfocitos T CD8+ proliferan de forma masiva durante la infección vírica y la mayoría de las células
que proliferan son específicas frente a algunos pocos péptidos víricos.
Los efectos antivíricos de los CTL se deben, sobre todo, a la muerte de las células infectadas, pero
otros mecanismos son la activación de las nucleasas dentro de las células infectadas que degradan
los genomas víricos y la secreción de citocinas como el IFN gama, que activa los fagocitos y puede
tener cierta actividad antivírica.
Los virus han desarrollado numerosos mecanismos para evadirse de la inmunidad del anfitrión:
1. Los virus pueden alterar sus antígenos y así dejar de ser dianas de las respuestas
inmunitarias. Los antígenos afectados suelen ser las glucoproteínas de la superficie, que
son reconocidas por los anticuerpos, pero los epítopos del linfocito T también pueden sufrir
variaciones. Los principales mecanismos de la variación antigénica son las mutaciones
puntuales y la mezcla de genomas ARN (en virus ARN), lo que lleva a una deriva antigénica
y un cambio antigénico. Estos procesos tienen una gran importancia en la propagación del
virus de la gripe. Los dos principales antígenos del virus son la hemaglutinina trimérica vírica
(la proteína espigón vírica) y la neuraminidasa. Los genomas víricos sufren mutaciones en
los genes que codifican las proteínas de superficie y la variación que se produce como
resultado de ello se llama deriva antigénica. Los genomas de ARN segmentado de los virus
de la gripe que habitan normalmente en diferentes especies de anfitriones pueden
recombinarse en las células del anfitrión, y estos virus con mezcla pueden diferir mucho de
las cepas prevalentes. La mezcla de los genes víricos da lugar a cambios importantes en la
estructura antigénica que se llama cambio antigénico, que crea virus distintos, como el virus
de la gripe aviaria o el de la gripe porcina. Debido a la variación antigénica, un virus puede
hacerse resistente a la inmunidad generada en la población por las infecciones anteriores.
Las pandemias de gripe que se produjeron en 1918, 1957 y 1968 se debieron a diferentes
cepas del virus, y la pandemia H1N1 de 2009 se debió a una cepa en la que cadenas del
genoma ARN se mezclaron entre cepas endémicas en los cerdos, las aves de corral y los
seres humanos. Son más frecuentes variantes víricas más sutiles. Hay tantos serotipos de
rinovirus que la vacunación contra el catarro común puede no ser una estrategia preventiva
factible. El virus de la inmunodeficiencia humana 1 (VIH 1), que causa el sida, también es
capaz de sufrir una tremenda variación antigénica debido una elevada frecuencia de errores
en la transcripción inversa de su genoma ARN durante la reproducción vírica. En estas
situaciones, la vacunación profiláctica debe dirigirse contra proteínas víricas invariantes.
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Generación de nuevas cepas del vírus de la gripe por recombinación de genes (cambio
antigénico).
El genoma del virus de la gripe está compuesto de ocho cadenas de ARN
separadas, lo que permite una recombinación génica por mezcla de los
segmentos en varios anfitriones, como un cerdo, un ave o un ser humano, que
sean infectados simultáneamente por das cepas diferentes.
Estas mezclas génicas crean virus nuevos que tienen una composición antigénica
diferente de sus precursores, y así son capaces de evadir la detección inmunitaria
en un gran número de anfitriones infectados nuevamente.
El virus H1N1 de la gripe, que fue responsable de la pandemia de 2009, se generó
por una mezcla de virus porcinos, aviarios y humanos en los cerdos que después
volvió a los seres humanos.
3. Algunos virus producen moléculas que inhiben la respuesta inmunitaria. Los poxvirus
codifican moléculas que secretan las células infectadas y se unen a varias citocinas, como el
IFN-gama, el TNF, la IL-1, la IL-18 y las quimiocinas. Las proteínas secretadas ligadoras de
17
citocinas pueden actuar como antagonistas competitivos de las citocinas. El virus de
Epstein-Barr produce una proteína que es homologa a la citocina IL-10, que inhibe la
activación de los macrófagos y de las células dendríticas y puede así suprimir la inmunidad
celular. Estos ejemplos representan probablemente una pequeña fracción de las moléculas
víricas inmunosupresoras. La identificación de estas moléculas plantea la interesante
posibilidad de que los virus hayan adquirido genes que codifican inhibidores endógenos de
las respuestas inmunitarias durante su paso a través de los anfitriones humanos y hayan así
evolucionado hasta infectar y colonizar a los seres humanos.
MECANISMOS POR LOS QUE LOS VIRUS INHIBEN EL PROCESAMIENTO DEL ANTÍGENO Y SU
PRESENTACIÓN.
Se muestra la vía de presentación del antígeno asociado a la clase I del MHC, con ejemplos
de virus que bloquean diferentes pasos en esta vía.
Además de interferir con el reconocimiento por los linfocitos CD8+, algunos virus producen
moléculas «señuelo» del MHC que se unen a receptores inhibidores de los linfocitos
citolíticos naturales (NK). CMV, citomegalovirus; RE, retículo endoplásmico; TAP,
transportador asociado al procesamiento del antígeno; VEB, virus de Epstein-Barr; VHS,
virus del herpes simple.
4. Algunas infecciones víricas crónicas se asocian al fracaso de las respuestas de los CTL, lo
que permite persistir a los virus. Los estudios de una infección crónica por la coriomeningitis
linfocítica en los ratones han demostrado que este tipo de deficiencia inmunitaria puede
deberse a la transmisión de señales mediante receptores inhibidores de los linfocitos T,
como el PD-I, que normalmente funciona para mantener la tolerancia del linfocito T frente
a los antígenos propios. De este modo, los virus pueden haber evolucionado para explotar
los mecanismos normales de la regulación inmunitaria y activar estas vías en los linfocitos
T. Este fenómeno se ha llamado agotamiento, lo que implica que las respuestas inmunitarias
contra los virus se inician, pero después se clausuran prematuramente. Hay pruebas del
agotamiento del linfocito T CD8+ en las infecciones víricas crónicas en seres humanos,
incluidas las infecciones por el VIH y el virus de la hepatitis.
18
EJEMPLOS DE LOS MECANISMOS DE EVASIÓN INMUNITARIA
La mayoría de los parásitos tienen ciclos vitales complejos, una parte de los cuales tiene lugar en el
ser humano (o en otros vertebrados), mientras que el resto depende de anfitriones intermedios,
como las moscas, las garrapatas o los caracoles. El ser humano suele infectarse a través de las
picaduras de los anfitriones intermedios infectados o al compartir un hábitat determinado con ese
19
anfitrión intermedio. Por ejemplo, el paludismo y la tripanosomiasis se transmiten mediante
picaduras de insectos, mientras que la esquistosomiasis lo hace por la exposición a aguas en las que
viven caracoles infectados.
La mayoría de las infecciones parasitarias son crónicas, dadas la debilidad de las defensas
inmunitarias innatas contra ellas y la capacidad de los parásitos para evitar o resistirse a la
eliminación a través de las respuestas inmunitarias adaptativas. Además, muchos antibióticos
antiparasitarios no erradican con eficacia estos microorganismos. Las personas que viven en zonas
endémicas necesitan tratamientos antibióticos repetidos, debido a su continua exposición, y es
frecuente que el coste y los problemas logísticos hagan imposible la administración de tales
tratamientos.
La respuesta inmunitaria innata más importante frente a los protozoos es la fagocitosis, pero
muchos de estos parásitos resisten este tipo de eliminación e incluso pueden replicarse en el interior
de los macrófagos. Algunos protozoos expresan moléculas de superficie que reconocen los TLR y
activan los fagocitos.
Las especies de Plasmodium (los protozoos responsables de paludismo), Toxoplasma gondii (el
microorganismo que causa la toxoplasmosis) y las especies de Cryptosporidium (el principal parásito
que produce diarrea en los pacientes infectados por el VIH) expresan lípidos glucosilfosfatidilinositol
que pueden activar el TLR2 y el TLR4. Los fagocitos también pueden atacar a los parásitos helmintos
y secretar sustancias microbicidas para matar a los microorganismos que son demasiado grandes
para ser fagocitados. Sin embargo, muchos helmintos tienen cubiertas gruesas que los hacen
resistentes a los mecanismos citocídicos de los neutrófilos y los macrófagos, y son demasiado
grandes para ser ingeridos por los fagocitos. Algunos helmintos pueden activar la vía alternativa del
complemento, aunque, como expondremos más adelante, los parásitos que se recuperan de
anfitriones infectados parecen haber adquirido una resistencia a la lisis producida por el
complemento.
E l principal mecanismo de defensa contra los protozoos que sobreviven en el interior de los
macrófagos es la inmunidad celular, en especial la activación de los macrófagos por las citocinas
20
sintetizadas por los linfocitos THl. La infección de un ratón por Leishmania major, un protozoo que
sobrevive en el interior de las endosomas de los macrófagos, es el ejemplo mejor conocido de cómo
el predominio de las respuestas TH1 o TH2 determina la resistencia o propensión a la enfermedad.
La resistencia a la infección se asocia a la activación de linfocitos T CD4+ TH1 específicos frente a
Leishmania, que producen IFN- 7 y así activan los macrófagos para destruir a los parásitos
intracelulares. Por el contrario, la activación de los linfocitos TH2 por los protozoos da lugar a un
aumento de la supervivencia del parásito y a una exacerbación de las lesiones debido a las acciones
supresoras sobre el macrófago de las citocinas TH2. Un buen ejemplo de esta diferencia se observa
en las infecciones por Leishmania en diferentes cepas de ratones endogámicos. La mayoría de estas
cepas de ratones son resistentes a la infección por L. major, pero los ratones endogámicos BALB/c
y algunas cepas relacionadas de ratones son m uy sensibles y mueren si se infectan por un gran
número de parásitos. Después de la infección, las cepas resistentes producen grandes cantidades
de IFN - 7 en respuesta a los antígenos de Leishmania, mientras que las cepas que son proclives a la
leishmaniosis mortal producen más IL-4 en respuesta al parásito. La promoción de la respuesta THI
o la inhibición de la respuesta TH2 en las cepas sensibles aumentan su resistencia a la infección. Los
mecanismos de esta llamativa diferencia entre las cepas de ratones no se han definido.
Los protozoos que se replican dentro de varias células del anfitrión y lisan estas células estimulan
respuestas de anticuerpos y CTL específicos, similares a los virus citopáticos. Un ejemplo de tales
organismos es el parásito del paludismo, que reside, sobre todo, en los eritrocitos y en los
hepatocitos durante su ciclo vital. Durante muchos años se pensó que los anticuerpos eran el
principal mecanismo protector contra el paludismo, y los primeros intentos de vacunar contra esta
infección se centraron en la generación de anticuerpos.
Ahora está claro que las respuestas de CTL contra los parásitos que residen en los hepatocitos son
una defensa importante contra la propagación de estos protozoos intracelulares. Se ha demostrado
que la citocina IFN - 7 protege frente a muchas infecciones por protozoos, como el paludismo, la
toxoplasmosis y la criptosporidiosis.
La defensa contra muchas infecciones helmínticas está mediada p o r la activación de los linfocitos
TH2, lo que da lugar a la producción de anticuerpos IgE y a la activación de los eosinófilos. Los
helmintos estimulan la diferenciación de los linfocitos T CD4+ vírgenes en el subgrupo TH2 de células
efectoras, que secretan IL-4 e IL-5. La IL-4 estimula la producción de IgE, que se une al receptor para
el Fce de los eosinófilos y los mastocitos, y la IL-5 estimula el desarrollo de los eosinófilos y activa
los eosinófilos. La IgE cubre a los parásitos, y los eosinófilos se unen a la IgE y se activan para liberar
el contenido de sus gránulos, lo que destruye a los helmintos. Las acciones combinadas de los
mastocitos y los eosinófilos también contribuyen a la expulsión de los parásitos del intestino. La
expulsión de algunos nematodos intestinales puede deberse a mecanismos dependientes de la IL-4
que no requieren IgE, como el aumento del peristaltismo.
Las respuestas inmunitarias adaptativas a los parásitos también pueden contribuir a la lesión del
tejido. Algunos parásitos y sus productos inducen la aparición de respuestas granulomatosas con la
fibrosis asociada. Los huevos de Schistosoma mansoni depositados en el hígado estimulan a los
linfocitos T CD4+, que, a su vez, activan los macrófagos e inducen reacciones de HTR. Las reacciones
de HTR determinan la formación de granulomas alrededor de los huevos; una característica poco
habitual de los granulomas, especialmente en los ratones, es su asociación a las respuestas TH2.
21
(Los granulomas son generalmente inducidos por respuestas de los linfocitos Th 1 frente a antígenos
persistentes) Los granulomas inducidos por los Iinfocitos Th2 sirven para contener a los huevos de
los esquistosomas, pero la intensa fibrosis asociada a esta respuesta inmunitaria celular crónica
provoca una alteración del flujo venoso hepático, hipertensión portal y cirrosis. En la filariasis
linfática, los parásitos se alojan en los vasos linfáticos y causan reacciones inmunitarias celulares
crónicas que acaban en fibrosis. Esto provoca una obstrucción linfática, con un Iinfedema intenso.
Las infestaciones parasitarias crónicas y persistentes suelen asociarse a la formación de complejos
de antígenos parasitarios y anticuerpos específicos.
Estos complejos pueden depositarse en los vasos sanguíneos, con el desarrollo de una vasculitis, o
en los glomérulos renales, con la consiguiente nefritis. Recientemente se han descrito
enfermedades por inmunocomplejas asonadas a la esquistosomiasis y al paludismo.
Durante sus ciclos vitales en los anfitriones vertebrados, los parásitos cambian sus antígenos de
superficie. Se conocen bien dos formas de variación antigénica. La primera es una modificación de
la expresión antigénica específica de estadio, de forma que, durante los estadios de madurez del
parásito en los tejidos, los antígenos producidos no son iguales a los de las fases infecciosas. Por
ejemplo, el estadio de esporozoíto infeccioso de los parásitos del paludismo tiene antígenos
distintos a los del merozoíto durante su residencia en el anfitrión, lo que es responsable de la
infección crónica. En el momento en que el sistema inmunitario responde a la infección por los
esporozoítos, el parásito se ha diferenciado ya y expresa nuevos antígenos, por lo que deja de ser
una diana factible para ser eliminado por los mecanismos inmunitarios. El segundo y más notable
ejemplo de variación antigénica de los parásitos es la modificación continua de los principales
antígenos de superficie que se observa en los tripanosomas africanos, como Trypanosoma brucei y
Trypanosoma rhodesiense. Esta variación antigénica continua de los tripanosomas se debe,
principalmente, a cambios en la expresión de los genes que codifican los principales antígenos de
superficie. Los pacientes infectados presentan ondas de parasitemia y cada onda está constituida
por parásitos que expresan un antígeno distinto del de la onda anterior. Por tanto, cuando el
anfitrión comienza a formar anticuerpos contra el parásito, el organismo que está creciendo ya tiene
una composición antigénica distinta.
En una sola infección pueden producirse más de 100 ondas de parasitemia. Una consecuencia de la
variación antigénica de los parásitos es la dificultad para lograr una vacunación eficaz contra estas
infecciones.
Durante su residencia en los anfitriones vertebrados, los parásitos se hacen resistentes a los
mecanismos efectores de la inmunidad. Quizá los mejores ejemplos sean las larvas de los
esquistosomas, que viajan a los pulmones de los animales infectados y elaboran un tegumento
resistente a la acción del complemento y de los CTL durante su migración. No se conoce la base
bioquímica de este cambio.
22
Los parásitos protozoos pueden esconderse del sistema inmunitario viviendo dentro de las células
del anfitrión o elaborando quistes resistentes a los efectores inmunitarios.
Algunos parásitos helmintos residen en las luces intestinales y están al abrigo de los mecanismos
efectores inmunitarios celulares. Los parásitos también pueden perder sus cubiertas antigénicas,
bien de form a espontánea o después de unirse a anticuerpos específicos. La pérdida de los
antígenos vuelve a los parásitos resistentes a posteriores ataques mediados por anticuerpos.
Entamoeba histolytica es un parásito protozoo que pierde los antígenos y puede convertirse en una
forma quística en la luz del intestino grueso.
Los parásitos inhiben las respuestas inmunitarias del anfitrión a través de múltiples mecanismos. En
la esquistosomiasis grave con afectación del hígado y del bazo, y en las infecciones por filarías, se
observa una anergia de los linfocitos T ante los antígenos parasitarios. No se conocen con claridad
los mecanismos de la falta de respuesta inmunitaria en estos casos. En la filariasis linfática, la
infección de los ganglios linfáticos con posterior alteración arquitectural podría contribuir al defecto
de la inmunidad. Algunos parásitos, como Leishmania, estimulan la aparición de linfocitos T
reguladores, que suprimen la respuesta inmunitaria lo suficiente para permitir la persistencia de los
parásitos.
Las consecuencias de las infestaciones parasitarias para la salud y el desarrollo económico son
devastadoras. Durante muchos años se ha intentado elaborar vacunas eficaces contra estas
infecciones. Aunque los avances han sido más lentos de lo que cabría esperar, la dilucidación de los
mecanismos fundamentales de las respuestas inmunitarias frente a los parásitos y de la evasión por
parte de estos de la inmunidad permite albergar mayores esperanzas para el futuro.
ENFERMEDADES EMERGENTES
Es ampliamente conocida la interrelación que existe entre el humano, su ambiente y múltiples
organismos (virus, bacterias, protozoarios y otros) que se encuentran a su alrededor desde el
momento del nacimiento y hasta su muerte. Estos microorganismos (microbiota) conviven en
contacto directo con el hombre y mantienen una relación simbiótica con beneficios bidireccionales.
Sin embargo, existe un grupo de microorganismos (conocidos por su capacidad patógena) cuya
presencia es transitoria, con un potencial genético que los capacita para producir alteraciones en el
huésped en que se encuentren. Entre estos están aquellos que ocasionan enfermedades nuevas,
por lo general graves, de amplia difusión, de aparición brusca, repentina, causadas por un agente
infeccioso recientemente identificado, desconocido con anterioridad, capaz de causar problemas
de salud pública a nivel local, regional o mundial, o por aumento en la virulencia del microorganismo
que las produce y, por lo tanto, de la gravedad de la enfermedad en cuestión. Estas enfermedades
son conocidas como emergentes; como ejemplo de ellas tenemos al VIH-sida, influenza aviar
(H5N1), ébola, legionelosis, etcétera.
23
En 1992 el Instituto de Medicina de los Estados Unidos definió como enfermedades emergentes
aquellas cuya incidencia se ha incrementado desde las pasadas 2 décadas o amenaza incrementarse
en un futuro.
Muchas enfermedades emergentes son zoonóticas, además pueden transmitirse por los alimentos,
por vectores o por el aire. A diferencia de otras enfermedades humanas, las enfermedades
infecciosas pueden ser impredecibles con la posibilidad de que se produzcan brotes mundiales. A
pesar de los avances en el desarrollo de contramedidas, diagnósticos, terapias y vacunas, los viajes
por el mundo y el aumento de la interdependencia global se han sumado a los problemas para
diagnosticar y contener estas enfermedades. La mayoría puede relacionarse con el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) / SIDA, el síndrome respiratorio severo y las pandemias, como la
influenza H1N1 2009, como infecciones emergentes en la actualidad. Estas enfermedades tienen
gran impacto social y económico, sin mencionar la calidad de vida entre las personas infectadas y
sus familias.
24
Resistencia a los medicamentos (contribuye al resurgimiento de bacterias, virus y
otros microorganismos que cambian con el tiempo)
Desglose de la salud pública
Ataques biológicos intencionales
Hace solo un siglo, la pandemia de influenza de 1918 mató a 50 millones o más de personas,
aparentemente el evento más mortífero en la historia humana registrada. La pandemia del
VIH / SIDA, reconocida en 1981, ha matado hasta ahora al menos a 37 millones. Y la última
década ha sido testigo de explosiones pandémicas sin precedentes: influenza "porcina"
H1N1 (2009), chikungunya (2014) y Zika (2015), así como emergencias parecidas a una
pandemia de fiebre del Ébola en gran parte de África (2014 hasta el presente)
Dado que hay cuatro coronavirus endémicos que circulan a nivel mundial en los seres
humanos, los coronavirus deben haber surgido y propagarse de forma pandémica en la era
anterior al reconocimiento de los virus como patógenos humanos. El coronavirus del
síndrome respiratorio agudo severo (SARS) (SARS-CoV) surgió de un huésped animal,
probablemente un gato algalia, en 2002-2003, para causar una casi pandemia antes de
desaparecer en respuesta a las medidas de control de salud pública. El coronavirus
relacionado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) (MERS-CoV) surgió en
humanos a partir de dromedarios en 2012, pero desde entonces se ha transmitido de
25
manera ineficiente entre los humanos. COVID-19, reconocido a fines de 2019, es el último
ejemplo de una enfermedad pandémica inesperada, novedosa y devastadora. De esta
experiencia reciente se puede concluir que hemos entrado en una era pandémica.
LA INFLUENZA: Es una infección viral que ataca al sistema respiratorio: nariz, garganta y
pulmones. Es causada por distintos tipos de virus. Según los Centros para la Prevención y el
Control de Enfermedades de los Estados Unidos hay cuatro tipos de virus de la influenza: A,
B, C y D. La influenza tipo C infecta a los humanos, pero generalmente solo causa
enfermedades leves. Por otro lado, las influenzas A y B causan epidemias.
El virus de la influenza cambia su información genética. Cuando estos cambios son
marcados, el sistema inmunológico humano se ve desafiado y pueden ocurrir
pandemias. Los riesgos de cambios genéticos e infección humana aumentan cuando los
humanos residen cerca de animales agrícolas, como pollos, patos y cerdos, que son
huéspedes naturales del virus. La influenza aviar H5N1 (gripe aviar) se limita a la infección
debida al contacto directo con aves enfermas. Aunque este virus es mortal, no tiene la
capacidad de transmitirse entre humanos, a diferencia de la influenza H1N1, que se
transmitió a los humanos a través de los cerdos. En 2009, este virus alcanzado tuvo un
impacto global debido a la actividad humana, especialmente los viajes aéreos. La OMS
declaró que había una pandemia de gripe porcina el 11 de junio del 2009 y le puso fin en
agosto del 2010. En el Perú, esta gripe causó 310 fallecidos durante el periodo de pandemia
VIH: es una enfermedad infecciosa atribuida a los comportamientos humanos. Una de las
principales hipótesis es que los seres humanos se infectaron por primera vez con el VIH a
través del contacto cercano con los chimpancés, quizás a través de la caza de carne de
animales silvestres, en regiones aisladas de África. La propagación de las regiones rurales a
las regiones internacionales se produjo a través de los viajes aéreos. Los comportamientos
humanos, por ejemplo, el uso de drogas intravenosas, la transmisión sexual y la
transferencia de productos sanguíneos, ocurrieron antes de que se identificara la nueva
enfermedad, lo que resultó en una rápida propagación.
CHIKUNGUNYA: Teniendo en cuenta los cambios en el clima, se considera la enfermedad
tropical de chikungunya. Este virus es transmitido por un mosquito originalmente confinado
a las regiones tropicales alrededor del Océano Índico. En 2007, más de 200 habitantes de
una ciudad de Italia sufrieron un brote de esta enfermedad. Posteriormente, se han
producido brotes en todos los continentes.
El 9 de diciembre de 2013 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta
epidemiológica debido a la detección de los primeros casos.
En el Perú se confirmó el primer caso autóctono de Chikungunya en el año 2015. El número
de casos de fiebre de Chikungunya aumento durante el año 2016 en comparación al año
2015, durante el año 2015 se reportaron un total de 219 casos, 173 confirmados y 46
probables, de los cuales 200 se dieron en el departamento de Tumbes y 19 en el
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departamento de Piura, para el año 2016 se reportaron un total de 272 casos 131 de estos
fueron confirmados y 141 probables de los cuales 233 se dieron en el departamento de
Tumbes, 27 en el departamento de Loreto, 1 caso en el departamento de Piura, 5 casos en
el departamento de Madre de Dios, 3 en Huánuco, y 3 en San Martin, aquellos donde se
reportaron casos autóctonos fueron en Loreto, Tumbes y San Martin.
Hasta el 2017, se notificaron 1378 casos, 64% casos probables y 36% casos confirmados. La
tasa de incidencia acumulada nacional es 4,3 por cada 100 000 hab.
En el Perú desde la semana epidemiológica (SE) 01 hasta la SE 04 del 2021, se han notificado
23 casos de chikungunya en el país, no se reportaron fallecidos.
ZIKA: Su nombre proviene del bosque de Zika (Uganda), donde fue aislado por primera vez
de macaco Rhesus en 1947; en 1952 se encontró en humanos y en 1964 se puso en
evidencia su patogenicidad. El virus de Zika (ZIKV) sigue su propagación geográfica en zonas
en las que están presentes los vectores competentes. Toda persona que no haya cursado
con la enfermedad y viva en estas zonas es susceptible a contraer el ZIKV. La picadura del
mosquito es la principal forma de adquirir la infección.
Desde su descubrimiento se han reportado diversos brotes de magnitud variable en la zona
del pacífico entre el 2007 hasta el 2015, año en el cual ingresó a las Américas y donde Brasil
tuvo la mayor cantidad de casos confirmados.
El 7 de mayo del año 2015, la OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitieron
una alerta epidemiológica sobre el riesgo de propagación del hasta ese momento poco
conocido agente infeccioso, virus del Zika, en el territorio americano. En Perú Desde el año
2016 hasta año 2017 se notificaron un total de 7746 casos de zika y el año 2017, se
notificaron 6077 casos.
En las Américas hasta la SE 50 de 2019 se han confirmado 5 995 casos de zika de los cuales
el 96% (5787) se encuentran en América del Sur, principalmente, en Brasil con 65% y Perú
con el 35% del total en la Región. En el Perú, a nivel nacional los casos de zika han tenido
una presentación clínica variable. Hasta la SE 50 se registraron los síntomas de 581 casos
confirmados de zika en el sistema de vigilancia de arbovirosis. En el departamento de
Huánuco, hasta la SE 50, se han confirmado 183 (80%) casos de 229 notificados. La provincia
de Leoncio Prado es la única que ha notificado casos de zika en el año, siendo los distritos
de Rupa-Rupa, Castillo Grande y Luyando los que agrupan el 80%, 16% y 3%
respectivamente, del total de casos confirmados en la provincia. Entre los casos
confirmados, 7 fueron gestantes al momento de la notificación. El grupo más afectado son
las mujeres de 30-59 años; sin embargo, la mayor incidencia la presenta el grupo de 18-29
años.
Desde la SE 01 hasta la SE 07 del 2021, se han notificado 27 casos de zika en el país. No se
ha reportado muertes.
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COVID-19: La enfermedad por coronavirus 2019, causada por el SARS-CoV-2, sigue un
patrón bifásico de enfermedad que probablemente resulta de la combinación de una fase
de respuesta viral temprana y una segunda fase inflamatoria. La mayoría de las
presentaciones clínicas son leves y el patrón típico de covid-19 es similar a la influenza, que
incluye fiebre, tos, malestar, mialgia, dolor de cabeza y alteraciones del gusto y el olfato, en
lugar de una neumonía grave (aunque hay evidencia emergente, las consecuencias del
término aún no se han entendido en detalle).
SARS-CoV-2 es un β-coronavirus envuelto, con una secuencia genética muy similar al SARS-
CoV-1 (80%) y al coronavirus de murciélago RaTG13 (96,2%). El virus ingresa a las células a
través de los receptores ACE-2, que se encuentran en las células epiteliales alveolares del
pulmón, los enterocitos gastrointestinales, las células endoteliales y las células del músculo
liso arterial, entre otros tipos de células. Lo que explica la excreción de SARS-CoV-2 y su
posible transmisión por las vías respiratoria y entérica (aunque la transmisión fecal no se ha
visto implicada hasta la fecha).
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) inició como un brote de neumonía de
causa desconocida en Wuhan, China en diciembre de 2019, desde entonces la enfermedad
se extendió rápidamente en todo el mundo, además desde diciembre del 2020, Reino
Unido, Sudáfrica y Brasil, identificaron 3 nuevas variantes con una gran cantidad de
mutaciones. Por otro lado, El 28 de enero del 2021 la Organización Panamericana de la
Salud (OPS), informó que se han detectado tres nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 en
14 países de las Américas, lo cual ha generado preocupación por la posible mayor
propagación y gravedad de los casos de COVID-19.
En el Perú, a inicios de marzo del 2020 se confirmó el primer caso importado de COVID-19,
desde entonces la transmisión se extendió rápidamente a todos los departamentos del país.
Asimismo, una segunda ola de pandemia por COVID-19 en el Perú se inició la tercera
semana de diciembre del 2020, con “un comportamiento más agresivo”, pues la condición
de los pacientes se agrava más rápido. En este contexto, el Instituto Nacional de Salud (INS)
confirmó la presencia de la variante brasileña del SARS-CoV-2 en el Perú, con lo cual, en el
país coexisten dos variantes, lo que podría explicar el rápido avance de la segunda ola de la
pandemia. El INS ha logrado realizar el secuenciamiento del virus a partir de muestras
procedentes de las regiones de Loreto, Huánuco y Lima, habiendo encontrado la variante
brasileña.
En Perú y otros países de América Latina, donde se ha vacunado población adulta mayor, así como
personal de salud, se empieza a observar una clara reducción de la transmisión y las muertes por
covid-19, también se debe considerar a la población que ya ha estado expuesta al virus y ha
desarrollado "cierto grado" de inmunidad.
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ENFERMEDADES REEMERGENTES
A lo largo del tiempo la prevalencia de las enfermedades infecciosas ha variado, ya sea por
la desaparición o eliminación de algunas de ellas como consecuencia de las medidas
profilácticas y la vacunación, o por la aparición de otras debido a la modificación de hábitos
sociales o el descubrimiento de nuevos microorganismos. La disminución de la prevalencia
de enfermedades infecciosas desde principios del siglo XX se debe fundamentalmente a la
implantación de medidas de prevención y tratamiento, cada vez más especializado, tales
como la disponibilidad de agua potable y buenas redes de alcantarillado, la mejora de las
condiciones higiénico-sanitarias, que han reducido considerablemente la transmisión de
microorganismos por vía fecal-oral, y la introducción de las vacunas y los antimicrobianos.
Sin embargo, este control de las enfermedades infecciosas ha dado lugar a una pérdida de
la conciencia de la población frente a éstas, lo que lleva consigo una disminución de las
medidas adoptadas para prevenirlas. Esto, unido a la introducción de determinados hábitos
de vida propios del mundo actual, ha dado lugar a la reaparición de enfermedades que ya
habían sido controladas en el pasado, conocidas como enfermedades reemergentes, y a
otras que no existían en nuestro entorno, pero que han sido importadas desde otros lugares
de mundo.
Se entiende como enfermedades reemergentes aquellas que, una vez alcanzados ciertos
niveles de control, presentan, en la actualidad, incidencias cada vez más elevadas, volviendo
a constituir problemas sanitarios. En general, las enfermedades reemergentes pueden
definirse como enfermedades que están aumentando, o amenazan con aumentar, en
incidencia o distribución, o bien enfermedades que se consideraban controladas y que
actualmente están reapareciendo.
Las enfermedades reemergentes se refieren al resurgimiento de enfermedades que ya
habían sido aparentemente erradicadas o su incidencia disminuida. Son todas aquellas
enfermedades infecciosas conocidas, que después de no constituir un problema de salud,
aparecen a menudo y cobran proporciones epidémicas.
Son bien conocidos los siguientes ejemplos:
a. POR VIRUS
DENGUE: Desde finales del siglo pasado, el mundo ha enfrentado el resurgimiento y
surgimiento de muchas enfermedades infecciosas, el dengue constituye una de las de
mayor importancia en términos de morbilidad y mortalidad. Esta enfermedad fue descrita
desde 1779-1780, sin embargo, existen evidencias de que una enfermedad similar ocurrió
en otros continentes.
La fiebre del dengue (FD) y su forma severa, la fiebre hemorrágica del dengue/síndrome de
choque del dengue (FHD/SCD) constituyen en la actualidad la principal enfermedad viral
transmitida por artrópodos en términos de mortalidad y morbilidad.
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Nuestro país al igual que Chile son los únicos libres de dengue, no obstante, después de
varias epidemias en los años 1977, 1981, 1997, 200, 2001 y 2002, con un total de 173
fallecidos, actualmente se mantienen las medidas de prevención al continuar con la
infestación del mosquito.
ENFERMEDAD RÁBICA: Eliminar la rabia humana transmitida por perros en la región de las
Américas para el año 2005 fue una decisión tomada por todos los estados miembros de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) en los años ochenta.
Organización Panamericana de la Salud. Estrategia y plan de acción para la eliminación de
la rabia humana en América Latina para el final de la década 1980. Guayaquil, 1983.
Se puede sugerir como área libre de rabia canina desde hace más de 10 años a Panamá y
Costa Rica en América Central, gran parte del Cono Sur, Chile, Uruguay, Argentina, excepto
la parte que hace frontera con Bolivia, todo el sur de Brasil, incluidos los Estados de Sao
Paulo y Río de Janeiro, y algunos departamentos de Perú. En el otro extremo se observa un
área con circulación activa de virus rábico en la especie canina, focalizada en espacios
geográficos delimitados como el de las fronteras de Bolivia-Argentina y Bolivia-Perú, gran
parte de Bolivia, el norte y nordeste de Brasil, el estado de Zulia en Venezuela, áreas de El
Salvador y Guatemala y la zona de frontera Guatemala-México. Varias áreas en donde no
ocurrieron casos de rabia en los últimos tres años y existen sistemas de vigilancia.
El perro desde 1982 perdió su papel como principal transmisor de la rabia animal terrestre
y fue ocupado por la mangosta. En la actualidad los murciélagos no hematófagos
constituyen la especie de mayor importancia epidémica en la transmisión de la rabia a los
humanos.
FIEBRE AMARILLA: Es una enfermedad viral infecciosa aguda de duración breve y gravedad
variable. Los enfermos más leves presentan un cuadro clínico no bien definido; los ataques
típicos se caracterizan por un cuadro similar al del dengue que incluye comienzo repentino,
fiebre, escalofríos, cefalalgia, dorsalgia, mialgias generalizadas, postración, náusea y
vómitos. A medida que avanza la enfermedad, el pulso se vuelve más lento y se debilita,
aunque la temperatura, sea elevada (signo de Faget); a veces se observa albuminuria (en
ocasiones intensa) y anuria. Es común una curva febril de incremento y disminución en
meseta. La leucopenia se presenta en los comienzos y es más intensa hacia el quinto día.
Los síntomas hemorrágicos comunes incluyen epistaxis, hemorragia vestibular y bucal,
hematemesis (asiento de café o negra) y melena. La ictericia es moderada en los comienzos
de la enfermedad y se intensifica más tarde. La tasa de letalidad en la población indígena
de las regiones endémicas es menor del 5%, pero puede exceder el 50% entre grupos no
indígenas y durante epidemias. Cada año surgen de 100 a 200 casos en la parte norte de
América del Sur y la cuenca del Amazonas, incluidos los llanos de Colombia y las regiones
orientales de Perú y Bolivia. La vacunación contra la fiebre amarilla es obligatoria para
quienes se desplacen a África del Sur, al Sahara y a Hispanoamérica, una dosis de la vacuna
inmuniza durante diez años.
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b. POR BACTERIAS
CÓLERA
El cólera es una infección bacteriana aguda de alta contagiosidad y elevada mortalidad, de
gran impacto socioeconómico. Actualmente es una enfermedad de los países más pobres,
especialmente de África y Asia. La humanidad continúa amenazada por una nueva
pandemia por lo que debemos prevenir este terrible mal con el mejoramiento de las
condiciones sanitarias.
La vacuna, que tiene como base una cepa viva del bacilo transmisor del cólera atenuado en
forma genética, fue ensayada con éxito en 100 personas sanas durante las pruebas de
laboratorio realizadas en el Instituto Finlay, aseguró el vicepresidente de la institución,
Francisco Domínguez.
DIFTERIA
La difteria es una enfermedad infecto-contagiosa reemergente en gran parte del mundo.
Fue causante de gigantescos brotes epidémicos, considerada dentro de las primeras causas
de notificación por morbilidad infecciosa hasta mediados del presente siglo. La introducción
de la antitoxina diftérica se tradujo en una violenta caída en las tasas de incidencia y
letalidad, logrando ser controlada e incluso eliminada por décadas en algunos países. Hoy
ha vuelto a ser un problema para la salud pública, aunque su perfil ha cambiado, se ha
desplazado a edades mayores y con prevalencia de cepas menos toxigénicas. Constituye
una amenaza mundial, dado el inmenso volumen de susceptibles existentes en todos los
continentes y una no despreciable letalidad entre un 5 y un 10% a pesar de tener un
tratamiento oportuno. Se ha concentrado en edades medias de la vida una cohorte
especialmente vulnerable, producida durante la transición temporal de las curvas de
inmunoprotección natural y adquirida por vacuna, suposición que es apoyada por el
desplazamiento en el promedio de edades de los últimos casos presentados (adolescentes
y adultos jóvenes), hecho que ocurre en Europa y Norteamérica.
Los ensayos inmunoenzimáticos tipo ELISA, realizados por el IPK, han sido muy útiles para
la evaluación de la respuesta inmune inducida por vacunas de toxoide y para estudios
seroepidemiológicos, debido a su simplicidad y al gran número de muestras que pueden ser
procesadas.
PESTE
La peste es una zoonosis que circula sobre todo entre animales pequeños y sus pulgas, pero
la bacteria que la causa (Yersinia pestis) también puede infectar al ser humano. Su
transmisión entre los animales y el ser humano se hace por la picadura de pulgas infectadas,
contacto directo e inhalación o, más raramente, ingestión de materiales infecciosos. La
peste humana puede ser muy grave, con una tasa de letalidad del 30% al 60% si no se trata.
La peste es endémica en muchos países de África y en la antigua Unión Soviética, las
Américas y Asia. En 2003 se notificaron 2118 casos, 182 de ellos mortales, en nueve países.
El 98,7% de estos pacientes y el 98,9% de las muertes se registraron en África. Actualmente,
la distribución de la peste coincide con la distribución geográfica de sus focos naturales.
31
Anteriormente se utilizaron mucho las vacunas contra la peste, pero no se ha demostrado
que constituyan una medida eficaz para prevenir la enfermedad. No se recomienda la
vacunación como forma de obtener protección inmediata ante un brote. La vacunación sólo
se recomienda como medida profiláctica para grupos de alto riesgo, como el personal de
laboratorio expuesto constantemente al riesgo de contaminación. La Yersinia pestis es
endémica en roedores silvestres de Europa y Asia y llegó a América, específicamente a los
Estados Unidos (EUA), desde principios del siglo XX, probablemente transportada por las
ratas que viajaron desde Europa a California. Actualmente se reporta peste endémica en
ratones silvestres del oeste de los EUA; el 99% de los casos que existen en el sur de Asia
tienen un ciclo de enzoótico a selvático, donde la transmisión se produce desde los animales
silvestres (por las pulgas que tienen en sus cuerpos) hasta la rata doméstica.
TUBERCULOSIS
En la actualidad, una tercera parte de la población mundial está infectado por M.
tuberculosis (1900 millones). Se estima que para el año 2020 alrededor de 1000 millones de
personas podrían contraer la infección; 200 millones desarrollar la enfermedad y unos 35
millones morir a causa de esta. En el año 2000, se declararon 8,4 millones de nuevos casos
en el mundo (1,5 millones pertenecen al África Subsahariana y 3 millones al Sudeste
Asiático). La OMS recomienda que se intensifiquen los esfuerzos para implantar una
estrategia de lucha antituberculosa común, la denominada “estrategia DOTS”, que está
compuesta por cinco componentes: voluntad política de los gobiernos para resolver el
problema de la tuberculosis (TB), diagnóstico por baciloscopía accesible a toda la población,
tratamiento directamente supervisado (al menos en la primera fase), abastecimiento
seguro y regular de fármacos y disposición de un adecuado sistema de registro e
información.
c. POR PARÁSITOS
PALUDISMO
Hay transmisión de paludismo en nueve países de la región que comparten la selva
amazónica, y en ocho países de América Central y el Caribe. Los desplazamientos de
población asociados a la explotación de minas de oro y bosques han provocado epidemias
aisladas. Todos los países afectados recurren al rociamiento de acción residual y/o la
aplicación de larvicidas en zonas de riesgo focalizadas. Teniendo en cuenta la resistencia
demostrada a la cloroquina, ocho de los nueve países amazónicos han modificado
recientemente sus políticas farmacéuticas para tratar el paludismo falciparum con
antibióticos. La cloroquina es eficaz para el tratamiento y la profilaxis contra el
paludismo falciparum en Centroamérica y norte del canal de Panamá, la República
Dominicana y Haití, y para el tratamiento del paludismo vivax en la mayor parte de la región.
Un programa de "tratamiento focalizado", que consiste en un tratamiento más eficaz y
rociamiento de acción residual en determinadas zonas ha logrado interrumpir la
32
transmisión del paludismo en la mayor parte de México, y los costos se han controlado
utilizando racionalmente los insecticidas.
FACTORES ASOCIADOS A LA REEMERGENCIA
a) Factores demográficos y de comportamiento: El crecimiento demográfico y el aumento
de la urbanización mundial, lleva consigo un incremento de la interacción humana entre
diferentes grupos socio culturales y con ello, un aumento de la probabilidad y facilidad de
contagio. La urbanización aumenta la densidad de hospedadores humanos, aumentando la
tasa de transmisibilidad para el mismo número de vectores. El crecimiento urbano de los
extrarradios cercanos a zonas boscosas, permite el contacto entre el hombre, el vector y los
reservorios. Además, ciertos hábitos de vida pueden influir en la introducción y
diseminación de las enfermedades infecciosas, como pueden ser las relaciones sexuales sin
protección o la drogadicción.
b) Factores tecnológicos e industriales: Entre los muchos factores que pueden estar
englobados bajo este acápite pueden citarse la contaminación del suelo, el aire y el agua
con el subsecuente desequilibrio que el hombre está provocando sobre la biosfera, y la
migración de la fauna hacia nuevos biotipos por la tala indiscriminada de los bosques,
ocasión en que el hombre puede ser un eslabón intermedio de agentes patógenos que
afectan a los animales y que pueden ser nuevos para él.
c) Adaptación y cambio microbiano: Algunas enfermedades infecciosas cuyos agentes
etiológicos habían sido controlados por antibióticos, han adquirido resistencias a los
mismos, actuando como patologías distintas que los vuelve problemas emergentes.
Algunos de los factores que pueden contribuir a ello es la automedicación, el uso de dosis
insuficientes o durante periodos de tratamiento incompletos, políticas inadecuadas en el
uso de antibióticos en los hospitales o la escasa vigilancia y notificación de patrones de
resistencia antimicrobiana
d) El medio ambiente: La intervención del hombre en los ecosistemas provoca cambios en
los medios naturales como la deforestación, la sequía o las inundaciones, que pueden influir
en los patrones epidemiológicos de las enfermedades. La proximidad de España con el
continente africano y por las condiciones climáticas cercanas a zonas donde existe
transmisión de enfermedades vectoriales, hace que sea una región en la que este grupo de
enfermedades podrían verse incrementadas gracias al cambio climático. Los cambios en la
temperatura, las precipitaciones o la humedad influyen en la dinámica estacional de los
patógenos, vectores, hospedadores y reservorios naturales. Un ejemplo es el fenómeno “El
Niño/oscilaión austral”, el cual se relaciona con un incremento del riesgo epidemiológico
de algunas enfermedades transmitidas por mosquitos. Estas enfermedades que pudieran
ser potenciadas por el cambio de las condiciones ambientales son aquellas que tienen como
vectores las garrapatas, los roedores y los dípteros. En España, la mayor amenaza la
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representan aquellas transmitidas por mosquitos, debido a la instauración del mosquito
Aedes albopictus en nuestro medio, transmisor de enfermedades como el Dengue.
e) Vacunación: El uso de las vacunas ha sido la medida preventiva más eficaz frente a las
enfermedades infecciosas al conferir al individuo una inmunoprotección activa. La
vacunación no solo permite obtener una inmunidad individual, sino también una inmunidad
colectiva o de grupo, que juega un papel importantísimo en el control del agente patógeno,
ya que disminuye la presencia de dicho agente en el medio y, con ello, minimiza las
probabilidades de contacto y consiguiente contagio. Las enfermedades prevenibles
mediante vacunación alcanzan niveles de control muy elevados en la actualidad, lo que hace
que los síntomas de dichas enfermedades sean prácticamente invisibles para la población.
Es decir, cuando estamos en un periodo prevacunal lo que se observa es la enfermedad a
lo largo del tiempo. Una vez registrada y aplicada una vacuna para un microorganismo para
el que no había, comienza a aumentar la cobertura vacunal, y en la medida que esta
aumenta, la incidencia de la enfermedad disminuye. Llega un punto en el que la enfermedad
no se manifiesta, provocando la falsa ilusión de que no existe, lo que da lugar a la negativa
frente a la vacunación. De esta forma se crean bolsas de susceptibles que el microorganismo
aprovecha para aumentar la incidencia de la enfermedad.
34
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https://www.dge.gob.pe/portalnuevo/wp-content/uploads/2021/03/boletin_202106.pdf
35
INTEGRANTES:
1. Castro León, Grecia
2. Cayko Figueroa Richard
3. Collazos Vela Danny
4. Estacio Rojas Angel
5. Castro Berrospi Cristhian
6. Castillo Orihuela Marco
7. Córdoba Laguna Antonio
8. Castro León Grecia
HUÁNUCO-PERÚ
2021
NEUMONÍA ADQUIRIDA EN LA COMUNIDAD (NAC)
DEFINICIÓN
ETIOLOGÍA
Agentes etiológicos: la NAC es causada por un número de especies de gérmenes, los más frecuentes
son: Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae , Mycoplasma pneumoniae y SARS-CoV-
2. En 25 % de los enfermos se producen infecciones polimicrobianas (coinfección), más por
Streptococcus pneumoniae y Chlamydia pneumoniae o Streptococcus pneumoniae y virus de
influenza o parainfluenza. Los microorganismos entran en las vías respiratorias por microaspiración,
inhalación y por vía hematógena. En los inmunodeprimidos la neumonía puede ser causada por
hongos, virus y micobacterias.
CUADRO CLÍNICO
1.Síntomas (en general de inicio agudo): fiebre, escalofríos y sudoración, dolor torácico de
características pleuríticas, tos, expectoración purulenta y disnea (en algunos enfermos). En
pacientes mayores los síntomas suelen ser inespecíficos y raramente aparece fiebre. Puede
aparecer confusión.
2.Signos: taquipnea, taquicardia; sobre el área del infiltrado inflamatorio se puede apreciar matidez
a la percusión, estertores secos, aumento de las vibraciones vocales, a veces soplo bronquial, en
caso de derrame pleural se aprecia matidez a la percusión, abolición de las vibraciones vocales y
disminución de los ruidos respiratorios.
Antiguamente las neumonías se clasificaban como típicas y atípicas, entendiéndose por típica a la
neumonía neumocócica, de inicio brusco, con dolor torácico pleurítico, tos, fiebre, etc. y las atípicas
con un curso más indolente y febrículas. Se recomienda no ocupar esta clasificación, debido a que
no tiene utilidad desde el punto de vista clínico y que es muy difícil, sobre todo en los pacientes de
mayor edad, hacer una distinción entre ambas, además tampoco implica una diferencia en cuanto
a la conducta. La mayoría de las sociedades médicas, recomiendan clasificar la neumonía según
edad, comorbilidad y severidad de la presentación clínica.
Fisiopatología
-Vía aérea: Por micro aspiración a las vías aéreas de contenido orofaríngeo y/o gástrico colonizado
por bacterias. Por inoculación directa de microorganismos a las vías aéreas a través de aerosoles
INHALACION.
La inhalación es la forma más frecuente de alcanzar el tracto respiratorio inferior para los virus
(SARS-CoV-2), organismos atipicos, hongos y micobacterias: mycoplasma, clamidophila, TBC,
legionella, aspergillus.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de NAC, se basa por una parte en los elementos clínicos: la anamnesis, el examen físico y los
signos vitales, que son fundamentales para tomar la decisión de hospitalizar. Sin embargo, el patrón de
referencia, considerado el Gold standard para hacer el diagnóstico de neumonía, es la presencia de infiltrado
de reciente aparición en la radiografía de tórax, por lo tanto, el diagnóstico de neumonía debe estar
complementado con una radiografía de tórax, ya que además da la conducta a seguir. En el consenso sobre
neumonía que se publicó hace unos años atrás, se definió que el diagnóstico de NAC es clínico-radiográfico y
se recomienda solicitar la radiografía de tórax en las siguientes circunstancias clínicas: paciente que consulta
por tos, expectoración, fiebre y/o dificultad respiratoria de inicio agudo y con algún signo focal en el examen
pulmonar; adulto mayor de 65 años o más, con compromiso de conciencia, fiebre y/o descompensación de una
enfermedad crónica de causa desconocida; pacientes con insuficiencia cardiaca, EPOC u otra enfermedad
pulmonar crónica, que consultan por tos, expectoración y/o fiebre, independiente de los hallazgos en el examen
pulmonar
Diagnóstico Radiológico
Los síntomas, signos clínicos y radiográficos de una neumonía comunitaria, no permiten predecir con certeza
el agente etiológico, sin embargo, la radiografía de tórax permite confirmar el diagnóstico clínico y establecer la
localización, extensión y gravedad, además de diferenciar la neumonía de otras patologías, detectar posibles
complicaciones y ser útil en el seguimiento de los pacientes de alto riesgo. Es por esto, que siempre cuando se
sospeche una neumonía, se debe solicitar una radiografía de tórax.
DIAGNÓSTICO ETIOLÓGICO
EXAMEN DE ESPUTO
Tinción de Gram y el cultivo ÚTIL si presenta: Mas de 25 PMN y Menos de 10 células epiteliales por campo en
poco aumento (criterios de Murray). Un tipo morfológico de bacteria, probable causante de la neumonía.
Sensibilidad y especificida del 60- 85% para S. pneumoniae. Flora mixta; infección por anaerobios.
TÉCNICAS SEROLOGICAS: útiles en infección por microorganismos atípicos (M. pneumoniae, C.
pneumoniae, C, pssitaci, C. burnetii y virus como el SARS-CoV-2).
HEMOCULTIVO: se realizan a los pacientes hospitalizados y son muy específicos, aunque de baja sensibilidad.
Detección de antígenos bacterianos: en orina (ELISA O inmunocromatografía): cuando se sospecha de
Legionella pneumophila. Métodos diagnósticos invasivos solo están indicados en las NAC más graves (biopsia,
punción – aspiración con aguja fina transtoracica, toracocentesis, fibrobroncoscopia)
VALORACIÓN DE LA GRAVEDAD DE LA ENFERMEDAD
Para tomar la decisión sobre el lugar del tratamiento del enfermo utilizar la escala CURB-65 (basada en las
guías BTS 2009 y NICE 2014)
TRATAMIENTO
Indicaciones generales:
1. Tratamiento ambulatorio: no fumar tabaco, reposo, ingesta abundante de líquidos; prescribir paracetamol
para bajar la fiebre y disminuir el eventual dolor pleurítico.
2. Tratamiento hospitalario:
1) oxigenoterapia bajo control de SaO2 (en los enfermos con EPOC bajo control de gasometría arterial repetida
periódicamente), para obtener PaO2 ≥60 mm Hg y SaO2 94-98 (en enfermos con EPOC y otros con riesgo de
hipercapnia: 88-92 %); si la hipoxemia persiste a pesar de la administración de oxígeno en concentración alta
→ considerar ventilación mecánica
2) valorar el estado de hidratación y nutrición del enfermo; si está indicado, perfundir líquidos y utilizar
suplementos nutricionales 3) en algunos enfermos (sobre todo en los que requieren ventilación mecánica o
sufren shock séptico) considerar la utilización de prednisona (50 mg 1 × d VO durante 1 semana).
ANTIBIOTICOTERAPIA
1. En enfermos derivados al hospital con sospecha de NAC considerar el inicio inmediato del tratamiento
antibiótico si el estado del enfermo es grave o se prevé una demora en la hospitalización >2 h. En los enfermos
ingresados empezar la antibioticoterapia lo más rápido posible después de establecer el diagnóstico, ≤4 h.
2. Elección del antibiótico: tratamiento empírico inicial (tabla 1). Si se conoce el agente etiológico. En el hospital,
cuando el estado clínico del enfermo lo permite → cambiar el antibiótico de iv. a VO.
3. Tiempo de tratamiento: en enfermos tratados en ambulatorio y en la mayoría de los enfermos hospitalizados:
5 días (si después de 3 días de antibioticoterapia no se observa mejoría sintomática considerar su uso durante
>5 días); NAC severa o de etiología no determinada: 7-10 días; NAC causada por Legionella pneumophila,
estafilococo, Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter baumannii o bacilos entéricos gramnegativos: 14-21
días
TOS FERINA
Bordetella pertussis es el patógeno que causa la tos ferina. Las especies de Bordetella son
cocobacilos gramnegativos pequeños, algunas de ellas dotadas de motilidad, excepto B.
petrii, estrictamente aerobias. Todas poseen actividad catalasa y oxidan aminoácidos pero
no fermentan carbohidratos. Los microorganismos Bordetella tienen un crecimiento óptimo
a 35-37 °C.
PATOGENIA DE B. PERTUSIS
La infección y la enfermedad por B. pertussis siguen una secuencia de cuatro pasos:
1) fijación: La hemaglutinina filamentosa y las fimbrias son las dos adhesinas necesarias
para la colonización de la tráquea.
2) evasión de las defensas del huésped: A través de una toxina adenilato ciclasa (inhibe
la migración y activación de los fagocitos, suprime la activación y la quimiotaxis de los
linfocitos T) y de la toxina pertusis (se dirige contra el sistema inmunitario innato del pulmón,
inactivando o suprimiendo las vías de señalización; retrasa el reclutamiento de neutrófilos
al aparato respiratorio y dirige los macrófagos de la vía respiratoria para favorecer la
infección).
3) lesión local: Hiperplasia linfoide de los ganglios linfáticos peribronquiales y
traqueobronquiales, seguida por la necrosis y descamación del epitelio bronquial con
infiltrado difuso de macrófagos
4) manifestaciones sistémicas: B. pertussis provoca escasas manifestaciones
sistémicas, porque no entra en la circulación ni se disemina. La toxina pertusis es el
principal determinante de virulencia responsable de las manifestaciones sistémicas, entre
las cuales la más prominente es la leucocitosis con linfocitosis. Otras son la sensibilización
a la histamina y la serotonina y la sensibilización a las células beta de los islotes del
páncreas (provoca hiperinsulinemia). La encefalopatía (Los antígenos específicos de la tos
ferina pueden cruzar la barrera hematoencefálica y afectar directamente al sistema nervioso
central,) por tos ferina es infrecuente. La hipertensión pulmonar mortal también se ha
relacionado con la tos ferina en lactantes. B. pertusis causa modulación inmunitaria.
EPIDEMIOLOGIA
Con la introducción de la vacuna de células completas contra la tos ferina en los años 40
del siglo xx, las tasas de tos ferina han disminuido de modo espectacular.
Cada 3-5 años se siguen produciendo picos de la enfermedad.
La mayoría de los casos, hospitalizaciones y fallecimientos se producen en lactantes no
inmunizados menores de 6 meses.
Los brotes en niños con elevadas tasas de vacunación pueden deberse en parte a una
disminución de la inmunidad por la vacuna acelular de la tos ferina.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
La infección por B. pertussis causa una amplia gama de manifestaciones patológicas y su
presentación variará en función de la edad del paciente, el grado de inmunidad, el uso de
antibióticos y la infección respiratoria concurrente
LACTANTES Y ADULTOS
La tos ferina puede tener presentaciones atípicas en adultos y lactantes.
Estos últimos pueden no presentar el jadeo inspiratorio característico o una fase catarral
significativa y, en cambio, son más propensos a presentar náuseas, jadeos, cianosis o
apnea, y su fase de convalecencia es prolongada. Los lactantes a menudo tienen signos
inespecíficos de problemas de alimentación e incluso crisis comiciales. En los adultos, se
aprecia tos paroxística en la mayoría de los casos y en varios estudios se ha descrito una
duración mayor de 21 días. Existe una amplia variación del porcentaje de adultos con tos
ferina que tienen jadeo, y vómitos después de la crisis.
A diferencia de los niños, en los adultos el vómito después de la crisis es muy sugerente de
tos ferina.
COMPLICACIONES
La tos ferina se asocia a varias complicaciones:
- La neumonía es la complicación más frecuente en hospitalizados, sobre todo en
lactantes menores de 1 mes.
- La encefalopatía es una complicación poco habitual, se presenta con mayor
frecuencia en niños más pequeños no vacunados. Entre la segunda y la cuarta
semana.
- Las crisis comiciales son la manifestación clínica más frecuente. También cuadros
de paresia y paraplejía, ataxia, afasia, ceguera, sordera y postura de
descerebración.
- Neumonía y la incontinencia urinaria, son elevadas en los pacientes mayores sobre
todo en personas que fuman o que tienen asma.
- Otras complicaciones son las hemorragias subconjuntivales, el síncope y las
fracturas costales.
DIAGNOSTICO
El primer paso es mantener un índice de sospecha. Entre los métodos diagnósticos
tenemos:
Serología: La mayoría de los laboratorios usan ELISA para detectar los anticuerpos contra
B. pertussis. La toxina pertusis es el antígeno más utilizado para la serología de B. pertussis
y, es antígeno muy específico.
TRATAMIENTO
Antibiótico: Los CDC recomiendan una dosis de eritromicina de 40-50 mg/kg/día divididos
en cuatro tomas en niños hasta mi máximo de 2 g/día en los adolescentes y adultos durante
14 días para tratar la tos ferina. El principal problema de la eritromicina oral como
tratamiento de la tos ferina es la frecuencia de efectos secundarios digestivos (náuseas,
vómitos o diarrea). Se ha relacionado la eritromicina oral con la estenosis hipertrófica de
píloro en lactantes menores de 1 mes y; por tanto, en este grupo de edad debe usarse
azitromicina, 10 mg/kg al día durante 5 días .Las alternativas a la eritromicina en el
tratamiento y la profilaxis parecen ser azitromicina, 500 mg el primer día, y luego 250 mg
durante 4 días, o claritromicina, 500 mg dos veces al día durante 7 días. La administración
de trimetoprima-sulfametoxazol durante 7 días también puede ser eficaz.
PREVENCION
DIFTERIA
EPIDEMIOLOGÍA:
Los biotipos que causan enfermedades: hay al menos cuatro biotipos de C. diphtheriae
: gravis ,intermedius , mitis y belfanti . Todos los biotipos se han asociado con difteria
endémica y epidémica, aunque, en general, las cepas de mitis son menos toxigénicas y
causan una enfermedad menos grave. C. ulcerans es una causa poco común de
enfermedad respiratoria que se parece a la difteria. Se ha informado sobre todo en países
industrializados, lo que puede deberse en parte al sesgo de detección. Se notificaron casos
aislados de enfermedad similar a la difteria debida a C. ulcerans en los Estados Unidos en
2008 y 2010. Como C. diphtheriae , C. ulcerans puede producir toxina diftérica y conducir
a una enfermedad potencialmente mortal que requiere tratamiento urgente con antitoxina
diftérica y antibióticos macrólidos. Sin embargo, a diferencia de C. diphtheriae , C. ulcerans
es una enfermedad zoonótica; la evidencia de transmisión de persona a persona es
limitada.
TRANSMISIÓN:
CARGA DE LA ENFERMEDAD:
En la era anterior a la vacuna, la difteria era una de las principales causas de morbilidad y
mortalidad en todo el mundo, y afectaba principalmente a los niños menores de 15 años.
Hasta principios del siglo XX, hasta el 10 por ciento de los niños estadounidenses
desarrollaron difteria clínica y un número significativo murió a causa de sus complicaciones
(tasa de letalidad del 5 al 10 por ciento). En la adolescencia, del 70 al 80 por ciento de la
población urbana era inmune a la difteria por infecciones naturales.
FISIOPATOLOGÍA:
Los sintomas de infeccion por C. diphtheriae afectan localmente a las vías respiratorias y a
la piel, como consecuencia de la infección no invasiva de estos dos órganos, así como a
sitios distantes, como consecuencia de la absorción y diseminación de la toxina diftérica.
En ocasiones, C. diphtheriae se disemina desde la piel o las vías respiratorias y produce
infecciones sistémicas como bacteriemia, endocarditis y artritis.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
A. TOMA DE MUESTRA
La muestra se usa para realizar diagnóstico por cultivo o PCR, puede ser exudado
nasofaríngeo o exudado faríngeo. La toma de muestra debe realizarse antes del tratamiento
con antibióticos.
B. DETECCIÓN DE TOXINA DIFTÉRICA O PRUEBA DE ELEK MODIFICADA
Prueba fenotípica o de toxigenicidad que se emplea para demostrar la capacidad de una
cepa de Corynecbaterium diphtheriae de producir la toxina, confirmando así su
patogenicidad. Esta prueba se realiza a partir de las colonias aisladas en el cultivo.
Debido a inconsistencias y variaciones de laboratorio en la interpretación de la prueba de
ELEK, se desarrolló la PCR del gen tox
C. DIAGNÓSTICO MOLECULAR DE DIFTERIA
La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) permite la detección del gen de la toxina
diftérica (tox), pero no confirma si el organismo está produciendo la toxina. Una de las
limitaciones importantes de las pruebas de PCR de tox es que algunas cepas de
C.diphtheriae puede poseer el gen sin expresarlo.
La identificación molecular de Corynebacterium diphtheriae se realiza a través de la
detección del gen dtxR propio de especie. Este gen funciona como un regulador global del
metabolismo en cepas toxigénicas y no toxigénicas e incluye la regulación de la expresión
del gen tox, el cual codifica la toxina diftérica. El gen tox se encuentra en un elemento móvil
denominado corynebacteriófago, por lo que puede hallarse en otras especies de
Corynebacterium.
La detección del gen tox se realiza mediante el empleo de cebadores que amplifican
regiones de las subunidades A y B. La A es considerada la subunidad enzimáticamente
activa y altamente conservada, razón por la cual constituye una herramienta para la
detección rápida de cepas toxigénicas.
TRIAJE EN CASOS SOSPECHOSOS DE DIFTERIA
El triaje está orientado a la identificación oportuna de los casos sospechosos de difteria,
con el fin de evaluar la gravedad de la enfermedad y organizar la atención de los pacientes
de acuerdo con los recursos existentes y la urgencia de la atención. El pronto
reconocimiento y tratamiento de la difteria son muy importantes, pues el uso temprano de
la antitoxina diftérica se asocia con un mejor pronóstico.
TRATAMIENTO
1. TERAPIA CON ANTIBIÓTICOS
Los pacientes con difteria deben recibir antibióticos para eliminar la bacteria y
reducir el período de transmisibilidad y del estado de portador.
OJO: “Los antibióticos no sustituyen a la antitoxina”.
Administre antibióticos lo antes posible. No se demore.
Preferiblemente intravenoso (IV) para pacientes que no pueden tragar o están
en estado crítico. Se puede utilizar intramuscular (IM) como alternativa en caso
de no disponer de IV.
A la mejora clínica del paciente y tolerancia oral, cambie a la vía oral (VO).
Para pacientes estables, usar la VO desde el inicio.
Verificar si hay alergia a la penicilina; el riesgo de anafilaxia es raro.
2. TERAPIA CON ANTITOXINA DIFTÉRICA (ATD)
La antitoxina diftérica se debe utilizar en los casos sospechosos de difteria en un entorno
hospitalario, sin esperar la confirmación de laboratorio. La administración de ATD debe ser
en las primeras horas del diagnóstico; cualquier retraso disminuye la eficacia y aumenta la
mortalidad.
La antitoxina diftérica (ATD) se aplica en DOSIS ÚNICA y esta varía de acuerdo con la
severidad del caso. Se administra previa prueba de sensibilidad para prevenir reacciones
anafilácticas. La ATD neutralizara la toxina circulante (libre), pero no la toxina fijada a los
tejidos. Por este motivo debe cumplirse la totalidad de la dosis terapéutica en una sola
administración.
La dosis recomendada oscila entre 20.000 y 100.000 unidades, según la extensión de las
lesiones, pues la cantidad de toxina depende del tamaño de las membranas y del tiempo
transcurrido desde el momento del comienzo de la enfermedad. Es importante decir que el
peso del paciente NO influye en la dosis de ATD.
La administración de ATD en difteria cutánea se justifica si la úlcera cutánea es lo
suficientemente grande (es decir, más de 2 cm2) y sobre todo si es membranosa. La ATD
se administra preferentemente por vía intravenosa, ya que alcanza concentraciones
sanguíneas terapéuticas más rápido que por vía intramuscular.
Pseudomonas
Las pseudomonas son microorganismos medioambientales y tienen predilección por los ambientes
húmedos. La mayoría de las infecciones registradas son nosocomiales y afectan a pacientes
inmunocomprometidos. Se han descrito brotes de bacteriemia asociada a catéteres, de
seudobacteriemia debida a la contaminación de los tubos utilizados para recogerlas muestras de
sangre, de peritonitis en pacientes trasplantados y sometidos a diálisis peritoneal y neutropenia
febril asociada al consumo de agua contaminada de un dispensador en una unidad de trasplantados
medulares. Este microorganismo puede crecer a 4 °C, lo que le permite proliferar en hemoderivados
contaminados y a veces ocasiona sepsis transfusionales.
Epidemiología
• Pseudomonas son bacterias gramnegativas que habitan en diversos ambientes, como la tierra, el
agua, las plantas, los insectos y los animales.
• P. aeruginosa es la especie de Pseudomonas más importante de las que afectan al ser humano,
causando infecciones graves asociadas con morbilidad y mortalidad importantes.
• Otras especies de Pseudomonas, como P. fluorescens, P. tuteóla, P. putida y P. stutzeri, son menos
virulentas pero aun así están implicadas en una gran variedad de infecciones, principalmente en
pacientes inmunocomprometidos.
• P. aeruginosa posee numerosos factores de virulencia, como pili, flagelos, sistemas de secreción
de enzimas y moléculas.
• P. aeruginosa es uno de los patógenos implicados con mayor frecuencia en las infecciones
nosocomiales, como la neumonía asociada a la ventilación mecánica y las infecciones del tracto
urinario asociadas con sondajes. Los hospitales de agudos de cuidados prolongados poseen tasas
muy elevadas de infecciones por P. aeruginosa.
FACTORES DE VIRULENCIA
Pili
Los pili permiten que la bacteria se adhiera a las superficies celulares, participan en la formación de
la biopelícula y son los mediadores de la motilidad. En las cepas de P. aeruginosa se han identificado
cinco alelos pilA (grupos I a V). Los pili de tipo IV (T4P) han sido estudiados en detalle. T4P se
despliegan durante las fases tempranas de la infección aguda. La producción de pili con frecuencia
se pierde en las infecciones crónicas, como en la fibrosis quística, en la que se seleccionan cepas con
otros fenotipos más adecuados para dicho nicho ambiental.
Flagelos
Los flagelos permiten a la bacteria adherirse a numerosas superficies, desde el cristal, al acero o a
las células humanas. P. aeruginosa posee un único flagelo polar, que desempeña un papel
importante en la motilidad, la colonización y la formación de la biopelícula, parecido a los pili.
Sistemas de secreción de tipo I y II (T1SS y T2SS)
T1SS ,T2SS Las toxinas excretadas por este sistema incluyen la exotoxina A, la fosfolipasa C, la
proteasa IV y la elastasa, que media los efectos citotóxicos y los procesos inflamatorios y favorece
la colonización.
Sistemas de secreción de tipo III (T3SS) T3SS es un sistema secretor complejo que inyecta
exotoxinas directamente en el citoplasma celular. Se han identificado cuatro proteínas:ExoU ExoY
ExoT y ExoS .La expresión de T3SS en los aislados de P. aeruginosa puede acompañarse de un peor
desenlace clínico en el ser humano en comparación con las cepas que no lo expresan.
Las ITS se encuentran entre las infecciones más graves causadas por P. aeruginosa, con tasas de
mortalidad que alcanzan el 60%.
ENDOCARDITIS INFECCIOSA
P. aeruginosa causa el 3% de todos los casos de endocarditis infecciosa (E l). La El causada por P.
aeruginosa carece de características clínicas distintivas, aunque la presencia de ectima gangrenoso
debe suscitar la sospecha. Las complicaciones son frecuentes y las tasas de mortalidad elevadas,
variando del 36% al 60%. Los usuarios de drogas por vía parenteral son la población de pacientes
con mayor riesgo de sufrir El por P. aeruginosa.
N E U M O N ÍA
1) neumonía adquirida en el hospital , definida como una neumonía que se produce 48 horas o más
después de un ingreso hospitalario 2) neumonía asociada con la ventilación mecánica y 3) neumonía
asociada con los trabajadores sanitarios, definida como mía neumonía que ocurre en pacientes no
hospitalizados que a) han sufrido una hospitalización en cuidados agudos durante 2 o más días
dentro de los 90 días de la infección b) viven en una residencia o en un centro de cuidados
prolongados, c) han recibido tratamiento antimicrobiano i.v. o quimioterapia reciente o cuidados
de una herida en los 30 días anteriores a la infección actual o d) han acudido a un hospital o a una
clínica de diálisis en los 30 días previos a la infección.
Las infecciones óseas y articulares pueden deberse a la extensión por contigüidad, la inoculación
directa o la siembra secundaria durante una bacteriemia. Entre estas entidades se encuentran la
artritis séptica esternoclavicular, la osteomielitis vertebral, la artritis séptica de la sínfisis del pubis
con osteomielitis, la osteomielitis de la base del cráneo y la osteomielitis asociada con heridas
punzantes por clavos.
Las infecciones cutáneas por Pseudomonas suelen deberse a mi exceso de humedad local,
incluyendo la natación, labores de lavandería o senderismo en áreas húmedas, y con frecuencia son
autolimitadas. Los cuadros cutáneos más graves, como el ectima gangrenoso, suelen observarse en
pacientes inmunodeprimidos. P. aeruginosa produce complicaciones graves en las víctimas de
quemaduras.
Otitis externa simple ,es una inflamación del conducto auditivo externo que suele asociarse con
infección. Los patógenos implicados con mayor frecuencia son P. aeruginosa y S. aureus. Grupos de
alto riesgo se encuentran los nadadores, los individuos que viven en ambientes húmedos y los que
poseen un conducto auditivo estrecho. Otitis externa maligna .
INFECCIONES OCULARES
ENDOFTALMITIS
La endoftalmitis es una infección grave, rápidamente progresiva, que afecta al humor acuoso y al
humor vitreo ocular. Las infecciones son debidas a fuentes exógenas, como traumatismos oculares
penetrantes o complicaciones de cirugías oftálmicas, especialmente cirugía de cataratas.
P. aeruginosa se encuentra entre los principales patógenos implicados en las infecciones del tracto
urinario nosocomiales y asociadas a la asistencia sanitaria.
Pseudomonas fluorescens
Pseudomonas fulva
Se ha notificado una cepa productora de V IM -1 que causó un cuadro de meningitis en una niña de
2 años tras la colocación de un sistema de drenaje para un tumor neuoectodérmico.
Pseudomonas luteola
Pseudomonas mosselii
Pseudomonas oryzihabitans
Es un patógeno oportunista que produce diversas infecciones asociadas por lo general con
dispositivos artificiales. También se han descrito bacteriemias posquirúrgicas tras cirugía
intraabdominal, derivación de arterias coronarias y craneotomías.
Pseudomonas putida
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Cultivo Debido a que Pseudomonas tienen unos requerimientos nutricionales sencillos, pueden crecer
fácilmente en los medios comunes de aislamiento, como el agar sangre y el agar MacConkey.
Necesitan una incubación aerobia (a no ser que se disponga de nitrato), por lo que su crecimiento en
el caldo se restringe generalmente a la interfase caldo-aire, en la que la concentración oxigénica es
máxima. Identificación La morfología de las colonias (p. ej., tamaño de la colonia, actividad
hemolítica, pigmentación, olor; figura 34-5) y los resultados de una selección de pruebas bioquímicas
rápidas (p. ej., reacción positiva de la oxidasa) bastan para la identificación preliminar de las cepas.
Por ejemplo, P. aeruginosa crece rápidamente y forma colonias planas con bordes que se van
extendiendo, P-hemólisis, una pigmentación verde relacionada con la síntesis de piocianina azul y
fluoresceína amarilla, y un olor dulce característico semejante al de las uvas. Aunque la identificación
definitiva de P. aeruginosa es relativamente sencilla, se necesita una amplia batería de pruebas
fisiológicas para identificar a otras especies del género Pseudomonas.
La mortalidad cruda de la NAV causada por PA es elevada y se atribuye tanto a que ocurre en
pacientes en situación crítica y con enfermedades de base que ya de por sí presentan una
considerable mortalidad, como por la virulencia del microorganismo que lo hace especialmente
difícil de tratar adecuadamente. Además del soporte respiratorio y hemodinámico que requieran
las alteraciones sistémicas que desencadena la infección pulmonar por PA, el adecuado tratamiento
antibiótico será de importancia capital a la hora de conseguir la curación de estos pacientes, puesto
que el equilibrio entre la virulencia del microorganismo y las defensas del paciente es muy estrecho
y dependerá mucho del tratamiento antibiótico en comparación con otros tipos de
microorganismos menos virulentos y con mayor sensibilidad a muchos antibióticos.
Puesto que la neumonía por Pseudomonas spp. se desarrolla generalmente en pacientes críticos
que han recibido previamente tratamientos antibióticos múltiples, es muy probable que ya en el
momento del diagnóstico exista una elevada resistencia a diferentes antibióticos o que se desarrolle
durante el tratamiento. Para favorecer que el tratamiento antibiótico empírico sea efectivo en un
elevado número de casos, es importante conocer cuál es el patrón de resistencia antibiótica propio
de cada hospital y además seguir unas normas de utilización secuencial de los diferentes
antimicrobianos. En nuestra experiencia y de acuerdo con Dunn y Wunderink, antes de escoger el
tratamiento empírico hay que recordar:
ENDOCARDITIS INFECCIOSA E
INFECCIONES Y ABSCESOS
INTRABDOMINALES
HUANUCO- PERU-2021
1
ENDOCARDITIS INFECCIOSA ……………………………………………………………3
Introducción……………………………………………………………………………3
Definición
Etiología
Etiopatogenia
Manifestaciones clínicas y diagnostico …………………………………………… 5
Tratamiento ……………………………………………………………………………7
Antibioticoterapia
Tratamiento para organismos específicos
Tratamiento empírico y manejo de endocarditis
2
DEFINICION: Inflamación del endotelio endocárdico
provocado por la infección en las válvulas con mayor
frecuencia y/o en toda la pared del endocardio.
Endocarditis Aguda: Enfermedad febril héctica que daña con rapidez las estructuras cardiacas,
siembra sitios extracardiacos y, sin tratamiento, evoluciona a la muerte en varias semanas.
Endocardiris Subaguda: Tiene una evolución indolente; solo causa daño cardiaco estructural
lento, si acaso, rara vez se disemina a otra región y evoluciona de manera gradual, a menos
que se complique por un fenómeno embolico mayor o por una rotura de un aneurisma micótico.
Válvula Nativa
Válvula protésica
Adictos a drogas por vía parenteral
3
ETIOLOGÍA:
Válvulas Nativas Posterior a la atención a la Staphylococcus aureus
salud.
PATOGENIA:
Los organismos que causan endocarditis entran al torrente sanguíneo desde las superficies
mucosas, piel o sitios con infección local. Salvo por las bacterias más virulentas (p. ej.,
4
S.aureus) que pueden adherirse de manera directa al endotelio intacto o al tejido subendotelial
expuesto, los microorganismos de la sangre se adhieren a sitios de NBTE. Los organismos
tienen moléculas de adhesina superficiales que en conjunto se denominan componentes
microbianos superficiales reconocedores de moléculas de adhesión de la matriz (MSCRAMM),
que
median la adhesión con sitios de NBTE o endotelio lesionado. La adhesión se facilita por las
proteínas de unión con fibronectina presentes en muchas bacterias grampositivas tiene una
proteína superficial para unión con fibrinógeno y fibrina, como el S. aureus; por proteínas
superficiales de unión con fibrinógeno (Fss2), proteina de unión con colágeno, plaquetas, etc.
S. aureus necesita proteínas de unión con fibronectina para invadir el endotelio intacto; por
tanto,
si resisten la actividad bactericida del suero y los péptidos microbicidas liberados por las
plaquetas locales, los organismos adheridos proliferan y forman microcolonias densas. Los
microorganismos también producen depósitos plaquetarios y un estado procoagulante
localizado al inducir la formación de factor tisular en el endotelio, o en el caso de S. aureus,
tambien a partir de los monocitos. El depósito de fibrina se combina con la agregación
plaquetaria y la proliferación de microorganismos para generar una vegetación infectada.
Los organismos en la profundidad de la vegetación no tienen actividad metabólica (no crecen)
y son relativamente resistentes a la destrucción con antibióticos.Los organismos que proliferan
en la superficie se desprenden al torrente sanguíneo de manera constante.
Las manifestaciones clínicas de la endocarditis, quizá se deban a la producción de citocinas,
se deben al daño de las estructuras intracardiacas; embolización de fragmentos de vegetación
que causan infección o infarto en tejidos remotos; infección hematógena de otros sitios durante
la bacteriemia, y lesión tisular por el depósito de complejos inmunitarios circulantes o por las
respuestas inmunitarias a los antigenos bacterianos depositados.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Endocarditis bacteriana subaguda
En un principio, los síntomas de la endocarditis bacteriana subaguda son indefinidos: febrícula
(< 39° C), sudoración nocturna, cansancio, malestar general y pérdida de peso. El paciente
también puede presentar escalofríos y artralgias. Los signos y síntomas de la insuficiencia
valvular pueden constituir la primera clave. En un primer momento, ≤ 15% de los pacientes
desarrolla fiebre o un soplo, pero por último casi todos presentan ambos signos. El examen
físico puede ser normal o incluir palidez, fiebre, cambios en un soplo preexistente o el
desarrollo de un nuevo soplo de insuficiencia y taquicardia.
Las embolias retinianas pueden producir lesiones retinianas hemorrágicas redondas u
ovaladas con centros pequeños de color blanco (máculas de Roth). Las manifestaciones
cutáneas incluyen petequias (en la parte superior del tronco, las conjuntivas, las mucosas y la
parte distal de los miembros), nódulos subcutáneos eritematosos dolorosos en las puntas de
los dedos (nodos de Osler), máculas hemorrágicas indoloras en las palmas o las plantas
(lesiones de Janeway) y hemorragias en astilla debajo de las uñas. Alrededor del 35% de los
pacientes presenta manifestaciones en el sistema nervioso central, como ataques isquémicos
transitorios, accidente cerebrovascular, encefalopatía tóxica y, si un aneurisma micótico en el
sistema nervioso central se rompe, puede producirse un absceso encefálico y hemorragia
subaracnoidea. Las embolias renales pueden causar dolor en el flanco y, rara vez, hematuria
macroscópica. Las embolias esplénicas pueden ocasionar dolor en el cuadrante superior
izquierdo del abdomen. La infección prolongada puede producir esplenomegalia o
hipocratismo digital en las manos y los pies.
5
Endocarditis bacteriana aguda y endocarditis valvular protésica
Los síntomas y los signos de endocarditis bacteriana aguda y endocarditis valvular protésica
son similares a los de la endocarditis bacteriana subaguda, pero la evolución es más rápido.
La primera manifestación suele ser la fiebre y los pacientes impresionan tóxicos; en ocasiones,
se produce un shock séptico. En alrededor del 50 al 80% de los pacientes, se ausculta un
soplo cardíaco en el momento del diagnóstico, que más adelante puede identificarse
finalmente en > 90% de los casos. En raras oportunidades aparece una meningitis purulenta.
DIAGNÓSTICO
Hemocultivos
Ecocardiografía y, a veces, otras modalidades de diagnóstico por imágenes
Criterios clínicos
Debe sospecharse una endocarditis en pacientes con fiebre sin un origen evidente de la
infección, en particular si se identifica un soplo cardíaco. En pacientes con antecedentes de
una valvulopatía cardíaca, sometidos recientemente a ciertos procedimientos invasivos o
drogadictos por vía intravenosa, el hallazgo de un hemocultivo positivo debe sugerir con
firmeza este cuadro. Los pacientes con bacteriemia documentada deben examinarse de
manera exhaustiva y seriada para identificar nuevos soplos y signos de embolia.
Identificación de microorganismos
La identificación del microorganismo y su sensibilidad a los antibióticos resulta fundamental
para guiar el tratamiento.
Si se sospecha una endocarditis, deben obtenerse 3 hemocultivos (de 20 mL cada uno) dentro
de las primeras 24 horas (si la presentación sugiere una endocarditis bacteriana aguda, es
preciso obtener 2 hemocultivos dentro de las primeras 1 o 2 horas). Cada conjunto de cultivos
se debe obtener de un sitio de punción venosa separado, fresco (es decir, no desde catéteres
vasculares preexistentes). No es necesario tomar los cultivos durante los escalofríos o picos
febriles porque la mayoría de los pacientes tienen bacteriemia continua. En un paciente con
endocarditis que no recibió previamente antibióticos, en general los 3 hemocultivos son
positivos porque la bacteriemia es continua; al menos 1 hemocultivo es positivo en el 99% de
los pacientes. Si el paciente ya recibió antibióticos, deben obtenerse hemocultivos, pero los
resultados pueden ser negativos.
Estudios de diagnóstico por imágenes
En principio debe solicitarse una ecocardiografía, en general por vía transtorácica (ETT) en
lugar de transesofágica (ETE). La ETE es más sensible (es decir, con mayor capacidad de
identificar vegetaciones demasiado pequeñas para hallarse en la ecocardiografía
trastorácica).
El ecocardiograma transesofágico se debe realizar cuando:
Los pacientes tienen una válvula protésica
El ecocardiograma transtorácico no es diagnóstico
El diagnóstico de endocarditis infecciosa se ha establecido clínicamente (para detectar
perforaciones, abscesos y fístulas)
La TC se usa ocasionalmente cuando la ETE no define completamente los abscesos
paravalvulares y para la detección de aneurismas micóticos.
6
Criterios diagnósticos
La endocarditis infecciosa se confirma cuando se identifican microorganismos en el examen
histológico de (o de una muestra de) vegetaciones endocárdicas obtenidas durante una cirugía
cardíaca, una embolectomía o la autopsia. Dado que no suele ser posible la obtención de
vegetaciones para el examen, se desarrollaron varios criterios clínicos para establecer un
diagnóstico. Incluyen los criterios revisados de Duke (con una sensibilidad y especificidad >
90%.
TRATAMIENTO :ANTIBIÓTICOTERAPIA
Para curar la endocarditis debe eliminarse todas las bacterias en la vegetación. Sin embargo, es difícil erradicar
estas bacterias porque las defensas locales del hospedador son deficientes y porque las bacterias mantienen un
crecimiento y metabolismo inactivos, por lo que son más difíciles de matar con antibiótico.
7
TRATAMIENTOS PARA ORGANISMOS ESPECÍFICOS:
8
ORGANISMOS FÁRMACOS (DOSIS- DURACIÓN) COMENTARIOS
OTROS ORGANISMOS:
9
1) Streptococcus pneumoniae: En ausencia de meningitis, la endocarditis causada por aislados de
Streptococcus pneumoniae con MIC ≤1 μg/mL puede tratarse con penicilina IV (4 millones de
unidades c/4 h), ceftriaxona (2 g/día en dosis única) o cefotaxima (en dosis comparable).
2) Organismos HACEK: el tratamiento es Ceftriaxona (2 g/d IV en dosis única por 4 semanas) o
Ampicilina/sulbactam (3 g IV c/6 h por 4 semanas) o Doxiciclina (100 mg VO c/12 h) más
hidroxicloroquina (200 mg VO c/8 h), ambos por 18 (válvula nativa) o 24 (válvula prostética)
meses. Puede usarse otra cefalosporina de tercera generación en dosis comparable.
3) Endocarditis por P. aeruginosa: se trata con una penicilina contra pseudomonas (ticarcilina o
piperacilina) y dosis altas de tobramicina (8 mg/kg al día dividida en tres dosis).
4) Bartonella spp.: El tratamiento es Ceftriaxona (2 g IV c/24 h) o ampicilina (2 g IV c/4 h) o
doxiciclina (100 mg c/12 h VO) por 6 semanas Más Gentamicina 1 mg/kg IV c/8 h por 3
semanas). En caso que el paciente es alérgico a los betalactámicos usar doxiciclina.
5) Endocarditis por Candida: El tratamiento consiste en anfotericina B más flucitosina y cirugía
inmediata; se recomienda la supresión prolongada (si no indefinida) con un azol oral.
TRATAMIENTO EMPIRICO
Para diseñar el tratamiento sobre todo con los antibióticos y dosis para dirigirlo a los
microorganismos putativos que se administra antes de tener los resultados del cultivo
o cuando éstos son negativos, deben considerarse los datos clínicos, por ejemplo,
presentación aguda o subaguda, sitio de infección, factores predisponentes del
paciente; y los indicios epidemiológicos sobre la etiología. Por tanto, el tratamiento
empírico de la endocarditis aguda en un consumidor de drogas intravenoso debe cubrir
debe cubrir MRSA y bacilos Gram negativos. El tratamiento con vancomicina más
gentamicina iniciado en cuanto se obtengan las muestras sanguíneas para cultivos
cubre estos organismos y muchas otras causas potenciales. De igual manera, un
tratamiento para la endocarditis posterior a atención médica debe cubrir MRSA. En el
tratamiento de episodios con cultivo negativo debe descartarse la endocarditis
caquéctica y buscarse organismos de cultivo difícil mediante pruebas serológicas. En
ausencia de tratamiento antibiótico previo, es improbable la infección con S. Aureus,
enterococos con hemocultivo negativos; por tanto, en esta situación el tratamiento
empírico recomendado no se dirige a estos organismos, sino a especies con variantes
nutricionales, el grupo HACEK y especies de Bartonella. Mientras se esperan los datos
diagnósticos, la Endocarditis de válvulas nativas(NVE) con cultivo negativo se trata con
gentamicina más ampicilina-sulbactam (12g c/24h) o ceftriaxona; se agrega doxiciclina
(100 mg c/12h) para intensificar cobertura contra Bartonella. La Endocarditis de válvula
protésica (PVE) con cultivo negativo deben usarse vancomicina, gentamicina, cefepima
y rifampicina, si la válvula protésica ha sido colocada < 1 año. Si es posible que los
cultivos sean negativos por la administración previa de antibióticos, está indicado un
tratamiento empírico más amplio, con atención particular a los patógenos que pudieron
inhibirse con el tratamiento específico previo.
10
INFECCIONES Y ABSCESOS INTRAABDOMINALES
Las infecciones intraperitoneales suelen deberse a la rotura de una barrera anatómica normal
que puede producirse por diversas causas: cuando el apéndice, un divertículo o una úlcera se
perforan; al debilitarse la pared intestinal a causa de isquemia, tumor o inflamación (p. ej., la
enfermedad inflamatoria intestinal); o en compañía de un proceso inflamatorio adyacente,
como pancreatitis o enfermedad inflamatoria pélvica, cuando las enzimas o los
microorganismos escapan a la cavidad abdominal. Una vez desarrollada la inflamación,
11
cuando los microorganismos que en condiciones normales se hallan dentro del intestino u otro
órgano penetran en el espacio peritoneal normalmente estéril, se produce un conjunto de
acontecimientos previsibles. Las infecciones intraabdominales pasan por dos etapas: la
peritonitis y, si el paciente sobrevive a esta etapa sin tratamiento, la formación de abscesos.
PERITONITIS
Trastorno que a menudo pone en riesgo la vida y suele acompañarse de bacteriemia y
síndrome septicémico; puede ser primaria o secundaria.
A) PATOGÉNESIS Y MICROBIOLOGÍA
En el adulto, se relaciona con mayor frecuencia con cirrosis hepática; sin embargo, se ha
descrito en adultos con enfermedad maligna metastásica, cirrosis posnecrótica, hepatitis
crónica activa, hepatitis viral aguda, insuficiencia cardiaca congestiva, lupus eritematoso
diseminado y linfedema, así como en otros pacientes en los que no parece haber una
enfermedad subyacente. Aunque la peritonitis bacteriana primaria (PBP) siempre afecta a
pacientes con ascitis, por lo general no es un acontecimiento frecuente y se observa en el
≤10% de los pacientes cirróticos.
No se ha establecido de modo concluyente la causa de la PBP, pero se conoce que las
bacterias pueden entrar en el espacio peritoneal por medio de diseminación hematógena,
propagación linfática o emigración a través de la pared intestinal de microorganismos. Los
microorganismos pueden multiplicarse en el líquido de ascitis, que es un buen medio de
cultivo.
En pacientes con cirrosis grave, el sistema reticuloendotelial del hígado a veces es
atravesado con consecuencia de una derivación, aumentando el riesgo de una
bacteriemia prolongada. La movilidad intestinal también disminuye su velocidad en estos
pacientes, lo que tiene como resultado un
crecimiento bacteriano excesivo. El patógeno más frecuente es el E. coli, seguida por K.
pneumoniae, Streptococcus pneumoniae y otros estreptococos, incluidos los enterococos. S.
aureus y los anaerobios se encuentran rara vez
B) MANIFESTACIONES CLINICAS
La fiebre es la manifestación más común y, al principio, suele ser de grados bajos (en
promedio 38°C). El dolor abdominal suele ser difuso y constante, y difiere de la sensación
normal de rigidez que se experimenta con la ascitis tensa. Una tercera manifestación común
es el deterioro del estado mental. Se sabe bien que la infección exacerba la encefalopatía
hepática. La diarrea puede preceder otros signos y síntomas, y suele precipitarse por el
sobrecrecimiento de la flora intestinal. En las etapas tardías de la infección, se puede incitar
una sensibilidad de rebote; Si se desarrolla hipotensión e hipotermia antes de que se inicien
los antibióticos, el pronóstico es grave.
12
C) DIAGNOSTICO
Se realiza por medio del muestreo de líquido ascítico. La paracentesis es un procedimiento
traumático mínimo y no requiere transfusiones profilácticas de plasma. El manejo apropiado
de las muestras es crítico para realizar un diagnóstico preciso. Se debe inocular un mínimo de
10 ml de
líquido
ascítico en
un tubo de
hemocultivo. Hay que tener cuidado de intercambiar la aguja usada para penetrar la piel por
otra estéril que se usa para perforar el tubo de hemocultivo. Se debe inocular una segunda
muestra en un tubo que contenga anticoagulante para los conteos celulares. Un tercer tubo
debe enviarse para una medida total de proteínas, albúmina, deshidrogenasa láctica (LDH),
glucosa y niveles de amilasa. Una aguja o tubo separados también debe enviarse para una
tinción de Gram
El diagnóstico se sugiere fuertemente en presencia de un conteo de PMN absoluto que excede
los 250/mm3 . La tinción de Gram es positiva en 20 a 40% de los casos. Otros valores del
líquido de ascitis ayudan a diferenciar la peritonitis primaria de la secundaria. Las proteínas
totales (> 10 g/L), LDH y amilasa altos, acompañados de una glucosa baja en el líquido ascítico
(<50 g/dl) se encuentran con más frecuencia en la peritonitis secundaria y deben hacer que
se considere la posibilidad de una perforación intestinal. La CT con medio de contraste es útil
para identificar una fuente intraabdominal de infección.
D) TRATAMIENTO
Medidas de soporte: Rehidratación ya que hay un secuestro de líquidos en un tercer espacio
(cavidad peritoneal), de manera que el paciente está deshidratado. Corrección de anomalías
de electrolitos
Se debe indicar la terapia empírica de emergencia. Los retrasos en la terapia pueden tener
como resultado sepsis, hipotensión, acidosis láctica y la muerte.
El tratamiento para PBP se dirige a la bacteria aislada de la sangre o del líquido peritoneal.
Las tinciones de Gram de líquido peritoneal a menudo dan resultados negativos en casos de
PBP. Por tanto, hasta que se cuente con los resultados de los cultivos, el tratamiento debe
tener actividad contra bacilos aerobios gramnegativos y cocos grampositivos. Las
cefalosporinas de tercera generación, como la cefotaxima (2 g c/8 h IV), también son opciones
los antibióticos de amplio espectro, como la ceftriaxona (2 g c/24 h IV). Una vez que se ha
identificado el microorganismo, el tratamiento debe dirigirse al patógeno específico.
PERITONITIS SECUNDARIA
13
A) PATOGÉNESIS Y MICROBIOLOGÍA
La peritonitis secundaria se desarrolla cuando las bacterias contaminan el peritoneo a causa
del escape desde una víscera abdominal (se produce tras la perforación de una úlcera
gástrica, apendicitis con rotura, diverticulitis, neoplasma intestinal, intestino gangrenado como
resultado de la estrangulación o insuficiencia de la arteria mesentérica y la pancreatitis, etc.)
Los tipos de microorganismos relacionados con la peritonitis dependen del sitio de
rompimiento mucosal. La perforación gástrica por lo general tiene como resultado una
infección con flora oral, incluidos estreptococos, Cándida, lactobacilos y anaerobios.
En la sangre a menudo se aíslan bacilos gramnegativos, en particular E. coli (predominante) ,
especies de Klebsiella, Proteus y Enterobacter. La perforación en las regiones inferiores del
intestino tiene como resultado infecciones con flora entérica mixta. En el colon, las
concentraciones bacterianas en heces tienen un promedio de 1011 unidades que forman
colonias por milímetro. Los anaerobios constituyen un componente principal, siendo
Bacteroides fragilis una de las especies más comunes.
La respuesta peritoneal a la infección suele ser rápida y exuberante. Se liberan grandes
cantidades de exudado proteínico(fibrina) y PMN hacia el peritoneo y se presenta un influjo
masivo de PMN y macrófagos. De forma mecánica, el sistema linfático diafragmático puede
eliminar con rapidez un número grande de bacterias, pero una vez que están en el sistema
linfático, las bacterias suelen invadir el torrente sanguíneo. La sedimentación de exudado
fibrinoso puede hacer que la infección se desprenda de las paredes para formar abscesos
discretos
B) MANIFESTACIONES CLINICAS
La primera manifestación de inflamación es el dolor abdominal el cual suele ser agudo,
localizado en el sitio inicial de derrame y agravado con el movimiento. El dolor casi siempre
está acompañado de una pérdida del apetito y náuseas. La fiebre, los escalofríos, el
estreñimiento y la distensión abdominal son comunes. Se desarrolla fiebre, taquicardia e
hipotensión en las últimas etapas. En el examen abdominal, los sonidos intestinales están
disminuidos o ausentes, y el abdomen está sensible ante la palpación. Una compresión lenta
del abdomen seguida de una liberación rápida de la presión produce dolor agudo, el paciente
tiene sensibilidad de rebote, lo que indica una irritación peritoneal.
C) DIAGNOSTICO
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Para el diagnóstico es necesario el análisis del líquido ascítico, obtenido mediante una
paracentesis diagnóstica. Esto es así porque la clínica no nos da la suficiente certeza para
discriminar entre los distintos tipos de peritonitis.
El recuento de polimorfonucleares (PMN) es >10.000 PMN/µL en el líquido ascítico, las
proteínas totales (> 10 g/L), LDH y amilasa altos, acompañados de una glucosa baja en el
líquido ascítico (<50 g/dl). Una CT del abdomen y pelvis tras un contraste oral e intravenoso
se considera hoy en día la prueba diagnóstica inicial a elegir para los pacientes que se
sospecha tienen infección intraabdominal. Este procedimiento diagnóstico con frecuencia
pasa por alto la necesidad de una laparotomía exploratoria y puede ayudar en el diagnóstico
preciso de apendicitis, en la localización y la aspiración con aguja de abscesos, y la
identificación de áreas de obstrucción abdominal.
D) TRATAMIENTO
Administración temprana de antibióticos, dirigidos en particular a bacilos gramnegativos
aerobios, y a anaerobios como: Una cefalosporina de tercera generación (p. ej., ceftriaxona
2g cada 24h IV) o fluoroquinolona (p. ej., levofloxacina, 750 mg cada 24 horas IV) más
metronidazol (500 mg cada 8 horas IV); una alternativa es la amoxicilina- Acido
Clavulánico(1g/ 8h IV seguido de 500mg cada 8h vía ora)
Los pacientes en unidades de cuidado intensivo y aquellos con infecciones asociadas con el
cuidado de la salud deben recibir antibióticos dirigidos a microorganismos gramnegativos más
resistentes, como Pseudomonas aeruginosa, p. ej., imipenem (500 mg cada 6 horas IV),
meropenem (1 g cada 8 horas IV), piperacilina/tazobactam en dosis más altas (4.5 g IV cada
6 horas), o combinaciones de fármacos, como la cefepima (2 g IV cada 8 horas) o ceftazidima
(2 g IV cada 8 horas) más metronidazol. Con frecuencia se requiere una laparotomía
exploratoria para el diagnóstico, drenado y reparación intestinal. La irrigación peritoneal se
lleva a cabo de forma intraoperatoria y se colocan drenajes en sitios donde se observan
acumulaciones purulentas.
ABSCESOS INTRAABDOMINALES
1. ABSCESOS INTRAPERITONEALES
Cuando una peritonitis no tratada no provoca una infección manifiesta por gramnegativos o
cuando, ocurrida ésta, no sobreviene la muerte, es frecuente que se formen abscesos.
Patogenia
A menudo hay desacuerdo acerca de si un absceso representa un proceso patológico o una
respuesta del hospedador. En cierto sentido, consiste en ambas cosas: aunque un absceso
es una infección en la que los microorganismos viables y los PMN se encuentran contenidos
en el interior de una cápsula fibrosa, también es un proceso en el que el hospedador encierra
18
a los microbios en el interior de un espacio limitado, con lo que impide una diseminación mayor
de la infección.
Presentación clínica
De todos los abscesos intraabdominales, cerca de 74% son intraperitoneales o
retroperitoneales y no viscerales. La mayor parte de los abscesos intraperitoneales se debe al
derrame del contenido fecal desde un sitio colónico, como un apéndice inflamado. También
pueden originarse a consecuencia de otros diversos procesos; suelen tardar semanas en
formarse desde el momento en que se presenta la peritonitis y pueden hallarse en diversas
localizaciones, desde el epiplón hasta el mesenterio, desde la pelvis al músculo psoas y desde
el espacio subfrénico hasta una víscera como el hígado, en el que pueden desarrollarse sobre
la superficie o en su interior.
Tratamiento
El drenaje es la base del tratamiento para los abscesos intraabdominales, incluidos los
abscesos hepáticos; el tratamiento puede ser percutáneo (con catéter en "cola de cochino"
colocado en el sitio del absceso o tal vez con un dispositivo que realice lavados intermitentes
para fragmentar y evacuar los contenidos semisólidos de un absceso hepático) o por medios
quirúrgicos.
2. ABSCESOS VISCERALES
A. ABSCESOS HEPÁTICOS
Patogenia
El hígado es el órgano que con mayor frecuencia desarrolla abscesos.
19
Los abscesos hepáticos pueden ser únicos o múltiples; se deben a diseminación hematógena
de las bacterias o se forman por extensión local a partir de una infección vecina situada en la
cavidad peritoneal; la causa más frecuente son los procesos asociados de las vías biliares.
La pileflebitis (trombosis supurativa de la vena porta), procedente en general de una infección
de la pelvis, aunque en ocasiones derivada de una infección de cualquier otra parte de la
cavidad peritoneal, supone otra fuente habitual de la siembra bacteriana en el hígado.
Manifestaciones clínicas
La fiebre se presenta en aproximadamente el 90 por ciento de los pacientes y los síntomas
abdominales ocurren en el 50 al 75 por ciento. Los síntomas y signos abdominales
generalmente se localizan en el cuadrante superior derecho y pueden incluir dolor, protección,
sensibilidad al balanceo (es decir, dolor causado por balancear suavemente el abdomen del
paciente) e incluso sensibilidad al rebote. Aproximadamente la mitad de los pacientes con
absceso hepático tienen hepatomegalia, dolor a la palpación en el cuadrante superior derecho
o ictericia. La ausencia de hallazgos en el cuadrante superior derecho no excluye un absceso
hepático. El 50% de los enfermos no tiene signos ni síntomas que dirijan la atención hacia el
hígado.
Diagnóstico
Las anomalías de laboratorio pueden incluir bilirrubina elevada y / o enzimas hepáticas. La
fosfatasa alcalina sérica está elevada en el 67 al 90% de los casos, y las concentraciones
séricas de bilirrubina y aspartato aminotransferasa están elevadas en aproximadamente la
mitad de los casos. Otras anomalías de laboratorio pueden incluir leucocitosis,
hipoalbuminemia y anemia (normocrómica, normocítica).
En las imágenes de tórax, se puede observar una hemidiafragma derecha elevado, un
infiltrado basilar derecho o un derrame pleural derecho en el 25 al 35% de los casos. La CT
abdominal es la prueba más sensible para identificar los abscesos hepáticos; muestra un área
discreta de atenuación en el sitio del absceso. El ultrasonido es de cierta manera menos
sensible, pero también es útil.
Tratamiento
El tratamiento a elegir hoy en día es el drenado percutáneo combinado con antibióticos. Se
debe considerar el drenado quirúrgico abierto en los pacientes que siguen teniendo fiebre
después de 2 semanas de tratamiento antibiótico y drenado percutáneo. Sin embargo, hay un
interés creciente en el tratamiento médico del absceso hepático piógeno aislado.
Terapia con antibióticos: las recomendaciones de tratamiento se basan en la fuente
probable de infección y deben guiarse por patrones de resistencia bacteriana local, si se
conocen.
Terapia empírica: antibióticos de amplio espectro parenterales deben ser administrados en
espera de aspiración del análisis absceso y microbiológica de los contenidos absceso.
El régimen empírico debe incluir estreptococos, bacilos gramnegativos entéricos y
anaerobios. Además, a menos que parezca improbable la participación de E. histolytica (p.
Ej., En pacientes con enfermedad biliar obvia que predisponen a un absceso), el régimen
empírico también debe cubrir este organismo hasta que se encuentre el patógeno o patógenos
causantes o se hayan realizado pruebas de serología o antígeno amebianos. vuelve negativo.
Independientemente de si se ha identificado un organismo causante, por lo general se
recomienda la terapia con antibióticos durante un total de cuatro a seis semanas. Los
pacientes que han tenido una buena respuesta al drenaje inicial deben ser tratados con dos a
cuatro semanas de terapia parenteral, mientras que los pacientes con drenaje incompleto
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deben recibir de cuatro a seis semanas de terapia parenteral. El resto del curso se puede
completar con una terapia oral adaptada a los resultados del cultivo y la susceptibilidad.
B. ABSCESOS ESPLÉNICOS
Patogenia
Son mucho más raros que los hepáticos, su incidencia varía entre 0.14 y 0.7% en varios
estudios de necropsia.
Aunque los abscesos esplénicos en ocasiones pueden formarse por extensión de una
infección por contigüidad o por un traumatismo directo sobre el bazo, es más común que surjan
por diseminación hematógena de la infección asociada. De ésta, la más frecuente es la
endocarditis bacteriana. También se observan abscesos esplénicos en los pacientes
sometidos a tratamiento inmunodepresor intenso (especialmente los que tienen una neoplasia
que afecta al bazo) y en personas con hemoglobinopatías u otros procesos hematológicos
(sobre todo anemia drepanocítica).
Manifestaciones clínicas
Aunque ~50% de los pacientes con abscesos esplénicos tiene dolor abdominal,
éste se localiza en el hipocondrio izquierdo sólo en 50% de ellos.
Un 50% de los enfermos presenta esplenomegalia; en general, hay fiebre y leucocitosis
asociadas; en una serie reciente, la fiebre duró un promedio de 20 días antes de que se llegara
a establecer el diagnóstico.
Diagnóstico
Los datos en el lado izquierdo del tórax pueden consistir en cambios auscultatorios; los
radiográficos, en un infiltrado o un derrame pleural izquierdo. La técnica diagnóstica más útil
suele ser la CT abdominal. La ecografía puede proporcionar el diagnóstico, pero es menos
sensible. También ayudan las gammagrafías hepato-esplénicas o con galio. Los
microorganismos aislados con mayor frecuencia en los abscesos esplénicos son las especies
de estreptococos, seguidos de S. aureus; posiblemente estas prevalencias reflejen la causa
de la endocarditis bacteriana asociada. Se ha descrito una frecuencia creciente de
aislamientos de microorganismos aerobios gramnegativos en los abscesos esplénicos; estos
microorganismos a menudo proceden de focos infecciosos situados en las vías urinarias,
vinculados a bacteriemia o de otro punto de la cavidad abdominal. Las especies de Salmonella
son bastante frecuentes, especialmente en los pacientes con hemoglobinopatía drepanocítica.
En las series más numerosas publicadas, las especies de anaerobios sólo son la causa de
5% de los casos, pero la descripción de varios "abscesos estériles" sugiere que tal vez no se
emplearon las técnicas ideales para el aislamiento de anaerobios.
21
Tratamiento
Lo ideal es el drenaje o la resección del absceso, ya menudo se requiere esplenectomía, pero
esto debe sopesarse con los riesgos de hemorragia. La evidencia de estudios observacionales
ha documentado que la mortalidad es alta con la esplenectomía, pero puede ser mayor en
aquellos que no se someten al procedimiento.
En ocasiones, la aspiración percutánea guiada por TC tiene éxito, pero este abordaje no ha
sustituido a la esplenectomía como tratamiento estándar. En algunos casos con múltiples
lesiones pequeñas, puede ser preferible intentar un tratamiento prolongado con antibióticos a
la esplenectomía.
Se tratan con antibióticos de amplio espectro. El espectro de antibióticos se reduce una vez
que se realiza un diagnóstico microbiológico y se determinan las sensibilidades a los
antibióticos.
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“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”
UNIVERSIDAD NACIONAL
HERMILIO VALDIZÁN
E.A.P MEDICINA HUMANA
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
INTEGRANTES:
CELULITIS
1. DEFINICION
Generalmente causada por bacterias de la flora normal de la piel, sin embargo, también
puede ser causada por otros gérmenes dependiendo de las comorbilidades de paciente,
y la exposición que se ha tenido a bacterias como en el caso de pacientes con
mordeduras de animales. Los principales factores predisponentes a la celulitis se
encuentran la presencia de linfedema, alteración cutánea local, sobrepeso e
insuficiencia venosa Los gérmenes más frecuentes en celulitis en personas
inmunocompetentes son Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes y en menor
cantidad organismos gram negativos. En el caso de infecciones asociados a trauma
penetrante y también inyecciones, mordeduras de animales, inmunosupresor con
neutropenia y pacientes con enfermedades neoplásicas se recomienda realizar
hemocultivos y biopsias. El principal factor de riesgo para la celulitis es el edema,
principalmente la linfedema que favorece el crecimiento bacteriano, también las
dermatomicosis principalmente la tiña pedís y la onicomicosis, además cabe destacar
que estados de inmunosupresión, el consumo de alcohol crónico, Diabetes Mellitus y el
fumado no están asociados con incremento de celulitis aguda. (Rojas, 2017)
3. MANIFESTACIONES CLINICAS
El cuadro clínico se inicia con un eritema mal definido, dolor circunscrito, aumento de
volumen y calor local en el sitio afectado. Los bordes laterales no se diferencian bien,
porque el proceso se sitúa en la profundidad de la piel y afecta sobre todo al tejido celular
subcutáneo. El edema surge poco a poco sin afectación del área circundante. Al aplicar
presión se observa una fóvea. La piel del área afectada se torna roja a medida que
progresa la infección, tensa, brillante, estirada, caliente y dolorosa. Las adenopatías
regionales y los signos y síntomas generales de fiebre. (Leonardo Sánchez-Saldaña,
2016)
4. DIAGNÓSTICO
FASCITIS NECROTIZANTE
TRATAMIENTO EMPÍRICO.
El diagnóstico precoz resulta fundamental, debido a la rapidez con la que puede
progresar el proceso. La mortalidad global descrita de la fascitis necrosante se aproxima
al 35%, y es algo menor (15%) en la gangrena de Fournier. El diagnóstico precoz
generalmente se asocia a un aumento de la supervivencia. La distinción clínica precoz
entre la fascitis necrosante y la celulitis puede resultar difícil debido a que los signos
iniciales (entre ellos, dolor, edema y eritema) son inespecíficos. Sin embargo, la
presencia de toxicidad sistémica significativa, desproporcionada para los hallazgos
locales, debe alertar al médico. La TC y la resonancia magnética (RM) pueden mostrar
el edema subcutáneo y fascial, así como gas tisular, en los pacientes con fascitis
necrosante y diferenciar este proceso de mía celulitis. La ecografía y la TC han sido
útiles en ocasiones para evaluar una posible gangrena de Fournier cuando hay
hallazgos inflamatorios del escroto, pero la infección necrosante cutánea o la crepitación
no son aparentes. (Bennett, 2015)
STAPHYLOCOCCUS
Estas bacterias están presentes en la piel y las mucosas del ser humano.
Las especies que se asocian con mayor frecuencia a enfermedad en el ser humano son:
Staphylococcus aureus: el miembro más virulento y mejor conocido en del
género)
Staphylococcus epidermidis
Staphylococcus haemolyticus
Staphylococcus lugdunensis
Staphylococcus saprophyticus
Staphylococcus aureus resistente a metilicina (SARM): es importante porque
produce graves infecciones en pacientes hospitalizados y también de forma
extrahospitalaria, en niños y adultos previamente sanos. (Murray RP, 2014)
Especies frecuentes de Staphylococcus y sus enfermedades: (Murray RP, 2014)
Epidemiología
Es el problema de salud pública número uno en infecciones nosocomiales
farmacorresistentes.
Productor de superantígeno responsable del síndrome del shock tóxico y de
intoxicaciones alimentarias. (Bennett, 2015)
Diagnóstico
Los cultivos convencionales son obligatorios y cruciales para detectar nuevos fenotipos
de resistencia.
Las pruebas moleculares son útiles para una identificación rápida de genes de
farmacoresistencia conocidos. (Bennett, 2015)
Tratamiento
Primera elección: B-lactámicos resistentes a penicilasa, vancomicina y daptomicina.
Alternativas: Cindamicina, trimetoprima-sulfametoxazol, linezolid y quinolonas de
nuevas generaciones.
Fármaco para combinarlos: rifampicina.
Los beneficios de los aminoglucósidos no están bien demostrados. (Bennett, 2015)
Prevención
Descolonización de portadores de estafilococos, detección de SARMAS y de SARMEH,
medidas de higiene hospitalaria y vacunas de desarrollo (Bennett, 2015)
INFECCIONES DE LA PIEL MENOS GRAVES, MÁS COMUNES Y
LOCALIZADAS
IMPÉTIGO
Diagnóstico
El diagnóstico de impétigo a menudo se puede realizar sobre la base de las
manifestaciones clínicas. Se recomienda una tinción de Gram y cultivo de pus o
exudado para identificar si la causa es S. aureus y / o un estreptococo beta-hemolítico.
Las pruebas serológicas de anticuerpos estreptocócicos no son útiles para el
diagnóstico de impétigo; la respuesta anti-estreptolisina O (ASO) es débil,
probablemente porque los lípidos de la piel suprimen la respuesta a la estreptolisina O.
La respuesta anti-desoxirribonucleasa B (anti-DNasa B) y antihialuronidasa (AHT) es
más confiable que la respuesta ASO después de infecciones cutáneas por
estreptococos del grupo A (GAS). Sin embargo, las pruebas serológicas pueden ser
útiles en el contexto de impétigo con supuesta glomerulonefritis posestreptocócica
subsiguiente. (González, s.f.)
Tratamiento
El impétigo puede tratarse de forma tópica, pero cuando hay múltiples lesiones, la
terapia sistémica oral es apropiada.
El tratamiento preferido es la eritromicina oral (250mg o, en niños, de 2.5 a 12.5mg/kg
cada 6 horas por 10 días) o ungüento de mupirocina en una base polietileno glicol
aplicada localmente. Una opción es la cafalxina oral (250mg cada 6 horas o 500mg dos
veces al día por 10 días). (SF, 2009)
FOLICULITIS
Distribuciones comunes:
Cuero cabelludo: foliculitis por Staphylococcus aureus o foliculitis dermatofítica
(tinea capitis).
Cara: foliculitis por S. aureus, Demodex o gramnegativos.
Barba: foliculitis por S. aureus (sycosis barbae), foliculitis dermatofítica (tinea
barbae), foliculitis por Candida o foliculitis herpética (sicosis herpética).
Tronco o extremidades: foliculitis por S. aureus, pseudomonal, Malassezia,
dermatofítica o Candida. (DJ, 2020)
Factores de riesgo:
Exposición a jacuzzis o piscinas climatizadas: foliculitis pseudomónica.
Tratamiento prolongado con antibióticos orales: foliculitis por
gramnegativos.
Inmunosupresión: aumenta la sospecha de foliculitis fúngica, viral o
demodécica. ( (DJ, 2020)
Foliculitis estafilocócica
CARBUNCO
2. PATOGENIA:
3. FISIOPATOLOGÍA:
4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
5. DIAGNÓSTICO:
Deben realizarse cultivos y tinciones de Gram de las muestras obtenidas en los sitios
identificados con la clínica, como las lesiones cutáneas o mucosas, el líquido pleural,
el líquido cefalorraquídeo, la ascitis o las heces. (Bush, 2019)
6. TRATAMIENTO EMPÍRICO:
1. DEFINICIÓN:
2. AGENTE ETIOLÓGICO
C. perfringens es la cepa que se aísla con más frecuencia a partir de las lesiones de
gangrena gaseosa (80-95% de los casos)65,73. Clostridium novyi está implicado en el
10-40% de los casos y C septicum, en el 5-20%.
3. PATOGENIA:
4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
El hematocrito suele estar disminuido, a pesar del edema local progresivo y la previsible
hemoconcentración, debido a la actividad lisolecitinasa de la toxina a clostrídica y a la
hemólisis aguda. Es frecuente la leucocitosis inicial. La bacteriemia por C. perfringens
se produce en alrededor del 15% de los pacientes con gangrena gaseosa Los frotis
teñidos con Gram del exudado de la herida o del aspirado de mía ampolla cutánea
muestran muchos bacilos Gram positivos grandes con extremos romos, pero pocos
leucocitos polimorfo nucleares (v. cap. 248)75. En casi todos los casos las esporas no
son evidentes. El crecimiento de C. perfringens en cultivo puede ser extraordinariamente
rápido (tiempo de generación de tan sólo 8 minutos), lo que se correlaciona con la
rapidez del avance de la infección por el tejido desvitalizado. Las radiografías, así como
las imágenes de TC de las áreas afectadas muestran una disección gaseosa extensa y
progresiva del músculo y los planos faciales.
6. TRATAMIENTO:
LEPRA
Fisiopatología:
La afección neural clínica o microscópica es una de las principales características de la
lepra. Ocurre tempranamente en todos los tipos de enfermedad, con compromiso
cutáneo o sin el y está mediada principalmente por reacciones inmunológicas, aunque
también se ha encontrado compromiso directo del nervio por la presencia del bacilo. El
daño neural se reconoce mejor histológica que funcionalmente, ya que la sola presencia
de bacilos no equivale a presentar daño nervioso. Se requiere la destrucción del 30%
de las fibras nerviosas antes de que se pueda detectar alteración en la sensibilidad.12
La principal vía de transmisión de la enfermedad son las secreciones respiratorias,
aunque no se descarta totalmente la transmisión a través de úlceras o nódulos abiertos
de pacientes multibacilares sin tratar.13 Una vez el bacilo penetra la vía respiratoria se
disemina por vía hematógena hasta llegar a las células de Schwann de la dermis
superficial. La ausencia de células de Schwann en el sistema nervioso central, explica
porque este sistema nunca está comprometido por la lepra. (Ana María Rivas, 2008)
Manifestaciones clínicas.
Clínicamente la lepra puede parecerse a muchas patologías dermatológicas y
neurológicas, por lo tanto, es necesario tener un alto índice de sospecha para hacer un
diagnóstico adecuado. Generalmente se presenta con lesiones anestésicas en la piel y
engrosamiento de los nervios periféricos. Sin embargo, las manifestaciones clínicas
varían según el espectro de la enfermedad
Clasificación:
Lepra tuberculoide:
Lepra Lepromatosa:
Diagnóstico:
La demostración de la existencia de los bacilos acidorresistentes en los frotis de la piel
sugiere la presencia de la enfermedad, aunque en la forma tuberculoide es muy difícil
demostrar su existencia. Para medir la intensidad de la parasitación puede calcularse el
denominado índice bacilar, en escala logarítmica de 1 a 6, y el índice morfológico, que
es la cuantificación del porcentaje de bacilos vivos e infectantes. La biopsia cutánea es
otra de las posibilidades diagnósticas para la identificación de los bacilos , así como de
la afección histológica de los nervios periféricos. Recientemente también se han
aplicado para el diagnóstico la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y ELISA. Los
hallazgos hematológicos y bioquímicos no aportan datos definitivos para el diagnóstico.
En la actualidad se dispone de una prueba serológica específica, que está basada en la
detección de anticuerpos séricos, principalmente IgM, frente al glucolípido fenólico I
(PGL-I). Esta prueba presenta una sensibilidad superior al 95% en la forma lepromatosa
y del 30% aproximadamente para la forma tuberculoide. Es particularmente útil para
confirmar el diagnóstico de lepra y para el estudio de la incubación y transmisión de la
enfermedad desde el punto de vista epidemiológico (Eduardo Torres Guerrero, 2012)
Tratamiento:
Lepra multibacilar: Dapsona (100 mg/día) más rifampicina (600 mg/mes) y clofazimina
(50 mg/día más 300 mg/mes). Esta pauta debe mantenerse hasta completar 24 meses,
pero se acepta que se cumpla en un máximo de 36 meses.
Lepra paucibacilar: Dapsona 100 mg/día más rifampicina 600 mg/mes durante un
periodo total de seis meses que se puede extender máximo hasta nueve meses. Desde
junio de 1997 el comité de expertos de lepra de la OMS propuso el acortamiento del
régimen usual de la TMD de 24 a 12 meses.36 Sin embargo, esta recomendación no se
ha acogido totalmente en nuestro país y muchos autores sugieren el tratamiento de la
lepra MB por 24 meses. La justificación de esta conducta es que aunque las recidivas
de la enfermedad con esta terapia son poco frecuentes, se han reportado tasas de
recaída en los pacientes tratados con TMD que varían de 0% a 2.5% en los pacientes
con lepra paucibacilar y de 0% a 7% en los pacientes con lepra multibacilar.37 En un
estudio realizado en la India con los mayores índices de recaídas hasta ahora
reportados, el promedio fue de 7.7% y 90% y se presentaron en pacientes con IB = 4 al
inicio del tratamiento. Los autores de este estudio recomiendan continuar la TMD en los
pacientes con IB = 4, no solo por 24 meses sino incluso hasta lograr baciloscopias
negativas.38 Este comité también aceptó como válido el tratamiento ROM, con una
única dosis de rifampicina (600 mg), ofloxacino (400 mg) y minociclina (100 mg) para la
lepra paucibacilar con una única lesión, basados en los resultados de un estudio
multicéntrico que incluyó 1453 pacientes.39 Otra recomendación que se realizó fue la
de utilizar la pauta de tratamiento ROM de forma mensual y durante 24 meses para
aquellos pacientes que no toleran el uso de clofazimina. Para los enfermos con lepra
multibacilar intolerantes a la rifampicina el comité recomienda la utilización de
clofazimina (50 mg) junto con minociclina (100 mg) y ofloxacino (400 mg) diariamente
durante seis meses; seguido de la administración diaria de clofazimina (50 mg) junto
con ofloxacino (400 mg) o minociclina (100 mg) durante un tiempo adicional de al menos
18 meses.
La rifampicina causa coloración anaranjada de los fluidos corporales por 48 horas luego
de su administración y es hepatotóxica. La clofazimina puede causar hiperpigmentación
pardogrisácea de la piel que desaparece lentamente una vez se descontinúa la
medicación. También se asocia a ictiosis adquirida en los brazos y la región pretibial.
En el sistema gastrointestinal puede producir intolerancia y cuando se administra por
largos períodos, sus cristales pueden acumularse en el intestino y causar enteropatía.
La dapsona produce cianosis secundaria a metahemoglobinemia y puede generar
hemólisis grave principalmente en pacientes con déficit de glucosa 6 fosfato
deshidrogenasa; por esto se recomienda hacer control de hemoleucograma antes de
iniciar el tratamiento y durante éste. Aunque el rol del bacilo Calmete Guerin en la
profilaxis de la lepra ha sido muy controvertido, un reciente metanálisis concluyó que
hay evidencia suficiente y convincente del efecto protector de la vacuna BCG contra la
lepra. (Zaragozano, VOL. 38)
OSTEOMIELITIS
DEFINICION
La osteomielitis es un proceso infeccioso progresivo que puede afectar uno o múltiples
componentes del hueso, incluidos el periostio, la cavidad medular y el hueso cortical. La
enfermedad se caracteriza por una destrucción inflamatoria progresiva del hueso, por
medio de la necrosis y de la formación de nuevo hueso. (Southwick, 2009)
ETIOLOGIA
La bacteria causal principal de la osteomielitis es Staphylococcus aureus. Otras veces
también participan microorganismos gramnegativos como Pseudomonas aeruginosa y
Escherichia coli, estafilococo coagulasa negativo, enterococo y propionibacteria. Las
causas micóticas comprenden a Candida, Coccidioides, Histoplasma y especies de
Aspergillus. Los acontecimientos que precipitan la osteomielitis son variables. Las
prótesis articulares y estabilizadores que se utilizan cada vez más en cirugía ortopédica
se acompañan de infecciones complejas. (Harrison’s, 2012)
La bacteriemia sea por endocarditis o proveniente de otros sitios de infección (p. ej.,
abscesos, furúnculos o dispositivos vasculares) constituye también un factor causal
frecuente en la osteomielitis. Los estudios de la bacteriemia por S. aureus indican que
la frecuencia de osteomielitis metastásica es cercana a 28% en presencia de una
prótesis articular; la bacteriemia por S. aureus se complica cuando participan cepas
resistentes a la meticilina (MRSA, methicillin resistant strains), La circulación
superpuesta del aparato urinario y la columna vertebral constituye una fuente de
osteomielitis vertebral por microorganismos patógenos urinarios como E. coli y
Klebsiella. (María Jesús Rojas Solano, 2018)
Otro factor predisponente es la irrigación insuficiente tanto arterial como venosa, que
reduce la perfusión hasta el punto en que la respuesta es deficiente y la cicatrización
defectuosa, incluso en los pacientes con una función normal. Ciertos factores del
hospedador como la diabetes y sus consecuencias contribuyen considerablemente a la
osteomielitis por la inmunodeficiencia con hiperglucemia, hipoestesia, vasculopatía e
insuficiencia renal. (Bennett, 2015)
1. CLASIFICACION
Osteomielitis aguda contra crónica: La osteomielitis aguda evoluciona
durante varios días a semanas; la osteomielitis crónica es una enfermedad
caracterizada por síntomas clínicos que persisten por varias semanas.
Osteomielitis de origen hematógenos o atribuible a un foco de infección
contiguo: es el resultado de una propagación bacterémica con diseminación de
bacterias en el hueso. Se observa, sobre todo, en niños prepúberes y en
pacientes de edad avanzada.
Osteomielitis secundaria a una infección contigua: Manifestaciones clínicas
e infecciones principalmente relacionadas en casos de osteomielitis
relacionados con una fractura conminuta, la situación y el cuadro clínico son más
complejos. Las bacterias con frecuencia se introducen al momento del
traumatismo. (Bennett, 2015)
FISIOPATOLOGIA
La osteomielitis hematogenosa se presenta con más frecuencia en niños y suele tener
como resultado un solo foco de infección que abarca la metáfisis de los huesos largos
(sobre todo, la tibia y el fémur). En adultos, la osteomielitis hematogenosa afecta con
más frecuencia los cuerpos vertebrales. Estas ubicaciones están favorecidas debido a
su suministro vascular. La osteomielitis tiende a ocluir los vasos sanguíneos locales y
causar necrosis ósea y diseminación local de la infección. (Schmitt, 2020)
El factor predisponente más frecuente de la osteomielitis es un área de hueso o tejido
circundante anormal desde el punto de vista de viabilidad, irrigación, sensibilidad o
edema. El tejido dañado dificulta no sólo la circulación arterial del área sino también la
irrigación venosa y linfática, proporcionando nutrientes para las bacterias y fomentando
una lesión ulterior. En algunos casos también son importantes ciertos factores del
hospedador como la desnutrición e inmunodepresión, como neuropatía diabética,
quimioterapia y tratamiento con glucocorticoides. (Dr. Marco Brenes Méndez, 2020)
Las bacterias que participan en la osteomielitis perduran porque elaboran toxinas que
lesionan aún más los tejidos, incluido el hueso. S. aureus es especialmente avezada en
tal sentido; coloniza la región nasal en 33% de las personas sanas y produce gran
variedad de citocinas, enzimas y toxinas que destruyen los tejidos y atenúan la
respuesta de los neutrófilos. Algunas bacterias S. aureus sobreviven a las vacuolas
fagocíticas de los macrófagos perpetuando la enfermedad y agravándola al esquivar los
mecanismos habituales de defensa. Esta capacidad de “hibernación” y persistencia le
permite permanecer latente por decenios antes de que florezca la infección en las
lesiones antiguas (p. ej., esquirlas u otras heridas penetrantes). (Dr. Marco Brenes
Méndez, 2020)
Con frecuencia se aíslan bacterias anaerobias que participan de manera sinérgica con
los microorganismos habituales o no habituales; en estos casos el tratamiento específico
es benéfico. Aún no se identifican los factores intrínsecos de los microorganismos que
les permiten persistir y destruir el hueso. Sin embargo, probablemente existen
variaciones de los factores de virulencia entre las diversas cepas que son producidos
por determinados clones, por lo que determinadas cepas son mucho más virulentas que
otras. (Carlos Eduardo Ugalde Ovares, 2014)
DIAGNÓSTICO
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS:
Los estudios complementarios empleados en la osteomielitis son de tipo
hematológicos, imagenológicos e histológicos. Los exámenes hematológicos más
empleados son el leucograma, velocidad de eritrosedimentacion, proteína C
reactiva, y hemocultivos. Todos los casos tienen que apoyarse de estudios de
imágenes debido a la falta de especificidad de estos medios diagnósticos
bioquímicos.
1. Estudios de Laboratorio:
- VES Y PCR: Suelen estar muy elevadas, pero suelen ser normales. La
VES es muy sensible pero poco específica, pues vuelve a su normalidad
a las 3-4 semanas en casos de osteomielitis no complicada y un
porcentaje menor no presenta incremento en fases iniciales. La PCR se
incrementa a las 8 horas del inicio del cuadro, alcanza su máximo valor
a los 2 días y se normaliza a la semana de haber iniciado el tratamiento.
Su uso es importante para el seguimiento y para determinar
complicaciones.
- PROCALCITONINA: La Procalcitonina es más sensible (85,2%) y
específico (87,3%) para diferenciar la osteomielitis de las enfermedades
no infecciosas.
2. Estudios microbiológicos:
- HEMOCULTIVO: Pueden ser positivos en aproximadamente la mitad de
los casos de osteomielitis hematógena. Los volúmenes sanguíneos más
altos tienen más probabilidades de producir un hemocultivo positivo. Los
hemocultivos que dan positivo deben repetirse después de 48 horas de
terapia antimicrobiana para garantizar la eliminación.
- BIOPSIA DE HUESO: El mejor criterio diagnóstico para la osteomielitis
es un cultivo positivo de la biopsia de hueso, y una histopatología
consistente con necrosis. Se debe obtener una biopsia ósea (abierta o
percutánea) para la identificación de patógenos y para obtener datos de
susceptibilidad siempre que sea factible; la biopsia también es útil si el
diagnóstico de osteomielitis es incierto.
- ESTUDIO DE IMÁGENES:
*Radiografía Simple: Tiene baja especificidad y sensibilidad. Las
radiografías simples tempranas tal vez no revelen anormalidades y quizá
no se desarrollen cambios hasta por 2 a 4 semanas después de adquirida
la infección.
*Ultrasonido: Apoya el diagnóstico clínico sospechado. Puede detectar
características de osteomielitis a las 48 horas del inicio de la infección,
mucho antes de lo que lo hacen las radiografías simples.
*Tomografías: Es más sensible. Tiene buena resolución espacial, sirve
como guía para aspiraciones percutáneas y las biopsias. Tiene función
en el seguimiento de la enfermedad.
*Resonancia Magnética: Alta sensibilidad para el diagnóstico de
osteomielitis. Tiene la ventaja de facilitar la detección de procesos
inflamatorios que afecten los tejidos blandos y el periostio. Es excelente
en la caracterización de tejidos blandos a alta resolución ofreciendo
sensibilidad y especificidad mejoradas sobre la tomografía
computarizada y la ventaja de identificar la inflamación de la médula.
Provee información detallada acerca de la actividad y extensión
anatómica de la infección.
*Medicina Nuclear: Tienen una sensibilidad muy alta en la detección de
osteomielitis y permiten obtener imágenes de todo el esqueleto para
buscar múltiples sitios de infección, pero están limitados por una pobre
especificidad y localización anatómica.
TRATAMIENTO
INTEGRANTES:
HUÁNUCO – PERÚ
2022
ÍNDICE
1 DIARREA AGUDA INFECCIOSA ............................................................................. 4
1.2 DEFINICIÓN ................................................................................................................ 4
1.3 EPIDEMIOLOGIA....................................................................................................... 4
1.4 MANIFESTACIONES CLINICAS ............................................................................ 4
1.5 ETIOLOGÍA ................................................................................................................. 6
1.6 FISIOPATOLOGÍA..................................................................................................... 8
1.6.1 DIARREA ACUOSA: ................................................................................................ 8
1.6.2 DIARREA SANGUINOLENTA: ................................................................................. 8
1.7 DIAGNÓSTICO........................................................................................................... 9
1.7.1 Recuento de PMN en heces: ................................................................................ 9
1.7.2 Recuento de Lactoferrina fecal: inflamación intestinal, incluso si no aparece
sangre macroscópica. ........................................................................................................... 9
1.7.3 Indicaciones de Coproparasitológico: diarrea > 14 días ...................................... 9
1.8 RECOMENDACIONES ........................................................................................... 10
1.9 TRATAMIENTO ........................................................................................................ 10
1.9.1 REHIDRATACIÓN ORAL ....................................................................................... 10
1.9.2 PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS ............................................................................ 10
1.9.3 TERAPIAS NO ANTIBIÓTICAS .............................................................................. 11
1.9.4 TERAPIA CON ANTIBIÓTICOS.............................................................................. 11
2 INTOXICACIÓN ALIMENTARIA ........................................................................... 12
2.1 DEFINICIÓN .............................................................................................................. 12
2.2 PATOGENIA ............................................................................................................. 13
2.3 FACTORES DE RIESGO........................................................................................ 14
2.4 MECANISMO DE ACCIÓN .................................................................................... 14
2.5 MANIFESTACIONES CLÍNICAS .......................................................................... 14
2.5.1 coli O157:H7 y Shigella sp. .......................................................................... 16
2.5.2 Listeriosis ......................................................................................................... 16
2.5.3 Campilobacter jejuni...................................................................................... 16
2.5.4 Clostridium botulinum .................................................................................. 16
2.5.5 Pescados y mariscos: ................................................................................... 16
2.6 LABORATORIO ....................................................................................................... 17
2.7 TRATAMIENTO ........................................................................................................ 18
3 CLOSTRIDIUM DIFFICILE ...................................................................................... 20
3.1 DEFINICION .............................................................................................................. 20
3.2 ETIOLOGIA ............................................................................................................... 20
3.3 EPIDEMIOLOGIA..................................................................................................... 20
3.4 PATOLOGIA Y PATOGENIA ................................................................................ 21
3.5 MANIFESTACIONES CLINICAS .......................................................................... 22
3.6 DIAGNÓSTICO: ....................................................................................................... 23
3.7 TRATAMIENTO ........................................................................................................ 25
4 BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................. 26
1 DIARREA AGUDA INFECCIOSA
1.2 DEFINICIÓN
1.3 EPIDEMIOLOGIA.
La diarrea aguda infecciosa representa la primera o segunda causa de muerte en la
mayoría de los países en vías de desarrollo, fundamentalmente en niños como
consecuencia de estados de deshidratación, y constituye una patología muy prevalente.
En Estados Unidos, se ha estimado que existen entre 200-300 millones de nuevos
casos de diarrea aguda cada año y esta cifra podría incluso estar infraestimada debido
a que la mayoría de los episodios son autolimitados y los pacientes no solicitan
asistencia médica.
La enfermedad diarreica es la segunda causa de muerte en niños menores de cinco
años muy a pesar de ser enfermedades prevenibles y tratables. Los niños malnutridos
o inmunodeprimidos son los que presentan mayor riesgo de enfermedad diarreica
potencialmente mortal
De una forma general, los signos asociados a una mayor gravedad de la diarrea son:
Duración superior a tres días.
Síntomas y/o signos de deshidratación (sed intensa, sequedad de piel y
mucosas, hipotensión ortostática y/o disminución del ritmo de diuresis).
Carácter inflamatorio de la diarrea.
En las personas con buena respuesta inmunitaria, la flora fecal saprófita, que
abarca a más de 500 especies taxonómicamente distintas, rara vez produce
diarrea y en realidad puede desempeñar una función protectora, impidiendo la
proliferación de agentes patógenos consumidos. Las perturbaciones de la flora
por acción de antibióticos pueden ocasionar diarrea al disminuir la función
digestiva o al permitir la proliferación de patógenos como Clostridium difficile.
Viajeros: Casi 40% de los turistas que llegan a las regiones endémicas de
América Latina, África y Asia sufren la llamada diarrea del viajero, que
principalmente se debe a Escherichia coli enterotoxígena o enteroagregada
y también a Campylobacter, Shigella, Aeromonas, Norovirus, Coronavirus y
Salmonella. Quienes viajan a Rusia (en particular a San Petersburgo) están
más expuestos a padecer diarreas originadas por Giardia; quienes visitan
Nepal pueden contagiarse por Cyclospora. Las personas que hacen
excursiones, acampan o nadan en parques naturales pueden adquirir una
infección por Giardia. Las personas que viajan en cruceros de barcos
también pueden padecer brotes de gastroenteritis causadas por agentes
como el norovirus.
Personas que han consumido determinados alimentos: La diarrea que resulta
poco después de haber comido en un día de campo, banquete o restaurante
sugiere infección por Salmonella, Campylobacter o Shigella proveniente del
pollo; E. coli enterohemorrágica (O157:H7) de la carne molida cruda; Bacillus
cereus del arroz frito u otros alimentos recalentados; Staphylococcus aureus
o Salmonella de la mayonesa o crema; Salmonella de los huevos; Listeria de
alimentos crudos o quesos blandos, y especies de Vibrio, Salmonella o
hepatitis A aguda de mariscos, especialmente cuando son crudos.
Personas con inmunodeficiencias: Las personas que padecen
inmunodeficiencias primarias (p. ej., déficit de IgA, hipogammaglobulinemia
variable común, enfermedad granulomatosa crónica) o lo que es mucho más
frecuente, un estado de inmunodeficiencia secundaria, como en los
ancianos, el sida o el tratamiento con inmunodepresores, están expuestos a
padecer diarrea. Los patógenos intestinales habituales suelen producir un
estado diarreico más intenso y prolongado y, en particular en los pacientes
con sida, se desarrollan infecciones por oportunistas, como las originadas
por especies de Mycobacterium, a ciertos virus (citomegalovirus, adenovirus
y del herpes simple), y a algunos protozoarios (Cryptosporidium, Isospora
belli, Microsporidia y Blastocystis hominis). En los sujetos con sida, los
agentes que se transmiten por contagio venéreo a través del recto (p. ej.,
Neisseria gonorrhoeae, Treponema pallidum, Chlamydia) pueden facilitar el
desarrollo de proctocolitis. Los individuos con hemocromatosis están
predispuestos especialmente a padecer infecciones invasoras e incluso
letales por especies entéricas como Vibrio y Yersinia, y es importante que no
consuman pescado crudo.
Personal de las guarderías y sus familiares: En estos casos, conviene
recordar que son muy frecuentes las infecciones por Shigella, Giardia,
Cryptosporidium, rotavirus y otros agentes.
Personas que residen en centros de asilo: La diarrea infecciosa es una de
las clases más frecuentes de infecciones nosocomiales en muchos
hospitales y en los centros de cuidado a largo plazo; los agentes causales
son muy variados, pero el más frecuente es Clostridium difficile. Algunas
veces este agente infecta a personas sin antecedente de haber usado
antibióticos y puede adquirirse fuera de un hospital.
periodo de dolor
incubación abdominal
diarrea
vómito fiebre
1.6 FISIOPATOLOGÍA
disentería acuosa
no inflamatorio
zona proximal no hay leucocitos en heces ;
del intestino incremento leve o nulo en la
delgado lactoferrina
shiguella salmonella
colon o disentería o
polimorfonucleares en
inflamatorio porción diarrea de
heces: incremento
origen
distal del ID sustancial en la
inflamatorio
lactoferrina fecal
y. enterocolítica
fiebre intestinal salmonella typhi
penetrante mononucleares en heces
1.7 DIAGNÓSTICO
1.7.1 Recuento de PMN en heces:
(+): >3 leuco/c inflamatoria colon
(-): no inflamatoria intestino Delgado
Un resultado (+) establece el carácter inflamatorio del proceso, pero la
negatividad del test no lo excluye
Leucocitos es variable: Salmonelosis, Yersinia, Vibrio parahemolítico o C. difficile
(depende de la virulencia de la cepa y de la mayor o menor afectación cólica)
Shigella y E. coli enterohemorrágico inicialmente no tienen leucocitos
1.8 RECOMENDACIONES
1.9 TRATAMIENTO
1.9.1 REHIDRATACIÓN ORAL
Se recomienda el uso de la rehidratación de electrolitos balanceada sobre
otras opciones de rehidratación oral en los ancianos con diarrea severa o
cualquier viajero con diarrea acuosa similar al cólera. La mayoría de las
personas con diarrea aguda o gastroenteritis pueden mantenerse al día con
los líquidos y la sal mediante el consumo de agua, jugos, bebidas deportivas,
sopas y galletas saladas. (Recomendación fuerte, nivel de evidencia
moderado)
2 INTOXICACIÓN ALIMENTARIA
2.1 DEFINICIÓN
Las toxiinfecciones alimentarias son el resultado de la ingesta de una amplia gama de
alimentos contaminados con microorganismos patógenos, toxinas microbianas o
productos químicos.
Se desconoce la incidencia actual de la toxiinfección alimentaria, aunque en 1997 se
estimó que se encuentra en torno a los 76millones de casos, con 325.000
hospitalizaciones y 5.000 muertes cada año.
La Foodborne Diseases Active Surveillance Network (FoodNet) de los CDC ha realizado
un seguimiento de las tendencias en la incidencia de una serie de nueve patógenos
alimentarios en diversos estados de Estados Unidos desde 1966, abarcando al 15% de
la población estadounidense dentro de las zonas de seguimiento activo en 2007.
El análisis de los datos obtenidos desde 1996-1998 hasta 2007 ha demostrado una
reducción en la incidencia
de enfermedades debidas a una serie de importantes patógenos: la incidencia de
aislamiento de Campylobacter ha disminuido en un 31%, la de Listeria en un 42%, la de
Yersinia en un 49%, la de Shigella en un 36%y
la de Salmonella en un 8%, lo que indica un gran avance en seguridad alimentaria (fig.
99-1). El descenso se produjo principalmente antes de 2004, ya que, al comparar las
cifras de 2007 con los datos de 2004-2006 se aprecia que la incidencia estimada de
infecciones causadas por Campylobacter, Listeria, Salmonella, Shigella, Escherichia coli
O157:H7, Vibrio y Yersinia no se ha modificado de forma significativa y que la incidencia
de infecciones por Cryptosporidium ha aumentado3. Los descensos importantes de la
incidencia de E. coli O157:H7 en 2003 y 2004 no se mantuvieron, mientras que algunos
serotipos de Salmonella presentaron incrementos importantes en 2007 comparados con
2004-2006, por ejemplo, I 4,5,12 y Newport, o descensos significativos, como
Typhimurium y Heidelberg.
2.2 PATOGENIA
La toxiinfección alimentaria puede aparecer como un caso esporádico aislado o, con
menor frecuencia, como un brote de enfermedades que afectan a una serie de personas
tras un contacto alimentario común. Tanto los síntomas como el período de incubación
constituyen indicios importantes respecto al agente etiológico.
DOSIS TÓXICA
La dosis tóxica depende del tipo de agente etiológico o toxina, de su concentración en
la comida ingerida y de los factores de susceptibilidad del huésped como la edad,
enfermedades concomitantes o trastornos de anafilácticos.
Estas bacterias pueden causar colitis hemorrágica aguda que se complica con
el síndrome hemolítico urémico, que se caracteriza por anemia hemolítica
microangiopática, trombocitopenia e insuficiencia renal aguda, especialmente en
niños o en adultos inmunocomprometidos que puede llevar a la muerte sin
tratamiento oportuno.
2.5.2 Listeriosis
Vómito prolongado.
Paciente inmunocomprometido.
Otros paraclínicos que pueden ser útiles dependiendo del estado clínico del paciente
son: hemograma, electrolitos, glucosa, BUN y creatinina.
Frotis de sangre periférica que puede mostrar los esquistocitos, las células de
Burr, y células diana.
Reticulocitos elevados.
Coombs negativo; cultivo de heces en Agar SAMC (Agar con sorbitol en vez de
lactosa).
Otros paraclínicos que pueden ser útiles incluyen: electrolitos, glucosa, BUN,
creatinina, gases arteriales y electrocardiograma.
2.7 TRATAMIENTO
3 CLOSTRIDIUM DIFFICILE
3.1 DEFINICION
La infección por Clostridium difficile (CDI, Clostridiumdiffi cile infection) es una infección
del colon que se adquiere muy a menudo con el uso de antimicrobianos y la consiguiente
alteración de la microflora normal de ese órgano.
La CDI es la enfermedad diarreica de origen hospitalario diagnosticada con mayor
frecuencia, y es consecuencia del consumo de esporas de C. difficile que vegetan, se
multiplican y secretan toxinas que causan diarrea y colitis pseudomembranosa (PMC,
pseudomembranous colitis) en los casos más graves.
3.2 ETIOLOGIA
C. difficile es un bacilo anaerobio obligado,
gramnegativo, cuyas esporas están dispersas
ampliamente en la naturaleza, en particular en
hospitales e instituciones de salud de cuidados a
largo plazo. Aparece con frecuencia en personas
internadas en hospitales y asilos (o poco después
de haber salido de estas instalaciones), donde el
nivel de antimicrobianos es alto y cuyo entorno está
contaminado por esporas del microorganismo.
3.3 EPIDEMIOLOGIA
La incidencia de diarrea y colitis asociadas a antibióticos varía mucho según el
antibiótico causante, su espectro de acción, las propiedades farmacocinéticas y el
contexto epidemiológico.
C. difficile se adquiere en forma exógena, por lo general en un hospital o asilo, pero a
veces también en un ambiente ambulatorio, y permanece en las heces fecales de
pacientes tanto sintomáticos como asintomáticos. La tasa de colonización fecal es a
menudo ≥20% entre adultos hospitalizados >1 semana. Por el contrario, esta tasa es de
1 a 3% en entornos extrahospitalarios.
La CDI extrahospitalaria sin relación con una hospitalización reciente, permanencia en
un asilo de ancianos ni contacto con médicos en forma ambulatoria compone ≤10% de
los casos. El riesgo de adquirir C. difficile aumenta en forma proporcional con la estancia
hospitalaria. Los recién nacidos sanos a menudo son portadores fecales asintomáticos
de C. difficile, y los lactantes (<1 ano de edad) se colonizan varias veces con diversas
cepas, pero en ellos es muy raro que se manifieste la enfermedad.
Por el contrario, la infección por C. difficile se identificó en el 25% de los enfermos
pendientes de diagnóstico por diarrea en dos hospitales de rehabilitación.
La clindamicina, la ampicilina y las cefalosporinas fueron los primeros antibióticos
relacionados con CDI. Las cefalosporinas de segunda y tercera generaciones, en
particular cefotaxima, ceftriaxona, cefuroxima y ceft azidima, con frecuencia causan este
trastorno; en tanto que las fluoroquinolonas (ciprofloxacina, levofloxacina y
moxifloxacina) son los fármacos implicados más recientemente en los brotes
epidémicos intrahospitalarios. Las combinaciones de penicilinas/inhibidores de la
lactamasa, como ticarcilina/ clavulanato y piperacilina/tazobactam, conllevan un riesgo
significativamente menor. Sin embargo, se ha descubierto que casi todos los
antibióticos, incluidas vancomicina y metronidazol (los farmacos más administrados
para el tratamiento de CDI), poseen riesgo de propiciar CDI subsiguiente.
Las esporas de C. diffi cile toxigeno son ingeridas, resisten la acción del ácido gástrico,
germinan en el intestino delgado y colonizan la parte inferior del tubo digestivo, donde
elaboran dos tipos de toxinas: toxina A (una enterotoxina) y toxina B (una citotóxina).
Ambas inician fenómenos que culminan en la pérdida de la función de barrera que
poseen las células epiteliales, la aparición de diarrea y la formación de
pseudomembranas. La toxina A es un factor quimiotáctico potente de neutrófilos y las
dos toxinas glucosilan las proteínas de unión de trifosfato de guanosina (GTP) de la
subfamilia Rho que regulan el citoesqueleto de actina. Los datos de estudios que
emplean la alteración molecular de los genes de la toxina en mutantes isogenicos
sugieren que la toxina B es el factor de virulencia más importante. Si esta posibilidad se
confirma, podría explicar la presencia de enfermedad clínica por cepas negativas para
la toxina A. La rotura del citoesqueleto hace que la célula pierda su forma, su adherencia
y uniones ocluyentes y, en consecuencia, se produzca fuga de líquido. Una tercera
toxina, la toxina binaria CDT, se había encontrado en solo ~6% de las cepas, pero se
presenta en todos los aislados de cepas NAPI/BI/027 identificadas en esta toxina está
relacionada con la toxina iota de C. perfringens. Todavía no se define su participación
en la patogenia de la enfermedad por Clostridium difficile.
Las pseudomembranas de la PMC se confinan a la mucosa del colon y se manifiestan
por placas amarillas blanquecinas, de 1 a 2 mm de diámetro. La mucosa que esta entre
una y otra placas no tiene signos característicos, pero a medida que la enfermedad
progresa, las pseudomembranas se unen hasta formar una placa más grande y
confluyen en toda la pared del colon.
Por lo general se afecta todo el colon, aunque en 10% de los enfermos no hay afectación
rectal. En el estudio microscópico, las pseudomembranas muestran un sitio de unión a
la mucosa y contienen leucocitos necróticos, fibrina, moco y restos celulares. Se advierte
erosión y necrosis del epitelio en zonas focales, con infiltración de la mucosa por
neutrófilos. Antes se pensaba que los pacientes colonizados con C. difficile tenían más
riesgo de padecer CDI.
Se ha propuesto que cuando menos tres factores son fundamentales para la CDI. El
primero es el contacto con antimicrobianos y establece la predisposición a padecer esta
infección, muy probablemente por la alteración que sufre la microflora normal del
aparato digestivo. El segundo factor es el contacto con C. difficile toxigeno. La mayoría
de los pacientes no padece CDI después de los primeros dos eventos, por lo que
claramente la infección necesita un tercer evento. Las posibilidades comprenden el
contacto con una cepa de C. difficile especialmente virulenta, el contacto con
antimicrobianos que muy probablemente ocasione CDI y una mala respuesta
inmunitaria del hospedador.
El tercer factor más probable que determina que personas padecerán diarrea y quienes
permanecerán asintomáticas es la respuesta anamnesica de los anticuerpos IgG séricos
a la toxina A de C. difficile. Es muy probable que la mayoría de las personas primero
cree anticuerpos contra las toxinas de C. difficile durante la colonización asintomática
en el primer año de vida o después de padecer una CDI en la infancia. Se cree que los
lactantes no padecen CDI sintomática porque carecen de los receptores adecuados de
la toxina en la mucosa, los cuales se forman después. En la edad adulta, la
concentración sérica de anticuerpos IgG contra la toxina A aumenta más en respuesta
a la infección en los individuos que se convierten en portadores asintomáticos que en
los que padecen la CDI. Para las personas con CDI, el incremento en las
concentraciones de antitoxina A durante el tratamiento guarda relación con un menor
riesgo de recurrencia de la infección.
En un estudio clínico con anticuerpos monoclonales contra la toxina A y toxina B,
además del tratamiento habitual, se observaron muchas menos recurrencias que con
placebo y tratamiento convencional.
La recaída de los síntomas de la CDI ocurre con mayor frecuencia durante la primera
semana después del episodio inicial cuando se completa el tratamiento. Después de un
tratamiento eficaz del primer episodio de ICD, se produce al menos un nuevo episodio
recurrente en el 10-25% de los pacientes, y hasta el 65% en los pacientes que ya
experimentaron> 1 ICD recurrente. Existe evidencia que demuestra que la mitad de los
casos de ICD recurrentes se deben a recaídas de la infección con la cepa original,
mientras que la otra mitad se debe a una reinfección con diferentes cepas. Se cree que
la respuesta inmune deteriorada a las toxinas de C. difficile, así como la nueva
exposición a las esporas, contribuye a las recurrencias. La resistencia a los antibióticos
no parece influir en el riesgo de recurrencias.
3.6 DIAGNÓSTICO:
En primer lugar, se debe considerar la ICD cuando hay síntomas de diarrea (≥ 3 deposiciones
blandas durante 24 h). El diagnóstico de CDI se basa en la detección de toxinas de C.
difficile directamente en una muestra de heces, más comúnmente con un inmunoensayo
enzimático (EIA), que proporciona un tiempo de respuesta rápido (alrededor de 1 a 2 h), así como
una sensibilidad de 75 a 85 % y especificidad del 95-100%. Debido a su bajo costo y facilidad de
uso, esta es la prueba más popular en todos los laboratorios. Las pruebas que
detectan antígenos de C. difficile se basan en la detección de glutamato deshidrogenasa (GDH)
y se caracterizan por su facilidad de uso y un tiempo de respuesta rápido, así como una
especificidad de casi el 100%. Sin embargo, no distinguen si la cepa es toxigénica (especificidad
del 59%). Cabe señalar que los ensayos de vieja generación (que utilizan aglutinación de látex)
tenían una sensibilidad del 58% al 68% y una especificidad del 89% al 99%. En 2009, se
introdujeron las pruebas que utilizan la amplificación de ácido nucleico (NAAT, prueba de
amplificación de ácido nucleico). Se basan en un método de PCR o en una amplificación
isotérmica. Las NAAT tienen una mayor sensibilidad (80 a 100%) y especificidad (87 a 99%) en
comparación con una prueba de EIA. La especificidad es especialmente alta, alcanzando el 95%,
cuando se obtiene un resultado negativo. En esta situación, debe considerarse otra causa de
diarrea. El NAAT también tiene limitaciones, a saber, alto costo y algunas dificultades de
interpretación. La PCR detecta la presencia de un gen que codifica la toxina, por lo que confirma
la presencia de C. difficilecepa productora de toxinas, pero eso no significa necesariamente que
la cepa produzca toxinas en ese momento. Si la diarrea es de otro origen, la detección de dicha
cepa se volvería engañosa, ya que continuaría con el tratamiento de la ICD. El tratamiento
persistente y, a menudo, ineficaz solo de los pacientes colonizados no mejora su situación
clínica. Al tratar con tales dificultades de diagnóstico, se requiere una evaluación diagnóstica
integral de otros trastornos potenciales que causan diarrea. Una prueba de ensayo citotóxico
(CYTA) no se usa de forma rutinaria en cultivos microbianos debido a su tiempo de respuesta
lento y la falta de estandarización (48-72 h).
Las imágenes del abdomen (rayos X, ultrasonido) en pacientes con CDI revelan asas
intestinales distendidas, a menudo con engrosamiento de la pared. Su uso es de suma
importancia a la hora de diagnosticar complicaciones de la ICD. La ecografía es un
método especialmente bueno para controlar el ancho del colon. La tomografía
computarizada del abdomen y la pelvis con contraste oral e intravenoso es útil en
pacientes con ICD grave, ya que ayuda a evaluar la presencia de megacolon tóxico,
perforación intestinal u otros hallazgos que justifiquen una intervención quirúrgica.
3.7 TRATAMIENTO
2. Mandell, Douglas and Bennett’s Principles and Practice of Infectious Diseases. Ed. 7°.
Vol 1. 2012. España,
3. Riddle MS, DuPont HL, Connor BA. ACG Clinical Guideline: Diagnosis,
Treatment, and Prevention of Acute Diarrheal Infections in Adults. Am J
Gastroenterol. 2016 May;111(5):602-22. doi: 10.1038/ajg.2016.126. Epub 2016
Apr 12. PMID: 27068718.
5. Czepiel, J., Dróżdż, M., Pituch, H. et al. Infección por Clostridium difficile :
revisión. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 38, 1211–1221
(2019). https://doi.org/10.1007/s10096-019-03539-6
SEMINARIO
TEMA:
INFECCIONES GENITOURINARIAS /
INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS
1
ÍNDICE
TEMAS PAG
INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS
Neumonia nosocomial……………………………………………….18
Infecciones urinarias nosocomiales…………………………………20
Hepatitis nosocomial……………………………………………….22
Infecciones transmitidas en transfusiones y transplantes………..23
Bibliografía………………………………………………….29
2
INFECCCIÓN DEL TRACTO URINARIO
1. CONCEPTO
Combinación entre manifestaciones clínicas y presencia de bacterias en la orina.
A. ITU complicada:
Se presenta en pacientes con:
B. ITU no complicada:
En mujeres sanas, no gestantes y sin anomalías del tracto urinario que presentan
cistitis aguda o pielonefritis aguda.
2. ETIOPATOGENIA:
ASPECTOS MICROBIOLÓGICOS:
3
3. FACTORES DE RIESGO
Mujeres jóvenes: Episodios previos de cistitis, actividad sexual reciente y el uso
de agentes espermicidas. Primeras 48h despues de relación sexual.
Mujeres posmenopáusicas: cistoceles, incontinencia urinaria, cirugía ginecológica
o urológica en hombres, Diabetes mellitus, vejiga neurogénica.
Hombres: aumenta con la edad, sintomatología prostática y tratamiento. Otros:
sexo anal insertivo, falta de circuncisión y litiasis renal.
4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS:
Los pacientes con cistitis suelen experimentar un surgimiento agudo de disuria
(dolor, hormigueo o ardor en el área perineal durante o justo después de orinar).
Además, los pacientes necesitan orinar con frecuencia. Algunos pacientes observan
sangre en la orina producida por un daño inflamatorio a la pared de la vejiga.
Sin embargo, además de los síntomas de la cistitis, los pacientes con pielonefritis
tienen más probabilidad de experimentar fiebre y escalofríos, dolor en el ángulo
costovertebral, náuseas y vómito, e hipotensión.
5. DIAGNÓSTICO:
URINÁLISIS: Se debe llevar a cabo un urinálisis en todos los pacientes con posible
infección del tracto urinario (ITU):
a) Más de 10 glóbulos blancos por campo de gran aumento indican piuria.
TINCIÓN GRAM: Puede ser útil una tinción de Gram de orina sin rotación; una
bacteria por campo de gran aumento indica 105 microorganismos por mililitro.
4
6. TRATAMIENTO:
Cistitis: curso corto, 3 días.
Ciprofloxacino o levofloxacino
Cefpodoxima proxetil
Ciprofloxacino
7. COMPLICACIONES:
5
Pielonefritis enfisematosa: Cursa con destrucción tisular y producción de gas.
Pacientes diabéticos (E. coli) y el tratamiento incluye drenaje percutáneo o la
nefrectomía.
PROSTATITIS
1. Sobre todo provocado por microorganismos entéricos gramnegativos:
URETRITIS
La uretritis es una enfermedad inflamatoria que afecta a la uretra masculina y que
generalmente está causada por microorganismos transmitidos por vía sexual. La
secreción uretral en varones puede ser manifiesta de modo continuo durante el día y
puede estar presente en una cantidad suficiente como para ensuciar la ropa interior, o
bien puede ser tan escasa que sólo es percibida por el paciente al levantarse como una
pequeña gota de líquido o una costra en el meato urinario. La secreción puede ser
totalmente transparente, mucopurulenta o francamente purulenta; y puede presentar
una coloración blanquecina, amarillenta, verdosa o marronácea.
Los microorganismos más frecuentes son Chlamydia trachomatis, Neisseria
gonorrhoeae, Trichomonas vaginalis y Mycoplasma genitalium. La uretritis puede
facilitar la transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Entre los
pacientes infectados por el VIH, la cantidad de VIH en las secreciones uretrales aumenta
si el paciente posee una uretritis clamidial o gonocócica concomitante. No existen dudas
de que la uretritis se transmite por medio del contacto sexual. Es una enfermedad que
se presenta con mayor frecuencia durante las edades de mayor actividad sexual y en
los grupos con una mayor prevalencia de otras ETS.
6
CLASIFICACIÓN
b) Uretritis Infecciosas:
Uretritis Gonocócica:
El agente etiológico específico clásico de la uretritis aguda es Neisseria
gonorrhoeae. Al realizar un estudio de una muestra de exudado uretral para
establecer un diagnóstico acertado, el 75% de los varones desarrollan los
síntomas a los 4 días, y el 80-90% a las 2 semanas. El exudado uretral de las tres
cuartas partes de los pacientes se describe como francamente purulento con
salida del exudado uretral purulento por el meato uretral sin necesidad de exprimir
la uretra se correlaciona estrechamente con el diagnóstico. Por tanto, el
diagnóstico basado en las características clínicas de la secreción uretral es poco
fiable y sólo identifica correctamente la enfermedad causante en el 73% de los
casos, por ello el estudio microscópico siempre debería incluirse en la evaluación
inicial. Los síntomas a menudo se instauran de forma repentina, por lo que el
paciente puede recordar la hora concreta del día en el que aparecieron. La uretritis
gonocócica no tratada puede evolucionar hacia un estado crónico, caracterizado
por molestias uretrales mínimas o ausentes y una pequeña cantidad de secreción
mucoide que se denomina purgación, esta secreción contiene una concentración
baja de gonococos y PMN.
Uretritis No gonocócica:
Los microorganismos causantes de la UNG pueden presentar una prevalencia
relativamente menor entre los varones homosexuales con uretritis que entre los
varones heterosexuales. El microorganismo más claramente asociado es la
Chlamydia trachomatis, este parásito intracelular obligado es el causante del 20-
50% de casos. En al menos un 50% de los casos de UNG de los varones no se
aíslan clamidias. Las características clínicas de UNG Chlamydia-negativa son muy
7
similares a las de UNG Chlamydia-positiva. Los agentes responsables de la UNG
Chlamydia-negativa continúan sin identificarse por completo. El U. urealyticum,
cuyo papel en la UNG es controvertido, ha sido reclasificado en dos especies, U.
parvum (biovar 1) puede ser un microorganismo comensal mientras que U.
urealyticum (biovar 2) puede ser uno de los agentes causales de la UNG
Chlamydia-negativa. El período de incubación es mucho más variable y a menudo
es más prolongado, de 2 a 35 días, pero casi el 50% de los varones desarrollan
los síntomas uretrales alrededor del cuarto día, por tanto, un período de
incubación de menos de 1 semana no es un dato fiable para realizar un
diagnóstico diferencial. Se observa en cerca del 50% de los pacientes la secreción
mucopurulenta, caracterizada por un exudado poco espeso, turbio o mucoide, con
grumos purulentos; la secreción uretral es completamente transparente y
moderadamente viscosa en el 10-50% de los pacientes, principalmente en los que
presentan síntomas mínimos. Los síntomas suelen empeorar a lo largo de varios
días, la secreción uretral puede aparecer días antes que la disuria, los síntomas
pueden aumentar y disminuir, incluso hasta el punto de desaparecer de modo
transitorio antes de que el paciente solicite asistencia médica.
DIAGNOSTICO
La tinción de Gram del exudado uretral revela los típicos diplococos gramnegativos
intracelulares en cerca del 95% de los casos de uretritis gonocócica sintomática. y es
negativo en cerca del 97% de los pacientes con UNG sintomática. La sensibilidad de los
cultivos para N. gonorrhoeae es inferior al 100%. Las probabilidades de aislar el
microorganismo se ven todavía más reducidas si el paciente ha recibido recientemente
un tratamiento antibiótico o si se tarda en procesar la muestra para su cultivo. Por tanto,
parece probable que la mayor parte de los pocos pacientes que presentan hallazgos
positivos en la tinción de Gram, pero con cultivos negativos realmente padezcan una
gonococia.
TRATAMIENTO:
Como síndrome, la UNG se ha tratado con diferentes pautas terapéuticas, aunque en la
actualidad el tratamiento de elección es la doxiciclina y la azitromicina. La tetraciclina de
elección es la doxiciclina. Las tetraciclinas se mantienen 7 días, ya que no se ha
demostrado que los tratamientos más prolongados posean beneficios adicionales. La
dosis de clorhidrato de tetraciclina empleada es de 500 mg 4 veces al día. Se debe
advertir al paciente que debe tomar el fármaco con el estómago vacío y no acompañado
de leche ni de antiácidos. También puede emplearse la doxiciclina a dosis de 100 mg
v.o. 2 veces al día durante 7 días. La tolerancia y la efectividad de este fármaco son
muy buenas y además puede ingerirse junto a alimentos. El cumplimiento del
tratamiento también es mejor al tratarse sólo de 2 tomas y presentar menos efectos
adversos.
Las cepas de Neisseria gonorrhoeae resistentes a las fluoroquinolonas abundan en
muchos países. Los pacientes diagnosticados de infección gonocócica o en los que se
sospeche la infección no deben tratarse con fluoroquinolonas a no ser que se demuestre
que el microorganismo es sensible. A lo largo de los años, ha demostrado una capacidad
constante de desarrollar resistencia a antibióticos previamente eficaces. Recientemente
se ha detectado una tendencia gradual, pero preocupante, de descenso en la eficacia
de las cefalosporinas. Los pacientes que siguen tratamiento por una uretritis deben ser
8
explorados para descartar la presencia de otras ETS y deben someterse a pruebas
serológicas en la primera visita para excluir una sífilis o la infección por el VIH.
FACTORES DE RIESGO
La edad se relaciona de manera inversa con la tasa de EIP. El diagnóstico de EIP es
tres veces más probable en las adolescentes que ya mantienen relaciones sexuales,
que en las mujeres de 25 a 29 años.
El tipo de anticonceptivo empleado modifica el riesgo de sufrir una EIP de una manera
compleja. Los métodos mecánicos y los de barrera disminuyen el riesgo. El efecto de
los anticonceptivos orales es variable, ya que disminuyen el riesgo de EIP pero no
ejercen ningún efecto sobre el índice de esterilidad o de inflamación endometrial. Los
dispositivos intrauterinos (DIU) se asocian con un riesgo ligeramente superior de
sufrir una EIP en los primeros meses tras su inserción, sin relación con la actividad
sexual. Se ha sugerido que los microorganismos del género Actinomyces juegan un
papel importante en la EIP asociada al DIU, pero dicha asociación no está clara.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico clínico de la EIP es poco preciso. Los datos indican que un diagnóstico
clínico de EIP sintomática posee un valor predictivo positivo del 65% al 90% comparado
con la laparoscopia. El valor predictivo positivo del diagnóstico clínico de una EIP aguda
varía dependiendo de las características epidemiológicas y del contexto clínico, de modo
que el valor predictivo positivo es mayor en las mujeres jóvenes sexualmente activas
(en las adolescentes en particular), en las pacientes que acuden a las clínicas de
enfermedades de transmisión sexual y en las comunidades con índices elevados de
gonococia, infecciones por clamidias y vaginosis bacteriana. La mayor parte de las
mujeres con EIP presentan una secreción cervical mucopurulenta o bien leucocitos en
el examen microscópico de la secreción vaginal.
El diagnóstico de EIP es poco probable si la secreción cervical es de apariencia normal
y no se encuentran leucocitos en el examen microscópico, por lo que deben descartarse
otras causas de dolor abdominal90. Otros criterios que apoyan el diagnóstico de EIP
incluyen la vaginosis bacteriana, la cervicitis mucopurulenta, la confirmación mediante
pruebas de laboratorio de una infección cervical con N. gonorrhoeae o C. trachomatis,
9
una temperatura oral superior a 38 °C, una velocidad de sedimentación globular
aumentada y unos niveles elevados de proteína C-reactiva. Los criterios para establecer
un diagnóstico de certeza de EIP comprenden la confirmación histológica de
endomiometritis en una biopsia endometrial; la presencia de unas trompas engrosadas
y ocupadas por líquido, con o sin líquido pélvico libre o complejo tubo ovárico,
diagnosticado mediante ecografía transvaginal u otras técnicas de imagen; o el hallazgo
de secreción purulenta, eritema o edema tubárico observado mediante laparoscopia.
TRATAMIENTO
La mayor parte de las mujeres con EIP se tratan en régimen ambulatorio, lo que refleja
el predominio de las formas leves a moderadas de la enfermedad. El tratamiento
consiste en el reposo y la antibioticoterapia. El tratamiento antibiótico empírico de amplio
espectro debe cubrir los patógenos más probables como N. gonorrhoeae, C.
trachomatis, los anaerobios, las bacterias gramnegativas facultativas y los
estreptococos. El tratamiento con metronidazol en las mujeres con EIP resulta adecuado
en caso de cursar con una vaginosis bacteriana concurrente. El tratamiento con
metronidazol en las mujeres con EIP resulta adecuado en caso de cursar con una
vaginosis bacteriana concurrente. el antibiograma, se recomienda administrar una
cefalosporina por vía parenteral. Aunque la información referente a otras pautas de
tratamiento ambulatorio es limitada, la administración de amoxicilina/ ácido clavulánico
y de doxiciclina o azitromicina con metronidazol ha logrado curaciones clínicas a corto
plazo.
Si se decide el tratamiento ambulatorio, se debe revisar a la paciente a las 72 horas del
inicio del mismo. En esta revisión hay que constatar la disminución de la fiebre, la
reducción del dolor abdominal a la palpación directa y la desaparición del signo de
Blumberg y del dolor a la palpación de los órganos pélvicos durante el tacto bimanual.
Si no existe respuesta terapéutica a las 72 horas, se debe valorar de nuevo el cuadro y
hospitalizar a la paciente para confirmar el diagnóstico e iniciar un tratamiento antibiótico
parenteral en caso de que siguiera una pauta de tratamiento oral. Todos los contactos
sexuales varones de las mujeres con EIP deben ser evaluados para descartar una
enfermedad de transmisión sexual.
ÚLCERAS GENITALES
Un grupo de Infecciones de Transmisión Sexual importantes se caracteriza por la
presencia de úlceras genitales y la mayor parte de estas enfermedades aumenta
claramente el riesgo de transmisión sexual y propagación de VIH.
Hay diferentes agentes patógenos que pueden producir enfermedades de transmisión
sexual ulcerativas:
Treponema pallidum (sífilis), virus del herpes simple 1 y 2,
Haemophilus ducreyi (chancroide),
Klebsiella granulomatis (linfogranuloma inguinal) y
C. trachomatis genotipos L1, L2, L3 (linfogranuloma venéreo).
Las úlceras de una infección herpética no tratada se resuelven en 3 semanas en caso
de tratarse de una primoinfección y de 5 a 12 días en el caso de las recurrencias.
Excepto por la hipopigmentación postinflamatoria, existe poca cicatrización.
10
TRATAMIENTO
Por lo general se recomienda tratar de inmediato las úlceras genitales agudas (luego
de tomar las muestras necesarias para el diagnóstico) antes de obtener los
resultados de los estudios, por varias razones:
Las pacientes con un episodio inicial o recurrente de herpes genital o anorrectal
casi siempre mejoran con el tratamiento antiviral oral inmediato,
El tratamiento oportuno de las úlceras genitales de transmisión sexual reduce la
transmisión ulterior y algunas pacientes no regresan para conocer los resultados
de las pruebas y obtener otro tratamiento.
Es muy importante valorar con detalle el perfil de riesgo sexual del paciente y sus
antecedentes personales patológicos para establecer el régimen inicial.
El enfermo con factores de riesgo que señalan contacto con sífilis (p. ej., un varón
que tiene relaciones sexuales con otros varones o con alguien infectado con VIH)
debe recibir tratamiento inicial contra sífilis.
El tratamiento antimicrobiano empírico está indicado cuando las úlceras persisten y
el diagnóstico sigue siendo dudoso después de una semana de observación y pese
a la lucha por identificar el herpes simple, la sífilis y el chancro blando.
SÍFILIS
MICROBIOLOGÍA
T. pallidum, el organismo causante de la sífilis, se identificó por primera vez en 1905. Es
una bacteria del orden Spirochaetales y es uno de varios treponemas estrechamente
relacionados que causan enfermedades humanas . T. pallidum mide aproximadamente
de 10 a 13 micrones de largo, pero solo 0.15 micrones de ancho, lo que lo hace
demasiado delgado para ser visualizado por
microscopía directa. Esta característica complica enormemente el diagnóstico.
El organismo se puede ver con microscopía de campo oscuro, una técnica que emplea
un condensador especial que arroja una luz oblicua. Cuando se visualiza con este
método, T.pallidum es un organismo delicado en forma de sacacorchos con espirales
apretadas . Exhibe un movimiento rotatorio característico con flexión y movimiento hacia
adelante y hacia atrás, características consideradas suficientemente características
para ser diagnósticas.(2)
11
La espiroqueta de la sífilis, T. pallidum, se contagia de persona a persona, sobre todo
por medio de las relaciones sexuales o por el paso a través de la placenta, causando
una enfermedad congénita. Con menos frecuencia, el contacto cercano con una lesión
activa (tal como besar) o una transfusión de sangre fresca de un paciente con una
enfermedad diseminada temprana puede tener como resultado la transmisión. La
incidencia de la sífilis ha tenido altibajos durante los últimos 50 años como consecuencia
de los cambios en las prácticas sexuales y el cambio en los compromisos del gobierno
con respecto a los departamentos de salud pública.
EPIDEMIOLOGÍA
la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en todo el mundo en 2016, hubo
19,9 millones de casos prevalentes de sífilis en adolescentes y adultos de 15 a 49 años,
y 6,3 millones de casos nuevos. En 2014, la tasa media de casos fue de 17,2 casos por
100.000 mujeres y de 17,7 casos por 100.000 hombres. La prevalencia más alta se
informó en la región del Pacífico Occidental de la OMS (93,0 casos por 100.000
habitantes), seguida de la región de África (46,6 casos por 100.000 habitantes) y la
región de las Américas (34,1 casos por 100.000 habitantes).(2)
TRANSMISIÓN
La transmisión de T. pallidum suele ocurrir por contacto directo con una lesión infecciosa
durante las relaciones sexuales. Además, T. pallidum atraviesa fácilmente la placenta,
lo que provoca una infección fetal. La adquisición de sífilis a través de transfusiones de
sangre es muy rara porque todos los donantes son examinados y T. pallidum no puede
sobrevivir más de 24 a 48 horas en condiciones de almacenamiento en banco de sangre.
En otros lugares se encuentran discusiones adicionales sobre la transmisión de la sífilis
durante el embarazo y mediante donaciones de sangre.
La transmisión sexual requiere exposición a lesiones abiertas con presencia de
microorganismos, características que se observan con el chancro primario y con algunas
de las manifestaciones de la sífilis secundaria (parches mucosos y condiloma lata).
Estas lesiones son muy infecciosas, con una eficiencia de transmisión estimada en
aproximadamente el 30 por ciento. Por el contrario, las lesiones cutáneas de la sífilis
secundaria contienen pocas treponemas y el riesgo de transmisión a través de la piel
intacta es bajo. Los pacientes con sífilis latente temprana se consideran infecciosos
debido a la preocupación por las lesiones activas recientemente que ya no están
presentes o las lesiones activas que se pasaron por alto en la evaluación inicial.
T. pallidum puede iniciar la infección dondequiera que se produzca la inoculación. Por
lo tanto, el contacto de las secreciones infectadas con casi cualquier tejido puede
provocar una lesión de sífilis primaria en ese sitio, y la sífilis se puede propagar al besar
o tocar a una persona que tiene lesiones activas en los labios, la cavidad oral, los senos
o los genitales. Como ejemplo, se ha identificado la transmisión de la sífilis en hombres
que tienen sexo con hombres (HSH) que han informado del sexo oral como su único
factor de riesgo de adquisición. A continuación, se encuentra información adicional
sobre la fisiopatología de la infección temprana.
La sífilis también está asociada con la transmisión y adquisición de otras infecciones de
transmisión sexual (p. Ej., VIH). A modo de ejemplo, en un estudio que examinó la
incidencia del VIH entre hombres con sífilis primaria y secundaria nueva, a 1 de cada 20
HSH se les diagnosticó el VIH en el plazo de un año desde el diagnóstico de sífilis.(2)
FISIOPATOLOGÍA
12
La comprensión de la fisiopatología de T. pallidum se ve obstaculizada por la
incapacidad de hacer crecer el organismo en cultivo. Por tanto, el conocimiento de las
características de crecimiento y el metabolismo de esta bacteria es bastante limitado.
Los datos en modelos animales y sujetos humanos constituyen la base de la mayor
parte de la información disponible sobre este patógeno. La patogenia de la neurosífilis
se analiza en otra parte.(2)
SÍFILIS SECUNDARIA
Una vez que las treponemas penetran la piel, emigran con rapidez al sistema linfático
y entran en el flujo sanguíneo, diseminándose ampliamente por todo el cuerpo. La
enfermedad secundaria se presenta en casi 30% de los pacientes. Se observa una
erupción en la piel en 90% de los pacientes y suele consistir en lesiones rosas a rojas,
maculares, maculopapulares, papulares o pustulares. Las lesiones suelen empezar en
el tronco y se propagan a las extremidades, afectando con frecuencia las plantas de los
13
pies y las palmas de las manos. En áreas donde hay más humedad como la ingle, las
lesiones se pueden combinar, produciendo placas indoloras, grises blancuzcas,
eritematosas, muy infecciosas llamadas condiloma lata. Como resultado, pueden
presentarse parches de alopecia con aspecto como de comidas por polillas en las cejas
o la barba. La erupción suele acompañarse de linfadenitis difusa. El agrandamiento de
los nodos epitrocleares es muy sugestivo de una sífilis secundaria. Las manifestaciones
de la enfermedad secundaria suelen presentarse 2 a 8 semanas después de la
exposición. En esta etapa, el microorganismo puede encontrarse en la sangre, piel,
sistema nervioso central y humor acuoso en el ojo. Además de la piel y los quistes
linfáticos, casi cualquier órgano en el cuerpo puede verse afectado. Se puede desarrollar
meningitis basilar que puede tener como resultado déficit en los nervios craneales III,
VI, VII y VIII. Estos déficits se manifiestan como anormalidades pupilares, diplopía,
debilidad facial, pérdida de la audición y tinitus. La uveítis anterior, la glomerulonefritis
de complejo inmune, la hepatitis sifilítica, la sinovitis y la periostitis son otras
manifestaciones de la enfermedad. La sífilis secundaria se ha llamado “el gran imitador”
y siempre se debe ordenar la serología para la sífi lis en un paciente con una erupción
en piel sin explicación, linfadenopatía, meningitis linfocítica, déficit neurológico,
anormalidades en huesos y articulaciones, glomerulonefritis o hepatitis.
SÍFILIS LATENTE
Después de que el sistema inmune controla la diseminación, el microorganismo puede
persistir en el cuerpo sin causar síntomas. Durante el período latente, las espiroquetas
hacen más lento su metabolismo y el tiempo de duplicación. La “sífilis latente” se define
como un período asintomático después de un año posterior a la infección primaria (un
período que suele durar 20 a 30 años). Antes de que termine ese año, los pacientes
están en riesgo de una recaída sintomática y, por tanto, se consideran infecciosos.
Durante el período latente, se dirigen anticuerpos específicos. En el período latente, se
pueden detectar anticuerpos específicos dirigidos contra T. pallidum por medio del
ensayo de absorción de anticuerpos treponémicos (FTA-ABS) o por medio de múltiples
pruebas de hemaglutinina.
NEUROSÍFILIS TARDÍA
Se puede desarrollar arteritis en los vasos pequeños de las meninges, el cerebro y la
médula espinal, lo que tiene como resultado múltiples eventos vasculares pequeños que
producen hemiparesis, convulsiones generalizadas o focalizadas y afasia. Esta
14
enfermedad neurológica se llama sífilis meningovascular y suele ocurrir 5 a 10 años
después de la infección primaria. Siempre se debe considerar la sífilis meningovascular
en el paciente joven que sufre un accidente cerebrovascular.
SÍFILIS CARDIOVASCULAR
La arteritis afecta los vasos que alimentan la aorta (los vasos vasculares), lo que tiene
como resultado necrosis del medio de los vasos y dilatación progresiva de la aorta que
puede llevar a la regurgitación aórtica, insufi ciencia cardíaca congestiva y estenosis de
la arteria coronaria, provocando angina. Con menos frecuencia, se pueden desarrollar
aneurismas saculares asintomáticos de la aorta ascendente, transversa y (rara vez)
descendente. La radiografía torácica puede mostrar bandas de calcifi cación en la aorta,
lo que sugiere el diagnóstico. Las manifestaciones vasculares surgen 15 a 30 años
después de la infección primaria en 10% de los pacientes sin tratamiento.
15
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la sífilis se complica por el hecho de que T. pallidum no puede
cultivarse in vitro. La enfermedad primaria y secundaria puede diagnosticarse usando
un microscopio de campo oscuro para examinar las raspaduras de la piel. Esta prueba
no está ampliamente disponible en muchos laboratorios y requiere un técnico hábil. En
fechas más recientes, los anticuerpos antitreponémicos conjugados han probado ser
más sensibles que el microscopio de campo alto, pero la prueba tiene más demandas
técnicas. El anticuerpo también puede usarse para identificar la espiroqueta en los
especímenes de biopsia. La identificación del DNA treponémico por medio de PCR está
bajo desarrollo, pero en la actualidad no hay una prueba comercial disponible. La prueba
serológica sigue siendo el método principal de diagnóstico en casi todos los casos. Los
CDC han publicado lineamientos extensos para el serodiagnóstico y el tratamiento de la
sífilis. Hay dos clases de pruebas serológicas disponibles:
PRUEBAS NO TREPONÉMICAS.
Miden los niveles de anticuerpo al antígeno cardiolipina-colesterol-lecitina (antes
llamado reagina). Las pruebas de esta clase que se usan con más frecuencia son la
VDRL y la RPR, ambas miden la dilución más alta de sangre que hace que el antígeno
se flocule en una lámina. En 2% de los casos, se observa un fenómeno de prozona; es
decir, cuando el título de anticuerpo es alto, no se observa un floculado en la muestra
no diluida, tal vez como consecuencia de un desequilibrio entre antígeno y anticuerpo.
Cuando la misma muestra se diluye los índices de anticuerpo:antígeno están más
balanceados y se desarrolla un floculado. Los títulos del VDRL o la RPR suelen ser
mayores en la enfermedad secundaria o en la enfermedad latente temprana. Después
del tratamiento apropiado, el título suele disminuir a más de 1:4, y en un cuarto de los
pacientes, la VDRL o la RPR se vuelve negativo. En pacientes con sífilis primaria o
secundaria, el título por lo general disminuye a una cuarta parte de su primer valor
después de 6 meses de tratamiento y a un octavo a los 12 meses. En pacientes con
sífilis tardía, la disminución suele ser más lenta, llegando a un cuarto de los primeros
valores en un período de 12 meses. Un cambio en el título de un cuarto de los primeros
valores o menor se considera significativo. El índice de disminución del título es más
lento en pacientes con infección prolongada, antecedentes de infección recurrente y un
título inicial alto. En un pequeño número de pacientes, la prueba sigue siendo
persistentemente positiva. A estos pacientes se les llama persistentes crónicos. Una
elevación persistente representa un falso positivo, una infección activa persistente o una
reinfección, sobre todo cuando el título sigue elevado por arriba de 1:4. Es raro que las
pruebas falsas positivas se encuentren con el antígeno moderno, más purificado, y se
observan con más frecuencia en pacientes con enfermedad de tejido conjuntivo o
infección por VIH. La prueba no treponémica se recomienda para la exploración y el
monitoreo de la respuesta a la terapia antibiótica.
PRUEBAS TREPONÉMICAS ESPECÍFICAS.
Miden los anticuerpos específicos dirigidos contra la espiroqueta T. pallidum. La FTA-
ABS es la prueba de anticuerpo inmunofluorescente indirecta estándar. La sangre se
absorbe con las treponemas no patogénicas para remover los anticuerpos no
específicos con reacción cruzada. Luego se mezcla una dilución 1:5 de sangre con T.
pallidum patogénica cultivada a partir de conejos infectados y la unión de anticuerpo se
mide por medio de la incubación posterior de las espiroquetas con un anticuerpo IgG
contra la globulina humana conjugada fluorescente. Esta prueba es muy específica, pero
es difícil de cuantificar y no predice una enfermedad activa. Una prueba de anticuerpo
16
treponémico positiva sólo indica que el paciente ha estado expuesto a sífilis en el
pasado. Otras pruebas con especificidad similar son la TPHA (ensayo de
hemaglutinación de T. pallidum) y la MHATP (microhemaglutinación de T. pallidum). Las
pruebas específicas para treponema se usan para verificar una VDRL o RPR positiva,
pero no pueden usarse para hacer un seguimiento de la respuesta a la terapia. Se debe
ordenar una de estas pruebas en pacientes que se sospecha tienen neurosífilis que
tienen una VDRL negativa. En pacientes con enfermedad latente, se debe examinar el
líquido cefalorraquídeo si se observan signos o síntomas oftálmicos, si la evidencia
sugiere sífilis terciaria, si el título de VDRL o RPR del paciente no se reduce tras la
terapia apropiada o si el paciente desarrolla infección por VIH relacionada con una sífilis
latente tardía o una sífilis de duración desconocida. La neurosífilis se acompaña de
conteos de WBC en el líquido cefalorraquídeo de 10 a 400/mm3 , con un predominio de
linfocitos y proteínas elevadas (45 a 200 mg/dl). El VDRL de líquido cefalorraquídeo es
positivo en casi la mitad de los casos activos. La VDRL o RPR periférica es negativa en
casi un cuarto de los casos de neurosífi lis; sin embargo, la FTA-ABS periférica suele
ser reactiva. Por tanto, cuando se sospecha una neurosífilis, se debe ordenar una
prueba antitreponémica específica para excluir el diagnóstico.
TRATAMIENTO
La penicilina sigue siendo el tratamiento a elegir para todas las formas de sífilis y la
eficacia de la penicilina está bien documentada. Sin embargo, la dosis óptima y la
duración de la terapia nunca se han probado por medio de estudios bien diseñados.
Debido al índice lento de crecimiento de T. pallidum, se piensa que una terapia por un
mínimo de 2 semanas y concentraciones terapéuticas de 0.03 μg/ml o mayores son
importantes para asegurar la exterminación. La penicilina benzatínica intramuscular
mantiene concentraciones constantes del antibiótico en sangre, pero no mantiene los
niveles letales en sangre. Por tanto, es importante que los pacientes que reciben
penicilina benzatínica intramuscular convencional reciban pruebas de seguimiento
apropiadas para documentar la cura. La reacción Jarisch-Herxheimer es una reacción
sistémica bien descrita que se presenta después del inicio del tratamiento antibiótico en
pacientes con sífilis. Los pacientes experimentan la aparición abrupta de fiebre,
escalofríos, dolor muscular y cefalea. Estos síntomas suelen empezar 1 a 2 horas
después de administrar la primera dosis de antibiótico y por lo general se dan después
del tratamiento con penicilina. Se reporta una reacción Jarisch-Herxheimer en casi todos
los casos de sífilis secundaria (70 a 90%), pero puede presentarse con el tratamiento
antibiótico en cualquier etapa de la sífilis (10 a 25%). Se les debe advertir a los pacientes
sobre la alta probabilidad de que se presente esta reacción y se les debe informar que
los síntomas son autolimitantes, y duran casi 12 a 24 horas. La reacción Jarisch-
Herxheimer puede abortarse si se administra al mismo tiempo una sola dosis de
prednisona oral (60 mg) con la primera dosis de antibiótico. Se recomienda el
tratamiento previo con prednisona para mujeres embarazadas y pacientes con sífi lis
cardiovascular sintomática o neurosífilis. La asparina cada 4 horas por 24 a 48 horas
también mejora los síntomas.
17
VIH, se debe llevar a cabo una punción lumbar y se debe volver a tratar al paciente con
penicilina benzatínica (2.4 millones de unidades intramuscularmente cada semana por
tres semanas). En los pacientes alérgicos a la penicilina, se debe administrar doxiciclina
o tetraciclina por 2 semanas. En las pacientes embarazadas, se deben llevar a cabo
pruebas de piel contra la penicilina. Si la prueba es positiva, se debe desensibilizar a la
paciente y tratarla con penicilina.
SÍFILIS LATENTE
a. En la enfermedad latente temprana (menos de un año desde la exposición
documentada), el paciente debe recibir una sola dosis de penicilina benzatínica. El
paciente alérgico a la penicilina debe recibir doxiciclina por 4 semanas.
b. En la enfermedad latente tardía (más de un año o duración desconocida a partir de
la exposición), el paciente debe recibir tres dosis de penicilina benzatínica. En los
pacientes alérgicos a la penicilina, se debe administrar doxiciclina por 4 semanas. Si se
desarrollan síntomas de sífilis, si aumenta el título del VDRL o RPR del paciente por un
factor de 4, o si el título inicial es mayor a 1:32 y no disminuye a un cuarto de ese valor
en 12 a 24 meses, se debe llevar a cabo una punción lumbar para excluir neurosífilis y
se debe volver a tratar al paciente.
NEUROSÍFILIS O SÍFILISOCULAR.
El tratamiento preferido es la penicilina G acuosa, 12 a 24 millones de unidades diarias
en 4 dosis divididas cada hora por 10 a 14 días. En el paciente muy confiable, el
tratamiento como paciente externo con penicilina procaína (2.4 millones de unidades
intramusculares diarias) más probenecid oral (500 mg cada 6 horas) por 10 a 14 días
es una posibilidad. En el paciente alérgico a la penicilina, se recomienda la
desensibilización.
SÍFILIS TARDÍA.
(Que no sea neurosífilis, sífilis goma o cardiovascular.) El mismo que para la sífilis
latente. Los pacientes con VIH y sífi lis en cualquier etapa deben tratarse como si
tuvieran neurosífilis. Se recomienda un seguimiento serológico agresivo y si los títulos
no bajan, suele recomendarse el nuevo tratamiento.
INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS
Las infecciones nosocomiales (IN) son las infecciones que se contraen 48 horas
después de la hospitalización y que no estaban presentes ni en período de incubación
al ingreso. La prevalencia de las IN en países desarrollados varía entre 5,1% y 11,6%,
mientras que en los países de medianos y bajos ingresos fluctúa entre 5,7% y 19,1%.
En 1999 se realizó por primera vez en el Perú un estudio de prevalencia de IN en 62
hospitales, y se encontraron prevalencias entre 0% a 3,5%, lo que dependía del nivel de
complejidad del hospital. Posteriormente, se han realizado varios estudios de
prevalencia de IN en áreas de hospitalización de diversos hospitales públicos en Lima y
de algunas regiones, y los resultados varían entre 0% y 15%, según el nivel de
complejidad.
Las IN aumentan el promedio de estancia de hospitalización general en nueve días y el
promedio de estancia en las unidades de cuidados intensivos en siete días; asimismo,
incrementan la morbilidad, mortalidad y la carga económica de los servicios de salud.
18
Las IN son particularmente prevalentes en lugares con hacinamiento, como las unidades
de observación de los servicios de emergencia, los que no cumplen los mínimos
requerimientos: períodos de atención de 12 horas, áreas diferenciadas según sexo,
capacidad máxima de seis camas por sala y un área mínima de nueve metros
CUADRO: GRUPO DE RIESGO PARA ADQUIRIR UNA INFECCION
INTRAHOSPITALARIA
19
la tuberculosis. Cuando se confirma la tuberculosis y el paciente recibe
tratamiento antituberculoso eficaz, está mejorando a nivel clínico con una
reducción de la frecuencia de la tos y se dispone de tres extendidos consecutivos
de esputo obtenidos con al menos 8horas de separación en los que no se
detectan bacilos ácido-alcohol resistentes, se podrá levantar el aislamiento
Uso necesario de todos los equipos de protección.
DESINFECCION, ESTERILIZACION Y CONTROL DE LOS RESIDUOS
HOSPITALARIOS
Esterilización es la eliminación o destrucción completa de todas las formas de
vida microbiana y se consigue en los centros sanitarios con procesos químicos
o físicos.
La desinfección es un proceso que elimina muchos todos los microorganismos
patógenos presentes en los objetos inanimados, salvo las esporas de las
bacterias. La desinfección se suele realizar con una sustancia química líquida o
mediante pasteurización en ambiente húmedo en los centros sanitarios.
La limpieza es la eliminación de la suciedad visible (material orgánico e
inorgánico) de las superficies y objetos, y se obtiene por medios manuales o
mecánicos empleando agua con detergentes o productos enzimáticos.
CLASIFICACIÓN DE INSTRUMENTOS MÉDICOS PARA SU
PROCESAMIENTO Y USO CORRECTO EN LA ATENCIÓN DEL PACIENTE.
NEUMONIA NOSOCOMIAL
Se divide clásicamente en neumonía intrahospitalaria (NIH) y neumonía asociada al
respirador (NAR), pero recientemente también se ha aplicado a la neumonía asociada
a la asistencia sanitaria (NAAS).
20
MORBIMORTALIDAD: La NAR amplía la duración de la ventilación mecánica y los
cuidados intensivos en 4-6 días. Las tasas de mortalidad bruta para la NAR oscilan entre
el 16% y el 78%. Las tasas de mortalidad bruta para la neumonía nosocomial de
pacientes fuera de la UCI oscilan entre el 26-53%.
FACTORES DE RIESGO:
Factores mecánicos: Intubación, la posición en decúbito supino, SNG, relajantes
musculares.
Factores que alteran el estado mental, nivel de consciencia.
Factores que aumentan la carga biológica bacteriana.
Factores del paciente como edad, patología pulmonar previa.
DIAGNOSTICO:
Radiografía tórax
Cultivo de lavado broncoalveolar
TRATAMIENTO:
- Tratamiento empírico: debe constar
de cobertura antibiótica frente a
patógenos grampositivos y
gramnegativos. una pauta empírica
ideal debería constar de un fármaco
activo frente a SARM y dos
antibióticos antipseudomonas de
dos clases diferentes para intentar
incrementar la probabilidad de que al
menos un antibiótico sea activo si el
paciente posee un patógeno
resistente.
21
INFECCIONES URINARIAS NOSOCOMIALES
Las infecciones del tracto urinario (ITU)
nosocomiales son las ITU adquiridas en el
hospital, aunque el término se suele emplear
para aludir a una ITU adquirida en cualquier
institución asistencial. La inmensa mayoría de las
ITU nosocomiales afectan a pacientes sondados
o que lo han estado recientemente.
22
MANIFESTACIONES CLINICAS
TRATAMIENTO:
HEPATITIS NOSOCOMIAL
La hepatitis viral puede adquirirse de pacientes o de profesionales sanitarios durante el
proceso de prestación asistencial.
Antecedentes históricos: La posibilidad de transmisión por vía hematógena de la
hepatitis B fue descrita por vez primera en 1885 por Lurman, que observó ictericia
en los trabajadores de una fábrica que habían sido vacunados frente a la viruela
con un preparado de «linfa humana».
Situación actual: En los últimos años cada vez han sido menos los casos de
hepatitis nosocomial por pinchazos con agujas, y la mayoría de las transmisiones
se han debido a otras exposiciones asistenciales, como el uso incorrecto de equipos
y dispositivos médicos implicando a menudo la inyección a pacientes.
VÍAS DE TRANSMISIÓN:
a) TRANSMISIÓN FECAL ORAL
Hepatitis A: Los CDC no recomiendan la vacunación sistemática del PS para
proteger frente a la hepatitis A.
Sin embargo, aunque raros, se han descrito varios brotes nosocomiales en
unidades de cuidados intensivos (UCI) pediátricas o neonatales.
Además, en unos pocos estudios se ha demostrado transmisión a PS y a otros
pacientes a partir de adultos hospitalizados con diarrea o sin ella.
La interrupción de la transmisión mediante la administración de inmunoglobulina
intramuscular a las personas de contacto se lleva empleando con éxito desde hace
muchos años.
23
Hepatitis E: Se han producido brotes epidémicos de hepatitis E en países con
recursos limitados, pero no se ha descrito transmisión nosocomial en países
occidentales.
El aumento de informes de trasplantados hepáticos con hepatitis E crónica
sugieren que la infección no se transmite en el momento del trasplante, sino que
está latente en ciertos pacientes expuestos a cerdos o ganado porcino.
b) TRANSMISIÓN HEMATÓGENA
Hepatitis B: Fue la primera enfermedad transmitida por vía hematógena
reconocida como riesgo profesional.
Formas de transmisión: Transmisión de Trabajador a Paciente, transmisión de
paciente a trabajador, unidades de diálisis, otras transmisiones nosocomiales.
El tratamiento se debe administrar antes de 24 horas tras la exposición. La
inmunoglobulina para la hepatitis B (IGHB) intramuscular fue la primera
intervención para la profilaxis post exposición. Todavía se aplica, junto con una
serie de vacunas en PS no vacunados o personas que no responden a la vacuna.
Hepatitis C: Seroprevalencia, la mayoría de las series indican que los PS con
mayor riesgo de sufrir hepatitis B, no muestran un incremento en la
seroprevalencia de VHC.
Transmisiones declaradas: transmisión de Trabajador a Paciente, diálisis,
trasplante de órganos sólidos, otras transmisiones nosocomiales.
Se desconoce el tratamiento óptimo de las exposiciones por pinchazo, pero
cualquier exposición no debe tratarse, sino que los trabajadores expuestos deben
someterse a seguimiento y sólo el pequeño grupo que sufre seroconversión debe
recibir el tratamiento adecuado.
Hepatitis D: Una revisión identificó varios casos de transmisión de virus delta en
centros de diálisis, lo que llevó a recomendar la vacunación de los pacientes y el
personal frente al VHB y a separar a los enfermos dializados en función de su
estado de virus delta.
24
Virus de las hepatitis C
Herpesvirus
Patógenos Bacterianos de Transmisión Hematógena
Hematíes: Históricamente, las bacterias gramnegativas causaban la mayoría de
los casos de infecciones transmitidas por transfusiones de hematíes
contaminados.
Plaquetas: Las transfusiones de plaquetas se asocian a un espectro distinto de
bacterias. Los microorganismos encontrados con mayor frecuencia son
estafilococos y especies de estreptococos. Las bacterias gramnegativas,
incluyendo enterobacterias son menos frecuentes, pero pueden crecer con
rapidez, producir endotoxinas y causar la muerte.
25
Valoración del riesgo de transmisión desde un profesional sanitario a un paciente
En general se necesitan tres condiciones para que se produzca riesgo de
transmisión del VIH de un profesional sanitario a un paciente:
1. El profesional sanitario debe estar infectado por VIH y tener virus infeccioso
circulante en su torrente circulatorio.
2. El profesional debe estar lesionado o mostrar alguna enfermedad. (p. ej.,
dermatitis con exudación) que suponga una fuente de exposición directa para el
paciente a sangre infectada o a líquidos corporales sanguinolentos.
3. El mecanismo de la lesión o la enfermedad debe suponer un riesgo para que
la sangre o fluidos con sangre del profesional entren en contacto de forma directa
con una mucosa del enfermo o con una herida o un tejido traumatizado
(«recontacto»).
PREVENCIÓN PRIMARIA
Precauciones convencionales (universales)
las precauciones convencionales pretenden reducir el riesgo de transmisión
bidireccional de enfermedades infecciosas en el ámbito sanitario y se aplican a todos
los pacientes y obligan al uso de guantes, prendas protectoras y otros tipos de barreras,
según la necesidad, para tratar de evitar el contacto directo con todos los líquidos
corporales (excepto el sudor).
26
TRATAMIENTO DE LAS EXPOSICIONES PROFESIONALES AL VIH EN EL ÁMBITO
SANITARIO
Historia da la exposición
Cuando se notifica una exposición, la prioridad es valorar el riesgo de infección y la
necesidad de realizar un cuidado inmediato de la herida y aplicar mi tratamiento
profiláctico. Si la lesión fue con aguja, verificar el material, cuan profunda es la lesión,
etc. Si la lesión es en la mucosa, ver q tipo de líquido es, el volumen del material,
localización de la zona expuesta, etc. Si el contacto es cutáneo, evaluar otras puertas
de entrada.
¿Cuál es el régimen «de elección» que recomiendan los CDC para la profilaxis
postexposición?
la combinación de raltegravir, tenofovir y emtricitabina
27
La mayoría de casos de efectos adversos se ha reportado luego del uso de
zidovudina sola, en dosis de 1000 mg/día a 1200 mg/día.
Los análogos de los nucleósidos pueden producir supresión de la medula ósea,
náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, cefalea, neuropatías, mialgias,
disfunción hepática, etc.
El uso de inhibidores de la proteasa se asocia también a náuseas, vómitos,
diarrea, dolor abdominal, hiperglucemia, hipercolesterolemia, galactorrea,
hiperprolactinemia, parestesias, etc.
28
UNIVERSIDAD
NACIONAL
HERMILIO VALDIZAN
INFECTOLOGÍA
(SEMINARIO 7 ) TEMA:
NUEVAS BARTONELOSIS , LISTERIOSIS ,
INFECCIONES INTRACRANEALES, MEC.
INTEGRANTES:
SERÁFICO CONTRERAS, Ruth
SOTO CASTRO, Aldo
TUCTO HERNANDEZ, Jhony
TUCTO JUSTO, Juliana
TUCTO VARA, Lucero
VARELA VILLANUEVA, Elizabeth
VERDE ADAN, Sheyla
VILLANUEVA RIVERA, Anais
NUEVAS BARTONELLOSIS , LISTERIOSIS ,
INFECCIONES INTRACRANEALES, MEC.
1. NUEVAS BARTONELLAS
EPIDEMIOLOGIA:
El género Bartonella está compuesto por agentes que infectan sobre todo a animales,
pero no al ser humano, que es un huésped accidental en la mayoría de los casos (incluso
aunque los huéspedes animales de B. bacilliformis aún no se han identificado), y que se
trasmiten mediante la inoculación de heces de artrópodos infectados por Bartonella en
la piel, que debe presentar alguna herida. La excepción la constituye B. quintana, cuyo
reservorio mamífero definitivo se cree que es el humano. Presumiblemente debido a la
distribución limitada de los mosquitos vectores (género Lutzomyia [previamente
denominado Phlebotomus]), la transmisión natural de la infección por B. bacilliformis se
reduce principalmente a la cordillera de los Andes en Perú, Ecuador y Colombia, a
altitudes entre los 500 y los 3.200 m.
PATOGENIA:
Durante la invasión de las células endoteliales por B. bacilliformis, la bacteria induce una
reorganización del citoesqueleto del huésped. Se ha demostrado que B. quintana invade
las células endoteliales in vitro y se multiplica en su interior, formando ampollas durante
este proceso200. La entrada de B. henselae a las células endoteliales in vitro puede
producirse mediante dos vías mutuamente excluyentes.
BARTONELLA BACILLIFORMIS
BARTONELLA HENSELAE
Manifestaciones típicas
Enfermedad por arañazo de gato típica Los casos de «EAG típica» representan el 88-
89% del total. Se produce una pápula o pústula cutánea primaria unos 3-10 días
después del contacto con los animales (más a menudo con una cría de gato o un gato
salvaje) en el lugar de inoculación (generalmente por un arañazo o una mordedura), y
puede durar entre una y tres semanas. El hallazgo clínico más destacable y la
manifestación clínica más común (> 90% de los casos típicos) es una linfadenopatía
regional ipsilateral al lugar de inoculación (principalmente la cabeza, el cuello o la
extremidad superior) que aparece entre 1 y 7 semanas después y suele precipitar la
evaluación médica. Incluso en el momento de tal presentación, el lugar de inoculación
(arañazo, mordedura, pápula o pústula primaria) puede detectarse en más de dos
tercios de los pacientes cuando se busca activamente. Entre un tercio y un 60% de los
pacientes tiene febrícula durante varios días. Un 25% de los pacientes refiere malestar
general o astenia, y alrededor del 10% refiere cefalea u odinofagia. En un 5% de los
casos aparece un exantema transitorio. Se ha descrito la presencia de leucocitosis leve
transitoria, con incremento de la cifra de neutrófilos y, a veces, de eosinófilos, así como
un aumento de la velocidad de sedimentación.
Manifestaciones musculoesqueléticas
Manifestaciones atípicas
Hasta la mitad del porcentaje global del 11-12% de casos de EAG atípicos presentan mi
síndrome oculoglandular de Parinaud, que consiste en mía conjuntivitis granulomatosa
y autolimitada con linfadenitis ipsilateral, generalmente preauricular. Otras
manifestaciones «atípicas» son hepatitis/esplenitis granulomatosa autolimitada
neumonitis atípica, osteítis y diversos síndromes neurológicos (principalmente
encefalopatía y neurorretinitis). Se ha descrito también un cuadro prolongado de FOD
en niños. Debido a la naturaleza insidiosa e inespecífica de la fiebre y el dolor abdominal
en los cuadros de hepatitis/esplenitis de la EAG, el diagnóstico puede retrasarse hasta
que los antecedentes de exposición a gatos hacen solicitar pruebas serológicas, una
ecografía o una tomografía computarizada abdominal, que suele mostrar múltiples
lesiones hipodensas.
Manifestaciones oculares
DIAGNÓSTICO
Examen directo
Cultivo
Por último, las bacterias del género Bartonella pueden ser cultivadas mediante siembra
en agar o mediante cultivos celulares. El cultivo en placas convencionales no es fácil, y
requiere de incubaciones prolongadas (hasta 6 semanas de incubación). El cultivo
requiere de condiciones especiales como el empleo de un medio enriquecido en sangre
(de conejo o de caballo), una atmósfera húmeda y enriquecida con CO2 y una
temperatura de 37 °C. El crecimiento de los subcultivos en placas de agar sangre es
más rápido (3-5 días). La rentabilidad diagnóstica mejora si previamente al cultivo se
someten los tubos de sangre a congelación (24 h a 85 °C) y posterior descongelación a
temperatura ambiente con el fin de destruir los hematíes y facilitar la salida de las
bartonellas al exterior. A diferencia de los métodos de cultivo convencional, los medios
de cultivo que emplean líneas celulares (células endoteliales L929, HeLa) son más
sensibles y en ellos el crecimiento es más rápido30. Las muestras empleadas para el
cultivo pueden ser sangre o tejidos (válvulas cardíacas).
TRATAMIENTO
El tratamiento en los pacientes infectados por Bartonella spp. no es fácil ya que se debe
adaptar a cada especie de Bartonella y a cada situación clínica. En muchos casos (p.
ej., enfermedad por arañazo de gato) el cuadro clínico se puede resolver sin problemas,
mientras que en otros casos (endocarditis, peliosis hepática), la ausencia de un
tratamiento acaba con la vida del paciente. Además, la concentración mínima inhibitoria
de los fármacos se correlaciona mal con su eficacia in vivo. En las infecciones
por Bartonella spp. la mayoría de los antibióticos tiene un efecto bacteriostático, con
excepción de los aminoglucósidos. No obstante, debido a la escasa penetración de los
aminoglucósidos en los hematíes las bartonellas se encuentran protegidas en el interior
de los mismos.
En los enfermos con enfermedad por arañazo de gato, dado que en la mayor parte de
los casos se resuelve de modo espontáneo, no suele ser preciso el empleo de
antimicrobianos, a no ser que surjan complicaciones. En estos pacientes, hasta la fecha,
sólo se ha realizado un estudio prospectivo (placebo frente a azitromicina)35. En este
estudio no se demostró ningún beneficio en el empleo de antibiótico, salvo la mayor
rapidez con la que disminuía el tamaño de la adenopatía en aquellos pacientes tratados
con azitromicina. Por este motivo los pacientes inmunocompetentes no precisan recibir
tratamiento de modo sistemático, a no ser que aparezcan complicaciones que hagan
preciso su uso. En este caso será precisa la asociación de doxiciclina y rifampicina
durante un período mínimo de 4 semanas
2. LISTERIA MONOCYTOGENES
MICROBIOLOGÍA
EPIDEMIOLOGIA
L. monocytogenes constituye una importante causa de zoonosis, en especial en
rebaños. Esta extendido en la naturaleza y se localiza habitualmente en el suelo, la
vegetación en putrefacción, el agua y como parte de la flora fecal de muchos
mamiferos6. Se ha aislado en las heces de aproximadamente el 5% de los adultos
sanos, y se han comunicado altas tasas de aislamiento en contactos domésticos de
enfermos con infección clinica12. Las tasas de infección más elevadas se observan en
lactantes de menos de 1 mes y en mayores de 60 años.
Las mujeres gestantes suponen el 30% del total y hasta el 60% de los casos en el grupo
de 10-40 años. Casi el 70% de las infecciones no perinatales afectan a enfermos con
neoplasias malignas o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), receptores de
trasplante de órganos o personas sometidas a corticoterapia; pero, aparentemente, las
personas sanas también pueden desarrollar enfermedad invasiva, especialmente las
mayores de 60 años.
La listeriosis no perinatal es casi siempre consecuencia de una infección de origen
alimentario. Se trata de una enfermedad alimentaria relativamente infrecuente (=1% de
las registradas en EE.UU.).
Aunque la mayoría de las listeriosis humanas son alimentarias, otras vías de contagio
son la transmisión de madre a hijo transplacentaria o a través del canal del parto y las
infecciones cruzadas en unidades de neonatología.
PATOGENIA
SINDROMES CLINICOS
Infección en el embarazo
Durante la gestación, se produce un leve deterioro de la inmunidad celular, de modo
que las mujeres gestantes son proclives a desarrollar bacteriemia por listerias con un
riesgo de 17 a 100 veces mayor. Listeria puede proliferar en la placenta en áreas que
parecen inalcanzables para los mecanismos de defensa habituales y su diseminación
intercelular puede facilitar la transmisión maternofetal84. La enfermedad suele aparecer
en el tercer trimestre, probablemente en relación con el importante descenso de la
inmunidad celular que se observa a las 26-30 semanas de gestación.
No existen pruebas convincentes de que la listeriosis sea causa habitual de aborto en
el ser humano.
Infección neonatal
Bacteriemia
MENINGITIS
ABSCESO CEREBRAL
Endocarditis
La endocarditis por listerias representa el 7,5% de las listeriosis en adultos, afecta a la
misma población con riesgo de sufrir una endocarditis por estreptococos viridans,
produce enfermedad tanto de válvulas nativas como protésicas y posee una alta tasa
de complicaciones sépticas y la mortalidad de casi el 50%102. La endocarditis por
listerias, que no la bacteriemia perse, puede ser un indicador de anomalía subyacente
del tubo digestivo, incluyendo un cancer1. Los casos pediátricos son infrecuentes.
Infección localizada
Los casos de infecciones locales en las que se ha aislado L. monocytogenes son raros
e incluyen la inoculación directa como causa de conjuntivitis, infecciones cutáneas y
linfadenitis. La bacteriemia puede conducir a hepatitis y absceso hepático, colecistitis,
peritonitis, absceso esplénico, infección pleuropulmonar, infección articular,
osteomielitis, fascitis necrosante, pericarditis, miocarditis, arteritis y endoftalmitis. No
hay ningún signo clínico característico en estas infecciones localizadas.
Muchas, aunque no todas, han afectado a personas con riesgo de listeriosis. La
infección articular suele afectar a articulaciones protésicas en pacientes con deterioro
articular y su curación requiere la retirada de la prótesis.
Gastroenteritis febril
Muchos pacientes con bacteriemia o infección del SNC por listerias refieren
antecedentes de síntomas gastrointestinales, como diarrea, náuseas y vómitos,
acompañados a menudo de fiebre. Los inóculos grandes de L. monocytogenes
administrados por vía oral producen diarrea en primates.
La investigación de la epidemia de listeriosis alimentaria a partir de una fuente puntual,
Una prueba convincente de que L. monocytogenes produce enfermedad no invasiva en
personas sanas ha sido el informe acerca de un brote de diarrea y fiebre en asistentes
a la exhibición de vacas de raza Holstein en Illinois, en la que la fuente de la infección
de leche con cacao contaminada.
DIAGNOSTICO
El diagnostico requiere el aislamiento de L. monocytogenes en muestras
Clínicas normalmente estériles (LCR, sangre, liquido articular, etc.) y su identificación a
través de técnicas microbiológicas estándar. Los anticuerpos antilisteriolisina O no han
probado su utilidad en el diagnóstico de la enfermedad invasiva durante el periodo
agudo.
TRATAMIENTO
MENINGITIS
Los pacientes con meningitis aguda suelen presentar fiebre, cefalea, meningismo y
alteración del nivel de consciencia. El paciente adulto típico con meningitis bacteriana
aguda suele solicitar asistencia médica al cabo de unas horas o varios días después de
que aparezca la enfermedad. La presentación puede variar en función de la edad del
paciente y la existencia de varias enfermedades subyacentes (p. ej., traumatismos
craneoencefálicos, neurocirugía reciente, presencia de una derivación del líquido
cefalorraquídeo [LCR] y un estado de inmunodepresión). La presentación también
puede variar en función del microorganismo causante de la meningitis. Los agentes
etiológicos habituales de una meningitis aguda son virus (sobre todo enterovirus, pero
también el virus de la inmunodeficiencia humana [VIH], el virus de la parotiditis y el virus
del herpes simple) y bacterias (p. ej., Streptococcus pneumoniae, Neisseria meningitidis
y Listeria monocytogenes). Con menos frecuencia, algunos parásitos (p. ej., Naegleria
fowleri y Angiostrongylus cantonensis) causan meningitis aguda.
Por otro lado, los pacientes con una meningitis subaguda o crónica consultan al cabo
de semanas o meses e incluso años. Estos pacientes también pueden tener fiebre,
cefalea, meningismo y alteración del nivel de consciencia (como en los pacientes con
meningitis aguda), pero la aparición es más gradual, la fiebre es más baja y puede
asociarse a letargo y discapacidad. Estos síndromes pueden estar causados por
micobacterias (especialmente Mycobacterium tuberculosis), espiroquetas (p. ej.,
Treponema pallidum y Borrelia burgdorferi) y hongos (p. ej., Cryptococcus neoformans,
Candida spp. y Coccidioides spp.)
MENINGITIS BACTERIANA
Las meningitis bacterianas por otro lado implican una mayor morbi-mortalidad y
requieren un rápido diagnóstico y tratamiento para evitar una evolución fatal o secuelas
irreversibles, por lo tanto, es una emergencia neurológica. La tasa general de mortalidad
es de 25% y de morbilidad hasta 60%.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Los síntomas clásicos de presentación incluyen cefalea, fiebre, escalofríos, alteración
de la esfera mental y la presencia de meningismo. Estos síntomas pueden variar en los
neonatos y en los ancianos. En los neonatos predominan los síntomas inespecíficos
como irritabilidad, vómito, letargia, dificultad respiratoria y síntomas gastrointestinales,
siendo el meningismo poco frecuente. Los ancianos presentan con mayor frecuencia
alteración en el estado mental asociado a fiebre; la presencia de cefalea y meningismo
resulta exótica. La meningitis por meningococo tiene frecuentemente una presentación
dramática y puede progresar como una enfermedad fulminante muriendo el paciente en
pocas horas. Muchas veces los pacientes tienen un rash cutáneo petequial en el tronco
y las extremidades inferiores. Este puede, por contigüidad de las lesiones, formar áreas
extensas de equimosis. La púrpura fulminante es una forma grave de manifestación de
la sepsis por meningococo; es causada por coagulación extravascular diseminada y en
muchas ocasiones causa necrosis distal en las extremidades. Los marcadores de riesgo
incrementado de muerte en los pacientes con meningitis por meningococo son: la
presencia de diátesis hemorrágica, signos neurológicos focales y personas mayores de
60 años. En general muchos síndromes neurológicos diferentes al meningismo pueden
ser la forma de presentación de las meningitis bacterianas. La presencia de signos
neurológicos focales por compromiso cerebrovascular, hipertensión endocraneana,
alteración en pares craneales, crisis convulsivas y estado confusional son algunos de
ellos.
EPIDEMIOLOGÍA
Con el advenimiento de las vacunas específicas para el Haemophylus influenzae desde
1986 la epidemiología de las meningitis bacterianas ha cambiado en forma significativa.
Antes del uso de estas vacunas el H. influenzae era responsable de 44% de los casos
de meningitis bacteriana en los Estados Unidos, seguidas por el neumococo en 18%, la
Neisseria meningitidis en 14%, estreptococo del grupo B 6% y la Listeria monocytogenes
3%. En los niños menores de cinco años 70% de los casos de meningitis eran
producidos por H. influenzae. Cinco años después del uso de la vacuna los estudios de
población de meningitis bacteriana muestran un predominio del neumococo como
principal germen causal seguido por la Neisseria meningitidis y el estreptococo del grupo
B . Schuchat y col. estiman que estos patógenos fueron responsables de 5755 casos de
meningitis bacteriana en Estados Unidos durante el año 1995 comparados con los
12920 casos causados por los mismos patógenos en 1986. Se ha disminuido en 94%
los casos de meningitis bacteriana causada por H. influenzae. Con respecto a la edad
de aparición también ha habido cambios importantes: mientras en 1995 la edad
promedio de aparición de los casos era 25 años, en 1986 el promedio de edad era de
15 meses.
TRATAMIENTO
El tiempo del inicio del tratamiento de las meningitis bacterianas influye
significativamente en el pronóstico. El LCR es el principal soporte diagnóstico en la
escogencia de la terapia adecuada, pero en muchas ocasiones la punción lumbar debe
diferirse en aquellos casos de pacientes en estupor o coma, con signos neurológicos
focales y ante la presencia de crisis convulsivas. En estos casos las neuroimágenes
están indicadas inicialmente para descartar complicaciones asociadas con la meningitis
o hacer un diagnóstico diferencial. Una escenografía de cráneo (por lo general simple)
normal permite una mayor seguridad en la realización de la punción lumbar en estos
casos y evitar así complicaciones. Cabe anotar que ante la sospecha diagnóstica debe
iniciarse una terapia empírica mientras se realiza la punción lumbar. La terapia
antibiótica no variará significativamente el LCR en las primeras 48 horas. La terapia
empírica se escogerá de acuerdo con los grupos de edad, la sensibilidad antibiótica de
los gérmenes involucrados, su sensibilidad antibiótica y el estado inmune de los
pacientes. El Gram puede ser una guía inicial de utilidad pero no es tan eficaz en todos
los casos; las pruebas inmunológicas son de gran ayuda para un diagnóstico específico
y rápido del germen. Se sugiere la terapia empírica más conveniente para iniciar el
tratamiento. Luego, al obtener los resultados del cultivo con las pruebas de sensibilidad
antibiótica se decidirá el tratamiento definitivo
MENINGITIS VIRAL
CLINICA Y DIAGNOSTICO
• Casi siempre hay pleocitosis en el LCR en los pacientes con meningitis por
enterovirus.
• Generalmente el recuento de células es de 100-1.000/mm3
• Al principio de la infección los neutrófilos pueden predominar en el LCR, esta
situación cambia rápidamente a un predominio de los linfocitos entre las primeras
6 a 48 horas.
MENINGITIS CRÓNICA
MENINGITIS TUBERCULOSA
Es la manifestación más frecuente de la tuberculosis en el sistema nervioso. Puede
presentarse en muchos casos en forma aislada sin compromiso extrameníngeo. Las
manifestaciones clínicas son diferentes en niños, adultos y en los infectados por VIH.
Su epidemiología ha cambiado significativamente aun en países en donde la incidencia
había disminuido de manera importante. Este hecho se explica por la epidemia reciente
de infección por VIH y por la resistencia que ha desarrollado el bacilo a las terapias
convencionales.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Con fines pronósticos se reconocen tres estadios de la enfermedad. a) Estadio 1: el
paciente está consciente y no presenta signos neurológicos focales. b) El estadio dos:
el paciente está confuso pero no está en coma, y tiene signos neurológicos focales como
hemiparesia o parálisis de pares craneales. c) Estadio tres: el paciente se encuentra en
coma o en estupor; tiene compromiso múltiple de pares craneales, hemiplejía o
paraplejía.
En los niños es más frecuente identificar la fase inicial de infección a nivel respiratorio,
mientras que en el adulto en muchos casos no se puede identificar y puede pasar mucho
tiempo desde la infección inicial y la aparición del compromiso del sistema nervioso. Es
frecuente la presencia de hiponatremia en adultos encontrándose en 45% de los casos
y se debe a una secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIDHA). En los niños
aunque pueden manifestarse también la cefalea, fiebre y meningismo, es común la
presencia de hidrocefalia como primera manifestación de la infección por TBC.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico recae principalmente en el LCR. La pleocitosis a expensas de linfocitos,
las proteínas altas y la glucorraquia significativamente baja son los hallazgos más
frecuentemente encontrados. En algunos casos hay un predominio polimorfonuclear en
las fases iniciales de la infección, que también suele observarse cuando se inicia el
tratamiento. Este último coincide con el empeoramiento clínico que se observa en
algunos pacientes cuando se inicia la terapia y es muy característico de la meningitis
TBC. Por lo general hay un viraje posterior al predominio de linfocitos pero en algunas
ocasiones puede persistir el predominio de polimorfonucleares denominándose
meningitis neutrofílica persistente. Se ha encontrado un mayor contenido de proteínas
en el estadio tres de la enfermedad. Como ya se comentó anteriormente el cultivo y los
extendidos para BK tienen una mayor probabilidad de positividad cuando se estudian
muestras repetidas en altos volúmenes. La ADA y la PCR recientemente han sido de
gran ayuda para un diagnóstico más rápido y en los casos de cultivos negativos. Las
neuroimágenes brindan apoyo en el diagnóstico. En la RMC se puede observar el
compromiso de las meninges basales que realzan al inyectar el gadolinio; los sitios más
comprometidos son la fosa interpeduncular, la cisterna ambiens y la región quiasmática.
Este realce es más frecuentemente observado en los pacientes VIH positivos. Las
neuroimágenes también son de ayuda para el diagnóstico de hidrocefalia, la presencia
de vasculitis por la infección y para caracterizar los granulomas.
TRATAMIENTO
La estreptomicina cambió significativamente el pronóstico de la TBC. El tratamiento va
orientado a eliminar las formas intra y extracelulares del bacilo. Resultan importantes
dos factores para evitar la resistencia: el primero, utilizar múltiples fármacos y el
segundo la adherencia al tratamiento. Por lo general el inicio del tratamiento es empírico,
sin obtener una confirmación por cultivo que puede tardar varias semanas. Lo anterior
repercute significativamente en el pronóstico. Se sabe bien que el número de
organismos presentes en los casos de meningitis TBC es inferior al de las otras formas
de la infección; esta ventaja potencial se ve disminuida por el hecho de la penetración
de los fármacos anti-TBC en el SNC.
La isoniacida y la pirazinamida son bactericidas y penetran las meninges inflamadas o
no inflamadas alcanzando buenas concentraciones bactericidas. Las concentraciones
que alcanzan en el LCR la estreptomicina intramuscular, la rifampicina y el etambutol
apenas sobrepasan las concentraciones inhibitorias mínimas para la micobacteria;
además no penetran las meninges no inflamadas. Mientras que la rifampicina es
bactericida, el etambutol y la estreptomicina son tuberculostáticos. Se aceptan dos tipos
de régimen: uno corto de seis meses, con cuatro fármacos. En los primeros dos meses:
isoniacida 300 mg, rifampicina 600 mg, pirazinamida 1,5 gr al día y estreptomicina 1g
IM (500 mg en ancianos o con peso menor de 50 kg). Luego un periodo de cuatro meses
con isoniacida y rifampicina dos veces por semana o diario. En los niños este segundo
período debe ser de 10 meses. En los casos de resistencia se debe incluir otro
medicamento como etambutol en vez de estreptomicina y seguir luego con dos drogas
(isoniacida y rifampicina) por 9 a 18 meses. La respuesta a la terapia debe evaluarse
por cultivos y por la evolución clínica de los síntomas. La toxicidad de las medicaciones
es un punto a considerar en el seguimiento. La presencia de ototoxicidad o
nefrotoxicidad obligan en muchos casos a la suspensión de la estreptomicina. La
hepatotoxicidad es la más importante con el uso de isoniacida y rifampicina y obliga en
algunas ocasiones a suspender las medicaciones mientras se normalizan las pruebas
hepáticas. En términos generales solo unos pocos casos de meningitis TBC resistentes
han sido informados. El uso de glucocorticoides es discutido por algunos que consideran
que puede alterar la interpretación del LCR y disminuir la penetración de los
medicamentos en el espacio subaracnoideo. Sin embargo, esto no se halla
completamente demostrado. Se ha observado en estudios de seguimiento que tiene una
influencia benéfica sobre el pronóstico neurológico y disminuye la mortalidad, así como
un mejor procedimiento intelectual en los niños. Sin embargo, los glucocorticoides no
tienen influencia sobre la presión intracraneana o la incidencia de infarto en los ganglios
basales. Son de gran ayuda cuando se presenta el empeoramiento del paciente en el
inicio del tratamiento. En general son mayores los beneficios observados con el uso de
glucocorticoides que sus riesgos.
ENCEFALITIS
EPIDEMIOLOGÍA:
CATEGORÍAS PRINCIPALES
CAUSAS
La presencia de fiebre, crisis convulsivas, alteraciones del comportamiento y del estado
de consciencia sugieren la presencia de encefalitis infecciosa. Las formas no infecciosas
de encefalitis pueden deberse a procesos inflamatorios asociados a enfermedades
autoinmunitarias, paraneoplásicas o colagenosis vasculares, y sólo se discuten en
relación al diagnóstico diferencial.
Los patógenos identificados con más frecuencia en los pacientes VIH-negativos fueron
virus (38%), bacterias (33%), enfermedad de Lyme (7%), hongos (7%), sífilis (5%),
micobacte- rias (5%),priones (3%) y Pneumocystis jirovecii (2%). Entre los pacientes
VIH-positivos los patógenos comunes fueron virus (46%), hongos (32%) y
toxoplasmosis (11%), siendo las bacterias, tuberculosis y sífilis el resto (11 %)2. Entre
los 22 casos de encefalitis viral los virus identificados con más frecuencia en los
pacientes VIH-negativos fueron VVZ (36%), VHS (32%), citomegalovirus (CMV) (9%),
virus del Nilo Occidental (VNO) (9%), enterovirus (9%) y virus de la hepatitis C (5%)2.
En los pacientes VIH-positivos las etiologías virales fueron encefalopatía por VIH (54%),
leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) inducida por virus JC (31%), VVZ (7,5%)
y CMV (7,5%).
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La presentación clínica de los pacientes con una encefalitis viral puede ser heterogénea
y es preciso mi alto índice de sospecha en cualquier paciente que presente signos de
infección y de disfunción del SNC. El síndrome de encefalitis viral aguda se caracteriza
por fiebre, cefalea y alteración del nivel de consciencia. Estos síntomas se pueden
combinar con los déficits neurológicos focales correspondientes a las áreas del SNC
infectadas y lesionadas, las cuales varían con los patógenos específicos. Esta serie de
signos y síntomas no es exclusiva de la encefalitis y puede aparecer en otras
enfermedades, como las meningitis viral y bacteriana, el absceso cerebral, la cerebritis,
los empiemas subdural y epidural y la trombosis séptica de venas o senos venosos
cerebrales. La frecuencia de los signos y síntomas concretos varía entre los diferentes
tipos de encefalitis y se expone con más detalle en las secciones sobre patógenos
virales individuales.
La presencia de asociaciones específicas de signos y síntomas neurológicos por sí
mismas no permite el diagnóstico inequívoco de una causa concreta de encefalitis. Sin
embargo, los hallazgos en la exploración neurològica pueden aumentar la probabilidad
de algunos agentes etiológicos y reducir la probabilidad de otros patógenos, lo que
facilita y orienta las pruebas diagnósticas confirmatorias. Los signos neurológicos
focales más frecuentes asociados a una encefalitis consisten en hemiparesia, afasia,
ataxia, parálisis de nervios craneales, mioclonías y crisis comiciales. Otros hallazgos
neurológicos destacados son la pérdida del control de la temperatura y vasomotor por
disfunción del sistema nervioso autónomo y o bien diabetes insípida o síndrome de
secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) debido a disfundón
hipotalámica. Los signos de parkinsonismo (bradicinesia, rigidez, temblor de reposo)
pueden sugerir una infección por flavivirus (p. ej., VNO, virus de la encefalitis de San
Luis, virus de la encefalitis japonesa) y los signos frontotemporales, tales como afasia,
alteración de la memoria y cambios de personalidad, pueden ser sugerentes de una
encefalitis límbica debida a infección por VHS, VHH-6, una etiología neoplásica o una
encefalitis autoinmunitaria no neoplásica. Las crisis comiciales aparecen en las
encefalitis que afectan a la corteza (p. ej., las encefalitis por VHS) y con menos
frecuencia en las infecciones por flavivirus (p. ej., VNO, virus de la encefalitis de San
Luis y virus déla encefalitis japonesa) que afectan sobre todo a las estructuras de la
sustancia gris profunda como los ganglios básales y el tálamo. La afectación del tronco
del encéfalo puede aparecer en las infecciones por VHS, enterovirus 71 y flavivirus (p.
ej., VNO), mientras que la cerebelitis se asocia a infecciones por VEB, W Z , parotiditis
y flavivirus (p. ej., VNO, virus de la encefalitis de San Luis). Las infecciones por flavivirus
(p. ej., VNO, virus de la encefalitis japonesa), enterovirus 71 y poliovirus (poliomielitis)
pueden producir una afectación del asta anterior de la médula espinal y dar lugar a mía
parálisis aguda flácida.
DIAGNÓSTICO:
Un síndrome febril compatible con evidencia existente de alteración del sistema
nervioso central.
Son preferibles los análisis estándar del líquido cefalorraquídeo (LCR) y la
neuroimagen mediante resonancia magnética.
Están justificados estudios específicos en el suero o en el LCR, o en ambos,
para etiologías definidas de encefalitis
Pruebas diagnósticas:
Los estudios diagnósticos suelen incluir una CT o MRI con contraste. La MRI es más
sensible, ya que detecta lesiones más pequeñas y áreas tempranas de corteza cerebral
edematosa. En la encefalitis por herpes simple, la afectación de los lóbulos temporales
es la regla. En otras formas de encefalitis, se puede encontrar edema cerebral difuso en
los casos graves, estos estudios de imagen suelen ser normales. El
electroencefalograma es muy útil para la encefalitis por herpes simple, ya que con
frecuencia muestra picos eléctricos en la región del lóbulo temporal afectado. La punción
lumbar suele revelar un conteo de WBC en CSF por debajo de 500/mm3, con
predominio de células mononucleares. Sin embargo, en la infección temprana, se
pueden observar PMN, y este hallazgo garantiza que la punción lumbar de seguimiento
documente un cambio a linfocitos. Las proteínas en el CSF suelen ser normales o estar
un poco elevadas, y la glucosa en CSF suele ser normal, aunque también se puede
observar glucosa baja en el herpes. En la encefalitis por HSV-1 se puede hallar un
número mayor de glóbulos rojos en el CSF. Con excepción de la rabia, suele ser difícil
llegar a un diagnóstico específi co. Se debe enviar suero de las etapas aguda y
convaleciente para encontrar títulos de IgM e IgG para determinar las causas virales de
la encefalitis. Se deben hacer cultivos de las muestras de CSF para virus además de
para bacterias y hongos. También se recomiendan frotis de garganta para cultivo viral.
El alcance de los cultivos virales es mayor a principios de la enfermedad. Una PCR de
CSF para HSV es sensible y específi ca; en los lugares donde está disponible, es la
prueba diagnóstica a elegir. En ausencia de esta prueba, la biopsia de cerebro del lóbulo
temporal afectado sigue siendo el procedimiento diagnóstico a elegir. La tinción con
inmunofl uorescencia para herpes del tejido cortical tiene un alcance de 80%. También
se debe obtener un cultivo viral del cerebro (toma 1 a 5 días en crecer). En la encefalitis
por herpes, la histopatología por lo general revela inclusiones intranucleares tipo A de
Cowdry. También se deben llevar a cabo otras tinciones incluida la específi ca para
bacilos ácido-alcohol resistentes y las tinciones para hongos.
TRATAMIENTO:
Con excepción del HSV-1, las causas más comunes de encefalitis viral no tienen un
tratamiento específi co relacionado. Una posible aproximación es iniciar con la terapia
con aciclovir (10 mg/kg intravenosos cada 8 horas) mientras se esperan las pruebas
diagnósticas, teniendo en cuenta que el retraso en la terapia de la encefalitis por herpes
empeora el pronóstico Si se encuentran anormalidades en el lóbulo temporal y el
paciente no mejora bajo aciclovir, se debe considerar una biopsia cerebral. En otras
formas de encefalitis en las que no se observan anormalidades corticales, aún no se
determina la utilidad de la biopsia cerebral. Si se confi rma el HSV por medio de la PCR,
el cultivo o la biopsia, se debe continuar con el aciclovir intravenoso por 14 a 21 días.
ABCESO CEREBRAL
El absceso cerebral es una enfermedad poco común, que se encuentra en casi una de
cada 10 000 admisiones en hospitales generales. La infección de la corteza cerebral
puede ser el resultado de una propagación directa de bacterias de otros focos de
infección (responsable de 20 a 60% de los casos) o a partir de una dispersión
hematógena.
Etiología
PROPAGACIÓN DIRECTA
PROPAGACIÓN HEMATÓGENA
TRATAMIENTO